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Iglesia Adventista del Séptimo Día


Sede mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día
en Silver Spring, Maryland.
Generalidades
Clasificación Protestante
Orientación Adventista
Forma de gobierno Representativo
Territorio Mundial
Orígenes
Fundación 21 de mayo de 1863
Battle Creek, Míchigan
Fundadores Joseph Bates
James White
Ellen G. White
Administración
Sede Silver Spring, Maryland
Presidente Ted N. C. Wilson
Cifras
Miembros 21 556 837[1]
Congregaciones 163 745[1]
Pastores 20 434[2]
Hospitales 211[3]
Escuelas primarias 6106[4]
Escuelas secundarias 2549[4]
Universidades 118[4]
Sitio web
adventist.org

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es una denominación cristiana protestante,[5][6]​ distinguida por su observancia del sábado[a]​ como día de reposo y por su convicción de que la segunda venida de Jesucristo es inminente.[8][9]​ La iglesia surgió del movimiento millerita en Estados Unidos a mediados del siglo XIX d. C., y fue establecida formalmente en 1863.[10]​ Está presente en 213 países y territorios,[b]​ y cuenta con más de 21 millones de miembros.[1]

Gran parte de la teología adventista corresponde a enseñanzas protestantes comunes, como la autoridad suprema de la Biblia, la Trinidad, y la salvación por medio de la fe en Jesucristo. Sin embargo, presentan importantes creencias distintivas, como la observancia del sábado como día de reposo, la doctrina del juicio investigador, y la manifestación del don de profecía en el ministerio de Ellen G. White.[12]​ El trabajo misionero es muy importante para la iglesia, y sus miembros consideran que tienen el deber de compartir sus creencias con los demás.[10]

La denominación se caracteriza por su énfasis en el desarrollo de un estilo de vida saludable, promoviendo activamente el ejercicio físico, el vegetarianismo y la abstinencia del alcohol, el tabaco y otras sustancias recreativas.[9][12]​ Además, promueven la educación cristiana, la protección de la libertad religiosa, y los principios éticos conservadores.[13]

La Iglesia Adventista es administrada en cuatro niveles de organización, que comprenden desde la iglesia local hasta la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que dirige la denominación a nivel mundial. Los administradores de cada nivel son elegidos mediante un sistema de democracia representativa.[14]​ La iglesia administra numerosas escuelas, universidades, hospitales, clínicas, y casas editoriales en todo el mundo, así como una organización humanitaria, la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales.[14][15]

Historia[editar]

Retrato de William Miller (1782-1849).
El granjero bautista William Miller fue el precursor del movimiento adventista.
Fotografía de Joseph Bates
Fotografía de James White
Fotografía de Ellen G. White
Joseph Bates, James White y Ellen G. White, cofundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Antecedentes[editar]

El surgimiento del adventismo se enmarca dentro del Segundo Gran Despertar religioso, ocurrido durante la primera mitad del siglo XIX d. C..[16]​ La inestabilidad política y social provocada por las Guerras Napoleónicas[17]​ suscitó un reavivamiento en el estudio de las profecías bíblicas por parte un grupo interdenominacional de protestantes, quienes consideraron acontecimientos como el terremoto de Lisboa de 1755, el día oscuro de Nueva Inglaterra en 1780 y la lluvia de meteoros de 1833, como señales del inminente retorno de Jesucristo.[18][19]​ El interés profético fue estimulado por los estudios apocalípticos de Isaac Newton[20]​ y por la obra La venida del Mesías en gloria y majestad del jesuita chileno Manuel Lacunza.[21][22]

Uno de los creyentes más entusiastas fue William Miller, un granjero bautista de Nueva York que en 1818, tras dos años de intenso estudio de las profecías del libro de Daniel, llegó a la conclusión de que Jesucristo volvería a la tierra alrededor del año 1843.[23][24][25]​ Para llegar a esta fecha, Miller se basó principalmente en el texto de Daniel 8:14: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado», interpretando la purificación del santuario como el fin del mundo, y considerando los dos mil trescientos días como un periodo de dos mil trescientos años[c]​ que iniciaba el 457 a.C., fecha en que Artajerjes I emitió un edicto que permitía la reconstrucción de Jerusalén.[28][29][30]

El movimiento millerita[editar]

En 1831, Miller comenzó a propagar sus ideas, recibiendo constantemente invitaciones para predicar en iglesias metodistas, bautistas y congregacionales de la costa este de Estados Unidos.[31][32]​ El movimiento se masificó a partir de 1840 cuando uno de sus seguidores, el pastor bautista Joshua V. Himes, inició la edición de la revista Signs of the Times, y la publicación de numerosos libros, folletos y panfletos que anunciaban el inminente advenimiento de Jesucristo a la tierra.[33][34]

Entre 1842 y 1844 se organizaron más de 125 reuniones campestres adventistas en distintos lugares de la costa este y el medio oeste de Estados Unidos. Se estima que la asistencia conjunta de todas las reuniones superó las quinientas mil personas.[35][36][37]​ En una reunión campestre realizada en agosto de 1844, el predicador millerita Samuel S. Snow presentó una serie de cálculos basados en un estudio minucioso de las antiguas festividades judías, que demostraban que Jesús volvería el 22 de octubre de aquel mismo año. Sus cálculos fueron aceptados con entusiasmo por los adherentes del movimiento.[38]

El 22 de octubre de 1844, entre cincuenta mil y doscientas cincuenta mil personas esperaron ansiosamente la segunda venida de Cristo.[39]​ Cuando nada extraordinario ocurrió aquel día, los milleritas quedaron profundamente decepcionados.[40]​ El acontecimiento pasó a ser conocido como el Gran Chasco,[41]​ y la mayoría de los creyentes abandonó el movimiento.[42]

Organización de la iglesia[editar]

