Francmasonería

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La escuadra (símbolo de la virtud) y el compás (símbolo de los límites con los que debe mantenerse cualquier masón respecto a los demás, sobre todo respecto a los demás masones) son quizá los dos símbolos masónicos más conocidos. Aquí aparece también las letras "G", "A", que representan al Gran Arquitecto del Universo.

La francmasonería o masonería se define a sí misma como una institución discreta de carácter iniciático, no religiosa, filantrópica, simbólica y filosófica fundada en un sentimiento de fraternidad. Tiene como objetivo la búsqueda de la verdad y fomentar el desarrollo social y moral del ser humano, además del progreso social.[nota 1]​ Los masones se organizan en estructuras de base denominadas logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente denominada «Gran Logia», «Gran Oriente» o «Gran Priorato».

Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o «especulativa» ha sido descrita a menudo como un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos. Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

La historia institucional de la masonería presenta numerosas disidencias, cuyas principales causas, con importantes matices y derivaciones, están relacionadas con la admisión de la mujer en la masonería, la cuestión de las creencias religiosas o metafísicas, la naturaleza de los temas tratados o la forma de trabajar de las logias, así como con las bases sobre las que se fundamenta la regularidad masónica. La existencia de distintos puntos de vista sobre estos y otros temas ha dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

Según el Diccionario de los símbolos:[1]

El compás ha sido considerado entre nosotros como el emblema de las ciencias exactas. La noción de regla, de rectitud, está también por otra parte en la base del kuei chino. Los grados de la abertura del compás simbolizan, en la tradición masónica, las posibilidades y los grados del conocimiento, 45° se refiere al octavo, 60° al sexto, y 90° al cuarto. La masonería, al limitar la abertura del compás a 90° máximo, indica con ello los límites que el hombre no sabría traspasar. El ángulo de 90° reproduce la escuadra. Ya que la escuadra es como sabemos el símbolo de la materia, el compás es el símbolo del espíritu y de su poder sobre la materia. El compás abierto en 45° indica que la materia no está completamente dominada, mientras que la abertura de 90° realiza íntegramente el equilibrio entre las dos fuerzas; el compás se convierte en escuadra justa.

En las ceremonias de admisión, cuyas imágenes son accesibles en diversos medios, se puede ver entre los elementos que la forman el anagrama VITRIOL, conocido en la alquimia, para el que hay dos equivalencias diferentes (op. cit. pág. 1077):[1]

  • visita interiorem terrae rectificando inveniens opera lapidem (‘desciende a las entrañas de la Tierra, y destilando encontrarás la piedra de la obra’).
  • Visita interiora terrae rectificando inveniens occultum lapidem (‘explora los interiores de la Tierra. Rectificando, descubrirás la piedra escondida’).

Orígenes

Francmasón inglés del siglo XIX

La «masonería operativa»

Una de las leyendas más importantes de la francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del Templo de Salomón en Jerusalén, la fundación de la orden masónica. Algunos textos retrotraen el origen de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad, y llegan a considerar como fundadores a distintas figuras bíblicas, como Tubalcaín, Moisés, Noé o el mismísimo Adán. De la antigüedad de la sociedad hablaría el que las citas del AT y el NT sobre: 'Los arquitectos', pudiesen referirse a algunas personas relacionadas con este grupo iniciático. Más realistas, pero todavía en el ámbito de lo mítico o de lo pseudohistórico, diversos autores han atribuido este origen a los constructores de las pirámides en el antiguo Egipto, a los Collegia Fabrorum romanos, a la orden de los templarios, la de los Rosacruces o a los humanistas del Renacimaterra dio a estas corporaciones en el año 926, denominado Constituciones de York. Este manuscrito se perdió en el siglo XV y fue reescrito de memoria por los que lo conocían. Por este motivo, la Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248, son el documento masónico original más antiguo que se conoce. Trata de aspectos jurídicos, administrativos y de usos y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad otros documentos, como el Poema Regius o Manuscrito Halliwell (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los Estatutos de Ratisbona (1459), los de Schaw (1598), el Manuscrito Iñigo Jones (1607), los de Absolion (1668) y el Sloane (1700). Todos estos manuscritos se refieren a la masonería «operativa» o gremial, de la que especifican sobre todo las reglas del «oficio», y los historiadores suelen referirse a ellas en un sentido genérico como «constituciones góticas».

