Julio Argentino Roca

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Julio Argentino Roca

Julio Argentino Roca con la banda presidencial, en su segundo mandato (1898-1904).


Presidente de la Nación Argentina
12 de octubre de 1898-12 de octubre de 1904
Vicepresidente Norberto Quirno Costa
Predecesor José Evaristo de Uriburu
Sucesor Manuel Quintana


Presidente de la Nación Argentina
12 de octubre de 1880-12 de octubre de 1886
Vicepresidente Francisco Bernabé Madero
Predecesor Nicolás Avellaneda
Sucesor Miguel Ángel Juárez Celman


Senador de la Nación Argentina
por la Provincia de Tucumán
1895-1898

1892-1893


Ministro del Interior de Argentina
6 de agosto de 1890-1891
Presidente Carlos Pellegrini
Predecesor Salustiano Zavalía
Sucesor José Vicente Zapata


Senador de la Nación Argentina
por la Capital Federal
3 de noviembre de 1888-6 de agosto de 1890


Ministro de Guerra y Marina de Argentina
Enero de 1878-9 de octubre de 1879
Presidente Nicolás Avellaneda
Vicepresidente Mariano Acosta
Predecesor Adolfo Alsina
Sucesor Carlos Pellegrini

Información personal
Apodo El Zorro
Nacimiento 17 de julio de 1843
Bandera de Argentina San Miguel de Tucumán, Confederación Argentina
Fallecimiento 19 de octubre de 1914 (71 años)
Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Sepultura Cementerio de la Recoleta Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Argentina
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Segundo Roca Ver y modificar los datos en Wikidata
Agustina Paz Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Clara Funes
Hijos Julio Argentino Pascual Roca Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Colegio del Uruguay Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Militar
Lealtad Argentina Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Ejército Argentino Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar Teniente general Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Autonomista Nacional
Firma
Julio Argentino Roca
Información personal
Nacimiento 17 de julio de 1843 Ver y modificar los datos en Wikidata
San Miguel de Tucumán (Argentina) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 19 de octubre de 1914 Ver y modificar los datos en Wikidata (71 años)
Buenos Aires (Argentina) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio de la Recoleta Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Argentina
Religión Catolicismo Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Segundo Roca Ver y modificar los datos en Wikidata
Agustina Paz Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge Clara Funes de Roca Ver y modificar los datos en Wikidata
Hijos Julio Argentino Pascual Roca Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Colegio del Uruguay Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Oficial militar, diplomático y político Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados
  • Embajador de Argentina en Brasil
  • Presidente de la Nación Argentina (1880-1886)
  • Senador de Argentina por Buenos Aires (1888-1890)
  • Senador de Argentina por Provincia de Tucumán (1892-1893)
  • Senador de Argentina por Provincia de Tucumán (1895-1898)
  • Presidente de la Nación Argentina (1898-1904) Ver y modificar los datos en Wikidata
Lealtad Bandera de Argentina Argentina
Rama militar Ejército Argentino
Mandos Ejército Argentino
Rango militar Teniente General
Partido político Partido Autonomista Nacional Ver y modificar los datos en Wikidata
Firma

Julio Argentino Roca (San Miguel de Tucumán, 17 de julio de 1843Buenos Aires, 19 de octubre de 1914) fue un político, militar y estadista argentino, artífice de la Conquista del Desierto, dos veces Presidente de la Nación -entre 1880 y 1886 y entre 1898 y 1904- y máximo representante de la Generación del Ochenta que dirigió la política argentina durante más de treinta años a través del Partido Autonomista Nacional, tejiendo complejos sistemas de alianzas con distintas fuerzas, lo que le valió el mote de "el Zorro".[nota 1]

Primeros años

Julio Argentino Roca (Alejo Julio Argentino Roca según su fe de bautismo)[nota 2]​ fue el quinto de ocho hijos (siete varones) del coronel Segundo Roca y Agustina Paz,[nota 3]​ nació en la estancia "El Vizcacheral", de propiedad de sus padres, el 17 de julio de 1843. A partir de 1849 y hasta 1855 asistió a la escuela franciscana de San Miguel de Tucumán.

Luego estudió en el Colegio Nacional de Concepción del Uruguay, adonde su padre se había trasladado llamado por Justo José de Urquiza,[1]​ junto con sus hermanos Celedonio y Marcos. A pesar de presentar un alto grado de interés por la medicina, en 1858 ingresó a la carrera militar, con los despachos de alférez de artillería, sirviendo en la brigada de artillería "7 de octubre" del Regimiento 1.º de Línea de Entre Ríos. Participó en la guerra entre Buenos Aires y la Confederación Argentina, ocurrida entre 1859 y 1861.

Participó también en la de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, nombrado comandante del regimiento de Guardias Nacionales de la provincia de Salta en el año 1865. En esa guerra murieron su padre y dos de sus hermanos. Regresó a su país —con el rango de coronel, ganado en la Batalla de Curupaytí— antes del final de la guerra; a fines de 1868 fue enviado a la Puna a repeler el último intento de insurrección del caudillo Felipe Varela, que fue derrotado por uno de sus subordinados.

A órdenes del gobernador correntino Santiago Baibiene combatió la rebelión federal de Ricardo López Jordán en 1871, siendo su participación crucial en la batalla de Ñaembé. Al finalizar la Revolución de 1874 alcanzó el grado de general, tras vencer al general rebelde José Miguel Arredondo —quien respondía políticamente a Bartolomé Mitre— en la batalla de Santa Rosa.

Conquista del Desierto

Antecedentes

La Patagonia y la porción occidental de la región pampeana habían estado habitadas antiguamente por pueblos indígenas de etnia tehuelche, quienes posteriormente fueron conquistados, mestizados y asimilados durante el proceso de expansión de los mapuches, provenientes desde Chile.

Desde mediados del siglo XVIII existió un conflicto continuo entre estos indígenas y la población blanca de las regiones colindantes, especialmente centrado en el dominio del territorio y de los recursos ganaderos del mismo. Ante el avance del territorio ocupado por los blancos, los indígenas reaccionaron lanzando malones sobre las poblaciones blancas y las estancias, de las cuales saqueaban ganado —principalmente para venderlo en Chile— y secuestraban mujeres, quienes eran trasladadas a los asentamientos indígenas.[2]

El malón, 1845, óleo de Mauricio Rugendas.

Tras la Revolución de Mayo, numerosas expediciones militares se efectuaron con la finalidad de contener los malones y/o de avanzar sobre esas regiones para incorporarlas efectivamente a la soberanía argentina. La más notable de las expediciones de la primera mitad del siglo XIX fue la Campaña de Rosas al Desierto.

Hasta después de terminada la Guerra del Paraguay no se pudo tomar iniciativa importante alguna contra los indígenas que en la década de 1870 lanzaron sus ataques más grandes de su historia.

