Diferencia entre revisiones de «Historia de la historieta en España»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Deshecha la edición 34446754 de Pollitostresao (disc.)
Línea 103: Línea 103:
Es también notable la creación del [[Salón del Cómic de Barcelona]] (1980) y la edición en 1982 de una ''[[Historia de los Comics]]'' en fascículos para quioscos, que contó con la colaboración de numerosos teóricos del medio españoles y extranjeros.
Es también notable la creación del [[Salón del Cómic de Barcelona]] (1980) y la edición en 1982 de una ''[[Historia de los Comics]]'' en fascículos para quioscos, que contó con la colaboración de numerosos teóricos del medio españoles y extranjeros.


Pronto se producirá la distinción entre una "[[línea chunga]]" representada por ''[[El Víbora]]'' y ''[[Makoki (revista)|Makoki]]''; la "[[línea clara]]" de ''[[Cairo (revista)|Cairo]]'', y el cómic de espíritu [[postmoderno]] de ''[[Madriz (revista)|Madriz]]'', subvencionado por el Ayuntamiento de [[Madrid|la capital]].<ref>Cuadrado, Jesús en ''Traficantes de viñetas'', prólogo a la monografía-catálogo ''Una historieta democrática'', Dirección General de Bellas Artes y Archivos (Ministerio de Cultura), Madrid, 04/1991.</ref> Surgen así nuevos dibujantes como [[Federico del Barrio]], [[Mique Beltrán]], [[Ceesepe]], [[Guillem Cifré]], [[Miguel Ángel Gallardo|Gallardo]], [[Pere Joan]], [[Ana Juan]], [[Javier Mariscal|Mariscal]], [[Max]], [[Micharmut]], [[Nazario Luque Vera|Nazario]], [[Roger (historietista)|Roger]], [[Scaramuix]], [[Bug Rogers + Comets]], [[Sento]] o [[Daniel Torres]].<ref>Los autores mencionados en esta lista son los que aparecen en la sección "Dibujantes y guionistas" de ''[[Los Comics de la Transición]]'', p. 99 a 141, con la exclusión de los se habían dado a conocer en un período anterior: [[Carlos Giménez (historietista)|Carlos Giménez]], [[Esteban Maroto]], [[Adolfo Usero]], [[Josep Maria Beà]], [[Luis García (historietista)|Luis García]], [[Ivá]], [[Ja]], [[Víctor de la Fuente]], [[Fernando Fernández (historietista)|Fernando Fernández]], [[Enric Sió]] y [[OPS]], que han sido mencionados en secciones anteriores de este artículo.</ref>
Pronto se producirá la distinción entre una "[[línea chunga]]" representada por ''[[El Víbora]]'' y ''[[Makoki (revista)|Makoki]]''; la "[[línea clara]]" de ''[[Cairo (revista)|Cairo]]'', y el cómic de espíritu [[postmoderno]] de ''[[Madriz (revista)|Madriz]]'', subvencionado por el Ayuntamiento de [[Madrid|la capital]].<ref>Cuadrado, Jesús en ''Traficantes de viñetas'', prólogo a la monografía-catálogo ''Una historieta democrática'', Dirección General de Bellas Artes y Archivos (Ministerio de Cultura), Madrid, 04/1991.</ref> Surgen así nuevos dibujantes como [[Federico del Barrio]], [[Mique Beltrán]], [[Ceesepe]], [[Guillem Cifré]], [[Miguel Ángel Gallardo|Gallardo]], [[Pere Joan]], [[Ana Juan]], [[Javier Mariscal|Mariscal]], [[Max]], [[Micharmut]], [[Nazario Luque Vera|Nazario]], [[Roger (historietista)|Roger]], [[Scaramuix]], [[Sento]] o [[Daniel Torres]].<ref>Los autores mencionados en esta lista son los que aparecen en la sección "Dibujantes y guionistas" de ''[[Los Comics de la Transición]]'', p. 99 a 141, con la exclusión de los se habían dado a conocer en un período anterior: [[Carlos Giménez (historietista)|Carlos Giménez]], [[Esteban Maroto]], [[Adolfo Usero]], [[Josep Maria Beà]], [[Luis García (historietista)|Luis García]], [[Ivá]], [[Ja]], [[Víctor de la Fuente]], [[Fernando Fernández (historietista)|Fernando Fernández]], [[Enric Sió]] y [[OPS]], que han sido mencionados en secciones anteriores de este artículo.</ref>


En general, los dibujantes del período quedaron subyugados por el concepto de [[cómic de autor]], lanzándose a escribir su propios guiones,<ref name="robotica" /> aunque no dejaba de destacarse la necesidad de más "''guionistas capaces''" como pudieran ser [[Felipe Hernández Cava|Hernández Cava]], [[Andreu Martin]] o [[Miguel Ángel Nieto (historietista)|Nieto]].<ref>Coma, Javier en ''[[Y nos fuimos a hacer viñetas]]'', Ediciones Penthalon S. A., Madrid, 1981, p. 8.</ref>
En general, los dibujantes del período quedaron subyugados por el concepto de [[cómic de autor]], lanzándose a escribir su propios guiones,<ref name="robotica" /> aunque no dejaba de destacarse la necesidad de más "''guionistas capaces''" como pudieran ser [[Felipe Hernández Cava|Hernández Cava]], [[Andreu Martin]] o [[Miguel Ángel Nieto (historietista)|Nieto]].<ref>Coma, Javier en ''[[Y nos fuimos a hacer viñetas]]'', Ediciones Penthalon S. A., Madrid, 1981, p. 8.</ref>

Revisión del 13:07 27 feb 2010

La historieta, tebeo o cómic español es una de las tradiciones de historieta más importantes a nivel europeo, gozando de sus años dorados en los años cuarenta y cincuenta, además de un boom entre finales de los 70 y mediados de los 80.[1]​ Por lo demás, ha sufrido la estrechez e incluso crisis de su mercado, como en la actualidad, donde su facturación no llega al 6% de la producción editorial del país, y sólo alrededor de un 10% de ella cuentan con autoría y producción autóctona.[2]

Históricamente, sus mayores centros de producción han sido Barcelona, Valencia y Madrid, por este orden, aunque muchos de sus dibujantes han tenido que trabajar para el extranjero.[3]​ Carente de las ayudas públicas de que gozan otras artes icónicas como el cine,[4]​ se puede decir, como Jesús Cuadrado, que "lo casual es condición sine qua non para que la Historieta, la Historieta española, se manifieste y sobreviva".[5]

En su trayectoria se inscriben revistas tan emblemáticas como Cairo, Chicos, En Patufet, Jaimito, Madriz, El Papus, Pulgarcito, TBO, El Víbora o Trinca; series como El Capitán Trueno, Cuto, Makinavaja, Makoki, Mortadelo y Filemón, Pumby, Torpedo 1936 o Zipi y Zape, y autores como Josep Coll, Mauro Entrialgo, Carlos Giménez, Miguel Ángel Martín, Max, Miguelanxo Prado, Daniel Torres o Manuel Vázquez, incluyendo a pioneros como Apel·les Mestres. Cuenta con un Premio Nacional del Cómic y su evento más importante es el Salón Internacional del Cómic de Barcelona.

