Cripta Imperial de Viena

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Iglesia de los Capuchinos en Neuen Markt.

La Cripta Imperial de Viena o Cripta de los Capuchinos (en alemán: Kaisergruft o Kapuzinergruft) fue desde 1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir, para los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano Germánico y sus descendientes. La Cripta Imperial se encuentra en la ciudad austríaca de Viena, bajo la Iglesia de los Capuchinos (Iglesia de Santa María de los Ángeles), situada en la plaza del Neuen Markt, cerca del Palacio Imperial de Hofburg.

La cripta contiene 142 cuerpos de miembros de la realeza y la aristocracia más algunas urnas que contienen los corazones o los restos incinerados de otros cuatro. Entre ellos se cuentan 12 emperadores y 18 emperatrices. La sepultura más reciente es de 2011.

Historia

La emperatriz Ana del Tirol, esposa de emperador Matías I, concibió la idea de un claustro monástico y una cripta que sirviesen para su enterramiento y el de su marido, en las cercanías del Palacio Imperial de Hofburg, en Viena. Con la intención de que fuese utilizada para este fin, la emperatriz hizo una donación económica en su testamento de 10 de noviembre de 1617, muriendo justo un año más tarde. Su esposo murió un año después.

La emperatriz Ana del Tirol, fundadora de la Cripta de los Capuchinos, en una miniatura de Alessandro Abondio.

La primera piedra fue puesta el 8 de septiembre de 1622 en presencia del emperador Fernando II y después de un lento progreso causado por las distracciones de la Guerra de los Treinta Años, la iglesia fue consagrada el 25 de julio de 1632. En la Pascua del siguiente año, los sarcófagos con los restos de emperador Matías y la emperatriz Ana fueron trasladados con gran pompa a la que ahora recibe el nombre de Bóveda del Fundador.

El emperador Leopoldo I amplió la cripta en 1657 en el área situada bajo la nave de la iglesia, y su hijo, el emperador José I hizo una nueva ampliación hacia el oeste en 1710, comenzando la bóveda que su hermano, el emperador Carlos VI continuó hacia el oeste en 1720 y que se extiende bajo el coro. Por primera vez, un destacado arquitecto, Johann Lukas von Hildebrandt, intervino en una ampliación de la cripta.

En 1754, la emperatriz María Teresa continuó ampliando la cripta hacia el oeste, más allá de la propia iglesia, en el jardín del monasterio con una adición abovedada que admite la luz natural. La imponente cúpula y la cripta son obra del arquitecto Jean Jadot de Ville-Issey.

Durante el reinado de Francisco I, el arquitecto Johann Aman hizo una nueva adición al norte en 1824.

El monasterio que rodea la iglesia se encontraba en mal estado tras 200 años de servicio, y durante el reinado del emperador Fernando I, en 1840, el monasterio (pero no la iglesia) fue derribado y reconstruido. Como parte de aquel proyecto, el arquitecto Johann Höhne construyó la Bóveda Fernandina y la Bóveda Toscana en el sótano de la nueva estructura.

Como parte de las celebraciones por sus 60 años en el trono, en 1908, el emperador Francisco José I encargo al arquitecto Cajo Perisic construir otra cámara de mausoleos y una capilla al este de la de Francisco I y de la Bóveda Fernandina.

Hacia 1960 era obvio que el deterioro de las tumbas se debía al ambiente caluroso y húmedo de la cripta, por lo cual se tomaron medidas para remediarlo y poder así conservar los sarcófagos para las futuras generaciones. El arquitecto Karl Schwanzer construyó la llamada Bóveda Nueva (al norte de Toscana, las Bóvedas Fernandina y la de Francisco José) con puertas metálicas, obra del escultor Rudolf Hoflehner. Esta obra añadió aproximadamente un 20% de espacio a la cripta, utilizado para una redistribución masiva de las tumbas en las bóvedas.

La pequeña bóveda original albergaba, junto a las tumbas de los dos fundadores, otra en la que se encontraba una docena de niños con el nombre de Bóveda de los Ángeles. Aquellas tumbas fueron trasladadas a unos nichos recién construidos en la pared delantera de la Bóveda Leopoldina.

