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Dioniso

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Dioniso, Museo del Louvre
Las ménades, compañeras de Dioniso
Dioniso, escultura en mármol, siglo II a. C. Museo del Louvre

En la mitología griega, Dioniso (en griego: Διόνυσος, transl.: Dionysos) es uno de los considerados dioses olímpicos, es el dios de la fertilidad y el vino. Hijo de Zeus y Sémele. Nieto de Harmonía y bisnieto de Afrodita, sin embargo, otras versiones afirman que era hijo de Zeus y Perséfone.

Dioniso era inspirador de la locura ritual y el éxtasis. Un personaje importante de la mitología griega. Aunque los orígenes geográficos de su culto son desconocidos, casi todas las tragedias lo presentan como «extranjero».[1]

Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el ‘Libertador’ (Eleuterio), liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino.[2]​ La misión divina de Dioniso era mezclar la música del aulós y dar final al cuidado y la preocupación.[3]​ Los investigadores han discutido la relación de Dioniso con el «culto de las almas» y su capacidad para presidir la comunicación entre los vivos y los muertos.[4]

El nombre Dionysos es de significado incierto. Su elemento -nysos bien puede ser de origen extraheleno, pero dio- ha sido relacionado desde antiguo con Zeus (genitivo Dios). Para los autores griegos, Nisa era una ninfa que lo crio, o la montaña donde era atendido por varias ninfas (las Nisíades), que lo alimentaron y lo hicieron inmortal por orden de Hermes.[5]

El séquito de Dioniso era llamado el tíaso, y estaba formado principalmente por las ménades (sus compañeras de orgía).

Otro mito dionisíaco aparece en el credo del orfismo, donde los antiguos Titanes matan al pequeño dios Dioniso, hijo de Zeus y Perséfone, luego de atraerlo con brillantes juguetes hacia una trampa, después es descuartizado, cocido y devorado. Entonces, Zeus castiga y fulmina con su rayo a los Titanes, pero como el corazón de Dioniso no fue devorado, del corazón resucita el hijo de Zeus. De las cenizas de los Titanes y la tierra surgen los seres humanos, que poseen un componente titánico y otro dionísíaco, al nacer con algo de la antigua culpa de la muerte del dios Dioniso, por lo que deben purificarse al evitar el derramamiento de sangre de hombres y animales. De este modo, al final de la existencia, su alma es liberada del cuerpo (casi tumba y cárcel), para reintegrarse al mundo divino de donde procede.[6]

Posteriormente fue conocido por los romanos como Baco[7]​ y el frenesí que inducía, bakcheia.

Adoración

Dioniso es un dios de ritos religiosos mistéricos, como los de Deméter y Perséfone en la ciudad de Eleusis, próxima a Atenas. Dioniso lleva el basjaris o piel de zorro, simbolizando la viña y la fauna. Sus propios ritos, los Misterios dionisíacos y los Misterios eleusinos, eran los más conocidos por todos. Muchos investigadores creen que Dioniso es un sincretismo de una deidad griega local de la naturaleza y un dios más poderoso de Tracia o Frigia, como Sabacio.

Heródoto sabía que el culto a Dioniso llegó más tarde a los griegos que el resto, pues comenta:

así es, la historia griega cuenta que tan pronto nació Dioniso, Zeus lo llevó a Nisa, en Etiopía, allende Egipto, y como con Pan, los griegos no saben qué fue de él tras su nacimiento. Resulta por tanto claro para mí que los griegos aprendieron los nombres de estos dos dioses más tarde que los nombres de todos los otros, y sitúan el nacimiento de ambos en el momento en que los conocieron.[8]

Muchos griegos estaban seguros de que el culto a Dioniso había llegado a Grecia desde Anatolia, pero sus nociones sobre si Nisa estaba situada en Anatolia, en Libia («lejos al oeste junto al gran océano»), Etiopía (Heródoto) o Arabia (Diodoro Sículo) son lo suficientemente variables como para sugerir que se pretendía un lejano país mágico, quizás llamado Nysa, para explicar el ilegible nombre del dios: ‘dios de Nisa’. Apolodoro parece seguir a Ferécides, quien cuenta cómo el infante Dioniso, dios de la parra, fue criado por las ninfas de la lluvia, las Híades, en Nisa. Sin embargo, el nombre que los hititas anatolios se daban a sí mismos en su propia lengua (nesili) era Nesi. La influencia hitita en la cultura griega antigua casi nunca es apreciada.