Archivo:El año que vimos nevar.jpg
Portada de "El año que vimos nevar" (2005) de Fermín Solís.

Denominaciones

En España, a la historieta se la ha llamado también tebeo. Dicho término, puramente local, tiene su origen en la revista TBO, y designa sobre todo a la publicación que contiene historietas,[6]​ siendo consagrado su uso en la edición de 1968 del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española.[7]​ Además de historietas, el tebeo de la postguerra española recogía "material diverso destinado genéricamente a la infancia" como concursos, juegos recortables, pasatiempos, secciones instructivas, etc.[8]

A mediados de los años 70, una parte del medio empezó a defender el uso del término de origen anglosajón comic (escrito al principio sin tilde) para potenciar una historieta de grafismo más realista, pretensiones esteticistas o experimentales y temas considerados más adultos, con abundantes dosis de erotismo, en detrimento de la más habitual en la postguerra, que se dirigía preferentemente a un público infantil.[9]​Como explica el historietista Carlos Giménez:

Por aquellos dias, el término cómic, recién acuñado por los snobs, empezaba a desbancar la palabra tebeo acuñada por el uso, la historia y los lectores. Mucha gente en nuestro mundillo editorial repetía la palabra cómic sin saber muy bien lo que exactamente quería decir.[10]

El nuevo término se extendió con rapidez, llegando a aparecer en la denominación de los eventos de historieta que surgían por el país. A pesar de ello, las últimas revistas del boom del cómic adulto en España (Cairo y Madriz) y otras más recientes, como Viñetas intentaron recuperar el término tebeo, o variaciones del mismo, como neotebeo, ya que como afirma Joan Navarro en el editorial del primer número de esta última revista: "Nosotros no estamos dispuestos a renunciar a nuestas palabras siguiendo el papanatismo vergonzante que ha imperado en las décadas precedentes".[11]​ Actualmente, historieta, tebeo y cómic son sinónimos.

Historia

Igual que en otros países europeos, existe una fuerte controversia sobre cuál fue la primera historieta, en función de si se usa una definición más o menos restrictiva, hasta tal punto que las Cantigas de Santa María, realizadas probablemente entre 1260 y 1270 por el taller de Alfonso X «el Sabio» podrían considerarse como tales.

Las aleluyas (Siglos XVIII y XIX)

Habrá que esperar hasta el siglo XVIII para que se produzcan en España, las primeras aleluyas o auques (del catalán: auca) y estampas con una estructura de viñetas,[12]​que algunos teóricos consideran el origen de la historieta en España,[13]​ aunque la mayoría consideran la historieta como un producto cultural de la modernidad industrial y política occidental que surgió en paralelo a la evolución de la prensa escrita como primer medio de comunicación de masas, por lo que buscan la primera historieta española entre las reproducidas en ella.

Primeras historietas en prensa (1857-1909)

Historieta cómica de Tomás Padró, publicado en La Flaca, el 8 de mayo de 1870.

Se identifica a "Historia de las desgracias de un hombre afortunado" (1857) de Víctor Patricio de Landaluze, publicada en La Charanga, una revista cubana, que entonces era territorio español, como la primera historieta del país. En la España peninsular, los primeros ejemplos encontrados no son anteriores a 1864, citándose a autores como Salustiano Asenjo o Luis Mariani[14]​ y, ya en los setenta, a Francisco Cubas, Tomás Padró y José Luis Pellicer. Publicaban en revistas satíricas como La Flaca (1869-1876) y sobre todo El Mundo Cómico (1873).

Pronto hubo recopilaciones en álbumes como los de Francisco Ortego, Apeles Mestres ("Granizada", 1880 y "Cuentos vivos", 1882), J. Passos, Ramón Escaler, Ángel Pons, Xaudaró o Navarrete,[15]​ destacando también otros autores como Ramón Escaler, Joan Llopart, José Pando o Antoni Utrillo.

A principios del siglo XX, surgen revistas infantiles como En Patufet (1904), en la que destacan autores como Junceda, y suplementos como Gente Menuda (1906) del diario ABC, siendo también de destacar la presencia de la argentina Caras y Caretas con abundante colaboración española.

Un nuevo lenguaje (1910-37)

El investigador Antonio Martín, cuya labor es fundamental para conocer este período, considera la serie El suero maravilloso de Robledano publicada en 1910 en la revista para niños "Infancia" en 1910 como la primera historieta española con globos de diálogo.[16]​ Están surgiendo entonces multitud de revistas infantiles como Dominguín (1915), Charlot (1916) y sobre todo TBO (1917), la primera que gozó de gran difusión (220.000 ejemplares en 1935) y que, a la postre, generó el nombre con el que hemos conocido al medio en España. Entre sus autores, destacan Ricard Opisso y Manuel Urda Marín. Otros tebeos importantes son BB (1920), el primero dedicado a chicas,[16]Pulgarcito (1921) de la editorial El Gato Negro, luego Editorial Bruguera, y Pinocho (1925), en la que destaca Salvador Bartolozzi.

K-Hito y Miguel Mihura desarrollan historietas con un nuevo humor, más absurdo y moderno, en revistas para adultos como Gutiérrez (1927) e infantiles como Macaco (1928) y Macaquete (1930).

Posteriormente, aparecerán otras como "Pocholo" en 1931, y se publica el material clásico estadounidense en revistas como Yumbo (1934) y Aventurero (1935) de Hispano-Americana de Ediciones, "Mickey" (1935), "La revista de Tm Tyler" (1935) y "Cine Aventuras" (1936). Debido a esta influencia, las aventuras autóctonas se alargan y surgen autores de grafismo realista como Francisco Darnís, Salvador Mestres, Riera Rojas y Jaime Tomás, que se unen a los de grafismo caricaturesco, como José Cabrero Arnal o Arturo Moreno.

