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Diferencia entre revisiones de «Colonización española de América»

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En contraposición de otros colonizadores a lo largo de la historia, como ingleses, portugueses u holandeses, los colonizadores españoles desde un primer momento aceptaron a los indígenas como personas dotadas de [[alma]]{{Cita requerida|date=Agosto de 2012}}, y por ello centraron parte de su esfuerzo en adoctrinarlos y convertirlos a su religión.
En contraposición de otros colonizadores a lo largo de la historia, como ingleses, portugueses u holandeses, los colonizadores españoles desde un primer momento aceptaron a los indígenas como personas dotadas de [[alma]]{{Cita requerida|date=Agosto de 2012}}, y por ello centraron parte de su esfuerzo en adoctrinarlos y convertirlos a su religión.
[[Archivo:Catedral_de_México.jpg|thumb|250px|[[Catedral de México]], legado de los conquistadores españoles]]
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El [[papa Alejandro VI]], en sus bulas ''Inter Caetera'' estableció la obligación de la [[Corona de Castilla]] de convertir a todos sus súbditos, incluidos los amerindios y afroamericanos, al [[cristianismo]], en su vertiente [[catolicismo|católica]]. Las tareas para lograr la conversión se realizaron mediante una gran variedad de procedimientos y una considerable cantidad de misioneros de distintas órdenes partieron de la [[Península Ibérica]] hacia [[América]] a tal fin, en el marco de un movimiento renovador de la Iglesia española iniciado por [[Francisco Jiménez de Cisneros|Cisneros]], y en el que destacaron místicos como [[Santa Teresa de Jesús]] o [[San Juan de la Cruz]] y religiosos como [[San Ignacio de Loyola]], fundador de la [[Compañía de Jesús]].
El [[papa Alejandro VI]], en sus bulas ''Inter Caetera'' estableció la obligación de la [[Corona de Castilla]] de convertir a todos sus súbditos, incluidos los amerindios y afroamericanos, al [[cristianismo]], en su vertiente [[catolicismo|católica]]. Las tareas para lograr la conversión se realizaron mediante una gran variedad de procedimientos y una considerable cantidad de misioneros de distintas órdenes partieron de la [[Península Ibérica]] hacia [[América]] a tal fin, en el marco de un movimiento renovador de la Iglesia española iniciado por [[Francisco Jiménez de Cisneros|Cisneros]], y en el que destacaron místicos como [[Santa Teresa de Jesús]], [[San Juan de la Cruz]] o San Alonso de Orozco y religiosos como [[San Ignacio de Loyola]], fundador de la [[Compañía de Jesús]].


Los métodos adoptados para obtener la conversión fueron muy diversos. Una de las fórmulas empleadas fue la conocida como doctrina. Se trataba del compromiso adquirido por el conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los adultos tres días a la semana. El [[convento]] fue el centro neurálgico de la evangelización y a su alrededor se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que las materiales, ya que junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes, disponían de enfermerías, escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en la [[transculturación]] del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las actividades artesanales de tradición europea como parte destacada de su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, las organizadas por el obispo [[Vasco de Quiroga]] en Pátzcuaro (Michoacán), o las Misiones Jesuíticas en la actual Argentina, Paraguay, etc., son una referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes muchas de las ideas procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del renacimiento, que encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.
Los métodos adoptados para obtener la conversión fueron muy diversos. Una de las fórmulas empleadas fue la conocida como doctrina. Se trataba del compromiso adquirido por el conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los adultos tres días a la semana. El [[convento]] fue el centro neurálgico de la evangelización y a su alrededor se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que las materiales, ya que junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes, disponían de enfermerías, escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en la [[transculturación]] del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las actividades artesanales de tradición europea como parte destacada de su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, las organizadas por el obispo [[Vasco de Quiroga]] en Pátzcuaro (Michoacán), o las Misiones Jesuíticas en la actual Argentina, Paraguay, etc., son una referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes muchas de las ideas procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del renacimiento, que encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.

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Mapa de América.

La colonización española de América fue el proceso por el que se implantó en el Nuevo Mundo una administración que pretendía ser imitación o duplicado de la administración peninsular contemporánea.[1]​ Este periodo se extendió desde el 12 de octubre de 1492, día del descubrimiento de América, hasta el 13 de agosto de 1898, cuando la bandera española fue arriada en San Juan de Puerto Rico.

La colonización de América fue efectuada sustancialmente por la Corona de Castilla (ligada a los reinos indianos dinásticamente) y es la continuación de una primera expansión y experiencia colonizadora del Reino de Castilla en las Islas Canarias, en las cuales ensayó por primera vez a cierta escala la experiencia de conquistar, repoblar y administrar un territorio nuevo, habitado por pueblos desconocidos, asimilándolos y cristianizándolos en el proceso. Así, las tres últimas grandes islas de Canarias fueron completamente sometidas en los años 1478-1483 (Gran Canaria), 1492-1493 (La Palma) y 1494-1496 (Tenerife) aunque el impulso colonizador arranca mucho antes, en las otras islas del archipiélago. Esta experiencia y la existencia de fórmulas desarrolladas para solucionar los problemas de fundación de nuevas ciudades, pactos y enfrentamientos con los naturales del país, designación y atribuciones de los Adelantados militares, engranaje de los aparatos administrativos: religioso, civil y militar, fueron luego ampliamente usadas en América, tienen sus antecedentes lejanos en la experiencia de la Reconquista y repoblación de la Península Ibérica y explican en parte el extraordinario éxito de la colonización.

A partir del siglo XV, los territorios y naciones indígenas fueron incorporados por la monarquía española a través de la Conquista de América, formando parte de un proceso histórico más amplio denominado mercantilismo, dando lugar al Imperio español en América. A lo largo del siglo XIX, con la caída del absolutismo y la transformación de España en un Estado liberal, tiene lugar la independencia hispanoamericana.

Gracias a la célebre bula del papa Paulo III Sublimis Deus de 1537 que declara a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos, hubo un gran contraste entre la colonización española, la anglosajona y francesa en América. [2]​ En el Imperio Español la unidad social se concebía a través de la unidad de la Fe de la Iglesia Católica.

Una de las importantes consecuencias de esta colonización fue el mestizaje en América. Los Reyes establecieron una política exterior común marcada por los enlaces matrimoniales con varias familias reales europeas que resultaron en la hegemonía de los Habsburgo en Europa durante los siglos XVI y XVII. Por otra parte el descubrimiento de América a partir de 1492 modificó profundamente la historia.

Extensión del Imperio español en América

Cabildo colonial de Salta (Argentina).
Morrión usado por los conquistadores españoles en América.
Mapa diacrónico mostrando las áreas de América que formaron parte del Imperio español. Los pueblos originarios de los territorios que no fueron efectivamente ocupados, no formaron parte del sistema colonial. Para detalles ver mapa.       El Imperio español en su cúspide territorial alrededor de 1790       Regiones de influencia (exploradas y/o reclamadas pero nunca controladas) o territorios en disputa o de corto control       Posesiones del Imperio portugués gobernadas por España entre 1580-1640 por anexión dinástica, 15801640.       Territorios perdidos en o después de 1717 por la Paz de Utrecht.
Colonias europeas y pueblos originarios (siglos XVI-XVIII).

