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Reducción de la jornada de trabajo

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Proceso de automatización en la industria de la fundición: Robot con brazo soldador.
Caja autoservicio que integra tanto al trabajador -cajeros y cobradores- como a las cajas registradoras. En la fotografía una caja automática en un supermercado Simply de Madrid. 2010. Muchos procesos habitualmente realizados por personas están siendo sustituidos por terminales automáticas que permiten al usuario o comprador realizar operaciones que antes desempeñaban trabajadores. Así ocurre en la banca electrónica, cajeros automáticos, gasolineras autoservicio, máquinas expendedoras -de billetes de viaje, bebidas, cafés, alimentos, preservativos, fotografías, etc.-

Reducción de la jornada de trabajo, reducción de la jornada laboral o reducción del tiempo de trabajo -en ocasiones asimilable al reparto del trabajo o redistribución del trabajo-, en relación con el trabajo asalariado, se refiere a la disminución de las horas de trabajo en la jornada laboral y la semana laboral y, por extensión, en el cómputo de horas trabajadas mensual y anualmente. Cuando se reducen los días de trabajo a la semana se habla de reducción de la semana laboral.

La reducción de la jornada de trabajo, entendida como una forma de distribución de la renta, como un elemento de bienestar social y también como reparto de la escasez de trabajo asalariado -como consecuencia del incremento sostenido de la productividad y de tasas insostenibles de desempleo- ha sido uno de los éxitos y demanda tradicional de la izquierda política y el movimiento obrero que se materializó en la jornada de ocho horas y se opone a la flexibilización del mercado de trabajo -reducción de costes laborales como única forma de futuro crecimiento económico para repartir la riqueza mediante la creación de futuro empleo- propuesta tradicional de la derecha política.[1][2][3][4][5]

Reducción de la jornada de trabajo coyuntural

En muchas ocasiones el concepto de reducción de la jornada de trabajo se refiere a una situación coyuntural y por tanto temporal, derivada de los derechos del trabajador, recogidos en la legislación laboral de los distintos países o un convenio colectivo, ante circunstancias sobrevenidas (lactancia, cuidado de hijos, cuidado de personas dependientes y otras) o por acuerdos establecidos en la legislación o los convenios laborales relativos al ajuste temporal de la demanda o a la estacionalidad de la producción entre empresarios y trabajadores con el objeto de integrar la estacionalidad, mantener el empleo y evitar constantes despidos y contrataciones de carácter coyuntural.

Reducción de la jornada de trabajo estructural

Cosechadora de algodón John Deere. La mecanización en el sector primario produjo una enorme pérdida de empleos durante el siglo XIX y el siglo XX que, en parte, fueron absorbidos por la creciente industria urbana. La denominada revolución verde, entre 1950 y 1984 aumentó la producción agrícola y redujo aún más el número de puestos de trabajo necesarios en el sector primario.

El concepto de reducción de la jornada de trabajo o reducción de la jornada laboral de carácter estructural se deriva de la interrelación de varios factores, entre ellos: el aumento de la productividad, el aumento del desempleo estructural, la mejora de las condiciones de trabajo y existencia de una clase media amplia que pueda consumir y que constituye la clave de una sociedad de consumo.[6]

Asociado al aumento de la productividad se produce un menor requerimiento de tiempo de trabajo humano global y por tanto una importante disminución de empleos en todos los sectores económicos clásicos: primero afectó al sector primario o agropecuario -revolución verde-; después al sector sector secundario o industrial y actualmente está afectando al sector servicios por la generalización de la telemática y los procesos de informatización; de momento el desempleo no afecta de forma tan clara en el denominado tercer sector o economía social.