Finalmente, durante la Guerra Civil Española, se lanzaron publicaciones propagandísticas en ambos bandos, como Flechas y Pelayos, El Pueblo en Armas, Pionero Rojo o Pionerín, hasta que en 1938 dejan de editarse las principales revistas barcelonesas.[17]

La España del tebeo (1938-1969)

Francisco Ibáñez

Durante la postguerra, la historieta española alcanzó más popularidad que nunca, hasta tal punto que Luis Gasca llegó a escribir que "el tebeo en España alcanza sus años dorados, del 40 al 50, que ya nunca volverá a conocer."[18]​Era entonces una lectura barata, que incluso llegaba a alquilarse por diez céntimos en los barrios, y serían los hijos de esos obreros los que se dedicarían profesionalmente a ella en los siguientes años.[19]

Sin embargo, la historieta tuvo que sortear una serie de dificultades:

  • Desde 1941 a 1951, sólo aquellas editoriales autorizadas por la Vicesecretaría de Educación Popular, adscrita como Subsecretaría en 1945 al Ministerio de Educación Nacional, podían acceder a las cuotas de papel necesarias, dadas las carencias económicas del país, que obligaban incluso a que el original se usase como "el cliché directo que iba a la imprenta".[20]
  • Posteriormente, el Gobierno esperaba que la historieta —convertida ya en un medio de comunicación de masas—[21]​ actuara como difusora de su ideología, de tal forma que los españoles de la época nunca vieron a Popeye, Flash Gordon o Superman luchar contra las Potencias del Eje.[17]​ Posteriormente, se intensificó la censura, sobre todo en lo relativo a las representaciones violentas o eróticas, con el Decreto de 24 de junio de 1955 sobre ordenación de la prensa infantil y juvenil[22]​y sobre todo con la creación en 1962 de la Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles[23]​ que conllevaría, por ejemplo, la prohibición de las series de superhéroes en 1964.[17]
  • Finalmente, los autores son meros empleados con contratos a menudo leoninos que les obligan a producir a destajo[24]​ y a los que se niega la propiedad de sus personajes.[25]

En general, el desarrollo del medio en esta época tiene cuatro vertientes bien diferenciadas:

El cuaderno de aventuras

En 1938, aparece la revista donostiarra Chicos, donde se dan a conocer Emilio Freixas y Jesús Blasco con su Cuto.

La Editorial Valenciana implanta poco después el cuaderno de aventuras con series de éxito como Roberto Alcázar y Pedrín (1940) de Eduardo Vañó, y El Guerrero del Antifaz (1944) o El Pequeño Luchador (1945) del prolífico Manuel Gago. Desde 1948, Boixcar se dedica a narrar sus Hazañas Bélicas.

En 1947, nuevas revistas de Bruguera, como Pulgarcito y El Campeón incluyen también series de aventuras, como El Inspector Dan de la Patrulla Volante de Eugenio Giner, Silver Roy de Antonio Bosch Penalva y Dr. Niebla de Francisco Hidalgo. Clíper lanza El Coyote, con guiones del propio Mallorquí.

Ya en los 50, logran un gran éxito El Cachorro (1951) de Juan García Iranzo; Aventuras del F.B.I. (1951) de Luis Bermejo; Diego Valor (1954) de Enrique Jarber/Buylla/Bayo, y sobre todo, El Capitán Trueno (1956, Mora y Ambrós), que llegará a vender hasta 350.000 tebeos semanales.[26]​Del mismo guionista es El Jabato (1958). Otras series destacadas de esta década son El capitán Pantera (1954) de Antonio Pérez Carrillo, El mundo futuro (1955) de Boixcar, Apache (1958) de Luis Bermejo o la La Saga de los Aznar (1959) de Matías Alonso.

Todavía en los 60 puede citarse alguna serie de grafismo realista como El mosquetero azul (1962), pero sobre todo Capitán Martín (1963) de Mallorquí/Zata.

El tebeo humorístico

Las series humorísticas, por el contrario, son autoconclusivas y siempre en formato vertical.[24]​ Entre las primeras, destacan Sherlock López y Watso de Leche (1943) de Gabriel Arnao y Pepe Carter y Coco de Ángel Puigmiquel, también en la revista Chicos. Poco a poco, van reapareciendo semanarios especializados, muchos de ellos de orientación satírica e incluso adulta, destacando los siguientes:

  • La Codorniz (1941), que también publicó historietas en su seno.
  • Nicolás (1948), Topolino (1950) y Jumbo (1952), de Ediciones Cliper.

El tebeo para niñas

Desde 1941, Consuelo Gil vuelve a dirigirse a este sector con Mis chicas, donde Jesús Blasco y su hermana Pilar crean a Anita Diminuta, entre otros personajes. Dentro de este tebeo de hadas, así denominado inicialmente,[24]​ la mayor popularidad será lograda por el cuaderno Azucena (1946-71) de Ediciones Toray.[27]​ En 1949, Ediciones Cliper lanza Florita, que encabezaba el personaje homónimo de Vicente Roso, nacido en las páginas de El Coyote.[16]​ Un año después, Editorial Valenciana hará lo propio con Mariló (1950).

A mediados de los 50, empiezan a proliferar revistas dirigidas a adolescentes que inciden en lo romántico e incluyen fotonovelas y reportajes sobre las estrellas del cine y la música popular del momento.[27]​ Son Picnic (1954-1964) de Editorial Mateu, Colección Susana (1958) de Editorial Toray, "Colección 17 años" (1958-60), de Editorial Marco, Él y Ella (1954) de Ediciones Continente y, por parte de Editorial Bruguera, Blanca (1958), la humorística Sissi (1958-63),[24]​ y Lily (1959).

En 1960, Carmen Barbará crea series sobre profesionales femeninas para Ibero Mundial: Lilián, Azafata del aire y Mary Noticias. Posteriormente, surgirán las revistas Romántica (1961), Mundo Juvenil. Revista de los amigos de Marisol (1962), Lolita (1965-74) y Mini Lolita (1967-68), Colección Dirca o Genial (1967), así como colecciones de novelas gráficas: Enamorada (1962), Brigada secreta (1963), etc.[24]

Al final de esta época, entre 1969 y 1970, la difusión media de una revista como Lily, alcanzaba los 42.430 ejemplares.[27]

El mercado exterior (1954-1969)[28]

Tras la senda de José Cabrero Arnal y Gabriel Arnao, multitud de historietistas optan a partir de 1954 por marcharse al extranjero en busca de mejores oportunidades laborales, preferentemente a Francia, como José Bielsa, Julio Ribera y Manfred Sommer, e Hispanoamérica, como Alfons Figueras y Ángel Puigmiquel.

Josep Toutain y Antonio Ayné crearán, incluso, la agencia Selecciones Ilustradas en 1956 para proporcionar encargos sindicados a los dibujantes españoles y distribuirlos en el extranjero. En los años cincuenta y sesenta serán generalmente historietas del oeste, románticas o bélicas para revistas inglesas, mientras que en los 70 la exportación se dirigirá a Estados Unidos, concretamente a las revistas de terror Creepy, Eerie y Vampirella de Jim Warren. Es el caso de Cesar Alvárez Cañete, Josep María Beá, Jaime Brocal Remohí, Fernando Fernández, Alfonso Font, Luis García, Carlos Giménez, José González, Esteban Maroto, Mascaro o Enric Sió. Otros realizarán series para diarios anglosajones, como Enrique Badía Romero (Modesty Blaise), Jordi Longarón (Friday Foster), José Ortiz y Luis Roca (Scarth), o para el mercado francés, como Víctor de la Fuente.

Otro estudio importante es del Jesús Blasco y sus hermanos, responsables de series como Zarpa de Acero (1962). También publican para el extranjero Juan Arranz, José Bielsa, Juliana Buch, Justo Jimeno, Purita Campos, Angeles Felices, Tomas Marco Nadal o Trini Tinturé.

