Diferencia entre revisiones de «Infierno»

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*[[Yama|Iama]] (dios [[benigno]] en el [[hinduismo]])
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*[[Satán]] (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).
*[[Satán]] (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).
Concepciones más modernas del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una [[tormento (tortura)|tortura]] en un [[lago de fuego]] literalmente bajo la tierra.
por otro lado hay otra concepcion del infierno y es:
Puesto que los muertos no están conscientes, el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte. Entonces, ¿qué es el infierno? Para contestar esa pregunta, examinemos lo que le sucedió a Jesús cuando murió. El escritor bíblico Lucas cuenta al respecto: “Su alma no fué dejada en el infierno [Hades], ni su carne vió corrupción” (Hechos 2:31, Reina-Valera, 1909).* ¿Dónde estaba el infierno al que hasta Jesús fue? El apóstol Pablo escribió: “Les transmití [...] que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día según las Escrituras” (1 Corintios 15:3, 4). Así pues, Jesús estuvo en el infierno —el sepulcro—, si bien no permaneció allí porque fue levantado o resucitado.

Piense también en el caso de Job, un hombre justo que sufrió mucho. Dado que deseaba salir de la difícil situación en que se hallaba, le rogó a Dios: “¿Quién me dará, que me cubras en el infierno [Seol], y me escondas, hasta que pase tu furor, y me aplaces el tiempo, en que te acuerdes de mí?” (Job 14:13, Scío de San Miguel).# Sería totalmente irrazonable pensar que Job deseaba buscar protección en un lugar abrasador. Para él, “el infierno” era simplemente la tumba, donde terminaría su sufrimiento. De modo que el infierno del que habla la Biblia es el sepulcro común de la humanidad, donde van tanto las personas buenas como las malas.¿Pudiera ser el fuego del infierno un símbolo de destrucción absoluta? Las Escrituras hacen distinción entre el Hades, o infierno, y el fuego cuando dicen: “La muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego”. El “lago” al que alude el texto es simbólico, ya que la muerte y el infierno (Hades) que se arrojan en él no pueden quemarse en sentido literal. “Esto [el lago de fuego] significa la muerte segunda”, es decir, una muerte sin esperanza de resurrección (Revelación [Apocalipsis] 20:14).

El lago de fuego tiene un sentido similar al del “Gehena [infierno, La Biblia de las Américas] de fuego” del que habló Jesús (Mateo 5:22; Marcos 9:47, 48). La palabra Gehena aparece doce veces en las Escrituras Griegas Cristianas y se refiere al valle de Hinón, situado fuera de las murallas de Jerusalén. Cuando Jesús estaba en la Tierra, este valle se empleaba como vertedero de basura “donde se echaban los cadáveres de los delincuentes, los animales muertos y toda clase de inmundicias” (Smith’s Dictionary of the Bible). A fin de eliminar los desperdicios se mantenía el fuego siempre encendido añadiéndole azufre. De modo que Jesús utilizó este valle como símbolo adecuado de destrucción eterna.

Al igual que el Gehena, el lago de fuego simboliza la aniquilación perpetua. El que la muerte y el Hades sean “arrojados” en él significa que serán eliminados cuando la humanidad quede libre del pecado y de la condena a muerte. Quienes pequen deliberadamente y no se arrepientan tendrán su “porción” en dicho lago, es decir, serán aniquilados para siempre (Revelación 21:8). Por otro lado, las personas que se encuentran en el infierno —el sepulcro común de la humanidad— y en la memoria de Dios tienen un maravilloso porvenir.




Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una [[tormento (tortura)|tortura]] en un [[lago de fuego]] literalmente bajo la tierra. También hay quien entiende que los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte.


===Metáforas (contemporánea)===
===Metáforas (contemporánea)===
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Para la [[religión cristiana]] y algunas no cristianas el infierno es el lugar donde habitan los [[demonio]]s y donde los inicuos, después de muertos, sufren castigos y [[Tormento (tortura)|tormentos]].
Para la [[religión cristiana]] y algunas no cristianas el infierno es el lugar donde habitan los [[demonio]]s y donde los inicuos, después de muertos, sufren castigos y [[Tormento (tortura)|tormentos]].


Son varias las referencias existentes en la [[Biblia]] de las que muchos deducen que se trata de un lugar de sufrimiento:
Veamos brevemente como describe al mencionar la palabra infierno la biblia y como las personas pueden malinterpretar este sinonimo de hades y seol, como un lugar de tormento eterno creado por Dios, no siendo esto asi:


*'''Un lugar de tormentos''' (''{{Biblia|Lucas|16:23}}'') en el [[Hades]] alzó sus ojos, estando en [[Tormento (tortura)|tormentos]], y vio de lejos a [[Abraham]], y a [[Lázaro]] en su seno...
*'''Un lugar de tormentos''' (''{{Biblia|Lucas|16:23}}'') en el [[Hades]] alzó sus ojos, estando en [[Tormento (tortura)|tormentos]], y vio de lejos a [[Abraham]], y a [[Lázaro]] en su seno...
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*'''Apartaos de mí, malditos''' (''{{Biblia|Mateo|25:41}}'') Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
*'''Apartaos de mí, malditos''' (''{{Biblia|Mateo|25:41}}'') Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.