Dos corrientes principales

La regularidad es un concepto tan importante como debatido en el seno de la francmasonería. Con base a él, las Obediencias masónicas establecen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación entre ellas. En general, se habla de Masonería regular para referirse a la que se atiene a una serie de reglas tradicionales. Sin embargo, existe discrepancia sobre cuáles de estas normas son las realmente importantes y cuáles no, lo que da lugar a la división de la masonería mundial en dos corrientes principales, a las que se puede añadir un cierto número de logias y de pequeñas obediencias no adscritas a ninguna de las dos.

Las condiciones aceptadas por las dos corrientes principales para reconocer la regularidad de una Obediencia masónica son:

  • Que posea una legitimidad de origen; esto es, que su constitución haya sido auspiciada por alguna otra organización masónica regular. En este sentido, suele considerarse que la regularidad inicial emana de la antigua Gran Logia de Londres y Westminster.
  • El respeto a los valores y principios capitales establecidos en los documentos fundacionales, en concreto las llamadas Constituciones de Anderson, publicadas en 1723.

Las dos corrientes discrepan en varios puntos importantes, que afectan incluso a sus respectivas denominaciones. Ambas corrientes suelen ser conocidas, respectivamente, como regular, una de ellas, y como liberal o adogmática, la otra. Sin embargo, los representantes de la segunda mantienen que su corriente es también plenamente regular, mientras que los de la primera argumentan que la suya es asimismo esencialmente liberal y adogmática. Es imposible establecer un criterio objetivo sobre este tema. Quizá, lo que se puede afirmar es que las diferentes corrientes masónicas no se consideran identificadas con términos como irregular o dogmática. Finalmente, las logias que no se adscriben a los criterios de ninguna de las dos principales corrientes suelen ser denominadas salvajes, si bien ellas prefieren referirse a sí mismas como bajo la bóveda celeste.

Masonería regular anglosajona

Sede de la Gran Logia Unida de Inglaterra en Londres.

La corriente que se denomina anglosajona está encabezada por la Gran Logia Unida de Inglaterra y a ella se adscriben las principales obediencias, por lo que a número de miembros se refiere, de las Islas Británicas, Estados Unidos, los países de la Commonwealth, Iberoamérica y parte de la Europa continental, incluida España.[2]​ Basándose en su interpretación de la tradición masónica y, en particular, de las Constituciones de Anderson, las Obediencias y Logias de esta línea establecen los siguientes criterios de regularidad:

  • La creencia en un dios o en un ser supremo (solo uno), que puede ser entendido como un principio no dogmático, como un requisito imprescindible a sus miembros.
  • Los juramentos deben realizarse sobre el llamado Volumen de la Ley Sagrada, generalmente la Biblia u otro libro considerado sagrado o símbolo de lo trascendente por el que realiza el juramento. La presencia de este Volumen de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás son imprescindibles en la logia.
  • No se reconocía la iniciación masónica femenina ni se aceptaba el contacto masónico con las logias que admitan a mujeres entre sus miembros.
  • Están expresamente prohibidas las discusiones sobre política y religión, así como el posicionamiento institucional sobre estos aspectos.

