Reunificación alemana

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Mapa de la división en Alemania Occidental y Alemania Oriental, y Berlín Occidental en amarillo.

El término reunificación alemana se refiere a los cambios políticos y sociales acontecidos durante los años 1989 y 1990 en Alemania, que concluyeron en la adhesión de la antigua República Democrática Alemana (RDA) bajo la jurisdicción de la República Federal de Alemania (RFA) dando resultado a una sola Alemania. Este período histórico es conocido también mediante las denominaciones unificación alemana o unidad alemana.

Los reformas políticas y económicas impulsadas por el Secretario General Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética y la transición democrática en otros países de Europa Oriental tuvieron como consecuencia indirecta el éxodo migratorio hacia la RFA a través de Checoslovaquia y Hungría, y la posterior inestabilidad social en la RDA. Estos eventos forzaron la dimisión del Politburó del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA), partido político posteriormente ilegalizado en la RDA; y la apertura de las fronteras entre ambas Alemanias, decisión que desencadenó la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989.

Los prerrequisitos internos de la reunificación estuvieron estipulados por el Programa de los Diez Puntos, el cual perseguía la democratización y la estabilidad económica en Alemania Oriental. El convenio entre representantes de los partidos de oposición y el gobierno de la RDA concluyeron tras la celebración de las primeras elecciones democráticas y pluripartidistas en este país el 18 de marzo de 1990. El Tratado de la Unión Monetaria, Económica y Social el 1 de julio fue aprobado luego de convenir con los gobiernos de la RDA, la RFA y el Bundesbank (banco central de la RFA).

Luego de una serie de acuerdos, cumbres y visitas oficiales, y el reconocimiento de la frontera germano-polaca en la línea Oder-Neisse; los gobiernos de los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la Unión Soviética firmaron el Tratado Dos más Cuatro, el cual falló a favor del proceso de reunificación entre ambos Estados alemanes. Así mismo, convalidó el Tratado de Unificación, instrumento legal que autorizó la adhesión de la RDA en la RFA según la Ley Fundamental de Alemania el 3 de octubre de 1990. Desde 1991, el 3 de octubre se celebra en Alemania como el Día de la Unidad Alemana.

Denominación

Las consecuencias ulteriores de los cambios sociopolíticos ocurridos en ambos Estados alemanes en 1990 se ha definido como una «reunificación» porque estos encaminaron hacia la adhesión de dos Estados nacionales que previamente formaban parte del Reich Alemán,[1]​ el cual surgió de la unión entre Prusia y el resto de los territorios alemanes (excluyendo a Austria) en 1871.[2]​ Sin embargo, como la RFA fue su Estado sucesor legal inmediato, el término «reunificación» podría interpretarse como la reinstauración del Estado alemán previo; con soberanía efectiva sobre los territorios del Reich demarcados por las fronteras vigentes en 1937 (previo a la anexión de los Sudetes y Austria). De este modo, se ha preferido emplear el término unificación para referirse a la adhesión de la RDA a la RFA.[1][3][4]

El ministro de Relaciones Exteriores de la RFA Hans-Dietrich Genscher se hubo referido a la reunificación como la «unidad alemana» durante sus discursos y misiones diplomáticas.[4]​ El canciller Helmut Kohl anunció su Programa de los Diez Puntos el 28 de noviembre de 1989 sin mencionar explicítamente la palabra reunificación; en cambio, proclamó la creación de estructuras confederativas entre ambos Estados alemanes y el fin último de perseguir la unidad alemana.[5]

En los países germanoparlantes es usual referirse a este período histórico como Die Wende, cuando en realidad alude a los movimientos sociales que demandaban la democratización del gobierno de la RDA. Sin embargo, la acuñación de este término se debe a Egon Krenz, quien alegó que su elección como Secretario General y del Comité Central del Partido Socialista Unido de Alemania demostraba la disposición del régimen a aceptar cambios.[6]

Contexto

Mapa donde se muestran las zonas de ocupación alemanas, incluyendo el protectorado del Sarre y los territorios cedidos a Polonia y la Unión Soviética.

Partición de Alemania

Las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial en la Conferencia de Yalta y la de Potsdam, consensuaron la división del territorio alemán en cuatro zonas de ocupación: tres ubicadas al oeste (bajo jurisdicción estadounidense, británica y francesa) y una en el este bajo jurisdicción soviética; las cuales constituirían en 1949 a la RFA y la RDA, respectivamente.[7]​ La capital de Alemania, Berlín, también fue dividida en cuatro zonas de ocupación. Fue demarcada la frontera oriental alemana en la línea Oder-Neisse en la ribera occidental de los ríos Oder y Neisse; y conminada la escisión del Sarre, el cual fue un protectorado francés hasta la firma del Tratado de Luxemburgo en 1956;[8]​ y la cesión de varios territorios alemanes: las islas Helgoland al Reino Unido; Alta y Baja Silesia, Neumark, Pomerania Central y el sur de Prusia Oriental a Polonia; y el norte de esta provincia bajo administración soviética.[9]

El 10 de marzo de 1952, Iósif Stalin propuso un plan de reunificación de las naciones alemanas bajo términos muy similares a los que se adoptaron al poco tiempo en Austria. La llamada «Nota de Stalin» disponía la creación de una Alemania neutral, desmilitarizada y delimitada su frontera oriental por la línea Oder-Neisse.[10]​ El canciller Konrad Adenauer anunció que prefería la integración de la RFA en Europa Occidental. Además, los gobiernos de Francia, Reino Unido y Estados Unidos rechazaron la propuesta hasta que existieran las condiciones para efectuar elecciones libres en la «zona de administración soviética», se concretara la delimitación de las fronteras del futuro Estado alemán y se firmara un tratado de paz entre los gobiernos de la RFA y la RDA con las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.[11]

Inicialmente la República Federal de Alemania ni sus aliados de la OTAN reconocieron el gobierno de la República Democrática Alemana ni el de la República Popular de Polonia, de acuerdo a la estrategia de política exterior conocida como Doctrina Hallstein.[12]​ A principios de la década de 1970, el canciller de la RFA Willy Brandt promovió una política de distensión conocida como Ostpolitik, con los países de la Europa del Este, especialmente la RDA. Esta política de acercamiento consiguió el establecimiento de relaciones diplomáticas, aunque no consiguió superar la división entre ambas naciones alemanas, porque ello implicaba alterar el equilibrio de poder impuesto por los bloques capitalista y comunista durante la Guerra Fría.[13]

Política interior de Alemania Oriental

Administración y seguridad del Estado

El Partido Socialista Unido de Alemania PSUA, según el artículo 1 de su Constitución, respaldaba la supremacía de dicho partido sobre los demás y su rol como «partido del Estado».[nota 1]​ La ideología del partido, el marxismo-leninismo, influía sobre todos los aspectos de la sociedad, especialmente la educación; consolidó la formación de una identidad socialista entre sus ciudadanos. [15]​ La sublevación de 1953 exhortó a los líderes del SED, a la reorganización y aumento de los efectivos de la Stasi por no neutralizar las huelgas laborales que ocurrían desde el año anterior, y la coordinación entre la Stasi, la Volkspolizei y el Nationale Volksarmee; lo cual garantizó la estabilidad política y social en Alemania Oriental mediante la vigilancia y coerción de los ciudadanos germano orientales.[16]

Política económica

El sistema económico en Alemania Oriental era, en esencia, una economía centralmente planificada y dependía de las producciones de sus empresas nacionalizadas.[17]​ La política económica conocida como «Construcción del socialismo» implementada por el gobierno germano oriental en 1950, priorizó las inversiones a la con vistas a la producción de maquinaria industrial. El 28 de mayo de 1953, se decretó un aumento de la jornada laboral sin aumento salarial, lo cual motivó la sublevación de 1953. Luego de que las fuerzas de seguridad del gobierno germano oriental y el Ejército Rojo neutralizaran la rebelión, se acataron, empero, las peticiones iniciales de los trabajadores y se aumentaron los salarios sin modificar la jornada; lo cual limitaría la productividad de sus empresas a largo plazo.[18]

Durante la crisis petrolera de 1973, los países del bloque socialista (en particular, la Unión Soviética) se vieron beneficiados debido al aumento de precio del petróleo. Este superávit posibilitó la inversión en bienes de consumo, maquinaria y materia prima para fomentar el aumento de la productividad y competitividad de las empresas de la RDA. La exportación de mercancías a los países occidentales y a otros países de Europa Oriental habrían solventado la escasez de divisas que impedían la cancelación de la deuda interna contraída durante la modernización del sector industrial de la RDA en la década de 1960. Sin embargo, en esa década la producción de petróleo en la Unión Soviética había disminuido, así como sus exportaciones de materia prima a la RDA; la dependencia de las importaciones soviéticas terminó afectando la estabilidad de la economía germano oriental.[19]​ La carencia de divisas fue, en parte, subsanada por un préstamo concedido por un grupo de instituciones bancarias bávaras durante el gobierno de Franz Josef Strauss.[20]

Política demográfica

La escasez de mano de obra y el progresivo deterioro de la situación económica en la RDA motivaron la clausura de la frontera interalemana en 1952, las restricciones a la libertad de circulación entre la RFA y la RDA desde 1957 y,[21]​ finalmente la construcción del Muro de Berlín en 1961. Dichas medidas frenaron significativamente el flujo migratorio hacia la RFA. La oposición al gobierno, el rechazo a la ideología socialista, la centralización de la economía y las políticas de planificación familiar, entre otras razones, causaron la sangría demográfica entre la población germano oriental.[22]​Algunas de las restricciones fueron levantadas entre 1964 y 1972.[23]