Tumbas seleccionadas de otras varias bóvedas fueron trasladadas a la Bóveda Nueva y agrupadas por temas: obispos, antepasados directos del último emperador y familia inmediata del archiduque Carlos de Austria-Teschen, vencedor de Aspern. Otras treinta y siete tumbas, de algunos menores y miembros menores de la familia, fueron distribuidas en nichos creados en la Bóveda Fernandina. Así, aproximadamente la mitad de todas las tumbas fueron trasladadas de las bóvedas originales a sitios más ordenados como parte de aquella gran reorganización.

En 2003 otro proyecto hizo la cripta accesible a los minusválidos, y abrió puertas antes no usadas de modo que la ruta del visitante fuera más fácil. La cripta entera fue también dotada de aire condicionado para prevenir el deterioro de las tumbas.

Los sarcófagos

Detalle del sarcófago del emperador Carlos VI.

Las tumbas son por lo general variaciones de una caja mortuoria con tapa. La ornamentación suele ser muy sencilla.

Hasta los años 1700, el material más común para los sarcófagos fue una aleación parecida al bronce, cubierta de laca. Las espléndidas tumbas de la época barroca y rococó son de bronce verdadero, material mucho más caro. El reformista emperador José II decretó una simplificación de las tumbas, empleándose cobre, de mayor ligereza y más barato en la Cripta Imperial. En los años posteriores fue adoptada una mezcla de cobre y bronce, así como plata.

Sólo un sarcófago, el del emperador Francisco José I, está hecho en piedra en vez de en metal.

Fueron usadas varias técnicas de trabajo en metal: talla, fundido, grabado, y martillado para decoración superficial. Las cubiertas son remachadas, mientras que los ornamentos y figuras decorativas aparecen atornilladas.

El escultor responsable de las tumbas más complicadas fue Balthasar Ferdinand Moll.

Para garantizar la estabilidad de las tumbas más aparatosas, éstas tienen refuerzos de hierro y madera. Esto evita hundimientos y abombamiento de las paredes laterales por el peso de la cubierta.

Dentro del sarcófago externo, los cuerpos se encuentran en ataúdes de madera envueltos en seda. El ataúd por lo general tiene dos cerraduras; una llave es custodiada por el guarda capuchino de la cripta, mientras que la otra está guardada en la Schatzkammer del Palacio Imperial de Hofburg.

Dentro del ataúd, el cuerpo, por lo general, se encuentra con los órganos extirpados como parte necesaria del proceso de embalsamamiento para su exhibición antes del entierro. En aproximadamente un tercio de los cuerpos, el corazón fue colocado en una urna de plata y enviado, por lo general, al Herzgruft en la iglesia de los Agustinos, y en algunos casos los intestinos y otros órganos fueron puestos en urnas de cobre y depositados en la Cripta de los Duques, en la Catedral de San Esteban de Viena (Stephansdom).

Conservación de las tumbas

A lo largo de los siglos, la humedad constante, las variaciones en la temperatura, y la afluencia de visitantes, provocaron un gran deterioro a los sarcófagos, dando lugar a agujeros provocados por la corrosión y grietas. Las capas de las superficies horizontales se habían desconchado, muchos elementos decorativos habían sido rotos o robados por visitantes, el metal absorbió demasiada humedad y se hinchó, y las pesadas cubiertas habían hecho que algunos flancos se doblaran.

El primer esfuerzo de restauración fue emprendido en 1852, pero no fue hasta 1956 cuando nació la Gesellschaft zur Rettung der Kapuzinergruft (Asociación para Salvar la Cripta de los Capuchinos) para informar al público del problema y conservar y restaurar las tumbas.

Lo primero fue crear el espacio adicional y deshumidificar la cripta. Después de terminada la Bóveda Nueva en 1960 y la transferencia de 26 tumbas a la Bóveda Toscana, se pudieron iniciar los trabajos de deshumidificación. También se creó un taller al final de la Bóveda Toscana donde expertos artesanos podrían trabajar sobre tumbas seleccionadas, trasladadas allí temporalmente para su restauración.

En 2003 la nueva presentación de las instalaciones hizo la cripta accesible a los minusválidos. El recorrido también fue modificado para que los visitantes puedan ver las tumbas según la secuencia histórica.

