Diferencia entre revisiones de «Español chileno»

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== Pronunciación ==
== Pronunciación ==
* Una de las principales kaLKALA características está en la aspiración del fonema /s/ cuando está al final de una sílaba. Por ejemplo, en el vocablo “manos” se pronuncia ['mã.noh].<ref name="Sáez" /> La aspiración, evitada a veces en el habla formal, tiene un sonido como en la mitad sur de España.
* Una de las principales características está en la aspiración del fonema /s/ cuando está al final de una sílaba. Por ejemplo, en el vocablo “manos” se pronuncia ['mã.noh].<ref name="Sáez" /> La aspiración, evitada a veces en el habla formal, tiene un sonido como en la mitad sur de España.
* Ante los diptongos [wa] y [we], ocurre una prótesis de [ɣ] (fricativa velar sonora), “huaso”, ['ɣwa.so] ('guaso'), “huevo”, ['ɣwe.β̞o] ('güevo').
* Ante los diptongos [wa] y [we], ocurre una prótesis de [ɣ] (fricativa velar sonora), “huaso”, ['ɣwa.so] ('guaso'), “huevo”, ['ɣwe.β̞o] ('güevo').
* En el lenguaje coloquial, al igual que en la mitad sur de España, la "-d-" intervocálica se pronuncia como una fricativa dental sonora [ð], sobre todo en las terminaciones “-ado, -ada”, o, más comúnmente, como una aproximante dental sonora [ð̞]. También puede elidirse:<ref name="Sáez" /> “salado” se dice [sa'la.ð̞o] o [sa'la.o] y “salada”, [sa'la.ð̞a] o [sa'la:].
* En el lenguaje coloquial, al igual que en la mitad sur de España, la "-d-" intervocálica se pronuncia como una fricativa dental sonora [ð], sobre todo en las terminaciones “-ado, -ada”, o, más comúnmente, como una aproximante dental sonora [ð̞]. También puede elidirse:<ref name="Sáez" /> “salado” se dice [sa'la.ð̞o] o [sa'la.o] y “salada”, [sa'la.ð̞a] o [sa'la:].
* No se hace distinción entre los sonidos de '''s''' (/s/) y '''z''' (/θ/) ([[seseo]]), al igual que en toda [[Hispanoamérica]], pronunciándose como /s/ en todos los casos, lo que produce algunos [[Homonimia|homófonos]] (“casa - caza”, “cima - sima”, “cocer - coser”, por ejemplo).
* No se hace distinción entre los sonidos de '''s''' (/s/) y '''z''' (/θ/) ([[seseo]]), al igual que en toda [[Hispanoamérica]], pronunciándose como /s/ en todos los casos, lo que produce algunos [[Homonimia|homófonos]] (“casa - caza”, “cima - sima”, “cocer - coser”, por ejemplo).
* No se hace distinción entre '''ll''' e '''y''' ([[yeísmo]]). La primera, pronunciada en su forma estándar de consonante aproximante lateral palatal, /ʎ/, sólo aparece en un número muy reducido de localidades de la zona norte y de la región comprendida entre el sur de [[Temuco]] y el norte de [[Valdivia]], casi exclusivamente entre hablantes de tercera edad. En el resto del país se ha neutralizado la diferencia entre ambos fonemas, y la realización más frecuente es la de una fricativa central palatal sonora [j], lo que produce algunos homófonos (“baya - valla - vaya”, “calló - cayó”, “holló - oyó”, por ejemplo). Entre las otras realizaciones encontradas, abunda la de una palatal central sonora muy abierta [j̞], encontrada en todo Chile, pero más frecuente en el norte del país.<ref>{{cita publicación |apellido=Wagner |nombre=Claudio y Claudia Rosas |enlaceautor= |coautores= |año=2003 |mes= |título=Geografía de la "ll" en Chile |publicación=Estudios Filológicos |volumen= |número=38 |páginas=188-200 |issn=0071-1713 |url=http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-17132003003800012&lng=en&nrm=i |cacafechaacceso= abr. 2007|cita= }}</ref>
