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En el año [[70]] llegó a Masada un nuevo grupo de sicarios y sus familias, liderado por [[Simón bar Giora]], y que habían sido expulsados de [[Jerusalén]] poco antes del asedio y destrucción de la capital judía por parte de [[Tito Flavio Sabino Vespasiano|Tito]], hecho con el cual concluía prácticamente la Primera Guerra Judeo-Romana. Sólo subsistían tres fortalezas desafiantes al poder romano: [[Herodión]], [[Maqueronte]] y la propia Masada, desde la cual se lanzaron numerosos asaltos contra unidades romanas e incluso aldeas judías durante los dos años siguientes.
En el año [[70]] llegó a Masada un nuevo grupo de sicarios y sus familias, liderado por [[Simón bar Giora]], y que habían sido expulsados de [[Jerusalén]] poco antes del asedio y destrucción de la capital judía por parte de [[Tito Flavio Sabino Vespasiano|Tito]], hecho con el cual concluía prácticamente la Primera Guerra Judeo-Romana. Sólo subsistían tres fortalezas desafiantes al poder romano: [[Herodión]], [[Maqueronte]] y la propia Masada, desde la cual se lanzaron numerosos asaltos contra unidades romanas e incluso aldeas judías durante los dos años siguientes.


[[Archivo:MasadaCastra.JPG|thumb|275px|Restos del campamento E y de la muralla de circunvalación de '''Masada'''.]]
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En el año [[72]], hastiado por los problemas que suponía la existencia de una Masada aún rebelde, el gobernador romano de Judea [[Lucio Flavio Silva]] marchó hacia la fortaleza dispuesto a asediarla con un ejército compuesto por una [[legión romana]] (la ''[[Legio X Fretensis]]''), cuatro [[Cohorte romana|cohortes]] [[Tropas auxiliares romanas|auxiliares]] (una ''miliaria'' y otra ''equitata'') y dos [[alae]] de caballería.<ref>{{cita publicación |apellido= Cordente Vaquero |nombre= Félix |año= 1992 |título= La toma de Masada: ejemplo de eficacia de la técnica poliorcética en el ejército romano |publicación= [http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modulos.php?name=Revistas2&id=GERI Revista Gerión] |número= 10 |páginas= 155-171 |issn= 0213-0181 |url= http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ghi/02130181/articulos/GERI9292110155A.PDF |idioma= español | formato= PDF |fechaacceso=7 de noviembre de 2008}}</ref> Para albergar estas tropas dispuso la creación de ocho [[Campamento romano|campamentos]] que rodearan la fortaleza, ubicados tanto en la planicie occidental como en la llanura costera oriental, que pudieran acoger un total de 15.000 efectivos, entre legionarios, auxiliares, seguidores y prisioneros judíos esclavizados. También se erigió una muralla que rodeara la fortaleza (similar a la que se levantó rodeando [[Jerusalén]] años atrás), de tres kilómetros de longitud y tres metros de altura en origen, y en la actualidad reducida a la mitad debido a la intensa erosión que existe en la zona, un efecto también apreciable en los muros de los campamentos. Las labores de construcción de las murallas estaban reservadas a los legionarios: al ser una labor muy específica y fundamental para el éxito del [[asedio]], Silva sólo empleó soldados de confianza, dejando a los esclavos y a los auxiliares otros menesteres, como el aprovisionamiento de agua y otras labores de mantenimiento general.
En el año [[72]], hastiado por los problemas que suponía la existencia de una Masada aún rebelde, el gobernador romano de Judea [[Lucio Flavio Silva]] marchó hacia la fortaleza dispuesto a asediarla con un ejército compuesto por una [[legión romana]] (la ''[[Legio X Fretensis]]''), cuatro [[Cohorte romana|cohortes]] [[Tropas auxiliares romanas|auxiliares]] (una ''miliaria'' y otra ''equitata'') y dos [[alae]] de caballería.<ref>{{cita publicación |apellido= Cordente Vaquero |nombre= Félix |año= 1992 |título= La toma de Masada: ejemplo de eficacia de la técnica poliorcética en el ejército romano |publicación= [http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modulos.php?name=Revistas2&id=GERI Revista Gerión] |número= 10 |páginas= 155-171 |issn= 0213-0181 |url= http://www.ucm.es/BUCM/revistas/ghi/02130181/articulos/GERI9292110155A.PDF |idioma= español | formato= PDF |fechaacceso=7 de noviembre de 2008}}</ref> Para albergar estas tropas dispuso la creación de ocho [[Campamento romano|campamentos]] que rodearan la fortaleza, ubicados tanto en la planicie occidental como en la llanura costera oriental, que pudieran acoger un total de 15.000 efectivos, entre legionarios, auxiliares, seguidores y prisioneros judíos esclavizados. También se erigió una muralla que rodeara la fortaleza (similar a la que se levantó rodeando [[Jerusalén]] años atrás), de tres kilómetros de longitud y tres metros de altura en origen, y en la actualidad reducida a la mitad debido a la intensa erosión que existe en la zona, un efecto también apreciable en los muros de los campamentos. Las labores de construcción de las murallas estaban reservadas a los legionarios: al ser una labor muy específica y fundamental para el éxito del [[asedio]], Silva sólo empleó soldados de confianza, dejando a los esclavos y a los auxiliares otros menesteres, como el aprovisionamiento de agua y otras labores de mantenimiento general.



