Diferencia entre revisiones de «Castilla»

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El idioma propio del territorio castellano es el [[idioma español|castellano]], [[lengua romance]] del [[Grupo Ibero-Romance|grupo ibérico]], idioma que tuvo aquí su lugar de nacimiento y de bautismo.
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Castilla es el nombre de una extensa región histórica española de límites difusos, resultado de la evolución del primitivo y reducido Condado de Castilla (siglos IX a XI), pasando por el Reino de Castilla (siglos XI a XIII), la extensa Corona de Castilla (siglos XIII a XIX), las regiones administrativas de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva (siglos XIX a XX) y las diversas autonomías que de esas regiones surgieron (a partir de finales del siglo XX).

Siendo geográfica, cultural y políticamente diversas las interpretaciones sobre la realidad castellana desde antiguo (de manera acentuada a partir del último cuarto del siglo XX), casi todas las versiones coincidien en situar Castilla -de manera bastante exacta- sobre el área casi total de la Meseta Central ibérica, con añadidos o sustracciones territoriales, según quien argumente.


Etimología

Pendón de Castilla de color carmesí.

Castilla (nombrada en los primeros documentos en castellano antiguo como Castella o Castiella) significa etimológicamente «castillos», en alusión a las fortificaciones levantadas durante la Reconquista. Los historiadores árabes la denominaba al-Qila y su nombre aparece justificado como tierra sembrada de castillos. El término vendría del latín castellum, diminutivo éste a su vez del término castrum, castro, fortificación de la Iberia prerromana.


Se considera que el nombre de Castilla nació testimonialmente el 15 de septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio de Emeterio de Taranco de Mena situado en esta localidad. El nombre de Castilla aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos, incluido en el Becerro Galicano del monasterio de san Millán de la Cogolla y dice así:

Ego Vitulus abba, quamuis indignus omnium seruorum dei seruus, una cum cogermano meo Erbigio presbytero, cum domnos et patronos meos sanctos Emeteri et Celedoni, cuius basilica extirpe manibus nostris construximus ego Vitulus abba et frater meus Erbigius in loco qui dicitur Taranco in territorio mainense, et sancti Martini, quem sub subbicionem Mene manibus nostris fundauimus ipsam basilicam in ciuitate de area patriniani IN TERRITORIO CASTELLE et sancti Stefani, cuius basilicam manibus nostris fundauimus in loco qui dicitur Burcenia in territorio Mainense [...][1][2]

En el mismo libro aparece otro documento fundacional fechado el 4 de julio de 852, por el que se dispone la construcción del cenobio de san Martín de Herrán:

Facta scriptura sub era octogessima nonagessima, tertia feria, quarto nonas iulias, regnante Rodericus comite in CASTELLA.[3]

La Castilla a la que se alude en estas fuentes se refiere al territorio que se extiende desde la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica hasta las localidades de Mena, Losa, Sotoscueva, Brañosera, Aguilar de Campoo, Tedeja, Puentelarrá y Valpuesta. Posteriormente, bajo la misma denominación se incluirá a toda la Bardulia altomedieval, como se refleja en la Historia Silense o en la Crónica de Alfonso III:

[...] Bardulies qui nunc uocitatur Castella [...][4]
Bardulia, a la que ahora llamaremos Castilla

El territorio donde nació la primigenia Castilla (norte de la provincia de Burgos y parte de las adyacentes de Palencia, Álava y Cantabria) era denominada Bardulia. A partir del siglo IX será cuando se empieza a extender el uso del término "Castilla".

Distribución geográfica

En la actualidad son dos las comunidades autónomas españolas nominalmente castellanas, ya que mantienen el topónimo en su propia denominación oficial: Castilla y León y Castilla-La Mancha. Una tercera, la Comunidad de Madrid es considerada castellana también, enclaustramiento geográfico aparte, por los propios planteamientos de su Estatuto de Autonomía, habiéndose originado su proceso autonómico más en expresión del interés estatal que por desafección popular a la castellanidad del territorio.[5]

Tras un milenio de existencia, con muy diferentes fronteras, extensiones y consideraciones geográficas, Castilla fue considerada durante 150 años (desde la división territorial por provincias del estado a cargo del andaluz Javier de Burgos de 1833, hasta el actual ordenamiento autonómico de España, 1979-1983), como compuesta por las antiguas regiones de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva (a partir del siglo XVI comienzan a aparecer los primeros mapas donde se emplea la denominación de Castilla La Nueva en lugar de Reino de Toledo). Según esta visión decimonónica, Castilla correspondía a las siguientes provincias de España (de norte a sur):

Castilla y resto de regiones españolas en 1770.
Castillo de Fuensaldaña, en la provincia de Valladolid.

