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Guerra hispano-sudamericana

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Guerra contra España
Guerra del Pacífico

"Combate del 2 de mayo", pintura peruana.
Fecha 1865 - 1866 (1871)
Lugar Costa del Pacífico, Sudamérica
Resultado Ambos bandos se adjudican la victoria.
Consecuencias Tratados de España[n 1]​ con Perú (1879), Bolivia (1879), Chile (1883) y Ecuador (1885)
Beligerantes
Bandera de Chile Chile
Bandera de Perú Perú (desde finales de 1865)
Bandera de Ecuador Ecuador (desde 1866)
Bandera de Bolivia Bolivia (desde 1866)
Bandera de España España
Comandantes
Bandera de Chile Juan Williams Rebolledo
Bandera de Perú Mariano Ignacio Prado
Bandera de España José Manuel Pareja
Bandera de España Casto Méndez Núñez
Fuerzas en combate
Bandera de Chile Armada de Chile
4.000 hombres[1]
1 corbeta de hélice
4 vapores armados
Bandera de Perú Marina de Guerra del Perú
s/d hombres
2 fragatas de hélice
2 corbetas de hélice
2 monitores costeros
3 vapores armados
Bandera de España Real Armada Española
3.100 hombres[1]
1 fragata blindada
5 fragatas de hélice
1 corbeta de hélice
1 goleta de hélice
2 transportes
otros buques menores auxiliares, artillados y cañoneros
Bajas
Bandera de Chile 160 muertos[2]
Bandera de Perú 600 muertos[2]
Bandera de España 300 muertos[2]

Plantilla:Campaña Guerra Hispano-Sudamericana

La guerra hispano-sudamericana —llamada en Chile y Perú Guerra contra España y en España Guerra del Pacífico— fue un conflicto bélico que se desarrolló en las costas chilenas y peruanas, en el que se enfrentaron España por una parte, contra Chile y Perú, principalmente, y Bolivia y Ecuador, secundariamente —pues no participaron de manera activa en la contienda—.

El conflicto diplomático entre España y Perú comenzó con el Incidente de Talambo. Al tiempo que una escuadra científica y diplomática española recorría las costas americanas, se produjo una pelea entre peones españoles de una hacienda y el terrateniente peruano Manuel Salcedo que acabó con dos muertos y varios heridos. Las noticias que llegaron a la flota y, posteriormente, a España eran confusas y exageradas, por lo que el Gobierno español solicitó explicaciones. La falta de entendimiento entre el Gobierno peruano y el enviado español, unido a la información errónea proporcionada por éste a la Escuadra, llevó a la ocupación española de las peruanas islas Chincha en 1864. A pesar de los acuerdos iniciales entre España y Perú mediante una resolución pacífica, el cambio de gobierno en el Perú, forzado por un golpe de estado, rechazó este acuerdo inicial.

Chile intervino en el conflicto negándose a abastecer a los buques españoles primero y declarando la guerra a España seguidamente el 25 de septiembre de 1865. En 1866, también declararon la guerra a España el Perú (el 12 de enero), Ecuador (el 30 de enero) y Bolivia (el 22 de marzo).

Las principales acciones de guerra se dieron entre 1865 y 1866, con los combates navales de Papudo, de Abtao, el bombardeo de Valparaíso y el combate del Callao.

Las hostilidades terminaron en 1866 y se logró un armisticio en 1871. Los tratados de paz se firmaron de forma bilateral entre cada país sudamericano y España en los años 1879 (Perú y Bolivia), 1883 (Chile) y 1885 (Ecuador).

Este conflicto es denominado de diversas formas dependiendo de la historiografía de cada país. En Chile y el Perú es común la denominación de Guerra contra España, mientras en España se le conoce como la Guerra del Pacífico. Para diferenciarla de la posterior guerra de Chile contra Bolivia y Perú, que es denominada de la misma forma, también recibe el nombre de Primera Guerra del Pacífico.

Antecedentes

Contexto histórico

En octubre de 1862, el mariscal Ramón Castilla y Marquesado terminó su mandato como Presidente del Perú. Como resultado de las elecciones populares, asumió el cargo el general Miguel de San Román, quien murió el 3 de marzo de 1863, sin terminar su mandato. Le sucedió primero el mariscal Castilla y luego interinamente el general Pedro Díez-Canseco, hasta que llegó de París el vicepresidente, el general Juan Antonio Pezet, quien, de acuerdo con la Constitución Política del Perú, se hizo cargo del gobierno el 5 de agosto.

Durante el gobierno de Pezet, se realizó el Segundo Congreso Americano, en Lima en 1864, continuación del realizado también en Lima en 1848, «para fijar las bases de la futura tranquilidad y seguridad de los pueblos de Sudamérica». El Perú, recibió la sede en virtud que había demostrado espíritu americanista en diversas circunstancias al haber ayudado a México, Santo Domingo, Nicaragua, Costa Rica a consolidar su independencia.

En España el gobierno de la Unión Liberal presidido por el general O'Donnell, con aprobación de la reina Isabel II gobernaba. En política exterior, en el gobiernos de la Unión Liberal se produjeron las acciones llamadas "de prestigio" o de "exaltación patriótica" que tuvieron un amplio apoyo popular como la Expedición franco-española a Cochinchina desde 1857 a 1862; la participación en la Guerra de Crimea; la Guerra de África de 1859, en la que O'Donnell obtuvo un gran apoyo popular y un gran prestigio al consolidar las posiciones de Ceuta y Melilla, pero no pudiendo obtener Tánger por las presiones inglesas; la expedición anglo-franco-española en México; la anexión de Santo Domingo en 1861.

Mediante estas acciones de política exterior se intenta detener el deterioro de España como potencia colonial, que se había producido tras la independencia de los países sudamericanos y la derrota en Trafalgar, al tiempo que su papel en Europa había menguado considerablemente. Mientras tanto Francia e Inglaterra habían ocupado el espacio europeo y sus respectivos imperios actuaban en América, Asia y África.

En 1862 en España se decidió enviar una expedición científica y diplomática al Pacífico. Esta expedición iría escoltada por cuatro navíos de guerra bajo las órdenes del vicealmirante Luis Hernández-Pinzón Álvarez (descendiente directo de los hermanos Pinzón). El propósito que llevó a las autoridades de Madrid a incluir naves de la armada en una misión de estudio, no sólo fue para exhibir la patente de Potencia, costumbre por cierto extendida a los países europeos como Gran Bretaña, sino para que aquellas sirvieran como elementos de apoyo a una serie de reclamos presentados por ciudadanos españoles residentes en las Américas. En aquel momento España carecía de relaciones diplomáticas con Perú, país con el que mantenía un contencioso sobre deudas pendientes con la metrópoli de los tiempos de la independencia.[3]

La Expedición científica y diplomática

La Escuadra Española estaba formada por los siguientes buques de la Armada Española: las fragatas de hélice gemelas Triunfo y Resolución, la corbeta de hélice Vencedora y la goleta protegida Virgen de Covadonga. Estaba bajo el mando del almirante Luis Hernández-Pinzón Álvarez (descendiente directo de los hermanos Martín y Vicente Pinzón, capitanes de las carabelas que acompañaron a Cristóbal Colón en el descubrimiento de América).

El 10 de agosto de 1862 salieron de Cádiz la Resolución y la Triunfo. Pinzón enarbola su insignia en la Resolución, donde también va embarcada la Comisión Científica del Pacífico. La Vencedora se unió a la Escuadra más tarde en Montevideo, Uruguay, y la Virgen de Covadonga ya se encontraba en el Río de la Plata.

El representante español en Montevideo se entrevistó con el enviado del Gobierno peruano, que debía averiguar el propósito de la Expedición. Al mostrarle los despachos llegados de Madrid, exclamó:

Qué distintos son los propósitos que en el Perú se atribuyen a España, este despacho respira cariño fraternal, y nosotros les creemos a Vds. egoístas y opresores

El 6 de octubre la Resolución y la Triunfo llegaron a Río de Janeiro. A primeros de noviembre fondearon en Montevideo, uniéndose allí la Vencedora. Tras una breve estancia de Pinzón en Buenos Aires, la Escuadra se dirigió al Pacífico, aunque los desperfectos causados por un temporal en el Estrecho de Magallanes les obligaron a regresar y buscar refugio en las Malvinas. Ante la escasez de materiales en estas islas, hubo que llevar madera y carbón desde Montevideo.

Finalmente, partieron hacia el Pacífico en abril de 1863, bordeando el Cabo de Hornos. Nuevamente un fuerte temporal dificulta la navegación. A finales de mes la Vencedora consigue llegar a Valparaíso, mientras que las fragatas arribaron a principios de mayo.

En Chile, la Escuadra fue recibida con cordialidad por las autoridades y el pueblo. Durante la estancia, los españoles recibieron un trato muy cortés y correcto y observaron un gran progreso material y cultural en el país. Entre junio y julio los buques partieron hacia el Perú.

Al llegar al Callao, la Escuadra saludó al pabellón peruano con una salva de cañonazos que fue correspondida desde las fortificaciones chalacas. La marinería fue recibida también en esta ocasión con afecto, mientras los oficiales visitaban al Presidente del Perú, Pedro Diez Canseco, a los diplomáticos españoles y a los Jefes de las flotas francesa y británica que allí se encontraban.

Tras dejar las costas peruanas, la Escuadra se dirigió a Guayaquil y a la ciudad de Panamá. Al darse cuenta de que la pequeña Virgen de Covadonga retrasaba el viaje, Pinzón decidió que ésta recorriera en solitario las costas centroamericanas y regresara al Callao. Mientras, el resto de buques se dirigió a Acapulco y a San Francisco.

En Panamá, el almirante Pinzón recibió las primeras noticias sobre un incidente en la hacienda de Talambo, aunque los detalles no los conoció hasta que se reunió con los oficiales de la Virgen de Covadonga en el Callao.

El incidente de la hacienda de Talambo

En 1859 el gobierno peruano autorizó al hacendado Manuel Salcedo, propietario de la hacienda Talambo (Distrito de Talambo) en la provincia de Chepén, introducir al país mil colonos españoles destinados a realizar labores agrícolas. El primer grupo de inmigrantes provenientes las provincias vascongadas estuvo compuesto de sesenta familias con 95 hombres, 49 mujeres y 125 niños de ambos sexos. Aunque el gobierno español tuvo conocimiento de este proyecto, no se opuso a él.

