Ir al contenido

Diferencia entre revisiones de «Panthera onca»

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Contenido eliminado Contenido añadido
Xqbot (discusión · contribs.)
m robot Añadido: cu:Ягуаръ; cambios triviales
Papel ecológico
Línea 119: Línea 119:
=== Papel ecológico ===
=== Papel ecológico ===
El jaguar adulto es un [[superpredador]], esto es, que se encuentra en lo más alto de la [[cadena trófica]] y no tiene predadores en estado salvaje. El jaguar también está considerado como [[especie clave]], teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos [[herbívoro]]s y [[granívoro]]s.<ref name=foodhabits/><ref name=PHOENIX>{{cita web | url = http://www.phoenixzoo.org/learn/animals/animal_detail.aspx?FACT_SHEET_ID=100018 | título = Jaguar (''Panthera onca'') | editorial = Phoenix Zoo |fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés}}</ref> Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto que tienen especies como el jaguar sobre los [[ecosistema]]s, pues es necesario comparar los datos de regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los efectos de la actividad humana. Hay consenso sobre que las especies de presas de tamaño medio aumentan su población cuando no hay superpredadores, y se supone que esto tiene efectos negativos en cascada.<ref name=MONGA>{{cita web | url = http://rainforests.mongabay.com/02keystone.htm | título = Structure and Character: Keystone Species | editorial = Mongabay.com / A Place Out of Time: Tropical Rainforests and the Perils They Face | autor = Rhett A. Butler |fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés}}</ref> Sin embargo, los estudios de campo ha mostrado que podrían ser variaciones naturales y que los incrementos de población podrían no ser sostenidos, por lo que la hipótesis de especie clave no está apoyada por toda la comunidad científica.<ref>{{cita publicación | autor = Wright, SJ; Gompper, ME; DeLeon, B | año = 1994 | título = Are large predators keystone species in Neotropical forests? The evidence from Barro Colorado Island | publicación = Oikos | volumen = 71 | número = 2 | páginas = 279-294 | fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés | doi = 10.2307/3546277}}</ref>
El jaguar adulto es un [[superpredador]], esto es, que se encuentra en lo más alto de la [[cadena trófica]] y no tiene predadores en estado salvaje. El jaguar también está considerado como [[especie clave]], teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos [[herbívoro]]s y [[granívoro]]s.<ref name=foodhabits/><ref name=PHOENIX>{{cita web | url = http://www.phoenixzoo.org/learn/animals/animal_detail.aspx?FACT_SHEET_ID=100018 | título = Jaguar (''Panthera onca'') | editorial = Phoenix Zoo |fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés}}</ref> Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto que tienen especies como el jaguar sobre los [[ecosistema]]s, pues es necesario comparar los datos de regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los efectos de la actividad humana. Hay consenso sobre que las especies de presas de tamaño medio aumentan su población cuando no hay superpredadores, y se supone que esto tiene efectos negativos en cascada.<ref name=MONGA>{{cita web | url = http://rainforests.mongabay.com/02keystone.htm | título = Structure and Character: Keystone Species | editorial = Mongabay.com / A Place Out of Time: Tropical Rainforests and the Perils They Face | autor = Rhett A. Butler |fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés}}</ref> Sin embargo, los estudios de campo ha mostrado que podrían ser variaciones naturales y que los incrementos de población podrían no ser sostenidos, por lo que la hipótesis de especie clave no está apoyada por toda la comunidad científica.<ref>{{cita publicación | autor = Wright, SJ; Gompper, ME; DeLeon, B | año = 1994 | título = Are large predators keystone species in Neotropical forests? The evidence from Barro Colorado Island | publicación = Oikos | volumen = 71 | número = 2 | páginas = 279-294 | fechaacceso=15 de diciembre de 2009 | idioma=inglés | doi = 10.2307/3546277}}</ref>

El jaguar también tiene efecto sobre otros [[Depredación|predadores]]. El jaguar y el [[Puma concolor|puma]], el segundo mayor félido de [[América]], a menudo son simpátricos (especies relacionadas que comparten territorios que se superponen) y a menudo se los ha estudiado conjuntamente. Allí donde es simpátrico con el jaguar, el puma es más pequeño de lo normal y más pequeño que los jaguares locales. El jaguar tiende a capturar las presas más grandes, y el puma piezas más pequeñas, lo que redunda en un menor tamaño de éste último.<ref>{{cita publicación | autor = J. Agustin Iriarte, William L. Franklin, Warren E. Johnson y Kent H. Redford | año = 1990 | título = Biogeographic variation of food habits and body size of the America puma | publicación = Oecologia | volumen = 85 | número = 2 | páginas = 185-190 | doi = 10.1007/BF00319400 |idioma=inglés}}</ref> Sin embargo, esta situación puede resultar ventajosa para el puma, pues su abanico de presas más amplio y su capacidad de capturar presas más pequeñas, podría darle ventaja en entornos alterados por los humanos;<ref name=foodhabits/> aunque ambos están clasificados como especies [[Especie casi amenazada|casi amenazadas]], el puma tiene actualmente una distribución significativamente más amplia.


<!--
<!--

Revisión del 13:19 17 dic 2009

 
Jaguar
Estado de conservación
Casi amenazado (NT)
Casi amenazado (UICN)[1]
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Carnivora
Suborden: Feliformia
Familia: Felidae
Subfamilia: Pantherinae
Género: Panthera
Especie: P. onca
Linneo, 1758
Distribución
Distribución del jaguar. En rojo las zonas en donde ha sido extirpado, en verde las zonas donde perdura.
Distribución del jaguar. En rojo las zonas en donde ha sido extirpado, en verde las zonas donde perdura.