Masonería regular continental

La corriente que se denomina liberal o adogmática tiene su principal exponente mundial en el Gran Oriente de Francia. Es la principal corriente, por lo que a número de miembros se refiere, en Francia, África francófona y algunos países de la Europa continental, y a ella se adscriben muchas obediencias en todo el mundo, en especial en Iberoamérica y la Europa continental, incluyendo, en particular, a las Obediencias femeninas y mixtas. No se basa en un estándar de regularidad establecido, sino que mantiene como referente el reconocimiento compartido de unos valores, modelos rituales y organizativos que, por tradición, se consideran esencialmente masónicos. Por este motivo, presenta una mayor variedad de formas concretas de organización, cuyas principales características, que no tienen que darse simultáneamente, son:

  • El principio de libertad absoluta de conciencia. Admite entre sus miembros tanto a creyentes como a ateos y los juramentos pueden realizarse, según las logias, sobre el Libro de la Ley (las Constituciones de la Orden) o sobre el Volumen de la Ley Sagrada, en ambos casos junto a la Escuadra y el Compás.
  • El reconocimiento del carácter regular de la iniciación femenina. Las Obediencias pueden ser masculinas, mixtas o femeninas.
  • El debate de las ideas y la participación social. Las logias debaten libremente incluso sobre cuestiones relacionadas con la religión o la política, llegando, en determinadas ocasiones, a posicionarse institucionalmente sobre cuestiones relacionadas con esos aspectos.

El Gran Arquitecto del Universo

El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, es un símbolo tradicional en masonería cuyo contenido, interpretación y relevancia varían según la corriente masónica de que se trate.

Para la corriente anglosajona, el GADU representa al Ser Supremo, un principio masónico cuya creencia e invocación en la práctica del rito son imprescindibles. Para la corriente continental, establecer la condición de la creencia en un Ser Supremo supone limitar la libertad de conciencia de sus miembros, por lo que ni la creencia en el GADU ni su invocación son preceptivas.

Los masones, como individuos, son en todo caso libres de darle el contenido que mejor se ajuste a sus creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su interpretación concreta corresponde a cada cual.

Muchos francmasones consideran que el símbolo GADU es igual al Dios creador que determina a su voluntad los planes de la existencia. Para otros muchos, simboliza la idea de un Principio Creador, Alma Suprema que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Hay por último masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al GADU con la sublimación del ideal masónico o que lo interpretan desde una perspectiva panteísta o naturalista.

La masonería no sería compatible con una postura de nihilismo radical que negara cualquier sentido trascendente o inmanente al mundo, que interpretara el Universo como un puro caos sin orden posible, o que negara que, a pesar del desorden aparente, hay un Cosmos.

Grados

En el siglo XIX, certificados como éste se emitían con regularidad para que los masones pudiesen demostrar que habían tomado los tres grados de la masonería en una logia regular.

Los tres grados de la masonería son:

  1. Aprendiz – es el primer grado, el de los iniciados, con el que una persona se vuelve masón; en este grado el masón se enfrenta consigo mismo y debe de superarse, empezando a controlar sus pasiones (exceso de los 5 sentidos).
  2. Compañero – es un grado intermedio, donde el masón se dedica a aprender; en este grado el masón ve como el mundo exterior lo percibe y aprende a percibir el mundo exterior.
  3. Maestro – es el tercer grado, en el cual se requiere que el masón participe en la mayor parte de los aspectos de la logia y de la masonería. En este Grado el masón es enfrentado con la realidad de la muerte, se enfrenta con la inmortalidad del alma y la vida eterna.

Los tres grados representan tres etapas del desarrollo personal. No hay, para los masones, un significado único de estos tres grados; conforme un francmasón va trabajando en cada uno de los grados y estudiando, interpretará estos grados en función de su desarrollo personal, y su única obligación será cumplir con las normas de la logia para la que trabaja.[3]​ Una estructura simbólica común y una serie de arquetipos universales le servirán a todo masón para encontrar sus propias respuestas a las preguntas filosóficas de la vida.

No hay ningún grado en la francmasonería que sea superior al grado de maestro.[4]​ Si bien algunas órdenes masónicas tienen otros grados con números, estos otros grados se consideran complementarios al grado de maestro y no promociones del mismo.[5]​ Un ejemplo de ello es el Rito Escocés, que confiere grados desde el número 4 hasta el número 33.[6]​ Para alcanzar estos grados adicionales, es necesario ser maestro masón. Su administración depende de un sistema paralelo al de las logias azules o de artesanos; dentro de cada organización hay un sistema de oficios, que confiere rangos únicamente dentro de ese grado o dentro de esa orden.

