Usuario:Carlos Jesús Vitorino García/Taller/2

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Crisis en Venezuela
Parte de la Revolución bolivariana
Fecha 2008 – actualidad
Lugar VenezuelaBandera de Venezuela Venezuela
Causas
Consecuencias
  • Acuerdos políticos incumplidos.
  • Crisis humanitaria compleja.
  • Éxodo de 8,5 millones de venezolanos.
  • Caída del 80 % del Producto Interior Bruto.
  • Apagones eléctricos desde 2009.
  • Alza del crimen, incluyendo el narcotráfico. Los asesinatos bajaron en 2017.
  • Escasez de combustible y hasta 2019, de alimentos.
  • Protestas con cientos de muertos desde que Nicolás Maduro ganó las elecciones de 2013.
  • Sanciones internacionales, incluyendo el embargo impuesto por Estados Unidos contra PDVSA en 2019.
  • Hiperinflación desde 2016 hasta 2022.
  • Rebelión y exilio de la Asamblea Nacional de 2015 y su Tribunal Supremo de Justicia designado en 2017.
  • Exilio de la fiscal general Luisa Ortega Díaz en 2017.
  • Partes enfrentadas
    Chavismo

    Gran Polo Patriótico

    Gobierno
    Asamblea Nacional
    Tribunal Supremo de Justicia
    Consejo Moral Republicano
    Consejo Nacional Electoral
    19 estados
    Distrito Capital
    210 municipios
    Apoyo
    Rusia Rusia
    Bielorrusia Bielorrusia
    IránBandera de Irán Irán
    SiriaBandera de Siria Siria
    AngolaBandera de Angola Angola
    Cuba Cuba
    Nicaragua Nicaragua
    Bolivia Bolivia
    Países no Alineados
    ALBA-TCP
    Oposición
    Plataforma Unitaria
    Asamblea Nacional en el exilio
    Tribunal Supremo de Justicia en el exilio
    Petróleos de Venezuela ad hoc
    3 estados
    63 municipios
    Apoyo
    Ver lista
    Bandera de Estados Unidos Estados Unidos
    CanadáBandera de Canadá Canadá
    JapónBandera de Japón Japón
    IsraelBandera de Israel Israel
    Unión Europea
    Alemania Alemania
    Bandera de Francia Francia
    Italia Italia
    EspañaBandera de España España
    Bandera de Portugal Portugal
    Bélgica Bélgica
    Reino UnidoBandera del Reino Unido Reino Unido
    Ucrania Ucrania
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    Suiza Suiza
    Bosnia y HerzegovinaBandera de Bosnia y Herzegovina Bosnia y Herzegovina
    Albania Albania
    Macedonia del NorteBandera de Macedonia del Norte Macedonia del Norte
    MoldaviaBandera de Moldavia Moldavia
    GeorgiaBandera de Georgia Georgia
    LiechtensteinBandera de Liechtenstein Liechtenstein
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    Uruguay Uruguay
    ParaguayBandera de Paraguay Paraguay
    ChileBandera de Chile Chile
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    BotsuanaBandera de Botsuana Botsuana
    MarruecosBandera de Marruecos Marruecos
    Naciones Unidas
    Organización de los Estados Americanos
    Mercosur
    Prosur

    Fuerza Vecinal
    Bandera de Nueva Esparta Nueva Esparta
    10 municipios


    Acción Democrática ad hoc
    22 municipios


    Copei ad hoc
    9 municipios


    Unión y Progreso
    4 municipios


    Avanzada Progresista
    2 municipios


    Voluntad Popular ad hoc
    2 municipios


    Cambiemos
    2 municipios


    Alianza del Lápiz
    2 municipios


    Esperanza por el Cambio
    Muncipio El Socorro, Guárico


    Primero Venezuela
    Municipio Monte Carmelo, Trujillo


    Compromiso País
    Municipio Ezequiel Zamora, Barinas


    Movimiento Ecológico ad hoc
    Municipio Aguasay, Monagas


    Centrados en la Gente
    Municipio Andrés Bello, Trujillo


    Alternativa Popular Revolucionaria


    Otros
    Figuras políticas
    Nicolás Maduro
    Diosdado Cabello
    Jorge Arreaza
    Jorge Rodríguez
    Caryslia Rodríguez
    Tarek William Saab
    Elvis Amoroso
    Apoyo
    Vladimir Putin
    Aleksandr Lukashenko
    Ebrahim Raisi
    Bashar al-Ásad
    João Lourenço
    Miguel Díaz-Canel
    Daniel Ortega
    Luis Arce
    Yoweri Museveni
    María Corina Machado
    Corina Yoris
    Juan Guaidó
    Antonio Marval
    Freddy Superlano
    Sergio Garrido
    Alberto Galíndez
    Manuel Rosales
    Apoyo

    Gustavo Duque
    Morel Rodríguez


    Bernabé Gutiérrez


    Miguel Salazar


    Eduardo Fernández


    Eduardo Semtei


    José Gregorio Noriega


    Timoteo Zambrano


    Antonio Ecarri


    Javier Bertucci


    José Brito


    Olga Morey


    Alejandro Aguilera


    Óscar Figuera


    Benjamín Rausseo


    Claudio Fermín


    Daniel Ceballos


    Leocenis García


    Luis Ratti

    Anexo:Argumento de Doña Bárbara[editar]

    Primera parte (introducción)[editar]

    Santos Luzardo está navegando el río Arauca en bongo, viajando desde San Fernando hasta el hato Altamira. Durante el tramo le acompañan, además de los palanqueros y del capitán de la nave, Melquíades «el Brujeador» Gamarra, este último persiguiéndolo disimuladamente desde su punto de partida, aunque arribando antes que los demás. Durante su presencia, Santos falla un tiro al Tuerto del Bramador —un caimán peligroso del cual se decía que no le penetran las balas—. El capitán le cuenta a Santos Luzardo los rumores de brujería de parte del Brujeador, así como la temibilidad de doña Bárbara —la mujer que domina el cajón del Arauca—, y los supuestos sicariatos que ella ejecuta a través del otro, quien es su guardaespaldas.

