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Con todo, sólo una minoría del partido nazi consideraba el antisemitismo como la cuestión principal, siendo un tema menos atractivo a la hora de conseguir seguidores como lo podían ser el anticomunismo, el nacionalismo o el desempleo. Aun así, constituyó un elemento clave en el reclutamiento entre los jóvenes, hasta el punto de convertirse en el trampolín para que los nazis pudiesen llegar a dominar las universidades alemanas ya hacia 1930, y fue relativamente fácil propagarlo entre las clases médicas y profesorales, donde se fomentó la competitividad con los numerosos judíos presentes en ellas.
Con todo, sólo una minoría del partido nazi consideraba el antisemitismo como la cuestión principal, siendo un tema menos atractivo a la hora de conseguir seguidores como lo podían ser el anticomunismo, el nacionalismo o el desempleo. Aun así, constituyó un elemento clave en el reclutamiento entre los jóvenes, hasta el punto de convertirse en el trampolín para que los nazis pudiesen llegar a dominar las universidades alemanas ya hacia 1930, y fue relativamente fácil propagarlo entre las clases médicas y profesorales, donde se fomentó la competitividad con los numerosos judíos presentes en ellas.


El movimiento hitleriano fue un fenómeno minúsculo y marginal políticamente hablando hasta la elección del Reichstag en mayo de 1928. Sin embargo, el nazismo se fue extendiendo en las zonas rurales y la clase media urbana ya a finales de la década, justo en plena crisis económica, permitiendo que en las elecciones de septiembre de 1930 el partido se convirtiese en la segunda fuerza política de Alemania. Dos años después, sería la primera. Durante esos años, el mensaje nazi se centró más en la necesidad de un nacionalismo integral antes que en insistir en el antisemitismo(Aunque este fue su pretexto inicial), habida cuenta de que Hitler había percibido que no era el elemento más efectivo para captar votos por no ser una preocupación de primer orden entre el electorado.
El movimiento hitleriano fue un fenómeno minúsculo y marginal políticamente hablando hasta la elección del Reichstag en mayo de 1928. Sin embargo, el nazismo se fue extendiendo en las zonas rurales y la clase media urbana ya a finales de la década, justo en plena crisis económica, permitiendo que en las elecciones de septiembre de 1930 el partido se convirtiese en la segunda fuerza política de Alemania. Dos años después, sería la primera. Durante esos años, el mensaje nazi se centró más en la necesidad de un nacionalismo integral antes que en insistir en el antisemitismo, habida cuenta de que Hitler había percibido que no era el elemento más efectivo para captar votos por no ser una preocupación de primer orden entre el electorado.
{{cita|No obstante, fue empleado con gran efectividad para exacerbar los agravios locales, para satisfacer los afanes anticapitalistas radicales de las bases de las SA y para reforzar las campañas callejeras contra los partidos marxistas.<ref>Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 90.</ref>}}
{{cita|No obstante, fue empleado con gran efectividad para exacerbar los agravios locales, para satisfacer los afanes anticapitalistas radicales de las bases de las SA y para reforzar las campañas callejeras contra los partidos marxistas.<ref>Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 90.</ref>}}



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Estos trabajadores esclavos rusos, polacos y holandeses, internados en el campo de concentración de Buchenwald, ingresaron en el campamento con un promedio de 73 kg cada uno. Después de 11 meses, su peso promedio era de 31 kg (16 de marzo de 1945)

En Historia, se identifica desde mediados del siglo XX con el nombre de el Holocausto a lo que técnicamente también se conoce, siguiendo la propia terminología del Estado nazi, como Solución Final (en alemán, "Endlösung") de la cuestión judía, esto es, el intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa.[1]​ La idea surgió entre los últimos meses de 1941 y principios de 1942,[2]​ y su arquitecto y organizador administrativo fue Heinrich Himmler.[3]​ También se utiliza, aunque con menor frecuencia, el término la shoah.[4]

Etimológicamente, ambos términos hacen referencia a antiguos rituales religiosos: holocausto proviene del griego ὁλόκαυστον holókauston, de ὁλον ‘completamente’ y καυστον ‘quemado’; por su parte, shoah es la adaptación de la forma latinizada ha'shoáh, del hebreo השואה.

El uso de la palabra holocausto para referirse al genocidio de aproximadamente seis millones de judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial,[5]​ se justifica a través de su referencia etimológica a algo quemado, pues tras el uso de la herramienta genocida más característica de la solución final, las cámaras de gas, los cuerpos de los asesinados eran incinerados en hornos crematorios.

La persecución y el asesinato de los judíos no se desarrolló sólo ni en Alemania, ni en los distintos campos de concentración creados a tal fin, sino que se extendió a Rusia, Europa Oriental y la península Balcánica, donde los alemanes y sus colaboradores (austriacos, lituanos, letones, ucranianos, húngaros, rumanos, croatas y otros) llevaron a cabo múltiples matanzas de judíos en fosas, bosques, barrancos y trincheras.[6]

Aunque se discute el grado de elaboración del plan que terminaría por provocar el genocidio, y la responsabilidad última, técnicamente hablando, de Adolf Hitler, el sustento ideológico de ese plan es bien conocido:

una ideología o Weltanschauung (concepción del mundo) milenarista que proclamaba que "el judío" constituía el origen de todos los males, en especial del internacionalismo, el pacifismo, la democracia y el marxismo, y que era el responsable del surgimiento del cristianismo, la Ilustración y la masonería. Se estigmatizaba a los judíos como "un fermento de descomposición", desorden, caos y "degeneración racial", y se los identificaba con la fragmentación interna de la civilización urbana, el ácido disolvente del racionalismo crítico y la relajación moral; se hallaban detrás del "cosmopolitismo desarraigado" del capital internacional y de la amenaza de la revolución mundial. Eran el Weltfeind (el "enemigo mundial") contra el cual el nacionalsocialismo definió su propia y grandiosa utopía racista de un Reich que duraría mil años.[7]

Además de esta ideología, la ejecución del genocidio tuvo como soporte a la sociedad alemana, la más moderna y con más nivel de desarrollo técnico de Europa, y que contaba con una burocracia perfectamente organizada.[8]

El antisemitismo presente, en mayor o menor medida, en Europa Occidental y Estados Unidos, además de los problemas económicos derivados de la Gran Depresión, provocaron también

la desgana de los responsables políticos británicos y estadounidenses a la hora de realizar algún esfuerzo significativo de salvamento de judíos europeos durante el Holocausto.[9]

Junto con los judíos, otros grupos humanos como gitanos, soviéticos (especialmente, los prisioneros de guerra), comunistas, polacos étnicos, otros pueblos eslavos, los discapacitados, los hombres homosexuales y disidentes políticos y religiosos, fueron también objeto de persecución y asesinato durante el nazismo.[10]

Según el criterio más o menos restringido que se adopte para definir el Holocausto, la cifra de víctimas varía. Algunos historiadores lo circunscriben al genocidio judíos a manos del Tercer Reich (algo más de 6 millones de víctimas).[11][12][13]​ Otros estudiosos consideran que debe aplicarse asimismo a las víctimas polacas y a otros pueblos eslavos y gitanos. Un tercer grupo amplía el término para que abarque igualmente a los homosexuales, los disminuidos físicos y mentales y los Testigos de Jehová, de modo que se estiman en 11 o 12 millones las víctimas del Holocausto, de las cuales más de la mitad eran judíos.[14]

Fundamentos históricos e ideológicos del Holocausto

Tras la Primera Guerra Mundial, el Imperio Alemán (Deutsches Reich) se dotó de una Constitución que lo definía como una República, de ahí el nombre de República de Weimar con el que habitualmente se conoce a Alemania en el periodo que va de 1919 a 1933.[15]

Desde un punto de vista sociológico, la República de Weimar se estableció

sobre el telón de fondo de unos traumas nacionales sin precedentes: en los alemanes pesaban gravemente la derrota inesperada en la Gran Guerra, la abdicación del emperador, la amenaza de la revolución comunista en su propio país, la humillación del Tratado de Versalles y la perspectiva del pago de exorbitantes reparaciones de guerra a los Aliados occidentales.[16]

A lo anterior hay que añadir un considerable caos económico y político, todo lo cual repercutió en que la derecha nacionalista empezase a perfilarse como enemiga de un régimen al que hacía responsable de la situación, incidiendo especialmente en determinadas consecuencias del tratado, como el reconocimiento por parte de Alemania de su culpabilidad de guerra, la pérdida de territorios, la reducción del ejército y la dependencia de préstamos extranjeros. Una inflación masiva en 1923 y el consecuente colapso monetario, que afectaron duramente a las clases trabajadora y media, redondearon un contexto ideal para el surgimiento de una oposición radical al régimen.

Simultáneamente, ya desde 1918, la económicamente fuerte población judía alemana (poco más de medio millón de personas) fue objeto de atención por una

propaganda intensiva que (...) llevaron a cabo las organizaciones antisemitas völkisch (racistas), que marcaron a los judíos con el estigma de haberse dedicado a acaparar para enriquecerse en tiempo de guerra, a actividades en el mercado negro y a la especulación bursátil, así como con el de ser responsables de la derrota en la Primera Guerra Mundial.[17]

Estos sentimientos antijudíos se recrudecieron con las crisis económicas y políticas que se desarrollaron entre 1918 y 1923. Por un lado, se empezó a asociar a los judíos con actividades subversivas por el papel desempeñado por diversos socialistas y comunistas judíos (Rosa Luxemburg, Kurt Eisner, Gustav Landauer, Eugen Leviné, Hugo Haase, etc.) en las frustradas revoluciones de 1918-1919. La mayoría de ellos terminarían siendo asesinados por miembros de la derecha nacionalista, incluido Walter Rathenau, el primer judío que había llegado al cargo de ministro de Asuntos Exteriores de Alemania.

Por otro lado, desde 1920 se experimentó una inmigración masiva de judíos polacos en Berlín. Sin trabajo y con dificultades para adaptarse por el idioma, se convirtieron en objetivo para las quejas xenófobas de muchos.

El antisemitismo en Hitler y el nazismo

En este contexto fue en el que surgió el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP), el partido nazi, fundado en Múnich en 1919, cuyo programa oficial de 1920 proponía la unión de todos los alemanes dentro de una Gran Alemania y que sólo las personas de sangre o raza alemana pudiesen ser nacionales (ciudadanas del Estado) y directores de medios de comunicación. Explícitamente, además, el NSDAP propugnaba un cristianismo constructivo y luchaba contra el espíritu judeomaterialista en el interior y el exterior del país.[18]

La primera declaración política conocida de su principal líder, el ex cabo del ejército alemán Adolf Hitler, expuesta en una carta del 16 de septiembre de 1919, incidía sobre la cuestión judía partiendo de la base de que la comunidad judía era un grupo estrictamente racial y no religioso. Además,

describe las acciones de dicha colectividad como causantes "de una tuberculosis racial de los pueblos". Desecha los pogromos como una respuesta meramente "emocional" al problema y exige un "antisemitismo racional" que imponga una ley de extranjería a los judíos, con el fin de revocar sus "privilegios especiales". El objetivo final, según le escribe al destinatario de la carta, "debe ser la extirpación [Entfernung] completa de los judíos".[19]

Con sus fundamentos nacionalistas y antisemitas, el partido nazi se fue desarrollando poco a poco sobre la base de una intensa y llamativa actividad casi diaria de sus militantes. Entre 1919 y 1924 su zona de acción se reducía a Baviera, donde captó a una heterogénea masa de alemanes compuesta de antiguos soldados, de anticomunistas y antisemitas y, en general, de desclasados atraídos por la idea de una revolución nacional. Sus ideas antisemitas eran expuestas con frecuencia en diversos discursos pronunciados tanto por Hitler como por otros nazis, como Alfred Rosenberg, Julius Streicher o Hermann Esser, e insistían en la necesidad de tomar medidas contundentes contra los judíos de forma que su influencia sobre la sociedad alemana se eliminase por completo.

En noviembre de 1923, el NSDAP intentó hacerse con el poder para marchar, a continuación, sobre Berlín con el objeto de derrocar a la República de Weimar. El conocido como putsch de Múnich fracasó con la simple intervención de la policía, y Hitler fue detenido.

Sin embargo, el juicio subsiguiente se convirtió en una plataforma publicitaria para Hitler y su partido, y durante los nueve meses que pasó en la cárcel en 1924 tuvo tiempo para escribir su autobiografía política, titulada Mein Kampf, que terminaría por convertirse en la biblia del movimiento nazi y en un texto esencial del antisemitismo, que el autor, según su propia confesión, había aprendido de personajes como el compositor Richard Wagner, Karl Lueger, alcalde de Viena, y el nacionalista extremista Georg von Schönerer.

Wagner, a quien musicalmente admiraba Hitler por encima de cualquier otro músico, había expuesto en numerosas ocasiones auténticas diatribas contra el papel corruptor de los judíos en el arte en general, a quienes consideraba la conciencia maligna de nuestra civilización moderna o el versátil genio corruptor de la humanidad.[20]

De Lueger tomaría la inspiración para utilizar el antisemitismo como un instrumento de movilización de masas, en tanto podía materializar los resentimientos del ciudadano común (el judío como asesino de Cristo, el judío como usurero enriquecido mientras los demás se arruinan...).

