Madonna studies

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Madonna en 2015, durante la realización de su gira Rebel Heart Tour.

Estudios sobre Madonna —del inglés: Madonna Studies[1]​ (conocidos también como «estudios madónicos»,[2]«Madonna-logía»[3][4][5]​ o [MP] «Madonna Phenomenon»[6][7][8]​) es un término utilizado para referirse a un desarrollo de varios campos de estudios internacionales[6]​ desde finales de la década de 1980, con un punto álgido en los años 1990.[7][9]​ El campo relacionado con estos estudios es sobre la interpretación de la vida y obra de Madonna con un amplio enfoque interdisciplinario, como la relación de la cultura pop con los estudios de los medios de comunicación masivo en los estudios culturales.[10][2]

Descrito como un fenómeno «político-cultural» en el libro Sociology after postmodernism,[11]​ el periodista Maureen Orth comenta que «los académicos han hecho un activo comercio con la "Madonna-logía"».[3]​ El crítico literario Óscar Contardo recuerda que «el personaje de Madonna produce y pone en circulación a escalas industriales y planetaria la sensibilidad camp». La doctora en literatura comparada por la Universidad de California, Mónica Szurmuk hace hincapié que la propia artista es un «fenómeno cultural de proyección global».[2]

Aunque los estudios sobre Madonna han generado divisiones en el mundo académico y editorial, las revisiones de su trabajo han servido como un arquetipo para examinar a las mujeres en cada etapa de sus carreras.[12]​ Esto también ha provocado la desmenuzión de la semiótica de su imagen,[2]​ por lo que existe «una Madonna diferente» en cada lista teórica de académicos.[8]​ De esta forma, la intérprete se ha convertido en la artista más discutida y analizada en la historia musical.[13]​ Entretanto, la autora Pamela Robertson dijo que la cantante «ha sido el tema más consistente del debate público que prácticamente cualquier otro artista en la historia».[14]

Finalmente, los estudios sobre Madonna han dado origen a volúmenes de material académico y científico sobre el significado para el futuro del feminismo, las relaciones de género, los valores sexuales, la cultura estadounidense y el futuro en general.[15][16]​ Antes de concluir el siglo XX, tanto para los medios de comunicación, como los académicos y público en general, la artista emergió como la estrella más significativa del siglo.[8]​ El profesor Patrick Burkart recuerda que «Madonna [estaba] en toda la cultura popular, y todo lo de la cultura popular en ella».[17]

Antecedentes y desarrollo

Archivo:Madonna, Rotterdam, 26-8-1987.jpg
Madonna en Róterdam durante la realización del Who's That Girl World Tour (1987). En esta época de los años 1980s, los críticos intelectuales llamaban a su audiencia juvenil «Madonna wannabe» —que relacionaba un intenso marketingera donde reinaba también el «reaganismo», MTV y problemas sociales como el Sida; situaciones que el académico Douglas Kellner y la periodista Annalee Newitz ponen de contexto con los estudios sobre la artista.[16][2]

No hay un punto exacto sobre los orígenes de los estudios sobre Madonna; pero metafóricamente, están relacionados con el carácter interdisciplinario de los estudios culturales, que tuvieron orígenes en Inglaterra durante la mitad del siglo XX. No fue sino hasta los años de 1970 que se comenzó a analizar el impacto de las celebridades y estrellas en la sociedad.[2]​ El intelectual académico de Estados Unidos Douglas Kellner comenta en su ensayo Cultural Studies, multiculturalism, and media culture (1994), que durante la década de 1980, «Madonna irrumpía junto a MTV y la era de los videoclips... Aparece en medio del "reaganismo" y encarna los ethos materialista y orientado al consumidor de los [años] 80. Es el momento en que las imágenes proliferan dramáticamente asociadas a MTV, la fiebre de la moda y al intenso marketing». Concluye que «ese mundo de Reagan, sellos musicales fuertes y MTV como la gran novedad ya no existe. Pero Madonna sí».[2]​ La periodista sobre ciencia, futuro y tecnología, Annalee Newitz concluyó que «esa década se convirtió en un lugar común para los comentaristas de los medios que opinaban sobre la continuidad inquietante del poder de dos industrias, encima de ciudadanos estadounidenses y mundiales, así como la crisis del Sida en la comunidad homosexual». Newitz dijo que «el mercado de Madonna entre los críticos culturales intelectuales es, obviamente, más pequeño, pero importante[...] autores han representado a la cantante ante sus audiencias académicas como un momento en el que la cultura popular imita teorías críticas de la historia, el conocimiento y la identidad humana».[16]​ Irene G. Rubio del periódico Diagonal notó que la artista «apoyaba las reivindicaciones de los colectivos homosexuales y la lucha contra el Sida en una época en que pesaba todavía el estigma sobre la enfermedad». Dijo que el idilio provocó «ríos de tinta de escritos académicos sobre la relación entre música, cultura popular y feminismo, hasta el punto de generar la corriente llamada Madonna Studies».[18]