    Antecedentes[editar]

    Firma del Tratado de París (1898), ilustrada por Kurz and Allison. José Luzardo, asesino de su cuñado Sebastián Barquero, tenía una muy violenta enemistad política con su hijo Félix en cuanto a la Guerra Hispano-estadounidense: el primero, anciano, apoyaba a la Madre Patria, y el segundo, joven, a los yanquis. Lorenzo Barquero —hijo de Sebastián— cizañaba eso. Cuando la guerra culminó con la victoria americana, el padre enloqueció de ira y mató a tiros a su hijo, para luego ir al lugar donde una vez lo amenazó con clavarle una lanza, clavar la lanza donde dijo que lo iba a hacer, y quedarse sentado enfrente de ella hasta morir de inanición. La policía no fue al sitio hasta después de su muerte.

    Décadas atrás, a raíz de una disputa por herencia, el primitivo hato Altamira fue dividido: la actual Altamira para los Luzardos, La Barquereña para los Barqueros, y el palmar de La Chusmita —la frontera entre los otros dos— para nadie. Una intensa época de violencia inter e intrafamiliar empieza poco después de esta repartición, hasta que acontece un filicidio y suicidio perpetrado por José Luzardo. Esta experiencia traumática motiva a la esposa de José a mudarse junto a Santos —el único hijo que le queda vivo— a Caracas, y no volver jamás al hato, a pesar de que este seguía perteneciéndole. Durante la ausencia de los Luzardos, doña Bárbara —actual dueña de la antigua Barquereña— se aprovecha de Altamira mediante infiltraciones, robos de ganado y litigios con fallos corruptos; esto hasta que, tras la muerte de su madre, Santos Luzardo retorna a sus tierras con el plan de venderlas, y con el ideal civilizador, dispuesto a enfrentarse a su desleal mayordomo, Balbino Paiba.

    Bosque típico del Orinoco. Los piratas con quienes convivía Barbarita se ocupaban de explotar ilícitamente productos forestales como la sarapia y el balatá a costa de los indígenas, a quienes exterminaban si era necesario. Cuando Asdrúbal, quien se dirigía hacia Manaos, Brasil, se incorporó a la piragua de los piratas, construyó rápidamente una relación de amor con Barbarita a través de la labor de alfabetizarla. El día que fue asesinado por el capitán, Asdrúbal había descubierto que Barbarita estaba por ser vendida a cambio de oro a un sirio sádico apodado como el Turco, y le mencionó esto a ella. Luego, cuando Eustaquio —un anciano indígena— salvó a Barbarita de su oscuro futuro con el Turco, se la llevó a vivir a su comunidad, y mientras allí aprendía sobre la brujería su gran sensualidad se convertía en un problema, por lo que Eustaquio tuvo que llevarla lejos, al cajón del Arauca.

    La adolescencia de Bárbara consistió en estar cautiva y ser abusada por un grupo de piratas del río Orinoco, Venezuela. Un día, durante un viaje, estos reciben a bordo a un joven llamado Asdrúbal; este, quien eventualmente se convierte en el primer amor de Barbarita, es asesinado por el capitán, cosa que da inicio a una revuelta de los tripulantes por la posesión y posterior venta de ella, y que culmina en una violación grupal. Luego el piloto Eustaquio —el único tripulante que, además de Asdrúbal, no se aprovechó de ella— la logra salvar y alejar por siempre de los otros. A partir de entonces, Bárbara desarrolla un profundo desprecio por los hombres y un gusto por manipularlos, brujearlos y verlos sufrir. Su primera víctima fue el decadente Lorenzo Barquero: aprovechándose de su inmenso amor por ella, le pare a Marisela —niña de la que nunca se encargó ella—, para luego expropiarle todo y expulsarlo junto a su hija a La Chusmita —lugar donde vive miserablemente—; Apolinar —abogado avaricioso que se encargó de asesorarla para adueñarse de La Barquereña— fue, por medio de la desaparición, su segunda víctima. En su era, La Barquereña es renombrada como El Miedo.