Causas

  • Económicas: el surgimiento del mercantilismo, así como la necesidad de encontrar una ruta alternativa para el comercio de las especias y de la seda, procedente de las "islas de las especias", las Molucas, que había sido bloqueada por los turcos con la toma de Constantinopla en 1453, controlando totalmente la ruta de la seda, tanto interior, como la ruta marítima.
  • Culturales: con el Renacimiento, en la sociedad europea algunos sugerían la esfericidad de la Tierra, y la proliferación de comerciantes provocó la proliferación de leyendas y crónicas exageradas (viajes de Marco Polo, leyenda del Preste Juan), que causaron un gran interés por lo desconocido en la Europa de la época, junto con el espíritu aventurero hacia el Lejano Oriente.
  • Tecnológicas: la aparición de nuevas naves, como las carabelas o los galeones que permitían la penetración trasatlántica, gracias a Alfonso V y a Juan II de Portugal ("El Perfecto" o "El Navegante"), y por el proceso de mejora naval y de exploración, estos barcos incluían las velas cuadradas y las triangulares, junto con un casco reforzado, evolución de los barcos del comercio flamenco. Estos fueron los primeros barcos que pudieron hacer "cazadas", navegar contra el viento y al costado de este, con lo que se logró el descubrimiento de Canarias, remontar la costa africana y conquistar América. Nuevos instrumentos de navegación, como el astrolabio o la brújula, que permitían orientarse en el mar junto con el seguimiento de las estrellas, así como los avances en cartografía, fueron fundamentales para permitir la llegada europea a América.

Las capitulaciones de Santa Fe

Cristóbal Colón presentó su plan a Juan II de Portugal, pero, basado en cálculos erróneos sobre el tamaño de la Tierra y la distancia entre Europa y la India, no fue tenido en cuenta. A continuación se dirigió a Castilla, involucrada entonces en la conquista de Granada, y expuso su plan a los Reyes Católicos, ayudado por los frailes de La Rábida. A pesar de los errores técnicos, se hizo con el apoyo de la reina Isabel y del Cardenal Cisneros y así, tras la toma de Granada, se comenzaron a redactar los acuerdos, llamados Capitulaciones de Santa Fe, por las que los reyes concedían a Colón el título de almirante, el de virrey y gobernador de las tierras por descubrir y la décima parte de los beneficios obtenidos por la nueva ruta.

Conquista

Primeros asentamientos y la cuestión del reparto

Viajes de Cristóbal Colón.

El 12 de octubre de 1492 Cristóbal Colón llegó a América, a la isla de San Salvador, ubicada en el archipiélago de las Lucayas[nota 1]​, creyendo en realidad que había llegado a la India.

El 5 de diciembre de 1492 Colón llegó a la isla de La Española, actualmente dividida en dos países, (Haití y República Dominicana), y formó allí la primera colonia europea en el nuevo mundo.

La expansión castellana hacia el oeste produjo tensiones con Portugal, pidiendo ambos reinos la mediación del Papa. Por la bula Inter Caetera de 1493, el papa Alejandro VI delimitó el área de influencia que cada reino podía reclamar al otro, con una línea de polo a polo situada 100 leguas al oeste de las Azores. Poco después, el Tratado de Tordesillas de 1494, trasladó la línea fronteriza a 370 leguas al oeste de Cabo Verde, abriendo así una amplia zona al este de Sudamérica, para la expansión portuguesa, que se conocería posteriormente como Brasil.

La conquista del continente

Desde los asentamientos de las zonas insulares del Mar Caribe como Cuba y La Española, la Corona de Castilla emprendió la colonización del continente americano, estableciendo contactos comerciales con algunos pueblos indígenas de la costa de Venezuela que permitieron la fundación de la ciudad de Nueva Cádiz en 1500 en la isla de Cubagua. A dicho reino se le concedió el monopolio real para la exploración y explotación económica de las Américas, en detrimento del resto de reinos hispánicos.

Lapidación de adúltero en patio de tecpan.

En 1518 una expedición dirigida por Hernán Cortés, llegó a la isla de Cozumel, pasando después por las costas de la Península de Yucatán hasta llegar al río Grijalva, donde se produjo una lucha. El Jueves Santo de 1519 llega toda la armada a San Juan de Ulúa, desde donde se dirige hacia la costa de la actual ciudad de Veracruz. En ese lugar Cortés recibió la primera embajada de Moctezuma Xocoyotzin, gobernante del señorío de Tenochtitlán, fundando allí la Villa Rica de la Vera Cruz.

Una vez fundada la Veracruz, Moctezuma le solicitó, mediante el envío de embajadores, detener su marcha. Pero Cortés continuó hacia el interior, el día 16 de agosto de 1519, rumbo hacia al corazón del Imperio azteca. Esta expedición estuvo formada por 400 soldados castellanos, 15 caballos y 1.300 guerreros totonacas. Al llegar a Tlaxcala, Cortés derrotó a Xicotencatl y estableció una importante alianza con los tlaxcaltecas, sumando así más guerreros a su ejército.

En su paso hacia Tenochtitlan tuvo lugar la Matanza de Cholula. Poco más tarde se dirigió hacia el Valle de México cruzando entre dos volcanes: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Del otro lado, avistó por primera vez el Lago de Texcoco y México-Tenochtitlan. Las fuerzas de Cortés entraron por la calzada de Iztapalapa, siendo recibidas por Moctezuma Xocoyotzin. Una vez hospedados en la ciudad, el huey tlatoani optó por someterse a la Corona en una entrevista privada. A cambio, Cortés exigió ver los libros de tributos y los mapas de la tierra. Entretando, la empresa de Cortés no había pasado desapercibida para Diego Velázquez de Cuéllar, quien envió una expedición capitaneda por Pánfilo Narváez con órdenes expresas de aprehenderlo y llevarlo de regreso a Cuba. Por esta causa, Cortés viajó a Veracruz para luchar contra los hombres de Velázquez. Durante su ausencia, ocurrió la Matanza del Templo Mayor, que encendería la mecha de una rebelión indígena. Moctezuma intentó calmar a la multitud enardecida, pero ésta lo repudió como gobernante y comenzó a lapidarlo. El huey tlatoani fue herido de gravedad y murió, siendo Cuitláhuac nombrado sucesor. De inmediato, organizó un ejército para atacar a los conquistadores.

Cortés organizó un plan de escape, pues los aztecas lo habían sitiado en el palacio de Axayácatl. En la noche del 30 de junio de 1520 procedieron a la fuga, pero fueron detectados. Durante el escape murieron ochocientos conquistadores y un indeterminado pero mayor número de indígenas aliados. Este episodio es conocido como la Noche Triste. Un año más tarde, y tras la decisiva batalla de Otumba, Cortés regresó con más tropas y más aliados; los pueblos que una vez habían sido sometidos por el Imperio azteca, se aliaron a los conquistadores españoles y comenzaron a cercar la capital. La ciudad de México-Tenochtitlan fue sitiada durante tres meses y, tras innumerables batallas por tierra y mar, fue finalmente sometida el 13 de agosto de 1521. En la batalla, los castellanos, tlaxcaltecas, texcocanos, huejotzincas, chalcas, cholultecas y demás coaligados causaron bajas al ejército de mexicas en número cercano a 40.000, de acuerdo a las propias estimaciones de Cortés, y referidas en su tercera carta de relación.

Fundación de ciudades

El mestizaje

Familia mestiza del XVIII. El mestizaje no se limitó a la etapa de la conquista.