Las anteriores contradicciones sugieren a algunos que no se está tratando con la memoria histórica de un culto extranjero sino con un dios inherentemente extranjero. Y de hecho, el nombre de Dioniso aparece en las tablillas en idioma micénico como DI-WO-NI-SO-JO,[9]​ y Károly Kerényi[10]​ lo localiza en la Creta minoica, donde su nombre minoico es desconocido pero su característica presencia resulta reconocible. Claramente, Dioniso había estado con los griegos y sus predecesores mucho tiempo, y aun así retuvo –en parte– el recuerdo de su procedencia extranjera.

El toro, la serpiente, la hiedra y el vino son los signos de la característica atmósfera dionisíaca, y Dioniso está estrechamente asociado con los sátiros, centauros y silenos. A menudo aparece montando un leopardo, llevando una piel de leopardo o en un carro tirado por panteras, y también puede ser reconocido por el tirso que lleva. Además de la parra y su alter ego salvaje estéril, la hiedra venenosa, ambas a él consagradas, la higuera también era un símbolo suyo. La piña que coronaba su tirso le relacionaba con Cibeles, y la granada con Deméter. En Atenas se celebraban en su honor las Dionisias y las Leneas. Los iniciados lo adoraban en los misterios dionisíacos, que eran parecidos y estaban relacionados con los misterios órficos. Se decía que Orfeo había inventado los misterios de Dioniso.[11]

Culto tardío en Roma

El culto a Dioniso tuvo influencia más tarde en Roma, entre los siglos II y III a. C., introducido desde la Magna Grecia (los pueblos griegos del sur de Italia), y a través de la Etruria, influida por Grecia. Los romanos rindieron culto a su equivalente romano, Baco, su nombre deriva de bacanal. Las bacanales eran fiestas que se celebraban en secreto y con la sola participación de mujeres en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino el 16 y 17 de marzo. Posteriormente, se extendió la participación en los ritos a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes. La notoriedad de estas fiestas, donde se suponía que se planeaban conspiraciones políticas, provocó en 186 a. C. un decreto del Senado —el llamado Senatus consultum de Bacchanalibus, inscrito en una tablilla de bronce descubierta en Calabria (1640) y actualmente en Viena— por el que las bacanales fueron prohibidas en toda Italia, bajo sospecha de que eran realizadas para tramar crímenes. Prohibidas hasta cierto punto, en ciertas ocasiones especiales debían ser aprobadas por el Senado. Pese al severo castigo infligido a quienes se sorprendía violando este decreto, las bacanales no fueron sofocadas, especialmente en el sur de Italia, durante mucho tiempo.

Dioniso se equipara también con Liber (mitología) (también Liber Pater). Liber (‘el libre’) era un dios de la fertilidad y el crecimiento, casado con Libera. Su fiesta era la Liberalia, celebrada el 17 de marzo, pero en algunos mitos también se celebraba el 5 de marzo.

Epítetos

  • Acratoforo, epíteto con el que era designado como dador del vino sin mezclar, y bajo el que se le adoraba en Figaleya (Arcadia).[12][13]
  • Acroreites, bajo el que era adorado en Sición.[14]
  • Adoneo (Adoneus, ‘gobernante’), epíteto latino que recibía como Baco.[15]
  • Bromio (‘atronador’ o ‘el que brama’).
  • Dendrites (Δενδρίτης Dendrítês, ‘el de los árboles’), como poderoso dios de la fertilidad.
  • Dimorfo (Δίμορφoς), por el hecho que podía mostrarse como bello o como terrible de acuerdo a las circunstancias.
  • Ditirambo (‘el de la doble puerta’) se usa a veces para referirse a él en las solemnes canciones cantadas en los festivales, y hace referencia a su prematuro nacimiento.
  • Egóbolo (‘matador de cabras’), nombre bajo el que fue adorado en Potnias (Beocia).[16]
  • Eleuterio (Ελευθερευς, ‘el libertador’), también aplicado a Eros.
  • Eneo, como dios de la prensa de vino.
  • Enorches (‘con bolas’[17]​ o quizá ‘en los testículos’, en alusión a Zeus cosiendo al infante Dioniso en su muslo),[18]​ otra forma relacionada con la fertilidad en Samos y Lesbos.
  • Esimnetes (‘gobernante’ o ‘señor’), nombre bajo el que fue adorado en Aroe y Patras (Acaya).
  • Evio, un epíteto que se usa prominentemente en la obra de Eurípides, Las bacantes.
  • Faleno (Φαλλην, ‘del falo’), garante de la fecundidad.
  • Floios (Φλοῖος, ‘corteza’), como espíritu de ésta.
  • Hierofante, sacerdote del culto.
  • Licnite (‘el del bieldo’) le hacía un dios de la fertilidad relacionado con las religiones mistéricas. El bieldo era un instrumento similar a una pala que se usaba para aventar, es decir separar la paja del grano.
  • Lieo (‘el que desata’), como un dios de la relajación y la liberación de las preocupaciones.
  • Omadio (Ὠμάδιος, ‘que come la carne cruda’), sobrenombre de Baco en Quíos.
  • Sukites (Συκίτης), protector de las higueras.
  • Yaco (Ιακχος) le relaciona con los misterios eleusinos, donde era conocido como hijo de Zeus y Deméter. El nombre puede proceder de ιακχος (iakchos), un himno cantado en honor de Dioniso.