Campaña de Alsina

En 1876, Adolfo Alsina -el Ministro de Guerra del Presidente de Argentina, Nicolás Avellaneda- lanzó una nueva campaña para ocupar el oeste bonaerense, ocupando los principales asentamientos de avanzada de los indígenas y construyendo una obra defensiva, conocida como la Zanja de Alsina, de 374 km de largo entre el sur de la provincia de Córdoba y las cercanías de Bahía Blanca.[3][4]​ Con esta campaña ocupó los territorios utilizados para mantener alimentados a sus caballos y engordar los animales arreados por los malones. Esta circunstancia —sumada a la epidemia de viruela que costó la vida a miles de indígenas— causó una crisis militar y demográfica que los debilitó enormemente.[5]

La campaña de Roca

El General Julio A. Roca.
Óleo Ocupación militar del Río Negro en la expedición al mando del General Julio A. Roca de Juan Manuel Blanes.

Tras la muerte de Alsina, en diciembre de 1877, Avellaneda nombró en su reemplazo al general Roca, que había criticado la supuesta actitud defensiva de Alsina. En contraste con su antecesor, que había intentado incorporar a los indígenas a la civilización occidental, Roca creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era su sometimiento definitivo. Plasmó su posición en el discurso que dio ante el Congreso Nacional el 13 de septiembre de 1878, en cual planteó la «absorción y asimilación» del indio:[6]

Tenemos seis mil soldados armados con los últimos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios que no tienen otra defensa que la dispersión ni otras armas que la lanza primitiva.

Sobre la base de esa premisa propuso un proyecto de ley para ocupar todo el territorio indígena hasta los ríos Negro y Neuquén en dos años. La Ley N.º 947 de distribución de la tierra fue sancionada el 4 de octubre de 1878, acordando 1 600 000 pesos fuertes al proyecto, cuando el plan ya estaba en marcha. En los considerandos de la ley se afirmaba que[7]

...la presencia del indio impide el acceso al inmigrante que quiere trabajar.

y en el artículo 1° de su texto se estableció la línea de fronteras

...prévio sometimiento ó desalojo de los indios bárbaros de la Pampa,...
Sable de acero con hoja damasquinada y empuñadura calada; pertenece al uniforme militar usado en la Campaña al desierto por el Coronel Julio A. Roca, cuyo nombre ostenta grabado en la hoja.

El presidente Avellaneda apoyó el proyecto de Roca debido a que temía la ocupación y conquista de esos territorios por el ejército chileno, ya que el área al sur del río Colorado estaba en disputa entre las dos naciones.[8]​ En efecto, una vez concluida la Guerra del Pacífico, Chile se dedicaría de lleno a dominar a los indígenas al sur del río Bío-Bío —antigua frontera entre el Imperio Español y el pueblo mapuche— a través de la Ocupación de la Araucanía.[9]

El 11 de octubre de 1878, mediante la Ley 954, se creó la Gobernación de la Patagonia, con sede en Mercedes de Patagones, actual Viedma, cuyo primer gobernador fue el coronel Álvaro Barros; su jurisdicción alcanzaba hasta el cabo de Hornos.[10]

A lo largo del año 1878 se lanzaron sucesivas ofensivas sobre las posiciones indígenas, causando centenares de bajas a las fuerzas de Namuncurá y la captura de los temidos caciques ranqueles Pincén, Catriel y Epumer. Unos 4000 indígenas –en su mayoría mujeres y niños– fueron capturados en estas campañas.[11]

En abril de 1879 se lanzó el ataque final: cinco divisiones que sumaban 6000 hombres —incluyendo 820 indígenas aliados— avanzaron hacia el río Negro, y el ministro Roca festejó el 25 de mayo en la isla Choele Choel.[12]​ De acuerdo a la Memoria presentada por el ministro de Guerra, 1313 indios de lanza resultaron muertos y 1271 tomados prisioneros; cinco caciques principales fueron tomados prisioneros y uno fue muerto; 10 513 indios de chusma –mujeres y niños– fueron tomados prisioneros, y otros 1049 fueron reducidos.[13]​ De acuerdo al informe presentado por Roca ante el Congreso, se habían tomado como prisioneros a 10 539 mujeres y niños y 2 320 guerreros.

Sobre el origen del término Conquista del Desierto hay al menos tres teorías: según una de ellas, se denominó así debido a las condiciones geográficas de la Patagonia, que presentaba un clima desértico. Según otra, la denominación deriva más del etnocentrismo del gobierno argentino: la región estaba completamente deshabitada de gente de raza blanca y civilización europea. Sólo estaba poblada por indios nómadas, representantes de la barbarie, por lo tanto, era un "desierto" de civilización.[14]​ Una tercera hipótesis sostiene que el territorio conquistado, ocupado hasta hacía poco por más de 30 000 indígenas, en el momento de la campaña sorprendió a los expedicionarios por la escasa población, fruto de la sobreestimación de su número, de la despoblación en años recientes y de la huida de los indígenas hacia la Cordillera de los Andes.

Las tribus que sobrevivieron fueron desplazadas a las zonas más periféricas y estériles de la Patagonia. Unos 10 000 nativos fueron tomados prisioneros y unos 3.000 enviados a Buenos Aires, donde eran separados por sexo, a fin de evitar que procrearan hijos.[nota 4]​ Las mujeres fueron dispersas por los diferentes barrios de la ciudad como sirvientas, mientras una parte de los hombres fueron enviados a la isla Martín García, donde murieron, en su gran mayoría, a los pocos años de reclusión.

El 21 de enero de 1879, La Nación publicó la siguiente crónica:

Llegan los indios prisioneros con sus familias a los cuales los trajeron caminando en su mayor parte o en carros, la desesperación, el llanto no cesa, se les quita a las madres sus hijos para en su presencia regalarlos a pesar de los gritos, los alaridos y las súplicas que con los brazos al cielo dirigen las mujeres indias. En aquel marco humano los hombres indios se tapan la cara, otros miran resignadamente al suelo, la madre aprieta contra el seno al hijo de sus entrañas, el padre indio se cruza por delante para defender a su familia de los avances de la civilización.

Consecuencias territoriales

En celeste territorio efectivamente integrado al Estado de Argentina antes de la presidencia de Julio Argentino Roca.

