Fauna de Argentina

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Ñandú.

El territorio de la Argentina incluye una gran variedad de biomas y biotopos, debido a su extensión y las variedades climáticas condicionadas por factores tan diversos como la latitud, altitudes, condiciones edafológicas, etc. Esta variedad tiene como consecuencia una importante diversidad en la fauna autóctona.

Para entender la existencia de las especies animales es menester entender cómo es la red trófica de cada ecosistema y dentro de ella, la de cada biotopo, pero en el caso de Argentina una explicación en detalle resulta casi imposible precisamente debido a la gran diversidad ecológica ya señalada.

Buena parte de la fauna de mamíferos argentinos llegaron hace miles o millones de años desde América del Norte; siendo relativamente pocos los que procediendo del antiguo megacontinente de Gondwana han sobrevivido hasta el presente. Entre estos últimos, los más destacados son los armadillos, osos hormigueros, y marsupiales como las zarigüeyas, el monito del monte o la comadreja colorada.
De este modo el territorio argentino (como el de todo el Cono Sur) es señalado como parte de la región faunística y la ecozona neotropical, el clima templado y frío de gran parte del territorio han generado endemismos y evoluciones convergentes y han permitido rápidas aclimataciones de especies provenientes de la región holártica, ya sea de las debidas desde hace ca 9 millones de años por el Gran Intercambio Americano o a las producidas hace medio milenio y hasta el presente.

Ecorregiones

El territorio argentino se divide en las siguientes regiones naturales (de norte a sur)[cita requerida]:

  • Puneña y andina del noroeste
  • Chaqueña
  • Mesopotámica
  • Pampeana
  • Cuyana
  • Andinopatagónica
  • Patagónica extraandina
  • Oceánica
  • Subantártica
  • Antártica

Los límites de las regiones tienden a desdibujarse en cuanto a su aspecto faunístico: por ejemplo el puma se encuentra en casi toda la Argentina continental americana.

En todo caso existen especies naturalmente más vinculadas a determinados biomas que otras: por ejemplo los monos se encuentran exclusivamente en las zonas selváticas o boscosas más cálidas de Argentina.

Dos factores principales son los que "fijan" a una determinada región a una especie animal semoviente: la base de la red trófica (en especial los vegetales que sirven de alimento) y el clima al cual está especialmente adaptada cada especie; es decir un sistema fenológico (véase: Clima de Argentina) que se trasunta en ecosistemas. Obviamente, las especies acuáticas tendrán en la presencia de suficiente agua y tipo de medio acuático el específico factor condicionante para su distribución geográfica.

A continuación se presenta una descripción de la fauna de cada región, destacándose los principales vertebrados en cada caso.

Puma o "león americano".

Puna y Noroeste argentino

En el desierto puneño, caracterizado por extremas variaciones térmicas entre el día y la noche y entre el estío y el invierno, con tórridas y gélidas temperaturas según el momento, encontramos a la chinchilla, la vicuña, el gato andino, el cóndor y en los muy alcalinos y salados lagos puneños enormes bandadas de tres especies de flamencos: el austral, la parina chica, y la parina grande; aquí el único superpredador es el puma. Al este de la zona puneña, en tierras más bajas, húmedas y fértiles la fauna aumenta su diversidad: el puma le deja el rango de superpredador focal al yaguareté; el oso de anteojos o ucumari ha sido el que más ha mermado por acción antrópica, encontrándose ejemplares en las yungas del norte de Salta y Jujuy; su área de difusión hace cinco siglos llegaba, por lo menos, hasta las sierras de Ancasti en Catamarca[cita requerida]. En la zona intermedia de valles y quebradas secas se encuentran auquénidos domésticos como la llama y la alpaca, destacándose entre las aves un ñandú, el surí de la puna o cordillerano. En las selvas de la yunga se encuentran la ardilla colorada o nuecero, el mono caí yungueño, pavas como la pava de monte y la charata, y una de las mayores águilas del planeta: la majestuosa águila poma, en la misma ecoregión noroestina se encuentra diversas ranas del género Oreobates. En los pastizales de altura se encuentra la taruca. Como en casi toda la Argentina continental americana son aquí también frecuentes los zorros y diversas especies de armadillos, en especial el quirquincho, de esta región argentina procede uno de las pocas auténticas razas de perros precolombinos argentinos: el Perro Pila Argentino (perro pelado argentino) en sus dos variedades "chaqueña" y "andina".