Cuando a fines de julio de ese mismo año los colonos arribaron en el Callao, empezaron los primeros problemas, ya que nada más desembarcar desertaron varias familias con los anticipos que habían recibido, quedando alrededor de 180 vascos de los cuales solo 50 eran de trabajo. Durante cuatro años los colonos españoles se dedicaron al cultivo de hortalizas y algodón, pero como el cultivo de este último fuera el que más interesara al propietario, se suscitaron los primeros altercados entre colonos y patrón.

El 4 de agosto de 1863 el colono Marcial Miller se encontró casualmente con el hacendado Salcedo que iba a caballo, planteándole la conveniencia de solucionar sus diferencias. El hacendado no quiso oírlo y, ante la exigencia de Miller, pretendió azotarlo con las riendas. El colono lo amenazó con darle una pedrada. Aunque en ese momento los hechos no llegaron a más, el hacendado, considerándose ofendido, ordenó luego al mayordomo de la hacienda apresar a Miller, quien tras el incidente se encontraba con otros colonos deliberando sobre su situación. El mayordomo, acompañado de un grupo de peones armados, solicitó que Miller se entregara. Los colonos lo impidieron, se desenfundaron las armas y en el tiroteo que se cruzó resultaron muertos un vasco y un peruano y varios heridos de ambos grupos.

El juez de Chepén ordenó que los heridos fueran trasladados al hospital y el resto de colonos permanecieran detenidos mientras se iniciaba el sumario correspondiente. En primera instancia, dos vascos fueron condenados, pero la Corte Superior de La Libertad anuló la sentencia y mandó capturar y enjuiciar al hacendado Salcedo, como también procesar al juez de Chepén. En nueva apelación, esta vez de Salcedo, la Corte Suprema declaró nula la anterior sentencia y restituyó las cosas a su estado anterior.[4]

Cuando el almirante Pinzón se encontraba en la rada del Callao, supo de lo ocurrido en Talambo; los mandos de la flota protestaron por la muerte de su compatriota ante el gobierno peruano. Las primeras noticias llegaron a Madrid entre septiembre y octubre. La información era confusa, hablándose al principio de "asesinatos". Incluso se llegó a publicar un folleto titulado Horrorosos detalles de los asesinatos de españoles en el Perú, recibidos por el último correo. A finales de octubre las noticias ya eran correctas e, incluso, el propio vicecónsul español en Lima envió una carta a la prensa en la que explicaba lo sucedido.

En esos días se sucedieron una serie de cambios en la representación diplomática española ante el Perú que dejaron como único representante al vicecónsul José Antonio Albistur Hurtado. Mientras la Escuadra abandonaba Callao y llegaba a Valparaíso, entró en escena Eusebio Salazar y Mazarredo quien se ofreció para llevar la correspondencia oficial a España. De allí volvió a Lima con el cargo de Ministro de Su Majestad en Bolivia y Comisario Extraordinario para el Perú y solicitó una reunión con la autoridad competente del gobierno. El canciller Juan Antonio Ribeyro le indicó que la entrevista sería confidencial, pues no le reconocía el cargo de Comisario, a lo que Salazar respondió indignado que no aceptaba y se marchó al encuentro del almirante Luis Hernández Pinzón, Comandante General de la Escuadra del Pacífico.

Toma de las islas Chincha y llegada de refuerzos españoles

Cuando Salazar se reunió con Pinzón le expresó que Perú no resolvería justamente el caso de los asesinatos de Talambo y que además, el país se estaba armando. Aunque las órdenes principales dadas en Madrid indicaban:

fije V.S. [Salazar] altamente su intención en que la misión que el Gobierno de S.M. le confía es de paz: que el Gobierno quiere paz y buena inteligencia

Salazar entregó a Pinzón las instrucciones secundarias en las que el deseo de paz estaba condicionado por la resolución justa del caso de Talambo y en las que se afirmaba que quedaba justificado el uso de la fuerza en el caso extremo de atentado contra la seguridad de los barcos, su personal o el honor nacional. Aunque Pinzón solicitó el resto de órdenes, Salazar le indicó que no eran importantes. Así, el 14 de abril de 1864 la Escuadra ocupó las islas Chincha. Los españoles colocaron al gobernador peruano de las islas, Ramón Valle Riestra, bajo arresto a bordo de la Resolución, ocuparon las islas con 400 infantes de marina e izaron la bandera española.

Cuando la noticia llegó a España, el Gobierno desautorizó a Salazar, pero ante el hecho consumado de la toma de las islas, se decidió enviar refuerzos ante un más que probable ataque peruano. Así, se prepararon las fragatas Blanca, Berenguela y Villa de Madrid.

El 6 de setiembre de 1864 zarpó la Villa de Madrid de Cádiz rumbo a Montevideo, Uruguay, donde se unió a las fragatas de hélice Blanca y Berenguela, con las que atravesó el estrecho de Magallanes y se unieron en diciembre del mismo año a la Escuadra que estaba en las islas Chincha.

El 25 de noviembre de 1864, mientras la fragata Triunfo estaba en las Islas Chincha por la ocupación, un soldado derramó una lata de aguarrás, seguidamente derribó por accidente con la cabeza al intentar evitar el aguarrás, la candileja de un farol. El buque ardió y a pesar del los esfuerzos de sus tripulantes, fue preciso abandonarlo perdiendo una unidad naval de las fuerzas españolas.[5]

Más tarde se acordó y estudió la posibilidad de enviar también la fragata blindada Numancia en un viaje que presagiaba lo peor debido a las negativas experiencias de franceses e ingleses con sus novísimos buques acorazados en viajes largos. Se inició la expedición el 4 de febrero de 1865, en el puerto de Cádiz, al mando del capitán de navío Casto Méndez Núñez.[6][7]

Tras carbonear en San Vicente el 13 de febrero[8]​ arribó a Montevideo el 13 de marzo,[9]​ de donde partió el 2 de abril con rumbo al estrecho de Magallanes acompañado del vapor de ruedas Marqués de la Victoria, que debía acompañar a la Numancia hasta el estrecho para proveerla de carbón[10]​ arribó a Valparaíso el 28 de marzo[11]​ y encontró en dicho puerto a la corbeta Vencedora, que le indicó que la escuadra española se encontraba en el Callao, por lo que optó por dirigirse al citado puerto, al que arribó el 5 de mayo de 1865.[12]​ Por su arriesgado viaje, Méndez Núñez seria ascendido a Brigadier de Mar.

Tratado Vivanco-Pareja

La fragata Amazonas fue el buque insignia de la Marina de Guerra del Perú durante el conflicto.

Vacilante, el general Juan Antonio Pezet, presidente del Perú, entró en negociaciones con los españoles. Los periódicos de la época escribían de él: "parece un moderno Atahualpa", criticando su debilidad. Lo cierto es que el 24 de noviembre la Junta de Guerra peruana determinó la imposibilidad de vencer a la Escuadra con las fuerzas de que disponían (la fragata Amazonas y las goletas Tumbes y Loa).

El 6 de diciembre el vicealmirante José Manuel Pareja llegó desde España para sustituir al almirante Pinzón y el 30 se realizó la primera conferencia entre Pareja y el general Manuel Ignacio de Vivanco, que culminaron con la redacción del Tratado Vivanco-Pareja, que fue firmado el 27 de enero de 1865 a bordo de la fragata Villa de Madrid. El documento establecía el intercambio de embajadores, el saludo a los respectivos pabellones, la reprobación oficial a Salazar, la desocupación de las islas Chincha y el pago a España de 3 millones de pesos como indemnización por los gastos causados.

El 2 de febrero de 1865 el Tratado era ratificado por el Presidente del Perú. Mientras tanto, el coronel Francisco Bolognesi Cervantes fue enviado a Europa para que adquiriera buques y otros enseres de guerra. Debido a esta decisión se compraron los buques Unión, América, Huáscar e Independencia. Los dos primeros, llegaron a tiempo. En cambio, los dos últimos lo hicieron después del conflicto con España.

Revolución de Arequipa

Mariano Ignacio Prado, quién se levantó contra el gobierno de Pezet.

El mariscal Ramón Castilla, presidente del Senado, protestó de manera airada y directa, en una áspera discusión con Pezet, que se había presentado en la cámara para explicar la situación. Llegando a golpear al Presidente, lo que le valió el exilio.

El 28 de febrero de 1865, en Arequipa, se sublevó el coronel Mariano Ignacio Prado. Desde diversos puntos del país, muchos militares y civiles lo secundaron.

Prado llegó a las puertas de Lima, con un ejército de 10.000 soldados, mientras el ejército de Pezet contaba con 8.000 soldados. Francisco Díez-Canseco se quedó con una guarnición en el Palacio de Gobierno y Pezet salió al encuentro de Prado hasta Lurín. Pero no hubo una acción frontal.

Casi sin resistencia, arribaron hasta la plaza principal de Lima. Allí trabaron una dura batalla con la guarnición del Palacio de Gobierno. La batalla del 5 de noviembre de 1865, duró hasta las 10. Las tropas leales a Pezet sólo se rindieron cuando ya habían perdido tres cuartas partes de su contingente; las puertas del Palacio de Gobierno se abrieron y una multitud enfervorizada entró, principalmente para saquearlo.

Pezet pretendió retomar el Palacio de Gobierno, pero, por una parte, no se animó a atacar Lima y, por otra, hubo mucha deserción entre sus tropas. Con sus leales, se trasladó primero al Callao y, luego, se acantonó en la hacienda Concha. Allí, capituló el 8 de noviembre de 1865. Pezet y sus más cercanos colaboradores se refugiaron en el buque británico Shear Water, anclado en el Callao. Unos días más tarde se embarcó con su familia rumbo a Inglaterra.

Declaración de guerra a España por parte de Chile

Durante el gobierno de José Joaquín Pérez Chile declaró la guerra a España ante las inaceptables condiciones del vicealmirante Manuel Pareja.

Mientras el conflicto entre España y Perú parecía volver a surgir, en Chile la opinión pública chilena se exaltó y comenzaron actos hostiles contra los españoles residentes. Mientras que con Perú se solidarizó moralmente debido al americanismo existente en el país, todo esto pese a las a las buenas relaciones que tenía con España al ser reconocida por este en 1844 y a la deuda que Perú tenía con Chile por la campaña contra la Confederación Perú-Boliviana.

