Regimiento de Infantería «Castilla» n.º 16

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Regimiento de Infantería «Castilla» n.º 16

Escudo del regimiento
Activa 1 de junio de 1793 - activo
País EspañaBandera de España España
Fidelidad EspañaBandera de España España
Rama/s Ejército de Tierra Español
Tipo Infantería
Acuartelamiento Cuartel de San Francisco, Cuartel de Menacho, Cuartel de la Cañada de Sancha Brava sucesivamente, todos en Badajoz
Cultura e historia
Mote "El Héroe"
Guerras y batallas
Sitio de Zaragoza (1809)

El Regimiento de Infantería Castilla n.° 16 es una unidad de infantería del Ejército de Tierra de España. Fue creado por iniciativa del XIII duque del Infantado, Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo y Salm-Salm, quien fue su primer coronel. El 3 de abril de 1793 se cursó la petición de creación del regimiento al rey Carlos IV, el cual contestó afirmativamente el 15 de abril de ese mismo año. Su primera denominación fue la de «Regimiento de Voluntarios de Castilla», según notificación del Ministro de la Guerra de fecha 25 de abril de 1793, en la que le transmite el deseo del rey de que se le imponga el citado nombre. En el momento de su fundación, el Regimiento constaba de tres batallones con cuatro compañías de fusileros por batallón.[1]

Su escudo está formado por un castillo de oro, almenado, donjonado de tres torres y ornado de sable en campo de gules y pendiente de la punta inferior, la Cruz de San Fernando con piezas armeras; el castillo recuerda la región de su denominación. Tiene el sobrenombre de «El Héroe», mote alcanzado por el heroísmo mostrado frente a los franceses en el segundo sitio de Zaragoza, especialmente en la toma a la bayoneta del monte Torrero y en la defensa del Convento de Jesús el 21 de diciembre de 1808.[2]​ Según cita el capitán de infantería Don Antonio Gil Álvaro en 1893,[3]​ «este mote es debido a la actuación del Regimiento durante el segundo sitio de Zaragoza». La Junta Suprema, situada entonces en Cádiz, decretó que estas fuerzas fueran denominadas como «Beneméritas de la Patria» por su «grado heroico y eminente».

El 26 de julio de 1852, la reina Isabel II concedió la Cruz Laureada de San Fernando a título colectivo pudiendo lucir la «corbata» correspondiende en su bandera, al Regimiento por su «mérito heroico» en las acciones sostenidas el 23 de mayo de 1839 en las canteras de Utrillas contra las fuerzas carlistas.[4]​ El Regimiento Voluntarios de Castilla fue el origen del posterior Regimiento de Infantería Castilla nº 16 y este, una vez llegaron a su acuartelamiento de Badajoz los primeros carros de combate y demás medios mecanizados, lo fue del actual Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla n.º 16,[5]​ del cual fue su primer jefe desde el 17 de febrero de 1966 el teniente coronel Adolfo Rovira Recio.[6]

Antecedentes

Cuando en enero de 1793 guillotinaron al rey de Francia Luis XVI —suceso culminante de la revolución iniciada en Francia cuatro años antes— y dado que aquél era pariente de Carlos IV, rey de España en esa época, el sentimiento de horror hizo presa en todos niveles de los estamentos sociales, políticos y religiosos españoles. Dentro de la clase política había, sin embargo, posiciones bien distantes: algunos, como el Conde de Aranda, antiguo ministro del rey Carlos III, no eran partidarios de la injerencia en los asuntos internos del país vecino; mientras que otros eran totalmente partidarios de declarar la guerra a Francia. El nombramiento en mayo de 1793 del pacense Manuel Godoy, miembro de la segunda facción, como Capitán General y, por tanto, responsable político y militar de la guerra, fue el hecho que movió el equilibrio inestable de opiniones hacia la intervención.

La estructura del ejército en aquella época era totalmente atípica, con un gran número de mandos y unos escasos efectivos de clase inferior y soldados que se puede definir como «macrocéfalo», pues a cada Teniente General le correspondían unos 150 soldados, de los 50 000 efectivos totales.[7]​ También se manifestó palpablemente al entrar el ejército en campaña la escasez de medios humanos y de recursos en aprovisionamiento de municiones, víveres e impedimenta para atender a la Artillería e Infantería.[8][9]

Documentos de su creación

Se conservan completos los textos de los tres documentos que marcan la creación del Regimiento de Voluntarios de Castilla.

Instancia del XIII Duque del Infantado al Rey

Madrid, a 3 de abril de 1793. Don Pedro de Toledo y Salm Salm, Duque del Infantado, penetrado de los justos rendimientos que han determinado el Augusto ánimo de V.M. a declarar la guerra a los franceses, lleno del mayor interés por el honor de la Corona y amor de V.M., deseando en tales circunstancias coadyuvar a vuestros soberanos designios, tiene la honra de ofrecer a V.M., tanto su persona como todos sus bienes y facultades, suplicándole se digne admitirle en particular la oferta de un Regimiento de Infantería, que levantará prontamente con gente voluntaria de sus propios Estados y con la denominación de "Auxiliares del Rey", juntamente con un tren de artillería de campaña según propone en el adjunto plan que demuestra el pie de fuerza del Regimiento con distinción de clases, el que ha dispuesto teniendo presente lo que últimamente se ha adelantado en la táctica militar de Europa. El principal motivo que ha tenido para elegir esta oferta a otras, el procurarse un medio de servir gratuita y personalmente en el Ejército en la clase de Coronel, a fin de dar el mismo ejemplo s los que se alisten, si V.M. se digna nombrarle Fefe del expresado Cuerpo y el de facilitar a V.M. la satisfacción de poder emplear una porción de tantos oficiales beneméritos que se hallan en el Ejército en calidad de reformados agregados a varios Regimientos de Infantería, los que tendrá V.M. a bien nombrar según fuese de su Real agrado, como desea el exponente por mayor servicio de V.M.
Si esta oferta mereciese la aceptación de V.M. solamente suplica el exponente se le conceda nombrar Teniente Coronel, Sargento Mayor y los Oficiales de la primera Compañía de Fusileros y de la de Cazadores para colocar gratuitamente en dichas plazas algunos Oficiales de distinguido nacimiento, celo y amor a vuestro Real Servicio.[10]

Aceptación de S.M. el Rey

Contestación del Ministro de la Guerra en Aranjuez a 15 de abril de 1793:

El Rey se ha enterado de la instancia de V.E. de 3 del corriente lo cual siguiendo los impulsos de su reconocimiento y amor al servicio, ofrece a S.M. levantar un Regimiento de Infantería con la denominación de Auxiliares del Rey en los términos que manifiesta el estado que incluye V.E. reclutando la gente al efecto en los pueblos de sus Estados.
S.M. ha visto con el mayor agrado una proposición tan recomendable y propia de su celo que admite benignamente y me ha mandado dar a V.E. las gracias de su Real nombre; pero a fin de que todos los cuerpos estén en el mismo pie y con la uniformidad que corresponde al mejor servicio, quiere el Rey que este nuevo Regimiento se componga de tres Batallones con el número y clase de individuos que expresa el Reglamento de 2 de septiembre último.
Se conforma S.M. con que V.E. sea Coronel del expresado Regimiento, según lo ha solicitado, dejando igualmente a su elección los sujetos que han de ocupar el empleo de Teniente Coronel y los Oficiales de las primeras compañías de Fusileros y de Cazadores. El nombre que ha de tener el Regimiento lo determinará S.M.[11]

Denominación del Regimiento

El 25 de abril decía el Ministerio de la Guerra al Duque del Infantado:

Habiendo admitido el Rey la oferta que ha hecho el Duque del Infantado de levantar un Regimiento vestido y armado y reclutando la gente de los pueblos de sus Estados, se ha servido S.M. mandar que dicho Regimiento lleve el nombre de Voluntarios de Castillan y se forme bajo el pie y fuerza de 1.903 plazas que expresa el Reglamento de 2 de septiembre último.[12]

Historia

Soldado del Regimiento Voluntarios de Castilla.

Antes de la fundación del regimiento, el uniforme de la Infantería de Línea se componía de sombrero con un galón y una presilla de galón de estambre blanco. El pelo con un bucle a cada lado y recogido en coleta por detrás, llevándolo ensebado y empolvado. Los calzones, casacas y chupas tenían que ser de paño blanco y las solapas, collarines, barras y vueltas, de color carmesí. El uniforme de fusilero del Regimiento Voluntarios de Castilla en el momento de la creación y de acuerdo con el reglamento señalado en la Real Orden de 22 de junio de 1791 es el siguiente: Casaca, chupa y calzón blanco; solapa, collarín, vueltas y vivos carmesí. Botón blanco con la inscripción «Voluntarios de Castilla». Sin galón en el sombrero tricornio y en él una presilla blanca y botones blancos. La cucarda era de lanilla encarnada. Los correajes eran cruzados, de cuero blanco o ligeramente anteado con cartuchera de vaqueta negra. Las polainas de loneta cruda, abrochadas al costado, con jarreteras de vaqueta negra. Los zapatos de tres suelas, de vaqueta negra y con hebilla de metal blanco.[13]

Al iniciarse la Campaña del Rosellón el uniforme sufrió unos cambios importantes, fundamentalmente en que el vestuario sería de paño pardo, casaca corta, botín hasta medio muslo de paño negro. El poncho para abrigo era también de color pardo, el cual, si no se llevaba puesto, se ponía enrollado y terciado de izquierda a derecha. El sombrero era redondo con un ala levantada con presilla de estambre amarillo. A partir de 1988 se adopta para toda la unidad el uniforme mimetizado con el terreno, siguiendo la tendencia de la mayoría de los ejércitos europeos modernos.[14]

Una vez tomada la decisión de intervenir en la guerra contra Francia, la nobleza aportó dinero y hombres y la Iglesia y las ciudades contribuyeron con medios económicos y materiales para la formación de Cuerpos de Ejército. El Duque encargó al sargento mayor don Joaquín Blake la organización del Regimiento en el mes de junio de 1793, el cual formó e instruyó al primer Batallón en el mes de junio en Leganés y Vicálvaro, ambas en la periferia de Madrid. A continuación marcha hacia el real sitio de Aranjuez donde el rey Carlos IV pasa revista y los ensalzó por el buen y lucido porte de los Voluntarios de Castilla.[15]

Desde la Campaña del Rosellón a la Guerra de la Independencia española

Batallas del Rosellón y del Coll de la Creu del Principi

Para la acción bélica que se preparaba se formaron tres Cuerpos de Ejército: dos de ellos, de carácter defensivo, se situaron en Guipúzcoa y en Aragón, y el tercero, ofensivo, se situó en Cataluña al mando del general Antonio Ricardos. En este tercer Cuerpo de Ejército se encontraban 1501 hombres del Regimiento de Voluntarios de Castilla. Su primera acción de guerra tuvo lugar durante la Guerra del Rosellón de 1794-1795.[16]​ Al Regimiento de Voluntarios de Castilla se le destinó al cuerpo de tropas que operaban en en el alto de Vallespir y precisamente el día 19 de mayo de 1794, al comienzo de las hostilidades, el «Castilla» entra en combate en el «Coll de la Creu del Principi» con el conde del Puerto como jefe. El conde de la Unión, general en jefe de las tropas españolas, hizo una extensa y muy favorable mención del Regimiento de Voluntarios de Castilla por su bravura en la lucha y los objetivos conseguidos.[17]

Batallas de Terrados y La Junquera

En la época en la que el Regimiento estaba en las montañas de Muga -al mando del general Juan de Courten- el regimiento ya se había hecho acreedor de su buena fama castrense como consecuencia de las gestas anteriores en la Guerra del Rosellón[18]​ y Luis de Marcillac lo reflejó con un enfervorizado elogio de esta unidad por sus valerosas acciones llevadas a cabo al pie de la montaña de Terradas con estas palabras: «Courten estaba al pie de la montaña de Terradas, dos veces sus tropas van a la carga, y dos veces son rechazadas, por tercera vez con bayoneta calada se arrojan dentro de las baterías enemigas y llegan a hacerse dueñas de ellas».[19]​ En esta sangrienta acción resultó herido su sargento mayor Blake. En la noche del 17 de agosto, unido el segundo batallón al primero, avanzáron juntos hacia La Junquera. Al amanecer del día 21 el primer batallón se apoderó de La Junquera pero tuvo que retroceder al no poder resistir el ataque de los franceses. Unos días antes, el 19 de noviembre, las fuerzas francesas atacaron la posición española de Figueras donde, después de un durísimo y sangriento combate, murió el general en jefe español -el conde de la Unión- y el regimiento «Castilla» se retiró hacia sus cuarteles de Gerona.[20]

Batallas de Bañolas y Pontós

A principios del año 1795 se evacuó al Regimiento de la plaza de Rosas por las tropas del «Castilla» pero, a su vez, los franceses aparecieron en marzo con siete mil soldados y trescientos caballos en Besalú. En maniobra de ataque, el Voluntarios de Castilla al mando del general Gonzalo O'Farril marchó sobre Bañolas para atacar a los franceses y obtuvo la victoria. El regimiento también tiene en su historial bélico la participación el 13 de julio de ese mismo año en la batalla de Pontós, bajo mando del Marqués de la Romana.[21]

Toma del Fuerte Manuel

Días después de la batalla de Pontós, partió el Regimiento de Voluntarios de Castilla junto con otros efectivos de Infantería con la misión de apoderarse de un punto altamente fortificado llamado «Fuerte Manuel» que estaba situado en una altura extremadamente escabrosa y de muy difícil acceso de tal forma que los soldados tenían que trepar por una estrecha senda en fila de a uno. La fortuna se mostró propicia a los asaltantes de tal manera que sorprendieron a los centinelas y, mientras las tropas francesas estaban resguardadas en retaguardia, tomaron el fuerte junto a otro cuerpo de infantería sin sufrir bajas. Teniendo ya el triunfo seguro, al ver el general que mandaba estas tropas que habían tomado la posición antes de que él lo hubiese ordenado, mandó retroceder inmediatamente a la columna sin tener en cuenta que el objetivo de la misión estaba cumplido. Al ver los franceses que los españoles se retiraban y eran blanco fácil por lo escarpada e indefenso del camino ya citado, arrasaron a los soldados españoles con sucesivas descargas causándoles enormes bajas.

