Diferencia entre revisiones de «Historia de Navarra»

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La colaboración entre los vascones y los [[Banu Qasi]] (s.VIII a S.X) frente a los francos resultaría en la formación del [[Reino de Pamplona]] con la proclamación de [[Íñigo Arista]], su primer soberano.
La colaboración entre los vascones y los [[Banu Qasi]] (s.VIII a S.X) frente a los francos resultaría en la formación del [[Reino de Pamplona]] con la proclamación de [[Íñigo Arista]], su primer soberano.


véase '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)
=== Dinastías Iñiga y Ximena ===
=== Dinastías Iñiga y Ximena ===
{{AP|dinastía Jimena}}
{{AP|dinastía Jimena}}
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=== Dinastía de Champagne y Capeta ===
=== Dinastía de Champagne y Capeta ===

para conocer más, véase el capítulo 11 de "'''''Historia Medieval del Reino de Navarra'''''"(www.lebrelblanco.com)

A la muerte sin descendencia de [[Sancho VII]], subió al trono en [[Tudela]] el 7 de abril de 1234 su sobrino [[Teobaldo I de Navarra|Teobaldo I ''el Trovador'']], iniciando la '''dinastía de Champaña'''. Selló pactos con [[Castilla]], [[Aragón]] e [[Inglaterra]], que le permitieron consolidarse en la corona.
A la muerte sin descendencia de [[Sancho VII]], subió al trono en [[Tudela]] el 7 de abril de 1234 su sobrino [[Teobaldo I de Navarra|Teobaldo I ''el Trovador'']], iniciando la '''dinastía de Champaña'''. Selló pactos con [[Castilla]], [[Aragón]] e [[Inglaterra]], que le permitieron consolidarse en la corona.


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La reina había contraído matrimonio, cuando ella tenía seis años, con [[Felipe de Evreux]], que tenía doce años, de manera que se conoció a esta nueva dinastía con el nombre de '''Casa de Evreux'''. En su reinado se "amejoró" el fuero y tuvo lugar la creación de algunos órganos de gobierno, como el Consejo Real que colaboró con el rey en tareas legislativas y judiciales, el tribunal superior de justicia, así como la [[Cámara de Comptos]] encargada de la recaudación de impuestos y de la hacienda regia. De este reinado data el primer testimonio sobre el juego de [[pelota vasca]], correspondiente a la construcción de un tablado en el claustro de los dominicos de [[Pamplona]] para que el rey pudiera ver el juego “a la palma”.
La reina había contraído matrimonio, cuando ella tenía seis años, con [[Felipe de Evreux]], que tenía doce años, de manera que se conoció a esta nueva dinastía con el nombre de '''Casa de Evreux'''. En su reinado se "amejoró" el fuero y tuvo lugar la creación de algunos órganos de gobierno, como el Consejo Real que colaboró con el rey en tareas legislativas y judiciales, el tribunal superior de justicia, así como la [[Cámara de Comptos]] encargada de la recaudación de impuestos y de la hacienda regia. De este reinado data el primer testimonio sobre el juego de [[pelota vasca]], correspondiente a la construcción de un tablado en el claustro de los dominicos de [[Pamplona]] para que el rey pudiera ver el juego “a la palma”.


[[Carlos II de Navarra|Carlos II ''el Malo'']], rey de Navarra (1349-1387), fue protagonista de una desmedida política internacional que desbordó los limitados recursos del reino. El ejército castellano cerca Pamplona viéndose Carlos obligado a firmar el [[Tratado de Briones]] (1373 y 1379) que permite a [[Castilla]] retener durante casi una década una quincena de plazas navarras que había conquistado en la guerra, lo que supuso el final de las ambiciones políticas del rey. Esta política oscilante e incoherente se explica por la necesidad de mantener un precario equilibrio con las potencias que rodeaban Navarra -Castilla, Gascuña inglesa (salidas al mar), Aragón y Francia-, todas y cada una capaces por sí mismas de anexionarse el pequeño Reyno de Navarra. Para saber más, ver el capítulo 16 de '''"''Historia Medieval del Reyno de Navarra''"''' (www.lebrelblanco.com)
[[Carlos II de Navarra|Carlos II ''el Malo'']], rey de Navarra (1349-1387), fue protagonista de una desmedida política internacional que desbordó los limitados recursos del reino. El ejército castellano cerca Pamplona viéndose Carlos obligado a firmar el [[Tratado de Briones]] (1373 y 1379) que permite a [[Castilla]] retener durante casi una década una quincena de plazas navarras que había conquistado en la guerra, lo que supuso el final de las ambiciones políticas del rey. Esta política oscilante e incoherente se explica por la necesidad de mantener un precario equilibrio con las potencias que rodeaban Navarra -Castilla, Gascuña inglesa (salidas al mar), Aragón y Francia-, todas y cada una capaces por sí mismas de anexionarse el pequeño Reyno de Navarra.


[[Carlos III de Navarra|Carlos III ''el Noble'']] Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, en 1375 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla [[Juan I de Castilla|Juan I]] y [[Enrique III de Castilla|Enrique III]]. Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al papado de Aviñón y relaciones matrimoniales. Instituyó el título de [[Príncipe de Viana]] (1423) para los herederos al trono del reino navarro, siendo el primero su nieto Carlos.
[[Carlos III de Navarra|Carlos III ''el Noble'']] Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, en 1375 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla [[Juan I de Castilla|Juan I]] y [[Enrique III de Castilla|Enrique III]]. Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al papado de Aviñón y relaciones matrimoniales. Instituyó el título de [[Príncipe de Viana]] (1423) para los herederos al trono del reino navarro, siendo el primero su nieto Carlos.
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Carlos de Viana, declaró la guerra su padre (1451-1461) lo que supuso una [[Guerra Civil de Navarra|guerra civil en Navarra]] entre [[Agramonteses]] y [[Beaumonteses]], ambas facciones disfrutaron del apoyo de las facciones guipuzcoanas de [[Gamboínos]] y [[Oñacinos]] respectivamente. Dicha guerra interna persistió a la muerte de Carlos en 1461 y también a la de Juan II en 1479. De entre las familias agramontesas de la época debemos destacar a la de San [[Francisco Javier]] que fue introducido en el espíritu misionero al oñacino San [[Ignacio de Loyola]] y ex-militar castellano, enfrentado a los hermanos de aquel.
Carlos de Viana, declaró la guerra su padre (1451-1461) lo que supuso una [[Guerra Civil de Navarra|guerra civil en Navarra]] entre [[Agramonteses]] y [[Beaumonteses]], ambas facciones disfrutaron del apoyo de las facciones guipuzcoanas de [[Gamboínos]] y [[Oñacinos]] respectivamente. Dicha guerra interna persistió a la muerte de Carlos en 1461 y también a la de Juan II en 1479. De entre las familias agramontesas de la época debemos destacar a la de San [[Francisco Javier]] que fue introducido en el espíritu misionero al oñacino San [[Ignacio de Loyola]] y ex-militar castellano, enfrentado a los hermanos de aquel.


Carlos reclutó el apoyo de Beaumont (beaumonteses) y del propio condestable castellano, [[Álvaro de Luna]]. Pero Juan II le derrotó una y otra vez, al tiempo que se casaba con la castellana [[Juana Enríquez]] (1447) que le daría un hijo, el futuro [[Fernando el Católico]]. Para saber más, véase el capítulo 21 de '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)
Carlos reclutó el apoyo de Beaumont (beaumonteses) y del propio condestable castellano, [[Álvaro de Luna]]. Pero Juan II le derrotó una y otra vez, al tiempo que se casaba con la castellana [[Juana Enríquez]] (1447) que le daría un hijo, el futuro [[Fernando el Católico]].

[[Archivo:Map France 1477-es.svg|thumb|400px|Francia y Navarra en 1477]]
[[Archivo:Map France 1477-es.svg|thumb|400px|Francia y Navarra en 1477]]


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El enfrentamiento se produjo en la cruenta [[batalla de Noáin]] (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el [[castillo de Maya]] (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de [[1522]] y en [[Fuenterrabía]], que resistió hasta marzo de [[1524]].<ref name="izko2" /> En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de [[Fuenterrabía]], el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la [[Alta Navarra]] como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.
El enfrentamiento se produjo en la cruenta [[batalla de Noáin]] (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el [[castillo de Maya]] (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de [[1522]] y en [[Fuenterrabía]], que resistió hasta marzo de [[1524]].<ref name="izko2" /> En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de [[Fuenterrabía]], el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la [[Alta Navarra]] como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.

Véase capítulos 26 y 27 de '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)



=== Navarra continental ===
=== Navarra continental ===
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La reina [[Catalina de Foix]] desde 1513 y hasta el momento de su muerte en 1518, ejerció su reinado sobre el referido territorio que a partir de ese momento se denominó simplemente Navarra. Le sucedieron como reyes su hijo [[Enrique II]] casado con [[Margarita de Angulema|Margarita de Navarra]], [[Juana III de Navarra|Juana III]] de Albret y su hijo, habido con el [[Antonio de Borbón|duque de Borbón]], [[Enrique IV de Francia|Enrique III de Navarra]] y que más tarde sería nombrado rey de Francia como [[Enrique IV de Francia|Enrique IV]]. El rey consideró siempre a '''Navarra''' como patrimonio del rey y separada de la corona de Francia.
La reina [[Catalina de Foix]] desde 1513 y hasta el momento de su muerte en 1518, ejerció su reinado sobre el referido territorio que a partir de ese momento se denominó simplemente Navarra. Le sucedieron como reyes su hijo [[Enrique II]] casado con [[Margarita de Angulema|Margarita de Navarra]], [[Juana III de Navarra|Juana III]] de Albret y su hijo, habido con el [[Antonio de Borbón|duque de Borbón]], [[Enrique IV de Francia|Enrique III de Navarra]] y que más tarde sería nombrado rey de Francia como [[Enrique IV de Francia|Enrique IV]]. El rey consideró siempre a '''Navarra''' como patrimonio del rey y separada de la corona de Francia.