El psicólogo estadounidense, John Fiske explica que «todos los estudios culturales se centran básicamente en hallar un significado escondido dentro de un aspecto social —por ejemplo, un vídeo de Madonna—, de tal manera que se necesita realizar un análisis más exhaustivo para brindar un contexto adecuado» —en este caso, sobre la obra de la cantante—.[19]​ El profesor universitario Dennis Hall en el libro American Icons (2006) señala que «durante la mayor parte del siglo XX, los estudiosos americanos suscribieron a la idea de un objetivo y canon universal, un sistema de evaluación estética que ocupa el arte jerárquicamente de alta vanguardia al arte de la cultura de masas comercial degradado». En pocas palabras, Hall concluye que la «"pastiche" de Madonna en las referencias de la cultura pop, llevaron a los académicos a aplicar las mismas lecturas textuales».[7]​ Luis Cárcamo-Huechante académico de literatura en la Universidad de Harvard sitúa como antecedente de los «estudios madónicos», la idea de los años 1960 por Susan Sontag denominada camp que «aludía la fascinación por el artificio y la exageración».[2]​ Gracias a la cultura de masas por los medios de comunicación, el personaje de Madonna «producía y ponía en circulación a escalas industriales y planetaria la sensibilidad camp, descrita por Sontag» según el crítico literario, Óscar Contardo. El autor de referencia también añade que «los ensayos y publicaciones académicas, se multiplicaron, desmenuzando la semiótica de su imagen, de su música, de su puesta en escena, de sus vínculos mediáticos, sus mensajes implícitos y explícitos».[2]​ De este punto, Hall dijo que «el hecho de que no es solo su trabajo, sino su persona ha dado lugar a múltiples interpretaciones a las contribuciones de los estudios sobre Madonna».[7]

Cathy Schwichtenberg justificó su ensayo La conexión de Madonna (The Madonna Conexion en inglés) al considerar a la artista como un «barómetro de la cultura». Es así como Jon Pareles del periódico The New York Times al igual que otros autores notaron que el personaje de Madonna en la cultura popular «sirvía como vehículo para abrir temas de sexualidad, de la raza, homosexualidad, de la energía y el deseo».[20]​ Los científicos sociales y psicólogos en el libro Encyclopedia of Women in Today's World lo determinan de esta manera: «la influencia cultural de Madonna ha sido profunda y penetrante, como sus múltiples transformaciones y sus controversias han atraído la atención de numerosos estudios que abarcan una gran variedad de campos, a saber, la teoría feminista y queer, estudios culturales, de cine, y estudios sobre medios de comunicación».[21]

En líneas generales, Madonna representa para los autores intelectuales y académicos, «un campo fértil de artefactos audiovisuales para muchos investigadores de la cultura de masas».[2]​ Algo que para Belén González Morales de la Universidad Autónoma de Barcelona es la «disección infinita de Madonna; como un cuerpo paradigmático de la era global que emana una enorme cantidad de significados... [la artista] se ha convertido en un artefacto cultural».[22]

Análisis

«Madonna es ahora una parte de la historia— Ella está prácticamente garantizando un lugar en los futuros planes de estudios universitarios en las academias donde el "multiculturalismo" o "estudios de género" se han convertido en algo tradicional. Creo que es importante tener esto en cuenta cuando "hacemos Madonna"».
——Annalee Newitz, periodista sobre la ciencia, tecnología y el futuro hablando de los textos que se han hecho sobre Madonna.[16]