Bóvedas de la Cripta Imperial

Las Bóvedas de la Cripta Imperial son varias cámaras en las que se encuentran enterrados la mayor parte de los miembros de la rama vienesa de los Habsburgo, los emperadores hereditarios del Sacro Imperio Romano y sus respectivas familias, desde 1632.

Son una serie interconectada de diez cuartos subterráneos construidos a lo largo de la historia para cubrir las necesidades de espacio.

Los 103 sarcófagos metálicos visibles y las 5 urnas con el corazón de algunos miembros se extienden desde la simpleza de los primeros enterramientos hasta el rococó exuberante.

Los cuerpos de 142 personas reales y aristócratas, más urnas que contienen los corazones o los restos incinerados de otros cuatro incluyen a 12 emperadores y 18 emperatrices. La sepultura más reciente es de 2011.

En 1960, con varias bóvedas atestadas, se realizó un proyecto de reforma que comenzó con la construcción de un columnbario para niños y de la Nueva Bóveda. Al mismo tiempo muchos cuerpos fueron trasladados a aquellas nuevas áreas, otros fueron trasladados a la Bóveda Toscana y a la Bóveda Fernandina.

Bóveda de los fundadores

La Gründergruft es la parte más antigua de la Kaisergruft. Se encuentra bajo la Capilla del Emperador, en el lateral izquierdo de la nave de la iglesia. El espacio es bajo, simple y sin ventanas, y visible por las puertas barrocas de la Bóveda Leopoldina. Aquí se encuentran los dos simples sarcófagos de la pareja fundadora.

Mirando por la puerta, de izquierda a derecha:

Bóveda leopoldina

La Leopoldsgruft fue construida bajo la nave de la iglesia. Comenzanda en 1657 por el emperador Leopoldo I, 37 años después del edicto de su padre, el emperador Fernando III en el que dictaba que lugar para el enterramiento de la familia imperial estaría en esta iglesia. Teniendo en cuenta que Leopoldo contribuyó con sus tres mujeres y 16 de sus hijos, más él, a incrementar notablemente la población de la cripta, era inevitable que pronto fueran necesarias otras bóvedas.

Columbario

A la izquierda de las puertas de la Bóveda de los Fundadores, en la gruesa pared este de la iglesia, en doce nichos apartados construidos en los años 60, se encuentran los sarcófagos de 12 niños. Los ataúdes se encontraban anteriormente situados en la Bóveda de los Fundadores o en el pasillo principal de esta bóveda, pero eran de condición pobre y ahora han sido colocados en idénticas cajas. Ninguna marca o documentación identifica que niño se encuentra en cada ataúd, pero los enterrados en estos lugares son:

Cuatro hijos del emperador Fernando III:

Siete hijos del emperador Leopoldo I:

Nieto del emperador Fernando III:

Sala principal

En frente del Columbario:

A lo largo de la pared norte, de este a oeste:

A lo largo de la pared sur, de este a oeste:

El sencillo sarcófago del emperador Fernando III.

Bóveda carolina

La primera parte de la Karlsgruft fue construida en 1710 por el emperador José I. En 1720 fue ampliada por el arquitecto Johann Lukas von Hildebrandt a las órdenes de emperador Carlos VI y abriga 8 sarcófagos:

A lo largo de la pared sur, de izquierda a derecha:

Sarcófago del emperador Carlos VI.

A lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha:

Sarcófago del emperador José I.

Bóveda de María Teresa

Las tres bóvedas de la Cripta Imperial albergaban 44 cuerpos más las urnas con los corazones de dos otras personas cuando la emperatriz María Teresa I comenzó la construcción de la Maria Theresien Gruft en 1754. Está en la parte de atrás de la Iglesia de los Capuchinos que se encuentra en la parte superior, extendiéndose hacia el patio del monasterio y contiene las tumbas de 16 personas:

En el arco de la entrada:

  • Emperador José II (17411790), hijo de la emperatriz María Teresa I y del emperador Francisco de Lorena. Conocido como el "emperador del pueblo", intentó modernizar, impulsar y racionalizar el funcionamiento de la administración con un programa de reformas con el objetivo de construir un Estado unitario centralizado con el alemán como lengua administrativa. Se considera uno de los representantes del despotismo ilustrado, gobernó apoyado e influido por su canciller de Estado Kaunitz. Una de sus reformas fue la prohibición de embalsamar el cuerpo de los difuntos y de realizar entierros fastuosos. De acuerdo con su edicto, su cuerpo se encuentra sin embalsamar e intacto dentro de una simple tumba de cobre. Sus dos mujeres y dos de sus hijos están enterrados en esta bóveda.

