Neoliberalismo

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En el plano económico, se identifica a Milton Friedman (1ª imagen) y al austriaco Friedrich von Hayek (2ª imagen) como los principales exponentes de lo que se ha venido a llamar neoliberalismo, mientras que, en el plano político, se asocia esta doctrina al presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, junto a la antigua primera ministra británica Margaret Thatcher.

El neoliberalismo –también llamado nuevo liberalismo o liberalismo tecnocrático– es la corriente económica y política capitalista, inspirada y responsable del resurgimiento de las ideas asociadas al liberalismo clásico o primer liberalismo desde las décadas de 1970 y 1980.[1][2]

Los defensores del neoliberalismo apoyan una amplia liberalización de la economía, el libre comercio en general y una drástica reducción del gasto público y de la intervención del Estado en la economía en favor del sector privado, que pasaría a desempeñar las competencias tradicionalmente asumidas por el Estado.[3][4][5]​ Más concretamente, ese sector privado, conformado principalmente por consumidores y empresarios serían, en el caso de estos últimos, quienes podrían pasar a desempeñar roles que en determinados países asume y financia el Estado con impuestos del contribuyente.[6][4][7][8]​ Sin embargo, el uso y definición del término ha ido evolucionando en las últimas décadas[9]​ y no hay un criterio unificado para determinar qué es «neoliberalismo».

Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica acuñada por el economista alemán Alexander Rüstow en 1938 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino entre medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación económica.[10]​ El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de evitar nuevos fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico. En las décadas siguientes la teoría neoliberal tendió a estar en contra de la doctrina laissez-faire del liberalismo, promoviendo una economía de mercado tutelada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la economía social de mercado.

En la década de 1960, el uso del término disminuyó en gran medida. El término se introdujo de nuevo en la década de 1980, debido a las reformas económicas realizadas en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet y que fueron impulsadas y supervisadas por economistas de la llamada Escuela de Chicago, los Chicago Boys. A partir de aquí, el término empezó a adoptar connotaciones peyorativas y a ser empleado por los críticos de estas reformas, al tiempo que el neoliberalismo pasó de defender una postura liberal moderada a una más radical que incluía la defensa a ultranza del laissez-faire y el capitalismo en general. El término es a menudo asociado a los trabajos de los economistas liberales Friedrich Hayek y Milton Friedman.[9]​ También representa y se asocia al conjunto de políticas económicas introducidas por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en los Estados Unidos.[1]​ Una vez que se estableció el nuevo significado del término entre los estudiosos de habla hispana, pronto empezó a ser habitual en los estudios económicos de autores anglosajones.[9]

El uso y definición del término ha ido cambiando con el paso del tiempo y en la actualidad no hay un criterio unificado para determinar qué es «neoliberalismo», por lo que generalmente se lo utiliza como un término asociado a la derecha y es empleado de manera coloquial para englobar una gran diversidad de ideas muy dispares presentes dentro de los espectros del liberalismo y conservadurismo.[11][9][12]​ En la actualidad el término mantiene sus connotaciones negativas y es utilizado por sus críticos como una condena general al liberalismo económico y sus políticas, esto es, la privatización de empresas estatales y la apertura y desregulación de los mercados.[4][9]​ La adopción de las políticas neoliberales y la aceptación de su teoría económica desde la década de 1970 por la mayoría de los países desarrollados se ven, por parte de muchos economistas postkeynesianos, como la causa del hundimiento del sistema financiero internacional del año 2007 y 2008 que más tarde se manifestó en la llamada Gran Recesión.[13]

Historia del término

En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con ideas posteriores, hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.[14]​ Originalmente el neoliberalismo era una filosofía económica surgida entre los eruditos liberales europeos en la década de 1930 que trataban de encontrar un «tercer camino» o un «camino entre medias» de la disputa que en ese momento se libraba entre el liberalismo clásico y la planificación económica propuesta por el socialismo.[15]​ El impulso de desarrollar esta nueva doctrina surgió del deseo de evitar nuevos fracasos económicos tras la Gran Depresión y el hundimiento económico vivido en los primeros años de la década de 1930, fracasos atribuidos en su mayoría al liberalismo clásico.

El término «neoliberalismo» fue acuñado por el académico alemán Alexander Rüstow en 1938, en un coloquio. Entonces se definió el concepto de neoliberalismo como «la prioridad del sistema de precios, el libre emprendimiento, la libre empresa y un Estado fuerte e imparcial». Para ser neoliberal es necesario requerir una política económica moderna con la intervención del Estado. El intervencionismo estatal neoliberal trajo consigo un enfrentamiento con los liberales clásicos laissez faire, como Ludwig von Mises o Friedrich Hayek.

En las décadas siguientes la teoría neoliberal tendió a estar en contra de la doctrina laissez-faire del liberalismo, promoviendo una economía de mercado tutelada por un Estado fuerte, modelo que llegó a ser conocido como la economía social de mercado. En los años 1960 el término dejó de usarse regularmente, para referirse a políticas defendidas por economistas como Milton Friedman o Robert Lucas.

Entre las cuestiones ampliamente promovidas por el neoliberalismo están la extensión de la iniciativa privada a todas las áreas de la actividad económica o la limitación del papel del Estado. Entre las ideas y los principios introducidos por el neoliberalismo y ausentes en el liberalismo clásico, están el principio de subsidiariedad del Estado (desarrollado por los ordoliberales alemanes, que habían puesto en marcha algunas de sus propuestas en el denominado Milagro alemán de posguerra), [cita requerida]y en especial, el monetarismo de la Escuela de Chicago encabezada por Milton Friedman que, desde mediados de los años 50, se convirtió en crítico opositor de las políticas de intervención económica que se adoptaban en todo el mundo, junto con aportaciones del enfoque macroeconómico keynesiano.