    Desarrollo[editar]

    Santos Luzardo es bienvenido a Altamira por el viejo Melesio y su hijo Antonio —los Sandovales, familia fiel a Altamira y a los Luzardos—; el último le presenta a Carmelito —un peón de confianza— y el primero le presenta a sus ocho nietas, todas sobrinas de Antonio. Más tarde, Antonio le cuenta la situación de Lorenzo Barquero, para luego presentarle a los otros peones del hato: Venancio —el amansador—, María Nieves —el cabrestero— y el zambo Juan «Pajarote» Palacios. Al atardecer, producto de una reflexión, Santos Luzardo decide ya no vender el hato, y en cambio trabajar para mejorarlo, enmendando sus errores al desentenderse de la administración de este; asimismo se desprende del rencor contra los Barqueros. Ese mismo día Doña Bárbara recibe la noticia de su llegada de boca del Brujeador y de Balbino Paiba —su amante—; luego, al ella «generar» una imagen de Santos Luzardo, le viene el recuerdo de Asdrúbal. Durante la noche, conversan los peones de Altamira: Pajarote —hombre supersticioso— cuenta dos supuestas apariciones de buen augurio del Cotizudo (el «familiar» del hato —un animal que acostumbran enterrar en el lugar donde se funda una finca, para liberar espíritus—, en este caso un toro), de las cuales una sucedió el día que Santos Luzardo llega a San Fernando; luego hablan sobre las brujerías de doña Bárbara y su relación con el Socio —Mandinga—, y finalmente sobre la esperanza de que Santos Luzardo despida al corrupto Balbino Paiba.

    Efectivamente, al día siguiente Santos Luzardo conoce en persona a Balbino Paiba, solo para exigirle cuentas y despedirlo; luego hace a todos los presentes confirmar su hombría al domar un caballo. A la vez, en orden de ser grata con su nuevo vecino, doña Bárbara ordena hacer retroceder unos postes y una cabaña —Macanillal— que estaban sobre parte del terreno ambiguamente ganado a Altamira. Más tarde, Santos Luzardo va al rancho de Lorenzo Barquero para reconciliarse con él —pues son los últimos Barqueros y Luzardos que quedan— y tratar de rescatarlo de su miseria, pero este se muestra profundamente pesimista y deprimido, y vaticina para él su misma suerte, a manos de doña Bárbara y de la barbarie. Saliendo del lugar, Santos Luzardo conoce a su sobrina segunda Marisela, para quien siente agrado, y quien, al ser elogiada por él, descubre su belleza y su feminidad.

    Antonio le muestra a Santos Luzardo la crítica situación del ganado altamireño, constantemente robado por todos los vecinos, incluyendo uno llamado Mr. Danger. Santos Luzardo entonces empieza a planear mejoras para su hato —incluyendo la construcción de una quesería y la captura de cimarrones— así como a tomar acciones legales en cuanto a los abusos, y a idear reformas a la Ley del Llano, entonces escrita fácticamente por su vecina. En cuanto a Mr. Danger, este es un cazador estadounidense que terminó construyendo una pequeña finca —su hogar— al rededor de La Chusmita, tras asociarse brevemente con doña Bárbara, y que a partir de entonces se dedica al robo de ganado, y paga con alcohol un «arriendo» a Lorenzo Barquero. Santos Luzardo fue a reclamarle por unas tierras solo para darse cuenta de que este las tenía lícitamente gracias a su negocio con Lorenzo, quien también estaba vendiéndole su hija. Ante tal ruindad, Santos Luzardo lleva ambos de sus familiares a vivir en su hato.

    Segunda parte (nudo)[editar]

    Santos Luzardo le propone a doña Bárbara el cercamiento de los linderos de sus hatos y luego la devolución del ganado que traspasó estos, pero ella solo accede a la primera petición. Para resolver esto acude a la Jefatura Civil, y el secretario de esta, Mujiquita —antiguo compañero universitario suyo—, le hace el favor de citar a doña Bárbara y a Mr. Danger, a pesar de que su jefe, ’ño Pernalete —hombre corrupto y coaccionado por doña Bárbara— nunca haría eso. En la comparecencia, Santos Luzardo reclama que, en vista de la Ley, Mr. Danger cerque el terreno de su finca y doña Bárbara le permita la devolución de su ganado, y luego advierte que denunciará a ambos si no acceden a hacerlo en un plazo de ocho días.

    Santos Luzardo empieza a rehabilitar a Lorenzo Barquero —quien pasa de amar a odiar visceralmente a doña Bárbara—, a la vez que con Marisela desarrolla una relación en la cual él la educa y ella le sirve como complemento femenino ante el ambiente llanero. Tiempo después, Carmelito le revela su trágico pasado: hace años, la finca de su familia fue asaltada y sus padres asesinados por una pandilla a la cual pertenecía ’ño Pernalete. Al vencimiento del plazo dado por Santos Luzardo, doña Bárbara manda a su asistente Juan Primito a que le informe que lo espera para trabajar. Juan Primito ve a su amada Marisela bella y le menciona eso a doña Bárbara, quien empieza a sentir celos al respecto. Mientras doña Bárbara supervisa el trabajo, intenta engatusar a su vecino, pero se termina enamorando de él, admirando su personalidad impenetrable. Días después, al este volverle a hablar sobre los linderos, ella le ofrece devolverle todos los terrenos ganados sobre su hato, pero él hace la contrapropuesta de que le dé El Miedo a Marisela, cosa que denega.

    Fiesta de joropo pintada por Eloy Palacios. En la fiesta de la vaquería de invierno, previo al joropo, Pajarote cuenta varias anécdotas sobrenaturales: el avistamiento de El Dorado sobre el río Meta, el hallazgo de un médano cubierto de serpientes y la leyenda de un grito que se escucha en la noche desde Apure hasta el tepuy Roraima, que podría salir de Jesús. También cuenta cómo pudo salvarse de la ejecución por parte de un grupo de revolucionarios del gobierno quienes lo tenían cautivo.