En algunas jurisdicciones, en particular las de Europa continental, se les solicita a los masones que elaboren artículos sobre temas filosóficos, y que los presenten en público en la logia. Hay una extensísima bibliografía de artículos, revistas y publicaciones masónicas, que incluyen abstracciones y lecciones espirituales o morales de calidad diversa, manuales prácticos acerca de la organización y el manejo de los ritos, y también artículos históricos y filosóficos que merecen un gran respeto académico.

Secreto

Las actividades de las logias se mantienen en secreto, existiendo actualmente aún dos tipos de secretos prioritarios, uno de ellos asociado con el reconocimiento. Las palabras de pase, los toques al saludarse y las respuestas a preguntas específicas para poder ingresar a la orden forman parte del conocimiento esotérico que sólo se transmite en el interior de la institución y a quienes han alcanzado el conocimiento para llegar ahí. El otro tipo de secreto es ritual y es personal: es el conocimiento que cada miembro de la logia va adquiriendo de sí mismo conforme aprende. Es una experiencia personal que no se puede transmitir a nadie. El documento encriptado del siglo XIX llamado: 'Copiale', descifrado en la universidad de Uppsala, contiene las ceremonias de admisión a una sociedad secreta: 'Los oculistas', dedicada a la difusión de la técnicas adecuadas para la extracción de las cataratas (Facolisis), también describe las ceremonias de iniciación a todos los grados masónicos.[7]​ El enlace es a la traducción al inglés del texto original en alemán.

La mujer y la francmasonería

En la Edad Media, las corporaciones de arquitectos y picapedreros estaban integradas, en la mayor parte de los casos, únicamente por varones. Sin embargo, existen también numerosos ejemplos de la presencia de mujeres en estas organizaciones antecesoras de la masonería moderna. En el siglo XIII era aceptada la pertenencia de mujeres a las cofradías profesionales, como es el caso de las hilanderas, integradas exclusivamente por mujeres, o incluso en profesiones identificadas en aquella época por hombres, como la Guilda (corporación) inglesa de los Carpinteros de Norwich 1375, a la que pertenecían los albañiles de York y se hacía mención a la pertenencia de «hermanos» y «hermanas». Entre los constructores de catedrales es muy significativo el caso de Sabine de Pierrefonds, hija de Hervé de Pierrefonds, más conocido por su nombre germánico Erwin von Steinbach, constructor principal de la Catedral de Estrasburgo. Sabine esculpió algunas de las notables estatuas de Notre Dame de París, y a su vez, en tanto que Maestra de Obra, formó aprendices en su oficio. Y es probable que no fuera la única mujer en ser Maestra del Oficio. En los archivos de la Logia de York N° 236, que perteneció a la antigua Gran Logia de toda Inglaterra, existe un manuscrito ritual de 1693 que, refiriéndose al momento de la recepción en la Logia, dice:

Uno de los antiguos toma el Libro, y aquel o aquella que debe ser hecho masón, posa las manos sobre el Libro, y le son dadas las instrucciones.