El Informe Oficial de la Comisión Científica que acompañó al Ejército Argentino es considerablemente específico respecto de los resultados de la guerra, y a la opinión que el gobierno argentino tenía sobre los indígenas:[15]

Se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas ocupadas cuando menos por unas 15 000 almas, pues pasa de 14 000 el número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña. Se trataba de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión. No era cuestión de recorrerlas y de dominar con gran aparato, pero transitoriamente, como lo había hecho la expedición del Gral. Pacheco al Neuquén, el espacio que pisaban los cascos de los caballos del ejército y el círculo donde alcanzaban las balas de sus fusiles. Era necesario conquistar real y eficazmente esas 15 000 leguas, limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan incuestionable, que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo, el capital destinado a vivificar las empresas de ganadería y agricultura, tuviera él mismo que tributar homenaje a la evidencia, que no experimentase recelo en lanzarse sobre las huellas del ejército expedicionario y sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan dilatadas comarcas.
Es evidente que en una gran parte de las llanuras recién abiertas al trabajo humano, la naturaleza no lo ha hecho todo, y que el arte y la ciencia deben intervenir en su cultivo, como han tenido parte en su conquista. Pero se debe considerar, por una parte, que los esfuerzos que habría que hacer para transformar estos campos en valiosos elementos de riqueza y de progreso, no están fuera de proporción con las aspiraciones de una raza joven y emprendedora; por otra parte, que la superioridad intelectual, la actividad y la ilustración, que ensanchan los horizontes del porvenir y hacen brotar nuevas fuentes de producción para la humanidad, son los mejores títulos para el dominio de las tierras nuevas. Precisamente al amparo de estos principios, se han quitado éstas a la raza estéril que las ocupaba.

Millones de hectáreas se sumaron así a la República Argentina. Estas enormes extensiones fueron adjudicadas a bajo precio, o directamente regaladas, a terratenientes y políticos influyentes. Ya antes de la operación militar habían sido asignadas las tierras a los nuevos propietarios mediante la suscripción de 4000 bonos de 400 pesos, cada uno de los cuales dio derecho a 2500 hectáreas. Un total de diez millones de hectáreas fueron vendidas por el estado a comerciantes y estancieros bonaerenses en forma previa a la conquista de las tierras, mientras que el excedente obtenido, en lotes de a 40 000 hectáreas cada uno, fue rematado en 1882 en Londres y París. En 1885 se cancelaron con tierras las deudas acumuladas con los soldados desde 1878; como tanto los oficiales como la milicia necesitaban efectivo, terminaron malvendiendo sus partes a los mismos que habían sido los financistas primitivos, de manera tal que toda esa superficie pasó a manos de 344 propietarios, a un promedio de 31 596 hectáreas cada uno.[16][nota 5]

Elección como presidente y federalización de Buenos Aires

A mediados de 1879, tras la muerte de Adolfo Alsina, el personaje más prestigioso del Partido Autonomista Nacional era el general Julio Argentino Roca, que fue propuesto como candidato por su cuñado, el gobernador cordobés Miguel Juárez Celman, y en Buenos Aires por el médico Eduardo Wilde; adquiriendo rápidamente el apoyo de la mayor parte de los gobernadores argentinos.[17]​ El 11 de abril se realizaron las elecciones para presidente, de las que surgió una amplia victoria para los electores de Roca, excepto en Buenos Aires y Corrientes.[18]

El 13 de junio se reunió el Colegio Electoral, que eligió presidente al general Roca y vicepresidente a Francisco Bernabé Madero.[19]​ Pero en Buenos Aires se estaba gestando una revolución contra el triunfo de Roca y el proyecto de Nicolás Avellaneda de federalizar la ciudad de Buenos Aires.

Cuatro días más tarde comenzaron los combates, que terminaron el 25 de junio con un acuerdo entre la provincia y la Nación; la revolución de 1880 había costado 3000 muertos. Poco antes de la asunción presidencial de Roca fue aprobada en el Congreso la federalización de Buenos Aires.[20]

Primera presidencia

El presidente Julio A. Roca inaugura el período legislativo del año 1886.

Con la asunción presidencial de Julio Argentino Roca, el 12 de octubre de 1880, culminó la etapa histórica llamada “de las presidencias históricas” y se inició el período denominado “república conservadora”, que fue apoyado por una élite que integró la generación del ochenta.

Al momento de asumir Roca tenía 37 años, lo que lo hace el segundo presidente más joven de la historia argentina, precedido sólo por Avellaneda, su antecesor, que tenía sólo unos meses menos al asumir su gobierno. El lema de su gobierno fue "Paz y administración":

Necesito paz duradera, orden estable y libertad permanente; y a este respecto lo declaro bien alto desde este elevado asiento, para que me oiga la República entera, emplearé todos los resortes y facultades que la Constitución ha puesto en manos del Poder Ejecutivo para evitar sofocar y reprimir cualquier tentativa contra la paz pública.

El sistema político que lo había llevado a la presidencia, y que mantuvo una notable estabilidad hasta mucho después de que la abandonara, reposaba sobre una serie de acuerdos inestables entre los gobernadores provinciales –que controlaban las elecciones por medio del fraude electoral y el clientelismo– y el presidente, que disponía del control del presupuesto nacional a favor o en contra de las provincias y podía deponer a los gobernadores desafectos por medio de las intervenciones federales. Necesitados mutuamente, los gobernadores y el presidente llevaban a cabo continuos acuerdos que permitían a unos y otros avanzar en las políticas deseadas. En todo caso, la estabilidad de semejante sistema exigía –en la práctica– la inexistencia de cualquier oposición; a ese objetivo apuntaban también las prácticas políticas fraudulentas.[21][22]

Durante su gestión se sancionó el Código Penal y el de Minería de la Nación; se organizó el gobierno municipal de la nueva Capital Federal[23]​ y se fundó la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires.[24]

La situación sanitaria del país no había mejorado significativamente desde la epidemia de fiebre amarilla de 1871: entre 1884 y 1887, una serie de epidemias de cólera causaron centenares de muertos en la capital y el interior.[25]

Economía

El Hotel de Inmigrantes en la zona colindante entre el Barrio de Retiro y el puerto de Buenos Aires en 1880.

Roca inició su mandato en una situación económica favorable, ya que las exportaciones aumentaban rápidamente en volumen y en valor. El sistema económico se sostenía por el intercambio de productos primarios —exclusivamente de origen agropecuario, y en gran medida generados en la región pampeana— por productos manufacturados del exterior, especialmente de Europa.[26]

El principal rubro de exportación era, por mucha diferencia, la lana de oveja; marginalmente se notaba el crecimiento de las exportaciones de granos, pero éstas no serían importantes hasta la última década de ese siglo. Dos rubros que iban cediendo terreno eran los cueros y el tasajo, mientras aumentaba la exportación de ganado en pie hacia los países vecinos. A principios de esa década se inició la exportación de carne congelada, pero no sería hasta la década siguiente que ésta reemplazó a la lana como principal renglón de las exportaciones.[27]

Pero la situación financiera del estado y de los particulares no permitía aprovechar rápidamente estas circunstancias, de modo que acudió masivamente al crédito, especialmente a empréstitos extranjeros.[28]

