Forma un recinto fortificado de algo más de una hectárea sobre el barranco del Alamín y junto a la antigua carretera de Madrid. Desde su origen ocupa un espacio en la entrada oeste de Guadalajara junto a la puerta de Bradamarte y separa el barrio artesano de la Alcallería o de Cacharrerías del resto de la ciudad. Su principal función como fortificación andalusí es la de proteger la entrada a la ciudad y vigilar el paso por el valle del río Henares y la Campiña. Durante la época cristiana cumple las funciones de palacio real a imagen de los Reales Alcázares de Sevilla y del Alcázar de Córdoba, que datan de la misma época, hasta su abandono y conversión, primero, en fábrica de sarguetas y, después, en cuartel militar, última utilidad que tiene hasta quedar destruido definitivamente en 1936. Desde 1998 se están llevando a cabo una serie de excavaciones y estudios arqueológicos que han ido dejando al descubierto las distintas capas y estancias correspondientes a cada época.