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Asedio de Masada
la Primera Guerra Judeo-Romana
Fecha Finales del 72 - principios del 73
Lugar Masada, en el actual Israel
Coordenadas 31°18′56″N 35°21′14″E / 31.315555555556, 35.353888888889
Resultado Victoria romana decisiva
Beligerantes
Sicarios judíos Imperio romano
Comandantes
Eleazar ben Ya'ir Lucio Flavio Silva
Fuerzas en combate
960 (Flavio Josefo) 15.000
Bajas
953 (Flavio Josefo) Desconocidas
Masada

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

Palacio de Herodes en Masada
Localización
País IsraelBandera de Israel Israel
Coordenadas 31°18′56″N 35°21′14″E / 31.315555555556, 35.353888888889{{#coordinates:}}: no puede tener más de una etiqueta principal por página
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios iii, iv, vi
Identificación 1040
Región Europa y América del Norte
Inscripción 2001 (XXV sesión)

Masada (también escrito como Massada o Masadá, romanización del hebreo מצדה, Metzada, de מצודה, metzuda, "fortaleza") es el nombre que recibe un conjunto de palacios y fortificaciones situado en la cumbre amesetada de una montaña aislada en la región oriental del desierto de Judea, próxima a la costa sudoccidental del Mar Muerto, y dentro de los límites del Distrito Meridional de Israel, a 18 km al sur del oasis de Ein Gedi.

Masada es conocida por su destacada importancia durante la Primera Guerra Judeo-Romana (también conocida como la Gran Revuelta Judía), cuando el asedio de la fortaleza por parte de las tropas del Imperio romano condujo finalmente a sus defensores a realizar un suicidio colectivo cuando advirtieron que la derrota era inminente. En la actualidad, Masada es un importante sitio turístico, a la vez que posee un importante significado para el nacionalismo judío, como símbolo de su última resistencia como nación antes de la Diáspora. La fortaleza de Masada y su entorno fueron declarados Parque Nacional de Israel en 1966, formando parte de la Reserva Natural del Desierto de Judea desde 1983, y del Patrimonio de la humanidad de la Unesco desde el año 2001.

Geografía

La altura de Masada es de 450 metros sobre el nivel del Mar Muerto (50 metros sobre el nivel del Mar Mediterráneo), y las dimensiones de la meseta que hay en su cumbre son de 600 m de longitud y 300 m de anchura, conformando un espacio romboidal cuya superficie es de 9,3 hectáreas. La meseta se encuentra separada de la planicie por dos ramblas, denominadas actualmente Nahal Masada y Nahal Ben Ya'ir en hebreo (los antiguos uadis Sebbeh y Nimrein en árabe), situados al sur y al norte respectivamente.

Los acantilados del borde oriental miden 400 metros de altura, mientras que los del lado occidental miden 100 m, lo que origina que los dos únicos accesos naturales a la cima sean muy complicados: el denominado Camino de la Serpiente (así llamado por lo sinuoso de su trazado, restaurado en 1954) en su lado oriental y el Camino de la Roca Blanca en su lado occidental, sobre el cual fue construida la rampa de acceso que utilizó el ejército romano para el asalto a la fortaleza.

