Liberalismo

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Figuras alegóricas del Monumento a la Constitución de 1812 en Cádiz.
El Agreement of the People (1647) fue un manifiesto por un cambio político,propuesto por los Niveladores durante la Revolución inglesa. Se llamó a la libertad de culto, celebración frecuente del parlamento y la igualdad ante la ley.
John Locke fue el primero en desarrollar una filosofía liberal, creó el derecho a la propiedad privada y el consentimiento de los gobernados.
Estatua de la Libertad, Isla de la Libertad, NY, Estados Unidos de América. Este monumento del escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi, además de ser un monumento importante en la ciudad de Nueva York, se convirtió en un símbolo en Estados Unidos y representa, en un plano más general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión.

El liberalismo es una filosofía política y moral que defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y una reducción del poder del Estado. Representa una corriente muy heterogénea y hay muchas formas y tipos de liberalismo, pero en general defiende los derechos individuales (fundamentalmente la libertad de expresión y la libertad de prensa), el mercado libre, el secularismo, la igualdad de género y la igualdad racial, el capitalismo, la propiedad privada, la democracia, el Estado de derecho, la sociedad abierta y el internacionalismo.

El liberalismo contemporáneo surgió en la Ilustración y se popularizó rápidamente entre muchos filósofos y economistas europeos y más tarde en la sociedad en general, especialmente entre la burguesía. Los liberales buscaban eliminar la monarquía absoluta, los títulos nobiliarios, la confesionalidad del Estado y el derecho divino de los reyes y fundar un nuevo sistema político basado en la democracia representativa y el Estado de derecho. Los liberales acabaron con las políticas mercantilistas y las barreras al comercio, promoviendo el comercio libre y la libertad de mercado. Los líderes de la Revolución francesa y la Revolución estadounidense se sirvieron de la filosofía liberal para defender la rebelión contra la monarquía absoluta. En el siglo XX, el fascismo y el comunismo fueron ideologías populares que se oponían abiertamente al liberalismo. Las democracias liberales, que se hallaron en el bando vencedor en ambas guerras mundiales, se expandieron por el mundo durante el siglo XX.

Los liberales se dividen en dos grandes ramas: los moderados y los progresistas. Los moderados tienden al elitismo y al conservadurismo mientras que los progresistas defienden ciertos aspectos del Estado del bienestar. En Europa, los moderados son la rama dominante.[1]

Definición

Si bien su definición continúa siendo discutida en el ámbito académico, se entiende como "Liberalismo" a una filosofía política que tiende a la reducción del estado hasta su mínimo posible.[2]

Se lo identifica como una doctrina que propone la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas. Promueve las libertades civiles y económicas, oponiéndose al absolutismo y al conservadurismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho como la democracia representativa y la división de poderes.

Desde sus primeras formulaciones, el pensamiento político liberal se ha fundamentado sobre tres grandes ideas:[3]

  1. Los seres humanos son racionales y poseen derechos individuales inviolables, entre ellos, el derecho a configurar la propia vida en la esfera privada con plena libertad, y los derechos a la propiedad y a la búsqueda de la felicidad. Esto se basa en los tres derechos naturales de John Locke: vida, libertad y propiedad privada.
  2. El gobierno y, por tanto, la autoridad política deben resultar del consentimiento de las personas libres, debiendo regular la vida pública sin interferir en la esfera privada de los ciudadanos.
  3. El Estado de derecho obliga a gobernantes y gobernados a respetar las reglas, impidiendo el ejercicio arbitrario del poder.

El liberalismo fue un movimiento de amplia proyección (económica, política y filosófica) que defendía como idea esencial el desarrollo de la libertad personal individual como forma de conseguir el progreso de la sociedad.

Aboga principalmente por:[cita requerida]

El liberalismo está inspirado en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente.

El liberalismo europeo del siglo XX ha hecho mucho hincapié en la libertad económica, abogando por la reducción de las regulaciones económicas públicas y la no intervención del Estado en la economía. Este aspecto del liberalismo ya estuvo presente en algunas corrientes liberales del siglo XIX opuestas al absolutismo y abogó por el fomento de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo. Durante la segunda mitad del siglo XX, la mayor parte de las corrientes liberales europeas estuvieron asociadas a la comúnmente conocida como derecha política.