Atendiendo a criterios históricos, otros autores incluyen también la comarca de Requena-Utiel, actualmente dentro de Valencia (a la que se unió en 1855, proveniente de la provincia de Cuenca), la de los Llanos de Villena, también en la Comunidad Valenciana, o la de Plasencia (actualmente en Cáceres).

Mención especial merecen cuatro provincias:

La de Albacete, reintegrada -tras el siglo y medio de nominalidad murciana- a la órbita castellana en 1983, con la creación de Castilla-La Mancha, las de Salamanca y Zamora, con una fuerte identificación histórica y cultural con el conjunto castellano (muy especialmente en su tercio oriental), pero cuestionadas como tales por el leonesismo y, finalmente, la provincia de León, que constituye hoy día el territorio -Cantabria y La Rioja aparte- más fuertemente cuestionado como integrante de Castilla, por historia, idiomas propios (gallego y leonés) y voluntad popular, que -sin alcanzar porcentajes mayoritarios- aboga por la separación de la autonomía castellano-leonesa.

Otros autores, como Anselmo Carretero o Manuel González Herrero, eliminan de la órbita castellana:

  • La Liébana, por no tener el castellano como lengua propia, sino el lebaniego, dialecto del astur-leonés.
  • La parte occidental de las provincias de Valladolid y Palencia, territorios disputados -en el medievo- entre los reinos de León y de Castilla (si bien incorporados definitivamente a Castilla por Alfonso VIII).
  • Las provincias de Toledo y Ciudad Real, por haber pertenecido al Reino de Toledo, y en las que se aplicaba el derecho visigótico, ajeno a la tradición legal de Castilla, basada en la costumbre. No obstante, hay que señalar que estos autores ignoran el hecho de que las leyes del Fuero Juzgo sólo eran de aplicación a los habitantes mozárabes de esos territorios, no a los repobladores de origen castellano. Éstos disponían de un fuero propio, en el caso de Toledo, o se regían por el Fuero de Cuenca, los de Ciudad Real.

Desde ciertos movimientos culturales y políticos regionalistas-nacionalistas (como Tierra Comunera, Izquierda Castellana o la plataforma Ahora Castilla), se aboga por la unión política de la Castilla total, entendiendo ésta como la suma de las diecisiete provincias de las comunidades autónomas de Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Cantabria y Comunidad de Madrid, junto con la comarca de Requena-Utiel y la de los Llanos de Villena, ambas administrativamente valencianas desde el siglo XIX.

Dentro de Cantabria, el Partido Regionalista de Cantabria se opone a la reintegración de esa comunidad autónoma en Castilla. Por el contrario, existen algunos movimientos proclives a la misma, como la Asociación para la Integración de Cantabria en Castilla y León (AICC) y el partido La Unión.

En La Rioja, el Partido Riojano, de tendencia regionalista, no se plantea la integración del territorio riojano en la órbita castellana.

Al margen del castellanismo, existen partidos castellanoleonesistas que defienden la actual autonomía de Castilla y León. Es el caso de Unidad Regionalista de Castilla y León. Mención aparte merecen partidos que comenzaron leonesistas, como Partido del Progreso de Ciudades de Castilla y León, y que se integró, desde el 2009, en Partido de Castilla y León), en el que las tesis defendidas son pro-nueve provincias en la autonomía.

Los partidos de ideología leonesista se oponen -por lo común- a planteamientos de integración con Castilla, negando ninguna castellanidad de las provincias de León, Zamora y Salamanca (a las que denominan País Leonés), y pretenden para el trío provincial la secesión autonómica, basándose -en cuanto a historiografía política diferenciada- en la fortísima personalidad del territorio en la Alta Edad Media, del que -políticamente- surgió la propia Castilla, además del siglo y medio de existencia de la Región de León, entre 1833 y 1983, ente -como todos los de esa centuria y media- meramente nominal y administrativo.