Un grupo minoritario continuó estudiando las profecías bíblicas, llegando a la conclusión de que los cálculos de Miller eran correctos, pero había errado en la interpretación de la «purificación del santuario» mencionada en Daniel 8:14.[43]​ Basándose en pasajes como Hebreos 8-9 y Daniel 8-9, llegaron a la conclusión de que existe un santuario literal en el cielo, donde Cristo ministra como sumo sacerdote y mediador. Así, en 1844, Cristo habría comenzado la «purificación del santuario celestial», ingresando al lugar santísimo para realizar un juicio investigador en el que se examinarían los nombres registrados en el Libro de la Vida.[44]​ Una vez finalizada esta tarea, Jesús volvería de forma literal y visible a la tierra, acontecimiento que los adherentes a esta postura continuaron considerando inminente, aunque evitaron en lo sucesivo señalar una fecha concreta.[45]​ Lideraban este grupo Joseph Bates, James White y Ellen Harmon.[46]

Joseph Bates era un marino jubilado que había invertido la mayor parte de su modesta fortuna en la propagación del mensaje millerita. En 1845 llegó a la convicción de que el sábado debía ser observado como día de reposo, y se convirtió en su principal promotor dentro del movimiento adventista. Esta creencia había sido adoptada de los bautistas del séptimo día, y fue aceptada progresivamente por los demás líderes adventistas.[47][48][49]

James White era un joven maestro de escuela que se había unido al movimiento millerita en 1842, desempeñándose durante los dos años siguientes como predicador itinerante por iniciativa propia, periodo durante el cual fue ordenado como ministro por el movimiento restauracionista Conexión Cristiana.[50]

Ellen Harmon era una joven de frágil salud y escasa educación que en 1843 había sido expulsada junto a su familia de la iglesia metodista a la que pertenecían debido a su convicción en las ideas del movimiento millerita.[51]​ En diciembre de 1844, mientras participaba de una reunión de oración junto a algunas amigas, experimentó un estado de trance, durante el que afirmó haber visto a los milleritas en un camino estrecho que conducía a la Nueva Jerusalén.[52]​ Después de experimentar una segunda visión alrededor de una semana después en la que se le instruía que informara a los demás lo que había visto, Ellen comenzó a hablar con pequeños grupos de creyentes milleritas, diciéndoles que —de acuerdo a su primera visión— estaban en el camino correcto, y debían permanecer fieles.[53]

En 1845, Ellen conoció a James White, quien durante algún tiempo la acompañó a las reuniones donde compartía sus visiones. James y Ellen se casaron en agosto de 1846, y —junto a Bates— organizaron una serie de conferencias en Nueva Inglaterra y Nueva York a fines de la década de 1840 que forjaron las creencias centrales del movimiento adventista.[54]

Durante el resto de su vida, Ellen White refirió haber recibido más de dos mil visiones que registró mediante una extensa producción literaria. Su rol profético fue aceptado progresivamente por la mayoría de los creyentes adventistas, y sus conferencias y escritos llegaron a ser fundamentales para el desarrollo inicial de la denominación.[55]​ Sin embargo, algunos grupos minoritarios rechazaron la legitimidad de las visiones de White y se separaron del movimiento adventista, estableciendo posteriormente la Iglesia de Dios (Séptimo Día).[56][57]

Inicialmente, los creyentes adventistas no tenían la intención del formar una nueva iglesia, pero tras el rápido crecimiento del movimiento se vieron en la necesidad de contar con una institución que coordinara la difusión de sus creencias. En 1853 —como primer paso hacia una organización formal— se inició la entrega de credenciales pastorales, y en 1860 los creyentes acordaron la creación de una entidad que pudiera ser legalmente propietaria de las casas de culto y de una imprenta adquirida en 1855, que hasta ese momento se encontraban a nombre de James White.[58]​ Durante una asamblea celebrada en Battle Creek, Míchigan, escogieron ser conocidos como «adventistas del séptimo día».[59]

La organización oficial de la iglesia se realizó el 21 de mayo de 1863, al constituirse la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, que contaba inicialmente con 3500 miembros en 125 iglesias que eran lideradas por 30 pastores.[14]​ Como primer presidente de la organización fue elegido en forma unánime James White, quien declinó el cargo, el cual fue ocupado finalmente por John Byington, un exministro metodista de sesenta y cinco años.[60]

Consolidación y crecimiento[editar]

En los años posteriores a la organización formal de la iglesia, el desarrollo de un estilo de vida saludable se convirtió en una de las preocupaciones centrales de los adventistas del séptimo día. Ellen White escribió extensamente sobre el tema, promoviendo el vegetarianismo y la abstinencia del alcohol, el café y el tabaco.[61]​ En 1866 fue fundado en Battle Creek el Instituto Occidental de Reforma pro Salud, el primero de cientos de centros médicos adventistas. En 1876, John Harvey Kellogg fue nombrado administrador general del Instituto, y pocos meses más tarde la institución fue renombrada como Sanatorio de Battle Creek. Bajo la dirección de Kellogg, el Sanatorio se transformó a fines del siglo XIX d. C. en una de las instituciones de salud más prestigiosas del mundo.[62]

Inicialmente, los adventistas limitaron sus esfuerzos misioneros casi exclusivamente a los Estados Unidos. Sin embargo, a principios de la década de 1870, los líderes de la iglesia se convencieron de que tenían la responsabilidad de llevar su mensaje a todo el mundo, y en 1874 enviaron a J. N. Andrews —un expresidente de la Asociación General— a Suiza, como el primer misionero adventista.[63]​ Otros misioneros fueron enviados durante los años siguientes; primero, a ciudades con grandes poblaciones de cristianos blancos en Europa, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica, y —más tarde— a las poblaciones no blancas de África, Asia y América Latina.[64]​ Hacia el año 1900, los adventistas contaban con casi quinientos misioneros en el extranjero, y más del quince por ciento de los más de setenta y cinco mil adventistas vivían fuera de América del Norte. En parte para satisfacer las crecientes necesidades de sus misiones en el extranjero, así como para proteger a sus jóvenes de las influencias seculares, la iglesia desarrolló un extenso sistema educativo. Para la segunda mitad del siglo XX d. C., los adventistas estaban operando uno de los sistemas escolares protestantes más grandes del mundo.[65]

