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Diferencia entre revisiones de «Pueblos indígenas de Argentina»

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=== Oeste, noroeste y norte andino ===
=== Oeste, noroeste y norte andino ===


La zona del norte comenzó a ser habitada hacia el año [[VII milenio a. C.|7000 a C.]]
La zona del norte y manu comenzó a ser habitada hacia el año [[VII milenio a. C.|7000 a C.]]


Los distintos grupos étnicos que habitaron la región andina (sin contar los Andes patagónicos) fueron los [[quechuas]], [[aimaras]], [[calchaquies]] , [[diaguita]]s y [[huarpe]]s; en cuanto a los [[calchaquíes]] son descendientes de una de las parcialidades de los [[diaguitas]] o [[pazioca]]s.
Los distintos grupos étnicos que habitaron la región andina (sin contar los Andes patagónicos) fueron los [[quechuas]], [[aimaras]], [[calchaquies]] , [[diaguita]]s y [[huarpe]]s; en cuanto a los [[calchaquíes]] son descendientes de una de las parcialidades de los [[diaguitas]] o [[pazioca]]s.

Revisión del 20:42 12 sep 2017

Distribución de la población indígena de Argentina.

Los indígenas de Argentina son el conjunto de pueblos amerindios que habitaban el territorio actual de Argentina al momento de la llegada de los europeos en el siglo XVI,[1]​ así como también sus descendientes actuales y pasados -mixogenizados o no con no indígenas- y aquellos de iguales condiciones en países limítrofes que migraron hacia el territorio argentino a partir de ese momento.

Son identificados también como aborígenes, originarios o indios, término que ha tendido a ser desplazado últimamente.

En algunos casos conservan su propia cultura o parte de ella.

Las personas que en el censo de 2010 se consideraron a sí mismas como indígenas o descendientes de ellos fueron 955 032[2]​ constituyendo alrededor del 2,38 % de la población total del país.

Introducción

El poblamiento humano del actual territorio de Argentina tiene una antigüedad de al menos 12 890 ± 90 A.P. de acuerdo a los hallazgos de Piedra Museo, en la región patagónica.[3]​ Con posterioridad se formaron tres ecorregiones indígenas con diferencias muy marcadas: en el cuadrante del noroeste andino se establecieron culturas agroalfareras emparentadas con la civilización andina y una parte de ellas llegó a formar parte del Imperio incaico; en el cuadrante nordeste se establecieron culturas agroalfareras relacionadas con la familia tupí-guaraní; en la pampa y la Patagonia se establecieron culturas nómadas (que no tenían una etnogénesis común ya que pertenecían y pertenecen a familias lingüísticas diversas).

Durante la conquista europea las culturas indígenas que habitaban el actual territorio argentino experimentaron destinos diversos. Por un lado las culturas pampeanas y patagónicas así como las que habitaban el Gran Chaco resistieron la conquista española y posterior aculturación y nunca estuvieron bajo su dominación directa. Distinta fue la situación que se dio en el cuadrante noroeste ya que la colonización española estableció sus principales centros de población y producción sobre la base de trabajo encomendado de los indios, en tanto que las naciones indígenas protagonizaron grandes guerras e insurrecciones contra los españoles. El cuadrante noreste se caracterizó por el establecimiento de las misiones jesuíticas de los pueblos guaraníes que conformaron un tipo completamente original de sociedades indígena-cristiana autónomas de la Monarquía Hispánica que se enfrentaron incluso a las tropas conjuntas de España y Portugal en la llamada guerra guaranitica, y que fueron finalmente disueltas por la Corona Española en 1767.

Todas las naciones indígenas sufrieron también el colapso demográfico que afectó a todos los pueblos indígenas americanos, y que fue en gran medida consecuencia de las enfermedades introducidas por los europeos. Se estima que a la llegada de los españoles, había entre 0,4 y 2 millones de aborígenes en Argentina, asentados y agrupados en los valles más fértiles del Noroeste argentino y, en menor grado, en las orillas de los grandes ríos del litoral argentino. El resto del extenso territorio tuvo una densidad demográfica inferior a menos de 1 hab/km² (un habitante por kilómetro cuadrado).[4]​ Las fuentes más alcistas llegan a 1,5 millones y las más bajas a 0,3 millones de personas.[5]

Una vez que las Provincias Unidas en Sud América se constituyeron como estado independiente en 1816 y después su continuadora, la República Argentina, en 1826, se inició un proceso de conquista de los territorios ocupados por los pueblos originarios que no habían sido dominados por el Imperio español, especialmente en la pampa, la Patagonia y el Gran Chaco. Estas guerras contra el indio, tuvieron su punto más alto en la llamada Conquista del Desierto de 1880 en la que fueron derrotadas las etnias mapuche y ranquel, y le permitieron a la Argentina controlar efectivamente amplios territorios.

Los datos definitivos de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) realizada en 2004-2005 destacan la existencia de 30 pueblos indígenas en la Argentina, integrados por 955 032 individuos (940 363 que se autorreconocen pertenecientes a algún pueblo aborigen más el resto que no pertenecen pero son descendientes en primera generación de un pueblo aborigen) equivalente a aproximadamente el 2,38% de la población total.[6]​ Ello sin perjuicio que se ha estimado que casi el 60% de la población argentina tiene al menos un antepasado indígena, aunque en la mayoría de los casos se ha perdido la memoria familiar de esa pertenencia. Todas las culturas indígenas han sido afectadas por un proceso deliberado de invisibilización, promovido desde el Estado, desde la segunda mitad del siglo XIX.[7]

Historia

Los indígenas en la región pampeana y la Patagonia

La Patagonia posee los registros más antiguos de la presencia humana en el territorio argentino, en la localidad de Piedra Museo, Provincia de Santa Cruz, 13 000 años a. C.,[3]​ aparentemente relacionada también con la posible presencia humana mucho más antigua aún detectada en el sur chileno, en el área de Monte Verde, 33 000 años a. C.[8]​ Estos descubrimientos no solo han puesto en crisis la teoría del poblamiento tardío y la llegada por Beringia, sino que sugieren una corriente pobladora de entrada al actual territorio argentino a través de la Patagonia y el extremo sur chileno.

Otro remoto asentamiento fue ubicado en Los Toldos, también en la provincia de Santa Cruz, con restos que datan de 10 500 años adC. Hace 9000 años surgió la industria Toldense, caracterizada por puntas de proyectil subtriangulares bifaciales y raspadores laterales y terminales, cuchillos bifaciales y herramientas de hueso.

Estos primeros habitantes del territorio argentino cazaban milodones (con el cuerpo parecido a un gran oso aunque con cabeza semejante a la de un camello ya que el milodón era un herbívoro ya extinguido) e hippidioneses[9]​ (caballos sudamericanos que desaparecieron hace 10 000 años), además de guanacos, llamas y ñandúes.

Cueva de las Manos, Río Pinturas, Santa Cruz, Argentina, 7300 a. C. El arte más antiguo de Sudamérica.