Y también:
Un lugar de tormento aparece claramente descritas en el ''[[Nuevo Testamento]]'', sobre todo como lugar de fuego inextinguible, de llanto, rechinar de dientes, de tinieblas exteriores, de cárcel, de gusano que no muere, de muerte, segunda muerte y condenación eterna.


{{cita|Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos Ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento se elevara por los siglos de los siglos. Y no habrá reposo, ni de día ni de noche.|''{{Biblia|Apocalipsis|14:9-11}}''}}
{{cita|Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos Ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento se elevara por los siglos de los siglos. Y no habrá reposo, ni de día ni de noche.|''{{Biblia|Apocalipsis|14:9-11}}''}}
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{{AP|Creencias y prácticas de los Testigos de Jehová#Fin del sistema|Fin del sistema}}
{{AP|Creencias y prácticas de los Testigos de Jehová#Fin del sistema|Fin del sistema}}


Los testigos creen en el infierno al que le dan por nombre [[Hades]], que para ellos es el sepulcro común de la humanidad y no un lugar de castigo y tormento. El infierno de fuego nunca ha sido parte de las doctrinas de los [[Testigos de Jehová]] afirmando que el creer en ello sería difamar a Dios al contradecir la idea de mostrar a Jehová como un Dios de amor. Afirman que la idea del infierno es precristiana y proceden de la [[mitología de Mesopotamia]].
Los Testigos de Jehová creen en el infierno al que le dan por nombre [[Hades]], que para ellos es el sepulcro común de la humanidad y no un lugar de castigo y tormento. El infierno de fuego nunca ha sido parte de las doctrinas de los [[Testigos de Jehová]] afirmando que el creer en ello sería difamar a Dios al contradecir la idea de mostrar a Jehová como un Dios de amor. Afirman que la idea del infierno es precristiana y proceden de la [[mitología de Mesopotamia]].


Los testigos de Jehová dan una explicación sobre el ''{{Biblia|Apocalipsis|20:10}}'', que el Diablo experimentará «tormento por los siglos de los siglos» en el «lago de fuego y azufre» (según ''{{Biblia|Apocalipsis|21:8}}'', «esta será la muerte segunda»), quiere decir que el «tormento» que el Diablo experimenta para siempre allí significa que no habrá liberación para él; se le mantendrá restringido para siempre; de hecho, quedará en la muerte eterna. Los testigos de Jehová dicen que este uso de la palabra «tormento» (de la palabra griega ''ba´sa•nos'') recuerda su uso en ''({{Biblia|Mateo|18:34}})'', donde la misma palabra griega básica se aplica a un ‘carcelero’ o ‘verdugo’.
Los Testigos de Jehová dan una explicación sobre el ''{{Biblia|Apocalipsis|20:10}}'', que el Diablo experimentará «tormento por los siglos de los siglos» en el «lago de fuego y azufre» (según ''{{Biblia|Apocalipsis|21:8}}'', «esta será la muerte segunda»), quiere decir que el «tormento» que el Diablo experimenta para siempre allí significa que no habrá liberación para él; se le mantendrá restringido para siempre; de hecho, quedará en la muerte eterna. Los testigos de Jehová dicen que este uso de la palabra «tormento» (de la palabra griega ''ba´sa•nos'') recuerda su uso en ''({{Biblia|Mateo|18:34}})'', donde la misma palabra griega básica se aplica a un ‘carcelero’ o ‘verdugo’.


====Adventistas====
====Adventistas====

Revisión del 18:31 22 sep 2009

Según muchas religiones, el infierno (del latín inférnum o ínferus: ‘inferior, subterráneo’) es el lugar donde, después de la muerte, son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente al Gehena judío y al Tártaro griego.

En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimerías del hombre. A veces no se lo considera un lugar sino un estado de sufrimiento.

En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser neutrales (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielo cristiano).

Ilustración medieval del Infierno, en el manuscrito Hortus Deliciarum (1180) por Herrada de Landsberg.

Descripción

Algunas teologías del infierno ofrecen detalles gráficos y siniestros (por ejemplo, el (Naraka del budismo, uno de los seis reinos del samsara). Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo). Las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el infierno como un período intermediario entre encarnaciones (por ejemplo, el Di Yu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el infierno habitualmente corresponde a pecados cometidos en vida. A veces se hacen distinciones específicas, con almas condenadas sufriendo por cada mal cometido (ver como ejemplo el Mito de Er de Platón o el poema de La Divina Comedia de Dante Alighieri), mientras que otras veces el castigo es general, con pecadores siendo relegados a una o más cámaras del infierno o niveles de sufrimiento (por ejemplo, según Agustín de Hipona los niños no bautizados, aunque privados del Cielo, sufrían menos en el infierno que los adultos no bautizados). En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.

El infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados. Muchos son gobernados por un rey de la muerte:

Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una tortura en un lago de fuego literalmente bajo la tierra. También hay quien entiende que los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte.

Metáforas (contemporánea)

Detalle de infierno: Mosaico que representa el Juicio Final,[1]​ por Coppo di Marcovaldo, Museo Baptisterio de San Juan. El poeta Dante Alighieri fue bautizado en este lugar.

El infierno, el Hades o el She'ol fueron las metáforas que, de manera gráfica, trataron de explicar una actitud y un punto de vista determinado. Basado en el análisis psicológico, se asume al infierno como un estado en donde «se entra por voluntad propia» al igual que el Paraíso, en otras palabras, es un estado emocional y punto de vista accedido por el libre albedrío explicando así los estados agónicos o de perpetuo dolor y sus contrapartes de placer y bienestar que experimentan los seres humanos expresados como emociones. En épocas antiguas, la mejor forma de ejemplificar algo era de forma gráfica; lo hacía fácil de comprender para muchos.

Basados en los criterios, experiencias y enseñanzas de cada uno, el infierno tiene muchos puntos de vista o perspectivas, ya que lo que podría ser considerado como loable para unos, para otros sería deplorable y viceversa. Estos puntos de vista discreparían en distintos lugares y tiempos, un ejemplo de ello se ve en los primeros años del cristianismo. Existían muchas acciones consideradas como herejías, señalando un estilo de vida muy específico a seguir para alcanzar la gloria. Dentro de este contexto, se señalaba a cualquiera que pecaba o no seguía el camino señalado, como condenado al Averno (infierno), ya que se enseñaba concretamente (no adecuado en sí) qué era bueno y qué era malo.

En la actualidad, el hombre se enfrenta a demonios y llega a acceder al infierno basado en sus criterios, pero los demonios actuales son la emociones negativas, entre las más relevantes: la depresión, ansiedad y desesperación (entre otras); se puede citar muchas más que nos llevan al punto agónico (el infierno en sí, en forma literal), que es cuando no vemos la salida a un problema en especial. el infierno esta comandado por el Diablo

Religión abrahámica

Las religiones abrahámicas son fes monoteístas que reconocen una tradición espiritual identificada con Abraham. El término es usado principalmente para referirse colectivamente al cristianismo, judaísmo e islam.

En el cristianismo

La teología cristiana ha discutido la noción de infierno a lo largo de su historia. En un tiempo no hubo duda de que se trataba del lugar en el que se castiga eternamente a los pecadores. En el que los tormentos no podían ser conmutados, aunque, como señala la Enciclopedia católica, de principios del siglo XX y una de las obras más vastas del catolicismo, «el dogma católico no rechaza el suponer que Dios pueda, a veces, por vía de excepción, liberar un alma del infierno». Sin embargo, «los teólogos son unánimes en enseñar que tales excepciones nunca ocurrieron y nunca ocurrirán». La postura de la Enciclopedia católica ilustra muy bien aquella concepción hoy en desuso, pues decía que la idea de fuego del infierno debería ser tomada en sentido literal, ya que «no hay suficientes razones para considerar el término «fuego» como una mera metáfora».[cita requerida]

Pero esta manera tan espacio-temporal de entender el infierno no es la que puede hoy sostenerse. El 28 de julio de 1999 en la catequesis que impartió ante 8000 fieles en el Vaticano, el papa Juan Pablo II dijo:

Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben ser rectamente interpretadas. Ellas indican la completa frustración y vacuidad de una vida sin Dios. El infierno indica más que un lugar, la situación en la que llega a encontrarse quien libremente y definitivamente se aleja de Dios, fuente de vida y de alegría.

Para los fieles poco instruidos y los teólogos ultraconservadores, estas palabras del papa provocaron polémica. Está claro que no se niega la existencia del infierno, pero se le da un sentido espiritual, antes que concreto y material. Algunos fieles y versados en la materia, como el teólogo católico Hans Küng, han rechazado la existencia del infierno por considerarla incompatible con el amor del Dios omnipotente, mientras que otros teólogos afirman que Dios aplica la justicia al enviar al infierno eterno a las personas que no han aceptado a Jesucristo como su Salvador.

Sin embargo hay consenso en creer que no es Dios quien envía al alma al cielo, al purgatorio o al infierno, sino que es el alma misma (por las actitudes y obras que vivió en su tiempo de existencia terrenal), quien decide libremente su destino final; si ha creído en Jesús y vivido piadosamente el cielo le esperará, si ha cometido pecados no confesados y necesita purificación para acceder al cielo, ella misma pedirá un tiempo en el purgatorio para purificarse y entrar a la gloriosa presencia de Dios, limpia; y si ha vivido en enemistad con Dios, con los demás y consigo misma, ella misma pedirá el destino que le corresponde como fruto de sus acciones y creencias.