La teología adventista sufrió un importante cambio en la década de 1880, cuando Alonzo T. Jones y Ellet J. Waggoner, editores de la revista The Signs of the Times, desafiaron el énfasis legalista que había caracterizado a la denominación. En oposición a los líderes de la Asociación General —quienes sostenían que la salvación dependía de la observancia de los Diez Mandamientos y, en especial, del día de reposo—, Jones y Waggoner argumentaban que la justificación era alcanzada únicamente gracias a la fe en Cristo.[66]​ La controversia llegó a su clímax en el Congreso de la Asociación General de 1888, donde Ellen White respaldó la postura de Jones y Waggoner, desencadenando la renuncia del presidente de la Asociación General, George I. Butler. Durante los años posteriores, White, Jones y Waggoner realizaron una extensa campaña para transmitir la doctrina de la justificación por la fe a los miembros de la iglesia.[67][68]

Hacia el año 1900, los misioneros de la denominación se habían extendido por todo el mundo y habían ganado muchos conversos. Los esfuerzos de evangelización de los adventistas en el extranjero tuvieron tanto éxito, que hoy la iglesia se encuentra presente en más de 200 países. Aunque continúan creyendo que el regreso de Cristo es inminente, la organización ha realizado grandes inversiones en instituciones médicas, educativas y de publicaciones en todo el mundo.[61]​ El año 2015, los adventistas fueron reconocidos por Pew Research Center como el grupo religioso de mayor diversidad étnica y racial en los Estados Unidos.[69]

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En los años posteriores a la organización formal de la Iglesia Adventista y su aparición como una secta establecida, el protestantismo estadounidense se dividió en partidos modernistas y fundamentalistas, divididos por temas como la evolución y la crítica superior. No es sorprendente que los adventistas en este período en general, pero de manera idiosincrásica, siguieran a los fundamentalistas. Debido a que los adventistas observaron el sábado del séptimo día como un memorial de la creación, y debido a que Elena de White insistió en una creación reciente de seis días, rechazaron todos los compromisos con la biología evolutiva y la geología. También rechazaron las críticas superiores a favor de la inerrancia bíblica, pero mostraron menos preocupación por la integridad de las Escrituras que por los escritos de Elena de White, cuya apoteosis se produjo durante este período. Durante años, Elena de White había vivido a la sombra de su esposo, brindando un respaldo visionario a las opiniones de los padres fundadores del adventismo. Pero después de la muerte de James en 1881, ella asumió un papel más firme, dirigiendo las actividades de una generación más joven de líderes masculinos, que rápidamente aprendieron a aclarar los asuntos de doctrina, desarrollo y política con la profetisa. En el momento de su muerte en 1915, a pesar de las renuncias a lo contrario, se había convertido en la verdadera autoridad de los adventistas en cuestiones de comportamiento y de creencias.

La aceptación del papel profético de Elena de White distinguió a los adventistas de otros fundamentalistas, al igual que sus doctrinas peculiares con respecto al santuario y al sábado. De hecho, nada distinguía a los adventistas como una comunidad religiosa separada tanto como a su observancia del sábado, lo que los llevó a desconfiar no solo de los evolucionistas (que socavaban la creencia en un sábado literal) sino de los católicos (a quienes culparon por cambiar el sábado de sábado a domingo). ), sindicalistas (quienes, temían, los obligarían a trabajar el sábado), y cristianos evangélicos de mentalidad azul (quienes, según la profetisa, aprobarían una ley nacional que exigía la observancia del domingo). Los esfuerzos por promulgar dicha legislación en la década de 1880, coincidiendo con las sentencias de trabajos forzados de hasta cincuenta miembros de la iglesia que violaron leyes azules en el Sur, demostraron a los adventistas que efectivamente estaban viviendo en los "últimos días".

En 1895, con el fin de capacitar al personal médico para el servicio en el país y en el extranjero, los adventistas abrieron el American Medical Missionary College, con campus en Battle Creek y Chicago. La fuerza dominante de la escuela era el Dr. John Harvey Kellogg, un antiguo protegido de los Blancos. A mediados de la década de los veinte, Kellogg se convirtió en superintendente del Western Health Reform Institute (más tarde el Sanatorio de Battle Creek) y, después de 1893, dirigió la Asociación de Médicos Misioneros y Benevolentes, el organismo adventista responsable de operar las instituciones médicas de todo el mundo. A principios del siglo XX, los dos mil trabajadores de la asociación superaban considerablemente a los empleados de la Conferencia General, un desequilibrio que agravaba la fricción entre el imperioso e imperialista Dr. Kellogg y los ministros igualmente ambiciosos que dirigían la Conferencia General. En 1906, este último dispuso que el médico y sus compañeros fueran expulsados ​​por cuestionar la autoridad de Ellen White; así, por primera vez, convirtiendo la aceptación de sus testimonios en una "prueba de compañerismo". Cuando Kellogg, el adventista más destacado del mundo, abandonó la iglesia, se llevó a la facultad de medicina y al Sanatorio de Battle Creek, forzando a los leales a entrar. 1909 para abrir una escuela de medicina ortodoxa, el Colegio de Médicos Evangelistas (que se convirtió en la Universidad de Loma Linda), en el sur de California.