Cuando surgió la masonería especulativa, o moderna, en el siglo XVIII, la mujer no estaba ni económica ni social ni políticamente emancipada, y en las Constituciones de Anderson de 1723 no se la tuvo en cuenta. Pero las mujeres no quisieron permanecer indiferentes a las realizaciones de las asociaciones masónicas. Es así como en Francia, en 1730, sólo cinco años después de la aparición de la masonería especulativa en este país, comenzaron a realizarse gestiones para ser aceptadas en la institución. El 10 de junio de 1774, el Gran Oriente de Francia había tomado bajo su protección, en una Asamblea General, la Masonería de Adopción. Se trataba de logias formadas por mujeres bajo la tutela de los masones varones. El 11 de marzo de 1775, el marqués de Saisseval, ayudado por otros hermanos, formó la logia El Candor. Fue su primera Gran Maestra la duquesa de Bourbon, a quien siguieron la princesa de Lamballe (1780), la emperatriz Josefina (1805), madame de Vaudemont (1807) y madame de Villete (1819), amiga personal de Voltaire.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, el 14 de enero de 1882, en la localidad de Le Pecq (Francia) la logia Los Librepensadores inició a una escritora y conocida militante a favor de los derechos de la mujer, Marie Deraismes, quien el 4 de abril de 1893 creó, junto con el senador Georges Martin, la Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia – Le Droit Humain. Esta logia daría origen a la Orden Masónica Mixta Internacional «El Derecho Humano». El Derecho Humano extendió rápidamente su acción en el mundo, y perteneció al mismo Annie Besant, célebre feminista inglesa y secretaria de la Sociedad Fabiana, antecesora del Partido Laborista de Inglaterra.

A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la Masonería de Adopción fue desapareciendo, y fue transformándose en masonería femenina, especialmente con el surgimiento de la Unión Masónica Femenina de Francia el 21 de octubre de 1945, que culminó en 1952 con la creación de la Gran Logia Femenina de Francia, que irá extendiendo la masonería integrada por mujeres en el resto de la Europa continental y Latinoamérica. Todavía algunas organizaciones masónicas masculinas siguen considerando «irregular» la presencia de mujeres en la masonería, si bien hoy existe un alto nivel de integración a partir de la existencia de organizaciones masónicas mixtas o femeninas en la mayoría de los países. Estas organizaciones son, por lo demás, plenamente aceptadas por las obediencias masculinas de la corriente masónica liberal.

Organizaciones e ideologías antimasónicas

Desde su fundación, la masonería ha encontrado la oposición de distintos tipos de actores sociales. Los motivos de esta oposición pueden haberse referido a la institución masónica en cuanto forma de organización, o bien poner el acento en una característica pretendidamente negativa de sus principios filosóficos y valores morales. El término antimasonería o antimasonismo se refiere a la desconfianza, a la crítica, a la oposición, a la hostilidad, a la discriminación, a la represión o a la persecución de la masonería.

Una clasificación de las instituciones e ideologías antimasónicas que con mayor contundencia se han opuesto o han atacado a la masonería puede ser la siguiente:

Poderes religiosos:

Iglesia católica

La Iglesia católica ha condenado sistemáticamente la filiación a la masonería en innumerables documentos, decretando que ésta es incompatible por sus principios con la doctrina y la fe de la Iglesia católica.[9][10][11][12]​ Los pronunciamientos papales en este sentido han sido constantes en este parecer:

  • Clemente XII, Carta Apostólica: In Eminenti, 24 de abril de 1738.
  • Benedicto XIV, Constitución Apostólica: Providas, 18 de mayo de 1751.
  • Pío VII, Constitución: Ecclesiam a Jesu Christo, 13 de septiembre de 1821.
  • León XII, Constitución: Quo Graviora, 13 de marzo de 1825.
  • Pío VIII, Carta Encíclica: Traditi Humilitati, 24 de mayo de 1829.
  • Gregorio XVI, Carta Encíclica: Mirari Vos, 15 de agosto de 1832.
  • Pío IX, Carta Encíclica: Qui Pluribus, 9 de noviembre de 1846; Alocución: Quibus Quantisque, 20 de abril de 1849; Carta Encíclica: Nostis et Nobiscum, 8 de diciembre de 1849; Carta Encíclica: Cuanta Cura, 8 de diciembre de 1864; Alocución: Multiplices Inter, 25 de septiembre de 1865; Constitución: Apostolicae Sedis, 12 de octubre de 1869; Carta: Quamquam, 29 de mayo de 1873; Carta: Exortae, 29 de abril de 1876.
  • León XIII, Carta Encíclica: Humanum Genus, 20 de abril de 1884; Carta Encíclica: Dall´alto dell´Apostolico Seggio, 15 de octubre de 1890; Carta Encíclica: Inimica Vos, 8 de diciembre de 1892. Carta Encíclica: Custodi di Quella Fede, 8 de diciembre de 1892.
  • San Pío X alude a la masonería en las Cartas Encíclicas: Vehementer Nos, 11 de febrero de 1906 y Une Foi Encore, 6 de enero de 1907.