En el panteón griego, Dioniso absorbe junto con Zeus el papel de Sabacio, una deidad tracia/frigia a la que se sacrificaba cerámica rota (probablemente para evitar que otra se rompiese en el fuego). En el panteón romano, Sabacio pasó a ser un nombre alternativo de Baco.[19]

Mitología

Nacimiento

Procesión dionisíaca en un sarcófago de mármol, posiblemente indicativa de que el difunto estuvo iniciado en los misterios.
Baco de Aldaya, escultura hispanorromana del siglo II (M.A.N.)

Dioniso tuvo un nacimiento inusual y prematuro que evoca la dificultad de encajarlo en el panteón olímpico. Su madre fue una mujer mortal, llamada Sémele, hija del rey Cadmo de Tebas, y su padre Zeus, el rey de los dioses. La esposa de Zeus, Hera, diosa celosa y vanidosa, descubrió la aventura de su marido cuando Sémele estaba encinta. Con el aspecto de una anciana (en otras versiones de una nodriza), Hera se apareció a Sémele, quien le confió que Zeus era el auténtico padre del hijo que llevaba en el vientre. Hera fingió no creerlo, y sembró las semillas de la duda en la mente de Sémele, quien, curiosa, pidió a Zeus que se revelara en toda su gloria como prueba de su divinidad. Aunque Zeus le rogó que no le pidiese eso, ella insistió y él terminó accediendo. Entonces Zeus se presentó ante ella con sus truenos, vientos y rayos, y Sémele pereció carbonizada. Zeus logró rescatar al embrionario Dioniso plantándolo en su muslo. Unos meses después, Dioniso nació en el monte Pramnos de la isla Icaria, a donde Zeus fue para liberarlo ya crecido de su muslo. En esta versión, Dioniso tuvo dos «madres» (Sémele y Zeus) antes de nacer, de donde procede el epíteto dimētōr (‘de dos madres’), relacionado con su doble nacimiento.

En otra versión (fuertemente vinculada al orfismo), Dioniso era el hijo de Zeus y Perséfone, la reina del Inframundo. La celosa Hera intentó de nuevo matar al niño, enviando esta vez a los Titanes a descuartizarlo tras engañarlo con juguetes. Zeus hizo huir a los Titanes con sus rayos, pero éstos ya se habían comido todo salvo el corazón, que fue salvado, según las fuentes, por Atenea, Rea o Deméter. Zeus usó el corazón para recrearlo en el vientre de Sémele, de donde de nuevo fue ‘el nacido dos veces’. Otras versiones afirman que Zeus dio a comer el corazón a Sémele para preñarla.

