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Iglesia Adventista del Séptimo Día


Sede mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Silver Spring, Maryland.
Generalidades
Clasificación Protestante
Orientación Adventista
Forma de gobierno Representativo
Orígenes
Fundadores Joseph Bates
James White
Ellen G. White
Administración
Sede Silver Spring, Maryland
Presidente Ted N. C. Wilson
Cifras
Miembros 20 727 347
Congregaciones 158 334
Pastores 19 717
Hospitales 198
Escuelas primarias 5915
Escuelas secundarias 2435
Universidades 115
Sitio web
adventist.org

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación cristiana protestante,[1][2]​ distinguida por su observancia del sábado[a]​ como día de reposo y por su convicción de que la segunda venida de Jesucristo es inminente.[4][5]​ La iglesia surgió del movimiento millerita en Estados Unidos a mediados del siglo XIX d. C., y fue establecida formalmente en 1863.[6]​ Está presente en 213 países y cuenta con más de 20 millones de miembros.[7]

Gran parte de la teología adventista corresponde a enseñanzas protestantes comunes, como la autoridad suprema de la Biblia, la Trinidad, y la salvación por medio de la fe en Jesucristo. Sin embargo, presentan importantes creencias distintivas, como la observancia del sábado como día de reposo, la doctrina del juicio investigador, y la manifestación del don de profecía en el ministerio de Ellen G. White.[8]​ El trabajo misionero es muy importante para la iglesia, y sus miembros consideran que tienen el deber de compartir sus creencias con los demás.[6]

La denominación se caracteriza por su énfasis en el desarrollo de un estilo de vida saludable, promoviendo activamente el ejercicio físico, el vegetarianismo y la abstinencia del alcohol, el tabaco y otras sustancias recreativas.[5][8]​ Además, promueven la educación cristiana, la protección de la libertad religiosa, y los principios éticos conservadores.[9]

La Iglesia Adventista es administrada en cuatro niveles de organización, que comprenden desde la iglesia local hasta la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que dirige la denominación a nivel mundial. Los administradores de cada nivel son elegidos mediante un sistema de democracia representativa. La iglesia administra numerosas escuelas, universidades, hospitales, clínicas, y casas editoriales en todo el mundo, así como una organización humanitaria, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales.[10][11]

Historia[editar]

Retrato de William Miller (1782-1849).
El granjero bautista William Miller fue el precursor del movimiento adventista.
Fotografía de Joseph Bates
Fotografía de James White
Fotografía de Ellen G. White
Joseph Bates, James White y Ellen G. White, cofundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Antecedentes[editar]

El surgimiento del adventismo se enmarca dentro del Segundo Gran Despertar religioso, ocurrido durante la primera mitad del siglo XIX d. C..[12]​ La inestabilidad política y social provocada por las Guerras Napoleónicas[13]​ suscitó un reavivamiento en el estudio de las profecías bíblicas por parte un grupo interdenominacional de protestantes, quienes consideraron acontecimientos como el terremoto de Lisboa de 1755, el día oscuro de Nueva Inglaterra en 1780 y la lluvia de meteoros de 1833, como señales del inminente retorno de Jesucristo.[14][15]​ El interés profético fue estimulado por los estudios apocalípticos de Isaac Newton[16]​ y por la obra La venida del Mesías en gloria y majestad del jesuita chileno Manuel Lacunza.[17][18]

Uno de los creyentes más entusiastas fue William Miller, un granjero bautista de Nueva York que en 1818, tras dos años de intenso estudio de las profecías del libro de Daniel, llegó a la conclusión de que Jesucristo volvería a la tierra alrededor del año 1843.[19][20][21]​ Para llegar a esta fecha, Miller se basó principalmente en el texto de Daniel 8:14: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado», interpretando la purificación del santuario como el fin del mundo, y considerando los dos mil trescientos días como un periodo de dos mil trescientos años[b]​ que iniciaba el 457 a.C., fecha en que Artajerjes I emitió un edicto que permitía la reconstrucción de Jerusalén.[24][25][26]

El movimiento millerita[editar]

