Simeón I de Bulgaria

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Simeón el Grande
Emperador de Bulgaria

Sello anónimo de Simeón I.
Reinado
89327 de mayo de 927
Predecesor Vladimir
Sucesor Pedro I
Información personal
Nacimiento 864/865
Fallecimiento 27 de mayo de 927
Familia
Dinastía Krum
Padre Boris I
Madre María
Consorte Dos, nombres desconocidos

Simeón I, llamado Simeón el Grande (en búlgaro: Симеон I Велики, trans. Simeon I Veliki; 864/865 - 27 de mayo de 927), zar del Primer Imperio búlgaro (925-927), un soberano guerrero que sin embargo hizo de su corte un centro cultural.

Educado en Constantinopla (actual Estambul), Simeón sucedió a su padre, Boris I, en 893 después del breve reinado (889-893) de su disoluto hermano mayor, Vladimir.

Su ambición dominante, que fue a sí mismo ascender al trono imperial de Bizancio, una aspiración compartida por muchos zares búlgaros después, llevó a Simeón a embarcarse en muchas guerras con el Imperio bizantino (894, 896, 913, 917, 923). Nunca tomó Constantinopla, a pesar de que estaba varias veces a su merced, pero tomó para sí el título de «zar de todos los búlgaros» (925) y elevó al arzobispo de Bulgaria a la categoría de un patriarca. En los Balcanes, extendió el poder de Bulgaria sobre el sur de Macedonia, el sur de Albania, y Serbia, que se convirtieron en sus vasallos, pero el dominio de Bulgaria al norte del Danubio se había perdido probablemente durante su reinado. Simeón se casó dos veces y dejó cuatro hijos, de los cuales el segundo, Pedro I de Bulgaria, le sucedió.

Biografía

Antecedentes y primeros años

"Porque ¿quién podría haber previsto que Simeón, que por su gran sabiduría, por la merced que le hacía el cielo, ha llevado a la nación búlgara hasta una altura de gloria, que más que cualquier hombre detesta la picardía, que honra a la justicia, que abomina las injusticias, que está por encima de todos los placeres sexuales..."
De Nicolás el Místico escrito a Simeon.[1]

Simeón nació en 864 o 865 como el tercer hijo del knyaz Boris I de la dinastía de Krum.[2]​ Como Boris era el gobernante de los búlgaros cristianizados en 865, Simeón fue cristiano durante toda su vida.[3]​ Ya que su hermano mayor, Vladimir fue designado como heredero al trono de Bulgaria, Simeón seguramente estaba destinado a convertirse en clérigo de alto rango,[4]​ y tal vez en arzobispo de Bulgaria, por lo que Boris lo envió a la Universidad de Constantinopla para recibir educación teológica cuando tenía trece o catorce años.[3]​ Como novicio en un monasterio de Constantinopla tomó el nombre hebreo de Simeón.[5][3]​ Durante la década (cerca de 878-888) que pasó en la capital bizantina, recibió una excelente educación, y estudió la retórica de Demóstenes y Aristóteles.[6]​ También aprendió el griego que llegó a hablarlo con fluidez, por lo que fue llamado "el medio griego" en la crónicas bizantinas.[7]​ Se sospecha que estuvo bajo la tutela del Patriarca de Constantinopla Focio I, pero esto no es aseverado en las fuentes.[8][3]

Alrededor de 888, Simeón volvió a Bulgaria y se estableció en el nuevo monasterio real de Preslav "en la desembocadura del Tiča",[9]​ donde bajo la dirección de Naum de Preslav, participó en la traducción activa de importantes documentos religiosos del griego al antiguo eslavo (antiguo búlgaro), con la ayuda de otros estudiantes de Constantinopla.[3]​ Por otra parte, Vladimir había logrado que Boris se retirara a un monasterio, para erigirse como gobernante de Bulgaria. Vladimir intentó volver a introducir el paganismo en el imperio, y posiblemente firmó un pacto anti-bizantino con Arnulfo de Carintia,[10]​ obligando a Boris de nuevo a entrar en la vida política. Boris había encarcelado y cegado a Vladimir, y luego nombró a Simeón como nuevo gobernante.[11][12]​ Esto se hizo en una asamblea en Preslav en la que también se proclamó el búlgaro como el único idioma del estado y la iglesia,[13]​ la capital búlgara se trasladó de Pliska a Preslav, para cimentar mejor la reciente conversión.[14]​ No se sabe por qué Boris no colocó a su segundo, Gabriel en el trono, pero en su lugar prefirió a Simeón.