Usos actuales

A finales de los años 70, estas teorías ganaron amplia popularidad en el mundo académico y político como alternativa al fracaso del keynesianismo en la gestión de la crisis de 1973. Las ideas keynesianas sugerían una relación inversa entre inflación y desempleo, tal como sugiere la curva de Phillips. Sin embargo Milton Friedman había señalado que esa relación no era necesaria, como quedó demostrado por el fenómeno de la estanflación. El nuevo escenario estanflacionario desafiaba los postulados keynesianos, en esas circunstancias, las ideas monetaristas revivieron audiencia y credibilidad, como consecuencia se implementaron nuevas medidas antikeynesianas como simultanear acciones antirrecesivas y antiinflacionarias. La crítica de los monetaristas tenía tres vertientes:

  1. Discutían el uso del aumento de la masa monetaria como instrumento para crear demanda agregada, recomendando mantener fija dicha magnitud;
  2. Desaconsejaban el uso de la política fiscal, especialmente el uso del constante déficit presupuestario, poniendo en duda el multiplicador keynesiano; y[cita requerida]
  3. Recomendaban una reducción en los gastos del Estado como única forma práctica de incrementar la demanda agregada.

La mayor parte de los aportes teóricos fueron rápidamente aceptados poniendo fin a la predominancia que el keynesianismo tenía en la mayoría de las escuelas de pensamiento económico desde la década de 1930. Tanto Margaret Thatcher como la administración de Ronald Reagan pusieron en práctica estas teorías con resultados desiguales[cita requerida]. En el Reino Unido, se realizó una fuerte reducción en el tamaño del sector público que, si bien tuvo consecuencias negativas en el corto plazo en el terreno social, reactivó la economía y dio un gran dinamismo al sector productivo.[cita requerida] En los Estados Unidos, similares medidas chocaron con el aparato político y la vocación militarista del entorno de Reagan, por lo que solo se logró crear un gran déficit fiscal (las iniciativas de reducción de impuestos prosperaron pero no las de control del gasto social o del gasto militar, que eran las principales partidas del gasto público).[cita requerida]

De estas experiencias y de las dificultades para aplicar esas políticas a países en desarrollo, surge una versión keynesiana con inclinación monetarista, que incorporaba la aversión al déficit presupuestario y a la fabricación de dinero, pero no al concepto de intervención pública en la economía (ejemplo Consenso de Washington, término acuñado en 1989 por el economista John Williamson, para referirse al tipo de políticas fiscales y monetarias recomendadas para los países en desarrollo por los organismos con sede en Washington, léase Banco Mundial, FMI, y Tesoro estadounidense, entre otros).

Por ello se lo relaciona con la burocracia de los organismos públicos internacionales, debido a que sus políticas son principalmente impulsadas desde el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, y el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismos que no dependen de las Naciones Unidas y están por ello exentos del control directo de la comunidad internacional de países y a los que en ocasiones se acusa de ejercer presión política y extorsión. En la práctica, estas políticas toman como modelo de economía (salvo en lo referente al proteccionismo) a la estadounidense (véase: sistema americano, capitalismo democrático).[16]

El neoliberalismo, como política burocrática y macroeconómica, tiene una dimensión geopolítica mercantilista ajena en la práctica al liberalismo económico propiamente dicho, es decir el neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre –sin trabas burocráticas ni privilegios sectoriales–, razón que explicaría que sea asociado al corporativismo internacional.

En los años 1980, se asocia al conjunto de políticas económicas introducidas por Margaret Thatcher en el Reino Unido y Ronald Reagan en los Estados Unidos.[1]​ Una vez que se estableció el nuevo significado del término entre los estudiosos de habla hispana, pronto empezó a ser habitual en los estudios económicos y políticos de autores anglosajones. Sin embargo, el concepto acuñado y usado en la actualidad sigue siendo objeto de rechazo entre los autodenominados liberales contemporáneos, debido a lo ambiguo y/o confuso de su definición, utilización y connotaciones negativas asociadas.[17][9]

Para el otro sector de críticas, muchas de las medidas acusadas de neoliberales, entre las que se incluyen la globalización, lejos de ser negativas han sido las que han empujado a los países que se adherían a ellas un crecimiento medio 1,5 puntos superior al de aquellos otros países que no lo hicieron. [cita requerida]Para estos grupos, en su mayoría liberales, ha quedado demostrado que los países que más se adhirieron a lo que se conoce popularmente cómo "neoliberalismo globalista" tienen menos pobreza extrema que los que no han adherido. Afirman que los países que adoptan medidas de libre mercado reducen su pobreza y su desigualdad. Para esto, aquellos defensores de muchas de las ideas, catalogadas popularmente, de neoliberales se apoyan en la correlación existente entre los países con mayor Libertad Económica y su tendencia a liderar el Índice de Desarrollo Humano, también aclarando, que el crecimiento económico es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo humano.[18][19][20][21][22][23][24]

Según Boas y Gans-Morse, el término neoliberalismo es utilizado por la izquierda peyorativamente para criticar las políticas de liberalización del sector privado tendentes a aumentar su rol en la economía.[25]​ Hoy en día el uso del término se orienta a describir las políticas económicas que «eliminan los controles de precios, desregulan los mercados de capital y reducen las barreras al comercio», además de reducir la influencia del Estado en la economía, especialmente mediante la privatización y la austeridad fiscal.