En la misma zona, la Cueva de las Manos (un alero a orillas del cañón del Río Pinturas en la provincia de Santa Cruz, se han hallado pinturas rupestres de 7300 años adC: impresiones de palmas de manos previamente teñidas con pintura fresca a partir de tintes naturales; «negativos» de manos obtenidos con pinturas en aerosol -se soplaba la pintura a través del canal medular de un hueso- sobre las paredes rocosas interponiendo las manos entre el medio (la pintura en aerosol) y el soporte (la pared natural de roca); e imágenes de guanacos muy elegantemente y estilizadamente figuradas. Se trata de una de las expresiones artísticas más antiguas de los pueblos sudamericanos y ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Como en el arte Magdaleniense europeo, es muy probable que estas representaciones estuvieran asociadas a un pensamiento mágico (especialmente a la llamada magia simpática) en la cual el rito de dibujar lo deseado se suponía atraía lo deseado (en estos casos el alimento a partir de la caza).

Para el año 9000 a. C. ya había comenzado el poblamiento de la pampa. Más tarde, entre los 7000 y 4000 años A.P., aparece la industria Casapedrense, caracterizada por una mayor proporción de instrumentos líticos confeccionados sobre láminas, probablemente como una muestra de la especialización en la caza del guanaco, lo cual también esta presente en los desarrollos culturales posteriores de los patagones o tehuelches.[10]

Las culturas pampeanas y patagónicas, debido a razones que Marvin Harris califica como emic, no pudieron sedentarizarse ni especializarse en la agricultura ni la consecuente agroalfarería: la ecología de los territorios que habitaban y el índice demográfico de los pueblos pámpidos hacía que su economía más sustentable fuera la basada en un sistema «primitivo» y por estos motivos se organizaron sobre la que había sido durante milenios una exitosa base de sistemas de caza y recolección. Aproximadamente a partir de mediados del s. XVII, merced a la captura y domesticación de los caballos importados por los españoles, devinieron los pámpidos (como los pámpidos «guaycurúes» de la ragión chaqueña) en complejos ecuestres que, literalmente, cazaban ganado cimarrón ya que la alta movilidad y dispersión que la ecología (o mejor dicho la mesología -por ejemplo grandes temporadas de sequía-) le había impuesto tradicionalmente a estas etnias les hacía a las mismas antieconómica e incluso impráctica de la ganadería. Solo desde la segunda mitad de siglo XIX se aprecia un incipiente cambio de estrategia en el modo de producción de la mayoría de los pámpidos (desde la Tierra del Fuego hasta el Chaco Boreal inclusive): las diversas etnias y parcialidades de los pámpidos, al ver mermar los recursos de caza y recolección y al tener un aumento demográfico que implicaba mayor presión sobre los recursos naturales no cultivados se vieron obligados a refundar su economía en una incipiente agricultura de subsistencia casi siempre reducida a horticultura, aunque la falta de técnicas para contrarrestar las sequías en zonas que recién dejarían de ser consideradas «desierto» tras el cultivo dry farming hicieron que sus intentos no fueran todo lo exitosos que requerían.

El Litoral y el noreste

El cacique Pucurú, en Chaco (hacia 1900).
Erke, instrumento de viento utilizado por originarios del noroeste argentino (similar a la Trompa de los Alpes).

Como en la región pampeana y patagónica, los originarios del Litoral argentino y del NEA tuvieron sus modos de producción casi exclusivamente basados en la caza y la recolección: vivían en una zona naturalmente selvática de grandes sistemas hídricos formados por el río Paraná, el río Paraguay, el río Uruguay, el río Salado del Norte, el río Bermejo y el río Pilcomayo que posibilitaban relativamente fáciles flujos culturales pero así también una fuerte inestabilidad política debido a que los mismos cursos de aguas se transformaban en fáciles rutas de invasiones.

La naturaleza del territorio al ser pródiga en pesca, caza y frutos hizo que resultara mucho más económico un modo de vida cazador recolector que la agricultura o la ganadería, por otra parte el clima muchas veces perhúmedo no facilitaba una incipiente agricultura ni menos una ganadería.

En tal situación se encontraban entonces los pueblos a los que los invasores guaraníes llamaron peyorativamente guaicurúes -los pámpidos qom a lo largo del siglo XX más conocidos entre los alófonos como tobas (el segundo es un nombre derogativo de origen guaraní que significa ‘frentudos’)―, mokoit (mocovíes), abipones, malbalas, nivakles (o chulupíes o chunupíes), pilagás y charrúas.

Quizás devenidos de ándidos, pámpidos y amazónidos se cuentan a los que los invasores incas apodaron peyorativamente matacos -los wichis-, vilelas, kaigangs, mocoretás, timbúes, chanáes y querandíes -estos últimos también pampidos aunque con nombre más conocido por el que le dieron los guaraníes-.

Hacia fines del siglo XV la región se conmovió por la invasión de un pueblo amazónido que se expandía debido a su intrínseca fuerte presión demográfica facilitada por la incipiente e intensiva horticultura de la mandioca y el cazabe o maíz. Esta etnia era la de los guaraníes.

Así como los quechuas transculturaron mucho a las etnias del noroeste y los mapuches a los del sur de la región pampeana y norpatagónica lo mismo hicieron en todo la mesopotamia y gran parte del NEA los guaraníes. Lograron invadir zonas del Chaco Boreal sometiendo a los de origen arahuaco) chanés y chorotes (los segundos, autodenominados yofuasha) entre otras naciones preexistentes a la invasión guaranítica y en pleno Chaco Boreal, por mixogénesis forzada tras invadir y esclavizar los ava o guaraníes a los chanés (de linaje arahuako) matando a los varones y tomando por concubinas a las mujeres chanés, forjaron la etnia de los chiriguanos (la palabra chiriguano es un insulto con el cual los quechuas y hablantes de quechua motejaban a los guaraníes, desde el presente siglo los mixogénicos chiriguanos prefieren llamarse ava-guaraní aunque tal nombre no es exacto históricamente ya que todos los guaraníes «puros» se autodenominan ava u "hombre").

Como otros pueblos indígenas sedentarizados; desde la llegada de los españoles en el siglo XVI las zonas de cultivos con malocas y buenas comunicaciones fluviales fueron fácilmente conquistadas por los europeos y fue rápido el mestizaje, en cambio las zonas menos ricas agrícolamente y más alejadas pudieron resistir a la penetración europea hasta fines del siglo XIX. Por otra parte en esta zona se dio muy tempranamente una fuerte síncresis por causa de la intensa actividad misional de jesuitas y franciscanos, los primeros especialmente entre los siglos XVI y casi mediados del siglo XVIII.

Oeste, noroeste y norte andino

La zona del norte y manu comenzó a ser habitada hacia el año 7000 a C.

Los distintos grupos étnicos que habitaron la región andina (sin contar los Andes patagónicos) fueron los quechuas, aimaras, calchaquies , diaguitas y huarpes; en cuanto a los calchaquíes son descendientes de una de las parcialidades de los diaguitas o paziocas.

Estos pueblos fueron dominados entre circa 1480 a 1533 por el imperio inca de los invasores Incas aliados con los aimaras procedentes del Perú y de la cuenca del lago Titicaca en el sur de Perú y el oeste de Bolivia. La palabra «diaguita» fue un mote dado por los aimaras ya que en el idioma aimara thiakita significa ‘alejado’, ‘foráneo’. Si bien la duración del Incario o imperio Incaico fue relativamente breve dejó notorios influjos (principalmente en la toponimia) ya que aun luego de la conquista española a partir de 1535 el quechua era la lengua vehicular de gran parte de la región andina. Como los otros habitantes de la región andina, tenían conocimientos muy avanzados de la agricultura, la construcción de terrazas y el riego artificial. También criaban animales como la llama que les servían para comerciar con otros grupos indígenas.