En 1831, Miller comenzó a propagar sus ideas, recibiendo constantemente invitaciones para predicar en iglesias metodistas, bautistas y congregacionales de la costa este de Estados Unidos.[27][28]​ El movimiento se masificó a partir de 1840 cuando uno de sus seguidores, el pastor bautista Joshua V. Himes, inició la edición de la revista Signs of the Times, y la publicación de numerosos libros, folletos y panfletos que anunciaban el inminente advenimiento de Jesucristo a la tierra.[29][30]

Entre 1842 y 1844 se organizaron más de 125 reuniones campestres adventistas en distintos lugares de la costa este y el medio oeste de Estados Unidos. Se estima que la asistencia conjunta de todas las reuniones superó las quinientas mil personas.[31][32][33]​ En una reunión campestre realizada en agosto de 1844, el predicador millerita Samuel S. Snow presentó una serie de cálculos basados en un estudio minucioso de las antiguas festividades judías, que demostraban que Jesús volvería el 22 de octubre de aquel mismo año. Sus cálculos fueron aceptados con entusiasmo por los adherentes del movimiento.[34]

El 22 de octubre de 1844, entre cincuenta mil y doscientas cincuenta mil personas esperaron ansiosamente la segunda venida de Cristo.[35]​ Cuando nada extraordinario ocurrió aquel día, los milleritas quedaron profundamente decepcionados.[36]​ El acontecimiento pasó a ser conocido como el Gran Chasco,[37]​ y la mayoría de los creyentes abandonó el movimiento.[38]

Organización de la iglesia[editar]

Un grupo minoritario continuó estudiando las profecías bíblicas, llegando a la conclusión de que los cálculos de Miller eran correctos, pero había errado en la interpretación de la «purificación del santuario» mencionada en Daniel 8:14.[39]​ Basándose en pasajes como Hebreos 8-9 y Daniel 8-9, llegaron a la conclusión de que existe un santuario literal en el cielo, donde Cristo ministra como sumo sacerdote y mediador. Así, en 1844, Cristo habría comenzado la «purificación del santuario celestial», ingresando al lugar santísimo para realizar un juicio investigador en el que se examinarían los nombres registrados en el Libro de la Vida.[40]​ Una vez finalizada esta tarea, Jesús volvería de forma literal y visible a la tierra, acontecimiento que los adherentes a esta postura continuaron considerando inminente, aunque evitaron en lo sucesivo señalar una fecha concreta.[41]​ Lideraban este grupo Joseph Bates, James White y Ellen Harmon.[42]

Joseph Bates era un marino jubilado que había invertido la mayor parte de su modesta fortuna en la propagación del mensaje millerita. En 1845 llegó a la convicción de que el sábado debía ser observado como día de reposo, y se convirtió en su principal promotor dentro del movimiento adventista. Esta creencia había sido adoptada de los bautistas del séptimo día, y fue aceptada progresivamente por los demás líderes adventistas.[43][44][45]

James White era un joven maestro de escuela que se había unido al movimiento millerita en 1842, desempeñándose durante los dos años siguientes como predicador itinerante por iniciativa propia, periodo durante el cual fue ordenado como ministro por el movimiento restauracionista Conexión Cristiana.[46]

Ellen Harmon era una joven de frágil salud y escasa educación que en 1843 había sido expulsada junto a su familia de la iglesia metodista a la que pertenecían debido a su convicción en las ideas del movimiento millerita.[47]​ En diciembre de 1844, mientras participaba de una reunión de oración junto a algunas amigas, experimentó un estado de trance, durante el que afirmó haber visto a los milleritas en un camino estrecho que conducía a la Nueva Jerusalén.[48]​ Después de experimentar una segunda visión alrededor de una semana después en la que se le instruía que informara a los demás lo que había visto, Ellen comenzó a hablar con pequeños grupos de creyentes milleritas, diciéndoles que —de acuerdo a su primera visión— estaban en el camino correcto, y debían permanecer fieles.[49]