El estado nacional prácticamente carecía de moneda propia, a lo que el gobierno de Roca respondió creando el Peso Moneda Nacional (símbolo: m$n) que tuvo vigencia en el período 1881-1969. La Ley de Moneda Nacional, unificó el sistema monetario argentino y permitíó la emisión de moneda al Banco Nacional.[29]​ Una breve crisis económica estallada a fines de 1884 fue solucionada decretando el curso forzoso del papel moneda y tomando un nuevo empréstito externo.[30]

Gran parte de los recursos económicos fueron destinados a obras de infraestructura, tales como los ferrocarriles –cuya extensión pasó de 2516 a 6161 km durante su mandato–[31]​ y los edificios públicos. Asimismo una parte muy importante de los recursos se destinó a construir edificios importantes, principalmente en Buenos Aires y la nueva capital bonaerense, La Plata.[32]​Se inició una política de créditos a los particulares, de los cuales una proporción alarmante fue a parar a manos de especuladores y hasta de deudores crónicos, que nunca los cancelarían.[33]

No obstante, la continuidad de la bonanza económica y del crecimiento de la producción agrícola –impulsada por esa misma bonanza– permitió llevar adelante su política de inversiones sin mayores sobresaltos.[34]

Política educativa y cultural

Impulsado por el laicismo, el presidente Roca y su gobierno se esforzaron por separar la Iglesia Católica del estado: se sancionó la ley de Registro Civil y, tras la celebración del primer Congreso Pedagógico Nacional, se impulsó la Ley 1420 de Educación, iniciativa del expresidente Domingo Faustino Sarmiento, por entonces director del Consejo Nacional de Educación, quien consideraba que la educación es la principal herramienta democratizante de una sociedad. La ley estableció la educación primaria obligatoria, gratuita y laica.[35]

A través de la Ley de Educación, Roca y Sarmiento consiguieron tres objetivos: el primero, obligar el acceso a la educación básica de la población argentina; el segundo, reducir los niveles de analfabetismo nacional y el tercero, utilizar a estos recursos como un instrumental hábil para el afianzamiento de la democracia.

En virtud de esa ley se realizaron grandes progresos en cuanto a la alfabetización de la población: a su llegada existían 1214 escuelas públicas en todo el país, legando a su sucesor un total de 1804; las escuelas normales, destinadas a educar maestros, pasaron de 10 a 17, el total de docentes aumentó de 1915 a 5348, y el número total de alumnos pasó de 86 927 a 180 768.[36]

El internuncio apostólico, monseñor Luigi Matera, atacaba con un tono exaltado la Ley de Educación porque prohibía a las escuelas públicas impartir educación religiosa, incluyendo velados llamados a la desobediencia civil. En respuesta, por orden del presidente Roca, el ministro Francisco J. Ortiz devolvió sus credenciales al nuncio y ordenó su salida inmediata del país; las relaciones exteriores con la Santa Sede quedaron interrumpidas durante varios años.[37]​ Como respuesta se formó una agrupación política católica liderada por José Manuel Estrada, que pretendió enfrentar la hegemonía liberal y anticlerical del grupo gobernante, que consideraban atacaba a la religión tradicional.[38]

Incorporación de los territorios indígenas

Tras la Conquista del Desierto, sucesivas campañas lanzadas contra los últimos grupos mapuches independientes, como las de 1881 y 1882, permitieron incorporar los actuales territorios de Neuquén y sur de Río Negro. Otras campañas permitieron ocupar el actual territorio de Chubut, hasta la rendición final del cacique Sayhueque, el primer día del año 1885.[39]

En el otro extremo del país, la conquista del Chaco argentino, llevada a cabo durante los años 1881 a 1889, enfrentó problemas serios de abastecimiento de agua y de sanidad de los expedicionarios. La campaña más importante, llevada adelante por el Ministro de Guerra Benjamín Victorica, tuvo lugar en 1884.[40]​ Aunque la conquista del Chaco no puede considerarse completa hasta los últimos años del siglo XIX, la mayor parte de la misma tuvo lugar bajo el gobierno del general Roca.[40]

En 1884 se sancionó la Ley 1.532 de Territorios Nacionales, por la cual se establecieron los territorios nacionales de Misiones, Formosa y Chaco en el norte, y los de La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego en el sur. Se establecía que los mismos pasarían a ser provincias, en igualdad con las demás ya constituidas, cuando alcanzaran los 60 000 habitantes.[41]

En los nuevos territorios hubo continuos conflictos de propiedad entre propietarios que habían comprado sus títulos en Buenos Aires y pobladores establecidos en el lugar. La situación de los indígenas era mucho peor, ya que eran reunidos a la fuerza en reducciones ubicadas en tierras marginales y que -en muchos casos- se mudaban periódicamente de lugar.[42]

La única excepción la constituía la colonia galesa del Chubut, organizada social y culturalmente al margen de la sociedad argentina, pero cuidadosamente controlada por las autoridades.[43]​ Desde 1884, tuvieron incluso su propio ferrocarril.[44]

Política exterior

La principal preocupación en política exterior del gobierno de Roca fue fijar los límites con Chile, que nunca habían sido determinados con suficiente precisión. Roca aprovechó que en ese año de 1881, Chile estaba disputando la Guerra del Pacífico contra los aliados Bolivia y Perú, y le resultaba conveniente no tener un segundo frente abierto con Argentina.

A este fin se firmó en Buenos Aires el Tratado de Límites con ese país, del año 1881; que establecía que "La línea fronteriza correrá en esa extensión por las cumbres más elevadas de dicha Cordillera que dividan las aguas y pasará por entre las vertientes que se desprenden a un lado y otro..." hasta el paralelo 52 Sur; a partir de allí se fijaba que el Estrecho de Magallanes sería enteramente chileno, que una fracción de la isla Grande de Tierra del Fuego pertenecería a la Argentina, que las islas ubicadas al sur del canal de Beagle hasta el cabo de Hornos pertenecerían a Chile; mientras que la isla de los Estados y las demás islas que haya sobre el Atlántico al oriente de la Tierra del Fuego y costas orientales de la Patagonia pertenecerán a la República Argentina.[45]

Si bien el tratado resultó un evidente avance, quedaban varios temas sin resolver, especialmente determinar los límites en las extensas áreas en que las “cumbres más elevadas” no coincidían con la divisoria de aguas.[46]

Una expedición, al mando de Augusto Lasserre, visitó Tierra del Fuego en octubre de 1883, ocasión en que compró al misionero británico Thomas Bridges sus instalaciones sobre el canal de Beagle, fecha en que quedó fundada la ciudad de Ushuaia.[47]​ La Argentina procuró también asegurarse la posesión de los valles más ricos de los Andes patagónicos; el gobernador del Territorio Nacional del Chubut, Luis Jorge Fontana, ocupó el Valle 16 de Octubre, donde fundó la ciudad de Trevelin junto a los colonos galeses, en el mes de octubre de 1885.[48]

En cuanto a las relaciones con Europa, el gobierno priorizó todas las acciones destinadas a estrechar relaciones comerciales o a fomentar la inmigración. Respecto a ésta, se firmaron acuerdos con varios países para asegurar la continuidad del flujo inmigratorio hacia la Argentina.