Por su parte, los carreteristas defienden que las provincias que forman parte de las actuales comunidades autónomas de Castilla y León, y de Castilla-La Mancha, deben formar comunidades autónomas uniprovinciales, estableciendo -posteriormente- relaciones con el resto de provincias castellanas. De esta manera, se considera que se respeta mejor la tradición de descentralización de Castilla, usando una unidad territorial mucho mayor que las pre-decimonónicas, pero que ha tenido una feliz implantación desde 1833 en este territorio.

En todo caso, los partidos políticos castellanistas tienen -a principios del siglo XXI- una representación testimonial. Tras numerosos estudios sociológicos y estadísticos, los resultados de identificación regional/nacional del pueblo castellano con Castilla son siempre residuales frente al sentimiento identitario español.

Geografía física

Relieve

Relieve de la Península Ibérica. En el centro, la Meseta Central o Castellana.

Situada en el centro de la península Ibérica, aunque sus fronteras han variado con el tiempo, Castilla ocupa prácticamente la totalidad de la Meseta Central, con las excepciones de Cantabria que mira al mar Cantábrico por la vertiente norte de las estribaciones de la Cordillera Cantábrica, siendo además la única salida al mar que posee en su territorio, y La Rioja que, al igual que ciertas comarcas cántabras, burgalesas y sorianas, orográficamente forma parte del Valle del Ebro. Las antiguas divisiones de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva se adscribían casi enteramente con la submeseta norte y la submeseta sur, respectivamente. La meseta está delimitada orográficamente por el Macizo Galaico y los Montes de León al noroeste, la Cordillera Cantábrica al norte, los Montes Vascos y el Sistema Ibérico al noreste y Sierra Morena al sur, dividiéndola en las dos submesetas el Sistema Central de este a oeste, y siendo surcada en igual dirección por los Montes de Toledo en la submeseta sur.

Hidrografía

El río bordea Toledo (España), mediante el meandro conocido como Torno del Tajo.

Por Castilla trascurren -en la mayoría de su longitud- dos de los ríos más importantes de la península Ibérica: el río Tajo (1008 km) y el río Duero (897 km), y con un recorrido menos significativo, los otros dos grandes ríos peninsulares, el río Guadiana (778 km) y el río Ebro (930 km). Los tres primeros desembocan en el océano Atlántico, vertiente básica y mayoritaria de la hidrografía castellana, y el último en el mar Mediterráneo. Otros ríos destacables de la región son el Pisuerga, el Tormes, Águeda, el Jarama, el Guadarrama, el Alberche, Guadiela, Cigüela, el Záncara, el Jabalón, el Júcar o el Segura.

Las lagunas y lagos no son muy abundantes; se pueden mencionar la Laguna Negra, en los Picos de Urbión, la Laguna Grande en Gredos, las Lagunas de Ruidera y los humedales de Las Tablas de Daimiel, ambos en el sur del territorio (provincia de Ciudad Real)..

En cuanto a los embalses, Castilla es la región de España con más agua embalsada, con los de Almendra y de Santa Teresa en el Duero, de El Atazar, los de Entrepeñas y de Buendía en la cuenca del río Tajo. Mención aparte merece el cada vez más contestado -desde ámbitos castellanos- Trasvase Tajo-Segura, que deriva caudal desde la cabecera del más largo río ibérico hasta la cuenca del Segura.

Clima

Monte de El Pardo, un paisaje propio del clima mediterráneo continentalizado.

El clima de Castilla tiende a ser mediterráneo con un marcado carácter continental. Denominado mediterráneo continentalizado.

Es parecido al clima mediterráneo típico pero con características de climas continentales, de temperaturas más extremas. Este clima no recibe la influencia del mar, por lo que las temperaturas son mucho más extremas, con inviernos largos y fríos, con temperaturas medias de 4 °C en enero, siendo frecuente que las temperaturas bajen de los 0 °C, produciéndose heladas en las noches despejadas de nubes y nevadas esporádicas, y veranos cortos y calurosos, superando con gran frecuencia los 30 °C, alcanzándose esporádicamente más de 35 °C, pero con los tres o cuatro meses de aridez estival característicos del clima mediterráneo.