Yaguar o yaguareté o "tigre" en la provincia de Formosa.
Tapir
Carayá o mono aullador.

Región Chaqueña

Región muy depredada por el ser humano durante el s. XX, con un bioma de bosque tropical y selva de galería, y con dos estaciones muy desiguales en cuanto a la distribución de las precipitaciones: la seca invernal y la húmeda estival. Naturalmente habitan en la región chaqueña especies de fauna mayor: yaguareté, puma, ocelote, yaguarundí (Herpailurus yaguarondi), margay, tigrina (Leopardus tigrinus), 3 especies de pecaríes, tapir Tapirus terrestris, el yurumí u oso hormiguero gigante, tamandua u oso mielero (Tamandua tetradactyla), coendú, y pequeños carnívoros como el zorro de monte (Cerdocyon thous) y el mapache austral (Procyon cancrivorus ); monos como el carayá, el miriquiná, y en el bajo río Pilcomayo el caí. Entre los cánidos autóctonos se destacan el aguará guazú y zorros como el aguará chaí (Pseudalopex gymnocercus ), abundan los armadillos, destacando especialmente el gigante llamado tatú carreta (Priodontes maximus), los ciervos como el ciervo de los pantanos o guazú pucú, el guazú virá o guazuncho (Mazama gouazoubira) así como el mustélido llamado hurón mediano (Galictis cuja). En las aguas viven yacarés negros (Caiman yacare), yacarés overos (Caiman latirostris) y carpinchos, así como un peces de importancia deportiva: el dorado (Salminus maxillosus).

La región chaqueña argentina posee entre los especímenes de su fauna al guanaco y al guazú tí o venado de las pampas, un conejo autóctono llamado tapetí común, o roedores mayores como el conejo de los palos o mara del Chaco, así como diversas gallináceas llamadas pavas o yacús, por ejemplo el yacú común (Penelope obscura), y la charata (Ortalis canicollis); gruiformes heliornítidos como el pato candil (Heliornis fulica) o también chuñas como la chuña de patas rojas , la chuña de patas negras o la paloma picasuró (Patagioenas picazuro); entre otras muchas especies.

Mesopotamia argentina

Tucán grande (Ramphastos toco)
Coatí

Por el clima y la flora; la fauna de la Mesopotamia argentina es similar a la de la región chaqueña aunque se distingue de esta por la mayor variedad de ictiofauna: pacú (Piaractus mesopotamicus), surubí (Pseudoplatystoma), manguruyú (Paulicea huetkeni), patí (Luciopimelodus pati), dorado (Salminus maxillosus), boga (Leporinus obtusidens), armado, chafalote, tararira (Hoplias malabaricus), pira pita (Brycon orbignyanus) , así como especies de la familia Callichthyidae capaces de respirar aire atmosférico en períodos de sequía. Las antecitadas son las especies más conspicuas de las más de cuatrocientas especies de peces que viven en las aguas de esta región. También posee una variada avifauna: el ñandú es aquí más frecuente que en la región chaqueña, lo mismo que las lechuzas, búhos (como el ñacurutú), loros y en especial guacamayos y papagayos, o las garzas ( en la avifauna de esta región también se destacan colibríes y, en la Selva Paranaense, 5 especies de tucanes, palomas yerutíes, y la gran águila harpía (la mayor de las águilas del planeta), en las selvas del extremo norte se encuentran aves pedestres del género Tinamidae como las llamadas macucos (Tinamus solitarius) . Debido a la gran cantidad de cursos de agua y humedales, abundan naturalmente en la región mesopotámica los carpinchos o capibaras, los tapires, las pseudonutrias llamadas quillá o (en el sur) coypú o coipo (Myocastor coypus), los marsupiales acuáticos yapoks (Chironectes minimus). Adaptados a sus densas selvas húmedas se encuentran mamíferos de pequeño porte tales como los coatís, agutís (Dasyprocta azarae) y pacas ó los tamandúas. También es mayor que en el chaco la frecuencia de yacarés, aguara-guazús, ciervos, grandes ofidios inofensivos para el ser humano: la ñacaniná y las anacondas. Aunque en vías de extinción por la indiscriminada caza, en los cursos fluviales y humedales se destaca la nutria gigante o ariray (antes se conocía con el nombre de yaguaruí, ha sido completamente extinguida durante el s XX). La región mesopotámica (incluyendo en ella al Delta del Paraná) es actualmente el límite sur de hábitat del ciervo de los pantanos o guazú pucú (Blastocerus dichotomus).