El jaguar, yaguar o yaguareté (Panthera onca), es un carnívoro felino del género Panthera. Es la única de las cuatro especies actuales de este género que se encuentra en América. El jaguar es el tercer felino viviente de mayor tamaño, después del tigre (Panthera tigris) y el león (Panthera leo), y el más grande y fuerte del Hemisferio Occidental. La distribución actual del jaguar se extiende desde el norte de México y gran parte de Centroamérica hasta el Perú, Paraguay y el norte de Argentina. Exceptuando algunas poblaciones en Arizona (suroeste de Tucson), esta especie ya ha sido prácticamente extirpada de los Estados Unidos desde principios de la década de 1900.[2]

Se encuentra emparentado y se asemeja mucho en apariencia física al leopardo (Panthera pardus), pero generalmente es de mayor tamaño y con una constitución más robusta y su comportamiento y hábitat son más acordes a los del tigre (Panthera tigris). Si bien prefiere las selvas densas y húmedas, el jaguar puede acomodarse a una gran variedad de terrenos boscosos y abiertos. Está estrechamente asociado a la presencia de agua y destaca, junto con el tigre, por ser un felino al que le gusta nadar. Es fundamentalmente solitario y un cazador que tiende emboscadas y oportunista a la hora de elegir las presas. También es un superdepredador y una especie clave y desempeña un importante papel en la estabilización de los ecosistemas en los que habita, regulando las poblaciones de las especies que depreda. El jaguar tiene una mordedura excepcionalmente potente, incluso en comparación con otros grandes felinos,[3]​ lo que le permite perforar los caparazones de reptiles acorazados como las tortugas y utilizar un método poco habitual para matar: ataca directamente el cráneo de la presa entre las orejas para proferir un mordisco fatal al cerebro.[4][5]

El jaguar está calificado en la Lista Roja de la UICN como «especie casi amenazada» y su número está en declive.[1]​ Entre los factores que lo amenazan se incluyen la pérdida y la fragmentación de su hábitat. A pesar de que el comercio internacional de jaguares o sus partes está prohibido,[6]​ este felino muere regularmente a mano de los humanos, especialmente en conflictos con rancheros y granjeros. Aunque reducida, su distribución geográfica continúa siendo amplia. A lo largo de la historia, esta distribución le ha otorgado un lugar prominente en la mitología de numerosas culturas indígenas americanas, como los mayas y los aztecas.

Nombres comunes y etimología

En sus zonas nativas recibe diferentes denominaciones en español como otorongo, jaguar, yaguareté, jaguarete, yaguar, tigre o tigre americano; los mexicas lo llamaban, en náhuatl, ocelotl lo cual puede dar lugar confusión con el ocelote, de modo que el nombre mexica o azteca más preciso es tlatlauhquiocélotl. En maya se le llama balam, en mapuche se le dice nahuel y en quechua uturuncu, uturunku o unqa. En gran parte de Hispanoamérica desde la llegada de los españoles es común llamar a este animal «tigre» aunque su parentesco con los auténticos tigres sea remoto; en Brasil y en zonas próximas a la frontera brasileña se le denomina onça-pintada (en portugués onça) y es un animal considerado símbolo de la fauna de este país.

Jaguar, yaguar y yaguareté provienen del guaraní yaguar, jaguar, y eté, verdadero, y probablemente llegó al español por conducto del portugués o del francés, lo cual explica la forma con j-.[7]​ El origen del nombre se ha supuesto como procedente de yaguá-eté, que significaría «parece perro»; en efecto, antes de 1492 los guaraníes utilizaban la palabra yaguá para referirse al yaguar, pero ante la presencia de los feroces perros de combate traídos por los europeos el término guaraní yaguá pasó a significar perro en tanto que fiera o animal feroz por antonomasia (actualmente se aplica este término en guaraní a cualquier perro)[8]​ quedando renombrados los especímenes de Panthera onca como yaguá-eté, de allí se ha supuesto que surgió la denominación yaguareté usada especialmente en Argentina y Paraguay, y de modo abreviado, yaguar o jaguar.

El primer componente de su designación taxonómica, Panthera, es un término latino derivado a su vez de la palabra griega πάνθηρ (leopardo, la especie tipo del género). Se ha dicho que esta palabra deriva de παν- «todo» y θήρ «bestia», aunque podría ser una etimología popular[9]​ o que tuviera su origen en pundarikam (literalmente «animal amarillento»), la palabra sánscrita para «tigre».[10]

Onca proviene del portugués onça, con la cedilla sustituida por razones tipográficas (aunque en español se usa más habitualmente para la onza o leopardo de las nieves (Uncia uncia)). Deriva del latín lyncis, lince,[11]​ que perdió la letra «L» al confundirse con el artículo definido (italiano lonza, francés antiguo l'once).[12]

Taxonomía

Panthera onca, es el único miembro del género Panthera existente en la actualidad en el Nuevo Mundo. Pruebas de ADN muestran que el león (Panthera leo), el tigre (Panthera tigris), el leopardo (Panthera pardus), el jaguar, el leopardo de las nieves (Uncia uncia) y la pantera nebulosa (Neofelis nebulosa) comparten un antepasado común y que este grupo tiene una edad de entre seis y diez millones de años;[13]​ el registro fósil indica que la aparición de Panthera se produjo hace entre 2 y 3,8 millones de años.[13][14]​ Generalmente los estudios filogenéticos han demostrado que la pantera nebulosa es la especie basal de este grupo.[13][15][16][17]​ La posición de las especies restantes varía entre diversos estudios y en la práctica permanece sin resolver.

Basándose en pruebas morfológicas, el zoólogo británico Reginald Pocock llegó a la conclusión de que el pariente más cercano del jaguar era el leopardo.[17]​ Sin embargo, las pruebas de ADN no son concluyentes y la posición del jaguar en relación a otras especies varía de un estudio a otro.[13][15][16][17]​ Fósiles de especies extintas de Panthera, como por ejemplo el jaguar europeo (Panthera gombaszoegensis) y el león americano (Panthera leo atrox), presentan características propias tanto del león como del jaguar.[17]​ El análisis del ADN mitocondrial del jaguar indica que el linaje de la especie se remonta a entre hace 280.000 y 510.000 años, más tarde de lo que sugiere el registro fósil.[18]

Variación geográfica

Aunque se han reconocido numerosas subespecies de jaguar, investigaciones recientes apuntan a que sólo hay tres.

La última descripción taxonómica de las subespecies de jaguar fue realizada por Pocock en 1939. Basándose en los orígenes geográficos y la morfología craneal, reconoció ocho subespecies. Sin embargo, no disponía de suficientes especímenes como para evaluarlas de manera crítica, y mostró sus dudas sobre el estatus de algunas de ellas. Una evaluación posterior de su trabajo surgiere que sólo se tendrían que reconocer tres subespecies.[19]

Estudios recientes tampoco han conseguido encontrar pruebas que sustenten subespecies claramente definidas, y ya no las reconocen.[20]​ Larson (1997) estudió la varación morfológica en el jaguar y demostró que hay una variación clinal norte-sur, pero también que la diferenciación dentro de las presuntas subespecies es mayor que la que hay entre ellas, y que por lo tanto no apoya una división en subespecies.[21]​ Un estudio genético de Eizirik y otros colaboradores en 2001 confirmó la ausencia de una estructura geográfica de subespecie clara, a pesar de que encontraron que las grandes barreras geográficas, como por ejemplo el río Amazonas, limitaban el intercambio de genes entre las diferentes poblaciones.[18]​ Un estudio posterior más detallado confirmó la estructura de población prevista entre los jaguares de Colombia.[22]

