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Las perspectivas feministas sobre la orientación sexual[editar]

Las perspectivas feministas sobre la orientación sexual son muy variadas y, a menudo, se ven influenciadas por las experiencias personales de las feministas, tal y como expresa su eslogan “lo personal es político”. Debido a esto, muchas consideran la orientación sexual como un asunto político y no como una simple cuestión de elección o preferencia sexual individual. No obstante, aquellas feministas que se identifican como asexuales, bisexuales o heterosexuales se sienten excluidas dentro de un movimiento que a veces se ha centrado en el feminismo lésbico. En cambio, han aumentado los problemas como la lesbofobia o la bifobia. Además, también se debate la relación entre hombres gais y bisexuales, así como la influencia de su cultura, en particular, en el feminismo lésbico.

Feminismo y asexualidad[editar]

Véase también: Asexualidad

El artículo Asexual and Autoerotic Women: Two Invisible Groups, escrito por Myra T. Johnson en 1977, tal vez sea el primer artículo dedicado explícitamente a la asexualidad en los seres humanos. La autora contrasta las mujeres autoeróticas con las mujeres asexuales: “Las mujeres asexuales [...] no sienten ningún tipo de apetito sexual [mientras que] las mujeres autoeróticas [...] son conscientes de esos deseos pero prefieres satisfacerlos ellas mismas”. El argumento de Johnson se basa en gran parte en cartas al editor encontradas en revistas para mujeres escritas por mujeres asexuales o autoeróticas. Las retrata como invisibles, “oprimidas por una opinión general para la que no existen”, y olvidadas tanto por la revolución sexual como por el movimiento feminista. La sociedad las ignora o niega su existencia, o insiste en que su abstención se debe a causas religiosas, neuronales o a motivos políticos.[1]

Algunas feministas están en contra de la medicalización de la asexualidad.[2] Rechazaron que la asexualidad de las mujeres se declarara una patología a través de diagnósticos, como el trastorno de la excitación sexual femenino, así como también se opusieron a etiquetar a las mujeres asexuales de “frígidas” o “reprimidas”.

Algunas mujeres asexuales se sienten incómodas con el feminismo prosexo, pues sienten que no defiende sus intereses y, a menudo, excluye sus opiniones..[3]

También hay algunas feministas, influenciadas por el feminismo radical y anarquista, que explican que ellas deciden ser asexuales. Al igual que el lesbianismo político, estas mujeres exigen una “asexualidad política”. [4]

Feminismo y bisexualidad[editar]

Las posiciones feministas respecto a la bisexualidad oscilan enormemente, desde la aceptación de la bisexualidad como un asunto feminista, hasta el rechazo de la bisexualidad por considerarlo un retroceso antifeminista y una respuesta negativa en contra del feminismo lésbico.[5]

Una mujer bisexual presentó una demanda contra la revista lésbica Common Lives/Lesbian Lives, en la que alegó discriminación contra el colectivo bisexual cuando su propuesta no fue publicada. [6]

Varias mujeres que en su momento fueron activistas del feminismo lésbico, se han declarado bisexuales desde entonces, tras darse cuenta de su atracción por los hombres. Un ejemplo del conflicto lésbico-bisexual, muy estudiado dentro del feminismo, es el de la marcha del orgullo de Northampton entre 1989 y 1993, donde muchas de las feministas debatieron si las bisexuales debían formar parte o no, y si la bisxualidad era compatible con el feminismo. Algunas de las críticas más comunes por parte de el feminismo lésbico hacia la bisexualidad era que la consideraban antifeminista, una forma de “falsa consciencia”. Además, también consideraban que las mujeres bisexuales que buscaban mantener relaciones con hombres estaban “engañadas y desesperadas”. Sin embargo, las tensiones entre feministas bisexuales y lésbicas se han reducido desde los años 90, pues las mujeres bisexuales se han sentido más aceptadas dentro de la comunidad feminista. [7]

No obstante, algunas feministas lesbianas como Julie Bindel aún se muestran críticas con la bisexualidad. Bindel ha descrito la bisexualidad femenina como “una moda”, promovida por el “hedonismo sexual” y aborda la cuestión de si la bisexualidad tan siquiera existe.[8] Además, también ha comparado irónicamente a las bisexuales con los amantes de los gatos y los adoradores del diablo. [9]