David Anisi señala en su libro Creadores de escasez que ya Keynes en 1936 asociaba la gestión de la demanda (crisis de demanda - sobreproducción - subconsumo) con el mantenimiento del pleno empleo y como la presión demográfica requería aumento de la demanda y aumento de la produccíón para el mantenimiento del pleno empleo. Sin embargo, indica Anisi, no supo ver que el problema del empleo no solamente estaba asociado a la demanda sino también al aumento de la productividad que requería inevitablemente una disminución real del tiempo de trabajo si se quería mantener el pleno empleo.[7]​ Cuando esta disminución del tiempo de trabajo no se produce se genera un desempleo estructural sin solución que se convierte en desempleo cíclico indicador de una crisis económica.[8]

Pleno empleo - La edad dorada 1950-1973

Para autores como Paul Krugman, Tony Judt, Angus Maddison, Vicenç Navarro y Josep Fontana, entre otros, la denominada edad dorada del pleno empleo, fundamentalmente en el mundo occidental desarrollado, se localiza en el período aproximado de 1950 a 1973, prácticamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la crisis del petróleo de 1973. La razón fundamental de esa edad dorada de pleno empleo o gran convergencia en la igualdad social y económica, fue la prioridad política que se dio al pleno empleo y su aplicación económica mediante el keynesianismo (Acuerdos de Bretton Woods). Los tipos de cambios fijo, aunque no rígidos, facilitaron los créditos a escala internacional, las políticas sindicales se reforzaron y mejoraron las condiciones económicas y la seguridad de los trabajadores, se produjo un fuerte aumento en el comercio mundial.

La ruptura de la prioridad política del pleno empleo ha dado lugar a una desigualdad de ingresos, la aparición del desempleo estructural y cíclico que ha sido denominado como la gran divergencia por el economista Paul Krugman. El pleno empleo facilita la reivindicación, frente a lo que Marx denominaba Ejército industrial de reserva, de la reducción de la jornada de trabajo. Por otra parte, el desempleo estructural puede también reducirse con un reparto estructural del tiempo de trabajo.[9][10][11]

Reintroducción del pleno desempleo - 1970-1980 hasta la actualidad

La derecha política promueve, en general subrepticiamente,[12]​ el alto desempleo con el objeto de debilitar a la clase trabajadora y los sindicatos devaluando el trabajo y obteniendo una fuerte disminución de los costes laborales y otros beneficios sociales de los trabajadores. Este objetivo ha sido admitido explícitamente por Alan Budd, Asesor Especial en el Tesoro de la 'Oficina de Responsabilidad Presupuestaria' (Office for Budget Responsibility) durante el periodo de 1979 a 1981 del thatcherismo.[13][14][15]

Ya en un artículo de 1943 atribuido a Joan Robinson se advertía del peligro para el empresario del pleno empleo y la necesidad de mantener unas cifras altas de desempleo para conseguir someter y atemorizar al trabajador.[16]​ El argumento político-económico que ha justificado y justifica la existencia de un alto desempleo han sido la necesidad del mantener la inflación en muy bajas cifras, aún a costa de provocar recesión, depresión y alto desempleo. La baja inflación es demanda por los acreedores -países y bancos- para que las deudas no pierdan valor. Las consecuencias son claras: el alto desempleo beneficia a las empresas -costes laborales bajos- y una baja inflación beneficia a los países y bancos acreedores mantiendo invariables el valor de los préstamos concedidos.[17][18][19][20]

Ante el desempleo estructural la propuesta político-económica de trabajo garantizado (TG) pretende dar una solución sostenible al problema dual de la inflación y el desempleo y tiene como objetivo conseguir tanto el pleno empleo como la estabilidad de precios.[21][22][23]

Factores de la reducción de la jornada de trabajo

Aumento de la productividad y el crecimiento

La reducción de la jornada de trabajo se plantea en un contexto en el que el aumento de la productividad, asociada al crecimiento económico pero con rendimientos decrecientes afectan a la consideración del uso de la mano de obra.[24]

Las causas del aumento de la productividad son consecuencia del desarrollo de la tecnología, del aumento del denominado capital físico y la mejora del capital humano: mecanización, industrialización, implantación de tecnologías de la información y la comunicación; de la mejora en la gestión de recursos humanos; del aumento de la cualificación profesional y la formación de trabajadores así como de la implantación del sistema de gestión de la calidad y la intensificación del capital que reducen la necesidad de mano de obra intensiva.[25][26][27][28]​ En países exportadores de materias primas, habitualmente con baja productividad, se renuncia a la productividad a cambio de más población; en países industrializados se consigue una alta productividad con escasa mano de obra lo que promueve institucional e individualmente un mayor control del aumento de la población.[29]

