Tercera posición
Tercera posición es un término paraguas[1] utilizado por una gran variedad de movimientos políticos e ideológicos que buscan evitar opciones bipolares, como liberalismo en lo económico y progresismo en lo social, capitalismo/socialismo, Oriente/Occidente, o izquierda/derecha.[2] Algunos de los movimientos que han reclamado esa calificación han sido rotulados como fascistas,[3] nacionalistas, tercermundistas,[4] o antiimperialistas.[5] Algunos de ellos promueven políticas de corte nacionalista, obrerista, anticolonial,[5] antieurocéntricas,[6] o de no alineación internacional.[7] También suelen impulsar una revolución o un cambio del orden tradicional.
Roger Griffin ha imputado a lo que él define como «nacional-bolchevismo» tener una ideología fascista de esta tercera posición, al ser una síntesis del strasserismo, kimilsungismo y el ultranacionalismo[8] con elementos idealistas y contrarias tanto al materialismo dialéctico como al histórico desde una perspectiva supuestamente marxista.
El peronismo en Argentina también se definió como una tercera posición, explicada por Juan Domingo Perón, en la IV Conferencia Cumbre de Países no Alineados realizada en septiembre de 1973, como una solución universal distinta del marxismo internacional dogmático y del demoliberalismo capitalista.[9] Los peronistas José Pablo Feinmann y Antonio Cafiero asimilan o emparentan la "tercera posición" peronista con el "tercerismo" y la "tercera vía" formulada por Tony Blair, pero otros analistas del peronismo la consideran una postura político-filosófica basada en un ideal comunitario, alternativa tanto al individualismo capitalista, como al colectivismo estatista del comunismo.[10][11]
Historia[editar]
Históricamente fue la postura que plantearon tanto el fascismo italiano como los movimientos políticos análogos del nacionalsocialismo alemán, la Falange Española, las JONS de Ramiro Ledesma, la Guardia de Hierro rumana, el rexismo belga, el Sinarquismo mexicano, etc.;[cita requerida] estos surgieron en el período de entreguerras (1918-1939), tras la revolución bolchevique, y coincidiendo con la crisis del modelo liberal, tanto en política (era habitual tildar a la democracia liberal como decadente) como en economía (crisis de 1929). Se ha relacionado también con la doctrina social de la Iglesia y la encíclica Quadragesimo anno de Pío XI. En América del Sur se asocia al "Marzismo" (1933-1942) en Uruguay y fue utilizado por los gobiernos de Carlos Ibáñez del Campo en Chile y Peronismo en Argentina.
En cambio, no se suele relacionar con otros movimientos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, como el tercermundismo.[12] Desde finales del siglo XX el término es reivindicado por distintos movimientos que etiquetados como alternativos o nacional-revolucionarios que suelen utilizar como símbolos la cruz celta y el wolfsangel (en Italia). La similitud en el nombre con el movimiento intelectual y político denominado tercera vía (de orientación socialdemócrata, preconizado por Anthony Giddens y Tony Blair en el Reino Unido), ha sido utilizado de forma despectiva por Ignacio Ramonet (periodista antiglobalización de Francia) para observar un paralelismo conceptual.[13]
Tercerposicionismo después de la Segunda Guerra Mundial[editar]
Alemania[editar]
El Querfront ("frente atravesado") fue un intento de coalición entre revolucionarios conservadores alemanes con la extrema izquierda durante la República de Weimar de la década de 1920. El término es también usado hoy día para el entrismo mutuo o cooperación entre grupos de izquierda y derecha.