Las relaciones con Gran Bretaña, excelentes durante toda su presidencia, alentaron a Roca a reiniciar los reclamos argentinos por la soberanía sobre las islas Malvinas,[49]​ que habían sido iniciadas en la época de Juan Manuel de Rosas, pero no habían sido formalmente reclamadas por ningún gobierno de la época de la Organización Nacional.[50]​ Por orden del presidente Roca, el ministro Ortiz informó al representante del Reino Unido en Buenos Aires que su gobierno intentaba recurrir a un laudo internacional para zanjar el asunto. Pese a que ese mecanismo había sido fomentado por Gran Bretaña en distintos conflictos entre naciones sudamericanas, el intento fue rechazado de modo rotundo.[51]

A fines de su mandato, el apoyo dado por su gobierno a José Miguel Arredondo durante la Revolución de Quebracho generó un breve incidente con el Uruguay, que se solucionó con la promesa —que nunca se cumpliría— de castigar a los responsables de esa ayuda.[52]

Gabinete ministerial

 Estandarte presidencial
Ministerios del Primer Gobierno de
Julio Argentino Roca
Cartera Titular Período
Ministerio del Interior Antonio del Viso
Bernardo de Irigoyen
Benjamín Paz
Isaac Chavarría
12 de octubre de 1880—11 de febrero de 1882
12 de febrero de 1882—30 de mayo de 1885
30 de mayo de 1885—9 de febrero de 1886
10 de abrilde 1886—12 de octubre de 1886
Ministerio de Relaciones
Exteriores
Bernardo de Irigoyen
Victorino de la Plaza
Francisco J. Ortiz
12 de octubre de 1880—11 de febrero de 1882
11 de febrero de 1882—25 de octubre de 1883
25 de octubre de 1883—12 de octubre de 1886
Ministerio de Guerra y Marina Benjamín Victorica
Carlos Pellegrini
12 de octubre de 1880—11 de julio de 1885
11 de julio de 1885—12 de octubre de 1886
Ministerio de Hacienda Santiago Cortínez
Juan José Romero
Victorino de la Plaza
Wenceslao Pacheco
12 de octubre de 1880—9 de abrilde 1881
9 de abrilde 1881—12 de octubre de 1883
25 de octubre de 1883—9 de marzo de 1885
9 de marzo]] de 1885—12 de octubre de 1886
Ministerio de Justicia, Culto
e Instrucción Pública
Manuel D. Pizarro
Eduardo Wilde
12 de octubre de 1880—13 de febrero de 1882
14 de febrero de 1882—12 de octubre de 1886

Acción tras su primera presidencia

Fue sucedido por su concuñado, Miguel Juárez Celman, aunque los resortes de la política nacional siguieron en buena medida en manos de Roca. El esfuerzo de Juárez Celman por apropiarse de la estructura del PAN llevó a la concentración de todo el poder en manos del presidente, lo que se llamó el Unicato. El nombre provenía de su intención ser reconocido como Jefe Único de la Nación.[53]​ En su mensaje al Congreso del año 1889, Juárez Celman afirmó que[54]

No existe otro partido que el Partido Autonomista Nacional, al cual pertenecen las mayorías parlamentarias y todos los gobiernos de la nación y sus estados.

Hacia 1890 hizo eclosión una grave crisis económica, que sumada a la corrupción y la oposición generalizada a las pretensiones hegemónicas de Juárez Celman, crearon el ámbito propicio para la Revolución del Parque, estallada el 26 de julio de 1890: los rebeldes controlaron gran parte de la ciudad de Buenos Aires durante tres días, aunque fueron finalmente derrotados.[55]​ Pero Juárez Celman no contaba ya con apoyo alguno: el ex presidente Roca se había enemistado profundamente con él, y el vicepresidente Carlos Pellegrini le negó su apoyo, por lo que el presidente terminó por renunciar.[55]

Durante la presidencia de Pellegrini, Roca se mostró como su principal aliado político; con su apoyo, el nuevo presidente logró revertir la crisis por medio de un programa de austeridad, la renegociación de la deuda pública y la reformulación del sistema bancario en base al Banco de la Nación Argentina, fundado en 1891.[56]​ La continua expansión del área sembrada, especialmente de trigo, junto al alza de los precios de éste y de la carne ayudaron significativamente a superar la crisis; el ciclo de la lana daba paso al ciclo de los granos y la carne.[57]

En 1891 se inició la búsqueda de un sucesor en la presidencia: la principal candidatura parecía ser la de Roque Sáenz Peña, líder del Partido Modernista, seguida por la del ex presidente Bartolomé Mitre, candidato de la Unión Cívica, que había liderado la revolución del 90. Roca comenzó a maniobrar para destruir ambas amenazas: primeramente ofreció a Mitre la candidatura presidencial por el PAN, a cambio de que uniera las listas de candidatos del partido oficialista y de la UC.[58]​ La mayoría de la Unión Cívica rechazó el acuerdo, por lo que los seguidores de Mitre se separaron de la misma, fundando la Unión Cívica Nacional, que durante diez años continuaría con la política del acuerdo.[59]​ Por su parte, los seguidores de Alem fundaron la la Unión Cívica Radical, dirigida por Leandro N. Alem.[60]

Entonces Roca convenció a Mitre de que ambos debían mostrarse prescindentes, y a continuación convenció al padre de Roque Sáenz Peña, Luis Sáenz Peña –un jurista con muy escasa vocación política– de ser el candidato oficialista a la presidencia. El hijo renunció a su candidatura presidencial para no enfrentar al padre.[61]

Por último, convenció a Pellegrini de arrestar a Alem y los principales dirigentes radicales, acusándolos de haber planeado una sangrienta revolución. Preso el candidato presidencial de la UCR, las elecciones se hicieron sin otra lista que la oficialista: Luis Sáenz Peña y José Evaristo de Uriburu fueron elegidos presidente y vice por unanimidad del Colegio Electoral.[62]

Durante la presidencia de Sáenz Peña tuvo lugar una nueva revolución radical, la cual —sumada a la evidente incapacidad del presidente para llevar adelante una gestión política— llevó a su renuncia en 1895. Tras una frustrada participación en elecciones provinciales, la UCR se encerró en una abstención electoral absoluta.[63]

El sucesor de Roca fue José Evaristo Uriburu, un político capaz pero sin ambiciones personales; bajo su gobierno, Roca se presentó como el único candidato capaz de reunir los apoyos necesarios —tanto a nivel del gobierno nacional como en las provincias— para sostener una candidatura presidencial exitosa. Sobre la base de acuerdos entre cúpulas y elecciones fraudulentas, Roca volvió a ser elegido presidente en 1898.[64]

Segunda presidencia

Al asumir su segunda presidencia, Roca parecía prematuramente anciano.