Y en cuanto a von Schönerer, Hitler había asumido íntegramente sus postulados radicales

sobre la necesidad de un antisemitismo étnico intransigente -basado en la sangre y la raza-, [y adoptado] su odio hacia la "prensa judía" y la "socialdemocracia dirigida por judíos".[21]

Además de estas influencias, determinadas experiencias personales del propio Hitler relatadas en Mi lucha, le llevaron a convertirse en un antisemita fríamente racional, comprendiendo, además, la naturaleza judaica de la socialdemocracia internacionalista austríaca.[22]

Como consecuencia de lo anterior

Hitler llamó, desde principios de la década de 1920, a una guerra sin cuartel contra "la doctrina judaica del marxismo", que impugnaba "la relevancia de la nacionalidad y la raza", negaba el valor de la personalidad y se oponía a las "leyes eternas de la naturaleza" con sus doctrinas igualitarias.[23]

Hasta 1924, la demagogia global antisemita era el tema principal en casi todos los discursos de Hitler y se dirigía, especialmente, contra los judíos por su supuesto papel como finacieros, capitalistas, responsables del mercado negro y aprovechados. Sin embargo, el impacto de la guerra civil rusa modificó está línea discursiva hacia la identificación de los judíos con el bolchevismo y hacia un explícito antimarxismo (que Hitler igualaba a la lucha contra los judíos).[24]

Así, pues,

hacia 1924 el núcleo central de la visión del mundo de Hitler -la historia como lucha racial y la aniquilación tanto del judaísmo (lo que quiera que eso pudiese significar en términos concretos), como de su más peligrosa manifestación política e ideológica, el marxismo -era una concepción firmemente instaurada en su pensamiento.[25]

También en Mi lucha (1925-1926) habla de lo oportuno que hubiese sido gasear de doce mil a quince mil judíos o hebreos corruptores durante la Primera Guerra Mundial, convencido como estaba, al igual que otros muchos ex soldados, de que Alemania había sufrido en esa guerra la traición de pacifistas y marxistas, todos ellos incitados por los judíos. La fijación de esta culpa haría que a principios de 1939 le expresase al Ministro de Asuntos Exteriores checo su pretensión de destruir a los judíos como castigo por lo que habían hecho el 9 de noviembre de 1918 (fecha de la rendición de Alemania y de la consecuente instauración de la República de Weimar).[26]​ A través de su identificación del judío con el marxismo y el bolchevismo, también responsabilizaba a los judíos de lo que denominaba genocidio judeobolchevique durante la Revolución rusa.

Era característico asimismo de los discursos de Hitler, cuando tocaba la cuestión judía, la deshumanización constante a la que sometía a los judíos

por medio de un lenguaje zoológico que los calificaba de raza inferior, de "plaga" de la que había que hacer limpieza o también de gérmenes, bacilos y microbios que atacaban y envenenaban el organismo hasta que se los erradicaba. Se presentaba a la comunidad judía como el equivalente de una peste bubónica medieval, con la salvedad que, en este caso, las metáforas médicas se habían modernizado y evocaban enfermedades mortales como el cáncer o la tuberculosis. (...) Se percibía a los judíos como una "contrarraza" diametralmente opuesta a los "arios" alemanes, y se los consideraba intrínsecamente destructivos, parasitarios y agentes de descomposición (Zersetzung).[27]

Todo este antisemitismo tuvo, además, diversas publicaciones como herramientas para llegar al gran público. Destacó entre ellas Der Stürmer, donde se acusaba habitualmente a los judíos de violar a jóvenes alemanas y explotarlas como prostitutas, de raptar a niños y luego asesinarlos ritualmente, y de pretender empozoñar la sangre alemana a través de las relaciones sexuales para destruir la familia y el Volk (pueblo) alemanes.

También entre 1926 y 1928 Hitler se fue interesando cada vez más por la cuestión del territorio, cuya escasez por parte de Alemania se habría de solventar sustentándose en su creencia en el darwinismo social y en su teoría de la historia racial, por lo cual el más débil debía caer en beneficio del más fuerte. Así las cosas,

según su punto de vista, hay tres valores decisivos en lo que al destino de un pueblo se refiere: el valor de la sangre o la raza, el valor de la personalidad y su espíritu guerrero o espíritu de supervivencia. Estos tres valores, encarnados por la "raza aria", corrían, bajo el punto de vista de Hitler, un riesgo mortal por culpa de los tres "vicios" del "marxismo judío": la democracia, el pacifismo y el internacionalismo.[28]

Con todo, sólo una minoría del partido nazi consideraba el antisemitismo como la cuestión principal, siendo un tema menos atractivo a la hora de conseguir seguidores como lo podían ser el anticomunismo, el nacionalismo o el desempleo. Aun así, constituyó un elemento clave en el reclutamiento entre los jóvenes, hasta el punto de convertirse en el trampolín para que los nazis pudiesen llegar a dominar las universidades alemanas ya hacia 1930, y fue relativamente fácil propagarlo entre las clases médicas y profesorales, donde se fomentó la competitividad con los numerosos judíos presentes en ellas.

El movimiento hitleriano fue un fenómeno minúsculo y marginal políticamente hablando hasta la elección del Reichstag en mayo de 1928. Sin embargo, el nazismo se fue extendiendo en las zonas rurales y la clase media urbana ya a finales de la década, justo en plena crisis económica, permitiendo que en las elecciones de septiembre de 1930 el partido se convirtiese en la segunda fuerza política de Alemania. Dos años después, sería la primera. Durante esos años, el mensaje nazi se centró más en la necesidad de un nacionalismo integral antes que en insistir en el antisemitismo, habida cuenta de que Hitler había percibido que no era el elemento más efectivo para captar votos por no ser una preocupación de primer orden entre el electorado.

No obstante, fue empleado con gran efectividad para exacerbar los agravios locales, para satisfacer los afanes anticapitalistas radicales de las bases de las SA y para reforzar las campañas callejeras contra los partidos marxistas.[29]

El antisemitismo en la sociedad alemana

La culpabilización de los judíos como responsables de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial fue una actitud general entre los soldados que participaron en ella. Por su parte, los nacionalistas de derecha, los monárquicos conservadores y las viejas élites, atemorizados por la revolución de Octubre, asociaban el bolchevismo con el judaísmo y creían en la posibilidad de una conspiración judía. En cuanto a las clases medias y bajas, la creencia en que los judíos habían obtenido ganancias enonómicas a costa de la guerra y las reparaciones posteriores era también frecuente. En general, existía un cierto malestar por la inmigración de judíos desde el Este y por la convicción de que el capital estaba en manos de judíos. Así las cosas, y teniendo en cuenta que justo tras la guerra ya se había convertido en un éxito de ventas el panfleto antisemita ruso Protocolos de los sabios de Sión,

en 1933, ya había en Alemania más de cuatrocientas asociaciones y entidades antisemitas, así como unas setecientas publicaciones periódicas antijudías [que, en buena parte], retrataban a los judíos no sólo como una amenaza económica y política, sino también como un peligro para las mujeres alemanas y la pureza de la raza. Los medios de opinión más respetables y conservadores deploraban la permisividad de costumbres, la cultura modernista y la actividad política radical de Berlín de los años veinte, que atribuían a la influencia judía y marxista.[30]

Las zonas de mayor antisemitismo y, por tanto, más receptivas a las ideas nazis al respecto fueron Franconia, Hesse, Westfalia y algunas partes de Baviera.

Hitler en el poder: las políticas antisemitas entre 1933 y 1938

El acceso de Hitler al poder en enero de 1933 marcó el final de la emancipación judía en Alemania. Durante los seis años que siguieron, un siglo entero de integración de los judíos en la sociedad germana iba a quedar anulado de forma completa y brutal. Desde el principio, los nazis instauraron una orgía de terror dirigida contra oponentes políticos y judíos, a quienes se sometió a la violencia arbitraria de los matones que integraban las bandas de merodeadores de las SA.[31]

La primera gran actuación del gobierno nazi contra los judíos fue la declaración oficial para el 1 de abril de 1933 de un boicot económico contra las tiendas y negocios judíos. La reacción de la población alemana fue desigual, pero la impresión causada en los judíos fue demoledora.

Pocos días después, se aprobó la "Ley para la Renovación de la Función Pública Profesional", que desplazó al retiro a todos los funcionarios de origen no ario (exceptuando a los veteranos de guerra). Siguieron diversas leyes que excluyeron del ejercicio profesional a multitud de abogados, jueces, fiscales, notarios y médicos judíos, y diversas medidas contra intelectuales judíos (universitarios, artistas, escritores...), muchos de los cuales (en 1933, unos 2000), entre ellos Albert Einstein, hubieron de emigrar. Una ley de numerus clausus limitó al 1,5% el número de judíos admitidos en los institutos y las universidades.

En mayo se produjo una quema pública de libros, muchos de ellos de autores judíos, en las plazas de ciudades de todo el país, lo que pretendía simbolizar el fin de la influencia intelectual del judaísmo en Alemania.

En septiembre, Goebbels, a través de la Cámara de Cultura del Reich, inició un proceso de depuración en el ámbito artístico y cultural, negando la posibilidad de la actividad profesional a los judíos en la prensa, el teatro, el cine y la música.

Como consecuencia de todo lo anterior, el primer año de Hitler en el poder provocó la marcha de unos 40.000 judíos de Alemania, casi el 10% de los que había; tras seis años de gobierno nazi, se habían marchado del país 200.000 judíos.

Aunque la experiencia del boicot de principios de 1933, no muy seguido por la sociedad alemana, llevó a que la legislación incidiese en minar a los pequeños comerciantes y profesionales judíos, por provocar menos perjuicios a la economía en general, en 1935 la cuarta parte de las empresas judías se habían ya arizado. Y a partir de junio de 1938, cuando la economía estaba recuperada, se inició el expolio y la expropiación de las propiedades judías, lo cual implicó la emigración de unos 120.000 judíos.

El 24 de marzo de 1934 se retiró oficialmente la ciudadanía a los miembros de la comunidad judía.

Paralelamente a las decisiones gubernamentales al respecto, se fueron incrementando las llamadas Einzelaktionen o acciones individuales contra los judíos por parte de elementos de las SA, actos violentos y sádicos contra ellos. La mala imagen exterior que generaban estas acciones, y la convicción de que se promovían desde el gobierno actos de vandalismo contra los judíos, se resolvió con la promulgación en septiembre de 1935 de las leyes raciales de Nuremberg, con las que se intentó contentar tanto a la burocracia del partido nazi como a sus elementos más radicales.

Las leyes "para la protección de la Sangre y el Honor Alemanes" despojaron oficialmente a los judíos de los derechos ciudadanos que todavía conservaban; también proscribieron los matrimonios y las relaciones sexuales extramaritales entre judíos y súbditos del Estado que fueran "de sangre alemana o afín", y vedaron a los judíos la posibilidad de emplear en sus casas a sirvientas alemanas de menos de 45 años (presumiblemente por miedo a que los hombre judíos pudieran seducir a jóvenes alemanes y engendrar hijos con ellas); asimismo, prohibieron que los judíos enarbolaran la bandera nacional (la esvástica) o los colores del Reich. La Ley de Ciudadanía del Reich proporcionaba igualmente una nueva definición de quién era judío y quién no lo era. (...) El objetivo declarado de las leyes (...) era, según el propio discurso de Hitler ante el Reichstag, "encontrar una solución civil definitiva [eine einmalige säkulare Lösung] para el establecimiento de una base sobre la cual la nación alemana pueda adoptar una mejor actitud hacia los judíos [eine erträgliches Verhältnis zum jüdischen Volk].[32]

Como comentario a las mismas, Hitler utilizó por primera vez expresiones tajantes respecto al futuro que les podría esperar a los judíos, si las leyes no llegasen a ser suficientes para controlarlos; en concreto, habló de la posibilidad de dejar el problema en manos del Partido Nacionalsocialista para que le buscase una solución definitiva (zur endgültigen Lösung).

Las leyes de Núremberg y la celebración de los Juegos Olímpicos en Berlín hicieron posible un periodo de tranquilidad física para los judíos, que duraría hasta 1938. Sin embargo, los proyectos de recrudecimiento de la actitud de los nazis respecto de los judíos siguieron adelante. En 1937 Hitler declaró que durante los dos o tres años siguientes la cuestión judía se habría de arreglar de un modo u otro, y a finales de ese año, con la consecución del pleno empleo en Alemania, la intención de expropiar y eliminar a los judíos de la economía alemana se hizo clara.

Los preámbulos del Holocausto

La noche de los cristales rotos y el comienzo de las deportaciones y los guetos

En marzo de 1938 Alemania se anexionó Austria, y con ellos incorporó a su población a los 200.000 judíos austriacos. Como herramienta para alcanzar la aspiración nazi de liberar a Alemania de la población judía, Viena se convirtió en el primer lugar en el que se pondría en práctica la que sería, a partir de entonces, una constante política nazi: la deportación de la comunidad judía de su territorio. Previamente, hubo

una campaña de intimidación particularmente violenta y brutal, [en la que] las SA obligaron a los judíos a fregar las calles de la ciudad con pequeños cepillos bajo la mirada de una multitud que se mofaba de ellos, los negocios pertenecientes a aquella minoría fueron expropiados a la velocidad del rayo y los matones nazis austríacos saquearon sin contemplaciones los hogares judíos.[33]

El antisemitismo ya presente en Austria sirvió para desbordar las medidas antijudías, hasta el punto de que llegaron a servir de modelo para las tomadas en la propia Alemania. Una campaña de detenciones provocó el traslado de unos mil judíos a campos de concentración.