La división en subespecies de Pocock todavía se utiliza habitualmente en descripciones generales de este félido.[23]​ Seymour las agrupó en tres subespecies.[19]

  1. Panthera onca onca (Lineo, 1758): está distribuido en toda la cuenca del río Orinoco y Amazonas, incluyendo Venezuela, Guayana, el norte y centro de Brasil y el este de Bolivia. Según el Catálogo Nacional de Colombia también se encuentra en este país. Incluye:
  2. P. onca hernandesii (J. E. Gray, 1857), jaguar mexicano occidental: habita el oeste de la altiplanicie central mexicana, desde Sinaloa hasta Tehuantepec y el sur de Guatemala, aunque está muy disminuida. El límite de distribución ha retrocedido en unos mil kilómetros al sur de Sinaloa y Tamaulipas, en México. Incluye:
    • P. onca centralis (Mearns, 1901), jaguar de Panamá: Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Colombia, con poblaciones muy disminuidas.
    • P. onca arizonensis (Goldman, 1932), jaguar de Arizona: abarcaba el suroeste de Estados Unidos, desde Arizona y Nuevo México hasta Sonora en el noroeste de México. En Arizona llegó a habitar hasta el Gran Cañón, incluso hubo ejemplares que entraron en California, donde el último registro es de Palm Spring en 1860. Esta subespecie está extinta y a los dos últimos ejemplares los mataron en Arizona, uno en 1971 y otro en 1986
    • P. onca veraecrucis (Nelson y Goldman, 1933), jaguar de Texas o jaguar mexicano oriental: habitaba el suroeste de Texas llegando probablemente a la parte baja de Luisiana, distribuyéndose en México sobre Tamaulipas y Veracruz, hasta Tabasco. Esta subespecie tampoco tiene ya poblaciones viables en Estados Unidos. Sam Houston lo catalogó como abundante en las cabeceras de algunos tributarios del río Bravo alrededor de 1850, habiendo encontrado ejemplares al este del río San Jacinto en Texas. El último jaguar de Texas lo mataron cerca de Kinsville en 1946
    • P. onca goldmani (Mearns, 1901), jaguar del Yucatán: una de las subespecies más abundantes. Habita el suroeste de Yucatán en México, Belice y el norte de Guatemala. En 1974 quedaban alrededor de un millar de ejemplares. La cacería comercial y la exportación de sus pieles están prohibidas, pero aún en 1986, se permitía la cacería deportiva de 45 ejemplares al año (el 10% de una población estimada de 450); esta cacería deportiva legal fue vedada en 1987 en todos los estados menos en Campeche.
  3. P. onca palustris (Ameghino, 1888), el tigre del norte argentino (Salta, Jujuy), Paraguay y el Mato Grosso (Brasil), que representa esta subespecie, es la mayor tamaño que se conoce.

En la obra Mammal Species of the World, se reconocen nueve subespecies,[24]​ las ocho citadas y además:

  • P.onca paraguensis (Hollister, 1914), jaguar del Pantanal o del Paraná: desde el sur de Brasil (sur del Mato Grosso y São Paulo) hasta la Pampa central de Argentina, incluyendo además a Paraguay y parte de Uruguay. Es la de mayor peso, fue exterminada en Uruguay a principios del siglo XX y en la Pampa central de Argentina hacia 1925, quedando algunas poblaciones aisladas al norte de Argentina (Misiones, Chaco, Formosa, Corrientes), en Paraguay y al sur del Pantanal brasileño.

Biología y comportamiento

Descripción

El jaguar es el mayor felino de América.[25]​ Es un animal robusto y musculoso, y varía de forma significativa en cuanto al tamaño, con un peso que oscila normalmente entre 56 y 96 kilogramos, aunque hay registros de machos más grandes, de hasta 158 kg (aproximadamente como una tigresa o una leona),[26][27]​ y por el contrario los más pequeños pueden tener un peso tan bajo como 36 kg. Las hembras suelen ser un 10-20% más pequeñas que los machos. La longitud de este félido varía entre 162 y 183 cm y la cola puede añadir unos 75 cm más. Su altura hasta los hombros es de unos 67-76 cm.[28]​ Su cabeza es voluminosa y con una mandíbula prominente; el color de sus ojos varía de un tono amarillo oro a un amarillo verdoso y sus orejas son relativamente pequeñas y redondeadas.[29]

La cabeza del jaguar es robusta y sus mandíbulas extremadamente potentes. El tamaño de los jaguares tiende a incrementarse cuanto más al sur se localicen.

Se han observado variaciones en su tamaño en diferentes regiones y hábitats, mostrando un incremento de tamaño cuanto más al sur se localicen. Un estudio del jaguar en la Reserva de la Biosfera de Chamela-Cuixmala, en la costa mexicana del Pacífico, mostró que en esa zona pesaban tan sólo entre 30–50 kg, aproximadamente el peso del puma,[30]​ mientras que un estudio en la región brasileña del Pantanal mostraba un peso medio de 100 kg, a menudo con pesos de 135 kg o más en machos viejos.[31]​ Los jaguares de bosque a menudo son más oscuros y bastante más pequeños que los que viven en áreas abiertas (el Pantanal es una cuenca de zonas húmedas abierta), posiblemente debido al menor número de grandes presas herbívoras en las zonas boscosas.[32]

La estructura corta y robusta de sus miembros hace que el jaguar sea muy hábil a la hora de escalar, arrastrarse y nadar.[28]​ La cabeza es robusta y la mandíbula extremamente potente; se ha sugerido que el jaguar tiene el mordisco más potente de todos los félidos y la segunda más potente de todos los mamíferos; esta potencia es una adaptación que permite al jaguar perforar caparazones de tortuga.[4]​ Un estudio comparativo de la potencia de mordisco ajustado según la medida corporal lo situó como el primero de los félidos, junto con la pantera nebulosa, y por delante del león y el tigre.[33]​ Un jaguar puede arrastrar 8 metros un toro de 360 kilogramos entre sus mandíbulas y pulverizar los huesos más duros,[34]​ o arrastrar a una tortuga de mar de 34 kg a lo largo de más de 90 m en la profundidad de un bosque.[25]​ El jaguar caza animales salvajes que pesan hasta 300 kg en el interior de una selva densa y su físico corto y robusto es una adaptación a sus presas y ambiente.

El melanismo es el resultado de un alelo dominante y un fenómeno relativamente habitual en los jaguares.