Debe tenerse en cuenta que el liberalismo es diverso y existen diferentes corrientes dentro de los movimientos políticos que se autocalifican como "liberales"

Características

Sus características principales son :

Liberalismo social y económico

Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga en 1831, quienes intentaron sin éxito acabar con la política absolutista de Fernando VII. Óleo de Antonio Gisbert Pérez (1834-1901).

El liberalismo normalmente incluye dos aspectos interrelacionados: el social y el económico. El liberalismo social es la aplicación de los principios liberales en la vida política de los individuos, como por ejemplo la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales, existiendo plena libertad de expresión y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas ya sean de carácter amistoso, amoroso o sexual, así como en aspectos de moralidad.

Esta negativa permitiría (siempre y cuando sea sometida a aprobación por elección popular usando figuras como referendos o consultas públicas, ya que dentro del liberalismo siempre prevalece el Estado de derecho y este en un Estado democrático se lleva a su máxima expresión con la figura del sufragio) la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por parte del Estado (es decir, este se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera), la liberalización de la enseñanza, etc. Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes que defienden con mayor o menor intensidad diferentes propuestas.

El liberalismo económico es la aplicación de los principios liberales en el desarrollo material de los individuos, como por ejemplo la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos, impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y reducción de la regulación sobre comercio, producción, etc. Según la doctrina liberal, la no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un marco de competencia, sin restricciones ni manipulaciones de diversos tipos. Esto significa neutralizar cualquier tipo de beneficencia pública, como aranceles y subsidios, a favor de la ganancia de cada persona mediante el trabajo, favoreciendo la meritocracia y la producción.

La disolución del gobierno y el derecho a la resistencia: Locke, Kant y Rawls

Para Locke[6]​ la sociedad es una creación humana, es decir por consentimiento, debido a ello puede elegir a quien(es) gobierne(n). Sin embargo, como los miembros de la sociedad o dicho de otro modo, los miembros del cuerpo político decidieron a quien elegir, por cuanto tiempo y bajo qué condiciones, si quienes gobiernan contravienen los principios del gobierno y los derechos del pueblo, el poder debe regresar a sus manos originarias.

El pueblo no está obligado a obedecer cuando se infringen las normas “Locke se refiere en todo momento a la pérdida de autoridad, a la ilegalidad como condición de posibilidad de la disolución del gobierno, ante la cual se habilita la resistencia en forma legítima"[7]​ la pregunta es ¿podrá el pueblo sublevarse por cualquier cuestión que considere importante? La respuesta es NO, “Locke insiste en que el pueblo no se subleva por nimiedades, y es capaz de tolerar un gran número de injusticias. Sólo cuando las violaciones a la ley o a los fines de la sociedad se perpetúan en el tiempo los pueblos se resisten".[7]

Otro pensador clásico liberal fue Immanuel Kant, quien también estudia la conformación de la sociedad, la libertad y la sujeción al gobierno. Para Kant la libertad está directamente relacionada con el derecho del individuo de obedecer solo aquellas leyes en las que vea reflejada su propia voluntad legisladora.[8]​ Hasta este punto parece estar de acuerdo con Locke, pero si bien el pueblo es una suma de voluntades que pactan para una mejor forma de vida, «las ideas de voluntad general y de contrato no implican, en este marco, el reconocimiento de derechos inalienables del pueblo, sino que son asumidas, en todo caso, como criterios que permiten al legislador dictar leyes tales que hubiesen podido ser aceptadas por la voluntad unida de todo un pueblo».[8]

Si bien el pueblo tiene derechos, estos se pueden y deben enajenar en el momento que se conforma un gobierno, mismo que se vuelve su representante que puede diseñar y ejecutar leyes pensando en el bienestar del mismo. De ahí que «Para que una ley sea considerada legítima (y pueda reclamar el consentimiento de aquellos que se someten a ella), no es preciso que sea el pueblo reunido en asamblea quien dicte tal ley, ni tampoco es necesario que éste preste su consentimiento efectivo: si una ley es de tal índole que resulte imposible que todo un pueblo pueda otorgarle su aprobación, entonces no es legítima, pero con que sea solo posible que alguna vez el pueblo prestara su conformidad a dicha ley establecida, entonces ésta puede ser considerada justa».[8]

Luego entonces, para poder contar con un gobierno justo quienes lo eligen, deben conocer las cualidades y capacidades de sus elegidos, porque de acuerdo a Kant, una vez electos, no hay marcha atrás. ¿Perdió algo el liberalismo? Así es, la posibilidad de desobediencia civil.