* No se hace distinción entre '''ll''' e '''y''' ([[yeísmo]]). La primera, pronunciada en su forma estándar de consonante aproximante lateral palatal, /ʎ/, sólo aparece en un número muy reducido de localidades de la zona norte y de la región comprendida entre el sur de [[Temuco]] y el norte de [[Valdivia]], casi exclusivamente entre hablantes de tercera edad. En el resto del país se ha neutralizado la diferencia entre ambos fonemas, y la realización más frecuente es la de una fricativa central palatal sonora [j], lo que produce algunos homófonos (“baya - valla - vaya”, “calló - cayó”, “holló - oyó”, por ejemplo). Entre las otras realizaciones encontradas, abunda la de una palatal central sonora muy abierta [j̞], encontrada en todo Chile, pero más frecuente en el norte del país.<ref>{{cita publicación |apellido=Wagner |nombre=Claudio y Claudia Rosas |enlaceautor= |coautores= |año=2003 |mes= |título=Geografía de la "ll" en Chile |publicación=Estudios Filológicos |volumen= |número=38 |páginas=188-200 |issn=0071-1713 |url=http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0071-17132003003800012&lng=en&nrm=i |fechaacceso= abr. 2007|cita= }}</ref>
* El grupo "tr" se pronuncia como una [[africada postalveolar sorda|postalveolar africada áfona]] [t͡ɹ̝̥], sonido que alguna vez se consideraba inculto, pero que a principios del siglo XXI ya se registra en todas las clases sociales.<ref name="Sáez" /> Lingüistas como [[Rodolfo Lenz]] postulaban que este rasgo se debe a la interferencia del [[mapudungun]] que tiene este sonido como un [[fonema]] aparte; sin embargo, la teoría en boga, defendida por [[Amado Alonso]] en tiempos de Lenz, afirma que se trataría de un fenómeno no propio, ya que se puede encontrar también en el [[español paraguayo]] y, menos estridentemente, en el [[español andino]], [[español de Costa Rica|español costarricense]] y [[español mexicano]].
* El grupo "tr" se pronuncia como una [[africada postalveolar sorda|postalveolar africada áfona]] [t͡ɹ̝̥], sonido que alguna vez se consideraba inculto, pero que a principios del siglo XXI ya se registra en todas las clases sociales.<ref name="Sáez" /> Lingüistas como [[Rodolfo Lenz]] postulaban que este rasgo se debe a la interferencia del [[mapudungun]] que tiene este sonido como un [[fonema]] aparte; sin embargo, la teoría en boga, defendida por [[Amado Alonso]] en tiempos de Lenz, afirma que se trataría de un fenómeno no propio, ya que se puede encontrar también en el [[español paraguayo]] y, menos estridentemente, en el [[español andino]], [[español de Costa Rica|español costarricense]] y [[español mexicano]].
* Las plosivas y fricativas velares áfonas y sonoras (/k/, /g/, /x/ y /ɣ/) se transforman en plosivas y fricativas palatales áfonas y sonoras ([c], [ɟ], [ç] y [ʝ], respectivamente) delante de '''e''' e '''i''': “queso”, ['ce.so], “guitarra”, [ɟi't̪a.ɹa], “jefe”, ['çe.fe], “mi guitarra”, [mi.ʝi't̪a.ɹa]. En este último caso, la '''g''' intervocálica en las sílabas gue y gui, al pronunciarse fuertemente con el paladar, se parece mucho a la y común castellana.<ref><small>[http://www.elcastellano.org/america2.html El español de América.]</small></ref>
* Las plosivas y fricativas velares áfonas y sonoras (/k/, /g/, /x/ y /ɣ/) se transforman en plosivas y fricativas palatales áfonas y sonoras ([c], [ɟ], [ç] y [ʝ], respectivamente) delante de '''e''' e '''i''': “queso”, ['ce.so], “guitarra”, [ɟi't̪a.ɹa], “jefe”, ['çe.fe], “mi guitarra”, [mi.ʝi't̪a.ɹa]. En este último caso, la '''g''' intervocálica en las sílabas gue y gui, al pronunciarse fuertemente con el paladar, se parece mucho a la y común castellana.<ref><small>[http://www.elcastellano.org/america2.html El español de América.]</small></ref>