Los jefes, oficiales y soldados que tuvieron que retroceder gritaron: «¡esto es una picardía, una traición!». La soberbia del general fue de tal magnitud que obligó a los soldados que habían perdido sus armas a cargar con ruecas hasta que se armasen con fusiles enemigos lo cual se interpretó más como una vejación que como castigo, actitud que ningún jefe u oficial con honor hubiese tenido con sus tropas, máxime si se tiene en cuenta que el Regimiento de Voluntarios de Castilla actuó de forma valerosa. Como no se creían merecedores de este trato, Pedro Álvarez —soldado del regimiento— hizo un escrito que el cronista no insertó por un falso respeto a la memoria de aquél general.

Paz de Basilea y Tratado de San Ildefonso

El 22 de julio de 1795 se firmó la Paz de Basilea por la que los franceses devolvían los territorios que habían ocupado. Aquéllos, al mando del general Moncey, habían llegado a Miranda de Ebro con dirección al paso de Pancorbo, en la provincia de Burgos mientras que, simultáneamente, la familia real ya preparaba su huida a América. A la vez, el Arzobispo de Toledo publicó una carta pastoral exhortando al clero a recoger los tesoros religiosos para que no cayeran en manos del enemigo francés.[22]

Manuel Godoy, recién nombrado Príncipe de la Paz, firmó otro tratado con Francia, el Tratado de San Ildefonso, por el cual España facilitaba a aquél país un gran número de efectivos militares. Este refuerzo provocó en octubre la guerra contra Inglaterra. Como consecuencia de ello y ya en el año 1796, el Regimiento Voluntarios de Castilla quedó emplazado en Extremadura, junto a la frontera portuguesa, para acudir contra Inglaterra en caso de necesidad. Permaneció en esta situación durante once meses y marchó posteriormente a Cataluña por la misma razón, donde añadió a su denominación el número 40.[23]​ En noviembre de 1798 los británicos ocuparon Mallorca, por lo que en mayo de 1799 embarcaron en Barcelona con destino a las Islas Baleares ciento diez soldados de la segunda compañía del primer batallón del «Castilla». Con la firma del tratado de Paz de Amiens, por el que se recuperó Mallorca a cambio de la cesión de la isla Trinidad, retornaron estos soldados destacados y se reunió todo el Regimiento en Valencia.

Guerra de la Independencia española

Bandera Coronela del Regimiento Castilla.

A partir de los sucesos del 2 de mayo de 1808 el pueblo español se levantó en armas contra los invasores franceses. Pensaban los franceses que, visto el comportamiento de sus gobernantes, no sería difícil vencer al pueblo. Después del revés que sufrieron los franceses en Bailén, el mismo Napoleón intervino en persona para dirigir la guerra. Mientras tanto el Regimiento partió de Cartagena, pasando por Valencia y Madrid, con dirección a Zaragoza para auxiliar al general José de Palafox en el primer asedio que sufrió la ciudad, en el que consiguen vencer a las tropas francesas comandadas por el general Jean-Antoine Verdier.[24]​ Pero al poco tiempo la realidad se impuso pues Napoleón se presentó con cien mil soldados y venció a las tropas españolas y, entre ellas, al Regimiento Voluntarios de Castilla que en ese momento estaba bajo el mando del mariscal de campo Felipe Augusto de Saint-Marcq.[25]​ En esta derrota que tuvo lugar en Tudela en 1808, el Regimiento sufrió un durísimo revés al serle arrebatada por los franceses la «Bandera Coronela del Regimiento» que fue llevada como trofeo al Museo de Los Inválidos de París. En 1809 se le encomiendó la defensa de Tejares, próximo a Zaragoza, donde defiendió casas y conventos como el de San Agustín con tal bravura que a pesar de haber sido vencido, hecho prisionero por las tropas francesas al mando del general Jean Lannes y posteriormente deportado a Francia, adquirió por primera vez el mote de «El Héroe» que figura en su escudo.[26]

La «Bandera Coronela» catalogada en el Museo del Ejército con el número 21 138, es de seda blanca y tiene en su centro el escudo de armas reales, cuatro escudos en sus ángulos formados por sendos castillos de oro sobre campo de gules, orlado por trofeos militares y superados por la corona real. Alrededor tiene el lema «Regimiento de Infantería Castilla Num 16 de Línea»

Guerra de Independencia de México

El Regimiento de Voluntarios de Castilla se reorganizó en el año 1812 y embarcó a mil doscientos efectivos en las fragatas de transporte Carlota, Dido, Hermida y Unión el 16 de marzo en Vigo. Después de una escala de trece días en Puerto Rico, llegó el día 2 de julio a Veracruz, en el Virreinato de Nueva España. La difícil adaptación de las tropas al clima tropical produjo tantas bajas por enfermedad que el coronel Hevia decidió internarse sin más demora en dirección a Jalapa, pero el hostigamiento de los insurgentes les hizo volver a Veracruz.[27]​ En 1813 se destinó al Regimiento a guarnecer la ciudad de México y, meses después, el virrey lo envió a la provincia de la Puebla de los Ángeles hasta finales de 1814. En este mismo año, el rey Fernando VII de España recuperó la libertad y volvió a España, pero «El Deseado» pronto frustró muchas de las expectativas depositadas en él, especialmente en lo relativo a las provincias americanas, donde designó a militares para ocupar puestos políticos. Ello provocó la represión de los insurgentes con el fusilamiento de sus cabecillas.[28]

En enero de 1815 tuvo lugar el único encuentro bélico con los independentistas en las zonas de Huatnatlan y Sepetépec. En 1816 el Regimiento tomó parte en varias acciones: el 10 de febrero en Ixtapa; el 24 en Riofrío; el 21 de marzo en San Salvador el Verde, municipio del Estado de Puebla; el 29 en Atlapexco; el 23 de junio en San Marcos Ixquitlán y el último día del año en Tepexi de la Seda. Fue un año nutrido de acciones de combate y no lo sería menos el siguiente.[29]​ En 1817 los insurgentes tomaron una buena cantidad de enclaves. El «Castilla» les puso sitio recuperando lugares como Cerro Colorado, Puente del río Atoyac, Paso de Piedra, Barranca de Jamaca y un buen número más de ellos en el Estado de Puebla. Así, desde el 21 de febrero en que se rindió Tehuacan hasta el 20 de diciembre, recuperaron unas once posiciones, algunas de ellas luchando a bayoneta calada como fue el caso de la Barranca de Jamapa. El año 1818, fue de similar actividad militar. Los años 1819 y 1820 el «Castilla» recorrió diversos distritos como Olivara, Tierra Caliente y Córdoba sin novedades dignas de mayor mención.[30][31]

Escudo de distinción

En México la situación se complicó y los problemas se agudizáron. El coronel Agustín de Iturbide, de origen aristocrático, se unió a la causa independentista y promovió el Plan de Iguala, que, entre otras medidas, prometía respetar el derecho a la propiedad privada, los derechos del clero contra cualquier desamortización, la seguridad de empleo en la burocracia civil y la independencia de Nueva España. El representante de la Corona, Juan O'Donojú, firmó el Plan sin el consentimiento de España. A esta caótica situación se enfrentó el «Regimiento de Voluntarios de Castilla» durante el mes de marzo, manteniéndose duramente en Tepeaca donde sufrió la pérdida de dos capitanes, dos tenientes y varios soldados. Por esta acción se concedió a todos los componentes del regimiento la distinción consistente en un escudo colocado en el brazo izquierdo donde el lema, sobre campo celeste, dice: «Por la integridad de las Españas. Año 1821».[32]

Batallas de Orinaza y Córdoba

Los Voluntarios de Castilla entraron en Orinaza y el enemigo se refugió en Córdoba donde el tipo de lucha en calles y casas hace recordar la tenida en los asedios de Zaragoza. El regimiento sufrió las pérdidas de varios jefes y oficiales y también la del Coronel del Regimiento —Francisco Hevia—, por lo que tomó el mando el Teniente Coronel Blas del Castillo y Luna. Dado el heroísmo y grandes sacrificios del «Regimiento de Voluntarios de Castilla», el Virrey mandó estampar en el libro de órdenes del regimiento la siguiente nota: «Memoria indeleble del benemérito y bizarro Coronel D. Francisco Hevia, del Regimiento Voluntarios de Castilla, expedicionario de línea, muerto heroicamente en el sitio de Córdoba el dieciséis de mayo de mil ochocientos veintiuno, defendiendo la integridad de las Españas, su constitución política y la fidelidad a su Rey el señor Fernando VII».[33]

Batalla de Tacuba

Con el considerable aumento de potencial militar del coronel rebelde Iturbide debido a que muchos españoles se adhirieron a él para defender el Plan de Iguala, sus fuerzas avanzaron sobre la capital. El «Castilla» les hizo frente en Tacuba, bajo el mando del coronel Francisco Bocelli. La batalla de Tacuba se decantó a favor del Regimiento de Voluntarios de Castilla, que consiguió frenar a las fuerzas rebeldes. Como consecuencia de ello, un coronel jefe de otras unidades envió al mariscal de campo un mensaje que, en lo que se refiere al «Castilla», decía así: «Me falta por significar a V.E. los cuerpos a los que pertenecían los héroes decididos y deseosos de defender a su Rey....fueron El Castilla...».[34]

Trienio liberal

Cuando el general Rafael del Riego en 1820 se pronunció favorablemente a la Constitución de 1812, el Regimiento de Voluntarios de Castilla estaba acuartelado en La Coruña, primera ciudad donde repercutió el pronunciamiento. Como consecuencia de las conspiraciones contra el nuevo gobierno, se envió el Regimiento a Aragón, Burgos, Navarra y Palencia para controlar situaciones cada vez más tensas entre los sectores favorable y contrario a la Constitución.[35]

Durante toda la contienda, puede decirse que no existe una actuación conjunta del regimiento como tal, sino que la unidad actuó de forma desmembrada, operando cada batallón en un sitio diferente. Los componentes del regimiento actuaron en 1832 en Alcañiz, en el bloqueo de Mequinenza y en el sitio de Calatayud defendiendo la causa liberal.[36]

Reacción. Disolución y recreación del Regimiento

Un enviado secreto del Rey negoció la intervención de la Cuádruple Alianza formada en 1815 y un gran ejército, los llamados Cien mil hijos de San Luis, al mando de Luis Antonio de Francia, duque de Angulema, cruzó el río Bidasoa el 7 de abril de 1823. La intervención francesa fue muy controvertida, pues el pueblo aun recordaba la lucha contra los franceses durante la Guerra de la Independencia. Ante tan gran ejército, los «Voluntarios de Castilla» se replegaron hacia el sur al mando el general Francisco Ballesteros que, al final, tuvo que capitular. Los diferentes batallones del regimiento fueron disueltos; el primero en Simancas y el segundo en Cabra. La tropa fue licenciada y los jefes, oficiales y suboficiales sufrieron una especie de purificación en la que tuvieron que demostrar su adhesión al rey.

Por una Real Orden de 29 de marzo de 1828 volvió a renacer el regimiento, en este caso con la denominación de «Castilla nº 15 en línea» y formado por dos batallones. Para su reorganización se nombró al coronel Francisco Sanjuanena que poseía el «Escudo de Distinción» por haber logrado fugarse de un campo de prisioneros francés y combatido también en Perú. A pesar de ello y de que no se vio envuelto el los acontecimientos políticos, fue investigado acerca de su conducta durante el trienio liberal para que quedase clara en esos momentos su postura de adhesión a la monarquía absoluta.[37][38]​ La refundación tuvo lugar en Burgos, teniendo el honor de maniobrar en presencia del Rey el 6 de julio de ese mismo año. La banda de música del Regimiento tocó por vez primera en Lugo, en mayo de 1829 y en septiembre de ese mismo año es cuando el Regimiento elige como «Patrona tutelar» a la Virgen del Carmen. Con motivo de la creación del nuevo Regimiento de la Princesa, el «Voluntarios de Castilla» pasó a tener el número 16, el mismo que tiene en la actualidad y sin cambios desde entonces. El Regimiento de la Princesa fue disuelto un siglo más tarde, en 1936.[39]

Primera Guerra Carlista

El 29 de septiembre de 1833 falleció el rey Fernando VII y el infante Carlos María Isidro de Borbón —quien pretendía el trono en perjuicio de Isabel, la hija de Fernando— aglutinó en torno suyo a un buen número de partidarios. Por orden del Capitán General de Galicia se encomendó al «Regimiento de Castilla nº 16», junto al de Extremadura, la detención del infante. De haber tenido éxito en su misión, el regimiento pudo haber cambiado el desarrollo de la guerra pero, en sus incursiones por el norte de Portugal sólo consiguió sorprender en Lardosa a los acompañantes del pretendiente, incautando el equipaje de éste. Por esta acción, el coronel Sanjuanena fue ascendido a mariscal de campo por lo que pasó la jefatura del Regimiento al teniente coronel mayor Miguel Mir de González.[40]

A partir de entonces el «Regimiento De Infantería Castilla nº 16» vivió la guerra en distintos frentes y con suerte diversa. Separados sus batallones, éstos estuvieron presentes en muchos y muy variados combates: en Eulate, a las órdenes del General Valdés; en Bilbao, donde murió Tomás de Zumalacárregui; en la batalla de Mendigorría donde, al mando del general Luis Fernández de Córdoba, derrotaron totalmente a los carlistas, que sufrieron cuantiosas bajas en caídos y prisioneros;[41]​ en la comarca soriana de Tierra de Pinares persiguieron al Cura Merino y a su lugarteniente Juan de Leonardo; operaron también en Galicia; en las localidades sorianas de Miñana y Luco; estuvieron presentes en las batallas de Arlabán, Santo Domingo de la Calzada, los Arcos y Arroniz, Orrantía y Bortedo, Asturias, Labacolla, Burón (Lugo); tomaron parte en las acciones de Retuerta, Villanueva del Carazo y Huertas del Rey...[42]