Todos estos dibujantes españoles gozaron de una mejora sustancial de su condiciones laborales, con unos ingresos muy superiores a los del mercado autóctono (de 25 pesetas por viñeta en Francia a 125 en Gran Bretaña). Al principio, estos trabajos eran realizados por los dibujantes sobre unos guiones de hierro, y sin derecho a acréditación de la autoría ni a la devolución de los originales, situación que cambiaría a partir de los años 70 con la reivindicación del cómic de autor. Por su parte, Jesús Cuadrado afirma que:

Más del cincuenta por ciento de la obra de nuestros historietistas para el mercado agencial fueron adaptaciones; o recreaciones; o extensiones. Y no eran despreciables en bloque; depende de la firma: de su honestidad o de sus ganas de engañar.[29]

El boom del cómic adulto (1970-1986)

Retrato de Antonio Segura.

Con la aparición de Tebeo y cultura de masas (1966) de Luis Gasca y la publicación teórica Bang! (1968) de Antonio Martín, así como la celebración de la "Primera Reunión nacional de dibujantes de historietas" (Sitges, 1969) se genera un replanteamiento cultural que, en palabras de Javier Coma, fue previo al artístico."[30]​ Hubo que esperar por tanto hasta bien entrados los años 70 para que empezaran a darse las condiciones económicas, políticas y sociales que permitiesen el desarrollo de una industria de historieta para adultos, mucha de ella de terror, que crecerá durante toda la década a partir de revistas como Dossier Negro y Gaceta Junior, ambas de 1968; Trinca (1970); Drácula y Vampus de 1971; Barrabás y Pánico (1972); Rufus, El Papus, y El Rrollo enmascarado de 1973; Star y Vampirella en 1974, o SOS (1975), en la que ven la luz Dani Futuro, Haxtur o Maremagnum de nuevos autores como Miguel Calatayud, Hernández Palacios o Enrique Ventura.

Su momento de máximo esplendor (el llamado "boom") tendrá lugar tras la muerte de Franco, gracias a la labor de editores como Roberto Rocca, José María Berenguer, Luis García, Rafael Martínez, Joan Navarro y Josep Toutain, responsables de un auténtico aluvión de revistas, siempre mensual o bimensual:[24]Totem, Blue Jeans, El Jueves y Trocha, todas de 1977; Bumerang y 1984, ambas de 1978; Creepy y El Víbora, en 1979; Comix internacional, Delta y Bésame Mucho en 1980; Cairo, Cimoc, Sargento Kirk, Metal Hurlant y Rambla, todas de 1981; Makoki y Vértigo, en 1982; Metropol y Mocambo, en 1983, y K.O. Comics, Madriz y Thriller, en 1984. También hay que destacar la labor editorial de José María de la Torre y de Ikusager, quienes desarrollan el mercado del álbum.

Entre las primeras publicaciones había semanarios que se dedicaban a satirizar la actualidad política y social, arriesgándose con ello a represalias como el atentado que el 20 de septiembre de 1977 sufrió la redacción de El Papus, y cuyos autores eran Ivà, Ja, José Luis Martín u OPS. También había revistas de ciencia ficción y fantasía, muchas de ellas con un erotismo exacerbado, que se dedicaron a dar a conocer el cómic adulto editado en el extranjero, incluyendo las obras de autores nacionales, como 5 x infinito (1967), Hom, Las crónicas del Sin Nombre o Mara, que en seguida comenzarán a producir para su propio país. Finalmente, también proliferaron los tebeos estrictamente eróticos, generalmente de pésima calidad,[31]​ aunque pueda citarse alguna excepción como "Muerde" (1976).[32]

Es también notable la creación del Salón del Cómic de Barcelona (1980) y la edición en 1982 de una Historia de los Comics en fascículos para quioscos, que contó con la colaboración de numerosos teóricos del medio españoles y extranjeros.

Pronto se producirá la distinción entre una "línea chunga" representada por El Víbora y Makoki; la "línea clara" de Cairo, y el cómic de espíritu postmoderno de Madriz, subvencionado por el Ayuntamiento de la capital.[33]​ Surgen así nuevos dibujantes como Federico del Barrio, Mique Beltrán, Ceesepe, Guillem Cifré, Gallardo, Pere Joan, Ana Juan, Mariscal, Max, Micharmut, Nazario, Roger, Scaramuix, Sento o Daniel Torres.[34]

En general, los dibujantes del período quedaron subyugados por el concepto de cómic de autor, lanzándose a escribir su propios guiones,[1]​ aunque no dejaba de destacarse la necesidad de más "guionistas capaces" como pudieran ser Hernández Cava, Andreu Martin o Nieto.[35]

Tal variedad de autores y tendencias producirá series tan conocidas y diferentes como Paracuellos (1976); Makoki y ¡Dios mío!, ambas de 1977, Makinavaja, Anarcoma y Grouñidos en el desierto, de 1979, Zora y los hibernautas e Historias de taberna galáctica (1980); El Mercenario, Bogey, Frank Cappa y Torpedo 1936 (1981), Cleopatra y Taxista en 1982; Peter Pank y Rocco Vargas en 1983, Hombre (1984) y Las aventuras de Dieter Lumpen (1985). Surgieron, sin embargo, agrias polémicas a raíz de los manifiestos "Ante un conato de degradación del significado cultural del cómic" (1983) y "Manifiesto contra la exposición Tintín y Hergé" (1984), dirigida contra la exposición "Tintín en Barcelona" que iba a tener lugar en la Fundación Joan Miró.[36]

En el sector juvenil, persiste la escuela humorística Bruguera, cada vez más con un humor menos testimonial y más disparatado[37]​ que se explaya en nuevas revistas como Mortadelo (1970), Súper Mortadelo (1972), Zipi y Zape (1972), Mortadelo Especial (1975), Sacarino (1975), Superlópez (1985) y ¡Más madera! (1986); gracias a nuevos autores como Fresno's, Joan March o Jaume Rovira y series como Sir Tim O'Theo (1970) de Raf o Superlópez (1979) de Jan, al mismo tiempo que Mortadelo y Filemón sufre una transformación radical en 1969. Bruguera también adquiere y reforma el TBO en 1983.