Chile consideró que las exigencias económicas de los españoles y la invasión de las islas Chincha representaban una ofensa y una agresión a la soberanía de los estados americanos. En 1864, se realizó un Congreso de Delegados Americanos para tratar el tema en Lima. Chile solidarizó con el país vecino, la prensa y el gobierno aborrecía el actuar de los españoles por lo que el gobierno se decide a negar todo apoyo logístico a las unidades navales españolas en puertos chilenos. También por solidaridad se envía en el yate Dard a un grupo de 152 militares voluntarios al mando de Patricio Lynch para apoyar a Perú en caso de cualquier acción contra España. Este grupo estaba dividido en dos compañías, una de artillería de mar y otra de marinos. Está fuerza llega al Callao el 23 de julio de 1864.

El 17 de septiembre de 1865 el vicealmirante Pareja, nombrado Ministro Plenipotenciario de España en Chile, entraba en el puerto de Valparaíso con su buque insignia, la fragata Villa de Madrid. Pareja presionó al Gobierno de este país para que levantara las restricciones impuestas a su Escuadra. Las protestas de Pareja se basaban en tres puntos:

  • Chile negaba el aprovisionamiento de carbón a los buques españoles, mientras permitía a los peruanos adquirir pólvora y víveres y reclutar marineros chilenos.
  • Chile enviaba armas, provisiones y municiones para el Perú.
  • Chile abastecía a barcos de guerra de Francia, estando este país en guerra con México, mientras a España se le negaba sin estar en guerra con nación alguna.

En Madrid, tras dos años de gobiernos moderados, regresó al poder el general O’Donnell, cuyo gabinete envió instrucciones precisas al vicealmirante Pareja: reparaciones y saludo a la bandera. Si se negaran, ruptura de relaciones y ultimátum. Si aun así Santiago persistiera en su actitud, bloqueo de los puertos. Finalmente, si Chile continuara sin atender las exigencias españolas, hostilizar Valparaíso o Lota. Pareja dio cuatro días de plazo al gobierno chileno.

Ante la negativa chilena, el Comandante General de la Escuadra del Pacífico declaró toda la costa chilena en estado de bloqueo el 24 de septiembre. Aunque, debido a los pocos buques españoles, éste se redujo a Coquimbo y Caldera. En respuesta a la decisión de Pareja, Chile declaró la guerra a España el día siguiente.

Dictadura de Prado

Mariano Ignacio Prado había entrado triunfante en Lima y el vicepresidente Pedro Díez-Canseco había tomado el poder, pero fue por breve tiempo, puesto que el 28 de noviembre de 1865, por presiones de asambleas populares y por decisión del ejército, el coronel Prado asumió de facto la presidencia de la República con el título de Jefe Supremo de la Nación.

El dictador nombró al liberal José Gálvez Egúsquiza como presidente de su gabinete (ministro de Guerra y Marina), a José Químper (ministro de Gobierno), a Manuel Pardo (ministro de Hacienda), a Toribio Pacheco (ministro de Relaciones Exteriores) y a José Simeón Tejeda (ministro de Justicia).

Declaración de guerra a España por parte del Perú

Prado, el 13 de diciembre de 1865, anunció la ruptura de relaciones con España, lo que era una declaración oficial de guerra. Chile ya la había declarado y, posteriormente, Ecuador y Bolivia también lo hicieron.

Se fortificó el Callao con los cañones enviados por Bolognesi desde Europa. Desde donde también llegaron los buques Unión y América. El capitán de navío Manuel Villar es nombrado jefe de la escuadra peruana, compuesta por los buques: Amazonas, Apurímac, América y Unión.

Desarrollo de la guerra

Bloqueo de las costas chilenas

Vicealmirante José Manuel Pareja (1813-1865).

El Comandante General de la Escuadra del Pacífico José Manuel Pareja declaró toda la costa chilena en estado de bloqueo el 24 de septiembre. El bloqueo se hizo en unas condiciones dificilísimas, pues con cuatro fragatas y dos goletas, solo contando con el aprovisionamiento de puertos bolivianos y con algunos recursos. Se debían cubrir más de 1.600 millas de costa. El dispositivo de bloqueo era el siguiente: la fragata Villa de Madrid, con la insignia del almirante Pareja, la corbeta Vencedora y la goleta Covadonga, frente a Valparaíso; la fragata Berenguela, con un vapor chileno apresado el Matías Cousiño, frente a Coquimbo; la fragata Blanca en Caldera y la fragata Resolución en Concepción, por lo que de extremo a extremo del bloqueo había una distancia de doscientas leguas sin ningún tipo de comunicación.

Al establecerse el bloqueo, se prepararon los únicos buques de guerra que poseía Chile para las acciones contra los españoles: la corbeta Esmeralda y el vapor armado Maipú, al mando del capitán de fragata Juan Williams Rebolledo. En los puertos como Talcahuano, Valparaíso, Caldera y Coquimbo, entre otros, se prepararon destacamentos militares para prevenir un desembarco o ataque a la zona. Durante el bloqueo, ocurrieron varios combates entre los tripulantes de las naves españolas y los soldados chilenos acantonados.

Capitán de fragata Juan Williams Rebolledo.

El 24 de octubre de 1865, se llevó a cabo uno de los primeros enfrentamientos de este tipo. Dos botes españoles de la corbeta Vencedora tripulados con 25 marinos cada uno se dirigieron al interior del puerto de Valparaíso con el objeto de capturar botes de los barcos fleteros surtos en la zona. Inmediatamente un destacamento de 10 piquetes chilenos del batallón de Marina al advertirles a los marinos españoles que no desembarcaran y estos al no acatar les abrieron fuego logrando rechazarlos y causándole 2 heridos. El 6 de noviembre en Dichato una cañonera y dos botes tripulados por 25 a 30 marinos provenientes de la fragata Resolución desembarcaron en la zona con el objeto de buscar provisiones, pero el teniente chileno de la brigada cívica Juan de Dios Varas con 25 hombres atacó a los marinos españoles cuando se reembarcaban evitando que se llevaran algunas cabezas de ganado, logrando hacerles algunas bajas y capturar a un marinero español.[13]

Siguiendo con la cadena de hechos de enfrentamientos. En el sur, a la fragata Resolución se le encomendó el bloqueo de los puertos de la bahía de Concepción.[14]​ Para optimizar la efectividad del bloqueo, los españoles armaron una de las lanchas del buque con una pieza de artillería y la destacaron para impedir el tráfico de barcos chilenos de Talcahuano a Penco y Tomé.[14]

El 17 de noviembre frente a Tomé, el pequeño remolcador chileno Independencia cometió la imprudencia de acercarse demasiado a la lancha española y, ante los disparos realizados por esta, simuló rendirse.[14]​ El remolcador apagó las luces y detuvo sus máquinas y dejó que la lancha se aproximara.[15]​ Cuando los marinos españoles se disponían a tomar posesión de su presa, fueron sorprendidos por un centenar de militares chilenos armados que viajaban a bordo del Independencia y no tuvieron más remedio que rendirse.[15]​ La lancha y sus tripulantes fueron llevados a Constitución.[15]

Pese a vencer en varios enfrentamientos a los españoles, el bloqueo de Pareja afectó fuertemente el comercio naval chileno además de provocar la pérdida de varios buques mercantes que eran capturados por los barcos de guerra españoles. Muchos buques mercantes se vieron obligados a abandonar el puerto o a cambiar bandera. El bloqueo por el momento se limitaba a seis puertos ya que 36 puertos menores habían sido declarados libres.[14]

Combate Naval de Papudo, óleo de Thomas Somerscales.

El 26 de noviembre, un hecho imprevisto por el vicealmirante Pareja provocó la ruptura del bloqueo en las costas chilenas ya que la corbeta Esmeralda a la que Pareja erróneamente dejó salir de Valparaíso, después de viajar con el vapor Maipú con dirección a Perú para intentar inútilmente unir las escuadras y volver a las costas chilenas con el objeto de hostilizar y atacar a algún buque de guerra español logró capturar en Papudo a la goleta Covadonga al mando de Luis Fery. Todo esto pese a la abismal y desproporcionada debilidad chilena en el mar se logró una exitosa acción ofensiva contra una unidad de guerra española, que resultó capturada y pasó a engrosar la pequeña escuadra chilena, como su tercer buque. Este hecho fue un gran revés para la escuadra española. Pareja había permitido la salida de la Esmeralda y había ordenado la partida de la pequeña Covadonga, de tan sólo tres cañones, en solitario, a pesar de las quejas de parte de la Junta de Oficiales. El sentimiento de culpa lo llevaría prontamente a suicidarse.

Capturada la goleta y al notar que no tenía graves daños, Williams Rebolledo le dio el mando del buque a Manuel Thomson y se retiró del lugar del combate ya que la Villa de Madrid estaba cerca de la zona, en Valparaíso. Williams estimo que el vicealmirante Pareja apenas supiera de lo acontecido, enviaría aviso a la corbeta Vencedora al norte y la Resolución que bloqueaba Talcahuano. Por lo que planeo ahora teniendo dos buques de guerra, emboscar desde la altura de San Antonio a la Vencedora y al transporte Marqués de la Victoria que seguramente partirían al sur. Al no lograr su objetivo se dirigieron a la boca del Maule donde recibieron instrucciones del gobierno de dirigirse a Chiloé donde se estaba organizando un fondeadero naval para proteger sus buques.

Mientras tanto Perú tras derrocar al gobierno de Pezet y tomar el mando Mariano Ignacio Prado, se acordó el envío de la escuadra peruana para unirse a la chilena en Chiloé y esperar allí la llegada de los nuevos buques blindados; el Monitor blindado Huáscar y la fragata blindada Independencia.

El 3 de diciembre de 1865, con la preparación de la escuadra peruana que habían hecho el enviado de Chile Domingo Santa María y el peruano José Gálvez Egúsquiza, iniciaron la travesía los buques peruanos al mando del comandante Manuel Villar Olivera que eran las fragatas Apurímac y Amazonas, y 44 días después las corbetas Unión y América, de estos buques peruanos hay que constatar que iban marinados por tripulación de origen chileno, especialmente los dos últimos.[16]​ Al mismo tiempo, el recién ascendido capitán de navío Juan Williams Rebolledo, con la corbeta Esmeralda, la goleta Covadonga y los vapores Maipú y Lautaro (comprado a Perú), había organizado el apostadero naval de Abtao, en el archipiélago de Calbuco, en dos ensenadas colindantes a la isla del mismo nombre, ubicada en la ribera norte del canal de Chacao.

Brigadier de Mar Casto Méndez Núñez.