La elevada altitud de la Meseta y sus montañas acentúa el contraste entre las temperaturas del invierno y el verano, así como las del día y la noche.

La pluviosidad, es escasa, acentuándose en las tierras más bajas. Debido a las barreras montañosas que circundan la mayoría del territorio de Castilla, especialmente la Cordillera Cantábrica al norte, los vientos marítimos quedan frenados, deteniendo de ese modo las precipitaciones. Debido a eso, las lluvias caen de una manera muy desigual en el territorio castellano. Mientras que en el centro de la cuenca del Duero y la región manchega se registra una media anual de entre 400 y 600 mm, en las vertientes de la Sierra de Gredos, la Serranía de Cuenca o en las estribaciones de la cordillera cantábrica las precipitaciones llegan a los 1000 o 1.500 mm al año.

Las zonas montañosas de la región tienen clima de montaña, con temperaturas frías o muy frías en invierno y suaves en verano. Aquí las precipitaciones son abundantes: pueden superar los 1.500 mm al año y son en forma de nieve durante el invierno y parte de la primavera.

Catedral de San Antolín de Palencia.

En Cantabria el clima varía mucho con respecto al resto de Castilla. Debido a la Corriente del Golfo, al igual que el resto de la Región Cantábrica, tiene unas temperaturas mucho más suaves que la que les correspondería por su latitud, similar a la de Nueva Escocia en Norteamérica. La región está afectada por un clima atlántico húmedo, con veranos calurosos e inviernos no muy frescos. Las precipitaciones se sitúan en torno a 1200 mm anuales en la costa, aumentando los valores en las zonas montañosas hasta los 1.600 mm, lo que la sitúa en la denominada España húmeda (o España verde), al contrario de la zona de la meseta, que tiente a situarse más en la España seca.

La posición geográfica de La Rioja, aislada de la Meseta por el Sistema Ibérico y a caballo entre el Cantábrico y el Mediterráneo, le confiere un clima particular de transición entre las influencias atlánticas procedentes del cuadrante noroeste, y las mediterráneas, provenientes del este.

En el norte de la actual Castilla y León, en las estribaciones de la cordillera Cantábrica, se aprecia también un ligero clima atlántico, de suaves inviernos y veranos templados, mientras que en las zonas menos elevadas de la misma sierra, el terreno muestra las características típicas de las regiones atlánticas de montaña, con inviernos muy fríos.

Historia de Castilla

La primera mención de Castilla fue el 15 de septiembre del año 800, en un documento apócrifo del hoy desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, situado en el valle de Mena, en el norte de la actual provincia de Burgos. El nombre de Castilla aparece en el documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos. En ese documento aparece escrito «Bardulia quae nunc vocatur Castella» (Bardulia que ahora es llamada Castilla). También hay que tener en cuenta la antiquísima documentación del obispado de Valpuesta, monasterio de la provincia de Burgos (804-1087), donde en sus viejos cartularios comienzan a redactarse palabras en el naciente romance castellano (futuro idioma castellano o español). La creencia popular dice que el nombre de Castilla proviene de la gran cantidad de castillos o fortalezas que había en estas tierras; sin embargo, el nombre puede tener otro origen.

Años más tarde se consolidaría como entidad política autónoma, aunque permaneciendo como condado vasallo del Reino de León. Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el castellano.

En el año 960 el condado de Castilla se independizó de facto de León con el conde Fernán González, siendo el primer rey de Castilla Fernando I. En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en la batalla de Tamarón, mientras luchaba contra su cuñado, Fernando I. Al morir en 1037 sin descendencia Bermudo III, su cuñado consideró que era el sucesor y, por lo tanto, pasó a regir ambos reinos, si bien actualmente diversos autores rebaten que Fernando I creara el reino de Castilla. En el año 1054 Fernando I luchó contra su hermano, García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.

A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para Sancho II el de Castilla y para Alfonso VI el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla (siglos después los románticos inventaron el famoso juramento que tomó El Cid a Alfonso VI en Santa Gadea de Burgos, basado en la inocencia o no del Monarca Leonés acerca del asesinato de su hermano). El que la misma persona rigiera en ambos reinos es un hecho que se mantendría durante varias generaciones.