Las poblaciones originarias en la Argentina han disminuido mucho con relación a la población en general. Esto se debe a diferentes causas interrelacionadas, como las enfermedades, el mestizaje, las campañas de exterminio (siglos XVIII y XIX), la brusca interrupción de sus culturas y la inmigración considerable de Europa. En las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán se conservan las costumbres indígenas en celebraciones, bailes y comidas, con una población significativa., que incluye a los collas, un grupo étnico en el cual se han fundido gran parte de los atacamas, omaguacas, calchaquies y chichas y que ha recibido un fuerte influjo quechua. En cuanto a los aimaras y quechuas que actualmente hay en esa zona en su inmensa mayoría son inmigrantes recientes (a partir de las últimas décadas del siglo XX) procedentes de distintas zonas de Bolivia: los aimara proceden de la cuenca del lago Titicaca en el oeste de Bolivia y el sur de Perú mientras que los incas proceden del Altiplano peruano aunque su núcleo de origen sea la región andina central de Perú.

Lenguas Nativas de Argentina

Distribución aproximada de lenguas en el extremo meridional de Sudamérica en tiempos de la Conquista.

Las lenguas nativas documentadas de Argentina pertenecen a diferentes familias lingüísticas, entre ellas:[11]

Al momento de la llegada europea en el siglo XVI se estima que se hablaban unas 35 lenguas en lo que hoy es el territorio argentino. En el presente la situación de las lenguas indígenas que subsisten en Argentina es la siguiente:[12]

Algunas de estas lenguas cuentan con variedades dialectales: wichí (dialectos wichí lhamtés güisnay, wichí lhamtés nocten y wichí lhamtés vejoz), ava guaraní (dialectos ava y chané), guaraní (dialectos guaraní paraguayo, chiripá, cainguá y lengua de fusión yopará), nivaclé (dialectos nivaclé de la selva y nivaclé del río), chorote (chorote iyojwa'ja y chorote iyo'wujwa, considerados idiomas) y mapudungun (dialectos pehuenche, nguluche, huilliche y ranquenche), a veces casi ininteligibles entre ellas.

Población indígena censada o estimada

Antecedentes censales

En 1980 el INDEC publicó una estimación de la población indígena por regiones de Argentina hacia 1550 completando una tabla publicada en 1969 por Jorge Comadrán Ruiz:[13]

Regiones Población indígena estimada[14]
Noroeste 195 000
Litoral y Mesopotamia 60 000
Chaco 50 000
Sierras Centrales 30 000
Pampa 30 000
Cuyo 20 000
Patagonia y Tierra del Fuego 18 000
Total 403 000

En 1778 se realizó en el virreinato del Río de la Plata el denominado censo de Vértiz, en alusión al entonces virrey Juan José de Vértiz y Salcedo quien cumplió la orden del rey Carlos III de España de realizar censos anuales en las colonias españolas y recibió los resultados el 27 de marzo de 1779. El censo no contempló las vastas regiones del Chaco, la Pampa y la Patagonia ya que estaban habitadas por grupos indígenas no sometidos a su dominio.

Jurisdicción Población indígena[15] Población total
Buenos Aires (*) 2087 (544 en la ciudad, 1543 en la campaña)[16] 37 130 (24 205 en la ciudad, 12 925 en la campaña)
San Luis 1282 6956
Mendoza 1359 8765
Córdoba 4084 40 203
Catamarca 2817 13 315
Salta 3070 11 565
La Rioja 5200 9723
San Juan 1527 7690
Tucumán 4069 20 104
Santiago del Estero 4897 15 465
Jujuy 11 181 13 619
Total 41 573 186 526

(*) No incluye los datos de la villa de Luján, Entre Ríos, Corrientes, Santa Fe y Misiones que no se conocen.

Los tres primeros censos nacionales de población de Argentina estimaron la población indígena que se hallaba fuera del imperio de la civilización sin censarla, tomando en cuenta datos de los comandantes de los fortines de frontera respecto del número de lanzas.

  • Censo de 1869: 93 000 indígenas sobre una población total de 1 830 214 habitantes.
  • Censo de 1895: 30 000 indígenas sobre una población total de 4 044 911 habitantes.
  • Censo de 1914: 18 425 indígenas -como población autóctona- sobre una población total de 7 903 662 habitantes.[17]

Los censos nacionales de población posteriores (1947, 1960, 1970, 1980 y 1991) no contemplaron la población indígena hasta el censo de 2001.

En 1920 fue realizado el Censo de Territorios Nacionales (Misiones, Formosa, Chaco, Los Andes, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur) por el cual fueron censados en Formosa 19 834 indígenas (denominados indios) y se calculó en el resto del territorio unos 25 000 indios salvajes no censados. La población total de los territorios nacionales fue estimada en 358 738 habitantes.[18]

El Censo Aborigen de Formosa de 1970 contó 8611 indígenas, el Primer Censo Aborigen Provincial de Salta de 1984 resultó en 17 235 indígenas,[19]​ el Censo Indígena Provincial de Misiones de 1979 contó 1672 mbyá-guaraníes, mientras que el Censo Provincial Aborigen de la Provincia del Chaco de 1985 censó 24 528 indígenas (3143 wichís).[20]

Censo Indígena Nacional de 1966-1968

El Censo Indígena Nacional de 1966-1968 fue el primero en el que se intentó cuantificar la población indígena de Argentina intentando a la vez ubicarla geográficamente. Los pueblos indígenas que se consideraron en las cédulas censales fueron:

  • Región central: tobas, pilagás, mocovíes, matacos, chulupíes, chorotis y chiriguanos.
  • Región noreste: guaraníes y cainguas.
  • Región noroeste: aimaraes y quechuas.
  • Región central sur: tehuelches, araucanos, quenaken, yamanes y onas.

El censo solo contabilizó a los indígenas que vivían en comunidades rurales. El censo no pudo ser concluido, censándose 75 675 indígenas que vivían en 13 738 hogares de 525 agrupaciones. El resto no censado fue estimado en 89 706 personas, por lo que el resultado total fue de 165 381 indígenas en todo el país.[21]

Los resultados desagregados por región censal fueron:[22][23]

  • Región central norte (provincias del Chaco, Formosa, norte de Santa Fe, sector oriental de Salta y zona del Ramal de Jujuy): se censaron 46 770 personas que vivían en 8219 hogares de 283 agrupaciones (11 en el departamento Matacos de Formosa y 1 en el departamento de Orán en Salta).
  • Región noreste (provincia de Misiones): se censaron 512 personas que vivían en 99 hogares de 18 agrupaciones. Los no censados de las regiones central norte y noroeste fueron estimados en 3418, dando un total de 50 700 personas para ambas regiones.
  • Región noroeste (resto de la provincia de Jujuy, sector central y occidental de Salta y norte de Catamarca): se censaron 1012 personas que vivían en 200 hogares de 12 agrupaciones. Los no censados fueron estimados en 79 988, dando un total de 81 000 personas.
  • Región central sur (provincias de Buenos Aires, La Pampa, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Territorio Nacional de la Tierra del Fuego): se censaron 27 381 personas que vivían en 5220 hogares de 212 agrupaciones. Los no censados fueron estimados en 6300, dando un total de 33 681 personas.

El resto del país no fue no censado.[24]​ La población total del país fue estimada entonces en 22 800 000 habitantes.