Joseph Stiglitz indica que un aumento en las horas trabajadas como resultado del crecimiento demográfico que no redunde en un aumento de la productividad impactará en el nivel de vida debido a que la mayor renta no tendrá un valor real de consumo por la menor cantidad de bienes o servicios producidos, según la fórmula: i de crec. de Producción = i de aum. de horas trabajadas + i de aum. de productividad. En ese sentido, en un contexto de productividad superior, para mantener niveles de crecimiento de la producción total en valores de equilibrio, es necesario reducir la jornada, por cuanto resulta económicamente innecesario sobrepasar dichos niveles de crecimiento estable, en concordancia con una tendencia al desarrollo sostenible, y en un contexto de equilibrio demográfico.[30]

Autores como David Anisi, Guy Aznar, Laura Balbo,[31]Alain Caillé, André Gorz, Jean-Lousi Laville, Jacques Robin, Roger Sue, Jeremy Rifkin, Carlos Gabetta,[32]​ consideran que hay una crisis del sistema salarial tradicional como consecuencia del desarrollo de la sociedad tecnológica actual que han disociado el crecimiento económico de la creación de empleo haciendo incluso compatible que una disminución del trabajo asalariado se produzca junto a una alta productividad y crecimiento -al que actualmente contribuye el taylorismo digital-. También deben considerarse en este contexto los límites ecológicos y productivos de la Tierra; en este sentido Donella Meadows ha señalado que los límites del crecimiento del planeta podrían producir un colapsos sociales y guerras climáticas.[33][34]

Aparición de un alto desempleo estructural

La productividad, fruto de los procesos de mecanización, automatización e informatízación, genera en todos los sectores un alto grado de desempleo estructural que se mantiene a lo largo del tiempo y que no es absorbido ni por el tradicional sector servicios ni por los empleos creados con la aparación del tercer sector o economía social.[35]

Las medidas habituales de flexibilización laboral no resuelven el problema ya que no solamente se trata de una inadecuación del mercado laboral a las demandas empresariales de capital hummano sino de un menor requerimiento de puestos de trabajo en el sistema productivo en general. Es un desempleo estructural creciente a nivel global y que no responde a medidas económicas de ningún tipo.[36][37]

Los planes de reducción de las horas de trabajo se consideran sumamente eficaces durantes periódos de crisis ya que reducen el número de despidos. En Alemania, por ejemplo, durante la crisis económica de 2008-2014 o Gran recesión, la estabilidad del empleo se ha logrado en buena medida gracias a los ajustes en las horas de trabajo gracias al diálogo social y como una de las medidas para proteger tanto el empleo como la productividad y viabilidad de las empresas.[38][39]

Mejora de las condiciones de trabajo: distribución de la renta

La mejora de las condiciones de trabajo como consecuencia de las luchas sociales del movimiento obrero y el movimiento sindical que, entre otras demandas, siempre han reivindicado una disminución del tiempo de trabajo como modo de redistribuir los beneficios (crecimiento de la renta nacional) del crecimiento económico y la productividad.

Ampliación de la clase media consumidora: distribución de la renta

En Estados Unidos, en la década de 1920, se consolida el consumismo y se generaliza una clase media moderna. La ampliación del número de ciudadanos de esa clase media fue necesaria en una sociedad con altos índices de producción que no encontraba suficiente demanda. Esa deseada sociedad de consumo que pudiera absorber una sobreproducción creciente requería un aumento de la población con recursos, tiempo para ocio y expectativas personales positivas para dinamizar el consumo y crear una fuerte demanda que permitiera el crecimiento económico.[40]

La clase media comienza a aparecer en el siglo XVIII con la revolución industrial y se comienza a consolidar a finales del siglo XIX. La clase media moderna en Estados Unidos aparece una fenómeno de sobreproducción y alto desempleo después de la primera guerra mundial que fue resuelto con la promoción del consumismo. La clase media es clase predominante -a veces mayoritaria- en sociedades desarrolladas.[41][42]

Motivaciones ambientales

Los modelos económicos productivistas, plantean una reducción de la jornada laboral que no afecta la producción total. El decrecimiento es una corriente de pensamiento político, económico y social favorable a la disminución regular controlada de la producción económica con el objetivo de establecer una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, pero también entre los propios seres humanos. Para Serge Latouche, uno de los teóricos del decrecimiento una reducción fuerte del tiempo de trabajo, que permitiera reducir la producción total y un mayor y mejor reparto del trabajo entre toda la población activa, es fundamental.

