Juan Domingo Perón
Juan Domingo Perón | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
8 de octubre de 1895 Lobos (Argentina) | |
Fallecimiento |
1 de julio de 1974 Quinta presidencial de Olivos (Argentina) | (78 años)|
Causa de muerte | Fibrilación ventricular | |
Sepultura | Quinta de San Vicente y Partido de San Vicente | |
Nacionalidad | Argentina | |
Religión | Iglesia católica | |
Familia | ||
Padres |
Mario Tomás Perón Juana Sosa Toledo | |
Cónyuge |
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Educación | ||
Educado en | Colegio Militar de la Nación | |
Información profesional | ||
Ocupación | Oficial militar y político | |
Años activo | 1910-1945 | |
Cargos ocupados |
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Lealtad | Argentina | |
Rama militar | Ejército Argentino | |
Unidad militar | Infantería | |
Rango militar | Teniente General[1][2][3][4] | |
Conflictos | Golpe de Estado en Argentina de 1930, Revolución del 43 y Bombardeo de la Plaza de Mayo | |
Partido político | Partido Justicialista | |
Firma | ||
Juan Domingo Perón (Lobos, provincia de Buenos Aires, Argentina, 8 de octubre de 1895 – Olivos, Argentina, 1 de julio de 1974) fue un político, militar y presidente argentino.
Presidente de la Nación Argentina en tres ocasiones;[5] la primera, en las elecciones del 24 de febrero de 1946, para el periodo 1946–1952; la segunda, en las del 11 de noviembre de 1951 para el período 1952–1958, que no alcanzó a completar debido al golpe militar que lo derrocó el 16 de septiembre de 1955 y la tercera el 23 de septiembre de 1973, tras 18 años de exilio para el periodo 1973-1977, que no pudo completar a causa de su fallecimiento.
Se destacó por su labor en el Departamento Nacional de Trabajo (luego elevado a la categoría de secretaría de rango ministerial), al que accedió durante la presidencia de facto del general Pedro Pablo Ramírez, y en el cual tomó numerosas medidas que favorecieron a los sectores obreros. Aunque dichas medidas lo hicieron popular entre la clase trabajadora, le granjearon la oposición de numerosos sectores que, dirigidos por el embajador estadounidense Spruille Braden, se nuclearon en un frente antiperonista. En ese período fue designado también Vicepresidente de la Nación y Ministro de Guerra. Perón debió renunciar a sus cargos el 9 de octubre de 1945 cuando lo exigió un grupo de militares encabezado por el general Eduardo Ávalos y permaneció detenido, primero en la isla Martín García y luego en el Hospital Militar Central Cirujano Mayor Dr. Cosme Argerich, pero fue liberado luego de una gran movilización obrera a la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945.
Cuando falleció el 1 de julio de 1974 lo sucedió en la presidencia su viuda y vicepresidente, María Estela Martínez de Perón.
Orígenes familiares
Su bisabuelo Tomás Mario Perón (Génova del Reino de Cerdeña, 1803 - Buenos Aires del Estado homónimo, 21 de agosto de 1856) llegó a las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1831, proveniente de la isla de Cerdeña. Se casó con la inglesa Ana Hughes McKenzie (n. Londres, 1815 - m. Buenos Aires, 12 de mayo de 1877).
El primogénito de la pareja fue Tomás Liberato Perón (Buenos Aires, 17 de agosto de 1839 - Ramos Mejía, 1 de febrero de 1889), quien ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1861, junto a su inseparable amigo Antonio Manuel Silva Campero. Llegó a ser un reconocido médico —el doctor Silva Campero lo asistió en la enfermedad hasta su fallecimiento y consiguió una beca del Colegio Militar para su nieto Juan Domingo Perón— además de diputado provincial (1868-1870), catedrático de Química y de Medicina Legal (1870-1885), vocal del Consejo de Higiene Pública (1873-1885) y consejero de la Facultad de Ciencias Físico-Naturales (1874-1885).[6][7] Se casó en San Justo el 23 de octubre de 1881 con una viuda franco-uruguaya llamada Dominga Dutey Bergouignan (Paysandú, 8 de febrero de 1844 - Buenos Aires, 9 de diciembre de 1930) —hija de Jean Dutey y de Vicenta Bergouignan, ambos vascos, oriundos de Baigorry— con quien tuvo tres hijos: Mario Tomás Perón (Buenos Aires, 27 de noviembre de 1867 - ib. 10 de noviembre de 1928), Tomás Hilario Perón (Buenos Aires, 14 de enero de 1871 - Buenos Aires, 8 de junio de 1900), farmacéutico y boticario, y Alberto Carlos Perón (Buenos Aires, 15 de julio de 1872 - ib. 18 de enero de 1896), militar. Además, Dominga Dutey había tenido cuatro hijos de su primer matrimonio.[8]
Mario Tomás Perón abandonó la carrera de medicina en 1890 para trasladarse a Lobos, donde fue Juez de Paz, se dedicó a la explotación agropecuaria y conoció a Juana Salvadora Sosa[9](Lobos, 9 de noviembre de 1874 - Comodoro Rivadavia, 30 de mayo de 1953), hija de Juan Irineo Sosa Martínez, un albañil descendiente de españoles, y de Mercedes Toledo Gaona, descendiente de españoles mestizos con tehuelches.[cita requerida] Se casaron en Buenos Aires, el 25 de septiembre de 1901, cuando ya habían nacido sus tres hijos:
- Avelino Mario Perón Sosa (Lobos, 30 de noviembre de 1891 - Sarandí, 13 de enero de 1955).
- Juan Domingo Perón Sosa, aquí tratado.
- Alberto Perón Sosa (n. 1899).
Nacimiento, infancia y juventud
Juan Domingo Perón nació el 8 de octubre de 1895 en Lobos, en el centro-norte de la provincia de Buenos Aires, en el centro-este de la Argentina.[10] Otros autores han afirmado que habría nacido en 1893 en el Partido de Roque Pérez,[11] vecino a Lobos. Investigaciones más recientes parecen confirmar que nació el 8 de octubre de 1895 en la ciudad de Lobos.[12]
Dos años después, la familia se trasladó a la localidad chubutense de Camarones, en la costa marítima de la Patagonia Argentina, con motivo de la designación de Mario Tomás para desempeñarse como Juez de Paz.
Después de enviudar en 1928, la madre de Perón se casaría el 4 de abril de 1932 con un empleado rural, llamado Marcelino Canosa Pozal (1896-1961).
Juan Domingo fue alumno del Colegio Internacional de Olivos, dirigido por el profesor Francisco Chelía, para lo cual debió alejarse de sus padres, y luego hospedarse con su abuela Dominga Dutey y sus hijas, las hermanas Martirena (tías paternas). En 1910 ingresó en el Colegio Militar, de acuerdo con lo que previamente había convenido con un grupo de compañeros de escuela, y se graduó en 1913 como subteniente, especializado en Infantería.[13]
Matrimonios
Perón tuvo tres esposas: el 5 de enero de 1929 contrajo matrimonio con Aurelia Gabriela Tizón (18 de marzo de 1902 - 10 de septiembre de 1938), hija de Cipriano Tizón y Tomasa Erostarbe, y quien falleció de cáncer uterino, descansando sus restos en el Cementerio el Salvador de la ciudad de Rosario.
El 22 de octubre de 1945 se casó en Junín con la actriz María Eva Duarte (1919 – 1952), pocos días después del 17 de octubre.
Según testigos de la época, fue precisamente mientras estaba en cautiverio que habría pensado en casarse. Ya en libertad, en un encuentro informal, Eva Duarte le presentó a fray Pedro Errecart, quien sorprendió a Perón por su habilidad para relacionarse con uno de sus perros al que nadie se le acercaba, y por la sinceridad con la que le dijo: "si no se casa por Iglesia no puede ser presidente".[14]
La frase fue un impulso más para Perón y fray Errecart, que ya contaba con la simpatía de Eva Duarte, en poco tiempo se ganó su confianza. Habían programado para fines de noviembre una ceremonia austera con no más de unas 12 personas, pero la información se filtró y cuando llegaron a La Plata se encontraron con una multitud que los esperaba y que los hizo desistir de la idea hasta dos semanas después. Finalmente el 10 de diciembre de 1945 pudieron concretar el casamiento con una ceremonia privada que quedó inscripta el folio 2.397 del libro de Matrimonios de la parroquia San Francisco. Juan Domingo Perón tenía 50 años y Eva Duarte 26. Después de la ceremonia los invitados compartieron con ellos una comida en una casona ubicada a pocas cuadras del templo.
Los vecinos más viejos de barrio recuerdan que tal fue la gratitud del General que hasta le propuso construir una nueva iglesia en el predio del parque Saavedra, pero ante la cerrada negativa del sacerdote, asignó los fondos para arreglar la parroquia, que terminó de remozarse en el año 1946.[14]
Conocida como Evita, Eva Perón colaboró en la gestión de su esposo con una política de ayuda social y apoyo a los derechos políticos de la mujer, a la que se concedió por primera vez el derecho al voto. El 26 de julio de 1952, mientras Perón ejercía por segunda vez la presidencia, Evita murió después de una larga lucha contra el cáncer uterino.
El 15 de noviembre de 1961 se casó en España con María Estela Martínez Cartas, conocida como Isabelita, que luego lo acompañó como vicepresidente en las elecciones de septiembre de 1973 y le sucedió en el cargo a su fallecimiento, hasta el 24 de marzo de 1976, en que fue derrocada por un golpe militar.
Juan Perón no tuvo hijos, por lo que sus descendientes más cercanos fueron sus sobrinos, hijos de su hermano Avelino Mario y de Eufemia Jáuregui: Dora Alicia, Eufemia Mercedes, María Juana (nacida en 1921), Mario Alberto, Olinda Argentina, Lía Vicenta, Amalia Josefa, Antonio Avelino y Tomás Perón.