Ha causado mucha confusión y desconcierto el que los primeros traductores de la Biblia tradujesen sistemáticamente el Sheol hebreo y el Hades y el Gehena griegos por la palabra ‘infierno’. La simple transliteración de esas palabras en ediciones revisadas de la Biblia no ha bastado para paliar de modo importante esta confusión y malentendido.
Encyclopedia Americana (1956, volumen 14, pág. 81)

Así la palabra «infierno» que emplean la traducción católica de Félix Torres Amat, la versión de Cipriano de Valera (actualizada en 1909) y otras para traducir el término hebreo she’ól y el griego hái•dēs. Torres Amat no es coherente en la traducción de she’ól, pues lo traduce (a veces con añadidos en bastardillas) ‘infierno(s)’ 42 veces; ‘sepulcro’ 17 veces; ‘muerte’ 2 veces, y ‘sepultura’, ‘mortuorias’, ‘profundo’, ‘a punto de morir’ y ‘abismo’ 1 vez cada una. En la Versión Valera de 1909, she’ól se traduce ‘infierno’ 11 veces, ‘sepulcro’ 30 veces, ‘sepultura’ 13 veces, ‘abismo’ 3 veces, ‘profundo’ 4 veces, ‘huesa’ 2 veces, ‘fosa’ 2 veces y ‘hoyo’ 1 vez. Esta misma versión siempre traduce hái•dēs por ‘infierno(s)’, traducción que siguen las versiones Nácar-Colunga (excepto en Hechos 2:27, 31), Torres Amat y Felipe Scío de San Miguel.

No obstante, otras versiones actuales son más uniformes en la traducción. Por ejemplo, la Versión Valera (revisión de 1960) translitera la palabra original como ‘seol’ 65 veces y emplea ‘profundo’ 1 vez, mientras que utiliza ‘Hades’ siempre que aparece en el Nuevo Testamento. Otro tanto ocurre con la palabra griega gué•en•na, que —aunque algunos la vierten por ‘infierno’ (8 veces en la Versión Valera de 1909)— se suele transliterar en la mayoría de las traducciones españolas.

Su acepción moderna es lo que hace que el término ‘infierno’ sea una traducción tan poco idónea de las palabras bíblicas originales. La Nueva Enciclopedia Larousse (1981, vol. 5, pág. 5201) dice, en la entrada «Infierno»:

Originariamente, la voz designaba lo que queda situado «más abajo» o «inferior» al espectador. Así pues, la palabra «infierno» originalmente no comunicó ninguna idea de calor o tormento, sino simplemente la de un lugar «más abajo» o «inferior», de modo que su significado era muy similar al del she’ól hebreo. Es interesante que incluso en la actualidad esta palabra significa, según la misma enciclopedia, ‘lugar subterráneo en que sienta la rueda y artificio con que se mueve la máquina de la tahona’.
Enciclopedia Larousse (1981, vol. 5, pág. 5201)

Descripción del infierno cristiano

La palabra «infierno» se halla en muchas traducciones de la Biblia. En algunos casos es traducida por ‘sepulcro’ o ‘el lugar de los muertos’ y en otras se deja sin traducir, como en el caso de la palabra hebrea she’ol que equivale a la griega hai′des, es decir la tumba de toda la humanidad. También está en este caso la palabra griega ge′en•na que hace referencia a la destrucción eterna.

Representación de los cuatro evangelistas con su correspondiente simbología: Mateo (ángel o hombre alado), Marcos (león alado), Lucas (toro alado) y Juan (águila).

Para la religión cristiana y algunas no cristianas el infierno es el lugar donde habitan los demonios y donde los inicuos, después de muertos, sufren castigos y tormentos.

Son varias las referencias existentes en la Biblia de las que muchos deducen que se trata de un lugar de sufrimiento:

  • Un lugar de tormentos (Lucas 16:23) en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno...
  • Un horno de fuego (Mateo 13:42) y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.
  • Un lago de fuego y azufre (Apocalipsis 20:10) Y el diablo que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
  • Un lago de fuego (Apocalipsis 20:15) El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego.
  • Venid, benditos... (Mateo 25:34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
  • Apartaos de mí, malditos (Mateo 25:41) Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

Y también:

Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su cólera. Será atormentado con fuego y azufre delante de los santos Ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento se elevara por los siglos de los siglos. Y no habrá reposo, ni de día ni de noche.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los que sirven de tropiezo y a los que hacen el mal.
Así será el fin del mundo: vendrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno de fuego. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego nunca se apaga.

Testigos de Jehová

Los Testigos de Jehová creen en el infierno al que le dan por nombre Hades, que para ellos es el sepulcro común de la humanidad y no un lugar de castigo y tormento. El infierno de fuego nunca ha sido parte de las doctrinas de los Testigos de Jehová afirmando que el creer en ello sería difamar a Dios al contradecir la idea de mostrar a Jehová como un Dios de amor. Afirman que la idea del infierno es precristiana y proceden de la mitología de Mesopotamia.