A su muerte le sucedió en el trono su hija, Urraca. Esta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr regir ambos reinos, y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre ellos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientios. Si bien el papa Pascual II anuló el matrimonio anteriormente, ellos siguieron juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como Alfonso VII, fruto de su primer matrimonio. Alfonso VII consiguió anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón (debido a la debilidad de estos reinos causados por su secesión a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia a su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón con el Condado de Barcelona (Petronila y Ramón Berenguer IV).

En su testamento vuelve a la tradición real de distintos monarcas para cada reino. Fernando II será rey de León, y Sancho III, rey de Castilla

Corona de Castilla, 1360.

En 1217 Fernando III el Santo recibió de su madre Berenguela el Reino de Castilla y de su padre Alfonso IX en 1230 el de León. Asimismo, aprovechó el declive del imperio almohade para conquistar el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso tomaba el Reino de Murcia. Las Cortes de León y Castilla se fundieron, momento el que se considera que surge la Corona de Castilla, formada por los reinos de Castilla, León, Toledo y el resto de reinos taifas y señoríos conquistados a los árabes. Estos reinos conservaron instituciones y legislación diferenciadas. Por ejemplo, en los reinos de Galicia, León y Toledo se aplicaba un derecho de raíz romano-visigótica, diferente a la legislación basada principalmente en la costumbre que existía en el Reino de Castilla.

Etnografía

Idioma

Glosa más extensa del Códice Emilianense.

El idioma propio del territorio castellano es el castellano, lengua romance del grupo ibérico, idioma que tuvo aquí su lugar de nacimiento y de bautismo.

El castellano se originó como un dialecto del latín en las zonas limítrofes entre Cantabria, Burgos, Álava y La Rioja, convirtiéndose en el principal idioma popular del Reino de Castilla (el idioma oficial era el latín).

El dialecto castellano primigenio se originó en el condado medieval de Castilla (sur de Cantabria y norte de Burgos), con influencias vascas y germano-visigóticas. Los textos más antiguos que se conocen en castellano son las Glosas Emilianenses, escritas por monjes vascones tal y como lo demuestran las anotaciones en euskera en los márgenes, que se conservan en el Monasterio de Yuso, en San Millán de la Cogolla (La Rioja), localidad considerada centro medieval de cultura.

Se extendió al sur de la península gracias a la Reconquista y a los demás reinos peninsulares mediante las sucesivas unificaciones dinásticas (unión con León y Galicia con Fernando III de Castilla, introducción de dinastía castellana Trastámara en la Corona de Aragón y posterior unión con los Reyes Católicos). Si bien el motivo más importante de su expansión por la península Ibérica fue, más allá de las conquistas y uniones de los reinos, fue la prominente posición política y económica de, primero el Reino de Castilla y posteriormente de la Corona de Castilla en el entorno peninsular, con el prestigio cultural que ello conllevó.

En el siglo XV, durante el proceso de unificación española de sus reinos, Antonio de Nebrija publica en Salamanca su Grammatica. Es el primer tratado de gramática de la lengua castellana, y también primero de una lengua vulgar europea. La colonización y conquista de América llevada a cabo simultáneamente expandió el idioma por la mayor parte del continente americano.

Hoy en día es la segunda lengua nativa del mundo por número de habitantes, es oficial en 21 países y es hablado por cerca de medio millardo de personas en todo el mundo.

Dialectos

Dentro de Castilla, la propia lengua castellana tiene varios dialectos, entre ellos el dialecto castellano septentrional o dialecto castellano en la mayor parte del área que va desde Cantabria por el norte a Cuenca en el sur; el dialecto manchego en las provincias de Albacete, Ciudad Real, Toledo, la mayor parte de Cuenca y partes de la Comunidad Valenciana (Utiel y Requena) y la Comunidad de Madrid; y el dialecto madrileño propio de la ciudad de Madrid, nacido bajo el crisol de todas las hablas de España que ha sido durante siglos la capital.