La reina [[Juana III de Navarra|Juana III]] se convirtió al protestantismo calvinista que en Francia se denominaban [[Hugonote]], movimiento muy importante en Bearne y mucho menos en Navarra. Bajo su reinado el pastor [[Joannes Leizarraga]] realizó la primera traducción de los evangelios al euskera siguiendo los principios de su iglesia de traducir los textos sagrados a todas las lenguas. Su hijo Enrique también se educó en la fe hugonote pero ante al exigencia de su conversión al catolicismo para se rey de Francia se le atribuye la frase: "Paris bien vale una misa"
La reina [[Juana III de Navarra|Juana III]] se convirtió al protestantismo calvinista que en Francia se denominaban [[Hugonote]], movimiento muy importante en Bearne y mucho menos en Navarra. Bajo su reinado el pastor [[Joannes Leizarraga]] realizó la primera traducción de los evangelios al euskera siguiendo los principios de su iglesia de traducir los textos sagrados a todas las lenguas. Su hijo Enrique también se educó en la fe hugonote pero ante al exigencia de su conversión al catolicismo para se rey de Francia se le atribuye la frase: "Paris bien vale una misa"
véase el capítulo 28 de '''''"Historia Medieval del Reyno de Navarra"''''' (www.lebrelblanco.com)



Su sucesor [[Luis XIII de Francia|Luis II (XIII de Francia)]] acudió a [[Bearn]]e al frente de sus tropas y el 20 de octubre de [[1620]] e incorpora el [[Reino de Navarra]] a la corona de [[Francia]] junto a las soberanía de [[Bearn]]e, uniendo en el mismo acto la Cancillería de [[Saint-Palais (Pirineos Atlánticos)|St.Palais]] (máxima instancia judicial de Navarra) y el Consejo Soberano de [[Pau (Pirineos Atlánticos)|Pau]] en el denominado Parlamento de Navarra con sede en Pau.
Su sucesor [[Luis XIII de Francia|Luis II (XIII de Francia)]] acudió a [[Bearn]]e al frente de sus tropas y el 20 de octubre de [[1620]] e incorpora el [[Reino de Navarra]] a la corona de [[Francia]] junto a las soberanía de [[Bearn]]e, uniendo en el mismo acto la Cancillería de [[Saint-Palais (Pirineos Atlánticos)|St.Palais]] (máxima instancia judicial de Navarra) y el Consejo Soberano de [[Pau (Pirineos Atlánticos)|Pau]] en el denominado Parlamento de Navarra con sede en Pau.

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Pro libertate patria, gens libera state
Navarra en Europa

véase "Historia Medieval del Reyno de Navarra" (www.lebrelblanco.com)

Inicios

Prehistoria

Hace unos 7.000 años se produce en Europa un profundo cambio, cultural y económico, en un contexto, además, de cambio climático. El final de la IV glaciación o de Würm, es también el fin de la economía de los cazadores y recolectores del Paleolítico para dar paso a la civilización Neolítica.

El Neolítico se caracteriza por una economía agrícola y ganadera, el asentamiento de la población en aldeas, la invención de la cerámica y la construcción con grandes piedras (Megalitismo) de Dolmen, Menhir y Crómlech.

En el territorio que históricamente ha ocupado Navarra, la transición del paleolítico al neolítico-bronce fue lenta y paulatina[1]​desde el 5.000 AC hasta el 1.000 AC que comienza el periodo del hierro céltico.

El origen geográfico de la cultura neolítica se ha establecido en Oriente Medio y Mesopotamia, pero ha quedado demostrado genéticamente[2]​que, en Europa Occidental, el cambio cultural no supuso un cambio étnico y los mismos cazadores y recolectores paleolíticos se transformaron en agricultores y ganaderos neolíticos.

La cultural y el idioma de aquella población, que posteriormente se denominarán vascones, está relacionada con la civilización Ligur e Ibera[3]​y en general con las civilizaciones preclásicas mediterráneas como la Micénica en península Helénica, Minóica del Egeo, Etrusca en la Itálica, Bereber en el norte de África o la Ivera del Cáucaso.[4]

El vascuence o euskera ha sobrevivido en este territorio como vestigio de aquella civilización europea desaparecida tras las invasiones célticas y el desarrollo posterior de las civilizaciones clásicas griega y romana.

La relación e integración del Ager Vasconum, agrícola, y el Saltus Vasconum, ganadero, mediante las cañadas reales, nacidas en la trashumancia del neolítico, vertebraron el territorio de los vascones.

Romanización, los vascones entran en la historia

Los primeros contactos de vascones y romanos pueden situarse en el siglo II A.C.. Ya en 179 A.C. Tiberio Sempronio Graco funda Graccurris (Alfaro) en territorio vascón, la intensidad de los contactos aumenta durante las Guerras Sertorianas, Pompeyo se retira a estas tierras como retaguardia y funda Pompaelo (en el alto que actualmente ocupa la catedral) en el 79 A.C., junto a un asentamiento indígena (en el alto que hoy ocupa el archivo de Navarra que en la edad media se conoció como Burgo de San Miguel).

Son varios los geógrafos romanos que citan a los vascones, como Plinio, Estrabón y Ptolomeo, delimitando el territorio mediante la relación de sus ciudades: Oiasso (Oiartzun/Irun), Itourissa (Espinal), Iacca (Jaca), Alaunoa (Alagón), Segia (Ejea), Cascantum (Cascante), Graccurris (Alfaro), Kalagorina (Calahorra), Andelos (Andión), Nemeturissa (Oteiza).

No hay noticias de conflicto en el contacto de ambas culturas, a diferencia de lo ocurrido con otros grupos étnicos.

La construcción de calzadas, el establecimiento de pesos y medidas, y en general el orden romano, fomentó el comercio. En este sentido tuvo gran actividad la emisión de moneda de la ceca “Barskunes”.[5]​ El hecho de emitir moneda, no frecuente en la península, denota la existencia de una civitas, que en el derecho romano da idea de una unidad organizada autónoma. En agricultura se inició el cultivo de la vid y el olivo y se implantaron nuevas tecnologías como el arado.

Anverso y reverso de la moneda íbera con la inscripción Barscunes.

En general la romanización fue intensa como lo acreditan los vestigios arqueológicos de Pamplona, Andelos, Liédena, Santacara, Arellano y otros, denotando el nivel de integración cultural y, en muchos casos, la prosperidad económica. Nombres vascones aparecen integrados en las legiones como los que figuran en el Bronce de Ascoli o en la Cohors II Vasconum con inscripciones de su participación en Germania, Britania y Mali.

Es muy probable que la relación pacífica con los romanos provengan del respeto y reconocimiento romano a la civitas vascona, que sus sucesores visigodos no continuaron. Los quinientos años de romanización supusieron para los vascones un gran desarrollo, expansión geográfica, demográfica y económica.

Visigodos

Según Claudio Sánchez-Albornoz y otros autores,la crisis del orden imperial romano a partir del siglo V generó un vacío de poder en la Tarraconense. Los vascones muestran un gran dinamismo en esta época, impulsados por la mejora económica y demográfica que había favorecido la romanización. Para la historia son años oscuros con pocas noticias documentales. Estos mismos autores afirman que se produce una colonización, al menos cultural, de la depresión vascongada, y las tribus de Várdulos, Caristios y Autrigones que la habitaban, adoptan el idioma y la cultura vascona, es la denominada tesis de la Vasconización tardía. El mismo fenómeno se extendió hacia el norte en el proceso de vasconización de los aquitanos.

Historicamente se relaciona a los vascones con el fenomeno de los bagaudas. Los bagaudas son descritos por las poblaciones hispanorromanas del valle del Ebro, hasta el siglo V, como bandoleros saqueadores que se dedicaban a la rapiña a lo largo del valle del Ebro. Fueron combatidos por el general romano Asturius en 441 y 442 en tierras de Aracelitanos, saquearon Turiassone (Tarazona) y asesinaron al obispo en 449, en 455 el rey suevo Rechiario realizó un ataque contra bagaudas en tierra de vascones y Federico, hermano del rey godo Teodorico, los derrotó en 456.

Practicamente la totalidad de los reyes hispanogodos realizaron ataques y saqueos contra los vascones y en algunas crónicas posteriores de la época del reino de Asturias se puede leer alguna expresión similar a Domuit vascones (dominó a los vascones), aunque realmente en ninguna aparece esa expresión.

Algunos historiadores suponen[6]​ que los vascones nunca fueron sometidos por los visigodos en su pretensión de lograr la unidad territorial de todas la antiguas provincias hispanorromanas.

La estrategia de dominación visigoda creó una línea de fortificaciones como Fitero, Olite (Oligito fundada por Suintila como "civitas gothorum"), Pamplona y Vitoria, defendidas militarmente y legitimadas en el cristianismo episcopal. Pamplona fue sede episcopal de la iglesia visigoda, el obispo Liliolo suscribe las actas del III Concilio de Toledo en 589.[7]​ El texto De laude Pampilone se corresponde a este periodo de fortificación visigoda en tierra de bárbaros. Están documentadas necrópolis visigodas en Pamplona, siempre en extramuros,en la zona de la calle Leyre, excavada a finales del siglo XIX por Iturralde y Suit, en la Plaza del Castillo, excavadas durante las obras del parking y en el solar de la Casa del Condestable, excavadas en las recientes obras de rehabilitación.