Motivaciones antipatriarcales

Desde su mirada pro-feminista Michael Kaufman aboga por una reducción de la jornada laboral para los varones por considerar que va en el mismo sentido que sus ideas: mayor acceso al trabajo para las personas que sufren discriminaciones en el mercado laboral, cuestionamiento de la identidad masculina tradicional (el rol proveedor), mayor involucramiento de los varones en las tareas de paternidad, con beneficios para la infancia.[43]​ Desde la organización británica NEF (New Economics Foundation) se considera la reducción de la jornada como una medida imprescindible para promover la igualdad ante la ley entre hombres y mujeres.[44]

Trabajo - Historia y evolución del tiempo de trabajo

Trabajo y jornada de trabajo en las sociedades preindustriales

Existen diversos estudios sobre sociedades cazadoras-recolectoras (Marshall Sahlins, Pierre Clastres) que indican que los aborígenes australianos de la Tierra de Arnhem y los bosquimanos del sur de África apenas dedicaban de 3 a 5 horas diarias a asegurar su subsistencia;[45]​ En sociedades más complejas y sobre todo con la aparición de la agricultura, comienzan los intercambios (ver Economía del don y Ensayo sobre el don), y podrá hablarse de labor y labores, que requerirán más o menos dedicación e intensidad pero de ninguna manera, ni siquiera durante la actividad gremial, puede hablarse de jornada de trabajo con el significado que actualmente tiene.

Evolución de la jornada de trabajo y la productividad desde comienzos de la sociedad industrial

Tabla 1 - Horas de trabajo por año y persona en el Reino Unido (1785-2000)[46]
Año Población Población
ocupada
Horas
trabajador
año
Horas
trabajador
semana[47]
Horas
trabajador
día[48]
Productividad
hora de trabajo
(dólares 1990)
PIB per
cápita
(dólares 1990)
1785 12.681.000 4.915.000 3.000 62 11 1,29 1.505
1820 19.832.000 6.884.000 3.000 62 11 1,69 1.756
1870 29.312.000 12.285.000 2.984 61 10,9 2,64 3.297
1913 42.622.000 18.566.000 2.624 53 10 4,40 5.032
1950 50.363.000 22.400.000 1.958 40 8 7,86 6.847
2000 58.670.000 27.200.000 1.489 30 6 28,71 19.817

El concepto histórico contemporáneo de jornada laboral va de la mano de industrialización de la producción durante la revolución industrial y la conversión del trabajo humano en fuerza de trabajo, como un factor de producción que pasa a formar parte de una economía de mercado con la teoría del valor-trabajo de los economistas clásicos (Adam Smith, David Ricardo, Karl Marx).

Robert Owen comenzó a partir de 1810 a difundir la reivindicación de una jornada de ocho horas. En 1883 el pensador socialista Paul Lafargue publicaba El derecho a la pereza en el que consideraba a las máquinas las salvadoras de la humanidad ya que redimirían al hombre del penoso trabajo otorgándole ocio y libertad.[49][50]​ En España el año 1919, como consecuencia de la huelga general en Barcelona de 44 días el gobierno español presidido por el Conde de Romanones aprobó, el 3 de abril, el decreto sobre la jornada máxima total de trabajo en España de 8 horas al día y de 48 a la semana.[51]

En la Tabla 1 puede apreciarse la evolución de las horas de trabajo por año, semana y día por persona en el Reino Unido desde 1785 al año 2000. En este país se ha pasado en unos 200 años de 3.000 horas anuales a 1.489, prácticamente la mitad; de igual modo ha descendido el horario semanal y diario, si bien con la advertencia de que los días anuales no trabajados han ido aumentado y, a la vez, disminuyendo los días laborales semanales, desde 6 días, en algunos desde 7, hasta 5 los días laborales. Puede apreciarse un constante incremento de la productividad por hora trabajada y PIB per capita y su explosión desde los años 1950 hasta los 2000 período en el que se ha cuadriplicado y triplicado respectivamente.

