Diferencia entre revisiones de «Iglesia ortodoxa»

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La aparición, o sea independización legítima, canónica, de una nueva Iglesia ortodoxa es posible sólo con su reconocimiento por los patriarcas vigentes de todas las iglesias ortodoxas hermanadas. Las Iglesias no reconocidas no se consideran parte de la comunión de iglesias ortodoxas canónicas, herederas de la tradición apostólica y de la [[gracia de Dios]], transmitida con una línea de los sacerdotes nunca interrumpida desde el día de [[Pentecostés]].
La aparición, o sea independización legítima, canónica, de una nueva Iglesia ortodoxa es posible sólo con su reconocimiento por los patriarcas vigentes de todas las iglesias ortodoxas hermanadas. Las Iglesias no reconocidas no se consideran parte de la comunión de iglesias ortodoxas canónicas, herederas de la tradición apostólica y de la [[gracia de Dios]], transmitida con una línea de los sacerdotes nunca interrumpida desde el día de [[Pentecostés]].


== Historia ==
Descenso del Espíritu Santo
[[Archivo:Nicaea icon.jpg|thumb|300px|<center>Los padres del [[Concilio de Nicea I|Primer Concilio Ecuménico]] (el año 325) con el texto del [[Credo]].]]
sobre los Apóstoles
Entre los siglos VIII y XI se produjo la definitiva maduración de la Iglesia ortodoxa griega en torno a la figura del [[patriarca de Constantinopla]]. Los otros patriarcados orientales reconocidos en el [[Concilio de Calcedonia]] del año [[451]] ([[Patriarca de Alejandría|Alejandría]], [[Patriarca de Antioquía|Antioquía]], [[Patriarca de Jerusalén|Jerusalén]]), habían perdido importancia al ser sometidos sus territorios en el dominio [[Islam|islámico]], y las relaciones con [[Papa|Roma]] eran lejanas, aunque todavía frecuentes, al estar situada esa ciudad, desde el punto de vista bizantino, en la periferia del mundo civilizado. El [[Papa]] parecía más atento a lo que ocurría en la nueva cristiandad occidental, aunque todavía, mientras duró el dominio imperial en el [[exarcado de Rávena]], varios Papas fueron de origen griego o sirio. La mayoría de los Papas precismáticos considerados santos por la Iglesia católica romana también lo son para la Iglesia ortodoxa, por ejemplo, [[Clemente de Roma|Clemente I]], [[Martín I]], [[Agapito I]], etc.
La historia de la Iglesia cristiana comienza con el descenso del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Antes de su Ascensión al cielo, nuestro Señor Jesucristo mandó a sus apóstoles que no se apartasen de Jerusalén hasta ser revestidos de poder supremo desde lo alto. Esperando el cumplimiento de esta promesa del Señor, ellos después de rezar eligieron a Matías como el duodécimo Apóstol en lugar del traidor Judas; eligiendo al suplente de Judas, los Apóstoles condicionaron que el mismo debía ser testigo de la obra y Resurrección de Cristo.
[[Archivo:OrthodoxCross.jpg|thumb|left|[[Cruz ortodoxa]]. El travesaño inclinado simboliza en su parte elevada al "[[Buen Ladrón]]" y en su parte baja al "Mal Ladrón".]]
En el quincuagésimo día después de la Pascua, en la festividad judía de Pentecostés, que coincidió con un domingo, los apóstoles se reunieron para rezar. Asimismo se encontraba presente junto a ellos la Madre de Dios y algunos otros cristianos, en total 120 personas.
El episcopado oriental reconocía al obispo de Roma un primado de honor pero entendía que las decisiones doctrinales y disciplinarias debían de ser tomadas por los Patriarcas conjuntamente o en un concilio general, [[Concilio Ecuménico|ecuménico]], y nunca abandonó lo esencial de esta postura, incompatible con el auge de la primacía romana y su evolución desde la segunda mitad del siglo VIII.
Como a las 9 de la mañana de repente se oyó un ruido parecido al de un viento fuerte, y este sonido llenó la casa del monte Sión donde se hallaban los Apóstoles (el cenáculo de Sión donde tuvo lugar la Última Cena) y sobre cada uno de ellos descansó una dividida lengua de fuego. Las señales externas eran necesarias para los hombres de aquella época, todavía insuficientemente espirituales, para llevarlos a la fe.
Los Apóstoles sintieron una gran animación, esclarecimiento y sed de predicación de la salvadora Palabra de Dios, o sea, la Santa doctrina de nuestro Señor Jesucristo. Repentinamente obtuvieron la capacidad de expresarse en varios idiomas.
Primeros éxitos
de la fe cristiana
Para las fiestas de Pascua y Pentecostés, en Jerusalén se reunían los hebreos procedentes de diversos países. Viviendo durante tiempo prolongado fuera de Palestina, olvidaron la lengua hebrea, de suerte que sólo hablaban los idiomas de los países donde moraban permanentemente. Por tanto fueron llamados "helenistas," mientras que los gentiles que fueron convertidos a la fe judía se denominaban "prosélitos." Para la fiesta de Pascua se juntaron en Jerusalén entre uno y dos millones de ellos.
Muchos de ellos sintieron el ruido y se reunieron alrededor de la casa donde se encontraban los Apóstoles. Éstos salieron y comenzaron su predicación dirigiéndose a cada uno en el idioma de su país. Algunos quedaron asombrados, mientras que otros se burlaban, diciendo: "Están embriagados del vino dulce."
Entonces, el Apóstol Pedro, a quien acompañaban los otros once Apóstoles, pronunció palabras potentes, diciendo que ellos no estaban embriagados ya que no es más que la hora de la mañana, sino que Dios hizo cumplir la profecía del santo Profeta Joel referente al descenso del Espíritu Santo. También el Apóstol Pedro dijo acerca del Salvador, "a Quien vosotros habéis matado, pero Dios Lo ha resucitado, y Él, después de su gloriosa Ascensión, ha enviado al Espíritu Santo."
El sermón del Apóstol Pedro estuvo impregnado con la fuerza espiritual y con el amor para con los extraviados judíos. Estos se enternecieron y preguntaban: "¿Qué tenemos que hacer?" El Apóstol contestó: "Arrepentís y recibid el bautismo para la absolución de los pecados, luego obtendréis el don del Espíritu Santo." En aquel día fueron bautizados 3.000 hombres.
Después de Pentecostés los Apóstoles Pedro y Juan iban hacia el templo para orar. En la entrada del templo se encontraba sentado un mendigo, cojo desde su nacimiento, que no podía caminar y suplicaba por una limosna. El Apóstol Pedro le dijo: "No tengo ni plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en nombre de Jesús Nazareno Cristo, levántate y anda." Éste saltó y se alejó alabando a Dios.
Este milagro impresionó mucho al pueblo. Después de las palabras pronunciadas por el Apóstol Pedro se bautizaron 2.000 hombres. De esta manera, el número de los cristianos dentro de un corto lapso ascendió hasta 5.000 personas.
La vida de los
primeros cristianos
Los primitivos cristianos se reunían diariamente en el templo y escuchaban los sermones de los Apóstoles, y en los días del Señor (domingos) se juntaban en casas particulares para oficiar la Santa Eucaristía (Liturgia) y con el fin de comulgar de los Santos Cuerpo y Sangre de Cristo.
Asimismo, tenían caridad mutua, de suerte que parecía que tenían un sólo corazón y una sola alma. Muchos cristianos vendían sus haciendas, y el dinero recibido lo entregaban a los Apóstoles y a los pobres.
Un hombre llamado Ananías con su esposa Safira habían vendido su hacienda y trajeron el dinero recibido a los Apóstoles, pero escondieron una parte del mismo. Lo hicieron por dos razones. Por un lado, querían glorificarse entre los cristianos como abnegados y buenos, ya que toda su posesión la dieron a los pobres, y por otro, clandestinamente querían vivir para su propio placer teniendo suficiente plata. Con el fin de cortar de raíz este espíritu nada cristiano, el Apóstol Pedro explicó que la propiedad pertenecía a Ananías y Safira, encontrándose completamente bajo su poder, pero el acto cometido fue un gran pecado. Pedro dijo: "Ananías, ¿por qué permitiste a Satanás introducir en tu corazón el pensamiento de mentir al Espíritu Santo? No mentiste a los hombres, sino a Dios." Al instante, Ananías y luego Safira cayeron muertos.
Los Apóstoles realizaban muchos milagros, y aun la sombra del Apóstol Pedro sanaba a los enfermos. La abundancia de los dones del Espíritu Santo regocijaba a los creyentes y convertía al cristianismo a numerosos incrédulos. Sin embargo, los envidiosos jefes judíos odiaban a los Apóstoles.


[[Roma]], por su parte, no estaba dispuesta a aceptar la rivalidad imperial a que estaba sujeta la iglesia en el [[Imperio bizantino]] con su idea de "sinfonía" entre el poder del Emperador y el Patriarca; sólo entendiendo esta diversidad de puntos de vista, se pueden comprender las razones que acabaron separando a las dos iglesias, más, incluso, que sus divergencias dogmáticas y de uso litúrgico, aunque a través de ellas se manifestaban maneras distintas de entender la religiosidad: uso de lenguas diferentes, calendarios litúrgicos y, en parte, santoral específicos, sensibilidad especial respecto al culto a los iconos, cánones también diversos. Buen ejemplo de eso, son las actas del [[Cuarto Concilio de Constantinopla|Concilio Quinisexto]] (año [[692]]), que el Papa de Roma denegó aprobar, aunque sus legados en [[Constantinopla]] lo firmaron, pero que a la vez son "una de las bases esenciales del Derecho canónico bizantino" (Ducellier) en cuestiones importantes, tales como el [[celibato]] sacerdotal.


De hecho, los últimos [[Concilio Ecuménico|Concilios Ecuménicos]] que se celebraron en Oriente y en los que estaban presentes los legados del [[Papa]] fueron los de [[Concilio de Nicea II|Nicea]] en el año [[787]] y [[Concilio de Constantinopla|Constantinopla]] en el [[869]]. Después se restañó la ruptura producida por el enfrentamiento entre el Patriarca constantinopolitano [[Focio]] y el Papa [[Nicolás I (Papa)|Nicolás I]]. En lo sucesivo, la Iglesia bizantina y las que se crearon a partir de ella se organizaron mediante sus propios concilios o [[sínodo]]s.