La consecuencia inmediata fue una oledada de emigración judía tanto de Alemania como de Austria. La Conferencia internacional de Evian, en Francia, promovida por Estados Unidos con el objeto de tratar el tema de los refugiados judíos, se resolvió con excusas generalizadas por parte de todos los países presentes para no acoger a un número sustancial de judíos.

La primera deportación en masa se produjo en octubre de 1938, cuando 16000 judíos de origen polaco fueron expulsados de Alemania, siendo abandonados en la frontera con Polonia, que les negó la entrada. El hijo de uno de ellos, Herschel Grynszpan, que residía en París, reaccionó asesinando al tercer secretario de la embajada alemana en París. La propaganda nazi calificó la acción como declaración de guerra y como un acto más de la conspiración judeomasónica mundial. Así, un día después de la muerte del diplomático, el 10 de noviembre, tuvo lugar la noche de los cristales rotos (Reichkristallnacht), pogromo instigado por el ministro de propaganda Joseph Goebbels, pero con la expresa aprobación de Hitler, que constituyó la exhibición pública de antisemitismo más violenta en Alemania desde la época de las cruzadas y un momento decisivo y de gran significación en el camino hacia el Holocausto:[34]

A lo largo y ancho de Alemania, ardieron más de cuatrocientas sinagogas y se saquearon más de siete mil quinientos negocios y otras propiedades judías; por lo menos cien judíos fueron asesinados, muchos más resultaron heridos, y a treinta mil se los despachó de modo sumario a campos de concentración en los cuales sufriían indecibles ultrajes.[35]

Otra consecuencia directa del pogromo fue que Reinhard Heydrich asumió la coordinación centralizada de la Cuestión Judía.

Las agresiones no solo fueron realizadas por los fanáticos ideológicos del partido nazi, sino también por alemanes corrientes. No hubo, además, protestas públicas significativas por parte de las iglesias.

Dos días después, el gobierno alemán reforzó las consecuencias del pogromo imponiendo una multa de mil millones de reichsmarks a la comunidad judía alemana por lo que se calificó como actitud hostil hacia el Reich y su pueblo. Durante la reunión en la que se decidió la medida, se sugirieron diversas medidas discriminatorias muchas de las cuales serían aprobadas por Hitler el mes siguiente. Básicamente, se puso prácticamente fin a toda actividad empresarial de los judíos, a su libertad de movimiento y a sus relaciones con el resto de alemanes.

La radicalización de la actitud hacia los judíos quedó meridianamente reflejada en un artículo del 24 de noviembre de 1938 en el periódico de las SS, Das Schwarze Korps, en el que se afirmaba que

tendríamos que enfrentarnos a la necesidad irrevocable de exterminar el submundo judío del mismo modo que, bajo nuestro gobierno de Ley y Orden, solemos exterminar a cualquier otro criminal, es decir, con el fuego y la espada. El resultado debería ser la eliminación práctica y definitiva de los judíos que hay en Alemania, su aniquilación absoluta.[36]

Dos meses después, el 30 de enero de 1939, Hitler pronunciaba un discurso en el Parlamento alemán que habría de gravitar sobre todas las decisiones que en adelante se tomarían sobre la cuestión judía. Alardeando de una aptitud profética, afirmó:

Durante la época de mi lucha por el poder, fue en primer lugar la raza judía la que no hizo sino recibir a carcajadas mis profecías cuando dije que algún día asumiría la dirección del Estado y, con ella, la de toda la nación, y que entonces, entre muchas otras cosas, resolvería el problema judío. Sus carcajadas fueron escandalosas, pero creo que, de un tiempo a esta parte, ya solo ríen por dentro. Hoy seré profeta una vez más: si los financieros judíos internacionales de Europa y de fuera de ella logran sumir de nuevo a las naciones en una guerra mundial, ¡el resultado no será la bolchevización de la tierra y, por lo tanto, la victoria de los judíos, sino la aniquilación de la raza judía en Europa.[37]

Hitler recordaría su profecía dos veces en 1942 y tres en 1943, aunque asociándola a una fecha equivocada, el 1 de septiembre de 1939, como forma de vincular el inicio de la guerra a los judíos.

Previamente, en el contexto de sus iniciativas diplomáticas para conseguir que la comunidad internacional se hiciese cargo de la población judía alemana, Hitler había declarado dos meses antes al ministro de Defensa de Sudáfrica, Oswald Pirow, que ya había adoptado una decisión irrevocable sobre ellos y que un día habrían de desaparecer de Europa.[38]

La Solución Final

Mapa que muestra la ubicación de todos los campos de exterminio, la mayoría de los campos de concentración, campos de trabajo, prisiones, ghetos, las principales rutas de deportación y los lugares de masacres.

Solución final o Solución final al problema judío (Endlösung der Judenfrage, en alemán) fue el nombre técnico que utilizaron los nazis para identificar su intención genocida respecto de la población judía europea. El término fue acuñado por Adolf Eichmann,[39]​ un funcionario nazi que supervisó en primera instancia la campaña, a la que se denominaba reinstalación. No obstante, el Holocausto no se desarrolló siguiendo las directrices de ningún plan perfectamente definido, pues no existió, según el estado actual de conocimientos al respecto, ningún documento que recogiese como tal.

En cuanto al grado de responsabilidad directa de Hitler, el historiador Ian Kershaw ha hablado de su "autoridad carismática" como fuente del mecanismo psicológico mediante el cual sus subordinados trabajaban con

la expectativa de que [sus deseos e intenciones] eran las "pautas para la acción", con la certidumbre de que las acciones que estuvieran en consonancia con esos deseos e intenciones merecerían su aprobación y confirmación.[40]

El camino hacia el Holocausto

El principal objetivo de Hitler, tras las distintas anexiones e invasiones de otros territorios y países durante la guerra, fue la limpieza racial de los mismos, en tanto que habían pasado a formar parte de la Gran Alemania. Como corolario de este objetivo y de las consecuencias naturales de una guerra, dos fueron los grandes problemas con lo que se encontró el nazismo: el reasentamiento de los deportados y de los prisioneros de guerra, y la manutención de los mismos. Y aunque, en parte, la política de exterminio fue una salida a ambos problemas, ya en septiembre de 1939 había constancia de las ideas de Hitler sobre la administración de Polonia:

El 12 de septiembre de 1939, el almirante Canaris le comentó al general Keitel que tenía conocimiento de las ejecuciones en masa (Füsilierungen) que estaban planificándose para Polonia "y que tenían que ser exterminados (ausgerottet) la nobleza y el clero especialmente". Keitel le respondió que el Führer ya lo había decidido personalmente. La Wehrmacht tenía que aceptar el "exterminio racial" y la "limpieza política" de las SS y la Gestapo, aun sin querer tener nada que ver con ellas. Ésa fue la razón por la cual, junto con los comandantes militares, hubo también nombramientos de comandantes civiles, sobre quienes recaería el "exterminio racial" (Volkstums-Ausrottung).[41]

Con todo, durante el periodo 1939-1941, los nazis no llegaron a elaborar una política clara y coherente sobre qué hacer con los judíos, los polacos y el medio millón de germanos de pura cepa que fueron «repatriados» a territorios anexionados por Alemania. Solo cuando el Warthegau empezó a colapsarse con los judíos llegados de Alemania y cuando la invasión de la URSS multiplicó el problema del movimiento y la manutención de personas, se empezó a pensar más seriamente en la elaboración de planes más o menos precisos para solucionar tales problemas.

La política antisemita en el Warthegau

En principio, fue Polonia el país que sirvió a los nazis como campo de pruebas de una serie de procedimientos que, más tarde, caracterizarían al Holocausto.

En Polonia, además de asesinarse a cerca de 10000 intelectuales y miembros de la nobleza y el clero polacos para eliminar la resistencia local, se inició una serie de deportaciones masivas de ciudadanos hacia el Este.[42]

Con la invasión de Polonia en septiembre de 1939, los nazis se encontraron con que el imperio alemán había incorporado a su población a dos millones de judíos polacos (posteriormente, un millón de ellos, de la Polonia oriental, como resultado del pacto nazi-soviético pasarían a formar parte de la Rusia comunista). Esta situación, que se repitió en menor medida con cada conquista alemana (120000 judíos más de los territorios checos, por ejemplo, etc.), puso a los nazis ante el problema de cómo lograr territorios judenrein, esto es, «libres de judíos».

En todo este asunto, la zona del oeste de Polonia anexionada que los nazis denominaron «Warthegau» («Reichsgau Wartheland»), cuya capital era Posen (Poznan), desempeñó un papel crucial en la génesis de la Solución Final.

En líneas generales,

la invasión alemana de Polonia trajo consigo de inmediato la sádica humillación de la comunidad judía polaca -a menudo se vejó en público a los judíos ortodoxos arrancándoles la barba y los bucles- y el asesinato intermitente de judíos, que causó, durante los tres primeros meses de la campaña, un número cercano a las siete mil.[43]

Las figuras más importantes en la administración del territorio fueron Arthur Greiser, gobernador del Reich y gauletier del partido nazi, y Wilhelm Koppe, jefe de las SS y la policía de la región.

Desde finales de 1939, se empezaron a establecer guetos por toda Polonia; el primero estuvo en la ciudad de Lodz, precisamente en el Warthegau.[44]

Con todo, el mayor de todos los guetos polacos fue el de Varsovia, con una superpoblación que llegó a alcanzar el medio millón de judíos en un espacio de 3'3 kilómetros cuadrados. Fue aislado del resto de la ciudad en noviembre de 1940. Tanto en Varsovia como en Lodz, cerca de una cuarta parte de los judíos murieron a causa de las enfermedades, el hambre y las condiciones de crueldad inhumana.

Simultáneamente, se ordenó la constitución de consejos judíos en las comunidades judías para encargarse de la aplicación precisa e inmediata de las directrices emitidas por las autoridades alemanas. Entre sus funciones, estuvo la gestión de la concentración de los judíos de las zonas rurales en ciudades con enlaces ferroviarios o cerca de vías férreas, pero sobre todo la de actuar de enlace entre la población y las autoridades nazis.

El principio de los problemas que más tarde llevarían a idear políticas genocidas tuvo lugar en el otoño de 1941, cuando empezaron a llegar al Warthegau los primeros judíos deportados de Alemania. De todas formas,

la posibilidad de liquidar judíos encerrados en guetos ya había sido planteada por vez primera en el verano de 1941 por los líderes nazis del Warthegau. Las primeras unidades móviles de gasificación desplegadas contra los judíos se pusieron en marcha en el Warthegau durante los últimos meses de 1941. Y el asesinato sistemático de judíos se inició a primeros de diciembre de 1941 en el primer campo de exterminio -"furgones de gasificación", de hecho- establecido en Chelmo, sobre el Ner.[45]

Con todo, hubo numerosas dudas acerca de cómo tratar exactamente a los judíos por parte de quiene se tenían que enfrentar a la gestión directa de las deportaciones y a la aplicación de determinadas medidas. En concreto, hubo dudas acerca de cómo tratar a los judíos alemanes, como lo demostró, por ejemplo, la indecisión a la hora de gestionar el futuro de los judíos que había en Minsk, sobre muchos de los cuales se tenían dudas acerca de su grado de ascendencia aria y que, por tanto, podrían ser susceptibles de un trato radicalmente diferente del dedicado a los judíos rusos. Simultáneamente, había dudas también en relación a la aplicación de la estrella amarilla como distintivo de los judíos del Reich (Alemania, Austria y el protectorado checo). Estas cautelas del nazismo venían provocadas por las dificultades de ocultar a la opinión publica alemana determinas acciones y decisiones aplicadas sobre esos ciudadanos alemanes; así las cosas, el Reich no fue declarado judenrein hasta junio de 1943.

Hacia noviembre de 1941, se planteó también si los judíos del Este deberían ser respetados en el caso de que fuesen útiles como trabajadores para la industria armamentística. A la pregunta de Heinrich Lohse (comisario del Reich para Ostland) si debían ser liquidados sin tener en cuenta consideraciones prácticas, el Ministerio del Reich para los Territorios Ocupados respondió que las consideraciones de tipo económico no debían tenerse en cuenta. Por lo demás, remitió la resolución de otras dudas al jefe superior de las SS y la policía.[46]

El 26 de febrero de 1942, una carta dirigida al diplomático alemán Martin Luther, fue redactada por Reinhard Heydrich durante la Conferencia de Wannsee para solicitar a Luther asistencia administrativa para la implantación de la "Endlösung der Judenfrage" (Solución final al problema Judío). Ver la Transcripción y traducción de la carta en el Memorial House of the Wannsee Conference.

Después, tras el comienzo de la invasión de la Unión Soviética, antes del final de 1941, dos millones de prisioneros soviéticos habían muerto ya de hambre en campos de concentración alemanes.