    El Jueves Santo, Pajarote y María Nieves logran finalmente cazar al Tuerto del Bramador, cosa que celebran asegurando que con eso se acabaron las brujería de El Miedo. Marisela se regocija de su dichosa vida en Altamira a la vez que se enamora de Santos Luzardo, a pesar de que él no le demuestra interés romántico. Durante varios días hubo grandes incendios en las sabanas de Altamira, obras de Balbino Paiba pero también deseados por doña Bárbara —quien quería acabar con su amor por Santos—, y el ganado se escapa, a la vez que Marisela reniega de su educación; luego, tras unos días de lluvias provenientes de Barinas que llegaron después, el pasto vuelve a crecer, el ganado regresa y Marisela acepta de nuevo los modales. Tiempo después los peones se preparan para la vaquería de invierno, y al terminar esta, comienza la fiesta: los presentes conversan y Pajarote echa algunos de sus famosos cuentos, hasta que empieza el joropo, donde Marisela trata de declarársele a Santos pero no lo logra. Santos Luzardo sabe que le gusta a ella, pero no quiere involucrarse en un amorío y, tras pensar en mandarla a estudiar fuera del hato, decide al final mantenerla dentro y seguir mitigando la tensión.

    Santos Luzardo empieza a construir la quesería del hato y otras mejoras en vista de que la tecnología manejada era de hace décadas. Luego llega la temporada lluviosa. Antonio le cuenta cómo conoció y contrató a un modesto Pajarote. Santos Luzardo se termina enamorando del Llano así como de Marisela, dejando de lado su rigidez. A último momento, Marisela se entera que doña Bárbara va a hacer un amarre de amor para Santos Luzardo, por lo que va a su casa a detenerla y la enfrenta, hablándole por primera vez desde que fue expulsada a La Chusmita. Esta escena es intervenida y terminada por Santos. Doña Bárbara se ve luego en un dilema sobre sí misma, que discute con el Socio, el cual es sobre su naturaleza malvada y la bondadosa que empezaba a tener, y se termina inclinando por la última.

    Tercera parte (desenlace)[editar]

    Una noche, durante el robo de un hatajo de Altamira, al Brujeador se le escapa por primera vez un caballo, el Cabos Negros, cosa que toma como mal augurio. Tras su encuentro con doña Bárbara, Marisela entra en crisis emocional, pensando por primera vez sobre el hecho de que es su madre y lo que eso implica. Aunado a eso, la situación vuelve a ser mala para Santos Luzardo: cierra la quesería tras el ataque fatal de un tigre a uno de sus trabajadores allí, y luego su peón Carmelito es asaltado y asesinado mientras carga una mercancía de dos arrobas —al rededor de veinte mil pesos— de plumas de garza. Peor aun, Marisela y su padre resuelven que su reforma es una farsa y se devuelven a su rancho en La Chusmita, él decayendo automáticamente y ella teniendo problemas para volver a asimilar su vida anterior.

    Mientras aquello sucedía, Santos Luzardo, iracundo, acude al ahora juez distrital Mujiquita para pedir resolución al caso de Carmelito, pero este vacila pues quien está fácticamente al mando allí es ’ño Pernalete, y este, presionado por una advertencia dada por el presidente del Estado a la vez que por el poderío de doña Bárbara, trata de dar sentencia al crimen sin perjudicar a esta última. Entonces, indignado y violento, Santos Luzardo decide aplicar justicia por mano propia. Mientras tanto, doña Bárbara descubre que quien cometió el crimen fue Balbino Paiba, a lo cual traza un plan para recuperar la mercancía, capturar a Balbino y entregarle ambos a Santos Luzardo. Luego Santos Luzardo empieza a actuar: incendia la cabaña de Macanillal, dentro de sus legítimas tierras, y captura a los peones miedeños que la ocupaban —los Mondragones, dos hermanos que son criminales fugitivos de Barinas—, y los siguientes días se ocupa de cercar terreno de Mr. Danger y de detener robos de su ganado, sin dialogar. Simultáneamente, Marisela se cansa de esperar que Santos Luzardo la busque de vuelta, y decide finalmente, con trescientos pesos en oro y morocotas que le reclama a su madre para este propósito y con otros recursos otorgados en secreto por Antonio, irse a San Fernando para tratar los problemas psicológicos y el alcoholismo de su padre, procurando alejarse definitivamente de ese lugar.

    Doña Bárbara, en vista del dilema que todavía tenía, hizo que el Brujeador y Santos Luzardo se reunieran para que uno de ellos muera a tiros y así se decidiera el camino de maldad o bondad que ella tomaría, y el Brujeador fue quien murió, con una bala en la sien propinada por Pajarote, quien acompañaba a Santos Luzardo. Luego, por la noche, Balbino Paiba decide abandonar a doña Bárbara con su botín, enterrado en un lugar llamado La Matica, pero antes le hace una visita a Mr. Danger para venderle sus mautes, y este no se los compra pero conversando con él se entera de su autoría en el crimen, sobre lo cual promete no delatarlo. Juan Primito espía esa conversación y la informa a doña Bárbara. Esa misma noche, Santos Luzardo, lleno de odio, le da el cuerpo de su víctima a doña Bárbara, y tras dejarlo en su hato, ella inmediatamente ordena el asesinato de Balbino Paiba en La Matica, el cual es efectivo. Justo después de esto Santos Luzardo va en busca de Marisela y Lorenzo Barquero, solo para encontrar a la hija lamentando la muerte de su padre, antes de poder llevarlo a San Fernando. Marisela vuelve a Altamira, y con eso ella y Santos Luzardo vuelven a la normalidad.