Otras lenguas

Otra habla de Castilla en torno a la cual circula la polémica de si debe considerarse lengua independiente o en su defecto dialecto del asturleonés o del castellano es el montañés o cántabro, hablado en el occidente de Cantabria.

Si se atiende a algunos de los criterios de territoriedad expuestos anteriormente, también se podrían considerar como lenguas de Castilla el gallego hablado en la comarca de Sanabria de Zamora y en la leonesa de El Bierzo, y el leonés[6]​ hablado en ésta última.

Folclore

Dulzaina.

Castilla posee un rico conjunto de creencias, costumbres y artesanías tradicionales propias. Cuenta dentro del desarrollo de su folclore con gran cantidad de instrumentos típicos, como son la dulzaina castellana, el arrabel o huesera, la bandurria, la pandereta, la zambomba, el laúd y la guitarra y las castañuelas, éstos dos últimos comunes a la mayor parte del folclore español. También se caracteriza por usar como instrumentos musicales útiles de la vida diaria, como los cántaros o las botellas de Anís. En algunas regiones también se suelen tañer gaitas y rabeles.

Entre sus canciones destacan las canciones de trabajo, nacidas al son del monótono trabajo de sus labradores, los cantos de ronda o simplemente Rondas, canciones festivas entonadas por los jóvenes del lugar, los Mayos, canciones típica de su fiesta homónima. También son muy populares los Villancicos en Navidad, las jotas, seguidillas, fandangos, que acompañan a sus respectivos bailes, y los romances musicados. También son muy profusas las canciones religiosas, en especial en Semana Santa, reflejo de la tradicional religiosidad de la población castellana.

Danzas

Entre las danzas castellanas hay dos que sobresalen entre las demás: la Jota Castellana y las Seguidillas.

La jota castellana (tanto de las actuales regiones castellano-leonesa como de la castellano-manchega) se suele acompañar con guitarras, bandurrias, laúdes, dulzaina y tamboril. Todo mientras la pareja de bailarines danza manteniendo las manos encima de la cabeza, ocasionalmente acompañandos de castañuelas. La jota castellana, se baila con los característicos pasos saltados, un poco picada, y es más sobria y menos movida y airosa que la de Aragón. La música va frecuentemente acompañada por canciones que reciben el nombre de coplas. Éstas a veces tratan del amor, de las bodas (en las que se daban consejos y alabanzas a los novios), de la vida o de su religiosidad, pero casi siempre se caracterizan por su picaresca y gran sentido del humor. La jota manchega, típica del lugar, tiene como característica propia que tiene rasgos de ronda. A muchas jotas manchegas se las conoce por «Jota del Mantecado», ya que era frecuente cantarlas y bailarlas en fechas cercanas a la Navidad, aunque también se bailaban en otras fechas señaladas.

Pareja bailando Chotis.

Las seguidillas, más comunes en las provincias de la antigua Castilla la Nueva, esto es, en las actuales Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid, son canciones de ritmo ternario y movimiento animado, con acompañamiento de castañuelas, guitarras, bandurrias, laúd, almirez y botella de anís con llave, aunque también se tocan con la dulzaina y el tamboril. En compás de 3/4, está distribuida habitualmente en estrofas de cuatro versos alternativos de siete y cinco sílabas con asonancia en los pares, seguidas de estribillos de tres versos de cinco sílabas el primero y tercero y de siete el segundo. El contenido de sus letras suele ser de tema amoroso, pero también las hay de temática pícara o jocosa. Sus variantes manchegas se realizan con ritmo muy vivo, componiéndose su coreografía de un preludio instrumental e interludio (llamados falsetas) entre cada estrofa.

Otras danzas destacadas son las danzas de palos o paloteos, muy distribuidas por toda Europa y de orígenes ancestrales. Solía ser bailado en la festividad del Corpus Christi: este carácter ha permanecido muy arraigado en la región Castellano-Manchega. Por el contrario en la zona de Castilla la Vieja los paloteos han pasado a representarse más en la festividad del Santo Patrón o a la Virgen del lugar, aunque según parece, en siglos pasados también se realizaron en día del Corpus.

El fandango, danza ejecutada por una pareja, de movimiento vivo es otra danza tradicional castellana. El compás ternario, los versos octosílabos y el frecuente empleo de castañuelas marcan un estrecho parentesco con la jota.