En 1845, Ellen conoció a James White, quien durante algún tiempo la acompañó a las reuniones donde compartía sus visiones. James y Ellen se casaron en agosto de 1846, y —junto a Bates— organizaron una serie de conferencias en Nueva Inglaterra y Nueva York a fines de la década de 1840 que forjaron las creencias centrales del movimiento adventista.[50]

Durante el resto de su vida, Ellen White refirió haber recibido más de dos mil visiones que registró mediante una extensa producción literaria. Su rol profético fue aceptado progresivamente por la mayoría de los creyentes adventistas, y sus conferencias y escritos llegaron a ser fundamentales para el desarrollo inicial de la denominación.[51]​ Sin embargo, algunos grupos minoritarios rechazaron la legitimidad de las visiones de White y se separaron del movimiento adventista, estableciendo posteriormente la Iglesia de Dios (Séptimo Día).[52][53]

Inicialmente, los creyentes adventistas no tenían la intención del formar una nueva iglesia, pero tras el rápido crecimiento del movimiento se vieron en la necesidad de contar con una institución que coordinara la difusión de sus creencias. En 1853 —como primer paso hacia una organización formal— se inició la entrega de credenciales pastorales, y en 1860 los creyentes acordaron la creación de una entidad que pudiera ser legalmente propietaria de las casas de culto y de una imprenta adquirida en 1855, que hasta ese momento se encontraban a nombre de James White.[54]​ Durante una asamblea celebrada en Battle Creek, Míchigan, escogieron ser conocidos como «adventistas del séptimo día».[55]

La organización oficial de la iglesia se realizó el 21 de mayo de 1863, al constituirse la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que contaba inicialmente con 3500 miembros en 125 iglesias que eran lideradas por 30 pastores.[10]​ Como primer presidente de la organización fue elegido en forma unánime James White, quien declinó el cargo, el cual fue ocupado finalmente por John Byington, un exministro metodista de sesenta y cinco años.[56]

Consolidación y crecimiento[editar]

En los años posteriores a la organización formal de la iglesia, el desarrollo de un estilo de vida saludable se convirtió en una de las preocupaciones centrales de los adventistas del séptimo día. Ellen White escribió extensamente sobre el tema, promoviendo el vegetarianismo y la abstinencia del alcohol, el café y el tabaco.[57]​ En 1866 fue fundado en Battle Creek el Instituto Occidental de Reforma pro Salud, el primero de cientos de instituciones de salud adventistas. En 1876, John Harvey Kellogg fue nombrado administrador general del Instituto, y pocos meses más tarde la institución fue renombrada como Sanatorio de Battle Creek. Bajo la dirección de Kellogg, el Sanatorio se transformó a fines del siglo XIX en una de las instituciones de salud más prestigiosas del mundo.[58]

Inicialmente, los adventistas limitaron sus esfuerzos misioneros casi exclusivamente a los Estados Unidos. Sin embargo, a principios de la década de 1870, los líderes de la iglesia se convencieron de que tenían la obligación de llevar su mensaje a todo el mundo, y en 1874 enviaron a J. N. Andrews —un expresidente de la Asociación General— a Suiza, como el primer misionero adventista.[59]​ Otros misioneros fueron enviados durante los años siguientes; primero, a ciudades con grandes poblaciones de cristianos blancos en Europa, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, y —más tarde— a las poblaciones no blancas de África, Asia y América Latina.[60]​ Hacia el año 1900, los adventistas contaban con casi quinientos misioneros en el extranjero, y más del quince por ciento de los más de setenta y cinco mil adventistas vivían fuera de América del Norte. En parte para satisfacer las crecientes necesidades de sus misiones en el extranjero, así como para proteger a sus jóvenes de las influencias seculares, la iglesia desarrolló un extenso sistema educativo. Para la segunda mitad del siglo XX, los adventistas estaban operando uno de los sistemas escolares protestantes más grandes del mundo.[61]