Elección de los diáconos
En medio de los cristianos se encontraban los judíos de Palestina y los llegados de otros países, llamados "helenistas." Éstos últimos murmuraban quejándose que sus viudas recibían menos subsidios durante la distribución.
Por consiguiente, los Apóstoles sugirieron que los creyentes eligiesen siete varones piadosos, sobre quienes los Apóstoles impusieron orando las manos, lo que produjo el descenso del Espíritu Santo. De esta manera apareció la sagrada dignidad de los "diáconos" (la palabra diácono significa "servidor").
Aparte de la distribución de los subsidios, los diáconos ayudaban a los apóstoles en sus sermones y ejecución de los sacramentos.
Predicación del Santo Apóstol,
el diácono Felipe
El Santo Apóstol Felipe predicaba en Samaria. Escuchando la palabra de Felipe y viendo sus milagros, muchos samaritanos creyeron y se bautizaron. Pero siendo sólo diácono no estaba en condiciones de suscitar el descenso del Espíritu Santo sobre los fieles. Para este último fin, fueron enviados de Jerusalén a Samaria los Apóstoles Pedro y Juan. Ellos imponían las manos sobre los bautizados y les otorgaban los dones del Espíritu Santo (el sacramento actual de confirmación).
Uno de los bautizados, Simón, trajo a los Apóstoles dinero, y les solicitó que le vendan el poder de bajar el Espíritu Santo. Los Apóstoles le negaron este pedido con indignación. De ahí que la distribución de los sacramentos por dinero se denomina "simonía." Es un pecado grave que castiga la Iglesia.
El diácono Felipe predicaba en Palestina, y por inspiración del Angel convirtió al ilustre dignatario de Etiopía que viajaba en una carroza y leía al Profeta Isaías. Este relato en la actualidad se lee en el Tedéum para los viajeros, enseñándonos a rezar durante un viaje, con el fin de obtener la Divina ayuda a la manera del mencionado alto dignatario etíope.
Llamamiento de los gentiles
En cierta ocasión el Apóstol Pedro se encontraba en el pueblo de Joppe en la casa del curtidor Simón. Cuando estaba sobre el techo rezando, tuvo una visión: Desde el cielo bajó un mantel lleno de animales impuros, y hubo una voz diciendo: "Levántate, Pedro, mata y come." Pero Pedro contestó: "No, Señor, jamás cosa manchada e impura entró en mi boca." Pero la voz del cielo insistió: "Lo que Dios ha purificado, no lo llames tú impuro." Esto sucedió tres veces. Mientras tanto se presentaron hombres enviados de parte del centurión romano Cornelio de Cesarea que buscaban a Simón llamado Pedro. Cornelio era hombre muy piadoso, distribuía limosnas y oraba. A él también apareció el Angel, diciendo: "Cornelio, tus oraciones y limosnas han sido acordadas ante Dios. Envía pues unos hombres a Joppe, y haz que venga un cierto Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras con las cuales te salvarás junto con toda tu casa." Luego Pedro comprendió que el Señor ordena no despreciar a los gentiles. Acto seguido se dirigió a Cesarea donde se reunió toda la familia, allegados y amigos de Cornelio. Mientras que el apóstol estaba predicando ante ellos, el Espíritu Santo descendió sobre todos, y ellos comenzaron a hablar varios idiomas, y Pedro bautizó a cada uno de ellos.
En medio de los bautizados se encontraban asimismo pequeñas criaturas, lo que se desprende sin lugar a dudas del propio libro de los Hechos de los Apóstoles, donde figura la expresión que "fue bautizada toda la casa" de Cornelio, es decir, "toda" su familia.
Cristianos de Antioquía
En Antioquía aparecieron muchos cristianos; los Apóstoles fundaron ahí la Iglesia, en la cual brilló la gracia de Dios. Ahí por primera vez los discípulos de los Apóstoles comenzaron a llamarse cristianos.
Conversión de Saulo
Predicación para judíos y gentiles: Los Apóstoles predicaban el cristianismo particularmente a los judíos en Palestina. Para predicar a los gentiles, el Señor Jesucristo eligió y predestinó llamando de un modo especial al gran Apóstol Saulo, que posteriormente recibió el nombre de Pablo.
Su odio a los cristianos: Educado en su ciudad natal Tarsis (Asia Menor) y luego en Jerusalén en la escuela del famoso y piadoso miembro del Sanedrín, el fariseo Gamaliel. Saulo fue un convencido adversario de los cristianos, porque creyó que ellos infringían las antiguas tradiciones patriarcales. Tomó parte en el asesinato del santo archidiácono Esteban, y aun después de matarlo no cesó en su persecución de los cristianos en Jerusalén.
Su maravillosa llamada en el camino de Damasco: Después de enterarse que había cristianos en Damasco, se dirigió hacia allí; pero en el camino lo alumbró una luz que lo encegueció, y oyó la misteriosa voz que decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo?" Y Saulo preguntó: "¿Quién eres, oh Señor?" Recibió la respuesta: "Soy Jesús, a quien estás persiguiendo. Será difícil para ti ir contra el aguijón." Luego Saulo exclamó: "Señor, ¿qué me ordenas que haga?" Fue instruido para que vaya a Damasco. Sus acompañantes, que también escucharon la voz, le llevaron a Damasco. En Damasco, por la orden de Dios, el apóstol Ananías bautizó a Saulo, quien al mismo tiempo recobró la vista y comenzó a predicar a Cristo.
Escape de Damasco. Aparición del Señor: Luego, los judíos decidieron matar a Pablo, y le acechaban cerca del portón de la ciudad. Pero los cristianos lo bajaron desde una ventana de la muralla, de noche en una espuerta. De ahí Saulo se dirigió a Arabia, donde permaneció en un yermo tres años. Allí, de acuerdo con su propio testimonio, le apareció el Señor Jesucristo, Quien le instruía en la doctrina cristiana, y luego le envió para predicar a los gentiles, acerca de los cuales ya había recibido antes la revelación de no despreciarlos.
Viajes de predicación del Apóstol Pablo. El Apóstol Pablo llevó a cabo tres grandes viajes de evangelización por los países de los gentiles de Asia Menor y Balcanes. Visitó la actual Grecia y Bulgaria (Filipos - nombre antiguo de la actual Sofía), y posteriormente conoció Roma, donde predicaba con éxito. Antes que Saulo hubiese partido a su viaje, los Apóstoles por orden del Espíritu Santo impusieron sobre él las manos (quirotonía) al elegirlo como obispo (Hech. Ap. cap. 13). En el transcurso de sus viajes, el Apóstol Pablo tomó consigo para que le ayudasen también a otros apóstoles (Bernabé y Silas de los 70) y tuvo mucho éxito en su predicación, fundando en diversas localidades comunidades eclesiásticas, a las cuales dirigía sus epístolas, que hoy en día se leen en la iglesia, ya que tienen suma importancia dogmática y moral (son las epístolas dirigidas a los Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Tesalonicenses y diversas personas particulares).
Persecuciones y sufrimientos. Durante sus tres viajes y la subsiguiente evangelización el Apóstol Pablo padeció terribles persecuciones y graves pruebas. En su epístola a los Corintios (2 Cor. 11:23 y sig.) relata de si mismo: "Tuve más trabajos, muchas presiones, muchos azotes, frecuentes peligros de muerte, Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno (40 azotes recibían sólo los esclavos). Tres veces fui azotado con varas, una vez apedreado, tres veces naufragué, un día y una noche pasé en los abismos del mar; muchas veces en viaje me vi en peligro de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi linaje, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros de los falsos hermanos, peligros y miserias, en prolongadas vigilias en hambre y sed, en ayunos frecuentes, en frío y en desnudez; esto sin hablar de otras cosas, de mis cuidados de cada día, de la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién desfallece que no desfallezca yo? ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase? Si es menester gloriarse, me gloriaré en lo que es mi flaqueza. Dios y Padre del Señor Jesucristo, el bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco el etnarca del rey Aretas puso guardia en la ciudad para prenderme, y por la ventana, en una espuerta, fui descolgado por el muro, y escapé de sus manos." También en 2 Cor. 1:8-11 dice: "No queremos, hermanos, que ignoréis la tribulación que nos sobrevino en Asia, pues fue muy sobre nuestras fuerzas, tanto que desesperábamos ya de salir con vida. Aún más, temimos como cierta la sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, que nos sacó de tan mortal peligro y nos socorrió. En Él tenemos puesta la esperanza de que seguirá socorriéndonos, cooperando vosotros con la oración a favor nuestro, a fin de que la gracia que por las plegarias de muchos se nos concedió sea de muchos agradecida por nosotros."
Arrebatado al paraíso. El Señor realizaba grandes milagros por las oraciones del Apóstol Pablo, y también sobre él, protegiendo a su escogido. En cierta ocasión el Apóstol Pablo fue arrebatado milagrosamente al cielo en el paraíso (2 Cor. Cap. 12) y al volver lo contó a su discípulo, el miembro del Areópago de Atenas, Dionisio, quien posteriormente fue obispo. San Dionisio, basándose en las palabras del Apóstol Pablo, escribió el libro "Acerca de la jerarquía celestial," en el cual describe 9 coros angélicos del cielo y su servicio.
En los nuevos templos cristianos el Apóstol Pablo ordenaba a los presbíteros.
Juicio del Apóstol Pablo. Por intrigas de los judíos, que odiaban al Apóstol Pablo, éste fue detenido en Jerusalén y enviado a Roma para el juicio del emperador, como ciudadano romano según su nacimiento. Después de una reclusión de 4 años, finalmente, el Apóstol Pablo fue puesto en libertad. En la parte final de su vida confirió la consagración episcopal a su discípulo Tito (a quien había dedicado dos epístolas), al igual que consagró otros dos obispos para la Iglesia Romana. El Apóstol Pablo sufrió durante la persecución del emperador Nerón. Siendo súbdito romano recibió la ejecución reservada para los nobles, o sea, fue decapitado; lo cual ocurrió el 29 de junio del año 67.
Concilio apostólico de Jerusalén
(año 51).
Cuestión de cumplimiento de la ley ritual. Presidente del Concilio. El fallo del Concilio por el Espíritu Santo. Tres prescripciones de la Ley dejadas como válidas:
En medio de los cristianos de Antioquía surgió la cuestión si sería necesario para los cristianos cumplir la ley ritual mosaica. Entonces los cristianos de Antioquía se dirigieron a los apóstoles y presbíteros de Jerusalén, quienes conforme con lo ordenado por el Salvador (Mat. 18:17 y Jn. 14:26) se reunieron para solucionar este problema. En éste concilio también tomó parte el Apóstol Pablo, aunque su presidente fue el Santo Apóstol Santiago como jefe de la iglesia de Jerusalén y particularmente venerado por su vida piadosa. La cuestión fue estudiada en detalle. Los apóstoles Pedro, Bernabé y Pablo relataron acerca de los milagros que hizo Dios por medio de ellos entre los gentiles y cómo Dios les otorgó los dones del Espíritu Santo.
Los Apóstoles libraron a los cristianos del cumplimiento de la ley ritual de Moisés e hicieron hincapié en el cumplimiento de la ley moral relacionada con el concepto de no hacer a otros lo que no quisiéramos que nos hagan a nosotros. El fallo del Concilio apostólico fue como sigue:
"Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros no imponeros ninguna otra carga más que éstas necesarias: que os abstengáis de las carnes inmoladas a los ídolos, de sangre y desgarro, y de la fornicación, de lo cual haréis bien en guardaros" (Hech. Ap. 15:28-29). De toda la ley mosaica ritual sólo fueron dejadas como válidas las tres prescripciones siguientes: abstenerse de las carnes de idolatría, alimentos basados en la sangre y la fornicación.
En este Concilio se encontraba presente el acompañante del Apóstol Pablo, el Apóstol Bernabé y otros pertenecientes al grupo de los 70 apóstoles. El Concilio Apostólico formuló pautas para los subsiguientes concilios.
Qué deberá hacerse para la presencia del Espíritu Santo en un concilio episcopal. Para que hable por medio de los obispos participantes de un concilio el Espíritu Santo, se precisa el cumplimiento de las dos condiciones siguientes: la conservación de la sucesión apostólica y el cumplimiento de los mandamientos de Cristo, por cuanto el Salvador prometió enviar el Espíritu Santo en caso del cumplimiento infalible de Sus mandamientos (Jn. 14:15-16).
Trabajos de evangelización del
Apóstol San Pedro
El Apóstol Pablo en su epístola a los Gálatas (Gal. 2:7-10) dice que le fue confiada la predicación de la Palabra Divina a los gentiles, y al Apóstol Pedro para los judíos. Debido a esta primacía de la evangelización y la presencia del Espíritu Santo, ellos fueron denominados por la Iglesia los apóstoles supremos (príncipe de los apóstoles).
Encarcelamiento. El Apóstol Pedro, quien fundó la Iglesia entre los judíos y gentiles tuvo que soportar la persecución del rey judío Herodes Agripa (sobrino de Herodes el Grande), que lo encarceló y tenía intención de asesinarlo después de la fiesta de Pascua con el fin de complacer a los judíos. El Apóstol fue echado en la más firme celda de la prisión interna, donde 16 guerreros lo estaban guardando: dos de ellos fueron encadenados al Apóstol, mientras que otros custodiaban un triple portón. Mientras tanto la Iglesia rezaba diligentemente por él eligiendo la oración ante todos otros medios; nadie decía: "Soy pequeño para Dios" y que "mi oración no vale nada." Y el Señor protegió a su Apóstol.
Aparición de un Angel.
En la víspera de la ejecución, después de la Pascua, los cristianos se reunieron por la noche para la fervorosa oración por Pedro en la casa de la madre del Santo Apóstol y Evangelista Marcos. De repente apareció el Angel del Señor, y una luz sobrenatural alumbró la prisión, mientras que el Apóstol Pedro, después de encomendarse a Dios, dormía profundamente. El Angel, golpeando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: "Levántate pronto." Y se cayeron las cadenas de sus manos. Y el Angel añadió: "Envuélvete en tu manto y sígueme." Pedro salió en pos de él; no sabía si era realidad lo que el Angel hacía, más bien le parecía que era una visión. Atravesando la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que se abrió por si misma y salieron a una calle, desapareciendo luego el Angel. Entonces Pedro, vuelto en si, dijo: "Ahora me doy cuenta de que realmente el Señor ha enviado Su Angel y me ha arrancado de las manos de Herodes y a toda la expectación del pueblo judío" (es decir, del espectáculo de su ejecución). Reflexionando, se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban muchos reunidos orando. Golpeó a la puerta del vestíbulo, y salió una sierva llamada Rode, que luego que conoció la voz de Pedro, fuera de si de alegría, sin abrir la puerta, corrió a anunciar que Pedro estaba ante el vestíbulo. Pero ellos, sabiendo que la guardia se encontraba muy reforzada, no le creyeron, diciendo: "Estás loca." Pero ella insistía que era así. Mientras tanto Pedro seguía golpeando, y cuando le abrieron y le conocieron, quedaron estupefactos. Haciéndoles señal con la mano de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel por medio de Su Angel.
La viveza de este relato demuestra que el mismo fue registrado en los Hechos de los Apóstoles (12:1-17) por el Evangelista San Lucas valiéndose de las palabras de un testigo ocular. Este acontecimiento tuvo lugar en el año 44.
Apóstol Pedro en Roma. Como se supone, después de su milagrosa liberación el Apóstol Pedro se dirigió a Roma donde conjuntamente con el Apóstol Pablo fundó la Iglesia, pero no fue obispo de Roma, porque Pedro y Pablo pusieron al obispo Lino para dirigir la Iglesia de Roma.
En el Concilio de Asia Menor y en el Egipto. El Apóstol Pedro estuvo presente en el Concilio Apostólico de Jerusalén en el 51; y luego predicó en Asia Menor y en Egipto, donde consagró al primer obispo de Alejandría, su discípulo el Santo Evangelista Marcos.
Su muerte. El Apóstol Pedro padeció en Roma conforme con lo vaticinado por Cristo Quien se le apareció. Considerándose indigno de la misma muerte que sufrió Cristo, el Apóstol Pedro, de acuerdo con su propia iniciativa, fue crucificado con la cabeza hacia abajo el 29 de junio del año 67 durante el reinado de Nerón, falleciendo simultáneamente con el Apóstol Pablo.
Dos epístolas. El Apóstol Pedro escribió dos epístolas católicas, en las cuales nos enseña resistir valientemente las tentaciones, pasar la vida piadosa, estricta, santa y sobria, advirtiendo a los cristianos al mismo tiempo acerca de los venideros herejes.
Evangelio de San Marcos según palabras del Apóstol Pedro. Partiendo de las palabras del Apóstol Pedro, su discípulo el Evangelista Marcos escribió su Evangelio, el cual en la antigüedad se llamaba también el Evangelio de San Pedro.
El primer obispo de Jerusalén
El Santo Apóstol Santiago hermano del Señor
Su vida santa. Miles de judíos convertidos. El Santo Apóstol Santiago fue pariente del Señor según la carne (hijo de José y de su primera esposa o hijo de María, hermana de la Madre de Dios). Fue consagrado obispo de Jerusalén por el propio Señor, de modo que fue el único apóstol que no viajó. El Apóstol Santiago se desempeñó como presidente del Concilio de Jerusalén en el año 51, lo que demuestra que el Apóstol Pedro no se consideraba como primero exclusivo entre los apóstoles. El Apóstol Santiago llevaba una vida santa, era virgen, no comía carne, no bebía vino y frecuentemente rezaba en el templo de Jerusalén prosternado sobre tierra en oración; por eso la piel de sus rodillas se hizo muy dura. Respetando su santa vida, lo veneraban hasta los enemigos del cristianismo. Los judíos le llamaban el justo. En el transcurso de 30 años reforzó y difundió la fe en Jerusalén y en toda Palestina entre muchos miles de judíos (Hech. Ap. 21:20).
Asesinato del Apóstol Santiago. Temiendo que todo el pueblo podría convertirse a Cristo, los jefes de los judíos decidieron matar al Apóstol, y lo derribaron desde la altura del templo a la tierra. Pero Santiago aún vivo rezaba por sus asesinos. En aquel momento surgió la disputa entre los judíos si era necesario matar a un hombre justo, pero uno de los hebreos golpeó su cabeza matándolo.
El Apóstol Santiago escribió una epístola, en la cual consuela a los cristianos en sus padecimientos, y enseña que sería imposible salvarse sin obras buenas, sólo cifrando esperanza en la fe. Aparte de su epístola, el Apóstol Santiago compuso la primer liturgia cristiana, de la cual se derivan las actuales de San Juan Crisósotomo y de San Basilio el Grande.
Santo Apóstol y Evangelista
Juan el Teólogo
Cumpliendo con el mandamiento del Salvador, el Apóstol San Juan cuidó y guardó a la Madre de Dios como un hijo devoto. Por eso al principio predicó solamente en Palestina. Pero después de la asunción de la Madre de Dios (15 de agosto del año 57) el Apóstol San Juan ya predicaba para las siete iglesias de Asia Menor viviendo mayormente en Efeso. (Dormición de la Madre de Dios: El Arcángel Gabriel le apareció un poco antes de su fallecimiento, al cual se preparaba con alegría. Para el día de la Dormición llegaron por aire a Jerusalén todos los apóstoles con excepción del Apóstol Tomás, y Ella fue sepultada en huerto de Getsemaní en una cueva conservada allí hasta hoy día. Sobre esta cueva la emperatriz santa Elena erigió un templo. Al tercer día llegó Santo Tomás, pero no le fue posible encontrar Su cuerpo. Sin embargo, Ella apareció a todos los Apóstoles comprobando así que fue llevada al cielo.).
Durante el reinado del emperador Domiciano, fue llamado a Roma, y luego tirado en una caldera que contenía aceite hirviendo; sin embargo, el Apóstol permaneció vivo y sano. Entonces Domiciano lo desterró a la isla Patmos, donde San Juan escribió su Apocalipsis, o sea la revelación de la suerte de la Iglesia y del mundo entero. En el principio de esta obra él dirige su profecía a las siete Iglesias del Asia Menor; y en la segunda parte incluye la profecía referente a la Iglesia y al mundo, presentada bajo imágenes alegóricas que describen la lucha entre el bien y el mal que durará incesantemente.
El Evangelio. Después de la muerte de Domiciano, el Apóstol San Juan volvió a Efeso, y escribió allí - complementariamente a los tres Evangelios existentes - el cuarto, que se distingue de los evangelios sinópticos de Mateo, Marcos y Lucas por su elevado contenido espiritual. En su Evangelio están incluidas las pláticas de nuestro Señor Jesucristo acerca de los temas superiores que no se encuentran en los evangelios de los sinópticos.
Conversión del ladrón. El Apóstol San Juan se destaca por su gran amor. Es bien conocido el hecho que cuando un joven piadoso se hizo jefe de una banda de ladrones, se dirigió a las montañas con el fin de persuadirlo para que abandone esta vida criminal. Pero el ladrón le esquivaba y escondía sus manos ensangrentadas, pero San Juan seguía influyéndole con su amor y, finalmente, el ladrón se arrepintió.
En su ancianidad el Apóstol Juan sólo repetía un precepto: "Hijos, amaos los unos a los otros," explicando que se trata del principal mandamiento.
Tres epístolas católicas. Aparte del Apocalipsis y del Evangelio, el Apóstol San Juan escribió tres epístolas católicas (universales, o sea, dirigidas a toda la Iglesia), en las cuales habla mucho de amor. Por consiguiente, se lo llama el apóstol del amor. El santo Apóstol Teólogo Juan (quien ha recibido este título por su Evangelio) fue el único apóstol que tuvo muerte natural, a los 104 años de edad.
Santos evangelistas Mateo,
Marcos y Lucas
Los santos apóstoles y evangelistas Mateo (perteneciente a los 12 apóstoles), Marcos (uno de los 70 apóstoles y Lucas (médico e iconógrafo, perteneciente a los 70 apóstoles) fueron autores individuales de los evangelios; los tres murieron como mártires por la fe cristiana. El Santo Apóstol Lucas escribió también los Hechos de los Apóstoles, donde describió el descenso del Espíritu Santo, la difusión original del cristianismo y la predicación de los Apóstoles Pedro y Pablo. Del libro de los Hechos también aprendemos acerca de la evocación del Espíritu Santo para los que se bautizan, la consagración de los obispos, presbíteros y diáconos, acerca de la oración y el ayuno de los apóstoles en casos importantes, genuflexiones, etc.
Santo Apóstol Andrés,
el primer llamado
El santo Apóstol Andrés, hermano de San Pedro, predicó en la costa del mar Negro y ascendía por el río Dnieper hasta las colinas de Kiev, las cuales bendijo, erigió la cruz (conservada en el templo de Diezmas de Kiev hasta la revolución) y profetizó que en ese sitio serían construidos numerosos templos, y que todo el país sería convertido a la fe cristiana.
En Asia Menor el Apóstol San Andrés fue crucificado sobre la cruz cuya forma recibió el nombre "de Andrés."
Las santas Mártires
Sofía, Viera (Fe), Nadieshda (Esperanza) y Liubov (Amor) padecieron en el siglo II. En tiempo de Adrián vivió en Roma la piadosa viuda Sofía, la cual educaba en temor de Dios a sus tres hijas; las bautizó con los nombres de las principales virtudes cristianas: Fe, Esperanza y Amor. La mayor de ellas sólo tenía la edad de 12 años cuando fueron denunciadas.
Todas ellas confesaron intrépidamente su fe cristiana ante el emperador (a propósito, la palabra mártir significa confesor); mientras tanto la madre de ellas les rogaba no renunciar a Cristo. Las niñas fueron decapitadas, y su madre murió sobre la tumba de ellas al tercer día. Su memoria corresponde al día 17 (30) de setiembre.
Santas mártires Perpetua, Felicitas y Potamina.
Una valentía extraordinaria demostraron en la confesión de Cristo Perpetua (una muy culta cristiana joven, privada de su criatura por los torturadores) y su sirvienta Felicitas. Ambas fueron echadas a las fieras y luego apuñaladas.
La joven Potamina fue tirada en alquitrán hirviendo. Aguantó esta espantosa ejecución impertérritamente.
Santa gran mártir Anastasía "desgrilladora":
La santa gran mártir Anastasía (que se honra el día 22 de diciembre / 4 de enero), una ilustre y joven romana, se dedicó a la asistencia de los encarcelados, cuyos padecimientos aliviaba eficazmente. Cuando se conoció que era cristiana, se la condenó a la muerte sobre la hoguera; sin embargo, falleció antes de que las llamas tomaran su ímpetu.
Santa gran mártir Catalina:
La santa gran mártir Catalina nació en Alejandría; procedía de una ilustre alcurnia gentil y se destacaba por su sabiduría y hermosura. Un anciano ermitaño la condujo a la fe cristiana. En una fiesta pagana denunció la fe gentil ante el emperador Maximiliano, (coemperador de Diocleciano). Fue encarcelada, y primero trató de disuadirla del cristianismo al enviarle los sabios; pero ella venció todos sus razonamientos por su palabra. Luego fue entregada al martirio (de rueda) y, finalmente, decapitada. La santa gran mártir Catalina padeció su martirio al principio del siglo IV. Su memoria se recuerda el 24 de noviembre (7 de diciembre).
Santa gran mártir Bárbara:
La santa gran mártir Bárbara nació en Asia Menor. Su padre era un rico pagano. Siendo aún muy joven por si sola llegó a la conclusión de la existencia del único Creador. En ausencia de su padre recibió el cristianismo. Cuando volvió su padre, trató infructuosamente de disuadirla de la fe cristiana, la torturó, encarceló y, finalmente, decapitó (el 4/17 de diciembre). Sus incorruptibles reliquias se hallan hasta hoy día en Kiev.
¿Por qué los santos mártires soportaban con facilidad torturas y la muerte?
Los Santos mártires soportaban las torturas por Cristo no solamente con paciencia, sino también con alegría, porque las aceptaban como merecido castigo por sus pecados, por medio de lo cual cifraban su esperanza en la obtención de la vida eterna.
Apologistas
Las persecuciones de los cristianos en la remota antigüedad suscitaban la necesidad de defender la santa fe con ayuda de la palabra y las obras de escritura. Los defensores de la fe de esta clase fueron conocidos como apologistas. Los más famosos apologistas antiguos fueron San Justino el Filósofo, Tertuliano y Orígenes.
Santo emperador Equiapostólico
Constantino el Grande (306-337).
San Constantino era hijo de Constancio Cloro y de Santa Equia-postólica Elena. Su padre favorecía a los cristianos, y el propio Constantino vio los horrores de la persecución de Diocleciano en la corte imperial y la valentía de los confesores de Cristo, lo que le dispuso a favor del cristianismo. En el año 306 fue proclamado emperador.
En año 312 surgió la guerra contra Majencio. Antes de un combate decisivo, Constantino vio en el cielo un brillante signo de la santa Cruz con las palabras que le acompañaban: "Con ésta vencerás." De noche le apareció en sueños el Salvador y presagió la victoria. Constantino ordenó confeccionar la imagen de la Cruz sobre todos los estandartes. En la batalla que sobrevino, Constantino ganó una decisiva victoria.
Después de convertirse en el único emperador romano, Constantino dedicó toda su vida al servicio del cristianismo. Declaró la libertad de confesión de la fe cristiana (313), puso fin a los juegos y holocaustos paganos, otorgó privilegios al clero y a las iglesias, confirmó la santificación del día domingo, construyó numerosos templos cristianos y derogó las leyes gentiles dirigidas contra el cristianismo. Su capital la mudó de Roma a Constantinopla.
En Palestina, la madre de Constantino, Santa Elena, halló la Cruz del Señor, y erigió 20 templos en los sitios de los principales acontecimientos evangélicos.
Juliano el Apóstata (361-363).
La última persecución pagana de los cristianos tuvo lugar en el tiempo del emperador Juliano llamado Apóstata, sobrino de San Constantino. Era un hombre completamente amoral, lo que se convirtió en la causa de su odio al cristianismo y persecución. Sin embargo, esta persecución ya no pudo ser muy intensa, porque la fe y la vida cristianas ya se había desenvuelto considerablemente.
Juliano favorecía las costumbres paganas, humillaba al cristianismo en las escuelas y en la vida social y quitaba a los cristianos los sitios antaño pertenecientes a los templos paganos; intervino contra la profecía de Cristo referente a la destrucción de Jerusalén, para cuyo fin trató de restaurar tres veces el devastado templo de Jerusalén, aunque cada vez actuó inútilmente. Juliano sentenció a muerte a numerosos cristianos, muchos de los cuales luego fueron canonizados como mártires.
Juliano fue asesinado durante una expedición militar a Persia. Con su muerte cesaron las persecuciones. El día sábado correspondiente a la primera semana de la Cuaresma se recuerda la tentativa de Juliano de burlarse de los cristianos, desenmascarada por el Santo mártir Teodoro de Tiro.
Herejías y cismas
Herejía: Se denomina herejía a la doctrina que contradice la verdadera fe cristiana. Cisma: Bajo cisma se comprende una opinión errónea relacionada con algunos conceptos de la fe, cuando todavía no está perdida la esperanza para corregir a los extraviados. Separación: Bajo separación se comprende una ruptura no autorizada con la Iglesia, aunque se conserve la doctrina ortodoxa. Muchas separaciones al principio se apoyaban sobre la ortodoxia, pero finalmente adoptaban definitivamente alguna herejía.
Desde el principio aparecieron en la Iglesia diferentes enseñanzas erróneas bajo influjos del judaísmo y del paganismo.
Judaizantes: La herejía de los judaizantes negaba la divinidad del Señor Jesucristo y exigía el cumplimiento de la entera ley mosaica. Gnósticos: La herejía derivada del paganismo denominada la de gnósticos (gnosis = conocimiento) se fundaba en dos principios: el Dios y la materia que siempre luchan entre si, incluyendo también el concepto de eones, o divinidades inferiores, y la ciega suerte. Según esta teoría, Cristo pertenecía a los eones superiores y poseía cuerpo fantasmal. Antitrinitarios: La herejía de los Antitrinitarios rechaza el dogma de la Santísima Trinidad (Pablo de Samosata y Savelio).
Causas de las herejías. Todas las herejías provienen por el orgullo de la mente humana que no quiere aceptar la fe en su puro sentido. Por eso una herejía es un pecado mayor que los pecados individuales cometidos por debilidad. Muchos jefes de herejías fueron altamente amorales, lo que toleraba Dios para poner de manifiesto su orgullo.
Concilios Ecuménicos
Los Concilios ecuménicos se convocaron cumpliendo el deseo del Señor Jesucristo (Mat. 18:17) y respetando el ejemplo de los santos apóstoles, quienes se reunieron en el Primer Concilio Apostólico en Jerusalén el año 51 (Hech. Ap. 15:1-35). Las decisiones de los concilios se componen por inspiración del Espíritu Santo, como se nota de la expresión del Concilio Apostólico "Ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros." En total hubo siete concilios ecuménicos.
1. El de Nicea en el año 325
2. El de Constantinopla en el año 381
3. El de Efeso en el año 431
4. El de Calcedonia en el año 451
5. El de Constantinopla II en el año 553
6. El de Constantinopla III en el año 680
7. El de Nicea III en el ano 787
EI I Concilio Ecuménico fue convocado en el año 325 en Nicea bajo el reinado del emperador Constantino, el cual dio la apertura y el cierre del mismo sin presenciarlo, a causa del surgimiento de la herejía de Ario, San Constantino envío una carta circular a todos los obispos con el siguiente texto actualmente nos pareció, por muchos motivos, que es mejor que el Concilio se realice en Nicea de Bitinia, considerando la llegada de obispos de Italia y de otros lugares de Europa; dado el buen clima que hace en Nicea, y también para que yo presenciara como oyente y participante en lo que allí pueda acontecer.
En aquel Concilio, cuya apertura fue hecha por el emperador San Constantino (en latín) en el palacio imperial de Nicea el 20 de mayo del año 325, participaron 318 obispos procedentes de distintos países y naciones.
Muchos de ellos llevaban aún en sus cuerpos las huellas de los martirios sufridos por su fe. Con seguridad podemos decir que estos obispos fueron testigos de su fe con su propia sangre. Entre ellos había 5 obispos de los países occidentales, podemos mencionar que estaban: san Nicolás, el obispo Jacobo, Spiridon Trimifunski, san Atanasio el Grande.
El motivo principal por el que fue convocado el primer Concilio Ecuménico fue el de afirmar la verdadera doctrina acerca de la divinidad, eternidad y nacimiento del Hijo de Dios en contraposición a las falsas enseñanzas del sacerdote de Alejandría Ario, que sostenía que el Hijo de Dios fue creado por Dios Padre, y que era solamente una criatura superior.
De esta manera Ario negaba "la divinidad y el nacimiento eterno de la segunda persona de la Santísima Trinidad" el Hijo de Dios, de Dios Padre. Este Concilio condenó y rechazó esta herejía de Ario, peligrosa para la iglesia, estableciendo la verdad absoluta e indiscutible.
Redactó en el segundo articulo del símbolo de la fe (credo) lo siguiente: "Creo... en un solo Señor Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, que nació del Padre ante de todos los siglos; luz de luz; verdadero Dios de Dios verdadero; engendrado, nacido; consubstancial con el Padre, por quien fueron hechas todas las cosas." Así, leyendo el antiguo testamento podemos encontrar referencias a la pluralidad de las Divinas Personas, por ejemplo (Génesis 1:26), "hagamos al hombre a Nuestra imagen y semejanza;" (Génesis 3:22) "he aquí a Adán hecho como uno de Nosotros." ¿Con quién hablaba el Señor? nadie puede decir que dijo esto a los Angeles, ya que ellos no son su imagen y semejanza, los Angeles no tienen la esencia, el poder y la majestad del Señor. Entonces, ¿quién era aquel, con quien hablaba el Señor al que le dijo "a nuestra imagen y semejanza"? nadie más que con aquel que tuviera su misma esencia equivalente, totalmente idéntico a el, conforme a la perfección, poder, majestad y gloria divinas.
En este primer Concilio Ecuménico fueron redactados en forma clara, breve y precisa los primeros siete artículos para que todos los cristianos puedan saber exactamente las verdaderas enseñanzas sobre la fe. El símbolo de la fe está compuesto en total por 12 art. y en cada uno de ellos está contenida una verdad en particular.
El primer Concilio estableció, además, otras 20 normas en total que conciernen a los eclesiásticos: diáconos, presbíteros, obispos. Entre ellos la celebración de la santa pascua de resurrección de nuestro Señor Jesucristo el primer domingo después de la luna llena del 21 de marzo; (después del 21 de marzo; y si la luna llena cae en domingo, la pascua será el domingo siguiente) también se estableció que los sacerdotes deberían previamente casarse antes de tomar los hábitos. Otra, que los sacerdotes una vez ordenados no pueden volver a casarse.
La única jerarquía de los consagrados por la iglesia que puede volver a casarse son los lectores. La norma #20 que es poco conocida por los feligreses se refiere a que: se debe rezar de pie en la iglesia los días domingo y días de precepto, o sea que en esos días no se puede arrodillarse en la iglesia.
El decreto sobre el dogma fue publicado a través de dos edictos, uno por el mismo Concilio y el otro por el emperador. Además, el emperador avaló con su firma la de sus miembros. Esto dio comienzo a la consolidación del rol del emperador como cristiano, en un imperio cristiano. Esto fue un antecedente para todos los Concilios Ecuménicos posteriores. Se puede decir que el emperador ortodoxo aparece como un notario de la iglesia católica ortodoxa universal. Por lo cual en el imperio bizantino, las normas del primer Concilio Ecuménico y la de los siguientes se transformarán en gubernamentales o de estado.
II Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodosio el Grande (Español) en Constantinopla en el año 381, el cual presenciaron 150 obispos de todo Oriente. La Iglesia de Roma no estaba representada. El patriarca Melecio de Antioquia presidió la apertura de este Concilio.