Revisión del 19:13 2 ago 2010

El español chileno, castellano chileno o dialecto chileno es el dialecto del español empleado en gran parte del territorio de Chile, con pequeñas diferencias a lo largo de su área de distribución geográfica y grandes diferencias entre las distintas clases sociales. Los otros dialectos del castellano que se hablan en el territorio chileno son el español andino y el español chilote. Esta variante suele considerarse una unidad independiente en los estudios para establecer las zonas dialectales americanas.[1]

A pesar de que en el ámbito doméstico se registran simultáneamente casi todas las particularidades que se describen más adelante, en situaciones formales las diferencias con el español estándar son menores y suelen restringirse a la pronunciación y al léxico.

En zonas limítrofes de Argentina con Chile, se puede escuchar a los habitantes expresarse hablando con una pronunciación similar a la del castellano chileno y utilizando bastantes palabras de él; sin embargo, las estructuras utilizadas corresponden al español rioplatense. Esta situación se registra especialmente en el área de Cuyo, que se distingue claramente del resto de Argentina por su acento, y, en cierta medida, también en la Patagonia argentina.

Antecedentes

No es generalmente aceptada la hipótesis del origen andaluz de los dialectos hispanoamericanos. Rodolfo Oroz, miembro de la Academia Chilena de la Lengua, señala que varios autores rechazan tal supuesto ya que no es comprobable un predominio decisivo de la procedencia andaluza de los colonizadores españoles. Sin embargo, un cierto prestigio del dialecto andaluz entre los peninsulares reclutados en los puertos de Andalucía podría asistir a dar una explicación más veraz de la proximidad de los dialectos de América con el habla andaluza.

El habla chilena no estuvo más expuesta a un dialecto específico del castellano peninsular que otros países de Hispanoamérica, y es por ello que se encuentran similitudes con otros dialectos del continente en regiones sumamente distantes, como el español canario, aunque mantiene mayor similitud con variantes regionales como con Argentina. También se habla de que Chile conservaría el acento original español,[cita requerida] lo cual puede oírse cuando un chileno habla "cantadito" a la usanza española, pero que no usaría la variante del fonema /z/.

Pronunciación

  • Una de las principales características está en la aspiración del fonema /s/ cuando está al final de una sílaba. Por ejemplo, en el vocablo “manos” se pronuncia ['mã.noh].[1]​ La aspiración, evitada a veces en el habla formal, tiene un sonido como en la mitad sur de España.
  • Ante los diptongos [wa] y [we], ocurre una prótesis de [ɣ] (fricativa velar sonora), “huaso”, ['ɣwa.so] ('guaso'), “huevo”, ['ɣwe.β̞o] ('güevo').
  • En el lenguaje coloquial, al igual que en la mitad sur de España, la "-d-" intervocálica se pronuncia como una fricativa dental sonora [ð], sobre todo en las terminaciones “-ado, -ada”, o, más comúnmente, como una aproximante dental sonora [ð̞]. También puede elidirse:[1]​ “salado” se dice [sa'la.ð̞o] o [sa'la.o] y “salada”, [sa'la.ð̞a] o [sa'la:].
  • No se hace distinción entre los sonidos de s (/s/) y z (/θ/) (seseo), al igual que en toda Hispanoamérica, pronunciándose como /s/ en todos los casos, lo que produce algunos homófonos (“casa - caza”, “cima - sima”, “cocer - coser”, por ejemplo).
  • No se hace distinción entre ll e y (yeísmo). La primera, pronunciada en su forma estándar de consonante aproximante lateral palatal, /ʎ/, sólo aparece en un número muy reducido de localidades de la zona norte y de la región comprendida entre el sur de Temuco y el norte de Valdivia, casi exclusivamente entre hablantes de tercera edad. En el resto del país se ha neutralizado la diferencia entre ambos fonemas, y la realización más frecuente es la de una fricativa central palatal sonora [j], lo que produce algunos homófonos (“baya - valla - vaya”, “calló - cayó”, “holló - oyó”, por ejemplo). Entre las otras realizaciones encontradas, abunda la de una palatal central sonora muy abierta [j̞], encontrada en todo Chile, pero más frecuente en el norte del país.[2]
  • El grupo "tr" se pronuncia como una postalveolar africada áfona [t͡ɹ̝̥], sonido que alguna vez se consideraba inculto, pero que a principios del siglo XXI ya se registra en todas las clases sociales.[1]​ Lingüistas como Rodolfo Lenz postulaban que este rasgo se debe a la interferencia del mapudungun que tiene este sonido como un fonema aparte; sin embargo, la teoría en boga, defendida por Amado Alonso en tiempos de Lenz, afirma que se trataría de un fenómeno no propio, ya que se puede encontrar también en el español paraguayo y, menos estridentemente, en el español andino, español costarricense y español mexicano.
  • Las plosivas y fricativas velares áfonas y sonoras (/k/, /g/, /x/ y /ɣ/) se transforman en plosivas y fricativas palatales áfonas y sonoras ([c], [ɟ], [ç] y [ʝ], respectivamente) delante de e e i: “queso”, ['ce.so], “guitarra”, [ɟi't̪a.ɹa], “jefe”, ['çe.fe], “mi guitarra”, [mi.ʝi't̪a.ɹa]. En este último caso, la g intervocálica en las sílabas gue y gui, al pronunciarse fuertemente con el paladar, se parece mucho a la y común castellana.[3]
  • Realización fricativa, [ʃ], del fonema africado postalveolar áfono, /t̠͡ʃ/, “ch”, pronunciado como "sh". Ocurre generalmente en los estratos menos educados de la población y en zonas rurales de todo el país de forma general; es fuertemente estigmatizado.[1]​ Por un fenómeno de ultracorrección, para evitar decir el poco prestigioso [ʃ], hay quienes la pronuncian como una africada alveolar áfona [t͡s] o dental áfona [t̪ˢ][cita requerida]. Esto se da incluso al pronunciar palabras en inglés u otros idiomas en que la pronunciación correcta debiera ser [ʃ]. Por ejemplo, muchas personas dicen "suchi" (sut̠͡ʃi) por "sushi" (suʃi) para no ser clasificado como pronunciador de [ʃ] y evitar el estigma asociado, cuando en realidad están produciendo el efecto contrario. El mismo estigma es trasladado a otros idiomas como en el inglés al pronunciar "Chicago".