En Chiloé, se había organizado el Apostadero Naval de Abtao en el Archipiélago de Calbuco en un lugar de difícil acceso y donde las escuadras aliadas de Chile y Perú se quedarían para esperar la llegada de los blindados comprados en Europa. Su fuerza naval por el momento se componía de la corbeta Esmeralda, la goleta Covadonga y los vapores armados Maipú, Lautaro y Antonio Varas, mientras se esperaba la llegada de los buques peruanos para unirlas bajo el mando del capitán de navío y nombrado Jefe de la Escuadra aliada, Juan Williams Rebolledo.

Esperando la llegada de los buques peruanos, Williams comisiono al Maipú hacia San Antonio en busca de artillería y a la Covadonga que zarpo el 24 de diciembre hacia el Estrecho de Magallanes para interceptar al vapor español San Quintín que se creía que entraría a las costas para apoyar a la escuadra española. La Covadonga regresaría sin haberlo hallado el 3 de febrero del siguiente año tras un rígido viaje por el clima.

Al vicealmirante Pareja, que se había suicidado por la captura de la Covadonga y por la mala situación de su comando le sucedió en el mando el brigadier Casto Méndez Núñez quien con la fragata blindada Numancia apareció en las costas chilenas. Méndez Núñez ante la difícil situación de la escuadra decidió levantar el bloqueo de la mayoría de los puertos, limitándose a bloquear Valparaíso y Caldera donde se habían concentrado las presas mercantes capturadas a Chile.

En este último puerto el 27 de diciembre ocurrió otra acción de combate entre los buques de guerra y lanchas cañoneras españolas contra soldados de infantería chilena de los batallones 4.º de línea y 2.º de línea al mando del jefe de la guarnición de Caldera, el coronel José Antonio Villagrán Correas. Los españoles lanzaron tres lanchas cañoneras provenientes de la fragata blindada Numancia y la fragata Berenguela, se dirigieron a Calderilla con el objeto de capturar un vapor surto en la zona, al tomarlo las tropas de tierra abrieron inmediatamente fuego que fue contestado por los cañones de las lanchas. El fuego mutuo dejó a una de las lanchas cañoneras españolas fuera de combate. Esto provocó el abandono de la presa y el alejamiento de las lanchas. El combate se prolongó desde la mañana hasta las 6 de la tarde, cuando la misma fragata Berenguela abrió fuego a las posiciones chilenas aunque sin provocar grandes daños. Luego se alejaron del puerto. Fueron identificados tres muertos del lado español por fuentes chilenas.[17]

Con la declaración de guerra por parte del Perú a España, se cerraron los puertos de aprovisionamiento de este país para los buques españoles. Bolivia junto con Ecuador irían pronto por el mismo camino por lo que el comodoro Méndez Núñez decidió levantar definitivamente el bloqueo de Caldera. El 13 de enero de 1866 pegaban fuego a los mercantes chilenos que tenían reunidos en ese lugar y se retiraron a Valparaíso para concentrar el bloqueo absolutamente en ese puerto y empezar las operaciones para recuperar la goleta Covadonga e intentar destruir la escuadra aliada.

Alianza sudamericana

El 14 de enero de 1866 se firmó el Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, celebrado entre las Repúblicas de Perú y Chile, por el secretario de relaciones exteriores del Perú, Toribio Pacheco y el ministro plenipotenciario de Chile, Domingo Santa María.[18]​ El tratado invitaba a otras repúblicas sudamericanas a unirse para enfrentarse a la Escuadra española. Poco después Bolivia y Ecuador se unieron a la alianza, aunque no llegaron a participar en la guerra. En previsión de un posible ataque español, Ecuador fortificó su puerto principal, Guayaquil.

La escuadra aliada en Abtao

En aquellos momentos la escuadra aliada no contaba con naves capaces de enfrentarse directamente con la poderosa fuerza naval española de mayor tonelaje, blindaje y armamento. Fue por ello por lo que los buques chilenos por orden del gobierno se refugiarían en el apostadero naval de Abtao que estaba ubicado en los canales de Chiloé siendo de difícil acceso para los españoles que no conocían la zona, existiendo el peligro que alguno de sus buques encallaran fácilmente. Perú de igual modo enviaría sus buques a aquel fondeadero.

El 10 de enero las fragatas peruanas Apurímac y Amazonas arribaron a Chiloé donde tomaron contacto con la Esmeralda.[19]​ A la flota aliada estacionada entonces en Abtao se sumarían luego las modernas corbetas Unión y América permaneciendo aún a la espera del arribo de los nuevos blindados peruanos Huáscar e Independencia con los cuales se planeaba iniciar operaciones ofensivas contra la escuadra española.

Para mala suerte de los aliados, el 15 de enero la Amazonas varó en la parte sur de la isla Abtao sin que pudiera ser reflotada pese a los esfuerzos realizados, de modo que perdida la nave, sus cañones fueron utilizados en el resto de buques[20]​ y para artillar las entradas al canal de Chayahué.[21]

El 18 de enero, en cumplimiento de las instrucciones dadas por el Ministerio de Marina, Williams Rebolledo ordenó al vapor Maipú se dirigiera al sur con la finalidad de contactar con la Covadonga (que se encontraba de comisión) o, en caso contrario, seguir hasta el cabo de Hornos para apresar dos vapores españoles, el Odessa y el Vascongada de los cuales se tenían noticias sobre su próximo paso por el lugar.[22][23]​ Según el testimonio del teniente Arturo Prat, miembro de la tripulación de la Covadonga, este buque se reintegró en la escuadra aliada en Abtao el 3 de febrero de 1866 sin tener noticias de estos hechos.

La base en Abtao no estaba lista para aprovisionar a la escuadra aliada. Se habían acumulado en tierra 500 toneladas de carbón pero faltaban embarcaciones carboneras con qué hacer la faena en los buques. Las provisiones de boca eran inexistentes y Williams decidió trasladarse a Ancud, con la Esmeralda ante el poco andar de los otros buques, para solucionar allí el problema de abastecimiento, en especial para las recién llegadas corbetas peruanas. Planeaba también traer a remolque una barca cargada con carbón que reservaba para la escuadra y embarcar un batallón de infantería de marina para reforzar las defensas terrestres del apostadero. Sabiendo que en cualquier momento podía ser atacado, dejó instrucciones para el caso y el mando al Jefe de la División peruana, el también capitán de navío Manuel Villar Olivera.

Primera expedición española a Chiloé

Por esas fechas, el brigadier español Casto Méndez Núñez, Comandante General de la Escuadra del Pacífico, recibió órdenes desde Madrid en las que se le indicaba que no debía abandonar aquellas aguas sin antes conseguir la paz a través de una negociación o por medio de las armas.

El 20 de enero la Junta de Oficiales decidió enviar a las fragatas de hélice Resolución, Villa de Madrid y Blanca hacia el sur para localizar a la escuadra combinada chileno-peruana, que los informes situaban, con acierto, oculta en el archipiélago de Chiloé. Finalmente, Méndez Núñez decidió que la Resolución permaneciera en Valparaíso, mientras se desarrollaban las negociaciones con el gobierno de Chile, auspiciadas por Francia y el Reino Unido.

El 21 de enero salieron de Valparaíso la Blanca, al mando de Juan Bautista Topete y la Villa de Madrid, al mando de Claudio Alvargonzález, que también comandaba la expedición.

La primera parada de la expedición fue en la isla de Juan Fernández. Tras comprobar que no había ningún barco en sus aguas, las fragatas españolas continuaron su viaje hacia la isla Grande de Chiloé, que avistaron el 4 de febrero. El día siguiente fondearon en Puerto Low,[24][25]​ en la isla Gran Guaiteca y esa misma noche se dirigieron nuevamente a la isla Grande de Chiloé para reconocer su costa oriental. El día 6, por la tarde, fondearon en Puerto Oscuro.[26]

El plan inicial de reconocer el seno de Reloncaví para pasar, a continuación, al canal de Chacao y a Ancud (ciudad a la que los españoles continuaban llamando San Carlos de Chiloé), pero Alvargonzález decidió enviar a la Blanca a inspeccionar los canales y esteros de Calbuco, porque sabía que la fragata peruana Amazonas había naufragado por aquella zona y suponía que el resto de barcos debían encontrarse cerca. Poco después de partir, el 7 de febrero Topete descubrió a la Amazonas varada en un banco de arena frente a la punta Quilpué, al sureste de la isla Abtao. También contactó con un bote de habitantes de la zona, quienes le indicaron la ubicación de la escuadra combinada.

Combate de Abtao

Las fragatas españolas Villa de Madrid y Blanca durante el combate.

La flota chileno-peruana se componía por la fragata Apurimac, las corbetas Unión y América, la goleta Covadonga y los vapores Lautauro y Antonio Varas, y se encontraba al mando del capitán peruano Manuel Villar Olivera, ya que Williams Rebolledo y su Esmeralda había partido hacia Ancud en busca de víveres y carbón dos días antes. Además, disponían de una serie de baterías en tierra montadas con los cañones rescatados de la Amazonas. En este combate los vapores no tendrían participación en el combate ya que la Lautaro había sido varada y el Antonio Varas fue llevado al norte de la línea de combate. las baterías de tierra tampoco participarían debido a la poca distancia que tenían.

En las primeras horas del 7 de febrero, los vigías aliados anunciaron la presencia de un buque que luego fue identificado como una de las fragatas españolas, que de manera precavida reconocía la zona en que se encontraban las naves aliadas, las cuales formaron una línea en forma de herradura cubriendo con sus cañones los dos accesos a la ensenada.

A las 3:30 de la tarde, la fragata Apurímac, donde el capitán Villar había enarbolado su insignia, rompió el fuego contra las fragatas españolas, iniciándose de esta manera el combate que se prolongó por aproximandamente dos horas, intercambiándose los disparos a una distancia promedio de 1500 m, aunque hubo un momento en que la Covadonga se aproximó a 600 m de la Blanca, a la que se creía varada para cañonearla sobre el istmo de la isla Abtao.

Se hicieron en conjunto unos 2000 disparos, sin que ninguna de ambas fuerzas recibiera daños considerables. Las fragatas españolas no se animaron a acercarse por temor a resultar varadas en una zona que desconocían, mientras que las naves aliadas -dada su inferioridad material- se mantuvieron al amparo del canal.

Las bajas españolas fueron de seis heridos y tres contusos. En la escuadra aliada los historiadores discrepan sobre el número de bajas. Las cifras de muertos oscilan entre dos y doce y los heridos entre uno y una veintena.[27]

Al caer la tarde las fragatas españolas cesaron el fuego y salieron de la boca de la ensenada. Manteniéndose a poca máquina, los buques esperaron toda la noche algún movimiento de la escuadra aliada, realizando algún disparo, pero sin obtener respuesta. Al amanecer las fragatas volvieron a la entrada de la rada, permaneciendo allí hasta las 9 de la mañana. Al ver que los barcos chileno-peruanos no se movían, se decidió regresar a Valparaíso para reunirse con el resto de la escuadra española.