La teología adventista sufrió un importante cambio en la década de 1880, cuando Alonzo T. Jones y Ellet J. Waggoner, editores de la revista The Signs of the Times, desafiaron el énfasis legalista que había caracterizado a la denominación. En oposición a los líderes de la Asociación General —quienes sostenían que la salvación dependía de la observancia de los Diez Mandamientos y, en especial, del día de reposo—, Jones y Waggoner argumentaban que la justificación era alcanzada únicamente gracias a la fe en Cristo.[62]​ La controversia llegó a su clímax en el Congreso de la Asociación General de 1888, donde Ellen White respaldó la postura de Jones y Waggoner, desencadenando la renuncia del presidente de la Asociación General, George I. Butler. Durante los años posteriores, White, Jones y Waggoner realizaron una extensa campaña para transmitir la doctrina de la justificación por la fe a los miembros de la iglesia.[63][64]

Hacia el año 1900, los misioneros de la denominación se habían extendido por todo el mundo y habían ganado muchos conversos. Los esfuerzos de evangelización de los adventistas en el extranjero tuvieron tanto éxito, que hoy la iglesia se encuentra presente en más de 200 países. Aunque continúan creyendo que el regreso de Cristo es inminente, la organización ha realizado grandes inversiones en instituciones médicas, educativas y de publicaciones en todo el mundo.[57]​ El año 2015, los adventistas fueron reconocidos por Pew Research Center como el grupo religioso de mayor diversidad étnica y racial en los Estados Unidos.[65]

Creencias[editar]

Biblia de Gutenberg expuesta en la Biblioteca Pública de Nueva York.
Los adventistas sostienen que la Biblia es la Palabra de Dios y la única fuente de sus creencias.

Los adventistas del séptimo día basan su doctrina en el principio protestante de la Sola Scriptura: la Biblia como única norma de fe y práctica de los cristianos. Creen que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron divinamente inspirados y —pese a estar formulados en palabras humanas— constituyen la Palabra de Dios revelada a la humanidad. Consideran que todas las creencias teológicas deben ser «juzgadas a la luz de las Escrituras», y que toda idea que no está en armonía con el mensaje bíblico, debe ser rechazada.[66]

La Iglesia se ha mostrado reacia a la formalización de un credo, argumentando que «La Biblia y solo la Biblia» constituye su único credo. Sin embargo, debido a la necesidad de una publicación oficial que permitiera a la comunidad comprender mejor la fe adventista, un comité de la Asociación General preparó un documento que exponía en forma abreviada las principales enseñanzas de la denominación. Esta declaración —que incluía 22 afirmaciones— fue publicada por primera vez en el anuario institucional de 1931, y permaneció vigente hasta que, en 1980, fue reemplazada con un resumen similar pero más amplio, que contenía 27 párrafos publicados bajo el título de Creencias Fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día. El año 2005 fue aprobada una declaración adicional, quedando resumida la doctrina de la iglesia en 28 creencias fundamentales. La aceptación pública de estas creencias es prerrequisito para el bautismo y —por lo tanto— para ser llegar a ser miembro de la Iglesia.[67]

Casi todas las creencias de la Iglesia Adventista son compartidas por uno o más grupos cristianos. Sin embargo, algunas son rasgos distintivos de esta denominación.[68]

Creencias comunes con el cristianismo tradicional[editar]

Carl Bloch, El Sermón del Monte (1877).
Los adventistas creen que Jesucristo es Dios y que ha existido eternamente.

Los adventistas del séptimo día comparten con los cristianos conservadores y los credos protestantes históricos la creencia en un solo Dios creador, sustentador y gobernante del universo, que es omnipotente, omnisciente y omnipresente. Profesan que la divinidad es una unidad de tres personas coeternas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios Espíritu Santo.[69]​ Sostienen que las Sagradas Escrituras —que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento— son la revelación inspirada de Dios a los hombres, y constituyen la única regla de fe y práctica.[70]

Creen que Jesucristo es Dios y ha existido junto al Padre desde toda la eternidad; que se encarnó mediante una concepción milagrosa y un nacimiento virginal, y que vivió una vida sin pecado en la tierra.[71][72]​ Sostienen que la muerte vicaria y expiatoria de Cristo es suficiente por sí misma para la redención de la humanidad. Enseñan que, al tercer día, Jesús resucitó de la tumba, y posteriormente ascendió literal y físicamente al cielo, donde ejerce como mediador ante el Padre.[73]​ Creen que Cristo regresará a la tierra en una segunda venida inminente, literal, personal, visible y de alcance mundial.[70][74]