La cumbre de la meseta estaba bordeada en todos sus flancos (salvo por el lado septentrional) por una muralla conformada por un doble paramento de piedra, distando ambos muros unos cuatro metros, y definiendo así cámaras interiores habitables. El parapeto discurría sobre el borde de Masada a lo largo de 1.400 m, con una altura variable aunque no mayor de cinco metros, y con setenta casamatas, treinta y siete bastiones (de hasta 22 metros de altura) y cuatro puertas de acceso, mirando la principal hacia el Oeste. Dentro del perímetro amurallado se encontraban el palacio de Herodes, una armería, varios barracones, almacenes y varias entradas a cisternas subterráneas que recogían la preciada agua de lluvia, con una capacidad de hasta 40.000 metros cúbicos.

Historia

Varios historiadores clásicos mencionan la existencia de Masada: Estrabón utiliza la forma corrupta Μοασάδα,[1]​ mientras que Plinio romaniza el nombre a Masada.[2]​ No obstante, es el historiador judeorromano Flavio Josefo quien proporciona una significativa información histórica en su obra La guerra de los judíos,[3]​ escrita en griego clásico y donde utiliza las formas Μασάδα, Μασαδά y Μεσάδα. Según narra Josefo, la fortaleza fue originalmente establecida por el sumo sacerdote Jonathán, identificado con el rey asmoneo Alejandro Janneo (103-76 a. C.) y que no debe ser confundido con Jonathán, uno de los hermanos de Judas Macabeo. El hallazgo de varias monedas y enyesados dentro de algunas cisternas de la época de Janneo son las únicas evidencias arqueológicas que confirmarían la identidad de su fundador. En este tiempo, Masada era un discreto refugio, sin llegar a poseer la importancia que tendría un siglo más tarde.

La época de Herodes

Años más tarde, tras la conquista romana de Judea por Pompeyo, Herodes utilizó la fortaleza de Masada para albergar a su madre Cypros, su prometida Mariamne y su hermana Salomé durante la invasión parta del año 40 a. C. de Judea, antes de dirigirse hacia Roma para solicitar apoyo contra esta invasión. La familia de Herodes, apoyada por una guarnición de 800 defensores liderada por su hermano José,[4]​ tuvo que afrontar un asedio de las fuerzas partas, llegando casi a perecer de sed, cuando fueron salvados por una lluvia providencial que llenó las cisternas la noche anterior a una arriesgada huida que habían decidido efectuar hacia territorio nabateo.

En Roma, Herodes fue designado rey de Judea gracias a su resistencia a la invasión parta, tras lo cual volvió a Judea y, tras una breve guerra civil, en el 37 a. C. consiguió controlar toda la provincia. Tras percatarse de la importancia de Masada, Herodes decidió fortificarla entre los años 37 y 31 a. C., ante la amenaza que suponía el incipiente expansionismo de la vecina reina Cleopatra VII de Egipto, amparada por el triunviro Marco Antonio. Asimismo, otra de las funciones de Masada fue como refugio frente a su propio pueblo, ya que los judíos nacionalistas detestaban a Herodes por ser de origen idumeo, por restablecer el dominio romano y por eliminar a los últimos asmoneos.

Aprovechando sus excelentes condiciones geográficas (aislada en el desierto de Judea y alejada de núcleos habitados) y sus defensas naturales, Herodes dotó a la meseta de una muralla a lo largo de su perímetro, además de erigir una amplia torre en el sendero occidental que custodiara el acceso, unos 400 metros antes de la meseta. También construyó un palacio para disponer del refugio como lugar de descanso personal y para albergar visitas de otros dignatarios que pudieran disfrutar con las impresionantes vistas del desierto de Judea, del oasis de Ein Gedi, del Mar Muerto y de las montañas de Moab.

La Primera Guerra Judeo-Romana

En el año 66 d. C. dio comienzo la Primera Guerra Judeo-Romana debido a las tensiones religiosas entre judíos y griegos. La principal fuente de información es la mencionada La guerra de los judíos del historiador Flavio Josefo. Es una obra que debe tomarse con cierta cautela debido a su carácter apologético, suponiendo no obstante la única fuente coetánea existente que narra los acontecimientos acaecidos durante ese conflicto. Respecto a Masada, Josefo se hallaba en Roma en el momento de la caída de la fortaleza, y no fue por tanto testigo directo de la misma, a diferencia de la toma de Jerusalén. No obstante, usó como fuentes directas los commentarii oficiales de la contienda y los relatos de los supervivientes.