La escuadra aliada, sin embargo, no se encontraba en muy buena situación: al inutilizado Lautaro, había que añadir que la Apurímac se encontraba con sus máquinas en reparaciones, lo que la impedía moverse.[28]

La historiografía aliada considera el combate de Abtao como una victoria estratégica por considerar que las fragatas españolas se retiraron sin cumplir su misión. Aun así, los historiadores peruanos conceden mayor importancia al combate que sus colegas chilenos y se muestran más críticos con la ausencia de Williams Rebolledo que éstos últimos.

Al arribo de Williams Rebolledo y la Esmeralda, la flota aliada buscó una mejor posición en el estuario de Huito, situado al frente y a poca distancia de las islas de Calbuco. Tras tener noticias del combate, el brigadier Méndez Núñez decidiría salir él mismo en busca de las naves aliadas al mando de la fragata blindada Numancia y la Blanca para destruir definitivamente las fuerzas aliadas.

Segunda expedición española a Chiloé

Archivo:Archipiélago de Calbuco.jpg
Perspectiva del archipiélago de Calbuco. En el centro el estero de Huito con forma de arco, bajo las islas Puluqui y Calbuco. A la derecha la isla Abtao, también con forma de arco.

La Junta de Oficiales de la escuadra española volvió a reunirse. Méndez Núñez había decidido organizar una nueva expedición para enfrentarse a la flota combinada chileno-peruana.

Chile había rechazado las propuestas británicas y francesas para poner fin al conflicto, por lo que el Comandante General decidió partir esta vez él mismo, a bordo del buque insignia de la Escuadra del Pacífico, la fragata blindada Numancia. La Blanca haría de guía y exploradora por los canales chilotes, de difícil navegación.

Por su parte, la flota aliada levó anclas y marchó hacia un apostadero más seguro a la vuelta de Williams Rebolledo. Se establecieron, finalmente, en el interior del estero de Huito, de difícil acceso por su estrecha entrada. El Jefe de la Escuadra aliada ordenó, asimismo, estrechar aún más la boca, artillarla con los cañones recuperados de la Amazonas y cerrarla con la cadena del mismo buque. Para dificultar aún más el acceso, Williams Rebolledo ordenó también hundir en la entrada el vapor Lautaro y una lancha.

El 17 de febrero salieron de Valparaíso la Numancia y la Blanca en dirección a Chiloé. La Blanca haría de guía y exploradora en los difíciles canales chilotes.

El día 28 las fragatas españolas fondearon en Puerto Low,[29][30]​ en la isla Gran Guaiteca. Allí, la Blanca recibió carbón procedente de la Numancia, buque que podía almacenar mucha más cantidad. Esa misma tarde, siguiendo los pasos de la expedición anterior, pusieron rumbo a Puerto Oscuro,[31]​ en la isla Grande de Chiloé. Aquella noche, mientras navegaban por el golfo de Corcovado, se levantó una densa niebla. Las naves dejaron de verse la una a la otra, por lo que fue necesario cada cierto tiempo disparar los cañones, encender bengalas o tocar las cornetas. Sobre las 5:00 del 29 de febrero, Méndez Núñez calculó que debían estar cerca de los bajíos de las islas Desertores, por lo que ordenó parar las máquinas y esperar a que se despejara algo para continuar. A las 14:30, cuando por fin aclaró algo, descubrieron que las corrientes les habían arrastrado hacia el sur. A media tarde volvió a formarse la niebla. Alrededor de las 15:00 del 1 de marzo fondearon finalmente en las aguas de Puerto Oscuro.

Combate de Huite

Durante el viaje de las fragatas españolas para lograr llegar a su objetivo anclaron en la noche del 1 de marzo en Tubilda, cerca de Huito para reposar. Este fondeadero quedaba bajo resguardo de un morro en el que, sin que supieran los españoles, se hallaba acampado 2 compañías del batallón N° 4 de Ancud al mando de Jorge Wood.[32]

La Blanca estaba anclada a escasos 50 metros de las rocas por lo que durante la noche Wood ordeno a los soldados chilenos que tomaran posiciones en las que se pusieron a tiro de fusil del enemigo. Los soldados se ocultaron tras las rocas y se pusieron en posiciones ventajosas en la cima del morro.

Al despertar en la mañana a las 4:45 del 2 de marzo, las tripulaciones se agruparon en las anchas cubiertas para pasar revista. Las fuerzas chilenas al observar esto abrieron inmediatamente fuego de fusilaría lo que sorprendió completamente a la marinería española. Los marineros inmediatamente corrieron a bajar a los entrepuentes y aclarar la cubierta. La artillería de los buques no podía contestar el fuego por la corta distancia en que se hallaba el enemigo y tampoco había blanco a que disparar, ya que los chilenos tenían muy buenas posiciones. Por otra parte, la Numancia no podía ayudar tampoco, pues su compañera estaba en la línea de fuego y debido a esto Casto Méndez Núñez envío un bote con refuerzos el que intento acercarse a las rocas y desalojar a los tiradores, pero fue también atacado y rechazado.[33]

A las dos horas de combate logró por fin la Blanca apartarse a tiro de cañón y abrió fuego, pero con tan poca efectividad que las fuerzas chilenas no sufrieron bajas. Los buques siguieron su rumbo para buscar a la escuadra aliada.

Las tropas chilenas en documentos de la época hablan de que en este enfrentamiento infligieron daños y causaron numerosas bajas, pero las fuentes españolas hablan de que no hubo pérdida alguna.[34][35]

En la ensenada de Huito

A las 9:40 las fragatas se acercaron a la isla Abtao, por lo que se tocó zafarrancho de combate. A las 10:00, tras comprobar que la flota combinada ya no se encontraba en aquel lugar, la Blanca se adelantó para explorar la ensenada. Tras ello, continuó explorando las islas, ensenadas y canales de la zona y sondando los fondos. Estando fondeadas ambas naves en la isla Tabón, en una zona lo suficientemente profunda para el calado de la Numancia, contactaron con una embarcación de la zona que les informó de la posición de los buques chileno-peruanos y de las medidas que habían tomado para impedir que las fragatas españolas forzaran la entrada. Pronto las columnas de humo de los buques peruanos y chilenos permitieron a Méndez Núñez ubicar el nuevo refugio, y fondeó a unas cinco millas de distancia.

Al ver esto, algunos jefes aliados temían que las fragatas españolas lograran forzar la boca de la ensenada de Huito, y en este evento bastaban los cañones de la Numancia para destruir toda la escuadra aliada. A su juicio, era preferible salir al mar libre y dispersarse en todas direcciones pero el comandante Williams Rebolledo creía más seguro el refugio de Huito. Al fin prevaleció la opinión del jefe chileno, y para dificultar más el acceso a la escuadra enemiga, se obstruyó la estrecha entrada del estero de Huito, hundiendo en ella el Lerzundí.

Los acontecimientos dieron la razón al comandante Juan Williams Rebolledo. Los jefes españoles no conocían la profundidad de la ensenada de Huito y sospechaban que se la había escogido precisamente porque no permitía la entrada de buques de 8 metros de calado, como la Numancia. Además, su estrechez y las corrientes la hacían muy peligrosa, aun después de apagar el fuego de las baterías improvisadas por Williams y de remover el casco del Lerzundi, que la obstruía. Finalmente, Méndez Núñez decidió finalizar la misión y regresar a Valparaíso.

Durante el viaje de regreso lograron apresar al buque auxiliar chileno Paquete del Maule transportaba tropas de aquel país. En Coronel apresaron dos bricbarcas cargadas con mil toneladas de carbón entre las dos, una prusiana y la otra italiana. Finalmente el 14 de marzo lograron llegar a Valparaíso.

Bombardeo de Valparaíso

Dibujo del bombardeo a Valparaíso.

En Valparaíso el almirante Méndez Núñez, exigía a Chile la devolución de la Covadonga a cambio de levantar el bloqueo y devolver las presas hechas por la Escuadra española. Chile contestó al intermediario, el estadounidense comodoro Rodgers que no devolvería la Covadonga.

En la mañana del 24 de marzo, el almirante español envió por intermedio del ministro norteamericano Kilpatric un ultimátum al gobierno de Santiago dándole un plazo de cuatro días para que diera las satisfacciones exigidas por el gobierno español, devolviera la Covadonga y saludara a la bandera española y que en caso contrario bombardearía por orden de Madrid las instalaciones del puerto de Valparaíso y sucesivamente los demás de la costa chilena, esta declaración causó indignación y pánico entre la población. Ante toda negativa del gobierno chileno, Méndez Núñez comunicó al intendente de Valparaíso, que en vista del fracaso de las negociaciones y la infructuosa búsqueda de la escuadra aliada para batirla, no encontraba otro medio para vengar las ofensas recibidas que con el bombardeo de Valparaíso. Los representantes diplomáticos hicieron todo lo posible para evitar el bombardeo de la que Méndez Núñez aludía por el hecho de que la escuadra aliada no daba combate. Ante esto se pensó en arreglar un combate a diez millas de Valparaíso entre los españoles y los aliados en paridad. El resultado de este combate seria decisivo y se respetaría mutuamente. El comodoro John Rodgers sería el árbitro. Pero Méndez Núñez no quiso aceptarla ya que ante una posible derrota la responsabilidad caería sobre él ya que no tenía autoridad ni órdenes para hacer eso.[36]

Méndez Núñez anunció entonces el bombardeo del puerto, advirtiendo con mucha antelación sus intenciones, con el propósito de facilitar la evacuación de civiles. Incluso las fuerzas navales neutrales de Estados Unidos y Gran Bretaña amenazaron con intervenir si se llevaba a cabo el ataque ya que esta acción violaba las leyes de guerra al ser Valparaíso un puerto indefenso, Méndez Núñez replicó que tenía órdenes y que si intervenían serían considerados enemigos y atacados también, momento también en el que dijo la célebre frase de «España prefiere honra sin barcos a barcos sin honra». Las unidades navales estadounidenses e inglesas se retiraron sin intervenir.