El caracter episcopal de Pamplona durará toda la edad media.

La formación del reino

La Invasión musulmana

Durante el invierno del 713 los ejércitos musulmanes alcanzaron el valle medio del Ebro que se encontraba gobernado por el conde hispanovisigodo Casio quien eligió someterse al califa de Omeya y convertirse al Islam dando origen a la estirpe de los Banu Qasi a cambio de mantener su poder en la región. Pamplona sin embargo fue finalmente ocupada tras oponer resistencia en el 718 y obligada a pagar tributo a los gobernadores musulmanes que establecieron un protectorado.

El Ducado de Vasconia y la Marca Hispánica

Mapa mostrando todos los condados de la Marca Hispánica, y Vasconia.
Otra versión de la Marca Hispánica el año 814

La derrota musulmana en la batalla de Poitiers en 732 frente a los francos de Carlos Martel debilitaron la posición musulmana pero el valí Uqba recondujo la situación instalando una guarnición militar en la ciudad de Pamplona entre el 734 y el 741.[8]​ El territorio de los vascones al norte de los Pirineos se incorporó al Ducado de Vasconia bajo el Imperio Carolingio, mientras que el sur de la cordillera se reorganizaba en torno a la ciudad de Pamplona y a la estirpe Íñiga o Ennega o Enecca.

En el territorio ganado a los musulmanes al sur de los Pirineos se configuró la Marca Hispánica como frontera político-militar del Imperio Carolingio mediante guarniciones militares establecidas en lugares como Barcelona, o Gerona y se extendía de Pamplona a Barcelona.

Pronto los condados occidentales alcanzan gran independencia y mantienen relaciones equidistantes con el Imperio y el Califato. Los Banu Qasi, calagurritanos, vascones romanizados e islamizados, casan en 784 a Musa ibn Fortún con Onneca, casada anteriormente con el vascón Íñigo Jiménez y madre de Íñigo Íñiguez, que más tarde sería el primer rey de Pamplona conocido como Eneko Aritza.

Batalla de Roncesvalles en 778. Muerte de Roldán, en las Grandes Crónicas de Francia, ilustradas por Jean Fouquet, Tours, hacia 1455-1460, BNF

Carlomagno aprovechó la rebelión del valí de Zaragoza o Saraqusta para intervenir en la Península y apoyar a Sulaymán al-Arabi, que pretendía alzarse como emir de Córdoba con el apoyo de los francos, a cambio de entregar la plaza de Saraqusta. Atravesó con un ejército franco el territorio vascón llegó a Pamplona que le recibió en capitulación.

Carlomagno llegó en el año 778 a las puertas de la ciudad de Zaragoza, pero por un cambio de alianzas entre los musulmanes se negó la entrada al ejército Carolingio en la ciudad, poniéndole cerco. Debido a la complejidad que supondría un largo asedio a una plaza tan fortificada, con un ejército tan alejado de su centro logístico y dado que llegaron noticias de la sublevación de los sajones, desistió. En la retirada, al pasar por Pamplona destruyó sus murallas y la ciudad. El 15 de agosto de 778, camino de vuelta a su reino tuvo una derrota de su retaguardia en la batalla de Roncesvalles, entre el collado de Ibañeta y la hondonada de Valcarlos, Carlomagno sufrió una emboscada por partidas de vascones que atacaron con lanzamientos de rocas y dardos. La acción provocó un descalabro general a la retaguardia del ejército, mandada por Roldán, sobrino del Emperador, que murió en la batalla. Siglos después la Chanson de Roland, inmortalizó el evento. La independencia de los condados occidentales respecto del Emperador Carlomagno se decidió en el fracaso de la toma de Saraqusta.

Reino de Pamplona / Reino de Navarra

La colaboración entre los vascones y los Banu Qasi (s.VIII a S.X) frente a los francos resultaría en la formación del Reino de Pamplona con la proclamación de Íñigo Arista, su primer soberano.

Dinastías Iñiga y Ximena

Finalizada en el 905 la dinastía Íñiga con el destronamiento de Fortún Garcés, se inicia la "dinastía Jimena" con el reinado de Sancho Garcés I que reclamó violentamente los derechos de su esposa, la reina Toda; dicha dinastía continuaría con su hijo, Jimeno Garcés, y posteriormente con García Sánchez I.

Sancho Garcés II de Navarra (970–994), es el primero del que existe constancia escrita de que se denominara "Rey de Navarra" con motivo de la donación de la villa de Alastué hecha por el rey de Pamplona al monasterio de San Juan de la Peña en 987:

"reinando Yo, D. Sancho, rey de Navarra, en Aragón, en Nájera y hasta Montes de Oca ..."

En esta época los reinos de León, Navarra y el condado de Castilla estaban unidos por lazos familiares.

Con Sancho Garcés III el Mayor (1000–1035), el Reino de Navarra alcanzó su mayor extensión, abarcando casi todo el tercio norte peninsular, desde Astorga a Ribagorza. Sancho III fue el gran impulsor de la ciudad de Nájera, convirtiéndola en la capital del primer Imperio Hispánico. En ella celebró Cortes y le otorgó el famoso fuero de Nájera, origen de la legislación navarra y base del derecho nacional. Durante su reinado construyó en Nájera una ceca, donde se acuñó la primera moneda de la Reconquista con su efigie y la palabra "IMPERATOR" en su anverso y "NAIARA" junto a una cruz en el reverso. Favoreció las peregrinaciones a Santiago de Compostela, estableciendo albergues y hospitales, y convirtiendo a la ciudad en punto clave de la ruta jacobea del Camino de Santiago.

Tras su muerte correspondió al primogénito García Sánchez III el Reino de Navarra y la gestión personal de los territorios patrimoniales de Nájera y Pamplona, así como la hegemonía política sobre los demás, cuya administración se encargó a sus demás hijos Fernando I de Castilla, Ramiro I de Aragón y Gonzalo Sánchez.

El testamento paterno no fue respetado y cada hijo se hizo dueño de los territorios que le fueron concedidos entablándose disputas territoriales entre ellos.

Sancho Garcés IV de Navarra, "el de Nájera", fue nombrado rey el el 1 de septiembre de 1054 en la Batalla de Atapuerca tras morir en ésta su padre. Las pretensiones expansionistas de Sancho II "el Fuerte" de Castilla provocaron la llamada Guerra de los Tres Sanchos (1067), en la que el rey de Navarra contó con la ayuda de Sancho Ramírez de Aragón, venciendo en la lid el navarro. Fue asesinado el 4 de junio de 1076 por su hermano Ramón su hermana Ermesinda en Peñalén y su muerte originó la invasión de Navarra por Alfonso VI de Castilla, que ocupó La Rioja, de forma temporal, y por Sancho Ramírez de Aragón, conocido como Sancho I de Aragón y como V de Navarra, que inició la relación del reino de Navarra con el Reino de Aragón que posteriormente continuaría Pedro I de Aragón, Alfonso I el Batallador que por su belicosidad, en los 30 años que duró su reinado, duplicó los límites del Reino de Aragón.

Ante el disgusto de la Iglesia y de los nobles como resultado del testamento del último, se llegó al acuerdo de que en Aragón le sucediera su hermano Ramiro, que reinó como Ramiro II "el Monje" y en Navarra reinára uno de sus hijos bastardos Ramiro Sánchez, siendo conocido como García Ramírez "el Restaurador", que estaba casado con Cristina de Vivar, la hija del Cid Campeador.

Le sucedió Sancho VI, que al inicio de su reinado debió enfrentarse a dificultades que lo impulsaron a realizar reformas jurídicas y administrativas destinadas a mejorar la hacienda real. El territorio de La Rioja estaba en disputa entre los reinos de Navarra y Castilla desde el siglo X. En 1176 Sancho VI y Alfonso VIII de Castilla tras firmar una tregua admitieron al rey de Inglaterra como árbitro, emitiendo éste el Laudo arbitral del Rey Enrique II de Inglaterra en marzo de 1177, por el cual Navarra perdía casi todo lo que actualmente es La Rioja, cediéndoselo a Castilla. Sancho VI es considerado el fundador de la ciudad de San Sebastián, a la que concedió fuero de villa en 1180.

Su hijo, Sancho VII "el Fuerte", rey de Navarra entre 1194 y 1234, sufrió una la pérdida del territorio occidental del reino de Navarra (Duranguesado, Álava y Guipúzcoa) a manos de la corona de Castilla, que estaba aliado con la la corona de Aragón y habian firmado numerosos tratados de repartirse el reino de Navarra entre ambos. La ciudad de Vitoria tuvo que soportar un duro asedio de varios meses. Posteriormente Sancho VII participo en la Batalla de Las Navas de Tolosa (1212) cuyas tropas llegaron hasta la tienda del Miramamolín cortando las cadenas que la protegían. Entre sus intenciones al participar en la batalla estaba el conseguir prestigio entre los reinos cristianos y poder negociar la devolución de sus territorios perdidos. Las cadenas del escudo de Navarra que se asocian a esta batalla se ligaron a la misma siglos después.

Dinastía de Champagne y Capeta

A la muerte sin descendencia de Sancho VII, subió al trono en Tudela el 7 de abril de 1234 su sobrino Teobaldo I el Trovador, iniciando la dinastía de Champaña. Selló pactos con Castilla, Aragón e Inglaterra, que le permitieron consolidarse en la corona.