Actividad política
Perón y el golpe de Estado de 1930
Perón relató que a fines de junio de 1930 fue visitado por el mayor Ángel Solari que era un "viejo y querido amigo",[15] quien le dijo sin rodeos: "El General Uriburu está con intenciones de organizar un movimiento armado". A continuación le preguntó a Perón si estaba comprometido con alguien y ante su respuesta negativa le dijo "Entonces contamos con vos" a lo que Perón respondió "Sí, pero es necesario saber antes qué se proponen."[16] Esa misma noche Perón, invitado por Solari, concurrió a una reunión en la que estaban el general Uriburu, su hijo y otros oficiales. Uriburu "habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse juiciosamente" lo que fue aceptado por todos.[16] Se trató también sobre la forma de reclutar adherentes e inscribirlos. Cuando, siempre en la misma reunión, Perón propuso "comenzar el trabajo definitivo de la organización y preparación del movimiento" se le contestó que todavía no podía hacerse porque había otros grupos que "si bien tendían como nosotros a derrocar al gobierno, tenían otras ideas sobre las finalidades ulteriores"[17] por lo que, escribe Perón, "desde ese momento traté de convertirme, dentro de esta agrupación, en el encargado de unirla con las otras que pudieran existir y tratar por todos los medios de evitar, que por intereses personales o divergencias en la elección de los medios, se apartara la revolución del 'principio de la masa' tan elementalmente indispensable si se quería llevar a ella a buen término."[18] Finalmente Perón señala que la reunión se había extendido por cinco horas y que pensaba "que el general Uriburu era el hombre que siempre conocí, un perfecto caballero y hombre de bien, hasta conspirando."[19]
En los días siguientes Perón siguió realizando gestiones para incorporar oficiales al proyecto y el 3 de julio el teniente coronel Álvaro Alsogaray le comunicó que había sido designado para formar parte de la sección "Operaciones" del Estado Mayor revolucionario, del que Alsogaray era jefe. En las semanas siguientes Perón comenzó a tener serias dudas sobre la capacidad de quienes dirigían el EMR y el 3 de septiembre le comunicó a Alsogaray que por ese motivo se separaba del movimiento, si bien se comprometía a colaborar con el mismo cuando se produjera.[20] Al día siguiente, y por iniciativa del teniente coronel [Bartolomé Descalzo], se hizo una reunión de cinco oficiales —incluido Perón— que participaban del movimiento y coincidieron en que "lo peor que podía hacerse era entronizar una dictadura militar que sería combatida en absoluto por la nación entera."[21] Por ello, dado que no contaban con apoyo militar suficiente para dar el golpe, "la única salvación era el pueblo y muy especialmente los estudiantes, así como también la Legión de Mayo." De modo que resolvieron poner manos a la obra de inmediato para buscar adherentes entre los oficiales; además aprobaron un programa de gobierno redactado por el teniente coronel Sarobe.
La víspera del golpe, Perón fue designado ayudante del teniente coronel Descalzo y el 6 de septiembre los dos fueron a la Escuela Superior de Guerra donde aseguraron su adhesión. Luego, fueron al Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín con una columna, arrestaron a su jefe que se negaba a adherirse y lo reemplazaron por otro. Se formó entonces una columna con tropas, en la que Perón iba en un auto blindado armado con cuatro ametralladoras; marcharon sobre la Casa Rosada, la que encontraron invadida por civiles que estaban causando destrozos, por lo que trataron de desalojarlos pacíficamente.[22] Durante ese día permaneció en el lugar, resguardando la seguridad hasta que llegaron las tropas restantes; por la noche patrulló las calles de la ciudad de Buenos Aires para prevenir desmanes.
Durante la Década Infame
Perón fue destinado a seguir cursos de perfeccionamiento en Italia. Se especializó en alpinismo, esquí y alta montaña. Entre 1939 y 1941, fue agregado militar de Argentina en la Italia de Benito Mussolini. Perón no ocultaba su admiración por el régimen fascista, al que definió como "un ensayo de socialismo nacional, ni marxista ni dogmático."
Ya en Argentina, Perón dictó una serie de conferencias sobre el estado de situación bélica en Europa, tras lo cual fue ascendido al grado de Coronel y designado comandante en una unidad de montaña en la Provincia de Mendoza.
Para entonces, su país vivía momentos políticos muy inestables: el sistema de fraude electoral estaba agotado, y el gobierno del presidente Ramón Castillo perdía continuamente apoyo político. En los partidos políticos de la oposición, el movimiento obrero y las Fuerzas Armadas predominaba la opinión de que había que terminar con el régimen conocido como década infame, que se iniciara el 6 de septiembre de 1930.
Gobierno militar de 1943 – 1946
El GOU (Grupo de Oficiales Unidos)
El 10 de marzo de 1943 se creó una logia denominada G.O.U. (Grupo Obra de Unificación o Grupo de Oficiales Unidos), también denominado ATE (Asociación de Tenientes del Ejército), integrada por oficiales del Ejército de mediana y baja graduación.
Si bien las opiniones de los historiadores no son coincidentes, varios sostienen que Juan Perón fue uno de los líderes, e incluso de los fundadores de la agrupación.[cita requerida] El G.O.U. era ideológicamente heterogéneo, reunía tanto a militares «aliadófilos», «neutralistas» y «germanófilos», aunque todos nacionalistas. Perón se caracterizaba por su pragmatismo y sostenía que al final los aliados terminarían por imponer su superioridad de recursos y ganarían la guerra. Tan heterogénea era la ideología de sus integrantes que pocos coincidían en los objetivos finales de la logia. Solamente coincidían en que había que derrocar a Castillo y eliminar el régimen de fraude vigente en la República Argentina desde 1930.
Golpe de Estado del 4 de junio de 1943
El G.O.U. tenía estrechas relaciones con el Ministro de Guerra del presidente Ramón Castillo, general Pedro Ramírez; su hijo, el coronel Emilio Ramírez, y su yerno, el capitán Franciso Filippi, eran miembros fundadores. El día anterior al golpe, el presidente le pidió la renuncia; ello desencadenó la sublevación, a partir del apoyo de los jefes de tropa que se reunieron con los generales Rawson y Ramírez la noche anterior en Campo de Mayo. El 4 de junio de 1943 una gran columna partió de Campo de Mayo para derrocar al presidente Castillo, dando origen a la llamada Revolución del 43.
El historiador estadounidense Robert Potash, que ha estudiado en detalle la actuación del ejército en la historia argentina moderna, ha relativizado mucho la participación del GOU en el golpe de estado de 4 de junio:
La dirección del GOU no controlaba directamente los recursos militares necesarios para realizar una revolución... El movimiento militar del 4 de junio no fue resultado de un plan elaborado cuidadosamente por el GOU, o siquiera por cualquier otro grupo de oficiales... Más bien fue una rápida improvisación cuyos participantes apenas concertaron acuerdos en relación con objetivos específicos, fuera del derrocamiento del presidente Castillo.[23]
Faltos los revolucionarios de una dirección unificada, la misma recayó en el único general que quiso unirse a la revolución, Arturo Rawson; frente a la Segunda Guerra Mundial, éste era partidario del tradicional neutralismo argentino, pero sus preferencias estaban virando hacia el bando aliado. Rawson venía organizando un golpe de estado contra el gobierno de Castillo y dirigía un logia conocida como los generales del Jousten, en la que también participaban los hermanos Benito y Sabá Sueyro, el general Mason y el dirigente radical Ernesto Sammartino.[24]
Rawson aparecía como una figura aceptable para todas las corrientes militares, pero cuando intentó formar su gabinete con sectores de derecha provenientes del régimen derrocado, los jefes militares exigieron su renuncia. Fue designado presidente el general Pedro Pablo Ramírez, acompañado como vicepresidente por el contraalmirante Sabá Sueyro, para garantizar el apoyo de la Armada Argentina, que no había participado en el golpe. Ningún miembro del GOU integró el gabinete, pero el coronel Enrique P. González fue designado a cargo de la estratégica secretaría privada de la presidencia, y el coronel Emilio Ramírez fue nombrado Jefe de la Policía Federal Argentina.
Inicios de Perón en el nuevo gobierno
Perón se desempeñó como secretario privado del Ministro de Ejército, a las órdenes del general Edelmiro Farrell; poco después fue puesto al mando del por entonces poco influyente Departamento Nacional de Trabajo. Posteriormente Farrell fue nombrado presidente en reemplazo de Ramírez; en el nuevo gobierno, Perón ejerció como vicepresidente de la Nación, ministro de Guerra y Secretario de Trabajo.
El poder y la influencia creciente de Perón dentro del gobierno militar provino de su alianza con un sector del sindicalismo argentino, principalmente con las corrientes sindicales socialista y sindicalista revolucionaria. Producido el golpe, un sector del movimiento obrero, principalmente el socialista de la CGT N.º 1, a través del dirigente mercantil socialista Ángel Borlenghi y el abogado ferroviario —también socialista— Juan Atilio Bramuglia, decidió entablar contacto con los coroneles Perón y Domingo Mercante. Las conversaciones establecieron una alianza inicial, apoyada en la sanción de leyes laborales reclamadas largamente por el movimiento obrero, fortalecimiento de los sindicatos y del organismo estatal que regulaba las relaciones laborales.[25]
Secundado por su amigo, el coronel Mercante, Perón maniobró dentro del gobierno para que se lo designara al frente del Departamento Nacional del Trabajo, que tiempo después sería elevado de jerarquía, como Secretaría de Trabajo de la Nación. Aprovechando el cierre del Congreso Nacional, la nueva Secretaría puso en vigencia —por decreto— un gran número de leyes de corte social, que desde décadas habían sido presentadas por los diputados socialistas (entre ellos Alfredo Palacios) en el parlamento argentino, y no habían logrado progresar por el veto de las mayorías conservadoras. La sanción de tales medidas le valió hacerse de poderosos enemigos entre los industriales, ganaderos y comerciantes. Sin embargo la posición de Perón dentro del gobierno militar, lejos de debilitarse, se fortaleció gracias al apoyo de un creciente número de sindicatos que apoyaban su gestión; los cuales, a su vez, iban tomando conciencia de su verdadero poder como factor de presión pública.
Poco después obtuvo que el Departamento de Trabajo fuera elevado al rango de Secretaría de Trabajo; como reflejo de la jerarquización administrativa de la nueva Secretaría, Perón trasladó las oficinas del antiguo Departamento (que estaban en un pequeño edificio en Perú esquina Victoria, actual Hipólito Yrigoyen) a la sede del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, que no sesionaba desde 1941. Con el apoyo de una parte importante del movimiento obrero empezó a desarrollar gran parte del programa sindical histórico: se crearon los tribunales de trabajo; se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo a todos los trabajadores las indemnizaciones por despido que ya tenían los empleados de comercio; más de dos millones de personas fueron beneficiadas al extenderse el régimen jubilatorio a otros sectores que no lo tenían; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo y el Estatuto del Periodista; se creó el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohibieron las agencias privadas de colocaciones y se crearon Escuelas Técnicas orientadas a obreros. En 1944 se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y en 1945 otros 347 para 2 186 868 trabajadores.