Donna Haraway fue la inspiración y el origen del ciberfeminismo, gracias a su ensayo "A Cyborg Manifesto: Science, Technology, and Socialist-Feminism in the Late Twentieth Century" (1985), reeditado el año 1991 en "Simians, Cyborgs and Women: The Reinvention of Nature". En su ensayo, Haraway afirma que el cíborg “no tiene nada que ver con la bisexualidad, ni con la  simbiosis preedípica, ni con un trabajo no alienado u otras seducciones propias de la totalidad orgánica, a través de una apropiación final de todos los poderes de las partes en favor de una unidad mayor.”. [10] Sin embargo, Nancy Quinn Collins manifiesta en su libro Feminist Essays (2017) que esto “es errónea porque la bisexualidad es una orientación sexual, una atracción inofensiva que algunas personas simplemente tienen; no es algo que deban intentar tener para así crear una totalidad orgánica, a través de una apropiación final de todos los poderes de las partes en favor de una unidad mayor.”. Por lo tanto, yo [la autora] diría que los cíborgs pueden ser bisexuales, y que el ciberfeminismo puede y debe aceptar la bisexualidad.”. [11]

La feminista lesbiana Sheila Jeffreys escribe en The Lesbian Heresy (1993) que muchas feministas se sienten cómodas trabajando con hombres gais, mientras que se sienten incómodas al relacionarse con hombres bisexuales. Jeffreys sostiene que es menos probable que los hombres gais acosen sexualmente a las mujeres, mientras que los hombres bisexuales pueden ser igual de molestos que los hombres heterosexuales.[12]

Para más información sobre este tema, véase Closer to Home: Bisexuality & Feminism (1992), una antología editada por Elizabeth Reba Weise. Así como también, el libro Bi Any Other Name"(1991), una antología editada por Loraine Hutchins y Lani Ka’ahumanu, uno de los libros trascendentales en la historia del movimiento moderno por la lucha de los derechos de los bisexuales, y que contiene partes relacionadas con el feminismo, ya que incluye: "Bisexual Feminist Man", de Dave Matteson; "Bi-Lovable Japanese feminist", de Kei Uwano; "Sisterhood Crosses Gender Preference Lines", de Dajenya; "The Fine art of Labeling: The convergencce of Anarchism, Feminism, and Bisexuality", de Lucy Friedland y Liz Highleyman; y "Bisexuality: The Best Thing That Ever Happened to Lesbian Feminism?", de Beth Elliot. [13]

El feminismo y los gais[editar]

En su libro redactado en 2003, Unpacking Queer Politics: A Lesbian Feminist Perspective, la australiana Sheila Jeffreys, feminista radical y lesbiana, presenta la situación en la que la cultura lésbica ha sido perjudicada por la imitación de una influencia sexista, propia de la subcultura homosexual masculina dentro de la sexualidad dominante/sumisa. Mientras recalca que muchos de los gais que fueron miembros del movimiento de la liberación gay rechazaron el sadomasoquismo, la autora habla sobre que el punto de vista dominante de los gais ha promovido la sexualidad sadomasoquista en perjuicio de las lesbianas y las mujeres feministas. [14]

Sin embargo, algunos gais, como el marido de Andrea Dworkin, John Stoltenberg, también se muestran críticos sobre el sadomasoquismo y la pornografía, pues están de acuerdo con las críticas de las feministas radicales y lesbianas sobre estas prácticas.[15] Para Stoltenberg, el sadomasoquismo da un carácter erótico tanto a la violencia como la indefensión. El escritor gay profeminista Christopher N. Kendall escribió el libro Gay Male Pornography: An Issue Of Sex Discrimination, donde expresa la idea de que la pornografía gay implica sexismo y que debería estar regulada por las leyes igualitarias de Canadá al igual que lo está la pornografía heterosexual. El autor hace uso de la teoría feminista para plantear/defender que la pornografía gay promueve la misoginia y la homofobia. [16]

El feminismo y la heterosexualidad[editar]

Algunos heterosexuales feministas creen que han sido excluidos de forma injusta de las organizaciones lesbianas feministas. La revista lésbica Common Lives/Lesbian Lives tenía una política en la que todos los trabajos publicados en CL/LL debían ser redactados por mujeres autodenominadas lesbianas, y todas las voluntarias para esos trabajos debían ser también lesbianas. Debido a esta política, una mujer heterosexual que se sintió discriminada cuando no la contrataron como becaria hizo una denuncia, junto con la Comisión de Derechos Humanos de la Universidad de Iowa. También una mujer bisexual interpuso una queja, con el apoyo del colectivo, cuando la revista no publicó su propuesta de trabajo. [6]

El feminismo y el lesbianismo[editar]

Véase también: Feminismo lésbico.