Pampa (región)

Es la región de toda Sudamérica que mayores modificaciones antrópicas ha sufrido.

Hasta fines del siglo XIX , entre los mamíferos abundaban los rebaños de venados de las pampas y guanacos, así como eran muy comunes los armadillos: peludo, mulita, tatú, quirquincho, los zorros (en especial el zorro colorado y el zorro chilla), gatos monteses (Leopardus geoffroyi), el puma (Puma concolor), las vizcachas los zorrinos y comadrejas, eran frecuentes los yaguaretés (o, yaguares, extinguidos en la región pampeana durante la segunda mitad del siglo XIX), por otra parte dentro de la región pampeana se encontraban los límites meridionales del carpincho (Hydrochoerus hydrochaeris), el ciervo de los pantanos, el pecarí y el aguará guazú y entre los roedores el cuís o aperea.. En sus aguas litorales e incluso en el Río de la Plata se encuentra el delfín franciscana (Pontoporia blainvillei).

Entre los reptiles se destaca la curiyú y la tortuga terrestre común (Geochelone chilensis) que en Argentina es frecuentemente una mascota doméstica.

Entre los anfibios se cuentan diversas especies de sapos y ranas siendo típico el escuerzo común (Ceratophrys ornata).

La avifauna de esta región es muy variada, destacándose el hornero (que ha llegado a ser, por su curioso nido, uno de los animales emblemáticos de Argentina), las "perdices" -en realidad aves corredoras muy semejantes a las perdices, aunque del grupo de los tinámidos, por ejemplo los inambúes-, las garzas, gallaretas, caranchos, chimangos, aguiluchos, loros barranqueros, benteveos, patos criollos (especialmente Cairina moschata) y patos sirirís, teros, chajás, lechuzas como la lechuza de campanario (Tyto alba), zorzales, cardenales, cabecitas negras, tordos (Molothrus bonariensis), sietecolores (Tachuris rubrigastra), pájaros carpinteros, biguás (Phalacrocorax brasilianus), cotorras (Myiopsitta monachus), golondrinas, el gavilán mixto (Parabuteo unicinctus) y el halcón peregrino (Falco peregrinus) entre muchísimas otras especies. Hasta fines del siglo XIX abundaban los ñandúes (Rhea americana).

Cuyo

Se trata de una región ecotonal entre la de la Puna y Noroeste Andino, la Pampeana y la Patagónica, por lo que se encuentran especies de esas regiones aunque con menor frecuencia. Entre los batracios se destaca el sapo andino (Bufo spinulosus); aparece el cóndor andino, el puma, el gato andino, la vicuña en el desierto altoandino, el zorro gris, el zorro colorado (Lycalopex culpaeus), el zorrino chico (Conepatus castaneus) y el guanaco en las travesías. Allí también habitaban los yaguaretés y todavía quedan algunas manadas de venados pampeanos, así como es el límite septentrional de la mara patagónica, el occidental de la vizcacha y el meridional de la chinchilla, existen diversas especies de cuises (Microcavia australis, Galea musteloides) y tuco-tucos de la especie Ctenomys mendocinus, el huroncito (Lyncodon patagonicus), el sur de Mendoza es el extremo sur actual de difusión de la marmosa común (Thylamys pusillus).

Taruca.

Andes Patagónicos

El relieve de la Patagonia andina marcado por altas montañas, glaciares y abundantes lagos de origen glaciar caracteriza este bioma con densas florestas frías y húmedas de coníferas y fagáceas. En esta región era muy común el puma (Puma concolor), hoy son frecuentes los cóndores, águilas, loros, y son endémicos el gato güiña (Oncifelis guigna) y el monito del monte (Dromiciops gliroides), el tucotuco y ciervos autóctonos como el huemul (Hippocamelus bisulcus), y el pudú (Pudu puda), uno de los ciervos más pequeños del mundo, más difícil de encontrar hoy en día es la comadrejita trompuda (Rhyncholestes raphanurus). En las aguas abundan salmónidos, la perca y el puyén. En los lagos y ríos se encuentran el coipo (Myocastor coypus) así como una nutria auténtica: el huillín (Lontra provocax). Entre las aves aparecen el cisne coscoroba (Coscoroba coscoroba) y el cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus).

Guanacos.