En ese marco, los sindicatos comenzaron un período de gran crecimiento y —lo que fue aún más decisivo— comenzaron a afiliar masivamente a los "nuevos" trabajadores. Este grupo estaba originado en una migración masiva desde el interior del país y países limítrofes a las ciudades, especialmente al Gran Buenos Aires; eran llamados "morochos", "grasas" y "cabecitas negras" por las clases medias y altas, y también por los propios trabajadores industriales "viejos", descendientes de la inmigración europea.
Poco después, algunos sindicatos (especialmente los de ideología anarquista y comunista) que se habían mantenido alejados, la CGT Nº. 1, la USA y los gremios autónomos, comenzaron a unificarse en torno de la Secretaría de Trabajo. Pero, en sentido contrario, en septiembre de 1945 cuatro importantes sindicatos se separaron de la CGT: La Fraternidad, la Unión Obrera Textil, la Confederación de Empleados de Comercio y el Sindicato del Calzado. La respuesta de Perón y de su colaborador Domingo Mercante frente a los dirigentes sindicales y sindicatos que no apoyaban la alianza sindical con la Secretaría de Trabajo, fue impulsar una política de sindicatos paralelos, el otorgamiento de mayores beneficios a los sindicatos que apoyaban al régimen militar y la quita de la personería jurídica a los gremios que se le oponían.
Pero la estrategia de Perón para acumular poder no se limitaba a establecer alianzas con el movimiento obrero, sino que se extendía también a los partidos políticos, la Iglesia Católica, las Fuerzas Armadas y los propios empresarios ante los cuales dio su conocido discurso en la Bolsa de Comercio.
El 17 de octubre
Identificados con el bando aliado en la Segunda Guerra Mundial, los partidos políticos opositores acusaron al gobierno de estar demasiado identificados con los gobiernos del Eje. La tensión política iba en aumento, con frecuentes bataholas entre los bandos en conflicto. Esta situación fue la excusa utilizada por la facción del Ejército Argentino, contraria a Perón, para presionar al presidente Farrell y obtener el desplazamiento definitivo del coronel. Farrell intentó defender a su colaborador, pero finalmente accedió a quitar su apoyo a Perón y permitir el ascenso de un grupo militar antagónico encabezado por el general Eduardo Ávalos, que también había formado parte del GOU. Pidió y obtuvo de Perón la renuncia a todos sus puestos el 9 de octubre de 1945 y, para mayor seguridad, decidió su encarcelamiento en la Isla Martín García si bien posteriormente accedió a trasladarlo al Hospital Militar alegando razones de salud.
Al conocer la noticia del destino de Perón, la CGT, temiendo que su alejamiento del cargo derivara en la eliminación de todos los beneficios sociales obtenidos dispusieron una huelga general para el día 18 en apoyo de diversos puntos en los que no se mencionaba a Perón. Algunos dirigentes menores y grupos de trabajadores iniciaron por sí el 17 de octubre de 1945, una movilización y la Plaza de Mayo fue colmada por una muchedumbre que reclamaba el regreso de Perón y su restitución en todos sus puestos públicos. La indecisión de sus enemigos en el gobierno y en el Ejército precipitó el triunfo de los partidarios de Perón, quien hizo su regreso triunfal esa misma noche. Desde el balcón de la Casa de Gobierno —acompañado por Farrell— anunció la creación de un nuevo gobierno compuesto por partidarios suyos, así como su lanzamiento como candidato a las elecciones que tendrían lugar en febrero de 1946.
La movilización del 17 de octubre tuvo dos efectos inmediatos: por una parte forzó a Perón a retornar a la lucha política; y por la otra incidió en el Ejército, volcando en su favor algunos jefes militares que antes se le habían opuesto, y obligando al resto a pedir su retiro o tolerar su marcha hacia la Presidencia.
Elecciones de 1946
Tras un corto lapso de descanso, durante el cual contrajo matrimonio con Eva Duarte en Junín, el 22 de octubre, Perón comenzó su campaña política. El sector de la Unión Cívica Radical que le apoyaba formó la UCR Junta Renovadora, a la cual se sumaron el Partido Laborista y el Partido Independiente; organización radical FORJA se disolvió para sumarse al movimiento peronista.
Las primeras manifestaciones masivas anti-peronistas fueron organizadas por el movimiento estudiantil, bajo el lema de "abajo la dictadura de las alpargatas".[27] Las manifestaciones obreras que apoyaban las leyes laborales que iba promoviendo Perón, contestaban "alpargatas sí, libros no".[28]
El avance de la figura de Perón dentro del gobierno militar y su estrecha alianza con los sindicatos obreros había generado desde el comienzo una fuerte oposición tanto dentro como fuera de las Fuerzas Armadas, especialmente en las clases medias y altas. En 1945, la embajada de Estados Unidos dirigida por Spruille Braden promovió la unificación de las fuerzas opositoras hasta conformar un gran movimiento antiperonista, que incluyó a los partidos Comunista, Socialista, Unión Cívica Radical, Demócrata Progresista, Conservador, la Federación Universitaria Argentina (FUA), la Sociedad Rural (terratenientes), la Unión Industrial (grandes empresas), la Bolsa de Comercio, y los sindicatos opositores. Durante su breve gestión como embajador, y valiéndose de un excelente dominio del idioma castellano, Braden actuó como un líder político de la oposición, en una evidente violación del principio de no intervención en los asuntos internos de un país extranjero. A través de la conformación de un frente de oposición, Braden estaba seguro de destruir a quien presentaba como "el Hitler del mañana".[cita requerida] Entre otras acciones, Braden propició en 1946, pocos días antes de las elecciones, la publicación de un informe denominado "El Libro Azul", en el cual se acusaba tanto a los integrantes del gobierno militar como al anterior —la presidencia de Castillo— de colaborar con las potencias del Eje, de acuerdo a documentos recopilados por el Departamento de Estado estadounidense.[29] En sintonía con la publicación de este libro, los partidos políticos que sostenían la candidatura presidencial de Perón, publicaron un libro de respuesta que se tituló "El Libro Azul y Blanco" que instaló hábilmente la consigna Braden o Perón.[30]
El apoyo popular, organizado por el Partido Laborista y la UCR Junta Renovadora, le dio la presidencia a Perón con el 56% de votos[31] en las elecciones del 24 de febrero de 1946, ganando en todas las provincias menos en Corrientes.
Presidencia
Primer período (1946–1952)
Desde la presidencia, Perón continuó con las políticas sociales que beneficiaban especialmente a la clase obrera. Tras el triunfo electoral disolvió los tres partidos que se habían creado para sostener su candidatura, Laborista, Unión Cívica Radical Junta Renovadora y el Partido Independiente, para unificarlos en una sola organización política, llamada primero Partido Único de la Revolución que luego pasó a llamarse Partido Peronista. Expandió enormemente la agremiación de los trabajadores en sindicatos que respondían a la corriente laborista y ayudó a establecer el predominio de la Confederación General del Trabajo (CGT) como central unitaria. Cipriano Reyes, quién se negó a aceptar la disolución del Partido Laborista del que era su presidente, sufrió un atentado contra en el que resultó asesinado su chofer. Más tarde fue encarcelado acusado de planear el asesinato de Perón, hasta el fin del gobierno peronista.
Política económica
Durante el gobierno de Perón se profundizó la política de sustitución de importaciones mediante el desarrollo de la industria ligera que se venía impulsando desde la década anterior. Perón también invirtió fuertemente en la agricultura, especialmente en la siembra de trigo.
Ante la falta de divisas, producto del estancamiento del sector primario, con las que se importaban los bienes de capital e insumos necesarios para el proceso de industrialización, se optó por la nacionalización del comercio exterior mediante la creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio) que significaba el monopolio estatal del comercio exterior. Éste le permitió al Estado obtener recursos que utilizó para redistribuir hacia la industria. Dicho intercambio intersectorial del sector agrario a la industria, provocó el enojo de los productores, ya que el Estado les compraba a precios devaluados.
El Estado en 1948 compró los ferrocarriles a capitales extranjeros, en su mayoría ingleses, y creó la empresa Ferrocarriles Argentinos. En 1947 anunció un Plan Quinquenal para fortalecer las nuevas industrias creadas, y comenzar con la industria pesada (siderurgia y generación de energía eléctrica en San Nicolás y en Jujuy).
En el área del desarrollo de la ciencia y tecnología, en 1948, Perón anunció un proyecto de desarrollo de energía de fusión nuclear. Las instalaciones para el proyecto secreto ocuparon la Isla Huemul en el Lago Nahuel Huapi. El proyecto estuvo a cargo de Ronald Richter, un físico austriaco recomendado por el ingeniero Kurt Tank, quien esperaba utilizar los hallazgos de Richter en los aviones de reacción que estaba desarrollando en el Proyecto Pulqui II.
