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Revisión del 01:55 24 sep 2009

Economía de Argentina

Vista del barrio porteño de Retiro. En Buenos Aires tienen su sede central la mayoría de las empresas más grandes del pais.
Moneda peso argentino (ARS)=100 centavos
Año fiscal Año calendario
Banco central Banco Central de la República Argentina
Organizaciones OMC, UNASUR y Mercosur
Mercado de valores Bolsa de Comercio de Buenos Aires
Estadísticas
PIB (nominal) $1.032.758 millones equivalentes a U$S 326.867 millones (2008) (Fuente: INDEC)[1]
PIB (PPA) U$S 572.860 (2008) (Fuente: FMI) (23º.º)
Variación del PIB +6,8% (2008) - (Fuente: INDEC)[1]
PIB per cápita (nominal)

U$S 8.224 (Nominal - 2008) (Fuente: B.C.R.A)[1]

U$S 14.413 (PPA -2008) (Fuente: FMI)
PIB por sectores agricultura (10,6%) industria (35,9%) servicios (53,5%) (2005 est.)
Tasa de cambio 3,16 pesos=1 dólar (prom. 2008 - Fuente: B.C.R.A)[1]
Inflación (IPC) 7,2% (2008)(Fuente: INDEC)
IDH 0,860 (alto) (2006)
Población bajo la línea de pobreza 13,9% (2º semestre 2009) (Fuente: INDEC) [10]
Coef. de Gini 0,49 (1º trimestre 2007) (Fuente: INDEC)[2]
Fuerza Laboral 16 millones de personas (4º trimestre 2007) [11]
Desempleo 8,8% (2do. Trimestre 2009) (Fuente: INDEC)[3]
Industrias principales alimenticia, automotor, bienes de uso, textil, química y petroquímica, editorial, metalurgia, siderurgia
Comercio
Exportaciones U$S 70.589 millones (2008) [12]
Productos exportados

Origen Agroindustrial 35% Origen Industrial 31% Productos Primarios 22%

Combustibles y Energía 12% (2008)
Destino de exportaciones Usuario:Dove/Flagicon2 19%
Usuario:Dove/Flagicon2 17%
Usuario:Dove/Flagicon2 15%
Usuario:Dove/Flagicon2 11%
Otros 38% (2005) [13]
Importaciones U$S 57.413 millones (2008)
Origen de importaciones Usuario:Dove/Flagicon2 24,5%
Usuario:Dove/Flagicon2 21,5%
Usuario:Dove/Flagicon2 6,8%
Usuario:Dove/Flagicon2 4,3%
Usuario:Dove/Flagicon2 4,2%
Finanzas Públicas
Deuda externa (pública y privada) U$S 123.000 millones aprox (47,6% del PBI Nominal) (2007 - Fuente: INDEC)[1]​. Existen adicionalmente unos U$S 20.000 millones en default.[4]
Deuda externa privada U$S 50.535 millones (1er. Trimestre 2007) [14]
Deuda externa pública U$S 55.600 millones (1er. Trimestre 2006)[5]
Reservas internacionales U$S 47.000 millones (22 de enero de 2009) [15]
Ayuda económica U$S 0
Salvo que se indique lo contrario, los valores están expresados en dólares estadounidenses

La economía de Argentina se beneficia de enormes recursos naturales, una población sumamente alfabetizada, un sector orientado a la exportación agrícola y una base industrial diversificada. Sin embargo, sus resultados económicos han sido muy desiguales a lo largo de la historia. A principios del siglo XX era uno de los países con mejores perspectivas del mundo, pero a lo largo de los años ha atravesado diversas adversidades y crisis que influyeron negativamente en la economía del país. Sin embargo, en la actualidad, la República Argentina es considerada como una de las principales potencias emergentes, al igual que otros países como Brasil, China o India.

Composición

Sector agrícola y ganadero

Porcentaje de hectáreas dedicadas a cada cultivo (granos) en Argentina. Se puede ver como la soja (en verde) aumenta sostenidamente su presencia, mientras que todo el resto disminuye.

La producción de alimentos agropecuarios es, tradicionalmente, uno de los puntales de la economía argentina, principalmente la producción de granos (cereales y oleaginosas), que juntos constituyen la primera exportación del país. En particular la cadena de la soja en conjunto (porotos, semillas, aceite, pellets, harina y biodiésel) es, junto a la cadena del petróleo, la base de la actividad exportadora.

Por su parte la ganadería bovina, que aporta la materia prima para la industria de la carne, es un sector de gran importancia, con alrededor de 55-60 millones de cabezas, aunque en los últimos años, los cultivos de soja la han ido desplazando a tierras de menor valor. La carne vacuna es el principal componente de la dieta de la población.

Adicionalmente resulta de cierta importancia la producción de frutas y hortalizas, que contribuye con un 3% de las exportaciones y tiene importantes centros de producción en los valles patagónicos dedicados a la manzana y la pera, en la región noroeste productora de azúcar, cítricos y tabaco, en esta región está comenzando a destacarse la ganadería, sector que fue desplazado de la pampa húmeda por la imposición de la soja y otros comoditis, en la Mesopotamia productora también de cítricos y en Cuyo, donde a su vez se destaca una considerable producción agroindustrial del olivo, la uva y sobre todo de vino siendo el primer productor de vinos de América Latina y el quinto productor del mundo con 16 millones de hectolitros por año.[6]

Petróleo, minería, bosques y pesca

Archivo:ElGorosito.jpg
El petróleo era la segunda exportación argentina. Monumento al obrero petrolero, en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz.

El segundo producto de exportación argentino era el petróleo, el gas natural y los productos petroquímicos, responsables de un 20% del total. Los principales yacimientos se encuentran en la Patagonia, Cuyo y el Noroeste; la provincia del Neuquén concentra cerca de la mitad de toda la producción de hidrocarburos. Una red de oleoductos y gasoductos transporta los productos a Bahía Blanca, donde se encuentra el principal polo petroquímico y a la conurbación industrial que se extiende entre Rosario y La Plata y que tiene como núcleo principal el Gran Buenos Aires.

Históricamente la minería argentina ha sido escasa, pero la misma se ha activado en la última década, fundamentalmente sobre minerales metalíferos: oro, plata, zinc, manganeso, uranio, cobre, y azufre. Los recursos mineros se concentran en las provincias cordilleranas a lo largo de 4.500 km. Las exportaciones argentinas de minerales pasaron de 200 millones de dólares en 1996 a 1.200 millones en 2004, algo más del 3% del total.[7]

El Mar Argentino está ubicado sobre una extensa plataforma submarina, muy rica en recursos pesqueros, que alcanza un ancho de 550 km a los 52º de latitud Sur y 1.890.000 km². Sin embargo la pesca ha sido una producción marginal, y debido a la crisis poblacional de la merluza, provocada por la excesiva pesca durante los 1990, principal producto pesquero argentino, la participación del sector en las exportaciones totales se ha reducido de un 3% a un 2%.

En sentido contrario, la producción forestal y maderera, principalmente pinos y eucaliptos, se ha venido expandiendo, con centro en las provincias mesopotámicas, superando el 2% del total exportado.