El feminismo lésbico es un movimiento cultural y un punto de vista político, con una mayor influencia en los años 70 y a principios de los 80 (principalmente en América del Norte y Europa Occidental), que cuestiona la posición de las mujeres y lesbianas en la sociedad. Concretamente, rechaza la heterosexualidad obligatoria y la heteronormatividad, la idea de que todo el mundo es “hetero” y la sociedad debe estar estructurada para satisfacer las necesidades heterosexuales. Entre algunos pensadores y activistas se puede mencionar a Charlotte Bunch, Rita Mae Brown, Adrienne Rich, Audre Lorde, Marilyn Frye, Mary Daly, Sheila Jeffreys y Monique Wittig (aunque a esta última se la asocia normalmente con el surgimiento de la teoría queer). A lo largo de la historia, el lesbianismo se ha relacionado estrechamente con el feminismo, al menos desde la década de 1890. El “feminismo lésbico”, que se unió a principios de la década de los 70, está ligado a estos como consecuencia del descontento con la segunda ola del feminismo y el movimiento de liberación gay. [17][18]

Tal y como dice la feminista radical Sheila Jeffreys: “El feminismo lésbico surgió debido a dos acontecimientos: las lesbianas que pertenecían al WLM (Women’s Liberation Movement o Movimiento de liberación de las mujeres, en español) comenzaron a crear una nueva y característica política feminista lésbica, y las lesbianas del GLF (Gay Liberation Front o Frente de liberación gay,  en español), que abandonaron esta organización para unirse a sus hermanas”. [19]

Según Judy Rebick, una destacada periodista canadiense  y activista política a favor del feminismo, las lesbianas son y siempre han sido el alma del movimiento feminista, a pesar de que sus problemas han sido ignorados en el mismo movimiento. [20]

Lesbianismo político[editar]

Véase también: Lesbianismo político

El lesbianismo político es un fenómeno situado dentro del feminismo lésbico y el feminismo radical, sobre todo perteneciente a la segunda ola del feminismo, incluye el separatismo lésbico, pero no se limita a eso. El lesbianismo político recoge la teoría de que la orientación sexual se elige, y aboga por que el lesbianismo sea una alternativa positiva a la heterosexualidad para las mujeres. [21]

Entre las lesbianas que se han identificado como “lesbianas políticas” se encuentran Ti-Grace Atkinson, Julie Bindel, Charlotte Bunch, Yvonne Rainer y Sheila Jeffreys. Fue esta última quien ayudó a desarrollar el concepto tras haber escrito en conjunto con miembros del Leeds Revolutionary Feminist Group un folleto titulado Love Your Enemy?: The Debate Between Heterosexual Feminism and Political Lesbianism, en el cual se argumentaba que las mujeres deberían dejar de ser heterosexual y pasar a ser lesbianas como acción feminista. El folleto decía así: “Realmente pensamos… que todas las mujeres pueden y deben ser lesbianas. Nuestra definición de lesbiana política es una mujer identificada como mujer que no folla con hombres. No quiere decir que deba mantener obligatoriamente relaciones sexuales con mujeres”. [22]

Bifobia y lesbofobia en el feminismo[editar]

Algunas feministas lesbianas como Julie Bindel aún se muestran críticas con la bisexualidad. Bindel ha descrito la bisexualidad femenina como “una moda”, promovida por el “hedonismo sexual” y aborda la cuestión de si la bisexualidad siquiera exista.[8] Además, también ha comparado irónicamente a las bisexuales con los amantes de los gatos y los adoradores del diablo. [9]. Al principio las feministas lesbianas fueron discriminadas dentro de la Organización Nacional de Mujeres (conocida por sus siglas en inglés NOW). Feministas heterosexuales como Betty Friedan le restaron importancia a las cuestiones relacionadas con el lesbianismo, al no considerarlas fundamentales para el activismo feminista. Más tarde, admitió que “la idea general de la homosexualidad me pone tremendamente incómoda”, así como también reconoció que había sido muy retrógrada y que se sentía incómoda en cuestiones del lesbianismo.[23] “El movimiento de las mujeres no es sobre sexo, sino sobre igualdad de oportunidades en el empleo y en todo lo demás. Sí, supongo que se tiene que tener en cuenta que la libertad de elección sexual es parte de esto, pero no debería ser la cuestión principal a tratar…”.[24] En un primer momento, ignoró a las lesbianas en la Organización Nacional de Mujeres  pero al mismo tiempo se opuso a sus demandas. [23]“La homosexualidad … no es, en mi opinión, sobre lo que trata el movimiento de las mujeres”.[25] Mientras que dijo que se oponía a toda represión, rechazó ponerse una pulsera púrpura o identificarse como lesbiana (aunque fuese heterosexual) como un acto de solidaridad política, ya que no lo consideraba parte de los problemas incluidos en el aborto y el cuidado infantil. [26] En 1977, en la Conferencia Nacional de las Mujeres, secundó una resolución para los derechos de las lesbianas "a la cual todos pensaron que me opondría" con el fin de “prevenir cualquier debate” y seguir con otros problemas que consideraba mucho más importantes, que causaban menos división, en un esfuerzo de incorporar la Enmienda de Igualdad de Derechos (conocida por su acrónimo en inglés ERA, Equal Rights Amendment) a la  Constitución de los Estados Unidos. [27]