Ernst Niekisch y otros intentaron combinar fuerzas comunistas, nacionalistas y anticapitalistas para derrocar al orden existente de la República de Weimar. Llamó a esta alianza de "Nacionalbolchevismo". El canciller, el General Kurt von Schleicher, siguió una estrategia de separación de la izquierda del partido nazi como medio para conseguir el apoyo de Adolf Hitler para su gobierno.[14] La idea de Schleicher era amenazar la unión entre los nazis izquierdistas y los sindicatos como forma de forzar a Hitler a apoyar su gobierno, pero su plan falló.[15]
Argentina[editar]
Con el triunfo del peronismo en las elecciones de 1946, Argentina desarrolló una política internacional de no alineación con los Estados Unidos ni la Unión Soviética, que recibió el nombre de "tercera posición". La tercera posición fue diseñada originalmente por el ministro de Relaciones Internacionales Juan Atilio Bramuglia, un abogado sindical de origen socialista, que fue uno de los fundadores del peronismo.[16] En sus relaciones exteriores buscó tanto distanciarse del capitalismo de Washington D. C. como del marxismo-leninismo de Moscú, manteniendo buenas relaciones con el Movimiento de Países No Alineados.[17] En su aspecto doctrinal, la tercera posición peronista fue definida como un rechazo tanto del individualismo capitalista, como del colectivismo soviético, con el fin de «liberarnos del capitalismo sin caer en las garras opresoras del colectivismo».[18]
Chile[editar]
En Chile, luego de la decadencia de los partidos de carácter fascista, como el Movimiento Nacional-Socialista de Chile o el Partido Nacional Fascista, la tercera posición se expresó por medio del Partido Agrario Laborista. De carácter nacionalista, populista, anticomunista, antiliberal y corporativista, el PAL propugnaba un carácter tercerista, tanto en el sentido partidista, alejado de las izquierdas y derechas tradicionales, así como en el sentido estratégico, exhibiendo un antiimperialismo contra las dos potencias hegemónicas del momento, Estados Unidos y la Unión Soviética. Carlos Ibáñez del Campo, reconocida figura política chilena, proclamó su candidatura presidencial en torno a este partido, obteniendo la victoria en 1952.
Por otro lado, el Partido Demócrata Cristiano, también propugnó una política tercerista que, a diferencia de la postura agrariolaborista, era esgrimida desde el socialcristianismo y no desde el nacionalismo. Además, esta se caracterizó por una postura moderada, más cercana al centrismo. La candidatura presidencial de Eduardo Frei Montalva, postulando su revolución en libertad, logró imponerse como vencedora en 1964, donde, la derecha anticomunista y el centro político de la época se unieron para derrotar al socialista Salvador Allende.
Francia[editar]
La ideología de tercera posición ganó apoyos en Francia cuando en 1985 Jean-Gilles Malliarakis formó un partido político Troisième Voie (TV) ("Tercera Vía", en castellano). Considerando a Estados Unidos, el comunismo y el sionismo como sus principales enemigos, el grupo abocó por formas radicales para conseguir la revolución nacional.
Asociado por un tiempo con el Groupe union défense, Tercera Vía estuvo en malos términos con el Front national hasta 1991, cuando Malliarakis decidió acercarse a ellos. Como resultado, TV se desbandó y un grupo disidente radical dirigido por Christian Bouchet, Nouvelle Résistance, adoptó el bolchevismo nacional y luego visiones eurasianistas.
Italia[editar]
En Italia, la tercera posición fue desarrollada por Roberto Fiore, junto con Gabriele Adinolfi y Peppe Dimitri, dentro de la tradición neofascista italiana.[cita requerida] La ideología de tercera posición se caracteriza por una formulación militarista, ultranacionalismo palingenetico mirando favorablemente a los movimientos de liberación nacional, apoyo al separatismo racial y adhesión al modo de vida del soldado político.[cita requerida]
Para construir un trasfondo cultural para la ideología, Fiore se fijó en el ruralismo de Julius Evola y quiso combinarlo con el deseo de una revolución cultural-espiritual. Adoptó algunas posiciones de la extrema derecha contemporánea, en particular del etnopluralismo de Alain de Benoist y el estilo europeísta asociado con visiones tales como la campaña "Europa como nación" de Oswald Mosley (entre otros). Fiore fue uno de los fundadores del movimiento Terza Posizione en 1978. Las ideas de tercera posición son representadas ahora por Forza Nuova, dirigido por Fiore.
Reino Unido[editar]
En el Reino Unido la ideología tercerista fue desarrollada por el Partido Laborista británico en la década de 1990, bajo el liderazgo de Tony Blair y Gordon Brown, con el nombre de «tercera vía», como plataforma de centro diseñado para ofrecer una alternativa al capitalismo y al socialismo completo y absoluto.