En 1951 el gobierno argentino anunció que el proyecto de Richter había tenido éxito y que Argentina sería el primer país del mundo en producir energía de fusión nuclear. Sin embargo, ante la falta de pruebas por parte del Proyecto Huemul, Perón designó en 1952 a una comisión de científicos para investigar las actividades de Richter, integrada por José Antonio Balseiro y Mario Báncora que informaron al gobierno que el proyecto había sido un fraude. Tras ello, las instalaciones del Proyecto Huemul fueron transferidas por Perón al Centro Atómico Bariloche (CAB) de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y al Instituto de Física de la Universidad Nacional de Cuyo que más tarde tomaría el nombre de Instituto Balseiro (IB).[32]
Política educativa
Enseñanza primaria y secundaria
Durante el gobierno peronista el número de inscriptos en las escuelas primarias y secundarias creció a tasas superiores a la de los años anteriores.[33][34]Se produjo el acceso a la educación secundaria de la mayor parte de los hijos de clase media y de una parte significativa de los estratos altos de la clase trabajadora, especialmente en la enseñanza comercial y técnica.[35]La enseñanza religiosa en las escuelas primarias y secundarias que venía de la presidencia de Ramírez se mantuvo hasta ser abolida el 16 de diciembre de 1954 en el marco del conflicto del gobierno con la Iglesia Católica.[36]
Uno de los motivos de irritación de los opositores fue la introducción en los textos escolares de dibujos, fotografías y textos laudatorios de Perón y Evita tales como "¡Viva Perón! Perón es un buen gobernante. Perón y Evita nos aman" y otros similares.[37][38]En la escuela secundaria se introdujo la materia "Cultura Ciudadana" que en la práctica era un medio de propaganda del gobierno, sus protagonistas y sus realizaciones. Una vez publicado el libro La razón de mi vida de Eva Perón el mismo texto fue obligado tanto en el nivel primario como en el secundario.[38]
Enseñanza universitaria
Para el conjunto de los intelectuales el gobierno de 1943 y la figura de Perón eran leídos exclusivamente dentro del contexto internacional que oponía a los Aliados con el nazismo y el fascismo, y de ahí que «Perón era percibido, sobre todo, como una figura del régimen militar y, dentro de éste, formando parte de la fracción de coroneles pronazis». El antiperonismo de los intelectuales nace de esa percepción y no como oposición a las nuevas políticas sociales.[39]
Todo esto lleva a la situación que Silvia Sigal resume diciendo «hay por lo menos dos puntos de acuerdo entre quienes se han interesado en la relación entre los intelectuales y el primer peronismo. El primero es que casi la totalidad de los escritores, artistas y universitarios liberales y democráticos fueron antiperonistas, el segundo, que si los intelectuales peronistas fueron muy contados, más contados fueron, entre ellos, quienes gozaban de prestigio y reconocimiento en el ámbito de la cultura. Puede imaginarse sin riesgo que sus protagonistas, peronistas o no, hubieran suscripto hasta 1955, esta somera descripción».[40]
Perón inició su gobierno con las universidades intervenidas desde el 30 de abril de 1946, señalándose en especial que el interventor en la de Buenos Aires era el doctor Oscar Ivanissevich, un ferviente opositor al cogobierno estudiantil. Durante ese año por renuncias o cesantías se fueron el 70 % de los docentes y un tercio de los profesores universitarios[41] La reforma constitucional de 1949 dispuso que «Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro de los límites establecidos por una ley especial que reglamentará su organización y funcionamiento» pero continuó vigente la ley 13.031 aprobada en 1947 para regir el gobierno de las universidades, a las que convertía en una dependencia del Poder Ejecutivo: desde el rector hasta el último titular de cátedra eran designados por decreto, se suprimía la autonomía funcional y financiera y establecía la pena de expulsión a quienes actuaran «directa o indirectamente en política» pero en la práctica esta norma no se aplicaba a quienes militaban en el Partido Peronista, lo que se evidencia en los muchos funcionarios y legisladores del mismo que ocuparon puestos en las universidades (Luna I, 389). La representación estudiantil fue eliminada de los consejos, se introdujo la exigencia de un certificado policial «de buena conducta» sin el cual no se podían proseguir los estudios y comenzó a haber policías de civil omnipresentes en aulas y oficinas universitarias.[42] El 22 de noviembre de 1949, Perón suspende el cobro de aranceles universitarios, asegurando así la gratuidad de la enseñanza superior de manera definitiva en la Argentina.[43] Perón expresó:
«Desde hoy quedan suprimidos los actuales aranceles universitarios en forma tal que la enseñanza sea absolutamente gratuita y esté al alcance de todos los jóvenes argentinos que anhelan instruirse para el bien del país».Perón.
Hubo una mejora notable en la infraestructura ya que en Buenos Aires se construyó el edificio de la nueva Facultad de Derecho y se crearon las de Arquitectura y de Odontología así como la universidad obrera, luego llamada Universidad Tecnológica, además de remodelar sedes en el interior del país. Se estableció por decreto 22/1949 la gratuidad de la enseñanza y ello fue un factor que coadyuvó a que entre 1945 y 1955 se triplicara el número de alumnos si bien la cantidad de graduados tuvo escasa variación.[44] El 17 de mayo de 1951, por Decreto 9695/1951, creó el Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (CONITYC) antecedente inmediato del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas).
Política sanitaria
En 1946 Dr. Ramón Carrillo fue designado Secretario de Salud Pública y en 1949 al crearse nuevos ministerios pasó a ser ministro del área. Desde su cargo trató de llevar a cabo el un programa sanitarista que se dirigía hacia la creación de un sistema unificado de salud preventivo, curativo y de asistencia social de carácter universal en el cual el Estado cumpliría un papel preponderante. Si bien tropezó con grandes obstáculos "la acción gubernamental comportó un mejoramiento sustantivo en las condiciones de la salud pública". Uno de esos obstáculos lo constituyó la constitución o el afianzamiento de las obras sociales de los sindicatos, especialmente aquellos con mayor número de afiliados tales como los ferroviarios y los bancarios, y otro fue la actividad de la Fundación Eva Perón que en ciertas áreas se superponía con las de Salud Pública; ambos factores conspiraban contra el proyecto unificador de Carrillo. El número de camas en hospitales que era de 66.300 en 1946 (4 cada 1000 habitantes) pasó en 1954 a 131.440 (7 cada 1000 habitantes). Se hicieron campañas para combatir enfermedades endémicas como el paludismo, la tuberculosis y la sífilis utilizando a gran escala los recursos del DDT para el primero y la penicilina para las últimas y se acentuó la política sanitaria en las escuelas al hacer obligatoria la vacunación en su ámbito. En 1942 unos 6,5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente y 4 millones, servicios cloacales, y en 1955 los beneficiarios eran 10 millones y 5,5 millones respectivamente. La mortalidad infantil que era de 80,1 por mil en 1943 bajó a 66,5 por mil en 1953 y la esperanza de vida que era de 61,7 años en 1947 subió a 66,5 años en 1953.[45]
Política comunicacional
El gobierno de Perón fue el primero en realizar una política acerca de los medios de comunicación; "el Estado conformó un monopolio de la información y un monopolio de los medios de comunicación para consolidar su influencia en las masas...Por un lado, el gobierno restringió tres libertades básicas del individuo: a) libertad de expresión y sus dos variantes, libertad de pensamiento y libertad de opinión. b) libertad de imprenta. c) libertad de prensa. Y por otro lado, el gobierno posibilitó la conformación oligopólica del sistema de medios de radiodifusión fundado en un conjunto articulado de normas"[46] Este proceso se dio en un contexto de manipulación y distorsión informativa utilizada tanto por los medios afines al gobierno como por los medios condenatorios con Perón.[47][48]
La cinematografía se vio beneficiada por la puesta en marcha de tres medidas: la obligatoridad de la exhibición de películas argentinas en todo el país (Ley 1299/47), la reglamentación de la ley de protección a la industria cinematográfica (Decreto 16688/50) y la protección a la industria cinematográfica (Decreto 11731/52).[47]
La prensa gráfica se favoreció con la ratificación de la ley del Estatuto del Periodista Profesional declarada en 1946.[47]
En cuanto a la televisión, la primera transmisión se realizó desde Canal 7 el 17 de octubre de 1951 con la emisión de un acto político, el "Día de la Lealtad", realizado en Plaza de Mayo.
Se dictó la primera Ley de Radiodifusión del país (14241/53) en 1953, la cual define al servicio como de "interés público", crea el Ministerio de Comunicaciones, establece la necesidad de 70% de capital nacional a los licenciatarios, decreta las licencias por 20 años con la posibilidad de prórroga sujeta a la aprobación del Ministerio de Comunicaciones, obliga a la promoción de la acción de gobierno, educación y cultura nacional, y no restringe la publicidad. En el artículo 24 de la ley se establecía que el llamado debía realizarse en el término de 45 días desde su promulgación.[47]
En junio de 1954, mediante el Decreto 9967/54 se realizó la licitación de las licencias de las tres cadenas de radio que existían en el país (LR1 y "Red Azul y Blanca", LR3 y "Primera Cadena Argentina de Broadcasting" y LR4 y "Red Argentina de Emisoras Splendid") y la licencia para Canal 7 y otras dos licencias para canales de televisión.[47] La adjudicación de las licencias, a través del Decreto 17959/54 se realizó "a licenciatarios que cumplieran con una condición implícita en el llamado: corresponder a una estructura política estatal/familiar que fuera incondicional a Perón":[49] LR1 fue adjudicada a la Editorial Haynes, presidida por Oscar Maroglio (ex presidente del Banco de Crédito Industrial, de propiedad del Estado), LR3 a la Asociación de Promotores de Teleradiodifusión, gerenciada por Jorge Antonio, amigo personal de Perón, y LR4 a La Razón, presidida por Miguel Miranda, ex presidente del Consejo Económico y Social.[50]
Política exterior
La misión que había realizado Perón en Europa así como su formación profesional hacían que las relaciones exteriores ocuparan un lugar importante en sus preocupaciones de gobierno. Opinaba que en la postguerra Argentina tenía una posición privilegiada en su carácter de gran productora de alimentos en un mundo que los requería en abundancia, lo que le significaba una oportunidad que el país debía aprovechar. Por otra parte, consideraba inevitable que en un futuro no lejano ocurriera otro conflicto bélico de magnitud lo que, en caso de acaecer, tornaría su posición aún más ventajosa.
Las simpatías filonazis de algunos integrantes del gobierno surgido del golpe de Estado de 1943, sobre todo en su primera etapa, así como el mantenimiento de la posición de neutralidad del país ante el conflicto mundial había provocado mucha desconfianza en los países aliados y, sobre todo, en la prensa y en algunos funcionarios de los Estados Unidos, que no fue disipada por la tardía declaración de guerra al Eje, decisión por la que había abogado el coronel Perón como Vicepresidente de la Nación. Esto había llevado a una situación de relativo aislamiento diplomático al punto que la falta de reconocimiento del presidente Farrell impidió que el país estuviera representado en la Conferencia Interamericana que culminó con el Acta de Chapultepec en 1945. Al asumir Perón la Presidencia se lo siguió identificando con esa del gobierno que lo precediera.
El primer Ministro de Relaciones Exteriores que designó Perón fue el abogado laboralista de formación socialista Juan Atilio Bramuglia y la primera misión que le encargó fue la reinserción de Argentina en el mundo.
Perón a poco de asumir envió al Congreso para su tratamiento las Actas de Chapultepec y la de creación de la Organización de las Naciones Unidas. Si bien en el mensaje que las acompañaba no explicitaba su posición, dio instrucciones concretas y reservadas a los legisladores para que fueran aprobadas y además el canciller concurrió al Congreso para defenderlas.