Guerra Comercial con Bizancio e invasiones magiares

Con Simeón en el trono, la duradera paz con el Imperio Bizantino establecido por su padre estaba a punto de terminar. Un conflicto surgió cuando el emperador bizantino León VI el Sabio, actuando bajo la presión de su amante Zoe Zautzina y su padre Estiliano Zautzes, trasladó el comercio de las mercancías búlgaras de Constantinopla a Solun[4]​ lo que significaba que los mercaderes búlgaros tendrían que pagar impuestos más altos. A pesar de las protestas de Simeón, el emperador bizantino León VI refrendó esta decisión.[15][16]

Como respuesta, Simeón invadió Tracia, encontrándose con poca resistencia[17]​ debido a que la concentración de las mayores fuerzas bizantinas estaba en el este de Anatolia haciendo frente a las invasiones árabes.[18]​ Informado de la ofensiva búlgara, el sorprendido León envió un ejército de guardias y otras unidades militares de la capital para detener a Simeón, pero sus tropas fueron derrotadas[4][19]​ en alguna parte del thema de Macedonia.[20]​ Los búlgaros tomaron prisioneros a la mayoría de los guardias mercenarios jázaros y mataron a muchos arcontes, incluyendo al comandante del ejército. Sin embargo, en lugar de continuar su avance hacia la capital bizantina, Simeón se retiró rápidamente con sus tropas para enfrentar una invasión magiar del norte.[21]​ Estos eventos serían llamados posteriormente como "la primera guerra comercial en la Europa medieval" por los historiadores búlgaros.[19]

El Imperio Búlgaro en su máxima extensión territorial durante el reino del zar Simeón I.

No pudiendo responder con eficacia a la campaña búlgara debido a los enfrentamientos de sus fuerzas contra los árabes,[4]​ los bizantinos convencieron a los magiares de atacar Bulgaria, con la promesa de transportarlos a través del Danubio con la armada bizantina.[19][22]​ León VI también pudo haber concluido un acuerdo con Arnulfo para asegurarse de que los francos no apoyaran a Simeón contra los magiares.[23]​ Además, el talentoso comandante Nicéforo Focas fue llamado desde Italia para dirigir un ejército diferente contra Bulgaria en 895 con la mera intención de intimidar a los búlgaros.[24]​ Simeón, sin darse cuenta de la amenaza del norte, (Focas) se apresuró a reunir sus fuerzas, pero los dos ejércitos no llegaron a tener ningún enfrentamiento.[25]​ En lugar de eso, los bizantinos ofrecieron la paz, informándoselo a los soldados y a la marina bizantina de la campaña, pero intencionalmente no informaran del ataque magiar. Simeón no confiando en el mensajero lo mandó encarcelar,y ordenó que la ruta de la armada bizantina en el Danubio fuera cerrarla con cuerdas y cadenas, con la intención de mantenerla hasta que se ocupara de Focas.[26]

A pesar de los problemas que encontraron a causa del estancamiento, los bizantinos finalmente lograron transportar a las fuerzas magiares dirigidas por el hijo de Árpád Liüntika sobre el Danubio,[27]​ posiblemente cerca de la moderna Galaţi,[28]​ y les ayudaron a saquear las tierras búlgaras cercanas. Una vez informado de la sorpresiva invasión, Simeón se dirigió al norte para detener a los magiares, dejando algunas de sus tropas en la frontera sur para impedir un posible ataque de Focas.[29]​ Dos encuentros tuvo Simeón con el enemigo en el norte de Dobruja resultando en victorias magiares,[4]​ lo que le obligó a retirarse a Drǎstǎr.[29][30]​ Después de saquear la mayor parte de Bulgaria y llegar a Preslav, los magiares regresaron a sus tierras,[31]​ pero no antes de que Simeón hubiera concluido un armisticio con Bizancio hacia el verano de 895.[24]​ La completa paz se retrasó, ya que León quería la liberación de los cautivos bizantinos de la Guerra Comercial.[32]

Campaña antimagiar y guerras con Bizancio

Los magiares derrotan a un ejército búlgaro

Después de haber tratado contra la presión magiar y bizantina, Simeón era libre para planificar una campaña en busca de venganza contra los magiares. Simeón recurrió pagar a los pechenegos para que atacasen a los magiares,[33]​ y encarceló al enviado bizantino León Magister con el fin de retrasar la liberación de los prisioneros hasta después de la campaña contra los magiares. Esto le permitiría volver a negociar las condiciones de paz a su favor. En un intercambio de cartas con el enviado, Simeón se negó a liberar a los cautivos, ridiculizando las habilidades astrológicas de León VI.[4][34]

Los búlgaros vencen a las fuerzas bizantinas en Burgarófigo en el año 896. En el Madrid Skylitzes.