Para autores como Herbert J. Gans una nueva reducción significativa y real del tiempo de trabajo solamente será posible si existe una convicción generalizada de los beneficios -tanto individuales como sociales- de dicha reducción.[52]

Reducción de la semana laboral y la jornada laboral

Semana laboral de 7 a 5 días

La semana de labor tradicional y anterior a la revolución industrial era básicamente de 6 días, con 1 de descanso (viernes, sábado o domingo dependiendo de las distintas culturas y religiones). Durante la revolución industrial en Gran Bretaña y otros países la semana laboral alcanzó los 7 días sin descanso alguno. Así ocurre actualmente en numerosos lugares del mundo donde el trabajo a destajo y la falta de derechos hace que no exista pausa diaria de trabajo.

El primer paso para la reducción de la semana de 6 días fue, en los países occidentales, la implantación del fin de semana inglés que unía la tarde del sábado al domingo (1 día y medio de descanso). La extensión de una sociedad de consumo que requiere tiempo para las compras y el gasto en ocio ha generalizado en buena medida y en todo el mundo la semana laboral de 5 días; de lunes a viernes en los países de tradición cristiana y judía (fin de semana el sábado y domingo); de domingo a jueves en la mayoría de países musulmanes (fin de semana el viernes y sábado).

En Venezuela, desde mayo de 2013, como señala el Artículo 173 de la nueva Ley Orgánica del Trabajo de los Trabajadores y Trabajadoras (LOTTT) señala que la semana laboral será de 5 días y 2 días de descanso (40 horas semanales). Anteriormente la semana laboral era de 6 días de trabajo y un día de descanso (44 Horas semanales).[53]

Semana laboral de 4 días

Una de las propuestas para la reducción del tiempo de trabajo es la implantación de la semana laboral de 4 días (ya sea de lunes a jueves; ampliando el descanso al míercoles o a la carta -para empleador y empleado-) que exigiría tanto cambios en la producción -redistribución semanal de turnos- como en la vida ordinaria -entre otros, ajustes de horarios escolares-. Sus defensores creen que supone un avance real en las mejoras laborales más palpable y claro que las escasas reducciones horarias repartidas durante cada día y que suelen acompañarse de reducción de sueldo y no crean empleo. En su favor también se argumenta la reducción del consumo de combustible al disminuir los desplazamientos al trabajo.[54][55]​ También, desde la gestión de recursos humanos y hablando del trabajo flexible se habla de la semana laboral de 4 días e incluso 3 pero con un mantenimiento del horario laboral semanal (en vez de 8 horas diarias se trabajarían 10).[56]​ En España, ante el aumento del desempleo por encima del 25% y la prolongación de la crisis económica española de 2008-2013 el político socialista Alfonso Guerra defendió la jornada de 32 horas en cuatro días como forma de impulsar el empleo.[57][58]

Semana laboral de 21 horas

Una semana laboral de 21 horas podría ayudar a enfrentar varios problemas relacionados y urgentes: sobre trabajo, desempleo, hiper consumo, altas emisiones de carbono, bajo bienestar, desigualdad, y sobre todo la falta de tiempo para vivir de manera sostenible y de cuidar de nuestros seres queridos, o simplemente de disfrutar la vida.[59]​ La New Economics Foundation (NEF) presentó un informe en 2010 en el que considera, a la vista del promedio de horas trabajadas por semana para la población económicamente activa, suficientes y satisfactorias 21 horas de trabajo semanal.[60]​ En el mismo tipo de argumentación que la NEF estáría James Vaupel quien, desde la demografía, considera que el aumento de la longevidad traerá importantes cambios de vida que tendrán una repercusión en la disminución de las horas de trabajo.[61]

Semana laboral de 25 horas

La organización española Movimiento 15-M propone la jornada semanal de 25 horas [62][63]

Semana laboral de 30 horas

La organizaciones sindical española Confederación Nacional del Trabajo (CNT) promueve la reducción de tiempo de trabajo a 30 horas semanales sin reducción salarial. Para esta organización el reparto del trabajo reduciría el desempleo y mejoraría el reparto de la riqueza existente.[64]​ También la Confederación General del Trabajo (CGT) promueve la reducción de la jornada laboral.[65][66]

Jornada laboral de 4 horas

Los argumentos para una jornada laboral de 4 horas se remontan a las propuestas de André Gorz;[67]​ y a los planteamientos de Jon Bekken.[68]​ Dichos argumentos son, principalmente, el aumento de la productividad y en el estancamiento de las reducciones de la jornada laboral desde 1886, cuando se logró la jornada de 8 horas.