Entre ruidosas manifestaciones de sectores nacionalistas que se oponían a las adhesiones el Senado aprobó la ratificación por unanimidad.[51]En la Cámara de Diputados había dentro de los dos bloques había quienes sostenían posiciones distintas que, incluso, podían llegar a provocar alejamientos.
Con distintos matices buena parte de los diputados de la oposición opinaba en contra de la adhesión con objeciones que para Félix Luna eran muestra del asombroso "irrealismo de los opositores" y de que "la marca de un nacionalismo sin concesiones había impreso profundamente su ideología". El diputado radical Ernesto Sanmartino dijo que "el primer deber de los representantes argentinos en la Asamblea de las Naciones Unidas será promover esas reformas urgentes y básicas para incorporar el principio de universalidad, de la igualdad absoluta de todos los estados, de la supresión del veto, de la renovación democrática del Consejo de Seguridad y de la ampliación de facultades de la Asamblea General, que debe ser soberana en todos estos asuntos para responer a un alto pensamiento y a una definida construcción democrática, para terminar con el vasallaje colonial".[52], su compañero de bancada Luis Dellepiane se preguntó: "¿Qué es lo que puede llevarnos a una vinculación con este edificio (ONU) que se derrumba? ¿Qué es lo que puede llevarnos a vincularnos en este instante, en que no se pronuncia una sola palabra de paz en los debates que se están celebrando en el Consejo de Seguridad?"[52] y Arturo Frondizi, decía que quedaban en poder de gobiernos extranjeros "nuestras decisiones de guerra y paz, nuestros recursos económicos y hasta el valor de nuestra moneda" y que no puede suscribirse sin reservas ni el Pacto de las Naciones Unidas ni las Actas de Chapultepec. Hay allí obligaciones de todo tipo que la Argentina no podrá cumplir. Si se cumplieran fielmente los acuerdos de Chapultepec, podría llegar a destruirse no sólo la formación de una conciencia nacional, sino también la formación del país desde el punto de vista económico, financiero, militar y cultural".[52] En el momento de la votación los opositores se abstuvieron para evitar que se hicieran evidentes sus diferencias internas y los peronistas aprobaron la adhesión con la oposición de siete de sus miembros.
La valoración de Estados Unidos respecto del gobierno de Perón comenzó a cambiar ayudada por la salida del Departamento de Estado de funcionarios que se habían manifestado más críticos y el 3 de junio de 1947 en un gesto sin precedentes el presidente Truman invitó al embajador argentino que era el Dr. Oscar Ivanissevich a concurrir a la Casa Blanca donde departió amablemente con la visible ausencia de Braden que dos días después renunciaba.
En forma inmediata y contando con el beneplácito de Estados Unidos el gobierno argentino anunció el establecimiento de relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y a continuación inició tratativas comerciales y cerró acuerdos comerciales con Rumania, Bulgaria, Polonia, Checoslovaquia y Hungría.
El 6 de julio del mismo año Perón en un discurso exponía los principios de la Tercera Posición entre capitalismo y socialismo, mediante la cual se daba a entender que en la naciente Guerra Fría la Argentina no se alinearía de forma automática ni con Estados Unidos ni con la Unión Soviética.
En 1948 la tensión entre los ex Aliados subió al máximo cuando la Unión Soviética bloqueó la comunicación por tierra de la zona de Berlín ocupada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia dejándole solamente la vía por aire. Al llegar la cuestión en el mes de octubre al Consejo de Seguridad de la ONU el representante de Estados Unidos que ejercía la Presidencia debió dejar el cargo por estar involucrado y lo asumió la representación argentina que por indicación de Perón fue asumida directamente por el canciller Bramuglia cuya activa gestión mediadora recibió comentarios elogiosos de los diplomáticos extranjeros.
José Paradiso considera sobre la política exterior del gobierno peronista que:
"En ocasiones ella ha sido considerada una gran responsable de las desventuras argentinas posteriores, otras veces como la expresión de un razonable pragmatismo cuando no como la otra de un sagaz visionario. Probablemente ninguna de estas versiones sea la correcta, aunque cada una de ellas puede reclamar para sí una parte de la verdad"[53]
Al mismo tiempo, aún despierta controversias entre los historiadores la acogida en la Argentina de numerosos nazis prófugos durante y después de la Segunda Guerra Mundial, entre ellos, Adolf Eichmann, Joseph Mengele, Erich Priebke, Dinko Sakic, Josef Schwammberger, Gerhard Bohne, Walter Kutschmann, Ante Pavelic.[54] En diciembre de 2002, el gobierno argentino en Buenos Aires rechazó las peticiones del Centro Simón Wiesenthal para la publicación de 58 archivos referentes a la fuga de nazis a Argentina; sin embargo, dos de los archivos se abrieron en julio de 2003 y, desde entonces, el gobierno argentino ha cooperado con las investigaciones.
También fueron acogidos exiliados políticos provenientes de Bolivia tras el derrocamiento del coronel Juan Gualberto Villarroel en julio de 1946, tales como Víctor Paz Estenssoro, Augusto Céspedes, Carlos Montenegro y el general Alfredo Pacheco Iturri, amigo personal del general Perón.[cita requerida]
Igualdad entre hombres y mujeres
Durante el primer gobierno de Perón se produjo un cambio histórico en lo que respecta al reconocimiento de los derechos de la mujer. Se incorporaron al máximo texto jurídico los nuevos derechos sociales como también el voto femenino, que había sido aprobado en 1947, y que reivindicaba a la mujer hasta entonces marginada de la vida política argentina.
El sufragio femenino
En 1947, se sancionó la ley reconociendo a todas las mujeres mayores de 18 años el derecho a votar y ser votadas (sufragio femenino), existiendo recién entonces sufragio universal en la Argentina. El derecho ya había sido reconocido en San Juan por la reforma constitucional de 1927. A nivel nacional, el derecho al voto venía siendo reclamado por las mujeres desde 1907, cuando Alicia Moreau y otras mujeres fundaron el Comité Pro Sufragio Femenino. Sin embargo ni la Unión Cívica Radical ni los conservadores apoyaron institucionalmente el reclamo y los proyectos presentados fueron sistemáticamente rechazados.
Sin embargo las resistencias al sufragio femenino no estaban ausentes tampoco en el peronismo. En ese sentido Eva Perón (Evita) jugó un papel importante. Luego del 17 de octubre de 1945, a propuesta de Evita, Perón desde su cargo de Vicepresidente, intentó sancionar la ley del voto femenino. Sin embargo las resistencias tanto dentro de las Fuerzas Armadas en el gobierno, como de la oposición, que alegaba intenciones electoralistas, frustraron el intento.[56] También influyó el hecho de que la influencia de Evita dentro del peronismo era relativamente débil antes del 24 de febrero de 1946.[57]
Luego de las elecciones de 1946, Evita comenzó a hacer abierta campaña por el voto femenino, a través de mítines de mujeres y discursos radiales, al mismo tiempo que su influencia dentro del peronismo crecía. El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el gobierno constitucional (1 de mayo de 1946). A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley 13.010, estableciendo la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres.[58]
Igualdad jurídica en el matrimonio y la patria potestad
La igualdad política de hombres y mujeres, se complementó con la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida que garantizó el artículo 37 (II.1) de la Constitución de 1949. [cita requerida]
El texto fue directamente escrito por Eva Perón. [cita requerida]
En 1955 la Constitución fue derogada, y con ella la garantía de igualdad jurídica entre el hombre y la mujer en el matrimonio y frente a la patria potestad, reapareciendo la prioridad del hombre sobre la mujer.[cita requerida]
La reforma constitucional de 1957 tampoco reincorporó esta garantía constitucional, y la mujer argentina permaneció discriminada legalmente hasta que se sancionó la ley de patria potestad compartida en 1985, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Política social
Entre otras reformas sociales y políticas, durante su primer gobierno Perón derogó la ley que establecía la discriminación entre hijos legítimos e ilegítimos y se desarrolló un amplio plan de viviendas para trabajadores. En 1951 comenzó a transmitir LR3 Televisión Radio Belgrano, actualmente llamado Canal 7.