Estas restricciones impuestas por el gobierno germano oriental, la persecución de los «fugitivos de la República» (en alemán: Republikflüchtinge) y la inexistencia de garantías legales hacia los expatriados al regresar a la RDA fueron criticadas por sectores opositores.[24]​ Desde la construcción del muro de Berlín, solo era posible dirigirse hacia la RFA obteniendo un visado, exigiendo el derecho a la reagrupación familiar o como prisionero político deportado, previo pago de un rescate por parte del gobierno germano occidental.[25]

La inexistencia de votaciones. De hecho, la única vez que se efectuaron comicios electorales fue, durante las elecciones locales del 7 de mayo de 1989, cuyo resultado fue una mayoría absoluta (98,8%) a favor del PSUA por medio de un fraude electoral.[26]

Crisis política en Alemania Oriental

Las políticas de reestructuración y transparencia promovidas por el secretario general de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov, supuso la restauración de la soberanía plena para los países miembros del Pacto de Varsovia y el reemplazo de la Doctrina Brézhnev. Ello afectó severamente la estabilidad del régimen socialista en la RDA, debido a que Gorbachov prohibió cualquier tipo de intervención (incluyendo la militar) en la política interior de los miembros del Pacto, entre los cuales se encontraba la RDA.[27]

Entre los antecedentes más inmediatos que vaticinaban reformas políticas en Europa Oriental podrían citarse los Acuerdos de la Mesa Redonda entre representantes del gobierno polaco y el sindicato Solidarność en 1989[28]​ y la renuncia de János Kádár como Secretario General del Partido Socialista Obrero Húngaro en 1988. El gobierno húngaro convino con los opositores al régimen en abril de 1989 el establecimiento de un sistema pluripartidista y la realización de las elecciones presidenciales en 1990.[29]

Revolución pacífica en Alemania Oriental

Desfile conmemorando los cuarenta años de la fundación de la RDA.

Pese a las cambios políticos y económicos acontecidos en la Unión Soviética, Polonia y Hungría, el secretario general del PSUA Erich Honecker rechazó cualquier intento de aplicar reformas liberalizadoras, aunque estas fueran moderadas. Igualmente, el gobierno de este país reprimió las protestas que simpatizaran con las acciones del gobierno soviético. La ineficiencia del Estado germano oriental fomentó la proliferación de manifestaciones en favor de la reivindicación de las libertades políticas e individuales; y el respeto y cumplimiento de la dignidad humana, del Estado de Derecho establecido en la RDA, el pluralismo político, la objeción de conciencia y la protección del medio ambiente.[30]

La creación de un Estado democrático en la RDA y en defensa de la libertad de circulación fueron las consignas de las protestas semanales conocidas como las «Manifestaciones del Lunes». Se caracterizaron por la poca o nula represión ejercida por la Volkspolizei y la Stasi hacia los participantes de las protestas. La primera de ellas tuvo lugar el 4 de septiembre de 1989 en la Iglesia de San Nicolás en Leipzig, con una presencia de 1000 participantes.[31]​ En los últimos meses de 1989, se presenciaron manifestaciones en las ciudades de Dresde, Halle, Karl-Marx-Stadt (actualmente Chemnitz), Magdeburgo, Plauen, Potsdam, Rostock y Schwerin, aunque con menor participación y sin periodicidad.[32]

A pesar de las protestas y el descontento general, el gobierno de la RDA conmemoró el 7 de octubre de 1989 el cuadragésimo aniversario de la fundación de la RDA. Mientras los desfiles militares tenían lugar en Berlín, la represión de la Volkspolizei dispersó varias manifestaciones que pretendían obstruir la circulación de los desfiles.[33]

Posterior a la celebración de los cuarenta años de la RDA, la dirección del Comité Central del PSUA sufrió un debilitamiento debido a conflictos internos, los cuales derivaron en la aparición de fracciones de políticos moderados y de línea dura.[34]​ El consenso del Comité Central del PSUA forzó la dimisión de Erich Honecker el 18 de octubre de 1989 como secretario general de la RDA y del propio Comité Central, e invistió a Egon Krenz con los cargos que desempeñaba Honecker.[35]

Las protestas del 30 de octubre y 6 de noviembre de 1989 contaron con una presencia de entre 320.000 y 500.000 personas respectivamente, siendo éstas las de mayor participación entre las Manifestaciones del Lunes. La mayor concentración de manifestantes se reunió en las ciudades de Leipzig, Dresde, Halle y Karl-Marx-Stadt. Ambas manifestaciones, junto con la de Alexanderplatz el 4 de noviembre, precipitaron la renuncia de nueve miembros del gobierno germano oriental el 8 de noviembre de 1989.[36]​ Ese mismo día, el gobierno de la RDA aceptó una convocatoria de elecciones libres y legalizó el partido opositor Nuevo Foro.[37]

Apertura de las fronteras

La caída del muro de Berlín fue uno de los sucesos más significativos que revelaron los cambios que se estaban llevando a cabo en la RDA.

El 2 de mayo de 1989, el primer ministro húngaro Miklós Németh ordenó el desmantelamiento de los controles fronterizos entre Hungría y Austria, por lo que muchos ciudadanos de la RDA se pudieron desplazar a Austria buscando una alternativa para viajar hacia el oeste de Europa, y en particular hacia la RFA.[29]​Esto vino seguido de una apertura definitiva de las fronteras entre Austria y Hungría para los ciudadanos germano orientales, sin solicitar documentos de viaje.[38]​ Al mismo tiempo, muchas personas se congregaron en la Representación Permanente de la RFA de Berlín Este y sus embajadas entre agosto y septiembre de 1989 en Budapest, Praga y Varsovia para solicitar autorizaciones de viaje hacia la RFA; aunque dichas instituciones suspendieron inmediatamente sus servicios debido al exceso de peticiones.[39]

Para evitar un éxodo migratorio hacia Hungría, el gobierno oriental alemán clausuró los cruces fronterizos hacia Checoslovaquia desde el 3 de octubre de 1989.[38]​ La anulación de dicha ordenanza el 1 de noviembre generó una nueva oleada de emigrantes germano orientales hacia Checoslovaquia y Hungría, algunos de los cuales se movilizaron dos días después hacia la embajada de la RFA en Praga.[40]

Señal encontrada en todas las vías entre el este y el oeste de Alemania divididas durante la Guerra Fría. El texto traducido dice: "Aquí, Alemania y Europa estuvieron divididas hasta el 10 de diciembre de 1989 a las 10:15 am". La fecha y la hora varían según el momento de apertura de ese sector de la vía.

En la tarde del 9 de noviembre de 1989, el portavoz del Comité Central Günter Schabowski concedió una conferencia de prensa para anunciar la derogación de las limitaciones impuestas a los permisos de viajes para los ciudadanos germano orientales, así como la autorización para atravesar los pasos fronterizos entre ambos países alemanes.[41][42]

Tras la concesión de permisos de viaje y la apertura de los pasos de la frontera interalemana, miles de personas se dirigieron hacia los cruces fronterizos, incluyendo los del muro de Berlín. Los guardias se mostraron renuentes ante la eventual apertura del paso de Bornholmer Straße hacia Berlín Occidental; declinaron luego, ante la multitud creciente de personas tanto a pie como en coche que solicitaban cruzar la frontera.[43]​ Entre el 9 y 10 de noviembre, una multitud de berlineses (tanto del sector occidental como del oriental) acudieron a la Puerta de Brandeburgo para encaramarse sobre el muro; otros decidieron derribarlo con martillos y cinceles.[44][45]​ Tras los sucesos ocurridos en Berlín, el canciller de la RFA Helmut Kohl, suspendió una visita oficial en Varsovia para pronunciar un discurso en el ayuntamiento de Schöneberg en Berlín, el 10 de noviembre.[46]

Proceso de reunificación

Transición democrática en Alemania Oriental

Apertura de la Puerta de Brandeburgo el 22 de diciembre de 1989. De izquierda a derecha: El presidente del consejo de ministros de la RDA Hans Modrow, el canciller de la RFA Helmut Kohl, el alcalde de Berlín Oeste Walter Momper y, en segundo plano entre Kohl y Momper, el alcalde mayor de Berlín Este Erhard Krack.