En los años transcurridos desde que los blancos mudaron su nueva iglesia a Michigan, Battle Creek se había convertido en el centro administrativo, de publicaciones, médico y educativo del adventismo. Dicha centralización y concentración de poder afectaron a Ellen White, quien recomendó desmantelar la colonia de Battle Creek. Como resultado, Battle Creek College (ahora Andrews University) se mudó en 1902 a un área rural del suroeste de Michigan, y las actividades administrativas y de publicación se trasladaron a las afueras de Washington, DC, que se convirtió en la sede internacional.

Adventismo contemporáneo[editar]

Ellen White murió en 1915, dejando una iglesia de más de 136,000 miembros. Para el año 2001, la membresía había aumentado a más de doce millones, aproximadamente 92 El por ciento de los cuales vivía fuera de América del Norte. A pesar de la preponderancia de los creyentes del tercer mundo, y del hecho de que el crecimiento reciente en América del Norte había llegado en gran medida de los hispanos y los negros, el poder administrativo y económico de la iglesia permaneció en gran parte en manos de los líderes blancos y masculinos. A mediados de la década de 1940, la Conferencia General creó conferencias negras segregadas en América del Norte, pero más tarde rechazó las demandas de sindicatos separados que acompañaron al movimiento de derechos civiles de la década de 1960. De manera similar, cuando el movimiento feminista cobró impulso en la década de 1970, las mujeres adventistas, que durante mucho tiempo confiaron en la mano de obra barata, comenzaron a exigir un salario igual por trabajo igual, pero ganaron su caso solo después de recurrir a los tribunales.

A medida que su iglesia creció y prosperó, los adventistas se sintieron cada vez más incómodos con su identidad sectaria. Por lo tanto, fueron muy animados en la década de 1950 cuando evangélicos prominentes como Donald G. Barnhouse y Walter R. Martin, después de estudiar las creencias adventistas, certificaron que eran cristianos en lugar de cultistas. Sin embargo, muchos adventistas continuaron viviendo en tensión con las enseñanzas de la iglesia sobre el santuario y la autoridad de Ellen White. Las voces disidentes se hicieron cada vez más audibles en la década de 1960, especialmente después de que un grupo de académicos y profesionales adventistas crearon la Asociación independiente de Foros Adventistas (AAF) en 1967 y comenzaron a publicar una revista animada, Spectrum. Durante la década de 1970 y principios de la década de 1980, el adventismo fue desgarrado por las afirmaciones de los eruditos adventistas de que habían descubierto evidencia de que los escritos de la profetisa no solo contenían errores históricos y científicos sino que, en muchos casos, eran paralelos a la prosa de otros autores, descubrimientos que obligaron a Repensar el papel del blanco en la comunidad. Durante el mismo período, un erudito bíblico australiano, Desmond Ford, anunció a un grupo de AAF que la visión distintiva de la iglesia del santuario se derivaba más de White que de la Biblia y que infectaba al adventismo con un legalismo insalubre y no bíblico. Aunque Ford y varios de sus colegas ministeriales fueron rápidamente despedidos por su herejía, siguieron efectuando una revisión sutil de la doctrina del santuario, orientándola más hacia la expiación que hacia los eventos del último día y más en conformidad con el protestantismo evangélico. Algunos sectores de la iglesia, a menudo llamados "adventistas históricos", se opusieron a estos desarrollos, pero el Adventismo del Séptimo Día en general continuó avanzando de manera entrecortada a lo largo del camino de la secta radical milenaria a la denominación convencional cuando entró en el siglo veintiuno. Europa, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y, más tarde, a los pueblos no blancos de África, Asia y América Latina. Para 1900, los adventistas estaban apoyando a casi quinientos misioneros extranjeros, y más del 15 por ciento de los más de setenta y cinco mil adventistas vivían fuera de América del Norte. En parte para satisfacer las crecientes necesidades de sus misiones en el extranjero, así como para proteger a sus jóvenes de las influencias mundanas, la iglesia desarrolló un extenso sistema educativo. Para la segunda mitad del siglo XX, los adventistas estaban operando uno de los sistemas escolares protestantes más grandes del mundo.

Creencias[editar]

Biblia de Gutenberg expuesta en la Biblioteca Pública de Nueva York.
Los adventistas sostienen que la Biblia es la Palabra de Dios y la única fuente de sus creencias.

Los adventistas del séptimo día basan su doctrina en el principio protestante de la Sola Scriptura: la Biblia como única norma de fe y práctica de los cristianos. Creen que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron divinamente inspirados y —pese a estar formulados en palabras humanas— constituyen la Palabra de Dios revelada a la humanidad. Consideran que todas las creencias teológicas deben ser «juzgadas a la luz de las Escrituras», y que toda idea que no está en armonía con el mensaje bíblico, debe ser rechazada.[70]

La Iglesia se ha mostrado reacia a la formalización de un credo, argumentando que «La Biblia y solo la Biblia» constituye su único credo. Sin embargo, debido a la necesidad de una publicación oficial que permitiera a la comunidad comprender mejor la fe adventista, un comité de la Asociación General preparó un documento que exponía en forma abreviada las principales enseñanzas de la denominación. Esta declaración —que incluía 22 afirmaciones— fue publicada por primera vez en el anuario institucional de 1931, y permaneció vigente hasta que, en 1980, fue reemplazada con un resumen similar pero más amplio, que contenía 27 párrafos publicados bajo el título de Creencias Fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día. El año 2005 fue aprobada una declaración adicional, quedando resumida la doctrina de la iglesia en 28 creencias fundamentales. La aceptación pública de estas creencias es prerrequisito para el bautismo y —por lo tanto— para ser llegar a ser miembro de la Iglesia.[71]

Casi todas las creencias de la Iglesia Adventista son compartidas por uno o más grupos cristianos. Sin embargo, algunas son rasgos distintivos de esta denominación.[72]

Creencias comunes con el cristianismo tradicional[editar]

Carl Bloch, El Sermón del Monte (1877).
Los adventistas creen que Jesucristo es Dios y que ha existido eternamente.