Política obrera
Durante el primer gobierno peronista "el componente salarial del ingreso nacional superó, por primera vez en la historia, a la retribución obtenida en concepto de ganancias, intereses y renta de la tierra. En 1948 aquel ascendía a 53% contra 47% de éste, lo que se comparaba favorablemente con la situación imperante sólo un lustro atrás, cuando los trabajadores percibían 44,4% y los empresarios, capitalistas y rentistas recibían 55,6%".[59]
Huelga ferroviaria de 1950 y 1951
El 15 de noviembre de 1950 comenzó una huelga de los ferroviarios por reclamos salariales que finalizó con un “acuerdo de caballeros” entre huelguistas y funcionarios del Ministerio de Trabajo conforme al cual retornarían al trabajo el día 24 de noviembre, se les concedería un aumento salarial y se dejarían sin efecto las sanciones aplicadas a los huelguistas. Sin embargo, en la primera semana de diciembre el gobierno dejó sin efecto el convenio arribado y despidió y encarceló a los líderes del movimiento de fuerza. Disconforme con las gestiones que había realizado el Secretario de Transportes, coronel Castro, Perón lo hizo renunciar el 16 de enero de 1951. En enero de 1951 comenzó una nueva huelga que abarcó todas las líneas ferroviarias, con el objeto de reclamar la libertad de los dirigentes presos. El gobierno declaró ilegal el conflicto sin obtener el cese de la huelga. En un discurso pronunciado el 24 de enero Perón afirmo refiriéndose a los trabajadores ferroviarios: “El que vaya a trabajar, estará movilizado, y el que no vaya será procesado e irá a los cuarteles para ser juzgado por la justicia militar, de acuerdo con el código de justicia militar”. Al día siguiente un decreto de Perón dispuso la movilización militar de los ferroviarios, que estuvo a cargo del Ejército. Cerca de dos mil trabajadores fueron detenidos y unos trescientos quedaron en prisión, produciéndose el retorno al trabajo de los huelguistas tres días después.[60]
Los derechos humanos
La relación con la prensa
Cuando Perón asumió el gobierno muy pocos periódicos lo apoyaban: Democracia, El Laborista y La Época. Pronto comenzaron las medidas más variadas para combatir a los medios opositores. En primer lugar la provisión de papel de diario, que era totalmente importado, que era distribuido por el gobierno fijando cuotas sumamente reducidas para los medios hostiles, habiéndose incluso dispuesto la expropiación de partidas de papel de propiedad de La Prensa y de La Nación.[61] En segundo término la utilización de la prohibición de enviar determinados diarios por correo, también los frecuentes procesos por desacato contra los editores y directores de periódicos críticos.[60] Desde fines de 1949 la comisión parlamentaria bicameral llamada Comisión Visca cuyo cometido original era investigar torturas aplicadas por la policía, se dedicó a realizar investigaciones, allanamientos y clausuras de medios de prensa no oficialistas que afectó a unas 70 publicaciones[62]y finalmente la expropiación lisa y llana con entrega posterior a administraciones adictas como ocurrió con los diarios La Prensa y La Nueva Provincia de Bahía Blanca. Michel Torino propietario del diario El Intransigente de Salta fue acusado de desacato y estuvo varios años preso.[63]
En forma paralela el gobierno aplicando una combinación de presiones -tanto oficiales como sindicales-[64] y beneficios fue adquiriendo en forma directa o a través de testaferros periódicos, revistas y estaciones de radio. Así, por ejemplo, compró los periódicos Democracia, La Razón, Crítica y Noticias Gráficas,[65] el conglomerado Haynes que reunía al diario El Mundo y la radio del mismo nombre así como revistas de diverso tipo a través de Jaime Yankelevich, Oscar Nicolini, Oscar Maroglio, Miguel Miranda, Vicente Carlos Aloé y Ricardo Peralta Ramos, entre otros.[47] También hubo por el gobierno compra de imprentas donde se imprimían medios gráficos, tanto en Buenos Aires como en el interior del país.[66]
Entre la posición crítica de La Prensa y el halago permanente de los diarios oficialistas, Clarín se fue ubicando como medio independiente, lo cual no era fácil para nadie –y menos para un medio de prensa pero, según el periodista Julio Ramos lo favorecía la circunstancia de que a diferencia de otros medios de prensa tomados por el gobierno como La Prensa y Editorial Haynes, carecía de patrimonio: no tenía planta impresora propia y funcionaba en oficinas alquiladas. La información ocultada por la prensa oficialista sólo podía tomarse de radios uruguayas y –aunque tibiamente- en algunos textos perdidos de La Nación o Clarín.[67]
Al finalizar el gobierno de Perón, sólo dos periódicos de circulación nacional -La Nación y Clarín no eran partidarios del peronismo.[68]
Actos de violencia
En el marco del enfrentamiento frontal entre peronistas y antiperonistas, durante el gobierno de Perón se produjeron persecuciones a opositores, sobre todo de comunistas.[69] En este sentido, el organismo más cuestionado utilizado por el gobierno peronista, fue la Sección Especial de la Policía Federal, que aplicaba sistemáticamente la tortura contra los opositores.[70][71]
En 2005 apareció una versión basada en testimonios de integrantes de la comunidad pilagá, a partir de una demanda de la Federación Pilagá contra el Estado nacional, presentada ese año reclamando un resarcimiento económico, según la cual a fines de 1947 un grupo de unas 8.000 personas de dicha etnia se había instalado en un descampado llamado Rincón Bomba, cercano a la localidad de Las Lomitas en la provincia de Formosa (en aquél entonces Territorio Nacional), y subsistía de la ayuda de los pobladores y del propio Estado, que les envió alimentos, ropas y medicinas. Siempre según esa versión, unos 50 de ellos fallecieron a raíz de la ingesta de alimentos en mal estado y cundió entre los pobladores de la localidad el temor de una represalia, por lo que Gendarmería prohibió a los pilagas ingresar a Las Lomitas. Cuando el 10 de octubre de 1947 un grupo de de más de mil pilagas marchó a encontrarse con el comandante de Gendarmería, varios cientos de ellos habrían sido asesinados por oficiales de esa fuerza.[72][73][74][75][76][77][78]Según Arturo M. Lozza, a nivel de gobierno se trató de ocultar todo.[79]
Por su parte, la oposición lideró actos terroristas y movimientos golpistas; entre ellos, los más cuestionados fueron algunos sectores de la Marina de Guerra y los llamados "comandos civiles" o "comandos de hierro", que causaron con sus acciones la muerte de cientos de civiles.
Uno de los primeros atentados fue sufrido en 1947 por el dirigente sindical y diputado nacional Cipriano Reyes (1906-2001), integrante inicialmente del bloque peronista pero opuesto a la decisión de Perón de disolver el Partido Laborista junto a los otros dos partidos que habían sostenido su candidatura en 1946, para crear un único partido peronista. En el atentado murió el chofer de Reyes y él mismo resultó herido. Poco después, Cipriano Reyes y otros dirigentes laboristas, fueron detenidos bajo la acusación de estar planeando el asesinato de Eva Perón. Los detenidos fueron severamente torturados por la Policía Federal y condenados en un proceso en el que no se respetaron la garantías de los acusados.[80] Otros opositores que sufrieron tortura fueron los militantes universitarios Ernesto Mario Bravo y Luis Vila Ayres, comunista el primero y socialista el segundo, y el abogado radical Juan Ovidio Zavala. En 1949, en el marco de una huelga de trabajadores del azúcar en Tucumán fue detenido y torturado por la policía en los sótanos de la Casa de Gobierno de Tucumán hasta resultar muerto, el sindicalista Carlos Aguirre.[70]
El 15 de abril de 1953 un comando civil antiperonista realizó un atentado terrorista en la Plaza de Mayo haciendo estallar dos bombas durante una manifestación sindical organizada por la CGT, que asesinó a 5 trabajadores y dejó más de 90 heridos.[81][82][83] Con posterioridad sufrieron torturas el radical Roque Carranza -Ministro de Defensa en 1983-[82] y el demócrata progresista Carlos Alberto González Dogliotti -ambos responsables del atentado en Plaza de Mayo-, así como Yolanda J. V. de Uzal y los hermanos María Teresa y Jorge Alfredo González Dogliotti.[82][84][85]
El 16 de junio de 1955 un grupo de civiles y militares, entre los cuales se encontraba el dirigente radical Miguel Ángel Zavala Ortiz, intentó un golpe de estado que finalizó en el fracaso. En el curso del mismo, los golpistas ordenaron bombardear la Plaza de Mayo, causando la muerte de 364 civiles y más de 800 heridos. El hecho es conocido como el bombardeo de Plaza de Mayo y es una de las masacres más graves de la historia argentina.
Al día siguiente, el 17 de junio de 1955, la policía de la ciudad de Rosario detuvo sin orden judicial a Juan Ingalinella, médico y dirigente del Partido Comunista Argentino (PCA). Ingalinella fue torturado hasta causarle la muerte y su cuerpo fue hecho desaparecer.[86][87]
El gobierno de Perón se caracterizó por un agudo conflicto entre peronistas y anti-peronistas: los oficialistas acusaban a los anti-peronistas de participar en complots, actos terroristas e intentos de golpes de estado[88] por su parte el anti-peronismo acusaba el proceder autoritario del gobierno, el control de los medios de comunicación y las acciones represivas.[89]
El conflicto concluyó con el derrocamiento de Perón y la instauración de la dictadura militar denominada como Revolución Libertadora, la cual era apoyada por los sectores anti-peronistas. Al poco tiempo de instaurada, el peronismo fue proscripto y sus simpatizantes perseguidos, torturados y asesinados. Uno de los casos más claro fueron los Fusilamientos de José León Suárez, que dejó como saldo final la muerte de 18 militares y 13 civiles ejecutados sin juicio previo. La Revolución Libertadora también ilegalizó al Partido Comunista, el cual — pese a la fuerte orientación anticomunista de su gobierno — había sido legal en la época de Perón.
Reforma constitucional
Asimismo durante el primer gobierno de Perón se reformó la Constitución Nacional en 1949 incorporándose los derechos laborales y sociales (Art. 37) que caracterizaron al constitucionalismo social y las bases jurídicas para expropiar grandes empresas monopólicas (Art. 40). Al mismo tiempo se establecía la reelección presidencial indefinida (Art. 78). Esta Constitución sería derogada por una proclama del régimen militar que derrocó al gobierno peronista.
Gabinete
Segundo gobierno (1952–1955)
El segundo gobierno peronista se caracterizó por el agotamiento de la política distributiva que caracterizó al primer gobierno. Los beneficios sindicales fueron recortados. Las huelgas y los conflictos sociales se generalizaron.
En 1952 Perón convoca a sindicatos y empleadores al Congreso Nacional de la Productividad, con el fin de generar un proceso de diálogo social tripartito para enfrentar la crisis. El Congreso fracasa por la incomprensión de los mecanismos de diálogo social tanto por parte de los sindicatos como de las empresas, e incluso de los propios funcionarios del gobierno peronista.
A partir de su reelección, en la cual obtuvo la victoria con un 62% de los votos, se producen algunos cambios significativos en el plano económico. Los salarios, que habían aumentado considerablemente hasta ese momento, se congelaron al igual que los precios por medio de contratos bianuales. El IAPI comenzó nuevamente a subvencionar al sector agrario. Se logró controlar el proceso inflacionario. El llamado al capital extranjero con el propósito de desarrollar la industria pesada fue motivo de polémicas, y atrajo las críticas de los opositores, entre ellos Frondizi.