En el tebeo romántico, hay que destacar Esther (1972) de Purita Campos, aunque decae el héroe clásico del tebeo de aventuras, citándose a El Corsario de Hierro (1970) como último ejemplo del héroe tradicional. Ahora, el lector juvenil parece preferir a los superhéroes norteamericanos, que desde 1982 editan, en dura competencia, Zinco y Forum.[1]

A partir de 1983 es ya evidente, sin embargo, la saturación del mercado, con el cierre de las revistas de Ediciones Metropol, pronto agravada por una recesión económica internacional que encarece el precio del papel[38]​ y el auge de nuevos medios de entretenimiento, como los videojuegos.[39]​ También se achaca esta crisis a la "falta de planificación, inexistencia de profesionalidad en los editores, y excesivo triunfalismo de todos (incluidos los críticos mercenarios y los otros)".[40]​ Tampoco hay que olvidar

la cicatriz del control censor y político en los años de la dictadura (que ha condicionado, lo admitamos o no, la mentalidad de otros editores); el desprecio general de los medios de información de entonces y de ahora; (...) la explotación empresarial sobre los derechos autorales; la falta de conciencia de muchos de sus compañeros (actuales y precedentes) sobre la responsabilidad que todo artista tiene como portavoz (aunque su voz sea lúdica); la crisis general del sector que ha optado (con cobardía) por el camino de la importación clamorosamente inútil, pero rentable; y, finalmente, el desierto estético en todos los órdenes de la convivencia cultural.[41]

Lo cierto es que en estos años de aparente bonanza, editores y autores habían perdido "una oportunidad dorada de interesar de verdad al público lector en general"[1]​ y así, a pesar de la proliferación del tebeo subvencionado a partir de 1984,[40]​ la mayoría de las revistas de cómic adulto, como Cairo y Creepy en su primera etapa (1985), El Papus (1987) o Dossier Negro (1988), además de la Editorial Bruguera (1986), irán cerrando.

La difícil supervivencia (1987-)

Albert Monteys, actual director de El Jueves.

Tras el cierre de las nuevas etapas de Cairo (1991), Creepy (1992) y TBO (1998), así como de Zona 84 (1992), Cimoc (1995) y El Víbora (2005), sólo El Jueves queda como representante de las antiguas revistas para adultos, mientras que las nuevas sólo logran una breve vida, como Viñetas (1993-94), Top Comics, o Co&Co, no sin permitir que Fernando de Felipe, Enrique Jiménez Corominas, Jaime Martín, Miguel Ángel Martín, Bartolomé Seguí o Santiago Sequeiros inicien sus carreras, algunas de ellas abortadas. Parecidas dificultades encontrarán los autores que, poco antes de la crisis, se habían dado a conocer mediante el fanzine Zero: José María Beroy, Ricard Castells, Das Pastoras, Pascual Ferry, Toni Garcés, Miguelanxo Prado o Mike Ratera. De los veteranos, sólo Alfonso Azpiri, Jordi Bernet, Carlos Giménez, Francisco Ibáñez, Jan o Max, pueden permitirse el lujo de dedicar sus mayores esfuerzos a la historieta, optando algunos de ellos por el mercado extranjero, como Ignasi Calvet Esteban, Carlos Ezquerra, Esteban Maroto, Ana Miralles, Josep Nebot, Rubén Pellejero o Jorge David Redo, y los más, por dedicarse a la pintura y la ilustración.

Y aunque sobrevivan alguna rara avis como Cavall Fort o Camacuc, desaparecen los tebeos infantiles como Guai! (1986-90), los Mortadelos de Ediciones B (1986-1996), Don Miki (1989), ¡Dibucómics! (2002) o el suplemento Pequeño País (1988-2009), en los que se dieron a conocer humoristas como Joaquín Cera, Maikel, Marco, Paco Nájera o Juan Carlos Ramis y personajes de éxito como Mot y Goomer. Lo mismo sucede con los últimos tebeos para chicas (Pecosa, entre 1986 y 1988). La recuperación del sector juvenil, "desatendido en su momento", se ha convertido así en un problema para el cómic español.[42]

Sí que que se se produce un auge de los superhéroes y el manga de importación,[43]​ con lo que las influencias se internacionalizan, además de editarse material franco-belga por parte de Editorial Norma y cabeceras directamente pornográficas como Kiss Comix y Penthouse Comix. Surgen también las librerías especializadas y no dejan de aparecer fanzines (Amaníaco, Barzelona Cómic, El Batracio Amarillo, La Comictiva, Crétino, Kovalski Fly, Paté de Marrano, Nosotros Somos Los Muertos, TMEO), revistas de información (Krazy Comics, La Guía del Cómic, Los Mamotretos de Gráfito, Nemo, Urich, Volumen), tebeos auto-editados y pequeñas editoriales (Astiberri, Dude Comics, Dolmen Editorial, Ediciones de Ponent, Ediciones Sins Entido, Under Cómic, 7 Monos). La editorial Camaleón Ediciones planteó, por ejemplo, una propuesta de edición independiente que, sin apenas generar beneficio económico, dio salida a un buen elenco de nuevos historietistas, a través de tebeos como Mondo Lirondo. Pese a que la editorial acaba cerrando en el año 1998, otras editoriales, pequeñas y no tanto (como Editorial Planeta con su línea Laberinto) siguieron su ejemplo apostando por nuevos talentos. Con tales publicaciones, se vuelve "algo más fácil publicar, pero sigue siendo igual de difícil cobrar por ello".[44]

Archivo:Dando tumbos.jpg
"Dando tumbos" (2000) de Fermín Solís.

Los nuevos autores españoles no se basan sólo en la tradición nacional sino también en propuestas foráneas que resultan más novedosas, vengan desde Estados Unidos, Japón o el resto de Europa. Muchos de estos nuevos valores se dedican a la historieta cómica como Mauro Entrialgo, Manel Fontdevila y Albert Monteys, refugiados en El Jueves, o incluso paródica y referencial, como Cels Piñol, David Ramírez y Enrique V. Vegas, de la que Dragon Fall o Raruto pueden ser buenos ejemplos. Se ponen también de moda las historietas de corte intimista, como las de David López y Fermín Solís, aunque algunas se inscriban en el fantástico (Víctor Santos, Santiago Valenzuela), o sean tan variadas como inclasificables (Quim Bou, Luis Durán, Paco Roca). Otros muchos autores, como Ramón F. Bachs, Pasqual Ferry, Rafa Fonteriz, Salvador Larroca y Carlos Pacheco realizan sobre todo historietas de superhéroes para el mercado estadounidense, mientras que Juan Díaz Canales y Juanjo Guarnido (Blacksad), Enrique Fernández, Sergio García, Roger Ibáñez o José Luis Munuera trabajan directamente para el francés. Al amparo de Internet, toda una nueva serie de historietistas, como los jóvenes autores de ¡Eh, tío!, El joven Lovecraft y El Listo,[45]​ intentan lograr una mayor difusión y reconocimiento.