Este Concilio fue celebrado para afirmar la verdadera doctrina del, Espíritu Santo en contraposición a la falsa doctrina de macedonio que rechazaba la divina dignidad del Espíritu Santo "la tercer Persona de la Santísima Trinidad."
Macedonio enseñaba que el Espíritu Santo no es Dios y que además estaba al servicio de Dios Padre y del Hijo de Dios como lo estaban los Angeles. Entre los obispos que presenciaban estaban Gregorio el Teólogo, que era el presidente del Concilio; Gregorio Nacianceno, Cirilo de Jerusalén y otros, durante el Concilio, la herejía de Macedonio fue condenada y rechazada.
Este Concilio estableció el dogma por la cual todas las Personas o Hipóstasis de Dios son equivalentes entre si, en cuanto al poder, majestad, perfección y gloria, divinas; y agregó 5 artículos más (al credo) símbolo de la fe de Nicea (del 8 al 12 inclusive).
En resumen, quedo así: En el art. numero 1 se habla de Dios Padre. En el art. numero 2 hasta el 7 se habla de Dios Hijo. En el art. numero 8 de Dios Espíritu Santo. En el art. numero 9 de la iglesia. En el art. numero 10 del bautismo. En el art. numero 11 de la resurrección de los muertos. En el art. numero 12 de la vida eterna.
De esta manera se combinó y se compuso el símbolo de la fe Niceo-Constantinopolitano que sirve para siempre de guía para la Iglesia.
La iglesia occidental (aunque en esa época no existía la división de oriental y occidental, era una sola) también tomó como guía este símbolo, aunque más tarde introdujo un cambio sosteniendo "que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo" aprobado por los papas romanos desde el siglo XI, pese a que es una falsa enseñanza.
Comento, que una de las normas existentes dice que el obispo de Constantinopla tiene mas honor o que le corresponde más honor que al de Roma, ya que a esta ciudad se la considera la "Roma nueva."
III Concilio Ecuménico
Fue convocado por el emperador Teodocio II en el año 431 en Efeso, a causa de la herejía sostenida por el patriarca de Constantinopla Nestorio, que comenzó a predicar que de María nació solo el hombre Jesús en el cual la divinidad habita como en el templo. Obstinadamente enseñaba diciendo que se debe distinguir entre Jesús y el Hijo de Dios; que María no debía ser llamada Madre de Dios "Theotokos," porque ella no había dado luz al Dios hombre, sino que debía llamarse madre de Cristo, dado que el Jesús que nació de María, era solamente el hombre Cristo (que quiere decir "Mesías," "el ungido," como los ungidos de Dios anteriores, los profetas, solo que sobrepasándolos en la plenitud de la comunión de Dios). Por lo cual toda la enseñanza de Nestorio constituía una denigración de toda la economía de Dios, pues si de María solo nació un hombre, no fue Dios quien sufrió por nosotros sino un hombre.
Mantuvo la doctrina de la iglesia y no introdujo ninguna novedad. San Cirilo escribió también a Roma informando al santo papa Celestino sobre esto. San Celestino por su parte escribió a Nestorio para que predique fielmente la fe ortodoxa, y no la suya.
Nestorio le contestó que estaba enseñando la fe ortodoxa, mientras que sus oponentes eran los herejes. San Cirilo escribió nuevamente a Nestorio y compuso 12 anatemas, (o sea en 12 párrafos), las principales diferencias entre las enseñanzas ortodoxas y lo predicado por Nestorio, excomulgando de la iglesia a quien rechazare siquiera un párrafo de lo que compuso.
Nestorio rechazó el texto escrito por san Cirilo, y escribió su propia exposición igualmente en 12 párrafos, dando anatema, es decir excomunión, a quienes no lo aceptasen, entonces san Cirilo, al ver que el peligro para la pureza de la fe crecía, escribió al emperador Teodosio el Joven; a su esposa Eudoxia y a la heriviana del emperador. San Cirilo arzobispo de Alejandría investigó las enseñanzas y le escribió una carta pidiéndole que Pulquería se interese por las cuestiones eclesiásticas para frenar la herejía.
Así se decidió convocar a un Concilio Ecuménico en el que jerarcas venidos de todo el mundo decidieran si la doctrina predicada por Nestorio era ortodoxa.
Se eligió como sitio para el mismo la ciudad de Efeso donde la Santísima Virgen habitó con el apóstol San Juan el Teólogo. Y así viajaron a Efeso de Egipto: san Cirilo con otros obispos, de Antioquia vino Juan, su arzobispo con los obispos orientales; de Roma llegaron dos obispos, Arcadio y Proyecto y un presbítero llamado Felipe al que el papa san Celestino instruyó en qué decir, ya que no pudo viajar, también le pidió a san Cirilo la defensa de la fe ortodoxa. Asimismo fueron a Efeso Nestorio y los obispos de la región de Constantinopla y los obispos de Palestina, Asia Menor y Chipre.
Este Concilio Ecuménico fue presidido por el obispo de Alejandría Cirilo, y el obispo de Efeso Memnon; y sus miembros reconocieron las enseñanzas de Nestorio como impías y lo condenaron privándolo de su sede y del sacerdocio. Sobre esto se compuso un decreto que fue firmado por unos 160 participantes del Concilio.
Así, la decisión del Concilio fue la voz de la iglesia universal, que claramente expresa su fe en que Cristo, nacido de la doncella, es el verdadero Dios que se hizo hombre, y en tanto que María dio luz al perfecto hombre que es al mismo tiempo el perfecto Dios y le corresponde justamente ser reverenciada como Theotokos (Madre de Dios).
El Concilio tuvo cinco sesiones más y se establecieron en seis cánones las medidas contra aquellos que osaran difundir las enseñanzas de Nestorio o cambiar lo establecido en el Concilio de Efeso.
El Concilio Ecuménico de Efeso además: Reafirmó de igual manera la condenación de Pelagio que enseñaba que el hombre podía salvarse por sus propios poderes sin necesidad de tener la gracia de Dios. Decidió también según ciertas materias de gobierno de la iglesia. Envío epístolas a los obispos que no habían concurrido; anunciándoles sus decretos y llamándolos a estar en guardia para la preservación de la fe ortodoxa y la paz de la iglesia. Reafirmó las enseñanzas impuestas en el símbolo de la fe constantinopolitano. Prohibió componer otro símbolo de la fe en el futuro, o imponer cambios en el símbolo de la fe establecido por el 11 Concilio Ecuménico.
Este Concilio es justamente considerado como Ecuménico (pues sus decisiones fueron aceptadas por toda la iglesia de un extremo del universo al otro) al mismo nivel que los Concilios de Nicea y Constantinopla.
IV Concilio Ecuménico
Apenas había terminado la condenación de Nestorio por los santos padres del Concilio Ecuménico III de Efeso, se celebró en Calcedonia el IV Concilio Ecuménico en el año 451 presidido por el obispo Anatoli de Constantinopla. El papa Leon el Grande fue representado por 2 obispos.
Este Concilio fue convocado por el emperador marciano y la emperatriz Pulqueria contra las falsas enseñanzas de Eutiques, archimandrita de Constantinopla, quien rechazaba la naturaleza humana de nuestro Señor Jesucristo; inventando una especie de absorción de la naturaleza humana en la naturaleza divina de Cristo (como si después de la encarnación solo subsistía en el salvador una sola naturaleza). Esta enseñanza se llama monofisita y sus seguidores monofisitas. Así un ejemplo de ello lo tenemos en los coptos que son monofisitas.
Después de condenar las herejías de Eutiques, la asamblea decretó, como verdadera, la enseñanza que en nuestro Señor Jesucristo existen dos naturalezas, una divina, porque es Dios verdadero que ha nacido en la eternidad del Padre; y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en el cuerpo de la Virgen María, sin confusión, sin cambio, sin división ni separación unidas en una sola persona y en una sola hipóstasis, cada uno de las cuales se conserva entera y sin alteración después de la unión, con sus propiedades respectivas.
En resumen, podemos decir que en él, existe una naturaleza divina porque es Dios verdadero nacido en la eternidad del Padre y otra humana, pues se encarnó por obra del Espíritu Santo en la Virgen María, y semejante en todo a nosotros, salvo nuestro pecado, porque él es purísimo.
Este Concilio estableció 30 normas, en su gran mayoría concerniente a los eclesiásticos.
V Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 553 bajo el emperador Justiniano. Siguió en todo al de Calcedonia, condenando una vez más las herejías de Nestorio y Eutiques. Lo presenciaron 150 obispos orientales y 25 occidentales. El Concilio fue convocado a causa de las discusiones de los seguidores de Nestorio y Eutiques. Presidió este Concilio el patriarca Evtichio ocupando al lado sus lugares los patriarcas de Alejandría y Antioquia. Este concilio no formuló normas especiales, pero si estableció condenas contra distintos heréticos.
VI Concilio Ecuménico
Se celebró en Constantinopla en el año 680. Por celebrarse en la sala imperial llamada trullos el Concilio se llamó Trullanum. Lo presenciaron 227 padres, entre los cuales había 4 patriarcas de oriente y representantes del papa Agatón. El Concilio estableció 102 normas. Este Concilio fue convocado principalmente con el objeto de combatir las herejías y en especial el monotelismo, cuyos seguidores admitían las dos naturalezas en nuestro Señor Jesucristo, divina y humana, pero una sola voluntad, la Divina.
Después del V Concilio Ecuménico, las opiniones de los monotelitas ocasionaban grandes preocupaciones, afectando peligrosamente al imperio Griego. El emperador Heraclio, buscando un acercamiento, intentó persuadir a los ortodoxos para que cedan ante los monotelitas obligando con la fuerza de su poder a reconocer que en Jesús existía una sola voluntad con dos naturalezas.
Los defensores que explicaron la verdadera enseñanza de la iglesia fueron Sofronio, patriarca de Jerusalén y Constantinopla, y el monje máximo y confesor, al cual por su firmeza en la fe le cortaron la mano y la lengua.
Este VI Concilio Ecuménico condenó el monotelismo y reconoció dos voluntades en Jesucristo correspondientes a sus dos naturalezas, una de las cuales, la humana, estaba sometida en todo a la divina. El emperador firma el protocolo del Concilio después de los jerarcas de la iglesia con las siguientes palabras, "leído y aprobado."
La norma 36 de este Concilio nuevamente dejó establecida la igualdad de preferencia entre el trono de la antigua Roma y el de Constantinopla, ya que, es el segundo el que supera en obras de la iglesia, luego le seguía el de Alejandría, después el de Antioquia, y le continua el trono al de Jerusalén. Es interesante escuchar la norma 53, la cual trata sobre el parentesco espiritual. Un hombre, al hacerse padrino, no puede casarse con su ahijada ni con su madre, aunque fuera viuda, soltera o separada; ya que el sacramento del bautismo los convierte en parientes espirituales.
Los santos padres han establecido que quienes conozcan y no observen esta regla, en primer lugar deben apartarse de esa situación irregular; además, serán pasibles de la penitencia que corresponde a los adúlteros.
La norma # 75 exhorta a quienes integran los coros de la iglesia a no realizar exclamaciones indecorosas, no proferir gritos antinaturales y no introducir nada que sea ajeno e inadecuado con la iglesia; por el contrario; los insta a ofrecer el canto de los salmos a Dios con gran ternura y atención ya que las sagradas escrituras enseñaban un comportamiento piadoso a los hijos de Israel.
Insistimos, este Concilio afirmó las normas con las que la iglesia debe conducirse, en especial con las 85 normas de los santos apóstoles, las reglas de los seis Concilios Ecuménicos y de los siete Concilios regionales y de las 13 normas de los padres de la iglesia.
Posteriormente estas reglas fueron completadas con las normas del séptimo Concilio Ecuménico y de otros dos concilios regionales o locales; configurando el llamado Nomocanon, que constituye el fundamento de la conducción eclesiástica de la iglesia ortodoxa. Asimismo en este Concilio fueron condenadas las innovaciones de la iglesia romana, la cual no estaba de acuerdo con el espíritu de la iglesia universal, tales como el celibato obligatorio para los sacerdotes y diáconos, y ayunos rigurosos en los sábados de la gran cuaresma. Y la expresión simbólica de Cristo bajo la imagen del cordero.
VII Concilio Ecuménico
Llegamos finalmente a la reseña histórica del séptimo Concilio Ecuménico, que es también el último que celebró la santa iglesia ortodoxa universal previo a su separación ocurrida en el año 1054:
Fue convocado en el año 787 en Nicea durante el imperio de Irene. Este tuvo por objeto poner en claro la cuestión del culto a las imágenes; en el mismo participaron 367 padres de la iglesia.
Presidieron a este Concilio largos años de persecución iconoclasta encabezada por distintos emperadores, tales como León Isaurico y su hijo Constantino Copronimo, quien llegó a convocar en el año 754 un Concilio iconoclasta.
Pero había personas, como el patriarca German de Constantinopla y san Juan de Damasceno, que defendían el culto a las imágenes, el cual se había arraigado en el pueblo cristiano. Los papas Gregorios II y Gregorio III, ante el peligro que se presentaba, amenazaron de anatema a los que destruyeran las imágenes, y la cuestión llegó a su punto crítico cuando el emperador Constantino Copronimo (741-755) mandó que todas las imágenes fueran destruidas, y convocó a un Concilio para que refrendasen sus disposiciones. Este se celebró en Constantinopla, con asistencia de 338 miembros, y declaró que el culto a las imágenes era una nueva idolatría.
Poco tiempo después los iconoclastas empezaron a provocar disturbios; las iglesias fueron despojadas de sus imágenes, y los murales y pinturas religiosas fueron sustituidas por cuadros de paisajes.
Más tarde, al morir el León Isaurico, la emperatriz Irene, que veneraba secretamente las imágenes, convocó al VII Concilio Ecuménico con la ayuda del santo patriarca Taracio, este fue convocado en primera instancia en Constantinopla pero fue traslado posteriormente a Nicea (787).
Después de muchas discusiones, éste VII Concilio Ecuménico estableció el culto a las imágenes. Al principio lo presidieron los representantes del papa Adriano, y posteriormente el patriarca Tarancio a pedido de los obispos de Sicilia.
El VII Concilio formuló 22 reglas canónicas y emitió un "oros" especial, reivindicando y enseñando que la veneración de los santos iconos implica su disposición junto con la honorabilísima y vivificante cruz del Señor dentro de las iglesias para que los fieles eleven sus mentes y corazones hacia el Señor Dios, la madre de Dios, y todos los santos en ellos representados.
A pesar de lo dispuesto por este VII Concilio muchos seguidores de la herejía iconoclasta continuaron perturbando la paz de la iglesia por 25 años más. Recién en el año 842, durante el reinado de la emperatriz Teodora, se logró afirmar definitivamente el culto a los santos iconos, que apoyada por el abad Teodoro Estudita, reafirmó el culto; reemplazó al patriarca Juan por el ortodoxo Metodio, y estableció la fiesta conmemorativa del culto a las imágenes que nosotros conocemos como fiesta de la ortodoxia, que la iglesia universal celebra el primer domingo de la gran cuaresma.
¿Qué es un icono? El icono no es simplemente un cuadro o un dibujo, sino que es una imagen. Icono es una palabra que proviene del idioma griego "eicon" que simboliza la presencia y manifiesta la "hipostasis" (sustancia, esencia o naturaleza) de lo que representa. No debe emoción, sino sentido místico. Un icono no se concibe como la imaginación del iconógrafo, tampoco es un retrato o una foto, sino que se realiza según las sagradas escrituras y la tradición eclesiástica.
El icono es una imagen conductora: conduce al prototipo y testifica su presencia para el que lo contempla. Dicen los santos padres que en el icono se reconoce una imagen que representa la semejanza del prototipo; por ello lleva su nombre. La belleza del icono no está en su estética, sino en los sentimientos místicos que despierta.
La Iglesia
Ortodoxa Rusa
La Iglesia Ortodoxa Rusa pertenece a la gran familia universal de las Iglesias Ortodoxas locales, las que en su conjunto forman "una Iglesia, santa, católica y apostólica," tal como la define el Credo establecido en el Primer Concilio Ecuménico de Nicea (convocado en el año 325 por el emperador San Constantino el Magno) y en el Segundo Concilio Ecuménico de Constantinopla (convocado en el año 381 por el emperador de origen español Teodosio el Grande).
Las Iglesias Ortodoxas son católicas (de las palabras griegas "cat" y "olon" lo que significa "según todos" "de acuerdo con todos") no sólo porque son universales, sino también porque poseen la "totalidad de la fe," de todos los tiempos y en todos los lugares. También son apostólicas, porque fueron fundadas por los Santos Apóstoles y conservan ininterrumpidamente la sucesión apostólica.
El cuarto Concilio Ecuménico, celebrado en el año 451 en Calcedonia, introdujo la denominación "Ortodoxo" (por "recta doctrina" o "recta glorificación"), para designar a los que aceptan en forma total el Credo de Nicea y de Constantinopla y los Dogmas de los Concilios Ecuménicos, sin modificaciones, ni agregados, ni quitas. En total hubo siete grandes Concilios Ecuménicos, en los que han participado todas las Iglesias Cristianas (tanto las Orientales, como la Occidental), el último de ellos en el año 787 en Constantinopla. De tal manera, las enseñanzas de estos Siete Concilios Ecuménicos, sin agregados, quitas ni reformas, son la doctrina de las Iglesias, que por ello se llaman (en forma abreviada) Ortodoxas.
En los inicios del Cristianismo existían tres grandes centros supradiocesanos (regionales o "metropolitanos"), que eran "cabeza" de todas las iglesias episcopales de las ciudades de su zona de influencia: la Iglesia de Roma, fundada por los apóstoles San Pedro y San Pablo, la Iglesia de Antioquía, fundada también por el apóstol San Pedro, y la Iglesia de Alejandría, fundada por el apóstol San Marcos. En sus territorios se reunían desde el siglo 2 concilios (o sínodos) de todos sus obispos. Luego se agregaron Constantinopla y Jerusalén, llegándose, de tal manera, a la famosa "pentarquía" o sea "el gobierno de los cinco." La Iglesia de Constantinopla fue fundada por el apóstol San Andrés, cuando el lugar donde luego San Constantino el Magno habría de construir en el año 330 la "nueva Roma," se llamaba Bizantion, o Bizancio.
Estas cinco grandes iglesias se llamaban al principio "Arzobispados" y luego "Patriarcados." Los cinco Patriarcados estaban, desde sus orígenes, en el territorio del Imperio Romano, hasta el siglo séptimo. Con la división del Imperio Romano por el emperador Teodosio el Grande en el año 395 en dos partes, oriental y occidental, la Iglesia Romana quedó en la parte occidental y los restantes cuatro Patriarcados quedaron en la parte oriental, por lo que estos últimos suelen ser llamados también "Iglesias Orientales." En Occidente, el Imperio Romano de Oriente es llamado desde el siglo 16 "Imperio Bizantino," por el nombre del lugar donde San Constantino construyó la nueva ciudad, declarada en el año 330 capital del Imperio Romano. Por lo tanto, a veces también se designa a las Iglesias Orientales como Iglesias "Bizantinas."
Luego, con el correr de la historia, se fueron sumando nuevas Iglesias Ortodoxas independientes o "autocéfalas": búlgara, serbia, rusa, griega, rumana, etc. Actualmente existe casi una veintena de iglesias ortodoxas autocéfalas.
Las diferencias entre
la Iglesia Ortodoxa
y la Iglesia Occidental
En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y a Iglesia Occidental. (Formalmente, por la introducción unilateral por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras "y del Hijo," en latín "Filioque," al Credo de Nicea). De tal manera, durante el primer milenio del Cristianismo, la Iglesia Occidental (o sea la Iglesia Romana) y las Iglesias Ortodoxas Orientales poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Ortodoxas no han efectuado desde aquel entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia Romana (y las iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuadas por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en los dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales. De tal manera, los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras "y del Hijo," al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños la Comunión se les da desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (que sirven en las parroquias) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo los sacerdotes del clero regular (monjes).
Los cristianos ortodoxos adoran a Dios en Trinidad y honran a la Virgen María, Madre de Dios, y a los Santos, pidiendo su intercesión ante Dios. De acuerdo con lo confirmado por el Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en el año 787 en Constantinopla, honran y veneran las imágenes de Cristo, de la Virgen María y de los Santos, pero no las adoran ni les sirven, ya que la adoración corresponde únicamente a la naturaleza Divina. Porque la honra, que se otorga a las imágenes, se eleva al Representado en ella, y el que se inclina ante una imagen sagrada, se inclina ante la substancia de quien está representado en ella. Pero, para ello, las imágenes sagradas (en griego "íconos"), deben ser escritos de acuerdo con determinadas reglas y deben cumplir ciertos requisitos. (Los cristianos ortodoxos dicen que los iconos se "escriben" y no que se pintan. En la antigüedad las imágenes con las escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento eran como libros, para quienes no sabían leer).
Una nota sobre las relaciones de la Iglesia Ortodoxa con el estado. Para las Iglesias Ortodoxas la doctrina que enseña cuáles deben ser las relaciones entre el estado y la iglesia está contenida en la legislación de San Justiniano Magno. Luego de codificar en el año 533 todas las leyes romanas preexistentes, el emperador Justiniano promulga leyes llamadas "novelas." La Sexta Novela establece las condiciones, bajo las cuales se logra una sinfonía entre la iglesia y el estado. Esta ley, que puede ser llamada "Macro constitución cristiana" exige del estado que tenga un régimen político recto y que sea decente (recte et decenter rempublicam) y del sacerdocio que sea íntegro, honesto y siempre fiel a Dios (integrum est et fiducia Del praeditum); del estado se exige también competencia. Cuando se dan estas condiciones, surge automáticamente la buena sinfonía (consenso o consonancia, según otros textos) entre el estado y la Iglesia, lo que es provechoso para el bienestar del género humano, dice esta ley imperial, que luego fue incorporada por la Iglesia a su Código Canónico, llamado "Nomocanon."
La doctrina de la sinfonía establece bajo estas condiciones una separación entre la iglesia y el estado, pero pretende que dicha separación sea en armonía, en consonancia, porque ambas instituciones son "dones máximos de Dios" dados a los hombres. Ambas instituciones "proceden de una misma fuente y sirven a un mismo fin: el beneficio del género humano." Por lo tanto, no se trata ni de una unión total, ni de una separación total entre la iglesia y el estado, sino de una convivencia fraternal, siempre que ambas partes cumplan con las condiciones indicadas. Algunos pensadores ortodoxos consideran que el preanuncio de tales relaciones ya fue dado por Moisés, cuando desdobló su propia jefatura, otorgándole a su hermano Aaron el sumo sacerdocio.
Reivindicaciones de los
papas de Roma por el primado
Las pretensiones de los papas de Roma por el primado eclesiástico comenzaron ya en los primeros años del cristianismo. Como motivo para esta actitud sirvió la fama de Roma como capital del Imperio Romano y la extraordinaria difusión del Patriarcado de Roma. A partir del siglo VI los reyes del Occidente con el fin de obtener el apoyo de los papas les entregaban en posesión sus comarcas. A partir del siglo IX los papas empezaron a coronar a los reyes y aspiraban de ser también amos seglares.
Para justificar las ambiciones de los papas, en la edad media fueron compuestas las llamadas Decretalias (decretales) falsas de Isidoro, en las cuales figuraban los textos espurios que trataban de convencer que a partir del siglo I el supremo poder eclesiástico siempre perteneció al papa de Roma.
Además, los latinos establecieron nuevos errores: la introducción obligatoria del celibato del clero, el permiso de comer alimentos lácteos y huevos durante los períodos de ayuno que se altera de esta manera, mientras que proclamaron el día sábado de abstinencia y añadieron al octavo término del Símbolo de la fe ("Credo") las palabras: Procedente del Padre y el Hijo (filioque).
Separación de la Iglesia Occidental
de la Ortodoxa Católica
Las causas de la separación de la Iglesia Occidental de la ortodoxa eran las ambiciones de papas y su desvío de la fe ortodoxa. La separación de la Iglesia Occidental se prolongó durante dos siglos con relación a las siguientes circunstancias:
a) Problema de los patriarcas Ignacio y San Focio. En la segunda mitad del siglo IX en Constantinopla fue destituido ilegalmente el patriarca Ignacio eligiendo en su lugar a San Focio (mem. 6 de febrero). La opinión de los habitantes de Constantinopla se dividió. Para solucionar la discusión, fue convocado en Constantinopla un concilio (861) al cual fue invitado también el papa Nicolás I, quien a su vez envió sus delegados. El concilio confirmó la elección del patriarca San Focio y los legados papales confirmaron esta decisión. Sin embargo, Nicolás condenó a sus delegados y rechazó el fallo del concilio elevando de esta manera su poder individual por encima de la resolución conciliar.
b) Discusiones acerca de la Iglesia Búlgara. En aquella época surgieron discusiones entre las cátedras de Roma y Constantinopla relacionadas con la cuestión de la Iglesia de Bulgaria que pertenecía antaño a la cátedra romana, pero ya en el tiempo del emperador Juliano fue transferida al patriarca de Constantinopla. Los papas convencieron a los búlgaros de que la subordinación eclesiástica a Constantinopla podía resultar en la dependencia política de los griegos. Por consiguiente, el zar (rey) búlgaro Boris cortó sus relaciones con Constantinopla e invitó a los misioneros latinos.
Acto seguido el santo patriarca Focio en sus epístolas dirigidas a otros patriarcas denunció las ilegales pretensiones de los papas y su apartamiento de la fe ortodoxa. Para discutir esta cuestión, fue convocado un concilio en Constantinopla (867), el cual rechazó las pretensiones de los papas y el desvío de la Iglesia Occidental. Sin embargo, la comunicación oratoria entre ambas Iglesias continuaba normalmente. Al mismo tiempo los latinos comenzaron a considerar al patriarca San Focio enemigo de ellos, y lo excomulgaron.
c) Separación de las iglesias. La separación final de la Iglesia Occidental tuvo lugar en el siglo XI. Tomando en cuenta nuevos desvíos además de los manifestados anteriormente (el uso del pan ázimo durante la liturgia en vez del fermentado), el patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario denunció las innovaciones. Comenzaron sendas relaciones entre las Iglesias de Roma y Constantinopla. Los legados del papa (León IX), sin cifrar esperanza alguna en las discusiones, compusieron el acta de excomunión del patriarca y de toda la Iglesia Oriental, y al celebrar el servicio divino, la colocaron sobre el altar de la catedral de Santa Sofía en el año 1054. A su vez el patriarca Miguel Cerulario convocó en Constantinopla un concilio que excomulgó a dichos delegados de la Iglesia. Desde este momento la Iglesia Occidental se apartó definitivamente de la Ortodoxa.
El alejamiento del espíritu cristiano por los latinos. El alejamiento de los católicos romanos puede subdividirse en dos categorías: el alejamiento del espíritu cristiano por un lado, y el orgullo y las ambiciones por el otro, las cuales se introdujeron en la iglesia por intermedio de los papas cuando éstos se atribuyeron la infalibilidad en cuestiones de fe y buscaron con ansiedad el poder temporal. Se destaca la amistad con el comunismo.
Dogmas de la fe. Desviaciones de los dogmas de la fe: 1) Filioque. 2) Doctrina del primado papal. 3) Doctrina de infalibilidad papal en cuestiones de fe (1870). 4) Doctrina sobre la indulgencia. 5) Doctrina del purgatorio. 6) Doctrina de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios, que no tiene pecado ancestral (1854).
Nota: Los cristianos ortodoxos no deben confundir esta realización del efecto del pecado ancestral con la enseñanza sectaria acerca del "pecado original." No hay doctrina de "pecado original" en la Santa Iglesia, pues no es posible heredar el "delito" de Adán. En ningún lugar lo mencionan los Santos Padres, sino que se refieren al "pecado ancestral," que produjo no un delito, sino una enfermedad hereditaria, es decir: la inclinación a pecar, estado del hombre de separación de Dios, etc.
Dirección eclesiástica. Desviaciones en la dirección eclesiástica: 1) Celibato del clero. 2) Establecimiento de la dignidad de cardenales, desconocida en la antigüedad y, debido a esta innovación, la alteración de los tres grados de la jerarquía sagrada.
Ritos y costumbres. Desviaciones en los ritos y costumbres: 1) Bautismo por ablución en lugar de inmersión. 2) Confirmación de los adultos sólo por un obispo. 3) El uso del pan ázimo (hostias) en la liturgia en lugar del fermentado. 4) Comunión de los laicos sólo bajo una especie: pan. 5) Deterioro del ayuno al permitir el uso de leche, huevos y hasta carne. 6) Empleo de instrumentos musicales (órgano) durante el divino oficio. 7) Bancos para estar sentados en la iglesia. 8) Realización del oficio divino en idioma latín, el uso de las campanillas, etc.
Acerca del primado del papa de Roma. Las palabras de Cristo: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mat. 16:18) fueron explicadas por 85 Padres y Maestros de la Iglesia. 44 de ellos dicen que la palabra "piedra" denota la fe de Pedro; 16 enseñan que la palabra "piedra" significa Salvador; 8 aseguran que la palabra "piedra" abarca a todos los apóstoles, de modo que 68 Santos padres no creen que la palabra "piedra" se refiera a Pedro. Solamente 17 exégetas antiguos relacionan la palabra "piedra" con Pedro; pero nadie interpreta, como enseñan los latinos, que el Apóstol Pedro es un exclusivo lugarteniente de Cristo (vicario) sobre la tierra.
Vida de los papas. Según los historiadores citados, Ammianus Marcellinus, el último historiador romano (320-390), quien escribió 31 libros dedicados a la historia de los cesares. Antonio Papi. El obispo católico romano Giutprandío Liutprando, la máxima autoridad para la historia de los siglos IX y X. Abate Tiraboci Gammerlin. Bukhard. Reverendo N. Clementise. Jungman. Poeta Petrarca (siglo XIV). Cardenal Pedro Alliatski. Neruda Taborita. Niem.
Cardenal Baronio Caesar, escritor eclesiástico italiano (1538-1607); era cardenal en Roma y bibliotecario del Vaticano. Recibió su dignidad de cardenal por la obra "Ecclesiastical Annals" que revela valiosos documentos procedentes de la biblioteca papal con archivos en los cuales trabajó durante 27 años. Su trabajo fue continuado por otros historiadores, como Raynaldi y otros.
Numerosos historiadores, entre los cuales figuran sabios católicos romanos que recibieron premios de la Iglesia de Roma por sus obras, describen la vida amoral de los papas a lo largo de toda la historia, hasta la actualidad. Naturalmente, entre los papas hubo también hombres decentes, pero la mayoría de ellos buscaba poder, dinero y lujo. El historiador romano Ammianus Marcellinus habla acerca de las "ambiciones de los papas y su lucha cruel para satisfacerlas, porque al convertirse en obispo el individuo se aseguraba grandes ganancias y ventajas: las carrozas, las lujosas vestimentas y la mesa, cuya exquisitez superaba los banquetes imperiales." "La más repugnante historia es la de los papas, de la cual debemos avergonzarnos todos nosotros los católicos romanos. No existe ningún crimen abominable que no fuera llevado alguna vez en el palacio de Su Santidad, sin exceptuar envenenamientos, fornicación o incesto" (I. Jungman). Los increíbles delitos de los papas no se describen con facilidad. Por ejemplo, bajo ciertas circunstancias el trono papal lo ocupó una mujer, denominada Juan VIII (855-857) hasta que parió a una criatura. De las numerosas descripciones de las historias terroríficas de la "iglesia" de Roma vamos a elegir la característica del cardenal Baronio, un diligente historiador católico romano: "El trono papal no lo ocupaban papas sino monstruos, quienes llegaban al cumplimiento de sus deseos por medio de mujeres sin vergüenza, las cuales arbitrariamente cambiaban los puestos episcopales, preparándolos para sus amantes, pisando literalmente las sagradas leyes eclesiásticas y las mejores costumbres de la antigüedad."
Luteranos o protestantes
Al principio del siglo XVI, el estudioso monje católico romano alemán Martín Lutero, después de casarse con la ex-monja católica romana Catalina, comenzó exitosamente el movimiento dirigido contra el papado: el protestantismo, o sea la protesta ante los errores romanos.
Como motivo para el surgimiento del protestantismo sirvió la venta de las indulgencias papales por dinero, al igual que el formalismo observado durante la ejecución de los ritos católicos romanos y sagrados servicios.
Deseando librarse de los errores del catolicismo romano, el protestantismo en vez de corregirlos, fuera de cualquier lógica y contradiciendo a las Sagradas Escrituras, tomó la vía de la negación de casi todo lo perteneciente a la fe cristiana y la enseñanza de la fe y de la piedad, conservando sólo el nombre de cristianismo.
Por ejemplo, actuando contra la doctrina papal referente a los excesivos méritos (de los santos), los protestantes:
1) Proclamaron la doctrina de la justificación exclusiva por la fe sin necesidad de obras buenas, en vez de aceptar el mandamiento del Salvador: "Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial" (Mat. 5:48), o en otras palabras: haced obras buenas siempre sin ninguna limitación; la propia Palabra de Dios enseña: "Es estéril la fe sin obras" (Santiago - Jacobo - 2:20).
2) En lugar de corregir el formalismo católico romano en el santo oficio y los ritos (parte sustancial de la Tradición), los protestantes rechazaron toda la Tradición, incluyendo la veneración de los santos, la solicitud de sus oraciones y la veneración de los santos iconos.
3) Descontentos (muy razonablemente) por la prohibición de leer la Biblia, los protestantes ofrecieron derecho de su lectura universal y la posibilidad de interpretarla individualmente, en vez de proceder en este sentido conforme con la enseñanza de la Palabra de Dios (véase más adelante).
4) Debido al hecho de rechazar obras buenas, los protestantes rehusaron casi todos los sacramentos (por medio de los cuales Dios ayuda a realizar buenas obras); sólo dejaron el bautismo y la eucaristía, aunque ésta última los protestantes no la adoptan en un modo absoluto, ya que no creen que el pan y vino pueden convertirse en Cuerpo y Sangre de Cristo;
5) Debido a la misma causa, o sea la inutilidad - desde el punto de vista de los protestantes - al igual que el odio de Lutero al monacato (para él, muy natural) los protestantes rechazaron los ayunos, los votos de los monjes, la mayoría de las fiestas y la veneración de lugares sagrados.
Las comunidades protestantes, juntamente con sus pastores (que son simples laicos) representan un grupo heterogéneo que ha perdido cualquier apariencia de la Iglesia.