Grupo étnico Censados[25]
Collas 1012
Chanés 847
Chiriguanos 13 689
Chorotes 719
Chulupíes 562
Mapuches 27 214
Matacos 10 022
Mbyá 560
Mocovíes 2876
Pilagás 1137
Tehuelches (mestizados) 167
Tobas 17 062

Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005

El Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas de 2001 se llevó a cabo los días 17 y 18 de noviembre de 2001 e incorporó la temática de los pueblos indígenas. La cédula censal incorporó una pregunta destinada a detectar hogares con al menos una persona que se reconozca perteneciente y/o descendiente de un pueblo indígena: ¿Existe en este hogar alguna persona que se reconozca descendiente o perteneciente a un pueblo indígena? Si la respuesta era afirmativa se preguntaba ¿A qué pueblo? y se listaban las siguientes opciones correspondientes a los pueblos indígenas de las comunidades que poseían personería jurídica nacional en 1998: chané, chorote, chulupí, diaguita calchaquí, huarpe, kolla, mapuche, mbyá, mocoví, ona, pilagá, rankulche, tapiete, tehuelche, toba, tupí guaraní y wichí, además de las categorías otro pueblo indígena y pueblo ignorado. Según los resultados, un 2,8 % de los hogares argentinos tenía al menos un integrante que se reconoció perteneciente a un pueblo indígena.

El empadronamiento indígena obtenido a partir de los datos censales se utilizó para extraer muestras representativas de hogares a ser revisitados en la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) que se llevó a cabo en los años 2004 y 2005. Estas muestras estuvieron conformadas por alrededor de 57 000 hogares de todas las provincias del país. A los 17 pueblos listados en el cuestionario censal se agregaron estimaciones para los pueblos ava guaraní, charrúa y comechingón.[26]

De acuerdo a los resultados de la ECPI 600 329 personas se reconocen pertenecientes y/o descendientes en primera generación de pueblos indígenas. El total del cuadro siguiente supera en 0,6 % a esta cifra debido a que la población que no se reconoce perteneciente a ningún pueblo específicamente y tiene ascendencia indígena mixta está contada en uno y otro pueblo indígena simultáneamente.

Pueblo indígena Población indígena por
pueblo de pertenencia[27]
Población que habla y/o
entiende lengua/s indígena/s[28]
Población que reside
en una comunidad indígena[29]
Atacama 3044
Ava guaraní (*) 21 807 8943 10 806
Aymara 4104
Chané 4376 1974 2016
Charrúa 4511
Chorote 2613 1711 2028
Chulupí 553 266 392
Comechingón 10 863
Diaguita/ diaguita calchaquí 31 753 1686 8180
Guaraní (*) 22 059 8178 1301
Huarpe 14 633 8987 2620
Kolla (**) 70 505 8987 33 629
Lule 854
Mapuche 113 680 17 897 13 430
Mbyá guaraní 8223 3908 4322
Mocoví 15 837 3752 6619
Omaguaca 1553
Ona 696
Pampa 1585
Pilagá 4465 3512 3867
Quechua 6739
Querandí 736
Rankulche 10 149 446
Sanavirón 563
Tapiete 524 282 478
Tehuelche 10 590 961
Toba 69 452 34 949 42 870
Tonocoté 4779
Tupí guaraní (*) 16 365 5514 6060
Wichí 40 036 29 066 34 561
Otros pueblos declarados (***) 3864
Pueblo no especificado (****) 92 876
Sin respuesta 9371

(*) Ava guaraní y tupí guaraní corresponde a un mismo pueblo -también llamado chiriguano- cuyas comunidades se identifican con nombres distintos. En el caso de ava guaraní también incluye en la provincia de Misiones a los avá guaraníes del Paraguay o chiripás. El ítem guaraní comprende a chiriguanos, guaraníes en general y a descendientes de los guaraníes de las misiones jesuitas.[30]

(**) La denominación kolla incluye a pueblos e individuos que posteriormente a la encuesta se diferenciaron, tales como los pueblos tastil, toara, tilián, chicha, ocloya y fiscara o tilcara.

(***) Incluye, entre otros, los casos registrados con las siguientes denominaciones: abaucán, abipón, ansilta, chaná, inca, maimará, minuán, ocloya, olongasta, pituil, pular, shagan, tape, tilcara, tilián y vilela. No se brindan datos por separado para cada denominación debido a que la escasa cantidad de casos muestrales no permite dar una estimación de cada total con la suficiente precisión.

(****) Incluye los casos en que la respuesta relativa al pueblo indígena de pertenencia y/o ascendencia en primera generación fue «ignorado» u «otro pueblo indígena».

Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010

El Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010 se realizó el 27 de octubre de 2010 y la cédula censal incorporó la pregunta ¿Alguna persona de este hogar es indígena o descendiente de pueblos indígenas (originarios o aborígenes)?. Si la respuesta era afirmativa se solicitaba que se indicara el número de personas y qué pueblo indígena pertenecían. A diferencia del censo de 2001 no se incluyó un listado de pueblos.[31]

Los resultados por pueblo indígena son presentados en el siguiente cuadro (población total del país: 39 671 131 habitantes):[32][33]

Pueblo indígena Población total Varones Mujeres
Mapuche 205 009 103 253 101 756
Toba 126 967 63 772 63 195
Guaraní 105 907 53 788 52 119
Diaguita 67 410 34 295 33 115
Kolla 65 066 32 553 32 513
Quechua 55 493 27 849 27 644
Wichí 50 419 25 513 24 906
Comechingón 34 546 17 077 17 469
Huarpe 34 279 17 098 17 181
Tehuelche 27 813 13 948 13 865
Mocoví 22 439 11 498 10 941
Pampa 22 020 10 596 11 424
Aymara 20 822 10 540 10 282
Ava guaraní 17 899 9438 8461
Rankulche 14 860 7411 7449
Charrúa 14 649 7192 7457
Atacama 13 936 7095 6841
Mbyá guaraní 7379 3872 3507
Omaguaca 6873 3551 3322
Pilagá 5137 2623 2514
Tonocoté 4853 2437 2416
Lule 3721 1918 1803
Tupí guaraní 3715 1872 1843
Querandí 3658 1776 1882
Chané 3034 1559 1475
Sanavirón 2871 1399 1472
Ona 2761 1383 1378
Chorote 2270 1177 1093
Maimará (*) 1899 876 1023
Chulupí 1100 537 563
Vilela 519 279 240
Tapiete 407 217 189
Otros 5301 2681 2620
Total 955 032 481 074 473 958

(*) Los maimaras, maymaras o maimarás son los habitantes de la localidad de Maimará pertenecientes al pueblo kolla.

Los resultados por provincia y la Ciudad de Buenos Aires fueron los siguientes:

Provincia/CABA Población indígena
Ciudad Autónoma de Buenos Aires 61 876
Buenos Aires (*) 299 311
Catamarca 6927
Chaco 41 304
Chubut 43 279
Córdoba 51 142
Corrientes 5129
Entre Ríos 13 153
Formosa 32 216
Jujuy 52 545
La Pampa 14 086
La Rioja 3935
Mendoza 41 026
Misiones 13 006
Neuquén 43 357
Río Negro 45 375
Salta 79 204
San Juan 7962
San Luis 7994
Santa Cruz 9552
Santa Fe 48 265
Santiago del Estero 11 508
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur 3563
Tucumán 19 317
Total 955 032

(*) La provincia de Buenos Aires fue separada en 186 640 personas en los 24 partidos del Gran Buenos Aires y 112 671 en el interior de la provincia.