Usando una invasión magiar a las tierras de los eslavos vecinos en el año 896 como un casus belli, Simeón se dirigió contra los magiares junto con sus aliados pechenegos,[35]​ derrotándolos por completo en la Batalla de Buh meridional, y hacerlos salir de Etelköz para siempre y establecerse en Panonia.[20][4]​ Tras la derrota de los magiares, Simeón finalmente puso en libertad a los prisioneros bizantinos a cambio de prisioneros búlgaros en 895.[4]

Afirmando que no todos los presos habían sido puestos en libertad,[35]​ Simeón una vez más invadió Bizancio en el verano de 896, dirigiéndose directamente a Constantinopla.[36]​ Llegando a Tracia, los bizantinos reunieron un enorme ejército, juntando incluso las tropas que luchaban contra los árabes y guardaban las fronteras asiáticas de su imperio, pero las fuerzas bizantinas fueron aniquiladas en la Batalla de Burgarófigo (cerca de Babaeski en la moderna Turquía).[4][37]​ Armando a cautivos árabes y enviándolos a luchas contra los búlgaros como una medida desesperada, León VI consiguió rechazar a los búlgaros que habían sitiado Constantinopla.[4][38]​ La guerra acabó con un tratado de paz en el que un ejército bizantino, bajo el mando de León Catalaco, tuvo que aceptar y que formalmente duraría hasta alrededor de la muerte de León VI en 912[20]​ y bajo la cual Bizancio quedó obligada a pagar un tributo anual a Bulgaria.[39]​ Bajo el tratado, los bizantinos también cedieron un área entre el Mar Negro y Strandza al Imperio Búlgaro.[40]​ Mientras tanto, Simeón había impuesto también su autoridad sobre Serbia a cambio de reconocer a Pedro Gojniković como su gobernante. Después de la muerte del emperador León, los bizantinos y los búlgaros acabaron coaligándose.[41]

Simeón a menudo violaba el tratado de paz con Bizancio, atacando y conquistando territorios bizantinos en varias ocasiones,[42]​ como en 904, cuando los ataques búlgaros fueron utilizados por los árabes liderados por el renegado bizantino León de Trípoli para llevar a cabo una campaña marítima y apoderarse de Salónica.[43]​ Después que de los árabes saquearon la ciudad, era un blanco fácil para Bulgaria y las tribus eslavas cercanas. Con el fin de disuadir a Simeón de tomar la ciudad y llenarla con eslavos,[4][44]​ León VI se vio obligado a hacer más concesiones territoriales a los búlgaros en la región de la moderna Macedonia. Con el tratado de 904, todas las tierras habitadas por los eslavos en el sur de Macedonia y en el sur de la moderna Albania fueron cedidos al Imperio búlgaro,[20][45]​ con una línea fronteriza de 20 kilómetros al norte de Salónica.[46]

Reconocimiento como emperador

La muerte de León VI el 11 de mayo de 912 y la ascensión de su pequeño hijo Constantino VII bajo la guía del hermano de León Alejandro, quien expulsó del palacio a Zoe la esposa de León, constituyó una gran oportunidad para que Simeón intentara una nueva campaña contra Constantinopla, la conquista del que seguía siendo el sueño de su vida. En la primavera de 913, los enviados de Simeón que habían llegado a Constantinopla para renovar la paz de 896, fueron expulsados por Alejandro quien se negaba a pagar el tributo anual, instando a Simeón a prepararse para la guerra.[47]

“Simeón fue el Carlomagno de Bulgaria, más erudito que nuestro

Carlomagno y más feliz que él, porque sentó las bases de una literatura nacional”.