A diferencia de otros colonizadores como los ingleses, que no admitían el mestizaje por considerar impuras otras razas que no fuesen la suya, tras siglos de convivencia de árabes, judíos y cristianos en la península Ibérica, los castellanos tenían menos prejuicios raciales[cita requerida] y por ello se formaron matrimonios mixtos a partir de 1514 bajo la cobertura legal de la Real Cédula de Fernando el Católico:


Es nuestra voluntad que los indios e indias tengan, como deben, entera libertad para casarse con quien quisieren, así con indios como con naturales de estos nuestros reynos, o españoles nacidos en latí Indias, y que en esto no se les ponga impedimento. Y mandamos que ninguna orden nuestra que se hubiere dado o por Nos fuera dada pueda impedir ni impida el matrimonio entre los indios e indias con españoles o españolas. y que todos tengan entera libertad de casarse con quien quisieren, y nuestras audiencias procuren que así se guarde y cumpla” (Recogida en la Recopilación de Leyes de las Indias de 1680, Ley 2º Tit. 1º Libro VI). En 1556 Felipe II reiteró esta Real Cédula de su abuelo.


Uno de los matrimonios más emblemáticos del siglo XVI lo protagonizaron Isabel Moctezuma (Tecuichpo Ixcazochtzin, antes de bautizarse, hija de Moctezuma II y última emperatriz de los aztecas) con el extremeño Juan Cano, con el que tuvo cinco hijos que iniciarían la genealogía de los duques de Miravista, título que aún perdura en la actualidad. El palacio de los Toledo-Moctezuma en Cáceres (Extremadura) es hoy sede del Archivo Histórico Provincial y en su fachada se conserva el blasón de los Moctezuma. Una parte de los descendientes de ese matrimonio vive en España y, otros, en México.

El historiador alemán Enrique Otte recoge en la página 61 de su libro "Cartas Privadas de emigrantes a Indias: 1540-1616" (FCE 1993) una carta de un colonizador llamado Andrés García, fechada el 10 de febrero de 1571, dirigida a su sobrino Pedro Guiñón, en Colmenar Viejo, en la que le comunica su matrimonio con una indígena americana:

"Caséme en esta tierra con una mujer muy a mi voluntad. Y aunque allá os parezerá cosa reçia en aberme casado con hindia, acá no se pierde honrra ninguna, porque es una nación la de los hindios tenida en mucho."


Aparte de los matrimonios hubo, sobre todo, uniones sexuales extramatrimoniales con mujeres indígenas. Esto se debió también a que las mujeres castellanas siempre fueron escasas en América. El ejemplo clásico es el de la Malinche, amante de Hernán Cortés, con quien incluso tuvo un hijo, Martín Cortés (al que reconoció en 1529 mediante bula papal de Clemente VII), que no hay que confundir con su hijo legítimo del mismo nombre. Pero el mestizaje extramatrimonial tuvo otras expresiones sociológicas: la barraganería, la prostitución y, también, las violaciones. La poligamia, existente en los pueblos precolombinos, fue prohibida por ser contraria a la doctrina católica. No hay estadísticas fiables sobre la proporción de matrimonios mestizos frente a las otras fórmulas ilegales de mezcla de españoles y amerindios durante la colonización española de América.

Se puede observar en la pintura de castas la variedad de combinaciones de mestizaje que convivieron en América durante la colonia. El léxico de castas testimonia también la rigidez de este sistema. Hoy en día, gracias al mestizaje, la población de los países hispanoamericanos comparte antepasados indígenas, europeos y africanos, en diversos grados.

Consolidación de la colonización

Extensión norteña de la influencia española

Juan Ponce de León (Santervás de Campos, Valladolid, España) fue uno de los primeros europeos en llegar al actual EEUU ya que fue el descubridor de Florida, a la que dio su actual nombre.

Con el pretexto de las Guerras de Religión francesas, la Corona española emitió la orden del desembarco de Pedro Menéndez de Avilés con una fuerza hispana aliada a los timucuas que condujo al fin, el 2 de septiembre de 1565,[3]​ del establecimiento de piratas franceses en Fort Caroline —allí continúan sus tumbas— renombrando a la fortaleza como «San Mateo». Casi una semana después Avilés fundaría el fuerte, y luego ciudad, de San Agustín de La Florida, el 8 de septiembre del citado año, cuarenta y dos años antes de que los ingleses fundaran el establecimiento de Jamestown (14 de mayo de 1607), en territorio de la futura colonia de Virginia, y cincuenta y cinco años antes de que desembarcaran los Padres peregrinos (26 de noviembre de 1620) en la denominada Nueva Inglaterra para fundar, el 21 de diciembre, la ciudad de «Nueva Plymouth», capital de la futura colonia homónima.

En 1720, la expedición de Villasur desde Santa Fe conoció e intentó parlamentar con los pawnis, aliados con los franceses en lo que es ahora Nebraska. Las negociaciones fueron poco exitosas, y se libró una batalla; los españoles fueron derrotados seriamente, con sólo 13 que pudieron regresar a Nuevo México. Aunque esto fue un pequeño enfrentamiento, supuso la penetración más profunda de los españoles en las Grandes Llanuras, estableciendo allí el límite para la expansión e influencia española.

En un esfuerzo por excluir a Gran Bretaña y Rusia del Pacífico Este, la Corona Española envió a Juan Francisco de la Bodega y Quadra al norte desde México en 1775 para encontrar y controlar el fabulado Paso del Noroeste. En 1781, una expedición española durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos dejó San Luis, Misuri (entonces bajo control español) y llegó hasta St. Joseph en Niles, Míchigan donde capturaron el fuerte. Las reclamaciones territoriales españolas basadas en esta penetración al norte no fueron apoyadas en las negociaciones del tratado.

La Convención de Nutka (1791) resolvió la disputa entre España y Gran Bretaña sobre los establecimientos británicos en Oregón y la Columbia Británica. En 1791 el Rey de España dio a Alejandro Malaspina el mando de una expedición científica alrededor del mundo, con órdenes de localizar el Paso Noroeste y buscar oro, piedras preciosas y cualquier establecimiento estadounidense, británico o ruso a lo largo de la costa noroeste.

En 1819 y en virtud del Tratado de Adams-Onís, España se retiró de la región, dejando numerosos topónimos españoles en la zona.

Independencia de España

Libertador Simón Bolívar, criollo de origen español, y líder de la independencia del norte de Sudamérica.
Libertador José de San Martín, hijo de padre y madre españoles, que líderó la independencia del sur de Sudamérica.

En 1776 las trece colonias inglesas en Norteamérica iniciaron un proceso político inédito, declarando su independencia de la metrópoli monárquica europea y creando una república reglada por una constitución escrita, con el nombre de Estados Unidos de América.

A partir de 1808, durante la Guerra de la Independencia Española a causa de la invasión napoleónica, los criollos, al igual que los peninsulares en España, establecieron juntas para gobernar las tierras en nombre del rey Fernando VII de España. Esta experiencia de autogobierno, junto con el antecedente de la Independencia de Estados Unidos, y la influencia del liberalismo y las ideas de la Revolución francesa influenció sobremanera al transcurso de la Guerra de Independencia Hispanoamericana (1808-1824), de la que emergieron la mayoría de las repúblicas hispanoamericanas de la actualidad.