Indigenismo en los siglos XX y XXI

Indigenismo

En la década de 1960 tomó fuerza en toda América Latina el movimiento indigenista, teniendo como objetivo prioritario incorporar a la vida nacional de sus países, grandes núcleos de población indígena que habían permanecido al margen de los avances de la vida moderna. La nueva etapa abierta en Argentina con el gobierno peronista en 1946, tuvo su correlato en un simbólico malón de la paz colla, debido a que algunos de sus participantes, impondrían con el correr de los años una nueva perspectiva en las luchas reivindicativas indígenas y sus formas de organización.

Eulogio Frites, integrante de la etnia colla que había peregrinado hasta Buenos Aires en 1946 junto a su padre, sería designado presidente del "Centro Indígena" creado hacia 1968. Hacia 1970/71 se convertiría en Comisión Coordinadora de Institutos Indígenas (CIIRA), la que aspiraba a constituir un congreso deliberativo y revitalizar la conciencia étnica de los aborígenes de Argentina, levantando banderas por la autogestión y contra las prácticas que consideraban genocidio y etnocidio.

Estas posiciones más combativas, se habían afirmado en 1969 en los congresos indigenistas de Tartagal y Zapala. Desde entonces se delinearon claramente dos vertientes, la combativa y la burocrática.

En Neuquén, desde 1964 se habían creado condiciones para la consolidación de las comunidades mapuches, algunas de las cuales fueron oficialmente reconocidas como propietarias de tierras en reserva, surgiendo una capa de dirigentes indígenas vinculados a los organismos provinciales. En 1970 se constituyó la "Confederación Indígena Neuquina", con apoyo del gobierno provincial, terratenientes y fuerzas armadas. Se desplazó a los dirigentes más combativos y la conducción quedó en manos de una burocracia local que respaldaba el gobierno de Felipe Sapag.

Como reacción, se organizó en 1972 el Primer Parlamento Indígena Nacional, en el que contrariando el control gubernamental se aprovecharon las condiciones existentes para el desarrollo de una tendencia combativa vinculada a la CIIRA. A pesar del abierto boicot de algunos gobiernos provinciales y los delegados neuquinos oficialistas, los combativos provocaron un vuelco en las resoluciones.

Sobre las tierras pidieron prioridad para el indígena en los regímenes de colonización, la ampliación de las reservas existentes y apoyo crediticio para los indígenas. La presión de los combativos condujo a que en las conclusiones de la comisión de tierras, se remarcase la urgencia por obtener títulos de propiedad comunales legalizados que evitase la expropiación o el desalojo por parte de los terratenientes, los gobiernos provinciales o nacional. Se hizo énfasis en la necesidad de una educación bilingüe, la construcción de viviendas, la creación de hospitales en zonas marginales, la exigencia de participación indígena en los organismos oficiales afectados a zonas aborígenes.

Paralelamente, hacia fines de 1969 se había iniciado en la población mataca de Nueva Pompeya (Chaco), una experiencia cooperativa orientada hacia la explotación forestal, que al generar una atmósfera de movilización desembocó en la concreción del "Congreso Regional de Cabañaro" (1973), donde la reclamación de tierras asumiría nuevamente el rol protagónico. Se reunieron representantes de comunidades tobas y matacas de Chaco y tobas de Formosa, poniéndose la piedra fundamental de la "Federación Indígena del Chaco", al unírseles la comunidad mocoví.

Igualmente, se fundó a fines de 1973, la Federación Indígena de Tucumán, con el auspicio de la CIIRA, que rápidamente encontró apoyo en los trabajadores rurales de los valles calchaquíes. Esa entidad desplegó durante 1974 una serie de movilizaciones en demanda de la recuperación de las tierras comunales, enfrentándose abiertamente a las autoridades provinciales, que desencadenaron una violenta represión policial.

En Buenos Aires, el "Servicio Nacional de Asuntos Indígenas", dependiente del Ministerio de Bienestar Social, se encontraba en manos del sector más derechista del gobierno peronista. Los reiterados intentos de parte de ese sector de manipulación de la CIIRA, condujo a la concreción del Segundo Congreso Indígena Nacional. Como el congreso estaba controlado por la derecha, fue boicoteado por la mayoría de dirigentes indígenas de las comunidades presentes, a impulsos de los miembros de la CIIRA.

La CIIRA se autodisolvió, constituyéndose en su reemplazo la Federación Indígena de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, con el apoyo de indígenas de las villas miserias capitalinas, de federaciones del interior y de sectores estudiantiles y profesionales de la Universidad de Buenos Aires. Uno de sus objetivos era conformar una "Confederación Indígena Nacional", que expresara los intereses de las etnias de todo el país y pudiese influir en la elaboración de una política indigenista nacional.

Hacia fines de 1974, las contradicciones internas del gobierno de Isabel Perón crearon condiciones para un incremento de la represión a las organizaciones populares. Los dirigentes indígenas más combativos fueron perseguidos y encarcelados, mientras se disolvían sus organizaciones. En 1975 se produjo un repliegue general del movimiento indígena nacional, que afectó inclusive las experiencias cooperativas comunales. Se iniciaron desalojos ilegales de comunidades y despojo fraudulento de sus tierras.

Bajo la dictadura militar de 1976, siendo posibles únicamente las reivindicaciones culturalistas, surgió la Asociación Indígena de la República Argentina (AIRA). Subrayando su carácter apolítico, acusó a partidos y grupos políticos hegemónicos de manipular al movimiento indígnea con concepciones hispanistas y economicistas. Sus objetivos eran: 1) Respeto por la persona y personalidad cultural india; 2) Tierra al indio; 3) Personería jurídica para las comunidades; y 4) Libre empleo para los indios. La AIRA fue manejada desde sus comienzos por la etnia colla.

En 1986 ganaría la conducción de AIRA una fracción encabezada por Rogelio Guanuco, autodefinida como diaguito-calchaquí para diferenciarse étnicamente, que anteriormente había integrado el Movimiento Indio Nacional Justicialista (MINJU).

Guanuco me manifestó en 1989, que a diferencia de la fracción anterior no son sectarios, recibiendo en la AIRA a todos los indígenas que necesitan ayuda o quieren colaborar. Planteaba como base de su gestión a los indios del interior, porque los que habitan en la Capital Federal están integrados a la cultura dominante.

Por su parte, Fausto Durán, secretario general del Movimiento Indio Peronista (MIPRA), me manifestó en 1989, que la AIRA ya no servía como organismo porque era irrepresentativo, un sello, aunque contradictoriamente reivindicaba su trayectoria primera de lucha. El mayor error de AIRA sería su rol de organismo multipartidario que se le imprimía, demasiado amplio y poco representativo.[34]

Preservación y recuperación de la memoria indígena

A través de la historia se ha denunciado reiteradamente la marginación, discriminación e invisibilización de las culturas indígenas. Pese a ello persisten muchas de sus costumbres y valores, han sobrevivido varias de sus lenguas, y existe un movimiento social creciente dedicado a preservar y recuperar la memoria indígena.