El renacimiento es el principal motivo de adoración en las religiones mistéricas, pues su muerte y resurrección eran sucesos de reverencia mística. Este relato se usó en muchos cultos griegos y romanos. Variantes del mismo se encuentran en la obra de Nono, y también en varios poemas fragmentarios órficos, que mencionan al Dioniso nacido de Perséfone con el nombre de Zagreo.[20][21]

Infancia y juventud

Teatro de Dioniso, Atenas

El mito cuenta que Zeus tomó al infante Dioniso y lo puso a cargo de Hermes. Una versión de la historia es que este dio el niño al rey Atamante y su esposa Ino, tía de Dioniso. Hermes pidió a la pareja que criase al recién nacido como a una niña, para esconderlo de la ira de la diosa Hera.[22]​ Otra versión es que Dioniso fue puesto bajo la tutela de las ninfas de la lluvia de Nisa, que lo criaron y que, por esos cuidados, fueron recompensadas por Zeus, que las puso en el firmamento como la constelación de las Híades. Otras versiones lo ponen bajo el cuidado y crianza de la titánide Rea o de Perséfone [23][24]

Cuando Dioniso creció, descubrió la cultura del vino y la forma de extraer su precioso jugo, pero Hera hizo que se volviese loco y le hizo vagar por diversas partes de la tierra. En Frigia, Cibeles, más conocida por los griegos como Rea, le curó y le enseñó sus ritos religiosos, y así emprendió Dioniso su recorrido por Asia Menor, durante el que enseñaría a la gente el cultivo de la vid. Volvió triunfante y emprendió la introducción de su culto en Grecia, pero se le opusieron algunos príncipes y regentes que temían los desórdenes que acarreaba ese culto (véanse los apartados sobre Penteo y Licurgo).

Como hombre joven, Dioniso era excepcionalmente atractivo. Una vez, sentado junto a la orilla del mar, fue visto por unos marinos, que creyeron que era un príncipe. Intentaron secuestrarlo y llevarlo lejos para venderlo como esclavo o pedir un rescate. Probaron a atarlo con cuerdas, pero ninguna podía sujetarlo. Dioniso se convirtió en un fiero león e imitó el sonido de muchas flautas, y mató a todos los que entraron en contacto con él. Los que saltaron por la borda fueron transformados en delfines. El único superviviente fue Acetes, el timonel, que, habiendo reconocido al dios, había intentado detener a los otros marinos desde el principio.[25]​ En una versión parecida, Dioniso deseaba navegar desde Icaria hasta la isla de Naxos, así que alquiló un barco pirata tirrenio. Pero cuando el dios estuvo a bordo, no navegaron hacia Naxos sino hacia Asia Menor, con la intención de venderlo como esclavo. Al saberlo, Dioniso transformó el mástil y los remos en serpientes, y llenó la nave de hiedra y del sonido de flautas, de forma que los marinos enloquecieron y saltaron al mar, donde fueron transformados en delfines.

Otras historias

Midas

Véase también el apartado titulado "El mito" del artículo dedicado al rey Midas.

Una vez, Dioniso halló que quien había sido su profesor y padre adoptivo, Sileno, había desaparecido. El anciano había estado bebiendo, se había marchado ebrio y se había encontrado con unos campesinos, que lo habían llevado ante el rey, Midas (alternativamente, Sileno se había metido en la rosaleda del rey).

Midas reconoció a Sileno, lo trató hospitalariamente y lo entretuvo durante diez días y diez noches educadamente, mientras Sileno divertía al rey y a sus amigos con historias y canciones. Al undécimo día, Midas llevó a Sileno de vuelta con Dioniso. Este ofreció a Midas que eligiera la recompensa que deseara, y el rey pidió que todo lo que tocase se transformara en oro. Dioniso accedió, aunque lamentó que no hubiese hecho una elección mejor. Midas se regocijó en su nuevo poder, que se apresuró en poner a prueba: tocó y convirtió en oro una rama de roble y una piedra. Deleitado, tan pronto como llegó a casa ordenó a los sirvientes que dispusieran un festín en la mesa. Entonces halló que su pan, su carne, su hija y su vino se convertían en oro.

Enfadado, Midas se esforzó en desprenderse de su poder, pues odiaba el don que había codiciado. Rezó a Dioniso, rogando ser librado de su hambre. Dioniso le oyó y consintió, diciendo a Midas que se bañase en el río Pactolo. Midas así lo hizo, y cuando tocó las aguas el poder pasó a éstas, y las arenas del río se convirtieron en oro.[26]

Penteo

Dioniso y Acmé. Mosaico en Chipre

Eurípides escribió una narración sobre la naturaleza destructiva de Dioniso en su obra Las bacantes. Dado que Eurípides escribió esta obra en la corte del rey Arquelao de Macedonia, algunos investigadores creen que el culto a Dioniso era visto como maligno en esta ciudad pero benigno en Atenas. En la obra, Dioniso vuelve a su lugar de nacimiento, Tebas, gobernado por su primo, Penteo. Dioniso quería vengarse de las mujeres de Tebas, sus tías Ágave, Ino y Autónoe y su primo, el rey Penteo, por negar su divinidad y por tanto no permitir su culto. Penteo fue vuelto loco lentamente por el convincente Dioniso, y atraído a los bosques del monte Citerón para ver a las Ménades, las adoradoras de Dioniso que a menudo experimentaban el éxtasis dionisiaco. Cuando las mujeres vieron a Penteo, lo descuartizaron como habían hecho antes en la obra con una manada de ganado. Brutalmente, su cabeza fue cortada por Ágave.