En una perspectiva general, los académicos universitarios y demás autores intelectuales han hecho análisis de la vida y obra de Madonna en un contexto amplio, incluyendo las inclinaciones sexuales, el feminismo, posmodernidad, los valores del género y raza, además de algunas subculturas, la cultura popular y los medios de comunicación masivos desde sus diferentes puntos de vista.[16][21][23][24][25][26]​ El psicólogo John Fiske comenta sobre este punto: «Madonna está abierta para ser leída de diferentes maneras, desde diferentes puntos de vista».[27]​ José Yunis de El Tiempo en Colombia explica que existe «una Madonna diferente» en cada lista teórica de académicos.[8]​ Como ejemplos está la «Madonna Lacaniana» que describe Marjorie Garber, sobre «la tendencia de la cantante de apretar la bragueta como un hombre mientras canta simboliza la tríada "Lacaniana" de tener, ser y parecer». La «Madonna Foucaultiana» que Charles Wells asegura que «la artista con sus vídeos está instruyéndonos con un olfato "Foucaultiano" en el fin de la mujer»; Cathy Schwichtenberg describe la «figuración de la intérprete contra el telón de fondo de la teoría "Braudillardiana"». También está la «Madonna Marxista» de Melanie Morton, quien expresa que «la artista sencillamente destruye las construcciones capitalistas y rechaza el corazón de los epistemes burgueses». La «Madonna Freudiana» de Cindy Patton que relaciona el hecho «de que los miembros voluptuosos de la tropa masculina de danza de la artista aparecen a menudo en el escenario en medio del vapor pulverizado y gimiendo cuando ultrajan con masajes las fajas postizas con intensidad masturbatoria».[8]​ Pau Pitarch sugiere que «en otros términos, se convierte en un emblema queer, por la relectura que hace de sí misma como receptora previa de su significado. En ese sentido, la performatividad no sólo es externa, respecto a otro, sino que se refiere al otro inserto en el yo, ése donde se trasciende de la leyenda y nace el mito propio, "la Madonna hipersexual"».[28]​ Reena Mistry en el artículo que hizo en enero de 2000, Madonna and Gender Trouble dijo que «es evidente que, con vistas al significado previsto del trabajo de la artista es un obstáculo, más fundamentalmente problemático».[29]

La psicológa Susan Fiske mencionó que «los estudios culturales sobre Madonna solo analizan sus textos y la forma en la que su audiencia utiliza el material para relacionarse con la construcción social que es Madonna».[30]​ Es ahí, donde los profesores en el libro The SAGE Handbook of Popular Music (2015) apuntaron que «los estudios sobre Madonna tuvieron una variedad de formas; y no precisamente en los estudios culturales, sino que en la mayor parte de este trabajo subyace la noción de cualquier comprensión adecuada de la importancia cultural de Madonna, requeridos por los académicos sobre cómo y por qué ella importa mucho para sus fanes».[1]​ Según Mistry, «un obstáculo fundamental para el potencial subversivo del trabajo de Madonna es que su audiencia no puede leerlo en la forma en que se pretende».[29]​ Así, por ejemplo los escolares Brown & Schulze encontraron mucha variación en la forma en que los estudiantes interpretan los vídeos de «Papa Don't Preach» y «Open Your Heart»; por ejemplo, la pornografía en «Open Your Heart» llevó a Madonna a ser percibida por algunos como «un objeto clásico del deseo masculino» en vez de demostrar «un escape de una construcción patriarcal de la mujer».[31]​ En un sentido más amplio Pau Pitarch en Pasen y vean: estudios culturales lo determina de esta manera:

Las sucesivas máscaras que adopta este cuerpo fluyente y transitorio convierten a Madonna en un sujeto de múltiples representaciones y exponen, como sostiene Foucault, lo que la historia en realidad muestra: que no hay una identidad estable, pues el yo que queda en la máscara es también el yo ficticio que quiere ser, que cree que debe de ser, que no quiere ser. En definitiva, la máscara enseña tanto como oculta.[28]

La autora Ann Kaplans redactó en 1993, un ensayo llamado Madonna Politics: Perversion, Repression or Subversion, las tres posturas dominantes sobre la que se construye el «Madonna Phenomenon», donde la sitúa dentro de una discusión más amplia de la teoría psicoanalítica.[6]​ Reena Mistry dijo que «Madonna puede ser vista como la encarnación virtual de los argumentos de Judith Butler en Gender Trouble» (1990, 1999) —una analista feminista postmoderna— «ya que adopta en su voluntad identidades donde se "contradice" a sí misma como una mujer heterosexual; es la idea de Butler, de la capacidad para una construcción variable de la identidad».[29]Beverley Skeggs, académica inglesa dijo en su obra Deconstructing Madonna (1993), que «una forma de pastiche posmoderno es reconocible en "Justify My Love" en donde Madonna, toma prestado de la subcultura gay, S&M, características de Monroe y James Dean».[32]