En septiembre de 1939 se expusieron, en distintas directrices del Jefe de la Policía de Seguridad Reinhard Heydrich, las líneas definitorias de lo que entonces se entendía como objetivo final en relación a los judíos: concentrarlos en las grandes ciudades polacas para a continuación deportarlos hacia una reserva al este del Vístula.[47]​ A estas alturas, estaba ya claro que

Hitler era quien marcaba las pautas y era asimismo la autoridad final en cuanto a decidir el grado de brutalidad de la política racial; y dejan claro también que tenía ideas de gran repercusión, aunque imprecisas, sobre pasos futuros, utilizando al menos en parte las iniciativas sugeridas por Himmler, que rápidamente demostraron ser irrealizables e impracticables. Fue precisamente debido a que los crueles imperativos de Hitler no ofrecía más que unos objetivos amplios, pero débilmente formulados, y sancionaban acciones de lo más brutales, por lo que se abrió la puerta a iniciativas salvajes de los organismos del partido y del Estado y, por encima de todo, naturalmente, de las SS.[48]

La política de deportaciones con el objeto de dar cabida a alemanes, que en la primavera de 1940 había llevado al Gobierno General a 128.011 judíos,[49]​ terminó provocando numerosas quejas tanto por parte de aquellos que echaban en falta la mano de obra para la guerra que esos judíos representaban, Göring, como por quienes como Frank veían como el territorio bajo su gestión se empezaba a ver congestionado por esos deportados.

La crisis en el proceso de deportaciones se materializó en una reunión celebrada el 31 de julio de 1940 en Cracovia donde, ante la evidencia expuesta por parte de Greiser de la masificación en el Warthegau (en el gueto de Litzmannstadt-Lodz había ya 250000 judíos), se sugirió como salida la deportación de los judíos a Madagascar.

El 25 de mayo de 1940, Himmler le había presentado a Hitler un memorándum secreto titulado "Reflexiones sobre el trato a los pueblos de raza extranjera del Este" en el que hablaba del "pueblo subhumano del Este" y de la necesidad de utilizarlos como mano de obra. Explícitamente, rechazaba el exterminio físico (por antialemán y bolchevique), prefiriendo el reasentamiento y división de grupos sobre la base de un criterio racial. Respecto de los judíos, expresaba su esperanza de que estos desapareciesen de Europa a través de una gran emigración de los mismos a África o alguna otra colonia.[50]

La idea de enviar a los judíos a Madagascar estaba en el aire desde que en 1937 el gobierno polaco había tratado de llegar a un acuerdo con franceses y británicos para enviar allí a un millón de judíos polacos. Tras la capitulación de Francia, Franz Rademacher, responsable alemán de asuntos judíos en el Ministerio de Asuntos Exteriores, elaboró un memorándum que preveía la deportación de cuatro millones de judíos de Europa a la isla.

El punto de inflexión respecto de la política antijudía del nazismo tuvo lugar con la invasión de la Unión Soviética, en junio de 1941, que decidió a Hitler a enviar hacia el Este a todos los judíos en vez de a Madagascar, inviable en esos momentos mientras Gran Bretaña mantuviese su dominio marítimo.

La «Solución al problema judío»

A mediados de junio de 1941, Heyndrich realizó una serie de indicaciones genéricas a los jefes superiores de las SS y la policía en el este sobre la necesidad de matar judíos, saboteadores, subversivos y funcionarios del Comintern. Un mes después, en una conferencia de planificación, Hitler afirmó que había que aniquilar a cualquiera que se interpusiese en el camino de Alemania.[51]

El 16 de julio de 1941, el jefe del Servicio de Seguridad (SD) en Posen, Rolf-Heinz Höppner envió a Adolf Eichmann, de la Oficina Principal de Seguridad del Reich en Berlín, un informe titulado Solución al problema judío, en el que recogía las conclusiones de diversas discusiones al respecto entre distintos organismos del Reich. La idea principal que se exponía en el informe era la de concentrar a todos los judíos del Warthegau en un campo para 300000 personas situado cerca del centro de la producción de carbón, para que los judíos aptos para el trabajo pudiesen ser explotados. Además, se señalaba, en relación con los judíos que no pudiesen trabajar y con aquellos a los que no fuese posible alimentar, que habría que considerar seriamente si la solución más humana no sería terminar con ellos mediante algún tipo de preparado de efecto rápido. Por lo demás, se sugería la estirilización de todas las judías para solventar el problema judío en esa misma generación. Así, pues, el informe destacaba la idea de genocidio en una fase embrionaria.[52]

El 31 de julio de 1941 Göring (...) encargó a Heyndrich llevar a cabo los preparativos necesarios para "la solución completa de la Cuestión Judía dentro de la esfera de influencia alemana en Europa". Todo lo que Göring hizo, en realidad, fue firmar un documento redactado en el despacho de Heydrich, casi con toda seguridad a partir de un borrador de Eichmann. (...) El mandato (...) se ha interpretado con frecuencia como el reflejo directo de la orden de Hitler de matar a los judíos de Europa. Pero es una interpretación que deja lugar a dudas. Parece más probable que el mando siguiera buscando aún una solución territorial, que se planteara el traslado de los judíos alemanes y de otros lugares de Europa a un reserva masiva situada en el este, más allá de los Urales.[53]

Esa solución territorial dependía, por un lado, de una victoria rápida de Alemania sobre la Unión Soviética y, por otro, de un cambio en los planes de Hitler, que todavía tenía en mente usar a los judíos alemanes como rehenes y que no quería que fuesen deportados al Este. Sin embargo, en septiembre las ideas empezaron a cambiar, cuando, probablemente, Rosemberg convenció a Hitler de utilizar la deportación de judíos como forma de represalia por las deportaciones de alemanes del Volga a Siberia por parte de los soviéticos.[54]

Carta de Hermann Goering a Reinhard Heydrich acerca de la Solución Final

Así las cosas, el 18 de septiembre de 1941, Himmler envió a Arthur Greiser (jefe administrativo y gubernativo del Warthegau, el «Gauleiter») una notificación en la que daba cuenta del deseo de Hitler de librar al alto Reich, el territorio histórico de Alemania, y al Protectorado, Bohemia y Moravia, de judíos, enviándolos primero a Polonia y más tarde hacia el este.

Hacia (...) finales de septiembre o primeros de octubre de 1941, la decisión de llevar a cabo el exterminio físico -al menos el de los judíos no aptos para trabajar- estaba ya tomada, aunque era Rusia, y no Polonia, el área de implementación prevista. (...) A lo largo de los meses siguientes se dieron los pasos necesarios que culminaron en la Solución Final. Fue en octubre y noviembre de 1941 cuando se tejieron a toda velocidad los hilos de la red del exterminio.[55]

Los primeros asesinatos con gas realizados en Auschwitz afectaron a prisioneros soviéticos y tuvieron lugar a finales de verano y principios de otoño de 1941 (a finales del año, se inició la construcción de Auschwitz-Birkenau, el campo de exterminio por antonomasia).[56]

Explícitamente, en el contexto del aumento de la matanza de judíos soviéticos que se había producido a lo largo de septiembre, el 2 de octubre Hitler indicó que esas masacres gozaban de su plena aprobación.[57]​ Estas masacres habían contado con la ayuda de un camión que usaba los gases de escapa para matar y que utilizaba el Einsatzgruppe C. En una reunión de ocubre, Eichmann, Alfred Wetzel y Viktor Brack discutieron planes para la construcción de aparatos de gaseamiento, que estarían dedicados en principio para los judíos que no valiesen para trabajar.[58]

El 23 de octubre, el jefe de la Gestapo, Heinrich Müller, emitió una circular en nombre de Himmler en la que prohibía cualquier nueva deportación de judíos, debido a la saturación de las zonas de Polonia y del Este adonde habían sido enviados hasta el momento.

En octubre, en Polonia, tuvo lugar también la masacre por la cual perdió la vida la totalidad de los judíos de Konin (unas tres mil personas), que habían sido primero concentrados en Zagarow y luego transportados hacia los bosques de Kazimir; este tipo de asesinatos se habrían ido produciendo desde casi un año antes.[59]​ A finales de noviembre, por otro lado, unos 700 judíos de internados en un campo de Kozminek, cerca de Kalish, fueron poco a poco asesinados también mediante un furgón de gas.[60]

El 28 de noviembre, en una conversación con el gran muftí de Jerusalén exiliado en Berlín, Hitler reiteró su visión del problema judío:

le dijo al muftí que «Alemania era favorable a una guerra intransigente contra los judíos [Deutschland trete für einem kompromisslosen Kampf gegen die Juden ein]»; estaba decidido, «paso a paso, a pedirle a una nación europea tras otra la resolución de su propio problema judío, y, en el momento adecuado, a dirigir también un llamamiento similar a las naciones no europeas». (...) Hitler también le pidió al muftí que guardara celosamente «en las profundidades más remotas de su corazón» la información de que «proseguiría la batalla hasta la destrucción total [Zerstörung] del imperio judeocomunista en Europa».[61]

La complejidad de la invasión de la Unión Soviética llevó a que la Wehrmacht, el ejército regular alemán, recibiese orden de asistir militar y logísticamente a los Einsatzgruppen, las unidades móviles de ejecución de las SS, para que pudiesen realizar sus acciones con facilidad. Así,

durante los primeros dieciocho meses de la campaña rusa, los cuatro batallones de la Einsatzgruppen que actuaban en el vasto frente que se extendía desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro, asesinaron, con la ayuda de las unidades de la Wehrmacht y la policía nazi, a más de un millón de hombres, mujeres y niños judíos.[62]

Las primeras masacres, cometidas en los estados bálticos, contaron frecuentemente con el apoyo de los ciudadanos bálticos, especialmente de ucranianos y lituanos.[63]

Apenas unos días después, el 16 de diciembre, Hans Frank expresó a varios líderes del Gobierno General la necesidad de exterminar a los judíos fuese el que fuese el lugar donde se encontrasen. Por lo demás, comentó también su desconocimiento del modo en que eso podría llevarse a cabo (habló de tres millones y medio de judíos), lo que demostraría que todavía no se había esbozado un plan al respecto.[64]

El objetivo explícito era la limpieza sistemática de judíos, a los que se concentraba en una o más localidades para luego llevarlos a los lugares de ejecución donde previamente se habían excavado unas fosas; allí, en grupos de quinientos y distanciados unos dos kilómetros entre sí, eran asesinados.[65]

Consecuentemente, a principios de diciembre de 1941 se inició el exterminio regular y sistemático de judíos en Chelmno, de lo que se encargó un equipo especial ya experimentado en el uso de furgones de gas (empezaron con dos furgones y llegaron a contar con tres): un grupo a cargo de Herbert Lange, que había asesinado, entre el 21 de mayo y el 6 de junio de 1940, a 1558 enfermos mentales de Prusia, precisamente, en un furgón mediante monóxido de carbono.[66]​ Hacia junio de 1942, habían sido ya asesinados en Chelmno unos 97.000 judíos.[67]

Según el historiador Ian Kershaw, la iniciativa para empezar la matanza partió del propio Warthegau (del mismo jefe supremo, Arthur Greiser) antes que de Berlín. El motivo más probable es que en esas semanas las autoridades locales de Litzmannstadt tuvieron que aceptar la recepción de 20.000 judíos venidos de Alemania, que se sumarían a los propios que ya no era posible deportar. En consecuencia, la política antijudía del Warthegau entró en un callejón sin salida y las matanzas se vieron como una alternativa. A este respecto, el responsable máximo pudo haber sido el jefe de los servicios de seguridad, mayor de las SS y jefe de policía, Wilhelm Koppe. Las órdenes, con todo, venían autorizadas desde Berlín, en tanto que ya desde octubre de 1941 Hitler había tomado o sancionado la decisión de exterminar a los judíos de Europa:[68]

el papel de Hitler aquí, como en todas partes, era marcar la pauta y luego sancionar de forma general las acciones apuntadas y puestas en marcha por otros. [Así, pues,] en cuanto a la aplicación del genocidio en el Warthegau, puede llegarse a la conclusión de que la responsabilidad sobre las cuestiones de personal y económicas relacionadas con el Sonderkommando en Chelmno recayeron sobre el SS mayor y jefe de policía Koppe, habiéndole sido delegadas por el inspector de policía de seguridad y la SD, Damzog, mientras que la responsabilidad general estuvo en manos del gobernador del Reich y gauletier Greiser, que operó con permiso del Reichsführer SS Himmler, y del jefe de la seguridad del Reich Heyndrich, con la autorización general para actuar como considerara conveniente de Hitler en persona.[69]

El 20 de enero de 1942 se celebró la conocida como Conferencia de Wannsee, a las afueras de Berlín.[70]​ Organizada por Reinhard Heyndrich, plenipotenciario para la Preparación de la Solución Final de la Cuestión Judía, pretendía organizar un plan general destinado a exterminar a toda la comunidad judía europea. Se preveía, literalmente, registrar a fondo toda Europa, partiendo desde el oeste hacia el este y desde el norte hacia el sur, para deportar a todas las personas de ascendencia judía a los campos de exterminio.[71][72][73]​ En la reunión, participaron cinco representantes de las SS y la policía (entre ellos, el jefe de la Gestapo y Adolf Eichmann, quien levantó acta) y cinco civiles representando a distintos ministerios. Heyndrich remitió a Goering el mandato original para un plan de esas características y designó a Himmler y a sí mismo como depositarios de la responsabilidad de dirigirlo.