Los Testigos de Jehová dan una explicación sobre el Apocalipsis 20:10, que el Diablo experimentará «tormento por los siglos de los siglos» en el «lago de fuego y azufre» (según Apocalipsis 21:8, «esta será la muerte segunda»), quiere decir que el «tormento» que el Diablo experimenta para siempre allí significa que no habrá liberación para él; se le mantendrá restringido para siempre; de hecho, quedará en la muerte eterna. Los testigos de Jehová dicen que este uso de la palabra «tormento» (de la palabra griega ba´sa•nos) recuerda su uso en (Mateo 18:34), donde la misma palabra griega básica se aplica a un ‘carcelero’ o ‘verdugo’.

Adventistas

Según la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el infierno no existe como tal ni como un lugar donde los perdidos sufren por la eternidad. Para esta denominación los muertos permanecen en un estado inconsciente hasta la segunda venida de Cristo, donde son resucitados. Esta creencia crece entre miembros de otras Iglesias protestantes.[cita requerida]

En el judaísmo

El judaísmo, al menos inicialmente, creía en sheol, que se describe como una existencia sombría a la cual todos eran enviados tras la muerte. El sheol pudo haber sido poco más que una metáfora poética de la muerte, de la ausencia de vida, y no se refiere a una vida después de la muerte. En el Antiguo Testamento no se amenaza a los pecadores con ninguna vida de sufrimiento después de la muerte.

La escatología judía distinguió después entre un lugar especial para los justos y otro para los condenados o réprobos (Ezequiel 32:17-22). Desde el siglo II el Sheol equivale, para los rabbanitas, al Gehena. También se conoce como Sheol-Abbadón, por este ángel del abismo que representa el mundo de ultratumba (Job 28:22) y se traduce como 'perdición'. La religión judía negaba cualquier vida después de la muerte.

Posteriormente empezó a introuducirse la idea de resurrección. Había en el judaísmo dos corrientes: los fariseos creían en la resurrección y los saduceos la negaban. Pero la resurrección se entendía en una forma terrenal: se resucitaría para volver a llevar una vida terrenal. Sólo resucitarían los buenos. El castigo de los pecadores era la 'muerte eterna', que no era el infierno ni ningún sufrimiento de ultratumba, sino la ausencia de resurrección.

En el islam

El islam prevé el Juicio Final para todos los creyentes, como el cristianismo, y las referencias al fuego del infierno abundan en el Corán.[cita requerida] Durante la vida, los ángeles escribanos anotan las acciones de los hombres, y éstos serán juzgados de acuerdo con esos libros. El puente Sirat, delgado como un cabello, debe ser atravesado por los que se dirijan al Paraíso, y aquel que caiga irá a parar a las llamas del infierno. En cuanto a la estructura del infierno islámico, el libro más descriptivo es Las mil y una noches. En la Noche 493, este libro habla de un edificio de siete pisos, separados uno de otro por «una distancia de mil años». El primero es el único que se describe. Está destinado a los que murieron sin arrepentirse de sus pecados y en él hay montañas de fuego, con ciudades de fuego, las que a su vez contienen castillos de fuego, los cuales tienen casas de fuego, y éstas tienen lechos de fuego en los que se practican las torturas, todo en número de setenta mil.

Religiones orientales y del este asiático

«Religiones del sur de Asia» se refiere a las religiones surgidas en Oriente (el oriente de Europa), como son: hinduismo, budismo, jainismo y sijismo. «Religiones del este asiático» (religiones del Extremo Oriente, religiones chinas o religiones taoístas), forman un subconjunto en las religiones orientales, como son: taoísmo, sintoísmo, confucianismo.

Hinduismo y budismo

Reino de los Narakas, nombre dado a uno de los seis reinos del samsara de mayor sufrimiento de toda la cosmología budista.

La descripción que hace Voltaire no es exacta en lo que se refiere a las filosofías orientales. El hinduismo y el budismo creen en el infierno, aunque sólo como escenario transitorio en el ciclo de reencarnaciones. El hinduismo cree en 21 infiernos en los que se pueden reencarnar los que han cometido faltas mortales. El Bhagavad Guitá (incluido en el poema épico sánscrito Majábharata, dice: «El infierno tiene tres puertas: la lujuria, la cólera y la avaricia». Y en él caen «los hombres de naturaleza demoníaca» hasta ser aniquilados. El budismo reelaboró la doctrina hinduista y su ortodoxia prevé esferas infernales en las que pueden reencarnar los mortales agobiados por un mal karma (deudas vitales, elecciones incorrectas...): la esfera de los espíritus torturados por el hambre y la de los demonios en lucha. El Reino de los Narakas es el infierno budista.[cita requerida]

Gehena

Representación de Moloch

La puerta del sudoeste de Jerusalén, abierta hacia el valle, vino ser conocida como «valle del hijo de Hinom» (Jer 7:31,19:2-6); el libro de Jeremías habla de los residentes que adoraban a Moloch (Jer 32:35), presagiando la destrucción de Jerusalén. En épocas antiguas, en el Tofet según el Antiguo Testamento, los cananeos sacrificaban a niños al dios Moloch, quemándolos vivos; una práctica que fue proscrita por el rey Josías (2Reyes 23:10). Cuando la práctica desapareció, se convirtió en el vertedero e incinerador de la basura de Jerusalén. Allí se arrojaban los cuerpos de animales muertos para ser consumidos por el fuego, a los cuales se añadía azufre para acelerar la quema. También se echaban allí los cadáveres de criminales ejecutados a quienes no se consideraban merecedores de un entierro formal en una tumba. Al Gehena no se arrojaba ningún animal o humano con vida para que fuera quemado vivo o atormentado.