En América del Sur, las primeras juntas criollas, como las establecidas en La Paz, Virreinato del Río de la Plata (1809), Venezuela (1810), Chile (1810), Nueva Granada (1810) y Quito (1809), fueron reprimidas por las autoridades metropolitanas españolas, causando la derrota de todas ellas. La Primera Junta de Buenos Aires (1810) fue el único gobierno patrio que pudo permanecer, estableciendo una continuidad histórica con los gobiernos posteriores de la Argentina. Desde Buenos Aires comenzó la campaña de secesión del sur del Continente. Dos grandes ejércitos independentistas se formaron y atacaron a las tropas realistas desde el sur y el norte, dirigidos por José de San Martín y Simón Bolívar, para confluir en Guayaquil, donde el mando general de las tropas independentistas sudamericanas quedó en manos de Bolívar. La guerra por la independencia de Sudamérica (Suramérica) se extendió entre 1810 y 1824. En este último año, los realistas, arrinconados en el Alto Perú, fueron finalmente derrotados en Ayacucho por un ejército sudamericano al mando del Mariscal Antonio José de Sucre. Una vez que los pueblos de América de Sur se independizaron de España, y después de complejos procesos, terminaron creando las siguientes naciones independientes de la actualidad: Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela.

Libertador Miguel Hidalgo, líder de la Independencia de los Estados Unidos Mexicanos e, indirectamente, de Centroamérica.

Los pueblos del Virreinato de Nueva España se iniciaron en 1810 con el Grito de Dolores y también luego de complejos procesos políticos terminaron creando las siguientes naciones independientes de la actualidad: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua. Con posterioridad se independizaría República Dominicana.

En 1898, Estados Unidos ganó la Guerra Hispano-estadounidense y ocupó las islas de Cuba y Puerto Rico, terminando con la presencia española en América. Cuba se independizó en 1902, si bien seguiría bajo tutelaje estadounidense hasta 1959, mientras que Puerto Rico fue anexionado como estado asociado a Estados Unidos. Otros territorios de origen hispano, como California, Texas y Florida, fueron anexionados y convertidos en estados de los Estados Unidos.

Actualmente, los países de habla hispana y portuguesa de América y Europa, se han organizado en la Comunidad Iberoamericana de Naciones, que tiene su máximo órgano de cohesión en la Cumbre Iberoamericana.

Consecuencias de la colonización

Demografía

Gracias a la bula del papa Pablo III Sublimis Deus de 1537, que declaró a los indígenas hombres con todos los efectos y capacidades de cristianos,[4]​ hubo un gran contraste en América entre la colonización española y la francesa con la anglosajona:[5]​ los españoles se esforzaron en incorporar a los indígenas a su civilización y su Iglesia, aun a costa de la anulación de su identidad cultural.[6]

Con la llegada de los colonos castellanos surgieron en América enfermedades desconocidas en el Nuevo Mundo, como la viruela, la gripe, el sarampión y el tifus, contra las que las poblaciones nativas no tenían resistencia. Por otro lado, los europeos tomaron contacto con otras enfermedades propias de América, como la sífilis, que diezmó a la población europea al propagarse en 1494 desde el sur de Italia (posesión perteneciente a la corona de Aragón).

Entre el legado lingüístico de la población originaria, pueden contarse dos lenguas amerindias: el quechua y el guaraní, que han alcanzado el rango de lenguas cooficiales en algunos países hispanoamericanos, y cuya permanencia se debe en parte a su uso como lingua franca durante la obra evangelizadora colonial. Durante el Virreinato del Perú, el quechua fue uno de los idiomas que los misioneros católicos emplearon para evangelizar a los indígenas; se escribieron varios manuales (llamados "artes") y lexicones de éste y otros idiomas importantes, como el aimara, el mochica o el guaraní, así como catecismos. Ello permitió que aumentara su influencia sobre los pueblos andinos e incluso pueblos amazónicos que antes no lo hablaban. Un ejemplo es la amplia difusión en la actualidad del dialecto llamado quichua santiagueño, popular en la provincia argentina de Santiago del Estero.

Fray Domingo de Santo Tomás publicó en Valladolid (España) las dos primeras obras en quechua, la Grammatica o Arte de la Lengua General de los Indios de los Reinos del Perú, y el Lexicón o Vocabulario de la Lengua General del PERV, llamado "Quichua".

El guaraní es a su vez una de las lenguas oficiales del Mercosur, y goza de amplia difusión en Paraguay, donde es cooficial con el castellano, y en las provincias argentinas de Corrientes y Misiones.

Encomienda y esclavitud

Con la llegada de los europeos cristianos a América, se originó un intenso debate teológico y legal sobre la naturaleza de sus habitantes para su incorporación, expulsión o destrucción de los territorios que serían dominados por el Imperio español. Esta polémica se saldó con la oposición de la Corona a su esclavitud y la incorporación de los nativos americanos como súbditos de la Corona con todos sus derechos. Otras potencias europeas como Inglaterra y Portugal no los consideraron como iguales y en los territorios dominados por ellos el trato sería de esclavitud.

Así, desde comienzos del siglo XVI, teólogos y filósofos como Juan López de Palacios Rubios o Matías de la Paz desde la Universidad de Salamanca y Martín Fernández de Enciso o Bartolomé de las Casas desde los propios territorios americanos, enfrentan el problema de la naturaleza de los nuevos pobladores desde diferentes visiones. Finalmente, en 1537 se promulga la bula Sublimus Dei del papa Pablo III, en la que se declara a los indígenas como hombres en todas sus capacidades.

A partir de este momento las leyes de la Corona Española establecieron que los indígenas americanos (amerindios) no serían sometidos a la esclavitud, sino a un régimen de servidumbre denominado "encomienda", mediante el cual eran dados a "encomenderos" españoles. El régimen de encomienda establecía que los indígenas debían trabajar obligatoriamente para el encomendero, al mismo tiempo que este se obligaba frente a la Corona del cuidado y la evangelización de los indígenas. Uno de los críticos más famosos del sistema de encomiendas fue Fray Bartolomé de las Casas, cuya obra más representativa es la Brevísima relación de la destrucción de las Indias. Las críticas de algunos sectores de la Iglesia al sistema de encomienda son consideradas por algunos como el origen de la llamada "Leyenda negra española".

Sin embargo, aquello no se cumplió totalmente, ya que los españoles aun realizaron en algunas zonas del territorio americano un tipo de expedición armada denominado «maloca», cuyo objetivo era capturar indígenas para llevarlos a la esclavitud.

El descenso de la población de nativos americanos podría explicar una falta de mano de obra indígena que España trató de reemplazar con esclavos provenientes del África subsahariana, comprados a compañías de otras potencias europeas que comerciaban con esclavos en América. Nótese que el tratamiento de persona le fue otorgado a los nativos americanos, no así a los negros, siendo un claro exponente de este pensamiento el propio Fray Bartolomé. El número exacto de personas esclavizadas procedentes de África es controvertido y difícil de determinar; según distintas estimaciones, éste puede oscilar entre los 9 y los 12 millones de personas,[7]​ de los cuales se calcula que 1.552.100 ingresaron a los territorios colonizados por España.[8]

Religión

En contraposición de otros colonizadores a lo largo de la historia, como ingleses, portugueses u holandeses, los colonizadores españoles desde un primer momento aceptaron a los indígenas como personas dotadas de alma[cita requerida], y por ello centraron parte de su esfuerzo en adoctrinarlos y convertirlos a su religión.