Ante la imposibilidad de establecer su corte en Pamplona al ser ciudad episcopal, construye un castillo y establece su residencia en la población de Tiebas. Los abusos e incumplimientos de fueros y usos realizados por su antecesor crearon un ambiente hostil, de prevención, a su llegada. Los infanzones, ricohombres y nobles, organizados en las Juntas de Infanzones de Obanos lograron del monarca la firma de la ratificación de sus derechos, fueros, usos y costumbres en el Fuero General, vinculando la libertad de sus gentes a la propia libertad del reino en el famoso lema: Pro libertate patria, gens libera state. Estos hechos son similares al proceso que obligó al rey de Inglaterra Juan sin Tierra a firmar la Carta Magna.

Teobaldo II el Joven, heredó el trono en 1253 con tan sólo catorce años de edad. Continuó con la mejora de la administración de ingresos y gastos del reino ya iniciados por su antecesor, realizando el primer censo de población del reino, cuya cifra aproximada se situó en más de 30.000 fuegos, unos 150.000 habitantes. Las cuentas de 1266 permiten concluir que el 6,75% de las ingresos se dedicaban a burocracia civil, el 33,84% a la administración militar y el 59,6% al rey y su gestión.

Participo en la octaba Cruzada contra Túnez promovida a su suegro San Luis de Francia donde murió.

Enrique I el Gordo fue rey de Navarra entre 1270 y 1274, año en el que falleció debido a su obesidad pasando la corona a su hija Juana I, habida con Blanca de Artois, fue reina de Navarra entre 1274 y 1305, condesa de Champaña y de Brie entre 1273 y 1305 y reina de Francia entre 1285 y 1305, debido a su boda con el futuro Felipe el Hermoso de Francia. Sucedió a su padre Enrique I, con apenas tres años de edad, actuando de regente su madre. Esta situación supuso un aumento de las presiones de castellanos, aragoneses y franceses, por casarse con la heredera e incorporar así el reino a sus dominios, pero apostando por el heredero francés, la historia del reino de Navarra queda, desde este momento, unida a la historia del reino de Francia.

En 1304 Juana enfermó, y transfirió el título a su primogénito, Luis I de Navarra, de quince años a quien casó el mismo año con Margarita, hija del Duque de Borgoña, comenzando así la dinastía Capeta en Navarra. Según otras versiones, fue su esposo quien siguió como rey de Navarra, no gobernando el hijo hasta la muerte de su padre en 1314, cuando se convirtió en Luis I de Navarra y X de Francia.

Denominado Luis le Hutin (el obstinado)construyó un castillo para la defensa de Pamplona situado en el ángulo norte de la actual Plaza del Castillo.

Los tres hijos de Juana y Felipe:Luis, Felipe y Carlos fueron sucesivamente, y a un tiempo, reyes de Francia y Navarra, ya que todos murieron sin descendencia. Al morir Carlos, se planteó en Francia un problema sucesorio que llevaría al estallido de la Guerra de los Cien Años; sin embargo, en Navarra no tenía vigencia la ley sálica, es decir, que las mujeres no quedaban excluidas de la sucesión al trono, lo que permitió que una hija de Luis I, Juana II fuese Reina de Navarra entre 1328 y 1349.

Dinastía Evreux

La reina había contraído matrimonio, cuando ella tenía seis años, con Felipe de Evreux, que tenía doce años, de manera que se conoció a esta nueva dinastía con el nombre de Casa de Evreux. En su reinado se "amejoró" el fuero y tuvo lugar la creación de algunos órganos de gobierno, como el Consejo Real que colaboró con el rey en tareas legislativas y judiciales, el tribunal superior de justicia, así como la Cámara de Comptos encargada de la recaudación de impuestos y de la hacienda regia. De este reinado data el primer testimonio sobre el juego de pelota vasca, correspondiente a la construcción de un tablado en el claustro de los dominicos de Pamplona para que el rey pudiera ver el juego “a la palma”.

Carlos II el Malo, rey de Navarra (1349-1387), fue protagonista de una desmedida política internacional que desbordó los limitados recursos del reino. El ejército castellano cerca Pamplona viéndose Carlos obligado a firmar el Tratado de Briones (1373 y 1379) que permite a Castilla retener durante casi una década una quincena de plazas navarras que había conquistado en la guerra, lo que supuso el final de las ambiciones políticas del rey. Esta política oscilante e incoherente se explica por la necesidad de mantener un precario equilibrio con las potencias que rodeaban Navarra -Castilla, Gascuña inglesa (salidas al mar), Aragón y Francia-, todas y cada una capaces por sí mismas de anexionarse el pequeño Reyno de Navarra.

Carlos III el Noble Su matrimonio con Leonor de Trastámara, hija del rey Enrique II de Castilla, en 1375 puso fin a los conflictos entre ambos reinos y creó una relación de amistad que continuó en tiempos de los reyes de Castilla Juan I y Enrique III. Procuró la distensión de relaciones con Castilla, Aragón, Francia e Inglaterra mediante una política de colaboración, apoyo al papado de Aviñón y relaciones matrimoniales. Instituyó el título de Príncipe de Viana (1423) para los herederos al trono del reino navarro, siendo el primero su nieto Carlos.

Destacó como impulsor de las artes, pues concluyó la catedral gótica de Pamplona e hizo edificar los palacios reales de Tafalla y de Olite, donde murió en 1425. Fue el unificador de Pamplona bajo el llamado "Privilegio de la Unión" en 1423 que puso fin a las guerras de Los burgos de Pamplona.

Heredó el trono su hija Blanca I, en 1402 contrajo matrimonio con Martín el Joven, rey de Sicilia y heredero de la Corona de Aragón. Muerto éste en 1409 pasó a gobernar dicha isla, regresó a Navarra y contrajo matrimonio en segundas nupcias con Juan II de Aragón, hijo de Fernando de Antequera y hermano de Alfonso V de Aragón el Magnánimo.

De la unión con Juan II de Aragón nació su hijo Carlos, príncipe de Viana, quien -según las capitulaciones matrimoniales de 1419- debía heredar el reino de Navarra a la muerte de su madre. Pero al morir doña Blanca, su esposo usurpó el trono navarro, alegando entre otras razones el testamento en el que la reina recomendaba a Carlos que no se hiciese coronar sin consentimiento de su padre.

Carlos de Viana, declaró la guerra su padre (1451-1461) lo que supuso una guerra civil en Navarra entre Agramonteses y Beaumonteses, ambas facciones disfrutaron del apoyo de las facciones guipuzcoanas de Gamboínos y Oñacinos respectivamente. Dicha guerra interna persistió a la muerte de Carlos en 1461 y también a la de Juan II en 1479. De entre las familias agramontesas de la época debemos destacar a la de San Francisco Javier que fue introducido en el espíritu misionero al oñacino San Ignacio de Loyola y ex-militar castellano, enfrentado a los hermanos de aquel.

Carlos reclutó el apoyo de Beaumont (beaumonteses) y del propio condestable castellano, Álvaro de Luna. Pero Juan II le derrotó una y otra vez, al tiempo que se casaba con la castellana Juana Enríquez (1447) que le daría un hijo, el futuro Fernando el Católico.

Francia y Navarra en 1477

Dinastía Foix

Reinaría Leonor de Foix que se casó en 1441 con el noble Gastón IV de Foix y pasó a residir en Bearn en 1442. En 1455, al desheredar Juan II a su hijo Carlos, Príncipe de Viana, heredero de la corona navarra a la muerte de Blanca I, y caer en desgracia la otra hija, Blanca, Leonor, con 30 años de edad, pasa a ser el instrumento del rey aragonés contra sus hijos. Éste hizo que se proclamaran herederos del reino a Leonor y a Gastón de Foix, e instituyó gobernadora general del reino a Leonor, que se estableció en la localidad navarra de Sangüesa. Al morir reivindicó en su testamento todos los títulos de su hermano Carlos, a tenor con lo dispuesto por su madre Blanca I. Dispuso asimismo que fuera su heredero Francisco I de Foix ("Febo"), su nieto, recomendándole que adoptara la protección del rey de Francia, pero durante su breve reinado se hizo cargo de la regencia su madre Magdalena de Francia. Su nombramiento fue apoyado por los agramonteses. Los beamonteses se situaron entonces tras Fernando el Católico, artífice de un protectorado militar castellano sobre Navarra para evitar una posible intervención francesa.

Catalina de Foix fue reina de Navarra, Duquesa de Gandía, Condesa de Foix, Bigorra y Ribagorza, Duquesa de Montblanc, Duquesa de Peñafiel, Vizcondesa de Béarn. Hija menor Gastón de Foix, Príncipe de Viana y de Magdalena de Francia, hermana del rey Luis XI. Se casó con Juan III de Albret (1484) al cumplir los dieciséis años. La prematura muerte de su hermano mayor Francisco Febus (1483) la convirtió en la reina de Navarra.

La muerte en Medina del Campo de su hija Magdalena, rehén de Fernando el Católico (1504), provocó nuevas guerras entre los monarcas navarros y el conde de Lerín, (1506-1508).

Invasión castellana y división del reino

Estandarte de los Reyes de Navarra desde 1212 (Versión antigua)

Fernando el Católico, que era hermanastro del fallecido Príncipe de Viana (hijo de Juan II y su segundo matrimonio con Juana Enríquez), aprovechando el apoyo que le ofrecían los Beaumonteses, invadió el Reino el 21 de julio de 1512.[9]​ Un ejército castellano con guías Beaumonteses entró en Navarra desde Álava al mando de Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba.