El que históricamente se usara este lugar como vertedero o basurero, hace pensar que nunca podría simbolizar una región invisible donde se atormentara eternamente a almas humanas en fuego literal, o donde estas fueran atacadas para siempre por gusanos que no murieran. Debido a que a los criminales arrojados allí se les negaba un entierro formal en una tumba —la cual simbolizaba una futura esperanza de resurrección—, tanto Jesús como sus discípulos usaron el Gehena como símbolo de destrucción eterna, aniquilación de en medio del universo de Dios, un castigo de muerte eterna, lo que puede desprenderse de los textos bíblicos en donde aparece el término. Por su carácter de destrucción total, el Gehena está relacionado con el lago de fuego del Apocalipsis o la «muerte segunda» (Apocalipsis 20:14).

Politeísmo

Doctrina religiosa cuyos seguidores creen en la existencia de múltiples dioses o divinidades organizadas en una jerarquía o panteón.

Antiguo Egipto

Voltaire en su Diccionario filosófico, anota que egipcios y griegos enterraban a sus muertos y creían simplemente que sus almas quedaban con ellos en un lugar sombrío. «Los indios, mucho más antiguos, que habían inventado el ingenioso dogma de la metempsicosis (reencarnación), jamás creyeron que las almas estuvieran en el subterráneo», señala Voltaire. Y agrega: «Los japoneses, los coreanos, los chinos, los pueblos de la vasta Tartaria oriental y occidental, ignoraron la filosofía del subterráneo».

Libros sagrados

Artículo principal
Descripción
Duat
Duat el inframundo de la mitología egipcia, el lugar donde se celebraba el juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular, sorteando malignos seres y otros peligros.
Libro del Amduat
Describe el camino a seguir por el difunto y el Libro de los Muertos enseña toda clase de sortilegios para llevar a buen fin el viaje al otro mundo. Una versión completa se encuentra en el cenotafio de Seti I, y otra en la tumba de Ramsés VI (KV9).
Libro de las Cavernas
Se le llama así porque en él Duat (Más Allá) está dividido en cavernas. El difunto atraviesa en su recorrido una serie de cuevas, y se relatan los premios que puede recibir, así como los castigos que se padecen: tiene la mejor descripción del infierno que nos han legado los egipcios.
Libro de las Puertas
Texto que narra el viaje del espíritu de un difunto en el otro mundo, y está relacionado con la marcha del Sol, aunque transcurre durante las horas nocturnas, en la Duat. El espíritu requiere pasar una serie de «puertas» en diferentes etapas del viaje. Cada puerta se asocia a una diosa diferente, y requiere que el difunto reconozca el carácter específico de cada deidad. El texto da a entender que algunas personas pasarán incólumes, mientras que otras sufrirán tormento en un lago de fuego.
Libro de los Muertos
Texto funerario compuesto por un conjunto de fórmulas mágicas o sortilegios, que ayudaban al difunto, en su estancia en la Duat (inframundo), a superar el juicio de Osiris, y viajar al Aaru.

Antigua Grecia

Averno era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos como romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania. Se creía que era la entrada al inframundo, a los infiernos. Según el escritor griego Diodoro de Sicilia, el Averno sería un lago oscuro e inmenso.

Los griegos creyeron que las almas de los muertos permanecían en el Hades, al que se llegaba después de atravesar el río Estigia. Allí no sufrían otro tormento que el de su exilio y separación de sus seres queridos. Algunos podían mostrarse arrepentidos de sus faltas, como lo imagina Homero, en su poema Odisea que hace descender a su héroe al Hades. Odiseo habla allí con sus camaradas muertos en la guerra de Troya y con su propia madre. [cita requerida]

El Hades de los griegos está regido por el dios del mismo nombre, hijo del titán Crono. Aunque puede ser cruel, Hades no es maligno. Los romanos le adoptaron como Plutón, y además de otorgarle el reino de los muertos, le dieron la custodia de los metales preciosos bajo la tierra. Los griegos poblaron el Hades de otros seres mitológicos, como las Furias y las Moiras. Las primeras habitaban bajo la tierra pero solían atormentar a los malos en vida. Eran mujeres con cabellera de serpientes, llamadas también Erinias. En cuanto a las Moiras (llamadas en Roma Parcas), su tarea era hilar el hilo de la vida de cada mortal y cortarlo en el momento justo. Hades estaba acompañado también por Cerbero, perro de tres cabezas, y por Caronte, el barquero que conducía las almas hacia el mundo subterráneo.[cita requerida]

Inframundo griego

Entre los reinos que formaban el Inframundo griego se incluyen:

Los cinco ríos del Hades eran Aqueronte (el río de la pena), Cocito (lamentos), Flegetonte (fuego), Lete (olvido) y Estigia (odio), que limita con los mundos superiores e inferiores.