Obedeciendo siempre a sus mandos naturales, el «Regimiento de Castilla nº 16» siguió recorriendo el territorio español hasta la firma del Convenio de Vergara. Pero no acabó aquí el conflicto; no todos los caudillos carlistas estaban de acuerdo con el convenio, entre ellos Ramón Cabrera, conocido como el «Tigre del Maestrazgo». Ante esta situación, el «Castilla» mantuvo batallas en las canteras de Utrillas y consiguió la victoria en Arlabán. El 22 de mayo de 1840 el regimiento marchó hacia las proximidades de Tremp, que era atacada por el enemigo. A finales de 1840 se reunió todo el regimiento en Cataluña donde le sorprendió el final definitivo de la guerra. Pero las dificultades no terminaron ahí. Por unas razones u otras, los altos cargos militares y políticos se olvidaron de abastecer al ejército, que se vio sumido en un estado de miseria. El soldado llegó a estar a media ración ya que la corta asignación que tenía el Ejército llegaba «por manos de ávidos contratistas que no se avergonzaban en especular con la corta y sagrada asignación de las Tropas»[43][44]​ Durante este periodo, la pérdida de efectivos del Ejército de la Reina ascendió a más de 140 000 hombres en el transcurso de siete años, cantidad igual al número de tropas que estaban en pie cuando falleció Fernando VII.[45]

Segunda Guerra Carlista

Una vez terminada la primera guerra carlista, el «Regimiento Castilla nº 16» se estableció en diversos puntos de Cataluña. Sus actuaciones se ciñeron a la persecución de contrabandistas hasta que, en 1844, se hizo cargo de este servicio la Guardia Civil, creada ese mismo año para este y otros fines similares. En esta época, el regimiento estaba al mando del coronel Alcocer. Era una época convulsa por los continuos alzamientos tanto de signo liberal como absolutista de tal modo que en poco tiempo llegaron a producirse hasta cuarenta y cinco alzamientos. Así las cosas, el «Regimiento Castilla nº 16» se vio envuelto en algunos de ellos como el del general Narváez, llamado el «espadón de Loja» y por el general Prim a mediados de 1843.[46]

En el mes de agosto del año 1844 es nombrado jefe del cuerpo el coronel Ramón Nouvillas, antiguo ayudante del general Marcelino Oráa. Este coronel estuvo condenado a muerte por haber tomado parte de los sucesos del 7 de octubre de 1841 cuando se intentó separar por la fuerza al general Espartero de Isabel II y de su hermana menor Luisa Fernanda y huyó a Francia. En enero de 1844 hubo varias insurrecciones en el sudeste español y en la frontera de Galicia con Portugal. Allí acudió el regimiento previa revista del general segundo jefe de la Capitanía General de Galicia. En esta parada militar, dicho general señaló en su alocución lo siguiente: «Seguro vuestro Jefe de los sentimientos de lealtad y disciplina, que abrigaron los honrados y valientes del Castilla, no dudan en afirmar que donde quiera que se encuentre el Regimiento o parte de él, quedarán frustrados los intentos de rebelión, y terriblemente escarmentados sus audaces promotores».[47]

Por las razones ya indicadas, el regimiento estaba desasistido y como consecuencia de sus continuos traslados a diferentes frentes, la documentación reglamentaria estaba muy atrasada. El coronel de «el Castilla» puso en conocimiento esta situación y el regimiento fue enviado a Carabanchel donde pasó revista el Ministro de la Guerra. El año 1845 fue tranquilo para el regimiento y el 16 de julio, que era la fiesta de la Virgen del Carmen, Patrona del regimiento, se bendijeron y cambiaron las antiguas banderas blancas de la época de la casa de Borbón por las nuevas, una para cada batallón.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que el regimiento volviera a las armas. Fracasadas las «bodas de Estado» entre Isabel II y su hermana la Infanta Luisa Fernanda con con el duque de Aumale y el duque de Montpensier respectivamente, los carlistas decidieron ir otra vez a la guerra. El comienzo de las hostilidades no es muy preciso, pero está claro que las operaciones se desarrollaron en Cataluña. Allí aparecieron «els matiners», también llamados «trabucaires». En un principio las partidas eran pequeñas y muy fraccionadas hasta que llegó a España Ramón Cabrera, apodado «el tigre del Maestrazgo», con aureola de gran héroe de la primera guerra carlista.[48]

Con motivo de la amnistía concedida por la boda de la Reina, el general Espartero volvió a España y fue nombrado senador, cosa que disgustó al general Narváez hasta el pundo de que entró sable en mano en el Consejo de Ministros e implantó una dictadura que duraría más de tres años.[49]​ Mientras tanto, el «Regimiento Infantería Castilla nº 16» recorrió toda Cataluña donde se enfrentó en guerra de guerrillas a los seguidores de «el tigre del Maestrazgo». En septiembre de 1848 ascendió el coronel Nouvilas a mariscal de campo y posteriormente llegó a ser Ministro de la Guerra con la Primera República Española. Nombró al coronel de la Rocha como jefe del regimiento.

La guerra contra los emboscados fue surtiendo efecto siendo «el Castilla» uno de los regimientos más aguerridos y que en más acciones tomó parte. Poco a poco se desgastaban los guerrilleros que perdían apoyos entre la población, sobre todo en la rural, y aumentaban las deserciones hacia «El Castilla» y otras tropas gubernamentales en busca del indulto que llegó el ocho de junio de 1849. El regimiento se acantonó en Barcelona y licenció a los soldados de los reemplazos de 1843 y 1844. Con el ascenso del coronel de la Rocha a brigadier se da por finalizada esta etapa.[50]

Guerra de África

Una vez terminada la contienda carlista, el regimiento estableció su guarnición en Barcelona pero en agosto de 1850 se le ordenó la persecución del bandolero «Baliarda» que murió en combate e hicieron prisioneros muchos de sus seguidores, acción por la que fue felicitado el regimiento. Continuó con su instrucción y reorganización durante la primera parte de la década de 1850. A principios de marzo de 1851, el Coronel de la Rocha elevó una instancia a la Reina Isabel II en la que solicitaba que le fueran concedidas al «Regimiento de Infantería Castilla nº. 16» las Corbatas de San Fernando de cuarta clase por sus anteriores heroicas acciones. El 26 de julio de 1852, el Marqués de Novaliches, siguiendo instrucciones de la Reina Isabel II, contestó desde el Real Sitio de San Ildefonso confirmando la concesión de este reconocimiento al valor del regimiento. La entrega se llevó a cabo el día 10 de octubre de 1852, fecha del cumpleaños de la Reina.[51]

Sublevación de Vicálvaro o «vicalvarada»

A principios de 1854 se produjo un caso de gran corrupción en el Gobierno en la concesión de las contratas para la explotación del ferrocarril. El Senado en pleno votó en contra de esta ley, el Presidente Sartorius disolvió las Cortes y emprendió una persecución política contra los senadores. La oposición encontró apoyo en el General O'Donnell que se sublevó en Vicálvaro, localidad muy cercana a Madrid, con seis regimientos de caballería y el de «Infantería del Príncipe» pero constituían una fuerza escasa para oponerse a las leales al Gobierno. Varios capitanes generales se sumaron a los sublevados, entre ellos el de Cataluña. El «Castilla n.º16» también se unió a la «vicalvarada». En esta situación la Reina llamó a Espartero para que formase Gobierno en coalición con O´Donnell, cosa que se llevó a efecto el 31 de julio de 1854, fecha en la que comenzó el llamado «Bienio Progresista».[52]​ En agosto de 1854 fue sustituido el Coronel de la Rocha, que llegaría a ser Ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina y posteriormente Consejero de Estado, como jefe del «Regimiento de Infantería Castilla nº 16», por el Coronel Antonio Navazo de Teresa, procedente del carlismo y que apoyaba el Convenio de Vergara. Estos militares eran llamados por sus compañeros «los convenidos».[53]

Marcha a las colonías y a África

En 1857, en colaboración con las fuerzas coloniales francesas, se enviaron expediciones militares a México, Santo Domingo y la Cochinchina además de a África. El 2 de octubre de 1858, siendo en nuevo jefe de «el Castilla» el Coronel Don Eduardo Aldanese y Urquidi, el «Regimiento de Infantería Castilla nº16» recibió la orden de prepararse para embarcar y potenciar el Ejército de África. Embarcaron en el vapor francés «Ville de Lyón» el día 6 de noviembre que los llevó hasta Cádiz. El ferrocarril, aun poco conocido, los transportó hasta Sanlúcar de Barrameda donde esperaron para ser llevados a África.[54]

Casus belli

En España no había unanimidad sobre la guerra que se veía venir. Estas diferencias de opiniones hicieron que, tanto los políticos como el pueblo mismo, olvidasen los graves problemas nacionales y que pasaran a segundo plano aunando el pensar del pueblo contra el enemigo común: el moro. El casus belli fue algo tan simple como la construcción de un edificio que valiese como «Cuerpo de Guardia» ordenada por el Gobernador Militar a efectos de evitar las continuas deserciones de los presidiarios trabajadores hacia la zona marroquí. Como era de prever, los moros apresados atravesaron la línea divisoria en la noche del 19 de agosto y causaron destrozos en la fortificación. El Gobierno español exigió al marroquí la toma de medidas para el apresamiento de esos individuos y posterior castigo. Ante la tardanza en tomar medidas por parte del ejecutivo marroquí, España declaró la guerra a Marruecos.[55]

Comienzo de las operaciones

Las tropas que formaban el segundo Cuerpo de ejército, al que pertenecía el «Regimiento de Infantería Castilla nº 16», fue revistado por el propio General O'Donnell el día 18 de noviembre de 1859. El «Castilla n.º 16» llegó a Ceuta el 28 de noviembre en el vapor Brasil.[56]​ El regimiento se encuadró en la primera Media Brigada de la Primera División, al mando del General Zabala, futuro Presidente del Consejo de Ministros de España. El ejército expedicionario contaba con unos 35 000 hombres, contra los 45 000 que oponía el Sultán de Marruecos. La incógnita mayor respecto al enemigo era la legendaria caballería mora, que solía adoptar en el ataque una media luna para envolver al enemigo por ambos flancos.[57]

El regimiento ocupó las casas fuertes o reductos de «Francisco de Asís» y de «Isabel II» y las fuerzas africanas, sabedoras de la importancia de estos enclaves, los atacó duramente. En la primeras horas de la mañana del día 9 de diciembre de 1859 se estableció batalla entre los norteafricanos y el «Batallón de Castilla n.º 16». Los moros estaban comandados por Muley-el-Abbas, hermano del rey Mohámmed IV, llegando a enfrentamientos a la balloneta calada. El Coronel del Regimiento Eduardo Aldanese y Urquidi resultó herido de bala en un costado lo que le impidió continuar al mando pero fue ascendido durante la batalla a brigadier por el General Zavala. El arma de artillería tuvo también una importancia relevante ya que estrenó los cañones con ánima rayada pues era la primera vez que se utilizaban.[58]​ El 14 de enero los regimientos de «Castilla n.º 16» y el de «Cazadores de Simancas» tomaron los altos que dominan la ciudad de Tetuán donde también se llegó en esta batalla a la lucha a la balloneta en la que resultó herido el Teniente Coronel Crespo.[59]

Batalla de Wad-Ras y firma de la paz

El regimiento siguió manteniendo combates en febrero de 1860 y participó en la Batalla de Tetuán. La euforia de esta victoria hizo presagiar una futura y cercana paz pero los moros consideraron inaceptable la cesión de Tetuán como se les exigía, sin embargo, continuaron las negociaciones aunque la contienda siguió desarrollándose. A mediados de marzo el regimiento se batió duramente en los frentes de Sierra Bermeja y Samsa, también con lucha a balloneta. En las primeras horas del día 23 de marzo de 1860 continuaron las operaciones sobre Tanger donde tuvo lugar la Batalla de Wad-Ras cuyo resultado fue la huida de la fuerza enemiga de la ciudad. Posteriormente el regimiento fue evacuado en el vapor «Velasco» con dirección a San Sebastián. Fue una campaña corta —solo duró cuatro meses— pero resultó muy violenta y penosa. La firma de la paz se celebró con alegría y alborozo por las tropas españolas pero pasó casi desapercibida en la península, incluso recibida con cierta frialdad por falta de información de lo que estaba pasando. Sin embargo, las fuerzas españolas, y entre ellas el «Regimiento de Infantería Castilla nº 16», supieron cumplir con su deber.[60][61]

Tercera Guerra Carlista

Para recuperarse de las heridas de África, el «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» estuvo de guarnición en Vitoria. Al Coronel Aldanese vino a relevarle el Coronel José de Andrade y Paino, oriundo de Badajoz que en 1848 ya estuvo de teniente coronel en el regimiento y era su ilusión mandarlo algún día.[62]​ Ejerció como coronel poco más de un año, hasta que en 1846 le relevó en el mando el Coronel José Velarde dándose en esta persona un hecho muy curioso: fue sustituido en su cargo el mismo día que se presentó, por el Coronel Melitón Andrés.[63]


Como consecuencia de las diferencias entre los Generales Prim, que quería una caída rápida de la monarquía y O'Donnell y Narváez, sus contrarios, hubo una intentona de sublevación en Aranjuez que fracasó y el «Regimiento Castilla n.º 16» fue enviado a Pamplona. Al actual Coronel Melitón le sucedió el Coronel José Oliva y a este, Ramón de la Torre y Bordons, veterano de dos guerras carliatas, expedicionario a Italia para defender al Papa Pío XI y destacado en la Guerra de África por lo que poseía gran cantidad de condecoraciones.[64]​ En marzo de 1868 lo sustituyó el Coronel De la Rosa a petición propia. A continuación se nombró a un nuevo coronel, José Cherif y Monroy, formado como militar en las guerras carlistas y, dado que se adhirió al Convenio de Vergara, combatió contra los que fueron sus antiguos compañeros en la toma de Miravete bajo las órdenes del General O'Donnell.[65]

En 1869 se proclamó la nueva Constitución. Comenzó la busca de un nuevo rey para España y, mientras tanto, fue nombrado el General Prim como Pesidente. Con estos continuos cambios políticos, el «Regimiento Castilla n.º 16» pasó en cuestión de días de combatir la revolución a apoyarla. A mediados de octubre el regimiento fue enviado a Valencia con su nuevo Coronel José Faura y Serra, veterano de las guerras carlistas en las que fue herido de bala en el hombro. A medidos de 1870 le sucedió el Coronel José Pierrat Iniesta.