Para esta acción, se argumentó que los reyes de Navarra habían firmado el tratado de Blois (tratado por el que afirmaban «ser enemigos de mis enemigos» y tomaban como aliados a los franceses para conseguir estabilidad, habiéndose convertido por tanto Navarra en un estado beligerante y no neutral, Fernando el Católico tuvo a su favor el hecho de que el papa Julio II excomulgara a los reyes de Navarra, en las bulas Exigit Contumacium y Pastor Ille Caelestis, desposeyendoles del reino, alegando connivencias de la casa real navarra con el protestantismo que se estaba extendiendo por el sur de Francia y su alianza con el monarca francés, declarado cismático en el V Concilio de Letrán.

La citada inclinación que sentían los reyes navarros por la política francesa se sumaron a las negociaciones para casar a su primogénito Enrique, Príncipe de Viana, con una hija de Luis XII de Francia, y Fernando el Católico envió al Duque de Alba a conquistar el Reino de Navarra en 1512.

El hecho de que Pamplona, la capital (dominada por el bando beaumontés), se rindiera en tres días (cayó el 25 de julio) determinó una operación total en el reino. En otros lugares, la resistencia fue mayor: Lumbier hasta el 10 de agosto, Estella hasta agosto, Roncal hasta el 9 de septiembre, al igual que Tudela, que fue el mayor bastión agramontés, donde para tomarlo tuvieron que venir fuerzas de Aragón.[10]​ Los reyes navarros Juan y Catalina se refugiaron en sus dominios situados al norte de los Pirineos, incluyendo la Baja Navarra, donde siguieron reinando.

Navarra había estado en guerra durante años y, por lo tanto eran numerosas sus defensas y experimentados los combatientes, pero su caída a manos de los castellanos fue relativamente rápida, según algunos autores, por no estar preparada frente a los avances tecnológicos en materia militar que sí disponían los invasores.

En 1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona por el virrey castellano y sólo con la asistencia de beamonteses, nombraron a Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de 1515 las Cortes de Castilla en Burgos, sin ningún navarro presente,[11]​ anexionan el Reino de Navarra al de Castilla. El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino y los reyes posteriores continuaron jurando las leyes propias navarras.

Desde esta invasión Navarra quedaría dividida en dos partes a cada lado de los Pirineos: Navarra Continental y Navarra Peninsular, aunque la conquista de la Alta Navarra no finalizó aquí, ya que Catalina de Foix y Juan III de Albret, y posteriormente Enrique II, apoyados por los monarcas franceses, hicieron hasta tres intentos militares de recobrar el reino.

El primero lo realizaron ese mismo año, en noviembre, cuando un ejército de navarros Agramonteses, franceses y mercenarios se adentraron en el reino con 15.000 hombres al mando de Juan de Albret y el general La Palice. Varias ciudades del interior se alzaron, como Estella, Cábrega, Villamayor de Monjardín y Tafalla, llegando a sitiar Pamplona del 3 al 30 de noviembre. Ante la llegada de refuerzos castellanos por el Perdón, se realizó un asalto precipitado el 27 de noviembre de Pamplona, que fracasó. Debido a la proximidad del invierno, las tropas franco-navarras iniciaron la retirada hacia el Baztán. En el puerto de Velate, la retaguardia fue sorprendida por fuerzas castellanas, en las que predominaban guipuzcoanos oñacinos, al mando de López de Ayala. La batalla de Velate terminó con la derrota y pérdida de más de mil hombres y doce piezas de artillería en los franco-navarros.[12]

La segunda tuvo lugar en 1516, aprovechando la muerte de Fernando el Católico y la complicada sucesión castellana. El ejército, al mando del mariscal Pedro de Navarra, mal pertrechado y equipado, fue derrotado en el Roncal por el coronel Cristóbal Villalba. El mariscal fue hecho prisionero (moriría asesinado en el castillo de Simancas en 1522). Para evitar posteriores problemas, en cardenal Cisnerosordenó la demolición de todas las fortalezas, .

En 1516, el cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordena eliminar todos los signos defensivos de Navarra, exceptuando las estratégicas y las pertenecientes a los aliados beaumonteses, debido a la imposibilidad de defender con el ejército castellano todos los castillos. Navarra llegó a tener más de un centenar de castillos en todo lo que fue el Reino de Navarra.[13]

Sin éxito la vía militar, se intentó la diplomática. Así tuvieron lugar dos encuentros entre las partes, en Noyón (1516) y Montpellier (1519), que no arrojaron ningún éxito, por lo que los reyes navarros, apoyados por Francia, realizaron un último intento bélico.

En 1521, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla, y reinando Enrique II, que contaba con el apoyo incondicional de su cuñado Francisco I de Francia, deseoso de debilitar a toda costa a Carlos I, tuvo lugar un alzamiento generalizado en toda Navarra, incluyendo las ciudades beaumontesas, al tiempo que un ejército franco-navarro que vino por el norte, consiguió reconquistar toda Navarra. En mayo de 1521 fue herido el que posteriormente sería conocido como San Ignacio de Loyola mientras defendía Pamplona de la sublevación de los habitantes de la ciudad, cuando fuerzas navarro-gasconas entraron en la Alta Navarra para recuperar el reino, entre los que se encontraban los hermanos de San Francisco Javier.

Sin embargo, el ataque se había demorado demasiado, no produciéndose hasta mayo, cuando en abril los comuneros habían sido aplastados por las tropas reales. Además, en vez de consolidar la victoria, el ejército navarro quiso entrar en Logroño, lo que hizo que el ejército castellano se reorganizara con tres cuerpos de ejército. Finalmente, el ejército navarro se constituyó en un ejército de ocupación de facto, impidiendo el retorno del rey Enrique a Pamplona, lo que causó el descontento popular.

El enfrentamiento se produjo en la cruenta batalla de Noáin (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franco-navarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el castillo de Maya (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de 1522 y en Fuenterrabía, que resistió hasta marzo de 1524.[10]​ En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de Fuenterrabía, el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la Alta Navarra como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.

Navarra continental

Escudo de armas de Francia y Navarra.

Tras una intermitente ocupación de la Baja Navarra, al norte de los Pirineos, por parte de las tropas del emperador Carlos V (I de España), en 1528, éste decide abandonar el territorio por su difícil defensa.

La reina Catalina de Foix desde 1513 y hasta el momento de su muerte en 1518, ejerció su reinado sobre el referido territorio que a partir de ese momento se denominó simplemente Navarra. Le sucedieron como reyes su hijo Enrique II casado con Margarita de Navarra, Juana III de Albret y su hijo, habido con el duque de Borbón, Enrique III de Navarra y que más tarde sería nombrado rey de Francia como Enrique IV. El rey consideró siempre a Navarra como patrimonio del rey y separada de la corona de Francia.

La reina Juana III se convirtió al protestantismo calvinista que en Francia se denominaban Hugonote, movimiento muy importante en Bearne y mucho menos en Navarra. Bajo su reinado el pastor Joannes Leizarraga realizó la primera traducción de los evangelios al euskera siguiendo los principios de su iglesia de traducir los textos sagrados a todas las lenguas. Su hijo Enrique también se educó en la fe hugonote pero ante al exigencia de su conversión al catolicismo para se rey de Francia se le atribuye la frase: "Paris bien vale una misa"

Su sucesor Luis II (XIII de Francia) acudió a Bearne al frente de sus tropas y el 20 de octubre de 1620 e incorpora el Reino de Navarra a la corona de Francia junto a las soberanía de Bearne, uniendo en el mismo acto la Cancillería de St.Palais (máxima instancia judicial de Navarra) y el Consejo Soberano de Pau en el denominado Parlamento de Navarra con sede en Pau.

El Reino de Navarra seguía conservando los Estados Generales como órgano legislativo sucesor de las Cortes del Reino. Siempre procuraron los navarros y sus instituciones dejar clara la separación de Francia y de Navarra, manteniendo estos dos títulos todos los sucesores de Enrique III, hasta la Revolución. Así mismo procuraban hacer jurar sus fueros usos y costumbres a cada uno de ellos.

En 1789 el rey Luis V (XVI de Francia) convoca Estados Generales de Francia en París ante las presiones que le llegan desde muchos sectores para realizar reformas en el reino. Los Estados Generales de Navarra son convocados en St. Palais el 15 de Junio para elegir "una deputation vers le roi", con dos cometidos: Recibir juramento del rey y presentar al rey el juramento de Navarra, presentar cuaderno de "Agravios" como la abolición de la sucesión "cognatique" y el restablecimiento de la sucesión "agnatique" para la corona de Navarra. Fueron elegidos: Mr. Pavée de Villevielle, obispo de Bayona, Mr. de Logras marques de Olhonce, consejero del Parlamento de Navarra, Arnaud de Vivié, notable de Garris y Jean-Baptiste Franchisteguy, notario de St. Juan Pie de Puerto, como asesor letrado Mr. Polverel.

Los comisionados llegan a Versalles en los últimos días de Julio. Ya el 9 de julio se habían separado la Asamblea Nacional constituyente de los Estados Generales y el 14 de ese mismo mes tuvo lugar la toma de la Bastilla. Los navarros no toman parte en la Asamblea Nacional por considerar que no tienen mandato suficiente y tras arduas gestiones fue imposible conseguir una audiencia con el rey en la situación política que se vivía.

La Asamblea Nacional aprueba la abolición de privilegios particulares de provincias, principados, paises, cantones, villas y comunidades, así como la abolición del título de Rey de Francia y de Navarra por el de Rey de los franceses.

Ante esta situación se solicita al rey convocar Estados Generales en Navarra para ver los decretos de la Asamblea Nacional y en su caso la aprobación de los mismos, no existe acuerdo entre los tres brazos y el comisario real suspende las sesiones de la que sería la última reunión del órgano legislativo del Reino de Navarra.