Política energética
Cuando comenzó el segundo mandato de Perón en 1952, la Argentina se encontraba en una aguda crisis energética: YPF -bajo control Estatal- estaba muy lejos de autoabastecer de combustible al país, en consecuencia, importaba un 60% y en 1954 tuvo su primera crisis en la balanza de pagos.[90] Perón decidió firmar un contrato el 11 de diciembre de 1947 entre YPF y la empresa petrolera estadounidense Drilexco, para la exploración de cuarenta pozos de petróleo, ya que los recursos que tenía el Estado no eran suficientes para logar por si solo el autoabastecimiento. Por ello, se mandó al Congreso una ley para inversiones en el rubro petrolero. Sin embargo hubo arduos debates en el Congreso Nacional, pero la ley fue sancionada con éxito en 1953. Existía el temor de que produjeran concesiones a las petroleras extranjeras bajo esta ley.[91] El general Perón también firmó en 1954 un acuerdo con la Standard Oil para que la empresa estadounidense explotara una extensa área del sur argentino con yacimientos. Hubo duras críticas al contrato, se lo acusó de violar la soberanía argentina, y el mismo quedó sin efecto tras el golpe de Estado que derrocó a Perón en 1955.[90]
Se creó la empresa distribuidora Gas del Estado, para la distribución de aquel recurso. Se puso en marcha el primer gasoducto que conecta la ciudad de Comodoro Rivadavia con la Ciudad de Buenos Aires, de una longitud de mil seiscientos kilómetros. Fue inaugurado el 29 de diciembre de 1949,[92][90] siendo el primero de su especie en Sudamérica y el más largo del mundo para ese momento. Pero tras el golpe de Estado de 1955 no se llegaron a construir las válvulas y terminales para que el gasoducto fuera capaz de transportar gas a los hogares.[93] A su vez, la reforma constitucional nacionalizo los yacimientos petroleros, haciendo así de YPF un monopolio estatal.[90]
Durante sus años en el exilio, Perón dijo al respecto de YPF:
"Yo creo que YPF no tiene ni capacidad organizativa ni capacidad técnica ni capacidad financiera para un esfuerzo de esa naturaleza. Los sistemas empleados en la Argentina distan mucho de los nuevos métodos de exploración, prospección, cateo y exploración racional de los yacimientos modernos. Los costos de producción de YPF son absolutamente antieconómicos. Hacer de esto una cuestión de amor propio es peligroso y estúpido ... Estos nacionalistas de opereta han hecho tanto mal al país con sus estupideces como los colonialistas con su viveza. Unos negativos y otros excesivamente positivistas representan dos flagelos para la economía del país".Juan Domingo Perón.[94]
El conflicto con la Iglesia
En el año 1954 se inició una compleja escalada de enfrentamientos entre el gobierno y la Iglesia Católica, que había apoyado activamente al peronismo hasta ese año.
Ese mismo año, Perón logró del Congreso la sanción de la Ley Nº 14.394, cuyo artículo 31 incluye el divorcio. Tras el derrocamiento de Perón, este artículo fue suspendido mediante el decreto ley 4070/1956. El divorcio volvería a ser aceptado en 1987 mediante la sanción de la Ley Nº 23.515.
El 30 de diciembre de 1954, mediante un decreto, se autorizó la apertura de prostibulos, que estaban prohibidos desde décadas atrás.[95]
Distintos grupos opositores, entre ellos algunos abiertamente anticlericales, aprovecharon la coyuntura para organizar un amplio frente de oposición al gobierno. La respuesta del peronismo fue errática y por momentos violenta, lo que llevó aparejado un rápido fortalecimiento de la oposición.
El derrocamiento (1955)
Desde 1951 sectores cívico-militares antiperonistas habían venido desarrollando actos terroristas a través de los denominados Comandos Civiles.
El 16 de junio de 1955 los Comandos Civiles, integrados por conservadores, radicales[96] y socialistas, junto con la Marina de Guerra y sectores de la Iglesia Católica intentaron un golpe de Estado que incluyó el Bombardeo de la Plaza de Mayo y el centro de la ciudad de Buenos Aires con más de 364 muertos y centenares de heridos. El ataque se produjo con una veintena de aviones de la Aviación Naval sobre la multitud que se encontraba en una manifestación. Los ataques continuaron hasta las 18 horas. El Ejército instaló tanques y baterías antiaéreas para proteger al presidente, por lo que a los insurgentes se les ordenó atacar a los miembros del Ejército y a los civiles que apoyaban a Perón. Finalmente, los atacantes pidieron asilo político en Uruguay.
Luego Perón pidió calma a la población, en un discurso público por radio, pero sus seguidores, en respuesta a los ataques, incendiaron varias iglesias en el centro de la capital.
Perón dio entonces por finalizada la llamada revolución justicialista, y llamó a los partidos políticos opositores a establecer un proceso de diálogo que evitara la guerra civil. Por primera vez en años los opositores pudieron utilizar los medios de difusión estatales. Pero para entonces los partidos opositores no estaban interesados en llegar a un acuerdo con Perón, y utilizaron la oportunidad para difundir su oposición al gobierno y denunciar por radio la falta de libertades. Poco después Perón dio por concluidas las conversaciones.
El 16 de septiembre de 1955 las Fuerzas Armadas derrocaron a Perón. La CGT, sectores del peronismo e incluso sectores opositores fueron a reclamar armas para impedir la toma del poder por los militares, pero el presidente se las negó y se exilió temporalmente en Paraguay.
Gabinete de ministros
Los años del exilio
El 12 de octubre de 1955 se formó en el Ejército un Tribunal de Honor presidido por el general Carlos von der Becke, e integrado además por los generales Juan Carlos Bassi, Víctor Jaime Majó, Juan Carlos Sanguinetti y Basilio Pertiné para juzgar la conducta de Perón, algunos de cuyos integrantes habían servido con lealtad al mismo.[97] Días después, el Tribunal dictaminó que Perón había cometido una amplia gama de delitos que incluia el de incitación a la violencia, quema de la bandera nacional, ataques a la religión católica y estupro —acusándolo de mantener una relación con Nelly Rivas, a la sazón menor de edad— y recomendó que se lo degradara y se le prohibiera el uso de uniforme. Posteriormente el general Lonardi firmó un decreto aprobando y poniendo en ejecución esas recomendaciones.[98]
Tras marcharse al Paraguay, el presidente Alfredo Stroessner le aconsejó dejar el país, debido a que no podría garantizar su seguridad en caso de posibles atentados contra su vida. Stroessner le dio un salvoconducto para dirigirse a Nicaragua, donde fue recibido por el presidente Anastasio Somoza. Luego partió a Panamá, y se alojó en el Hotel Washington, de la ciudad de Colón —en el extremo caribeño del Canal— donde pensaba concluir el libro que había empezado a escribir en Asunción: "La fuerza es el derecho de las bestias". Pero debió abandonar el país caribeño debido a que se iba a realizar una conferencia de presidentes latinoamericanos. Marchó nuevamente a Nicaragua por un periodo corto y decidió con su entorno ir a Venezuela, que estaba gobernada por el dictador Marcos Pérez Jiménez; durante su estadía en tierras bolivarianas, el dictador venezolano nunca recibió al expresidente argentino, que no era de su agrado por diferencias políticas. Sin embargo, tras el derrocamiento de Pérez Jiménez, Perón tuvo que refugiarse en la embajada de la República Dominicana y de allí salió rumbo a ese país, donde fue recibido por su amigo, el presidente Rafael Leónidas Trujillo. Finalmente, después de dos años de tranquilidad y de agasajos constantes a su figura por parte del gobierno dominicano, Perón se trasladó a Madrid. Se estableció en el barrio residencial de Puerta de Hierro. Allí se casó con la bailarina María Estela Martínez de Perón, Isabelita, a quien había conocido en Panamá, en 1956. Según el dirigente francmasón Licio Gelli, Perón también fue iniciado en su logia Propaganda Due (P2), por el propio Gelli en una ceremonia en Puerta de Hierro.[99][100][101]
Durante la Revolución Libertadora, grupos de sindicalistas y militantes peronistas llevaron adelante actos de sabotaje en fábricas y oficinas públicas, detonaron explosivos en vías de ferrocarril y realizaron cortes de calles y avenidas entre otros hechos. Esas acciones, conocidas como la Resistencia Peronista, eran organizadas por el ex diputado John William Cooke, a quien Perón designó su delegado personal en la Argentina y en quien delegó la conducción del peronismo. El ex presidente respaldó estas acciones, e incluso apoyó la intención de Cooke de convertir al peronismo en un movimiento revolucionario de izquierda o centro-izquierda.[102]
También hubo algunas conspiraciones militares, entre los cuales destacó una sublevación castrense: el 9 de junio de 1956, bajo el mando del general Juan José Valle, un grupo de militares peronistas y militantes del peronismo intentaron un alzamiento contra el gobierno de facto. La intentona fracasó y tanto Valle como varios de sus seguidores militares y civiles fueron fusilados. La represión se extendió a sectores no peronistas de la clase obrera. Sin embargo, los dirigentes sindicales conservaron su enorme influencia sobre los gremios industriales y de servicios. En una carta que Perón envió a Cooke —el mismo día del levantamiento de Valle— no mostraba la más mínima compasión por los militares rebeldes. El conductor criticaba su apresuramiento y falta de prudencia, y aseguraba que sólo su ira por haber debido sufrir el retiro involuntario los había motivado a actuar.[103]
Durante sus años de exilio Perón publicó varios libros: Los Vendepatria (1956), La fuerza es el derecho de las bestias (1958), La Hora de los Pueblos (1968), etc.
En el año 1958, ante la inminencia de las elecciones presidenciales, Perón pactó con Arturo Frondizi, candidato de la UCRI el apoyo de los peronistas a la candidatura presidencial de éste, a cambio de la devolución de la personería gremial a los sindicatos y el fin de la proscripción electoral del general y su movimiento. Frondizi obtuvo la presidencia, pero cumplió lo pactado sólo en parte.[104] La mayor parte de los sindicatos volvió a estar controlados por el peronismo.[105]
En diciembre de 1964, durante el gobierno de Arturo Illia, Perón intentó regresar en avión a la Argentina. Pero el gobierno ratificó la decisión de prohibirle su radicación en el país y solicitó a la dictadura militar que gobernaba en Brasil que lo detuviera al realizar escala técnica en ese país y lo reenviara a España.[106]
En la Argentina, los años cincuenta y sesenta fueron marcados por frecuentes cambios de gobierno, casi siempre frutos de golpes de Estado. Estos gobiernos estuvieron signados por continuas demandas sociales y laborales.
Al calor de los procesos revolucionarios en marcha en el llamado Tercer Mundo, en Argentina aparecen grupos armados de derecha y de izquierda; entre los primeros cabe mencionar al Movimiento Nacionalista Tacuara, y entre los segundos al PRT - ERP. No obstante, la mayor parte de estos grupos armados adhirieron al peronismo, como Montoneros, la marxista-peronista FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y en menor medida las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y las FAL (Fuerzas Argentinas de Liberación).
Perón no dio ningún apoyo explícito a estos grupos armados —las "formaciones especiales"— que operaban en nombre de su partido, pero tampoco los descalificó, ya que le eran útiles para accionar sobre el gobierno militar.
Entre las acciones más destacadas de estos grupos, se destacan —entre otros— los asesinatos del ex dictador Pedro Eugenio Aramburu, figura clave del golpe de de Estado contra Perón en 1955; el del líder sindical peronista Augusto Timoteo Vandor, acusado de haber intentado organizar un "peronismo sin Perón", y el ex dirigente sindical José Alonso, todos del año 1970. En 1972 fueron asesinados el empresario Oberdan Sallustro y al año siguiente los sindicalistas Dirck Kloosterman y José Ignacio Rucci, secretario General de la CGT y hombre de confianza de Perón.