Ahora bien, ¿Es aplicable la desobediencia civil en tiempos contemporáneos? ¿Qué dicen los nuevos abanderados del liberalismo?

Actualmente, la sociedad se encuentra inmersa en la injusticia, la pobreza y la desigualdad; que se han extendido de una manera vertiginosa. De ahí que los estudiosos de las ciencias sociales retomen al liberalismo como salida o resolución de un problema que se está agravando. Ellos sostienen «que las situaciones de pobreza extrema y miseria existentes en los países del mundo subdesarrollado constituyen un problema de justicia económica global».[9]​ Una de las propuestas de John Rawls, máximo exponente del liberalismo actual, es la implementación de políticas de asistencia social, pero de ninguna manera cambiar el sistema económico.[9]

Según Rawls, los problemas sociales actuales nada tienen que ver que las estructuras económicas internacionales, más bien son problemas locales, que los gobiernos internos han sido incapaces de resolver.[9]

Contrario a la mayoría de los pensadores clásicos, que procuran explicar las condiciones sociopolíticas de su tiempo, pensadores contemporáneos como Rawls buscan justificar el sistema económico actual. Así pues, nos encontramos con dos posturas: una que defiende la posición del pueblo y otro que defiende la posición del gobierno.

Teorías del óptimo social: Liberalismo benthamiano y paretiano

Monumento a los liberales del siglo XIX situado en el barrio Agra del Orzán, La Coruña, España.

Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por Jeremías Bentham y Wilfredo Pareto propusieron otras dos concepciones para el cálculo de un óptimo de satisfacción social.

En el cálculo económico se diferencian varias corrientes del liberalismo. En la clásica y neoclásica se recurre con frecuencia a la teoría del homo œconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio se ideó el gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas. Es decir, en un equilibrio determinado.

Sin embargo, existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción se ha de trasladar a una determinada sociedad. Cuando se tiene que elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.

Según Wilfredo Pareto, la satisfacción de que goza una persona es absolutamente incomparable con la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal, lo que supone que no se puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna manera distribuciones diferentes. Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones y a la elaboración de una única gráfica de satisfacción social.

En el modelo paretiano, una sociedad alcanzaba la máxima satisfacción posible cuando ya no se le podía dar nada a nadie sin quitarle algo a otro. Por lo tanto, no existía ninguna distribución óptima de la renta. Un óptimo de satisfacción de una distribución absolutamente desigual sería, a nivel social, tan válido como uno de la más absoluta igualdad (siempre que estos se encontrasen dentro del criterio de óptimo paretiano).

No obstante, para igualitaristas como Bentham no valía cualquier distribución de la renta. El que los humanos seamos en esencia iguales y la comparabilidad de las satisfacciones llevaba necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de la ley de los rendimientos decrecientes.

Principales corrientes liberales y derivadas de estas

El liberalismo, en origen, defiende la libertad individual y económica, siendo reacio a un estado fuerte (antiestatismo) y a gravar con altos impuestos a los ciudadanos. Sin embargo, a partir de esta doctrina, han surgido numerosas variantes. A continuación, se presentan las principales, organizadas de menor a mayor regulación (desde aceptar cierto nivel de gobierno, hasta no aceptarlo en absoluto, que ya se considera anarquismo más que liberalismo):

*Nota: se ha omitido en esta escala el neoliberalismo, puesto que su criterio distintivo no es ideológico, sino cronológico (aunque hay divergencia de opiniones, la acepción más generalizada es que es el mismo liberalismo tradicional, adaptado al tiempo actual).