El 11 de Noviembre la la Asamblea Nacional decreta la división en departamentos, el 12 de enero de 1790 se crea el departamento de "Bajos Pirineos" y el 4 de marzo se establecen los distritos de Pau, Orthez, Olorón, Mauleón, St. Palais y Ustarritz que incluye Bayona. La Asamblea Nacional francesa considera que los Estados Generales de Navarra no deben reunirse más. El Reino de Navarra había sido abolido. Y aún quedaban las persecuciones y excesos del Terror revolucionario.

Navarra peninsular

Escudo de Carlos I en la muralla de Viana, con las armas españolas de la Monarquía y las de Navarra en lugar preferente

Desde 1513 la actual Navarra peninsular quedará integrada en la Corona de Castilla, gobernada por un Virrey y manteniendo la condición de reino en unión principal, esto es, teniendo rey común. La nueva situación fue inestable hasta 1525, sobre todo por la reacción militar navarra de reconquista en 1520.

Permaneció leal a la corona castellana cuando hacia 1640 el sistema territorial de la monarquía de los Austrias entra en crisis con la separación de Portugal y la revuelta de Cataluña. Pese a todo, y de manera paulatina, conforme la rivalidad franco-española se traslade a otros ámbitos, Navarra se convertirá en un reino olvidado y cada vez más marginado de los focos de poder político y económico.

Este perido de unos 300 años del Reino de Navarra se caracterizan por una institucionalización y burocratización de la gestión. Se desarrollaron intituciones como la Cortes de Navarra, la Diputación del Reino, la Cámara de Comptos, formadas exclusivamente por navarros y el Consejo Real máximo órgano judicial y administrativo, de nombramiento mixto: navarro y castellano.

Esta estabilización conseguida a mediados del siglo XVI significaba en Navarra el fin de casi 100 años de guerra civil. La asimilación por Castilla, que en ese momento era potencia mundial emergente, tuvo grandes ventajas para las clases dominantes navarras, esas mismas clases que habían desangrado a Navarra durante la guerra civil. La aristocracia tenía nuevas posibilidades en una nueva corte, no tan estrecha como la de Pamplona: Los matrimonios convenidos con la aristocracia castellana, la colonización americana, las guerras de España en Europa, fueron factores que permitieron a muchos navarros encumbrarse socialmente. El esquema social vigente en Castilla en ese momento, donde la superioridad social la daba la hidalguía, no era problema para ningún navarro, ya que en un 90% podían acreditarla facilmente.

Escudo con las armas de Castilla, León y Navarra-Borbón en Santa María la Real de Nájera (La Rioja)

En este periodo histórico es de destacar la labor de las Cortes del Reino, institución representativa del "Reyno" en el ancestral pacto foral del reino con el rey. Era el órgano legislativo con absoluta capacidad legislativa. Realizó una gran actividad: Entre 1512 y 1646 hubo 55 convocatorias, aproximadamente cada dos años y medio, entre 1646 y 1828 hubo 20, cada nueve años. Debe compararse con las Cortes de Castilla o Aragón que en el siglo XVII tuvieron sus últimas convocatorias.

En la segunda mitad del siglo XVIII comienzan los primeros debates sobre competencias del Reino de Navarra centrados en la necesidad de trasladar las aduanas desde el Ebro hasta los Pirineos y la cuestión de levas militares.

Siglo XIX. De reino a provincia

Antecedentes

Durante la Guerra de Sucesión Española, Navarra se posicionará a favor del duque de Anjou (futuro Felipe V) en lugar de por el archiduque Carlos de Austria y tanto Tudela como Sangüesa fueron ocupadas por las tropas austracistas. A la finalización del conflicto, Navarra, al igual que las provincias vascas, conservaron sus fueros frente a los reinos de la Corona de Aragón, declarados traidores por Felipe V y despojados de sus prerrogativas forales por los Decretos de Nueva Planta.

Lógicamente, la nueva dinastía reinante se mostró mucho más centralista y menos pactista que la Habsburgo y en diversas ocasiones el régimen foral fue puesto en entredicho desde el gobierno de la monarquía. En el siglo XVIII aparecen las primeras opiniones críticas al estatus del "Reyno", tanto dentro como fuera de Navarra.

En el periodo de Godoy, primer ministro de Carlos VII (IV de España), por cuestiones de recaudación emitió una Real Orden que ordenaba la disolución de las Cortes y un intento de abolición foral. Un generoso "servicio" (aportación de Navarra a las arcas del rey de España)y la reacción de Navarra evitaron llevarlo a la práctica, sin embargo la convocatoria a Cortes en 1801 sólo se realizó para pedir el servicio.

Las Cortes de 1795 presentaron un informe para solicitar al rey la anexión de los puertos de Pasajes o Fuenterrabía para el comercio con América. En septiembre de 1805 fue atendida la solicitud y fueron incorporados al Reino de Navarra las villas de Irun y Hondarribia/Fuenterrabía. Las quejas fueron inmediatas de las propias villas y de la Diputación de Guipuzcoa. Paralizada la cuestión por la invasión francesa ambas villas fueron reintegrados a Guipuzcoa el 18 de agosto de 1814.

Invasión francesa y reorganización

La invasión francesa de Napoleón, primero pacífica y después de ocupación, dejó en suspenso el Reino de Navarra y sus instituciones, sustituidos por una gobernación militar. La ocupación de Navarra se prolongó desde 1808 a 1813.

La Diputación del Reino en sesión de 26 de octubre de 1808 en Tudela proclamó Rey de Navarra a Fernando III (VII de España) y le prestó juramento de fidelidad, ratificado por las Cortes de 1817-1818. El diseño que realizó José Napoleón del escudo de armas del rey de España es el primero que incorpora las cadenas de Navarra.

Fueron apareciendo partidas de resistencia por toda Navarra con cabecillas como Mina, Espoz y Mina o Cruchaga y en la población de Ujué el párroco organizó un centro de información. La represión francesa tomo tintes sangrientos como en el periodo en que Mendiry fue jefe de la policía napoleónica en Pamplona.

En 1813 la guarnición militar francesa de Pamplona se atrincheró y quedó aislada mientras el grueso de las tropas napoleónicas traspasaba los pirineos. La ciudad fue sitiada por tropas españolas e inglesas durante cuatro meses. Un intento francés de socorrer a la guarnición pamplonesa fracasó al ser derrotados en la batalla de Sorauren por el duque de Wellington. Finalmente la guarnición de Pamplona capituló el 31 de octubre de 1813.

Tras la guerra se restablecieron las instituciones y la organización del Reino de Navarra. Hubo convocatoria a Cortes en 1817-1818 y en 1828-1829. Los vaivenes fueron constantes en la política española durante el periodo de reinado de Fernando III (VII de España) alternando periodos absolutistas y constitucionalistas. En Navarra, en la década de 1820-1829 acontecieron violentos enfrentamientos entre constitucionalistas (principalmente formados por las tropas acuarteladas en Navarra) y absolutistas que crearon la Junta Realista de Navarra con el lema "Religión, Rey y Patria" (principalmente alentados por el clero).

Alzamiento carlista

A la muerte del rey se proclamó la sucesión de su hija Isabel, proclamación no admitida por su tío Carlos invocando la Ley Sálica que Felipe VI (Felipe V de España) promulgó para evitar la sucesión de mujeres en el trono de España. Sin embargo Navarra nunca incluyó entre sus fueros la Ley Sálica, nunca fue incorporada a su legislación, fue procalmada reina de Navarra el 2 de Marzo de 1834, un año más tarde que reina de España, tras largas consideraciones e informes solicitados por la Diputación del Reino

Zumalacarrequi.

El alzamiento carlista contó con gran apoyo entre la población navarra, es la denominada Primera Guerra Carlista.El 14 de noviembre de 1833 los rebeldes carlistas eligieron en Estella a Tomás de Zumalacárregui como su jefe, obteniendo continuas victorias hasta su fallecimiento durante el sitio de Bilbao en 1835.

El murciano Rafael Maroto a cargo de las tropas carlistas del Norte y Baldomero Espartero como representante del gobierno de Isabel II, el 29 de agosto de 1839, firman el Convenio de Oñate que puso fin a la Primera Guerra Carlista (1833-1840) en el norte de la península, confirmado con el conocido como "el Abrazo de Vergara" entre Maroto y Espartero el 31 de agosto. Maroto no contaba con el apoyo del pretendiente don Carlos y tampoco con la aveniencia de parte de sus tropas, y, además, poco antes había ordenado fusilar a destacados generales navarros en Estella, por lo que dicho convenio también se conoce como "La Traición de Maroto"; el 14 de septiembre de 1839 el pretendiente carlista y las tropas que le permanecían fieles cruzaron la frontera francesa y la guerra terminó en el frente norte.

En este convenio también se acuerda respetar particularidades forales,(Artículo 1.°. El capitán general, don Baldomero Espartero, recomendará con interés al Gobierno el cumplimiento de su oferta de comprometerse formalmente a proponer a las Cortes la concesión o modificación de los fueros.), compromiso que quedó legislado en la Ley de Confirmación de Fueros de 1839, donde dice respetar los fueros «sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía», "oyendo" a Navarra y a las provincias vascongadas.

Por tanto la Ley de Confirmación de Fueros de 1839 es real orden, no aprobada por las instituciones del Reino y ni siquiera pactada con las autoridades navarras para su promulgación.

La abolición del Reino

Con la aprobación de la nueva Constitución española de 1837, la derrota del Carlismo y la Ley de Confirmación de Fueros de 1939, Navarra es tratada como vencida [1] por el gobierno central que exige una adaptación de los fueros a la "unidad constitucional".

Cualquier adaptación o modificación de las leyes privativas de Navarra era, según su constitución, competencia de las legítimas instituciones del Reino: Las Cortes y la Diputación del Reino, tal como mantuvo en sus informes Sagaseta de Ilurdoz, último síndico de las Cortes.