El 31 de marzo Méndez Núñez procedió con el bombardeo, causando grandes daños al puerto. Hubo 2 muertos y, aproximadamente, 10 heridos,[37]​ porque unos 40 000 habitantes, casi la mitad de la población, avisados de antemano, habían abandonado sus hogares y los otros se refugiaron convenientemente. Además, el bombardeo fue, esencialmente, dirigido contra los edificios públicos del puerto. Por indicación de Méndez Núñez los hospitales, conventos e iglesias fueron señalados con banderas blancas. Así los buques españoles sabrían qué lugares evitar específicamente.

La acción fue muy criticada por tratarse de un puerto indefenso (todos los cañones habían sido retirados por el gobierno chileno para así demostrarlo). Los mismos integrantes de la Escuadra creían firmemente que la acción era un error y les provocaba desagrado. El propio Méndez Núñez expresó su disconformidad al Gobierno de Madrid: «todo el mundo civilizado reprobará nuestra conducta». Las cartas de los marineros y los oficiales coinciden en ideas parecidas. Así, el Mayor General de la Escuadra, Miguel Lobo y Malagamba escribía a su mujer:

Te aseguro que he pasado un rato desagradabilísimo por ser cosa en extremo bárbara y bien en contra de mis ideas. Yo me alegraré de no volver a ver semejante acto; y siento en el alma que los cañones hayan sonado para verificarlo. Méndez Núñez y todos han sufrido bastante en aquellos momentos […] Era una vista terrible.

Entonces Méndez Núñez, espoleado por los reproches vertidos en cuanto al ataque contra Valparaíso, puso rumbo a El Callao, el puerto mejor defendido de Sudamérica.

En Chile y Perú aún se tenían esperanzas de la pronta llegada de los blindados Huáscar e Independencia, ambos con poderosa artillería, pero no obstante ello, el gobierno peruano dispuso la organización de las defensas necesarias a cargo de la Marina y del Ejército, instalándose 56 cañones agrupados en varias baterías, incluyendo una dirigida a la zona conocida como la Mar Brava en previsión de un ataque por la retaguardia. La movilización de hombres fue total. También los extranjeros intervinieron, formando brigadas de bomberos, pues se temía que se propagaran incendios por el puerto y la ciudad.

Armas innovadoras chilenas que intentaron destruir la armada española

Plano original del submarino Flach.

A raíz del estallido de la guerra y el posterior bloqueo de las costas chilenas por la armada española al mando de Pareja el 24 de septiembre de 1865 y luego Méndez Núñez, el gobierno chileno busco soluciones para poder combatir a la armada española ante la inmensa inferioridad naval con la que contaba el país ya que con los únicos buques de guerra con los que contaba era la Esmeralda y el Maipú, ambos buques inferiores a las fragatas con las que contaban los españoles.

Es así que durante el bloqueo de Valparaíso y del resto de las costas chilenas el gobierno de Chile recibió numerosas ofertas de particulares que decían tener armas capaces de eliminar la escuadra española y levantar el bloqueo. Según escribe el historiador Francisco Antonio Encina en su Historia de Chile, "un enjambre de inventores de torpedos, brulotes, minas eléctricas, "buques cigarros" (submarinos), casi la totalidad semilocos, asediaban a toda hora al gobierno chileno, ofreciéndoles sus inventos que destruirían infaliblemente la escuadra española".

Solo dos de estas ofertas se pusieron en práctica con armas de superficie, y estos fueron los brulotes y sumergibles.

El 27 de diciembre de 1865 en el puerto de Calderilla se aprestó el vapor de ruedas María Luisa con una carga explosiva a proa. Pero los españoles enviaron un bote a vapor de la fragata blindada Numancia que capturó el vaporcito, pero cuando intentaba remolcarlo fuera de la bahía, apareció un piquete de soldados chilenos que se aposto en Punta de Zorro y obligó a los captores a soltar su presa y alejarse con dos heridos. Otro segundo intento sucedió en Valparaíso donde fuentes españolas afirman haber desbaratado con fuego de cañón durante un ataque nocturno que dejó un muerto por bando. Los chilenos lograron apoderarse de un remo de los atacantes españoles. Se trato posiblemente de la lancha Calderina con cubierta de hierro que al zarpar la escuadra española quedó abandonada en el puerto.[38]

Luego se intentaron usar dos sumergibles que, en definitiva, fueron autorizados por parte del gobierno del presidente José Joaquín Pérez Mascayano para construirlos. Se trataba de uno de los primeros intentos de submarino de la historia.

El primero conocido como Invisible, había sido construido por el alemán Gustav Heyermann con un costo de doce mil pesos. Fue armado en los talleres Klein de Santiago y era de fierro remachado, de 30 pies de largo y de 6 de diámetro. Su propulsión era proporcionada por seis remos y se sumergían gracias a lastres de agua. Al hacer las pruebas en Valparaíso para comprobar su estabilidad sufrió vario problemas por filtración de agua. El 20 de abril de 1866, el sumergible se hundió a 20 metros de la orilla.

El segundo, fue el propuesto por el también alemán avecindado en Valparaíso, Karl Flach. Karl Flach era ingeniero, había fabricado cañones de retrocarga que eran una novedad para la época y, por último, Alemania era una potencia militar que ya tenía su propio submarino, así que se le dio credibilidad. El proyecto prendió rápidamente y le encargaron la construcción de la nave.

El invento de Karl Flach era simple. Totalmente hecho de fierro, el submarino tenía una eslora de 12,5 m, una manga de 2,5 metros y un peso cercano a las 100 t. Alcanzaba una velocidad de 2 a 3 nudos, impulsado a propulsión humana, con un sistema de cigüeñales y pedales que movían sus dos hélices, y se hundía con un ingenioso sistema de arrastre de pesos de un lado a otro de la nave. Su armamento consistía en un cañón de retrocarga ubicado en la proa y otro cañón más pequeño instalado en la torreta. Contaba además con un novedoso sistema de renovación de aire, por lo que su autonomía sumergido podía llegar a las 8 horas aproximadamente. Tenía una escotilla, pero no tenía periscopio, por lo que, cada tanto, el buque debía salir a la superficie para saber si iba en la dirección correcta.

El Flach, fue construido en Playa Las Torpederas y probado en abril de 1866 en la bahía porteña, sumergiéndose con un par de personas a 7,5 m y reapareciendo una hora después, sin inconvenientes. Después de varias pruebas exitosas y al intentar ir más lejos de la costa, el 3 de mayo el Flach se sumergió sin poder volver a reaparecer acabando definitivamente con todo nuevo proyecto tecnológico. Sin evitar el bombardeo de Valparaíso y acabar con la superioridad naval española.

Combate del Callao

Batería peruana en el puerto del Callao, el 2 de mayo de 1866.

La Escuadra llegó a la isla San Lorenzo, frente a las costas del Callao, el 26 de abril de 1866. Al día siguiente, Méndez Núñez, anunció al cuerpo diplomático acreditado en Lima, que daría un plazo de cuatro días para la evacuación de la ciudad antes del bombardeo. Este lapso de tiempo fue aprovechado por las autoridades peruanas para ultimar la organización de las defensas de la ciudad y de los cuerpos auxiliares, como las brigadas de bomberos formadas por extranjeros residentes en el Callao.

La Escuadra del Pacífico estaba compuesta, el día del combate, por una fragata blindada (la Numancia), cinco fragatas de hélice (Blanca, Resolución, Berenguela, Villa de Madrid y Almansa) esta última unidad enviada para reforzar la escuadra de Méndez Núñez junto con el transporte artillado Consuelo arribando al escenario de guerra el 15 de marzo; una corbeta de hélice (la Vencedora) y siete buques auxiliares (los vapores de transporte Marqués de la Victoria, Paquete del Maule, Uncle Sam y Matías Cousiño y los transportes a vela Mataura, María y Lotta and Mary). La Escuadra contaba en total con 272 cañones: 270 montados en los buques de guerra y en sus embarcaciones menores y 2 en el Marqués de la Victoria.

En el combate participaron únicamente los buques de guerra, quedando el resto como buques auxiliares en tareas de socorro o de alojamiento para los refugiados españoles huidos del Callao. De los 270 cañones de la escuadra, hay que descontar la mayor parte de los cañones de las embarcaciones menores, que no participaron, y los 2 inservibles de la Villa de Madrid, que habían explosionado en el transcurso del combate de Abtao. Aunque todos los estudiosos de este combate (Iriondo, Novo y Colson, Romero Pintado...) coinciden en hablar de 245 cañones, José Ramón García Martínez en su obra El Combate Del 2 de mayo de 1866 En El Callao: Resultados y conclusiones concluye que, aparte de las 245 piezas mayores que montaba la Escuadra, está documentado el uso de otras 7 piezas menores. Así que por parte española participaron un total 252 cañones, la mayor parte (126 piezas) de 68 lb (20 cm).

Pintura de Rafael Monleón (1847-1900) que representa el bombardeo de El Callao, en el centro, la Numancia.

La defensa del Callao consistía en una serie de baterías que se habían emplazado al norte y sur de la población y en el muelle, en tanto que buques de guerra (los monitores Loa y Victoria y los vapores Tumbes, Sachaca y Colón) se situaron en el centro, a las órdenes del capitán de navío Lizardo Montero Flores.

La comandancia general de baterías del norte la tenía el coronel José Joaquín Inclán; en las defensas de este sector sobresalía la Torre Junín, y el fuerte Ayacucho colocado cerca de la estación del ferrocarril. En el sector sur, al mando del General Manuel González de la Cotera, las principales defensas eran el fuerte Santa Rosa y la Torre La Merced.

Contabilizaban un total de 69 cañones, 56 en las baterías y 13 en los buques de guerra. De este total, pueden obviarse los 6 cañones de la batería Zepita, pues no participaron en el combate por estar orientados a la Mar Brava. De estas 63 piezas de artillería cabe destacar los llamados "cañones monstruosos": 4 Armstrong de a 300 lb y 5 Blakely de a 500 lb. También se colocaron una serie de torpedos fijos (minas) delante de las baterías de la zona sur, seis canoas-torpedo en la zona norte y un torpedo de botalón sujeto al vapor Tumbes, atracado en el muelle.

El General Juan Buendía estaba al mando de los batallones de infantería y caballería situados a lo largo de la línea del frente, tras las baterías, que tenían la misión de repeler el ataque en caso de que se produjera un desembarco español lo que sin embargo nunca estuvo en los planes de la escuadra atacante.