La base del pelaje del jaguar suele ser de un color entre amarillo pálido y castaño rojizo.[25]​ La piel está cubierta de unas manchas en forma de rosa para camuflarse en su hábitat selvático. Las manchas pueden variar en la piel de un mismo animal y entre diferentes jaguares: las rosetas pueden incluir una o más manchas y la forma de las manchas varía. Las de la cabeza y el cuello son generalmente sólidas, igual que las de la cola, donde se pueden unir para formar una banda. La región ventral, el cuello y la superficie exterior de las patas y los flancos inferiores son blancos.[28]

En la especie se produce en ocasiones un exceso de pigmentación conocido como melanismo. La condición melanística es menos común que la manchada (se da en aproximadamente un 6% de la población) y es el resultado de un alelo dominante.[35][36]​ Los jaguares con melanismo parecen totalmente negros, aunque se pueden apreciar las manchas si se los mira de cerca. Los jaguares con melanismo son conocidos informalmente como «panteras negras», pero no constituyen una especie distinta. Igual que en los demás grandes félidos, en raras ocasiones aparecen individuos albinos, denominados «panteras blancas».[32]

Aunque es muy semejante físicamente al leopardo (Panthera pardus), el jaguar es más robusto y pesado y se pueden distinguir por sus manchas: las rosetas en la piel del jaguar son más grandes, menores en número, suelen ser más oscuras y tienen líneas más gruesas y manchas pequeñas en el centro que el leopardo no tiene. El jaguar también tiene una cabeza más redondeada y unas patas más cortas y robustas que el leopardo.[37]

Reproducción y ciclo vital

Las hembras alcanzan la madurez sexual aproximadamente entre los 12 y 24 meses de edad y los machos entre los 24 y 36 meses.[25]​ Se cree que en estado salvaje el jaguar se aparea durante todo el año, aunque el número de nacimientos se incrementa durante la estación lluviosa, cuando las presas son más abundantes.[38]​ Investigaciones con jaguares machos en cautividad apoya la hipótesis de que se emparejan durando todo el año, sin variaciones estacionales en las características del semen y la calidad eyaculatoria; también se ha observado un éxito reproductivo reducido en cautividad.[39]​ El celo de la hembra dura 6-17 días de un ciclo completo de 37 días; las hembras indican que son fértiles con marcas odoríferes urinarias y una mayor vocalización.[38]​ Durante el cortejo ambos sexos cubren un territorio más amplio del habitual.

Madre a punto de coger a una cría por el cuello.

Las parejas se separan después del coito y las hembras se encargan del cuidado de los cachorros. El periodo de gestación dura entre 93 y 105 días; las hembras paren habitualmente 2 crías, aunque el número puede oscilar entre una y cuatro. La madre no tolera la presencia de machos después del nacimiento de las crías, por el riesgo de canibalismo infantil; este comportamiento también se observa en el tigre.[40]

Las crías nacen ciegas e indefensas y dependen por completo de su madre; empiezan a ver después de dos semanas. Los cachorros son destetados a la edad de tres meses, pero permanecen en la madriguera donde han nacido hasta los cinco o seis meses, momento en el que empiezan a salir para acompañar a la madre cuando va de caza.[25][41]​ Permanecen en compañía de la madre durante uno o dos años antes de abandonarla para establecer su propio territorio. Los machos jóvenes son inicialmente nómadas, enfrentándose con ejemplares más viejos hasta que consiguen hacerse con un territorio. Se estima que su longevidad típica en libertad es de unos 12-15 años; en cautividad, el jaguar puede vivir hasta 23 años, lo que lo sitúa entre los félidos más longevos.[31]

Comportamiento

Como la mayoría de los felinos, el jaguar es un animal solitario (exceptuando el conjunto madre-cachorros). Por lo general los adultos sólo se encuentran para el cortejo y el apareamiento (aunque se han constatado casos anecdóticos de socialización)[40]​ y suele establecer un amplio territorio y defenderlo. En el caso de las hembras estos territorios, que miden entre 25 y 40 km², pueden superponerse, pero los animales suelen evitarse entre ellos. Los de los machos cubren aproximadamente el doble de superficie, con una extensión que varía según la disponibilidad de presas y espacio, y no se superponen.[40][42]​ Utilizan vocalizaciones, arañazos en los árboles, orina y heces para marcar su territorio.[43][25]

Como los demás miembros del género Panthera, y a diferencia del resto de félidos, el jaguar es capaz de rugir, gracias a su alargada y especialmente adaptada laringe y su unión al hueso hioides.[44]​ El macho ruge más fuerte, y lo hace habitualmente para advertir o disuadir a posibles competidores por el territorio y las hembras; en estado salvaje se han observado intensas competencias de rugidos entre individuos.[45]​ Su rugido a menudo se asemeja a una tos repetitiva y también pueden vocalizar maullidos y gruñidos.[31]​ Se producen combates entre machos por las hembras, pero son raros, y en estado salvaje se ha observado una tendencia a evitar los enfrentamientos;[43]​ cuando éstos ocurren suelen ser conflictos territoriales: el territorio de un macho puede abarcar el de dos o tres hembras, y no tolerará intrusiones de otros machos adultos.[40]

A menudo se describe al jaguar como un animal nocturno, pero más específicamente es crepuscular (su mayor actividad se desarrolla al amanecer y a la puesta del sol). Ambos sexos cazan, pero los machos se desplazan más que las hembras, en consonancia con su territorio más amplio. El jaguar puede cazar de día si hay presas disponibles, y es un felino relativamente enérgico, puesto que pasa hasta un 50–60% de su tiempo activo.[32]​ La naturaleza evasiva del jaguar y lo inaccesible de gran parte de su hábitat habitual hacen que sea un animal difícil de observar, y todavía más de estudiar.

Caza y dieta

Como todos los félidos el jaguar es un carnívoro obligado, por lo que se alimenta sólo de carne. Es un cazador solitario y oportunista y su dieta abarca más de 80 especies diferentes.[32]​ El jaguar prefiere las presas grandes y caza ciervos, capibaras, tapires, pecaríes, perros, zorros y a veces incluso anacondas y caimanes. Sin embargo también se alimenta prácticamente de todas las especies pequeñas que pueda capturar, como ranas, ratones, aves, peces, perezosos, monos y tortugas; un estudio llevado a cabo en la Reserva natural de Cockscomb de Belice reveló que los jaguares que vivían en la zona tenían una dieta compuesta principalmente por armadillos y pacas.[43]​ En algunas zonas, como Brasil y Venezuela, existen ranchos situados en áreas que son hábitat natural del jaguar, por lo que algunos individuos pueden especializarse en la captura de animales domésticos.[29]

El jaguar tiene una mordedura excepcionalmente potente, incluso en relación con otros grandes felinos, lo que le permite perforar los caparazones de reptiles acorazados.