Julio Argentino Roca asumió por segunda vez la Presidencia de la República Argentina, el 12 octubre de 1898. Todas las provincias le respondían, excepto una: la provincia de Buenos Aires, donde el control por parte de la prensa impidió el fraude y la presión sobre los electores, triunfó el radical Bernardo de Irigoyen. Pero aún esta oposición le era útil a Roca, ya esta candidatura había dividido a los radicales entre el ala que prefirió participar en las elecciones, y el ala revolucionaria dirigida por Hipólito Yrigoyen, que se aferró firmemente a la abstención. Pese a que ambos grupos compartían la sigla partidaria, desde entonces se separaron progresivamente, ya que el anciano gobernador entró en sucesivos acuerdos políticos con el roquismo.[65]

Su Ministro de Instrucción Pública, Osvaldo Magnasco, proyectó crear gran cantidad de escuelas técnicas y agrotécnicas, de las que hasta entonces existían muy pocas. El intento fue rechazado por el Congreso, y Magnasco debió renunciar después de haber creado apenas unas decenas de escuelas técnicas.[66]

El primer Ministro de Guerra de Roca, Luis María Campos, fundó la Escuela Superior de Guerra, para lograr una formación constante y renovada del pensamiento militar argentino, así como la investigación ininterrumpida en materia de defensa nacional, estrategia e historia militar.[67]​ Su segundo Ministro de Guerra, Pablo Riccheri, estableció el servicio militar obligatorio por la Ley 4031.[68]

También se inició una acelerada modernización del Ejército, y se adquirieron nuevas bases militares, como Campo de Mayo, con la intención de evitar que los cuarteles dentro de la Capital fueran instrumento para revoluciones militares. Se refundó el Regimiento de Granaderos a Caballo que había creado el general José de San Martín, para funcionar como escolta del Presidente de la Nación.[69]

Durante sus presidencias continuó el desarrollo de la telegrafía argentina. En 1905 se finalizó el enlace telegráfico que unía Cabo Vírgenes en el Estrecho de Magallanes con la red nacional, que para entonces contaba con 50 000 km de recorrido, que en relación a una población de 8 millones la convertía en una de las más importantes del mundo. También sería uno de los principales propulsores del uso militar de dicha tecnología.

Política exterior

Los presidentes Roca y Errázuriz en el Estrecho de Magallanes.
Roca recorre Buenos Aires junto al Presidente de Brasil, Campos Salles, en 1900. (Archivo AGN)
La delegación chilena visita Buenos Aires en mayo de 1903.

A menos de tres meses de iniciado su gobierno, Roca emprende un viaje al sur del país; el primer paso fue una breve visita a la colonia galesa del Chubut. Siguió su navegación hasta Ushuaia y desde allí prosiguió su viaje por el Canal Beagle hacia el oeste, continuando luego por el Estrecho de Magallanes hasta Punta Arenas, donde se entrevistó con el presidente Errázuriz,[70]​ en un gesto que sirvió para acelerar la resolución del litigio de la Puna de Atacama, la cual se resolvió con un laudo arbitral del presidente norteamericano James Buchanan, que éste saldó el 24 de marzo de 1899.[71]​ Como consecuencia del mismo, en el año 1900 se creó el nuevo Territorio Nacional de Los Andes.[72]

A continuación visitó el Uruguay y el Brasil, visitas que fueron correspondidas por los presidentes de esos países, en un intercambio sin mayores consecuencias.[73]

En 1901, por iniciativa presidencial, el gobierno reinició las relaciones diplomáticas con la Santa Sede; en los años siguientes hizo varios gestos de acercamiento con la jerarquía católica.[74]

El 28 de mayo de 1902, su representante en Chile firmó con ese país los llamados Pactos de Mayo, que limitaban la carrera armamentista con ese país, y acordaba someter al arbitraje de la corona británica los diferendos limítrofes que ya se habían suscitado y los que se suscitaran en el futuro.[75]

En diciembre de 1902, el Canciller Luis María Drago inició una amplia campaña para repudiar el ataque militar por parte del Reino Unido y el Imperio alemán a las costas de Venezuela en reclamo del pago de deudas, estableciendo la Doctrina Drago, principio de aceptación universal desde entonces, que prohíbe que la deuda pública pueda dar lugar a una intervención armada.[76]

En 1902, el alférez José María Sobral participó en la expedición de Otto Nordenskjöld, que a su vez fue rescatada al año siguiente -tras la pérdida del buque en que viajaban, por el teniente Julián Irízar. En 1904, la Argentina inició la ocupación del primer establecimiento permanente en territorio antártico, al establecer una base en las islas Orcadas del Sur.[77]

Política económica

La economía argentina había sufrido importantes cambios en la década anterior, dejando de girar en torno a la exportación de la lana para pasar a depender de las exportaciones de carnes vacunas —primeramente congeladas y luego enfriadas— y de granos, principalmente trigo, maíz y lino.[78]

El Ministro de Obras Públicas Emilio Civit inició una moderada reforma en la política de concesiones ferroviarias, frenando la expansión de las empresas privadas, aumentando la extensión de las líneas estatales y ejerciendo con algún rigor el control de las tarifas de las empresas británicas, que estaban conscientemente diseñadas para perjudicar las producciones locales que pudieran competir con las británicas.[79]

La economía seguía creciendo, movida por un constante aumento de los precios agropecuarios, que se mantenía desde los años de Uriburu.[80]​ De modo que el presidente quiso aprovechar la ocasión para reorganizar la situación financiera y unificar las deudas externas. Pero la situación económica se complicó cuando se inició una rápida baja del valor del papel moneda en relación con el oro. En términos actuales, se había producido un proceso de inflación acelerada en términos de papel moneda. Sólo quienes tenían sus ingresos asegurados en pesos oro estaban libres de la misma. En respuesta, el senador Pellegrini presentó y defendió la Ley de Conversión, que era un primer paso para el regreso a la libre convertibilidad.[81]

Dos años más tarde, el mismo Pellegrini fue encargado por el presidente de iniciar gestiones en Europa para unificar la deuda externa del país: debía canjear una deuda de 392 millones de pesos oro a distintas tasas por otra de 435 millones al 4 %. Según Pellegrini, eso significaría un ahorro neto de 10 millones, pero la opinión pública entendió que se aumentaba el monto total en 43 millones.[82]

Cuando el proyecto fue presentado en el Senado, fue aprobado por una escasa diferencia de los senadores presentes, porque la mayor parte de sus opositores se había ausentado. Y en la discusión en la Cámara de Diputados, Pellegrini mismo debió confesar al diputado José Antonio Terry que el país se comprometía a girar diariamente a una cuenta especial en el Banco de la Nación el 8 % de los ingresos diarios de la Aduana. La opinión pública estalló de indignación y una gran cantidad de estudiantes salió a la calle –en Buenos Aires, Rosario y La Plata– para protestar contra el proyecto y también contra la ausencia de una democracia real. Fue la manifestación opositora más grande que se hubiera visto hasta entonces en el país, y concluyó con incidentes de violencia.[83]