Denuncian ocasionalmente la masonería los papas:

  • Pío XI, Carta Encíclica: Non Abbiamo Bisogno, 29 de junio de 1931.
  • Pío XII, Carta a Monseñor Montini, 29 de mayo de 1958.
  • También el Sínodo Romano de 1960, bajo Juan XXIII, recuerda la condena de la masonería.
  • El 'Osservatore Romano', publicó diversos documentos, p.ej. los de: Febrero de 1987, que reitera la vigencia de la pena de excomunión para los católicos que se inscriban en una sociedad masónica:,[13]​ la de 24 de marzo de 1984, 'Fe Cristiana y masonería son inconciliables',[14]​ 26 de noviembre de 1983:[15]​ 'Declaración sobre la Masonería', de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmada por Joseph Ratzinger y Jean Jerome Hamer, OP.[16]

Otros pronunciamientos de la Iglesia referentes a la masonería:

Los que dan su nombre a la masonería o a otras asociaciones que maquinan contra la Iglesia, incurren en excomunión.
Quien da su nombre a una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa, quién promueve o dirige esa asociación, ha de ser castigado con entredicho.[nota 2]

Véase también la Declaración sobre la masonería de la Conferencia Episcopal Alemana[18]​ del 9 de julio de 1980 y la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la masonería del año 1983.[19]

Grupos políticos o gobiernos

  • Las dictaduras fascistas y autoritarias del siglo XX: Primo de Rivera, Hitler, Franco,[20]Salazar, Mussolini, el régimen de Vichy, donde demuestran un desprecio total a la idea debido a que desde este punto de vista es considerado como una invasión revolucionaria.
  • Las repúblicas socialistas: la Unión Soviética (Tercer Congreso de la Internacional Socialista 1921). Una excepción a este conjunto es Cuba, que no ilegalizó la francmasonería debido a que el héroe nacional, José Martí, era masón, aunque esta afirmación es discutida por muchos y no se enseña oficialmente.[nota 3]​ En Miami está localizada la Gran Logia de Cuba en el exilio, la cual no es aceptada como legítima por la masonería estadounidense. La Gran Logia de Cuba (regular y aceptada) tiene sede en La Habana.[21]

Críticas a la francmasonería

Desde su surgimiento la masonería ha sido considerada por no pocas personalidades e instituciones como una asociación peligrosa por su carácter secreto. Muchos la ven como «una sociedad secreta de corte esotérico y ocultista que procura destruir la civilización cristiana y la Iglesia católica».[22]​ Y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid publicó una tesis doctoral, basada en documentos del Archivo General de Simancas, donde se transcriben artículos que las logias masónicas de España enviaban a los periódicos durante los años de la Segunda República Española (1931-1939) donde calumniaban a la Iglesia católica e incitaban a la quema de conventos y matanza de sacerdotes y monjas.[23]

También se ha criticado a las logias del Gran Oriente de España por proponer a las Cortes Constituyentes de la República que incluyesen en la Constitución de la República las siguientes disposiciones, entre otras:

  • Romper las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
  • Prohibir manifestaciones de índole religiosa en la calle.
  • Incautación de los bienes de la Iglesia dedicados a la beneficiencia.
  • Nacionalizar todos los bienes de las órdenes religiosas.
  • Expulsar o exclaustrar a todos los religiosos de ambos sexos.
  • Incapacitar legalmente a los sacerdotes para la enseñanza, etc.[24]

También se imputa a los masones que en repetidas ocasiones hayan intervenido decretando muertes,[cita requerida] entre las cuales son conocidas las de Luis XVI de Francia y Gustavo III de Suecia, aprobadas en la reunión de Fráncfort en 1784,[25]​ así como la muerte de Gabriel García Moreno, presidente del Ecuador.[26]

Otras críticas están asociadas a cómo se autodescribe esta organización, la cual se declara no religiosa y no dogmática, pero cuyas prácticas presentan una actividad considerada como «una secta social excluyente y religiosa».