Otros usos

El movimiento anterior no debe confundirse con otro movimiento surgido en 1981 en EE. UU. y que se denominó también neoliberal. Este otro movimiento nació como movimiento de izquierda y se usaba el término neoliberal para describir su ideología. Los "neoliberales" de este otro movimiento se unieron alrededor de dos publicaciones, The New Republic y el Washington Monthly. El vocero de este neoliberalismo era el periodista Charles Peters, que en 1983 publicaba el Manifiesto Neoliberal. Los dos políticos más influyentes de este movimiento fueron Bill Clinton, 42º presidente del gobierno, y el exvicepresidente Al Gore.

Orígenes

Coloquio Walter Lippmann

En la década de los 30 el estado de ánimo general era antiliberal por la Gran Depresión. Para unir fuerzas un grupo de 25 liberales organizaron el coloquio Walter Lippman, un encuentro internacional que tuvo lugar en París en agosto de 1938. Entre estos liberales se encontraban Louis Rougier, Walter Lippmann, Friedrich von Hayek, Ludwig von Mises, Wilhelm Röpke y Alexander Rüstow. Rüstow, Lipmann y Rougier concluyeron que el liberalismo laissez faire había fracasado y que el nuevo liberalismo debía tomar el relevo. No obstante, Mises y Hayek no estaban convencidos de ello. Aun así, todos los participantes del coloquio se unieron en su llamado para un nuevo proyecto liberal. Sobre la base de la recomendación de Rüstow llamaron a este proyecto neoliberalismo.[cita requerida]

El planteamiento que emanó del coloquio estaba de acuerdo en alejarse de la idea de una libertad sin restricciones propia del liberalismo clásico y orientar la economía de mercado hacia una economía regentada por un estado fuerte. Fue, en definitiva, una forma de formular una «tercera vía».

Durante el coloquio las diferencias entre los verdaderos liberales y los "liberales clásicos" se hicieron patentes. Mientras que los verdaderos liberales exigían la intervención del estado para corregir las estructuras del mercado indeseables, Mises siempre había insistido en que el único papel legítimo del Estado era abolir las barreras para la entrada en el mercado libre. También existían diferencias de opinión similares en otras cuestiones, como la política social y las posibilidades de intervencionismo.

Sociedad Mont Pélerin

Sin embargo, el neoliberalismo con algunas de las variantes por las que en la actualidad se le reconoce tiene su origen en la llamada Sociedad Mont Pélerin formada en Suiza a fines de la década de los 40 por iniciativa de economistas como Friedrich von Hayek o Ludwing Von Mises. Allí se reunieron algunos de sus principales pensadores, como Karl Popper o Henry Hazlitt. La Sociedad Mont Pelerin es una asociación multidisciplinaria creada, en palabras de sus propios fundadores y seguidores, para preservar los derechos humanos amenazados por la difusión de ideologías relativistas y afines a la extensión del poder arbitrario[26]​. No obstante, en la práctica, la SMP estuvo conformada por individuos con ideas muy divididas en cuanto a la libertad e intervencionismo como relató el propio Milton Friedman respecto a Ludwig von Mises quien en el primer encuentro celebrado por la Mont Pelerin Society, en el año 1947, en un punto del debate sobre la distribución del ingreso y un sistema tributario progresivo Mises se levantó, se dirigió a los presentes, entre quienes se encontraban Hayek, y proclamó «todos ustedes son un grupo de socialistas»; y salió de la habitación.[27]​ También se aprecia esta división de ideas en lo que recoge Jorg Guido Hulsmann en su ensayo “Contra los neoliberales”[28]​:

La coexistencia dentro de la Sociedad Mont Pèlerin de grupos con orientaciones tan distintas era conocida por sus miembros. También era bastante evidente incluso para las incorporaciones. Un buen ejemplo fue Jean-Pierre Hamilius, un joven catedrático de empresa y economía en Luxemburgo, a quien Mises conocía por correspondencia. [...] El joven catedrático de Luxemburgo estuvo tomando notas y discutiendo ansiosamente los planes intervencionistas de diversos miembros que no eran todavía parte de “la vieja guardia”. Así, John van Sickle proponía gravar a los herederos ricos, Wilhelm Röpke estaba a favor de subsidios a los propietarios de viviendas y Otto Veit argumentaba que unos impuestos más duros no impedirían que los empresarios trabajaran.[29]

Políticas neoliberales

Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos (1981-1989)
Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido (1979-1990)

El neoliberalismo propone que se deje en manos de los particulares o empresas privadas el mayor número de actividades económicas posible. Igualmente propone una limitación del papel del Estado en la economía, la reducción del tamaño del Estado, es decir, una reducción del porcentaje del PIB controlado o administrado directamente por el Estado. Respecto a la actividad económica, el neoliberalismo propone la eliminación de restricciones y regulaciones, así como la apertura de fronteras para mercancías, capitales y flujos financieros.

Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales (en principio recomendaciones a países tanto industrializados, como en desarrollo) incluyen:

  • Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero hasta lograr una inflación cercana a cero y evitar el riesgo de devaluaciones de la moneda. Los partidarios del neoliberalismo creen que estas medidas evitan los llamados ciclos del mercado.
  • Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo[cita requerida] y reducir los impuestos sobre la producción, la renta personal y los beneficios empresariales. También proponen eliminar regímenes especiales y disminuir el gasto público.
  • Liberalización/desregulación: Los partidarios de políticas neoliberales defienden la liberalización o desregulación para el comercio como para las inversiones por considerarlas positivas para el crecimiento económico. Igualmente se considera positiva la eliminación de muchas reglas y restricciones, reduciéndolas a un mínimo necesario (sobre todo la garantía del régimen de propiedad y de la seguridad). En particular abogan por aumentar la movilidad de capitales y la flexibilidad laboral.
  • Privatización de empresas públicas: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes que los públicos y que el Estado debe achicarse para ser más eficiente y permitir que el sector privado sea el encargado de la generación de riqueza.

