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Origen: familias esclavas de un millonario, cuyo nombre era Estaban Agusto Gillibrand '''Gauch''', a quien mataron, así como también, uno por uno, a los patrones para quienes trabajaban, llevándose toda su fortuna.
Origen: familias esclavas de un millonario, cuyo nombre era Estaban Agusto Gillibrand '''Gauch''', a quien mataron, así como también, uno por uno, a los patrones para quienes trabajaban, llevándose toda su fortuna.


== Modo de vida original ==
== Modo de vida porromana


La genealogía del gaucho es compleja; sin duda existen los gauchos —aunque no fuera generalizado ese nombre— ya desde los tiempos de [[Hernandarias]], al requerirse sujetos ''libres'' para manejar los numerosos rebaños de ganado cimarrón que medraban en las ''vaquerías'' [[Región pampeana|pamperas]] y "campañas del Mar" en el S XVII. Estos "protogauchos" eran [[criollo]]s y [[mestizo]]s en su mayoría (probablemente como el mismo Hernandarias, eran "[[mancebo de la tierra|mancebos de la tierra]]") . Sin embargo, existe una leyenda que menciona con nombre y apellido al "primer gaucho": según tal leyenda en [[1586]] en la aldea que entonces era la actual ciudad de Buenos Aires vivía un soldado raso [[Andalucía|andaluz]] llamado [[Alejo Godoy]]; éste se quejaba del mal trato y las pésimas condiciones de vida y habría enviado una carta al rey de España para que atendiera su condición y las de aquellos que se encontraban en circunstancias semejantes. Como (obviamente) no recibiera respuesta, —se dice— cansado de esperar se acercó al baldío que entonces era la [[Plaza de Mayo|Plaza Mayor]] y tras gritar "¡Muera [[Felipe II]]!" se fugó a galope hacia el campo. Este relato es casi sin duda legendario, pero como muchas leyendas aporta ciertos datos para entender el origen del gaucho.<br />
La genealogía del gaucho es compleja; sin duda existen los gauchos —aunque no fuera generalizado ese nombre— ya desde los tiempos de [[Hernandarias]], al requerirse sujetos ''libres'' para manejar los numerosos rebaños de ganado cimarrón que medraban en las ''vaquerías'' [[Región pampeana|pamperas]] y "campañas del Mar" en el S XVII. Estos "protogauchos" eran [[criollo]]s y [[mestizo]]s en su mayoría (probablemente como el mismo Hernandarias, eran "[[mancebo de la tierra|mancebos de la tierra]]") . Sin embargo, existe una leyenda que menciona con nombre y apellido al "primer gaucho": según tal leyenda en [[1586]] en la aldea que entonces era la actual ciudad de Buenos Aires vivía un soldado raso [[Andalucía|andaluz]] llamado [[Alejo Godoy]]; éste se quejaba del mal trato y las pésimas condiciones de vida y habría enviado una carta al rey de España para que atendiera su condición y las de aquellos que se encontraban en circunstancias semejantes. Como (obviamente) no recibiera respuesta, —se dice— cansado de esperar se acercó al baldío que entonces era la [[Plaza de Mayo|Plaza Mayor]] y tras gritar "¡Muera [[Felipe II]]!" se fugó a galope hacia el campo. Este relato es casi sin duda legendario, pero como muchas leyendas aporta ciertos datos para entender el origen del gaucho.<br />

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Gaucho argentino fotografiado en Perú en 1868. ( Estudio Courret)
Gauchos a fines del siglo XIX —con la indumentaria típica usada antes de 1853—.