Veneración
de la Palabra de Dios
Los protestantes, al igual que casi todos los herejes, requieren que todo el cristianismo esté fundado sobre las palabras de las Sagradas Escrituras, imaginando erróneamente que son seguidores de la Palabra de Dios. Los herejes exponen su aparente respeto a las Sagradas Escrituras dudando de la Tradición, aunque crean su propia tradición, o sea, sus sistemas y costumbres y su propia manera de interpretar la Biblia, protestando con su doctrina contra toda la enseñanza de Cristo. Insinúan pérfidamente que la Iglesia Ortodoxa respeta insuficientemente las Sagradas Escrituras venerando excesivamente a los santos, a quienes rechazan con anticristiana maldad, los calumnian e injurian.
Conforme con la enseñanza de la Palabra Divina (2 Pedro 1:20-21 y 1 Cor. 2:11-14) las Sagradas Escrituras están inspiradas por el Espíritu Santo, y sólo las pueden explicar los Santos puros de corazón (Mat. 5:8) exclusivamente con asistencia del Espíritu Santo. El mismo contenido de la Sagrada Biblia está establecido por los Santos Padres de los Concilios ecuménicos.
Por consiguiente, el respeto de las Sagradas Escrituras por los herejes es falso e hipócrita, lo que demuestra su negación de la doctrina evangélica referente a las obras buenas y hazañas piadosas, aparte del impertinente "derecho" de interpretar tergiversando la Palabra de Dios conforme con los antojos de cualquier pecador ignorante.
La Iglesia Ortodoxa venera la Palabra de Dios más que todas las otras y de manera Purísima. Todos los escritos de los Santos Padres referentes a la fe y a la vida devota se fundan siempre en la Palabra de Dios; en la Iglesia Ortodoxa el Santo Evangelio ocupa un lugar privilegiado sobre el altar, representando al propio Señor Jesucristo. Lo pueden leer en la iglesia solamente personas consagradas. El mismo se lleva solemnemente a la parte central del templo para la adoración general.
También es profundo el piadoso respeto a la Palabra de Dios y su uso como guía en las verdades de la fe y las obras buenas, que demuestra la Iglesia Ortodoxa en los hechos y no en las palabras.
Reformadores
o calvinistas
El movimiento de la Reforma comenzó en el siglo XVI. Los primeros reformadores Zuingilio y Calvino se apartaron de la verdad todavía más que Lutero (el protestantismo). Estos reformadores enseñan que los dos sacramentos, bautismo y eucaristía, aun son menos importantes en comparación con la opinión de los protestantes: sólo son signos externos, los símbolos de recuerdo referente a los acontecimientos de la vida del Salvador.
Según la doctrina de los reformadores, Dios predestinó algunos hombres a la salvación, mientras que otros no están llamados. Los reformadores rechazan por completo cualquier imagen y adorno dentro de los templos.