Industria manufacturera y construcción

La industria manufacturera argentina es el sector que más valor aporta al PIB, con un 23% del total (2005). El sector industrial manufacturero también es uno de los sectores principales de generación de empleo (junto con el comercio y el sector público), con 12% según el Censo de 2001, aunque es probable que actualmente ese porcentaje haya aumentado y la industria sea el mayor generador de empleo directo del país. Por su parte la industria de la construcción aporta el 5% del PIB (2005) y ha sido la principal impulsora de la recuperación del empleo después de 2002.y 2003

A partir de 2003 la industria ha tenido un proceso de revitalización competitiva, movido principalmente por la política económica de dólar alto. Aunque la actividad industrial está mayormente orientada a sustituir importaciones, la industria de los automotores aporta el 7% de las exportaciones, mientras que el sector siderúrgico aporta el 3% del total. Otros sectores industriales importantes son el textil y calzado, alimentario, químico, papelero, maderero y cementero. En el caso particular del sector industrial alimentario, en los últimos años se han desarrollado, en muchas provincias, economías de tipo agroindustrial, mediante la creación de industrias de procesado y envasado, sobre todo de productos frutícolas, hortícolas, lácteos, vitivinícolas y cárnicos.

El Gran Buenos Aires es aún el área industrial más importante del país, donde se concentra la mayor parte de la actividad fabril de la Argentina. Otros centros industriales importantes existen en Córdoba, Rosario, Tucumán y Mendoza, San Luis y Tierra del Fuego, muchos de ellos fomentados para descentralizar la industria.

Históricamente el país tuvo importantes sectores industriales como la industria naval relacionada con la Flota Mercante de Argentina,[8]​ que se redujeron considerablemente a partir de la década de 1990 a raíz del proceso de privatizaciones[9]​ y que en la actualidad se están recuperando[9]​.

Historia

Época colonial (1580-1810)

Monumento a Juan de Garay en Buenos Aires.

La represión de los indígenas de los valles calchaquíes, la entrega en mita de muchos de ellos para trabajar en las minas del Potosí, el proceso de mestizaje, y sobre todo el colapso demográfico de la población indígena, hicieron que las encomiendas que alguna vez florecieran en el Tucumán fueran menguando. En la segunda mitad del siglo XVI, tanto el Alto Perú y el Tucumán, como el Paraguay exigían la creación de un puerto en el Atlántico sur para poder establecer lazos de comercio más cercanos con España y a la vez disminuir su aislamiento. Es por estos motivos, y por la amenaza de incursiones extranjeras en el Río de la Plata que la Corona española autoriza la segunda fundación de Buenos Aires.

En el Río de la Plata, la colonización se había concentrado en el Paraguay, donde los guaraníes eran numerosos y sedentarios, pasibles de ser encomendados. En 1573 el gobernador Juan de Garay marchó a repoblar Buenos Aires. En el camino, Garay decidió fundar en el lugar una ciudad intermedia: Santa Fe de la Vera Cruz. La tarea de Garay se completó en 1580, cuando fundó la ciudad de Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, que con el tiempo sería conocida como Ciudad de Buenos Aires, como parte del Virreynato del Perú.

Durante el último tercio del siglo XVI, gracias a la introducción de la técnica de la amalgama con mercurio, la producción de plata se había duplicado, como así también la mortalidad de los indígenas.[10]​ El llamado "Valle Imperial", llegó a tener una población de 160.000 habitantes y se convirtió en el principal mercado de consumo de Hispanoamérica.[11]​ En este contexto, Buenos Aires se convierte en la entrada y salida natural de los productos altoperuanos y del Paraguay. Por un lado entran insumos y miles de esclavos negros para reemplazar a la menguante población indígena y por otro lado sale la plata producida en el cerro de Potosí.

Sin embargo, la corona española había decidido que toda la producción de plata producida en el Alto Perú, debía salir a España vía el puerto de Lima y desembarcar en Sevilla. Debido a la salida no autorizada de metales preciosos por el puerto de Buenos Aires, en 1594 la corona prohíbe el comercio con este puerto, con algunas excepciones para evitar el desabastecimiento de la población: la autorización de fletar dos embarcaciones anuales con productos de la zona (cueros, principalmente). Esta situación lleva como única solución al contrabando, que pasa a ser la actividad económica más rentable de la Buenos Aires colonial.

Durante la era colonial la economía del Tucumán y Cuyo estaba dedicada a la producción de insumos y bienes de consumo para los mercados del Alto y Bajo Perú, Buenos Aires y Paraguay. Así, vinos y aguardiente de Cuyo, mulas de Córdoba, tejidos de Salta y Tucumán, carretas de Córdoba y Tucumán, etc., se producían bajo el amparo del proteccionismo español.

En la región pampeana, la principal actividad económica era la ganadera. El origen de la explotación ganadera en las pampas, se remonta a 1536 cuando Pedro de Mendoza intridujo los primeros equinos y a 1580 cuando Garay introduce entre 300 y 500 vacunos.[12]​ Para el año 1608 si bien el ganado vacuno aun es escaso en Buenos Aires, se menciona oficialmente la existencia de un numeroso plantel de ganado cimarrón que se fue multiplicando en libertad en los campos cercanos.

En 1609 el Cabildo de Buenos Aires acordó la matriculación de todas las personas interesadas en participar en la caza y matanza del ganado vacuno cimarrón, expediciones que oficialmente fueron denominadas "Vaquerías". Las vaquerías tenían por objeto la explotación del ganado vacuno para obtener principalmente su cuero, desechándose muchas veces la carne. Esta etapa duró aproximadamente hasta mediados del Siglo XVIII.[13]

Cuando el ganado cimarrón comenzó a disminuir su número, fue necesario internarse cada vez más en territorio bonaerense, agudizándose la pelea con el indio y aumentando los costos y riesgos de estas operaciones. En ese entonces comienza el momento de las estancias y del ganado marcado, y de una mayor utilización del animal: nacieron entonces las fábricas de cebo y los saladeros. Un importante papel en el nacimiento de las estancias la tuvo la "Ley de Tierras" de 1754 en la medida que la acción de vaquear, sirvió como antecedente para aspirar a la propiedad, contribuyendo así a la distribución latifundista de la tierra.[14]

La fundación de la Colonia del Sacramento por los portugueses justo enfrente de Buenos Aires en 1680, vino a reafirmar el crecimiento del contrabando. La pelea entre España y Portugal por el Río de la Plata continuó en 1724, cuando el gobernador español Bruno Mauricio de Zavala funda la ciudad de Montevideo para evitar la toma de esa bahía por un contingente proveniente de Brasil.

Es en 1776 que España entiende que debe actuar para echar a los portugueses del Río de la Plata, cuando decide la creación del Virreinato del Río de la Plata, que abarcaba lo que hoy es Argentina, Uruguay y Paraguay, así como gran parte de la actual Bolivia.

Con la sanción del Reglamento de Comercio Libre de 1778 bajo los Borbones, la actitud de la corona comenzó a variar, buscando proteger los intereses comerciales de los productores peninsulares en los mercados cautivos coloniales. El comercio libre tuvo consecuencias desastrosas para la economía del interior del virreynato, de la que solo algunos sectores, como el aguardiente, las carretas y artículos de montura y transporte, y los tejidos de lana, pudieron sobrevivir.

En Buenos Aires, la sanción del Reglamento de Comercio Libre y el "Auto de Internación" de 1777 provoca un verdadero "Boom" exportador, pasándose de 150.000 cueros al año en 1778 a 800.000 en 1801.[15]​ Desde el punto de vista político, la instalación de la aduana en 1779, del Consulado de Comercio en 1794 y el establecimiento del Sistema de Intendencias en 1782, consolidaron el papel hegemónico de Buenos Aires y el debilitamiento del poder de Lima.