Uno de los temas dentro de la discusión del mundo masónico es la figura de Dios, el Gran Arquitecto del Universo está sujeto a discusión según las diferentes líneas de pensamiento acerca de su existencia y si este es un dogma o no que debe establecerse en una logia. Existe cierta uniformidad en establecer como regularidad masónica su creencia y se acepta su discusión como parte de la iniciación para la búsqueda de la verdad. Por otro lado, la aceptación de la Regla de los doce puntos en sus generalidades, a pesar de las corrientes más liberales para flexibilizarla en ciertos aspectos, igualmente adopta la existencia de dogmas implícitos en lo que se considera sagrado dentro de su hermética: símbolos, vestimentas, grados, relaciones y ritos (aún prescindiendo de un Dios dogmático). Al existir cuestiones sagradas dentro de un cuerpo de conductas afines a sus creencias, se establece por lo tanto a la francmasonería como un culto pararreligioso (los masones asisten a sus templos, tienen castigos morales, entregan dinero, estudian sus símbolos, aprenden sus ritos, se imponen una filosofía y disciplina sagrada, y desarrollan una relación entre sus integrantes) dentro del tejido religioso y social habitual. Esto significa que el culto masónico no es excluyente de las creencias religiosas habituales de sus integrantes (por lo menos en un principio) aunque esta práctica termina fomentado una doble vida en las personas por su inherente secretismo cuando se adopta finalmente como estilo de vida.

Es posible establecer su carácter de secta desde el punto de vista sociológico en un contexto psicológico de las minorías nómicas, en el que se «reconoce a estos grupos un carácter activo, esto es, una capacidad de influencia y transformación de la sociedad y sus valores diferente a las de una mayoría perteneciente a lo establecido,... aunque también se trata de grupos con una disciplina rigurosa, que practican un reclutamiento selectivo y una dinámica con alto nivel de cohesión grupal».[27]​ Así, esta secta social-religiosa muestra una conducta persistentemente excluyente al solo invitar a participar a personas con cierto nivel cultural, que no representan la amplitud de la sociedad. También tal conducta de estas organizaciones es una caldo de cultivo para que se ocupen las logias como medio para lograr ciertos beneficios indebidos a través del tráfico de influencias de las personas que las integran.

Notas

  1. Según el Diccionario enciclopédico de la masonería,
    la creencia en un Dios único, el amor a la Humanidad y la Fraternidad universal son las bases de la doctrina. [...] En sus templos se aprende a amar y a respetar todo lo que la Virtud y la Sabiduría consagran. [...] Tiene por objeto la investigación de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; trabajar para la mejora y el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad.
  2. Entredicho: Prohibición de participar activamente en los actos de culto y de celebración y recepción de los sacramentos.
  3. Eduardo Torres Cuevas, doctor en Ciencias Históricas, corroboró categóricamente como conclusivo el hallazgo realizado por el historiador cubano y maestro masón Samuel Sánchez Gálvez, su pupilo, y alertó sobre las nuevas interrogantes abiertas ahora sobre este tema y en las cuales deben centrarse futuras indagaciones. Ver http://bdigital.bnjm.cu/secciones/publicaciones/libros/marti/marti.pdf «Martí»], artículo en el sitio web BDigital.