Catedral de México, legado de los conquistadores españoles

El papa Alejandro VI, en sus bulas Inter Caetera estableció la obligación de la Corona de Castilla de convertir a todos sus súbditos, incluidos los amerindios y afroamericanos, al cristianismo, en su vertiente católica. Las tareas para lograr la conversión se realizaron mediante una gran variedad de procedimientos y una considerable cantidad de misioneros de distintas órdenes partieron de la Península Ibérica hacia América a tal fin, en el marco de un movimiento renovador de la Iglesia española iniciado por Cisneros, y en el que destacaron místicos como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o San Alonso de Orozco y religiosos como San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.

Los métodos adoptados para obtener la conversión fueron muy diversos. Una de las fórmulas empleadas fue la conocida como doctrina. Se trataba del compromiso adquirido por el conquistador para que fueran evangelizados todos los indígenas que le habían correspondido en sus repartimientos; los niños debían recibir las enseñanzas religiosas todos los días y los adultos tres días a la semana. El convento fue el centro neurálgico de la evangelización y a su alrededor se configuraron numerosas poblaciones. En él atendían los religiosos las necesidades espirituales de los nuevos cristianos al mismo tiempo que las materiales, ya que junto a las dependencias de culto y habitación de los frailes, disponían de enfermerías, escuelas y talleres. Los mismos misioneros desempeñaron un importante papel en la transculturación del indígena, al poner un especial empeño en su incorporación a las actividades artesanales de tradición europea como parte destacada de su educación. La escuela de San José de los Naturales, creada por los franciscanos en México, las organizadas por el obispo Vasco de Quiroga en Pátzcuaro (Michoacán), o las Misiones Jesuíticas en la actual Argentina, Paraguay, etc., son una referencia para comprender diferentes proyectos de vida para el indígena a partir de su incorporación al cristianismo. En ellos están presentes muchas de las ideas procedentes de los movimientos utópicos de la edad media y del renacimiento, que encontraron en América un terreno propicio para su puesta en práctica.

En algunas ocasiones los religiosos católicos se relacionaron estrechamente con los pobladores nativos, involucrándose en sus problemas y en los abusos que sufrían por parte de algunos conquistadores y encomenderos, trasmitiendo las injusticias a las autoridades de la Península. En muchos casos los misioneros católicos utilizaron las lenguas americanas, como el quechua, el náhuatl o el guaraní, contribuyendo a preservarlas al ser dotadas de sistemas de escritura.

La conversión al catolicismo de la población americana fue ampliamente exitosa. En 2004, cerca de la mitad de los católicos del mundo están en Iberoamérica, si bien la tendencia es decreciente.[9]

Por otra parte, el catolicismo latinoamericano tomó formas peculiares derivadas del fenómeno conocido como sincretismo religioso, mediante el cual las antiguas religiones y creencias precolombinas y africanas se integraron al cristianismo.

Intercambios técnicos y científicos

Aportes españoles

Caballos chilotes.
Valle de Napa, California

Los españoles aportaron a sus colonias en América una serie de elementos técnicos comunes a las civilizaciones euroasiáticas, que se difundieron por el continente en un tiempo asombrosamente corto. Entre ellos:

  • la vid, de cuyas cepas descienden hoy las producciones vinícolas de Perú, Chile, Argentina y California; el vinagre;
  • los olivos: el primer cargamento de aceite de oliva que llegó a América fue llevado por Hernando Colón, hijo del descubridor, desde su finca "Hacienda Guzmán", cerca de Sevilla, hoy perteneciente a la familia Guillén
  • las leguminosas (judías, garbanzos, lentejas, habas);
  • el arroz, las almendras, el ajo, la cebolla, la ciruela pasa y otras variedades de frutos secos;
  • el ganado bovino, incluido el toro de lidia (motivo por el que hoy existen corridas de toros en Perú, México, Ecuador, Colombia o Venezuela), y, con ello, los productos lácteos;
  • el trigo, originario de la antigua Mesopotamia;
  • el limón, originario del sudeste de Asia, que fue llevado a España por los árabes;
  • la naranja, la manzana, la pera, el melocotón y el higo;[10]
  • el plátano o banano, llevado en 1516 de Gran Canaria a Santo Domingo por el religioso Fray Tomás de Berlanga;[11]
  • La caña de azúcar, llevada desde Medio Oriente al entonces territorio conocido como Al-Ándalus por los árabes;
  • el lino, el cáñamo;
  • el ganado ovino;
  • el caballo, que reavivó a las comunidades cazadoras de las praderas estadounidenses hasta el siglo XIX y las de ciertos pueblos sudamericanos: mapuches, pampeanos, etcétera. Y, junto con el caballo, la guarnicionería;
  • el sebo, el alquitrán;
  • la rueda como elemento de trabajo y transporte, pues algunas culturas americanas ya hacían uso de ellas en juguetes y, probablemente, en otras áreas técnicas que se han perdido.[12]​ No obstante, arqueólogos como Stanley Boggs eran escépticos ante esos juguetes hallados por aficionados, sin ninguna garantía arqueológica. "Los indígenas quedaron muy impresionados por dos artilugios occidentales que traían los españoles: el carro con ruedas y la polea. (...) Aunque los mexicas tenían tornos de alfarería, no se les había ocurrido usar la rueda como medio para facilitar el transporte." Pág. 572 de El Imperio Español. De Colón a Magallanes, de Hugh Thomas. La noria también fue introducida por los españoles en América.
  • el arado, desconocido en las sociedades precolombinas y que contribuyó, de manera decisiva, a la transformación de la agricultura americana.
  • el hierro: antes del descubrimiento de América, en la Península, la rejería tanto civil como religiosa había elevado el tratamiento del hierro a la categoría de arte, con toda clase de diseños y filigranas; el tornillo de Arquímedes
  • la metalurgia de Toledo, la más avanzada de Europa;
  • la cerámica de Valencia: azulejos, vajillas;
  • las armas de fuego, que remontan su técnica moderna a la Bombardilla sueca de Loshult (circa 1350);
  • la pólvora, inventada por los chinos;
  • la seda: aunque en la América prehispánica se producía la seda de forma silvestre y los amerindios elaboraban telas y objetos con sus hilos, la sericicultura fue introducida por los españoles en Nueva España a finales del siglo XVI. En Valencia, entre los siglos XV y XVIII, se produjeron algunas de las mejores telas de seda de Europa. La Lonja de la Seda y el Colegio del Arte Mayor de la Seda son testimonios de la pujanza de la industria de la seda en esa ciudad.;[13]
  • el papel, inventado en China en el siglo II a. C., fue introducido por los árabes en la Península Ibérica en el siglo X;
  • la imprenta moderna, inventada por el alemán Johannes Gutenberg en 1453, fue llevada por los españoles a América ya en la primera mitad del siglo XVI;
  • escritura: la gramática de Antonio de Nebrija de 1492, la primera gramática europea desde Roma, que serviría de modelo para las de otras lenguas y marcó un hito en la maduración del castellano. En 1500 se publicó en Toledo La Celestina, en 1508 Amadís de Gaula en Zaragoza y, después, vendrían Cervantes, Calderón de la Barca, Quevedo, Lope de Vega, etc., cuyas obras llegaron a América al poco de ser publicadas en España
  • el calendario juliano, y después, en 1583, gracias a la bula Inter Gravissimas, se instauró el calendario gregoriano;
  • el reloj mecánico, inventado en Europa en el siglo XIII, lo que posibilitó ordenar el día, definir la noche y organizar el trabajo midiendo el costo de la mano de obra determinando las horas que se dedicaban al mismo;[14]
  • las arquitecturas europeas y árabes, de las que había buenos ejemplos en los reinos españoles antes del descubrimiento de América: la Alhambra de Granada, la mezquita de Córdoba, Medina Azahara, los Alcázares de Sevilla, los palacios renacentistas de Jabalquinto, el de Cogolludo, el del Infantado, el Colegio Mayor Santa Cruz e innumerables iglesias, catedrales y palacios románicos, góticos y mudéjares (la catedral románica de Santiago de Compostela, del siglo XII, posee la obra cumbre del románico europeo: el Pórtico de la Gloria, del gallego maestro Mateo); la arquitectura del antiguo Egipto, similar a la precolombina, hacía mucho tiempo (desde la Grecia clásica) que se había superado en Europa (y en el mundo islámico) por soluciones más avanzadas y sofisticadas;
  • los castillos y monasterios medievales: los primeros apenas tuvieron continuidad en el Nuevo Mundo; los monasterios, sí; algunos, como el de Santa Catalina, en Arequipa, verdaderamente originales.
  • las técnicas de jardinería: los jardines del Generalife, que datan de los siglos XII a XIV; los jardines de Aranjuez, los de Toledo, los de Sevilla, etcétera;
  • las técnicas de construcción de barcos de gran tonelaje, con las que lograron fundarse modernos astilleros en Cuba y en otros puntos del continente americano: Guayaquil y Panamá, por ejemplo;
  • las técnicas de navegación transoceánicas;
  • la ballestilla, utilizada en el mar desde principios del siglo XV para determinar la altura de los astros;
  • el astrolabio, el cuadrante, la brújula marina (una aguja magnética montada sobre balancines que le permtían girar libremente pese a los bandazos de los buques), la ampolleta (una especie de reloj de arena), y otros instrumentos de navegación;
  • la cartografía;
  • las técnicas de explotación mineras: además de introducir utillaje de hierro como picos, alzaprimas, cuñas y almádenas, los españoles inventaron técnicas de explotación minera como los molinos de ganga accionados por fuerza hidráulica, o el método de amalgama: la plata se extraía del mineral combinándola con mercurio y se la separaba de la amalgama por destilación del azogue.
  • las universidades, como instrumentos de transmisión de conocimientos. Entre otros, de Derecho. Las "Siete Partidas", redactadas en el siglo XIII durante el reinado de Alfonso X, recogían el Derecho Romano y constituían la base de las relaciones jurídicas en Castilla. Su estudio llegó al nuevo continente ya en el siglo XVI cuando los españoles fundaron allí las primeras universidades de América: las de Santo Domingo, México y Lima.
  • conocimientos de aritmética, geometría, astronomía y música (el "quadrivium"), que se enseñaban en las universidades hispánicas desde el siglo XIV.
  • el sistema financiero: el dinero, la banca, la letra de cambio, las sociedades mercantiles, etc.
  • troqueles, prensas y demás utensilios para acuñar monedas. En 1535 los españoles fundaron la Casa de Moneda de México, la primera "casa de la moneda" de América.[15]​ En 1565 fundaron la Casa de Moneda de Lima y en 1572 la Casa de Moneda de Potosí;[16][17]
  • conocimientos de economía: en el siglo XVI, la Escuela de Salamanca estaba en la primera fila de estos estudios: "Fueron los tratadistas de la Escuela de Salamanca los que, antes que el francés Jean Bodin, vieron la relación entre la abundancia de moneda, su depreciación y la correlativa carestía de los productos y servicios (...)." Pag. 252 de "El Antiguo Régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias". Antonio Domínguez Ortiz. Por su parte, Joseph A. Schumpeter, en su clásica obra "Historia del análisis económico", se refiere a "El muy alto nivel de la economía española en el siglo XVI (...)". Pag. 207 de la citada obra. Autores como Luis Ortiz ("Memorial al Rey para que no salgan los dineros de estos reinos de España", 1558), Saravia de la Calle, elaborando una teoría de los precios, Martín de Azpilicueta, que ofrece una teoría cuantitativa del dinero, Tomás de Mercado, exponiendo una muy moderna interpretación del cambio internacional... son algunos de los nombres que sentaron las bases de la economía no sólo en España, sino también en Europa.
  • los conocimientos de medicina: antes de descubrimiento de América, desde el siglo XIII, ya había una cátedra de medicina en Salamanca. Por aquellas fechas, su titular, Gabriel Álvarez Abarca era, además, médico de los Reyes Católicos.
  • los conocimientos de farmacia: en la Península se investigaba y desarrollaba la farmacia en la célebres "boticas". Para estar al frente de una farmacia, era necesario tener el título de Maestro Boticario, al que se accedía mediante un riguroso examen. Carlos I y Felipe II regularon, de manera específica, la actividad de boticas y boticarios en América con distintas disposiciones hasta que, en 1628, se estableció el llamado Protomedicato, que controlaba a través de una Junta el acceso a la profesión de boticario con exámenes realizados por miembros de la Universidad y concretaba cómo debía funcionar una botica.
  • hospitales: ya desde el siglo XII, el Camino de Santiago estaba jalonado de hospitales que atendían a los peregrinos y a los enfermos pobres de la localidad en la que estaban ubicados. Pero fueron los Reyes Católicos los que más impulsaron la medicina hospitalaria en todos sus dominios ibéricos. Tal vez el mejor exponente de este empeño sea el Hospital de los Reyes Católicos de Santiago de Compostela, fundado por ellos mismos en 1499, hoy convertido en el Parador Nacional de Santiago. En 1503 Isabel la Católica prescribe al gobernador Ovando que "haga en las poblaciones donde él viera que fuera más necesario casa para hospitales en que se acojan y curen los pobres, así de los cristianos como de los indios." En 1509, en la isla de La Española, ya funcionaban los hospitales de San Nicolás de Bari, de San Buenaventura y de Concepción de la Vega. Y en Nueva España, Hernán Cortés, en 1521, fundó y financió la construcción del hoy llamado Hospital de Jesús, que todavía está en pie y funcionando. Después, los españoles construyeron en ese mismo virreinato los hospitales de San Lázaro (1521), dedicado a los leprosos, el de San Juan de Letrán (1540), el Real de Nuestra Señora del Rosario (1562), el de la Caridad del Nombre de Dios (1562), el de la Santa Veracruz (1575), el de Nuestra Señora de Monserrat (1580), el Real de El Nombre de Jesús (1580), el de San Bartolomé (1582), el de San Juan de Dios (1582), y otros.[18]​ Con la ampliación del Imperio Español por América, también se fue extendiendo la red de hospitales construidos por los españoles en los demás virreinatos.
  • las técnicas hidráulicas, conocidas desde las épocas de las dominaciones romana y árabe: acueductos y embalses (los acueductos de Segovia y Mérida, el embalse de Proserpina, también en Mérida, etc.), canalizaciones y regadíos (la huerta de Murcia)... A mediados del siglo XVI, a iniciativa del español Fray Francisco de Tembleque, se construyó en Nueva España, cerca de Otumba, el Sistema hidráulico del acueducto del Padre Tembleque, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2015.
  • el molino hidráulico.[19]​ El de viento tuvo escasa implantación en el Nuevo Mundo.[19]
  • la técnica de los tapices: importantísimas fueron las colecciones de tapices de los reyes Fernando e Isabel.
  • la marroquinería, el repujado, el damasquinado, la esmaltería, la azabachería, la mazonería, la orfebrería, la joyería.
  • la encuadernación de libros.
  • el vidrio. Los primeros talleres de fabricación de vidrio de América se instalaron en Puebla y otras localidades de Nueva España en el siglo XVI.[20]
  • la técnica de las vidrieras, que había alcanzado su madurez en la decoración de algunas catedrales góticas de los siglos XIII y XIV (la de León la más destacada)
  • las técnicas de pintura desarrolladas durante los siglos XIV Y XV (pintura al temple, al óleo...). En el siglo XVI la pintura española alcanzó su madurez con pintores como Pedro Berruguete o Sánchez Coello, llegando a sus más altas cotas de perfección en el XVII con Velázquez, Ribera, Murillo o Carreño. Pintores extranjeros como Tiziano, El Greco, Anton van Dashorst Mor ("Antonio Moro") o Jooris van der Straaten ("Jorge de la Rúa") trabajaron para los reyes y aristócratas españoles durante esos siglos. En Cuzco, México, Quito o Lima la pintura se desarrolló armonizando los estilos importados de Castilla con las influencias indígenas, logrando una síntesis que la diferencia de la pintura europea. La técnica del laminado del oro ("pan de oro") para recubrir retablos, también fue exportada a América por los españoles, llegando a su máxima expresión en la Iglesia de la Compañía (Quito).
  • La música occidental llevada por los españoles durante el renacimiento y el barroco, así como los instrumentos musicales necesarios para su interpretación: el violín, el laúd, el arpa, el clave, el clavicordio, el órgano (ya en 1530 los españoles llevaron a México un órgano, procedente de Sevilla), trompetas, atabales, sacabuches, el bajón, flautas, tambores, etc. Mención aparte merece la guitarra española, el instrumento más popular en España, que llegó a América con los primeros barcos del descubrimiento y que, con el tiempo, evolucionó adaptándose al folclore que fue surgiendo en las distintas regiones. Como resultado de esa adaptación se pueden citar variantes como la jarana mexicana, el tiple colombiano, la mejoranera panameña, el tres cubano, el charango peruano-boliviano, el cuatro puertorriqueño, la guitarra criolla argentina, etc.
  • las técnicas de entretejido: alfombras, vestidos, terciopelos, brocados... En Alcaraz, se fabricaban desde el siglo X algunas de las mejores alfombras de Europa. Varias de ellas se conservan en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid.
  • la técnica del artesonado.
  • las técnicas urbanísticas: ya Fernando el Católico escribió a Nicolás de Ovando dándole instrucciones de cómo se debían planificar las nuevas ciudades en América. Lo mismo hizo el rey Carlos I. Pero fue Felipe II quien, en sus famosas "Ordenanzas de Poblamiento" de 1573, estableció las normas a seguir: una amplia plaza mayor, calles amplias "tiradas a cordel", edificios dentro de cuadrículas, etc. El resultado fueron ciudades coloniales consideradas hoy, en muchos casos, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: Ciudad de Potosí y ciudad histórica de Sucre, en Bolivia; Cartagena de Indias y centro histórico de Santa Cruz de Mompox, en Colombia; ciudad vieja de La Habana y sus fortificaciones, Trinidad, centro histórico de Cienfuegos, centro histórico de Camagüey, en Cuba; Viejo San Juan, en Puerto Rico; centros históricos de Quito y Cuenca, en Ecuador; centros históricos de México, Oaxaca, Puebla, San Miguel de Allende, Guanajuato, Morelia, Zacatecas y Campeche, en México; distrito histórico de Panamá; centros históricos de Cuzco, Lima y Arequipa, en Perú; Antigua Guatemala, en Guatemala; Coro, en Venezuela, y otras muchas ciudades coloniales construidas por los españoles y que hoy son candidatas a figurar en la lista de la Unesco: Salta, en Argentina; Villa de Leyva, en Colombia, etc.
  • la ingeniería militar, que se plasmó en los fuertes de San Marcos, en La Florida, el de San Carlos de Perote, el de San Felipe de Bacalar, el de San Juan de Ulúa, el recinto fortificado de Campeche, el fuerte de San Diego de Acapulco, todos ellos en México; los castillos de La Punta, de la Fuerza y el de los Tres Reyes del Morro en La Habana; el castillo de San Carlos de la Cabaña, también en Cuba; el castillo del Morro de Santiago de Cuba; la ciudad amurallada de Santo Domingo; las murallas de San Juan de Puerto Rico; el castillo de San Felipe del Morro, también en Puerto Rico; el fuerte de San Lorenzo el Real de Chagres, en Panamá; el castillo San Carlos de la Barra en la boca del lago de Maracaibo, el fuerte de San Felipe y el Fortín Solano en Puerto Cabello; el castillo de Araya y las fortificaciones de Cumaná, en Venezuela; el fuerte de San Felipe de Barajas en Cartagena de Indias, en Colombia; la fortaleza del Real Felipe del Callao, en Perú; el recinto fortificado del castillo de Niebla, en Chile, etc.
  • la ingeniería civil: innumerables puentes (puesto que las civilizaciones indoamericanas precolombinas desconocían el arco, tenían que utilizar puentes de cuerdas suspendidos), puertos, canales y calzadas, en cuya construcción se empleó la tecnología europea del siglo XVI: grúas (la de cigüeñal, la de arbolar, la de pisar, la portuaria, la accionada por rueda, la flotante), dragas (la de almeja [existe una maqueta en el Museo Naval del Caribe, en Cartagena de Indias], la de cuchara, la de rastra, la de noria), la máquina de hinca de pilotes, las máquinas de achique, la noria de vejigar, etc. El Camino Real de Tierra Adentro, que comunicaba la ciudad de México con Santa Fe (hoy en USA), fue una de las obras de ingeniería más importantes de las realizadas por los españoles en América, hasta el punto de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2010.
  • las gafas
  • productos asiáticos (manufacturas de seda, especias, porcelanas, marfiles, etc.).