Licurgo

Cuando el rey Licurgo de Tracia oyó que Dioniso estaba en su reino, envió a prisión a todas sus seguidoras. El semidiós huyó y se refugió con Tetis.[27]​ Envió después una sequía que hizo que la gente se sublevara. Entonces volvió loco a Licurgo, y este descuartizó a su propio hijo con un hacha creyendo que era un brote de hiedra, planta consagrada a Dioniso. Un oráculo afirmó entonces que la tierra permanecería seca y baldía mientras Licurgo siguiera vivo, así que su pueblo lo mató y lo descuartizó. Con Licurgo muerto, Dioniso levantó la maldición.

Prosimno

Una historia conocida es la de su descenso al Hades o el inframundo para rescatar a su madre Sémele, a la que colocaría después en el firmamento estrellado.[23][28]​ Dioniso hizo el descenso desde un pozo del que se decía que no tenía fondo, ubicado en la costa de la Argólide, cerca del yacimiento prehistórico de Lerna. Fue guiado por el luchador Prosimno o Polimno, quien pidió como recompensa ser su amante. Al morir Prosimno antes de que pudiese acceder a su petición Dioniso, este, en agradecimiento a la sombra de quien le había ayudado, tomó una rama de olivo, le dio forma de falo y la clavó en la tumba.[29]

Esta historia se narra completa sólo en fuentes cristianas (cuya intención era desacreditar la mitología pagana). Parece haber servido como explicación de los objetos secretos que eran revelados en los cultos y misterios dionisíacos.[30]

Ámpelo

Según Nono de Panópolis, se hablaba de Ámpelo, un sátiro que murió en un accidente al montar un toro enloquecido por la picadura del tábano de Ate. Las Moiras concedieron a Ámpelo una segunda vida como parra, y de ella prensó Dioniso el primer vino.[31]

Mitos menos conocidos

Dioniso y Ariadna, de Sebastiano Ricci.

Cuando Hefesto apresó a Hera en un trono de oro mágico, Dioniso lo emborrachó y lo llevó de vuelta al Olimpo, donde finalmente accedió a liberar a Hera.

Cuando Hestia, diosa del hogar, decidió dejar el Concejo de los Doce y atender el fuego de las casas de las familias, Zeus eligió a Dioniso para ocupar su lugar en el Olimpo como dios inmortal del vino, el jolgorio y las fiestas.

Aristófanes inventa en su comedia Las ranas un tercer descenso de Dioniso al Hades. Dioniso, patrón del festival dramático ateniense, la Dionysia, quería devolver a la vida a uno de los grandes dramaturgos. Tras un concurso, entre Esquilo y Eurípides, elige al primero.

Cuando Teseo abandonó a Ariadna durmiendo en Naxos, Dioniso la encontró y se casó con ella. Tuvieron un hijo llamado Enopión, que se suicidó o murió a manos de Perseo. En algunas versiones, su corona era puesta en el cielo como la constelación Corona.[23]​ En otras, Dioniso descendía al Hades para recobrarla y devolverla a los dioses del Olimpo.

Calírroe era una mujer calidonia que desdeñó a un sacerdote de Dioniso que amenazó con provocar la locura a todas las mujeres del país.[32]​ Al sacerdote se le mandó sacrificar a Calírroe, pero él, en lugar de obedecer, se suicidó. Calírroe se arrojó a un pozo (o se cortó el cuello junto a una fuente) que más tarde recibiría su nombre.

Consortes y descendencia

En la mitología grecoegipcia tardía

Según Heródoto,[33]​ Valerio Mersalla Corvino [34]​ y Plutarco, en su tratado sobre Isis y Osiris, Dioniso era el mismo Osiris. También fue asociado con Serapis.[35][36]

En el arte

Mosaico hallado en Pafos. Chipre. Dioniso bebé en brazos de Hermes, recibido por néctar y ambrosía. Debajo, Zeus y otras deidades.