Llegada de Amadeo de Saboya

El 30 de diciembre de 1870 llegó Amadeo de Saboya al puerto de Cartagena a bordo de la fragata «Numancia». Al desembarcar se enteró del asesinato en Madrid, ese mismo día, del General Prim. Los dos años que reinó Amadeo I fueron de tal modo convulsos que, en ese corto periodo, hubo tres elecciones generales y seis Gobiernos. Tanto es así que el propio rey dijo: «me voy», y abdicó con carácter irrevocable, acto que favoreció la proclamación de la Primera República Española[66]​ Durante los años siguientes el regimiento operó en Santander, Burgos, Soria y Madrid. Entre otras batallas destaca la que mantuvo contra unas partidas carlitas en el pueblo burgalés de Medina de Pomar ya que, aunque estaban en inferioridad manifiesta de fuerzas, después de rechazar dos requerimientos de rendición, contestaron a esta propuesta que «el Ejército Español jamás se rendía», e hicieron huir al enemigo.[67]

Proclamación del rey Alfonso XII y derrota carlista

Ante los graves problemas que tenía que resolver la Primera República, añadidos a unas guerras coloniales en Cuba y el llamado «movimiento cantonalista» que surgió en el levante y sur español como en Córdoba o Cartagena, algunos políticos y militares empezaron a contemplar que la solución podría consistir en una «restauración borbónica» personificada en la figura de Alfonso XII. En 1874 los batallones de «el Castilla» prestaron servicio en Madrid, se batieron en las proximidades del pueblo cántabro de Rasines contra la partida facciosa del «Culebro» y operaron en Oviedo. El 18 de abril se incorporó al regimiento el Coronel Antonio Ziriza Sánchez, uno de los más significativos que ha tenido la unidad ya que procedía de la Infantería de Marina, participó en la expedición a México y estuvo a las órdenes del marino Méndez Nuñez en los sitios de Valparaíso y del Callao. En este mismo año el «Castilla nº 16» también estuvo presente en la batalla del Valle de Somorrostro, en la de San Pedro Abanto donde se llegó al cuerpo a cuerpo, en la toma de Estella, en el «Monte Muru», en Irún, etc. Posteriormente embarcó en el puerto de Pasajes con destino a Santander, donde el temporal estuvo a punto de echarlos a pique. El 29 de diciembre de 1874 el General Martínez Campos proclamó en Sagunto a Alfonso XII como Rey, que nombró Primer Presidente del Gobierno de la Restauración a Cánovas del Castillo. El 23 de enero de 1875, Alfonso XII pasó revista en la localidad navarra de Peralta a 40 000 soldados de todas las armas y entre ellos estuvo presente el «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16». En julio salió el regimiento del «Monte Esquinza» hacia Miranda de Ebro y poco después estuvo presente en la «batalla de Tulillo». Marchó hacia Sagunto, asistió a la batalla de Treviño por la que fue muy elogiado por el General Quesada. En noviembre partió para Vitoria y estuvo presente en la batalla de Peñacerrada donde tomó todas las defensas enemigas incluido el «fuerte de San León».

A principios del año 1875 el «Castilla nº 16» tomó a la bayoneta el cerro de Miravalles. Terminó el año 1875 en La Rioja, acantonado en Logroño y más tarde pasó a Haro. El día 26 de enero salió para Vitoria y el día 30 de ese mismo mes desalojó en combate a la balloneta las posiciones de tan difícil acceso que tiene el «monte Gangorri». El 5 de febrero atacó y tomó Abadiano. El 16 de febrero el «Regimiento de Castilla nº 16» hizo los honores de ordenanza al rey Alfonso XII en Vergara. El Regimiento finalizó esta etapa con el Coronel Pascual de la Calle y Guibert como jefe. La guerra terminó definitivamente cuando Carlos María de Borbón y Austria-Este, autotitulado Carlos VII, cruzó la frontera hacia Francia con sus jefes y oficiales que, enrabietados, rompieron sus espadas contra el suelo.[68][69]

Badajoz

Cuando terminó la guerra dinástica, el «Regimiento Castilla nº 16» estaba acantonado en Vitoria. El 16 de julio de 1876, festividad de la Virgen del Carmen y Patrona del Regimiento, se bendijeron y entregaron a los batallones las nuevas banderas adquiridas.[70]​ Desde esta fecha hasta el 1883 el «Castilla n.º 16» desarrolló todo tipo de operaciones de organización y abastecimiento del propio regimiento como a los demás regimientos, compañías, etc. Una parte de sus jefes y oficiales participó en distintos cursos y ejercicios de perfeccionamiento de técnica y táctica militar como el ejercicio llamado «Agua, arena y hacha» que tuvo lugar en los campos de Aranguir junto a otros regimientos, también de caballería y artillería. Otras misiones que desarrolló fueron las que se presentaron de forma imprevista por desastres naturales que afectaron a personal civil, acudiendo a su auxilio.

Entre otras misiones que llevó a cabo estaba la de proporcionar un porcentaje determinado de sus efectivos para la Guerra de Cuba, concretamente el 20% de ellos. Participó también en labores de apoyo y cooperación de la formación del censo de la población que se llevó a efecto a finales de 1877.[71]​ Resulta de gran interés reseñar un acontecimiento que tuvo mucho que ver con el envío del regimiento a la guarnición de Badajoz. Con la nueva reorganización del Ejército se crearon veinte batallones nuevos y con la fusión de los batallones de reserva «Sevilla n.º 3» y «Málaga n.º 23» se constituyó el «Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41» que tuvo su primer acuartelamiento en Badajoz y su primer jefe fue el Coronel Pedro Ruíz Martínez.[72]

Archivo:Cuartel de San Francisco.jpg
Primer cuartel del regimiento en Badajoz en el antiguo convento de San Francisco, el Grande.

Debido a una serie de normas que disgustaron a los militares, los republicanos -al mando de Ruiz Zorrilla que era su máximo dirigente- crearon una asociación secreta llamada «ARM» (Asociación Militar Republicana) que captó a muchos militares descontentos. Concretamente en Badajoz se sumaron a este movimiento las fuerzas de caballería, artillería y el «Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41». Para que este pronunciamiento hubiese tenido posibilidades de éxito deberían haberse sumado diversas guarniciones de todo el país pero en unas horas se produjeron movimientos de distinto signo y cuando el «Regimiento de Infantería Covadonga n.º 41» se dio cuenta de que estaban solos ya fue tarde. Más de 900 mandos y soldados huyeron a Portugal mientras el General Blanco, nombrado capitán general de Extremadura, se hizo con la plaza sin derramamiento de sangre. Hubo un Consejo de Guerra donde se condenó a los golpistas, algunos de ellos a pena de muerte si bien, más tarde, les fue conmutada esta pena de muerte por la de prisión en fuertes militares.[70]

Cuando estaba el «Castilla n.º 16» de guarnición en Leganés, llegó la Real Orden de 10 de diciembre de 1883 por la que se destinó al regimiento a Badajoz. El «Castilla n.º 16» partió el 16 del mismo mes y empleó seis días para la organización del traslado por ferrocarril. Llegó al día siguiente a Badajoz y ocupó el «acuartelamiento de San Francisco el Grande»,[73]​ vacío por haber sido disuelto el «Regimiento Covadonga n.º 41».[74]​ A partir del 17 de diciembre de 1883, el «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» estará ya ligado durante más de cien años a la ciudad de Badajoz que lo acogerá con agrado. Muchas generaciones de extremeños, y en particular de pacenses, se formaron en sus filas ya que entonces los reclutas iban destinados a los regimientos más cercanos.[75]

Campaña del 98

Con las nuevas ideas de la Constitución de 1812, la mayoría de los conventos y monasterios del país —incluidos los de Badajoz— se convirtieron en cuarteles y sus huertas en jardines o eriales. La Revolución de 1868 expulsó a los pocos religiosos que quedaban en Badajoz. Por esta razón, el Convento de San Francisco que fue en primer lugar cementerio, luego pasó a ser cuartel, donde empezaron a estar acuarteladas las tropas el 17 de diciembre de 1883.[76]​ A principios de 1884 la totalidad del regimiento se encontraba acuartelada en el ya citado antiguo convento franciscano y en su huerta adjunta, al que se llamó «Cuartel de San Francisco, el Grande». La huerta pasó posteriormente a ser el actual «Paseo de San Francisco», parque cuadrangular con un templete central para conciertos y música popular y centro de paseo y recreo de la juventud de la postguerra durante varios decenios.[76][77]

Tragedia en el puente sobre el río Alcudia

En abril de 1884 se produjo un hecho que causó más bajas que muchas de las batallas en las que participó el «Castilla n.º 16». De vuelta a sus lugares de origen por haberse licenciado los veteranos del reemplazo de 1881, iniciaron el viaje de regreso el domingo 27 de abril por ferrocarril. Al llegar al km 279 de la línea Madrid-Badajoz a las cuatro de la mañana, cuando atravesaban el puente metálico de tres pilares sobre el Río Alcudia, se derrumbó cayendo el tren al río desde unos ocho metros de altura. En esta catástrofe murieron cincuenta y dos militares.[78][79]​ Los funerales y actos en honor de los difuntos se celebró en Badajoz al que asistieron todas las autoridades, tanto eclesiásticas como políticas y militares, y una gran cantidad de pacenses. También se llevaron a cabo iniciativas a efectos de recaudar fondos para los familiares de estos soldados fallecidos, la gran mayoría de escasos medios económicos.[80]​. La relación completa de los fallecidos así como su graduación, lugar de procedencia, etc están registrados exactamente en los libros de actas del regimiento.[81]

Fallecimiento de Alfonso XII y nacimiento de Alfonso XIII

El 25 de noviembre de 1885 falleció de tuberculosis el rey Alfonso XII y se nombró Reina-Regente a María Cristina de Habsburgo-Lorena, segunda esposa de Alfonso XII, que estaba embarazada y se deseaba que fuera un varón. El 17 de mayo de 1886 la Reina Regente Dª María Cristina dio a luz a un varón que, al cumplir los dieciséis años, fue nombrado rey con el nombre de Alfonso XIII. Todo esto ocurrió mientras el regimiento desarrollaba sus actividades con destacamento de algunas compañías en Olivenza, Mérida y Cáceres. El coronel jefe del regimiento Leonardo Fernández Ruiz, después de 40 años de servicio en la carrera militar, que empezó de soldado, llegó al grado de coronel ya que en la tercera guerra carlista, donde fue herido, se le ascendió a dicha graduación; un hecho digno de recordar. Se le concedió el retiro a finales de marzo de 1887.[82]​ Siempre se le recordó como el jefe que mandaba el regimiento cuando este llegó a Badajoz. Le sucedieron en el mando, sucesivamente, los coroneles Manuel Ortega y Sánchez-Muñóz, José Márquez Torres y Joaquín Gutiérrez Villuendas. El Coronel Márquez fue ascendido a este grado por rechazar a los insurrectos cantonales después de un duro combate donde recogió un gran botín de armamento y municiones.[83]​ Permaneció 17 años en el empleo hasta que en 1890 ascendió a general de brigada.

Visita de los Reyes de Portugal y proclamación de la Patrona de la Infantería Española

En 1892 se celebró el 4º centenario del Descubrimiento de América, acontecimiento que el regimiento y la ciudad de Badajoz celebraron como el hecho merecía. El 7 de noviembre de este mismo año el Ministro de la Guerra ordenó que una compañía del regimiento se desplazase a Valencia de Alcántara con objeto de rendir honores a los Reyes de Portugal que iniciaban su visita a España. Fue la «4ª Compañía» del «1º Batallón» quien recibió el encargo de realizar este cometido. Hay que reseñar que formaba parte de esta compañía el Teniente Francisco Neila Ciria que años más tarde recibió la Laureada de San Fernando por aguantar el cerco y defensa de Cascorro, localidad cubana, fente a las fuerzas insurrectas durante trece días, donde también se distinguió por sus actos de guerra el soldado Eloy Gonzalo. Poco tiempo después, el 12 de noviembre de 1892, por Real Orden que publicó el Diario Oficial nº 248, se declaró como patrona única de la «Infantería española» a la Inmaculada Concepción.

Sucesos en Marruecos

Por ascenso del Coronel Gutiérrez el día 11 de marzo de 1893, Francisco Salinero Bellver fue nombrado nuevo coronel. En este mismo año, España quiso llevar a cabo uno de los protocolos del Tratado de Wad-Ras, o de paz con Marruecos, de 26 de abril de 1860 por el que se le cedía a España una mayor zona en las proximidades de Melilla e inició una fortificación en las proximidades de un cementerio bereber, cosa que no gustó a los moros, que hostigaron a los trabajadores y tropa que los defendía. Hubo conversaciones diplomáticas entre los dos países para solucionar el conflicto pero, hasta que no envió el Ministro de la Guerra 22 000 soldados en Melilla al mando del General Arsenio Martínez Campos, los bereberes no se pacificaron y aceptaron los nuevos límites.[84]​ En los sucesos de Melilla surgió un militar histórico en el siguiente siglo. Se trata del Teniente Miguel Primo de Rivera que con esta graduación consiguió ese mismo año la Cruz Laureada de San Fernando. A finales de 1893 fueron licenciados los reservistas del «Castilla n.º 16» que siguieron con el servicio en el «Regimiento de Infantería Castilla nº 16» en Badajoz.[85][86]

Primer Centenario del Regimiento y Guerra de Cuba

Jefes y oficiales del Castilla n.º 16 expedicionario en Cuba.