Taylorismo digital en la sociedad postindustrial

Para autores como Enric Sanchis en la esencia del capitalismo está la generación de desigualdades sociales que fueron moderadamente mitigadas durante la etapa fordista -pacto keynesiano posterior a la segunda guerra mundial- pero que comenzaron a desbocarse desde la década de 1980 y que no han parado de crecer. Estas desigualdades son cada más mayores y fragmentan la sociedad dejando una élite muy rica, una parte de la población trabajando cada vez en peores condiciones y otra en la más absoluta pobreza.[69]

En el taylorismo digital se aprecian dos procesos unidos: la disminución de la carga de trabajo -y por tanto de puestos de trabajo- por la informatización y digitalización de procesos junto a la deslocalización y abaratamiento del trabajo cualificado.

Los autores Brown, Lauder y Asthton denominan taylorismo digital a la organización global del denominado trabajo de conocimiento propio de la revolución informática o tercera revolución industrial que, es sometido al mismo proceso de gestión de organización científica que en su día sufrieron los denominados trabajos artesanales -taylorismo-.[70][71]

El taylorismo digital somete a las tareas, hasta hace poco consideradas no mecanizables -de caracter creativo, intelectual-, propio de las clases medias y muchos profesionales, al mismo destino que las artesanales. Dichas tareas son codificadas y digitalizadas consiguiendo que la capacidad humana de decisión y juicio pueda ser sustituida por programas informáticos con protocolos de decisión establecidos. Además, por su facilidad de deslocalización y movilidad técnica de los procesos -propia de las conexiones globales informatizadas- los empleos son fáciles de exportar, cambiar y sustituir.[70]

Son los países desarrollados los que más van a sufrir el taylorismo digital ya que las tareas informatizables aumentan día a día y es en los países en desarrollo y subdesarrollados donde se encuentran salarios cada vez más bajos.[70][72][73]