Naturalmente, el dios aparecía en muchas cráteras y vasijas para vino de la Antigua Grecia. Su iconografía se hizo más compleja en el periodo helenístico, con los tipos severamente arcaizantes o neoáticos como el Dioniso Sardanápalo y los tipos mostrándolo como un joven indolente.

En la música

Influencia dionisíaca en el cristianismo

El investigador moderno Barry Powell cree que las nociones cristianas de comer y beber la «carne» y la «sangre» de Jesús fueron influidas por el culto a Dioniso. En otro paralelismo, aduce Powell, Dioniso fue también peculiar entre los dioses griegos, como deidad comúnmente percibida dentro de sus seguidores.[37]

El vino era importante para Dioniso, a quien se imaginaba como su creador; la creación de vino a partir de agua aparece también en las Bodas de Caná. En el siglo XX, Bultmann y otros compararon ambos temas y concluyeron que la teofanía dionisíaca influenció en la literatura cristiana. En Élide, durante las Tías, el festival de Dioniso, los sacerdotes colocaban tres tarros en una habitación sellada y al día siguiente aparecían milagrosamente llenos de vino, [38][39][40]​que contasen Plinio el Viejo y Pausanias.

Interpretaciones modernas

Escultura de Dioniso que celebra el 100º aniversario de Qingdao Beer (provincia de Shandong, China).

Dioniso ha permanecido como una inspiración para artistas, filósofos y escritores de la época contemporánea. Inspirado por James Frazer, algunos investigadores han etiquetado a Dioniso como una deidad de vida, muerte y resurrección. El mitógrafo Károly Kerényi dedicó mucha energía a Dioniso en su larga carrera, y resumió sus pensamientos en Dionisos: raíz de la vida indestructible.[10]

En su libro El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche contrastó a Dioniso con Apolo como símbolo del principio estético fundamental e incontrolado de la fuerza, la música y la intoxicación frente al principio de la vista, la forma y la belleza representado por el segundo.

El poeta y filósofo ruso Vyacheslav Ivanov elaboró la teoría del Dionisismo, que rastrea las raíces del arte literario en general y del arte de la tragedia en particular a los antiguos misterios dionisíacos. Sus opiniones fueron expuestas en los tratados La religión helenística y el dios sufridor (1904) y Dioniso y el antiguo Dionisismo (1921).

Kessler opina que un mosaico presente en el suelo del triclinio de la Casa de Aión en Nea Pafos (Chipre) refleja un tipo de culto monoteísta de Dioniso,[41]​ mas como deidad principal o tutelar de la ciudad, en la misma aparecen Hermes y Zeus. La adopción de deidades tutelares como patronas de la ciudad, era un hábito muy freciente en las ciudades de Grecia, como Ares lo era en Esparta, Atenea en Atenas. Algunas interpretaciones modernas son osadas, el ensayista Walter Otto describe a Dioniso como «masculino-femenino»,[42]​ lo cual no coincide con los relatos clásicos ni con su descendencia.

Oliver Stone en su película The Doors de 1991, plantea como Jim Morrison en la cultura popular de los años sesenta se convirtió en una especie de encarnación de Dionisos. El poema «Liberalia» del escritor costarricense Juan Alberto Corrales hace referencia a los rituales mistéricos de Dionisos.[43]

El investigador Rafael Flores Montenegro realiza una comparativa entre el Tango y las fiestas Dionisias de la Antigua Grecia. La sociedad orillera rioplatense inventó una música y danza que tenían fuerza embriagante e irresistible, donde los jóvenes se adherían con fervor y organizaban su vida en función de cómo irían coronando sus días en la milonga. La actuación improvisada, las referencias fálicas vinculadas a los burdeles y al lenguaje de algunos de sus temas en sus orígenes, así como la condición popular y por ende democrática de la fiesta tanguera, encuentra íntimas semejanzas con los cultos dionisíacos, aunque desprovista de signo religioso pero dotada de la misma fuerza emocional que atraviesa épocas y renace. A los países del Plata llegó el aluvión migratorio proveniente del Mediterráneo, punto de origen e irradiación directa de la cultura griega. Y es evidente que el tango nace de mano del pobrerío nativo e inmigrante pivotando sobre la danza y la música, inventando una fiesta propia, contestando a las propuestas excluyentes de la sociedad patricia rioplatense. Comparando ambas culturas, desde este punto de vista, el tango representó un revulsivo en cierta forma similar a como lo fuera el teatro para los griegos del siglo VI y V a.C. Las sintonías entre ambos abren vías de investigación : desde los escenarios y las gradas de los teatros griegos, el papel del coro, hasta la misma poesía que surge para ser representada. Las Orquestas de Tango y sus cantores; los bailarines que aprueban o rechazan la actuación de los palcos, la recitación repentista, nos hablan de importantes resonancias del teatro y la poesía griegos en la epifanía de los Tangos. [44]