Consideran además que el hombre fue creado sin pecado, pero que —tras la caída de Adán y Eva— entró en un estado de separación, depravación y muerte. Sin embargo, la humanidad puede alcanzar la salvación por gracia divina mediante la fe en en el sacrificio de Jesús en la cruz. Sostienen que la entrada a la vida nueva en Cristo es mediante el bautismo, una confesión pública de la muerte del viejo hombre y del nuevo nacimiento. De esta forma, enseñan que el hombre es justificado por la fe, santificado por la morada interior de Cristo a través del Espíritu Santo, y será glorificado en la resurrección de los santos, cuando Jesucristo retorne a la tierra. Confían en que, en la Tierra Nueva, Dios proporcionará un hogar eterno para los redimidos y un ambiente perfecto para la vida, el amor, el gozo y el aprendizaje eternos.[75]

Creencias comunes con algunos grupos cristianos[editar]

Rembrandt, Moisés con las Tablas de la Ley (1659).
Los Diez Mandamientos son considerados por los adventistas la norma de vida y conducta para la humanidad.

En cuanto a ciertas doctrinas controvertidas entre los cristianos, los adventistas del séptimo día sostienen uno de entre dos o más puntos de vista.[76]

Sobre el origen de la vida, los adventistas creen que Dios creó el mundo en seis días literales, rechazando que la creación se efectuara a lo largo de miles de millones de años o mediante procesos evolutivos.[77]

Aseveran que los Diez Mandamientos son la norma de vida y conducta para los hombres de todos los tiempos, rechazando que el decálogo haya cambiado o que haya sido abolido.[78]​ Comparten con los bautistas del séptimo día y otras denominaciones la creencia en que el séptimo día de la semana, el sábado, es el día de reposo bíblico. Niegan que haya sido abolido, que haya pasado a ser el primer día o que sea meramente una séptima parte del tiempo.[79]

Manifiestan que la humanidad es libre para escoger o rechazar el ofrecimiento de salvación mediante Cristo, negando que Dios haya predeterminado que algunos hombres se salven y que otros se pierdan.[80]​ Afirman que el hombre fue dotado en la creación de inmortalidad condicional, rechazando que las personas tengan inmortalidad innata o un alma inmortal. Enseñan que los malvados serán castigados con sufrimiento en un lago de fuego, donde serán completamente destruidos. No creen en un infierno que esté ardiendo eternamente, donde las almas serán atormentadas sin fin.[81]

Consideran que los creyentes son responsables por el uso adecuado del tiempo, de las capacidades y posesiones, y de las bendiciones de la tierra y sus recursos, los cuales Dios colocó bajo su cuidado. Promueven el diezmo como el plan de Dios para el sostenimiento de la iglesia, negando que este fuese instruido únicamente para los judíos. Además, promueven la abstinencia del uso de bebidas alcohólicas y del tabaco. Consideran que la indulgencia en estas cosas no es representativa del carácter de Dios.[81]

Creen que el bautismo debe administrarse únicamente por inmersión; no mediante aspersión, derramamiento, inmersión triple u otras formas. Enseñan que debe practicarse la ordenanza instituida por Cristo de lavarse los pies unos a otros en ocasión de la Cena del Señor; no creen que tal cosa fuera meramente un acomodo a las costumbres y necesidades de aquellos tiempos.[4][82][81]

Respecto a la interpretación profética,[c]​ consideran que el punto de vista acertado es planteado de forma idónea por lo que se conoce como la escuela historicista,[d]​ frente a los sistemas seguidos por preteristas[e]​ y futuristas.[f][84]

Sostienen que la Iglesia y el Estado deberían actuar en esferas completamente separadas. Niegan que, en un esfuerzo por controlar la religión o las actividades religiosas de los hombres, la Iglesia deba dominar al Estado, o el Estado deba gobernar a la Iglesia.[81]

Creencias distintivas[editar]