En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, [cita requerida]que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad (la llamada política del derrame económico); como liberales promueven «mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad».

Usos divergentes del término

Uso liberal

Originalmente la teoría que limitaba el poder del Estado y entregaba la economía a los agentes privados era el liberalismo, y hasta bien entrado el siglo XX los partidarios de estas ideas siguieron siendo llamados liberales. Sin embargo, la crisis de 1929, el New Deal, el auge del keynesianismo, el incremento del gasto público y el rol del Estado en Occidente, condujeron a que el “liberalismo” modificado y adoptado por diversos gobiernos de los años 1980 recibiese otro nombre, siendo este el de neoliberalismo.

Con neoliberalismo no se está haciendo alusión a una teoría política o económica en particular, sino más bien se está refiriendo a una generalización de escuelas y teorías económicas (muchas veces opuestas entre sí), por lo que resulta algo complejo compararlo con el liberalismo ortodoxo. Mientras el antiguo concepto de liberalismo resulta más claro de limitar.[30]

Los defensores del liberalismo político y económico, especialmente el asociado al liberalismo clásico y el liberalismo libertario (p. ej. minarquismo) sostienen opiniones divergentes en general al respecto del neoliberalismo:

  • Rechazan el uso antimercado o intervencionista del término neoliberalismo como una etiqueta falaz usada por algunos sectores de izquierda y de centro, e incluso de derecha, para descalificar sumariamente a sus adversarios políticos.
Me considero liberal y conozco a muchas personas que lo son y a otras muchísimas más que no lo son. Pero, a lo largo de una trayectoria que comienza a ser larga, no he conocido todavía a un solo neo-liberal. [...] Un “neo” es alguien que es algo sin serlo, alguien que está a la vez dentro y fuera de algo, un híbrido escurridizo, un comodín que se acomoda sin llegar a identificarse nunca con un valor, una idea, un régimen o una doctrina. Decir “neo-liberal” equivale a decir “semi” o “seudo” liberal, es decir, un puro contrasentido. O se está a favor o seudo a favor de la libertad, como no se puede estar “semi embarazada”, “semi muerto”, o “semi vivo”. La fórmula no ha sido inventada para expresar una realidad conceptual, sino para devaluar semánticamente, con el arma corrosiva de la irrisión, la doctrina que simboliza, mejor que ninguna otra, los extraordinarios avances que al aproximarse este fin de milenio, ha hecho la libertad en el largo transcurso de la civilización humana.
[...] El sentido predominante que se le atribuye al término “neoliberalismo” es consecuencia de que los enemigos de la libertad han utilizado esa palabra como una sinécdoque, como anteriormente otros hicieron con la palabra social a la que convirtieron en una antífrasis. Y otros, antes aún, con la palabra liberal, a la que le pasó lo mismo.

De esta manera, a través de la retórica y sus mecanismos, los liberales perdemos en el debate político lo que ganamos en el campo de las contribuciones científicas. Probablemente haya muy pocas doctrinas que, como el liberalismo, hayan perdido tantos términos a manos de sus enemigos en el debate político. [...] Despojar al liberalismo de una cierta arrogancia intelectual resulta, así imprescindible. Con ejemplos como lo sucedido con el término “neoliberalismo” debería bastarnos para entenderlo, porque aunque “words are signals for ideas, not ideas”, como quería Spencer . Perder nuestros términos por una mayor habilidad de nuestros oponentes se presenta como un error muy lamentable que amenaza periódicamente nuestra identidad.

Ser liberal no significa lo mismo en todos los países. Algunos de nuestros conceptos más preciados, como justicia, estado de derecho o propiedad, han sido tergiversados por adjetivos semánticamente predatorios. Y, en el colmo de la paradoja, quieren nuestros rivales asociarnos con ideas, políticas o gobiernos que nos resultan ajenos. Todo ello es de por sí un precio muy alto a pagar por no haber advertido la importancia de este debate y el daño que pueden causar las palabras cuando son retóricamente manejadas. [...]
Enrique Ghersi

[32]

  • En general unos opinan que la reducción del Estado debe ser real hasta limitarlo a lo completamente imprescindible mientras otros, inspirados por pensadores como Hayek, no son contrarios a ciertos efectos redistributivos o que el gobierno pueda proveer de ciertos bienes que el mercado es incapaz. Todo esto, siguiendo como base los principios liberales clásicos y no los neoliberales (aquí algunos liberales identificarían el término neoliberalismo con el fenómeno del corporativismo). Consideran que parte importante de la derecha política, a la cual se oponen, se reduce al mercantilismo empresarial y político, esto es la entrega de preferencias a grupos de presión, multinacionales, o a socios del sector privado del poder político.[33]

De igual forma, los liberales rechazan a los organismos internacionales o públicos supraestatales (FMI, OMC, BM, etc.) debido a que los consideran “monstruos burocráticos, intervencionistas e inútiles” que serían responsables del mantenimiento de regímenes corruptos e ineficientes que no podrían conseguir crédito en el mercado libre,[34][35]​ y de establecer una liberalización del comercio internacional regulada, planificada por instancias keynesianas y no por agentes privados, lo cual conduciría al corporativismo en vez de al capitalismo.[36]

Usos históricos

No se puede dar una definición estática de neoliberalismo debido a que su significado ha ido cambiando en el transcurso del tiempo y no es idéntico en todos los países del planeta.[cita requerida] Las pesquisas realizadas sobre el tema[37]​ revelan que la palabra fue usada por primera vez, de manera asistemática, por destacados economistas liberales, entre los que se cuentan:

  • Ludwig von Mises. La edición inglesa (1927) de su libro Liberalismus usa el término neoliberalism para traducir lo que en alemán Mises denominó neuen Liberalismus (nuevo liberalismo). En este libro, Mises usa el término para designar a los socialistas que se hacen pasar por liberales (término que después reemplazó por seudoliberales), mientras que en su posterior libro, Socialismo, lo aplica a los liberales partidarios de la entonces nueva teoría subjetiva del valor, como Carl Menger.
  • Louis Baudin, en su obra de 1953, L'aube d'un nouveau libéralisme (El alba de un nuevo liberalismo), relata que el término neoliberalismo fue deliberadamente acuñado y usado para su posterior difusión en el coloquio de destacados pensadores liberales realizado en París en agosto de 1938, cuando ya se anunciaba la inevitabilidad de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo fue diferenciarse del entonces desacreditado liberalismo político, al que se atribuía una importante responsabilidad por haber llegado a ese callejón sin salida. Participaron en el coloquio destacados líderes de opinión del movimiento liberal como Friedrich Hayek, Ludwig von Mises, Jacques Rueff, Alexander Rüstow, Wilhelm Röpke, Detauoff, John Bell Condliffe, Michael Polanyi y el propio Baudin.
  • Edgar Nawroth, en su libro Die Sozial-und Wirtschaftsphilosophie des Neoliberalismus (1961), califica como neoliberales a los partidarios de la Escuela de Friburgo y de Múnich, destacando las contribuciones de Wilhelm Röpke y de Alexander Rüstow, partidarios de la Economía Social de Mercado y de la coordinación del libre mercado, así como del Estado de Bienestar.
  • Economistas del Centro de Investigación para la Comparación de Sistemas de Dirección Económica de la Universidad de Marburgo definieron al neoliberalismo como:

    Un concepto global bajo en que se incluyen los programas de la renovación de la mentalidad liberal clásica, cuyas concepciones básicas del orden están marcadas por una inequívoca renuncia a las ideas genéricas del laissez faire y por un rechazo total a los sistemas totalitarios.[cita requerida]

    Entre los rasgos esenciales del neoliberalismo incluyen la garantía legal de la libre competencia y la convicción de que al libre mercado deben agregarse otras consideraciones sociales.
  • Alfred Müller-Armack, uno de los teóricos de la Economía social de mercado, acusa a los neoliberales (que no identifica con precisión) de "no haber prestado la debida atención a los problemas sociales y sociológicos".[38]​ De su obra surgen como posturas extremas el liberalismo tradicional o paleoliberalismo, el neoliberalismo que se le opone, y la intermedia Economía Social de Mercado.
  • En la última década del siglo XX y la primera del siglo XXI, el término ha sido crecientemente usado con carácter peyorativo. El escritor Mario Elgue, por ejemplo, afirma:
Ya no quedan dudas de que el modelo neoliberal es incapaz de dar respuesta a los principales problemas que siguen aquejando a la sociedad: altos índices de desempleo, trabajo en negro, pobreza y exclusión social. Su debacle fue el resultado de la aplicación de las políticas del "derrame", según las cuales bastaba con el crecimiento de los grandes grupos concentrados ya que estos últimos difundirían los beneficios hacia el resto de la sociedad productiva y laboral. Pues bien, ahora está claro que este "goteo" no llegó; que no hubo un correlato distributivo y de cohesión de la base social.[39]

En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del término liberal, no se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes contextos.

Tendencias actuales

Diversos términos a los que se suele hacer referencia con la palabra "neoliberalismo":

  • Neomercantilismo: una vuelta a las ideas mercantilistas que combatió Adam Smith y los liberales clásicos. Estas ideas consistían en defender a determinadas empresas (sobre todo dedicadas a la exportación) de la competencia extranjera.
  • Corporativismo, lobbismo o amiguismo: que el estado defienda los intereses de algunos familiares, amigos, conocidos o aliados del gobernante o de grupos de poder especialmente poderosos para el chantaje.
  • Anarcocapitalismo: es una postura política que pide la eliminación del estado pero no de la propiedad privada. Defiende que los tratos sean voluntarios. También reciben el nombre de "ultraliberales" por parte de sus detractores.
  • Monetarismo neoclásico: es una escuela económica, que tuvo su centro en Chicago y cuyo más famoso representante es Milton Friedman, que surgió en una época donde la economía capitalista era keynessiana mayoritariamente. Abogaban por volver al liberalismo clásico en algunas cosas. Ronald Reagan encarnó en la política de forma más o menos fiel esta idea económica. Algunos llamaron "revolución neoliberal" a esta vuelta parcial al liberalismo clásico. En esta acepción el neoliberalismo sería una mezcla de keynesianismo y liberalismo clásico.
  • Socioliberalismo: Una mezcla de la socialdemocracia y el liberalismo progresista. Frente al liberalismo clásico donde el estado se limitaba a garantizar seguridad y justicia, hay hoy corrientes liberales (las mayoritarias) que abogan porque el estado garantice igualdad, progreso y bienestar a través de la educación, la investigación y la sanidad pública sin dejar de defender las libertad individuales y derechos civiles. Un ejemplo de libre mercado y estado del bienestar lo presentan los países nórdicos.
  • Minarquismo: Reducción del estado al mínimo. Esta es la definición de neoliberalismo en la RAE aunque no aclara cual es ese mínimo o si se trata de algo subjetivo que decide cada uno.

Crítica

Manifestantes el 19 de junio de 2011 en Madrid, dirigiéndose hacia Atocha por la calle Ronda de Valencia. La pancarta reza: «Neoliberalismo: Tóxico, para el hombre, para el planeta.»