Establecimiento del Estado Nacional (1810-1880)

La revolución de mayo de 1810 desató una ola de cambios, al separarse el Alto Perú del Virreynato, se privó al Río de la Plata de su principal mercado consumidor y de la región productora de metales preciosos. Las economías del interior quedaron aisladas y sus sectores mercantiles dejaron de cumplir el rol vinculante entre Buenos Aires y el Alto Perú, iniciándose un proceso de migración interna y despoblación del noroeste que no habría de detenerse en adelante. El proceso revolucionario no pudo contener las tensiones que el poder borbónico había mantenido oculto. Durante muchos años, las provincias del interior habían tolerado el centralismo de Buenos Aires sustentado en la legitimidad del Rey, pero ahora, su desaparición eliminaba todas las razones para que ese malestar no saliera a la luz.

Desde el punto de vista económico, Córdoba había estado más ligada por su comercio al Alto Perú y a Cuyo que a Buenos Aires. Cuyo, a su vez, estaba más cerca de Santiago de Chile que de la capital y en general todas las provincias del norte dependían desde todo punto de vista al Alto Perú. Asimismo, la mayoría de ellas no compartían la política oficial adoptada desde un principio del libre comercio, ya que esto perjudicaba sus economías internas.

Una vez declarada la Independencia en 1816, la situación económica de la Argentina era muy débil. El país casi no tenía industrias y por lo tanto, se comenzó a depender cada vez más de quien sería el principal comprador y vendedor de la Argentina: el Reino Unido.

Juan Manuel de Rosas

En este contexto, la clase terrateniente bonaerense comienza a presionar por expandir la frontera con el objeto de aumentar el stock de tierra y compensar las pérdidas sufridas por las guerras y la separación del Alto Perú. Así en 1820 se realiza una expedición que lleva las fronteras a las Sierras Pampeanas y en 1833 la campaña liderada por Juan Manuel de Rosas, estiró la superficie hasta el Río Salado, de esta forma, el latifundio se consolida como la unidad económica principal de la Provincia de Buenos Aires, gracias a la producción ganadera que garantizaba una excelente rentabilidad sin realizar demasiadas inversiones ni contar con demasiada mano de obra.[16]

Justo José de Urquiza.

Para la época de la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852, el país mostraba una notable descentralización económica, a tono con la diáspora provincial comenzada con la separación del Alto Perú. El país quedó políticamente fracturado en dos: Por un lado la Provincia de Buenos Aires y por otro la Confederación Argentina. Pero esta situación no era sostenible ya que la Confederación, militarmente vencedora, era económicamente más débil que Buenos Aires, que vivía una notable expansión económica sustentada por el nuevo ciclo lanar y las rentas de la aduana.

Esta situación se resuelve en 1861 con la victoria de Bartolomé Mitre sobre Justo José de Urquiza en la Batalla de Pavón, procediéndose a la reunificación nacional y la normalización institucional.

Modelo agroexportador (1880-1930)

Aparición en la economía mundial

Hacia mediados del siglo XIX la economía Argentina comenzó a experimentar un crecimiento rápido por la exportación de sus materias primas provenientes de la ganadería. Esto marcó el principio de un período significativo de expansión macroeconómica. Entre 1870 y 1914, la economía argentina sostuvo una tasa media de crecimiento superior al 5 % por año.[17]​ De hecho, hacia 1913, los ingresos per capita habían alcanzado aquellos niveles sostenidos por Francia y Alemania, muy superiores a países hoy más desarrollados que la Argentina, como Italia y España,[18]​ pero al mismo tiempo representaban poco menos de la mitad de los de Australia y Estados Unidos.[19]

La explotación de la tierra: estancia vs. chacra

Desde su creación como Virreinato del Río de la Plata hasta la actualidad, Argentina, es uno de los países con mayor superficie apta para el desarrollo de la agricultura en el mundo, hecho que le ha dado ventajas comparativas en este factor de producción. En el siglo XIX la economía rural estuvo casi completamente dedicada a la ganadería y la agricultura. Sobre el curso de la historia cada uno de estos dos sectores experimentó los períodos de crecimiento y contracción en sus mercados.

La oferta agropecuaria, constituyó la base del desarrollo económico de la Argentina en el período 1880-1930. La producción de carne y cereales, para el mercado mundial fue modelo sobre el que se fueron forjando además otros factores, desde los transportes hasta la misma organización política de la Nación.

Julio Argentino Roca.

Desde 1890 hasta 1930, Conquista del Desierto mediante, la agricultura pampeana pasó de cultivar unos 2 millones de hectáreas a más de 25 millones, una evolución similar ocurrió con la producción de carne, favorecida por el surgimiento del frigorífico. Las exportaciones argentinas pasaron de 70 millones de pesos oro en el quinquenio 1880-84, a 380 millones en la década de 1910. Para la década de 1920, las mismas oscilaron en torno de los 800 a 1.000 millones de la misma moneda.[20]

Los sectores más lúcidos de aquel momento, como Sarmiento, Juan B. Justo o Juan Alsina, sostuvieron la necesidad de estructurar el nuevo sistema económico sobre la base de la «chacra» y no de la «estancia». La chacra se diferenciaba radicalmente de la estancia: era, en primer lugar una institución nueva, impulsada por un sector social nuevo, como lo eran los inmigrantes provenientes mayoritariamente de Europa, a través de las leyes de colonización. Por otra parte, la chacra era relativamente pequeña y su dueño vivía y trabajaba en el campo. El chacarero era así concebido como un trabajador autónomo rural propietario de sus tierras, con un gran parentesco al «farmer» norteamericano. Finalmente la chacra, al crear sólidas bases locales y una extendida clase media rural, abría inmediatamente paso al desarrollo de la agroindustria primero y de la industria metalúrgica después.

La estancia en cambio, se apoyaba en el latifundio y en ganancias mayormente rentísticas, su propietario vivía en las grandes ciudades y continuaba con las relaciones semi-serviles provenientes de la colonia, con los trabajadores de la tierra. Al concentrar la riqueza en pocas manos, dificultaba la creación de mercados internos, adoptando una posición abiertamente anti-industrial.

El modelo de desarrollo basado en la chacra tuvo cierta importancia, sobre todo en la provincia de Santa Fe, de la mano de Aarón Castellanos, pero para fines de siglo, las presiones políticas y económicas llevadas adelante por los estancieros y los ferrocarriles ingleses, impusieron el modelo de la estancia como dominante del sistema económico argentino, cerrando el acceso a la propiedad de la tierra a los inmigrantes, que entonces se volcaron hacia las ciudades.

El desarrollo del mercado de trabajo

La inmigración era proporcional al desarrollo de la Argentina. Antes de 1860, había relativamente poca migración en el país; la población en 1869 alcanzaba a poco más de 1,8 millones de personas[21]​y, debido a la escasez de población, enormes extensiones de tierras permanecieron inutilizadas. Para el año 1930, la población llegaba a los 11 millones.[22]

La escasez de trabajo llegó a ser un punto crítico, pero estos resultados que comenzaba a experimentar el país permitió altos salarios y, por lo tanto, un abismo entre los índices de salario de la Argentina y de una Europa empobrecida, particularmente Italia y España. Esto facilitó la inmigración masiva que fue sostenida cada año hasta la Primera Guerra Mundial (excepto en 1890 donde hubo un retraimiento económico). Mientras que la mitad de los inmigrantes europeos eligió permanecer en la ciudad de Buenos Aires, su adición al mercado de trabajo que le ofrecía el país ayudó a aliviar la escasez de trabajo en el campo. Las migraciones subsecuentes de nativos y extranjeros ayudaron a asegurar un mercado de trabajo para la economía de la región litoral.