El 13 de noviembre de 1989, Hans Modrow fue elegido Presidente del Consejo de Ministros tras la renuncia de Willi Stoph cinco días antes.[47]​ El 17 de noviembre, Modrow planteó un tratado comunitario con la RFA con la intención de garantizar la estabilidad económica de la RDA y evitar una eventual unificación con la primera; sin embargo, esta iniciativa de Modrow conllevó a Helmut Kohl plantear una contramedida.[48]​ El 28 de noviembre, Kohl comunicó una hoja de ruta ante el Bundestag (parlamento de la RFA) conocida como el Programa de los Diez Puntos con el fin de facilitar la transición democrática en la RDA y la materialización de una unificación entre ambos Estados alemanes.[49]​ Este plan fue concebido para contrarrestar la aceptación de la propuesta de Modrow e implicar al gobierno germano occidental en el progreso hacia la unidad alemana, lo cual mejoró la imagen pública del gobierno de Kohl para las elecciones federales de 1990 y reforzó su liderazgo dentro de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU).[50]

En particular, el tercer y el quinto punto del programa eran vinculantes a la transición política que se hubo consumado a lo largo de 1990 en la RDA. El tercer punto apuntaba que el estado de la RFA cooperaría ampliamente en la integración entre ambas Alemanias si algún cambio se llevaba a cabo en el sistema político y económico de la RDA, proponía la disolución del PSUA dado el abuso de autoridad ejercido por los integrantes del mismo, la convocatoria de elecciones libres y decretar la amnistía de los presos políticos en la RDA. El quinto punto afirmaba que un prerrequisito para emprender la creación de estructuras políticas y económicas confederativas era que el pueblo germano oriental eligiera democráticamente al gobierno (incluyendo a la comisión parlamentaria de la Volkskammer) con el cual el gobierno de la RFA concertaría el proceso de reunificación.[5]

Acuerdos de la mesa redonda

La iniciativa de crear una mesa redonda central de negociaciones fue anunciada por los representantes del partido Democracia Ahora en vista del éxito de los acuerdos de la mesa redonda en Polonia y Hungría. [51]​ Desde el 7 de diciembre de 1989 hasta el 12 de marzo de 1990, se organizaron dieciséis rondas de negociaciones en el Palacio de Schönhausen. En ella participaron quince representantes de siete partidos de oposición y varios representantes del Frente Nacional de Alemania Democrática, con el apoyo de delegados de la Iglesia Protestante de la RDA como mediadores del debate.[52]

Los miembros de la mesa redonda pretendían solventar la crisis social en la RDA, mas no se atribuyeron responsabilidades gubernamentales ni parlamentarias. Exigían la creación de una nueva constitución, el establecimiento de elecciones libres y democráticas; y la divulgación de la situación económica, financiera y ecológica nacional.[53]

Durante las negociaciones no hubo consenso entre los líderes opositores y el gobierno germano oriental sobre la implantación de un nuevo régimen. Sin embargo, el gobierno de Modrow convino con los dirigentes opositores, admitió la participación de los partidos de oposición a las elecciones legislativas de 1990 para construir un «gobierno de responsabilidad nacional» capaz de estabilizar la situación política y social de la RDA. La celebración de las elecciones se fijó para el 18 de marzo de 1990.[54]

La disolución de la Stasi fue otro logro de los representantes de la oposición en la mesa redonda. Su clausura, bajo mandato del gobierno de Hans Modrow en enero de 1990, fue acelerada por el allanamiento de su sede central en Berlín.[55]

Cambios en el gobierno de la RDA
Resultados de las elecciones legislativas de 1990.[56]
Partido o coalición Porcentaje de votos
Alianza por Alemania 48,1
Partido Socialdemócrata 21,8
Partido del Socialismo Democrático 16,3
Asociación de Demócratas Libres 5,3
Alianza 90 2,9
Partido Democrático Campesino 2,2
Verdes/Mujeres Independientes 2,0
Independiente 1,4

El 1 de diciembre de 1989, los diputados de la Volkskammer abolieron el artículo 1 de la Constitución de la RDA, el cual decretaba la hegemonía del PSUA del Frente Nacional de Alemania Democrática.[57]​ Esta sentencia precipitó la renuncia del Politburó el 3 de diciembre y tres días después, la del Secretario General del PSUA Egon Krenz.[58]​ Tras la renuncia de Krenz, Manfred Gerlach (del Partido Liberal Democrático) le sustituyó como Presidente del Consejo de Estado[59]​ y el PSUA cambió su nombre a Partido del Socialismo Democrático (en un principio, bajo las siglas PDS-SED) bajo la dirección de Gregor Gysi a mediados de diciembre de 1989. Esta renovación pretendía desligar la imagen pública del partido del totalitarismo del gobierno germano oriental bajo su liderazgo, con vistas a las elecciones legislativas de 1990.[60]

Durante el gobierno de Modrow, se presentaron varias coaliciones de oposición a las elecciones, todas de fundación reciente: Alianza por Alemania (fundada el 5 de febrero, constituida por los partidos Unión Demócrata Cristiana de la RDA, Despertar Democrático y Unión Social Alemana), Unión de Demócratas Libres (fundada el 12 de febrero, constituida por los partidos Liberal Democrático, Partido Foral Alemán y Liberaldemócrata), Alianza 90 (fundada el 7 de febrero, constituida por los partidos Nuevo Foro, Democracia Ahora e Iniciativa por la Paz y los Derechos Humanos) y la coalición Verdes/Unión de Mujeres Independientes.[61]​ Los comicios del 18 de marzo se decantaron a favor de la coalición Alianza por Alemania, en la cual el partido democratacristiano obtuvo un 40,9% de los votos sufragados.[56]

El 5 de abril de 1990, Sabine Bergmann-Pohl, la candidata por la Unión Demócrata Cristiana de la RDA, fue elegida Presidenta de la Volkskammer.[62]​ Una semana más tarde, también candidato por dicho partido, Lothar de Maizière fue elegido por los diputados de la Volkskammer como Presidente del Consejo de Ministros de la RDA, con una mayoría de 265 votos a favor.[63]

La elección de de Maizière facilitó significativamente las negociaciones con el gobierno germano occidental y agilizaron el proceso de reunificación. Durante su gestión, la Volkskammer decretó 164 estatutos y 93 resoluciones desde el 5 de abril hasta el 2 de octubre de 1990; algunas de ellas se preservaron como parte del marco jurídico del Tratado de Unificación.[64]

Transición económica en la RDA

El 8 de noviembre de 1989, Helmut Kohl propuso una ayuda económica al gobierno de la RDA para mejorar la situación económica de sus habitantes, y procurar en lo posible, disminuir la inmigración proveniente de este país.[65]​ Kohl propuso en su Programa de los Diez Puntos, la implantación de una economía de mercado sustituyendo a la economía planificada asentada en la RDA.[5]

El flujo migratorio hacia la RFA había limitado la productividad de las empresas de la RDA por la inasistencia de trabajadores, perjudicando severamente la situación económica de este país y acelerando el riesgo de insolvencia en muchas de sus empresas. Aún infravalorando, el Bundesbank estimaba que la productividad promedio de las empresas públicas de la RDA era de un tercio con respecto a la de las germano occidentales, aun sin tomar en cuenta las consecuencias engendradas por las migraciones.[66]​ En enero de 1990, unas 2000 personas fueron reasentadas diariamente en la RFA.[67]

El Presidente del Consejo de Ministros de la RDA, Lothar de Maizière, tras ser elegido en las elecciones legislativas de 1990, difundió algunos hechos que reflejaban la situación de la economía germano oriental:[68]

En Alemania Occidental, entre el 47% y el 53% de su producto interno bruto (PIB) se destina a los presupuestos nacionales e inversiones, respectivamente; mientras que en la RDA el 85% de nuestro PIB se destina para el consumo interno y sólo el 15% para las inversiones. Apenas se asignan partidas de capital para las reparaciones de nuestros activos tangibles ni financiación para su renovación. Toda la infraestructura de este país, incluyendo viviendas, se encuentran en un estado descuidado y anticuado.
Tratado sobre la Unión Monetaria, Económica y Social

El 19 de enero de 1990, la portavoz del Partido Socialdemócrata de la RFA Ingrid Matthäus Maier, concibió la posible implantación de una unión monetaria efectiva con el fin ulterior de asimilar la económica de la RDA a la germano occidental.[69]​ Tras la caída del Muro de Berlín, el canciller Helmut Kohl planteó el establecimiento de una moneda única en ambas Alemanias, pero en la Cancillería Federal esta medida era vista con escepticismo porque se dudaba de la factibilidad, eficacia y materialización de su propuesta. El Presidente del Consejo de Ministros de la RDA Hans Modrow secundó la proposición de Kohl, aunque añadió que su ejecución precisaba previamente la estabilización de la economía germano oriental.[70]​ El 15 de febrero de 1990, Kohl expuso su apoyo a los diputados del Bundestag sobre la unión monetaria alemana:[71]

Enviamos una señal de aliento y esperanza al pueblo de la RDA desde la RFA, ofreciéndoles nuestro activo económico más valioso, el marco alemán, con el fin de delimitar las condiciones iniciales para mejorar la situación económica y los niveles de vida en la RDA.