Industria

En 1974 la tirada conjunta de los 76 tebeos editados al mes en el país era de, aproximadamente. 7.030.000 ejemplares mensuales.[46]

En 1976, se editaban ya 80 tebeos, de los cuales sólo "veinticuatro publican material español específicamente producido para ellas, y aun así, en una proporción del 40% del total de la revista, dejando el resto o bien para material extranjero o bien para material español antiguo".[46]​ Debido a ello, la mayoría de profesionales españoles, unos 250, trabajaban para el extranjero.[32][47]

A partir de la década de los 90, pueden consultarse los sucesivos informes del Comercio Interior del Libro en España, de los que se ha extraído la siguiente información:[48]

1990 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Títulos editados 752 500 457 581 334 574 1.070 1.139 1.220 1.582
% de títulos (respecto al sector editorial español) 1,4 0,9 0,8 1 0,5 0,9 1,6 1,6 1,8 2,2
Ejemplares producidos 8.529.000 4.955.301 4.177.269 4.011.893 2.495.909 5.424.539 13.883.540 12.016.000 21,11
% de ejemplares (respecto al total del sector editorial) 3,2 1,7 1,6 1,5 0,9 2 2,9 4,3 3,6 5,9
Tirada media 11.340 9.911 9.139 6.901 7.484 9.448 8.347 12.187 9.849 13.344
Índice tirada media (Total=100) 196,3 205,8 159,7 169,2 223,6 182,3 263,8 200,9 243,7
Nº Títulos en catálogo 3.596 3.500 2.741 1.908 1.998 2.550 2.771 3.212 3.233 4.417
% Títulos en catálogo (resp. total sect. editorial) 1,6 1,6 1,5 1,1 0,7 0,7 0,9 0,9 1,0 0,9 1,2
Cifras de facturación (mill. €) 80 104 138,18 124,15 111,47 94,06 88,278 96,653 98.785 83,03 77,05
% de facturación (respecto al total del sector editorial) 3,2 3,4 4,4 5,7 4,9 4,3 3,5 3,2 3,4 3,4 2,8 2,5
Ejemplares vendidos 8.439.782 11.644.900 9.257.660 6.158.344 7.881.700 6.543.000 6,16
Precio medio 9,58 11,40 13,20 8,08 9,54 15,69 12,53 12,69 12,51

Según apuntaba en 2009 Julio Martínez 'Mart', vicepresidente de la Asociación de Autores de Cómic de España (AACE), las tiradas serían todavía menores: "Una media de 2.000 el de tapa dura y de 5.000 si viene de fuera o ya tiene un éxito detrás", volviéndose "ridículas si las comparas con Francia u otros países".[43]​ La mayor cantidad de novedades se concentra entorno a las Navidades y el Salón Internacional de Barcelona.[43]

Según el tamaño de las empresas, los títulos editados se reparten de la siguiente forma:

PyME 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Grande (Más de 18.000 mill. €) 367 201 148 211 129 362 402 581
Mediana (De 2.401 a 18.000 mil €) 20 6 77 532 455 516 773
Pequeña (hasta 2.400.000 euros) 70 374 186 286 409 323 302 228

Sigue ahora un gráfico con los porcentajes de venta en sus diferentes canales de comercialización, basada en las mismas fuentes:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Cadenas de librerías 3,4 3,8 7,4 9,6 5,9 5,2 7,3 10,2 10,4
Correo + Club del Libro + Internet + Suscripción 22,1 22,1 9,7 10,0 15,4 22,1 17,3 13,2 5,3
Crédito + Venta telefónica 22,3 19,9 19,1 17,1 18,3 14,3 12,5 7,6 2,7
Hipermercados 3,4 3,1 7,4 14,9 4,9 4,6 8,5 4,7 5,0
Librerías 4,7 4,0 10,0 23,7 8,9 7,6 9,1 21,1 21,2
Quioscos 38,2 36,7 43,2 24,0 37,4 35,4 41,8 43,2 54,5
Resto canales 5,9 10,5 3,2 0,7 9,0 10,7 0,7 0,1 0,8

Hay que sumar, a este respecto, el número de ejemplares prestados en las bibliotecas. En una red de bibliotecas como la de Barcelona se pasó de 264.305 e 2004 a 288.679 en 2005, "lo que supone un incremento del 8,4 por ciento."[49]

Sigue ahora un gráfico con el número de títulos producidos por Comunidad Autónoma:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Andalucía 1 1 11
Cataluña 416 535 261 462 962 1.035 1.142 1.359
Galicia 2 4 7
Madrid 15 26 47 88 89 81 23 146
País Vasco 12
Valencia 24 20 26 25 19 17 54 47

Según su procedencia y atendiendo a los datos de Breixo Harguindey para AACE, el material editado se distribuye de acuerdo a los siguientes porcentajes:

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
Española 9,7 12
Resto de Europa 15
Estadounidense 59 53 45 46 39 47
Japonesa 31,8

Según los datos del Anuario de Glénat, en 1993 se publicaron 116 títulos (libros o álbumes) de autores españoles.[50]


El soporte más habitual es el libro en papel (95,0% en 2007).

Política institucional y mecenazgo

Fachada de la Biblioteca Nacional de España.

Durante el franquismo, los tebeos, junto a periódicos y revistas, se guardaban en la Biblioteca Nacional de España y el resto de hemerotecas, pero era frecuente que los archiveros sustrayesen el material para sus propios fines, por lo que la mayoría se ha perdido.[51][52]​ En 1976, el Ministerio de Información y Turismo lanzó la campaña "Donde hay un tebeo habrá un libro", la cual fue criticada por alguna asociación de profesionales debido a que denigraba al medio, ignorando su verdadera naturaleza.[46]

Con el triunfo del PSOE en las elecciones de 1982, Jesús Cuadrado se preguntaba si "el cambio" afectaría también al sector, resolviéndose por fin sus cuestiones pendientes: Abandono de colecciones, manipulación del original y rotulación mecánica por parte de las editoriales; incumplimiento de los derechos de autor y piratería; ausencia en las aulas,[53]​ y carencia de tebeotecas.[51]

La inoperancia de las autoridades provocaria pronto una desilusión en el sector,[54]​ que convertiría en una constante su reclamación de un Centro de Documentación de la Historieta y la Cultura Popular[55]​ que evitase la "irreparable pérdida de nuestra memoria gráfica".[56]​ Se dice que Carmen Alborch, ministra de cultura entre 1993-1996, llegó a afirmar del cómic "que no sabe si es arte, y, si lo es, es menor".[55]​ Del mismo modo, se afirma que:

Los directores de los centros públicos de documentación [...] desprecian la cultura popular, y los fondos que pudieron tener, hoy sólo son fichas -cuando lo son- en su inmensa mayoría. En la dictadura se saqueó, en la transición no dio tiempo, en la democracia no se repone.[57]

Por el contrario, sí ha aumentado la presencia del cómic en las escuelas y bibliotecas públicas.[43]

Las diferentes Administraciones han financiado algunos tebeos: El Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo ("El Pato Verde"); Editoras regionales, como la de Extremadura; diputaciones, como la de Ciudad Real ("Línea y Mancha"); Ayuntamientos de La Línea de la Concepción ("Tuboescape"), de Madrid (Madriz), de Langreo (Caja de Dibujo), de Granada (La Granada de Papel).[40]​ Otros gozaban de patrocinio privado, como la sevillana "Rumbo Sur" (1984), respaldada por El Monte de Piedad.[58]​ En 1984, por ejemplo, se produjeron 6 de estos tebeos subvencionados.[59]

Hubo también programas específicamente dedicados al cómic en la radio pública, como «Rock, cómic y otros rollos», presentado por Elias García y José Antonio Maíllo, que se emitía todos los domingos de 21:00 a 22:30 PM en Radio 3,[60]​ mientras que en la TV su presencia se ha reducido a miniespacios en programas como "Pista libre" (1982-85), y a proyectos que no llegarían a realizarse como "La Historieta" de Luis Conde y Jorge Riobóo.[59]

También ha habido algunas exposiciones financiadas con dinero público, como "Una historia democrática" o "València Còmic"[55]​ y no ha dejado de premiarse a dibujantes, como a Karpa (medalla de oro de la Generalidad Valenciana).[55]​ Excepcionalmente, se ha llegado a dedicar alguna estatua al cómic autóctono, como la del El Capitán Trueno que el pueblo de Albuixech erigió en honor de Ambrós, paisano suyo y dibujante más célebre del personaje. Finalmente, el Ministerio de Cultura estableció el Premio Nacional del Cómic en 2007.