Los adventistas del séptimo día comparten con los cristianos conservadores y los credos protestantes históricos la creencia en un solo Dios creador, sustentador y gobernante del universo, que es omnipotente, omnisciente y omnipresente.[73]​ Profesan que la divinidad es una unidad de tres personas coeternas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios Espíritu Santo.[74]​ Sostienen que las Sagradas Escrituras —que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento— son la revelación inspirada de Dios a los hombres, y constituyen la única regla de fe y práctica.[75]

Creen que Jesucristo es Dios y ha existido junto al Padre desde toda la eternidad; que se encarnó mediante una concepción milagrosa y un nacimiento virginal, y que vivió una vida sin pecado en la tierra.[76][77]​ Sostienen que la muerte vicaria y expiatoria de Cristo es suficiente por sí misma para la redención de la humanidad. Enseñan que, al tercer día, Jesús resucitó de la tumba, y posteriormente ascendió literal y físicamente al cielo, donde ejerce como mediador ante el Padre.[78]​ Creen que Cristo regresará a la tierra en una segunda venida inminente, literal, personal, visible y de alcance mundial.[75][79]

Consideran además que el hombre fue creado sin pecado, pero que —tras la caída de Adán y Eva— entró en un estado de separación, depravación y muerte. Sin embargo, la humanidad puede alcanzar la salvación por gracia divina mediante la fe en en el sacrificio de Jesús en la cruz. Sostienen que la entrada a la vida nueva en Cristo es mediante el bautismo, una confesión pública de la muerte del viejo hombre y del nuevo nacimiento. De esta forma, enseñan que el hombre es justificado por la fe, santificado por la morada interior de Cristo a través del Espíritu Santo, y será glorificado en la resurrección de los santos, cuando Jesucristo retorne a la tierra. Confían en que, en la Tierra Nueva, Dios proporcionará un hogar eterno para los redimidos y un ambiente perfecto para la vida, el amor, el gozo y el aprendizaje eternos.[80]

Creencias comunes con algunos grupos cristianos[editar]

Rembrandt, Moisés con las Tablas de la Ley (1659).
Los Diez Mandamientos son considerados por los adventistas la norma de vida y conducta para la humanidad.

En cuanto a ciertas doctrinas controvertidas entre los cristianos, los adventistas del séptimo día sostienen uno de entre dos o más puntos de vista.[81]

Sobre el origen de la vida, los adventistas creen que Dios creó el mundo en seis días literales, y rechazan que la creación se efectuara a lo largo de miles de millones de años o mediante procesos evolutivos.[82]

Aseveran que los Diez Mandamientos son la norma de vida y conducta para los hombres de todos los tiempos, rechazando que el decálogo haya cambiado o que haya sido abolido.[83]​ Comparten con los bautistas del séptimo día y otras denominaciones la creencia en que el séptimo día de la semana, el sábado, es el día de reposo bíblico. Niegan que haya sido abolido, que haya pasado a ser el primer día o que sea meramente una séptima parte del tiempo.[84]

Manifiestan que la humanidad es libre para escoger o rechazar el ofrecimiento de salvación mediante Cristo, negando que Dios haya predeterminado que algunos hombres se salven y que otros se pierdan.[85]​ Afirman que el hombre fue dotado en la creación de inmortalidad condicional, rechazando que las personas tengan inmortalidad innata o un alma inmortal. Enseñan que los malvados serán castigados con sufrimiento en un lago de fuego, donde serán completamente destruidos. No creen en un infierno que esté ardiendo eternamente, donde las almas serán atormentadas sin fin.[82]

Consideran que los creyentes son responsables por el uso adecuado del tiempo, de las capacidades y posesiones, y de las bendiciones de la tierra y sus recursos, los cuales Dios colocó bajo su cuidado. Promueven el diezmo como el plan de Dios para el sostenimiento de la iglesia, negando que este fuese instruido únicamente para los judíos. Además, promueven la abstinencia del uso de bebidas alcohólicas y del tabaco. Consideran que la indulgencia en estas cosas no es representativa del carácter de Dios.[82]

Creen que el bautismo debe administrarse únicamente por inmersión; no mediante aspersión, derramamiento, inmersión triple u otras formas. Enseñan que debe practicarse la ordenanza instituida por Cristo de lavarse los pies unos a otros en ocasión de la Cena del Señor; no creen que tal cosa fuera meramente un acomodo a las costumbres y necesidades de aquellos tiempos.[8][86][82]

Respecto a la interpretación profética,[d]​ consideran que el punto de vista acertado es planteado de forma idónea por lo que se conoce como la escuela historicista,[e]​ frente a los sistemas seguidos por preteristas[f]​ y futuristas.[g][88]

Sostienen que la Iglesia y el Estado deberían actuar en esferas completamente separadas. Niegan que, en un esfuerzo por controlar la religión o las actividades religiosas de los hombres, la Iglesia deba dominar al Estado, o el Estado deba gobernar a la Iglesia.[82]

Creencias distintivas[editar]

En algunas áreas del pensamiento cristiano, los adventistas del séptimo día presentan doctrinas distintivas, que no son compartidas por ninguna otra denominación.[89]

Creen que hay un santuario en el cielo donde Cristo ministra como sumo sacerdote y mediador en dos fases diferenciadas, la primera de las cuales culminó en 1844.[90]​ Consideran además que habrá un juicio investigador en el que se decidirán los destinos de todos los hombres antes de la segunda venida de Cristo.[75][91]

Afirman que el don profético —o «espíritu de profecía»— es uno de los dones del Espíritu prometidos a la iglesia de los últimos días, y que ese don fue manifestado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el ministerio de Ellen G. White.[75][92]​ Sus escritos son considerados «una permanente y autorizada fuente de verdad que proporciona consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia».[93]

Consideran que el sello de Dios y la marca de la bestia —mencionados en el libro de Apocalipsis— son símbolos de las fuerzas opuestas del bien y el mal en el último gran conflicto antes de que Cristo venga por segunda vez.[94]​ Por último, enseñan que los tres ángeles de Apocalipsis 14 representan la proclamación del último mensaje de Dios al mundo en preparación para la venida de Cristo.[95]

Organización[editar]

La Iglesia Adventista del Séptimo Día es administrada a nivel mundial mediante un sistema de gobierno eclesiástico representativo, que se compone de cuatro niveles jerárquicos: la iglesia local, la asociación, misión o campo, la unión y la Asociación General.