Sintaxis y gramática

  • Un rasgo común a la mayoría de las variedades actuales del español es el escaso uso de las conjugaciones en futuro, reemplazadas por la construcción “ir a + verbo en infinitivo”. Por ejemplo, una frase como “iré al cine mañana” se reemplaza por “voy (a ir) al cine mañana”. Las conjugaciones en futuro imperfecto se usan para indicar una duda o conjetura: "¿será ésa la micro que nos sirve?" o "ahí viene el Martín con una mochila, me pregunto si traerá lo que le encargué".
  • Como en toda Hispanoamérica, el pronombre de segunda persona plural es "ustedes", acompañado por las conjugaciones en tercera persona plural: "Ustedes saben lo que podría pasar."
  • Articulación de nombres propios: “La Ingrid y el Adolfo”. Curiosamente, en la clase alta la articulación de los nombres propios femeninos es promovido, mientras que la articulación de los masculinos es considerado vulgar. También en la clase alta, la omisión del artículo "la" en los nombres femeninos es considerado "siútico" (cursi) o aspiracional.[cita requerida]
  • Repetición innecesaria de los pronombres personales me, te, se, lo, la y le antes y después del verbo. Este modo de hablar es mal visto por quienes no lo usan y se considera propio de personas poco educadas. Ej.: Me voy a irme, Lo vine a buscarlo, Se va a caerse y Te las voy a dártelas.
  • El queísmo es socialmente aceptado y se usa en los medios de comunicación.
  • En el habla popular, las conjugaciones del modo imperativo de un pequeño número de verbos tienden a ser homogéneas y coincidir con la tercera persona singular de indicativo. Por ejemplo, el imperativo de "poner" se dice "pon" o "pone", el de "hacer", "haz" o "hace" y el de "salir", "sal" o "sale". Un caso particular, común a todos los hablantes del castellano de Chile, ocurre con el verbo "ir", cuyo imperativo es "anda" y no "ve". Por ejemplo: "Ándate a la chucha y hace la hueá que te pedí."
  • Otra característica que cabe destacar es la poca utilización del posesivo nuestro(a), que se suele reemplazar por de nosotros. Ej : "ándate a la casa de nosotros", en vez de "ándate a nuestra casa".

Voseo

Archivo:No queris.jpg
Uso del voseo en un cartel publicitario en Chile, un exponente de español chileno.

En el lenguaje coloquial, con diferencias de acuerdo al estrato social y a la zona del país, la forma de tratamiento para la segunda persona singular fluctúa entre “tú” y “vos” (con la correspondiente aspiración de la “s”) con el uso de formas verbales especiales. Lo más frecuente es que sólo cambie la conjugación y se conserve el pronombre tú, ya que el voseo pronominal es bastante más informal aún.

El pronombre “vos” se utiliza en un contexto de mucha confianza o para mostrar desdén, en cambio el “tú” (con las conjugaciones del voseo chileno) igualmente cuando existe confianza, aunque algo menor. Cuando el nivel de confianza disminuye un poco más, se usan las formas comunes de tuteo, utilizadas en la mayor parte de Latinoamérica. Algo parecido a esto último ocurre con el trato de “Usted”, que se reserva a las relaciones de más respeto o distancia.

Las conjugaciones del voseo de Chile son diferentes a las del voseo más extendido en Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Colombia y Centroamérica y se asemejan más a las del español del Estado Zulia en Venezuela, y además, no se restringe tan solo al presente de indicativo; de hecho, se trata de la variante en que el uso del voseo verbal está más distribuido por los distintos modos y tiempos verbales, si bien es la única donde el voseo en modo imperativo sólo se da de forma marginal.[4]​ Si en tuteo, un verbo termina en “-as”, en el voseo de Chile se vuelve “-ái”, mientras que los verbos que en tuteo terminan en “-es”, lo hacen en “-ís” (con la correspondiente aspiración de la "s"). Por ejemplo, “tú juegas (al) fútbol” pasa a ser “tú jugái a la pelota/fútbol” o "voh jugái a la pelota/fútbol", y “que tú juegues” es “que tú/voh juguís”, mientras que el equivalente de “¿qué quieres?” es “¿qué querís?” y el de “eso quisieras” es “eso quisiérai”.