Según Josefo, los zelotes (kana'im, "celosos de Dios") fueron el grupo principal que llevó el peso de la sublevación para liberar la provincia de Judea de la dominación romana. Otro de los grupos que también se sublevó fue el de los sicarios (en latín sicarii), rivales no obstante de los zelotes y otros grupos judíos, que usaban el asesinato y el pillaje para lograr sus objetivos, siendo uno de los grupos más extremistas; según Josefo, constituían una escisión de los propios zelotes.

De esta forma, en el mismo año de la rebelión, un grupo de rebeldes sicarios liderados por un tal Menájem asaltó y aniquiló a la guarnición romana, compuesta por una cohorte de la Legio III Gallica (acuartelada en Samosata,[5]​ a orillas del Éufrates), que se hallaba estacionada en Masada desde la deposición de Herodes Arquelao (6 d. C.). Los sicarios encontraron en la fortaleza un arsenal suficiene para equipar un ejército de diez mil hombres, e importantes reservas de metal (hierro sin trabajar, bronce y plomo) para fabricar nuevas armas y municiones. Los almacenes estaban surtidos de trigo, leguminosas, aceite, dátiles y vino (bien conservados gracias al ambiente árido del desierto circundante), los fértiles huertos interiores podían proporcionar alimentos frescos, y los canales excavados en la roca calcárea capturaban y conducían el agua de lluvia a las cisternas subterráneas. La fortaleza estaba por tanto preparada para resistir un sitio prolongado.

El sitio de Masada

En el año 70 llegó a Masada un nuevo grupo de sicarios y sus familias, liderado por Simón bar Giora, y que habían sido expulsados de Jerusalén poco antes del asedio y destrucción de la capital judía por parte de Tito, hecho con el cual concluía prácticamente la Primera Guerra Judeo-Romana. Sólo subsistían tres fortalezas desafiantes al poder romano: Herodión, Maqueronte y la propia Masada, desde la cual se lanzaron numerosos asaltos contra unidades romanas e incluso aldeas judías durante los dos años siguientes.

Restos del campamento E y de la muralla de circunvalación de Masada.

En el año 72, hastiado por los problemas que suponía la existencia de una Masada aún rebelde, el gobernador romano de Judea Lucio Flavio Silva marchó hacia la fortaleza dispuesto a asediarla con un ejército compuesto por una legión romana (la Legio X Fretensis), cuatro cohortes auxiliares (una miliaria y otra equitata) y dos alae de caballería.[6]​ Para albergar estas tropas dispuso la creación de ocho campamentos que rodearan la fortaleza, ubicados tanto en la planicie occidental como en la llanura costera oriental, que pudieran acoger un total de 15.000 efectivos, entre legionarios, auxiliares, seguidores y prisioneros judíos esclavizados. También se erigió una muralla que rodeara la fortaleza (similar a la que se levantó rodeando Jerusalén años atrás), de tres kilómetros de longitud y tres metros de altura en origen, y en la actualidad reducida a la mitad debido a la intensa erosión que existe en la zona, un efecto también apreciable en los muros de los campamentos. Las labores de construcción de las murallas estaban reservadas a los legionarios: al ser una labor muy específica y fundamental para el éxito del asedio, Silva sólo empleó soldados de confianza, dejando a los esclavos y a los auxiliares otros menesteres, como el aprovisionamiento de agua y otras labores de mantenimiento general.

Respecto a los accesos, sólo existían dos senderos que ascendían hasta la fortaleza. Uno de ellos, el Camino de la Serpiente, consistía en un angosto y escarpado sendero que ascendía sinuosamente por el flanco oriental a lo largo de 30 estadios (5,2 kilómetros), cuya estrechez y acusada pendiente imposibilitaba un asalto sobre Masada. El segundo acceso era otro angosto camino situado en el flanco occidental y custodiado desde la fortaleza, si bien Silva decidió que era la vía de acceso más lógica. De esta forma, después de numerosos y vanos intentos por abrir una brecha en las murallas de Masada, ordenó construir una rampa (agger) que ascendiera hasta su lado occidental, desde un promontorio denominado la Roca Blanca (Λευκέ), situado a 300 codos (unos 150 m) por debajo de la cumbre de Masada. La construcción duró varias semanas, tras utilizar miles de toneladas de piedras y tierra apisonada ubicadas sobre el propio sustrato geológico,[7]​ conformando así una de las mayores estructuras de asedio conocidas en época romana. Finalmente la rampa alcanzó unos 196 m de base y 100 m de altura, con un 51% de pendiente. Josefo no registra ninguna acción importante de los sicarios para impedir el avance romano, a diferencia de lo ocurrido en otros asedios anteriores contra fortalezas judías como en Maqueronte, y cuya causa podría ser la progresiva falta de medios de los sicarios para combatir al ejército sitiador romano. También se ha especulado con la posibilidad de que la rampa hubiera sido erigida por los esclavos judíos del ejército romano, por lo cual los sicarios se habrían mostrado reacios a atacar a otros judíos debido a sus creencias.