Política asociativa

Durante el franquismo, los profesionales carecían de "las mínimas condiciones de contratos, seguridad social, seguro de desempleo" y "la propiedad intelectual de sus obras no es reconocida con la eficacia que lo son otras obras de otros sectores".[61]

En 1977, más de cien profesionales de la historieta y el humor gráfico se integraron en la Asociación de Artistas Plásticos, buscando un mayor reconocimiento de sus derechos.[61]​ Un año después, se creaba una sección de Dibujantes de Historietas en el Sindicato de Información y Artes Gráficas de la CNT.[62]

En 2002 se creó la Asociación de Autores de Cómic de España, con la intención de proteger los derechos de los autores, dibujantes y guionistas de cómic españoles. En 2010 entablaron, en el Festival Internacional de la Historieta de Angulema, Francia, un primer contacto con el Groupement Bande Dessinée du Syndicat National des Auteurs et des Compositeurs, para mejorar las condiciones laborales entre España y Francia.

Adaptaciones a otros medios

Una de las primeras series de animación basada en historietas españolas fue Mortadelo y Filemón. Con los años hubo otra versión en 1994 y una serie de Zipi y Zape.

Las series de imagen real han corrido una suerte dispar, desde el éxito de Historias de la puta mili (1994) y sobre todo Makinavaja (1995) al fracaso de El botones Sacarino (2002). Proyectos como "Historias de taberna galáctica"[63][64]​ o Torpedo 1936[65]​ no llegarían siquiera a buen puerto.

Aparte de las adaptaciones fílmicas de los cómics de Ivà como Historias de la puta mili hay que destacar La gran aventura de Mortadelo y Filemón dirigida por Javier Fesser, que se convertiría en la película española más vista de 2003 (4.852.056 espectadores), gozando de una secuela cinco años después. Actualmente, se espera que culmine la producción de la versión fílmica de El Capitán Trueno, acariciada desde hace tiempo.