Poco después, el 6 de febrero, Kohl declaró que a partir de entonces comenzaron las negociaciones con el gobierno de la RDA en relación a la unión monetaria.[72]​ La finalidad de crear una tasa de cambio a razón 1:1 [nota 2]​ entre los marcos alemanes y los de la RDA se resumía en tres premisas: Mantener la competitividad de las empresas públicas de la RDA por medio del aumento salarial que generaría la modificación de la tasa de cambio, aumentar la liquidez de sus activos y establecer una tasa de cambio adecuada para la convertibilidad de los ahorros de los ciudadanos de la RDA a marcos alemanes.[73]

La baja productividad en las empresas de la RDA había debilitado su economía, dificultando las expectativas del Bundesbank y del Ministerio de Finanzas de Alemania para establecer una tasa de cambio 1:1. El 29 de marzo, la junta directiva del Bundesbank introdujo una devaluación en la tasa de cambio del marco alemán y los marcos de la RDA, a razón de 1:2. Esta medida tenía el propósito de estimular la utilización de los marcos de la RDA circulantes en detrimento de los marcos alemanes para evitar un riesgo de inflación en la RFA.[74][75]​ Pese a la regulación, aún no existía una convertibilidad fija entre ambas monedas, fluctuando las tasas de cambio entre 1:6 y 1:9;[75]​ pero manteniéndose el tipo de cambio aplicado a las compañías germano orientales para el pago de las deudas y los salarios estable, en una relación de 1:2 de acuerdo a la revalorización impuesta por el Bundesbank.[76]​El ministro de Economía Helmut Haussmann y los representantes del Bundesbank arguyeron favorablemente por una tasa de cambio 1:2, la cual pese a reducir los salarios a la mitad en la RDA, favorecería la competitividad de las compañías germano orientales y el interés de inversores extranjeros.[77]​ El presidente del Bundesbank Karl Otto Pöhl opinó que una menor tasa de cambio para la conversión de los marcos de la RDA ofrecería mejores oportunidades para que sus empresas públicas evitaran la insolvencia; de lo contrario, se revalorizarían sus gastos operativos (en particular, los salarios de los empleados) y sus deudas. La conversión a una tasa de cambio fija 1:1 se consideraba una medida arriesgada, ya que provocaría un aumento de la inflación por exceso de liquidez.[78][79]

La decisión tomada por el Bundesbank contrariaba las iniciativas promovidas por los partidos políticos participantes en las elecciones legislativas de 1990, generando manifestaciones en la RDA. La devaluación impuesta por el Bundesbank había reducido a la mitad los salarios con respecto a los vigentes en 1988 (una media de 854 marcos de la RDA). Un salario de 427 marcos de la RFA equivalía apenas a la quinta parte de un sueldo medio en Alemania Occidental.[78]​ Además, el presidente del Bundesbank no había sido informado de la declaración del canciller Kohl. El criterio del gobierno de la RFA fue finalmente acatada por el Bundesbank, aunque en contra del criterio de sus economistas.[72]

Cola de clientes esperando en una caja de ahorros en Gera el 1 de julio de 1990 para retirar dinero de sus cuentas de ahorro tras ser convertidos a marcos alemanes.

El defensor más favorable a la implementación de la tasa de cambio 1:1 entre las monedas de ambas Alemanias fue el ministro del Trabajo Norbert Blüm, quien afirmó que «un tipo de cambio inferior a 1:1 crearía una agitación social intensa y desestabilización política».[80][76]​ La modificación de la tasa de cambio se convirtió en la consigna política de Markus Meckel (líder del partido socialdemócrata de la RDA), así como una problemática de importancia máxima en la Alemania Oriental para el gobierno de Lothar de Maizière.[81]

Pese a los inconvenientes señalados respecto a la convertibilidad de ambas monedas, una serie de acuerdos entre los gobiernos de la RDA y la RFA liderados por Lothar de Maizière y Helmut Kohl, respectivamente; concluyeron en la firma del tratado para la Unión Económica, Monetaria y Social el 18 de mayo de 1990.[82]​ Pese al desarrollo de las negociaciones del tratado, tanto políticos como economistas de la RDA advirtieron que una unión monetaria entre ambas Alemanias efectuada apresuradamente, no sería viable sin la protección de su comercio exterior.[83]​ El 1 de julio de 1990 entró en vigor dicho tratado, implementándose desde ese momento la introducción del marco alemán como moneda de curso legal en la RDA. Ese mismo día, Kohl pronunció un discurso, en el cual aseveró que su gestión promovería el desarrollo económico de la RDA.[82]​ Los compromisos adquiridos por el gobierno de Alemania Occidental por medio del tratado fueron:[84]

  • Se mantuvo el pago de los salarios y pensiones en una tasa de cambio 1:1.
  • Se estableció un baremo para el retiro de ahorros de acuerdo a la edad del usuario a una tasa 1:1: hasta 2000 marcos alemanes para menores de 15 años, hasta 4000 para personas de 15 a 60 años y hasta 6000 para mayores de 60. Se aplicó una tasa de cambio 1:2 para cualquier retiro adicional, compensaciones financieras, cancelación de deudas y préstamos hipotecarios.[85]
  • Adopción de una economía de mercado en la RDA, basada en la propiedad privada.
  • Introducción de un marco legal económico basado en las leyes de la RFA.
  • Con la introducción del Estado de bienestar en la RDA, se ha garantizado el derecho de los trabajadores a un seguro médico y uno por desempleo, la participación en gremios colectivos y en las decisiones corporativas de las empresas.
Privatización del sector público en la RDA

Una problemática presente en el marco de la reunificación alemana fue la de reemplazar el sistema económico centralizado de la RDA por una economía de mercado. Se planteó la administración de las empresas públicas de la RDA por parte de un holding o una agencia fiduciaria capaz de salvaguardar la administración de los bienes públicos de la RDA.[86]​ La constitución de dicha institución, la Treuhandanstalt (THA) provino de una iniciativa planteada en la mesa redonda el 12 de febrero de 1990 por Wolfgang Ullmann, representante del grupo de activistas sociales Democracia Ahora.[87]​ El Consejo de Ministros de la RDA aprobó la creación de la THA el 1 de marzo de 1990 y luego la Volkskammer aprobó el marco legal de dicha institución por medio de la Treuhandgesetz (Ley de fideicomiso) el 17 de junio del mismo año.[88]​ Ya para el 31 de diciembre de 1990, la THA hubo administrado las finanzas de 8.810 empresas públicas de la RDA, las cuales empleaban en total a cuatro millones de trabajadores.[89]

Desde su creación hasta su disolución en 1994, la THA había administrado los bienes de 12.354 empresas; de las cuales 7.853 habían sido privatizadas o municipalizadas. Cerca de 2.700 empresas fueron adquiridas por sus respectivos directivos por la modalidad Management buyout, otras 1.600 no pudieron ser privatizadas, por lo que la administración de estas empresas fueron devueltas a sus respectivas juntas directivas. Entre estas empresas, la THA clausuró 3.713 de ellas.[90]​ La THA desde su creación, fomentó la concreción de adquisiciones por consorcios de la RFA e inclusive extranjeros pertenecientes a la misma industria; no en vano el 74% de las sociedades privatizadas fueron adquiridas por compañías germano occidentales.[86]

El proceso de privatización supuso el desmantelamiento del tejido industrial y productivo de la ex-RDA, en un proceso en el que se generalizó que empresas del oeste adquirieran a competidoras suyas con el objetivo de liquidarlas, con ventas tras tasaciones inferiores a su valor real, etc. Así, la RDA pasó de tener pleno empleo a una tasa del 30% en pocos años.[91]

Política exterior de Alemania Occidental

La primera mención respecto al futuro desarrollo de una confederación o una reunificación alemana tuvo lugar el 21 de noviembre de 1989 en Bonn durante la visita oficial del consultor en Asuntos Internacionales del Partido Comunista soviético Nikolai Portugalov a Horst Teltschik, asesor principal en el gabinete del canciller Helmut Kohl. Al término de esta reunión, tanto Teltschik como Kohl planificaron una propuesta de reunificación entre ambos Estados alemanes, lo cual conllevó al Programa de los Diez Puntos.[92][93]​ Aunque el canciller Kohl no la consideró como un cronograma al momento de presentarla ante el Bundestag, hizo que los gobiernos de varios países europeos se tomaran el asunto de la reunificación seriamente, en particular porque esta iniciativa del gobierno germano occidental fue decidida sin consultar con alguno de los gobiernos de los países de la OTAN.[94]

Oposición a la reunificación

El Pacto de Varsovia disponía de una numerosa presencia militar soviética estimada en 370.000 individuos estacionada en la RDA tras previo acuerdo entre los gobiernos soviético y germano oriental. La retirada de las tropas soviéticas de la RDA arriesgaría la seguridad nacional de los restantes países del Pacto de Varsovia tras el ingreso de una Alemania reunificada a la OTAN.[94]​ Esta circunstancia condicionó la postura de la Unión Soviética respecto a la reunificación al retardar la aplicación del Programa de los Diez Puntos por parte del gobierno germano occidental y favoreciendo la implementación de un marco confederativo entre ambos Estados alemanes, propuesta por Hans Modrow en noviembre de 1989.[95]

El 13 de noviembre de 1989, la primera ministra del Reino Unido Margaret Thatcher comunicó que era prioritario garantizar un Estado democrático y económicamente estable en la RDA antes de planificar la reunificación de Alemania. [96]​ La reunificación entre ambos países fue cuestionada por el gobierno británico, inquieto ante una predominancia alemana en la política exterior europea, motivada por su mayor potencial económico, así como por sus desarrolladas relaciones bilaterales con otros países europeos y los Estados Unidos. Además, se lo consideraba un país capaz de desestabilizar la construcción de una política común europea.[97]​ El gobierno británico recelaba de varias de las proposiciones del gobierno soviético, entre ellas la instauración de un orden geopolítico pacífico y paneuropeo; por medio de la disolución de la OTAN y del Pacto de Varsovia, la neutralización y desocupación militar de Alemania y la pertenencia de esta y la Unión Soviética en la OTAN.[94]​ En cambio, la postura del presidente francés François Mitterrand se mostró conciliadora ante la libre determinación del pueblo alemán ante la reunificación de sus países, aunque mediada por un diálogo con la Unión Soviética y las potencias occidentales.[98]