[48]Alfred Nicolás Rambaud, historiador francés

Antes de que Simeón pudiera atacar, Alejandro murió el 6 de junio de 913, dejando el imperio en manos de un consejo de regencia encabezado por el patriarca Nicolás I el Místico.[49]​ Muchos de los habitantes de Constantinopla no reconocieron al joven emperador con el apoyo del pretendiente Constantino Ducas,[50]​ el cual agravado por las revueltas en el sur de Italia y la planeada invasión árabe en el este de Anatolia, fueron aprovechadas por Simeón.[51]​ Nicolás trato de disuadir a Simeón de invadir Bizancio, pidiéndoselo en una larga serie de cartas, pero no obstante, el gobernante búlgaro atacó con toda su fuerza a finales de julio o agosto de 913 y llegando a Constantinopla sin ninguna resistencia seria.[52]​ Sin embargo, la anarquía en Constantinopla había dejado, tras el asesinato del pretendiente Constantino Ducas, a un gobierno temporal con el patriarca Nicolás a la cabeza.[53]​ Este instó a Simeón a levantar el sitio y entrar en negociaciones de paz, para alegría de los bizantinos. Las largas negociaciones resultaron con el pago de los atrasos del tributo[54]​ bizantino, la promesa de que Constantino VII se casaría con una de las hijas de Simeón,[4][52]​ y lo más importante, el reconocimiento oficial de Simeón como emperador (zar) de los búlgaros por el patriarca Nicolás[55][56]​ en el Palacio de Blaquernas.

Sello anónimo de Simeón I

Poco después de la visita de Simeón a Constantinopla, la madre de Constantino, Zoe, volvió al palacio por la insistencia del joven emperador y de inmediato procedió a eliminar a los regentes. A través de una trama, se las arregló para asumir el poder en febrero de 914, prácticamente eliminando al patriarca Nicolás del gobierno, renegando y oscureciendo su reconocimiento del título imperial de Simeón y rechazando el matrimonio previsto de su hijo con una de las hijas de Simeón.[57][58]​ Simeón tuvo que recurrir a la guerra para lograr sus objetivos. Invadió Tracia en el verano de 914 y capturó Adrianópolis. Zoe se apresuró a enviar numerosos presentes a Simeón con el fin de reconciliarse, y logró convencerle de devolver Adrianópolis y retirar su ejército. En los años siguientes, las fuerzas de Simeón fueron contratadas en las provincias del noroeste de Bizancio, alrededor de Drač (Durrës) y Salónica, pero no hizo ningún movimiento contra Constantinopla.[59]

Victorias en Aqueloo y Katasyrtai

La victoria búlgara en Anquialo, Madrid Skylitzes.

En 917, Simeón se estaba preparando para otra guerra contra Bizancio. Trato de celebrar una unión anti-bizantina con los pechenegos, pero sus enviados no pudieron competir con los recursos financieros de los bizantinos, que ofrecían más que ellos.[60]​ Los bizantinos se lanzaron en una campaña a gran escala contra Bulgaria, y también trataron de persuadir al príncipe serbio Pedro Gojniković para atacar a los búlgaros con el apoyo magiar.[61]

En 917, un poderoso ejército bizantino dirigido por León Focas el Viejo, hijo de Nicéforo Focas, invadió Bulgaria acompañado de la armada bizantina bajo el mando de Romano Lecapeno, que zarpó hacia Bulgaria desde los puertos del Mar Negro. En ruta a Mesembria (Nesebar), donde se suponía que debían ser reforzados por tropas transportadas por la marina, las fuerzas de Focas se detuvieron a descansar cerca del río Aqueloo, no lejos del puerto de Anquialo (Pomorie).[62][63]​ Una vez informado de la invasión, Simeón se apresuró a interceptar a los bizantinos, y los atacó desde las colinas cercanas, mientras que ellos estaban descansando desorganizadamente. En la Batalla de Aqueloo de 20 de agosto 917, uno de los más grandes en la historia medieval,[64]​ los búlgaros derrotaron completamente a los bizantinos, matando a muchos de sus comandantes, a pesar de eso, Focas logró escapar a Mesembria.[65]​ Décadas más tarde, León el Diácono escribiría que:

"... Y ahora incluso, se pueden ver montones de huesos en Anquialo, donde los que huyeron del ejército de los romanos fueron lamentablemente muertos ".[66]

Mapa de los progresos de la Batalla de Aqueloo o Anquialo.[67]


El planeado ataque pechenego desde el norte también fracasó, ya que los pechenegos pelearon con el almirante Lecapeno, quien se negaba a transportarlos a través del Danubio para ayudar al principal ejército bizantino.[62]​ Los bizantinos no fueron ayudados por los serbios y los magiares, porque los magiares prefirieron estar como aliados de los francos, y los serbios de Pedro Gojniković se mostraron reacios a atacar a Bulgaria, ya que Mihailo Višević de Zahumlje había informado a Simeón de sus planes.[68]