A las 11:30 la Numancia largó la señal de zafarrancho de combate. La escuadra se dividió en dos grupos. El primero (I División), compuesto por la Numancia, la Blanca y la Resolución se dirigió hacia las defensas de la zona sur. El segundo, compuesto por la Berenguela y la Villa de Madrid (II División) y por la Almansa y la Vencedora (III División), se dirigió hacia el norte. La II División debía atacar las defensas de la zona norte y la III debía enfrentarse con la flota peruana y bombardear el muelle y la población.

Pintura de Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), que representa el momento en que el capitán de navío Casto Méndez Núñez, es herido en el puente de la fragata blindada Numancia.

A las 11:50 la Numancia comenzó el bombardeo, siguiéndola a continación la Blanca y la Resolución. Al tercer disparo del buque insignia español, los cañones de la Torre de La Merced respondieron al ataque.

Al poco de comenzar el combate el Cañón del Pueblo, un Blakely de 500 libras, tras realizar su primer disparo descarriló por el retroceso, quedando inservible durante todo el combate.

A las 12:30 la Berenguela llegó a su posición, rompió fuego contra las defensas del norte y fue respondida desde las baterías peruanas.

Algo más tarde de las 12:30 un disparo probablemente procedente del monitor Loa fue a parar a la barandilla del puente de la Numancia, donde se encontraban el Capitán de Navío Juan Bautista Antequera y Bobadilla, Comandante del buque, y Casto Méndez Núñez, Comandante General de la Escuadra. La bala produjo ocho heridas de cierta gravedad a Méndez Núñez, negándose a abandonar su puesto hasta que la pérdida de sangre le hizo desmayarse.

Entre las 12:45 y las 13:00, la Villa de Madrid llegó a su destino, siendo alcanzada poco después por un cañón de la Torre Junín, que la dejó inmovilizada. Por ello, la Vencedora la remolcó para alejarla del frente.

Pasadas las 12:45 la Torre Junín cesó de hacer fuego.

A las 13:00 una granada, muy probablemente disparada desde la Blanca, cayó sobre los saquetes de pólvora de uno de los cañones de la Torre de La Merced, provocando una gran explosión que destruyó la Torre matando a la mayor parte de los que allí se encontraban.

Algo más tarde de las 13:00, la Berenguela recibió una bala de 500 lb, proveniente del Fuerte Ayacucho, bajo la línea de flotación y otra que le produjo un incendio. Apagado el fuego y contenida la entrada de agua, el buque se retiró.

A las 14:30 una enorme granada explotó en la batería de la Almansa, provocando un incendio que impidió al barco continuar el bombardeo hasta las 15:00.

A las 16:00 únicamente tres cañones del fuerte Santa Rosa responden desde tierra al fuego español (según fuentes españolas eran los únicos que lo hacían).

A las 16:45 la escuadra española decide dar por finalizado el combate. A las 17:00 se da la orden de finalizar el bombardeo. A las 17:30 la Almansa detiene el cañoneo. Tras dar tres vivas a la Reina, la Numancia, la Blanca, la Resolución, la Almansa" y la Vencedora salieron de la rada del Callao y se dirigieron al fondeadero, donde esperaban el resto de barcos.

Sobre las 17:50, cuando la escuadra ya estaba cercana a la isla de San Lorenzo, los tres cañones del fuerte Santa Rosa que aún respondían al fuego español, efectuaron sus últimos disparos. Según el parte dado por Méndez Núñez estos se realizaron sin bala.

El último disparo lo efectuó el monitor peruano Victoria. A las 18:00 la Escuadra llegó al fondeadero.

La Escuadra del Pacífico tuvo 43 muertos, 83 heridos y 68 contusos. Del lado peruano no se sabe con exactitud el número de muertos y heridos, por lo que las cifras varían según las fuentes desde las 200 hasta las 2.000 bajas.

Retirada de la Escuadra del Pacífico

La fragata blindada Numancia, buque insignia de la Escuadra del Pacífico.

El 10 de mayo de 1866, después de enterrar a sus muertos, curar a sus heridos y reparar sus navíos en la isla San Lorenzo, los españoles dividieron su Escuadra. Por una parte, las fragatas Numancia, Berenguela y Vencedora y los transportes Marqués de la Victoria y Uncle Sam se dirigieron hacia las Filipinas (entonces administradas por España) para avituallarse y desde allí continuar su viaje hacia Cádiz (en este viaje la Numancia lograría ser el primer buque blindado en dar la vuelta al mundo). El resto de la Escuadra, es decir la Resolución, la Blanca, la Villa de Madrid y la Almansa, bajo el mando de Méndez Nuñez, navegaron hacia el Atlántico sur. Estos buques permanecieron en aguas sudamericanas, atracados en Río de Janeiro y Montevideo, en espera de una nueva expedición de castigo al Pacífico o en previsión de un ataque por parte de la escuadra chileno-peruana. Poco después, el Gobierno de Madrid envió a las fragatas de hélice Concepción y Navas de Tolosa para reforzar esta flota.

Los blindados Huáscar e Independencia se dirigían a las costas sudamericanas para reunirse con el resto de la escuadra. Durante el viaje tuvieron una serie de complicaciones debido a malos climas, accidentes, deserciones y motines producto del descontento. El 5 de mayo, el Huáscar capturó al bergantín español Manuel que se dirigía a Montevideo, el cual fue posteriormente incendiado. Al día siguiente el monitor capturó al velero Petita Victorina, el cual fue dotado con tripulación y enviado a Chile. El 25 de mayo mientras los blindados se acercaban al Estrecho de Magallanes a una velocidad de diez nudos, estuvieron a punto de encontrarse con la división española de Méndez Nuñez, que por precaución, a última hora, decidió utilizar el Cabo de Hornos. De lo contrario se hubiera producido un duelo naval de envergadura en aguas internacionales. Finalmente, tras cruzar el Estrecho de Magallanes, los blindados se unieron a la escuadra aliada el 11 de junio en Valparaíso y se pusieron bajo las órdenes del almirante chileno Manuel Blanco Encalada, quien aún desempeñaba el cargo de comandante en jefe de las fuerzas navales aliadas.

Con estos refuerzos, el Perú y Chile decidieron reiniciar la lucha, pero esta vez en una ofensiva para castigar a los españoles por todos los daños infligidos a los puertos de ambos países. Los aliados estaban convencidos que los nuevos blindados iban a equilibrar el balance de fuerzas. Aquellas modernas naves tendrían una pequeña opción de poder atacar puertos desguarnecidos en la Península Ibérica, incursionar en las colonias españolas o intentar hacer frente a parte de la escuadra española del Pacífico en las Filipinas. El gobierno de Chile sin embargo, favorecía una estrategia un poco más conservadora que contemplaba ejecutar un ataque masivo a la flota española estacionada en las costas sudamericanas del Atlántico e iniciar típicas operaciones de tipo corsarias sobre costas territoriales españolas con los buques de guerra que estaba adquiriendo en Estados Unidos y Gran Bretaña como las corbetas Abtao, Tornado, Chacabuco y O'Higgins; el vapor Valdivia, el pailebot Independencia y un buque de guerra gemelo del Huáscar que se estaba construyendo en astilleros ingleses.[39][40]​ Los gobiernos de Chile y Perú además de sus planes habían contratado a continuación a un marino extranjero, el comodoro John Tucker, como Jefe de la Escuadra Aliada.

Archivo:Buque de Torre Huascar.jpg
Óleo del pintor peruano Fernando Saldías que representa al Huáscar en navegación.

Más adelante todos estos planes se vieron frustrados debido a la poca capacidad naval, a la dimisión de 35 oficiales peruanos tras el nombramiento del marino yanqui y por los temores infundidos de los dos gobiernos de sufrir ataques de las fragatas españolas que continuaban en aguas sudamericanas apostadas en Río de Janeiro y Montevideo. Los temores chilenos no resultaban tan infundados pues un tiempo después España despacharía al Atlántico a la fragata de hélice Gerona, la cual cerca de Madeira, capturaría a la corbeta chilena Tornado, que navegaba sin artillería y con bandera británica hacia Chile bajo el nombre en clave Pampero. También la casi captura del vapor Valdivia que fue perseguida desde Burdeos a Madeira por el vapor de guerra Isabel II.

Por otra parte el gobierno español también tenía planes ya que el 28 de junio de 1866 Gabriel García Tassara, embajador español en Washington, comunicó al secretario de estado William H. Seward las nuevas instrucciones que su gobierno, presidido por Leopoldo O'Donnell, pretendía enviar al almirante Méndez Núñez, entre las que figuraba la reocupación de las islas Chincha, pero aclarando que España no tenía pretensión alguna sobre los territorios de las repúblicas sudamericanas ni deseos de intervención en sus respectivos gobiernos y que solo buscaba resarcirse mediante la venta del guano peruano de los gastos ocasionados durante la guerra y que no habían podido ser cubiertos por el rechazo al tratado Vivanco-Pareja. Seward hizo saber a Tassara que los Estados Unidos protestarían ante todo intervencionismo europeo en América y que si a pesar de su protesta éste se realizaba no podrían mantener su neutralidad. El general Hovew, ministro plenipotenciario de Estados Unidos en Lima, comunicó al ministro Toribio Pacheco que la contestación del secretario de estado al enviado español constituía una exposición explícita de la doctrina Monroe.[41]

Los resultados obtenidos difieren según el beligerante. Para España la victoria fue suya, pues era una operación de castigo y no una invasión. Para Perú y Chile, ellos habían ganado, pues los buques españoles se habían retirado de las aguas chileno-peruanas.

Término de la Guerra

En 1871, se firmó en Washington, un convenio de armisticio por tiempo indefinido entre España, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú.

España y Perú firmaron finalmente un tratado de paz y amistad el 14 de julio de 1879, por el que se reconocía la independencia peruana y se establecían relaciones diplomáticas entre ambos países. También en 1879 se firmó el tratado de paz con Bolivia (21 de agosto). La paz definitiva entre España y Chile se firmó el 12 de junio de 1883, en Lima (Perú), durante la ocupación chilena durante la Guerra del Pacífico. Por último, la paz con Ecuador se firmó el 28 de enero de 1885.

Consecuencias de la guerra

La guerra contra España es considerada por el Perú como la consolidación de su independencia. En este país, la contienda tuvo serias consecuencias económicas. Los gastos para la compra de armamento y barcos de guerra fueron muy elevados, lo que, unido a la ocupación de las islas Chincha (productoras de guano, la principal fuente de ingresos del país), llevaron a la solicitud por parte del gobierno de diversos préstamos. Esta situación se alargó en el tiempo, ya que la deuda en 1872 era diez veces mayor que en 1868. Además, tras la guerra, Chile inició un rearme que llevó al país a ostentar una superioridad militar que demostró en la contienda que le enfrentó con sus antiguos aliados entre 1879 y 1884. Así, por ejemplo, en 1868 España y Chile (que técnicamente seguían en guerra) firmaron un acuerdo por el que ambos países sacaron buques de los astilleros ingleses, donde se encontraban bloqueados por el gobierno inglés. Perú se opuso a este convenio e intentó impedir la salida de los barcos, pues entendía que violaba la todavía vigente alianza con Chile.