Una probable muestra de esta actitud de invisibilización de parte del Estado Argentino frente a los indígenas y otros grupos étnicos, se puede encontrar en el sitio web de la oficina de turismo perteneciente al gobierno, donde se anunciaba en 2006, que la población indígena era la mitad de la dada por el organismo oficial de estadísticas y censos de la Nación Argentina (INDEC), que había realizado oficialmente una encuesta indígena complementaria del Censo de 2001:

El 95% de los argentinos son de raza blanca, descendientes principalmente de italianos y españoles. Con la llegada de la masiva inmigración europea, el mestizo -cruce entre blanco e indio- se fue diluyendo poco a poco, y hoy solo supone el 4,5% de la población racial argentina. La población indígena pura -mapuches, collas, tobas, matacos y chiriguanos- representa el 0,5% de los habitantes.[35]

Esta actitud de una invisibilización de los componentes culturales indígenas mediante la desvalorización de su porción en el total de los argentinos, la cual era habitual en el pasado, ha sido desacreditada por estudios del año 2005 que indican que la población mestizada en la Argentina —con por lo menos un antepasado amerindio— rondaría el 21% de los argentinos tiene antepasados indígenas, mientras que otro del año 2011 señala que, de la población argentina, el componente conformado por genes amerindios es del orden del 30 %.[36]​ Estos estudios se presentaron en un marco de una gradual revalorización del componente cultural indígena del país, al igual que el apoyo a la restitución de sus derechos.

Organización

Félix Díaz junto al músico Gustavo Cordera en un concierto que brindó este último para Qopiwini el 1 de septiembre de 2015.

Ante la falta de respuestas por parte del gobierno de Formosa, Félix Díaz decidió volver a acampar en la ciudad de Buenos Aires, y al igual que en 2010, se instaló en la intersección de las avenidas 9 de Julio y avenida de Mayo. Tras cinco meses de acampe, se realizó una mesa de diálogo que tuvo poco efecto. Gendarmería Nacional, acompañada por militantes de La Cámpora[37]​ terminó por desalojarlo de allí. Díaz afirmó que en cuatro años no se cumplieron ninguno de los acuerdos de la mesa de diálogo.[38]

En el 2014 se realizaron reuniones en Las Lomitas el 30 y 31 de mayo, en Bartolomé de Las Casas el 18 y 19 de julio, en Laguna Yema el 14 y 15 de noviembre y en el barrio Nanqom en Formosa capital el 5 y 6 de diciembre. Varias comunidades participaron, entre ellas: Pilagá El Perdido, La Línea, y El Simbolar, Comunidad Wichi de Isla Colón y San Martín, comunidad Qom, Bartolomé de Las Casas, Comunidad Qom Potae Napocna Navogoh, Comunidad Pilagá, Rincón Bomba, Oñaidee, y Laq Fasanyie, comunidad Nivacle Río Muerto, comunidad Wichí, Pozo del Mortero, comunidad Qom, Misión Laishi y Nanqom, Comunidad Wichi de tres Pozos Bazan, Comunidad Qom Misión Tacaglé, Comunidad Wichi Laguna Yema, Rafael Justo, federación Pilagá, comunidad Wichi El Potrillo y comunidad Wichi Las Bolivianas.[38]

Entre el 23 y 24 de enero de 2015 se realizó en el Colorado, comunidad Wichi, en la provincia de Formosa, un encuentro en donde se fundó la Organización de los pueblos indígenas Qopiwini Lafwetes, así luego de varias asambleas y tras arduos debates se logró concretar la unidad de todos los pueblos de la provincia de Formosa.

Representación en los medios de comunicación

Los indígenas tienen una baja representación en los medios de comunicación. Las telenovelas, publicidades y películas latinoamericanas, están acusados de ocultar a los descendientes de indígenas o «negros» para hacer parecer a sus poblaciones como compuestas casi enteramente por «blancos». Los actores indígenas generalmente deben seguir los estereotipos, por lo general en funciones subordinadas y sumisas, como conductores, funcionarios, guardaespaldas, empleadas domésticas, y los pobres en general.[39]

Convenio sobre pueblos indígenas y tribales en países independientes

El 27 de junio de 1989 fue adoptado por la Organización Internacional del Trabajo el Convenio internacional 169 sobre Pueblos indígenas y tribales en países independientes. Este convenio internacional entró en vigor el 5 de septiembre de 1991 y fue ratificado por Argentina mediante la ley n.° 24071 sancionada el 4 de marzo de 1992 y promulgada el 7 de abril de ese año.[40]

El convenio se aplica:

a los pueblos en países independientes, considerados indígenas por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.

Entre las obligaciones asumidas por el Estado argentino al ratificar el convenio se halla la de consultarles las medidas legislativas y administrativas susceptibles de afectar directamente a los pueblos indígenas.

Reconocimiento constitucional

La Constitución argentina de 1853 establecía en el artículo 67, inciso 15 que correspondía al Congreso Nacional

Proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo.

Este inciso mantuvo su vigencia hasta la reforma constitucional de 1994 cuando fue remplazado por el artículo 75 inciso 17 que establece que corresponde al Congreso Nacional:[41]

Reconocer la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconocer la personería jurídica de sus comunidades, y la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible, ni susceptible de gravámenes o embargos. Asegurar su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los afectan. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones.

Las constituciones provinciales fueron incluyendo cláusulas respecto de los derechos indígenas, algunas de las cuales antes de que lo hiciera la constitución nacional:

  • Constitución de Jujuy (desde 1986): art. 50: La Provincia deberá proteger a los aborígenes por medio de una legislación adecuada que conduzca a su integración y progreso económico y social.[42]
  • Constitución de Río Negro (desde 1988): art. 42: El Estado reconoce al indígena rionegrino como signo testimonial y de continuidad de la cultura aborigen preexistente, contributiva de la identidad e idiosincrasia provincial...[43]
  • Constitución de Formosa (desde 1991): art. 79: La Provincia reconoce al aborigen su identidad étnica y cultural, siempre que con ello no se violen otros derechos reconocidos en esta Constitución...[44]
  • Constitución del Neuquén (desde 1994): art. 53: La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas neuquinos como parte inescindible de la identidad e idiosincrasia provincial. Garantiza el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural...[45]
  • Constitución del Chubut (desde 1994): art. 34: La Provincia reivindica la existencia de los pueblos indígenas en su territorio, garantizando el respeto a su identidad...[46]
  • Constitución de La Pampa (desde 1994): art. 6: La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas...[47]
  • Constitución del Chaco (desde 1994): art. 37: La Provincia reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas, su identidad étnica y cultural...[48]
  • Constitución de Buenos Aires (desde 1994): art. 36 inc. 9: La Provincia reivindica la existencia de los pueblos indígenas en su territorio, garantizando el respeto a sus identidades étnicas, el desarrollo de sus culturas y la posesión familiar y comunitaria de las tierras que legítimamente ocupan.[49]
  • Constitución de Salta (desde 1998): art. 15: La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas que residen en el territorio de Salta...[50]
  • Constitución de Tucumán (desde 2006): art. 149: La Provincia reconoce la preexistencia étnico-cultural, la identidad, la espiritualidad y las instituciones de los Pueblos Indígenas que habitan en el territorio provincial...[51]
  • Constitución de Corrientes (desde 2007): art. 66: Debe preservarse el derecho de los pobladores originarios, respetando sus formas de organización comunitaria e identidad cultural.[52]
  • Constitución de Entre Ríos (desde 2008): art. 33: La Provincia reconoce la preexistencia étnica y cultural de sus pueblos originarios...[53]

Relación con el Estado nacional desde la ley sobre Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes

Instituto Nacional de Asuntos Indígenas

La ley nacional n.° 23302 sobre Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes fue promulgada el 8 de noviembre de 1985 y creó para su aplicación el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) como entidad descentralizada con participación indígena en el ámbito del Poder Ejecutivo Nacional. Esta ley definió a una comunidad indígena como:

Se entenderá como comunidades indígenas a los conjuntos de familias que se reconozcan como tales por el hecho de descender de poblaciones que habitaban el territorio nacional en la época de la conquista o colonización e indígenas o indios a los miembros de dicha comunidad.