De entrada, Henydrich apuntó a la evacuación de los judíos, ya no a la emigración, hacia el Este, de acuerdo además con los deseos de Hitler. Sin embargo, señaló que aquella «evacuación» o deportación al Este era solo un mecanismo temporal en el camino hacia «la próxima solución final de la cuestión judía (die kommende Endlösung der Judenfrage). Además, se refirió a la experiencia práctica ya conseguida, en una velada referencia a los distintos ensayos de deportaciones y asesinatos masivos ya realizados en los seis meses anteriores en el Este.[74]​ De acuerdo con sus cálculos, la solución final afectaría a once millones de judíos, entre los que incluía a todos los residentes en los distintos países europeos. El significado histórico de la conferencia de Wannsee fue que,

a pesar de su lenguaje aséptico, trazó un plan general y organizado a nivel central que preveía la masacre de la totalidad de la comunidad judía europea y que constituye, además, el único documento oficial que se ha conservado que lo hace con tanto detalle: se trata del primer texto que revela de forma definitiva el destino de los judíos del centro y el oeste de Europa, como también el de los millones de judíos polacos y rusos cuyo asesinato estaba ya en marcha (...).[75]

En las semanas siguientes, Hitler, en distintas declaraciones públicas y privadas, insistió en la idea de la aniquilación de los judíos, vinculándola además a una posguerra europea estable. El 27 de marzo de 1942, Goebbels describió la deportación de judíos hacia el Este «como un asunto bastante bárbaro», estimando el porcentaje de judíos muertos en un 60%, quedando el 40 restante para los trabajos forzados. Por lo demás, afirmaba que Hitler era el espíritu que impulsaba esa solución radical.[76]

Hans Frank, en un discurso pronunciado en Cracovia en diciembre de 1942, afirmó:

Debemos destruir a los judíos dondequiera que los encontremos y siempre que se ofrezca la oportunidad, con el fin de poder sostener toda la estructura del Reich en este lugar... Los judíos viven a costa de nosotros hasta un extremo excepcionalmente perjudicial. De forma aproximada, tenemos en el Gobierno General unos 2,5 millones de individuos, y quizá un total de 3,5 millones que tienen algo que ver con los judíos. No podemos fusilar a esos 3,5 millones de judíos, ni podemos envenenarlos, pero podemos adoptar medidas que, de uno u otro modo, conduzcan al exterminio, en combinación con las actuaciones de mayor alcance que se están estudiando en el Reich.[77]

En mayo de 1942, Arthur Greiser recomendó asesinar a 35000 polacos afectados por una tuberculosis incurable. La impopularidad del anterior programa de eutanasia desarrollado en Alemania llevó a que algunos colaboradores pusieran reparos a su ejecución. Greiser, ante la invitación de que se consultase a Hitler al respecto, contestó que no creía necesario

"preguntar de nuevo al Führer al respecto, sobre todo teniendo en cuenta que durante nuestra última discusión sobre los judíos me dijo que podía proceder de acuerdo con mi propio criterio". Este criterio, de hecho, había ya recomendado a Hitler el "tratamiento especial" (es decir, el asesinato) para los cien mil judíos del Warthegau, es decir, el inicio de la Solución Final en esta región.[78]

Aunque el ejército alemán se había opuesto al asesinato de judíos aptos para el trabajo en Polonia y Lituania, no tuvo reparos en ejecutar este tipo de matanzas en la Unión Soviética, llevado por las directrices de sus mandos que recordaban que

los judíos son los intermediarios entre el enemigo situado a retaguardia y los restos del Ejército Rojo y la dirección roja que aún combaten; ejercen un control mucho más fuerte que en Europa sobre todas las posiciones clave de la dirección política y la administración, ocupan el comercio y los negocios y además forman células para toda clase de disturbios y posibles rebeliones. (...) El soldado debe demostrar que comprende la severa expiación que corresponde al judaísmo, el portador espiritual del terror bolchevique.[79]

Para algún historiador, el salto cualitativo que suponía esta serie de acciones asesinas hace que puedan considerarse como parte del Holocausto.[80]

El 4 de octubre de 1943, Himmler pronunció un discurso en Poznan ante oficiales de alto rango de las SS en el que identificó la solución final con una medida higiénica frente a los judíos, lo que comportaba la necesidad de «borrar a esa raza de la faz de la tierra». Por lo demás,

no ocultaba el hecho de que la «solución final» era un «asunto grave», e incluso era lo bastante franco como para referirse a ella en público como «el exterminio [Ausrottung] de la raza judía» y admitir que era una de «las órdenes más aterradoras que podía recibir jamás una organización». [Pero] el asesinato masivo era permisible e incluso admirable en una causa «idealista» como el nacionalsocialismo (...).[81]

La persecución y segregación de los judíos se ejecutaron en varias etapas.[82]​ Después de que los nazis llegaran al poder a través del "Putsch de Röhm" , en el verano de 1934, el racismo impuesto por el Estado acabó en legislación antisemita, con las "Leyes de Núremberg" aprobadas el 15 de septiembre de 1935 que negaban la ciudadanía del Reich a los judíos, y con la ley para la protección de la sangre, prohibiendo todo matrimonio mixto entre judíos y alemanes;[73]​ viéndose poco a poco despojados de todos sus derechos como ciudadanos.[83]​ Boicots, “arianización” y los pogromos del 9 de noviembre de 1938, conocidos como la “Noche de los cristales rotos“ (Kristallnacht), cuando 30.000 judíos fueron deportados en masa[73]​ a los campos de concentración de Sachsenhausen, Buchenwald y Dachau.[83]

Con la política del terror se pretendía acelerar el proceso de emigración de los judíos. Estos acontecimientos se encaminaban a aislar sistemáticamente a los judíos del resto de la sociedad alemana para forzarlos posteriormente a salir de Alemania.[73]

Seguidamente de la invasión alemana a Polonia en 1939 (el inicio de la Segunda Guerra Mundial), la política antisemita perpetró un detallado plan para concentrar y luego aniquilar a los judíos en Europa.[82]​ Primero crearon guetos en el Gobierno General (un territorio en Polonia central y oriental, en el cual los alemanes crearon un gobierno alemán) y el Warthegau (una zona de Polonia occidental anexada a Alemania). Los judíos de Polonia y de Europa occidental fueron deportados a esos guetos.

Después de que los alemanes invadieran la Unión Soviética en 1941, los Einsatzgruppen empezaron operaciones de matanza dirigidas a comunidades enteras de judíos.[82]​ Esta fue la primera vez que se utilizó el exterminio masivo y organizado como un método para resolver la cuestión judía.[72]

Las SS pronto organizaron los métodos de los equipos móviles - predominantemente fusilamientos o camiones de gas, llamados “camiones-fantasma”,[83]​ usados ya en 1940 para exterminar a los enfermos mentales de determinados hospitales psiquiátricos. Pero los consideraron como ineficientes y psicológicamente difíciles para los ejecutantes.

Cantidad aprox. de asesinatos en los campos de exterminio
(Datos: Yad Vashem[84]​)
Nombre del campo Muertes Ref.
Auschwitz 1.400.000 [85][86]
Belzec 600.000 [87]
Chelmno 320.000 [88]
Jasenovac 600.000 [89]
Majdanek 360.000 [90]
Maly Trostinets 65.000 [91]
Sobibór 250.000 [92]
Treblinka 870.000 [93]

En este sentido, ya con la invasión de la Unión Soviética, el Einsatzgruppen había comenzado de manera autónoma, y sin que hubiese órdenes explícitas de nadie en particular,[94]​ a perpetrar diversas matanzas que fueron aumentando de forma gradual. A partir de agosto de 1941, tras unas aclaraciones de Himmler al respecto,

se produjo una drástica extensión de la matanza de todos los judíos, independientemente de su edad o su sexo. También fuera de la Unión Soviética, las obvias situaciones de punto muerto en la política antijudía fueron desarrollando una veloz y acelerada inercia hacia el genocidio más descarado y total.[94]

En el otoño de 1941, Heinrich Himmler, arquitecto principal del plan que conducía a exterminar a las tres cuartas partes de todos los judíos europeos, dio la orden al General de las SS Odilo Globocnik (jefe de las SS para el distrito de Lublin) de aplicar un plan para matar sistemáticamente a los judíos residentes en el Gobierno General.[82]​ “Aktion Reinhard” fue el nombre en clave dado a la operación por Heydrich (que había sido el encargado de preparar la Solución Final y que fue asesinado por partisanos checos en mayo de 1942).[82]

Tres campos de exterminio se crearon para tal propósito en Polonia como parte de la Aktion Reinhard: Belzec, Sobibor y Treblinka. En septiembre de 1941 se llevaron a cabo las primeras acciones de exterminio en masa por medio del gas Zyklon B.[73]

En enero de 1942, las SS iniciaron las deportaciones hacia los campos de exterminio. La "evacuación" (Aussiedlung, palabra código nazi para exterminio) comenzó en el Warthegau y continuo a mediados de marzo en el Gobierno General. [95]​ Al llegar a los campos, los judíos eran mandados directamente a las cámaras de gas. El asistente de Globocnik, Comandante SS Hermann Höfle, estaba encargado de organizar las deportaciones a los campos de la Aktion Reinhard.[82]​ Hasta septiembre de 1942, 310.000 personas serían deportadas de Varsovia. Los únicos que permanecían, provisionalmente, eran los trabajadores de las fábricas de la industria bélica.[95]

Los campos de exterminio

El primer campo de exterminio se construyó en Chelmno (Kulmhof), Polonia, donde el asesinato de judíos con el gas de escape de camionetas empezó el 8 de diciembre de 1941.Después, en marzo de 1942, se erigió el campo de Belzec, también en Polonia, cerca de la antigua frontera soviética, que sería el primero de los campos dotado con cámaras de gas permanentes.[96]

Simultáneamente, en Auschwitz-Birkenau (el campo más grande, pues era también un campo de concentración y de trabajo industrial), las SS empezaron a principios de 1942 a gasear a los judíos en una granja reformada. A partir del 26 de marzo de 1942 llegaban a Auschwitz los transportes de judíos, organizados por Adolf Eichmann, de manera que fue necesario reformar una segunda granja para los mismos fines. En julio de 1942 Heinrich Himmler ordenó ampliar el campo de Birkenau para poder internar a 200.000 presos, así como construir cuatro crematorios con cámaras de gas.[73]

Conforme a los planes de la empresa Hoch-und Tiefbau AG Kattowitz, los cuatro crematorios con cámaras de gas empezaron a funcionar entre el 22 de marzo y el 25 de junio de 1943; los hornos crematorios y las instalaciones de gaseamiento habían sido fabricados por la empresa J. A. Topf & Söhne de Erfurt.

En octubre de 1942, Heinrich Himmler determinó que todos los judíos debían ser trasladados a Auschwitz o Majdanek. Ejecuciones masivas tuvieron lugar entre el 8 de mayo y el 29 de julio de 1944. Rudolf Höss, por orden de Heinrich Himmler, debía gasear a más de 400.000 judíos húngaros en Auschwitz. En determinados días fueron asesinadas cerca de 24.000 personas, muchas de las cuales fueron quemadas en hogueras al aire libre por la escasa capacidad de los crematorios.[73]

Se estima que aproximadamente 1,2 millones de judíos murieron en las cámaras de gas de Auschwitz-Birkenau, junto con un número mucho menor de polacos, gitanos y prisioneros de guerra soviéticos.[97]

Otros campos se construyeron a lo largo de 1942: Sobibor (mayo), Treblinka (julio) y Majdanek (otoño).

Rudolf Höss cuenta en sus memorias que en el verano de 1941 fue recibido personalmente por Himmler y éste le dijo:

"El Führer ha dado la orden de proceder a la solución final del problema judío. Nosotros, los SS, somos los encargados de llevar a cabo esta orden. A usted le incumbe esta tarea dura y penosa".