Con el objetivo de abordar el problema de exclusión que sufrían las lesbianas en las corrientes principales del activismo feminista y en las principales organizaciones, se creó la Amenaza Violeta (en inglés Lavender Menace), un colectivo feminista de lesbianas. El nombre del colectivo surgió a partir de la idea equivocada de que Betty Friedman había usado la expresión “Amenaza Violeta”, para describir la amenaza que creía que suponían asociaciones con lesbianas para la NOW y el emergente movimiento de las mujeres.

El colectivo estadounidense de feministas radicales conocido como Redstockings se opuso firmemente al separatismo lésbico, ya que veía las relaciones interpersonales con los hombres como una cuestión importante dentro de la lucha feminista, y por consiguiente el separatismo era visto como escapista. Como muchas feministas radicales de la época, Redstockings consideró que el lesbianismo era, ante todo, una identidad política, más que una parte fundamental de la identidad de una persona, y por lo tanto debía ser analizado, fundamentalmente, en términos políticos. Redstockings también se opuso a la homosexualidad masculina, ya que la consideraban como un profundo rechazo misógino hacia las mujeres. La postura que Redstockings mantenía sobre las lesbianas y los gais suele ser tachada homofóbica. [28]

El feminismo y la teoría queer[editar]

Véase también: Teoría queer

La teoría queer es un campo de la crítica teórica posestructuralista que surgió a principios de la década de los años 90, fuera de los campos de estudios queer y los estudios de la mujer. La teoría queer ha sido influenciada principalmente por los trabajos de Gloria Anzaldúa, Eve Kosofsky Sedgwick y Judith Butler. La teoría queer se basa en los desafíos feministas contra la idea de que el género es parte de la esencia de uno mismo. A su vez, se apoya en los estudios de gais y lesbianas, en los que se investiga minuciosamente la construcción social de la naturaleza sobre las identidades y los comportamiento sexuales.


La aplicación de la teoría queer en el feminismo[editar]

La teoría queer se ha visto enormemente influenciada por la teoría feminista y por los estudios realizados por las mujeres. Se ha escrito mucho sobre la intersección del feminismo y la teoría queer. Así como también, cómo las perspectivas feministas pueden enriquecer los estudios y la teoría LGTBIQ, y así mismo, cómo las perspectivas queer pueden enriquecer el feminismo. Algunos libros, como El feminismo es queer: La íntima conexión entre la teoría feminista y la queer, describen las similitudes entre la teoría queer y la feminista; así como también defienden que el feminismo en sí podría ser interpretado como un movimiento "queer". [29]

Críticas del feminismo a la teoría queer[editar]

Muchas feministas han criticado la teoría queer por apartarse de las cuestiones feministas o por ser un una respuesta negativa dominada por hombres hacia el feminismo. Feministas lesbianas y feministas radicales han sido las más relevantes a la hora de criticar la teoría queer y sus políticas. La obra de Sheila Jeffreys Unpacking Queer Politics: A Lesbian Feminist Perspective critica con dureza la teoría queer, pues la considera un producto de "una cultura dominante de hombres gais" que "ensalza el privilegio masculino" y "que consagra un culto a la masculinidad". Es por eso que Jeffreys repudia la teoría queer, ya que la considera antilesbiana, antifeminista y misógina.[30]

Véase también[editar]

·      Roles de género en la comunidad no heterosexual § Feminismo

·      Feminismo lésbico

·      Lesbianismo Político

·      Teoría Queer

Referencias[editar]