El neoliberalismo ha recibido críticas tanto de la izquierda política como desde la derecha, a lo que hay que añadir las objeciones de miles de activistas y académicos.[40]​ Especialmente ha sido criticado por los economistas que se enmarcan dentro del keynesianismo.[41]

Fundamentalismo de mercado

El economista Joseph Stiglitz denomina al neoliberalismo "fundamentalismo del mercado", ya que, como ideología económica, sirve a los intereses de una minoría saltándose los controles y el funcionamiento de las democracias.[42]

El término es usado tanto por detractores del capitalismo (socialistas, comunistas, etc.) como algunos partidarios críticos del capitalismo (proteccionistas, postkeynesianos, Nueva economía internacional). Estos y otros grupos suelen usar el concepto como una generalización para referirse a cualquier posición que se oponga a limitar los mercados o reducir la intervención del Estado en la economía. En ocasiones el término se ha usado como término peyorativo o descalificatorio para personas que arguyen en favor de una economía de mercado, usando la palabra como sinónimo de corporativismo.

Según algunos autores, el neoliberalismo es un liberalismo heterodoxo, desgajado del tronco principal de la ideología burguesa del que procede.[43]​ Considera al neoliberalismo propio del Estado de bienestar implantado en los países capitalistas más desarrollados después de 1945, del que sería uno de los tres pilares básicos, junto a la democracia cristiana y la socialdemocracia, con los que considera que hubo una convergencia ideológica tras 1945 en torno al Estado social.[44]​ Sectores sindicales lo usan asimismo como epíteto frente a los intentos de recortar derechos laborales, conseguidos tras largos años de lucha.

Los proteccionistas sostienen que el neoliberalismo multiplica dramáticamente el impacto de las crisis de confianza, culpabilizándolo del alcance de diversas crisis financieras a escala más o menos global, ocurridas entre 1990 y 2008 (ponen de ejemplo el Efecto Tequila de 1994 o la Crisis asiática de 1997). También consideran sus críticos que las políticas de control del gasto público generan problemas crecientes de tensión, exclusión y violencia social en determinados países.[45]​ En América Latina por ejemplo es común identificar el término «neoliberal» con las recomendaciones del Consenso de Washington.

Algunos economistas institucionalistas consideran que las políticas neoliberales minusvaloran la influencia que el gasto público ha tenido históricamente en muchos casos tanto en el crecimiento como para el desarrollo (comparar históricamente ejemplos de países industrializados); para la protección de nuevos sectores vulnerables de la economía y la población; y para la estabilidad social y económica en general. También se ha señalado que las políticas neoliberales minusvaloran los efectos negativos de la desigualdad económica[46]​ y el hecho de que los impuestos sobre el consumo son regresivos y castigan más a los contribuyentes de menos ingresos.

Por otro lado, el llamado neoliberalismo ha recibido numerosas críticas positivas. Cuando analizamos la manera en que el liberalismo y su ampliación en su vertiente económica, el capitalismo, ha contribuido en la consecución de los estándares de vida más altos jamás alcanzados por el ser humano[47]

Neoliberalismo como proyecto de clase

La mano invisible del mercado y el puño de hierro del Estado se combinan y complementan entre sí para hacer que las clases más bajas acepten trabajos asalariados desocializadores y la inestabilidad social que ello trae en su estela. Después de un largo eclipse, la prisión vuelve a estar de este modo en la primera línea de las instituciones encargadas de mantener el orden social.

David Harvey describió al neoliberalismo como un proyecto de clase diseñado para imponer un determinado sistema de clases en la sociedad a través del liberalismo. El economista David M. Kotz sostiene que el neoliberalismo se basa «en la dominación completa del trabajo por el capital».[48]​ La aparición del llamado «precariado», una nueva clase fruto de la inseguridad socioeconómica aguda y la alienación, se ha atribuido a la globalización del neoliberalismo.[49]

El sociólogo Thomas Volscho, afirmó que la imposición del neoliberalismo en los Estados Unidos surgió de una movilización política premeditada por parte de las élites capitalistas en la década de 1970 ante la necesidad de abordar dos crisis: la legitimidad del capitalismo y la rápida reducción de la rentabilidad en la industria.[50]​ Diversas líneas de pensamiento neoliberales, como el monetarismo o la economía de la oferta, habrían ganado influencia gracias a su impulso por parte de las élites en las políticas de la Administración Reagan, y que en última instancia habría conducido a una menor regulación gubernamental y un cambio en el modelo de financiación del Estado, que habría pasado de depender de los impuestos a depender de la deuda.[50]​ Mientras que la rentabilidad de la industria y la tasa de crecimiento económico alcanzados en el ciclo alcista de la década de 1960 nunca se volverían a ver, el poder político y económico de las grandes corporaciones (Wall Street) y del capital financiero se habría incrementado enormemente debido a la necesidad del Estado de financiar su deuda.[50]

Evolución de la tasa de encarcelamiento en Estados Unidos entre 1925 y 2013

Numerosos investigadores han vinculado el auge del neoliberalismo con un aumento en masa de la tasa de encarcelamiento de personas pobres en Estados Unidos.[51][52][53][54]​ El influyente sociólogo Loïc Wacquant, argumenta que el resultado de las políticas neoliberales respecto a la inestabilidad social en las poblaciones económicamente marginadas, fruto de la aplicación de las propias políticas neoliberales, han conducido a una reducción del estado del bienestar, que se ha sustituido por un sistema punitivo workfare (ayudas sociales condicionadas), al aumento de la gentrificación de las zonas urbanas, a la privatización de servicios públicos, a la disminución de las protecciones colectivas de la clase obrera, debido a la desregulación de la economía, y al aumento de los trabajos asalariados mal pagados. Por lo tanto concluye que se ha instaurado una «precarización del trabajo que encierra una criminalización de la pobreza que deriva en una encarcelación masiva».[53]​ Mientras, el sistema es muy indulgente con las clases más altas de la sociedad, y delitos económicos propios de las clases privilegiadas y las empresas como el fraude, la malversación, el abuso de información privilegiada, el fraude crediticio o a los seguros, el lavado de dinero, la violación de las leyes de comercio o del trabajo, apenas son castigados.[53][55]​ De acuerdo con Wacquant, el neoliberalismo no encoge al gobierno, sino que crea un Estado centauro que supervisa escasamente a quienes se encuentran en niveles superiores, mientras impone un estricto control sobre los desfavorecidos.[53][56]