El asalto

Vista hacia abajo del agger erigido por el ejército romano.

Unos tres meses después de haberse iniciado su construcción, y siete meses después de iniciarse el asedio, la rampa fue finalmente finalizada en la primavera del año 73, contando en su cumbre con una plataforma cuadrada de 22 metros de lado. Sobre ella se situó una torre de asedio (reforzada con hierro y de unos 30 metros de altura) junto al exterior de la muralla de Masada, y mientras los artilleros de los pisos superiores de la torre disparaban sus escorpiones y ballistas para mantener el parapeto libre de sicarios, un ariete situado en el piso inferior de la torre golpeaba continuamente la muralla hasta que se consiguió abrir una brecha. Sin embargo, los legionarios descubrieron que los sicarios habían construido una segunda muralla a continuación del parapeto exterior. Cuando el ariete comenzó a golpear esta segunda muralla, los romanos comprobaron que había sido erigida con capas alternas de piedras y madera, de forma que ésta absorbía los golpes del ariete e incluso se fortalecía así, tal como Julio César había comprobado en sus asedios en las Galias un siglo antes; es ésta la razón por la cual este tipo de estructura recibió el nombre de muralla gala (murus gallicus) desde entonces.

La tarde del 2 de mayo, Silva canceló las embestidas del ariete y envió a un grupo de hombres armados con antorchas para incendiar la muralla interior, que comenzó a arder rápidamente a lo largo de la estructura. No obstante, comenzó a soplar un fuerte viento desde el norte y de cara al ejército romano, que amenazó la maquinaria de asedio hasta que cambió de sentido y avivó las llamas, lo cual fue interpretado como un buen augurio. Entonces Silva ordenó montar una fuerte guardia que custodiara la muralla incendiada, para así evitar que los judíos escaparan por la noche a través de la brecha, ya que su intención era lanzar el asalto definitivo al día siguiente.

Dentro de Masada, los sicarios fueron conscientes de que el asalto final del ejército romano llegaría con el nuevo día. Según el relato de Josefo, el líder de los sicarios, Eleazar ben Ya'ir, reunió esa noche a sus hombres en el palacio occidental, pronunciando un discurso donde propuso darse muerte ellos mismos para evitar ser hechos prisioneros y vendidos como esclavos. De esta forma, dado que el suicidio como tal era denostado por las leyes del judaísmo, los hombres mataron a sus familias, y posteriormente eligieron por suertes a diez de ellos para quitar la vida al resto. Finalmente, entre estos diez eligieron de nuevo a uno que acabó con la vida de los demás, y antes de darse muerte prendió fuego a la fortaleza, excepto a los depósitos de víveres, para así demostrar a sus enemigos que actuaban por resolución, no por desesperación. Era el decimoquinto día de Nisán, el primer día de Pésaj.

La mañana del 3 de mayo los legionarios romanos colocaron pasarelas sobre la muralla incendiada e irrumpieron en la fortaleza, preparados para combatir a los sicarios, mas toparon con un silencio sepulcral y la visión del fuego y de los cuerpos sin vida de sus enemigos. Únicamente hallaron con vida a una anciana y una mujer, parienta de Eleazar, que se habían refugiado junto a sus hijos en una de las galerías subterráneas que conducía a las cisternas, siendo quienes relataron las últimas palabras que el líder sicario pronunció a sus hombres. Impresionados por la resolución de los sicarios, los romanos perdonaron la vida a los supervivientes, escribiendo Josefo sobre este episodio:

Cuando allí se toparon con el montón de muertos, no se alegraron, como suele ocurrir con los enemigos, sino que se llenaron de admiración por la valentía de su resolución y por el firme menosprecio de la muerte que tanta gente había demostrado con sus obras.[8]

Masada tras la conquista

Con la conquista del último bastión rebelde que significaba Masada concluyó la Primera Guerra Judeo-Romana. Tras la caída de la fortaleza, y pacificado todo el territorio de Judea, Silva replegó las tropas hasta Cesarea, dejando estacionada una unidad auxiliar en la meseta de Masada. Este acantonamiento se mantuvo regularmente hasta principios del siglo II, trasladándose entonces la guarnición al rehabilitado campamento F (el principal de Silva), que habría llegado a formar parte del Limes Arabicus en época de Diocleciano, tres siglos más tarde.