La solución a la falta de mano de obra facilitó el desarrollo económico. Mientras que los salarios pudieron haber caído por un período, los inmigrantes, como factor importante de la producción, ayudaron a diversificar los mercados comerciales de la Argentina. Anteriormente, el sector ganadero -costoso- había dominado la producción. Pero con la gran mano de obra disponible, el sector arable permitió el desarrollo. Por consiguiente, el comercio de la Argentina dejó de especializarse en cualquier producto. Esto ayudó a fortificar al país contra los vaivenes de la economía mundial (estabilidad social y política), contribuyendo al desarrollo argentino experimentado entre 1870 y 1920.

El desarrollo del mercado de capitales

Como la inmigración, la inversión extranjera jugó un papel central en el desarrollo económico de la Argentina. Antes de la Primera Guerra Mundial, se podría decir que la inversión de capital era la inversión de capital extranjero. En todas las consideraciones, Argentina era un caso atípico para la inversión extranjera, y de ahí que esto la diferenció del resto de los países latinoamericanos. Sin embargo, Argentina no tuvo un desarrollo al estilo de los países hoy considerados del primer mundo.

Con mucho, Gran Bretaña contribuyó con la mayor parte de fondos que cualquier otro estado extranjero, como lo hizo con muchos otros estados latinoamericanos. Las sociedades anónimas de responsabilidad limitada, recogieron la mayor parte de su capital por la inversión directa extranjera. La mayor parte de las inversiones de Gran Bretaña recayeron en los ferrocarriles y en las industrias que exportaban carne. Sin embargo el sector agrícola prácticamente no ha recibido ninguna inversión extranjera, y relativamente poco crédito doméstico también. Por eso mismo se dio la expansión agricola.

Final del crecimiento por exportaciones

Principalmente, el crecimiento económico argentino antes de 1914 fue alcanzado por las exportaciones a Europa. Primero la carne vacuna y luego los cereales fueron enviados a Europa, con una población en auge. El viejo continente se encontró cada vez más en la necesidad de importar productos alimenticios de Argentina. A cambio, Gran Bretaña, Francia y Alemania invirtieron dinero en el desarrollo de Argentina. Especialmente, fondos extranjeros fueron colocados en los sectores que fueron orientados hacia las exportaciones; los ferrocarriles en particular fueron construidos con el capital extranjero. Mientras muchos argentinos vieron al sector de exportación como central para el desarrollo de un mercado nacional, la economía permaneció profundamente dependiente del contexto internacional.

La inversión extranjera y el mercado comercial pueden ser sumamente volátiles. Como la economía de Argentina confió tan pesadamente en el crédito extranjero y en una demanda de sus productos agrícolas, los períodos de volatilidad, causaron repercusiones severas para el crecimiento económico del país.

La inversión extranjera, entonces, era una arma de doble filo. Mientras esto contribuyó al largo período de crecimiento entre finales del siglo XIX y principios del XX, la inversión extranjera mermó durante la Primera Guerra Mundial. Mercados como el argentino aún no habían madurado y la economía doméstica no estaba preparada aún para compensar las pérdidas incurridas por los shocks externos. La economía en total vio una caída en su funcionamiento.

La prosperidad de la post Primera Guerra Mundial

Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, los capitales norteamericanos y Wall Street comenzaron a figurar preeminentemente sobre la esfera internacional y la Argentina gozó del más largo período de prosperidad y paz social hasta entonces.

Entre 1919 y 1929 el PBI de la Argentina creció al 3,61% anual, superando considerablemente a Canadá (2,65%), Estados Unidos (2,16%) y Australia (1,64%). También el aumento del PBI per cápita argentino fue el más alto de los cuatro países, promediando el 1,75% anual. Era la edad de oro de la economía argentina, alcanzando nada menos que el sexto puesto del PIB mundial en 1928.[23]

Sin embargo la crisis mundial que desencadenó el derrumbe de la bolsa en 1929 (el jueves negro) marcó el final del modelo argentino de crecimiento conducido por la exportación de los productos ganaderos y cerealeros de la región pampeana.

Modelo agroexportador superpuesto con modelo de sustitución de importaciones (1930-1975)

Después de la Crisis de 1929, un nuevo modelo de crecimiento económico comenzó a surgir lentamente, aunque de un modo considerablemente diferente al de otros países de la región.

Por un lado los sectores exportadores de productos ganaderos y cerealeros, principalmente los grandes latifundistas y las empresas frigoríficas y ferroviarias británicas, intentaron recrear el modelo exportador. El Pacto Roca-Runciman de 1933 entre Argentina y Gran Bretaña tenía ese objetivo.

Por otra parte, y en sentido paralelo, comenzó a desarrollarse durante el período 1930-1943 un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, con eje en empresas estatales con fuerte influencia militar (YPF, Fabricaciones Militares, Altos Hornos Zapla), y algunas filiales de grandes empresas norteamericanas y sobre todo una gran cantidad de fábricas pequeñas y medianas de capital nacional, especialmente en el sector textil.

Exportaciones industriales como porcentaje del PBI 1939-1943.

El resultado fue que el sector agro-exportador permaneció sin realizar cambios de fondo (en particular en la Argentina no se realizó una reforma agraria orientada a crear una propiedad capitalista de la tierra) y se superpuso a un nuevo modelo de industrialización orientado al mercado doméstico. Ambos sectores se constituyeron de manera autónoma, sobre dinámicas, reglas y principios diferentes, y muchas veces en abierta colisión. El sector agroexportador se desarrollaba orientado al comercio internacional, sobre las pautas de la economía liberal clásica, con una presencia preponderante del latifundio y un muy bajo empleo de tecnología y mano de obra (menos del 10% del total nacional), que a su vez estaba sujeta a relaciones laborales paternalistas. El sector industrial comenzó a desarrollarse orientado al mercado interno, con una presencia preponderante del Estado, sobre las pautas de la nueva economía keynesiana que irrumpía en Estados Unidos con el New Deal, y una gran demanda de mano de obra asalariada sujeta a relaciones laborales colectivas entre el trabajo y el capital. Las grandes tensiones y conflictos que tenían que surgir inevitablemente de la convivencia de dos sistemas inconexos y hasta incompatibles, tendió a desarrollar un fuerte Estado interventor.[24]

Si bien el gobierno no tuvo intervención con la política de crecimiento conducido por la exportación, en esta forma nueva sí tuvo participación directa. En un esfuerzo por limitar la dependencia del país del mercado internacional, medidas inducidas por el gobierno como la nacionalización de la industria doméstica fue apuntada para alentar un desarrollo interno, autónomo.

Si bien es cierto que la Argentina fue capaz de crecer con este esquema de dos sectores económicos mal integrados, la dinámica del desarrollo económico no fue suficiente para que el país se convirtiera en una nación desarrollada, repitiendo de algún modo lo que había ocurrido con el modelo agro-exportador de fines del siglo XIX y principios del XX, con el que la Argentina experimentó algún tipo de industrialización pero no se transformó en un país "industrializado".