Al finalizar la cita, le exigió guardar silencio, incluso ante sus superiores.[83]

Los nazis utilizaron otros campos de exterminio para gasear judíos en Polonia: Majdanek y Chelmno. En Majdanek, grupos de judíos considerados incapaces de trabajar fueron gaseados. En Chelmno, se emplearon camiones para gasear a los judíos. Fueron asesinados sistemáticamente por los nazis más de tres millones de judíos en los campos de exterminio.[82]

Eichmann confesó en 1961, durante el juicio en Jerusalén, que durante esta conferencia ‘’se estudiaron con rigor los mejores métodos para exterminar a todo el pueblo judío que vivía en Europa’’.[83]

En su totalidad, la “Solución Final” exigió el exterminio de los judíos de Europa por gaseamiento, fusilamiento y otras medidas de asesinato en masa. Unos seis millones de judíos murieron, o sea, dos tercios de todos los judíos que vivían en Europa en 1939.[82]

Controversia

Algunos sectores minoritarios sostienen que la "Solución Final" no suponía el exterminio de los judíos, sino que era un plan que pretendía deportar a los judíos de Alemania y de los países ocupados y aliados de Alemania,[98]​ y que a largo plazo suponía la creación de un Estado sionista en la isla de Madagascar, territorio en dominio de Francia y poco poblado en esos momentos[99]

La idea de que para los nazis la "Solución Final" no significaba el asesinato sistemático de los judíos,[100]​ sino su desplazamiento hacia el este de Europa, se basa en la reinterpretación de documentos tales como la carta del 31 de julio de 1941 donde Hermann Göring escribió a Reinhard Heydrich lo siguiente:

Complementando la tarea que le fuera encomendada a usted por Decreto del 24.1.1939, para llegar en la cuestión de los judíos a una solución lo más favorable posible, según las circunstancias actuales en forma de su emigración y evacuación, le encargo por la presente tomar todas las medidas preliminares necesarias de organización y de índole material para la solución integral del problema judío dentro de la zona de influencia alemana en Europa... Le encargo, además, presentarme a la brevedad un proyecto integral referente a tales medidas para dar cumplimiento a la deseada solución final del problema judío.
Citado según Raul Hilberg, en Die Vernichtung der europäischen Juden (La aniquilación de los judíos europeos), Editorial Fischer, 1990, p.420

Martin Luther, del Ministerio de Asuntos Exteriores y uno de los participantes en la conferencia de Wannsee, escribía en un memorándum el 21 de agosto de 1942:

El principio de la política alemana referente al tema judío, después de la toma del poder, consistió en fomentar la emigración judía por todos los medios... La guerra actual le otorga a Alemania la posibilidad y también el deber de solucionar el problema judío en Europa... Sobre la base de la citada directiva del Führer se ha comenzado con la evacuación de los judíos de Alemania. Resultaba apropiado incluir en estas acciones a los ciudadanos judíos de los demás países que también habían tomado medidas respecto de los judíos... La cantidad de judíos desplazados de esta manera hacia el este no alcanzaba a cubrir allá la mano de obra necesaria.
Documento de Nuremberg NG-2586

Sin embargo, de acuerdo a la versión mayoritaria con respecto al Holocausto, los términos "evacuación", "desplazamiento", "emigración", "reinstalación", etc. eran palabras clave para ocultar la masacre.

Estas y otras razones son esgrimidas por los negacionistas del holocausto, quienes niegan la existencia de Holocausto, llegando a afirmar que se trata de un medio propagandístico del sionismo y de una supuesta conspiración judía.[101][102]

Basándose en supuestas investigaciones posteriores a la guerra, afirman que la cifra de judíos muertos en los campos de concentración nazi no es tan elevada,[103]​ y que todo sería un complot para evitar a toda costa el resurgimiento nacionalsocialista.


La persecución y el genocidio se llevó a cabo por etapas. Las leyes de Núremberg fueron promulgadas años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los campos de concentración nazis fueron creados como lugares donde los reclusos eran utilizados como mano de obra esclava hasta que morían por agotamiento o enfermedad. Allí donde la Alemania Nazi conquistaba nuevos territorios al este de Europa, escuadrones especializados llamados Einsatzgruppen asesinaban judíos y oponentes políticos en fusilamientos masivos. Los judíos y los gitanos fueron encerrados en ghettos antes de ser transportados por centenas o millares en trenes de carga hacia campos de exterminio donde, si sobrevivían al viaje, la mayoría de ellos era asesinada en cámaras de gas. Todo el aparato burocrático alemán estuvo involucrado en la logística del asesinato masivo, convirtiendo al país en lo que un académico ha llamado "un Estado genocida".[104]

Características del Holocausto

Cementerio de Buchenwald.

Se calcula que murieron víctimas de este exterminio algo más de 6 millones de judíos, aparte de unos 800.000 gitanos, 4 millones de prisioneros de guerra soviéticos o víctimas de la ocupación (fueron también objeto de exterminio sistemático), polacos e individuos calificados de asociales de varias nacionalidades (presos políticos, homosexuales, discapacitados físicos o psíquicos, delincuentes comunes, etc.). Las aproximaciones oficiales son las siguientes:[cita requerida]

La eliminación física de los judíos se realizó de forma sistemática, meticulosa y efectiva conforme a una estrategia bien elaborada que a veces se califica de "industrial". Ello no quiere decir necesariamente que el Holocausto tuviera un plan definido desde el principio: precisamente este es uno de los puntos que divide a los estudiosos, entre intencionalistas y funcionalistas:

Niños supervivientes del campo de concentración de Buchenwald. Están vestidos con uniformes alemanes debido a la escasez de ropa.
  • Los intencionalistas consideran que existió un plan calculado minuciosamente de antemano, destinado desde el principio a dar muerte a todos los judíos que estuviesen en la órbita del Tercer Reich. El plan habría sido esbozado por Hitler desde muchos años antes, y ejecutado en sus diferentes etapas por funcionarios y soldados sumisos al líder una vez obtenido el poder. Algunos historiadores hacen mención a comentarios en privado que hizo Hitler antes incluso de publicar Mein Kampf, que podrían sugerir la matanza masiva de judíos. Públicamente, la única declaración al respecto del partido nazi se encuentra en el programa del partido, adoptado en febrero de 1920: allí se reclamaban leyes antijudías, que les anulara la ciudadanía y les impidiera votar o inmigrar, y expulsara a los judíos llegados con posterioridad a 1914 y se comprometía a castigar con pena de muerte a "usureros y especuladores" y los que cometan "delitos fundamentales contra el Pueblo".
  • Los funcionalistas sostienen, por el contrario, que cuando el partido nazi llegó al poder ninguno de los dirigentes del Tercer Reich tenían una idea clara de cómo actuar con respecto a los judíos. En su opinión, la idea de la liquidación en masa se fue desarrollando sobre la marcha. Los historiadores que defienden esta postura suelen presentar el asesinato en masa como un proceso de "radicalización acumulativa", a partir de iniciativas individuales de funcionarios del partido, del gobierno y del ejército y en las que Hitler tuvo poca intervención directa, limitándose a trazar las líneas generales sobre el "peligro" que representaban los judíos, pero sin decirles qué hacer para afrontarlo. Eso habría dado lugar a distintas estrategias, a veces incoherentes entre sí, antes de que desembocaran en el exterminio.

En términos generales, la estructura del Holocausto fue la siguiente:

  • Primero, se creó el concepto de judío de acuerdo a unos criterios muy distintos de los utilizados hasta entonces. Una parte de la población europea quedó así marcada como enemiga según el ideario nazi.
  • Segundo, se procedió a desposeer a los ciudadanos marcados de sus derechos de ciudadanía y sus bienes, separándolos así virtualmente del resto de la sociedad.
  • Tercero, se emprendió la separación física de los judíos, con su concentración en guetos o su deportación a otros territorios.
  • El cuarto paso era solucionar definitivamente el problema judío: se pensó inicialmente en deportarlos fuera de Europa y después se optó por su asesinato masivo, fundamentalmente por dos medios: ejecución por unidades militares creadas a tal efecto (en la Unión Soviética ocupada, sobre todo) o ejecución en campos de exterminio también creados al efecto (en el caso de los restantes judíos europeos).

La definición de judío para el nazismo

El Partido Nazi, que tomó el poder en Alemania en 1933, tenía entre sus bases ideológicas la del antisemitismo, profesado por una parte del movimiento nacionalista alemán desde mediados del siglo XIX. El antisemitismo moderno se diferenciaba del odio clásico hacia los judíos en que no tenía una base religiosa, sino presuntamente racial. Los nacionalistas alemanes, a pesar de que recuperaron bastantes aspectos del discurso judeófobo tradicional, particularmente del de Lutero, consideraban que ser judío era una condición innata, racial, que no desaparecía por mucho que uno intentara asimilarse en la sociedad cristiana. En palabras de Hannah Arendt, se cambió el concepto de judaísmo por el de judeidad. Por otro lado, el nacionalismo suponía el Estado nación, es decir, la homogeneidad cultural y lingüística de su población. Los judíos, considerados como personas pertenecientes a otra raza, inferior por lo demás, y por tanto inasimilables a la cultura nacional, sólo podían ser separados del cuerpo social. Frente a la raza judía, extraña a la nación, colocaban los nazis a la raza aria, que era la que constituía la nación alemana y estaba llamada a dominar Europa.[cita requerida]

Estrella de David con la que se discriminaba a los judíos en la Alemania nazi.

La primera cuestión era determinar quién era judío. Los nacionalistas alemanes no habían logrado establecer una línea divisoria clara entre judíos y no judíos; había en Alemania numerosas personas descendientes de judíos conversos que no tenían ya ninguna relación con la cultura judía, así como numerosas familias mixtas y sus descendientes. En este sentido, la primera preocupación de los nazis fue crear un criterio para basar la posterior segregación.

Las primeras leyes dirigidas contra los judíos no incorporaban todavía una definición del ser judío y se hablaba en general de "no arios". La definición finalmente adoptada fue la siguiente: judío era quien tuviera al menos tres abuelos judíos, fuera cual fuera la religión de la persona interesada. Quienes tuvieran dos o un solo abuelo judío, eran Mischlinge, es decir, medio judíos. Los primeros, con dos abuelos judíos, eran "Mischlinge de segundo grado" y podían ser reclasificados como judíos en función de complejas consideraciones (su religión o la de su cónyuge, por ejemplo). Podían también ser "liberados" de su condición y convertirse en arios en pago a los servicios prestados al régimen, o podían seguir siendo Mischlinge, con lo que estaban sometidos a ciertas restricciones en tanto que "no arios", pero no a las persecuciones dirigidas contra los judíos. Los Mischlinge de primer grado eran los que tenían un único abuelo judío y en general eran tratados como arios plenos. Los Michlinge de uno u otro grado abundaban en Alemania y a menudo lograban ocultar su condición. El dirigente de las SS Reinhard Heydrich, El Carnicero de Praga, era Mischling de segundo grado, dato que fue ocultado celosamente por sus superiores nazis.

Genocidio

Dos elementos distinguen al Holocausto de otros casos de genocidio o asesinatos masivos.[cita requerida]

El primer elemento es la ideología nazi, la cual es fervientemente nacionalista, aunque de corte político centralizado con un componente mítico añadido, que divide al mundo en cuatro categorías:

  • la raza aria, superior al resto de las razas y destinada a dominar el mundo (y los arios que no estuvieran de acuerdo deberían ser eliminados);
  • el resto de las razas, consideradas inferiores y destinadas a ser dominadas (y aquellos de esas razas que se resistieran deberían ser eliminados);
  • los «impuros» (gitanos, homosexuales, enfermos, discapacitados, dementes, etc.), que estaban destinados a ser exterminados;
  • los judíos, considerados la antítesis de la raza aria y encarnación del mal, destinados a la exterminación masiva y sistemática.

El discurso y la estructura ideológica nazi están cargados de significación religiosa y mitológica.

El segundo elemento es la sistematización de los procesos de asesinatos masivos, los cuales comenzaron con la concentración de la población judía en guetos y posteriormente en campos de concentración y culminó con la implantación de la llamada «solución final al problema judío», que consistió en el asesinato masivo y sistemático de la población judía.

El principal elemento de dicha «solución» fueron los campos de exterminio, los cuales funcionaban como auténticas fábricas de muerte, cuya materia prima era la población a ser exterminada.

Mapa del Holocausto en Europa, 1939-1945. Muestra todos los centros de exterminio, la mayoría de los campos de concentración y las principales rutas de deportación.

Durante el Holocausto, unos seis millones de judíos (alrededor de un tercio de la población judía mundial de la época) fueron exterminados. En algunos casos desaparecieron comunidades enteras, entre ellas la floreciente comunidad judía de Polonia (de más de tres millones de miembros) y la comunidad sefardí de Salónica (en Grecia).[cita requerida]

El número exacto de personas asesinadas durante el régimen nazi no se ha podido determinar, aunque se consideran fiables las siguientes cifras:[cita requerida]

En total las víctimas suman una cifra de 15.000.000 a 20.000.000 (quince a veinte millones de personas, aproximadamente).

El Holocausto dio el empuje final a la creación del Estado de Israel, ubicado sobre parte del territorio del Mandato Británico de Palestina, que acogió a los judíos supervivientes del exterminio.

La resistencia ante el genocidio

Fueron varios los impedimentos con los que se encontraron los judíos para planificar o idear una resistencia ante las acciones genocidas de los nazis: en primer lugar, que estos se esforzaron constantemente en alentar falsas expectativas, ilusionando muchas veces a sus víctimas con la idea de que la sumisión y el trabajos podía ser causa de su salvación; en segundo lugar, que la idea misma del exterminio total resultaba más bien producto de una imaginación enferma que de un plan con alguna posibilidad de hacerse realidad; en tercer lugar, que la aplicación sistemática de castigos terribles e indiscriminados por parte de los alemanes ante cualquier amago de rebelión ejercía un serio efecto de intimidación; en cuarto lugar, que el ambiente antisemita y colaboracionista de muchos de los países europeos (sobre todo de Europa oriental) durante la guerra, hacían muy dificultosa una escapatoria a través de ellos para cualquier judío; y, en quinto lugar, que el grado de agotamiento físico y psicologíco de los judíos, en guetos, campos, etc., era de tal envergadura, que dificultaba enormemente cualquier expectativa que fuese más allá de garantizar la supervivencia del día a día.

Con todo, y a pesar de esta situación de enorme desventaja en la que se encontraron, hubo diversos casos de resistencia.