Iglesia local[editar]

Iglesia Adventista en Bridgeport, Connecticut.

La iglesia local es la unidad organizativa básica de la Iglesia Adventista.[96]​ Está conformada por un conjunto de miembros bautizados que se reúnen de manera periódica para realizar servicios de adoración. El funcionamiento cotidiano de la iglesia local es conducido por el pastor de la congregación y una junta directiva, integrada por ancianos, diáconos, un secretario, un tesorero y directores de un número variable de departamentos que lideran diversas áreas de la congregación.[97]​ Los integrantes de la junta directiva son miembros de la iglesia local escogidos por voto mayoritario de la congregación para desempeñar sus funciones durante un periodo de 12 o 24 meses.[10]

Las congregaciones adventistas más pequeñas que aún no cumplen los requisitos para obtener el estatus de iglesia local se denominan grupos. Los grupos tienen una estructura más sencilla, y están liderados por un director, un secretario y un tesorero. Su autonomía es más limitada que las iglesias locales, y dependen de la aprobación de la asociación o misión para recibir y transferir miembros.

El pastor no es escogido por la iglesia local sino que es asignado por la asociación o misión y frecuentemente lidera a más de una congregación.[10]​ Se espera que un pastor adventista tenga dedicación exclusiva a su labor eclesiástica, por lo cual recibe un salario.[98]​ El conjunto de iglesias locales y grupos bajo el liderazgo de un pastor se denomina distrito pastoral.

La Iglesia Adventista registra 91 mil iglesias locales y 72 mil grupos a nivel mundial.[1]

Asociación, Misión o Campo[editar]

Una asociación está compuesta por el conjunto de iglesias locales de un área geográfica determinada. La asociación coordina el trabajo misionero dentro de su territorio, asignando pastores a las iglesias locales, operando instituciones educativas y pagando los salarios de pastores, misioneros y profesores.[99]

La existencia de asociaciones dentro de la estructura administrativa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se remonta a 1861, cuando los adventistas guardadores del sábado del estado de Míchigan organizaron una asociación estatal de iglesias, aparentemente siguiendo el modelo metodista. Seis otras asociaciones se formaron poco después.[100]​ En 1863, representantes de estas asociaciones se reunieron para organizar la Asociación General.[59]

Gran parte de los procedimientos organizativos seguidos en 1862 permanecen vigentes. Las iglesias locales envían delegados a un congreso administrativo donde se elige a los administradores de la asociación, incluyendo un presidente, un secretario y un tesorero. A su vez, la Asociación forma parte de una Unión Asociación o Unión Misión, y envía delegados a su congreso administrativo.[99]

Las misiones y campos son similares a las asociaciones en forma y función, pero se diferencian en que requieren apoyo financiero y sus administradores son elegidos por el nivel organizativo inmediatamente superior.[101]

Unión[editar]

La unión es un órgano administrativo que agrupa al conjunto de asociaciones y/o misiones dentro de un territorio más grande, generalmente un país.

Unidad de la organización Adventista del Séptimo Día. Cuando la Iglesia Adventista del Séptimo Día se organizó entre 1861 y 1863, estableció tres niveles de organización. La iglesia local estaba en la base de la estructura. Sus delegados eligieron a los oficiales y determinaron la constitución y los estatutos de la conferencia, que generalmente incluía a todas las iglesias dentro de un estado. Las conferencias, a su vez, eligieron delegados que eligieron a los oficiales y redactaron la constitución y los estatutos de la Asociación General (AG), que supervisó las operaciones de toda la denominación.

A medida que la denominación se extendió por los Estados Unidos y comenzó a establecerse en lugares como Australia, Gran Bretaña y Sudáfrica en la década de 1880, los líderes denominacionales reconocieron cada vez más que necesitaban alguna forma de organización para llevar las conferencias a una relación de trabajo más cercana entre sí. En 1888, el Comité Ejecutivo de la CG dividió América del Norte en cuatro distritos y asignó miembros individuales del comité para supervisar estos distritos. Al año siguiente, el comité revisó este arreglo y estableció seis distritos. Los supervisores de los distritos asistieron a reuniones campestres y sesiones de conferencias y sirvieron como enlaces entre las conferencias y la CG. En 1892, Ole A. Olsen, presidente de la CG, sugirió que los distritos se transformaran en entidades organizativas formales, pero nadie tomó la idea hasta dos años más tarde, cuando Australia unió sus conferencias en la Conferencia de la Unión Australiana.