El rey Alfonso XII asistió a unas maniobras militares que se llevaron a cabo entre el 19 e el 24 de febrero de 1894 en los denominados «Altos de Galache» por el regimiento y otras unidades militares. Estos altos eran, probablemente, los situados en la zona de Santa Engracia, donde el rey inauguró una granja agrícola en una visita que hizo a Badajoz. En julio de 1894 el «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» cumplió su primer centenario. Al ser ascendido a general de brigada el coronel jefe del regimiento, lo sustituyó en el mando el Coronel Gabriel Gelabert Vallecillo.[87]

En febrero de 1895 el revolucionario cubano José Martí, al grito de «¡Viva Cuba libre!», ordenó el levantamiento en la localidad de Baire con lo que estalló la guerra separatista. El «Regimiento Castilla nº 16» contribuyó a la creación de las primeras unidades que se estaban formando y que tenían a Cuba por destino y como los acontecimientos en las Antillas preocupaban mucho en España, el 18 de octubre de 1895 se dictó una Real Orden que fue publicada en el Diario Oficial nº 232, por el que la Reina regente en nombre del Rey dispuso que se destinasen a Cuba 20 batallones en pie de guerra. El «Castilla nº 16» organizó uno de los batallones expedicionarios que salió de Badajoz con destino a Cádiz el 23 de noviembre por ferrocarril[88]​ . Estaba al mando el coronel del regimiento Gabriel Gelabert Vallecillo y embarcaron en el vapor «Ciudad de Cádiz» al día siguiente. En Badajoz quedó el resto de la «plana mayor» y el 2º batallón.[89]

Tropas del Castilla n.º 16 expedicionario en Cuba.

Los insurrectos cubanos habían declarado una guerra sin cuartel, sin descanso fusilando a colaboradores y simpatizantes de España y su Ejército y, lo que más peso tenía, contaban con un fuerte apoyo norteamericano. España envió al General Martínez Campos, de talante dialogante y conciliador pero, al ver la situación con la que se encontró en la isla, pidió el relevo y recomendó al mallorquín General Weyler por considerarlo más idóneo para este tipo de guerra.[90]

El batallón expedicionario del «Castilla nº 16», después de tres días de aclimatación, se trasladó por ferrocarril hasta Cienfuegos y Santa Clara. El primer encuentro con el enemigo se produjo el 14 de enero de 1896. El 7 de abril un destacamento de soldados del «Castilla nº 16», después de haber sufrido un cerco de dieciocho días, rechazó a las fuerzas del cabecilla insurrecto Maceo por lo que el General Weyler los premió por su valentía.[91]​ Los enfrentamientos con los insurrectos fueron constantes, sucediéndose los de las lomas de San Bartolo, la loma de Toro, Ceja de Herradura, Guadalcanal, Consolación del Sur y Lomas de Descanzo donde resultó herido en el fémur del muslo derecho el Coronel Gelabert que fue ascendido a general de brigada y se retiró a Valencia de Alcántara donde murió a consecuencia de ellas.[92]

El 10 de febrero de 1896 desembarcó el General Weyler para hacerse cargo de la Capitanía General y publicó de inmediato varios «bandos» y normas para la reorganización del ejército. Junto al «Batallón de la Reina», el «Castilla nº 16», con caballería y algo de artillería, formaron una columna al mando del Coronel Cándido Hernández de Velasco, de gran experiencia en el combate en Cuba, y marcharon hacia Pinar del Río. Dispersaron al enemigo en Arroyo de San Felipe, Rosario y Charnuzo el día 27 de julio; el día 29 batió a la partida de «Perico Belén» y a otras más a las que destruyó sus campamentos y se adueño de gran cantidad de armas y animales, hecho que mencionó el General Weyler en sus escritos.[93]​ Del 6 al 11 de agosto de 1896 el regimiento sorprendió a los insurrectos acampados en Cruces y Rivera y mantuvo combates con las partidas de «Payaso», «Perico Belén» y «Rodolfo» en Acrimonias, Punta de Palmas y Caobilla. Pocos días más tarde los encontraron en el paso del río Isabela. El 27 de septiembre del mismo año tuvo lugar uno de los combates más duros de esta campaña, el de las «Tumbas de Toriño», por lo que el General Weyler envió un telegrama al Ministro del Ejército donde puso de manifiesto la «intrepidez y bizarría» de estas tropas.[94]

El día 9 de octubre de 1896 fue una de las fechas de fechas más recordadas por el «Castilla nº 16»: estando sitiada la columna del General Adolfo Jiménez Castellanos por 5000 mambises de los líderes insurrectos Máximo Gómez y Calixto García, el soldado Eloy Gonzalo se lanzó contra ellos con una lata de gasolina atada a su cuerpo, acción que permitió liberar a sus compañeros sitiados y por la que se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando.[95]​ También es digna de reseñar la gesta que protagonizó el Capitán Neila: cuando estaba sitiado, y ante los constantes mensajes de propuestas de rendición que les mandaba el enemigo, el Capitán Neila reiteró en nombre de sus fuerzas y en la de él mismo que «Todas mis fuerzas están dispuestas a defenderse y a morir, antes que entregar sus armas y faltar a su honor militar». [96]

Por ascenso del Coronel Hernández de Velasco, el Teniente Coronel Recio se hizo cargo del batallón expedicionario del «Castilla nº 16». Su recorrido por toda la isla fue amplísimo, ascendió a coronel de las mismas fuerzas y se ganó de tal modo la confianza del General Weyler que él mismo quiso tomar el mando del «Batallón del Castilla n.º 16». El Coronel Recio marchó a la península para curarse de una enfermedad que padecía y se quedó en Badajoz como coronel jefe del regimiento. En estas fechas sucedió el tan debatido acontecimiento de la explosión y hundimiento del Maine. Llegó a Cuba el 25 de enero de 1898 y tres semanas más tarde explotó causando la muerte a doscientos sesenta y seis marineros estadounidenses. Estados Unidos culpó a España de esta acción y le declaró la guerra.[97]​ . El 10 de diciembre de 1898 se firmó el Tratado de París por el que España reconoció la pérdida de sus colonias. El 21 del mismo mes fue repatriado el «Batallón Espedicionario del Castilla n.º 16» y llegó a Cádiz el día 6 de enero de 1899. El 1 de mayo del mismo año el General Jiménez Castellanos arrió por última vez la bandera española del «Morro de La Habana».

Acciones a principios del siglo XX

El «Castilla n.º 16» empezó el año 1900 con trabajos de tipo humanitario como evitar el contagio a España en la peste bubónica que se declaró en Portugal e impidieron el paso de personas y animales a lo largo de la frontera luso-extremeña. Continuaron con el desplazamiento de una compañía a Cáceres, Trujillo, Almoharín y Hornachos, lugares en los que ayudaron a los agricultores a erradicar la plaga de langosta. Posteriormente se dirigieron hacia los pueblos de Alcántara, Aliseda, Villar del Rey y Arroyomolinos y volvieron a Badajoz a finales del mes de julio de 1900. Todo ello se compaginó con la instrucción correspondiente.[98]

Nuevas banderas

Pergamino ejecutorio del regimiento.

El 7 de mayo de 1902 tuvo lugar la bendición de las nuevas banderas y se dieron de baja las dos viejas enseñas que fueron testigos de los hechos llevados a cabo en Cuba. Estas últimas se depositaron en el «Museo del Arma de Infantería». El Coronel Domingo Recio y el Teniente Coronel Vicente Ambel fueron los mandos a los que se les entregaron las banderas.[99]​ En el «Pergamino ejecutorio del Regimiento», que se guarda en la sala de enseñas y banderas del RIMZ Castilla nº 16 sito en Botoa, próxima a Badajoz, que está fechado en el año 1912, definía cómo debía ser el escudo del regimiento y se redactó de la siguiente forma: «...el Escudo de Armas es el compuesto por un cuartel de esta forma: en fondo de gules, un castillo dorado con torre de homenaje y sumado de Real Corona...». El pergamino está encabezado por «Don Luis Rubio y Canga Yarto y Brú» que es quien lo redactó y mandó que se ejecutase[100]

Acontecimientos Reales

Para solemnizar la coronación del rey Alfonso XIII, el «Castilla n.º 16» junto con los regimientos de «Gravelinas» y «Caballería Villarrobledo», participó en una gran parada militar cerca de los glacis anejos a Puerta del Pilar. El 24 de abril de 1905 se publicó una Real Orden que encomendaba al «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» cubrir las calles en la visita que el rey Alfonso XIII realizó a Badajoz el día siguiente haciéndola desde la calle Menacho hasta la Catedral con un desfile posterior en honor del monarca.[101]​ El día 9 de marzo de 1906 publicó el Diario Oficial nº 54 un Real Decreto por el que fue favorecido este regimiento con el nombramiento de «Coronel Honorario» a S.M. Fidelísima el Rey de Portugal Carlos I de Braganza y que dice así:

REAL DECRETO

Queriendo dar un alto testimonio de mi sincera amistad y afectuosa consideración a S.M. Fidelísima Don Carlos I, Rey de Portugal:

Vengo a nombrarlo Coronel Honorario del Regimiento de Infantería Castilla nº 16.

Dado en San Sebastián, a nueve de Marzo de mil novecientos seis.

Alfonso.

El Ministro de la Guerra: Agustín Luque[102]


El 15 de marzo marchó una compañía del regimiento a Valencia de Alcántara para tributar honores al paso de los reyes de Portugal por aquella estación férrea.[103]​ El 11 de marzo de 1907 tomó el mando del regimiento el Coronel Vicente Ambel Cárdenas por ascenso de su antecesor. A principios del año 1909 se nombró «Coronel Honorario» del regimiento al rey de Portugal Manuel II de Braganza en sustitución del anterior, el rey Carlos I, asesinado once meses antes. A mediados de febrero volvió a pasar por Badajoz el rey Alfonso XIII de vuelta de una visita a Portugal en la que se entrevistó con el nuevo rey portugués en la localidad de Villaviciosa, a la que acudió una parte del regimiento para rendir honores a los monarcas.

Actividad hasta el inicio de la guerra de Marruecos

Para tributar honores a los restos del Teniente Jacinto Ruiz y Mendoza por su traslado a Madrid, una compañía del regimiento marchó a Trujillo el 10 de marzo de 1909 y retornaron pocos días después a su guarnición. Se conserva en una pequeña urna un puñado de la tierra que cubrió su ataúd que, a su vez, está en el interior de otra de cristal y madera y que está depositada en la «Sala de Estandartes» del «RIMZ Castilla n.º 16». El Teniente Ruiz fue un héroe en la guerra contra los franceses y sus restos están junto a los de los capitanes artilleros Daoíz y Velarde. A mediados de 1909 se habían agudizado los problemas, ya anteriormente existentes, con las cábilas cercanas al enclave español en el norte de África ya que no reconocian la autoridad de nadie y consideraban esas tierras como suyas. En estos enfrentamientos falleció el Cabo Noval, al que se le concedió la Laureada de San Fernandoa título póstumo. A finales de año se pacificó la zona pagando un alto precio: 3000 soldados muertos.[104]

Un batallón al mando del Teniente Coronel Neila se desplazó a Madrid para cubrir una parte de la carrera que en 1912 hizo el Rey de Portugal Manuel II en su visita a la capital de España, así como acudir el 12 de noviembre a la estación de ferrocarril de «Delicias» para tributar honores de despedida al monarca lusitano. Finalizó el año con el «Regimiento del Castilla nº 16» de guarnición en Badajoz. Todavía en 1912 se enviaron tropas a Melilla y, si bien el «Regimiento Castilla nº 16» no fue como tal, sí lo hizo su personal voluntario para engrosar las filas de los regimientos allí establecidos, como eran los batallones de los regimientos «San Fernando» y «Saboya». El 9 de marzo de ese mismo año se hizo cargo del regimiento el Coronel José Martínez Pedreira.

Al objeto de asistir al centenario de las Cortes de Cádiz, una Real Orden indicó que deberían asistir todos los cuerpos que tuvieran en sus banderas y estandartes la Corbata de San Fernando[105]​ por lo que el «Castilla nº 16» envió una representación con el Teniente Coronel Neila al mando. El 12 de noviembre murió asesinado en Madrid el Presidente del Gobierno José Canalejas. El regimiento terminó el año acuartelado en Badajoz y empezó el año 1914 con parte del regimiento en Cáceres donde el 20 de enero tomó el mando el nuevo coronel Manuel Elías Prats.[106]​ A principios de julio visitó Badajoz la Servicio de Aeroestación Militar para hacer prácticas y fue recibido por una representación del regimiento. El «Servicio de Aeroestación Militar» aprovechó la estancia para tomar las primeras fotos aéreas de Badajoz, de magnífica calidad, donde se veía perfectamente el cuartel del «Castilla 16». [107]

Guerra de Marruecos

Desde 1915 a 1918 no hubo sucesos dignos de reseñar excepto la visita que realizó a Badajoz la Infanta de España y Princesa de Asturias Isabel de Borbón, hermana de Alfonso XIII, conocida popularmente como «la chata». El «Regimiento de Infantería Castilla nº 16» le rindió los honores de ordenanza mediante una compañía, bandera, banda y música. El 10 de septiembre de 1918 se hizo cargo del mando de la unidad, por ascenso de su predecesor, el Coronel Francisco Sosa Arbelo.