    Tremedal en el parque natural El Hondo, España. Al final, doña Bárbara se devuelve a su hato y ve que allí solo quedan Juan Primito y los dos peones que asesinaron a Balbino Paiba. Luego de que le envía su testamento a Santos Luzardo, se va a caballo sin rumbo fijo en medio de la sabana y por entre los tremedales. Mr. Danger la saluda a la lejanía pero ella no responde. Luego alguien habría visto sobre el río Arauca un bongo dirigido por una mujer que algunos presumen era ella.

    Doña Bárbara declara a ’ño Pernalete que el asesino del Brujeador fue Balbino Paiba y que este último fue asesinado en defensa propia, y declara además la mercancía de Santos Luzardo, la cual va a entregar a su cliente en San Fernando. Mujiquita le envía una carta a Santos Luzardo explicándole esto. En San Fernando la llegada de la famosa doña Bárbara causa impresión. Frente al río Apure ella reflexiona: comienza a sentirse atraída por los ríos en los que vivió sus primeros años y planea la devolución a Santos de sus tierras legítimas, pero ya renunciado a su amor; sin embargo, al regresar a su hato y saber que Marisela va a casarse con Santos Luzardo, le vuelven momentáneamente los celos y se dirige a matar a su hija de un tiro en el pecho, pero apuntando el arma vuelve su cordura junto a su primera emoción maternal. Finalmente, antes de desaparecer para siempre del cajón del Arauca, deja en testamento a su hija como única heredera, pero no indica dónde enterró sus abundantes oro y morocotas. Igualmente Mr. Danger abandona la sabana. A partir de entonces, Altamira vuelve a ocupar el amplio terreno que tuvo en su fundación. En cuanto a la desaparición de doña Bárbara, se sostienen dos hipótesis: la primera, que se suicidó en un tremedal, y la segunda, que se volvió errante, partiendo en un bongo desde el río Arauca.

    Doña Bárbara[editar]

    Estructura[editar]

    Tiene un vocabulario de venezolanismos de la obra, y la versión conmemorativa de 1954 tiene un prólogo donde el autor explica su fuente de inspiración. Narrada en tercera persona, se divide en tres partes —introducción, nudo y desenlace— y cuarenta y un capítulos:

    Primera parte
    I. ¿Con quién vamos?
    II. El descendiente del Cunavichero
    III. La devoradora de hombres
    IV. Uno solo y mil caminos distintos
    V. La lanza en el muro
    VI. El recuerdo de Asdrúbal
    VII. El familiar
    VIII. La doma
    IX. La esfinge de la sabana
    X. El espectro de "La Barquereña"
    XI. La bella durmiente
    XII. Algún día será verdad
    XIII. Los derechos de "Míster Peligro"
    Segunda parte
    I. Un acontecimietno insólito
    II. Los amansadores
    III. Los rebullones
    IV. El rodeo
    V. Las mudanzas de doña Bárbara
    VI. El espanto del "Bramador"
    VII. Miel de aricas
    VIII. Candelas y retoños
    IX. Las veladas de la vaquería
    X. La pasión sin nombre
    XI. Soluciones imaginarias
    XII. Coplas y pasajes
    XIII. La Dañera y su sombra
    Tercera parte
    I. El espanto de la sabana
    II. Las tolvaneras
    III. Ño Pernalete y otras calamidades
    IV. Opuestos rumbos buscaban
    V. La hora del hombre
    VI. El inefable hallazgo
    VII. El inescrutable designio
    VIII. La gloria roja
    IX. Los retozos de míster Danger
    X. Entregando las obras
    XI. Luz en la caverna
    XII. Los puntos sobre las haches
    XIII. La hija de los ríos
    XIV. La estrella en la mira
    XV. Toda horizontes, toda caminos

    Popularidad[editar]

    Retrato de Juan Vicente Gómez por Herrera Toro en óleo sobre tela (130x98 cm). Una de sus hijas elogió la novela enfrente suyo, cosa que lo hizo tomar interés en la obra. Empezó a leer un capítulo diario junto a un doctor llamado Requena hasta que en una ocasión se quedó atrapado en la historia, y caída la noche terminó todos los capítulos que restaban.

    La novela es considerada una obra clásica de la literatura hispanoamericana de los años 1920 junto a Don Segundo Sombra (Güiraldes, 1926) y La vorágine (Rivera, 1924), dando a Gallegos un lugar entre los mejores escritores hispanoamericanos. Su primera reseña la hizo Pedro Sotillo en El Universal, vaticinando su popularidad internacional; esta efectivamente se disparó cuando en septiembre del mismo año de su publicación es declarada novela del mes en España.[1]​ A partir de allí y tras la primera traducción al inglés (Malloy, 1931), los críticos hispanos la aclaman mientras que los estadounidenses son un poco más reservados. Destacan las muy buenas reseñas de Jorge Mañach,[2]Mariano Picón Salas,[3]Fernando Alegría,[4]Rómulo Betancourt,[5]​ Manuel Pedro González,[6]Ricardo Baeza,[7]Rodríguez Monegal y Ulrich Leo (este último atreviéndose a comparar a Gallegos con los más grandes escritores de Occidente, especialmente con Charles Dickens, Alphonse Daudet y Antonio Fogazzaro); en cambio, menos entusiasta fue Bella Jozef, quien la consideró buena mas no obra maestra. En los Estados Unidos Alfred Coester (Hispania, 1929)[8]​ y Millard Rosenberg (Books Abroad, 1930)[9]​ fueron los primeros en reseñar favorablemente la obra. Grace M. Keefe apreció la llegada al inglés de esta pieza de cultura venezolana,[10]​ mientas que Fred T. Marsh lamentó en The New York Times que «los Estados Unidos ignoren buenas obras del Sur como esta».[11]​ A pesar del gran apoyo, Jorge Añez publicó en 1944 un ensayo titulado De La vorágine a Doña Bárbara donde acusó a Gallegos de plagiar a Eustasio Rivera, tesis que fue ampliamente rechazada por los críticos.[12][13][14]​ Por otro lado, políticamente la novela convirtió a Gallegos en un líder para los vanguardistas y la generación del 28, y en un enemigo para los gomecistas, aunque no para el dictador Juan Vicente Gómez, quien tras leerla dijo:

    Muy bueno. Yo no sé por qué dicen que ahí me atacan; eso no tiene nada contra mí... Eso era lo que debían estar haciendo todos los literatos, y no revoluciones pendejas.[15]
    Nunca se habían contado en Venezuela estas cosas del llano con tanta exactitud, con tanta lealtad, con tanto fervor: y eso que el autor no es llanero.
    Nota sin firma en la revista Cultura Venezolana, n. 94 (1929), p. 149

    La novela fue traducida varias veces al portugués, alemán, checo, noruego e italiano, e incluso a idiomas como el árabe, malayo y japonés. Ya para su cuadragésima cuarta edición su nivel de popularidad fue solo comparable con el de María (Isaacs, 1867), y para su vigésimo quinto aniversario (y septuagésimo cumpleaños de Gallegos, 1954) se publicó la edición definitiva de la obra además de un «Homenaje continental a Rómulo Gallegos» (Cuadernos Americanos) para el cual se escribieron muchos ensayos elogiando la obra y su autor, entre los que destacan los de Pareja Diezcanseco[16]​ y Raúl Roa[17]​; sin embargo, ya el tópico central de la novela, la civilización contra la barbarie, estaba dejando de ser vigente, así como su estilo pasando de moda para la generación de escritores de Uslar Pietri, Rafael Angarita Arvelo y las posteriores, aunque Díaz Seijas sostuvo que a pesar de eso «Gallegos llegó al más alto nivel novelar».[18]​ Por otro lado Salvador Garmendia y Orlando Araujo dijeron que la novela «marcó una evolución de la literatura criollista hacia la auténtica magnitud del género».[19][20]​ Se considera que Gallegos estableció con esta novela una línea de conducta para los literatos hispanos de su época así como una fuente de inspiración para la responsabilidad intelectual en el futuro.

    Tema[editar]

    Monumento a Marisela, parque nacional Santos Luzardo, en cuya placa se lee:
    A Marisela. Rescatada de la barbarie por virtud del amor y de la voluntad civilizadora

    La novela, una de las más reconocidas obras realistas y modernistas en español,[21]​ trata del conflicto entre la civilización y la barbarie en el ambiente llanero, lucha que no es solo del humano contra el humano sino también literal y alegóricamente del humano contra un medio ambiente hostil. Sus protagonistas, dueños de hatos vecinos (El Miedo y Altamira), representan ambos lados de la lucha: doña Bárbara la barbarie a través del despotismo, la manipulación y la superstición, y Santos Luzardo la civilización a través de la educación, la modernización, la ley y el orden; la primera una mujer dañada por un pasado traumático, y el segundo un hombre criado en el campo y luego transformado por la vida cosmopolita y la universidad. Los aliados de doña Bárbara son, además de sus peones varios, Balbino Paiba —la avaricia— y Melquíades «el Brujeador» Gamarra —la malicia—, mientras que los hermanos Mondragones son los instrumentos para expandir sus dominios. El ’ño Pernalete y su secretario Mujiquita —la incompetencia—, en sus funciones de autoridades locales, son quienes se ocupan de mediar ambas fuerzas. Por otro lado, entre doña Bárbara y Santos Luzardo están el mensajero de la primera, Juan Primito —la ingenuidad y la locura—, y un estadounidense de raza blanca, despreciante, inmoral y probablemente fugitivo, quien tiene una pequeña finca entre las otras dos y se hace llamar Mr. Danger. En medio de su lucha ambos protagonistas sucumben en cierto grado a lo que representa el otro, para que al final, usando los métodos de la barbarie, la civilización triunfe, haciendo que Mr. Danger se vaya y doña Bárbara se devuelva a sus orígenes anteriores al trauma, matando a sus aliados y desapareciendo de la zona. Paralelo a esto se ve la labor de Santos Luzardo por rescatar a quienes fueron despojados por doña Bárbara: su hija Marisela —el progreso— y el padre de esta, Lorenzo Barquero —la decadencia—; labor que se dificulta a medida que la lucha se identifica y Santos Luzardo muestra actitudes bárbaras.

    Fuera de la idea central, a lo largo de la lectura se hace constante alusión a la vida del llanero, así como a la religión y la brujería, sobre las cuales se impone una visión desmitificadora. Se muestra cómo los peones de Santos Luzardo y de doña Bárbara hacen sus trabajos, manejando ganado y caballos, trabajando en una quesería y transportando productos, algunos pereciendo en los procesos. Igualmente se muestra a los peones de Santos Luzardo contar anécdotas alegres y trágicas, mientras que uno de ellos, Juan «Pajarote» Palacios, entretiene a sus compañeros con cuentos fantásticos. Estos eventos secundarios están cargados de alegorías a la idea central, como es la caza del Tuerto del Bramador, un caimán que decían estaba sujeto a las brujerías de doña Bárbara. También como idea secundaria se da a saber una gran soledad en todos los personajes, sobre todo por la ausencia de todas las familias.