Referencias

  1. a b Chevalier, J.; y Gheerbrant, A.: Diccionario de los símbolos. Herder, 1988, ISBN 84-254-1514-4, págs. 331 y 332.
  2. International Masonic Statistics - Graphs, Maps, Charts, en Bessel.org.
  3. La Gran Logia Unida de Inglaterra - Dos Grandes Logias. United Grand Lodge of England, 2002. Consultada el 8 de marzo del 2006 en la Wikipedia en inglés. (en inglés)
  4. United Grand Lodge of England (1815/2005). Constitutions of the Ancient Fraternity of Free and Accepted Masons. Londres: Freemason's Hall. Capítulo: «Aims and relationships of the craft», pp. x-xii, oclc 18976592 Archivo del 15 de enero del 2007. [Se encontró otra copia en: http://www.ugle.org.uk/static/pdf/190308-cr-rule-2007.pdf, pp. x-xiii Fecha de acceso: 8 de mayo del 2007.
  5. Jackson, K. B. (1980). Beyond the Craft. London: Lewis Masonic. ISBN 978-0-85318-118-7, oclc = 16542250.
  6. «Scottish Rite Freemasonry — Ritual and Degrees.». Scottish Rite Freemasonry, Northern Jurisdiction – United States of America. Consultado el 8 de mayo de 2007. 
  7. Ceremonias de iniciación a todos los grados masónicos, en inglés.
  8. Lights of Guidance: A Bahá'í Reference File. 192. Bahá'í Membership in Masonic, Theosophical, Rosicrucian, and Similar Societies+F1 Bahá'u'lláh, Abdu'l-Bahá, Shoghi Effendi, and Universal House of Justice.. (From a letter of the Universal House of Justice to the National Spiritual Assembly of Colombia, December 26, 1963)
  9. ZENIT, SEMANA INTERNACIONAL: Boletín del Vaticano en INTERNET, 26 de junio de 1999.
  10. Acta Apostolicae Sedis, 76 (1984) 300.
  11. Revista La Civilitá Cattolica, 19 de junio de 1999.
  12. L’Osservatore Romano, 23 de febrero de 1985, pág. 1: «La masonería es contraria a la doctrina católica, y pecan gravemente los fieles que la profesan».
  13. DECLARACIÓN SOBRE LA DISCIPLINA CANÓNICA QUE PROHÍBE, BAJO PENA DE EXCOMUNIÓN, QUE LOS CATÓLICOS SE INSCRIBAN EN LA MASONERÍA Y OTRAS ASOCIACIONES DE ESE TIPO
  14. FE CRISTIANA Y MASONERÍA SON INCONCILIABLES
  15. DECLARACIÓN SOBRE LA MASONERÍA
  16. FE CRISTIANA Y MASONERÍA SON INCONCILIABLES
  17. Código de Derecho Canónico
  18. Conferencia de Obispos Católicos de Alemania
  19. Declaración de la Doctrina de la Fe sobre la Masonería
  20. Véase el libro de Domínguez Arribas, Javier. El enemigo judeo-masónico en la propaganda franquista (1936-1945), Marcial Pons, 2009, ISBN 978-84-96467-98-9
  21. Gran Logia de Cuba de A. L. y A. M. con sede en la Habana.
  22. ISABEL VIDAL. Revista: ABRIL en Internet: http://www.ctv.es/USERS/mmori
  23. JUAN ORDÓÑEZ: La apostasía de las masas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.: http://www.ua.es/personal/jms/hc/apostasia_masas.pdf
  24. Revista: ROCA VIVA, 338 (noviembre) 479s.
  25. Monseñor HENRI DESLASSUS (1836-1921): La Conjuration anti-chretienne. Desclée de Brouwer, p. 175.
  26. JOSÉ LUIS DE URRUTIA S.J.: Enfoques Católicos, 2.ª Ed. Editorial Ave María. 1988. p. 338.
  27. 'Fuente: http://martillodelumbre.wordpress.com/category/ponencias-y-conferencias/la-palabra-secta-y-su-semantica-estigmatizante/

Bibliografía

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  • Aldo Lavagnini (dijo ser: 'magister'). Varias obras sobre temas masónicos.

Véase también

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