Obras referenciales

La Universidad de Oviedo en España, impartió recientemente (sep-dic 2015) un curso sobre Madonna; la primera estrella femenina en ser estudiada en esta universidad al ser «la única mujer que lleva una carrera en el mundo de la música tan larga y exitosa a nivel masivo».[33]

De los estudios sobre Madonna, existen gran cantidad de obras referenciales, publicadas especialmente en revistas académicas y convenciones, así como tesis, ensayos y manuscritos además de los cursos directos en muchas universidades del mundo.[34][16]​ Uno de los autores es el académico intelectual de Francia, Georges Claude-Guilbert quien escribió en el libro Madonna as Postmodern Myth (2002) sobre Princeton, Harvard, UCLA, la Universidad de Colorado y Rutgers fueron de las primeras en proponer cursos sobre Madonna.[35]​ La universidad de artes liberales, 7 hermanas en los Estados Unidos imparten cursos que examinan la influencia de la artista en la cultura.[36]​ También se encuentra la universidad Bowling Green State, en donde Mathew Donahue, uno de los 12 miembros de la facultad del programa de estudios de la cultura pop de la universidad da conferencias sobre la cantante.[37]

Annalee Newitz, autora sobre ciencia, tecnología y futuro, comentó que «[autores] han manifestado a Madonna ante sus audiencias académicas como un momento en el que la cultura popular imita teorías críticas de la historia, el conocimiento y la identidad humana». Es así que para las comunidades universitarias, el aval académico de este tipo ha llevado a la inclusión de Madonna como texto en el aula de la universidad contemporánea. La artista ocupa un lugar definido en el plan de estudios de culturas post-occidentales en las universidades de todo el mundo».[16]​ En 1997, la Universidad de Ámsterdam de los Países Bajos creó la disciplina académica optativa Madonna: The Music and the Phenomenon (en español: Madonna: la música y el fenómeno), dentro del departamento de musicología.[35]​ En armonía con el sistema normal de estudios universitarios del país, los estudiantes tendrían que demostrar los conocimientos adquiridos en un examen final, y aprenderse como libro de texto obligatorio La conexión de Madonna (en inglés: The Madonna Conexion).[38]​ En 1993, se hizo una conferencia en la Universidad de California en Santa Barbara, que tuvo como título Madonna: Feminist Icon or Material Girl? La conferencia se centró en la dualidad de Madonna, vista como ícono femenino y a su vez, como la «chica material» y se dedujo que no era sencillo decidir cuál de las dos se le aplicaba. Algunos feministas presentes abandonaron el lugar diciendo que no habían logrado formarse una opinión.[39]

En 2015, la Universidad de Oviedo en España inició un aula de extensión universitaria gratuita bajo el título de Who's that girl? Madonna y la cultura pop contemporánea, con un total de 10 sesiones y un formato de conferencia-mesa redonda, acompañadas con audiciones de canciones y visionado de vídeos de la cantante.[40][41][33]​ Aunque la universidad ya había realizado estudios sobre David Bowie o Bruce Springsteen, con Madonna representó la primera vez un estudio sobre una artista femenina, ya que «es la única mujer que lleva una carrera en el mundo de la música tan larga y exitosa a nivel masivo», y eso se debe a «lo difícil que era para las mujeres triunfar en esa época».[33]​ El curso, que tiene entre los objetivos «desmontar los prejuicios que existen sobre Madonna», así como enseñar a través de la artista, historia que ha definido la cultura pop como la industria musical, los videoclip, la moda, publicidad, música, sexualidad, el cine y los macroeventos. En resumen, se enseñará sobre Madonna como una figura poliédrica en sus múltiples roles, desde transgresora sexual, creadora de tendencias, mujer de negocios, diva musical, icono gay, esposa y madre entre otros. Los bloques temáticos por orden son: «De los "Madonna Studies" a la prensa rosa», «La máquina de hacer dinero: creatividad y negocio», «Te quiero-te odio: la relación del público homosexual con Madonna», «On Tour: el espectáculo», «Madonna audiovisual: los videoclips y el cine», «What if feels like for a girl: Madonna y las otras mujeres», «Bedtime Stories: las narrativas sexuales en torno a Madonna» y «Live to tell: re/inventando a Madonna».[40]

Durante el segundo ciclo de la conferencia en Oviedo, la musicóloga y doctorada en los estudios de la mujer, Laura Viñuela dijo a lo largo del bloque «Madonna audiovisual: los videoclips y el cine» que «la historia de Madonna y su evolución también es comparable y puede ser de utilidad para analizar el desarrollo histórico de los Estados Unidos», así que es idónea para hacer un estudio a la historia de la cultura pop, porque tiene «una carrera muy larga en la que siempre estuvo en primera línea de la escena musical y marcando tendencias».[33]