Meseta patagónica

Bioma naturalmente estepario, semidesértico y desértico, con helados inviernos. Abundan en esta región el guanaco, la mara, el puma, y hasta mediados de s XIX[cita requerida] el yaguareté (en su sector norte). Entre las aves se destacan el cóndor (que hasta mediados del siglo XX llegaba hasta el Océano Atlántico en toda esta región)[cita requerida], y el choique (Rhea pennata). En las lagunas podemos encontrar al flamenco, el cisne de cuello negro y macáes como el macá tobiano a los que se suman diversas anátidas endémicas como son las diferentes especies de cauquenes ("avutardas del sur") o el ganso de Magallanes; son frecuentes las aves de rapiña y depredadoras tales como el carancho, caracara, chimango y aguilucho. En las estepas abundan la chilla o zorro gris patagónico, y el culpeo o zorro colorado (una especie de zorro de mayor alzada que todos los otros zorros), en las islas Malvinas abundaba otro cánido: el guará (Dusicyon australis) pero este cánido fue exterminado por los británicos durante la segunda mitad del siglo XIX. Las costas de esta región merecen párrafo aparte: en ellas abundan las colonias de diversas especies de pingüinos, así como lobos marinos y elefantes marinos (es decir: pinnípedos y focénidos), de las costas patagónicas australes es típico el chorlito ceniciento Pluvianellus socialis. En las aguas costeras abundan los cetáceos tales como las toninas y los delfines como el cruzado (Lagenorhynchus cruciger), el austral (Lagenorhynchus australis) y el calderón común (Globicephala melas). Solo en las costas australes de Tierra del Fuego podremos llegar a encontrar alguna nutria marina o chungungo (Lontra felina).

Región Subantártica

Incluye a zonas costeras del archipiélago fueguino y a todas las Islas del Atlántico Sur. Es una región ecotónica entre la patagónica extraandina y la antártica. la fauna de cuadrúpedos mamíferos autóctonos es inexistente (salvo el extinguido guará en Malvinas), abunda la fauna litoral de lobos marinos, elefantes marinos a los que se suman los leones marinos (Otaria flavescens) y leopardos marinos (Hydrurga leptonyx) , así como también abundan las colonias de varias especies de pingüinos, en las aguas abundan cetáceos como la ballena franca austral, la gigantesca ballena azul (el más grande de los animales conocidos), las orcas y diversos delphinidae entre los que se destacan las toninas, así como en la base de la red trófica, formando parte del zooplancton inmensos "bancos" de un casi microscópico crustáceo llamado krill. En las costas de Tierra del Fuego y en las proximidades del Estrecho de Magallanes e incluso las Malvinas se encuentran nutrias marinas.

Pingüinos emperador.

Región Antártica

Prácticamente todo el transpaís o interior de esta región es un desierto nival en donde sólo se encuentran microorganismos (a unos 500 km del Polo Sur la única vida autóctona pluricelular conocida es un diminuto ácaro rosado llamado Nanorchestes antarcticus). Por el contrario, el litoral durante el estío meridional está abundantemente poblado por pingüinos como el pingüino emperador (Aptenodytes forsteri), con una subespecie que alcanza el 1,7 m, el pingüino barbijo (Pygoscelis antarctica), el de vincha o papúa (Pygoscelis papua) y el de ojo blanco o Adelia (Pygoscelis adeliae).

Entre los mamíferos anfibios se encuentran lobos marinos (Otaria flavescens) y leopardo marino (Hydrurga leptonyx), focas de Weddell (Leptonychotes weddellii), focas cangrejeras (Lobodon carcinophagus) y focas de Ross (Ommatophoca rossii), entre los cetáceos abundan las orcas, las ballenas francas australes, ballenas de Minke (Balaenoptera acutorostrata), cachalote (Physeter macrocephalus) y la ballena azul (Balaenoptera musculus).

Entre la avifauna volátil se cuentan los cormoranes como el cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps), petreles como el petrel gigante (Macronectes giganteus) y el blanco (Pagodroma nivea), albatros, skúas como el polar (Stercorarius maccormicki), gaviotas y la paloma antártica (Chionis alba).

Entre los peces antárticos llaman la atención aquellos que pueden vivir en aguas por debajo de 0°C (en las aguas gélidas el punto de congelación del océano y los mares baja hasta -2 °C debido a la mayor densidad de sales), particularmente los pertenecientes a la familia Nototheniidae y particularmente las especies Dissostichus mawsoni (bacalao antártico), Trematomus bernacchii y Trematomus hansoni cuya sangre y demás humores poseen glicoproteínas anticongelantes.