Aportes americanos

Tortilla de patatas, derivada del aporte indígena americano
Jeroglífico maya para el cero, año 36 a. C. Las civilizaciones mesoamericanas desarrollaron unas matemáticas avanzadas. Utilizándolas, los religiosos hispanos mejoraron el calendario gregoriano.[21]

Los españoles llevaron al que denominaban Viejo Mundo (Europa, Asia y África) una serie de elementos técnicos desarrollados por las culturas precolombinas. Entre ellos:

Debido a la lógica unilateral de la dominación colonial, se han perdido varios avances técnicos desarrollados por las culturas precolombinas, como las técnicas de gestión ecológica del medio ambiente (incendios controlados, «terra preta», mejoramiento genético de plantas y animales), técnicas hidráulicas, ingeniería antisísmicas, astronomía, técnicas para calendarios, matemáticas, escritura, técnicas de trabajo metalúrgico, etc.[22]

En el siglo XVI, Nicolás Monardes Alfaro, médico y botánico sevillano, montó en su finca de Sevilla un jardín botánico con plantas que llegaban de América. Tras estudiarlas, las dio a conocer a los europeos a través de su obra "Historia medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales", traducida a varios idiomas, y en la que expone las propiedades medicinales de algunas de ellas: Bálsamo de Tolú, coca, jalapa, guayaco, etc.

Economía

La colonización española de América y la puesta en contacto de manera regular de los mercados de Europa, Asia y América, a través de las Flotas de Indias y el Galeón de Manila, supuso la globalización de la economía mundial, lo que sentó las bases del capitalismo, tal como señalaría Marx en "El capital": "La biografía moderna del capital comienza en el siglo XVI, con el comercio y el mercado mundiales" (Comienzo del capítulo IV de la Sección Segunda, Libro Primero). Además, el intercambio de productos agrícolas revolucionó los cultivos en todos los continentes, aumentó la productividad de las tierras y enriqueció la dieta de amplios sectores de la población. Todo esto conllevó transcendentales alteraciones en la geografía humana de todos los continentes.