  • Socioliberalismo: defiende la compatibilidad de la libertad individual con el Estado y el bienestar y desarrollo sociales. Para este movimiento, la función del Estado es garantizar la igualdad de oportunidades evitando abusos y monopolios, y fomentando el desarrollo personal y la libertad de todos los ciudadanos, pero en ningún caso sustituyéndolos en la toma de decisiones. 
  • Liberalismo clásico (en ocasiones también llamado libertarianismo, por adaptación del inglés libertarianism, no confundir con liberalism): los libertaristas defienden el liberalismo puro, en contraposición al liberalismo del siglo XXI, frecuentemente aliado político de partidos conservadores hasta el punto en que se han llegado a considerar equivalentes en algunos países.[10][11]​ Los libertarios defienden un Estado mínimo y amplias libertades individuales, así como el capitalismo. No obstante, puede admitir como una de las pocas funciones del Estado defender al individuo frente a las prácticas monopolistas y acumulativas que pongan en riesgo su libertad.[cita requerida]
  • Minarquismo: este movimiento defiende el Estado mínimo, es decir, que un gobierno mínimo es necesario para preservar la libertad, pero restringiéndose a sus funciones "mínimas" de "vigilante" [cita requerida](principalmente, tribunales, policía, prisiones, y fuerzas de defensa), sin intervenir en la economía, aceptando impuestos solo para casos muy particulares.
  • Anarcocapitalismo (también denominado austroanarquismo o voluntarismo): promueve la soberanía total del individuo siendo este poseedor de Derechos naturales inviolables a cualquier nivel. El anarcocapitalista rechaza la cualidad principal de un Estado, su capacidad imperativa y coactiva. Además, no reconoce la validez del Contrato Social desarrollado por Rousseau. Se relaciona a menudo con el anarquismo individualista (que enfatiza la autonomía del individuo, sosteniendo que cada uno es su propio dueño y solo interactuando con los otros a través de la asociación voluntaria, frente a las formas organizadas del anarcosocialismo) y el Mutualismo moderno. Se trata un sistema político-filosófico donde los agentes individuales determinan libremente las estructuras económicas y sociales a las que se suscriben. Un error común fuera de la academia, derivado de su denominación, es la extendida creencia de que dicho sistema obliga a adoptar un rol laboral empresario-trabajador o una estructura concreta. Los anarcocapitalistas no se oponen a ninguna formulación política o forma de vida siempre que esta sea voluntaria y no impuesta sobre los individuos. En síntesis, no establece formas organizativas sino ausencia coactiva bajo el principio de no agresión.

Véase también

Principales obras

Referencias

  1. Kirchner, Emil. Liberal parties in Western Europe, página 3. Cambridge: Cambridge University Press, 1988. ISBN 0-521-32394-0.
  2. Laje / Milei / Marquez - Nuevos ataques a la Libertad - Conferencia Completa, consultado el 5 de enero de 2020 .
  3. Sodaro, Michael J. Sodaro: política y ciencia. McGraw-Hill/Interamericana De España, S. A. p. 21. ISBN 9788448143749. 
  4. Enciclopedia-juridica.biz14.com. «Libertad de pensamiento». www.enciclopedia-juridica.biz14.com. Consultado el 18 de diciembre de 2016. 
  5. «Foro permanente de participación ciudadana». 
  6. «Biografia de John Locke». www.biografiasyvidas.com. Consultado el 18 de diciembre de 2016. 
  7. a b Severo Chumbita, Joan (mayo de 2014). «La configuración del pueblo en la resistencia. Un abordaje contemporáneo sobre la obra de John Locke». Revista SAAP. Publicación de Ciencia Política de la Sociedad Argentina de Análisis Político. Consultado el 24 de agosto de 2016. 
  8. a b c Beade, Ileana P. «Consideraciones acerca de la concepción kantiana de la libertad en sentido político». Revista de Filosofía 65: 25-41. ISSN 0718-4360. doi:10.4067/S0718-43602009000100002. Consultado el 24 de agosto de 2016. 
  9. a b c Rodas, Francisco Cortés (abril de 2010). «Una crítica a las teorías de justicia global: al realismo, a Rawls, Habermas y Pogge». Ideas y Valores 59: 93-110. ISSN 0120-0062. Consultado el 24 de agosto de 2016. 
  10. «Untangling the Liberalism-Conservatism Continuum». ResearchGate (en inglés). Consultado el 23 de abril de 2017. 
  11. Kerr, W. A. (1 de enero de 1944). «Correlates of Politico-Economic Liberalism-Conservatism». The Journal of Social Psychology (en inglés) 20 (1): 61-77. ISSN 1940-1183. doi:10.1080/00224545.1944.9918831. Consultado el 23 de abril de 2017. 

Bibliografía

Enlaces externos