Las políticas económicas neoliberales adoptadas desde la década de 1970 por los gobiernos militares, y seguidas por los gobiernos civiles, determinaron una concentración progresiva de la riqueza e hicieron que la población perdiera el nivel de vida que había alcanzado a mediados del siglo XX con un aumento exponencial de la deuda externa nacional, que se elevó de 7.875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares en 1983.[25]​ La relación porcentaje de deuda externa sobre PBI, es una de las más elevadas de América Latina donde los países que la conforman cargan con grandes deudas externas. Esto significa un serio obstáculo para las políticas de desarrollo.

Durante la década de 1980, considerada como la década perdida para América Latina,[26]​ la Argentina creció a tasas magras[27]​ Sin embargo en 1983, el país seguía sosteniendo indicadores aceptables ya que la tasa de desempleo apenas rozaba el 4 por ciento de la población económicamente activa, menos del 10 por ciento de la sociedad estaba bajo la línea de la pobreza y no existían indigentes.[28][29]

Las altas tasas de inflación que caracterizaron a la economía argentina desde la Segunda Guerra Mundial hicieron eclosión con los procesos hiperinflacionarios de 1989 y 1990, durante los cuales la pobreza se elevó momentáneamente hasta un inédito nivel del 47,3% de la población del aglomerado Gran Buenos Aires.[30]

Los años 90: apertura económica

Las reformas económicas de esta década se han basado en la privatización de los servicios públicos y en la apertura de la economía. En 1991, el ministro de economía Domingo Cavallo recurrió a la paridad del peso argentino con el dólar estadounidense (Ley de Convertibilidad) debido en parte a la acuciante inflación que sufrió el país a fines de los 80´. Comenzaron a registrarse así altas tasas de crecimiento entre 1991-1994 y 1996-1998. En 1995 por el Efecto Tequila —que demostró cómo un hecho externo podía influir en el país producto de la globalización— provocó un crecimiento negativo del PBI. Éste llegó a alcanzar los 300.000 millones de dólares en 1998. El PBI per cápita nominal (el más alto durante la década del 90´ en América Latina)[31]​ llegó a los 8.300 dólares ese mismo año. Las exportaciones pasaron de 12.500 millones de dólares en 1990 a casi 27.000 millones de dólares en 2000 con un aumento del 110% en ese período.[32]​ Todas estas cifras fueron récord para el país. Sin embargo, este modelo produjo una concentración económica en los sectores financiero, de servicios y agroexportador, al mismo tiempo que una desocupación estructural cercana al 20% en sus peores momentos. Desde 1994 hasta el tercer trimestre de 2006 la desocupación a nivel nacional ha sido siempre de dos dígitos. La pobreza medida en el aglomerado Gran Buenos Aires osciló en ésta década entre el 33,7% en 1990, el 16,1% en 1994 y el 26,7% en 1999, siendo más baja de la registrada en la crisis hiperinflacionaria de fines de los 80'.[33]

En 1995, la economía local se vio afectada negativamente por el llamado Efecto Tequila,[34]​ que provocó un aumento inédito de la desocupación a nivel nacional hasta un 18,4%[28]​. También se revirtió la tendencia descendente del índice de pobreza, que en el aglomerado del Gran Buenos Aires (el más importante del país), entre 1990 y 1994 había llegado a un mínimo del 16,1%[30]​. A excepción de 1995, en la década del 90' la economía creció fuertemente hasta mediados de 1998.

Crisis del 2001

Artículo principal: Crisis de diciembre de 2001 en Argentina

Mercado de trabajo argentino, 2001.

Los recurrentes problemas de este modelo noventista determinaron una recesión desde 1998 que estalló a finales de 2001, y terminaron por provocar el fin de la Ley de Convertibilidad monetaria con importantes secuelas de crisis económica, política y social. Una de las más notables, luego de una corrida bancaria que desestabilizó al sistema financiero, fue la restricción a la extración de dinero en efectivo de fuentes bancarias (medida que se conoció como Corralito). En 2002, en parte por la devaluación que adoptó el país luego del default de la Deuda Externa (pública y privada) casi el 60% de la población pasó a ser pobre en términos de sus ingresos económicos y el producto bruto interno a precios corrientes de 268.697 millones de dólares en 2001 se redujo casi un 64% a fines de 2002. En el periodo recesivo y posterior crisis (junio de 1998 a 2002 inclusive), éste sufrió una perdida del 19,5% acumulada, registrándose el mayor descenso en el último año de la crisis con un decrecimiento del 10,9%. Una de las principales secuelas que dejó la crisis de 2001 fue el aumento de la inequidad en la distribución de la riqueza en comparación con los demás países de América Latina. A nivel nacional la pobreza alcanzó al 57,5% de la población, la indigencia al 27,5% y la desocupación al 21,5%, todos niveles récord para el país.

Situación actual (2003 en adelante)

Reestructuración de la deuda externa y el papel del FMI

Evolución del PBI entre 1990 y 2006.

Una parte significativa de la responsabilidad de la crisis que vivió la Argentina entre 1998 y 2002 ha sido puesta sobre el FMI. En un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2004, el Presidente Néstor Kirchner dijo:

"Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del Fondo Monetario Internacional para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios."

El proceso de reestructuración de la deuda externa fue largo y complejo y finalizó, para quienes decidieron ingresar en el canje, a fines de febrero de 2005. Argentina ofreció un descuento importante sobre sus obligaciones (aproximadamente el 70 %) y finalmente lo colocó en un 76 % (esta oferta no incluyó el FMI y otros organismos internacionales, con quienes el país ha cumplido sus deudas). El 24% de la deuda restante (se encuentra en default a enero de 2007) representa aproximadamente U$S 20.000 millones.[35]

En diciembre de 2005, el presidente Néstor Kirchner decidió liquidar la deuda argentina con el FMI en un solo pago, sin nueva financiación, por un total de 9.810 millones de dólares utilizando las reservas internacionales que alcanzaron un valor de 28.000 millones de dólares ese año, reduciéndose éstas a 18.000 millones de dólares en enero de 2006. El pago en parte fue financiado por Venezuela, quien compró obligaciones argentinas por 1.600 millones de dólares. Dos días antes de este hecho, Brasil también había cancelado la totalidad de su deuda con el FMI. Según datos del Ministerio de Economía, en septiembre de 2006, las reservas volvieron a alcanzar el nivel previo a la cancelación total de deuda con este organismo de 28.000 millones de dólares[36]​ y en noviembre llegaron a los 30.010 millones de dólares, alcanzando un récord histórico, la última vez registrado en 1999.[37]​ Esto se debe en parte a una de las políticas del Banco Central de la República Argentina de mantener un dólar alto en relación con el peso argentino. Las cotizaciones se encuentran en 3,70 pesos argentinos por dólar para la venta y 3,66 por dólar para la compra.[38]

Recuperación y expansión de la economía

Estructura del PBI, 2005.
Coeficiente de Gini 2007-2008
Amado Boudou, ministro de economía desde julio de 2009

Con una "política de dólar alto" que permitió producir bienes y servicios a precios competitivos en el mercado internacional, algunas industrias de la Argentina comenzaron a reflorecer después de la crisis.[39]

A mediados de 2002 se comienzan a vislumbrar signos de reactivación económica[40]​ y desde 2003 a 2007, el país registró una fase de crecimiento económico con tasas que oscilaron en torno al 9% (8,8% en 2003, 9% en 2004, 9,2% en 2005, 8,5% en 2006 y 8,7% en 2007),[1]​ en parte debido a una política económica de dólar alto destinada a favorecer la sustitución de importaciones, que ha incrementado la competitividad de la industria argentina. A causa de la recuperación de la economía que se ha observado en el período 2003 - 2007, y teniendo en cuenta que en el tercer trimestre de 2005 el PBI argentino (en pesos argentinos y a precios constantes) superó el valor de 1998, la crisis económica ha finalizado.