Los judíos se sublevaron en unos veinte guetos de Europa oriental, primero el de Vilna en Lituania en enero de 1942, y luego en guetos como los de Varsovia (entre el 19 de abril y el 15 de mayo de 1943) y Bialystok y, más tarde, en diversos campos de exterminio.

Los precursores de la resistencia militante [surgieron] de la comunidad judía lituana, que fue la primera que se vio sometida a matanzas salvajes y masivas perpetradas por los alemanes con la participación entusiasta de la población popular. Fue como si comprendieran que Lituania era una especie de laboratorio experimental de la "solución final".[105]

De Vilma lograron escapar algunos combatientes judíos en el verano de 1943, tras lo cual formaron unidades partisanas para ayudar a la liberación de la ciudad.

La revuelta más conocida fue la sublevación del gueto de Varsovia, que duró casi un mes, entre el 19 de abril y el 15 de mayo de 1943 y que estuvo protagonizada por la Organización Judía Combatiente, compuesta por unos 600 miembros y dirigida por Mordechai Anielewicz, de 24 años de edad, y la Organización Militar Nacional, con 400 miembros. El gueto fue finalmente arrasado por las fuerzas alemanas, muriendo unos 15000 judíos y siendo enviados posteriormente a campos de exterminio más de 50000.

Asimismo, se produjeron diversas revueltas de prisioneros en los campos de exterminio, incluidos los de Auschwitz (donde se voló un horno crematorio) y Treblinka, donde en agosto de 1943 tuvo lugar una importante sublevación. El 14 de octubre se rebelaron los prisioneros de Sobibor, y dos días más tarde hubo de cerrarse el campo, tras conseguir escapar al menos un centenar de ellos.

Más allá de los campos y los guetos, muchos judíos se alistaron en los grupos de partisanos que lucharon contra los nazis en los bosques de Ucrania y Polonia, en los montes Cárpatos, en Bielorrusia y en Lituania. Especialmente conocida fue la Brigada Judía liderada por Abba Kovner y que actuó en los bosques cercanos a Vilna. Hubo también grupos resistentes en Bialystok, Kovno y Minsk.

En Europa occidental y meridional, participaron en grupos de resistencia en casi todos los países, llegando a constituir en algún momento el 15% de los resistentes en Francia.

En Alemania, a pesar de las extraordinarias limitaciones, probablemente unos dos o tres mil judíos se involucraron activamente en el movimiento antinazi clandestino alemán.

En conclusión,

aproximadamente un 10 por ciento de la comunidad judía mundial (1,6 millones sobre una población total de dieciséis millones en 1939) luchó en la guerra, incluidos los treinta y cinco mil voluntarios judíos de Palestina que formaron la Brigada Judía del ejército británico.[106]

Listado de los campos de concentración nazis

A continuación se muestra una lista de los campos de concentración nazis. Estos campos fueron establecidos dentro de Alemania poco después de la ascensión al poder del partido nazi en 1933. Posteriormente se crearían otros campos en aquellos países anexionados o invadidos por Alemania antes y durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, como Holanda y Polonia. Mientras que algunos campos tuvieron una existencia más bien efímera, otros permanecieron en activo hasta la definitiva derrota alemana en la guerra.[cita requerida]


Los campos de exterminio se encuentran marcados en color rosa, mientras que los mayores campos de otros tipos están señalados con color azul.

Nombre del campo País (actual) Tipo de campo Tiempo de funcionamiento Número estimado de prisioneros Número estimado de muertos Subcampos Web
Arbeitsdorf Alemania Campo de trabajo 8 de abril de 1942 - 11 de octubre de 1942 min. 600
Auschwitz Polonia Campo de trabajo y exterminio Abril de 1940 - Enero de 1945 400,000 1.100.000 - 1.500.000[107] Auschwitz1940
Birkenau1941
Buna-Monowitz1941
[2]
Bardufoss Noruega Campo de concentración Marzo de 1944 - ? 800 250 ?
Belzec Polonia Campo de exterminio Marzo de 1942 - Junio de 1943   600.000 [3]
Bergen-Belsen Alemania Punto de agrupamiento Abril de 1943 - Abril de 1945   70.000 [4]
Bolduque Holanda Campo de tránsito y prisioneros 1943- verano de 1944 listado [5]
Bozen Italia Tránsito Julio de 1944 - Abril de 1945 11.116   listado
Bredtvet Noruega Campo de concentración ? ? ? ?
Breendonk Bélgica Campo de prisioneros y trabajo 20 de septiembre de 1940 - Septiembre de 1944 min. 3532 min. 391 [6]
Breitenau Alemania Uno de los primeros campos, posteriormente campo de trabajo Junio de 1933 - Marzo de 1934, 1940-1945 470; 8500   [7]
Buchenwald Alemania Campo de trabajo Julio de 1937 - Abril de 1945 250.000 56.000 listado [8]
Chełmno Polonia Campo de exterminio Diciembre de 1941 - Abril de 1943;

Abril de 1944 - Enero de 1945

  340.000
Dachau Alemania Campo de trabajo Marzo de 1933 - Abril de 1945 200.000 min. 30.000 listado [9]
Falstad Noruega Campo de prisioneros Diciembre de 1941 - Mayo de 1945 min. 200 none [10] [11]
Flossenbürg Alemania Campo de trabajo Mayo de 1938 - Abril de 1945 min. 100.000 30.000 listado [12]
Grini Noruega Campo de prisioneros 14 de junio de 1941 - Mayo de 1945 19.788 8 Fannrem
Bardufoss
Kvænangen
Gross-Rosen Alemania Campo de trabajo Agosto de 1940 - Febrero de 1945 125.000 40.000 listado [13]
Hinzert Alemania Punto de reunión y subcampo Julio de 1940 - Marzo de 1945 14.000 min. 302 [14]
Kaufering/Landsberg Alemania Campo de trabajo Junio de 1943 - Abril de 1945 30.000 min.14.500 [15]
Kauen
(Kaunas)
Lituania Gueto y campo de internamiento Prawienischken [16]
Klooga Estonia Campo de trabajo Verano de 1943 - 28 de septiembre de 1944 2.400
Langenstein Zwieberge Alemania Subcampo de Buchenwald Abril de 1944 - Abril de 1945 5,000 2,000
Le Vernet Francia Campo de internamiento 1939 - 1944 13,350  
Lwów, Janowska street
(L'viv)
Ucrania Campo de exterminio y trabajo Septiembre de 1941 - Noviembre de 1943    
Majdanek
(KZ Lublin)
Polonia Campo de exterminio Julio de 1941 - Julio de 1944   78.000 [17]
Malchow Alemania Hasta el 8 de mayo de 1945    
Maly Trostenets Bielorrusia Campo de exterminio Julio de 1941 - Junio de 1944   200.000-500.000
Mauthausen-Gusen Austria Campo de trabajo Agosto de 1938 - Mayo de 1945 195.000 min. 95.000 list [18]
Mittelbau-Dora Alemania Campo de trabajo Septiembre de 1943 - Abril de 1945 60.000 min. 20.000 listado [19]
Natzweiler-Struthof Francia Campo de trabajo Mayo de 1941 - Septiembre de 1944 40.000 25.000 listado [20]
Neuengamme Alemania Campo de trabajo 13 de diciembre de 1938 - 4 de mayo de 1945 106.000 55.000 listado [21]
Niederhagen Alemania Prisión y campo de trabajo Septiembre de 1941 - Principios de 1943 3.900 1.285 [22]
Oranienburg Alemania Punto de reunión Marzo de 1933 - Julio de 1934 3.000 min. 16 [23]
Osthofen Alemania Punto de reunión Marzo de 1933 - Julio de 1934    
Płaszów Polonia Campo de trabajo Diciembre de 1942 - Enero de 1945 min. 150.000 min. 9.000 listado [24]
Ravensbrück Alemania Campo de trabajo Mayo de 1939 - Abril de 1945 150.000 (min. 90.000) listado [25]
Riga-Kaiserwald
(Mežaparks)
Letonia Campo de trabajo 1942 - 6 de agosto de 1944 20.000? 16, incl. Eleja-Meitenes [26]
Risiera di San Sabba
(Trieste)
Italia Campo de detención policial Septiembre de 1943 - 29 de abril de 1945 5.000 [27]
Sachsenhausen Alemania Campo de trabajo Julio de 1936 - Abril de 1945 min. 200.000 (100.000) listado [28]
Sobibór Polonia Campo de exterminio Mayo de 1942 - Octubre de 1943   250.000
Stutthof Polonia Campo de trabajo Septiembre de 1939 - Mayo de 1945 110.000 65.000 listado [29]
Lager Sylt
(Alderney)
Islas del Canal Campo de trabajo Marzo de 1943 - Junio de 1944 1.000? 460 [30]
Theresienstadt (Terezín) República Checa Campo de tránsito y gueto Noviembre de 1941 - Mayo de 1945 140.000 35.000 [31]
Treblinka Polonia Campo de exterminio Julio de 1942 - Noviembre de 1943   min. 800.000
Vaivara Estonia Campo de concentración y tránsito 15 de septiembre de 1943 - 29 de febrero de 1944. 20000 950 22 [32]
Varsovia Polonia Campo de trabajo y exterminio 1942 - 1944 Más de 40.000 Más de 200.000
Westerbork Holanda Punto de reunión Octubre de 1939 - Abril de 1945 102.000   [33]

Prisioneros famosos

En Buchenwald

En Auschwitz

  • Józef Cyrankiewicz, presidió el gobierno de la República Popular de Polonia entre 1947 y 1952, y entre 1954 y 1970. Fue también presidente entre 1970 y 1972.
  • Anne Frank, fue internada en Auschwitz-Birkenau entre septiembre y octubre de 1944; luego fue trasladada a Bergen-Belsen donde murió de fiebre tifoidea.
  • Maximilian Kolbe, santo polaco, fue prisionero en Auschwitz I. Fue voluntario para morir de hambre en lugar de otro prisionero en 1941.
  • Witold Pilecki, soldado polaco del Armia Krajowa, voluntario para internarse en Auschwitz, organizó la resistencia en Auschwitz (Związek Organizacji Wojskowych, ZOW) e informó a los aliados sobre las atrocidades que allí ocurrían. Luego formó parte del levantamiento de Varsovia.
  • Edith Stein, monja católica de origen judío que murió en las cámaras de gas de Auschwitz II.
  • Elie Wiesel, sobrevivió a su reclusión en Auschwitz III Monowitz y escribió sobre sus experiencias.
  • Petr Ginz (1928–1944), joven editor de Vedem, conocido por el diario escrito antes de su deportación, descubierto sólo recientemente, y editado por su hermana Chava Pressburger
  • Primo Levi escritor italiano de origen judío. Capturado y deportado a Auschwitz en el invierno de 1944, sobrevivió y escribió Si esto es un hombre, estremecedor relato de la vida diaria del campo y de la cruel lucha por la supervivencia.
  • Władysław Bartoszewski
  • Olga Lengyel, habitó el campo para mujeres en Auschwitz- Birkenau, colaboró en la resistencia en la cual fue destruido uno de los hornos crematorios de dicho campo y escribió el célebre libro Los hornos de Hitler.
  • Viktor Frankl, fue psiquiatra antes de su reclusión en el campo de Theresienstadten, en el que ingreso en 1942. En 1944 fue trasladado a Auschwitz, y después fue destinado a dos subcampos de Dachau. En su reclusión planteó una terapia psiquiátrica llamada logoterapia.
  • Violeta Friedman, a los catorce años de edad ingresó en Auschwitz junto a su hermana. Violeta Friedman sobrevivió a las selecciones alemanas debido a que dentro del campo se sentía segura y decidió no salir de el, escapándose día tras día cuando era elegida para morir debido a su incapacidad de realizar trabajos forzados. Después fue ingresada en el campo de Bergen-Belsen. Destacan sus memorias.

En Mauthausen-Gusen

Etimología y uso del término

Centenares de cuerpos de prisioneros muertos por inanición o por disparos de la Gestapo yacen en el suelo tras la liberación del campo de concentración de Nordhausen (12 de abril de 1945)

El término holocausto deriva del griego ὁλοκαύτωμα (holokáutoma), compuesta de ὅλος (hólos) «todo, totalmente» y de καῦσις (káusis) «cremación», refiriéndose a sacrificio de animales que se quemaban como ofrenda a los dioses.

Ya en el siglo XII el monje y cronista inglés Richard of Devizes utilizó la expresión "holocaust" en su narración de la coronación de Ricardo I de Inglaterra (Ricardo Corazón de León), refiriéndose a las matanzas de judíos en Londres, iniciadas por el rumor de que hubiesen sido ordenadas por el Rey, quien según algunos historiadores mandó castigar a los judíos que se atrevieron a hacer reverencias en la coronación del Rey cristiano.

Desde el siglo XVI se empleó la expresión "holocaust" en el idioma inglés para catástrofes extraordinarias de incendios con gran cifra de víctimas. En el siglo XVIII la palabra adquiere un significado más general de muerte violenta de gran número de personas.

Antes del genocidio Nazi de los judíos, Winston Churchill usó la expresión "holocaust" en su publicación ¨El mundo en crisis¨ en referencia al Genocidio armenio en Turquía (The World in Crisis, volume 4: The Aftermath, New York, 1923, p. 158).