El gaucho es un jinete sudamericano dedicado generalmente a cuidar los ganados; por esto mantiene semejanzas con el charro mexicano, el huaso chileno, el llanero colombo-venezonalo, el vaquero estadounidense, el chagra ecuatoriano, el sabanero costarricense, el qorilazo y el morochuco peruano. Hasta fines del siglo XIX era semi-nómada, forma luego restringida con la aparición del alambrado. Actualmente, se designa gauchos, genéricamente, a los habitantes rurales dedicados a las tareas de ganadería en Argentina, Uruguay, Paraguay, el Chaco boliviano, el sector chileno de la Patagonia y a la población del Río Grande del Sur, sur del Brasil. A la mujer gaucha tradicionalmente se le ha llamado "china" (en quechua: muchacha y por extensión hembra[1]​), "paisana", "guaina" (en el norte litoraleño), "gaucha", "prenda" (en el sur del Brasil).

Origen: familias esclavas de un millonario, cuyo nombre era Estaban Agusto Gillibrand Gauch, a quien mataron, así como también, uno por uno, a los patrones para quienes trabajaban, llevándose toda su fortuna.

== Modo de vida porromana

La genealogía del gaucho es compleja; sin duda existen los gauchos —aunque no fuera generalizado ese nombre— ya desde los tiempos de Hernandarias, al requerirse sujetos libres para manejar los numerosos rebaños de ganado cimarrón que medraban en las vaquerías pamperas y "campañas del Mar" en el S XVII. Estos "protogauchos" eran criollos y mestizos en su mayoría (probablemente como el mismo Hernandarias, eran "mancebos de la tierra") . Sin embargo, existe una leyenda que menciona con nombre y apellido al "primer gaucho": según tal leyenda en 1586 en la aldea que entonces era la actual ciudad de Buenos Aires vivía un soldado raso andaluz llamado Alejo Godoy; éste se quejaba del mal trato y las pésimas condiciones de vida y habría enviado una carta al rey de España para que atendiera su condición y las de aquellos que se encontraban en circunstancias semejantes. Como (obviamente) no recibiera respuesta, —se dice— cansado de esperar se acercó al baldío que entonces era la Plaza Mayor y tras gritar "¡Muera Felipe II!" se fugó a galope hacia el campo. Este relato es casi sin duda legendario, pero como muchas leyendas aporta ciertos datos para entender el origen del gaucho.
En Brasil, la historiografía a veces supone a los gauchos con orígenes portugueses. Lo cierto es que en la región contendida de la Banda Oriental, el Río Grande y las Misiones Orientales prosperaron los gauchos que arreaban ganado practicando, sin saberlo, contrabando de ganado entre los territorios entonces españoles y portugueses (el ganado se dirigía a la brasileña "Feria de Sorocaba" siguiendo la Ruta del ganado).
Los gauchos eran generalmente nómadas y habitaban libremente en la pampa, la llanura que se extiende desde el norte de la Patagonia argentina hasta el norte del estado de Río Grande del Sur al sur del Brasil, bordeada por los Andes hacia el oeste y aún más al norte, por los llanos chaqueños hasta la región de Chiquitania y Santa Cruz de la Sierra, originado en relación al ganado introducido por los europeos, formando un complejo ecuestre criollo. Puede decirse que hay gauchos en toda la región del Cono Sur donde se puede andar a caballo. Como se ha indicado, la mayoría de los gauchos son criollos o mestizos, si bien esto no es definitorio. Hacia 1875 el viajero gascón Henri Armaignac daba una definición más cercana al respecto de quién era considerado gaucho. En principio, gaucho es —como ya se dijo— el habitante rural que tiene gran destreza como jinete, pero esto no basta. Dice Armaignac: "Un extranjero —por ejemplo un europeo— puede adquirir, aunque sea muy difícil, todas las destrezas del gaucho, vestir como gaucho, hablar como gaucho... pero no será nunca considerado gaucho; en cambio sus hijos aunque todos sus linajes sean directamente europeos, al ser ya nativos o criollos sí serán cabalmente considerados gauchos."