El 6 de diciembre, el presidente Mitterrand acudió a una reunión con Gorbachov en Kiev. Ambos mandatarios coincidieron en que el proceso de reunificación debía retardarse porque ante los cambios ocurridos en la RDA, se temía la eventual deposición de Gorbachov como Secretario General por no intervenir decidamente en este asunto. Esta situación comprometida motivó a Mitterrand dialogar con Helmut Kohl; quien afirmó que la reunificación alemana «no estaba a la orden del día y tardaría varios años».[99][93]

El 8 de diciembre, en la cumbre de la Comunidad Económica Europea en Estrasburgo, los representantes de cada país (a excepción de España) exigieron una declaración oficial sobre el reconocimiento de la frontera occidental polaca por parte de Alemania Occidental, a lo cual Kohl se mostró reacio. En un encuentro privado entre Thatcher y la comitiva del presidente Mitterrand luego de la cumbre, aquella mostró a los presentes varios mapas de la Gran Alemania exponiendo la amenaza que supondría una Alemania unificada a sus países vecinos al vaticinar potenciales reclamaciones territoriales a Polonia y Checoslovaquia.[99][93]​ Precisamente la postura más contraria a la reunificación alemana fue la del gobierno de Thatcher, quien concretó la postura oficial del gobierno británico frente a la reunificación durante una llamada telefónica al presidente estadounidense George Bush el 22 de febrero de 1990:[100]

Alemania se convertirá en el Japón de Europa, pero peor —en referencia a una eventual supremacía alemana en Europa—. El presidente francés está de acuerdo conmigo respecto a que los alemanes pacíficamente lograrán lo que Hitler no alcanzó en la Guerra. Sr. Presidente, sugiero la permanencia indefinida de las tropas soviéticas en Alemania; ello nos permitiría mejorar nuestras relaciones con Gorbachov y a la vez controlaremos a los alemanes.

La oposición del gobierno británico al proceso de reunificación quedó relegada a un segundo plano después de las negociaciones bilaterales entre el gobierno de Alemania Occidental y los Estados Unidos, aunque en parte se debió a las repetidas negativas provenientes de diversas personalidades del gobierno británico, entre ellos la primera ministra Margaret Thatcher y los ministros Douglas Hurd y Nicholas Ridley.[101][nota 3]​ Otros jefes de Gobierno se manifestaron en contra de la reunificación, como el primer ministro de Italia Giulio Andreotti y el de los Países Bajos Ruud Lubbers; el primero manifestó temores ante un resurgimiento del pangermanismo y el segundo cuestionó el derecho de autodeterminación del pueblo alemán.[102]​ El único mandatario de Europa Occidental que apoyó incondicionalmente el proceso de reunificación en Alemania fue el presidente de España Felipe González, luego de enterarse del triunfo de la Unión Demócrata Cristiana en las elecciones legislativas de 1990.[103]

Marco de negociaciones

El 2 de febrero de 1990, el Departamento de Estado estadounidense aprobó la organización de una mesa de negociaciones entre la RFA, la RDA y las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética), en las que se hubo establecido las condiciones bajo las cuales se coordinaría el proceso de reunificación entre ambos Estados alemanes. El autor de esta propuesta fue el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Hans-Dietrich Genscher.[104]

En la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN y el Pacto de Varsovia el 13 de febrero en Ottawa, se formalizó el mecanismo de negociaciones propuesto por Genscher denominado «Conversaciones Dos más Cuatro», las cuales fueron realizadas en Bonn (5 de mayo), Berlín Este (22 de junio) y París (17 de julio). Los representantes de Italia y los Países Bajos exigieron su participación en las negociaciones, a lo que Genscher respondió: «¡Vosotros no sois parte del juego!»; haciéndoles entender que esta era una problemática concerniente a los gobiernos de ambas Alemanias y las cuatro potencias vencedoras de la SGM.[105]​ A partir de aquél día podían entablarse las conversaciones entre los ministros de Relaciones Exteriores de los países involucrados, aunque estas se retrasaron hasta el 14 de abril de 1990, día en que Markus Meckel fuera elegido como Ministro de Relaciones Exteriores de la RDA.[106]

Firma de acuerdos bilaterales por el presidente estadounidense Bush y el Secretario General soviético Gorbachov el 12 de junio de 1990.

La visita de Kohl al presidente estadounidense Bush en Camp David el 24 de febrero fue primordial para coordinar los objetivos y asuntos pendientes de discusión en las Conversaciones Dos más Cuatro, en presencia de representantes de Alemania Occidental. La postura del gobierno estadounidense bajo la gestión del presidente Bush secundaba la unidad de Alemania, aseverando que una Alemania reunificada debía pertenecer a la OTAN porque la RFA era uno de sus estados miembros.[92]​ El Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos elaboró una lista de los asuntos pendientes de discusión, como la administración política de Berlín, el reconocimiento de las fronteras de Polonia, la permanencia de tropas soviéticas en el territorio germano oriental y la producción de armas de destrucción masiva. La pertenencia de Alemania a la OTAN y la reducción de personal activo en la Bundeswehr (fuerzas armadas de la RFA) no fue deliberada dentro de las Conversaciones Dos más Cuatro.[94]

El 31 de mayo durante la visita de Gorbachov en la cumbre de Washington, se acordó que los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Soviética aceptaban la reunificación de Alemania y su ingreso a la OTAN, reconociendo así la soberanía del Estado alemán, derecho garantizado por la Declaración de Helsinki. En la visita del canciller Kohl y su ministro de Relaciones Exteriores Genscher el 16 de julio en el pabellón de caza de Gorbachov en el Cáucaso, este reafirmó la decisión tomada en la cumbre de Washington en presencia del canciller, con la condición de que el gobierno alemán cancelara los compromisos económicos de la RDA, se encargara del desalojo de los soldados soviéticos estacionados en territorio oriental y otorgara un préstamo de cinco millones de marcos a la Unión Soviética.[94][107]​ Ya el 10 de febrero, durante una visita oficial del canciller Kohl a Moscú, Gorbachov aceptó en su presencia el derecho de la reunificación por parte de ambos Estados alemanes.[108]

Desde 1945, la soberanía alemana había sido entregada a las potencias vencedoras de la SGM. La soberanía del Estado germano occidental había sido cedida mediante la Conferencia de Londres en 1954. Hasta 1990, las potencias occidentales (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) renovaban el derecho de gestionar la soberanía de la RFA.[109]

Litigio fronterizo germano-polaco

La frontera occidental polaca había sido reconocida de iure en 1950 por la RDA en el Tratado de Zgorzelec y de facto en 1970 por la RFA en el Tratado de Moscú. La revisión y posterior resolución de la disputa fronteriza germano-polaca tendría validez en participación de una Alemania unificada y soberana.[110]

Debido a la falta de compromiso inicial del gobierno de Helmut Kohl en el reconocimiento de las fronteras, el gobierno polaco mantuvo una postura contraria a la reunificación de Alemania durante las negociaciones del proceso de reunificación. El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia Krzysztof Skubiszewski en la cumbre de Ottawa, propuso debatir la garantía de la seguridad nacional de los países vecinos de Alemania. El 16 de febrero, su homólogo alemán Hans-Dietrich Genscher sugirió que una resolución conjunta de ambos parlamentos alemanes (el Bundestag y la Volkskammer) definiría la postura alemana frente al litigio fronterizo polaco. El 19 de abril de 1990, durante la visita oficial de la RDA en Varsovia, Markus Meckel secundó la postura de Genscher y el presidente Lothar de Maizière legitimó el derecho a la reunificación avalado en la Ley Fundamental de Alemania (Constitución de Alemania Occidental).[111]

La visita oficial del presidente polaco Wojciech Jaruzelski y el primer ministro Tadeusz Mazowiecki el 10 de marzo de 1990 habría inclinado la postura del presidente francés Mitterrand en contra de la reunificación si el gobierno germano occidental no hubiera reconocido la frontera. El gobierno polaco exigió la inclusión de representantes polacos en las Conversaciones Dos más Cuatro, a lo que el gobierno germano occidental se negó rotundamente. Sin embargo, sí aceptó la discusión de las fronteras de Polonia porque durante la visita del canciller Kohl a Camp David se había acordado de antemano qué asuntos se discutirían.[112]

En mayo de 1990, se reunieron representantes del gobierno de la RDA, la RFA y Polonia en tres ocasiones para examinar cada uno de los artículos del tratado fronterizo, antes de aprobar el esbozo planteado por el gobierno polaco el 27 de abril. El 5 de mayo, durante una de las Conversaciones Dos más Cuatro, los representantes soviéticos y polacos discutieron una vez más sobre el establecimiento de las fronteras definitivas entre Polonia y Alemania en la línea Oder-Neisse.[111]​ El consentimiento a la firma del Tratado fronterizo germano-polaco fue ratificado tras una resolución aprobada en el Bundestag el 21 de junio.[113]​ El 14 de noviembre por medio de dicho tratado, ambas partes declararon inviolable la línea Oder-Neisse y se comprometieron a no reivindicar ninguna clase de reclamaciones territoriales.[114]