Mitología nórdica

En la antigua mitología nórdica, existía un mundo tenebroso para las almas de aquellos a los que no se les concedía entrar al Valhalla. Sólo los mejores guerreros eran llevados a esa casa techada con escudos de oro. Los que no iban allí, eran entregados a Hel, diosa del mundo subterráneo. Voluspá, una de las eddas (poemas mitológicos de los antiguos escandinavos) menciona que en el reino de Hel el lobo destroza los cadáveres de los asesinos, los perjuros y los que sedujeron mujeres de otros. Es la única alusión a tormentos en esa compleja mitología.[cita requerida]

Civilización mexica

Los aztecas creían que todos los muertos iban al Mictlán, lugar neutral que se encontraba muy al norte. Era conocido también como el lugar de las flores blancas, siempre estaba obscuro y en ellos residían los dioses de la muerte, en especial Mictlantecuhtli y su esposa Mictlantecihuatl, que literalmente significa ‘señor y señora del mictlan’. Se tardaba cuatro años en llegar al mictlan y debían superarse difíciles pruebas, como pasar una sierra donde las montañas chocaban entre si, un campo donde el viento tiene cuchillas que rasgan la piel, y un río de sangre con fieros jaguares. El mictlan significa ‘lugar entre los muertos’, del náhuatl miclti, que significa ‘muerto’, y tlan (contracción de titlan) que significa ‘entre’.

Arte, literatura, mitología y folclore

Zoroastrismo

El faravahar, uno de los símbolos más conocidos del zoroastrismo.

Dentro del contenido religioso zoroastrismo, Zoroastro o Zaratustra describió con gran detalle la llegada del juicio final para los impíos, incluida la aniquilación, purgación en metal fundido, y el castigo eterno, con el último enfrentamiento entre Ahura Mazda (el Bien) y Angra Mainyu (el Mal). Sin embargo, la representación del infierno se describe en el Libro de Arda Viraf.[3]

Mitraísmo

El mitraísmo (o los misterios de Mitra) es una religión mistérica difundida en el Imperio romano entre los siglos I y IV d. C. en que se rendía culto a una divinidad llamada Mitra o Mitras que tuvo especial implantación entre los soldados romanos.

El culto al dios Mitra mantenía la creencia de que el fin del mundo vendría acompañado de una gran batalla entre las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Los seguidores de los dogmas de los sacerdotes de Mitras podrían aliarse en esta contienda del lado de los espíritus de la luz, con lo que se salvarían; los no seguidores, irían al infierno junto con Ahriman (espíritu maligno adversario de Mitras) y los ángeles caídos.

Relato mítico, iconografía, interpretaciones.
Escultura de Mitra matando al toro (actualmente en el poder del Museo Británico).
Según el relato que ha podido reconstruirse a partir de las imágenes de los mitreos y los escasos testimonios escritos, el dios Mitra nació cerca de un manantial sagrado, bajo un árbol sagrado, de una roca (la petra generatrix; Mitra es llamado de petra natus). Esto enlaza con las tradiciones armenias de la cueva de Meher (Mitra). En el momento de su nacimiento llevaba el gorro frigio, una antorcha y un cuchillo. Fue adorado por pastores poco después de su nacimiento. Bebió agua del manantial sagrado. Con su cuchillo, cortó el fruto del árbol sagrado, y con las hojas de ese árbol confeccionó su ropa.
Encontró al toro primordial cuando pastaba en las montañas. Lo agarró por los cuernos y lo montó, pero, en su galope salvaje, la bestia lo hizo desmontar. Sin embargo, Mitra siguió aferrado a sus cuernos, y el toro lo arrastró durante mucho tiempo, hasta que el animal quedó exhausto. El dios lo agarró entonces por sus patas traseras, y lo cargó sobre sus hombros. Lo llevó, vivo, soportando muchos padecimientos, hasta su cueva. Este viaje de Mitra con el toro sobre sus hombros se denomina tránsitus.
Cuando Mitra llegó a la cueva, un cuervo enviado por el Sol le avisó de que debía realizar el sacrificio, y el dios, sujetando al toro, le clavó el cuchillo en el flanco. De la columna vertebral del toro salió trigo, y vino de su sangre, del resto del toro nacerían todos los demás seres.

«La Divina Comedia» de Dante Alighieri

Dante describe el infierno en forma de embudo incrustado en el centro de la tierra[4]​ y está dividido en nueve círculos y en cada uno de ellos los condenados son sometidos a distintas penas, según la gravedad de los pecados.

Representación del Canto XXXII por Giovanni di Paolo.

Dante Alighieri muestra en el Canto XXXII que el lugar más terrible del infierno no es un horno de llamas, sino un lago de hielo.