El ejército de Simeón pronto lanzó la victoria de Aqueloo con otro éxito.[52]​ Los búlgaros enviados a buscar los restos del ejército bizantino se acercaron a Constantinopla y se encontraron con las fuerzas bizantinas de León Focas, que estaba regresando a la capital, en la aldea de Katasyrtai en las proximidades de Constantinopla.[69]​ Los regimientos de búlgaros atacaron una y otra vez derrotando a los bizantinos, destruyendo algunas de sus últimas unidades antes de regresar a Bulgaria.[70]

Supresión de los disturbios de Serbia y campañas posteriores contra Bizancio

Inmediatamente después de esa campaña, Simeón trató de castigar al gobernante serbio Pedro Gojniković que había tratado de traicionarle mediante la celebración de una alianza con los bizantinos.[20]​ Simeón envió un ejército liderado por dos de sus comandantes, Teodoro Sigritsa y Marmais a Serbia. Los dos lograron persuadir a Pedro para asistir a un encuentro personal, durante el cual fue encadenado y llevado a Bulgaria, donde murió en un calabozo. Simeón impuso a Pavle Branovic, antes de su exilio en Bulgaria, en el trono serbio, restaurando así la influencia búlgara en Serbia por un tiempo.[71]

Mientras tanto, los fracasos militares bizantinos forzaron otro cambio de gobierno en Constantinopla: el almirante Romano Lecapeno sustituyó a Zoe como regente del joven Constantino VII en 919, obligándola a volver a un convento. Romano comprometió a su hija Helena con Constantino y avanzando a la categoría de co-emperador en diciembre de 920, asumiendo efectivamente el gobierno del imperio,[72][73]​ que era en gran parte lo que Simeón había planeado hacer.[74]

No siendo ya capaz de ascender al trono bizantino por la vía diplomática, enfurecido una vez más Simeón tuvo que librar una guerra para imponer su voluntad. Entre 920 y 922, Bulgaria aumentó su presión sobre Bizancio, haciendo campaña en el oeste a través de Tesalia llegando al istmo de Corinto y al este de Tracia, alcanzando y cruzando los Dardanelos puso sitio a la ciudad de Lámpsaco.[4][75]​ Las fuerzas de Simeón llegaron a Constantinopla en 921, cuando exigieron la deposición de Romano y capturando Adrianópolis, y en 922 cuando obtuvieron una victoria en Pegai, quemaron gran parte del Cuerno de Oro y se apoderaron de Bizye.[76][77]​ Mientras tanto, los bizantinos intentaron levantar a Serbia contra Simeón, poniendo en el trono serbio a Pavle Zaharije Pribisavljević, un antiguo refugiado en Constantinopla que habían capturado.[4][76]

Simeón envía delegados al califato fatimí para formar una alianza contra los bizantinos. Ambos bandos estaban cerca del acuerdo, pero los delegados búlgaros fueron capturados durante su viaje de regreso por los bizantinos, que consiguieron evitar la alianza con los árabes.

Desesperado por conquistar Constantinopla, Simeón planeó una gran campaña en 924 y envió emisarios al califa fatimí Ubayd Allah al-Mahdi Billah, que poseía una poderosa armada que Simeón necesitaba. El califa estuvo de acuerdo y envió a sus propios representantes de vuelta con los búlgaros para organizar la alianza. Sin embargo, los enviados fueron capturados por los bizantinos en Calabria. Romano ofreció la paz a los árabes, complementando esta oferta con generosos regalos, y arruinando así la unión con Bulgaria.[4][78]

En Serbia, Zaharije fue persuadido por los bizantinos a rebelarse contra Simeón. Zaharije recibió el apoyo de muchos búlgaros cansados de las interminables campañas de Simeón contra Bizancio.[79]​ El emperador búlgaro envió a sus tropas comandadas por Teodoro Sigritsa y Marmais, pero fueron derrotados y los dos comandantes fueron decapitados, lo que obligó a Simeón a la conclusión de un armisticio con Bizancio con el fin de centrarse más en reprimir la sublevación. Simeón envió un ejército liderado por Čáslav Klonimirović en 924 para deponer a Zaharije, teniendo éxito,y haciendo que Zaharije huyera a Croacia. Después de esta victoria, la nobleza serbia fue invitada a regresar a Bulgaria e inclinarse ante el nuevo príncipe. Sin embargo, no se presentaron en la supuesta reunión y todos ellos fueron decapitados. Bulgaria inmediatamente anexó a Serbia.[4][80]