Imágenes


Culto

Dioniso perdura a modo de culto, estando presente en nombres de productoras de bebidas alcohólicas, como así también tiendas y festivales de vino y cerveza. Algunos conjuntos de música contemporánea también utilizan su nombre, como Dionysos.

En la parte religiosa, está presente en el helenismo, que rinde culto a las antiguas divinidades griegas.

Véase también

Notas y referencias

  1. «Dionysus». Encyclopædia Britannica. 
  2. Sutton (1992), pág. 2, menciona a Dioniso como El Libertador en relación a las Dionisias.
  3. Fox (1916), pág. 221: «La misión divina de Dioniso era mezclar la música de la flauta y traer el cese al cuidado». Fox cita entonces a Eurípides como una fuente directa para esta afirmación:
    Santa señora de los dioses, santa que bajo la tierra mueves tu ala de oro, ¿oyes esto a Penteo? ¿Oyes su impía blasfemia contra Bromio, el hijo de Sémele, el demonio que en las fiestas de hermosas coronas es el primero de los bienaventurados? Aquel que sabe danzar en comitiva y reír con la flauta y quitar los cuidados, cuando del vino llega la gala en el banquete de los dioses, y en las fiestas en que se lleva yedra la copa envuelve en sueño a los mortales.
    Eurípides, Las bacantes 370–85
  4. Riu (1999), capítulo 4 (Happiness and the Dead), pág. 105: «Dioniso preside sobre las comunicaciones con los muertos».
  5. Fox (1916), pág. 217: «La palabra Dionysos es divisible en dos partes, la primera originalmente Διος (es decir Ζευς), mientras la segunda es de significado desconocido, aunque quizá esté relacionada con el nombre del Monte Nisa que aparece en la historia de Licurgo:
    [...] cuando Dioniso había renacido del muslo de Zeus, Hermes le confió al cuidado de las ninfas del monte Nisa, quienes lo alimentaron con la comida de los dioses y lo hicieron inmortal.
  6. Bernabé, Alberto & Casadesús, Francesc (2009). Orfeo y la tradición órfica. Un reencuentro. Dos volúmenes. Madrid: Akal. ISBN 978-84-460-1896-4. 
  7. En Grecia «tanto el devoto como el dios se llaman Baco.» (Burkert, Walter (1985). Greek religion. Cambridge: Harvard University Press. p. 162. ISBN 9780674362802.  Señalando, para el iniciado, a Eurípides, Las bacantes 491, y para el dios, que solo es «Dioniso», Sófocles, Edipo rey 211 y Eurípides, Hipólito 560.
  8. Heródoto, Historia ii.146.
  9. Adams, John Paul (2005). «Dionysos» (en inglés). Northridge. Consultado el 2 de noviembre de 2008. 
  10. a b Kerényi (1976).
  11. Apolodoro, Biblioteca i.3.2: «Orfeo también inventó los misterios de Dioniso, y habiendo sido descuartizado por las Ménades está enterrado en Pieria
  12. Pausanias viii.39.4.
  13. Smith, W., ed. (1867). «Acratophorus». A Dictionary of Greek and Roman biography and mythology. Boston: Little, Brown & Co. i.14. OCLC 68763679. 
  14. Esteban de Bizancio, s. v. Ακρωρεία.
  15. Ausonio, Epigramas xxix.6.
  16. Pausanias ix.8.1.
  17. Kerényi (1976), pág. 286.
  18. Jameson (1993), pág. 53, para las sugerencias de Devereux sobre Enorkhes.
  19. Taylor-Perry (2003), cap. «Sabazius», pág. 89.
  20. Nono de Panópolis, VI,164.
  21. Hieros logos. Poesía órfica sobre los dioses, el alma y el más allá, p.71, edición de Alberto Bernabé, Madrid: Akal (2003). ISBN 978-84-460-1377-8.
  22. Apolodoro: Biblioteca, iii.4.3.
  23. a b c Véase el artículo "Catasterismo".
  24. Véase el artículo dedicado a las "Híades" y compárese con el apartado titulado "Historia" del artículo dedicado a la constelación del mismo nombre.
  25. Era éste un mito etiológico que explicaba por qué las arenas del río Pactolo eran ricas en oro.
  26. Véase el apartado titulado "Tetis y los otros dioses" del artículo dedicado a Tetis.
  27. Higino: Astronomía II, 5.
  28. Clemente de Alejandría: Protreptikos (Προτρεπτικὸς λόγος εἰς Ἕλληνας), II, 30, 3 – 5.
  29. Arnobio: Contra las naciones (Adversus naciones), V, 28; Dalby (2005), pp. 108- 117.
    • En su obra Sobre hombres ilustres (De Viris Illustribus), Jerónimo de Estridón llama al libro de Arnobio Contra los gentiles (Adversus Gentes).
  30. Nono de Panópolis: Dionisíacas (Διονυσιακά), X, 175 – 430; XI; XII, 1 – 117; Dalby (2005) pp. 55 – 62.
  31. Véase el artículo titulado "Ménades".
  32. Her. II 42 y II 144
  33. Merkelbach, Reinhold; Isis regina - Zeus Sarapis.: Die griechisch-ägyptische Religion nach den Quellen dargestellt, Bibliotheca Teubneriana, Bibliotheca scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana Series, Walter de Gruyter, 2001, pp 69, 71-72
  34. Sobre Serapis.
  35. MERKELBACH, Reinhold: Isis regina - Zeus Sarapis: Die griechisch-ägyptische Religion nach den Quellen dargestellt, Bibliotheca Teubneriana, Bibliotheca scriptorum Graecorum et Romanorum Teubneriana Series, Walter de Gruyter, 2001, pág. 38.
  36. Powell(2007).
  37. Pausanias vi.26.1; Ateneo, Deipnosofistas ii.34a.
  38. Plinio, Naturalis Historia ii.106 y xxxi.16; citado en Cotter, Wendy (1999). Miracles in Greco-Roman antiquity: a sourcebook. Londres, Nueva York: Routledge. p. 165. ISBN 9780415118637. 
  39. Ridderbos, Herman N. (1997). The Gospel according to John: a theological commentary. Grand Rapids: W. B. Eerdmans Publishing. p. 110. ISBN 9780802804532. 
  40. Kessler, E. Dionysian Monotheism in Nea Paphos, Cyprus. 
  41. Otto, Walter F. (1995). Dionysus Myth and Cult. Indiana University Press. ISBN 0253208912. 
  42. Juan Alberto Corrales (25 de julio de 2014). «Liberalia (El regreso de Dionisos)». Consultado el 25/072014. 
  43. «Dioniso en la fiesta del Tango». 