Anglicanos
o episcopalianos
El rey inglés Enrique VIII en el siglo XVI era un católico romano celoso y hasta recibió del papa el título del "Defensor de la fe" por su resistencia a los protestantes.
Después de diez años, en 1532, se separó del papa pues éste no le permitió divorciarse de su esposa legal Catalina con el fin de formalizar nuevas nupcias con la cortesana Ana Bolena. El sacerdote Tomás Cranmer ejerció su influencia sobre Enrique VIII para que éste se separase del papa estableciendo su propia confesión.
Enrique elevó a Cranmer a la dignidad de arzobispo de Canterbury, rompió con el papa y se casó con Ana Bolena; hizo una nueva traducción de la Biblia y compuso un nuevo catecismo (exposición abreviada de la fe). La cabeza de la nueva Iglesia anglicana es el rey, junto con el parlamento, lo que permanece intacto hasta hoy día. Enrique introdujo el llamado "breviario" que comprendía 37 puntos principales de la fe. Luego, Enrique persiguió implacablemente a los enemigos de su fe.
Conforme con el contenido de su fe, los anglicanos se aproximan hasta cierto punto a los protestantes y parcialmente a los reformadores. En algunos ritos ellos imitan a los católicos romanos, lo que produce una impresión errónea de que los anglicanos están más cercanos a la ortodoxia que los protestantes. Aunque los anglicanos tienen obispos, su quirotonía no tiene la debida gracia por cuanto no poseen ascendencia apostólica; además, se casan: cada obispo tiene su "missis bishop" (señora obispa).
Debido a que los anglicanos no pueden comprobar su sucesión apostólica en el episcopado, tienden a trabar amistad con la fe ortodoxa esperando que algún día nuestra Iglesia reconozca a la suya como poseedora de gracia.
La mayoría de los obispos anglicanos prácticamente no reconocen su breviario de 37 párrafos y rechazan casi todo el Evangelio. En la conferencia de Lambet hace alrededor de 30 años, en 1946 o 1947 (estas conferencias las tienen los obispos anglicanos de todo el mundo cada 10 años; ya se cuentan aproximadamente 300 conferencias llevadas a cabo), más de la mitad de los obispos presentes declararon que no creen en los milagros descritos en el Evangelio, ni en la Resurrección, ni en la Ascensión del Señor Jesucristo, ni en los Angeles, ni en los espíritus malignos, ni en la inmortalidad del alma, etc. Surgía la cuestión si estaba indicado abolir el "breviario." Por el momento se decidió no tocarlo. No obstante todo, sería difícil establecer en qué creen estos "obispos."
Los anglicanos tienen tres grupos de creyentes: alta Iglesia (que se aproxima más a los católicos romanos), baja Iglesia (más cercana a los reformadores) y la ancha Iglesia (intermedia). De los anglicanos se han separado los puritanos, los "puros," quienes rechazaron los restos del catolicismo romano y a los obispos.