Firma del Tratado Dos más Cuatro

Las potencias vencedoras de la SGM acordaron el 12 de septiembre de 1990 la firma del Tratado Dos más Cuatro en Moscú, luego de las tres reuniones previas en Bonn, Berlín Este y París.[115]​ El 2 de octubre del mismo año aclararon que los derechos y responsabilidades contraídos por el Estado alemán entrarían en vigor al mismo tiempo que el Tratado de Unificación.[116]​ Las consecuencias finales del tratado fueron:[117]

  • La jurisdicción de la Alemania unificada, a partir de la entrada en vigor del tratado, abarca el territorio de las otrora RFA y RDA, incluyendo las cuatro zonas de ocupación en Berlín.
  • La ocupación cuatripartita en Berlín expiró al entrar en vigor el tratado.
  • Las fronteras existentes de la Alemania unificada son definitivas. El Estado alemán no puede reclamar territorios al este de la línea Oder-Neisse, ni aquellos perdidos al término de la Segunda Guerra Mundial.
  • El Estado alemán renunció a la posesión de armas de destrucción masiva.
  • La Bundeswehr redujo sus efectivos de 500.000 a 370.000.
  • Las tropas soviéticas instaladas en la antigua RDA fueron retiradas pacíficamente en agosto de 1994, cuatro meses antes de la fecha límite.
  • En el territorio de la antigua RDA no pueden almacenarse armas de destrucción masiva ni puede ser ocupada por ejércitos extranjeros.
  • La restitución de la soberanía al Estado alemán por parte de las cuatro potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial.
  • Se permitió a los gobiernos de la RFA y la RDA reunificarse de acuerdo al preámbulo y al artículo 23 de la Ley Fundamental de Alemania.

Los compromisos adquiridos y documentos legales firmados por el gobierno de la RFA con el parlamento germano oriental fue también reconocida a nivel internacional tras la firma del Tratado Dos más Cuatro, el cual también permitió el ejercicio de la soberanía del Estado alemán sobre Alemania como un todo.[118][nota 4]

Tratado de Unificación

Facsímiles del Tratado de Unificación.
Legitimación del documento

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Alemania existía aún como Estado, aunque completamente inhabilitado para ejercer funciones como tal; mientras tanto, la soberanía del territorio alemán era ejercida por el Control de Consejo Aliado. La creación de la RFA el 23 de mayo de 1949 por medio de la creación de la Ley Fundamental significó una reorganización del Estado alemán dentro de su derecho constitucional, con una potestad y soberanía similar al Reich Alemán, el Estado antecesor inmediato de la RFA. El canciller de la RFA Konrad Adenauer declaró a finales de 1949 que el gobierno germano occidental proclamó la continuidad del Estado alemán por medio de la existencia de la RFA.[1]​ La situación legal de la RFA como Estado sucesor por Adenauer fue ratificada por el Tribunal Constitucional de Alemania.[120]

La capital de Alemania, Berlín, había permanecido dividida en cuatro zonas de ocupación. Al este de la ciudad, se estableció la capital de la RDA por el Estado germano oriental, el cual también otorgó a la misma la condición de Estado el 28 de junio de 1961,[121]​ aunque las potencias occidentales (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) no reconocieron la legitimidad de Berlín Este como capital y parte constituyente del territorio de la RDA porque dicha ciudad estaba bajo la jurisdicción de las naciones participantes de la Conferencia de Potsdam y Francia.[122]​ El Tratado de Unificación en sus artículos 1 y 2, decretaron la unión de los veintitrés distritos de Berlín (Este y Oeste), así como el establecimiento de la capital de la Alemania unificada en esta ciudad.[123]

La Ley Fundamental ofrecía una solución legal ante una eventual reunificación de Alemania, ya que en su artículo 23 se contemplaba el ingreso futuro de «otras regiones de Alemania».[124]​ Para que el proceso legal de la reunificación alemana tuviera vigencia, el 23 de agosto de 1990, la Volkskammer aprobó la creación de una nueva nación alemana unificada según lo establecido en el artículo 23 de la Ley Fundamental, permitiendo así la anexión de las catorce regiones administrativas de la RDA y su capital, Berlín Este, por parte de la RFA.[125]​ Esta moción fue aprobada por 294 votos a favor (62 en contra); entrando en vigor a partir del 3 de octubre de 1990.[126]

El 31 de agosto, el Consejo de Ministros de la RDA y el Gobierno federal de Alemania aprobaron y firmaron el «Acuerdo para la reunificación de Alemania», en el cual pactaron los compromisos de los gobiernos de ambos países durante el proceso de reunificación. En la tarde del mismo día, los negociadores del acuerdo Wolfgang Schäuble (RFA) y Günther Krause (RDA) ratificaron dicho acuerdo en el Kronprinzpalais en Berlín Este.[127][128]

Ambas partes firmaron en Bonn el 18 de septiembre, otro documento llamado «Acuerdo para la realización e interpretación del Tratado de Unificación», el cual añadía más compromisos al gobierno de la RFA; los cuales incluyeron compensar las pérdidas materiales de las víctimas de la Alemania Nazi y de la RDA, la preservación de los archivos de la Stasi y el cumplimiento y supervisión de las funciones de los ministerios de la Alemania reunificada.[129][130]​ La preservación de los documentos de la Stasi se motivó por la destrucción de expedientes policiales por parte de sus propios funcionarios, práctica erradicada tras el allanamiento de su sede en Berlín. La aplicación del artículo 14 de la Ley Fundamental conllevó al gobierno alemán defender reclamaciones de propiedad por parte de aquellos ciudadanos que habían sido expropiados por el gobierno de la Alemania Oriental entre 1949 y 1989.[131]

El 20 de septiembre de 1990, la Volkskammer aprobó la aplicación del Tratado de Unificación por 299 votos a favor (81 en contra);[132]​ el mismo día, el Bundestag aprobó el tratado con 442 votos a favor (50 en contra). Al día siguiente, el Bundesrat lo aprobó por unanimidad.[133]​ El 29 de septiembre de 1990 se modificó el preámbulo y el artículo 146 de la Ley Fundamental para señalar que la reunificación del país había finalizado; el artículo 23 fue por consiguiente retirado de la constitución alemana sustituyéndose en 1992 por otro referente a la Unión Europea.[124]

Las siguientes son las cláusulas que debía aprobar el gobierno de la RDA para unificarse con la RFA, de acuerdo al artículo 23 de su Ley Fundamental, vigentes a partir del 3 de octubre de 1990:[123]

  • La Ley Fundamental entra en vigor en los nuevos estados de Brandeburgo, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Sajonia, Sajonia-Anhalt, Turingia y el este de Berlín; tras concluir la adhesión de la República Democrática Alemana a la República Federal de Alemania. Estos «estados federados» fueron creados mediante una reorganización político-administrativa aprobada por la Volkskammer durante la sesión del 22 de julio de 1990.[134]
  • Berlín es la capital de la República Federal de Alemania.
  • La Ley Fundamental es actualizada cada dos años desde la entrada en vigor de la reunificación de Alemania.
  • La Volkskammer envió 144 de sus diputados al Bundestag, en representación de los estados federados orientales.[135]
  • Preservación de los archivos de la Stasi.[136]​ Los archivos fueron trasladados a la sede de los Archivos federales de Alemania y luego a la Federación Comisionada de los archivos de la Stasi en 1991.

Cabe señalar que legalmente, la reunificación alemana no constituyó una unión confederativa sino la reintegración de Alemania Oriental bajo la jurisdicción de Alemania Occidental. La unión confederativa de dos Estados alemanes hubiera requerido la creación de una nueva Constitución, en vista que la Ley Fundamental de Alemania habría perdido validez en virtud de su artículo 146. [1][124]

Entrada en vigor de la reunificación
Izado de la bandera durante las celebraciones en el edificio del Reichstag.

El 3 de octubre a la medianoche se proclamó frente al edificio del Reichstag la reunificación de Alemania bajo el tañido de la Campana de la Libertad, el izado de la bandera nacional, el canto del himno nacional y la posterior lectura del artículo 23 de la Ley Fundamental por el presidente de Alemania Richard von Weizsäcker.[137]​ A ello, le siguió una exhibición de fuegos artificiales en todas las ciudades de Alemania.[138]​ El Tratado de Unificación entró en vigor este día porque era la fecha más temprana posible para la conclusión de la reunificación de ambas Alemanias. El Gobierno Federal de Alemania quería informarse sobre las resoluciones emitidas por la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa para ministros de Relaciones Exteriores acerca del desenlace del Tratado dos Más Cuatro, la cual tuvo lugar el 2 de octubre de 1990.[139]

En 1949, Bonn se declaró capital provisional de la RFA. Las deliberaciones del Bundestag tuvieron como consecuencia la aprobación de la «Resolución sobre la ciudad capital» el 20 de junio de 1991,[140]​ en el cual se ordenó que las sedes del Parlamento (tanto la cámara baja como la alta) y el Gobierno Federal debe establecer su sede en Berlín, mientras que los ministerios situaron sus oficinas tanto en Berlín como en Bonn, pero con su sede central en alguna de las dos ciudades.[141]

El Tratado de Unificación decretó el 3 de octubre como Día de la Unidad Alemana.[123]​ Antes de la reunificación, dicho día se celebraba el 17 de junio, en conmemoración de la sublevación ocurrida en la RDA el 17 de junio de 1953.[142]