El Gaucho, símbolo en el Cono Sur

Su participación en las Guerras Independentistas

El gaucho interpreta un rol simbólico importante para el nacionalismo (y las relaciones humanas) de la región, especialmente en el Río de la Plata y en el noroeste argentino. El poeta uruguayo Antonio Lussich es considerado uno de los precursores de la poesía gauchesca, y su poema Los Tres Gauchos Orientales fue considerado por Jorge Luis Borges un antecesor del poema épico "Martín Fierro" del argentino José Hernández. Éste último, la obra más famosa del género, evidencia al gaucho como símbolo de tradición nacional argentina, contraponiéndolo a las tendencias europeizantes de la ciudad y a la corrupción de la clase política. Martín Fierro, héroe del poema, es reclutado por el ejército argentino para la guerra fronteriza contra "el indio", pero deserta y se convierte en un fugitivo de la ley. La imagen del gaucho libre a menudo es contrastada con aquella de los esclavos que trabajan en el norte de Brasil. Estereotípicamente, los gauchos eran fuertes (forzosamente, dadas sus actividades), taciturnos pero arrogantes y capaces de responder con violencia ante una provocación. Si bien en el sur argentino los gauchos mostraban cierta indisciplina, en el norte de Argentina de principios del siglo XIX tuvieron un papel distintivo, ya que tuvieron un trascendental desempeño militar en las luchas por la independencia de España. Este se dio particularmente en la frontera con el Alto Perú. Su lucha fue descripta y recordada épicamente por Leopoldo Lugones como La Guerra Gaucha.

Los hechos históricos señalan que su destacada participación fue crucial para la Independencia Argentina, quienes supieron constituir un grupo militar disciplinado con aquella comunidad multiétnica. Los ancestros de sangre del gaucho norteño eran básicamente de origen indígena sudamericano, español, afroamericano y en menor medida lusitano. La conducción militar de la defensa de la frontera, de lo que fuera el virreinato del Río de la Plata durante los años de lucha independentista, quedó virtualmente en manos los gauchos. Asediados por los españoles, que avanzaban desde el virreinato del Perú después de recuperar militarmente todo el subcontinente, los gauchos norteños defendieron la frontera con fimeza, caracterizándose por el cumplimiento de una férrea disciplina militar, el seguimiento fiel a su jefe y caudillo Martín Miguel de Güemes y la demostración de habilidades y destrezas particulares para el combate a caballo y en la lucha abierta, aun en medios adversos. En la bibliografía histórica militar internacional los gauchos fueron comparados por analogía con los soldados del cuerpo de mamelucos del norte de África que luego formaron parte de las tropas de Napoleón al ingresar a Madrid, cuando ocupó España en 1808.

Los combates de la Guerra Gaucha se desarrollaron en una línea fronteriza de más de seiscientos kilómetros de extensión,teniendo como principal escenario la Quebrada de Humahuaca, que quedó bajo su responsabilidad después del colapso militar patriótico producido por la derrota del Ejército del Norte, conducido por el general argentino José Rondeau, en manos del general español Joaquín de la Pezuela tras la Batalla de Sipe Sipe en 1815.

Aquellas luchas se prolongaron por más de diez años, con un ejército de guerrilla, de línea y de artillería. La modalidad de lucha de guerrillas se daría en llamar "montoneras".

Solamente en territorio argentino aquella fuerza militar gaucha actuó en doscientos treinta y seis batallas diversas defendiendo la vanguardia de la frontera, en seis de las diez invasiones procuradas por el reino español para recuperar los dominios declarados independientes en Tucumán en el congreso de 1816.