También merece especial atención por sus popularidad, aún hoy en día, del Chotis madrileño, música y baile con origen en Bohemia bailado al son de un organillo y con la pareja cara a cara, baile durante el cual la mujer gira alrededor del hombre, que gira sobre su propio eje.

Otros bailes a mencionar son el Rondón y las Torrás.

Deportes tradicionales

Los más importantes con el Boleo, la calva, el chito, la rana, el lanzamiento de barra castellana, la corta de troncos, la pelota y la monterilla entre otros.

Cultura

Castilla en la literatura

Gastronomía

Para hablar de gastronomía castellana es necesario olvidar en ciertos casos la división territorial en comunidades autónomas y referirse a la antigua, en la que Castilla tenía dos partes: al norte y al sur del Sistema Central.

Castilla y León tuvo de antiguo los asados de cordero y de cochinillo, la morcilla de Burgos, los judiones de La Granja, las humildes y deliciosas sopas de ajo, los excelentes vinos de la Ribera del Duero y de Toro, los blancos de Rueda, los claretes de Cigales y el vino de Cebreros.

Castilla-La Mancha presume del pisto, el morteruelo, el gazpacho manchego, que no es como el andaluz, más conocido, sino un guiso caliente de caza y verdura con tortas de pan ázimo; y también del queso manchego, que en realidad es queso castellano en general, pero elaborado aquí con especial finura. Entre los vinos destacan los de La Mancha (aunque suele creerse lo contrario, son blancos) y Valdepeñas (tintos).

En Madrid no todo es el cocido madrileño; también callos, huevos estrellados, asados en el norte y las famosas gallinejas y entresijos de las fiestas de la capital. Los vinos de Madrid de Navalcarnero, Aranjuez y Arganda, aunque olvidados durante muchos años, ya han recuperado con creces su prestigio.

En definitiva, se entiende como gastronomía de Castilla aquellas tradiciones culinarias propias de las regiones culturalmente castellanas, compuestas por las distintas comunidades autónomas de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid.

Recursos naturales

Flora

Fauna

Espacios Naturales Protegidos

Festejos

Símbolos

En el reinado de Alfonso VIII se comenzó a emplear un castillo de oro, aclarado de azur y mazonado de sable, en campo de gules, como símbolo del Reino de Castilla, en escudos y pendones.

Otros aspectos

Política

Partidos políticos

Pretensión de unión político-administrativa

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • González Arce, José Damián; El color como atributo simbólico del poder (Castilla en la baja Edad Media). Cuadernos de arte e iconografía, ISSN 0214-2821, Tomo 6, Nº. 11, 1993, págs. 103-108[7]

Notas

  1. Luciano Serrano, Cartulario de san Millán de la Cogolla, Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1930
  2. Bardulia: historia del Condado de Castilla[1]
  3. Gonzalo Martínez Díez, El Condado de Castilla (711-1038): la Historia frente a la leyenda (Vol. I), ISBN 84-95379-95-3, págs. 135 y ss.
  4. Crónica Rotense, en el Instituto de Historia del Centro Superior de Investigaciones Científicas[2]
  5. "En efecto, la negativa de las provincias castellano-manchegas a la integración de Madrid en su región, su falta de entidad regional histórica, su existencia como Área Metropolitana y , el ser la Villa de Madrid la capital del Estado significaron que la provincia madrileña partiese de cero en el camino de su autonomía, sin trámites intermedios, sin régimen preautonómico". "La falta de entidad regional histórica de Madrid, hizo preciso acudir a la vía del artículo 144, apartado a) de la Norma Fundamental: "Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán por motivos de interés nacional: a)Autorizar la constitución de una Comunidad Autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo 143." Blanca Cid. Directora de Gestión Parlamentaria de la Asamblea de la Comunidad de Madrid. (2003. Actualizado 2007.). [http http://narros.congreso.es/constitucion/estatutos/sinopsis.jsp?com=74 «Sinopsis del Estatuto de la Comunidad de Madrid»]. Consultado el 26 de diciembre de 2009. 
  6. Artículo 5.2 del Estatuto de Autonomía de Castilla y León
  7. Para su descarga

Enlaces externos