En algunas áreas del pensamiento cristiano, los adventistas del séptimo día presentan doctrinas distintivas, que no son compartidas por ninguna otra denominación.[85]

Creen que hay un santuario en el cielo donde Cristo ministra como sumo sacerdote y mediador en dos fases diferenciadas, la primera de las cuales culminó en 1844.[86]​ Consideran además que habrá un juicio investigador en el que se decidirán los destinos de todos los hombres antes de la segunda venida de Cristo.[70][87]

Afirman que el don profético —o «espíritu de profecía»— es uno de los dones del Espíritu prometidos a la iglesia de los últimos días, y que ese don fue manifestado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el ministerio de Ellen G. White.[70][88]​ Sus escritos son considerados «una permanente y autorizada fuente de verdad que proporciona consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia».[89]

Consideran que el sello de Dios y la marca de la bestia —mencionados en el libro de Apocalipsis— son símbolos de las fuerzas opuestas del bien y el mal en el último gran conflicto antes de que Cristo venga por segunda vez.[90]​ Por último, enseñan que los tres ángeles de Apocalipsis 14 representan la proclamación del último mensaje de Dios al mundo en preparación para la venida de Cristo.[91]

Organización e instituciones[editar]

La Iglesia Adventista está organizada como una democracia representativa compuesta por cuatro niveles de organización:

  1. La iglesia local, integrada por creyentes individuales.
  2. La asociación o misión local, un órgano administrativo que agrupa las iglesias en un estado, provincia o territorio. Una asociación y una misión se diferencian por su nivel de autonomía financiera: las misiones reciben financiamiento central, mientras que las asociaciones son económicamente autosuficientes.
  3. La unión, un órgano administrativo que agrupa al conjunto de asociaciones y/o misiones dentro de un territorio más grande, generalmente un país.
  4. La Asociación General, el órgano administrativo superior de la Iglesia, agrupa a todas las uniones del mundo. La Asociación General opera a través de trece oficinas regionales —llamadas divisiones— que coordinan el trabajo del conjunto de uniones de un territorio extenso.

Los líderes de cada nivel son elegidos por representación democrática. Los miembros individuales de la iglesia local eligen representantes de sus congregaciones para reunirse y seleccionar a los administradores de la asociación o misión correspondiente. A su vez, las asociaciones y misiones envían representantes para escoger a los administradores de la unión correspondiente. Finalmente, cada cinco años, delegados de todo el mundo se reúnen para seleccionar a los líderes de la Asociación General, y establecer políticas

administran las extensas actividades misioneras, educativas, caritativas y de publicación de la organización.


Cada iglesia local elige a sus propios líderes por mayoría de votos y envía delegados que se reúnen en un congreso. Los funcionarios dentro de los sindicatos y la Conferencia General son elegidos para cada sesión.

Los ministros no son elegidos. Son asignados a las iglesias por la conferencia local o campo / misión.

______________

La iglesia local autoridad para administrar la iglesia se delega a través de un sistema de conferencias que comienza con las iglesias locales que forman asociaciones regionales. A su vez, estas asociaciones se combinan en conferencias regionales más grandes (denominadas Uniones) que se reúnen cada cinco años.(Melton3) __

La conferencia general, que también se reúne cada cinco años, y el comité ejecutivo de la conferencia general, que continúa entre las sesiones de la conferencia, son los órganos administrativos más altos de la iglesia. Establecen políticas y administran las extensas actividades misioneras, educativas, caritativas y de publicación de la iglesia.(Melton3) __

En 1903, la sede adventista del séptimo día se mudó de Battle Creek a Takoma Park, Maryland, justo al norte de la capital de la nación.(Queen) La Conferencia General, el principal órgano rector de la iglesia, tiene su sede en Silver Spring, Maryland, donde se trasladó en 1989.(Britannica) __

Hay cuatro niveles de organización en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

La iglesia local. La conferencia local o el campo / misión local, un cuerpo unido de iglesias en un estado, provincia o territorio. La diferencia entre una conferencia y una misión es que las misiones se financian de forma centralizada, mientras que las conferencias son autosuficientes La conferencia sindical o misión sindical, un cuerpo unido de conferencias, misiones o campos dentro de un territorio más grande, generalmente un país. La Conferencia General, que abarca a todos los sindicatos en todas partes del mundo: es la unidad de organización más grande y se reúne cada dos o tres años. La Conferencia General se divide en 13 divisiones mundiales, como la División Transeuropea (que incluye las iglesias del Reino Unido y tiene su sede en St. Albans, Inglaterra), para la administración de diversas áreas geográficas. Cuando la Conferencia General no está en sesión, el Comité Ejecutivo dirige la Iglesia.