Regreso a la Argentina
A principios de los setenta se acentuó el reclamo de los gremios por el regreso de Perón. El general Alejandro Lanusse había tomado el poder en marzo de 1971 mediante un golpe palaciego dentro del régimen militar surgido en 1966, y decidió restaurar la democracia institucional en 1973.
El 17 de noviembre de 1972, Perón regresó a la Argentina a bordo de un avión alquilado al efecto.[107] Permaneció en el país poco más de un mes, al cabo del cual visitó el Paraguay y luego regresó a Madrid.
Perón desde el exilio en España tomó la decisión de nombrar un candidato a presidente por el peronismo cuya misión sería eliminar la proscripción por la que él no podía presentarse, para que Perón pudiera retornar al país y —tras la necesaria renuncia del presidente peronista que se descontaba que sería elegido— se llamara a elecciones y triunfara Perón. Se barajaron tres posibilidades: Héctor J. Cámpora, Antonio J. Benítez y Jorge Alberto Taiana.[cita requerida] Finalmente Perón se decidió por Cámpora, a quien consideraba el más acorde a sus pretensiones.[108]
El 11 de marzo de 1973, Argentina tuvo elecciones generales. Héctor José Cámpora, con el visto bueno de Perón en el exilio, gana las elecciones con el 49,5% de los votos, el líder radical, Ricardo Balbín, había salido segundo con un 21,3%, y, como el FreJuLi no había obtenido más del 50% de los votos tenía que realizarse un ballotage entre la primera y segunda fuerza. Sin embargo, Balbín reconoció la victoria de Cámpora y renunció al ballotage. El delegado de Perón asumió el 25 de mayo de 1973, dándose así por finalizado el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina.
Perón regresó al país el 20 de junio de 1973. En un hecho conocido como la Masacre de Ezeiza, la izquierda de Montoneros y el aparato de la derecha sindical de la CGT se enfrentaron por el control del palco de honor, con un saldo de 13 muertos y 365 heridos.[109]
Cámpora renunció el 13 de julio de 1973, dejando el camino libre para que Perón se presentara en las nuevas elecciones.
Tercera presidencia (1973–1974)
En las elecciones que se celebraron Perón ganó con el 62% de los votos contra el candidato de la Unión Cívica Radical, Ricardo Balbín. Se convirtió en presidente por tercera vez en octubre de 1973 con su esposa María Estela Martínez de Perón como vicepresidente.
El tercer gobierno de Perón estuvo signado por permanentes conflictos entre sus seguidores de izquierda y derecha. Grupos parapoliciales con financiamiento estatal (la Alianza Anticomunista Argentina - AAA - organizada por José López Rega, quien ejerció el cargo de Ministro de Bienestar Social) persiguieron y mataron a militantes de izquierda. A Lopéz Rega también se lo ha acusado del asesinato del padre Carlos Mugica.[110] Perón falleció el 1 de julio de 1974 y fue sucedido por su esposa. El entonces Secretario Técnico de la Presidencia de la Nación, Gustavo Caraballo, afirma que Perón le había solicitado que modificara la ley de Acefalía, para permitirle al dirigente radical Ricardo Balbín asumir como su sucesor[111] pero eso finalmente no se concretó. En medio de la violencia política imperante, María Estela Martínez fue derrocada el 24 de marzo de 1976 y sustituida por una junta militar.
Ministerios del Tercer Gobierno de Juan Domingo Perón | ||
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Cartera | Titular | Período |
Ministerio del Interior | Benito Llambí | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto |
Alberto J. Vignes | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Economía | José Ber Gelbard | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Educación | Jorge Alberto Taiana | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Bienestar Social | José López Rega | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Defensa Nacional | Ángel Federico Robledo | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Justicia | Antonio Juan Benítez | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Ministerio de Trabajo | Ricardo Otero | 12 de octubre de 1973 – 1 de julio de 1974 |
Fallecimiento, sepelio y posteridad
Juan Domingo Perón falleció el 1 de julio de 1974 debido a un paro cardíaco resultado del agravamiento de la cardiopatía isquémica crónica que padecía.[112] El anuncio al país fue realizado por su viuda, la vicepresidenta María Estela Martínez, que poco después asumió la presidencia.
Funeral de Juan Domingo Perón
Tras varios días de duelo nacional, en los que el cuerpo fue velado en el Congreso de la Nación por cientos de miles de personas, los restos fueron trasladados a una cripta en la Quinta Presidencial de Olivos. El 17 de noviembre de 1974 los restos de Evita, que habían quedado en España, fueron trasladados por el gobierno de María Estela Martínez de Perón y depositados en la misma cripta. Mientras tanto, el gobierno comenzó a proyectar el Altar de la Patria, un mausoleo gigantesco que albergaría los restos de Juan Perón, Eva Duarte de Perón, y todos los próceres de la Argentina.
Mientras se encontraba el cuerpo en el Congreso, desfilaron ante el féretro 135 mil personas; afuera, más de un millón de argentinos quedaron sin dar el último adiós a su líder. Dos mil periodistas extranjeros informaron de todos los detalles de las exequias.
Con la huida de López Rega del país y la caída del gobierno de Isabel, las obras del Altar de la Patria fueron suspendidas y los restos fueron trasladados al Cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires.
El 17 de octubre de 2006, sus restos fueron trasladados a la quinta de San Vicente, la cual le perteneció en vida y luego se convirtió en un museo en su honor. Durante el traslado se produjeron disturbios entre sectores del sindicalismo.
Profanación de sus restos
El 10 de junio de 1987 fue profanado el féretro, cuando se sustrajeron las manos del cadáver. Se ignora su destino o el motivo de dicha profanación,[113] pero existen diversas hipótesis sobre el motivo. En primer lugar, podría tratarse de una venganza: la profanación habría sido un acto de la célebre logia masónica Propaganda Due (P2), como respuesta a un incumplimiento de Perón, quien le solicitó su "ayuda" antes de asumir su tercer mandato. El operativo habría sido realizado en complicidad con miembros del Ejército, en el marco del plan de desestabilización contra la democracia argentina.[114][115] La segunda hipótesis apunta a la existencia de una cuenta suiza: sus huellas digitales servirían para abrir sus propias cajas de seguridad en bancos suizos, donde habría guardados varios millones de dólares. Esta versión fue descartada porque en aquel momento en Suiza no existían cuentas con ese sistema.[115] También se ha atribuido la profanación a las Fuerzas Armadas: hubo falsos informantes relacionados con esa institución, muchos testigos o informantes muertos sospechosamente relacionados con ésta, así como amenazas con indicios de provenir de fueros militares.[115] Y finalmente, se ha señalado a la oposición: sectores anti-peronistas, en alusión a una declaración de Perón donde decía que se cortaría las manos antes de pedirle dinero prestado al Fondo Monetario Internacional, habrían llevado a cabo la cortadura de mano.
El peronismo después de Perón
Tras la muerte de su fundador, el gobierno de su viuda y sucesora, María Estela Martínez, estuvo signado por el enfrentamiento abierto y violento entre las dos vertientes más activas del Partido Justicialista, la derecha —dirigida por el ministro López Rega— y la izquierda, identificado principalmente con las organizaciones armadas de esa tendencia.[116] La lucha violenta y la falta de liderazgo fueron utilizadas como excusas por las Fuerzas Armadas, que derrocaron a la presidenta.[117]
La dictadura militar que siguió, conocida como Proceso de Reorganización Nacional, se sostuvo en la práctica del terrorismo de Estado; todos los partidos estuvieron prohibidos, y la militancia justicialista —como así también la de los partidos de izquierda— fue duramente castigada por la represión.[118] Eso permitió implementar un plan económico liberal muy gravoso para la industria nacional.[119]
El descrédito en que había caído la dirigencia justicialista y la falta de liderazgo claro llevaron a su derrota en las elecciones de 1983 frente a la Unión Cívica Radical, resultando presidente el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín; adicionalmente, el radicalismo había sido mucho más claro en la intención de juzgar a los responsables de la reciente represión, además de haber denunciado la existencia de acuerdos entre sindicalistas y militares.[120] Una gradual recuperación permitió su regreso al gobierno nacional en 1989, con Carlos Saúl Menem como presidente, con una marcada orientación neoliberal.
El justicialismo llegó nuevamente al poder en 2003, al acceder al gobierno nacional Néstor Kirchner, que siguió una política más identificable con las prácticas del primer gobierno de Perón; no obstante, el peronismo se dividió, dando lugar al llamado Peronismo Federal, opositor a éste.[121]
Libros y artículos
Perón escribió textos de diversos géneros, pero especialmente sobre política y estrategia militar.
- Silvino Abrojo (ca. 1920), comedia teatral, bajo el seudónimo de José M. Casais[122]
- El detective de la máscara negra (ca. 1920), comedia teatral[cita requerida]
- Moral Militar (1925), ensayo
- Campañas del Alto Perú (1928), ensayo
- Guerra Mundial 1914 (1931), ensayo
- Memoria geográfica sintética del territorio nacional del Neuquén (1934), ensayo
- Toponimia patagónica de etimología araucana (1935-1936)
- Lo que yo vi de la preparación y realización de la revolución del 6 de septiembre de 1930 (1930)
- La idea estratégica y la idea operativa de San Martín en la campaña de los Andes (1937)
- "Conducción Política", Editorial Mundo Peronista, 1952 (edición fascímil: Ediciones Freeland, Buenos Aires, 1971)
- "Del poder al exilio. Quienes me derrocaron", Ediciones Argentinas, Bs. As., 1974.
- "La fuerza es el derecho de las bestias", Ediciones Síntesis, Buenos Aires, 1976.
- "La hora de los pueblos", Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1973.
- "Latinoamérica, ahora o nunca", Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1976.
- "La Comunidad Organizada", Edición Cuadernos del Instituto Nacional Juan Domingo Perón, Buenos Aires, 1999.
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Enlaces externos
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- Discursos de Juan Domingo Perón
- Instituto Nacional Juan Domingo Perón
- Museo y Biblioteca Presidente Juan D. Perón Ciudad de Lobos - Prov de Buenos Aires.
- Cómo se negoció el retorno de Perón a la Argentina
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