Aunque el jaguar utiliza la técnica de asestar un mordisco profundo en el cuello para provocar la asfixia en sus presas, típica del género Panthera, prefiere un método de matar único entre los félidos: perfora directamente los huesos temporales del cráneo entre las orejas de las presas (especialmente el capibara) con sus colmillos, perforando el cerebro.[46]​ Esta técnica podría ser el resultado de una adaptación para abrir los caparazones de las tortugas; después de las extinciones del Pleistoceno Superior, los reptiles acorazados como las tortugas se habrían convertido en la base de presas abundantes para el jaguar.[32][45]​ Una vez que rompe el caparazón, el jaguar simplemente mete la pata dentro y extrae la carne.[40]​ El mordisco en el cráneo lo utiliza con los mamíferos en particular; con reptiles como los caimanes, el jaguar puede saltar sobre la espalda de la presa e inmovilizarla partiéndole las vértebras cervicales. Con presas como los perros, asestar un zarpazo para aplastarles el cráneo puede resultar suficiente.

El jaguar es un cazador más dado a preparar emboscadas que a la persecución. Se desplaza sigilosamente por caminos del bosque, escuchando y acechando la presa antes de lanzarse sobre ella o prepararle una emboscada. El jaguar ataca desde sus escondrijo y habitualmente desde un punto ciego del objetivo con un salto rápido; la capacidad de emboscada de esta especie está considerada casi sin parangón en el mundo animal tanto por los indígenas como por los investigadores de campo, y son probablemente producto de su papel como superpredador en distintos entornos. La emboscada puede incluir saltar dentro del agua para perseguir la presa, pues el jaguar es capaz de llevar una presa de buen tamaño nadando; su fuerza es tal que puede cargar con cadáveres tan grandes como el de un novillo hasta lo alto de un árbol que sobresalga del nivel del agua.[40]

Después de matar la presa, el jaguar arrastra el cadáver entre la espesura o a un lugar escondido. Primero come el cuello y el pecho, en lugar de la parte central, sigue con el corazón y los pulmones y después las espalderas.[40]​ Se estima la necesidad alimenticia de un ejemplar de 34 kg (en el extremo inferior del rango de pesos de la especie) en 1,4 kilogramos de comida al día.[47]​ Para animales en cautividad de entre 50 y 60 kg, se recomiendan más de dos kilogramos de carne diarios.[48]​ En la naturaleza, el consumo es naturalmente más errático; los félidos salvajes gastan una energía considerable para capturar y matar las presas y pueden consumir hasta 25 kg de carne de una vez, y después pasar periodos de inanición.[49]​ A diferencia de las demás especies del género Panthera, los jaguares raramente atacan a los humanos. La mayoría de los pocos casos en que un jaguar ha atacado humanos muestran que el jaguar en cuestión es o bien viejo, con los dientes dañados, o está herido.[50]​ En ocasiones, si se asustan, los jaguares en cautividad pueden arremeter contra los empleados del zoo.[51]

Ecología

Distribución y hábitat

Hay constancia sobre la presencia del jaguar en el registro fósil desde hace dos millones de años,[23]​ y ha sido un félido americano desde que atravesó el Puente de Beringia durante el Pleistoceno; el antepasado inmediato de los animales modernos es Panthera onca augusta, que era de mayor tamaño que los existentes en la actualidad;[22][29]​ las pruebas fósiles muestran jaguares de hasta 190 kg, mucho mayores que la media actual de este animal.[52]

Su distribución actual está muy fragmentada y se extiende desde del norte de México, a través de América Central y hasta el norte de Argentina, incluyendo la mayor parte de la amazonia brasileña.[53]​ Los países incluidos en esta distribución son Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica (en particular en la península de Osa), Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Guayana Francesa, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, el Perú, Surinam y Venezuela. Actualmente el jaguar ha sido extirpado en El Salvador y Uruguay.[1]​ Se encuentra en muchas reservas naturales a lo largo de su ámbito de distribución, como pueden ser los 400 km² de la Reserva natural de Cockscomb en Belice, los 3.800 km² de la Reserva de la Biosfera Sierra Gorda, los 5.300 km² de la Reserva de la Biosfera Sian Ka'an y los 7.300 km² de la Reserva de la Biosfera de Calakmul en México, los aproximadamente 15.000 km² del Parque Nacional del Manú en el Perú o los aproximadamente 26.000 km² del Parque Indígena del Xingu en Brasil.

El jaguar puede vivir en una amplia variedad de hábitats boscosos y abiertos, pero está estrechamente asociado a la presencia de agua.

La inclusión de los Estados Unidos en su área de distribución se basa en observaciones ocasionales en el suroeste, particularmente en Arizona, Nuevo México y Texas. A principios de la década de 1900, el jaguar se podía ver tan al norte como el Gran Cañón y tan al oeste como el Sur de California.[47]​ En 2004, agentes de medio ambiente de Arizona fotografiaron y documentaron jaguares en la parte meridional del estado y en febrero de 2009 se capturó un jaguar de unos 54 kg, al que se le colocó un collar de seguimiento por radio y fue liberado al suroeste de Tucson; esta captura se produjo más al norte de lo que se había considerado anteriormente y representa una señal que podría haber una población reproductiva permanente de jaguares al sur de Arizona. Posteriormente se confirmó que el animal era el mismo macho (conocido como «Macho B») que había sido fotografiado en 2004 y que por entonces era el jaguar más viejo conocido en libertad (aproximadamente 15 años).[54]​ En marzo de 2009,«Macho B», el único jaguar observado en los Estados Unidos desde hacía más de una década, fue recapturado y sacrificado tras descubrir que padecía de insuficiencia renal.[55]

Organizaciones ecologistas consideran que la finalización del muro fronterizo Estados Unidos - México, tal como se propone actualmente, reducirá la viabilidad de cualquier población que se encuentre actualmente en los Estados Unidos al disminuir el flujo génico con las poblaciones mexicanas e impedirá cualquier expansión hacia el norte de la especie.[56]

El hábitat de P. onca incluye las selvas húmedas de Centro y Sudamérica, zonas húmedas abiertas y de forma estacional inundadas, y praderas secas. De entre estos hábitats, el jaguar prefiere el bosque denso;[32]​ este félido ha perdido terreno más rápidamente en las regiones más secas, como la pampa argentina o las praderas áridas de México y el suroeste de los Estados Unidos.[1]​ Puede vivir en bosques tropicales, subtropicales y caducifolios secos. El jaguar está estrechamente relacionado con el agua y a menudo prefiere vivir al lado de ríos, pantanales y en junglas densas con mucha vegetación que le permiten asediar a sus presas. Se han encontrado jaguares a altitudes de hasta 3.800 m, pero suelen evitar los bosques de montaña y no viven ni en la altiplanicie mexicana ni en cordillera de los Andes.[32]