El verbo "ser" se conjugaría en esta forma como “soi”, pues procede del castellano antiguo “vos sois”, pero suele conjugarse “erís”, formando una malsonancia considerada "futre" (de clase alta) y menospreciada por la tradición romántico-folklórica del campo chileno, siendo representado por el habla del huaso y algunos otros puristas del habla tradicional chilena, ya que denota cierto raigambre "siútico" (arribista) por parte de las clases bajas. A pesar del origen claramente formal de la conjugación ("soi" por "sois", "estái" por "estáis", "corrís" por "corréis", "tenís" por "tenéis"), el voseo verbal chileno ha evolucionado para usarse como tratamiento informal entre personas de todas las edades, pero también puede tener connotaciones despectivas, sobre todo cuando se usa con el pronombre "vos". En las escuelas no se enseña como una conjugación válida, al representar un sector poco aceptado de la sociedad.

Flexión verbal

A continuación, se presenta una tabla de comparación entre los diferentes modos de conjugar verbos en tuteo, voseo de Chile y voseo típico;

Forma de tratamiento Modo indicativo Modo subjuntivo
Presente Pretérito imperfecto Condicional Presente Pretérito imperfecto
Tuteo caminas
traes
vives
caminabas
traías
vivías
caminarías
traerías
vivirías
camines
traigas
vivas
caminaras
trajeras
vivieras
Voseo (chileno) caminái
traís
vivís
caminábai
traíai
vivíai
caminaríai
traeríai
viviríai
caminís
traigái
vivái
caminárai
trajérai
viviérai
Voseo (rioplatense) caminás
traés
vivís
caminabas
traías
vivías
caminarías
traerías
vivirías
camines, caminés*
traigas, traigás*
vivas, vivás*
caminaras
trajeras
vivieras

* Estas formas se consideran vulgares en el rioplatense, mientras en Centroamérica y Colombia son la conjugación normal del voseo.

Léxico

Esta variante ha recibido aportes mayormente de tres fuentes distintas:

  1. idiomas autóctonos, como el quechua sureño y, en menor medida, el mapudungun;
  2. el español rioplatense, por la influencia de Argentina, y
  3. un número de palabras que trajeron los inmigrantes europeos no-hispanos llegados desde mediados del siglo XIX, incluyendo el inglés. En ciudades con un alto porcentaje de población de origen inmigrante europeo no-hispano esto es bastante notorio, por ejemplo en Valparaíso, donde el porcentaje de palabras adoptadas del inglés es considerable[cita requerida], o en el sur, con la influencia alemana (palabras como launa, murras, suche).[cita requerida]

Expresiones características del español chileno son:

  • al tiro, que quiere decir “de inmediato” o “pronto”;
  • de repente, que quiere decir “a veces”, “quizá” y “de pronto”, pero todavía presente en el idioma chabacano de Filipinas[cita requerida]; y
  • denantes (contracción de de en y antes, también en denantes, considerado vulgar), término desusado en otros países que quiere decir “hace un momento”.

del Quechua

La siguiente lista ilustra el gran número de palabras de uso cotidiano o rural de origen quechua meridional:

  • cacho: cuerno; cosa inútil y despreciable, un problema.
  • callampa (< k'allampa): hongo, seta.
  • chala: zapato rústico que deja partes del pie al descubierto.
  • champa: pedazo de pasto o hierbas, también cantidad considerable de pelo.
  • chasquilla (< ch'aska, pelo desarreglado): flequillo.
  • chaucha: antigua moneda de escaso valor, dinero escaso.
  • chaya (< chaya, llegada): confeti.
  • chicote: correa usada para azuzar al ganado.
  • chupalla: sombrero artesanal de paja (achupalla) usado por los huasos.
  • cocaví (< qukawi): colación ligera para viaje.
  • cochayuyo (< qhuchayuyu, "planta del mar"): un alga comestible, diferente a la que tiene el mismo nombre en Perú.
  • concho (< qunchu): sedimento al fondo de un recipiente; último hijo de una pareja.
  • coronta (< qurunta): el zuro o marlo de la mazorca.
  • encachar (< k'acha, bonito, también se transforma en verbo): embellecer; hacer bonito, atractivo.
  • guagua (< wawa, hijo): niño pequeño, bebé, lactante, sin distinción del sexo.
  • guaraca (< warak'a, honda): cuerda que se enrolla al trompo o peón, zumbel.
  • huasca (< waska, cuerda): correa usada para azuzar al ganado.
  • huincha: tira delgada de algún material flexible. Originalmente cuerda de un largo estandarizado, usada para medir (también usado en Argentina).
  • llevar al apa (< apay, llevar): cargar a alguien en la espalda.
  • nanay (en quechua, dolor): caricia para calmar el dolor.
  • ñeque (< ñiq'iy, músculo): energía, fuerza, vigor.
  • pita: cuerda, soga.
  • pitearse una cosa (< pit'ay, romper algo en forma brusca, como se corta una cuerda tensa o un palo seco): romper.
  • taita (< tayta): padre (usado en zonas rurales).