La ley reconoció la personería jurídica a las comunidades indígenas radicadas en el país, para lo cual estableció el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (RENACI).

El INAI quedó integrado por un presidente dependiente del Ministerio de Salud y Acción Social, un Consejo de Coordinación que incluye representantes elegidos por las comunidades indígenas y un Consejo Asesor técnico.[54]​ La reglamentación de la ley n.° 23302 se instrumentó por el decreto 155/1989, pero el Consejo Asesor y el Consejo de Coordinación fueron establecidos en 2008, teniendo este 30 representantes indígenas, 14 de los estados provinciales y 6 del Poder Ejecutivo Nacional.

El 6 de agosto de 2004 fue creado el Consejo de Participación Indígena (CPI), reformulado en 2008 orientando sus funciones hacia tareas de acompañamiento y fortalecimiento de sus comunidades. Está compuesto por representantes elegidos en asambleas comunitarias por pueblo y por provincia.[55]​ Para renovar los representantes al CPI durante 2008 y 2009 se realizaron 41 asambleas comunitarias en 17 provincias: Buenos Aires, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Salta, San Juan, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán, Neuquén, Tierra del Fuego, Misiones y Río Negro.[56]​ En la provincia de Formosa los representantes de cada uno de los tres pueblos indígenas reconocidos en la provincia -Wichí, qom y pilagá- son los mismos que se eligen para integrar el directorio del Instituto de Comunidades Aborígenes.[57]​ A marzo de 2016 el CPI estaba compuesto por 140 representantes de 34 pueblos reconocidos por el Estado argentino.[58]

El Programa Nacional de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas fue creado por el INAI para relevar las tierras ocupación actual, tradicional y pública de las comunidades indígenas. Para junio de 2015 se habían relevado 647 comunidades indígenas y 6 999 443 hectáreas, lo que equivalía a un 67% del total estimado. El Registro Nacional de Comunidades Indígenas para entonces había otorgado personería jurídica a 1380 comunidades pertenecientes a los hasta entonces 32 pueblos indígenas reconocidos por el Estado nacional.[59]

Pueblos indígenas reconocidos por el Estado nacional

Listado de pueblos indígenas discriminados por provincia que a estar registrados en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas o en los registros provinciales con convenios con el Renaci son considerados como reconocidos por el Estado nacional a febrero de 2015:[60]

En proceso de organización se hallan otras comunidades aún no reconocidas por el Estado nacional: chicha (en Jujuy), charrúa (Santa Fe), diaguita (San Luis), huarpe (San Luis), lule (Santiago del Estero), mapuche (La Pampa), avipón (Santa Fe), yámana (Tierra del Fuego), querandí (Buenos Aires), tehuelche (Buenos Aires), tehuelche (La Pampa), tonokoté (Buenos Aires), tilcara (Jujuy), sanavirón (Córdoba).[61]

Pueblos indígenas que cuentan con comunidades organizadas

Los pueblos indígenas que cuentan con comunidades organizadas y reconocidas por el Estado son 31, mientras que otros están en proceso de registro o de organización:[62]

  • Ava guaraníes o chiriguanos: forman parte de la nación guaraní, sus comunidades e individuos utilizan las denominaciones guaraní, ava guaraní y tupí guaraní. Sin constituir pueblos distintos se distinguen los ava y los simbas según su apego a los usos tradicionales. Conservan su variedad de la lengua guaraní.
  • Chanés o izoceños. Conservan un dialecto del guaraní de los chiriguanos, pero no su lengua chané.
  • Tapietes. Conservan su dialecto guaraní.
  • Wichís o matacos: sin constituir pueblos distintos se distinguen por sus dialectos los güisnayes o tahileley y los vejoces o tewokleléy. Los weenhayek o noctenes son los wichís de Bolivia que también viven en la zona de Tartagal sin reconocimiento estatal aun, pero presentándose como un pueblo distinto del wichí. Se conservan los 3 dialectos y otro en la zona del río Teuco.
  • Qom o tobas. Conservan su idioma toba.
  • Mapuches: en Chubut están en gran parte mixogenizados con los tehuelches y se denominan mapuches-tehuelches. En Mendoza se denominan mapuches pehuenches. Conservan su lengua mapudungun.
  • Mocovíes. Conservan su idioma mocoví.
  • Tehuelches o aonikén: en Chubut están en gran parte mixogenizados con los mapuches y se denominan mapuches-tehuelches. Su lengua está en grave peligro de desaparición.
  • Diaguitas: en gran parte mixogenizados. En conjunto se llaman nación diaguita. Los que viven en los valles calchaquíes se denominan diaguitas calchaquíes, mientras que los de Santiago del Estero se llaman diaguitas cacanos. La comunidad establecida en Santa Fe se autodenomina diaguita olongasta. La ECPI 2004-2005 registró también algunos descendientes de abaucanes, pituiles y pulares. No conservan su lengua cacán.
  • Comechingones: mayormente son descendientes mixogenizados. No conservan su lengua.
  • Charrúas: mayormente son descendientes mixogenizados. Se diferencian individuos aislados como chanás y minuanos. No conservan su lengua, aunque existe un semihablante de la lengua chaná.
  • Pilagás. Conservan su lengua pilagá.
  • Ranqueles o rankulches: denominan a su nación como mamulche. Conservan una variante del mapudungun.
  • Huarpes: mayormente son descendientes mixogenizados. La ECPI 2004-2005 registró también algunos descendientes de ansiltas, probablemente del pueblo huarpe. No conservan sus lenguas.
  • Mbyás: forman parte de la nación guaraní. Entre ellos existen grupos chiripás o avá guaraníes del Paraguay y cainguás o paí tavyterás. Conservan sus lenguas guaraníes.
  • Iogys o yojwis: grupo separado de los wichís. Conservan una variante del idioma wichí.
  • Tonocotés o suritas. No conservan su lengua, pero algunos utilizan el quichua santiagueño que también hablan muchos criollos de la provincia.
  • Lules: mayormente son descendientes mixogenizados. En Santiago del Estero forman comunidades con grupos vilelas. No conserva su lengua.
  • Vilelas: en el Chaco viven familias aisladas o en comunidades tobas. En Santiago del Estero forman comunidades con grupos lules o separadas. Su lengua está en grave peligro de desaparición y solo conservada por semihablantes.
  • Selknam u onas: mayormente son descendientes mixogenizados. Su lengua está en grave peligro de desaparición y solo conservada por semihablantes.
  • Sanavirones: mayormente son descendientes mixogenizados. No conservan su lengua.
  • Guaicurúes: es el nombre adoptados por comunidades en Santiago del Estero. No conservan su lengua.
  • Chorotes: sin constituir pueblos distintos se distinguen por sus dialectos -que se conservan- los manjuy o iyo'wujwa y los eclenjuy o iyojwa'ja.
  • Chulupíes o nivaclés: sin constituir pueblos distintos se distinguen por sus dialectos -que se conservan- los tovoc lhavos y los yita’ lhavos.
  • Atacamas: denominan a su nación como lickan-antay. En parte se confunden en el conjunto kolla y en Catamarca tienen comunidades conjuntas. No conservan su lengua kunza, aunque en Chile hay intentos de revivirla sobre la base de lexicones y recuerdos de ancianos.
  • Ocloyas: separados del conjunto kolla. No conservan su lengua.
  • Omaguacas: separados del conjunto kolla. No conservan su lengua.
  • Tilianes: separados del conjunto kolla. No conservan su lengua.
  • Tastiles: separados del conjunto kolla. No conservan su lengua.
  • Quechuas: son comunidades del norte de Jujuy separadas del conjunto kolla que conservan su lengua quechua. La ECPI 2004-2005 registró también algunos descendientes de incas. Dialectos del quechua son también hablados por emigrados de Bolivia y Perú.
  • Kollas: son un conjunto amplio en parte mixogenizado. En épocas recientes se han diferenciado como pueblos apartes los atacamas, ocloyas, omaguacas, tilianes, tastiles y quechuas. Los toaras y los tilcaras forman también comunidades separadas, aunque no han sido registrados aun como pueblos distintos por el Estado nacional, pero sí los toaras por la provincia de Jujuy. Los maimaras son censados por separado al ser una comunidad aislada, pero no se han dividido del pueblo kolla. Grupos chichas del norte de Jujuy han comenzado a considerarse distintos del pueblo kolla, pero sus comunidades aún no están organizadas. El idioma quechua es conservado por algunos hablantes kollas.
  • Guaraníes: existen comunidades de descendientes mixogenizados de guaraníes que han adoptado esta denominación en Corrientes. Entre ellos y entre muchos criollos de la provincia se conserva la variante correntina del idioma guaraní. La denominación guaraní, sin embargo, es utilizada en forma general por comunidades ava guaraníes, por familias de pueblos emigrados de la nación guaraní y por descendientes de los guaraníes de las misiones jesuitas. La ECPI 2004-2005 registró también algunos descendientes de tapes. El idioma guaraní es conservado también por emigrados paraguayos.