    La obra pretende no ser ficticia sino reflejar la realidad de la Venezuela del momento y mostrar una solución al problema que trata, la cual consiste en imponer la civilización a través de poblar y sanar. Gallegos hizo propaganda política en la novela, considerada «un reflejo de las ansias de los venezolanos por construir patria pero siendo dificultados por la dictadura», y Juan Liscano dijo que «Gallegos describió la Venezuela del futuro, dominada por una clase media fuerte».[22]​ Muchos comparan el pensamiento que Gallegos expuso en esta obra con el que el argentino Domingo Faustino Sarmiento expuso en Facundo (1845),[1][23][24]​ o el que el venezolano Romeo García expuso en Peonía (1890), mientras que Suárez Calímano y López Pacheco se aventuran a decir que «la obra no solo aborda los problemas sociopolíticos y la tiranía en Venezuela sino también en el resto de Latinoamérica».[25][26]

    Bibliografía[editar]

    Referencias[editar]

    1. a b Dunham, Lowell (1957). Rómulo Gallegos, vida y obra. Ediciones De Andrea. ISBN 9802651060. 
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    3. Picón Salas, Mariano (abril de 1930). «Doña Bárbara de Rómulo Gallegos». La vida literaria (Buenos Aires) (19): 8. OCLC 28511822. «[Rómulo Gallegos] Dio a la obra —a más de su intrínseca calidad literaria— el valor emblemático de cuanto Venezuela necesita redimir [...] el libro contenía una clave simbólica; un crítico 'más allá' de la descripción de la naturaleza y el retrato de los personajes [...] En la cárcel leyeron la novela los estudiantes prisioneros en las intentonas literarias de 1928 y 1929. Con el más generoso ímpetu criollo pensaban ellos actuar contra el enmarañado desastre de la dictadura como Santos Luzardo sobre las ruinas de Altamira». 
    4. Alegría, Fernando (1959). Breve historia de la novela hispanoamericana. Ciudad de México: Ediciones De Andrea. p. 181. OCLC 495528279. 
    5. Betancourt, Rómulo (4 de octubre de 1930). «Apuntes para una interpretación de Doña Bárbara». En García Monge, Joaquín, ed. Repertorio Americano (San José, CR) 509 (12): 201. ISSN 0252-8479. OCLC 1171329018. Consultado el 28 de septiembre de 2020. 
    6. González, Manuel Pedro (1930). «Del momento hispanoamericano: A propósito de Doña Bárbara». Bulletin of Spanish Studies (Liverpool: Institute of Hispanic Studies) 28 (7): 167. OCLC 490213249. «Es una verdadera proeza de arquitectura y de equilibrio interior [...] Doña Bárbara es toda una novela, como diría don Miguel de Unamuno, mejor aún, toda una gran novela». 
    7. Baeza, Ricardo (1954). «Doña Bárbara». Humanismo (Madrid) 22 (3): 20, 21. «Gallegos es el primer gran novelista que nos da Suramérica y que ha escrito una de las mejores novelas que hoy por hoy cuenta el idioma [...] pudiera considerarse la aparición de Doña Bárbara como la entrada de la literatura hispanoamericana en la edad viril [...] Doña Bárbara es una obra absolutamente de norma clásica, y por mi parte la veo ya integrada en el tiempo a las novelas clásicas del idioma». 
    8. Coester, Alfred. «By Rómulo Gallegos» [Por Rómulo Gallegos]. Hispania (en inglés) (Birmigham, US: American Association of Teachers of Spanish and Portuguese) 5 (12). ISSN 2153-6414. OCLC 1098697715. 
    9. Millard Rosenberg, S. L. (1930). «Rómulo Gallegos, Doña Bárbara. Barcelona, Araluce, 1929». Books Abroad (en inglés) (Oklahoma) 4 (4). OCLC 608178883. «The shortness of this notice is no measure of the artistic value of this remarkable novel of the llanos of Venezuela [...] Doña Bárbara will make him the leading American novelist if he is not that already». 
    10. Keefe, Grace M. (9 de agosto de 1931). «The spirit of the Llanos: Doña Bárbara» [El espíritu de los Llanos: Doña Bárbara]. En Mills Reid, Ogden, ed. New York Herald Tribune. Books (en inglés) (Nueva York): 3. ISSN 1941-0646. OCLC 9405828. «[In Latin America] a great cultural heritage is definitely coming into its own. Now, from Venezuela we have a book well deserving of the acclaim that it has received throughout the Spanish speaking world». 
    11. T. Marsh, Fred (9 de agosto de 1931). «Life on the Plains of Venezuela-Doña Bárbara» [Vida en las llanuras de Venezuela-Doña Bárbara]. The New York Times. Book Review (en inglés) (Nueva York: The New York Times Company): 7. ISSN 0362-4331. OCLC 1645522. «[The United States ignore] so far as letters are concerned, the republics to the south. This slight but vivid novel of ranch life on the Venezuelan plains deserves a warm welcome». 