del Mapudungun

Algunas palabras, excluyendo aquellas que se refieren a comidas típicas, y a animales y a plantas endémicos, comúnmente usadas son de origen mapuche, como:

  • achunchar (< chuchu o chunchu, especie de lechuza que se encoge cuando se le enfrenta): apocarse, ruborizarse.[5]
  • allallay (< allaalla, expresión mapuche): expresión para referirse, con entusiasmo, a algo agradable o bonito.[5]
  • cahuín (< kawiñ, banquete con ocasión de rogativas; fiesta, a veces enredada con borracheras): ha tomado el sentido de un chisme, un enredo de “dimes y diretes” o, también, una fiesta algo clandestina o una batahola.[5]
  • chalcha (< chalcha): papada.
  • chamanto (< chamal, manta de lana): manta de dos caras finamente tejida.
  • chape (< chape, trenza, trapel, trenzado, o trapelün, amarrar): trenza.[5]
  • cufifo (< kufün, caliente (el agua); es decir andar acalorado por el exceso de alcohol): medio entonado, medio borracho y alegre.[5]
  • cuncuna (< kuningkuning, insecto): oruga.
  • curiche (< kurü, negro, y che, gente): persona de piel oscura o negra.
  • funa (< funa, podrido, o funan, pudrirse): ruina, lo que arruina o echa algo a perder.
  • guarén (< waren, ser malo): rata noruega.[5]
  • hacer pichí (< pichi o pichin, pequeño, poco): orinar.
  • huifa (< wifilün, contonearse con elegancia, sensualidad y donaire): interjección para expresar alegría.[5]
  • irse a las pailas (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba): caerse de espaldas.[5]
  • malón (< malon, saqueo): una fiesta.[5]
  • pailón (< payla o paylla, de espaldas o boca arriba): el que tiene las espaldas muy grandes.[5]​ (No se debe confundir con el término 'pailón', el que tiene orejas grandes, proveniente de la palabra española de origen leonés paila).
  • pichintún (< pichi o pichin, pequeño, poco): un poco.[5]
  • pichiruchi (< pichi o pichin, pequeño, poco, rumen, ser delgado, y che, gente): gente diminuta; algo despreciable, insignificante.[5]
  • pilcha (< pelcha, montón de varias cosas): ropa, vestimenta, vestuario.
  • pilucho: desnudo.
  • piñén (< pigen): asperezas de la piel al restregarla; mugre, suciedad.
  • pololo: novio; trabajo ocasional o temporal; nombre dado a un coleóptero.
  • pucho (< puchun, sobrar, sobras; originalmente referido a la colilla del cigarrillo): cigarrillo.[5]
  • trapicar (< trapi, ají; es decir atorarse con saliva como si tuviera ají): atorarse con saliva.[5]
  • trifulca: un combate desordenado, una batahola.

de origen no hispano

Especial mención merecen las expresiones de origen netamente europeo no hispano y algunos términos provenientes del inglés estadounidense, que fueron arraigándose poco a poco en el vocabulario chileno con la llegada de los inmigrantes europeos no españoles y con la influencia de la televisión:

  • bifé (< francés buffet): aparador o gabinete, mueble con cajones.
  • bistec (< inglés beefsteak): filete de carne de vaca, ternera o buey.
  • budín (< inglés pudding).
  • chao (< italiano ciao): adiós.
  • chucrut (< francés choucroute, o del alemán sauerkraut).
  • chutear (< inglés to shoot, disparar, lanzar, tirar): disparar (usado en el fútbol).
  • closet (< inglés < francés < latín clausum, cerrado): armario, ropero, guardarropa, placard o placar.
  • confort (de la marca de un papel higiénico, < francés confort < inglés comfort, comodidad): papel higiénico, papel sanitario o papel toilette.
  • école, école cua (< italiano eccole qua, acá están, aquí están): tal cual, exacto; así es, claro.
  • futre (< francés foutre): acomodado, bien vestido, lechuguino; 'cuico'.
  • huaipe o guaipe (< inglés to wipe, limpiar o secar): tela desmenuzada en fibras usada en talleres mecánicos como absorbente, estopa.
  • jaibón (< inglés high y born): nacido en noble cuna, aristócrata, cuico, cursi, pituco, siútico.[6]
  • jeep (léase yip; de la marca registrada por la empresa estadounidense Willys MB de vehículos todo terreno Jeep).
  • kuchen (< alemán; léase cújen): una especie de tartaleta de frutas.
  • living (< inglés living room, sala de estar): sala de estar, cuarto de estar, salón.
  • lumpen (< alemán Lumpenproletariat): población urbana marginal.
  • luquear (< inglés to look, mirar): echar una mirada, un vistazo.
  • marraqueta (< francés (?), llamado también “pan batido” en Antofagasta, Valparaíso y otras regiones, y “pan francés” en La Serena, Concepción y Temuco).
  • panqueque (< inglés pancake, masa dulce o salada).
  • parka (< inglés, incorporado del aleutiano).
  • queque (< inglés sponge cake): bizcochuelo.