Bibliografía

Referencias

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  2. Neoliberalism and the End of Shorter Work Hours, Christoph Hermann, Global Research, January 25, 2012
  3. Alternativas para una vida digna: reparto del trabajo, eldiario.es, 30/4/2013
  4. La necesidad de disminuir el tiempo de trabajo, Vicenç Navarro, Público (España), 14/11/2013]
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  7. David Anisi, Creadores de escasez. Del bienestar al miedo, Alianza Editorial, 1995, ISBN 84-206-9434-7, pág. 49 y ss.
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  9. Abbreviated version of chapter 4 of A. Maddison, Dynamic Forces in Capitalist Development, Oxford University Press, 1991
  10. Véase el capítulo La gran divergencia, del libro de Paul Krugman Despues de Bush: El fin de los neocons y la hora de los demócratas, Crítica, 2007, pág. 141.
  11. Josep Fontana, Más alla de la crisis 3/2/2012
  12. Navarro, Vicenç (6 de enero de 2014). «La ideología que reproducen las “ciencias económicas”». Público (España). Consultado el 10/05/2014. 
  13. Former Thatcher adviser Alan Budd spills the beans on the use of unemployment to weaken the working class – sound familiar?, Cheltenham & Gloucester Against Cuts, 9/4/2013
  14. Thatcher adviser - mass unemployment is policy?, Interview Alan Budd by Adam Curtis, June 1991
  15. The reintroduction of mass unemployment in the 1970s & 80s, The Truth About Unemployment
  16. Planning full employment, January 23, 1943
  17. The 1990s – “Full Employability” replaces Full Employment, The Truth About Unemployment
  18. Ahora, más que nunca, se necesitan políticas de pleno empleo, Vicenç Navarro, 7/9/2012
  19. Political Aspects of Full Employment, Michael Kalecki, Political Quarterly, 1943
  20. Ver en español: Aspectos políticos del pleno empleo, Michael Kalecki, eumed.net
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  26. Los contornos del declive: las fracturas económicas de la economía, Robert Pollin, pag. 45
  27. Introduccion a la Macroeconomia, Paul Krugman, Edit. Reverté, págs. 191 y ss.
  28. ¿Quién trabajará si todo se robotiza?, Jordi Angusto, Público (España), 21/2/2014
  29. Oded Galor y Andrew Mountford, Trading Population for Productivity: Theory and Evidence, Review of Economic Studies, vol 75, nº 4, (octubre de 2008), págs. 1143-1179
  30. Macroeconomía, Joseph E. Stiglitz, Ariel, 2º ed., cap. Crecimiento y productividad, pág. 301, 304, 305 y 322.
  31. Las nuevas fronteras del trabajo, nuevatribuna.es, 12/Junio/2013 - original en italiano en Le nuove frontiere del lavoro, Laura Balbo, sbilanciamoci.info
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  34. Informe Meadows, en La revolución solidaria: más allá del desarrollo sostenible, Carlos de Castro Carranza, pág. 44-46
  35. Andre Gorz - La salida del capitalismo ya ha empezado Ecorev, 17/09/2007.
  36. Jeremy Rifkin, El fin del trabajo: nuevas tecnologías contra puestos de trabajo, el nacimiento de una nueva era, Paidós, 1994, ISBN 978-84-493-0318-0. pag. 13, prólogo 2004
  37. La crisis aniquila 30 millones de empleos. La recesión global ha llegado a su fin, pero la crisis laboral aún durará años - El FMI y la OIT convocan una conferencia internacional sobre desempleo, El País, 12/9/2010
  38. Cómo lograr una recuperación sostenible: Medidas nacionales innovadoras. Estudios sobre el crecimiento con equidad, 2011, OIT-Instituto Internacional de Estudios Laborales, ISBN 978-92-9014-973-6 -web pdf, pág. 9
  39. OIT: La estrategia de crecimiento con equidad de Brasil, clave para superar la crisis. Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que la estrategia innovadora de Brasil basada en los ingresos produjo una recuperación de la crisis financiera más rápida de lo prevista y logró que la creación de empleo regresara a valores positivos a partir de febrero de 2009, aún antes de que se reiniciara el crecimiento económico. 21/3/2011, OIT
  40. ...el crecimiento de ingresos permite un mayor gasto en bienes y servicios dedicados al ocio a medida que la semana laboral se va a acortando. De hecho, en la década de 1920 la jornada laboral de 8 horas ya estaba totalmente instaurada... Eva Illouz, El consumo de la utopía romántica, 2009, Katz editores, ISBN 978-987-1283-95-8, pág. 51
  41. Jeremy Rifkin, -1994- El fin del trabajo, Paidos, 2008, pag. 71 y ss
  42. La izquierda en el umbral del siglo XXI: haciendo posible lo imposible, Marta Harnecker, Siglo XXI, 2001, pág. 182, Google books
  43. Kaufman, Michael, Los hombres, el feminismo y las experiencias contradictorias del poder entre los hombre Versión revisada del artículo Men, Feminism, and Mens's Contradictory Experiences of Power, publicado en Harry Brod & Michael Kaufman, editores, 'Theorizing Masculinities', Thousand Oaks, Sage Publications, 1994, pp. 142-165. La versión en castellano fue publicada en Luz G. Arango, Magdalena León, Mara Viveros (comp.), Género e identidad. Ensayos sobre lo femenino y lo masculino, Bogotá, Tercer Mundo, 1995, pp. 123-146).
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  60. 21 hours, NEF, 2011
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  63. Propuesta de reducción de la semana laboral a 25 horas
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  71. Philip Brown,Hugh Lauder,David Ashton, The Global Auction: The Broken Promises of Education, Jobs, and Incomes, Oxfor University Press, 2011, ISBN 978-0-19-973168-8
  72. La evolución del capital humano, Paul Krugman, El País, 28 de junio de 2013
  73. The Once (but No Longer) Golden Age of Human Capital, Nancy Folbre, The New York Times, 21 de junio de 2013
  74. Derecho a la Pereza, Paul Lafarque, - refutación del trabajo humano -, en el granero común

Véase también

Enlaces externos

Publicaciones de David Anisi
La economía laboral en el período clásico de la historia del pensamiento económico, Juan Carlos Rodríguez Caballero
Artículos de prensa

Propuesta del 15M