En el verano de 924, Simeón llegó a Constantinopla exigiendo ver al patriarca y al emperador. Conversando con Romano en el Cuerno de Oro el 9 de septiembre de 924, arregló una tregua, según la cual Bizancio no solo pagaría un impuesto anual a Bulgaria, sino que cedería de nuevo algunas ciudades en la costa del mar Negro.[81]​ Durante la entrevista de los dos monarcas, se dice que dos águilas se reunieron en el cielo y luego se separaron, una de ellas volando sobre Constantinopla y la otra partiendo hacia Tracia, como un signo de carácter irreconciliable de los dos gobiernos.[82]​ En su descripción de esta reunión, Teófanes Continuatus menciona que "los dos emperadores... conversaban", lo que puede indicar el renovado reconocimiento de las reclamaciones imperiales bizantinas de Simeón.[83]

Guerra con Croacia y muerte

Probablemente después (o posiblemente en el momento de) la muerte del patriarca Nicolás en 925, Simeón planteó la situación de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria a un patriarcado.[84]​ Esto puede estar vinculado con las relaciones diplomáticas de Simeón con el Papado entre 924 y 926, en la que exigió y recibió el reconocimiento del papa Juan X de su título de "Emperador de los Romanos, verdaderamente igual al del emperador bizantino, y posiblemente la confirmación de una dignidad patriarcal a la cabeza de la Iglesia ortodoxa búlgara.[85]

En 926, las tropas de Simeón bajo Alogobotur invadieron Croacia, que a la vez era un aliado bizantino, pero fueron derrotados por completo por el ejército del rey Tomislav en la Batalla de las Tierras Altas de Bosnia.[20]​ Por temor a represalias búlgaras, Tomislav aceptó abandonar su unión con Bizancio y hacer la paz sobre la base del statu quo, negociado por el legado papal de Madalbert.[86][87]​ En los últimos meses de su vida, Simeón se preparaba para otro asedio a Constantinopla[75]​ a pesar de los ruegos desesperados de Romano para la paz.[88]

El 27 de mayo de 927, Simeón murió de un paro cardíaco en su palacio de Preslav. Cronistas bizantinos relacionan su muerte con una leyenda, según la cual una estatua decapitada de Romano, era el doble que la de Simeón, y murió en ese mismo instante.[89][90]

Fue sucedido por su hijo Pedro I, con Jorge Sursuvul, el tío materno del nuevo emperador, como regente.[75]​ Como parte del tratado de paz que Bulgaria y Bizancio firmaron en octubre de 927 y el matrimonio de Pedro y María (Irene), la nieta de Romano, las fronteras actuales fueron confirmadas, al igual que la dignidad imperial, el gobernante de Bulgaria y el jefe del estado patriarcal de la iglesia búlgara.[91]

Legado

Imagen de cerámica de Teodoro Stratelates que data del reinado de Simeón.
Un nuevo Ptolomeo se presentó ante ellos, pero no en la fe - en el deseo en su mayoría, y debido a su colección de todo lo divino y los libros más preciosos, con la que en sus palacios había llenado, se ganó la eterna memoria.[92]
Alabado sea el zar Simeón por un contemporáneo anónimo del zar

Durante el reinado de Simeón, Bulgaria alcanzó su apogeo cultural, convirtiéndose en el centro literario y espiritual de la Europa eslava.[93][94]​ A este respecto, Simeón continuó la política de su padre, Boris, de la creación y difusión de la cultura eslava y de atraer a conocidos estudiosos y escritores dentro de las fronteras de Bulgaria. Fue en la Escuela literaria de Preslav y en la Escuela literaria de Ohrid, fundadas por Boris, en donde los principales trabajos literarios en Bulgaria se concentraron durante el reinado de Simeón.[95]