Después de su abandono, Masada permaneció deshabitada hasta principios del siglo V, cuando fue visitada por San Eutimio y su discípulo Domiciano,[9]​ quienes erigieron en su cumbre una capilla que sería más tarde el núcleo de un pequeño monasterio del tipo laura,[10]​ perteneciente a una pequeña comunidad eremita de monjes bizantinos; algunos investigadores identifican este lugar con el topónimo Marda que aparece mencionado en algunas fuentes canónicas.[11]​ La conquista árabe supuso el fin de esta comunidad y el abandono definitivo de Masada a mediados del siglo VII, con una posible ocupación esporádica durante la época de las Cruzadas. Desde entonces, la ubicación del histórico sitio cayó en el olvido.

Masada en época moderna

A partir del siglo XIX, con el paulatino auge de la disciplina arqueológica, se produjeron avances en la localización de la fortaleza. En 1807 el explorador alemán Ulrich Seetzen avistó la meseta (conocida como es-Sebbeh en árabe) durante un viaje en barco por el Mar Muerto, identificándola erróneamente con la bíblica ciudad de Zif,[12]​ ubicada en la actualidad en Tel Zif, cerca de Pnei Hever, a 7 km al sureste de Hebrón.[13]​ Fue en 1838 cuando dos estadounidenses, el teólogo y explorador Edward Robinson y el misionero Eli Smith, ubicaron correctamente Masada desde el oasis de Ein Gedi con la ayuda de un telescopio, un hallazgo que fue posteriormente confirmado por el geógrafo Carl Ritter.[14]

El interés por Masada fue en aumento desde entonces. En 1842 el misionero estadounidense Samuel Wolcott ascendió hasta su cumbre acompañado del pintor inglés W. Tipping, quien estaba realizando ilustraciones para una versión inglesa de La guerra de los judíos de Flavio Josefo. Wolcott realizó la primera descripción moderna de la fortaleza, muy completa en sus detalles y que confirmaba muchos de los datos que describiera el autor judeorromano dieciocho siglos antes.

Félicien de Saulcy visitó Masada en enero de 1851, trazando el primer plano de la fortaleza y del sistema de fortificaciones romano, identificando el agger y localizando restos de mosaicos en una edificación bizantina, aunque erró al situar el Camino de la Serpiente en la ladera septentrional. El 24 de enero de 1858 ascendió a la meseta Emmanuel Guillaume Rey, quien trazó un nuevo plano, más preciso que el primero, aunque con algunos errores de identificación en los edificios, si bien ubicó correctamente el palacio de Herodes en la terraza superior septentrional. Otro erudito que visitó Masada en esta época fue Henry Baker Tristram, quien tras sus dos viajes de 1864 y 1871 dibujó un nuevo plano de la fortaleza que recogía con detalle las edificaciones septentrionales, aunque el resto fue esbozado de memoria como un croquis.

En 1867 el entonces capitán británico Charles Warren visitó Masada, interesado en la arqueología bíblica como miembro de la Palestine Exploration Fund (PEF); fue el primero en identificar correctamente el Camino de la Serpiente en la ladera oriental, ascendiendo a la cumbre por este lado. Varios años después, en marzo de 1875, otro miembro de la PEF, el ingeniero militar británico Claude Reignier Conder, visitó Masada describiéndola con detalle, identificando el palacio occidental como el "palacio colgante" que mencionara Josefo, y trazando el plano más realista de los dibujados hasta ese momento.

El ingeniero alemán G.D. Sandel descubrió en 1902 el sistema de captación de aguas, identificando las dos filas de cuevas del acantilado noroeste como cisternas, que recibían el agua de lluvia mediante canales de conducción. En 1909 Alfred von Domaszewski reseñó el sistema de asedio romano en su obra Die Provincia Arabia, centrándose en los campamentos B y C. El conocimiento sobre los campamentos romanos fue ampliado con las fotografías aéreas tomadas por la RAF entre 1924 y 1928, y sobre todo gracias a los trabajos de Adolf Schulten, quien permaneció en Masada durante todo un mes del año 1932 estudiando la arquitectura militar romana, aunque también analizó la superficie de la meseta, asumiendo la errónea idea de Conder sobre el palacio occidental.