Referencias y notas

  1. a b c d Salado, Ana en De "Mortadelo y Filemón" a la robótica para ABC, Madrid, 23 de noviembre de 1983, pp. 56 a 57.
  2. Véase la sección titulada Industria, donde se desglosan todos estos datos de forma pormenorizada.
  3. Salas, Carlos en Esos señores que hacen monigotes para El Mundo, 10/01/2010.
  4. Cuadrado, Jesús en "La esperanza, la norma y los siete sabios" de la serie "Al borde del Pesebre" núm. 5 para la publicación "Cómic Independiente" núm. 9, Madrid, noviembre de 1996.
  5. Calatayud. Viñetas truncadas en Historia del tebeo valenciano. Editora Levante, Valencia, 1992.
  6. Cuadrado, Jesús en Para saber de tebeos, artículo publicado en Tiza nº2, 10/1984.
  7. Eric Frattini y Óscar Palmer en la Guía básica del cómic, Nuer Ediciones, 1999, p. 55.
  8. Lara, Antonio en El difícil mundo de las revistas infantiles para El País, 24/06/1976.
  9. Vázquez de Parga, Salvador, con el seudónimo de Santi Valdés, en Los cómics gay, colección Biblioteca del Dr. Vértigo nº 17, Ediciones Glénat, S. L., mayo de 1998, p. 10.
  10. Giménez, Carlos, en el prólogo a su álbum recopilatorio Sabor a Menta, Ediciones de la Torre. Colección Papel Vivo, 1994.
  11. Navarro, Joan, en Viñetas nº 1, Ediciones Glénat, 1993, p. 3.
  12. La estampa popular en el siglo XVII por Valeriano Bozal
  13. Como Parramón, José Mª. en Cómo dibujar historietas, Parramón Ediciones, S. A., 1966, p. 25.
  14. Manuel Barrero en "El bilbaíno Víctor Patricio de Landaluze, pionero del cómic español en Cuba", en la revista Mundaiz (Universidad de Deusto) nº 68, San Sebastián: Universidad de Deusto, 2004, pp. 54.
  15. Martín, Antonio en una Una obra maestra de la Cultura Catalana, prólogo a "Cuentos vivos", Colección Patrimonio de la Historieta, Ediciones Glénat, 12/2007, p.5
  16. a b c Martín, Antonio en Historia del comic español, 1875-1939, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1978.
  17. a b c d Escudero, Vicente en "40 años de censura infantil" de Totem nº 6, Editorial Nueva Frontera, S. A., Madrid, 1978, pp. 4, 5, 41 y 49.
  18. Citado por Parramón, José Mª. en Cómo dibujar historietas, Parramón Ediciones, S. A., 1966, p. 26.
  19. Tubau, Iván y Carlos Giménez en "Conversación en Premiá de Mar", publicada en Un hombre, mil imágenes nº 1. Norma Editorial. 1982, p. 23.
  20. Benavent, Joan en Entrevista a Jesús Blasco, Colección Un hombre, mil imágenes nº 3, Norma Editorial, 1982, p. 7.
  21. Gubern, Roman en "La edad de oro de las historietas cómicas" para Historia de los Comics, 1983, p. 480, de Toutain Editor.
  22. Vázquez de Parga, Salvador en "El comic realista español desde 1950 hasta los últimos años 60" para Historia de los Comics, 1983, p. 497, de Toutain Editor.
  23. Fontes, Ignacio en Análisis del mercado actual de tebeos en España" en Estudios de Información 'Los comics' nº 19-20, 1971, p. 336, a través de la referencia contenida en "Los comics en España", p. 25.
  24. a b c d e f Cuadrado, Jesús en "Década tras década, hasta el desplome final", presentación en el catálogo Certamen de Cómic Injuve de 1998, Madrid, 10/1998.
  25. Situación resuelta posteriormente por diversas sentencias de los Juzgados de Primera Instancia de Valencia, por las que se reconocía la autoría de Pumby y El Guerrero del Antifaz a José Sanchís y Manuel Gago, respectivamente.
  26. John M. Burns y Víctor Mora en Cómo nació El Capitán Trueno - La reina bruja de Anubis, Ediciones B, Barcelona, 1991, ISBN 84-406-2302-X
  27. a b c Fontes, Ignacio y Menéndez, Manuel Ángel en el Capítulo 7 de "El parlamento de papel. Las revistas españolas en la transición democrática", Grupo Anaya para la Asociación de la Prensa de Madrid, 12/2004, Tomo 1.
  28. Para Fernando Fernández Sánchez, a partir de 1969 se desarrolla una nueva etapa que vincula al denominado cómic de autor. Memorias ilustradas. Colección Viñetas de Ediciones Glénat S. L., Barcelona, 2004. pp. 293 a 295. ISBN 84-8449-424-1.
  29. Accomodatio, accomodationis, artículo de Jesús Cuadrado publicado en Nosotros somos los muertos, nº4, 05/1997
  30. Coma, Javier en "El último exilio: El inicio de los comics postfranquistas con anterioridad a la propia muerte del dictador" para Historia de los Comics, [[Toutain Editor], 1983, p. 1055.
  31. Lara, Antonio en Narraciones gráficas para adultos para El País, 24/07/1976.
  32. a b Samaniego, Fernando en el artículo Introducción del "comic" erótico en España para El País, 01/10/1976.
  33. Cuadrado, Jesús en Traficantes de viñetas, prólogo a la monografía-catálogo Una historieta democrática, Dirección General de Bellas Artes y Archivos (Ministerio de Cultura), Madrid, 04/1991.
  34. Los autores mencionados en esta lista son los que aparecen en la sección "Dibujantes y guionistas" de Los Comics de la Transición, p. 99 a 141, con la exclusión de los se habían dado a conocer en un período anterior: Carlos Giménez, Esteban Maroto, Adolfo Usero, Josep Maria Beà, Luis García, Ivá, Ja, Víctor de la Fuente, Fernando Fernández, Enric Sió y OPS, que han sido mencionados en secciones anteriores de este artículo.
  35. Coma, Javier en Y nos fuimos a hacer viñetas, Ediciones Penthalon S. A., Madrid, 1981, p. 8.
  36. Francesca Lladó Los Comics de la Transición, pág. 13-14 y de Ediciones Glénat, 2001
  37. Vázquez de Parga, Salvador, en "De Mortadelo a Makoki: El humor y la sátira en los comics españoles de los últimos tiempos" para Historia de los Comics, 1983, pp. 1122 a 1124, de Toutain Editor.
  38. Beá, Josep María en entrevista publicada en "Entrecomics" el 10/06/08 que puede consultarse aquí.
  39. Aleister & Schizo entrevistan a Beá en Josep María Beá en compañía de gatos y perdido en la galaxia (1ª parte) para la web SpaceRockHeaters.
  40. a b c Cuadrado, Jesús en "Más tebeos, menos misiles", de la serie "Historieta", publicado en "La Gaceta del Libro", núm. 12-13, Madrid, 1 de diciembre de 1984.
  41. Cuadrado, Jesús en Traficantes de viñetas, prólogo a la monografía-catálogo Una historieta democrática, Dirección General de Bellas Artes y Archivos (Ministerio de Cultura), Madrid, 04/1991.
  42. Cantarellas, Catalina en el prólogo a Los comics de la transición, p. 9.
  43. a b c d González, Lucía y Domínguez, Ricardo en "El cómic sale del 'gueto'" para El Mundo, Madrid, 9/12/2009.
  44. Nájera, Paco en entrevista con Manuel Barrero realizada entre los días 7 y 14 de julio de 2002 para Tebeosfera 020831. Se puede leer integramente aquí.
  45. Estos son los webcomics españoles mencionados en el artículo de María Ovelar tituladoLa tira cómica se rejuvenece en Internet, publicado en El País el 17/09/2009.
  46. a b c Beaumont, José en Donde hay un tebeo no habrá necesariamente un libro para El País, 31/12/1976.
  47. Lara, Antonio en La vuelta de los buenos y los malos para El País, 24/06/1976.
  48. Los documentos anuales de los que se ha extraido la información pueden consultarse en la página web oficial la Federación de Gremios de Editores de España.
  49. Bleda, Sergio en Un poco de información, por favor dentro del Anuario de la Historieta 2005 de la Asociación de Autores de Cómic de España, p.5
  50. Guiral, Toni en Cómic español: ¿Hasta cuándo? dentro del Anuario de la Historieta 2005 de la Asociación de Autores de Cómic de España, p. 16.
  51. a b Cuadrado, Jesús en "PapeliCOs InMasCultos", de la serie "Editorial sin punto y aparte", núm. 3 para "Tribulete" núm. 05, Madrid, septiembre de 1983.
  52. Cuadrado, Jesús en "La estricninca y los archivirus", de la serie "La Zancadilla", para "Hustler" núm. 06, Barcelona, octubre de 1992.
  53. Cuadrado, Jesús en "COnsuMIC", de la serie "Editorial sin punto y aparte", núm. 1 para "Tribulete" núm. 03, Madrid, julio de 1983.
  54. Cuadrado, Jesús en "Las montañas son cutres y el emperador está ahí mismo" de la serie "Edito" núm. 6 para la publicación "Grafito", letra E, Madrid, mayo de 1993.
  55. a b c d Cuadrado, Jesús en "Primera Cargancia", de la serie "Epistolatazo", núm. 1 para "De Tebeos" núm. 02, Almería, septiembre de 1993.
  56. Cuadrado, Jesús en "Las venganzas del desván" de la serie "Rodilla Herida", núm. 4 para "Makoki" núm. 18, Barcelona, septiembre de 1991.
  57. Cuadrado, Jesús en "Melodramas y otros materiales para el derribo", de la serie "Rodilla Herida", núm. 7 para "Makoki" núm. 21, Barcelona, diciembre de 1991.
  58. El cómic desde Sevilla para ABC Sevilla, 20 de diciembre de 1984, p. 71.
  59. a b Cuadrado, Jesús en "Trincando, o no, de las arcas desfondadas", artículo num. 9 de la serie "Editorial sin punto y aparte", publicado en "Tribulete", núm. 3, Madrid, marzo de 1984.
  60. "Radio-3, presente en el Salón del Cómic" en La Vanguardia, domingo, 15 mayo 1983, p. 92.
  61. a b Los grafistas se incorporan a la Asociación de Artistas Plásticos para El País, 20/02/1977.
  62. Cuadrado, Jesús en "Traficantes de viñetas" para "Psicopatología de la viñeta cotidiana", Ediciones Glénat S.L., Barcelona, 2000, p. 162.
  63. "Josep María Beà, libador neuronal", entrevista al autor realizada por el Señor Ausente, en Mondo Brutto nº 39, mayo 2008, p. 89.
  64. "Beà. Psiconauta de la historieta", entrevista al autor realizada por M. Barrero, J. Mora y D. Belmonte para Tebeosfera, Sevilla-Barcelona, 20-VI-2009, disponible aquí.
  65. 2ª Parte de Josep María Beá: En compañía de gatos y perdido en la galaxia, entrevista al autor realizada por Schizo & Aleister para Space Rock Heaters.

Bibliografía recomendada

Véase también

Enlaces externos