    12. Lugo, Aniceto (diciembre de 1939). «R. Angarita Arvelo y la novela venezolana». El Universal (Caracas). ISSN 1768-3076. OCLC 12675181. «Tan rara tesis [la de Jorge Añez] parece haber tenido repercusión en círculos de «lectores» que, muy probablemente, no habrán leído ni a Gallegos ni a Rivera. Quizás no sea superfluo refutar en pocas palabras una aseveración que podía salir solamente de un completo diletantismo en cosas filológicas, y que ni siquiera se da cuenta de lo quisquilloso que es el tratar conceptos como los de «imitación», «plagiado», «trasunto». En la realidad, si hay alguna relación entre La vorágine y Doña Bárbara, es únicamente la de la oposición más completa. Materias diferentes, aquí los llanos, allá la selva (prescindiendo de la primera parte introductoria). Bajo tal punto de vista puramente material, sería más bien Canaima la que debería compararse con La vorágine-. Formas artísticas opuestas entre sí: aquí el simbolismo más elaborado, allá la descripción directa, crudamente naturalista, cuyo mayor mérito es justamente el de no tener sentido oculto detrás de la palabra reveladora-. «Héroes» no menos opuestos: Santos Luzardo, el bueno, claro, algo despersonalizado; Arturo Cova, todo individualidad, no menos expresivo que antipático, neurasténico y bruto a la vez, egocéntrico y mártir. Y aún menos querrá alguien designar a la humanística y atormentada doña Bárbara misma como «hábil trasunto» de la episódica hetera poco interesante, madona Zoraida Ayram. El único motivo importante en que realmente coinciden Rivera y Gallegos, es el sobremanera interesante del héroe que finalmente desaparece, tragado por la naturaleza. A Arturo Cova y toda su comitiva, «los devoró la selva»; doña Bárbara -«ha desaparecido la cacica del Arauca». Pero también a Cantaclaro -«se lo llevó el diablo»; y en general, este motivo lo quisiera considerar no como propiedad intelectual de un escritor determinado, sino como expresión de un sentimiento común al alma suramericana, simbolizando la superioridad de la naturaleza sobre el hombre en los países tropicales. Sentimiento que, a mi parecer, ha influido profundamente en la novelística venezolana, eliminando de ella, hasta cierto punto, la novela puramente humana, la del «desarrollo» de «héroes» puestos en medio de una invención, ¡imitándola a las dos formas extra-humanas, la novela de «acción» y de «vida», según mis conceptos esbozados abajo, nota 57. -Y finalmente la acción en ambas novelas que estamos confrontando: Doña Bárbara, por lo menos quiere ser novela de unidad sustancial y formal, y de una tendencia pedagógica y moralista tan pronunciada, que hasta la poesía sufre a veces bajo tan fuertes impulsos de responsabilidad pública de su autor. La vorágine, por lo contrario, es poesía y nada más. No solamente no es buena novela, no es novela del todo. Si se prescinde de la tendencia tan loable pero no artística de denunciar los horrores de los capataces caucheros, le falta no menos que todo para ser novela, en el sentido estético de la palabra. Ni la acción poco conectada ni sus personajes poco modelados le habrían conseguido a aquel libro una fama sin embargo bien merecida. Deben habérsela conseguido, más bien, sus maravillosas descripciones poéticas, horripilantes o deliciosas, y entre las cuales la «acción», según mi parecer, hace el papel de una cabuya, reunidora de una masa de perlas preciosísimas. Yo voy hasta decir que La vorágine es una colección de bellísimos poemas en prosa, mal reunidos. No olvidemos que J. E. Rivera, antes de publicar su llamada novela, ya era conocido como autor de sonetos al nivel de los del cubano-francés Heredia, y de Santos Chocano. He aquí su segunda colección de «sonetos», pero en prosa, y, por mala suerte, subyugados a una descripción de viaje pesimista y romántica. La vorágine podría transformarse, con gran ventaja suya, en una antología de descripciones e impresiones poéticas en prosa («Aurora sobre los llanos»; «La laguna del serpiente guío»; «La tempestad»; «La selva devoradora del hombre»; etc., etc.), y muy poco perdería con todo lo que no entraría en tal antología. Doña Bárbara, por lo contrario, tratada de tal modo, casi desaparecería, porque es antes de todo, unidad estético-moral, que no puede atomizarse». 
    13. Englekirk, John (Agosto de 1948). «Doña Bárbara, Legend of the Llano» [Doña Bárbara, leyenda del Llano]. Hispania (en inglés) (Birmigham, US: American Association of Teachers of Spanish and Portuguese) 31 (3): 262, 263. ISSN 2153-6414. OCLC 1098697715. doi:10.2307/333036. 
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    17. Pérez, Trinidad (1975). «Doña Bárbara». Recopilación de textos sobre tres novelas ejemplares. Valoración múltiple. La Habana: Casa de las Américas. p. 404. OCLC 248397794. «[Rómulo Gallegos contribuyó al] mejoramiento humano, con la palabra y el ejemplo». 
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    26. Gallegos, Rómulo; López Pacheco, Jesús (1959). «Rómulo Gallegos, escritor y hombre». Obras completas I. Madrid: Aguilar. p. 30. «[El conflicto entre la civilización y la barbarie en Doña Bárbara] es el conflicto fundamental de la América Latina. A la estirpe de Doña Bárbara pertenecen los tiranos, esos hombres que han aterrorizado, como aquélla el llano, a las repúblicas latinas del nuevo continente».