Consecuencias de la reunificación

Económicas

Aunque en el corto plazo, la convertibilidad de ambas monedas se presentaba ventajoso en la RDA, puesto que era posible adquirir productos hechos en la RFA por un menor precio.[143]​ A principios de 1990, la tasa de cambio podía ser superior a 1:6 entre ambas divisas. Pese a que la tasa de cambio entre ambas monedas no seguía una relación 1:1, el marco de la RDA, al menos en términos de paridad de poder adquisitivo con respecto al marco alemán era similar.[73]​ Sin embargo, al aplicar una tasa de cambio 1:1 entre ambas monedas, una canasta básica ajustada a los precios de la RFA reducía a un cuarto el poder adquisitivo del salario promedio de un trabajador en la RDA con respecto al previo a la reunificación.[73]

Al implementar una paridad de salarios en las empresas de la RDA se partió de que mantener los salarios bajos prolongaría el flujo migratorio hacia la RFA. Uno de los errores fue considerar que el recíproco de dicha premisa era verdadero, puesto que el aumento de los salarios no previno la migración a largo plazo. En cambio, aumentaron notablemente los gastos operativos y se revalorizaron las deudas de las empresas sin mejorar significativamente la productividad de estas. Finalmente, muchas empresas se declararon insolventes al no poder cancelar sus deudas.[73]​ Como su productividad promedio era de un tercio con respecto a la RFA, se infiere que para se necesitaban tres veces más recursos para la producción de una serie de artículos. Era posible evitar una oleada generalizada de empresas insolventes y despidos por medio de aumentos de sueldo graduales manteniendo la tasa de cambio 1:2 o implementando un área de libre comercio entre la RDA y la RFA, en vez de una unión monetaria.[77]

Por otra parte, se esperaba que las privatizaciones acometidas por la THA minimizarían la pérdida de puestos de trabajo y devolverían la administración de las empresas públicas de la RDA a sus propietarios legítimos (muchas de estas empresas habían sido expropiadas por el gobierno germano oriental). Estas compañías constituían el 30 % del sector empresarial de la RDA, mientras que el restante 70 % correspondía a aquellas que fueron expropiadas por la Unión Soviética en 1948 y que pasaron a control estatal cuando se estableció la RDA en 1949; sin embargo, estas no fueron sometidas a restituciones.[86]

Transferencias brutas para los nuevos estados
federados de la antigua RDA desde 1991 hasta 1995.[144]
Procedencia Monto (en millardos
de marcos alemanes)
Capital público de la RFA 570
Fondos para la Unidad Alemana 75
Asistencia familiar y domiciliaria 27
Subsidios por desempleo y pensiones 140
Beneficios brutos recibidos para
el desarrollo de la seguridad social,
seguro de desempleo e inversiones
812
Impuestos -197
Transferencias netas 615

La desmantelación del sector público de la RDA por parte de la THA fue eficiente al saldar contratos con sociedades germano occidentales del mismo sector económico;[86]​ sin embargo, ello no evitó la pérdida de empleos generada por despidos generalizados o por la quiebra de las empresas públicas de la RDA.[145]​ Para 1992, el desempleo alcanzó el 15 % de la población activa de la RDA, lo cual significó la peor cifra de paro desde la Gran Depresión.[146]​ Lo más cuestionable de las operaciones de la THA fue la subestimación del capital humano despedido en el fragor de las negociaciones y que su financiación dependía del capital público de la RFA;[146]​ desde su creación en junio de 1990 hasta diciembre de 1994 (fecha en la cual la THA cesó sus operaciones), los contratos liquidados por esta agencia amasaron una deuda de 260 a 270 millardos de marcos alemanes.[90]

El efecto combinado de la unión monetaria y las privatizaciones de la THA provocaron un desmesurado aumento de la deuda pública de la RFA, puesto que ahora el Estado alemán debía subvencionar el desarrollo de la seguridad social en la RDA, asegurar las prestaciones sociales de los ciudadanos de la RDA desempleados, además de los gastos que implicaban la renovación de la infraestructura y las vías de transporte de los cinco nuevos estados federados tras la reunificación de Alemania.[147]​En la tabla de la derecha, se muestra cuánto hubo invertido el estado alemán para un estado de bienestar en la antigua RDA.

Reconstrucción de Potsdamer Platz, en el centro de Berlín. Las inversiones del Estado alemán en infraestructura fueron ingentes tras la reunificación.

Los estados occidentales de Alemania efectuaron transferencias de capital hacia los estados federados de la antigua RDA para financiar los gastos de las jubilaciones anticipadas a todos los trabajadores de 55 a 65 años y las compensaciones monetarias para las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, estimadas en 85,3 y 4,3 millardos de marcos alemanes, respectivamente.[144]​ Con la finalidad de aminorar los costos que implicó el desarrollo de la antigua RDA, se implantó en 1991 un nuevo impuesto denominado «Recargo de Solidaridad», el cual gravaba en un 3,75 % el impuesto sobre la renta, las ganancias de capital y los impuestos de sociedades. En 1995, este recargo fue elevado al 7,5 %; y desde 1998 se ha mantenido en un 5,5 %.[148]​ En la década de 1990, también se elevaron los impuestos sobre los combustibles fósiles, sobre el tabaco y sobre la seguros; los gravámenes establecidos aumentaron del 0,28% al 0,45% y del 0,23% al 0,3% (para la gasolina y el gasóleo, respectivamente);[149]​ del 3,1% al 4,2% para los productos derivados del tabaco[150]​ y del 7% al 15% para los precios de los contratos de seguro.[151]

Sociales

El aislamiento de la RFA con la RDA durante la Guerra Fría (en particular, tras la construcción del Muro de Berlín en 1961) fomentó la divergencia entre las idiosincrasias germano occidental y germano oriental.[152]​ La unidad alemana se centró en el establecimiento de una economía de mercado en lugar de una planificada y la abolición del sistema político anterior,[153]​ como parte del Programa de los Diez Puntos; sin embargo, la reintegración de ambos colectivos alemanes se ha obstaculizado.

Identidad nacional de los alemanes orientales
Una estatua dedicada al Ampelmann en el distrito Mitte, Berlín. El Ampelmann es una señal de tráfico característica de los pasos peatonales en la antigua RDA.

Los alemanes occidentales, al favorecer los modelos económicos y políticos aplicados en los países del primer mundo, mantenían una imagen negativa de la RDA; en particular criticaban la carencia de libertades individuales y la economía de escasez. Sin embargo, los ciudadanos germano occidentales mostraban simpatía hacia los habitantes de la RDA, considerándolos en muchos aspectos similares; percepción que fue tomada en cuenta en el proceso de reunificación, contrastando con las diferencias que manifestarían luego unos respecto de los otros.[154]

La identificación de los ciudadanos germanos orientales respecto a la identidad nacional alemana existía antes de que ocurrieran los eventos de 1989.[155]​Desde entonces, el sentido de identidad nacional ha aumentado debido al fin de la dicotomía entre ambas sociedades alemanas.[156]​ Los alemanes orientales manifiestan una marcada identidad nacional alemana frente a los extranjeros, sin importar demasiado la región a la que pertenecen. En algunos casos, se identifican también como europeos o ciudadanos del mundo. En este contexto, la identidad nacional se refiere al sentido de pertenencia a una nación, sin que exista afinidad alguna con ideologías nacionalistas o de extrema derecha.[155]

El progresivo asentamiento de las condiciones de vida de la RFA hacia la RDA fue una de las prioridades del proceso de reunificación; estableciéndose así la identidad social germano occidental como un grupo de referencia al que los ciudadanos de la RDA debían asimilarse.[152]​ Sin embargo, los alemanes orientales se reconocen como «ciudadanos de segunda clase» debido al desempleo que afectaba al este de Alemania, la inferioridad de los salarios respecto al oeste de Alemania, el menosprecio de los logros del Estado germano oriental en materia de seguridad social, educación y deportes y que el proceso de reunificación velaba por los intereses de la economía y del bienestar de los estados federados occidentales. Ello generó que los alemanes orientales enfatizaran y preservaran su propia identidad nacional frente a los alemanes occidentales.[156]

El entendimiento entre ambas identidades sociales se encauzaría por medio del diálogo; sin embargo, la separación y el enfrentamiento ideológico a las que se vieron sometidas y el enfoque del proceso de reunificación (en la cual se han igualado las condiciones de los alemanes occidentales con los orientales), ha ocasionado que la conciliación entre ambos colectivos se prolongue.[157]

Hacia la década de 1990, los alemanes orientales se han manifestado nostálgicos por el estilo de vida en la RDA, derivando en un sentimiento colectivo marginal conocido como Ostalgie.[158]​ Este comportamiento se atribuye a la escasa identificación con los valores implantados por Alemania Occidental; y en menor medida, por el desempleo, la disminución del desarrollo económico en los estados federados del este de Alemania y las falsas expectativas sobre la implantación de un estado de bienestar similar al de la antigua RFA.[143][157]​ Sin embargo, también es vinculante a la poca identificación que existe entre un amplio sector de los alemanes orientales con respecto a la sociedad germano occidental.[159]

La creciente identificación de los alemanes orientales con su propia identidad nacional ha resultado positiva para la difusión de algunos productos que se comercializaban en la RDA (como la Vita Cola) y de íconos culturales como el programa de televisión infantil Sandmännchen y los Ampelmännchen.[157]

Aumento de la xenofobia en la antigua RDA
Seguidores del partido nacionalista NPD en Múnich.