Virgilio el más célebre de los poetas latinos, conduce a Dante Alighieri, a través del infierno, donde las almas pecadoras del mundo son atormentadas sin cesar. El más profundo y terrible lugar de torturas del infierno no es un horno de llamas, sino un lago de hielo, donde todos los traidores, deben permanecer congelados por toda la eternidad.

Oh, seres más desafortunados que cualesquiera otros miserables.
Canto XXXII
Representación del Canto XXXIV por Giovanni di Paolo.

Canto XXXIV Dante, queda sorprendido por la presencia de Lucifer, al ver que su cabeza tiene tres rostros, uno por delante, y los otros dos se unen a éste por medio de los hombros y se juntan por detrás en lo alto de la coronilla. Judas Iscariote aparece con su cabeza metida dentro de la boca de Lucifer y agita fuertemente las piernas fuera de ella. De las otras dos fauces salen las extremidades de Marco Junio Bruto y Casio, que provocaron la muerte a Julio César.

El infierno de Dante muestra rasgos de la mitología griega, al mostrar los ríos de Aqueronte, Estigia, Flegetonte y Cocito, además de diversos personajes de esa misma mitología (Flegias, Caronte, Centauros, Cerbero, etc.) así como históricos (Octavio Augusto, Cleopatra VII, etc.).

Agujero negro

«Detalle de Infierno» en El jardín de las delicias (1480-1490) de Hieronymus Bosch (1450-1516), pintura al óleo sobre tabla. Se describe un mundo onírico, demoníaco, opresivo, de innumerables tormentos.

En el 2001 se entregó el Premio Ig Nobel en Astrofísica a los doctores Jack y Rexella Van Impe, del JVIM (Jack Van Impe Ministries International) por su descubrimiento de que los agujeros negros satisfacen los requisitos técnicos para ser la localización del Infierno.[5][6]

Acepto este prestigioso premio en nombre de Jack y Rexella Van Impe, por sus sobresalientes méritos en el campo de la astrofísica, esclareciendo la intrigante relación entre los agujeros negros y el infierno. Ahora trabajo en una auténtica investigación sobre agujeros negros. Un agujero negro es una de las cosas más extrañas, emocionantes, fascinantes, enigmáticas y alucinantes de todo el universo. Los agujeros negros son inimaginables. Van más allá de nuestras más locas fantasías, expectativas y sueños. Como científico, no podría pedir más. Los agujeros negros son el paraíso para nosotros. Sin embargo, recientemente hemos sido orientados por Jack y Rexella, quien nos han demostrado que los agujeros negros cumplen todos los requisitos para ser el Infierno. Como consecuencia de su increíble punto de vista, tenemos que repensar todas nuestras ideas sobre agujeros negros (y yo, personalmente, seré mucho más cuidadoso que nunca antes de acercarme a los límites de un agujero negro, para que quizás mi alma se libre, después de todo). Puedo resumirlo en ocho palabras: los agujeros negros son maravillosos, pero manténganse alejados.
Profesor de física Walter Lewin[5]

Referencias

  1. The Museeums of Florence: Mosaico que representa el Juicio Final
  2. Según Píndaro, quien describió estas islas en detalle en sus Odas olímpicas. Sin embargo, otros autores difieren al respecto.
  3. Gardiner, Eileen (10 de febrero de 2006). «About Zoroastrian Hell» (en inglés). www.hell-on-line.org. Consultado el 14 de abril de 2009. 
  4. El infierno en forma de embudo dibujado por Sandro Botticelli
  5. a b «Walter Lewin, the physicist who now knows Hell» (en inglés). Improbable.com. 2007. Consultado el 14 de abril de 2009. 
  6. «Winners of the Ig® Nobel Prize» (en inglés). www.improbable.com. 31 de marzo de 2001. Consultado el 14 de abril de 2009. 

Véase también

  • Abadón: el destructor o ángel de la muerte.
  • Gehena: el infierno o purgatorio judío. En el judaísmo el infierno es un lugar de purificación para el malvado, en el que la mayoría de los castigados permanece allí hasta un año, aunque algunos están eternamente.
  • Hades: en la mitología griega es la morada de los muertos; «Hades» es a veces usado por los cristianos para referirse al lugar en el que residen las almas que han caído en desgracia.
  • Hela: en la mitología nórdica es la reina sobre el Niflheim (reino de la oscuridad y de las tinieblas), donde vive bajo una de las raíces de Yggdrasil.
  • Inframundo: término genérico equivalente al más allá, haciendo referencia a cualquier lugar al que vayan las almas de los recién fallecidos.
  • Juicio Final: es la denominación religiosa del fin del mundo, en el cual toda la humanidad será juzgada por sus actos
  • Purgatorio: en la teología católica, el lugar de purificación de culpas para poder alcanzar el cielo.
  • Reino de los Narakas: uno de los mundos de mayor sufrimiento de toda la cosmología budista.
  • Sheol: cultura hebrea, es la sepultura común de la humanidad, una especie de infierno al que van a parar justos e injustos.
  • Tartarus: en la mitología griega, es un lugar de tormento y sufrimiento eterno.

En literatura

Enlaces externos