Uruguay[editar]
Con la elección de Gabriel Terra en las elecciones de 1930, Uruguay desarrolló una política de alineación con las expresiones de "tercera posición". En sus relaciones exteriores buscó tanto distanciarse del capitalismo liberal como del socialismo marxista.
La política social interior aplicada por el terrismo significó muchas conquistas obreras, pero sin integrar a su ideología de base el concepto de lucha de clases. Instauró un gobierno de carácter conservador, popular, y antiliberal al que se opusieron el Batllismo (socialdemócratas), los Blancos Independientes (liberales), y los socialistas y comunistas. Rompió relaciones diplomáticas con la URSS en 1935 y reconoció al gobierno de Francisco Franco en 1936.
Terra llevó a cabo una socialización económica y una industrialización nacional; creando, por ejemplo, la represa de Rincón del Bonete, ANCAP, y CONAPROLE. Para los terristas esa época calificaría como revolucionaria.[19]
Crítica[editar]
Desde la Doctrina social de la Iglesia[editar]
Autores del Catolicismo político, han hecho críticas a la tercera posición por no ser un cuerpo concreto de ideas y prácticas políticas, si no mas bien, un conjunto de sofismas y estrategias, sin un cuerpo uniforme de principios, que varían dependiendo de las circunstancias en el que se enfrentan 2 polos opuestos de poder ideológico, sin realmente proponer lograr el bien común, solo salvaguardar una independencia nacional, sin un fin realista.
Personajes como Julio Meinvielle, por ejemplo, declararon de que, al optar un gobierno (como su natal Argentina) por una tercera posición, aquello no sería algo coherente en momentos donde es más urgente una actitud pragmática, porque en última instancia, se podría beneficiar a posturas anticristianas (como en su momento, durante la Guerra Fría, se daba con el socialismo y el Bloque soviético) a través de un intento de evasión ante el enfrentamiento político de las ideologías hegemónicas de la modernidad [Derecha política e Izquierda política], donde es deber del cristiano reaccionar y trascender del espectro político (con ello, considerándose pactar con males menores, como el Bloque occidental, sin por ello ser parte de un mismo conjunto político, en tanto que el Liberalismo esta condenado por la doctrina católica, siendo imposible y castigado el hacer sincretismo entre ambas doctrinas), no mantenerse neutral, sobre todo ante situaciones de emergencia no solo nacional, si no global, de la Crisis modernista. Así, era inmoral, desde la ética católica y su concepción política, la tercera posición, puesto que, en el orden internacional, se estaba permitiendo que se beneficiaran ideologías anticristianas, pues al tener estás ideologías un carácter universalista, es inevitable asumir un bando, por lo que, la neutralidad favorece a alguno de ellos y aquello sería un "egoísmo nacional", en línea con las condenas de la iglesia al Nacionalismo católico.[20]
cuando están en juego los restos de civilización en el mundo, no puede permanecer neutral una nación que tiene ligada su existencia y su grandeza a esta civilizaciónJulio Meinvielle (Santos Martínez 1977: 259-260)
También, Claudio Mayeregger, siguiendo a Meinvielle, enseña que la felicidad plena, en el orden político, solo se pueden alcanzar si el hombre respeta las prescripciones ordenadoras de la Ley eterna en el Orden natural del universo, cuyo fundamento trasciende de lo mundano. Si bien la tercera posición, de manera coloquial y vulgar, se puede entender en un buen sentido de evitar caer en falsas dicotomías del capitalismo y el comunismo junto a sus bloques geopolíticos, cuando se lo analiza a profundidad y sin Superficialidad, tendería a entenderse en mal sentido, en tanto que llega afirmar principios relativos que dependen de la Particularidad de las situaciones nacionales, en vez de provenir de lo Universal que se capta a través de las esencias trascendentes de la realidad (que, como Universales, dan principio y causa a los entes en la Metafísica aristotélico-tomista de la escolástica católica). Ante ello, los tercerposicionistas tendrían una mentalidad más cercana a lo Inmanentista, contrario a la doctrina católica y su búsqueda de Trascendencia; esto se ejemplificaría de mayor modo cuando la proclamación de ser una "tercera posición" implica reconocer la legitimidad de las Derechas e Izquierdas, siendo parte del mismo "plano" de ideologías modernas, o un intento de salir del espectro moderno y superarlo, pero reconociéndole alguna legitimidad histórica a las (consideradas anticristianas) Revoluciones Liberales y Revoluciones socialistas, como si estás hubieran sido procesos históricos naturales para la conformación del Estado nación (considerado artificial por la iglesia), siendo que considerarlo natural dichos procesos