En 1897 George Irwin, quien ese año reemplazó a Olsen como presidente, propuso sin éxito que Norteamérica siguiera el modelo australiano. Para 1901, los delegados al congreso de la Asociación General reconocieron que la reorganización de la iglesia era imperativa. Con el fuerte estímulo de Elena G. de White y el liderazgo de Arthur G. Daniells, quien se había desempeñado como presidente de la Conferencia de la Unión de Australasia, la sesión adoptó una propuesta para agrupar las conferencias en conferencias sindicales regionales y hacer de estas nuevas unidades los elementos constitutivos de el GC. Bajo esta nueva estructura, las iglesias locales continuaron eligiendo a los delegados que determinaban la constitución y los estatutos de las conferencias, pero ahora las conferencias eligieron a los delegados que se reunieron para tomar acciones similares con respecto a la conferencia de la unión, y las conferencias de la unión eligieron a los delegados que nuevamente tenían responsabilidades similares. en las sesiones de GC. La denominación ha conservado esta forma de organización, aunque entre 1913 y 1918 estableció conferencias de División que agrupaban las conferencias sindicales. El término unión también se usó para agrupaciones regionales de misiones, aunque se diferenciaron de las conferencias en que las sesiones de la CG eligieron a sus oficiales y no eran económicamente autosuficientes.

Asociación General[editar]

Retrato de Ted N. C. Wilson.
Ted N. C. Wilson es el presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista desde 2010.

La Asociación General es el órgano administrativo superior de la Iglesia y agrupa a todas las uniones del mundo. La Asociación General opera a través de trece oficinas regionales —llamadas divisiones— que coordinan el trabajo del conjunto de uniones de un territorio extenso.

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Los líderes de cada nivel son elegidos por representación democrática. Los miembros individuales de la iglesia local eligen representantes de sus congregaciones para reunirse y seleccionar a los administradores de la asociación o misión correspondiente. A su vez, las asociaciones y misiones envían representantes para escoger a los administradores de la unión correspondiente. Finalmente, cada cinco años, delegados de todo el mundo se reúnen para seleccionar a los líderes de la Asociación General, y establecer políticas

  • La Asociación, Misión o Campo, un cuerpo unido de iglesias en un estado, provincia o territorio. La diferencia entre una conferencia y una misión es que las misiones reciben fianciamento central, mientras que las asociaciones son económicamente independientes.
  • La Unión Asociación o Unión Misión, un cuerpo unido de conferencias, misiones o campos dentro de un territorio más grande, generalmente un país.
  • La Asociación General, que abarca todos los sindicatos en todas partes del mundo: es la unidad de organización más grande y se reúne cada dos o tres años.

La Asociación General está dividida en 13 Divisiones mundiales, como la División Transeuropea (que incluye las iglesias del Reino Unido y tiene su sede en St Albans, Inglaterra), para la administración de varias áreas geográficas Cuando la Conferencia General no está en sesión, la Iglesia está dirigida por el Comité Ejecutivo.

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Today the denomination is organized into four representative levels: the local churches; local conferences made up of the local churches in a state or territory; the union conference, made up of conferences in a larger territory or group of states; and the General Conference, made up of all the unions in all parts of the world. The General Conference is the highest authority for the church. An elected Executive Committee holds power between sessions of the General Conference. The General Conference is made up of 12 divisions, each with responsibility for a specific geographic area. The divisions represent every major populated area of the world.

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The Seventh-day Adventist Church is organized with a representative form of church government. This means authority in the Church comes from the membership of local churches. Executive responsibility is given to representative bodies and officers to govern the Church. Four levels of Church structure lead from the individual believer to the worldwide Church organization:

The local church is made up of individual believers

The local conference, or local field/mission, is made up of a number of local churches in a state, province, or territory

The union conference, or union field/mission, is made up of conferences or fields within a larger territory (often a grouping of states or a whole country)

The General Conference, the most extensive unit of organization, is made up of all unions/entities in all parts of the world. Divisions are sections of the General Conference, with administrative responsibility for particular geographical areas.

Each level is "representative." That is, it reflects a democratic process of formation and election. Local churches elect their own officers and church boards by majority voting. Churches elect delegates to the conferences which meet "in session" every two or three years. Executive authority between sessions is exercised by the Conference Executive Committee and the executive officers (normally President, Secretary and Treasurer), all of whom are elected by the session.

A similar process operates for Union sessions usually every five years, and General Conference sessions, at which times officers and committees are elected, reports given and policies decided.

Within these four levels the Church operates various institutions. In their world outreach, Adventists serve the whole person and have developed educational, health-care, publishing, media (radio, print, television, web, satellite), and other institutions. The multiple units of the world Church, whether congregations, conferences, health-care institutions, publishing houses, schools, or other organizations, all find their organizational unity in the General Conference of Seventh-day Adventists in which they have representation.

The General Conference is the highest earthly authority for the Church. The General Conference in session, and the Executive Committee between sessions, is the highest organization in the administration of the Church's worldwide work, and is authorized by its constitution to create subordinate organizations to promote specific interests in various sections of the world. When differences arise in or between organizations and institutions, appeal to the next higher organization is proper until it reaches the General Conference in session, or the Executive Committee at the Annual Council. During the interim between these sessions, the Executive Committee shall constitute the body of final authority on all questions where a difference of viewpoint may develop.

Administratively, the world-wide Church has 13 Divisions, which are composed of churches grouped by a collection of missions, fields, or states into unions of churches. The North American Division is one of the 13 Divisions. The Divisions, and headquarters are: _______

administran las extensas actividades misioneras, educativas, caritativas y de publicación de la organización.