El gobierno respondió pidiendo al Congreso la declaración del estado de sitio, y enseguida el presidente retiró el proyecto de unificación de la deuda, asignándole la autoría del mismo a Pellegrini.[84]

En los primeros años del siglo XX se multiplicaron las protestas gremiales y sociales; surgió la Federación Obrera Regional Argentina (F.O.R.A.) y tuvieron lugar las primeras huelgas violentas de trabajadores. Los patronos las enfrentaron con rompehuelgas, apoyados por la policía, con la que se produjeron enfrentamientos armados; especialmente notorios fueron los enfrentamientos de noviembre de 1902 en la ciudad de Buenos Aires y en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. La única respuesta del gobierno a la conflictiva situación social fue el proyecto de Código de Trabajo impulsado por el Ministro del Interior Joaquín V. González, que no llegó a obtener sanción parlamentaria.

Reforma política

En respuesta al desaire en el tema de la deuda pública, Pellegrini rompió con Roca y comenzó a formar el Partido Autonomista, en que comenzaron a militar varios dirigentes que habían sido seguidores de Juárez Celman y los miembros de un efímero Partido Demócrata, y al que se unió también Roque Sáenz Peña. Por su parte, los seguidores de Mitre habían abandonado la Unión Cívica Nacional para formar un nuevo partido, el Partido Republicano. A pesar de la importancia que la prensa les asignaba, en las elecciones de 1902 –en que aún no se había aprobado el sistema uninominal– ambos partidos obtuvieron pobres resultados.[85]

En la provincia de Buenos Aires, Marcelino Ugarte derrotó al candidato de Roca y del gobernador Irigoyen, con lo que accedió al gobierno; enseguida reforzó su estructura caudillista, extendió las redes de sus contactos, y negoció su incorporación al Partido Nacional.[86]

Si bien animado por la misma concepción de "progreso" —creación de infraestructura, fomento de la inmigración, definición de un perfil agroexportador— que el grupo de Roca, Carlos Pellegrini y otros políticos del autonomismo como Roque Sáenz Peña se plantearon la necesidad de abandonar el caudillismo en la política y el fraude electoral como mecanismo de acceso al poder, buscando abrir aunque fuera un poco los canales de participación y aumentar el número de votantes.

El alejamiento de Pellegrini provocó una crisis de gabinete y obligó a Roca a reorganizar el PAN. Durante el resto de su mandato debió cambiar de ministros varias veces.[87]

Por su parte, sorprendido por las protestas de julio de 1901, Roca decidió distraer a la opinión pública proponiendo y logrando la sanción de una Ley que establecía una reforma política ideado por el Ministro del Interior, Joaquín V. González: en busca de aumentar la representatividad de los diputados, se reemplazaba el sistema de elecciones por lista completa por una división del país en circunscripciones, en cada una de las cuales se elegiría un diputado.[88]

Roca decidió controlar la elección de su sucesor, para lo que convocó a una Convención de Notables, que discutió varias alternativas. Tras el fracaso de la casi segura candidatura de Felipe Yofre, ésta eligió a un antiguo mitrista, Manuel Quintana, y al ex gobernador cordobés José Figueroa Alcorta para vicepresidente.[89]

La ley de circunscripciones uninominales se aplicó solamente a la elección de diputados nacionales y electores de presidente en el año 1904; no tuvo efectos notables en la distribución de cargos políticos, con la sola excepción de la elección de Alfredo Palacios, primer diputado del Partido Socialista, que había sido fundado en 1896.[90]​ Por su parte, Quintana fue elegido por aplastante mayoría, en unas elecciones en que el número de votos sólo aumentó significativamente en Buenos Aires y la Capital.[91]

Gabinete ministerial

 Estandarte Presidencial
Ministerios del Segundo Gobierno de
Julio Argentino Roca
Cartera Titular Período
Ministerio del Interior Felipe Yofre
Joaquín V. González
12 de octubre de 189826 de agosto de 1901
9 de septiembre de 190112 de octubre de 1904
Ministerio de Relaciones
Exteriores y Culto
Amancio Alcorta
Felipe Yofre
Luis María Drago
José A. Terry
12 de octubre de 189821 de enero de 1899
21 de enero de 18997 de mayo de 1902
9 de mayo de 190218 de julio de 1903
20 de julio de 190312 de octubre de 1904
Ministerio de Hacienda José María Rosa
Enrique Berduc
Marco Avellaneda
12 de octubre de 18987 de abril de 1900
7 de abril de 19005 de julio de 1901
11 de julio de 190112 de octubre de 1904
Ministerio de Justicia
e Instrucción Pública
Osvaldo Magnasco
Juan E. Serú
Joaquín V. González
Juan Ramón Fernández
12 de octubre de 18981 de julio de 1901
11 de julio de 190115 de enero de 1902
15 de enero de 190222 de abril de 1902
22 de abril de 190212 de octubre de 1904
Ministerio de Agricultura Emilio Frers
Emilio Civit
Martín García Merou
Ezequiel Ramos Mexía
Wenceslao Escalante
12 de octubre de 18981 de septiembre de 1899
1 de septiembre de 1899 - 11 de enero de 1900
11 de enero de 1900 - 21 de marzo de 1901
21 de marzo de 1901 - 18 de julio de 1901
18 de julio de 190112 de octubre de 1904
Ministerio de Obras Públicas Emilio Civit
Wenceslao Escalante
12 de octubre de 1898 –?
190412 de octubre de 1904
Ministerio de Guerra Luis María Campos
Rosendo Fraga
Pablo Ricchieri
12 de octubre de 18988 de agosto de 1899
8 de agosto de 189913 de julio de 1900
13 de julio de 190012 de octubre de 1904
Ministerio de Marina Martín Rivadavia
Onofre Betbeder
12 de octubre de 189823 de febrero de 1901
23 de febrero de 190112 de octubre de 1904

Últimos años y fallecimiento

Terminado su mandato, Roca se alejó de la vida pública, residiendo la mayor parte del tiempo en su estancia "La Paz", cerca de Ascochinga, Córdoba. Aunque el autonomismo siguió controlando el gobierno por una década más, la falta de su conducción permitió a un sector del mismo desafiar a los amigos de Roca. Durante la presidencia de José Figueroa Alcorta se dedicaron a obstruir todas sus iniciativas en el Congreso.

Monumento fúnebre de Julio Argentino Roca, Cementerio de la Recoleta, Buenos Aires.