Papel ecológico

El jaguar adulto es un superpredador, esto es, que se encuentra en lo más alto de la cadena trófica y no tiene predadores en estado salvaje. El jaguar también está considerado como especie clave, teniendo en cuenta que estos félidos mantienen la integridad estructural de los sistemas forestales mediante el control de los niveles de población de sus presas, como mamíferos herbívoros y granívoros.[30][57]​ Sin embargo resulta difícil determinar con precisión el efecto que tienen especies como el jaguar sobre los ecosistemas, pues es necesario comparar los datos de regiones donde la especie está ausente y sus hábitats actuales, a la vez que se controlan los efectos de la actividad humana. Hay consenso sobre que las especies de presas de tamaño medio aumentan su población cuando no hay superpredadores, y se supone que esto tiene efectos negativos en cascada.[58]​ Sin embargo, los estudios de campo ha mostrado que podrían ser variaciones naturales y que los incrementos de población podrían no ser sostenidos, por lo que la hipótesis de especie clave no está apoyada por toda la comunidad científica.[59]

El jaguar también tiene efecto sobre otros predadores. El jaguar y el puma, el segundo mayor félido de América, a menudo son simpátricos (especies relacionadas que comparten territorios que se superponen) y a menudo se los ha estudiado conjuntamente. Allí donde es simpátrico con el jaguar, el puma es más pequeño de lo normal y más pequeño que los jaguares locales. El jaguar tiende a capturar las presas más grandes, y el puma piezas más pequeñas, lo que redunda en un menor tamaño de éste último.[60]​ Sin embargo, esta situación puede resultar ventajosa para el puma, pues su abanico de presas más amplio y su capacidad de capturar presas más pequeñas, podría darle ventaja en entornos alterados por los humanos;[30]​ aunque ambos están clasificados como especies casi amenazadas, el puma tiene actualmente una distribución significativamente más amplia.


Amenazas actuales

Aunque en la mayoría de los países en donde habita su caza es ilegal, el jaguar se encuentra en peligro de extinción. Sus amenazas más importantes son la deforestación y la caza de la que es objeto.

La pérdida de hábitat es una gran amenaza para este felino. La selva tropical se destruye a pasos agigantados y se va transformando en prados donde las reses pastan. Al perder su hábitat los jaguares se quedan sin presas y se ven obligados a cazar animales de granja, cuando el granjero encuentra al jaguar normalmente lo mata.

La pérdida de hábitat reduce el territorio disponible para los jaguares, un estudio reveló que un macho necesita entre 50 y 100km² para él solo y así poder cazar, las hembras necesitan en torno a 25km². Si el espacio disponible permite que una población de x jaguares vivan allí cuando este número sea rebasado los animales excedentes se quedan sin hábitat y se ven forzados a deambular kilómetros en busca de presas.

En la Argentina existe una organización no estatal dedicada a la conservación del jaguar o yaguareté, llamada: Red Yaguareté.

Significado religioso y cultural en las culturas prehispánicas

Guerrero jaguar/ocelotl

El jaguar ha sido objeto de culto por gran parte de las culturas indígenas de México, Centro y Suramérica. Los felinos han caracterizados como criaturas mágicas por muchas culturas en todo el mundo a lo largo de la historia. Es lógico pensar que el jaguar, siendo el felino más grande de América, y poseyendo características notables como visión nocturna, andar sigiloso, grandes habilidades para la caza y notable velocidad, haya sido otorgado con habilidades sobrenaturales. Es por esto que se le ha ligado al chamán y sus prácticas, a distintos dioses y prácticas religiosas.

En el México prehispánico, los guerreros jaguar mexicas, guerreros profesionales de clase baja, portaban pieles de jaguar (en náhuatl ocelotl) sobre las espaldas a modo de distintivo en la batalla.

14vo día en el calendario mexica

El jaguar también simbolizaba el catorceavo día de cada mes, en el calendario mexica. Para los mexicas, el jaguar es el animal asociado a la deidad Tezcatlipoca.

El jaguar tenía un papel importante en la religión olmeca, evidenciado por las numerosas representaciones en esculturas y estatuillas de jaguares y de seres mitad hombre y mitad jaguar.[61]

Para la civilización maya, los jaguares eran los intermediarios entre los vivos y los muertos, compañeros en el mundo espiritual y protectores de los palacios reales. La palabra maya para jaguar es b'alam, que fue también incorporada al nombre de varios reyes mayas. En la ciudad maya de Chichen Itza existen los Templos del Jaguar, una plataforma de las águilas y los jaguares y el trono de Kukulkan de forma de jaguar. Otras ciudades mayas con representaciones de jaguares son Yaxchilán, Ek Balam y Toniná.

Otorongo representado en un huaco moche. Museo Larco Lima-Perú

En la ciudad de Teotihuacan existe un Palacio de los Jaguares, llamado así por los arqueólogos modernos por las representaciones de jaguares en su interior.[61]​ También hay representaciones de jaguares en otros sitios arqueológicos, como Teotenango, Chalcatzingo. Dainzú, Oxtotitlán, Cacaxtla, Xochitecatl, La Venta, Malinalco y Teopantecuanitlan.

En las etnias asentadas en Chiapas, se refleja la esencia mítica del jaguar y su representación simbólica que ha trascendido a través de los siglos hasta nuestros días y se manifiesta en el arte y los rituales de los pueblos indios chiapanecos.

En la Iglesia de San Miguel Arcángel, en la ciudad de Ixmiquilpan, en Hidalgo, existen diversas representaciones de jaguares y otros motivos prehispánicos.

Arraigo cultural

El jaguar fue elegido como la primera mascota para los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México, pero no tuvo mucha aceptación.[62]

El 15 de agosto de 2001, el Senado de la Nación Argentina sancionó la Ley 25.463, que declaraba a la especie Panthera onca como Monumento Natural en la Argentina debido a ser una de las especies en peligro de extinción en este país.

También ha sido declarado Monumento Natural Provincial en Salta, Chaco y Misiones.