En cuanto a libros y ensayos se refiere, se encuentra el compendio La conexión de Madonna, cuya autora Cathy Schwichtenberg lidera «la anotación característica de la erudición universitaria sobre Madonna: pensando con el deseo y especula acerca de la utopía sexual». Así demuestra la utilidad de la artista como un caso paradigmático para adelantar ulteriores desarrollos en la teoría cultural.[8][42][43]​ En el libro del 2004, Madonna's Drowned Worlds: New Approaches to Her Cultural Transformations los autores exploran los temas de género, sexualidad y etnia a través de canciones, vídeos y espectáculos de Madonna, en un enfoque académico.[44]​ Otro notable artículo ha sido Feminist Assessment of Emancipatory Potential and Madonna's Contradictory Gender Practices de 1996 que figura en la revista científica Quarterly Journal of Speech en su edición mayo de 1996 (vol. 82). Es obra de D Lynn O'Brien Hallstein para el Departamento de Educación de los Estados Unidos donde se señala en varias páginas que Madonna ha sido su juego contradictorio con el rol de género.[45]

Crítica

Madonna durante el año 1990 en la realización del Blond Ambition World Tour.

Durante su punto álgido en la década de 1990, los «estudios madónicos» dividieron el mundo académico y editorial. En 1991, la firma Knight Ridder publicó un artículo sobre la cuestión titulado Madonna even controversial for scholars, que citaba comentarios de varios profesores y otras personalidades importantes de la época.[46]​ El autor Charles Sykes señaló que «no hay tema demasiado ridículo para ser objeto de investigación en el mundo académico».[34]​ Elizabeth Tippens de la revista Rolling Stone mencionó que «naturalmente, Madonna está en el centro del debate entre la alta cultura y la popular. Los que enseñan de ella a menudo son llamados para defender su lugar en sus planes de estudio».[47]​ En agosto de 2000, la BBC publicó un artículo en donde Chris Woodhead, jefe inspector de las escuelas en Inglaterra, situaba los estudios sobre Madonna como uno de los cursos que añaden poco o nada a las perspectivas de empleos a los estudiantes.[48]Georges Claude-Guilbert en su libro Madonna As Postmodern Myth (2002) escribió: «es un poco excesivo implicar que la admiración que los académicos sienten por la cantante es el resultado de una hostilidad en común hacia la censura».[49]

Por el contexto de los Estados Unidos, el novelista escocés Andrew O'Hagan dijo que «Madonna es como un oponente heroico del autoritarismo cultural y política del establishment estadounidense».[49]​ El comentador social, Roger Kimball sintió que «la presencia de Madonna en las aulas, iba a defraudar a los estudiantes de artes liberales».[47]​ Según Barbara Stewart de Orlando Sentinel en el extranjero para muchos «era una burla oír hablar de los estudios sobre Madonna». En cambio, «otros se indignaban (sic): "así que esto es lo que sucede en las universidades estatales"». Continuó diciendo que «este tema de estudio no sentó bien a algunos estudiosos de la educación superior».[34]​ Un artículo del The New Yorker en 1993, mencionó: «camp está muerto ... el disparo de género no puede ser más subversiva porque Madonna ha abierto todos los armarios, convirtiendo la desviación en un parque temático».[50]

La autora Pamela Robertson en el libro Guilty Pleasures: Feminist Camp from Mae West to Madonna preguntó: «¿Es Madonna una "fuckdoll glamour" o la reina de la crítica paródica»?.[50]​ En palabras de Reena Mistry en su artículo Madonna and Gender Trouble (enero de 2000), esto se debe a que «se la puede ver en contradicción con el objetivo de la política subversiva, a pesar de su apoyo público de los derechos de los homosexuales, su trabajo de caridad con el sida y sus "coqueteos" con el lesbianismo».[51][29]

Uno de sus defensores es Theodore Clevenger, decano del Departamento de Comunicación de la Universidad Estatal de Florida, que reflexionó:

Este tipo de investigación es de rutina. Desde el punto de vista académico, no parece extraño para mí. Piense en ello de esta manera: si eres un marciano tratando de averiguar lo que está pasando en la Tierra, Madonna es un punto en el planeta.[34]