Según últimos datos oficiales del Banco Central de la República Argentina y el INDEC, en 2008 el producto bruto interno en valor nominal fue de 1.032.758 millones de pesos a precios corrientes equivalente a 326.867 millones de dólares,[41]​ con un PBI per cápita nominal de 8.224 dólares.[1]​ La economía en 2008 creció al 6,8%.

En la actualidad, la Argentina es la tercera potencia en materia económica de América Latina, superada por Brasil y México. Según los últimos datos estimativos del FMI para 2008, si al PBI se lo considerara en paridad de poder adquisitivo alcanzó los 572.860 millones de dólares, en tanto que el PBI per cápita medido en paridad de poder adquisitivo de USD 14.413.

Desde el principio del gobierno de Néstor Kirchner, el papel del estado en la economía se ha ampliado respecto al que tenía durante el gobierno de Carlos Menem. Esto se ve principalmente en la fijación de precios en algunas industrias así como en la creación de una línea aérea pública y una empresa de energía pública. La actual presidenta Cristina Fernández defendió el modelo económico instaurado desde 2003.[42]

La Fundación Heritage, que se define como una "fundación Norteamericana de pensamiento conservador"[43]​ ha considerado que la Argentina ocupa la posición 95º entre 157 países evaluados en el que denomina Índice de Libertad Económica.

La moneda oficial de la Argentina desde 1992 es el peso ($). Amado Boudou ocupa el cargo de Ministro de Economía desde julio de 2009.

Inflación

Inflación año 2007

Según datos del INDEC, la inflación alcanzada en 2008 fue del 7,2%, inferior a las registradas en 2006 y 2007.[1]​ Sin embargo la polemica generada debido al recambio de autoridades dentro de este organismo en 2007, llegó a punto tal que los mismos técnicos del instituto denunciaron la manipulación de datos del Índice de Precios al Consumidor por parte de las nuevas autoridades nombradas por el gobierno de Néstor Kirchner. La discordia interna que se generó, creó una falta de confianza en los índices publicados, ya que consultoras privadas argentinas sostuvieron que la inflación real en 2007 fue más del doble que la publicada por el INDEC (8,5%), oscilando entre el 17% y 18% o incluso superior al 20%; además los mismos empleados del organismo en pugna con las autoridades sostuvieron que en 2007, el índice llego al 26,2%. A nivel internacional, el tema tuvo repercusión en la relación bilateral de la Argentina con los Estados Unidos y el FMI.[44][45]​ Las causas de la actual inflación se traslucen en: el efecto indirecto de la suba de los precios de los productos argentinos exportables -básicamente, productos commodities - que repercutió en el incremento en los precios de los alimentos; el aumento de salarios que provocó una explosión en el consumo interno, más un peso devaluado -eje de la política económica implantada en los últimos años-, sumado a la suba del gasto público que potenció la demanda privada, enmarcándose esto en un crecimiento del PBI ininterrumpido de más de cinco años a tasas de casi el 9%. También hay factores estacionales como el faltante de frutas y verduras, debido a los cambios climáticos ocurridos en el invierno de 2007 (nieve en Buenos Aires). Los expertos sostienen además, que el actual modelo económico impulsa el consumo y que la inversión no llega a crecer al mismo nivel.[46][47]​ Como país exportador de alimentos se han llevado a cabo medidas para frenar el proceso inflacionario como el aumento de impuestos a las exportaciones de productos alimenticios (retenciones móviles de acuerdo al precio internacional de las commodities que generaron una disputa creciente entre el gobierno y las organizaciones agropecuarias hasta llegar al cierre patronal) y energéticos, así como acuerdos de precios (supermercados) y subsidios en varios productos y cadenas.[48]

La Canasta Básica de Alimentos que se calcula en base al IPC (que difunde el INDEC), sirve para establecer los índices de pobreza e indigencia, que en el segundo semestre de 2009 fueron del 13,9% y del 4% respectivamente,[49]​ aunque debido a las cuestionada metodología aplicada por el instituto desde 2007, también aquí técnicos del INDEC y consultoras privadas sostienen que estos guarismos serían superiores a los oficiales, rondando el 32% de pobreza.[50]​ El desempleo en el segundo trimestre de 2009 se halló en un 8,8%. El subempleo, en tanto, se situó en un 10,6%.[51]​ Sin embargo, estos indicadores lograron reducirse en forma sustancial desde 2002 con valores de pobreza cercanos al 60% y desempleo del 21,5% en el momento crítico de la crisis.

Energía

La merma de inversiones en obras hidroeléctricas y usinas y la consecuente escasez de reservas de hidrocarburos de los últimos años (falta de exploración de nuevos yacimientos de gas y petróleo),[52]​ más el incremento de la demanda por parte de empresas y usuarios desde el periodo de recuperación económica son algunas de las causas de una endémica escasez de energía.[53]​ La crisis ha llegado al punto de provocar la falta de luz en hogares residenciales del area metropolitana de Buenos Aires.[54]

Algunas de las medidas tomadas para paliar esta escasez son la reducción de la exportación de gas a Chile,[55]​ la realización de acuerdos de importación de gas con países abastecedores como Bolivia[56]​ o Brasil[57]​ y la construcción de nuevas centrales termoeléctricas.[58][59]​ A principios del año 2008 el gobierno nacional lanzó el Plan de Eficiencia Energética que incluye el cambio del huso horario en el verano (enero-marzo) y el uso de lámparas de bajo consumo.

Situación durante la crisis económica internacional de 2008-2009

La actividad del sector de construcción descendió 2,4% en marzo en comparación con el mismo mes de 2008 lo que es un indicio de que la economía se está contrayendo, no obstante, esta vez la crisis es provocada por la crisis económica internacional, iniciada en Estados Unidos en 2008.[60]

En el primer cuatrimestre de 2009, las exportaciones cayeron un 22% y las importaciones cayeron un 38%. La balanza comercial, sin embargo, resultó con un superávit de 5.855 millones de dólares. La caída del monto exportado se debió principalmente a la caída de los precios internacionales (15%), habiéndose reducido las cantidades exportadas en un 9%.[61]

En materia de empleo, en el segundo trimestre de 2009 se registró un tasa de desocupación del 8,8%, superior a la del primer trimestre con un 8,4%, asi como también a la del segundo trimestre de 2008 (8,0%). La subocupación aumentó del 8,6% en 2008 al 10,6%.[62]​ Esta situación hace que por primera vez desde el primer trimestre de 2003, la desocupación no descienda y que la subocupación aumente.[63]​ El FMI estima que la economía sufra un descenso del 1,5% en 2009.[64]

Deuda ilegítima

En 1982 hubo una denuncia periodística contra la deuda que tenía Argentina, la cual fue realizada por el periodista y escritor Alejandro Olmos. El caso fue tomado por el juez federal Jorge Ballesteros. En su fallo dictaminó que la deuda pública contraída durante el llamado "Proceso de Reorganización Nacional" había sido fraudulenta al ser producto de mecanismos irregulares. Al preescribir la causa penal el magistrado la derivó al Congreso para que establezca las responsabilidades políticas, cosa que todavía no ha ocurrido.[65]

Banca

Banco de la Nación Argentina, Buenos Aires.
Torre BankBoston, Buenos Aires.