Fauna de origen alóctono aclimatada en Argentina

Gran parte de la fauna Argentina fue traída por los inmigrantes europeos, procede de la Región holártica, en particular del sector llamado Región paleártica, es decir desde la mayor parte de Eurasia.

Casi la totalidad de los perros y gatos domésticos proceden de Eurasia, aun cuando en Argentina los yámana hubieran domesticado el culpeu o culpeo creando una raza autóctona de "perro" llamado perro fueguino, perro entre comillas ya que a diferencia de los auténticos perros éste no descendía del lobo.
Todos los equinos hoy existentes en Argentina son de origen eurasiático, dándose la paradoja de que durante el pleistoceno existieron grandes tropillas de "caballos" autóctonos, los cuales habrían desaparecido -pareciera- por epizootias. En todo caso, los españoles introdujeron los primeros caballos del tipo actual, vacunos, perros (en un principio perros de caza y perros de combate), cerdos ( comúnmente llamados en Argentina: "chanchos"), ovinos, caprinos, gatos domésticos, asnos (llamados comúnmente en Argentina: burros) y gran variedad de gallináceas domésticas y palomas mensajeras. Tal irrupción de nuevas especies directamente traídas desde Europa ocurrió hace prácticamente ya medio milenio, por lo que hoy resulta muy difícil considerar "alóctonos" a los animales mencionados, en efecto, a poco de ser introducidos, y al encontrar nichos ecológicos vacíos por la desaparición de la megafauna pleistocénica, el número de animales procedentes de Europa y la cuenca del Mediterráneo se multiplicó de un modo prodigioso, especialmente en la Región Pampeana que presenta elementos ecológicos similares a los de la Europa templada y meridional. De este modo las tropillas de caballos salvajes, las greyes de vobinos y las jaurías de "perros cimarrones" fueron enormes ya en el s XVII (gran parte del acervo genético del perro de pelea cordobés y luego su actual descendiente el dogo argentino proceden de los perros de guerra luego cimarronizados importados por los conquistadores españoles), algo similar sucedió con los caprinos en las zonas montañosas del centro y norte del país.
Basta leer el informe del teniente coronel inglés Holland durante las Invasiones inglesas, o los comentarios de viajeros y naturalistas como Charles Darwin, Félix de Azara, Alcide d'Orbigny, Aimé Bonpland, Thaddeus Haenke, Martin de Moussy, Concolorcorvo, Hermann Burmeister etc para dar fe de su sorpresa ante la proliferación y aclimatación de vacunos, equinos, ovinos, caprinos y perros en el territorio argentino. Es así que surgieron especies "criollas", como el excelente caballo criollo, con innegables orígenes andaluces aunque con una contextura tan curiosa que se supone tiene algunos genes de asno a través de alguna mula excepcionalmente fértil (el noroeste argentino era territorio de cría de mulas para el transporte en zonas montañosas de las producciones mineras del Alto Perú).
Una segunda etapa de introducción -casi- masiva de especies alóctonas ocurre desde la segunda mitad de s XIX, muchos "estancieros" quisieron practicar las "artes venatorias" típicas de Europa y es así que con fines cinegéticos se introdujeron jabalíes, y grandes ciervos como el ciervo colorado o los ciervos axis y dama, también se introdujeron cabras de Angora, faisanes y pavos, así como los conejos particularmente el llamado conejo Castilla (Oryctolagus cuniculus) y liebres europeas e incluso, a partir de 1865, el gorrión (Passer domesticus), pájaro que es de los más frecuentes en Argentina. Con fines similares, aunque ya en los inicios del s. XX se introdujeron renos en Tierra del Fuego y las islas Georgias del Sur, castores (Castor fiber canadensis) , visones americanos (Mustela lutreola vison) y ratas almizcleras (Ondatra zibethicus) -éstas en 1948 casi coetánemente a los castores- en Tierra del Fuego, búfalos y antílopes en la región chaqueña. En diversos sitios, y en especial en la región pampeana próxima a la ciudad de Buenos Aires durante los 90's del s XX se introdujeron -y desde entonces han prosperado- las ardillas de vientre rojo vulgarmente llamadas "ardillas japonesas" (Callosciurus erythraeus).

Especies extinguidas o en grave peligro

Oso de anteojos que también recibe los nombres de oso andino, oso frontino, ucumari, jucumari etc., es el único ursido del Hemisferio Sur, aunque llega a habitar las yungas del Norte Argentino, aún se encuentra en grave peligro de extinción.