históricos, al desarrollo social de la humanidad, sería parte de la Herejía modernista. Mientras que, es imposible presentar la doctrina social de la iglesia católica en el mismo "plano" mundano del liberalismo y el socialismo, en tanto que está [la doctrina social católica] no tiene necesidad de superarlos, porque ya los trasciende (tanto por la explicación natural de ser premoderno y ajeno, como la sobrenatural de representar al Logos), mientras que un mal no se puede superar y nada bueno puede salir de un error; por lo que la doctrina social de la iglesia trasciende el espectro ideológico moderno en la búsqueda realista del bien común, anhelando la restauración y renovación del Viejo Orden, donde se respetaba en los principios (tradición) el Reinado social de Jesucristo, no estancándose en fórmulas ideológicas secularistas que hacen continuidad con los modos de la Filosofía moderna y caen en el problema del sesgo de la Ideología, enajenándose en teorías artificiales antes que aprehender de la realidad. El mayor error de la Tercera Posición sería entonces la noción de pretender desarrollar una posición intermedia en el mismo "plano" del error, o buscar desarrollar un nuevo "plano", pretendiendo superar el anterior a través de una misma dialéctica histórica común, y con el mismo error modernista.[21]
La Iglesia no prometió nunca, si no una felicidad muy relativa en la vida presente, porque la tierra es un vaso de lagrimas para los ricos y para los pobres, para los sabios y para los ignorantes. No tenemos aquí ciudad permanente y corremos detrás de la felicidad absoluta, que solo se nos da en la posesión deficiente de la divina visión. Por otra parte, tanto al felicidad absoluta de la vida futura, como la [felicidad] relativa de la [vida] presente. Solo puede ser alcanzada si el hombre, respetando la relaciones esenciales del universo, se coloca en dependencia de las prescripciones ordenadoras de la ley natural y divina.Pero desde hace mas de 2 siglos, el hombre se ha ilusionado con otra fantasía. Porque, como dice Pio XII en el Gran Retorno: "A su real fisonomía de criatura, que tiene origen y destino en Dios, se ha sustituido con el falso retrato de un hombre autónomo en la conciencia, legislador incontrolable en sí mismo, irresponsable hacia sus semejantes y hacia el complejo social, sin otro destino fuera de la tierra, sin otro fin que el goce de los bienes finitos, sin otra norma que la del hecho consumado y de la satisfacción indisciplinada de sus concupiscencias." El iluminismo debía devolver al hombre la luz y la felicidad que le había despojado las tinieblas medievales. Este ideal, esbozado por los filósofos ingleses Hume, Hobbes y Locke, y difundido por los sofistas franceses como Montesquieu, Voltaire y Rousseau, que podían sintetizarse en el compendio de principios del iluminado Weishaupt, que trae el abate Barruel en sus Mémoires pour servir à l'histoire du jacobinisme. La igualdad y la libertad [Según Weishaupt], dice así [el padre Barruel], "son los derechos esenciales que el hombre recibió de la naturaleza. El primer ataque a esta igualdad fue perpetuado por la propiedad, el primer ataque a la libertad fue perpetuada por las sociedades y los gobiernos. Los únicos apozos de la propiedad y de los gobiernos son las leyes civiles y religiosas, por tanto, para restablecer al hombre en estos derechos primitivos de igualdad y de libertad, hay que empezar por destruir toda religión, toda sociedad civil, y acabar con la abolición de la propiedad." En este enunciado está contenido, no solo el liberalismo, si no también el socialismo, en realidad, la secta de lo iluminados de Weishaupt no hacia sino que renovar el programa de iluministas de albigenses, cátaros, catarinos, bulgáros y begardos; y aún de las antiguas sectas de maniqueos y gnósticos. Este programa, que constituye el fondo mas profundo de las herejías, no logro categoría de reconocimiento en las sociedades cristianas, si no con el advenimiento del liberalismo y el socialismo, que fue proclamado en la Revolución Francesa, por que si bien en está se afirmo expresamente el liberalismo del hombre burgués, también se cultivaron los gérmenes del socialismo. Es muy significativa la influencia de Bernard y de Babeuf en la revolución (...). El mismo liberalismo, como lo ha predicado Voltaire y Russeau, contenía el socialismo. Y el socialismo de Marx y de Lenin por su parte contenía el liberalismo. Porque, en sustancia, una misma cosa enseñan los heresiarcas de la libertad y los de la sociedad, aunque proponen métodos diversos. Los unos quieren llegar al mas perfecta y armónico orden social a través de la mal ilimitada libertad, los otros pregonan que el hombre debe llegar a la mas ilimitada libertad a través de la provisional dictadura del proletariado.