Los efectos producidos en las economías europeas y asiáticas por la puesta en circulación, por parte de los españoles, del oro y la plata que extrajeron de América en el siglo XVI, todavía son hoy objeto de estudio, sin que exista un acuerdo entre los historiadores económicos: Mientras John Lynch o David Christian sostienen la vigencia de los estudios de E. Hamilton, otros, como Jordi Nadal o Michel Morineau, critican sus análisis.

Expulsión de los españoles

La expulsión de los españoles de América fue un proceso de exilio forzado de los colonos castellanos llevado a cabo por los gobiernos independientes en el proceso de las guerras de independencia hispanoamericanas. La expulsión implicó a un número reducido de españoles que eran contrarios a vivir en países que ya no formaban parte de la Corona española, sino bajo gobiernos inciertos y de nueva creación. La mayoría de los españoles y descendientes de españoles quedarán asimilados a la población de los nuevos países como queda constancia en la demografía étnica de estos nuevos estados americanos, formados en su mayoría por descendientes de españoles, como es el caso de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica,[23]​ y Uruguay, o con mayor proporción de indígenas como es el caso de Bolivia o Perú.

Colonización posterior a la española

La conquista del viejo oeste por parte del Gobierno federal de los Estados Unidos en Norteamérica.

Algunos pueblos indígenas, llamados en el siglo XIX salvajes por los gobiernos nacionales de algunos países como Chile, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Uruguay, y también llamados indios por algunas personas en algunos países como Chile, Argentina o Brasil, padecieron acciones de guerra por parte de esos estados nacionales y sus fuerzas armadas, a lo largo de los siglos XIX y XX.

En la Conquista de América, algunos estados independientes americanos, como Argentina, Chile y Estados Unidos, también llevaron adelante acciones tendentes a ocupar territorios de indígenas en variados estadios de desarrollo, acciones tales como exploración, apropiación y conquista como la pacificación de la Araucanía, la conquista del desierto y la conquista del Oeste, que implicaron la ocupación del territorio de algunos pueblos indígenas de desigual desarrollo cultural. En el siglo XX, otras naciones americanas impulsaron políticas racistas contra indígenas, afroamericanos y sus descendientes. Algunas personas y estudiosos sostienen que en dichas acciones estos países llevaron adelante políticas de limpieza étnica y de genocidio.

Véase también

Referencias y enlaces

  1. José Luis Gómez Navarro (2004). Historia universal. «La administración de los territorios americanos fue una copia del modelo de la administración hispana.» 
  2. Contraste entre la colonización española, la anglosajona y francesa en América
  3. Manuel Fernández Álvarez, Felipe II y su Tiempo, Edit. Espasa, edición de 1998, página 365
  4. Bruno (1993): 23.
  5. Finzi, Claudio. «Contraste entre la colonización española, la anglosajona y francesa en América». Hispanismo.org. 
  6. Puiggrós (2003): 26.
  7. Hidalgo Huerta 1998; 214: «Arturo Santana hace notar, en su detallado estudio sobre el tema, que si bien entre el siglo XVI y mediados del XIX se contabilizan 9.470.000 esclavos los que llegaron a América, el número real de los que salieron de África es de 11.360.000, lo cual es debido a la alta mortalidad que siempre caracterizó la travesía del Atlántico en los barcos que transportaban los negros destinados a la esclavitud»
  8. Lucena Salmoral, 2005; 8: «Los 12 millones transportados a América se distribuyeron de la siguiente forma: Colonias españolas 75 000 durante el siglo XVI, 292 500 durante el siglo XVII, 578 600 durante el siglo XVIII, 606 000 durante el siglo XIX, para un total de 1 552 100». (Citando a Philip D. Curtin The Atlantic Slave Trade: A Census).
    Martín Cabrejos Fernández (15 de septiembre de 2010). «Sobre el peso real de la población negra en Hispanoamérica, el Perú y Lambayeque». Chiclayo, Perú: Universidad Católica Santo Toribio de Mogroviejo. Consultado el 21 de octubre de 2010. «Fueron diez los destinos hispanoamericanos para los esclavos negros. En nuestro caso, el Perú recibió en casi 400 años 95 000 esclavos importados, ocupando el sexto lugar. Cuba recibió 702 000; México 200 000; Ecuador, Panamá y Colombia 200 000; Venezuela 121 000; Bolivia y el Río de la Plata 100 000; Puerto Rico 77 000; Santo Domingo 30 000; Centroamérica 21 000 y Chile 6 000».  (Citando a José Andrés Gallegos La esclavitud en la América española)
  9. l'america latina abbandona il cattolicesimo, por Diego Cevallos, 5 de octubre de 2004, Peacelink
  10. Carlos Alvear Acevedo (2004). Historia De México. México D. F.: Editorial Limusa. p. 149. ISBN 968-18-6146-9. 
  11. García Álvarez, Alejandro (2001). «Santo, seña y ruta histórica del plátano hasta Cuba» (pdf). Revista de Indias 61 (221): 141. doi:10.3989/revindias.2001.i221.486. Consultado el 19 de septiembre de 2015. 
  12. Tim McGuinness. Precolumbian wheels, ed. «Precolumbian wheels». Consultado el 28 de septiembre de 2009. 
  13. Fernando Hernández Baz, "La seda nativa: un recurso potencial para el estado de Veracruz, México", páginas 53-55. Foresta Veracruzana, año/Vol.3 núm. 002. Universidad Veracruzana, Xalapa, México.
  14. Rosas Vega, G. «El reloj mecánico, un invento clave». Portafolio.co. Consultado el 26 de febrero de 2014. 
  15. «Casa de Moneda de México». Archivado desde el original el 28 de noviembre de 2015. Consultado el 26 de febrero de 2014. 
  16. «Casa Nacional de Moneda». Banco Central de Reserva del Perú. Consultado el 26 de febrero de 2014. 
  17. Sellschopp, E. A. (1968). Las acuñaciones de las cecas de Lima, La Plata y Potosí, 1568-1651: ensayo de una clasificación. Asociación Numismática Española. p. 159. 
  18. "Los cirujanos de hospitales en la Nueva España (siglos XVI y XVII", María Luisa Rodríguez-Sala y otros. 2005. Editado por la Universidad Nacional Autónoma de México. El artículo de esta misma enciclopedia titulado "Hospitales en el Virreinato de Nueva España".
  19. a b Satizábal Villegas, A. E. (2004). Molinos de trigo en la Nueva Granada: siglos XVII-XVIII : arquitectura industrial, patrimonio cultural inmueble. Volumen 26 de Sede. Universidad Nacional de Colombia. p. 120. ISBN 9789587014273. 
  20. "América latina y la cultura occidental", por Riccardo Campa, pág. 144, editado en México en 2.007 por la Universidad Nacional Autónoma de México. ISBN 970-32-3661-8 ISBN 978-970-32-469
  21. Escritura maya, Los mayas, Bitágora
  22. Mann, Charles (2006). 1491: una nueva historia de las Américas antes de Colón, Madrid: Taurus, p. 327-431
  23. Costa Rica, IX Censo Nacional de Población, 2000

Bibliografía

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