Cada nivel es elegido por representación democrática. Una iglesia elige a sus propios funcionarios por mayoría de votos y también elige a su propio delegado para una conferencia. Los funcionarios dentro de las Uniones y la Conferencia General son elegidos para cada sesión.

Los ministros no son elegidos. Son asignados a las iglesias por la conferencia local o campo / misión.(BBC) __

Los miembros individuales de la iglesia local eligen representantes de sus congregaciones para reunirse y seleccionar a los oficiales locales de la "conferencia". La conferencia local abarca un área generalmente del tamaño de un estado. Por ejemplo, algunas conferencias locales son la Conferencia de Pensilvania, la Conferencia de Michigan y la Conferencia de Carolina.

Las conferencias locales gestionan los asuntos dentro de su jurisdicción y proporcionan instalaciones y programas que afectan directamente a los miembros individuales de la iglesia en esa área.

Las conferencias locales se agrupan, al igual que las iglesias locales, para formar "conferencias sindicales". Los sindicatos están formados por regiones geográficas específicas, y los oficiales de estos sindicatos supervisan el trabajo relacionado con la iglesia en esas áreas. Existen nueve de estos sindicatos en América del Norte, como la Unión del Sur, la Unión del Atlántico y la Unión del Pacífico. Este mismo patrón de distribución de responsabilidad continúa. Los sindicatos se agrupan para formar "divisiones" de la Conferencia General. Trece divisiones abarcan todo el mundo, como la División Norteamericana, Sur

Instituciones educativas[editar]

...

Instituciones de salud[editar]

... Menus in Seventh-day Adventist health care facilities focus on vegetarian meals, in accordance with church teachings, but may still offer some nonvegetarian choices. [Fieldhouse]

Medios de comunicación[editar]

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Publicaciones[editar]

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Ayuda humanitaria[editar]

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Organizaciones juveniles[editar]

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Cultura y prácticas[editar]

Observancia del sábado[editar]

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Salud y dieta[editar]

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Ética y sexualidad[editar]

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Controversias[editar]

Creencias distintivas[editar]

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Rol de Ellen White[editar]

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Exclusivismo[editar]

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Véase también[editar]

Notas[editar]

  1. Los adventistas entienden el día de reposo como un periodo de 24 horas entre la puesta de sol del viernes y la puesta de sol del sábado.[3]
  2. La idea de que —en el contexto de la escatología bíblica— un día profético representa un año literal se extrae de textos como Números 14:34 y Ezequiel 4:5-6, y había sido aplicada anteriormente por rabinos judíos.[22][23]
  3. Existen tres métodos principales utilizados para la interpretación de las profecías apocalípticas de Daniel y Apocalipsis: el historicismo, el preterismo y el futurismo.[83]
  4. El historicismo, o método histórico, considera que las profecías apocalípticas se cumplen a través de la historia del pueblo de Dios; desde el tiempo del profeta que recibe la revelación hasta el establecimiento del Reino de Dios.[83]
  5. El preterismo considera que las profecías apocalípticas se cumplieron en el pasado remoto, ya sea en tiempos del profeta o poco después. Niega todo elemento sobrenatural de la profecía, por lo que el profeta solo puede hablar de cosas que acontecen en su tiempo o en el pasado, y "predecir" algunas cosas a corto plazo en base a mitos y creencias populares.[83]
  6. El futurismo considera que las profecías se cumplirán en un futuro distante, en el final de los tiempos.[83]

Referencias[editar]

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Bibliografía[editar]

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Periódicos y publicaciones[editar]

En línea[editar]

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Enlaces externos[editar]