Durante la década del 90 el sistema financiero argentino se fue consolidando y reforzando. Los depósitos crecieron fuertemente, aún después de la recesión que comenzó en 1998.

Aún si, el sistema bancario prestó dólares y tomó depósitos en pesos argentinos. Pero durante la recesión económica y financiera de 2001, se tomaron medidas como el congelamiento de los depósitos de particulares (hecho conocido como el corralito), así como también una devaluación asimétrica de préstamos y depósitos, hicieron que muchos bancos técnicamente lleguen a la bancarrota.

A partir del crecimiento económico registrado desde el año 2003, los bancos otra vez ganan depósitos, que pasaron de $ 114.462 millones en diciembre de 2004 a $ 169.729 en diciembre de 2006, lo que implica un crecimiento de más del 48%.[66]

De acuerdo a un estudio realizado por la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) los diez primeros bancos, a diciembre de 2006, por nivel de depósitos del Sector Privado No Financiero son:[67]

Comercio exterior

Exportaciones argentinas, 2007.
Estructura comparativa de las exportaciones 1994-2007
Evolución del valor exportado 1991-2007

Luego de la salida de la convertibilidad, las exportaciones argentinas -tanto agropecuarias como industriales- manifestaron un importante incremento (casi triplicando el valor de 2001 de 26.500 millones de dólares), acompañado por un favorable contexto económico internacional que le permitió llegar a nuevos destinos y sostener una balanza comercial superavitaria.[68]​ Si bien los destinos más importantes son el Mercosur, la Unión Europea y el NAFTA, el intercambio comercial en destinos como China, Rusia o la India, entre otros dio como resultado de una mayor inserción del país en el mercado mundial.

En el sector de productos primarios, los agrícolas representan el mayor volúmen exportado, seguidos por la minería y el sector energético -que incrementaron su importancia dentro del volúmen total desde la década del 90´-. En lo referente a bienes de industria, alimentos, bebidas y tabaco figuran como los de mayor participación. Los bienes duraderos (industria automotriz) y de progreso tecnológico vieron disminuir su contribución al total en la última década. Así es cómo los bienes de recursos naturales se imponen frente a las manufacturas de media y alta tecnología.[69]​ Las composición de las exportaciones del año 2006 es la siguiente: Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) 33%; Manufacturas de Origen Industrial (MOI) 32%; Productos Primarios (PP) 19% y el restante 16% corresponde a Combustible y Energía (CyE).

La composición de las importaciones se basan por orden de importancia en bienes intermedios, bienes de capital, piezas y accesorios para bienes de capital, bienes de consumo, vehículos automotores de pasajeros y combustibles y lubricantes.[70]​ Estas provienen principalmente de Brasil (principal socio comercial), Estados Unidos, Alemania, Italia, Japón y España.[71]​ Las importaciones se repartieron de la siguiente manera: bienes intermedios 35% del valor total, bienes de capital (25%), piezas y accesorios para bienes de capital (17%), bienes de consumo (12%), automotores de pasajeros (6%) y combustibles y lubricantes (5%).[72]

Las exportaciones récord totalizaron en 2008 los 70.589 millones de dólares y las importaciones llegaron a 57.413 millones de dólares. El incremento de las exportaciones fue del 27% y el de las importaciones el 28% respecto a las cifras de 2007. El saldo neto de la balanza comercial fue de 13.176 millones de dólares, con un aumento del 19% respecto del año anterior. En conjunto, el aumento en valor de las exportaciones fue producto exclusivamente de una suba de 26% en los precios, ya que las cantidades se mantuvieron sin cambios. En tanto, el mayor valor importado se explicó por un aumento en los precios de 11%, mientras que las cantidades crecieron. El Mercosur continúa siendo el principal socio comercial, hacia donde se envió el 23% de los embarques y desde donde se adquirieron el 16% de las importaciones.[73]

Inversión

Las inversiones estadounidenses en la Argentina se concentran sobre todo en telecomunicaciones, petróleo y gas, energía eléctrica, servicios financieros, sustancias químicas, industria alimenticia, y en fabricación de vehículos. Éstas se acercaron a los 16.000 millones de dólares a fines de 1999, según estimaciones de la embajada estadounidense en este país. Varios acuerdos bilaterales juegan un papel importante en la promoción de la inversión estadounidense privada. Las inversiones canadienses, europeas y chilenas -también importantes- llegan en cantidades significativas. Desde 2000, Brasil también se convirtió en un país inversor en la Argentina. Empresas españolas en particular, han entrado en el mercado argentino con inversiones principalmente en petróleo y gas, telecomunicaciones, banca, y sectores de venta al público. En octubre de 2004, China había anunciado que invertiría 20.000 millones de dólares en la Argentina con destino a la reconstrucción de los ferrocarriles (8.000 millones de dólares) y en la investigación del aceite (5.000 millones de dólares). Sin embargo, esta operación no pudo materializarse hasta el momento.

Según un informe preliminar y estimativo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), la inversión extranjera directa en la Argentina alcanzó los 3.300 millones de dólares en 2006, un monto inferior al registrado en 2005 de 4.700 millones de dólares.[74]​ Este informe sostiene que en América Latina la I.E.D. bajó respecto a 2005 y que los principales receptores fueron México y Brasil, y Chile obteniendo el tercer lugar. Con estas cifras, el país bajó su performance respecto a la década de los 90´ donde la inversión extranjera directa promedió entre 1992 y 1998 los 5.697 millones de dólares, llegando a alcanzar en 1999 un cifra de casi 24.000 millones de dólares, según un informe del Ministerio de Economía.[75]

En tanto la Inversión Bruta Interna Fija[76]​ en 2006 representó el 21,7% del PBI, siendo superior al valor registrado en 2005 de 19,8%,[77]​ logrando también superar al porcentaje de 1998 en la época pre-crisis (21,1%).[78]

Otras estadísticas

  • Electricidad:[79]
  • Producción: 87.160 millones TWh (2004)
  • Consumo: 82.970 millones TWh (2004)
  • Exportaciones: 2.070 millones TWh (2004)
  • Importaciones: 1.561 millones TWh (2004)
  • Petróleo:
  • Producción: 745.000 barriles/día (2005 estimado)
  • Consumo: 450.000 barriles/día (2001 estimado)
  • Reservas demostradas: 2.950 millones de barriles (2005 estimado)
  • Gas natural:
  • Producción: 41.040 millones de m³ (2003 estimado)
  • Consumo: 34.580 millones de m³ (2003 estimado)
  • Reservas demostradas: 663.500 millones de m³ (2005)