Sin embargo, desde Madrid, se convocaron elecciones a la Diputación Provincial, de la misma manera que en el resto de provincias de la monarquía, pasando por encima de las leyes y fueros del Reino. La nueva Diputación Provincial, así constituida, inspirada por Yanguas y Miranda con el cargo secretario, inicia conversaciones con el gobierno central para la "adaptación de los fueros".

De esta manera en 1841 y mediante la Ley de Modificación de Fueros, el milenario Reino dejó de existir y Navarra pasó a ser una provincia de la monarquía. Retenía de su soberanía originaria una autonomía en los campos fiscal y tributario, civil, administrativo y de gestión municipal.

El carácter de pacto que se ha querido dar a la Ley de Modificación de Fueros está condicionado por varios factores: Los representantes de la parte navarra no eran los representantes legítimos[2], ya que lo eran por ley foránea, en claro contrafuero, por otra parte las bases del acuerdo son la Constitución de 1837 y la ley de Confirmación de Fueros de 1839, ambas leyes impuestas y nunca aprobadas por las Cortes de Navarra, agravando el contrafuero.

Durará todo el siglo XIX las tensiones entre Navarra y el centralismo, para concretar aspectos de la Ley de Modificación de Fueros sujetos a interpretación, así como asentar y consolidar todos elementos de autogobierno que sobrevivieron a la abolición del Reino.

El periodo Moderado

Apartir de 1841 la nueva institución navarra, la Diputación Provincial, se centra en consolidar el nuevo régimen con Yanguas y Miranda con el cargo de secretario y como principal inspirador. En la nueva situación accedió al poder una oligarquía de nuevos burgueses que controlaban los resortes del poder, se beneficiaron de procesos públicos como la desamortización, para convertirse en terratenientes y se repartían entre ellos los negocios, concesiones y obras públicas de la provincia.

En este periodo es de destacar Nazario Carriquiri, eterno diputado Moderado en Cortes, terrateniente gracias a la desamortización que creó una ganadería de toros bravos, con amplios contactos políticos y económicos en Madrid. También Fernando Bezunartea que formó parte de la Diputaciones Provinciales en largos periodos que tenían intereses en Moso, Bezunartea y Cia, compañía que tenía la concesión de madera del Irati y la construcción de caminos provinciales.

Un largo periodo de estabilidad política en España contribuyó a la estabilidad de Navarra. La sucesión de gobiernos Liberal Moderados se alargó entre 1840 y 1868, coincidentes con el periodo de reinado de Isabel II, salvo un bienio Liberal Progresista de 1854 a 1856.El régimen político estaba basado en elecciones censitarias, para alcanzar la condición de votante-elector debía declararse un determinado nivel de rentas. El censo necesario se fue rebajando hasta la instauración del sufragio universal(masculino) en 1868.

Los carlistas estaban totalmente excluidos del nuevo régimen. Sin embargo contaban con el apoyo mayoritario de la población navarra. A la par que el censo necesario para votar se hacía más bajo, y disminuía la corrupción electoral, aumentaban los votos y la obtención de actas por parte de los carlistas. El segundo alzamiento de 1846 a 1849 tuvo escasa incidencia en Navarra.

El duque de Saboya, la I República y la III Guerra Carlista

En Septiembre de 1868, `Isabel II abandona España, comienza el denominado sexenio revolucionario, o La Gloriosa, con un carácter más radical en aspectos como el estado laico y el voto universal, lo que provocó un fuerte rechazo de los sectores más conservadores. El general Prim forma gobierno y debe enfrentar levantamientos independentistas en Cuba y Puerto Rico.

En junio de 1869 se promulga nueva constitución basada en los valores revolucionarios, en 1870 es elegido el Duque de Saboya, Amadeo, como rey de España hasta febrero de 1873, en que abdicó, dando paso la proclamación de la I República.

En Pamplona, la república es proclamada el 16 de febrero 1873. En el proyecto de constitución republicana, que nunca se llegó a aprobar, aparecía Navarra como uno de los 17 estados federados, tal como defendió Serafín Olave, diputado republicano navarro en Cortes.

En enero de 1874 el golpe de estado del general Pavía pone fin a la Iª República y en diciembre el pronunciamiento de Martínez Campos tiene como consecuencia la proclamación de Alfonso XII como rey y comienza el periodo denominado La Restauración.

Mientras tanto, en el verano de 1872 , el pretendiente Carlos VII, decreta el alzamiento carlista . En septiembre de ese mismo año se produce la batalla de Orokieta, de clara victoria liberal, suponiendo un revés inicial para los legitimistas. En esta batalla tuvo su primera actuación la Cruz Roja, atendiendo a los heridos de ambos bandos, tras su reciente creación por el médico navarro Don Nicasio Landa.

Desde 1873 se establece en Estella la corte de rey carlista y lo fue hasta el fin de las hostilidades en 1876. Los carlistas se esforzaron en organizar un estado embrionario, crearon su propia administración, justicia, moneda y correos en los territorios que controlaban. La victoria carlista de Montejurra en noviembre de 1873 consolida su posición.

En 1874 los carlistas pusieron sitio a Pamplona desde agosto de 1874 a febrero de 1875. La población civil de la ciudad padeció grandes penalidades y continuos bombardeos desde el monte Ezkaba y los altos de Mendillorri.

Tras la proclamación de Alfonso XII, se produce la victoria militar liberal al conquistar Estella el 19 de Febrero de 1875. El 28 de febrero de 1875 parte hacia el exilio el pretendiente por la muga de Valcarlos.

De nuevo, como tras la primera guerra carlista se establece una ofensiva centralista contra el régimen foral. Los carlistas hacían bandera de los derechos forales, esto resultaba una fuerte motivación para los voluntarios, base popular de las filas carlistas, tanto en Navarra como en las Vascongadas. Una vez derrotados militarmente los carlistas se planteaba la necesaria derrota de los derechos forales.

En junio de 1876 se promulga nueva constitución, inspirada por Cánovas del Castillo, que será la más duradera de las habidas en España, institucionalizando el régimen de La Restauración. En julio es aprobada en las Cortes de la ley de abolición foral de las Vascongadas.

Cánovas del Castillo consideró que la “unidad constitucional” pasaba por la equiparación fiscal y ordenó a la Diputación de Navarra revisar el importe de contribución al estado establecido en 1841 e introducir en la provincia el resto de impuestos aprobados en los prepuestos del estado.

La Diputación accede a la primera demanda y la contribución al estado pasó de 1.800.000 a 8.000.000 según acuerdo plasmado en Real Orden, Convenio de Tejada-Valdosera, nombre del comisionado del gobierno central. Sin embargo quedó en suspenso la introducción del resto de impuestos generales en Navarra, siguieron pleitos sobre el impuesto de la sal en 1877 y el de alcoholes en 1888.

En enero de 1878 se presentó la Asociación Eúskara, fundada por Juan Iturralde y Suit , Arturo Campión, Nicasio de Landa, Florencio Ansoleaga, Salvador Echaide, Hermilio Olóriz, Antero Irazoqui, Fermín Iñarra, Serafín Olave y Estanislao Aranzadi. Con el fin de “conservar y propagar la lengua, la literatura e historia vasconavarra, estudiar su legislación, y procurar cuanto tienda al bienestar moral y material del país”. Adoptaron el lema zazpiak-bat (siete en uno) y su ideario era “Jaungoikoa eta Foruak” (Dios y fueros). Políticamente intentaron aglutinar fuerzas bajo el ideario fuerista, sin embargo no llegó a concretarse y sus miembros se dispersaron entre el tradicionalismo, el carlismo y el nacionalismo vasco después.

El siglo XX

La Restauración

En 1893 el ministro de Hacienda, Germán Gamazo, introdujo en los presupuestos la obligación de introducir los impuestos generales en Navarra. La Diputación protestó al considerar el proyecto contrario a la Ley de 1841. Se produjeron manifestaciones callejeras y pronunciamientos de ayuntamientos. El malestar general desembocó en una convocatoria general de manifestación en Pamplona en defensa de los fueros. El domingo 4 de junio recorrieron las calles unos 80.000 manifestantes encabezados por la Diputación provincial y algunos ayuntamientos, se abrió una suscripción popular para construir un monumento a los fueros, este movimiento fue conocido como la Gamazada. El gobierno central presentó una nueva redacción que fue igualmente rechazada por la Diputación . Debido a cuestiones políticas internas el ministro Gamazo cesó y el agravamiento de la guerra de Cuba evitó la aplicación de la pretendida abolición foral.

En este contexto cobra fuerza el concepto de pacto, referido a la Ley de 1841, afirmando la imposibilidad de modificar su contenido si no es por acuerdo y refiriéndose a ella como “La Paccionada”.

En 1898 se creó, a propuesta de los carlistas, queriendo rememorar las antiguas Cortes de Navarra, el Consejo Administrativo de Navarra luego denominado Consejo Foral como órgano consultivo de la Diputación en materia de presupuestos, cuentas y cuestiones forales. Esta institución permaneció hasta 1981 aunque sus funciones siempre fueron marginales y poco decisivas.

En 1897 se publica el periódico diario El Pensamiento Navarro de orientación carlista.

En 1903 comienza a editarse el Diario de Navarra como diario independiente. Este mismo año se termina la construcción del monumento a los fueros sufragado por suscripción popular tras el movimiento de la Gamazada. Nunca fue inaugurado oficialmente.

En 1904 se funda en Olite la Caja Rural, sociedad de crédito mutuo fundada entre los habitantes del pueblo, con responsabilidad solidaria ilimitada, el inspirador de este movimiento fue el padre Victoriano Flamarique consecuente con la doctrina social de la Iglesia.