Casi la totalidad de las extinciones de especies modernas se ha debido directa o indirectamente a la acción humana. La primera extinción importante de especies se produjo hace aproximadamente entre unos diez mil a 8500 años con la llegada del Homo sapiens al sur del continente durante el Pleistoceno. La extinción de especies está encuadrada dentro de la global extinción masiva del Holoceno; tal extinción afectó principalmente a la megafauna. Bruscos cambios climáticos modificaron los hábitats provocando la extinción de aquellas las especies más sensibles a los cambios, sin capacidad de migración o adaptación. La megafauna es particularmente vulnerable ya que los animales de grandes proporciones suelen tener pocas crías, es decir una baja tasa de reposición.

Entre las especies desaparecidas entonces cabe mencionar a paquidermos como el mastodonte (Stegomastodon superbus) el cual llegó a sobrevivir en la región pampeana hasta hace unos tres mil años[cita requerida], osos gigantes como el Arctodus o el oso de las pampas (Arctotherium bonariensis), el tigre dientes de sable (no confundir con el tigre marsupial del Mioceno); Toxodon platensis; equinos como el Hippidion bonariensis (cuyos restos han aparecido como parte de alimento para los humanos en varios sitios como el de Los Toldos en la provincia de Santa Cruz y el de Arroyo Seco en la provincia de Buenos Aires)[cita requerida]; armadillos gigantes como el Pampatherium; especies semejantes a los armadillos aunque del género Glyptodontidae: gliptodonte (en especial la especie Doedicurus clavicaudatus y Doedicuris, de gran tamaño que hace 8000 años coexistió con lo seres humanos. Camélidos gigantes como la palaeolama y la macrauchenia (Macrauchenia patachonica)perteneciente al extinto género Litopterna. Neochoerus (carpincho gigante); perezosos gigantes como el megaterio, scelidotherium, Glossotherium, Lestodon, el Morenelaphus o ciervo del pleistoceno, el Mesotherium y el milodonte y quizás se asocia a un animal mítico llamado sukkarath por los pueblos indígenas. La otra importante desaparición masiva de especies por causas antrópicas se produjo a partir del s XVI con la llegada de los europeos, esta extinción de especies o -en todo caso su puesta en peligro de extinción- se debió más que a la caza, a la competencia con las especies traídas por los conquistadores, en tal sentido los perros cimarrones implicaron un muy serio peligro para otras especies.

Sin embargo es recién a partir de la segunda mitad de s XIX que se producen matanzas masivas de animales silvestres, en muchos casos por ser considerados "plagas" para la agricultura y la ganadería, en otros por la obtención a nivel industrial (masivo) de recursos a partir de ellos (pieles, aceites, plumas etc.). Así fueron extinguidos el guará (Dusicyon australis -los británicos lo exterminaron por su piel y porque lo consideraban un peligro para los rebaños de ovejas que habían importado), el chorlo polar (Numenius borealis) -el chorlo polar era un ave que migraba desde Alaska y Canadá, su extinción fue producida principalmente en los Estados Unidos-, y el guacamayo azul (Anodorhynchus glaucus).

Casi al punto de la total extinción se encuentran en Argentina la nutria gigante, ariraí o lobo gargantilla (Pteronura brasiliensis), el perezoso bayo (Bradypus variegatus), el ucumari (Tremarctos ornatus), el tuco-tuco serrano (Ctenomys pundti), pava de monte alisera (Penelope dabbenei), el guacamayo verde (Ara militaris), guacamayo amarillo (Ara ararauna), el guacamayo rojo (Ara chloroptera), el chorlito ceniciento, el macá tobiano y la chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla), del mismo modo está en grave peligro el chorlito ceniciento de cuya población en las costas marinas de la Patagonia argentina (incluidas las islas Malvinas) se calculan en el 2014 solo unos 1500 ejemplares.


Durante todo el s XX se redujeron drásticamante las poblaciones de muchas especies autóctonas de mediano y gran porte, de modo que aún se encuentran en grave riesgo -entre otras especies- el yaguareté, el pudú, el huemul, el venado de las pampas, la vicuña, la taruca, el ocelote, el aguara-guazú, etc en la actualidad muchos de los animales en más grave peligro de extinción han sido declarados monumentos nacionales, para preservarlos, por parte del Estado Nacional Argentino.

Un caso singular de especie extinta es la del perro polar argentino ya que fue una raza canina creada artificialmente para cumplir tareas en la Antártida y que se extinguió luego de que sus ejemplares fueran desarraigados de la Antártida.

Véase también

Bibliografía de Referencia