En enero de 1908, el Congreso se negaba todavía a tratar el Presupuesto Nacional para el año que ya había empezado. Figueroa Alcorta retiró el proyecto, decretó que regía el presupuesto del año anterior y clausuró el Congreso con la policía.[92]

A continuación intervino activamente en la política de las provincias, declaró la intervención federal de dos de ellas, se alió con antiguos colaboradores de Juárez Celman y amigos de Pellegrini; con el PAN completamente renovado derrotó a los amigos de Roca en marzo de 1908, logrando mayoría parlamentaria y unificando los gobiernos provinciales bajo su dirección. El esquema político de Roca estaba liquidado.[93]

El general Julio Argentino Roca falleció el 19 de octubre de 1914 en la ciudad de Buenos Aires, capital de la República Argentina. Sus restos reposan en el Cementerio de la Recoleta, ubicado en dicha ciudad.

Homenajes y cuestionamientos

Julio Argentino Roca es objeto de ciertas disputas sobre la valoración de su papel en la historia argentina.

Vista aérea de la ciudad de General Roca (Provincia de Río Negro)

Por un lado, durante el siglo XX la figura de Roca ha sido reconocida por la llamada "historia oficial" como la de uno de los estadistas que forjó las bases de la República Argentina. Desde esa posición Roca ha sido homenajeado designando con su nombre a numerosas ciudades, departamentos, lagos, calles, avenidas, plazas, monumentos, parques, escuelas y líneas ferroviarias de todo el país. A modo de ejemplo pueden citarse: la ciudad de General Roca de la provincia de Río Negro, la localidad Presidencia Roca de la provincia del Chaco, la localidad Presidente Roca de la provincia de Santa Fe, la Colonia General Roca de la provincia de Entre Ríos, el Departamento General Roca de la provincia de Córdoba, el lago Roca en la provincia de Río Negro, la Avenida Presidente Julio Argentino Roca de la ciudad de Buenos Aires, la avenida Julio A. Roca de la ciudad de Córdoba, la escuela Presidente Roca de la ciudad de Buenos Aires,[94]​ la compañía ferroviaria Ferrosur Roca y el Ferrocarril General Roca.

Monumento ecuestre al general Julio Argentino Roca, obra de José Luis Zorrilla de San Martín.

Por otra parte desde fines del siglo XIX diversas corrientes políticas e historiográficas han cuestionado su papel, asociándolo entre otras valoraciones con lo que algunas de esas corrientes y posturas denominan el Estado oligárquico previo a 1916 —año de elección del primer presidente por medio del voto secreto— y al aniquilamiento de miles de indígenas en la Patagonia, calificándolo de genocida.[95][96][97]​ Esta posición propone eliminar el nombre de Roca de los lugares y ámbitos con los que ha sido homenajeado.[98]​ Esta corriente de pensamiento, logró reemplazar el nombre de Roca en algunos lagos, escuelas, calles y plazas. A modo de ejemplo, en Río Gallegos la Avenida Julio A. Roca pasó a denominarse Presidente Néstor Kirchner.[99]​ En Resistencia cambiaron la denominación de la calle "Julio A. Roca" por "Cacique Maidana".[100]​ En General Pinto, se cambió el nombre de la calle Julio Argentino Roca por "Pueblos Originarios" caso similar al de la Escuela Primaria Nº7 de la ciudad de Tandil.[101][102]​ También se retiró el nombre de Julio Argentino Roca de una calle de barrio Sarmiento de Villa Nueva de Córdoba.[103]​ En el municipio de Del Campillo se cambió el nombre de la calle Roca por Ramón Cabral.[104]​ También se ha cambiado el nombre de escuelas en la provincia de La Pampa,[105][106]​ y en las localidades bonaerenses de Azul,[107]​ y en Tres Arroyos.[108]​ La Escuela Media Nº 2, de Jujuy pasó a denominarse Marina Vilte.[109][110]​ En Banfield, una escuela reemplazó su nombre por el de Julio Cortázar.[111]​ Incluso clubes deportivos optaron por cambiar su nombre.[112]​ En la localidad de Sierras Bayas se eliminaron los carteles en 2013 con nombre de Julio Roca.[113]​ La Escuela Provincial N°38 de la base Esperanza de la Antártida Argentina cambió el nombre de Julio Argentino Roca por el de "Presidente Raúl Ricardo Alfonsín".[114]

Numismática

La efigie de Julio Argentino Roca grabada a buril por el grabador italiano Trento Cionini, se encuentra en el anverso del actual billete de cien pesos de la República Argentina que emite la Casa de Moneda, que actualmente (2015) se encuentra en circulación.

En el anverso del mismo billete grabado a buril por el grabador argentino Hugo Urlacher. Se observa la imagen de la parte central del tradicional cuadro La Conquista del Desierto —del pintor Juan Manuel Blanes, que se encuentra ubicado en el Museo Histórico Nacional— con la siguiente leyenda:

JULIO ARGENTINO ROCA (TUCUMAN 1843 BUENOS AIRES 1914) MILITAR Y ESTADISTA, REALIZADOR DE LA CAMPAÑA DEL DESIERTO (1878), FIRMO EL TRATADO DE LIMITES CON CHILE. FUE DOS VECES PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA (1880-1886, 1888-1904).

Notas

  1. Algunas fuentes destacan que el mote de "zorro" o "zorrito" le venía de sus travesuras de infancia.
  2. La fe de bautismo se conserva en la Iglesia Matriz de San Miguel de Tucumán. Véase Garrido, M.F. et al., op. cit en la sección Bibliografía, p. 6.
  3. Agustina era hermana del futuro vicepresidente Marcos Paz.
  4. Osvaldo Bayer diría que “Roca fue implementando la esclavitud en el frente, lo que aquella brillante Asamblea del año XIII había eliminado cuando declaró la libertad de vientres, en todos los diarios de Buenos Aires, en 1879, se pueden ver los avisos donde dice reparto de indios, recorran los diarios."
  5. Osvaldo Bayer sostuvo que “es increíble la forma como se repartió la tierra después de la campaña del desierto, fíjense en el resultado que sacamos del Boletín de la Sociedad Rural Argentina fundada en 1868, fíjense que entre 1876 y 1903, en 27 años, se otorgaron 41 787 000 hectáreas a 1843 terratenientes, vinculados estrechamente por lazos económicos y familiares a los diferentes gobiernos que se sucedieron en aquel período, principalmente a la familia Roca”. Los documentos que menciona dicen que “sesenta y siete propietarios pasaron a ser dueños de seis millones de hectáreas, entre ellos se destacaban veinticuatro de las familias llamadas patricias, que recibieron entre 200 000 hectáreas (la familia Luro) y 2 500 000 obtenidas por la familia Martínez de Hoz, bisabuelo del que iba a ser ministro de economía de los presidentes de facto José María Guido y Jorge Videla.

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Véase también

Enlaces externos