En los comienzos de siglo diversos gobiernos de Madrid, como el de José Canalejas aprobaron leyes y practicaron políticas consideradas anticlericales por los católicos. En Navarra aconteció una fuerte reacción católica, se convocaron manifestaciones callejeras, que alcanzaron un nivel de participación similar a la Gamazada. Las más importantes ocurrieron en 1906 y 1910.

En 1910 la Diputación aprobó como bandera y escudo de Navarra la propuesta por los señores Arturo Campión, Hermilio de Oloriz y Julio Altadill, con el diseño vigente en la actualidad.

El nacionalismo vasco comienza a extenderse en Navarra a principios del siglo XX, se puede considerar el “Sermón de la catedral” de 1902 de Fray Evangelista de Ibero la primera arenga pública del nacionalismo vasco. En 1910 se inaugura el Centro Vasco de Pamplona primero en la calle Zapatería.

En las filas del carlismo se produce una escisión protagonizada por Vázquez de Mella por un lado y el pretendiente D. Jaime por otra, dando origen a los Tradicionalistas y a los Jaimistas, respectivamente, representados, estos últimos por Víctor Pradera, Ignacio Baleztena y el conde de Rodezno.

En este contexto se suscitó el movimiento político por la Reintegración Foral. La reivindicación era la recuperación total de los derechos forales de Navarra y para ello pedía la derogación de la Ley de Confirmación de Fueros de 1839 y la reintegración de la situación anterior a 1841. Este movimiento estaba apoyado por los nacionalistas vascos y los jaimistas, y rechazado por liberales, conservadores y tradicionalistas, conocidos como "cuarentaiunistas", aunque en ambos bandos existían matices.

El momento decisivo del debate fue la asamblea convocada por la corporación foral para “Tratar de si debe pedir la Diputación a los Poderes Públicos la derogación de la ley de 25 de octubre de 1839” el 30 de Diciembre de 1918, en dicha asamblea participaron, entre otros, Sanz y Escatín, senador, Uranga, conservador, Aranzadi, nacionalista, Beunza, carlista, Arraiza, alcalde de Pamplona, carlista, Cunchillos, concejal, nacionalista, Víctor Pradera, carlista. La propuesta se aprobó por aclamación y se creó una comisión para desarrollarla que nunca se concretó.

La coalición de nacionalistas vascos y jaimistas cristalizó en la Alianza Foral constituida en 1921.

El general Primo de Rivera dio un golpe de estado en 1923 con un ideario regeneracionista, pretendiendo crear una nueva organización del estado. El conflicto con Navarra se produjo por el intento de imponer legislación sobre ayuntamientos en contradicción con la exclusividad de la competencia de Navarra establecida en la Ley de 1841, tras prolongadas negociaciones en Madrid se pactó el “Convenio de régimen local” respetuoso con las competencias navarras.

En este periodo se firmó el Convenio Económico de 1927 que aumentaba la contribución de Navarra a estado, se multiplicaba por tres, a cambio de “amplias facultades para mantener y establecer el régimen tributario que estime procedente”.

La II República

A las 7 de la tarde del 14 de abril de 1931 y el doctor Serafín Hunder del Partido Republicano colgó la bandera republicana en el balcón del Ayuntamiento. Sin embargo, en las elecciones, no habían ganado en Pamplona las fuerzas republicanas.

Esto sería una constante en los cinco años del régimen, la estructura social de Navarra era rural, conservadora y católica, el clero era muy numeroso y con gran influencia social y política. En todos los procesos electorales ganaron los partidos de derechas en sus distintas versiones: carlistas ahora tradicionalistas, nacionalistas vascos, monárquicos o conservadores de Unión Navarra y sus coaliciones como el Bloque de Derechas o la Coalición católico-fuerista.

No estaba desarrollada la industria, no existía un movimiento obrero con fuerza, en Pamplona existía cierta presencia de la UGT y algunos elementos de la CNT relacionados con el ferrocarril. El sindicalismo y el cooperativismo agrario estaban organizados mayoritariamente por la Iglesia, los conflictos sobre las corralizas, en la Ribera, fomentó los partidos y organizaciones de izquierda.

El caracter laíco y anticlerical que adoptó el régimen republicano era mayoritariamente rechazado por los navarros.

El carlismo era el movimiento político con mayor arraigo popular. Había sufrido un cambio tras la muerte de Don Jaime en octubre de 1931 y la sucesión por su tío Alfonso Carlos, de 82 años. Durante la Dictadura de Primo de Rivera el sector liderado por Vázquez de Mella estuvo muy próximo al Corporativismo oficialista de Unión Patriótica, actuando Victor Pradera como nexo de unión. Mientras Don Jaime se definía como social-cristiano y foralista confederal, Alfonso Carlos se identificaba con el mellismo más conservador, consiguiendo la unión de jaimistas, integristas y tradicionalistas en la Comunión Tradicionalista. Desde el primer momento de la proclamación de la República, se organizó el Requeté en Navarra, como brazo militar del carlismo.

Por otra parte estaba la derecha conservadora tradicional que era la que realmente detentaba el poder económico y político en la Diputación Provincial, formada por industriales, comerciantes y terratenientes organizados en Unión Navarra dentro de la CEDA, con representantes como Rafael Aizpún, Miguel Gortari y sobre todo Raimundo García "Garcilaso" y el Diario de Navarra que dirigía.

Las autoridades republicanas disolvieron la Diputación Provincial y nombraron una comisión gestora el 25 de abril de 1931 presidida por Constantino Salinas, pero los Ayuntamientos siguieron en su mayoría en manos carlistas. En la renovación de la Diputación de 1934 todos los puestos, excepto un radical, quedaron en manos de la derecha.

Muy pronto quedó abierto el debate político sobre el Estatuto Vasco-Navarro, promovido por el PNV, donde se regulaba la autonomía de las Vascongadas y Navarra en la República Española. La propuesta contó con el apoyo inicial, cada uno con sus matices, de toda la derecha navarra a excepción del Diario de Navarra que lo rechazó desde el primer momento. La izquierda, tenía más reticencias ya que consideraba al estatuto como una puerta falsa para burlar el laicismo del estado republicano, creando el "Gibraltar vaticanista", como defendió el socialista Emilio Azarola. Pero la opinión clave estaba en los carlistas, que controlaban los ayuntamientos, y que partiendo de un apoyo entusiasta, pasaron a un claro rechazo, sobre todo por la cuestión religiosa. En la asamblea de Ayuntamientos de 19 de junio de 1932 en el Teatro Gayarre se rechazó el proyecto.

Todo el periodo republicano estuvo salpicado de episodios de violencia política, generalmente provocados por elementos carlistas, aunque no faltaron los provocados por elementos izquierdistas. Las brigadas de requetés realizaban entrenamiento militar en Urbasa e Izagaondoa, algunos incluso recibieron entrenamiento en la Italia de Musolini, que también les proveía de armas y municiones.

El golpe militar y la Guerra Civil Española

Con una población de menos de 350.000 almas, Navarra participó en la sublevación franquista con más de 40.000 hombres, repartidos entre el ejército regular, las milicias de Falange y el Requeté. Fallecieron en combate más de 4.500.

Por su actuación en la guerra civil, Franco concedió a Navarra la Cruz Laureada de San Fernando, siendo la única provincia española que la consiguió. La Cruz Laureada estuvo incluida en el Escudo de Navarra desde su concesión, en 1937 hasta 1981, cuando por una norma del Parlamento de Navarra, se vuelve al escudo tradicional.[14]

El Franquismo

La transición política y la Constitución de 1978

Resultados del referéndum de la Constitución en Navarra:
Electores Votantes Votos en pro Votos en contra Blanco Nulos Participación A favor En contra
361.243 240.695 182.207 40.804 15.415 2.269 66.6% 75.7% 16.9%


Referencias

  1. Prehistoria de Navarra. Trabajos de arqueología Navarra 2. Ignacio Barandiarán y Enrique Vallespí. Diputación Foral de Navarra. Museo de Navarra. Institución Príncipe de Viana. 1984.
  2. The Seven Daugheters of Eve- Las siete hijas de Eva. Bryan Sykes. Editorial Debate S.A. 2001.
  3. Sobre la lengua vasca y el vasco-iberismo. Julio Caro Baroja. Editorial Txertoa. 1982.
  4. Vascos y Georgianos. Shota Dzidziguri. Noranahi S.A. de edidiciones. 1982.
  5. «HISPANIA - ESPAGNE - VASCONES - BARSKUNES/BENKOTA - (Province de Navarre) - (IIe siècle avant J.-C.) - Denier au cavalier - c. 150-120 AC. - VSO 15». Consultado el 2009. 
  6. J.A. García de Cortazar, tomo II de la Historia de España Alfaguara, La Época Medieval. Ed. Alfaguara, 1973. ISBN 84-206-2040-8
  7. Historia de las diócesis de Pamplona y Tudela
  8. (Bazán 2006:203)
  9. Iáki Bazán (coord.), De Túbal a Aitor. Historia de Vasconia. ISBN 84-9734-570-3, p. 232.
  10. a b Serrano Izko, ibid., pp. 159–163.
  11. Tomás Urzainqui Mina, Navarra Estado europeo, p. 264. ISBN 84-7681-397-X
  12. Alfredo Floristán Imízcoz, Historia Ilustrada de Navarra, Tomo I. ISBN 84-604-7318-X
  13. Iñaki Sagredo, Navarra, Castillos que defendieron el Reino. ISBN 84-7681-477-1
  14. Los símbolos de Navarra