Para Chile, la guerra también tuvo unas nefastas consecuencias económicas, ya que significó la pérdida de casi toda su flota mercante y de su hegemonía comercial en el Pacífico (con la destrucción de los Almacenes Fiscales de Valparaíso), aunque con el pasar de los años se recuperó gracias al resurgimiento de los puertos de Valparaíso y San Antonio.

España, por su parte, no obtuvo tampoco beneficio alguno con este conflicto. A los gastos que ocasionó el mantenimiento de la expedición, se sumó la crisis económica que azotaba Europa y que se dejó sentir con fuerza en la Península. Esto, unido a la pérdida de las cosechas de 1866 tras unas graves inundaciones, provocó una grave crisis política. La reina Isabel II ya no confiaba en Leopoldo O'Donnell, y la sublevación del cuartel de San Gil sirvió de excusa para obligarle a presentar la dimisión. Así, el 10 de julio de 1866 Ramón María Narváez fue nombrado nuevo Presidente del Consejo de Ministros. O'Donnell, principal impulsor de las expediciones al exterior, era apartado definitivamente del poder. Sin embargo, el descontento popular no cesó hasta dos años más tarde, cuando el 19 de septiembre de 1868 estallaría la revolución conocida como La Gloriosa y que provocaría el destronamiento de Isabel II.

Véase también

Notas

  1. En 1836, España ya había hecho renuncia a la soberanía de todo el territorio continental americano, sin menoscabo de cerrar tratados de paz, amistad y reconocimiento con cada país por separado.

Referencias

  1. a b Francisco Frías Valenzuela (1978). Manual de Historia de Chile. Santiago de Chile: Editorial Nascimineto, 16ª edición, pp. 335
  2. a b c White, Matthew (Marzo de 2011). «Nineteenth Century Death Tolls: Statistics of Wars, Oppressions, and Atrocities of the Nineteenth Century (the 1800s) - Under 10,000 - 29. Spanish-Chilean War (1866)» (HTM) (en inglés). necrometrics.com. Consultado el 14 de abril de 2012. «Singer, Joel David (1972). The Wages of War (1816-1965): Peru: 600, Chile: 160, Spain: 300, TOTAL: 1,100». 
  3. Fuentes, 2007, p. 218.
  4. Ponz Muzzo, 1966, pp. 45-46.
  5. (Duro, 1867, p. 397-403)
  6. Fulgosio, 1867, p. 86.
  7. Iriondo, 1867, p. 20.
  8. Iriondo, 1867, p. 29.
  9. Iriondo, 1867, p. 32.
  10. Iriondo, 1867, pp. 38-39.
  11. Iriondo, 1867, pp. 71.
  12. Iriondo, 1867, pp. 72.
  13. Ministerio de Guerra, "Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1865", págs. 35 - 36.
  14. a b c d López Urrutia, op. cit. p. 298 Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «LopezUrrutia299» está definido varias veces con contenidos diferentes
  15. a b c López Urrutia, op. cit. p. 300
  16. ”Don Rafael Sotomayor, con carta en blanco al ministro Gálvez, logró marinar con 200 y tantos chilenos las fragatas “Apurímac” y “Amazonas”… El 16 de enero del mismo año salieron la “Unión” y la “América”, marinados por chilenos reclutados en los puertos del Perú, que se confiaba adiestrar en el viaje, pues no quedaba gente de mar en las costas peruanas.” (Francisco Antonio Encina, “Historia de Chile desde la prehistoria hasta 1891”, Tomo XIV, págs. 218 y 219)
  17. Ministerio de Guerra, "Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra presenta al Congreso Nacional de 1865", págs. 36 - 37.
  18. Congreso del Perú. Aprobando el Tratado de Alianza ofensiva y defensiva, celebrado entre las Repúblicas de Perú y Chile
  19. Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú. Historia marítima del Perú, Volumen 7, pág. 432
  20. Rodríguez González, Agustín Ramón (1999). La Armada Española, la Campaña del Pacífico, 1862-1871. España frente a Chile y Perú
  21. Novo y Colson, Pedro (1884). Historia de la guerra de España en el Pacífico
  22. Memoria del Ministerio de Marina de Chile (1865), págs. 88 y 89
  23. Del Campo Rodríguez, Juan. Por la República y por la Reina. Una revisión histórica del conflicto de 1864-1871 entre España y la alianza peruano-chilena, pág. 159
  24. Según Darwin en Chile (1832 - 1835). Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Eduardo Castro Le-Fort:
    - Puerto Low está situado a 43º48'40"S, 74º00'30"W según la carta 718 del Instituto Hidrográfico de la Armada de Chile.
    - Bahía de Low está situada a 43º49'S, 73º57'W según el Diccionario Jeográfico de Chile de Luis Risopatrón.
    - No figura ningún lugar con ese nombre en el Atlas de la República de Chile.
  25. Según el Diccionario Jeográfico de Chile de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos, Puerto Bajo o Puerto Guaiteca, una rada situada al norte de la isla Guaiteca (a 43º49'S), es denominada Puerto Low en las cartas inglesas por Guillermo Low, quien exploró aquella zona en 1834.
  26. - Según el Diccionario Jeográfico de Chile de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos, Huite, un puerto situado en la costa oriental de la isla de Chiloé (a 42º04'S), recibe también el nombre de Puerto Oscuro.
    - Según Vida de Arturo Prat de Rodrigo Fuenzalida, Puerto Oscuro es Tubildad, situado entre Quemchi y Huite.
    - Según Impresiones del viaje de circunnavegación en la fragata blindada Numancia de Eduardo Iriondo, Puerto Oscuro se encuentra en la costa oriental de la isla de Chiloé, a 42º de latitud.
    [Huite y Tubildad se encuentran muy próximos entre sí (a menos de 4 km) y ambos están a unos 42ºS de latitud]
  27. Valdizán Gamio, José (1987). Historia Naval del Perú
  28. Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú, tomo 5, pág. 1086. 8.ª edición (1998).
  29. Según Darwin en Chile (1832 - 1835). Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Eduardo Castro Le-Fort:
    - Puerto Low está situado a 43º48'40"S, 74º00'30"W según la carta 718 del Instituto Hidrográfico de la Armada de Chile.
    - Bahía de Low está situada a 43º49'S, 73º57'W según el Diccionario Jeográfico de Chile de Luis Risopatrón.
    - No figura ningún lugar con ese nombre en el Atlas de la República de Chile.
  30. Según el Diccionario Jeográfico de Chile de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos, Puerto Bajo o Puerto Guaiteca, una rada situada al norte de la isla Guaiteca (a 43º49'S), es denominada Puerto Low en las cartas inglesas por Guillermo Low, quien exploró aquella zona en 1834.
  31. - Según el Diccionario Jeográfico de Chile de Francisco Solano Asta-Buruaga y Cienfuegos, Huite, un puerto situado en la costa oriental de la isla de Chiloé (a 42º04'S), recibe también el nombre de Puerto Oscuro.
    - Según Vida de Arturo Prat de Rodrigo Fuenzalida, Puerto Oscuro es Tubildad, situado entre Quemchi y Huite.
    - Según Impresiones del viaje de circunnavegación en la fragata blindada Numancia de Eduardo Iriondo, Puerto Oscuro se encuentra en la costa oriental de la isla de Chiloé, a 42º de latitud.
    [Huite y Tubildad se encuentran muy próximos entre sí (a menos de 4 km) y ambos están a unos 42ºS de latitud]
  32. Ministerio de Guerra de Chile "Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional de 1865" págs. 38
  33. Ministerio de Guerra de Chile "Memoria que el Ministro de Estado en el Departamento de Guerra y Marina presenta al Congreso Nacional de 1865" págs. 38 "relato del intendente de Chiloé sobre el Combate de Huite"
  34. Carlos López Urrutia, "Historia de La Marina de Chile", pags. 312 - 313.
  35. Este incidente en Huito aparece en versiones muy distintas en varias fuentes. Langlois, por ejemplo, habla de unos botes que intentaron un desembarco. (p. 153) Vicuña Mackenna en su Guerra de Chile con España, (p. 289) da una versión similar a la de Davis que se documentó con despachos diplomáticos y periódicos de la época.
  36. Carlos López Urrutia, "Historia de la Marina de Chile", pág. 221
  37. Carlos López Urrutia, "Historia de la Marina de Chile", pág. 223
  38. Carlos López Urrutia, "Historia de La Marina de Chile", págs. 320 - 321.
  39. Pág.9
  40. Al comandante Roberto Simpson se le envío a Inglaterra con la intención de construir un buque similar al Huáscar, pero la guerra concluiría antes que el navío fuera terminado, por lo que el buque fue vendido a Turquía más tarde, rebautizándosele Sufti-Djelil, nave hundida durante la guerra con Rusia.
  41. Basadre Jorge, "Historia de la república del Perú" pág. 1104

Bibliografía

  • Basadre Grohmann, Jorge (2005). Historia de la República del Perú. Lima: Diario La República. ISBN 9972-205-62-2 (Obra completa) y Depósito Legal Nº 2005-4930 en la Biblioteca Nacional del Perú. 
  • Fuentes, Juan Francisco (2007). El fin del Antiguo Régimen (1808-1868). Política y sociedad. Madrid: Síntesis. ISBN 978-84-975651-5-8. 
  • García Martínez, José Ramón (1994). El Combate Del 2 de mayo de 1866 En El Callao: Resultados y conclusiones. Ed. Naval. ISBN 84-7341-077-7. 
  • Novo y Colson, Pedro (1884). Historia de la guerra de España en el Pacífico
  • Ponz Muzzo, Gustavo (1966). Historia del Conflicto entre el Perú y España. Lima. 
  • Rodríguez González, Agustín Ramón (1999). La Armada Española, la Campaña del Pacífico, 1862-1871. España frente a Chile y Perú
  • Villanueva Sotomayor, Julio R. (2002). El Perú en los tiempos modernos. Lima, Quebecor World Perú S.A. ISBN ¿?, Depósito Legal N° 1501032002-1041. 

Enlaces externos