de origen cuestionado

Una expresión chilena característica es la afirmación ¿cachái? (de cachar), que significa “¿Me entiendes?”, proveniente del verbo inglés to catch, que a su vez significa “atrapar”, “comprender”, “manejar”. Sin embargo, los estudiosos de la evolución histórica del español en Chile lo suelen asociar a una degeneración del vocablo en desuso “catar”, que se usaba de igual forma que el actual “cachar”. Es más frecuentemente usado por la juventud.

  • suche (< alemán suchen, buscar; o < quechua suchiy,[7]​ enviar presentes, encargar a alguien una encomienda para que la entregue a otro): empleado de última categoría.
  • tincar (< inglés to think, creer, pensar; o < quechua t'inkay[8][9]​): intuir, presentir, tener una corazonada; dar la impresión, parecer.

Palabras comunes en el lenguaje coloquial chileno

Dos palabras que se usan mucho en el lenguaje coloquial son “pues” (pronunciada po o poh), que va siempre al final de la frase para enfatizar la idea, y “huevón” (pronunciada güeón).

En el caso del po' ("pues"), además de Chile, es solamente en el dialecto andaluz en donde se usa exactamente del mismo modo ("po'"), de una manera más o menos abierta (también se dice "pué'"). En México se utiliza de manera similar, variando eso sí en la pronunciación final clara y fuerte que se hace del sonido [s]. La variación de la palabra pues es común también en Bolivia ("puis") con pronunciaciones diferentes a la forma estándar ['pwes].

Huevón es un peyorativo y palabrota, que literalmente significa que tiene los testículos (huevas o "cocos") grandes o hinchados. En un principio era un término despectivo para calificar alguien de poco inteligente, pero ha llegado a ser una palabra con multiplicidad de significados, dependiendo del contexto. Dicha palabra tiene mucha relación en torno a la prosodia y el contexto utilizado, lo que le otorga diferentes connotaciones, llegando a que además se le use como signo de amistad. En otras palabras, va desde una manera cariñosa de tratar a los amigos hasta un insulto a las capacidades intelectuales de alguien, aunque en algunos hablantes es sólo una muletilla. De esta palabra provienen huevada y huevear, también con multiplicidad de significados. Un ejemplo es que, en vez de decir “Mira esa silla”, se diga: “Mira esa hueá”, o con personas: “Ese tipo habla tonterías” se diga: “Ese hueón habla puras hueás”.

Ya que la palabra huevón ha perdido parte de su carácter despectivo, ha entrado en uso la derivación ahueonao, que se usa en vez de estúpido, idiota, o persona poco atenta, e inoportuna. Ejemplo: “Hay que ser bien ahueonao para pintar su auto con manchas de color rosado”.

En Chile, al igual que en otros países, por lo general no se cambia la composición de una palabra ya determinada por uso y no es afectada en el uso cotidiano por la sintaxis o gramática, pero en una parte de la jerga jovial suele hacerse similar al argot francés coloquial de los jóvenes o al lunfardo rioplatense. Se da, sobre todo en el área metropolitana de Santiago, que en casos como los de las palabras para denominar el metro y la micro, dos medios de transporte en Chile, se invierten las sílabas de cada palabra dando origen a "trome" y "cromi". Este tipo de modificación se utiliza en la jerga informal como imitación burlesca de la jerga hablada por los delincuentes, conocida como “coa”, posiblemente derivada de (y equivalente a) el vesre, en la que se invierten las sílabas de muchas palabras, por ej: “broca cochi” es “cabro chico” (niño). Aunque es poco frecuente, también se practica el "rimbombeo" de las palabras para darle más interés a una frase, por ejemplo “cara” por “caracho” y “tonto” por “tontorrón”.

Existen palabras que tienen relación con hechos relevantes en la historia del país, tales como condoro (relacionado al personaje de historietas Condorito).