En la ampliación de su tesis, el sociólogo y economista político John L. Campbell, del Dartmouth College, sugiere que la privatización en Estados Unidos del sistema penitenciario ejemplifica el concepto de Estado centauro:

Por un lado, se castiga a la clase baja, que llena las cárceles. Por otro lado, esto beneficia a la clase alta, propietaria de las prisiones, mientras que los empleados que ejecutan el trabajo son la clase media.[57]

Añade que el sistema penitenciario estadounidense beneficia a las empresas gracias a la externalización, y los internos pasan poco a poco a convertirse en una fuente de mano de obra barata para algunas corporaciones de Estados Unidos. Tanto a través de la privatización como de la externalización, el «Estado penal» que impera en Estados Unidos es un reflejo del neoliberalismo, sostiene Campbell.[58]​ El mismo autor dice que además de que el neoliberalismo estadounidense estableció un «Estado penal» para los pobres, también estableció un «Estado deudor» para la clase media, con efectos negativos para ambos en sus respectivos objetivos: crecientes tasas de encarcelamiento entre la clase baja y aumento de las tasas de endeudamiento —y recientemente de las ejecuciones hipotecarias—, entre las clases medias.[58]

El profesor de ciencias políticas de la Universidad de York, David McNally, sostiene que si bien se han reducido las inversiones en programas de bienestar social, los gastos en la construcción de prisiones han aumentado significativamente durante la era neoliberal, con ejemplos como el de California, que puso en marcha «el mayor programa de construcción de prisiones en toda la historia del mundo».[59]​ El académico Bernard Harcourt afirma que la posición neoliberal de que el «Estado es inepto a la hora de regular la economía, pero eficiente en el ámbito policial y penal» ha facilitado la encarcelación en masa en Estados Unidos.[60]​ Tanto Wacquant como Harcourt han denominado a este fenómeno «penalti neoliberal».[61][62]

Abandono de la infraestructura

Nicolás Firzli argumentó que el auge del neoliberalismo erosionó el consenso político de posguerra en Reino Unido y el centrismo republicano en Estados Unidos propio del gobierno de Eisenhower, que había hecho posible la asignación masiva de capital público para proyectos de infraestructura a gran escala en las décadas de 1950, 1960 y 1970, tanto en Europa como en América del Norte:[63]

En la era pre-Reagan, la inversión en infraestructura tenía connotaciones apolíticas y se veía como algo positivo, visión compartida por tecnócratas, economistas y políticos (...) entre ellos el presidente Eisenhower, un líder republicano pretoriano que había defendido la inversión en el sistema nacional de carreteras de Estados Unidos (...) Pero Reagan, Thatcher, Delors y sus admiradores: «clintonianos», el Nuevo Laborismo y los socialdemócratas de la Unión Europea, que toman las decisiones en Bruselas, trataron de desmantelar las generosas subvenciones estatales para infraestructura social y el transporte público en Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europa, centrándose en las llamadas «autopistas de la información», redes sociales y videojuegos de nueva creación, la especulación inmobiliaria generosamente alimentada por subsidios públicos masivos, vacaciones fiscales para invasores corporativos (como el capitalismo buitre de Lakshmi Mittal, que destruyó la industria del acero en Francia e Inglaterra con la bendición de Bruselas) y los derivados crediticios tóxicos que intentan pasar por «innovación financiera».[63]

Populismo neoliberal

También está presente la crítica al sindicalismo,[64][65][66]​ la inmigración, la política institucional en favor del libre mercado desregularizado y los gobiernos tecnocráticos, así como el desarrollo de las teorías del fin de la historia de Francis Fukuyama son sus bases ideológicas. Se asemeja a la teoría del Capitalismo como religión y al fundamentalismo de mercado.[67]​ Otra de las características del populismo neoliberal según el sociólogo Patricio Segura es la aversión a la reflexión, tanto como hábito individual como colectivo, apelando a un "sentido común" de las masas en detrimento de la capacidad crítico-reflexiva.[68]

Éric Fassin vincula el destino del neoliberalismo al del populismo, ya que el primero genera el tipo humano desarraigado, desvinculado, descreído y desprotegido, que está en condiciones de enrolarse en la política populista.[69]

Neoliberalismo en Latinoamérica

En la década de 1960, los intelectuales latinoamericanos comenzaron a notar las ideas del ordoliberalismo. Estos intelectuales a menudo usaban el término español "neoliberalismo" para referirse a tal escuela de pensamiento. Quedaron particularmente impresionados por la economía social de mercado y el Wirtschaftswunder ("milagro económico") en Alemania, y especularon sobre la posibilidad de lograr políticas similares en sus propios países. El neoliberalismo en la década de 1960 significaba esencialmente una filosofía más moderada que el liberalismo clásico y favoreció el uso de la política estatal para atenuar la desigualdad social y contrarrestar una tendencia al monopolio.[25]