·      ^ "Asexual and Autoerotic Women: Two Invisible Groups" encontrado en ed. Gochros, H.L.; J.S. Gochros (1977). The Sexually Oppressed. Associated Press. ISBN 978-0-8096-1915-3

·      ^ Bogaert, Anthony F. (2012). Understanding Asexuality. Lanham, Maryland: Rowman & Littlefield. p. 92. ISBN 978-1-4422-0099-9. Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ "An Asexual Map for Sex-Positive Feminism". Feministing.Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ Fahs, Charles B. (2010). "Radical refusals: On the anarchist politics of women choosing asexuality". Sexualities. SAGE Publications. 13 (4): 445–461. doi:10.1177/1363460710370650. Recuperado el 3 de octubre de 2012

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·      ^ Gerstner, David A. (2006). Routledge International Encyclopedia of Queer Culture. United Kingdom: Routledge. pp. 82–3. ISBN 978-0-415-30651-5. Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ Véase:a b Bindel, Julie (12 de junio de 2012). "Where's the Politics in Sex?". The Huffington Post. Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ Véase:a b Bindel, Julie (8 de noviembre de 2008). "It's not me. It's you". London: The Guardian. Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ Full text of the article Cyborg Manifesto (una copia archivada en  Wayback Machine)

·      ^ Nancy Quinn Collins (15 de febrero de 2017). Feminist Essays. Lulu.com. pp. 14–. ISBN 978-1-365-75994-9.

·      ^ Jeffreys, Sheila (1993). The Lesbian Heresy. Melbourne, Australia: Spinifex Press Pty Ltf. p. 124. ISBN 1-875559-17-5. Recuperado el 4 de octubre de 2012.

·      ^ "b i · a n y · o t h e r · n a m e".

·      ^ Jeffreys, Sheila (2003Véase. Unpacking Queer Politics: A Lesbian Feminist Perspective. Cambridge, Inglaterra: Polity. ISBN 0-7456-2838-9.

·      ^ Stoltenberg, John (1982). "Sadomasochism: Eroticized Violence, Eroticized Powerlessness". En Linden, Robin Ruth. Against Sadomasochism: A Radical Feminist Analysis. East Palo Alto, Calif: Frog in the Well. pp. 124–30. ISBN 0-9603628-3-5. OCLC 7877113.

·      ^ Kendall, Christopher N. (2004). Gay Male Pornography: An Issue Of Sex Discrimination. Vancouver, Columbia Británica: University of British Columbia Press. ISBN 0-7748-1076-9.

·      ^ Faderman, Lillian: "Surpassing the Love of Men," p. 17. Quill/William Morrow, 1981.

·      ^ Lesbianism and Feminism. Consultado el 28 de mayo de 2007 May.

·      ^ Jeffreys, Sheila: "Unpacking Queer Politics," p. 19. Polity, 2003.

·      ^ Research on International Activism Archived 2012-03-23 en the Wayback Machine.

·      ^ Julie Bindel, Location, location, orientation, The Guardian, 27 de marzo de 2014

·      ^ "Love Your Enemy? The Debate Between Heterosexual Feminism and Political Lesbianism". Onlywomen Press: Leeds Revolutionary Feminist Group. Recuperado el 3 de octubre de 2012.

·      ^ Véase:a b Friedan, Betty. Life So Far: A Memoir. N.Y.: Simon & Schuster (Touchstone Book), © 2000, pbk., 1st Touchstone ed. (ISBN 0-7432-0024-1) [1st edición?] 2001. Página 221.

·      ^ Friedan, Betty. Life So Far, op. cit. Página 223.

·      ^ Friedan, Betty. Life So Far, op. cit. Página 222.

·      ^ Friedan, Betty. Life So Far, op. cit. Pp. 248–249.

·      ^ Friedan, Betty. Life So Far, op. cit. Página 295.

·      ^ Echols, 1989

·      ^ Marinucci, Mimi (2011). Feminism is Queer: The Intimate Connection Between Queer and Feminist Theory. Londres, Inglaterra: Zed Books. ISBN 1-84813-475-4.

·       ^ Jeffreys, Sheila (2003). Unpacking Queer Politics: A Lesbian Feminist Perspective. Cambridge,Inglaterra: Polity. pp. 1–2. ISBN 0-7456-2838-9.

Enlaces externos[editar]

A Few Facts and Fictions of Feminism In Relation to Race, Social Class, Sex, Gender, and Sexual Orientation