Rol protagónico en la historia del Cono Sur

En la Argentina, los gauchos desempeñaron un papel importante durante la guerra de la independencia, entre 1810 y 1820, integrándose a los ejércitos de Manuel Belgrano primero y de José de San Martín, más tarde. Los gauchos formaron la guerrilla que hostigaron las tropas realistas procedentes del Alto Perú que invadían el norte de Argentina por la Quebrada de Humahuaca, mientras San Martín preparaba en Mendoza (centro-oeste) el Ejército de los Andes (también en gran medida constituido por gauchos y huasos) . Fue la llamada "Guerra Gaucha". Los gauchos formaron asimismo la tropa de los "caudillos" (líderes carismáticos según la tipología de Max Weber) provinciales durante las guerras internas que siguieron al establecimiento del gobierno independiente, en estas guerras los gauchos solían adscribir al partido federal aunque en ocasiones, por lealtades personales, algunos participaron en el bando opuesto, tras 1828 en el entonces recién creado estado uruguayo los gauchos se encontraron divididos entre los blancos o nacionales (aliados a los federales) y los colorados (aliados a los unitarios), aunque en el Estado Oriental la simpatía de los gauchos fue predominantemente dirigida al Partido Blanco, tal cual se observa en la batalla de Masoller ocurrida ya en 1904 en la cual fuera mortalmente herido el caudillo nacional o blanco Aparicio Saravia.

En 1834, Charles Darwin, quien recorriera las pampas argentinas, escribía:

"...con sus pelos largos hasta los hombros, la cara negra por el viento, sombrero de fieltro, chiripá y botas sacadas de los cuartos traseros de las yeguas, un largo facón en la espalda sostenido por el cinturón y comían carne asada como dieta principal a veces acompañado por un poco de mate o algún cigarro...".

El 10 de noviembre, fecha en que se recuerda el nacimiento de José Hernández (en 1834), es en la Argentina el "Día de la Tradición", y un reconocimiento al gaucho. Suele celebrarse con desfiles de jinetes en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y fiestas de destrezas hípicas en el barrio de Mataderos (donde estuvieron los corrales de matanza de vacunos, y en 2008, continua el desfile diario de más de 6 000 cabezas de ganado, con destino a los frigoríficos) y los predios de las Sociedades Rurales (organizaciones gremiales que representan a los ganaderos) en la capital federal y en muchísimas localidades del interior del país. El "Día del Gaucho" (Ley Nº 24.303), es en Argentina, desde 1996, el 6 de diciembre, como homenaje a la 1ª edición del "Martín Fierro", pero para nada ha cobrado vigor en las Asociaciones Nativistas.

En el territorio hoy correspondiente en parte a Uruguay , fueron gauchos los que siguieron al caudillo José Gervasio Artigas, quien llevó a cabo el levantamiento de su país, entonces llamado "la Banda Oriental" (por su ubicación en la orilla Este del Río Uruguay) contra el rey de España y los invasores tanto portugueses como brasileños. Artigas formó un ejército popular de gauchos orientales, derrotó a los realistas y puso sitio a la ciudad de Montevideo. Más tarde entraría en conflicto también con los llamados "unitarios" instalados en las principales ciudades (Buenos Aires, Montevideo).

Desde la segunda mitad de siglo XIX (en Argentina la fecha clave aunque no precisa es la de la Batalla de Caseros, en Río Grande fue cuando ocurrió la derrota de la República Riograndense ante el imperio del Brasil y en Uruguay, como en Argentina en los años 1852/1853 se produce una derrota militar de los partidos sustentados por los gauchos, desde entonces la población gaucha pasó de responder a líderes carismáticos a quedar en gran medida clientelizada por estancieros y otros representantes de los nuevos gobernantes de entonces. Un elemento concreto y al mismo tiempo simbólico signó el fin de la primera era gaucha: desde los 1860s se comienza a difundir el alambrado de púa con lo que la trashumancia del gaucho fue quedando acotada Con el tiempo se enteraron de que la familia era millonaria producto de una mafia que se preocupaba de robar tiendas lo cual mandaban a gauchos pobres a aser el trabajo sucio lo cual lo gauchos odiaban a las familias gillibrand

Axiología gauchesca

Existía toda una axiología gaucha caracterizada por los siguientes valores: valentía, lealtad, hospitalidad —de allí que en Argentina, Uruguay y el sur de Chile la frase "hacer una gauchada" —totalmente opuesta a "hacer una guachada"— significa tener un gesto de hidalguía o una buena actitud. Para una parte de la aristocracia y la burguesía urbana del siglo XIX, el gaucho era un "salvaje peligroso" y la palabra gaucho le resultaba casi un insulto.