La doctrina católica sobre el hombre y la sociedad no puede concebirse como una tercera posición, que disputaría en el mismo plano [ideológico] a liberales y socialistas, ella se opone de manera radical y profunda a aquel principio madre de donde arrancan el socialismo y el liberalismo. No hay dificultad en llamar como tercera posición con tal que se la caracterice con los mismos atributos que le corresponden como una posición ubicada por encima de uno y otro error, aunque conjugando lo que de verdadera y divino que uno y otro pudieran contener, a la manera que a la cima de un monte, superando todos los puntos que se encuentran en el llano, que en cierto modo los contiene y conjuga a todos.Julio Meinveille, en el año de gracia de 1956
Ante ello, se criticaría a los tercerposicionistas, que pretenden ser Nacionalistas "católicos", debido a que sus concepciones de la política entrarían en la Heterodoxia, y serían capaces de reducir a la doctrina social de la iglesia a una mera ideología más dentro de la dialéctica de la modernidad (o post-moderna), donde se puede hacer sincretismo, consciente o inconscientemente, con un poco de socialismo moderado (sobre todo los no-marxistas y/o anti-materialistas) y un poco de liberalismo de tercer grado (los menos anticlericales y/o progresistas)[22] a través de algunas coincidencias accidentales de objetivos (pero por razones y principios diferentes), lo que terminaría generando problemas conceptuales terribles en la teoría, junto una tendencia al error proto-relativista del Nominalismo y su negación de los Universales, en tanto que se enfoca mucho en los bienes temporales (los ideales humanos o las circunstancias materiales, en un contexto muy particular de una nación del mundo terrenal, también espacio-temporal) y se olvida de los bienes eternos de la Metafísica, los que determinan el actuar político en el mundo (como la Moral o los Principios lógicos, que son universales a los entes del mundo) y deben inspirar al intelecto humano bien ordenado, porque si no, terminaría por provocar una mala praxis, no solo del católico, si no en general del ser humano en materia política, al pretender alejarse [la tercera posición] del realismo e intentar ser un imposible punto medio entre lo inmanente y lo trascendente, donde solo puede existir una visión perenne y cristiana de la sociedad o una visión imanentista y filo-moderna de la sociedad; donde las otras formas de ver la sociedad son variantes de lo mismo (lo imanente), y por las cuales, la doctrina social de la iglesia está por encima de estas (trascendiendo, no coincidiendo o siendo neutral). Por lo que finalmente, se reduciría la actitud católica en política a simplemente tomar un poquito de una u otra teoría humana (no necesariamente originada en el Magisterio de la Iglesia), y el tercerposicionismo sería como un coctél de ideas y praxis políticas, no necesariamente coherentes y lógicas (e incluso conviviendo entre posturas opuestas, como Revolucionarios y Tradicionalistas), pero relativo a las circunstancias de la geopolítica de un país que pretende defender su soberanía nacional, antes que basarse según lo moral y verdadero absoluta y universalmente.