En una pequeña cámara al lado de la tumba del emperador José II:

  • Condesa Karoline von Fuchs Mollard (16811754), fue institutriz de la emperatriz María Teresa I, sus hermanas y sus hijos. La inscripción de gratitud sobre la tapa de su sarcófago está firmada por la emperatriz María Teresa, quien ordenó su entierro con la familia imperial (aunque no tuviera ni sangre real, ni conexión matrimonial con los Habsburgo). Murió a la edad de 73 años.

En el centro de la bóveda, de izquierda a derecha:

Doble sarcófago de la emperatriz María Teresa I y su marido, el emperador Francisco de Lorena, obra de Balthasar Ferdinand Moll.

El doble sarcófago de la emperatriz María Teresa I y su marido Francisco de Lorena, obra de Balthasar Ferdinand Moll, es probablemente el más importante, artísticamente hablando, de toda la Cripta Imperial.

En una pequeña cámara inmediatamente al sur de la tumba de José II:

A lo largo de la pared sur, los hijos de los emperadores Francisco de Lorena y María Teresa. De izquierda a derecha:

En la curva sudoeste:

A lo largo de la pared oeste, principalmente la familia de emperador José II. De izquierda a derecha:

Al lado de la entrada a la bóveda de Francisco, sobre la pared norte:

Bóveda de Francisco II

En 1824 las cuatro bóvedas de la Cripta Imperial albergaban 78 cuerpos y las urnas con los corazones de otras tres personas. En aquel año, el emperador Francisco II ordenó la construcción de una nueva bóveda octogonal, la Franzensgruft, uniéndola al ala derecha de la bóveda de María Teresa. La bóveda responde al estilo Biedermeier imperante en la época, así como las cinco tumbas que se encuentran dentro de ella.

En las esquinas, en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por la izquierda:

Hasta 1940, esta bóveda también albergó el cuerpo de un nieto del emperador Francisco II, Francisco José Carlos Bonaparte, duque de Reichstadt, más conocido como Napoleón II, cuando Adolf Hitler ordenó su traslado a Los Inválidos de París. No obstante, su corazón todavía se halla en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos.

Bóveda fernandina

La Ferdinandsgruft fue construida en 1842, junto con la bóveda toscana, en conjunción con la reconstrucción del monasterio de la parte superior. Aunque el visitante vea un espacio casi vacío con sólo dos sarcófagos, esta bóveda contienen en realidad una cuarta parte de los cuerpos de la Cripta Imperial, situados en los muelles de embarque de las esquinas.

Sala principal

Sacófago del emperador Fernando I de Austria.

Muro sudoeste

Nueve tumbas, sobre todo de jóvenes:

Muro sudeste

Muro noroeste

Ocho tumbas que contienen nueve cuerpos:

Muro noreste

Trece tumbas, principalmente de los miembros de la línea toscana:

Bóveda toscana

La Toscanagruft fue construida en 1842 junto con la bóveda fernandina. En aquel tiempo había 85 cuerpos más las urnas con el corazón de otras tres personas en las cinco bóvedas de la cripta.

La bóveda toscana contuvo muchos más cuerpos que los que actualmente alberga (14 tumbas), ya que muchos de ellos fueron trasladados a la nueva bóveda incluida dentro de los muelles de embarque de la bóveda fernandina durante la reforma de 1960. La bóveda posee 5 metros de ancho y 21 metros de largo.

La Bóveda toma su nombre de los descedientes del gran duque Fernando III de Toscana, hijo del también gran duque de Toscana y emperador Leopoldo II (también enterrado aquí).