El nombre de jaguar ha sido tomado por diversos equipos deportivos, aviones, marcas y modelos:

Véase también

Referencias

  1. a b c d BirdLife International (2008). «Panthera onca». Lista Roja de especies amenazadas de la UICN 2024 (en inglés). ISSN 2307-8235. Consultado el 17 de agosto de 2009. 
  2. Una especie extirpada es la que no existe en un lugar definido pero se puede encontrar en otros lugares. También se denomina extinción local.
  3. Stephen Wroe, Colin McHenry y Jeffrey Thomason (2006). «Bite club: comparative bite force in big biting mammals and the prediction of predatory behavior in fossil taxa» (PDF). Proceedings of the Royal Society B (en inglés) (Royal Society) 272 (1563): 619-625. doi:10.1098/rspb.2004.2986. Consultado el 27 de noviembre de 2009. 
  4. a b Paul Hamdig. «El Jaguar y el Puma Simpátricos». Ecology Online Sweden en www.ecologia.info. Consultado el 27 de noviembre de 2009. 
  5. Carlos Leonardo de la Rosa, Claudia C. Nocke (2000). A guide to the carnivores of Central America: natural history, ecology, and conservation (en inglés). The University of Texas Press. ISBN 978-0292716049. 
  6. «Apendices I, II y III en vigor a partir del 22 de mayo de 2009» (en inglés). Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Flora and Fauna (CITES). Consultado el 30 de noviembre de 2009. 
  7. Manuel Álvarez García (1991-92). «Indoamericanismos léxicos que designan animales en La casa verde de Mario Vargas Llosa». Cauce - Revista de Filología y su Didáctica (14-15): 18-19. Consultado el 12 de diciembre de 2009.  Véase también jaguar, yaguar y Plantilla:Ref DRAE.
  8. Antonio Tovar (1949). «Semántica y etimología en el guaraní». Thesaurus, Boletín del Instituto Caro y Cuervo (Instituto Virtual Cervantes) V. 
  9. «panther», Oxford English Dictionary, 2ª edición.
  10. Douglas Harper (ed.). «Panther» (en inglés). Online Etymology Dictionary. Consultado el 28 de noviembre de 2009. 
  11. «onza2». Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  12. «ounce» 2, Oxford English Dictionary, 2ª edición.
  13. a b c d Johnson, W.E., Eizirik, E., Pecon-Slattery, J., Murphy, W.J., Antunes, A., Teeling, E. y O'Brien, S.J. (2006). «The Late Miocene radiation of modern Felidae: A genetic assessment». Science (en inglés) 311 (5757): 73-77. PMID 16400146. doi:10.1126/science.1122277. 
  14. Turner, A. (1987). «New fossil carnivore remains from the Sterkfontein hominid site (Mammalia: Carnivora)». Annals of the Transvaal Museum (en inglés) 34: 319-347. ISSN 0041-1752. 
  15. a b Yu, L. y Zhang, Y.P. (2005). «Phylogenetic studies of pantherine cats (Felidae) based on multiple genes, with novel application of nuclear beta-fibrinogen intron 7 to carnivores». Molecular Phylogenetics and Evolution (en inglés) 35 (2): 483-495. doi:10.1016/j.ympev.2005.01.017. 
  16. a b Warren E. Johnson y Stephen J. O’Brien (1997). «Phylogenetic reconstruction of the Felidae using 16S rRNA and NADH-5 mitochondrial genes». Journal of Molecular Evolution (en inglés) 44: S098-S116. doi:10.1007/PL00000060. 
  17. a b c d Dianne N. Janczewski, William S. Modi, J. Claiborne Stephens y Stephen J. O'Brien (1996). «Molecular Evolution of Mitochondrial 12S RNA and Cytochrome b Sequences in the Pantherine Lineage of Felidae» (PDF). Molecular Biology and Evolution (en inglés) 12 (4): 690. Consultado el 30 de noviembre de 2009. 
  18. a b Eizirik E, Kim JH, Menotti-Raymond M, Crawshaw PG Jr, O'Brien SJ, Johnson WE (2001). «Phylogeography, population history and conservation genetics of jaguars (Panthera onca, Mammalia, Felidae)». Molecular Ecology (en inglés) 10 (1): 65. doi:10.1046/j.1365-294X.2001.01144.x. 
  19. a b Kevin L. Seymour (1989). «Panthera onca». Mammalian Species (en inglés) 340: 1-9. doi:10.2307/3504096. 
  20. Ronald M. Nowak (1999). Walker's Mammals of the World (en inglés) (6ª edición). Baltimore: Johns Hopkins University Press. ISBN 0-8018-5789-9. 
  21. Shawn E. Larson (1997). «Taxonomic re-evaluation of the jaguar». Zoo Biology (en inglés) 16 (2): 107-120. doi:10.1002/(SICI)1098-2361(1997)16:2<107::AID-ZOO2>3.0.CO;2-E. 
  22. a b Ruiz-García M, Payan E, Murillo A y Álvarez D (2006). «DNA microsatellite characterization of the jaguar (Panthera onca) in Colombia» (PDF). Genes & Genetic Systems (en inglés) 81 (2): 115-127. doi:10.1266/ggs.81.115. Consultado el 1 de diciembre de 2009. 
  23. a b Guidelines for Captive Management of Jaguars. Taxonomy, pp. 5–7
  24. Wozencraft, W. C. (16 de noviembre de 2005). Wilson, D. E. y Reeder, D. M., ed. Mammal Species of the World (en inglés) (3ª edición). Johns Hopkins University Press. pp. 546-547. ISBN 0-801-88221-4. 
  25. a b c d e f Jonathan Nogueira y K. Francl (2009). «Panthera onca (On-line)» (en inglés). Animal Diversity Web - University of Michigan. Consultado el 3 de diciembre de 2009. 
  26. Guidelines for Captive Management of Jaguars. Description, p. 3
  27. David Burnie y Don E. Wilson (2001). Animal: The Definitive Visual Guide to the World's Wildlife (en inglés). Nueva York: Dorling Kindersley. ISBN 0-7894-7764-5. 
  28. a b c «All about Jaguars: Ecology» (en inglés). Wildlife Conservation Society. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  29. a b c «Jaguar (Panthera onca (en inglés). International Society for Endangered Cats (ISEC Canada). Consultado el 11 de diciembre de 2009. 