Los bautistas
Los bautistas son una de las sectas protestantes, cuyo nombre proviene de la palabra griega "sumergir" o sea "bautizar."
Los bautistas:
1) No creen en la Santísima Trinidad, diciendo que Dios sólo puede tener faz única. Esta doctrina tiene cierta tendencia para aproximarse al panteísmo.
2) Los bautistas enseñan que las Sagradas Escrituras son suficientes para la salvación, no creen ni en la Iglesia ni en los sacramentos. Cada cual puede interpretar libremente las Sagradas Escrituras.
3) Enseñan que sería correcto bautizar solamente a los adultos por solicitud personal y mediante una completa inmersión. Por consiguiente, ellos no reconocen el bautismo de los niños, pero aseguran que los niños sin bautizar se salvarán.
4) Aunque reconocen el Bautismo y la Eucaristía, consideran que el primero sólo es un símbolo de la salvación, mientras que en la Eucaristía el Señor Jesucristo no está presente. Estos dos sacramentos los llaman "estatutos" ("ordinansis") pero de ninguna manera sacramentos; conforme con su doctrina, no proporcionan nada de gracia.
Historia. La secta de los bautistas fue fundada relativamente temprano (siglo XVII) en Inglaterra y Estados Unidos, poseyendo dos ramas principales (la confesión de Filadelfia llamada "general" y de Nueva Hampshire llamada "particular"), los cuales pronto se unieron. Los primeros creían que Cristo vino para la redención de todos los hombres, y los segundos - sólo para los elegidos (de acuerdo con el concepto de los calvinistas). Los bautistas primero fueron perseguidos en Inglaterra, y se encontraban en conflicto con el gobierno norteamericano (siglo XVII). A mediados del siglo XVIII los bautistas rechazaron la doctrina de la Santísima Trinidad. Poco a poco los bautistas se difundieron particularmente por medio de las llamadas misiones bautistas que aparecieron en el siglo XIX y cuya meta consiste en la propagación del bautismo. A fines del siglo XIX se unieron por fin ambas ramas principales. Además del ahora único tronco principal, existen 10 sectas de los bautistas que poseen sus peculiaridades en la doctrina religiosa (por ejemplo, los bautistas del séptimo día).
Dirección. Cada comunidad eclesiástica es completamente independiente (autónoma). Los bautistas tienen presbíteros (a menudo también obispos) y diáconos, que se eligen de acuerdo con la concordancia general y se ordenan por un "concilio" que se compone de presbíteros y jefes de las iglesias vecinas. En caso de alguna necesidad, cualquier iglesia bautista puede solicitar auxilio o consejo a otras iglesias, pero bajo ninguna circunstancia los parroquianos de una iglesia pueden dominar sobre los pertenecientes a otras parroquias.
En la actualidad los bautistas están muy difundidos en los Estados Unidos y en Inglaterra, pero relativamente poco en otros países.
Adventistas del Séptimo Día
El adventismo representa la resurrección de la antigua herejía del quiliasmo (reino de Cristo de 1.000 años sobre la tierra; siglos I a III), la cual era una tentativa de combinar el cristianismo con el judaísmo. Esta herejía fue condenada por la Iglesia. El adventismo proviene de la palabra latina "advenimiento."
Historia. El fundador fue el bautista William Miller que vivió en Nueva York (1781-1849). Supuso que el segundo advenimiento de Cristo ocurriría el 22 de octubre de 1844 sobre un monte del estado Nueva York. había calculado este día en base al libro del profeta Daniel. Miller juntó hasta 200.000 partidarios. Pero cuando no tuvo lugar el segundo advenimiento, la mayoría de sus seguidores le abandonaron.
Después de Miller, su doctrina estuvo bajo la influencia de otros hombres con ideas distintas. Aparecieron hasta diez grupos diferentes de adventistas, el mayor de los cuales lo forman los "Adventistas del séptimo día." Uno de los discípulos de Miller enseñaba que no existe la inmortalidad del alma (Sperr), mientras que Raquel Preston y Elena White insistían que se precisa honrar el sábado en lugar del domingo. A partir del año 1846 los adventistas adoptaron el sábado rechazando el domingo, y comenzaron a considerar como "cristianos falsos" a todos los que festejan el día domingo. Introdujeron el "diezmo," y en 1863, en la primera conferencia general los adventistas del séptimo día elaboraron su reglamento válido hasta hoy día.
Doctrina. Su punto principal está constituído por la aproximación del segundo advenimiento de Cristo. Explican que en 1844 Cristo llegó en efecto, pero no a la tierra, sino al cielo (sic) con el fin de ejecutar el juicio y determinar quien será digno de Su reinado de 1.000 años. Por cuanto para la realización de ese juicio se requerirán de 70 a 100 años, se derivaban los años de la segunda llegada siguientes: 1914, 1925, 1945 y, finalmente, 1995. Tomando en cuenta la inminencia de este advenimiento, todos los cristianos deben abandonar el "falso cristianismo" que festeja el día domingo.
Después del segundo advenimiento resucitarán los justos sólo para vivir 1.000 años, de modo que después de ese milenio tendrá lugar el tercer advenimiento de Cristo, que se dedicará al juicio de los pecadores.
Sin embargo, es dudoso que los adventistas tengan como meta la preparación de los cristianos para la recepción del Mesías esperado por los judíos.
Entre otras cosas, los adventistas creen que con referencia al Apocalipsis de San Juan el Teólogo serán aniquiladas dos fieras: la "primera fiera," los Estados Unidos, por legalizar el festejo del domingo, y la "segunda fiera," el Papa de Roma.
El número de adventistas es relativamente bajo (alrededor de 400.000 individuos), pero su trabajo es muy activo para la difusión de esa doctrina.
"Ciencia Cristiana"
(Christian Science).
Esta secta es digna de consideración, porque tiene bastante éxito en el medio intelectual de la sociedad. Fue fundada en 1876 en Boston. Su fundadora María Becker Heddy (1821-1910) tuvo tres nupcias. Al primer hijo lo entregó a una nodriza, y no se acordó de él durante toda su vida. Se ocupaba del espiritualismo. Se divorció de su segundo marido. Escribe que teniendo ocho años de edad escuchó una voz misteriosa que le dio la sensación de desesperación; esta voz nunca se repitió. M. Becker Heddy padecía de muchas enfermedades, pero luego se curó y se convirtió en curandera espiritual y pastora de la Ciencia Cristiana. En 1899 en Boston fue erigido un enorme templo de esta secta. M. Becker Heddy escribió varios libros que sirven de base para la Ciencia Cristiana. Esta es muy confusa, casi no tiene nada en común con el cristianismo y se asemeja con la doctrina pagana del bromanismo.
Doctrina. La Ciencia Cristiana enseña que no existe Dios personal, sino sólo el Principio Divino. Por consiguiente, la Ciencia Cristiana fundamentalmente niega la existencia de Dios. M. Becker Heddy dice de la Santísima Trinidad lo siguiente: "Sólo existe la trinidad de la Vida, Verdad y Amor unidos entre si. Es decir que tampoco cree en el Dios cristiano representado por la Santa Trinidad.
Negando al Dios personal, María Becker Heddy pregona al hombre divinizado, quien es el vivo avatar de la Deidad. El mal es una ilusión. Como creen diversas sectas, que el mal no existe, ya que no es otra cosa que la ausencia del bien. Como no existe el frío por ser siempre sólo la ausencia del calor. En lugar de la doctrina cristiana acerca de la Providencia de Dios, Heddy predica la "ley de armonía." La Ciencia Cristiana anuló la oración dirigida a Dios, ya que no existe Dios personal. Si no existe Dios como persona, con más razón sería ridículo recelar la presencia del diablo. Tampoco existe el pecado: el pecado es sólo imaginario y es creado por el temor de la razón mortal.
De la curación. A la medicina científica Heddy la denomina "charlatanería mental." Ella escribe: "La enfermedad no es un hecho real. La enfermedad es más que una imaginación: es la aberración humana. El partidario de la Ciencia Cristiana nunca toma en consideración la anatomía, no impone sus manos sobre el paciente y no toca las partes doloridas del cuerpo." La curación se reduce a lo siguiente: por cuanto la enfermedad es irreal, deberá desaparecer. Sólo se precisa creer que la enfermedad no existe. La "curación espiritual" no es otra cosa que dejar al enfermo sin ningún auxilio médico.
Del estado de ultratumba. Después de la muerte el hombre se hará inmortal, pero antes tendrá que soportar muchos padecimientos. "Estos procesos de purificación postrera son desconocidos para mí," dice Heddy.
En la nebulosa doctrina de la Ciencia Cristiana están incluidas algunas reglas cristianas conmovedoras acerca del amor a Dios (que no existe) y al prójimo, el perdón de los enemigos y ausencia de juicios temerarios. Aparte de estas recomendaciones, la Ciencia Cristiana no tiene nada de cristiano además de su nombre.
Difusión. Existen por lo menos 3.000 parroquias de la Ciencia Cristiana en América y Europa, aunque no se conoce el número de sus partidarios.
¿Cómo puede explicarse el éxito de esta doctrina en el medio intelectual?
Primero, para algunos es atrayente la facilidad de esta doctrina, y porque ella admite algunas acciones prohibidas por el Evangelio. Esta doctrina corresponde a la disposición espiritual del hombre moderno, ya que le adula diciendo que él es excelente, que el pecado no existe, que no se precisa rezar y que el Salvador sobra. Segundo, el éxito de la Ciencia Cristiana demuestra hasta qué punto son superficiales los hombres, que no se orientan en las cuestiones de religión, ya que les satisface lo que la propia Heddy denomina "locura bostoniana." La opinión pública de Boston era negativa con respecto a la curación de Heddy.
La Ciencia Cristiana está condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero como una de las doctrinas anticristianas.
Teoría de Darwin
La teoría de Darwin no contiene ninguna idea espiritual positiva. Sin embargo, debe conocerse porque tiene amplia difusión y numerosos partidarios. Por lo general, parece ser científica. Pero por sus deducciones es antirreligiosa y antimoral. Si vamos a creer en ella, tenemos que admitir la ausencia de conciencia (vergüenza) en los hombres y de la responsabilidad por sus actos morales ya que según Darwin el hombre es una especie de animal.
Charles Darwin (1809-1882) era egresado de la facultad de Teología de Cambridge, Inglaterra. Escribió muchos artículos de zoología y botánica. Sus obras más conocidas son: "El origen de las especies" y "Del origen del hombre." En estas obras presenta su teoría y trata de explicar la procedencia de las especies en el mundo orgánico y animal por la gradual evolución de las especies desde las inferiores hasta las superiores. Darwin presume que en el principio sólo existían pocas especies simples, las cuales en el correr de los siglos se desarrollaron hasta llegar a la actual complejidad. Darwin no pudo comprobar que todo lo que vive actualmente en el mundo tiene como origen una sola especie, lo que parecería ser la base de su teoría. Tuvo que suponer que originariamente en la tierra existían varias especies fundamentales, cada una de las cuales evolucionaba independientemente. La modificación de las especies, según Darwin, acontecía debido a las dos causas principales siguientes:
1) Debido a la lucha por la supervivencia y
2) por la selección natural.
Debido a la lucha por la supervivencia los organismos desarrollaron y modificaron sus órganos, lo que confirma el ejemplo de numerosas plantas y diversos animales, como coloración protectora, espinas, piernas de movimiento rápido, dientes potentes, la desenvuelta capacidad para la productividad útil (animales domésticos), etc.
La selección natural representa ciertos cambios en los órganos relacionados con la lucha por la supervivencia, en cuyo curso se destruye lo que es débil y se conserva todo lo fuerte y resistente.
Las deducciones de la teoría de Darwin figuran en el libro "Del origen del hombre," en el cual Darwin supone que el hombre desciende del mono. Darwin y sus sucesores trataban de comprobar esta teoría por la semejanza existente entre los órganos de los hombres y los monos (como por ejemplo músculos de las orejas, la existencia del coxis, la muela de juicio), además del descubrimiento de restos óseos comparables con los huesos de los monos.
Análisis de la teoría de Darwin. Las ideas de Darwin acerca del origen de las especies representan una teoría, la cual ya por su definición sólo es una suposición y no una ciencia acabada. Cuando Darwin fue aceptado como miembro de la Academia de Ciencias de París, ésta subrayó que recibió ese honor "por sus méritos prácticos y no por su hipótesis problemática."
En cuanto a la selección natural, se sabe que ciertos cambios en las especies, en efecto, pueden tener lugar con algunas especies, pero sólo hasta cierto punto. Por ejemplo, se pueden mejorar las especies de los animales domésticos, pero una vez abandonados a si mismos, estos animales vuelven otra vez a su estado salvaje. Además, no fue comprobado que las especies se modificaban dentro de lapsos conocidos de la historia.
Por consiguiente, se nota que la teoría de Darwin no tiene un fundamento firme.
¿Es mono el hombre? Los restos de los huesos que supuestamente confirman la teoría de Darwin sobre el origen del hombre a partir del mono, en realidad sólo representan cierto número de huesos individuales o sus fragmentos, y será imposible verificar si éstos pertenecían a hombres normales o a especies intermedias entre monos y el hombre. Se sabe que con la degeneración de los hombres a menudo nacen monstruos poco parecidos a los seres humanos.
Cuando una calavera, dos dientes y un hueso de la pierna, hallados en 1891 en la isla de Java por el sabio Dubois, fueron examinados por 120 científicos reunidos en Leipzig, 113 de ellos opinaron que estos restos óseos no pueden servir de confirmación para la teoría de Darwin referente al origen del hombre del mono.
No se puede negar que los órganos del hombre y de los animales tienen cierta semejanza, pero sólo este hecho no puede servir de punto de partida para asegurar que el hombre tiene origen animal. Cuando Dios creó al hombre, lo dotó con superiores capacidades espirituales que le distinguían de los animales. Un sabio alemán vivió en medio de los monos y aprendió su lenguaje (alrededor de 90 palabras y conceptos), pero le fue imposible enseñar a los monos el lenguaje humano. Cuando los salvajes entran en la sociedad culta se desarrollan fácilmente hasta el nivel cultural normal, pero ni monos ni otros animales pueden nunca llegar al nivel intelectual humano, ni acercarse al mismo. Se ha comprobado que los animales no tienen ningún concepto divino ni más o menos relacionado con la moral, lo que es el patrimonio exclusivo de los hombres.
Darwin en su teoría no trataba de explicar la aparición de las especies primitivas sobre la tierra, y cuando le preguntaron ¿cómo se originó todo lo viviente que existe sobre la tierra?, Contestó que podría obedecer a una de las respuestas siguientes: la primera es que no lo sabemos, y la segunda que existe el Señor Dios, Quien ha creado todo lo vivo. No escapa de la observación el hecho que no obstante, de recibir preparación teológica, Darwin no afirmó por su contestación una fe muy firme en Dios. Lo mismo se desprende también del hecho que la teoría de Darwin contradice a la Santa Biblia, la cual relata que primero creó Dios las plantas, luego los animales y, finalmente, al hombre, mientras que Darwin supone que las especies se mudaban por transición una en otra. Sería posible suponer que Darwin no era un ateo consciente, y que creando su teoría no pensó en atacar la religión como lo hicieron otros.
Los darwinistas, por lo general, no son objetivos: ellos quieren la teoría de Darwin porque no quieren a Dios. La teoría de Darwin tiene numerosos partidarios, porque si fuese posible comprobar que los hombres son animales, obtendríamos una potente razón para tener absoluta libertad para la ejecución de actos amorales, ya que no habría ni Dios ni conciencia.
Constantinopla|Constantinopla]] en el [[869]]. Después se restañó la ruptura producida por el enfrentamiento entre el Patriarca constantinopolitano [[Focio]] y el Papa [[Nicolás I (Papa)|Nicolás I]]. En lo sucesivo, la Iglesia bizantina y las que se crearon a partir de ella se organizaron mediante sus propios concilios o [[sínodo]]s.