Además que, desde un marco teológico, la doctrina social católica no sería meramente un pensamiento humano (como si serían las fórmulas teóricas de la tercera posición), por lo que también estaría encima de la sana y recta filosofía política y moral, en tanto que todas estas teleológicamente se realizan en la verdad que emana del Logos, puesto que todos los sabios del mundo buscan, sin ser conscientes de ello, a Dios, quien es la Verdad de la realidad, a través de su Verbo Divino; entonces, los tercerposicionistas estarían mundanizando la doctrina social católica (y en general, la misma fe católica) a través de sus fórmulas teóricas que intentan adecuar la cristiandad hacia este orden tercero, dando la apariencia de que los principios cristianos no tienen porque guiar a los principios originados en la filosofía terrenal, bajo la noción de que la tercera posición, por desafiar a dicotomías hegemónicas de las derechas liberales e izquierdas socialistas (condenados por la iglesia católica), ya se ha vuelto compatible (apelándose a doctrinas de tercera posición que aceptaron aportes de la DSI, como el Justicialismo), lo que sería una actitud anticristiana en su raíz, por no intentar adecuarse la tercera posición al objeto de la cristiandad, si no que más bien, intenta adecuar a la cristiandad al objeto de la tercera posición; como si fuera la doctrina católica otra ideología humana más del mundo, sin origen divino que le otorgue inefabilidad y universalidad, como una simple postura más dentro del progreso de la inteligencia humana en un contexto histórico-geográfico, antes que una Filosofía perenne a todos los tiempos y pueblos.[21]Algunos tercerposicionistas no-cristianos, en este último punto, podrían responder de que no hay necesidad de adecuar su doctrina al catolicismo, en tanto que no tienen una obligación moral debido a no asentirse tal religión de manera universal en sus pueblos (y algunos considerando irracional la búsqueda de Uniformidad religiosa o Estados confesionales), así como asumir que sería impráctico para cuando se quiera intentar realizar la tercera posición en países no-católicos, como en el mundo musulmán, acusando a los catolicistas políticos de ser Fideístas. Sin embargo, el catolicismo político respondería que la doctrina social de la iglesia por sí misma ya da garantías de ser universal a todo el género humano, no solo a sociedades católicas (puesto que no se fundamenta solo en la fe, también en la razón, y que según el razonamiento escolástico, la razón te puede llevar a los Preámbulos de fe, a través de una revelación general de la Existencia de Dios, previo a la fe cristiana, en tanto que Cristo es lo último en el orden del conocimiento, y que la iglesia reconoce lo que puede haber de santo y verdadero en pueblos de otras religiones y creencias) entonces los tercerposicionistas no defenderían al catolicismo como un fin de sus objetivos y/o por motivos de convicción, si no como un medio para lograr sus objetivos (considerados de dudosa licites) y a través de motivos utiltarios que son incompatibles con la concepción católica de la ética, y que para el católico, sería caer en la herejía del Indiferentismo religioso. Y para el posible tercerposicionista que si tuviera fe cristiano, sería entonces una obligación abandonar la etiqueta de ser seguidor de una "tercera posición" y simplemente declararse católico íntegramente y seguidor de la doctrina social católica en sí misma, puesto que la doctrina social de la iglesia, en su universalidad, no necesita de los aportes de particulares, sobre todo si implícitamente no se ajustan al Magisterio de la Iglesia (con base en las fórmulas: "no hay nada bueno y verdadero fuera de la iglesia, que no haya estado ya dentro y afirmado por la iglesia" y "Toda verdad, dígala quien la diga, proviene del Espíritu Santo") y porque se está a riesgo de convivir en un mismo conjunto de personas con principios que no necesariamente siguen a la ortodoxia, y por tanto, pudiendo estar sirviendo a males mayores en la incredulidad de convivir con opuestos, como el Fascismo o el Nazismo (en el hay consenso de que se consideran ideologías de tercera posición y están condenadas por la iglesia, estando prohibido colaborar conscientemente con ellos en un mismo conjunto político). Algunos tercerposicionistas apelarían a que no toda la tercera posición se reduce a esas ideologías anticristianas, siendo únicamente unas formas de múltiples formas que hay de la tercera posición, sin embargo, la iglesia católica, en base al Hilemorfismo aristotélico-tomista, considera que formas ideológicas corruptas no pueden ser causadas por una esencia que sea santa, ya que ni un bien puede causar algún mal, entonces, solo pueden ser causantes, de formas ideológicas corruptas, una esencia corrupta, y por tanto, la tercera posición, por su corrupción, no se ajustaría al Logos divino.
Véase también[editar]
Referencias[editar]
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- ↑ Turner, Henry Ashby Hitler's Thirty Days to Power, New York: Addison-Wesley, 1996 pages 24-29.
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