Otras particularidades

En el castellano chileno se hace uso abundante de palabrotas, garabatos o disparates, en contextos completamente distendidos e informales para "destacar" una condición o situación y que generalmente están relacionados con la anatomía de los aparatos reproductores masculino o femenino. Son claros ejemplos el reemplazo de las frases “Estoy muy cansado” por “Estoy caga'o”, “'Estoy hecho mierda” o “Estoy pa' la corneta” (teniendo en cuenta a la "corneta" como un homólogo del pene) para expresar que no se podría estar peor que convertido en o lleno de excrementos, y “Me siento mal” por “Me siento como el hoyo” (Me siento como el hoyo o ano), “Me siento como el pico” (Me siento como el pico o pene), “Me siento como las huevas” o “Me siento como las pelotas” (Me siento como los huevos o testículos) para graficar que su estado anímico no puede ser peor que la posición en la que están los genitales. Este uso de palabrotas es visible en cualquier otro idioma, como en el inglés “I'm fucked up” que en español chileno sería “Estoy pa'l pico”, “Estoy pa' la callampa”, “Estoy recaga'o” o “Estoy rejodío”.

Otra de las particularidades es la variación de significado que adquieren frases que usan palabrotas sinónimas. Esta peculiaridad se observa principalmente en la jerga juvenil. Ejemplo: las frases “La fiesta está la raja” o “La fiesta está la zorra” quieren decir que la fiesta está buena, en cambio las frases “La fiesta está como la raja” o “La fiesta está como la zorra” significan que la fiesta está mala.

Por último, es común en todo el territorio de Chile el uso de palabras de origen agrícola o marino para referirse a las personas. Por ejemplo "Este es un buen hombre" se diría "Este es un buen gallo". "No seas cobarde" se diría "No seai gallina" (poco usado). Si alguien es notable por alguna razón se le trata de "choro", palabra que, dependiendo del contexto, puede significar "altanero", "ladrón" o "simpático".

Existe el uso extendido de los diminutivos en el lenguaje coloquial, tales como chiquitito, despacito, pancito, poquito, ratito, tecito, vinito, etc., usados en forma afectuosa o amable.

"Conchasumadre" o "Chuchetumadre" son dos términos muy fuertes que, en las páginas web chilenas, se abrevian como "CSM" "CTM". Se trata de una palabra muy fuerte cuyo significado, al desfragmentar el término, resulta en Concha-de-tu-madre; lo mismo sucede con CSM. Para los chilenos significa vuélvete por donde se ha venido al mundo, o simplemente no sé para qué has nacido. El saber el significado no es muy común, pero insulta de todas formas, y proviene del francés.

También suele verse en ciertas partes, comúnmente en la capital, usar palabras que, en general, tienen un significado, pero con otra connotación, por ejemplo: "Ese hueón es terrible de cabrón" equivaldría a "Ese tipo es muy egoísta".

Empleo en los medios de comunicación

Los medios de comunicación escritos más prestigiosos utilizan prioritariamente un lenguaje sin localismos coloquiales, ejemplos de éstos son El Mercurio y La Tercera. Sin embargo, las campañas dirigidas a un público joven tienden a usar voseo verbal y términos coloquiales, eso sí, sin recaer en el vulgarismo.

El diario La Cuarta es un periódico considerado ícono de las formas chilenas vulgares de expresión, escrito íntegramente en lenguaje informal, dirigido a los estratos populares y con una importante tirada.

Por su parte, el semanario The Clinic, que analiza a la sociedad y política del país en forma satírica, está escrito mezclando distintos registros de habla. Las radios y canales de televisión alternan los registros según el tipo de programas y la audiencia a la que va dirigido.

Véase también

Referencias

  1. a b c d e Sáez Godoy, Leopoldo (2001). «El dialecto más austral del español: fonética del español de Chile». II Congreso Internacional de la Lengua Española. Valladolid, España. Consultado el 30 ago. 2007. 
  2. Wagner, Claudio y Claudia Rosas (2003). «Geografía de la "ll" en Chile». Estudios Filológicos (38): 188-200. ISSN 0071-1713. Consultado el abr. 2007. 
  3. El español de América.
  4. Entrada acerca del voseo en el Diccionario Panhispánico de Dudas.
  5. a b c d e f g h i j k l m n De la Sotta Donoso, Romina (16 de septiembre de 2009). «Descubra el verdadero origen de su palabra favorita». El Mercurio: A 13. 
  6. «Etimología de Jaibón». Consultado el 14 de junio de 2010. «La palabra jaibón, en Chile, se refiere a un "pituco", "cuico", "cursi", "snob" o "siútico". La palabra jaibón proviene del inglés high-born (nacido alto), o sea, nacido en clase alta». 
  7. Katari.org. «Diccionario Quechua-Aymara al Español». Consultado el 19 de junio de 2010. 
  8. «Jergas de habla hispana». Consultado el 19 de junio de 2010. 
  9. Acanomas.com. «Diccionario Español». Consultado el 19 de junio de 2010. 

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