Lynne Layton de la Universidad de Harvard dijo que «enseñar a los estudiantes a leer la cultura popular críticamente es tan importante como enseñarles a leer el gran arte de Madonna que se dedica a romper las jerarquías de raza, clase y género».[47]​ Al respecto, Elizabeth Tippens de la revista Rolling Stone explica que «habrá quienes una sopa siempre será sólo una lata de sopa y un fenómeno emergente sólo una chica del medio oeste en un bustier. Pero para aquellos que buscan un cierto grado de significado "con su Madonna", aquí este es un curso de estudio».[47]​ Robert Walser autor del libro Running With the Devil: Power, Gender and Madness in Heavy Metal Music menciona que «cuando los estudiantes se muestran escépticos ante Madonna» él se refirió que «no han pensado en ella de otra manera. Porque han sido entrenados para no imaginar que podría haber algo importante que suceda en la cultura popular, sobre todo en una producida por las mujeres».[47]

Legado

Según José Yunis del periódico colombiano El Tiempo, «el crecimiento meteórico del "MP" refleja los cambios que están sucediendo en la percepción del arte popular, no solo entre los académicos, sino entre la corriente de los críticos de arte pop en general». El mismo autor señala que «los estudios sobre Madonna representan el último acto de imperialismo cultural».[8]​ Otros autores comentan que los «estudios madónicos» han revolucionado a la crítica.[52]​ Emma Brockes de The Guardian dijo que los estudios sobre Madonna fungieron como pioneros en los estudios culturales.[53]​ El universitario Dennis Hall en el libro American Icons (2006) también recuerda que «aceleró el desarrollo de los estudios culturales estadounidenses».[7]​ Los profesores en el libro The SAGE Handbook of Popular Music (2015) escribieron que «en su mejor momento, los estudios sobre Madonna ofrecieron una muy necesaria correctiva en los modelos simplistas sobre cómo funcionan los medios y la cultura». También mencionaron que «esta beca no estaba interesada en lo que supuestamente Madonna (o su música) hiceron a sus fanes, ya que se centró en lo que sus fanes hicieron con su música, vídeos y estilo y como estas prácticas culturales los apoderaron».[1]

Aunque los estudios sobre Madonna han generado divisiones en el mundo académico-editorial y provocado la demenuzión de la semiótica de su imagen,[2]​ lo que hace que exista «una Madonna diferente» en cada lista teórica de académicos;[8]​ ha servido como preámbulo a que las revisiones de su trabajo sean un arquetipo para examinar a las mujeres en cada etapa de sus carreras.[12]​ Después de esto, Madonna se ha convertido en la artista más discutida y analizada de la historia humana.[13]​ Kim Taylor Bennett de la revista Vice comenta que la intérprete «ha sido estudiada hasta la saciedad».[54]​ La experiencia de la cantante y escritora estadounidense Alina Simone al redactar el libro Madonnaland en 2016, fue que en los estudios sobre la artista «no hay escasez de material, sino un exceso abrumador».[55]

La autora Pamela Robertson dijo que «la cantante ha sido el tema más consistente del debate público que prácticamente cualquier otro artista en la historia».[14]​ Glenn Ward en el libro Discover Postmodernism: Flash dijo: «Madonna de todas las super estrellas que habitan la cultura popular, ha atraído un volumen de interés crítico casi igual al volumen de las grabaciones, vídeos y otros materiales que vende».[56]​ Además, estos estudios han dado origen a volúmenes de material académico y científico sobre el significado para el futuro del feminismo, las relaciones de género, los valores sexuales, la cultura estadounidense y el futuro en general.[15][16]

Los científicos sociales y psicólogos en el libro Encyclopedia of Women in Today's World escribieron que estos estudios críticos sobre ella la revelan como un símbolo, una imagen y una marca.[21]​ Antes de concluir el siglo XX, tanto para los medios de comunicación, como los académicos y público en general, Madonna emergió como la estrella más significativa del siglo.[8]​ El profesor Patrick Burkart recuerda que «Madonna [estaba] en toda la cultura popular, y todo lo de la cultura popular en ella».[17]​ Estos estudios han terminado siendo un activo comercio para los académicos, como comenta el periodista Maureen Orth.[3]​ El profesor Hall, describió a este fenómeno como una «industria artesanal de escritura académica».[7]​ La propia Madonna expresó sobre los estudios que han realizado entorno a ella:

Me río. Es divertido. Es halagador para mí que la gente se tome el tiempo de analizarme y que yo esté tan infiltrada en sus psique, al punto que tengan que intelectualizarme. De cualquier modo, prefiero estar en sus mentes que no estarlo.[2][20]

Véase también

Referencias

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Complementaria (externa)

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