No se conservan historiales de operaciones y vicisitudes de orden interno desde 1920 hasta 1931 pero sí se sabe que en octubre de 1920 el Coronel Sosa fue destinado a otro regimiento y que le sustituyó el Coronel Luis Navarro y Alonso de Celada[108]​. Mientras tanto, continuaron existiendo en el norte de África zonas verdaderamente inexpugnables dentro del Protectorado Español de Marruecos. Esta zona comprendía desde el Río Muluya, al este de Melilla -la antigua Rusadir- pasando por la zona mediterránea y las montañas del Rif, hasta la ciudad de Larache, en el Atlántico.[109]

El Desastre de Annual

Se nombró al General Dámaso Berenguer como Alto Comisionado, el cual hizo un plan para que fuese efectivo el dominio español en la zona bajo su influencia. El General Berenguer consiguió sus objetivos y conquistó la «ciudad santa» de Xauen en 1920. Meses más tarde, el General Silvestre inició un avance para encontrarse con las tropas del General Berenguer pero no tomó las debidas precauciones de dejar bien cubierta la retaguardia que fue por donde atacaron los cabileños. Unido a esto, las cabilas de Abd el Krim se levantaron en armas, se sumaron otras, se produjo la defeccción de las tropas indígenas y esto, unido al conocimiento del terreno, aisló y hostigó fuertemente a las tropas españolas en Annual donde, a partir del 22 de julio de 1921 se produjo una de las mayores derrotas militares de España: la batalla de Annual.[110]

Llegada del Batallón expedicionario del Regimiento Castilla nº 16 a África

Inmediatamente se decretó el envío de tropas desde la península, entre ellos el primer batallón del «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» que embarcó en el vapor «Atlante» y llegó a la zona de operaciones el 25 de julio de 1921, día de Santiago, al mando del Teniente Coronel Baldomero Álvarez Agudo.[111]​ Poco después el batallón expedicionario del «Gravelinas» marchó hacia Melilla. El 4 de agosto, el capitán general de la 1ª Región Militar Miguel Primo de Rivera envíó una proclama a todas las unidades para que la publicaran en el «Boletín de Órdenes» de cada una de ellas. En esta proclama lamentaba la gravedad de los sucesos acaecidos como fue la de una retirada «desordenada y pavorosa». Por ello arengó a todas las unidades a efectos de que tales situaciones no se volvieran a repetir.[112]

A pesar de las reticencias del «Gobierno Central» y de los políticos de turno, siguieron llegando fuerzas a Melilla pero en número insuficiente y sin bautizo de fuego. Solo los legionarios de Millán Astray, procedentes de Ceuta, estaban bregados en la lucha. En agosto murió el primer militar del «Batallón expedicionario del Castilla nº 16». Fue el cabo de la 1ª compañía Juan Montes y el mes siguiente cayó el soldado de la misma compañía José Cano García. Fueron las primeras bajas que sufrió el «Castilla nº 16» en esta guerra. Para el 10 de octubre se preparó la toma del Monte Gurugú y el batallón del «Castilla nº 16» formó, con otras unidades, una columna al mando del Coronel Riquelme. El ejército español obtuvo la deseada victoria de tomar un lugar tan bien situado. Las fuerzas españolas siguieron su penetración hasta los estratégicos ríos Muluya y Kert, el primero por formar frontera con el potectorado francés y el segundo porque permitía avanzar hacia el oeste. Antes de ello, había que conquistar el Monte Arruit donde se encontraban gran cantidad de prisioneros españoles. Abd-el-Krim pedía cuatro millones de pesetas para liberarlos pero, los militares españoles pensaban que con este dinero podría abastecerse el ejército moro con más medios de combate lo que dificultaría aun más su liberación. El General Berenguer y los llamados africanistas estaban decididos a que la liberación de sus compañeros de armas debía ser hecha por la fuerza, tal y como les fueron arrebatados. El monte Arruit se tomó sin mayores contratiempos lo que dio la razón a los ya citados africanistas.[113]

Regreso del Batallón expedicionario del Regimiento Castilla nº 16 a Badajoz

Dada la óptima situación debida al avance de las tropas españolas, el Alto Comisionado decidió repatriar varias unidades, un batallón por cada plaza que los proporcionó. Así pues, el batallón expedicionario del «Regimiento de Castilla nº 16» fue uno de los que regresaron en el año 1922, no así el «Gravelinas 41» que permaneció en la zona hasta octubre. En mayo de este mismo año se hizo cargo del regimiento el Coronel Juan Urbano Palma veterano de la guerra de Cuba. El 13 de diciembre de 1923 tomó el poder el General Primo de Rivera y en Badajoz, el «Regimiento Castilla nº 16», ante los datos confusos que se tenían, quedó a la espera de órdenes concretas. En el «Memorial del Regimiento» consta que el segundo batallón marchó de expedicionario a Ceuta en el año 1924 y levantó el asedio de Solano, marchó sobre Río Martín y desde allí a Tetuán y Zinal. Precisamente fue en estos lugares donde el batallón consiguió los objetivos marcados, lo que le valió la felicitación del General Primo de Rivera.[114]

En Badajoz, el 15 de noviembre de 1924, tomó posesión del mando del regimiento el Coronel Pedro Calderón Delgado. Hay un hecho destacable que se produjo a finales de este mismo año y que fue la presencia del Músico mayor Bonifacio Gil que, junto al Capitán José Castillo, compusieron música y letra del «Himno del Castilla» que aun se canta con frecuencia en el «Patio de Armas» de la unidad. El músico Bonifacio Gil empezó su vida militar de tambor en el regimiento «La Lealtad» en Burgos, pasó al «Regimiento Zamora» en Ferrol como músico de primera y llegó a alcanzar el grado de «Comandante Director de Música»[115]​ En 1925 volvió a Badajoz el batallón expedicionario de África y quedó solamente una compañía en la zona de operaciones norteafricana. La guerra iba dando pasos decisivos hacia su fin y, en julio de 1925, se firmó un tratado de cooperación entre Francia y España que facilitó, mediante apoyo naval francés, el desembarco de tropas españolas en Alhucemas lo que aceleró el fin de la guerra. En la guarnición de Badajoz el regimiento siguió con la instrucción de los soldados y asistió a cuantos actos requerían su presencia para dar mayor realce a ellos. El 15 de septiembre de 1925 tomó el mando el Coronel Federico Fernández Sánchez Caro que ya conocía la plaza militar de Badajoz.

Traslado al Cuartel General Menacho

El 29 de noviembre de 1925 se recibió la orden de trasladar el «Regimiento de Gravelinas n.º 41» al nuevo cuartel General Menacho que en aquellos momentos era el primer cuartel extramuros de Badajoz y que estaba situado en el ángulo que formaban las carreteras de Olivenza y Valverde de Leganés y cercano a los glacis de Puerta del Pilar. En este lugar se edificó muy posteriormente, al marchar al nuevo cuartel de Sancha Brava, la «Residencia militar Gravelinas». Seis años más tarde, en 1931, fue el «Regimiento de Infantería Castilla nº 16» quien ocupó el citado cuartel. El regimiento contaba en esos momentos con tres batallones. Los dos primeros tenían tres compañías de fusiles y una de ametralladoras; el tercero estaba dotado con cuatro batallones de fusiles. El regimiento estaba encuadrado en la «Segunda División», «Primera Brigada de Infantería», mandada por el General Manuel Burguete Lana[116][117]

Guerra Civil Española

El periodo de conflictos militares, sociales y políticos que se desarrollaron en España entre el 18 de julio de 1936, fecha en la que se alzaron una serie de militares con sus ejércitos contra el gobierno republicano, y el 1 de abril de 1939 en la que el General Franco declaró su victoria, es el llamado periodo de la Guerra Civil Española y que afectó, como al resto de las fuerzas armadas, al «Regimiento de Infantería Castilla n.º16».

Años precedentes: de 1930 a 1936

En el año 1930 todavía se encontraba el regimiento del «Castilla n.º16» en el cuartel de San Francisco el Grande en Badajoz donde ya se empezaban a instalar servicios y dependencias que mejoraban el bienestar de los soldados. Continuaba la instrucción táctica en los glacis que existían frente a Puerta del Pilar y en la «cañada de Sancha Brava», a cuatro kilómetros de Badajoz, ya que tenía este la ventaja de poseer condiciones idóneas para los ejercicios de tiro.[118]​ En el plano político se nombró unos meses más tarde a Dámaso Berenguer, antiguo Alto Comisario Español en Marruecos, jefe del nuevo Gobierno tras la caída del de Miguel Primo de Rivera. Poco después de celebrar la fiesta de la patrona, la Inmaculada Concepción, entre los días 12 y 15 de diciembre de 1930 se produjeron dos pronunciamientos de signo republicano, uno en Jaca y otro en la base aérea madrileña de Cuatro Vientos. Ambos fracasaron pero tuvieron sus repercusiones en el «Castilla n.º16» ya que el Gobernador Militar de Badajoz, el General Alfrado Coronel Cubría, cumplió las órdenes que le dieron desde la Capitanía General de la I Región Militar y declaró el «estado de guerra» por lo que una sección del «Castilla n.º 16» acudió al edificio del Gobierno Militar para leer públicamente el «Bando» recibido. En 1931 el rey Alfonso XIII decidió marcharse para evitar confrontaciones entre los españoles, lo que facilitó la proclamación de la Segunda República Española que lo hizo el 14 de abril de ese mismo año.[119]

Unos días más tarde se presentó el nuevo coronel Joaquín Guerra Zagala que sustituyó al anterior por pase a la situación de retiro, Federico Fernández Sánchez-Caro que había estado en la Guerra de Cuba donde fue herido y se le concedió la Medalla de Sufrimientos por la Patria.[120]​ El nuevo coronel era un veterano de la «campaña del 98» y de la Guerra de Marruecos. Estuvo al mando del regimiento por Orden del 26 de mayo de 1931 pero durante poco tiempo debido a la reestructuración del Ejército que llevó a cabo en esas fechas el Gobierno de la Segunda República Española. En 1931, el regimiento del «Castilla n.º16» continuó con los servicios del destacamento en el penal de Ocaña, en el «polvorín de San Gabriel» y en el «Fuerte de San Cristobal», estos dos últimos en Badajoz.

Por orden del Gobierno del 26 de mayo, publicada en el Diario Oficial nº 115, se fusionaron los regimientos de «Castilla n.º16» con el de «Gravelinas n.º41» en uno que se denominó «Regimiento de Infantería de Línea n.º16». Se organizó en dos batallones y fue designado como primer jefe el Coronel Adolfo Roca Lafuente. El nuevo Ministro de la Guerra Manuel Azaña Díaz emprendió una serie de reformas para «modernizar la estructura» del Ejército. Creó una nueva escala de suboficiales y procuró mejorar las condiciones de vida en los cuarteles. Los cambios también afectaron a la cúpula militar ya que desapareció el «Consejo Supremo de Justicia Militar», clausuró la Academia General Militar y suprimió los grados de «capitanes generales» y «tenientes generales».

El 31 de diciembre de 1931 se declaró una huelga general y durante una manifestación en el pueblo de Castilblanco los manifestantes lincharon a cuatro guardias civiles. Este suceso afectó al regimiento pues realizó los servicios necesarios para paliar los efectos de la huelga desde el 29 de diciembre hasta el 6 de enero de 1932. Por otro lado, se celebró en su propio acuartelamiento el Consejo de Guerra contra los manifestantes que causaron los sucesos acaecidos en ese pueblo.[121]​ Durante los siguientes meses de 1932, el «Regimiento de Infantería de Línea n.º16» seguía presente en el penal de Ocaña y con una compañía en la ciudad de Huelva. Al Coronel Roca le sustituyó el Coronel José Cantero Ortega que fue nombrado para este cargo en el Decreto Oficial n.º49 con fecha de 24 de marzo de 1932 y que había pasado casi toda su vida militar en el norte de África donde se le condecoró por sus actuaciones.[122]

El «Regimiento de Infantería de Línea n.º16» comenzó el año 1933 de guarnición en el cuartel de Menacho en Badajoz excepto el destacamento que apoyaba la seguridad del penal de Ocaña. Durante el año 1934 el regimiento siguió en Badajoz con efectivos destacados en el penal de Ocaña, en el «Fuerte de San Cristobal» y en el «polvorín de San Gabriel». En el año siguiente, 1935, el regimiento volvió a tomar su sobrenombre de «Castilla» mediante un decreto de 25 de junio que fue publicado en el Diario Oficial n.º 145, lo que significaba recuperar un nombre que suponía una tradición y símbolo de identidad histórico.

Año 1936

En enero de 1936 se disolvió el Parlamento y el Gobierno convocó unas elecciones que se celebraron en febrero y que fueron ganadas por el Frente Popular —coalición de partidos republicanos y de izquierdas— y fue Manuel Azaña el encargado de formar gobierno. Mientras tanto, el regimiento del «Castilla n.º3» —así se denominaba sugún Decreto Oficial n.º 25 del 23 de abril— continuaba de guarnición en su cuartel con aparente normalidad.[123]​ El 10 de mayo fue elegido Manuel Azaña como Presidente de la República. A partir de entonces se produjeron una serie de sucesos que alteraron el futuro de España como el asesinato del Teniente Castillo de los Guardias de Asalto cometido el 12 de julio y el de José Calvo Sotelo, ex ministro de hacienda del General Primo de Rivera al día siguiente. El General Francisco Franco, Capitán General de Canarias, inició la sublevación en Marruecos a donde llegó por vía aérea, concretamente a Tetuán, el día 19 de julio al que se adhirieron Galicia, Cáceres, Sevilla, Galicia, etc pero no lo hicieron en Madrid ni en Barcelona. El General Sanjurjo, que en aquellos momentos era el líder natural de los sublevados, murió en el acto al día siguiente cuando su avión, al despegar de Lisboa con dirección a Sevilla, se estrelló.

El 21 de julio partieron para Madrid dos compañías del entonces «Castilla n.º 3», la 3ª y la 4ª, al mando del Comandante José Ruiz Farrona para reforzar la capital de la República y combatir en la Sierra de Guadarrama, concretamente en el Alto de los Leones.[124]​ A primeros de agosto marcharon los sublevados con dirección a Madrid y en vez de hacerlo por Córdoba decidieron hacerlo por Extremadura ya que la resistencia republicana en la ciudad andaluza era muy fuerte. Se libraron varios combates en los que tomó parte el «Regimiento de Infantería Castilla n.º3» que defendía la zona republicana pero cayeron pueblos como Almendralejo, Mérida y Villafranca de los Barros en poder de las fuerzas que mandaba el entonces Teniente Coronel Yagüe.

Como era muy arriesgado para las topas franquistas seguir hacia Madrid dejando Badajoz detrás, ya que en esta ciudad había 500 soldados del «Castilla n.º 3» y unos 3000 milicianos armados por orden del Coronel Puigdendolas, decidieron marchar hacia Mérida y Badajoz al mando del Teniente Coronel Yagüe. Esta columna estaba formada por una «bandera de la Legión», un tabor marroquí y los servicios de zapadores, sanidad e intendencia; estas fuerzas sumaban un total de 45 000 hombres.[125]

Archivo:Sublevados Guareña.jpg
Entrada de las tropas sublevadas en el pueblo de Guareña (Badajoz), en septiembre de 1936.