Argentina

En 1976, el plan económico de la dictadura militar liderado por Martínez de Hoz fue el primer intento de establecer un programa neoliberal en Argentina. Implementaron un plan de austeridad fiscal, cuyo objetivo era reducir la impresión de dinero y, por lo tanto, la inflación. Para lograr esto, los salarios se congelaron, pero no pudieron reducir la inflación, lo que llevó a una caída en el salario real de la clase trabajadora. Con el objetivo de lograr un mercado libre, también decidieron abrir las fronteras del país para que los productos extranjeros pudieran ingresar libremente al país. La industria argentina, que había estado aumentando durante los últimos 20 años desde el plan económico de Frondizi, declinó rápidamente porque no podía competir con productos extranjeros. Finalmente, la desregulación del sector financiero dio un crecimiento a corto plazo, pero luego se derrumbó rápidamente cuando el capital huyó a los Estados Unidos en los años de Reagan. Tras las medidas, hubo un aumento de la pobreza del 9% en 1975, al 40% a fines de 1982.[70]

De 1989 a 2001, otro plan neoliberal fue liderado por Domingo Cavallo. Esta vez, la privatización de los servicios públicos fue el principal objetivo del gobierno; aunque también se volvieron a implementar la desregulación financiera y las fronteras abiertas a los bienes extranjeros. Si bien algunas privatizaciones fueron bienvenidas, la mayoría de ellas fueron criticadas por no estar en el mejor interés de la gente. Junto con una mayor flexibilidad en el mercado laboral, el resultado final de este plan fue una tasa de desempleo del 18,3%[71]​ y el 54% de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza.[72]​ Esto llevó a la crisis de diciembre de 2001 en Argentina, que causó la renuncia del presidente Fernando De la Rúa. Fue reemplazado por el peronista Adolfo Rodríguez Saá, quien declaró el default, y por Eduardo Duhalde, quien derogó la ley de convertibilidad.

Chile

Panfleto llamando a una protesta en 1983 tras la crisis económica atribuida a la experimentación neoliberal[73][74]

Durante la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, los estudiosos opositores usaron el término para describir un conjunto de reformas políticas y económicas efectuadas bajo este gobierno, usando el término de forma peyorativa. El gobierno de Pinochet contó con la asesoría directa de Milton Friedman y personas que habían estudiado con él en la Universidad de Chicago, razón por la que se les denominó los Chicago boys. El término «neoliberalismo» y la expresión Chicago boys acabaron difundiéndose entre los hispanohablantes.

Las reformas económicas realizadas en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet quien, aunque inicialmente tuvo una mirada estatista, en medio de la crisis con una inflación de aproximadamente 340% y escasez de productos decide recibir economistas de la llamada Escuela de Chicago, quienes impulsarían y supervisarían las reformas en el plano económico; luego se conocerían como los Chicago Boys.[75]​ A partir de aquí, el término empezó a adoptar connotaciones peyorativas y a ser empleado por los críticos de estas reformas y, al tiempo que el neoliberalismo se comenzó a asociar con una postura liberal moderada a una más radical que incluía la defensa a ultranza del laissez-faire.[70]

Los defensores de estas ideas, no así de la dictadura, alegan que la mayoría de políticas económicas se conservaron en los subsiguientes gobiernos democráticos. El aumento de bienestar y disminución de la pobreza resultante de esas reformas económicas, se asocian al llamado Milagro de Chile[76][77][78][79]

México

A mediados de la década de 1980 en México, el Gobierno Federal era propietario u operador de alrededor de 1150 empresas de todo tipo, desde cadenas y productoras de cine y televisión, hoteles, inmobiliarias, mineras, ingenios azucareros, automotrices, siderúrgicas, pesqueras, transbordadores; también fue el caso de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad.

En 1988, tras una polémica elección presidencial plagada de irregularidades y de la cual, hasta la fecha, se habla de un fraude electoral sobre el candidato favorito en la opinión pública, Cuauhtémoc Cárdenas, el economista Carlos Salinas de Gortari llegó a la Presidencia, imponiendo el modelo económico neoliberal en el país.[80]

La privatización de la banca se llevó a cabo mediante una reforma Constitucional a los artículos 28 y 123 que fueron aprobados el 12 de mayo de 1990 en la Cámara de Diputados y el 21 de mayo en la Cámara de Senadores. Guillermo Ortiz Martínez, Subsecretario de Hacienda con Salinas, fue uno de los responsables de este proceso.

Con este proceso se pretendía la descentralización y democratización del capital, con el argumento de una mayor competencia, ya que en 1994 se autorizó la entrada de bancos extranjeros. Sin embargo, hoy en día alrededor del 80 por ciento de la banca es extranjera y se ha concentrado en pocas manos,​ lo que es consecuencia de las decisiones de Salinas y de sus sucesores en la Presidencia de la República.

Con los ingresos de las privatizaciones se obtuvo casi el equivalente a 23,000 millones de dólares, los cuales fueron utilizados para amortizar la deuda pública interna. Con estos recursos se logró una disminución de la deuda interna, en 1988 era del 19% y para 1994 fue del 6%. Dando como resultado una disminución de los pagos de intereses y logrando un crecimiento en el gasto social.[81][82]

En 1991, México tenía a dos hombres con una fortuna superior a los 1,000 millones de dólares en la lista de Forbes. En 1994, al final del sexenio de Salinas, ya eran 24. Y el más acaudalado de todos era Carlos Slim, beneficiario de la privatización de Telmex.

Durante los mandatos de los presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se continuó con la política de privatización, apuntando principalmente al sector energético y educativo, a pesar de las numerosas manifestaciomes de inconformidad popular.

En el año 2018, con la llegada a la Presidencia del nacionalista y opositor al modelo neoliberal, Andrés Manuel López Obrador, se puso fin a las prácticas de privatización y de rescate a las empresas privadas con recursos públicos.[83]

Véase también

Referencias

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