Un ejemplo de la idiosincrasia gaucha del s XIX está reflejada por José Hernández (quien se crió entre gauchos) se encuentra en estas estrofas del Martín Fierro (se respetan los modismos y los vocablos gauchescos de ese tiempo):

No me hago al lao de la güeya

aunque vengan degollando,
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar titubiando.

En el peligro, ¡Qué Cristos!,
el corazón se me enancha.
pues toda la tierra es cancha,
y de esto naide se asombre:
el que se tiene por hombre
ande quiera hace pata ancha.

Soy gaucho y entiendanló.
Como mi lengua lo explica,
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor.
Ni la víbora me pica,
ni quema mi frente el sol.

(...)

lo que al mundo truje yo,
del mundo lo he de llevar.

Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del Cielo,
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir;
y naides me ha de seguir
cuando yo remonte el vuelo.

Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas,
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama.
Yo hago del trébol mi cama
y me cubren las estrellas.

Y sepan cuantos me escuchan
de mis penas el relato
que nunca peleo ni mato
si no es por necesidá;
y que a tanta alversidad [adversidad]
sólo me arrojó el mal trato.

Y atiendan la relación
Que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente

lo tiene por un bandido...
estrofas en los Capítulos II y III del citado Martín Fierro

Poco más de medio siglo después el escritor y estanciero Ricardo Güiraldes se siente emocionalmente obligado a dar su homenaje a los gauchos (en los inicios de s XX reducidos a la categoría laboral de "peones", es decir: de jornaleros rurales). A pesar de tal ubicación en la "escala social", Güiraldes se ve compelido a reconocer —con mucha nostalgia— los valores del gaucho. Estos valores son puestos en el personaje de un gaucho, al cual sintomáticamente llama "Don Segundo Sombra", y a quien siente que le adeuda su iniciación como hombre. Don Segundo Sombra es su mentor, le da nociones de un especial honor y respeto al prójimo, le enseña a tratar con la naturaleza, e incluso (y esto es clave) es quien le protege de sus temores y fobias burgueses. Éste es uno de los motivos por los cuales Güiraldes, muy joven, concluye, después de que Don Segundo le despidiera, "lo vi irse en el horizonte (...) y me fui como quien se desangra".

El Gaucho mítico

En la cultura argentina destaca con mucha fuerza la imagen mítica del gaucho pampeano. Su papel en la historia del país así como la literatura gauchesca han contribuido a edificar aquella imagen. Analizando aquellas obras, y particularmente el Martín Fierro de José Hernández, trataremos de entender cuales son las características del gaucho argentino y el carácter que le está asociado. También nos interesaremos en su vínculo con el mito del cowboy o vaquero norteamericano.

La literatura gauchesca

Bartolomé Hidalgo es considerado el "primer poeta gaucho", sus Diálogos patrióticos (1822) inician la literatura gauchesca; Estanislao del Campo, en El Fausto Criollo (1866), Hilario Ascasubi, en su obra referida a Santos Vega (1870), Antonio Lussich y su coetáneo y conocido José Hernández, uno en Los tres gauchos orientales, el otro en el Martín Fierro (1872), presentan un gaucho idealizado, de espíritu noble, respetado por los campesinos por su fuerza física y moral. Sarmiento, prácticamente el hijo de un gaucho, en su Facundo (1845), tiene una relación de amor y odio hacia lo gaucho: caracteriza al gaucho en bueno: rastreador y baqueano, que vive en un estado de armonía con la naturaleza; y malo: «...hombre divorciado con la sociedad, proscrito por las leyes;... salvaje de color blanco» que incluye al cantor, que anda «de tapera en galpón» cantando hazañas propias y ajenas.