Para tomar Badajoz, las tropas sublevadas instalaron la artillería, formada por tres baterías, sobre «Cerro Gordo» —un altozano que domina en la distancia a Badajoz— la cual estaba mandada por el Capitán Luis Alarcón de la Lastra. El jueves 13 de agosto , a las tres de la tarde, se dio la orden de ataque. La defensa, que estaba en manos de milicianos, se centraba sobre el cuartel de Menacho y la «Puerta de Trinidad». Badajoz estaba aislada tanto por tren como por carretera y ni siquiera podía recibir ayuda por aire pues los aviones del Teniente Coronel Yagüe despegaban de un aeródromo cercano a la ciudad portuguesa y fronteriza de Elvas.[126]​ El Teniente Coronel Yagüe mandó envolver Badajoz para lo que envió al Comandante Castejón hacia el «Cuertel de Menacho» y al Teniente Coronel Asensio a «Puerta de la Trinidad». Castejón logró entrar en el cuartel, que estaba defendido por el «Castilla n.º 16», mientras que los legionarios de Asensio tomaron «Puerta de la Trinidad» a bayoneta calada. Mucho más duro fue el combate en Puerta del Pilar ya que de la compañía que la tomó por asalto solo sobrevivieron el capitán, un cabo y catorce soldados, pero al final las tropas de Castejón pudieron entrar por ese lugar. Empezó entonces una cruenta represión fusilando a todos los que empuñaron un arma contra las tropas franquistas.[127]​ A partir de la toma de Badajoz por las fuerzas franquistas, el Teniente Coronel Fernando Acosta Roldán reorganizó el regimiento —ya bajo las órdenes de Franco— y a partir del 19 de agosto tuvo como jefe al Comandante Eduardo Cañizares Navarro.

Creación y acciones de los nuevos batallones
  • I Batallón: Se creó el 19 de agosto bajo el mando del Comandante Fernando Ramos y Díaz de Villa
  • II Batallón: Se creó el mismo 19 de agosto y su jefe fue el Comandante José Álvarez Rodríguez
  • III Batallón: Se creo el 1 de septiembre al mando del Comandante Ildefonso Medina Mogollón.
  • IV Batallón: Se empezó a organizar el 6 de septiembre. Su jefe fue el Comandante Bartolomé Guerrero.
  • V Batallón: Se empezó a organizar a primeros de octubre.
  • VI Batallón: Se organizó a primeros de noviembre y el día 3 del mismo mes ya salió de servicio.
  • VII Batallón: Se organizó en el mes de diciembre y quedó de servicio en Badajoz.
  • VIII Batallón: Se creó el 31 de diciembre.

El regimiento terminó el año con ocho batallones y el año siguiente —1937— se amplió su número.[128]

Año 1937

El ejército republicano creó a partir de mayo el VII Cuerpo de Ejército al mando del Teniente Coronel Ruiz Farrona y estableció su base de operaciones en Cabeza del Buey. Por parte del ejército franquista, la «División de Badajoz» pasó a ser la «División 21» y estaba compuesta por dos brigadas. La primera tenía en sus filas, además de otras unidades, a los batallones III, IV, V, VIII y IX del «Castilla» y estaba mandada por el Teniente Coronel Luis Oliver. La segunda brigada, bajo el mando del Teniente Coronel Alfonso Gómez Cobián, también tuvo en sus filas batallones del «Castilla»: concretamente los batallones II, VI, IX y X. Desde el año 1936 no se registraban mayores concentraciones de fuerzas de ambos bandos en Extremadura.[129]​ El fin principal del ejército franquista era cercar la zona de Mérida donde se agruparon gran cantidad de tropas republicanas, a modo de una «bolsa», para que no tuvieran posibilidades de aprovisionamiento desde el exterior. La operación comenzó el 20 de julio y el 24 del mismo mes se unieron las dos brigadas franquistas y la dieron por finalizada, si bien en días sucesivos procedieron a conquistar los pueblos más importantes de la zona.[130]

El resto del año lo pasaron los diferentes batallones del «Castilla» en combate por la práctica totalidad de la península pero ya como batallones independientes, unidos a diversos cuerpos de ejército y unidades. Lo más destacable de las operaciones fueron las llevadas a cabo del 16 al 19 de marzo por el III Batallón del «Castilla» al mando del Teniente Corinel Álvarez Rementería en la localidad cordobesa de Villanueva del Duque por lo que se le concedió al batallón la Medalla Militar Colectiva y la Medalla Militar Individual para el jefe de esas tropas, Comandante Ildefonso Medina Mogollón.[131]​ Esta condecoración se cedió al «Regimiento de Infantería Castilla n.º 16» y se depositó en su «Sala de Estandartes».[132]

Año 1938

Las acciones bélicas del I al XIV Batallón se desarrollaron por toda Extremadura, tanto en la provincia de Cáceres como en la de Badajoz. Al IX Batallón se le concedió la Medalla Militar Colectiva por sus acciones en los frentes de Villagonzalo, Guareña, Palomasy el vértice de Cabezuela, sobre todo por las que tuvo en este último lugar ya que el ejército republicano lo atacó repetidamente y repelieron los ataques con inferioridad de tropas y medios. El 2 de octubre se trasladó al frente de Córdoba por lo que el «221 Batallón» —que operaba en la zona de Hornachos y Azuaga— posteriormente fue enviado a Córdoba donde terminó el año. El «IV Batallón de Trabajadores» operó entre la zona de La Llerena y Castuera. El «301 Batallón de Guarnación» pasó el año entre San Vicente de Alcántara y Algeciras al igual «302 Batallón de Guarnición». El «401 Batallón de Orden Público» pasó prácticamente todo el año en Badajoz y fue enviado a finales del mismo a Talavera de la Reina. El «901 Batallón de Guarnición» empezó el año en Mérida y lo finalizó trasladado a Don Benito. El «222 Batallón de Guarnición» empezó el año en Aguilar de la Frontera, operó en la Sierra de Acebuche y lo terminó en Cabeza del Buey. A primeros de marzo se organizó el «104 Batallón de Trabajadores» y empezó con trabajos de fortificaciones en Mérida, Oliva de Mérida y Valdetorres. Finalizó el año en Castuera con su trabajo de inicio y mejora de fortificaciones. En el mes de abril se formó el «XV Batallón» en Almendralejo, pasó a operar en el frente de Retamal de Llerena y terminó el año en el frente de Córdoba. Al mes siguiente —en mayo— se creó el «131 Batallón de Trabajadores» en Mérida. Posteriormente se trasladó a Fuente Ovejuna y más tarde a Monterrubio de la Serena donde continuó con trabajos de fortificación y arreglo de pistas y carreteras, donde finalizó el año. A principios de julio se organizó el «133 Batallón de Trabajadores» en el pueblo extremeño de Los Santos de Maimona y desarrolló sus trabajos específicos en los pueblos de Valdetorres y Santa Amalia, ambos en la provincia de Badajoz, donde terminó el año. En el mes de agosto se formó en Don Benito el «112 Batallón de Trabajadores» y estuvo en esta zona todo lo que restaba del año 1938. El 1 de noviembre se formó en Badajoz el «376 Batallón de Guarnición» que permaneció en esta ciudad con sus trabajos de carga y descarga de material de intendencia hasta finales de año. Por último, en diciembre se creó el «158 Batallón de Trabajadores» en el pueblo cordobés de Montilla donde se quedó establemente hasta finales de año.[133]

Año 1939

El «Regimiento de Infantería Castilla n.º 3» que es como se llamaba al «Castilla n.º 16» en esa época, comenzó el año 1939 con diecisiete «batallones de armas», seis «batallones de trabajadores», cuatro «batallones de guarnición» y uno de «orden público».[134]​ Como el frente de Extremadura se reactivó por ataques de los republicanos para distraer a las tropas enemigas del frente de Cataluña, la fuerzas franquistas enviaron grandes refuerzos y ante esta situación los republicanos decidieron replegarse.

Aun así se siguieron creando batallones del «Castilla» y a principios del mes de enero se creó el «203 Batallón de Trabajadores» con base en Cerro Muriano, en la provincia de Córdoba hasta finales de la guerra. A principios de febrero se creó el «144 Batallón» en Cáceres y después de pasar por las provincias de Huelva y Córdoba se trasladó a Jaén hasta que se disolvió, a finales de julio, y entró a formar parte del «XIV Batallón» del «Castilla». El «I Batallón» empezó el año acuartelado en Granada y más tarde se trasladó a la localidad cordobesa de Peñarrolla, al igual que el «VII Batallón». El«II Batallón» continuó en las zonas de Castuera y Campanario y meses más tarde lo enviaron a ocupar los pueblos de la zona de Almadén y estuvo acompañado algunos meses por los batallones VI, VIII, XI, XII y XIII. El «III Batallón» pasó el año 1939 entre las provincias de Córdoba y Jaén junto al «IX Batallón». El «IV Batallón» operó en los pueblos de las provincias de Almería y Sevilla. El «V Batallón» continuó todo el año en el frente de Madrid y patrulló por Pozuelo de Alarcón y San Lorenzo del Escorial. Los batallones X, XIV y XV operaron todo el año por los pueblos de la provincia de Jaén. Los batallones 221 y 222 tomaron parte en las batallas que tuvieron lugar en Peñarrolla y Cabeza del Buey de donde partió el 222 Batallón para Tarifa para prestar servicios de guarnición y fue disuelto en septiembre ya que pasó a formar parte del «Regimiento de Infantería n.º 7» que estaba de guarnición en Algeciras.[135]

El «4º Batallón de Trabajadores» estuvo en Castuera hasta que en el mes de julio lo trasladaron al pueblo gaditano de La Almoraima donde fue disuelto. El «301 Batallón de Guarnición» estuvo en Larache hasta que en el mes de julio fue disuelto y licenciaron al personal que lo componía, lo mismo que le ocurrió al «302 Batallón de Guarnición» con la diferencia de que este último prestaba servicios de seguridad en el frente de Madrid. De igual modo que los anteriores, los batallones «376 de Guarnición», «159, 104, 131, 133, 112 y 203 de Trabajadores», «401 de Orden Público» y «901 de Guarnición» fueron disueltos y su personal licenciado. [136]

A partir del 1 de octubre y por lo que ordenaba el Decreto de 24 de julio de 1939 —publicado en el Boletín Oficial del Estado n.º 206— se reorganizó el ejército y, por tanto, también el «Castilla», que se estableció en Badajoz con el nombre de «Regimiento de Infantería Castilla n.º 3» al mando del Teniente Coronel Bartolomé Riera Maestre al que meses más tarde sustituyó el Teniente Coronel Ildefonso Medina Mogollón.[137]

Conflicto bélico en Ifni y Sáhara

Desfile del Rgto Infantería Castilla nº 16 con el Comandante Rovira Recio al frente.

Pasado el conflicto de la guerra civil y unos años de la posguerra, el 22 de febrero de 1957, por Orden Ministerial del día 8 del mismo mes, que se publicó en el Diario Oficial nº 36, se presentó el Coronel Luis Valero Coll para tomar el mando del regimiento. Como comandante ayudante de este coronel estaba Adolfo Rovira Recio, que más tarde fue el primer jefe del Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla nº 16 cuando llegaron a Badajoz los primeros carros de combate destinados a este regimiento.[138]​ A partir de 1957 la agrupación de reclutas marchaban al llano existente en la cañada de Sancha Brava que dista de Badajoz unos cuatro kilómetros, zona en la que posteriormente se edificó el cuartel de Sancha Brava, donde iniciaban su periodo de instrucción. El mando lo tuvieron, alternativamente, los Comandantes Carapeto Salgado y Rovira Recio.

Desde principios de 1957 se venían produciendo actos de sabotaje esporádicos en Ifni lo que hacía prever que se recrudecerían en el futuro. En la madrugada 23 de noviembre de este mismo año se infiltraron varios elementos en la ciudad de Sidi Ifni y fueron descubiertos por un centinela que dio la voz de «¡Alto! ¿Quien va?»; al no obtener respuesta disparó su arma produciéndose un tiroteo. Al mismo tiempo, lo que confirmó que había una acción coordinada por los moros, fueron atacados varios destacamentos situados en torno a Sidi y también comenzaron los hostigamientos en el Sáhara Español. A la vista de estos incidentes, en España se prepararon varios batallones expedicionarios, entre ellos uno del «Castilla n.º 16» que fue destinado a Villa Cisneros al mando del Comandante Carapeto. El 29 de noviembre de 1957 embarcaron en el barco «Ciudad de Oviedo», hicieron escala en Las Palmas de Gran Canaria y llegaron el 9 de diciembre a las «playas de Sarga» en la Península de Río de Oro. A partir del día siguiente el «Castilla nº 16» empezó a prestar sus servicios de guarnición en campaña.[139]

Banderín del batallón expedicionario del Castilla n.º 16 a Sidi Ifni.

No solo lucharon contra las fuerzas enemigas; el «Regimiento expedicionario del Castilla n.º 16» luchó contra la sed pues la ración diaria de agua era lo que cabía en una lata vacía de leche condensada. En gran medida, la sed era producto de la ración de comida que se les daba: 60 gramos de chocolate y una lata de sardinas. Como el pan llegaba en pésimas condiciones, llenos de bichos negros, el hambre fue otro enemigo a batir. Da idea de esta escasez el que la «cena de Nochebuena» se limitó a un plato de judías, un huevo duro y una cerveza.[140]​ Y no solo sufrieron esto; el médico del batallón enfermó en Las Palmas de Gran Canaria y se quedaron las tropas sin este servicio primordial, servicio que prestó el alférez de complemento Ángel Fernández Gaitán que era médico.[141]​ A pesar de estas dificultades, el batallón estuvo en continuo contacto bélico con los moros en un terreno muy conocido por el ellos y muy hostil para los españoles. Ni siquiera los «monos» que llevaban les facilitaban las cosas pues, al ser azules, destacaban sobre la arena blanca del desierto y los hacían blancos fáciles. Queda el dato de que, en una encarnizada batalla, de las últimas que se libraron, se consumieron 13 000 cartuchos del calibre 7,92 mm y 4000 del 9 mm teniendo en cuenta que las armas que portaban los españoles no «ametrallaban», es decir que se hacían los disparos de uno en uno.