Indicadores macroeconómicos

Indicador Saldo de cuenta corriente Saldo de cuenta corriente como porcentaje del PIB PIB a PPA per capita PIB a PPA como porcentaje del total mundial PIB total a PPA PIB per cápita a precios constantes PIB per capita a precios corrientes PIB per capita a precios corrientes
Unidad Millones USD Ratio USD % Millones USD ARS USD ARS
1990 4.665 3,3 5.606 0.715 182.365 5.614 4.345 2.119
1991 -429 -0,2 6.326 0.781 208.559 6.121 5.751 5.487
1992 -6.468 -2,8 7.042 0.847 235.330 6.660 6.845 6.781
1993 -8.043 -3,4 7.542 0.884 255.814 6.973 6.973 6.973
1994 -10.981 -4,3 8.049 0.907 276.499 7.286 7.494 7.494
1995 -5.104 -2,0 7.882 0.854 274.128 6.992 7.419 7.419
1996 -6.755 -2,5 8.375 0.870 294.762 7.291 7.732 7.732
1997 -12.116 -4,1 9.099 0.905 323.973 7.792 8.225 8.225
1998 -14.465 -4,8 9.448 0.918 340.178 8.002 8.303 8.303
1999 -11.910 -4,2 9.160 0.857 333.417 7.648 7.789 7.789
2000 -8.955 -3,2 9.189 0.813 337.994 7.508 7.726 7.726
2001 -3.780 -1,4 8.904 0.761 330.844 7.105 7.232 7.232
2002 8.720 8,9 7.995 0.660 299.947 6.270 2.605 8.332
2003 8.065 6,3 8.804 0.694 333.399 6.761 3.371 9.926
2004 3.158 2,1 9.759 0.722 373.041 7.302 3.975 11.710
2005 3.686 2,0 10.872 0.754 419.568 7.897 4.704 13.784
2006 5.413 2,5 12.054 0.780 469.750 8.482 5.458 16.793
2007 2.812 1,1 13.318 0.802 524.140 9.126 6.617 20.634
2008 1.186 0,4 14.413 0.811 572.860 9.666 8.214 25.875
Indicador PIB a precios constantes PIB a precios constantes, cambio porcentual anual PIB a precios corrientes PIB a precios corrientes Deflactor del PIB Tasa de cambio implícita para PPA Inflación Inflación, cambio procentual anual
Unidad Millones ARS % Millones USD Millones ARS Índice ARS por USD Base 2000=100 %
1990 182.633 -1,3 141.337 68.922 37,74 0.378 23,21 1.344,0
1991 201.806 10,5 189.594 180.898 89,64 0.867 63,05 84,0
1992 222.591 10,3 228.776 226.637 101,82 0.963 78,75 17,5
1993 236.505 6,3 236.505 236.505 100,00 0.925 93,33 12,6
1994 250.308 5,8 257.440 257.440 102,85 0.931 97,23 3,9
1995 243.186 -2,8 258.032 258.032 106,11 0.941 100,52 1,6
1996 256.626 5,5 272.150 272.150 106,05 0.923 100,67 0,05
1997 277.441 8,1 292.859 292.859 105,56 0.904 101,20 0,3
1998 288.123 3,9 298.948 298.948 103,76 0.879 102,14 0,7
1999 278.369 -3,4 283.523 283.523 101,85 0.850 100,95 -1,8
2000 276.173 -0,8 284.204 284.204 102,91 0.841 100,00 -0,7
2001 263.997 -4,4 268.697 268.697 101,78 0.812 98,94 -1,5
2002 235.236 -10,9 97.732 312.580 132,88 1.042 124,53 41,0
2003 256.024 8,8 127.643 375.910 146,83 1.128 141,27 3,7
2004 279.141 9,0 151.958 447.644 160,37 1.200 147,51 6,1
2005 304.764 9,2 181.549 531.939 174,54 1.268 161,73 12,3
2006 330.565 8,5 212.710 654.439 197,98 1.394 179,35 9,8
2007 359.170 8,7 260.402 812.456 226,20 1.551 195,20 8,5
2008 384.201 7,0 326.474 1.038.188 270,22 1.800 213,11 7,2

Datos extraídos del FMI - Nota: las celdas coloreadas indican estimaciones del FMI.[80]

Véase también

Referencias

Notas

  1. a b c d e f g h Banco Central de la República Argentina - Radar macroeconómico
  2. INDEC
  3. Desempleo INDEC Segundo Trimestre 2009 Pág. 1/4
  4. [1] Informe Económico de Coyuntura Consejo Prosesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires - Página 5
  5. Ministerio de Economía de la Nación
  6. La Franco Argentine
  7. Ministerio de Economía
  8. La herencia colonial, ONI Escuelas
  9. a b Día de la industria naval: Astilleros, en la ruta de Pedro Ferré, El Litoral, 27 de enero de 2007
  10. Pigna, Felipe: Los mitos de la historia argentina.. Buenos Aires. Grupo Editorial Norma, 2004
  11. Pigna. Ob. Cit.
  12. Rapoport, Mario (Compilador): "Economía e Historia: Contribuciones a la historia económica argentina". Editorial Tesis. Buenos Aires, 1988. ISBN 950-9109-68-1
  13. Rapoport, Mario. Ob. Cit
  14. Rapoport, Mario. Ob. Cit
  15. Rapoport, Mario. Ob. Cit
  16. Rapoport, Mario. Ob. Cit.
  17. Blanchard, Olivier y Pérez Enrri, Daniel: Macroeconomía. Prentice Hall Iberia, Buenos Aires, 2002. ISBN 987-97892-4-5.
  18. Blanchard, Olivier y Pérez Enrri, Daniel: Macroeconomía. Prentice Hall Iberia, Buenos Aires, 2002. Páginas 479 a 481. ISBN 987-97892-4-5.
  19. Vitelli, Guillermo (1999). Los dos siglos de la Argentina. Historia Económica Comparada. Buenos Aires: Prendergrast, p. 11
  20. Schvarzer, Jorge: Implantación de un modelo económico. A-Z Editora, Buenos Aires, 1998. ISBN 950-534-551-8. Página 15
  21. [2] Datos poblacionales de Argentina
  22. Schvarzer, Jorge. Ob. Cit. Página 15.
  23. Gerchunoff et al: pag 78 y ss (Los prósperos años de Alvear)
  24. The »Argentine Anomaly«: From wealth through collapse to neo-developmentalism, Julio Godio, 2004, FES
  25. Banco Central, Memoria 1985, pag. 147
  26. Gerchunoff et al, p. 373
  27. Gerchunoff et al, p. 373
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  29. Lanacion.com.ar (26-10-03)
  30. a b INDEC Pobreza en Aglomerado Gran Buenos Aires
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  32. Ministerio de Economía de la Nación
  33. INDEC Pobreza en Aglomerado Gran Buenos Aires
  34. ¿La Argentina se benefició con el efecto tequila?, Clarín, 18 de agosto de 1996
  35. [3] Informe Económico de Coyuntura Consejo Prosesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires - Página 5
  36. www.infobae.com (27-09-06)
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  40. Ministerio de Economía (pág 3/13) archivo.pdf
  41. Valor elaborado en base a PBI per cápita de 2008 elaborado por el Banco Central de la República Argentina: U$S 8.224 ([5]) multiplicado por la estimación de población al 30 de junio de 2008 según datos del INDEC: 39.745.613 hab ([6]), teniendo en cuenta el Tipo de cambio nominal promedio en 2008: 3,16 pesos=1 dólar estadounidense.
  42. La Nacion.com (02-03-2008)
  43. Artículo de La Nación del día 16 de enero
  44. La nacion.com (18-02-2008)
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  49. Incidencia de la pobreza e indigencia en el total de aglomerados urbanos y por región estadística (Segundo semestre 2008) - INDEC
  50. "Las culpas de la pobreza" Autor: Alfredo Leuco (7 de agosto de 2009) Fuente: www.continental.com.ar Consultado: 27 de agosto de 2009.
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  53. Mercosurabc.com - Artículo: Crisis energética en Argentina: empresas y consumidores
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Enlaces externos