Bibliografía

  • Flores Montenegro, Rafael (2016). Dioniso nell´abbraccio del Tango (en italiano). Ed. Abrazos. ISBN 9783939871446. 
  • Flores Montenegro, Rafael (2016). Dioniso en la fiesta del Tango. Ed. Huerta de Lectores. ISBN 9789873606014. 

Enlaces externos

William Watson Goodwin.
  • LUCIANO DE SAMÓSATA: Dioniso.
    • Texto griego, con índice electrónico, en el Proyecto Perseus. Empleando el rótulo activo "load", se obtiene ayuda en inglés con el vocabulario griego del texto.
  • WILLOUGHBY, Harold R.: Pagan Regeneration. A Study of Mystery Initiations in the Graeco-Roman World (La regeneración pagana. Estudio de los misterios iniciáticos del mundo grecorromano), 1929.
  • GARCIA GERALDO, Lidiana: Dioniso nas Bacantes: uma análise interpretativa da tragédia e das representações mítico-rituais da religião dionisíaca (Dioniso en Las bacantes: análisis interpretativo de la tragedia y de las representaciones mítico-rituales de la religión dionisíaca). Instituto de Estudios del Lenguaje, de la Universidad Estatal de Campinas. 2014.
  • FARRAND, Michael J.: Dionysus, poema narrativo; (en inglés).