== Organización ==
== Organización ==

Revisión del 22:56 12 feb 2010

Iglesia católica apostólica ortodoxa
Fundador 12 Apóstoles y unificada por el Primer Concilio Ecuménico en Nicea presidido por el Emperador Constantino I
Deidad máxima Jesucristo, Santa Trinidad
Líder Según la iglesia correspondiente
Tipo Cristianismo
Nombre y número de seguidores Ortodoxos,
225-300 millones[1][2]
Texto sagrado Biblia
Lengua litúrgica Griego, eslavo eclesiástico, lenguas nacionales
Sede Según el patriarcado correspondiente
País con mayor nº de ortodoxos Bandera de Rusia Rusia (más de 80 millones)[3]

La Iglesia católica apostólica ortodoxa es una comunidad cristiana, cuya antigüedad, se remonta a Jesús y a los doce apóstoles, a través de una ininterrumpida sucesión apostólica. Es la tercera de las tres grandes iglesias o comunidades cristianas, después de la Iglesia católica romana y el conjunto de iglesias protestantes, y cuenta con más de 225 millones de fieles en todo el mundo.[1][2]

Patriarca de Constantinopla y Patriarca Ecuménico Bartolomé I, primus inter pares.

La Iglesia ortodoxa se considera la heredera de todas las comunidades cristianas de la mitad oriental del Mediterráneo (esto lleva a ciertas tensiones con iglesias orientales unidas a Roma). Su doctrina teológica se estableció en una serie de concilios, de los cuales los más importantes son los primeros Siete Concilios, llamados "ecuménicos", que tuvieron lugar entre los siglos IV y VIII. Tras varios desencuentros y conflictos, la Iglesia católica ortodoxa y la Iglesia católica romana se separaron en el llamado "Cisma de Oriente y Occidente", el 16 de julio de 1054. El cristianismo ortodoxo se difundió por Europa oriental gracias al prestigio del Imperio bizantino y a la labor de numerosos grupos misioneros.

En la actualidad, el cristianismo ortodoxo es la religión dominante en Bielorrusia, Bulgaria, Chipre, Georgia, Grecia, Montenegro, Moldavia, la República de Macedonia, Rusia, Rumania, Serbia y Ucrania. Hay comunidades grandes en Kazajistán (44% de la población), Letonia (35%), Bosnia-Herzegovina (31%), Estonia (25%), Albania (20%),[4]Kirguistán (20%), Líbano (10%),[5]Uzbekistán (9%), Turkmenistán (9%), Croacia (4,4%), Lituania (4.1%),[6]Uganda (4%)[7]​ y Cisjordania. Debido a la emigración,[8]​ existen también comunidades importantes en Alemania, Argentina,[9][10]Australia,[11]Canadá, Chile,[12]España,[13]Estados Unidos, Francia,[14]Gran Bretaña e Italia.

La Iglesia ortodoxa está en realidad constituida por 15 iglesias autocéfalas, que sólo reconocen el poder de su propia autoridad jerárquica; por ejemplo, del Patriarca de Alejandría, de Antioquía, de Constantinopla, etc.

Distribución de la ortodoxia en el mundo por países      Religión dominante      Religión minoritaria importante (sobre el 10%)

Doctrina

El icono de "La Trinidad del Antiguo Testamento", pintura de Andréi Rubliov, comienzos del siglo XV.

Salvación

Según los cristianos ortodoxos, el hombre fue creado en perfecta comunión con Dios, pero se alejó de Dios por el pecado. La salvación de las torturas infernales después de la muerte y la adquisición de la vida eterna se realizó por Jesucristo tras su Encarnación y la unión en Él de dos naturalezas: la divina y la humana, corrupta por el pecado original. Esa unión llevó a la transformación de la naturaleza humana en el proceso de Su resurrección. O sea, al pasar ese proceso gracias a la parte divina, la parte humana recibió nuevas cualidades que no podía adquirir por sí misma. Desde entonces todo ser humano lleva ese potencial de transformación y obtenimiento de la vida eterna que se revela, si cree que Jesucristo es el Salvador y sigue Su doctrina original expuesta en los trabajos de apóstoles, evangelistas y padres de la iglesia.[15]

La Trinidad

La doctrina de la Iglesia ortodoxa, con respecto a la Trinidad, se encuentra resumida en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. Los cristianos ortodoxos creen en un solo Dios, a la vez uno y trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, de una sola naturaleza e indivisible. La Santísima Trinidad son tres personas distintas e inconfundibles, cada una de las cuales es una hipóstasis de la Trinidad, que comparte una misma esencia, increada, inmaterial y eterna. Al explicar la relación de Dios con su Creación, los teólogos distinguen la esencia eterna de Dios de sus "energías increadas", aunque se advierte que dicha distinción es artificial y no hay división posible en Dios. Tanto las energías como la esencia son, de forma inseparable, Dios. La distinción es usada por los teólogos para explicar cómo Dios puede ser al mismo tiempo trascendente (su "esencia" se mantiene fuera e infinitamente distante de su creación) e inmanente, interviniendo en su creación (sus "energías increadas" interactúan con su creación). Es también en sus energías como llegamos a distinguir las tres personas de la Trinidad.