Pueblos reconocidos en el ámbito provincial:

  • Corondas: familias aisladas de descendientes reunidas por un cacicazgo, reconocidas como comunidad y pueblo por la provincia de Santa Fe. No conservan su lengua.
  • Toaras: comunidad separada del conjunto kolla reconocida como pueblo por la provincia de Jujuy. No conservan su lengua.
  • Yaganes o yámanas: existen unos pocos descendientes mixogenizados que formaron una comunidad en Tierra del Fuego reconocida por la provincia. No conservan su lengua, aunque existe una hablante en Chile y lexicones.

Los pueblos indígenas que han sido registrado en los censos poblacionales y que aún no se han organizado en comunidades, que están en proceso de constituirlas o de registrarlas son:

  • Pampas, puelches o gennaken: mayormente son descendientes mixogenizados. No conservan sus lenguas, aunque existen lexicones del idioma gününa këna.
  • Querandíes: mayormente son descendientes mixogenizados. No conservan su lengua.
  • Aimaras: son emigrados bolivianos o descendientes de ellos. Conservan su lengua.
  • Abipones: familias aisladas en Santa Fe. No conservan su lengua.

Reconocimiento de la propiedad comunitaria indígena en el Código Civil y Comercial Argentino

La República Argentina sancionó una nueva legislación de fondo y codificó las normas civiles y comerciales, que hasta ese momento se encontraban separadas en el Código Civil y en el Código Comercial, reuniendo a ambas legislaciones en un nuevo y único código denominado Código Civil y Comercial de la República Argentina.

El Código Civil y Comercial de la República Argentina repara una omisión histórica: el reconocimiento de la propiedad comunitaria indígena. Históricamente los indígenas siempre fueron acusados de “usurpadores” de las tierras que ocupan por no acreditar ningún título ni reconocimiento por parte del Estado. Con la sanción de ley 26160 en noviembre de 2006: “Declárase la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquellas preexistentes, por el término de 4 (cuatro) años”. (art. 1ro).

Si bien el Estado nacional había sancionado la Ley Nº 24071 ratificatoria del Convenio Nº 169 de la OIT en 1992 y realizado el depósito de la misma el 3 de julio de 2000, recién el 25 de octubre de 2007 se dispuso el relevamiento de todas las tierras de ocupación actual, tradicional y pública de las comunidades indígenas, por medio del Programa Nacional Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas con la intervención del Ministerio de Desarrollo Social y del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas dando así, efectivo cumplimiento a lo dispuesto en el Art. 14.2 del Convenio que obliga a los gobiernos a: “tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizar la protección efectiva de sus derechos de propiedad y posesión”.

En el marco de esa normativa ya se llevan demarcadas 6.600.000 hectáreas correspondientes a 653 comunidades indígenas de 21 provincias, según estadísticas del Programa de Relevamiento Territorial de Comunidades Indígenas del INAI. A esta actividad del Estado, realizada con participación indígena, se debe sumar también la regularización dominial de 2.400.000 hectáreas en las provincias de Jujuy, Mendoza, Chaco y Salta, realizada a través de programas provinciales y leyes expropiatorias. El nuevo Código permitirá transformar la posesión indígena demarcada en estos años, ya que en su artículo 18 prevé la sanción de una ley especial, que regulará el alcance y la instrumentación de la propiedad comunitaria, con su correspondiente titulación. En el marco del proceso de implementación de la Ley N° 26.160, el nuevo código expresa en el art. 18 el “derecho de las comunidades indígenas -reconocidas por el Estado- a la posesión y a la propiedad comunitaria de las tierras que actualmente ocupan y de aquellas otras aptas y suficientes para el desarrollo humano según lo establezca la ley, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional Argentina.”[63][64][65][66]

Véase también

Referencias

  1. Rex González, A. Pérez, J. (1990) Argentina indígena, Vísperas de la conquista. Col. Historia argentina 1. Buenos Aires: Paidós. ISBN 9501277011
  2. «Página 12 "Lo que el Censo ayuda a visibilizar"». 
  3. a b L. Miotti, M. Salemme y J. Rabassa (2000): «Secuencia radio carbónica de Piedra Museo», en: Guía de campo de la visita a las localidades arqueológicas. Taller internacional "La colonización del sur de América durante la transición Pleistoceno/Holoceno", págs. 83-87. Editores: L. Miotti et al. Imprenta Servicoop, 2000.
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  6. El número exacto de pueblos depende de si se consideran como tales o no, a parcialidades integrantes de algunas culturas con características propias y a los grupos mestizados resultantes del renacimiento de su identidad cultural autóctona
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  9. hippidions
  10. Ninguno de los dos etnónimos anteriores les es propio. Se autodenominan tsonk o chonk, y a comienzos del siglo XXI subsiste una pequeña comunidad que no supera las mil personas. Entre los siglos XVI y XIX, sus territorios ancestrales fueron ocupados por pueblos mapuches que migraron desde el sur del actual Chile, quienes se impusieron por ser más numerosos y por haber desarrollado tácticas de combate a partir de su larga resistencia contra los invasores españoles y, previamente, contra los intentos de invasión del Imperio incaico.
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Enlaces externos