______________

La iglesia local autoridad para administrar la iglesia se delega a través de un sistema de conferencias que comienza con las iglesias locales que forman asociaciones regionales. A su vez, estas asociaciones se combinan en conferencias regionales más grandes (denominadas Uniones) que se reúnen cada cinco años.(Melton3) __

La conferencia general, que también se reúne cada cinco años, y el comité ejecutivo de la conferencia general, que continúa entre las sesiones de la conferencia, son los órganos administrativos más altos de la iglesia. Establecen políticas y administran las extensas actividades misioneras, educativas, caritativas y de publicación de la iglesia.(Melton3) __

En 1903, la sede adventista del séptimo día se mudó de Battle Creek a Takoma Park, Maryland, justo al norte de la capital de la nación.(Queen) La Conferencia General, el principal órgano rector de la iglesia, tiene su sede en Silver Spring, Maryland, donde se trasladó en 1989.(Britannica) __

Hay cuatro niveles de organización en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

La iglesia local. La conferencia local o el campo / misión local, un cuerpo unido de iglesias en un estado, provincia o territorio. La diferencia entre una conferencia y una misión es que las misiones se financian de forma centralizada, mientras que las conferencias son autosuficientes La conferencia sindical o misión sindical, un cuerpo unido de conferencias, misiones o campos dentro de un territorio más grande, generalmente un país. La Conferencia General, que abarca a todos los sindicatos en todas partes del mundo: es la unidad de organización más grande y se reúne cada dos o tres años. La Conferencia General se divide en 13 divisiones mundiales, como la División Transeuropea (que incluye las iglesias del Reino Unido y tiene su sede en St. Albans, Inglaterra), para la administración de diversas áreas geográficas. Cuando la Conferencia General no está en sesión, el Comité Ejecutivo dirige la Iglesia.

Cada nivel es elegido por representación democrática. Una iglesia elige a sus propios funcionarios por mayoría de votos y también elige a su propio delegado para una conferencia. Los funcionarios dentro de las Uniones y la Conferencia General son elegidos para cada sesión.

Los ministros no son elegidos. Son asignados a las iglesias por la conferencia local o campo / misión.(BBC) __

Los miembros individuales de la iglesia local eligen representantes de sus congregaciones para reunirse y seleccionar a los oficiales locales de la "conferencia". La conferencia local abarca un área generalmente del tamaño de un estado. Por ejemplo, algunas conferencias locales son la Conferencia de Pensilvania, la Conferencia de Michigan y la Conferencia de Carolina.

Las conferencias locales gestionan los asuntos dentro de su jurisdicción y proporcionan instalaciones y programas que afectan directamente a los miembros individuales de la iglesia en esa área.

Las conferencias locales se agrupan, al igual que las iglesias locales, para formar "conferencias sindicales". Los sindicatos están formados por regiones geográficas específicas, y los oficiales de estos sindicatos supervisan el trabajo relacionado con la iglesia en esas áreas. Existen nueve de estos sindicatos en América del Norte, como la Unión del Sur, la Unión del Atlántico y la Unión del Pacífico. Este mismo patrón de distribución de responsabilidad continúa. Los sindicatos se agrupan para formar "divisiones" de la Conferencia General. Trece divisiones abarcan todo el mundo, como la División Norteamericana, Sur

Instituciones[editar]

Educación[editar]

Centro de bienvenida de la Universidad Andrews, donde destaca la escultura de un globo terráqueo con la inscripción «Seek Knowledge. Affirm Faith. Change the World.» en su base.
La Universidad Andrews, fundada en 1874, es la institución de educación superior más antigua de la Iglesia Adventista.
  • Escuelas primarias, secundarias
  • Universidades

Salud[editar]

Hospital adventista en Orlando, Florida.
  • Hospitales y clínicas: Menus in Seventh-day Adventist health care facilities focus on vegetarian meals, in accordance with church teachings, but may still offer some nonvegetarian choices. [Fieldhouse]
  • Industrias de alimentos

Medios de comunicación[editar]

  • Radio
  • TV
  • Publicaciones

Ayuda humanitaria[editar]

  • ADRA

Cultura y prácticas[editar]

Descanso sabático[editar]

  • Abstinencia de trabajo, estudio y actividades seculares
  • Escuela Sabática
  • Culto de adoración
  • La Cena del Señor

Actividades juveniles[editar]

  • Aventureros
  • Conquistadores
  • Congresos JA

Salud y dieta[editar]

  • Alcohol, tabaco y drogas
  • Alimentos impuros
  • Vegetarianismo
  • Zona azul (NatGeo)

Ética y sexualidad[editar]

  • Matrimonio
  • Homosexualidad y transgéneros
  • Aborto
  • Eutanasia
  • No combatiente (Desmond Doss, Hacksaw Ridge)

Relaciones interdenominacionales[editar]

  • Ecumenismo
  • Libertad religiosa
  • Secta
  • Exclusivismo y "Babilonia"

Véase también[editar]

Notas[editar]

  1. Los adventistas entienden el día de reposo como un periodo de 24 horas entre la puesta de sol del viernes y la puesta de sol del sábado.[7]
  2. La Iglesia Adventista del Séptimo Día reporta presencia oficial en 213 de los 235 países y regiones con autonomía política y población permanente reconocidos por la División de Estadísticas de las Naciones Unidas en el estándar M49.[11]
  3. La idea de que —en el contexto de la escatología bíblica— un día profético representa un año literal se extrae de textos como Números 14:34 y Ezequiel 4:5-6, y había sido aplicada anteriormente por rabinos judíos.[26][27]
  4. Existen tres métodos principales utilizados para la interpretación de las profecías apocalípticas de Daniel y Apocalipsis: el historicismo, el preterismo y el futurismo.[87]
  5. El historicismo, o método histórico, considera que las profecías apocalípticas se cumplen a través de la historia del pueblo de Dios; desde el tiempo del profeta que recibe la revelación hasta el establecimiento del Reino de Dios.[87]
  6. El preterismo considera que las profecías apocalípticas se cumplieron en el pasado remoto, ya sea en tiempos del profeta o poco después. Niega todo elemento sobrenatural de la profecía, por lo que el profeta solo puede hablar de cosas que acontecen en su tiempo o en el pasado, y "predecir" algunas cosas a corto plazo en base a mitos y creencias populares.[87]
  7. El futurismo considera que las profecías se cumplirán en un futuro distante, en el final de los tiempos.[87]

Referencias[editar]

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Bibliografía[editar]

Libros[editar]

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Periódicos y publicaciones[editar]

En línea[editar]

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Enlaces externos[editar]