  30. a b c Rodrigo Nuanaez, Brian Miller y Fred Lindzey (2000). «Food habits of jaguars and pumas in Jalisco, Mexico». Journal of Zoology (en inglés) 252 (3): 373. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  31. a b c «Jaguar Fact Sheet» (PDF) (en inglés). Jaguar Species Survival Plan. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  32. a b c d e f g Kristin Nowell y Peter Jackson (1996). Wild Cats (en inglés). Gland, Suiza: Status Survey and Conservation Action Plan - IUCN/SSC Cat Specialist Group. pp. 118-122. ISBN 2-8317-0045-0. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  33. «Search for the Jaguar». National Geographic Specials (en inglés). Alabama Public Television.  Parámetro desconocido |fechaccceso= ignorado (ayuda)
  34. Susan McGrath (agosto de 2004). «Top Cat». Audubon magazine (en inglés) (National Audubon Society). Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  35. John R. Meyer (1994). «Black jaguars in Belize?: A survey of melanism in the jaguar, Panthera onca». Belize Explorer Group (en inglés). biological-diversity.info. Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  36. Vladmir Dinets, Paul J. Polechla Jr. «First documentation of melanism in the jaguar (Panthera onca) from northern Mexico» (en inglés). Consultado el 2 de diciembre de 2009. 
  37. «Jaguar (Panthera onca. Our animals (en inglés). Akron Zoo. Consultado el 3 de noviembre de 2009. 
  38. a b Guidelines for Captive Management of Jaguars. Reproduction, pp. 28–38
  39. R. Gonçalves Morato, M. Alcindo Barros de Vaz Guimaraes, F. Ferriera, I. T. do Nascimento Verreschi, R. Campanarut Barnabe (1999). «Reproductive characteristics of captive male jaguars». Brazilian Journal of Veterinary Research and Animal Science (en inglés) 36 (5). doi:10.1590/S1413-95961999000500008. Consultado el 4 de diciembre de 2009. 
  40. a b c d e f g Guidelines for Captive Management of Jaguars. Natural History & Behavior, pp. 8–16
  41. Jeff Egerton (primavera de 2006). «Jaguars: Magnificence in the Southwest» (PDF). Newsletter (en inglés) (Southwest Wildlife Rehabilitation & Educational Foundation). Consultado el 4 de diciembre de 2009. 
  42. George B. Schaller y Peter Gransden Crawshaw Jr. (1980). «Movement Patterns of Jaguar». Biotropica (en inglés) 12 (3): 161-168. doi:10.2307/2387967. Consultado el 6 de diciembre de 2009. 
  43. a b c Rabinowitz, AR., Nottingham, BG Jr (1986). «Ecology and behaviour of the Jaguar (Panthera onca) in Belize, Central America». Journal of Zoology (en inglés) 210 (1): 149-159. Consultado el 6 de diciembre de 2009. 
  44. Weissengruber, GE; G Forstenpointner, G Peters, A Kübber-Heiss y WT Fitch (2002). «Hyoid apparatus and pharynx in the lion (Panthera leo), jaguar (Panthera onca), tiger (Panthera tigris), cheetah (Acinonyx jubatus) and domestic cat (Felis silvestris f. catus)». Journal of Anatomy (en inglés) 201 (3): 195-209. doi:10.1046/j.1469-7580.2002.00088.x. Consultado el 7 de diciembre de 2009. 
  45. a b Louise H. Emmons (1987). «Comparative feeding ecology of felids in a neotropical rainforest». Behavioral Ecology and Sociobiology (en inglés) 20 (4): 271-283. doi:10.1007/BF00292180. 
  46. Schaller, G. B. y Vasconselos, J. M. C. (1978). «Jaguar predation on capybara». Z. Saugetierk (en inglés) 43: 296-301. Consultado el 10 de diciembre de 2009. 
  47. a b «Determination That Designation of Critical Habitat Is Not Prudent for the Jaguar». Federal Register Environmental Documents (en inglés). Fish and Wildlife Service. 30 de julio de 2006. Consultado el 10 de diciembre de 2009. 
  48. Guidelines for Captive Management of Jaguars. Hand-rearing, pp. 62–75 (ver tabla 5)
  49. Guidelines for Captive Management of Jaguars. Nutrition, pp. 55–61
  50. «Jaguar» (en inglés). Catsurvivaltrust.org. 9 de marzo de 2002. Consultado el 10 de diciembre de 2009. 
  51. Richard Mahler (febrero de 2008). «Jaguar: The Western Hemisphere's Top Cat» (en inglés). Planeta. Consultado el 10 de diciembre de 2009. 
  52. «Jaguars». The Midwestern United States 16 000 years ago (en inglés). Illinois State Museum. Consultado el 14 de diciembre de 2009. 
  53. E. W. Sanderson, K. H. Redford, C.-L. B. Chetkiewicz, R. A. Medellin, A. R. Rabinowitz, J. G. Robinson y A. B. Taber (2002). «Planning to Save a Species: the Jaguar as a Model». Conservation Biology (en inglés) 16 (1): 58-72. doi:10.1046/j.1523-1739.2002.00352.x. 
  54. «Arizona Game and Fish collars first wild jaguar in United States» (en inglés). Arizona Wildlife News. 20 de febrero de 2009. Consultado el 14 de diciembre de 2009. 
  55. Hock, Heather (2 de marzo de 2009). «Illness forced vets to euthuanize recaptured jaguar» (en inglés). Azcentral.com. Consultado el 14 de diciembre de 2009. 
  56. «Addressing the Impacts of Border Security Activities On Wildlife and Habitat in Southern Arizona: STAKEHOLDER RECOMMENDATIONS» (en inglés). Wildlands Project. Consultado el 14 de diciembre de 2009. 
  57. «Jaguar (Panthera onca (en inglés). Phoenix Zoo. Consultado el 15 de diciembre de 2009. 
  58. Rhett A. Butler. «Structure and Character: Keystone Species» (en inglés). Mongabay.com / A Place Out of Time: Tropical Rainforests and the Perils They Face. Consultado el 15 de diciembre de 2009. 
  59. Wright, SJ; Gompper, ME; DeLeon, B (1994). «Are large predators keystone species in Neotropical forests? The evidence from Barro Colorado Island». Oikos (en inglés) 71 (2): 279-294. doi:10.2307/3546277. 
  60. J. Agustin Iriarte, William L. Franklin, Warren E. Johnson y Kent H. Redford (1990). «Biogeographic variation of food habits and body size of the America puma». Oecologia (en inglés) 85 (2): 185-190. doi:10.1007/BF00319400. 
  61. a b Littleton, C. Scott (2005). Gods, goddesses, and mythology (en inglés) 5. Marshall Cavendish. p. 1048. ISBN 0761475591. 
  62. Pequeñas y Graciosas Criaturas: Las mascotas dan una sonrisa a los juegos (Cute Little Creatures: Mascots lend a smile to the Games por Paula Welch Olympic Review Septiembre-Octubre de 1988 pagina 437 (en inglés)

Bibliografía

Bibliografía complementaria

Enlaces externos