Tradición

La Iglesia ortodoxa, según su tradición, se considera la continuación de la iglesia establecida por Jesús y sus apóstoles. La constancia e inmutabilidad de los dogmas de la doctrina cristiana original se consideran una de las virtudes principales de dicha iglesia. Se supone que cualquier cambio considerable de la doctrina se puede hacer sólo por medio de un Concilio Ecuménico, o sea de todo el mundo cristiano, una cosa no hecha en la Iglesia ortodoxa ya por muchos siglos desde el cisma con la Iglesia romana, la cual por su parte ha continuado convocando concilios ecuménicos, unida bajo la autoridad del Papa de Roma.

Al igual que la Iglesia católica romana, la Iglesia ortodoxa posee la autoridad de canonizar o beatificar. Cuando una que otra de las iglesias ortodoxas autocéfalas engruesa su santoral, ella obligatoriamente avisa sobre eso a todas las iglesias hermanadas.

Tanto como la Iglesia católica romana, la Iglesia católica ortodoxa considera suya toda la historia de la iglesia precismática. Por eso, la mayoría de los santos católicos precismáticos occidentales siguen siendo santos de la Iglesia ortodoxa, por ejemplo, santa Mónica, san Lorenzo, san Hermenegildo, etc.

Jerarquía

El cabeza de la iglesia en su totalidad se considera Jesucristo, mientras que los cabezas de las iglesias autocéfalas, Patriarcas, se tratan como iguales, pero respetando el honor del Patriarca de Constantinopla de ser el "primus inter pares", el título que significa supremacía meramente simbólica. Esa igualdad diferencia la Iglesia católica ortodoxa, presidida por los Patriarcas, de la Iglesia católica romana, cuyo cabeza, el Papa, poseyó el título de primus inter pares antes del Gran Cisma.

El cargo de Patriarca de Constantinopla actualmente lo ocupa Bartolomé I. Dicho Patriarca, siendo líder simbólico honorífico del mundo cristiano ortodoxo, presidía los concilios ecuménicos ortodoxos.

Las sedes de los Patriarcas, por su mayor parte, se encuentran en las capitales de los países, cuyas iglesias ortodoxas nacionales ellos presiden. La sede del Patriarca Ecuménico se encuentra en Constantinopla, o sea Estambul, Turquía, en el barrio de Fanar.

La aparición, o sea independización legítima, canónica, de una nueva Iglesia ortodoxa es posible sólo con su reconocimiento por los patriarcas vigentes de todas las iglesias ortodoxas hermanadas. Las Iglesias no reconocidas no se consideran parte de la comunión de iglesias ortodoxas canónicas, herederas de la tradición apostólica y de la gracia de Dios, transmitida con una línea de los sacerdotes nunca interrumpida desde el día de Pentecostés.

Historia

Los padres del Primer Concilio Ecuménico (el año 325) con el texto del Credo.

Entre los siglos VIII y XI se produjo la definitiva maduración de la Iglesia ortodoxa griega en torno a la figura del patriarca de Constantinopla. Los otros patriarcados orientales reconocidos en el Concilio de Calcedonia del año 451 (Alejandría, Antioquía, Jerusalén), habían perdido importancia al ser sometidos sus territorios en el dominio islámico, y las relaciones con Roma eran lejanas, aunque todavía frecuentes, al estar situada esa ciudad, desde el punto de vista bizantino, en la periferia del mundo civilizado. El Papa parecía más atento a lo que ocurría en la nueva cristiandad occidental, aunque todavía, mientras duró el dominio imperial en el exarcado de Rávena, varios Papas fueron de origen griego o sirio. La mayoría de los Papas precismáticos considerados santos por la Iglesia católica romana también lo son para la Iglesia ortodoxa, por ejemplo, Clemente I, Martín I, Agapito I, etc.

Cruz ortodoxa. El travesaño inclinado simboliza en su parte elevada al "Buen Ladrón" y en su parte baja al "Mal Ladrón".

El episcopado oriental reconocía al obispo de Roma un primado de honor pero entendía que las decisiones doctrinales y disciplinarias debían de ser tomadas por los Patriarcas conjuntamente o en un concilio general, ecuménico, y nunca abandonó lo esencial de esta postura, incompatible con el auge de la primacía romana y su evolución desde la segunda mitad del siglo VIII.

Roma, por su parte, no estaba dispuesta a aceptar la rivalidad imperial a que estaba sujeta la iglesia en el Imperio bizantino con su idea de "sinfonía" entre el poder del Emperador y el Patriarca; sólo entendiendo esta diversidad de puntos de vista, se pueden comprender las razones que acabaron separando a las dos iglesias, más, incluso, que sus divergencias dogmáticas y de uso litúrgico, aunque a través de ellas se manifestaban maneras distintas de entender la religiosidad: uso de lenguas diferentes, calendarios litúrgicos y, en parte, santoral específicos, sensibilidad especial respecto al culto a los iconos, cánones también diversos. Buen ejemplo de eso, son las actas del Concilio Quinisexto (año 692), que el Papa de Roma denegó aprobar, aunque sus legados en Constantinopla lo firmaron, pero que a la vez son "una de las bases esenciales del Derecho canónico bizantino" (Ducellier) en cuestiones importantes, tales como el celibato sacerdotal.

De hecho, los últimos Concilios Ecuménicos que se celebraron en Oriente y en los que estaban presentes los legados del Papa fueron los de Nicea en el año 787 y Constantinopla en el 869. Después se restañó la ruptura producida por el enfrentamiento entre el Patriarca constantinopolitano Focio y el Papa Nicolás I. En lo sucesivo, la Iglesia bizantina y las que se crearon a partir de ella se organizaron mediante sus propios concilios o sínodos.

Organización

Catedral de San Basilio de la Iglesia ortodoxa rusa en Moscú.
Archivo:AlexanderNevskiCathedral.jpg
Catedral de Alexánder Nevski de la Iglesia ortodoxa búlgara en Sofía.
Catedral de San Sava de la Iglesia ortodoxa serbia en Belgrado.
El monasterio de Horezu de la Iglesia ortodoxa rumana en Vâlcea, Rumania.
Catedral de la Resurrección del Señor de la Iglesia ortodoxa japonesa en Tokio.
Catedral de Santa María Magdalena de la Iglesia ortodoxa polaca en Varsovia.
Catedral de San Elías de la Iglesia ortodoxa de Antioquía en Ottawa, Canadá.
Archivo:Sweticxoveli.jpg
Monasterio georgiano de Svetitskhoveli de la Iglesia ortodoxa georgiana cerca de Tbilisi.
Monasterio griego de Simonopetra en el Estado Monástico Autónomo de la Sagrada Montaña.

Iglesias autocéfalas

Existen catorce (o quince, según el estatuto que se reconozca a la Iglesia ortodoxa en América) iglesias ortodoxas autocéfalas, es decir, que poseen la capacidad de nombrar sus propios obispos (incluyendo el patriarca, arzobispo o metropolitano que encabeza la iglesia) y de resolver sus problemas internos sin acudir a ninguna autoridad superior. Aunque actúan de forma independiente, las iglesias autocéfalas se encuentran en comunión entre sí.

Las iglesias ortodoxas autocéfalas más antiguas son:

Las cuatro corresponden con cuatro de los cinco patriarcados primitivos (el primer patriarcado era el de Roma que se separó de los otros 4 en 1054).

Actualmente las siguientes iglesias también tienen el rango de patriarcados:

Las siguientes iglesias están dirigidas por un arzobispo o por un metropolita.

Aunque en su nombre llevan un marcado carácter nacional, las iglesias ortodoxas no tienen índole nacionalista. Es decir, independientemente de su origen étnico o autoidentificación con una de esas iglesias los fieles pueden participar la vida parroquial de cualquiera de ellas gracias al estatus canónico común de las iglesias hermanadas, lo que se practica ampliamente por los emigrantes.

Iglesias autónomas

Otras iglesias con cierta autonomía en asuntos internos pero que forman parte de alguna de las iglesias antes citadas. Estas son:

  • Dependientes del Patriarcado ecuménico de Constantinopla:
  1. Iglesia ortodoxa finesa
  2. Iglesia ortodoxa estonia (su autonomía no es reconocida universalmente)
  3. Iglesia ortodoxa carpato-rutena americana
  4. Iglesia ortodoxa ucraniana de los EE.UU.
  5. Iglesia ortodoxa ucraniana del Canadá
  • Dependientes del Patriarcado de Jerusalén:
  1. Iglesia ortodoxa de Monte Sinaí
  • Dependientes del Patriarcado de Moscú y toda Rusia:
  1. Iglesia ortodoxa rusa fuera de Rusia
  2. Iglesia ortodoxa letona
  3. Iglesia ortodoxa moldava
  4. Iglesia ortodoxa japonesa (su autonomía no es reconocida por el Patriarca Ecuménico)
  5. Iglesia ortodoxa china (su autonomía no es reconocida por el Patriarca Ecuménico)
  6. Iglesia ortodoxa ucraniana (su autonomía no es reconocida universalmente)
  • Dependientes del Patriarcado de Bucarest:
  1. Iglesia metropolitana moldava (canónica, pero su legitimidad no es reconocida universalmente)

Iglesias no canónicas

Existen numerosas iglesias ortodoxas autoproclamadas que no están en comunión con Constantinopla, ni con los otros patriarcados y no son reconocidas como tales Iglesias por la comunión ortodoxa, por la Iglesia católica, ni por la mayoría de las iglesias reformadas. Son iglesias por su mayor parte de un marcado carácter nacionalista, que han surgido del intento de secesión de su iglesia originaria. Entre tales se destacan:

Otras iglesias relacionadas

La Iglesia ortodoxa copta, la Iglesia apostólica armenia y otras antiguas iglesias orientales, así como los viejos creyentes rusos, por motivos doctrinales tampoco son parte de la comunidad de las iglesias hermanadas que forman la Iglesia católica apostólica ortodoxa, aunque ésa mantiene buenas relaciones con las denominaciones cristianas sobredichas.

Diferencias teológicas entre la Iglesia católica ortodoxa
y la Iglesia católica romana

En resumida síntesis, entre las dos confesiones pueden observarse tanto diferencias de organización, como diferencias doctrinales y teológales. A pesar de que son numerosas, entre ellas se destacan tales como:

Diferencias doctrinales

  • La Iglesia ortodoxa rechaza la adición del “Filioque” en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano, aprobada por la Iglesia católca romana, por lo que no admite la procedencia del Espíritu Santo del Padre y el Hijo, sino únicamente del Padre. La Iglesia latina por su parte cree que el Espíritu santo procede del Padre primariamente y del Hijo por el don eterno del Padre al Hijo. Esta creencia era confesada en amplios sectores de la Iglesia católica tempranamente.
  • La Iglesia ortodoxa considera que la consagración del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la misa se efectúa por el Prefacio, las Palabras del Señor y la Epíclesis y no tan solo por las Palabras del Señor (las palabras dichas por Cristo en la Última Cena), la Iglesia católica romana, por su parte, enfatiza en las palabra pronunciadas por el sacerdote en persona de Cristo Cabeza, confesando que la transubstanciación ocurre por la virtud de las palabras de Jesús y la acción del Espíritu en la Epíclesis.
  • La Iglesia ortodoxa sostiene que la Virgen María fue concebida en pecado original como las demás criaturas. La Iglesia católica, por definición del Papa Pío IX, en el año 1854, proclamó dogma de fe la Inmaculada Concepción, o sea, que Ella desde el primer instante de su ser personal, estuvo libre de todo pecado, predicada en occidente desde la Edad Media.
  • La Iglesia ortodoxa no acepta la figura de la Virgen María como corredentora, a pesar de su veneración particular. La Iglesia católica romana enseña que por la particular participación de toda la vida de la Virgen en la misión redentora de la Hipóstasis del Verbo desde su encarnación y su papel de Nueva Eva, María, sin duda, participa tanto de los sufrimientos, como de los frutos de la redención ganada por su Hijo.
  • La Iglesia ortodoxa niega la existencia del purgatorio por considerar insuficientes[18][19][20]​ para aprobarlo las indicaciones bíblicas puestas como una base de la aserción por los católicos romanos.Sin embargo, se reza por las almas de los difuntos al igual que la Iglesia católica romana.

Diferencias de la organización

  • La Iglesia ortodoxa enseña que las decisiones de un Concilio Ecuménico son superiores a las decisiones de cualquier jerarca eclesiástico. Así mismo, no admite la infalibilidad del Obispo de Roma en ningún caso.
  • La Iglesia ortodoxa sólo admite 7 concilios ecuménicos. La Iglesia romana 21.
  • La Iglesia ortodoxa no admite la supremacía universal de derecho del Papa de Roma sobre toda la iglesia cristiana. Todos los obispos son iguales. Sólo reconoce una "primacía de honor" (primus inter pares).
  • En la Iglesia ortodoxa el ministro ordinario del Santo Crisma es el sacerdote; en la Iglesia católica lo es el obispo, y el sacerdote sólo extraordinario.
  • En la Iglesia ortodoxa se pueden ordenar hombres casados con una mujer de buena reputación, de tal forma que hay diáconos y presbíteros casados, mientras que otros clérigos, tradicionalmente aquellos con votos monacales, deben ser hombres célibes. Una vez ordenados no se pueden casar, o volver a casar, si es el caso. Los obispos, a partir de la Edad Media, son elegidos de entre los monjes. En la Iglesia católica romana funciona de la misma manera para los ritos orientales en cuanto al celibato, pero no en el rito latino, donde todos los clérigos, sin excepción, deben ser célibes.
  • La Iglesia ortodoxa no tiene (y no admite) ordenes, ni congregaciones. La forma de que un feligrés desee hacer votos de vida consagrada es por medio de los monasterios o los sketes.
  • La Iglesia ortodoxa oficialmente tiene lenguas vernáculas como lenguas litúrgicas desde mucho más temprano (siglo IX) que la Iglesia católica romana (siglo XX). En 867 el Papa Adriano II le otorgó una bula por la que se reconocía el uso del antiguo eslavo en la liturgia, elevándole también al iniciador de ello, san Metodio, a la ordenación episcopal.[21]

Otras diferencias

  • En la Iglesia ortodoxa no se admiten las imágenes tridimensionales para veneración, como las estatuas de santos, sino únicamente imágenes planas, o bidimensionales, tales como pinturas o mosaicos, tradicionalmente llamados iconos. Las esculturas o bajorrelieves que se encuentran en el interior de los templos ortodoxos son de carácter sólo ornamental.
  • La liturgia ortodoxa no utiliza instrumentos musicales, sólo la voz humana. No se usa el canto gregoriano, como abunda en el catolicismo romano.
  • Aunque en las liturgias ortodoxas se suele rezar por el ejército militar de su propio país, la Iglesia ortodoxa nunca organizó cruzadas. La Iglesia católica romana apoyó en ocasiones la invasión y conquista de tierras cristianas ortodoxas por los denominados cruzados (véase El saqueo de Constantinopla, Cruzadas Bálticas).[22][23]
  • La Iglesia ortodoxa no practicó la venta de las indulgencias.[24]

Véase también

Enlaces externos

Referencias