Después de la reunificación, se ha asentado gradualmente en la población de la RDA (especialmente entre los jóvenes) una serie de conductas xenófobas, las cuales han acarreado no solo la discriminación a los inmigrantes sino también una mayor incidencia de agresiones contra ellos en el este de Alemania.[160]​ A principios de la década de 1990, un amplio sector de la población de los estados federados orientales opinaba que el Estado alemán debía solventar efectivamente las dificultades que afectaban a los alemanes orientales (tales como el elevado porcentaje de desocupados y el incremento del costo de vida con respecto al oeste de Alemania) antes de permitir el establecimiento de inmigrantes en el este de Alemania; puesto que a ellos se los acusaba de «vivir a expensas del Estado», «generar una escasez de viviendas» y «arrebatar los empleos a los alemanes».[161]​ De este modo, el arraigo de las conductas xenófobas en la RDA provenía en parte de su sensible situación económica; en particular, la progresiva disminución de los subsidios del Estado alemán y el lento crecimiento económico de los estados federados orientales, que impedía la creación de empleos.[162][163]​ Sin embargo, no es la circunstancia más vinculante.

El adoctrinamiento del individuo por medio de la educación y la propaganda y la preservación de una sociedad homogénea fueron claves para la consolidación del socialismo en la RDA. La formación de cada individuo era competencia del Estado germano oriental; ésta implicaba la adaptación a una sociedad socialista, la cual se conseguía impidiendo el desarrollo de una personalidad individual y fomentando la disciplina, sumisión y el sentido de pertenencia de un individuo a una colectividad uniforme y homógenea (basada en el ideal marxista de la sociedad sin clases) desde la infancia.[164]​ Así, la presencia de extranjeros alteraba el orden y la homogeneidad de la sociedad germano oriental;[165]​ debido a ello el establecimiento de inmigrantes (en su mayoría, provenientes de otros países socialistas) en la RDA estaba restringido por el Estado. La convivencia en una sociedad homogénea ha hecho que los alemanes orientales fueran poco receptivos a la presencia de extranjeros, lo cual explica la aparición de actitudes xenofóbas hacia ellos.[166]

Sin embargo, el rechazo al extranjero está correlacionado a la falta de educación. En general, el acceso a niveles educativos superiores permite una mejor formación, suprimiendo prejuicios contra los inmigrantes y minorías; al mismo tiempo evita que el individuo compita con los inmigrantes por empleos poco remunerados o por subsidios del Estado.[162]

El rol de la mujer en la sociedad germano oriental

El reencuentro de ambas sociedades puso de relieve el mayor protagonismo de la mujer en las familias germano orientales. Dado que los ideólogos marxistas en la RDA afirmaban que el patriarcado era propia de las economías capitalistas y que no era posible la fundación de una sociedad socialista sin la participación de la mujer, el PSUA fue favorable ante la perspectiva de igualar los derechos de las mujeres en la RDA. Desde la década de 1950, se facilitó el acceso a la educación y al mercado laboral al colectivo femenino, y se ofrecieron subvenciones por maternidad.[167]​ El trabajo daba a las mujeres en la RDA cierta independencia económica y solventaba las necesidades de sus familias. En la RFA, las mujeres (en particular, las feministas) opinaban que el Estado germano oriental permitía la explotación de las trabajadoras, puesto que también atendían los quehaceres de sus hogares.[168]

A principios de la década de 1990, las mujeres de la RDA se vieron afectadas porque la formación y experiencia laboral anterior no cumplían con las exigencias de los puestos de trabajo análogos en las empresas germano occidentales (ya para entonces, los consorcios de Alemania Occidental habían adquirido el 70 % de las empresas germano orientales). En el mercado laboral de Alemania Occidental, la demanda de personal femenino se restringía al comercio minorista y a la hostelería; lo cual contribuyó al desempleo de la población femenina activa de la antigua RDA, pues en su mayoría habían adquirido experiencia laboral en el sector industrial. El personal femenino con edades de entre 50 y 60 años fue despedido o jubilado forzosamente, mientras que a las mujeres más jóvenes se les ofrecía empleo a tiempo parcial.[169]​ Sin embargo, el porcentaje de desempleadas en los estados federados occidentales y orientales ha ido convergiendo. En 2008, el desempleo alcanzaba el 7,4 % y el 14,5 % de la población femenina activa del oeste y oriente de Alemania, respectivamente;[170]​ lo cual representa un enorme avance desde 1998, cuando el desempleo afectó al 56 % de la población femenina activa en la antigua RDA, mientras que en la antigua RFA apenas llegaba al 42 %.[171]

Políticas

El respaldo y garantía al proceso de reunificación y las promesas de mejorar la situación económica en Alemania dieron al partido de Helmut Kohl, el CDU, la victoria en las elecciones federales de 1990, por detrás del Partido Socialdemócrata liderado por Oskar Lafontaine, el partido Liberal Democrático liderado por Hans-Dietrich Genscher, el Partido del Socialismo Democrático liderado por Gregor Gysi y la coalición Alianza 90/Los Verdes. En particular, ni los socialdemócratas ni los verdes se mostraron entusiastas ante la idea de apoyar el proceso de reunificación llevado a cabo por el gobierno de Kohl. La coalición Alianza 90/Los Verdes no formaron una coalición con el Partido Verde de la RDA porque estos últimos sí secundaban la reunificación. Alianza 90 y Los Verdes de la RDA obtuvieron el 6 % de los votos de los estados federados orientales, mientras que los Verdes de la RFA solo el 4,8 % en toda Alemania; quedándose sin escaños en el Bundestag por no superar el umbral electoral del 5 % del sistema electoral alemán. En las elecciones federales de 1994 y 1998, el apoyo por el CDU disminuyó en vista de la ineficacia de la política económica del proceso de reunificación. En estos comicios, el PDS se perfiló como el partido que velaría por los intereses de los alemanes orientales tras la reunificación, ocupando escaños en los parlamentos regionales de los estados federados orientales.[172]

En los primeros años de la década de 1990, la política exterior alemana se centró más en el desarrollo y planificación de la integración europea que en el cumplimiento de sus obligaciones como miembro de la OTAN en intervenciones militares. La existencia de una Alemania unificada reintegrada a la Comunidad Económica Europea favoreció las negociaciones entre Francia y Alemania por la creación de la Unión Europea y el establecimiento del euro como moneda única, que culminó con la firma del Tratado de Maastricht en febrero de 1992.[173]

Demográficas

Población en los estados federados del este de Alemania.[174]
Estado federado 1990 (en miles) 2008 (en miles)
Berlín 3434 3432
Brandeburgo 2578 2522
Mecklemburgo-Pomerania
Occidental
1924 1664
Sajonia 4764 4193
Sajonia-Anhalt 2874 2382
Turingia 2611 2268

Aún cuando el descenso demográfico ya era visible antes de los cambios sociopolíticos en la RDA de 1989, este se ha agudizado después de la reunificación alemana.[175]​ Desde 1990, las regiones con baja renta familiar per cápita y altos índices de desempleo se han mostrado proclives a un declive demográfico progresivo. Sólo el estado de Brandeburgo y el de Sajonia han atenuado sus tasas de decrecimiento poblacional por la influencia de las zonas metropolitanas de Berlín y Leipzig-Dresde, respectivamente; las cuales gozan aún de un desarrollo económico considerable.[174]

Las pocas oportunidades de empleo en los estados federados orientales ha ocasionado la partida de buena parte de la población femenina activa al oeste de Alemania. En la antigua RDA, el desequilibrio de género promedio es de 90 mujeres por 100 hombres.[176]​ El saldo migratorio negativo en los estados federados orientales (estimado en 1,1 millones de habitantes en el período 1991-2008), el envejecimiento de la pirámide de población son otras de las consecuencias demográficas resaltantes en la antigua RDA tras la reunificación.[174]​ Además, el declive demográfico de ciertas regiones industrializadas del este alemán como la cordillera del Harz y la Suiza sajona, ha permitido la repoblación del lince y el lobo europeo. [176]

Documentales

Véase también

Fuentes

Notas
  1. Interpretación del artículo 1 de la Constitución de la RDA, el cual reza:
    «La República Democrática Alemana es el Estado socialista de los trabajadores y campesinos. Es la organización política de la clase obrera en el campo y las ciudades bajo la dirección de la clase obrera y su partido marxista-leninista[14]
  2. Aclaración sobre las relaciones en las tasas de cambio: «Una relación de X:Y» debe entenderse como «una relación de X marcos alemanes por Y marcos de la RDA».
    Por ejemplo, en vez de decir «a razón de un marco alemán por dos de la RDA», se leerá simplemente como «1:2».
    Así mismo, por motivos de estandarización, la relación será entre marcos alemanes por marcos de la RDA y no viceversa.
  3. Ridley durante un seminario, se mostró visiblemente desilusionado ante la mediación del gobierno francés y llegó a establecer analogías entre el gobierno alemán vigente y la Alemania nazi. Hurd mostró preocupación por el hecho de que Alemania podría dominar la economía europea.
  4. Alemania como un todo: Traducción de la expresión alemana Deutschland als Ganzes, fue un concepto aplicado por los aliados originado durante la conferencia de Potsdam para referirse a la frontera oriental de Alemania vigente el 31 de diciembre de 1937.[119]​ Sin embargo, el Estado alemán después de la reunificación no mostró interés por reclamar dichos territorios después del reconocimiento de la línea Oder-Neisse.
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