La traducción de La guerra de los judíos de Flavio Josefo al hebreo por Jacob Simchoni (Varsovia, 1923) y la publicación en 1927 del poema Masada del inmigrante de origen ucraniano Isaac Lamdan acercaron el conocimiento sobre Masada a la creciente comunidad judía de Palestina. Tras la guerra de independencia de Israel y la consolidación del nuevo Estado, el interés por investigar la fortaleza y convertirla en un referente para el pueblo judío se vio finalmente reflejado en las primeras actuaciones efectuadas en 1953, con el descubrimiento del Camino de la Serpiente y el palacio septentrional por parte de Shmarya Gutmann, Micha Livneh y Zeev Meshel.

Controversias sobre Masada

Según Nachman Ben-Yehuda, siempre ha existido la tendencia entre los historiadores judíos a envilecer la rendición de Josefo frente a los romanos y su posterior romanización, así como a elevar la historia de Masada hasta cotas heroicas que sugirieran un paralelo histórico con la formación del actual Israel.[15]

Notas

  1. Estrabón (1932). «Libro XVII, Capítulo 2:44». Geografía (en inglés). trad. H. L. Jones. Loeb Classical Library. Consultado el 26 de septiembre de 2007. 
  2. Plinio el Viejo. «Libro V:73». Historia Natural (en latín). Consultado el 26 de septiembre de 2007. 
  3. Flavio Josefo (1999) Libro I: 237-238, 264-266, 286-287, 292-293; Libro II: 408, 433; Libro IV: 399-409, 505-507; Libro VII: 252-406
  4. Pachecho López, Carlos Javier (2004). «II Capítulo: Los partos atacan». Marco Antonio y la invasión pártica. Consultado el 18 de septiembre de 2007. 
  5. Egea Vivancos, Alejandro (2003). «Capítulo 14: De ciudades, castros y villae». 'Eufratense et Osrhoene': poblamiento romano en el Alto Éufrates sirio. InterClassica, Universidad de Murcia: Antigüedad y Cristianismo, número 22 (2005). p. 528. ISBN 84-8371-422-1. Consultado el 03-10-2009. 
  6. Cordente Vaquero, Félix (1992). «La toma de Masada: ejemplo de eficacia de la técnica poliorcética en el ejército romano» (PDF). Revista Gerión (10): 155-171. ISSN 0213-0181. Consultado el 7 de noviembre de 2008. 
  7. Gill, Dan (agosto de 1993). «A natural spur at Masada». Nature (en inglés) 364 (6438): 569-570. ISSN 0028-0836. doi:10.1038/364569a0. Consultado el 19 de septiembre de 2007. «Contrary to the prevailing opinion that the Roman assault ramp at Masada in Israel was entirely man-made, geological observations reveal that it consists mostly of natural bedrock.» 
  8. Flavio Josefo (1999) Libro VII: 406
  9. Yizhar Hirschfeld. «Euthymius and his monastery in the Judean Desert». Liber Annuus XLIII 1993 - Studium Biblicum Franciscanum (en inglés). Consultado el 7 de noviembre de 2008. 
  10. «Laura». New Advent (en inglés). Consultado el 11 de septiembre de 2007.  Descripción del monasterio semi-eremítico del tipo laura habitual en Palestina.
  11. Hirschfeld, Y. (1989)
  12. Josué. Menciones bíblicas de Zif (junto con Josué y I Samuel).
  13. «Jewish roots throughout Judea». Judea Magazine, nº 2.1 (en inglés). Consultado el 11 de septiembre de 2007.  Ubicación de Tel Zif, una de las 15 ciudades fortificadas de Roboam de Judá.
  14. Carl Ritter (1866). «Chapter V. Discursion V.». The comparative geography of Palestine and the Sinaitic Peninsula (en inglés) 3. trad. William Leonard Gage. p. 114. Consultado el 03-10-2009. «Smith and Robinson conjectured that it was the site of the city of Masada, a stronghold described by Josephus; and the suspicion was subsequently confirmed by the results of Wolcott's exploration of the place.» 
  15. «The Masada Myth». The Bible and Interpretation (en inglés). Consultado el 18 de septiembre de 2007. 

Bibliografía

Enlaces externos