El uso de la expresión "holocaust" en referencia al plan de Adolf Hitler para la exterminación de los judíos está recogido en un artículo de diciembre de 1942 del diario ¨News Chronicle¨ antes que hubiese conocimiento de los campos de concentración y la ejecución del genocidio.

En la época de postguerra después de 1945, el término "holocausto" ganó en popularidad entre los historiadores anglosajones, convirtiéndose en el término principal para el crimen nazi de genocidio.

Durante la Guerra Fría en los años 60, la palabra fue aplicada en referencia a la posible catástrofe de una guerra nuclear. En los años 70, el uso de la expresión "Holocausto" (escrito con H mayúscula) era más restringida, refiriéndose al genocidio nazi.

Organizaciones judías exigían la exclusividad de ese término para este ¨singular¨ crimen del genocidio nazi contra los judíos como la culminación de una larga historia de antisemitismo y persecución y criticaban la aplicación de la misma palabra para otros grupos de víctimas no judías como gitanos (Roma y Sinti), prisioneros de guerra, opositores políticos, homosexuales y discapacitados, así como la extensión de su uso para otros genocidios como el genocidio camboyano y el genocidio de Ruanda.[cita requerida]

Sin embargo, la aplicación del término para el genocidio judío también provoca reservas y parece inapropiada, ya que el sentido original griego se refiere a rituales de sacrificio a los dioses y podría insinuar algún sentido divino del genocidio.[cita requerida]

Como alternativa de la palabra ¨holocausto¨ gana popularidad la palabra hebrea "Shoah" lengua hebrea שואה (shoá), «catástrofe» . La palabra "Shoah" es desde el 12 de abril de 1951 el término institucionalizado para el ¨Holocausto¨ por la Knéset (Parlamento) de Israel al establecer el día nacional de memoria Yom HaShoah ("Día de la Catástrofe").

Filmografía sobre el tema

El gran dictador (1940). Dir.: Charles Chaplin

Noche y Niebla (1955) Dir. Alain Resnais

Holocausto. Serie TV (1978). Dir.: Marwin J. Chomsky

Shoah. Documental (1985). Dir.: Claude Lanzmann

Escape de Sobibor (1987). Dir.: Jack Gold

Adiós, muchachos (1987). Dir.: Louis Malle

Europa, Europa (1990). Dir.: Agnieszka Holland

La lista de Schindler (1993). Dir.: Steven Spielberg

La vida es bella (1998). Dir.: Roberto Benigni

El diario de Ana Frank (2001). Dir.: Robert Dornhelm

La zona gris (2001). Dir.: Tim Blake Nelson

Amén. (2002). Dir.: Constantin Costa-Gavras

El pianista (2002). Dir.: Roman Polanski

Campos de esperanza (2005). Dir.: Lajos Koltai

Hermanos de Sangre, Ep. 09 "Por qué combatimos". Miniserie TV(HBO) (2000). Dir.: David Frankel

El último tren a Auschwitz (2006). Dir.: Dana Vavrova

el noveno día

El niño con el pijama de rayas

Los falsificadores

The Black Book (el libro negro)

Guetto (2006)

Der Untergang (2005)

Notas

  1. Cf. Robert S. Wistrich, Hitler y el holocausto, pág. 17.
  2. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 128.
  3. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág 189.
  4. Cf. Narrating the Holocaust.
  5. Donald L. Niewyk, en The Columbia Guide to the Holocaust, Columbia University Press, 2000, pág. 45, lo define así:
    El Holocausto es comúnmente definido como el asesinato de más de 5 millones de judíos por los alemanes en la Segunda Guerra Mundial.

    Por su parte, en la entrada "The Holocaust" de la Encyclopaedia Britannica, 2007, la caracterización es la siguiente:

    la matanza sistemática patrocinada por el Estado de seis millones de hombres, mujeres y niños judíos, y millones de otros, por la Alemania Nazi y sus colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes la llamaron "la solución final del problema judío."
  6. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 20 y 23.
  7. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 18-19.
  8. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 20.
  9. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 22.
  10. Cf. Michael Berembaum, The World Must Know, The United States Holocaust Memorial Museum, págs. 125 y ss.
  11. Aracil, Rafael (1998) El mundo actual: de la Segunda Guerra Mundial a nuestros días.
  12. Montenegro, Santiago (2006) Sociedad abierta, geografía y desarrollo: ensayos de economía política.
  13. Keyes, Anna (2005) Los Números de la Segunda Guerra Mundial.
  14. Guía académica para los delegados del Consejo Europeo de Ministros. ITAMMUN 2007.
  15. La referencia a Weimar se debe a que fue la ciudad donde se redactó la Constitución.
  16. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 69.
  17. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 71.
  18. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 74.
  19. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 82.
  20. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 78.
  21. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 76.
  22. Cf. Mi lucha, edición electrónica en Radioislam.org, pág. 40.
  23. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 80.
  24. Cf. Ian Kershaw, "Ideólogo y propagandista: Hitler según sus discursos, escritos y órdenes, 1925-1928", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 97-98.
  25. Ian Kershaw, "Ideólogo y propagandista: Hitler según sus discursos, escritos y órdenes, 1925-1928", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 99.
  26. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 81.
  27. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 84-85.
  28. Ian Kershaw, "Ideólogo y propagandista: Hitler según sus discursos, escritos y órdenes, 1925-1928", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 100-101.
  29. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 90.
  30. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 87.
  31. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 92.
  32. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 101-102.
  33. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 105.
  34. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 117.
  35. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 114.
  36. Ápud, Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 120.
  37. Ápud, Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 122.
  38. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 124.
  39. Elimination of the Jewish National Home in Palestine: The Einsatzkommando of the Panzer Army Africa, 1942
  40. Ian Kershaw, "'Trabajar para el Führer': reflexiones sobre la naturaleza de la dictadura de Hitler", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 88.
  41. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 115-116.
  42. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 153.
  43. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 131.
  44. Este gueto sería utilizado como argumento de la película antisemita Der ewige Jude (El judío eterno), estrenada en 1940.
  45. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 112.
  46. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 181.
  47. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 116-117.
  48. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 118.
  49. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 120.
  50. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 154-155.
  51. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 165.
  52. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 124-125.
  53. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 127-128.
  54. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 128, nota 48.
  55. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 130-131 y 128.
  56. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 132.
  57. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 166.
  58. Ibídem, pág. 168.
  59. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 133.
  60. Cf. ídem, pág. 134.
  61. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 183-184.
  62. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 158.
  63. Karl Jäger, comandante del Einsatzgruppe 3, informó el 1 de diciembre de 1941 de que
    el objetivo de dejar Lituania limpia de judíos solo se pudo lograr por medio de la formación de un Comando Móvil especialmente seleccionado que se hallaba bajo el mando del Obersturmführer de las SS Hamann, quien asumió por completo mis objetivos y fue capaz de garantizar la cooperación de los partisanos lituanos y de las autoridades civiles interesadas.
    Ápud, Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 159.
  64. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 132.
  65. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 160.
  66. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, págs. 134-135.
  67. Cf. íbidem, pág. 143.
  68. Cf. Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 137-140.
  69. Íbidem, págs. 146-147.
  70. Los protocolos de la reunión fueron encontrados intactos por los Aliados al final de la Segunda Guerra Mundial y se utilizaron durante los Juicios de Núremberg. Más tarde, Hitler dio instrucciones a Himmler para que divulgara la verdad sobre la suerte de los judíos a las altas esferas nazis. El primero de estos discursos, donde se reconoce la verdad real acerca del Holocausto, es conocido como Discurso de Posen.
  71. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 172.
  72. a b Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas yadvash
  73. a b c d e f g Institut für Sozial- und Wirtschaftsgeschichte Johannes Kepler Universität Linz - Auschwitz y la Solución Final del problema Judío
  74. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 173-174.
  75. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 178-179.
  76. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 188.
  77. Ápud, Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 171.
  78. Ian Kershaw, "'Trabajar para el Führer': Reflexiones sobre la naturaleza de la dictadura de Hitler", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 86.
  79. Erich von Manstein, general y jefe del XI Ejército, el 20 de noviembre de 1941; ápud Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 161-162.
  80. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 164.
  81. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 190-191.
  82. a b c d e f g h Enciclopedia del Holocausto - La "Solución Final"
  83. a b c d e ArteHistoria - Junta de Castilla y León - La "solución final"
  84. Yad Vashem, Accessed May 7, 2007
  85. "Learning and Remembering about Auschwitz-Birkenau", Yad Vashem.
  86. Per [1], En Auschwitz las cifras totales son "entre 1.3M-1,5 M", por lo que colocamos el promedio como valor estimado de 1.4M.
  87. Belzec, Yad Vashem.
  88. Chelmno, Yad Vashem.
  89. Jasenovac, Yad Vashem.
  90. Majdanek, Yad Vashem.
  91. Maly Trostinets, Yad Vashem.
  92. Sobibór, Yad Vashem.
  93. Treblinka, Yad Vashem.
  94. a b Ian Kershaw, "¿Genocidio improvisado? La aparición de la Solución Final en el Warthegau", en Hitler, los alemanes y la Solución Final, pág. 126.
  95. a b Casa de la Conferencia de Wannsee – Holocausto
  96. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 168.
  97. Cf. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 169.
  98. Graf, Jürgen Der Holocaust Auf Dem Prüfstand, Editorial Revisión, 1997, Buenos Aires, Argentina, ISBN 9509923423
  99. Brechtken, Magnus, Madagaskar für die Juden. Antisemitische Idee und politische Praxis 1885-1945, Munich: Oldenbourg, 1997, ISBN 3-486-56240-1
  100. Harwood, Richard Did six million really die?
  101. Burg, Joseph. B. Maidanek in alle Ewigkeit? (Maidanek para toda la eternidad?), pág. 57.
  102. Noticia sobre la conferencia revisionista en Teherán, 14 de diciembre de 2006
  103. Rassinier, Paul Le Mensonge d’Ulysse (La Mentira de Ulises)
  104. Berembaum, Michael. The World Must Know, The United States Holocaust Memorial Museum, p. 103.
  105. Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 141.
  106. Robert S. Wistrich, op. cit., págs. 146-147.
  107. Auschwitz- Cifras y orígenes de las víctimas

Fuentes bibliográficas

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  • Breitman, Richard. The Architect of Genocide: Himmler and the Final Solution. New York: Knopf, 1991. ISBN 0-87451-596-3
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  • Cesarani, David, editor. The Final Solution: Origins and Implementation. London: Routledge, 1994. ISBN 0-415-15232-1
  • Hilberg, Raul. The Destruction of the European Jews. New Haven, CT: Yale University Press, 2003. ISBN 0-300-09557-0
  • Kershaw, Ian, Hitler, los alemanes y la Solución Final, La Esfera de los Libros, Madrid, 2009. ISBN 978-84-9734-834-8
  • Wistrich, Robert S., Hitler y el Holocausto, Mondadori, Barcelona, 2002. ISBN 978-84-397-0937-4

Bibliografía complementaria

  • El hombre en busca de sentido. Viktor Frankl
  • De la "ciencia de las razas" a los campos de exterminio: Sinti y Romá bajo el régimen nazi. Fings, Karola; Heuss, Herbert; Sparring, Franck; Martín Ramírez, Carlos (tr.). Madrid: Editorial Presencia Gitana. ISBN 84-87347-20-7
  • El estado de la SS: el sistema de los campos de concentración alemanes. Kogon, Eugen. Barcelona: Alba Editorial, S.L. ISBN 84-8428-248-1
  • El Holocausto. Vidal, César. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-5644-5
  • El holocausto de los republicanos españoles: vida y muerte en los campos de exterminio alemanes (1940-1945). Pons Prades, Eduardo. Barcelona: Belacqua de Ediciones y Publicaciones S.L. ISBN 84-96326-24-1
  • El horror nazi: campos de concentración y exterminio. López García, José (Adam Surray). Pozuelo de Alarcón: Editorial Andina, S.A. (1977). ISBN 84-06-01001-0
  • La Iglesia y el exterminio de los judíos: catolicismo, antisemitismo, nazismo. Moro, Renato. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A. ISBN 84-330-1870-1
  • La Shoah: el exterminio de los judíos de Europa (1933-1945). Cohen, Asher. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A. ISBN 84-330-0922-2
  • Los experimentos nazis en los campos de exterminio. Giménez Saurina, Miguel (Taylor, William C.) Llinars del Vallés: Editors, S.A. ISBN 84-7561-098-6
  • Morir por la libertad: españoles en los campos de exterminio. Pons Prades, Eduardo. Madrid: Ediciones Vosa, S.L. ISBN 84-8218-012-6
  • Los niños escondidos. Del Holocausto a Buenos Aires. Wang, Diana. Editorial Marea 2004 (Buenos Aires). ISBN 987-21109-5-6
  • El silencio de los aparecidos". Wang, Diana. 2° edición 2008. Editorial Generaciones de la Shoá (Buenos Aires). ISBN 987-96277-8-4
  • El Holocausto. El Tercer Reich y los judíos. David Engel. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires, 2006 (original en inglés: The Holocaust. The Third Reich and jews, publicado en 2000). ISBN 10-950-602-532-0
  • (en inglés)Dean, Martin: Robbing the Jews - The Cofiscation of Jewish Property in the Holocaust, 1935 - 1945, Cambridge University Press, 2008.

Véase también

Enlaces externos