También estuvo presente el batallón en la ofensiva final del 20 de febrero de 1958. El 3 de junio embarcó el batallón expedicionario en los cañoneros «Vasco Núñez de Balboa» y «Magallanes» y en el buque minador «Eolo» rumbo a Las Palmas de Gran Canaria. Cinco días más tarde embarcaron en la turbonave «Montserrat» con dirección a Algeciras y ese mismo día emprendieron viaje por vía férrea hacia Badajoz. En el acto en honor del batallón y del regimiento se impusieron la Cruz del Mérito Militar de plata a setenta y ocho cabos y soldados, la Medalla de Sufrimientos por la Patria al soldado Leandro Márquez Rosa y la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo a los mandos del batallón.[142]

Nuevas denominaciones de la unidad

Bandera de la Agrupación de Infantería Independiente Castilla nº 16.

En cumplimiento de la Instrucción General nº 160-115 del 15 de enero de 1960 que dictó el Estado Mayor del Ejército el 1 de marzo de ese mismo año, este regimiento tomó el nombre de Agrupación de Infantería Independiente Castilla nº 16. El mando recayó en el Coronel Justel Cadierno al que siguió, por ascenso de este, el Coronel Alfonso Ten Turón. Le siguió en el mando el Coronel Enrique Gastesi Barreiro y este le pasó el mando al Coronel Enrique de Muslera Fernández. El 21 de septiembre y por Orden Circular del 1 del mismo mes, publicado en el Diario Oficial nº 201, se incorporó a este puesto el Teniente Coronel Adolfo Rovira Recio que años más tarde fue el primer jefe del «Batallón de Carros de Combate del Regimiento del Castilla n.º 16».

El 31 de marzo de 1963 el regimiento volvió a cambiar de nombre con arreglo a lo dispuesto en la Instrucción General nº 163-132 del Estado Mayor del Ejército. A partir del 1 de abril de 1963 se denominó Regimiento de Infantería Independiente Castilla nº 16. El 17 de febrero de 1966 se nombró jefe del batallón de carros de combate al Teniente Coronel Adolfo Rovira Recio y el 30 de septiembre, cuando pasó revista al Regimiento el General Pedro Merry Gordon, le entregó el mando del regimiento al citado Teniente Coronel Rovira ya que la plaza de coronel estaba vacante.[143]​ En el año 1965 y con motivo de la reorganización del Ejército, este Regimiento pasó a llamarse Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla nº 16 según la Instrucción Regional nº A-58-65, y formó parte de la Brigada de Infantería Mecanizada "Extremadura" XI de la División de Infantería Mecanizada Guzmán El Bueno n.º 2 del Ejército de Intervención Inmediata.

Nuevo cuartel de Sancha Brava

En el mes de marzo de 1966 se inició el traslado del «Mando y Plana Mayor» del regimiento al nuevo cuartel de «Sancha Brava» sito en la carretera de Badajoz a Valverde de Leganés, a unos cuatro kilómetros de la capital y a continuación se trasladó el 6 de junio el batallón mecanizado. El 17 de noviembre se hizo cargo del regimiento el Coronel Fidel Cátera Román que fue destinado al mismo por Orden Circular del 28 de octubre que se publicó en el Diario Oficial nº 245. Le hizo la entrega del mando del regimiento su jefe, el Teniente Coronel Adolfo Rovira Recio. Según llegaban los carros de combate tipo M-47, se fueron distribuyendo entre las diversas compañías del batallón. En estas fechas cesó en el mando por ascenso a coronel su jefe, el Teniente Coronel Adolfo Rovira Recio.

Vista aérea del cuartel de Sancha Brava.
Vista aérea del cuartel de Sancha Brava.  
Archivo:Desfile carros combate-S. Brava-1972.jpg
Desfile carros de combate en cuartel Sancha Brava en 1972.
Desfile carros de combate en cuartel Sancha Brava en 1972.  
Tte.Coronel Rovira en carro 001. Desfile en 1972.
Tte.Coronel Rovira en carro 001. Desfile en 1972.  
Banderín del RIMZ Castilla nº 16.
Banderín del RIMZ Castilla nº 16. 

El 10 de noviembre de 1968 se produjo un hecho importante en el regimiento: Extremadura y el Instituto de Cultura Hispánica rindieron homenaje al Ejército Español simbolizado en esta ocasión en el Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla n.º 16 aprovecharon el acto para bendecir y entregar un estandarte que ofreció el Ayuntamiento de Badajoz. A las once de la mañana llegó el capitán general de la II Región Militar Manuel Chamorro Martínez. Una vez oida la Santa Misa, los abanderados marcharon a sus puestos frente a la formación. Después de una alocución del coronel la compañía de fusileros efectuó una cerrada descarga y, mientras sonaba el himno nacional, la bandera y estandartes se retiraron a la sala correspondiente. A continuación se procedió al desfile de las fuerzas haciéndolo en último lugar el batallón de carros de combate M-47, cada uno con el nombre de un conquistador extremeño, por lo que este batallón se llamó de «La Hispanidad». Asistieron al acto los representantes de los pueblos que entregaron las placas con los nombres de los conquistadores nacidos en ellos.[144]

Base General Menacho

A comienzos de 1970 continuó como Coronel Fidél Cátedra Román, al que anteriormente se le había impuesto la «Cruz al Mérito Militar» con distintivo blanco. En junio de 1972 se recibió la visita del Ministro del Ejército Juan Castañón de Mena el cual felicitó a los mandos por la buena preparación de las fuerzas revistadas. Entre ejercicios militares como el «Pegasus-98», «Replay-94», las misiones de paz en Bosnia y Croacia, etc. pasaron los años sin descanso y sin cansancio. El 29 de mayo de 1999 empezó el principio del fin el acuartelamiento de Sancha Brava y por ello se celebró en la «Plaza de Armas» un emotivo acto de despedida. El 30 de junio de ese año se publicó la última «orden» del «Acuartelamiento de Sancha Brava». El Regimiento de Infantería Mecanizada Castilla nº 16, sucesor del Regimiento de Infantería Castilla nº 16 comenzó las operaciones de traslado a la Base General Menacho en Botoa, a unos quince kilómetros de Badajoz, donde presta sus servicios militares al país.

Monumento a la Inmaculada Concepción.
Monumento a la Inmaculada Concepción.  
Carro de combate en la Base General Menacho.
Carro de combate en la Base General Menacho.  
Patio de la zona de mando de la Base General Menacho.
Patio de la zona de mando de la Base General Menacho. 

Jefes del regimiento desde su fundación

Cadena de mando del Regimiento, ininterrumpida desde su creación por Don Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo y Salm-Salm, Duque del Infantado y primer Coronel del Regimiento:[145]

1793-Duque del Infantado 1795-Don Antonio Senra 1796-Don Antonio Correa 1802-Don José Panés 1808-Don Ignacio Martínez Vallejo 1808-Don Gaspar Francos 1812-Don Francisco Hevia 1813-Don Francisco Bocelli
1815-Don Manuel Nava Campomanes 1820-Don José Marcos de Sáinz 1822-Don Pedro Antonio Barrena 1823-Don Narciso Pereda 1828-Don Francisco Sanjuanena 1835-Don Félix Carrera 1836-Don Santos San Miguel y Valledor 1837-Don Miguel Mir de González
1840-Don Miguel Mir de González 1844-Don Ramón Nouvilas Rafols 1849-Don Francisco de la Rocha y Dugi 1857-Don Antonio Navazo y Teresa 1859-Don Eduardo Aldanese Urquidi 1864-Don José Velarde 1865-Don Melitón Andrés Rodríguez 1866-Don José Oliva
1867-Don Ramón de la Torre Bordono 1868-Don José Cheriff y Monroy 1869-Don José Faura y Serra 1871-Don José Pierrat Iniesta 1872-Don Félix Aburruza Manzanares 1873-Don José Pierrat Iniesta 1874-Don Antonio Ciriza Sánchez 1876-Don Pascual de la Calle Iguibert
1878-Don Emilio Ferrer y Sarasa 1880-Don Leonardo Fernández Ruiz 1887-Don Manuel Ortega y S. Muñóz 1889-Don José Máruqez Torres 1890-Don Joaquín Gutiérrez Villuendas 1893-Don Francisco Salinero Beliver 1894-Don Gabriel Gelabert Vallecilla 1896-Don Cándido Hernández de Velasco
1897-Don Domingo Recio Martínez 1907-Don Vicente Ambel Cárdenas 1912-Don José Martínez Pedréira 1914-Don Manuel Elías Prats 1916-Don Reynaldo Carrero Ventura 1918-Don Francisco Sosa Arbelo 1920-Don Luis Navarro A. de Celada 1923-Don Juan Urbano Palma
1925-Don Pedro Calderón Delgado 1926-Don Federico Hernández S-Caro 1931-Don Joaquín Guerra Zagala 1932-Don Adolfo Roca Lapuente 1933-Don José Cantero Ortega 1936-Don Eduardo Cañizares Navarro 1938-Don Luis Oliver Rubio 1939-Don Bartolomé Riera Ortega. T.Col
1940-Don Bernabé Ortiz Esparraguera.T.Col 1942-Don José Izquierdo Arroyo 1945-Don Ildefonso Medina Mogollón 1951-Don Leopoldo García Rodríguez 1952-Don Ildefonso Medina Mogollón 1953-Don Juan Gutiérrez-Maturana Matheu 1957-Don Luis Valero Col 1960-Don Cesáreo Justel Cadierno
1962-Don Enrique Gastesi Barreiro 1963-Don Enrique de Muslera González 1966-Don Fidel Cátedra Román 1970-Don Gervasio Martín Cotano 1972-Don Juan Camacho Collazo 1976-Don Leandro Blanco González 1980-Don José Cruz Requejo 1980-Don Pedro Vallespín González-Valdés
1981-Don Carlos Torres Espiga 1984-Don Hermenegildo García Briones 1985-Don Celestino Sanz Hurtado de Mendoza 1987-Don Tomás Quecedo González 1989-Don José Gallego del Pueyo 1991-Don Oliverio Celemín Peña 1993-Don Francisco M. García Almenta Dobón 1995-Don Juan José Antolín Heriz
1997-Don José Manuel Mollá Ayuso 1999-Don Alfonso Guillén Regodón 2001-Don Luis Martín Aragonés 2003-Don Alberto Asarta Cuevas 2005-Don Nicolás de Bari Millán Cruz 2007-Don Santiago Cubas Roig 2009-Don Jerónimo de Gregorio y Monmeneu 2011-Don Pedro José Cabanach Villa

Enseñas históricas

En el Museo del Ejército se guardan ocho banderas, seis con colores nacionales y dos blancas.[146]

  • «Bandera Coronela», de color blanco.
  • «Bandera del Batallón», de color blanco.

Las que tienen los colores de la bandera nacional son las siguientes:

  • Dos entregadas al regimiento el 16 de julio de 1845 en Pamplona.
  • Dos que sustituyen a las anteriores que fueron entregadas el día 16 de julio de 1876 en Vitoria.
  • Dos, que a su vez sustituyen a las anteriores, se entregaron el día 7 de mayo de 1902 en Badajoz.
  • Una de las anteriores fue cambiada en 1941 y se depositó la antigua en el Museo del Ejército.
  • En el año 1968, la otra fue sustituida por un estandarte al pasar el regimiento a ser «unidad mecanizada».
  • Este estandarte se cambió el 18 de diciembre de 1983 por otro como consecuencia del cambio del Escudo Nacional y se entregó al Ayuntamiento de Badajoz para su custodia.

Himno del regimiento

El himno del regimiento fue compuesto por el Músico Mayor Bonifacio Gil en 1924. La partitura original se conserva en el museo del RIMZ Castilla n.º 16 en Botoa (Badajoz). Bonifacio Gil empezó su vida militar de tambor en el regimiento «La Lealtad» en Burgos, pasó al «Regimiento Zamora» en Ferrol como músico de primera y llegó a alcanzar el grado de «Comandante Director de Música».[147]​ La letra la compuso el Capitán José Castillo. Dicho himno es el siguiente:

Soldado soy del Castilla
del 16 Regimiento
he de mostrarme contento
y de sentir alegría
||
Feliz la de ser Soldado
en Patria de libertades
libertades conquistadas
con la sangra derramada
al calor de un ¡Viva España!
||
Atacar, atacar
atacar con valor
saber vencer o morir
Por honor y por hombría
el Soldado Español
ha de conservar su historia
más que su vida, su gloria
||
El lema que es nuestro honor
ser siempre fiel yo prometo
gritando con energía
saber vencer o morir
CASTILLA fue siempre así
||
Letra del Capitán José Castillo
Música del Músico mayor Bonifacio Gil

Notas y referencias

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  3. Gil Álvaro, Antonio (1893). Glosas de la Infantería Española. Madrid. p. 117. 
  4. Guillén, Villasán, Rangel, Durán, García Ramos y varios más (2001). Memoria de una epopeya. RIMZ Castilla 16. pp. 42-46. 
  5. Ministerio de Defensa. «Brigada Mecanizada "EXTREMADURA" XI». Consultado el 24 de mayo de 2013. 
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  9. JUANVI. «La Infantería Española y sus Regimientos». Consultado el 24 de mayo de 2013. «Castilla Nº 16». 
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  11. RIMZ Castilla 16 (2001). Mamoria de una epopeya. RIMZ Castilla 16. p. 596. 
  12. RIMZ Castilla 16 (2001). Memoria de una epopeya. p. 597.  |autor= y |apellidos= redundantes (ayuda)
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  14. RIMZ Castilla 16; Guillén, (2001). Memoria de una epopeya.: 26 y 27. 
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  16. RIMZ Castilla 16; Varios (2001). Memoria de una epopeya.: Cap. I; 32. 
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