En el arco de la bóveda fernandina, de izquierda a derecha:

Detrás de ellos, de izquierda a derecha:

A la derecha de la arcada, a lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha:

A la izquierda del arco, a lo largo de la pared oeste, de izquierda a derecha:

Delante de ellos, a lo largo de la pared este:

Nueva bóveda

La Neue Gruft fue construida entre 1960 y 1962 bajo las tierras del monasterio de la parte superior como una ampliación de 280 metros cuadrados para eliminar el atestamiento de cuerpos en otras nueve bóvedas, y proporcionar un clima controlado para proteger los sarcófagos metálicos del deterioro provocado por la humedad y el paso de los años. Sus duras paredes evocan la solemnidad de muerte. Contiene 26 sarcófagos:

Muro oeste

A la izquierda de la entrada, a lo largo de la pared oeste de sur a norte, "la pared de los obispos":

Muro sur

A lo largo de la pared sur:

Muro norte

A lo largo de la pared norte, de oeste a este, la primera repisa contiene la familia del archiduque Carlos de Austria-Teschen, vencedor de Aspern:

Sobre su propio pedestal, directamente a través de la tumba de la emperatriz María Luisa:

  • Emperador Maximiliano I de México (1832 - 1867), hijo del archiduque Francisco Carlos y de la princesa Sofía de Baviera, y hermano del emperador Francisco José I. El 27 de julio de 1857 contrajo matrimonio con la princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija del rey Leopoldo I de Bélgica. Su hermano Francisco José le nombró virrey del Reino Lombardo-Véneto, trasladándose así a Milán con su mujer, lugar donde residió hasta el año de 1859, fecha en que el emperador austríaco le depuso de su puesto ya que su hermano consideró que tenía ideas demasiado liberales para la guerra. Al poco tiempo de la renuncia de Maximiliano, Austria perdió sus posesiones en Italia y el archiduque decidió retirarse de la vida pública en su Castillo de Miramar, muy cerca de Trieste. En 1859 Maximiliano fue contactado por primera vez por los conservadores mexicanos, los cuales buscaban un príncipe europeo para ocupar la corona del Segundo Imperio Mexicano con el apoyo de Francia y de la iglesia católica. Maximiliano no se interesó en los planes y prefirió marcharse a una expedición botánica a los bosques tropicales de Sudamérica. A su regreso, en 1863, Napoleón III de Francia presionó a Maximiliano para aceptar el trono y este finalmente lo hizo. Durante su gobierno Maxilimiliano I de México trató de desarrollar económica y socialmente al país. Los liberales buscaron por todos los medios la derrota del imperio, encabezados por Benito Juárez que gozaba del indiscutible apoyo de los Estados Unidos, que jamás vieron con buenos ojos la presencia en América de un régimen apoyado por las monarquías europeas. Al final los cambios políticos a nivel internacional repercutieron en el Imperio Mexicano. Estados Unidos, que durante la mayor parte de esta época estuvo enfrascado en su propia guerra civil había conseguido finalmente la paz, y estaba listo para apoyar al republicano Juárez. Napoleón III, por su parte, se enfrentaba a serias amenazas en Europa y requería que sus tropas regresaran al país galo. Con el apoyo económico de los estadounidenses a la facción republicana y sin el apoyo francés ni conservador en el país, poco le quedaba por hacer a Maximiliano y desoyendo los consejos que le sugerían abdicar y regresar a Austria, fue sitiado y capturado en Querétaro. Murió fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía.

La siguiente repisa a lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha, contiene sobre todo los restos de la familia de archiduque Alberto, hijo de Carlos de Austria-Teschen y gran comandante militar:

Muro este

A lo largo de la pared este, de norte a sur, los antepasados directos de los últimos emperadores:

Bóveda de Francisco José

En 1908 las siete bóvedas de la Cripta contenían alrededor de 129 cuerpos más las urnas con los corazones de otras 3 personas. En aquel año fue construida la llamada Franz Josephs Gruft adyacente a la Capilla como parte de las celebraciones por el 60 aniversario de la subida al trono del emperador Francisco José I.

De izquierda a derecha:

Tumba del emperador Francisco José I, flanqueada por la de su mujer, la emperatriz Isabel (Sissi) y la de su hijo Rodolfo.

Presencia en la literatura

El autor austríaco Joseph Roth publicó en 1938 la novela Die Kapuzinergruft (La cripta de los capuchinos).

Enlaces externos