Fue el primer emperador en dar libertad de culto al cristianismo, junto con todas las demás religiones en el Imperio romano, haciendo cumplir el Edicto de tolerancia de Serdica de 311 del emperador Galerio que puso fin a la persecución a los cristianos en el Imperio romano (y que completó con el Edicto de Milán de 313). Constantino es conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio (actual Estambul, en Turquía), llamándola «Nueva Roma» o Constantinopla (Constantini-polis; la ciudad de Constantino). Promovió la convocatoria del Primer Concilio de Nicea en 325, que produjo la declaración de la creencia cristiana conocida como el Credo de Nicea. Se considera que esto fue esencial para la expansión de esta religión, y los historiadores, desde Lactancio y Eusebio de Cesarea hasta nuestros días, lo presentan como el primer emperador cristiano —no se bautizó hasta el final de su vida porque eso le habría impuesto ciertas restricciones a las funciones militares y judiciales propias de un emperador, como las condenas a muerte—.
Interpretación heráldica del escudo de Sevilla, siguiendo este blasón: «En campo de plata, sobre estrado de gules, sentado en un trono, de oro, y surmontado de un baldaquín, de púrpura, un rey vestido de púrpura y manto de armiño, coronado de oro, con una espada en la diestra y un mundo en la siniestra, acompañado de dos obispos vestidos, de plata y oro, con mitra y báculo, de oro. En punta el monograma "NO8DO" de oro».