A finales del siglo IX y principios del X se constituyó el primer y más productivo periodo de la literatura medieval búlgara.[95]​ Después de haber pasado sus primeros años en Constantinopla, Simeón introdujo la cultura bizantina en la corte búlgara, pero eliminó el efecto de asimilación a través del poder militar y la autonomía religiosa.[95]​ Los discípulos de Cirilo y Metodio, entre los cuales están Clemente de Ohrid, Naum y Constantino de Preslav, continuaron su trabajo educativo en Bulgaria de forma activa traduciendo los textos cristianos, como la Biblia y las obras de Juan Crisóstomo, Basilio de Cesárea, Cirilo de Alejandría, Gregorio Nacianceno, Atanasio de Alejandría, así como las crónicas históricas como las de Juan Malalas y Jorge Hamartolus, al búlgaro.[95]​ El reinado de Simeón también fue testigo de la producción de una serie de originales trabajos teológicos y seculares, tales como los de Juan el Exarca en los Seis Días (Šestodnev), Constantino de Preslav en la Oración alfabética y la Proclamación del Santo Evangelio, y Černorizec Hrabǎr en La Cuenta de Notas.[95]​ La propia contribución de Simeón a este florecimiento literario fue elogiada por sus contemporáneos, por ejemplo, en la alabanza al zar Simeón conservados en la colección de Zlatostruj y la colección de Simeón,[94]​ en la que el zar personalmente escribió una adición.[96]

Ruinas de Preslav

Simeón convirtió la nueva capital búlgara de Preslav en un magnífico centro religioso y cultural, destinado más bien a ser una muestra del apogeo de su reino y residencia real que una fortaleza militar.[94]​ Con sus más de veinte iglesias de cruz con cúpula y numerosos monasterios, y su impresionante palacio real, Preslav era una verdadera capital imperial.[94]​ El desarrollo del arte de Bulgaria en el período se demuestra mediante una imagen de cerámica de Teodoro de Amasea y el estilo Preslav ilustrado en cerámicas.[97]

El zar Simeón I se ha mantenido entre las más valoradas figuras históricas de Bulgaria, según lo indicado por el voto popular en el Velikite Balgari (una serie derivada de los 100 Greatest Britons) programa de televisión, que en febrero de 2007 lo colocó en cuarto lugar entre los más grandes búlgaros que jamás existió.[98]​ El último monarca búlgaro, Simeón de Sajonia-Coburgo-Gotha, fue nombrado después de Simeón I.[99]​ Una marca de rakija de uva de alta calidad, Car Simeon Veliki, también lleva su nombre,[100]​ y un pico de la Antártida en la Isla Livingston de las Islas Shetland del Sur fue nombrado pico Simeón en su honor por la Comisión Búlgara para los Topónimos Antárticos.[101]

Matrimonios

Simeón se casó dos veces. Con su primera mujer, cuya identidad se desconoce, Simeón tuvo un hijo llamado Miguel,[103]​ que nació antes de 913. Fue excluido de la sucesión en el año 927 y enviado a un monasterio. Murió en 931, poco después de organizar una revuelta.[75]

Con su segunda esposa, la hija del influyente noble Jorge Sursuvul, tuvo tres hijos: Pedro, quien lo sucedió como emperador de Bulgaria en el año 927 y reinó hasta 969, Iván, que se rebeló contra Pedro en 928 y luego huyó a Bizancio,[75]​ y Benjamín (Bajan), que según el historiador lombardo Liutprando de Cremona, "poseía el poder para transformarse de repente en un lobo o en otro animal extraño”.[104]

Simeón también tuvo varias hijas, entre ellas una que estaba dispuesta a casarse con Constantino VII en el año 913.[75][105]​ El matrimonio fue anulado por Zoe la madre de Constantino, una vez que había regresado a la corte.[106]

Simeón en la cultura popular

Simeón el Grande también ha estado regularmente en la ficción. El poeta nacional de Bulgaria y escritor Ivan Vazov dedicó un poema patriótico para los niños en él, "Car Simeón", y se dispuso más tarde como una canción, " Kraj Bosfora šum se vdiga " ("se levanta un clamor por el Bósforo").[107]​ Una serie dramática de once episodios filmados en 1984, Zlatnijat vek (Edad de Oro), relata la historia del reinado de Simeón. En la serie, el zar es interpretado por Mario Donkin.[108]​ Una obra de teatro histórico llamado Car Simeon - vek Zlatnijat y producido por Stefan Stajčev, director del Teatro de Silistra, debutó en diciembre de 2006. Iván Samokovliev fue la estrella en el papel de Simeón.[109]

Cronología

Enlaces externos


Predecesor:
Vladimir
Zar de Bulgaria
893 - 927
Sucesor:
Pedro I