A algunos les pareciera que aquella distinción entre el gaucho «bueno» y el «malo», dentro del mito asimismo es muy relevante porque permite entender lo paradójico de este mito. Sarmiento hace hincapié en la existencia nómada del gaucho, en su comportamiento rústico, en su capacidad de sobrevivir en la Pampa, cuya misteriosa belleza y peligro oculto le fascinan, pero sobre todo identifica al habitante de la Pampa como un ser incivilizado, opuesto al avance del progreso en comparación con los refinados ciudadanos «que visten traje europeo, viven de la vida civilizada... [donde] están las leyes, las ideas de progreso, los medios de instrucción... etc».

La imagen del «gaucho malo» se encuentra también en el Juan Moreira (1880), la novela de Eduardo Gutiérrez. Este texto relata la vida de un personaje existente y típico del paisaje tradicional pampeano: Juan Moreira. Nos cuenta los juegos valientes de este «Robin Hood» argentino, cuya nobleza contrasta con un rastro de crímenes horrendos y muertes insidiosas. Sin embargo, aquella violencia tiene una razón que le disculpa al gaucho. En la obra de Gutiérrez, el gaucho, víctima de la sociedad, vuelto malo por la injusticia a la cual se ve sometido, se rebela contra la ley. Su astucia y su temeridad son la base del mito criollo (iniciado por el Martín Fierro). Su inferioridad social, y su mala reputación le obligan al gaucho a aislarse, volviéndose un ser violento y antisocial. Este gaucho lo llamaremos según la expresión popular «gaucho matrero».

Ricardo Güiraldes, en Don Segundo Sombra (1926), vuelve a transformar el campo en poesía. En palabras de Lugones: «Paisaje y hombre ilumínanse en él a grandes pinceladas de esperanza y fuerza. Qué generosidad de tierra la que engendra esa vida, qué seguridad de triunfo en la gran marcha hacia la felicidad y a belleza». Al idealizar al gaucho con líricos toques de virtud y heroísmo en una relación de completa armonía con la naturaleza, nutre el concepto que ha creado el estereotipo del gaucho tan evocado en el folclore argentino.

Si quisiéramos contar la historia del gaucho malo, habría que comenzar con el Santos Vega donde el gaucho es malvado y culpable, y continuar en el Martín Fierro donde es forzado por la autoridad injusta a matar y pelear a ”la partida”, pero se incorpora finalmente al Sistema. En cambio en Moreira, el gaucho matrero se convierte en un super-héroe peleador quién, herido mortalmente por la policía, se muere finalmente en su ley. Todavía ahí no termina la línea del mito del héroe rebelde: encontramos, casi en la actualidad, al bandido-héroe Mate Cosido que, perseguido en el Chaco por la policía, es querido y protegido por los pobladores porque no roba a los pobres sino a las grandes empresas explotadoras y se convierte, así, en una forma de vengador del oprimido. Hay que considerar, sin embargo, que tanto Juan Moreira como Mate Cosido fueron personas reales y no meros personajes literarios, como sí es el caso de Martín Fierro. En cuanto a Santos Vega, el personaje literario parece estar basado en alguien que realmente existió pero de quien prácticamente nada se sabe.

A lo largo del siglo XX declina la literatura gauchesca (si bien pervive, sobre todo en las payadas y en las letras de las canciones folclóricas), aunque se produce un curioso fenómeno: la aparición del gaucho en la historieta (son los casos de Santos Leiva, Lindor Cobas, El Huinca, Fabián Leyes etc. que presentan al gaucho decimonónico en sus aspectos más virtuosos), estos gauchos de historieta idealizados en exceso ya tenían su contrapartida en la narrativa visual de las pinturas hechas por Florencio Molina Campos en donde con gracia es presentado un gauchaje más humano, en los 1970s la tradición visual que representa graciosamente si bien con respeto al gauchaje es proseguida por otros gauchos de historieta: El gaucho Carayá y, especialmente, Inodoro Pereyra (El Renegau), un excelente homenaje en clave humorística realizado por Roberto Fontanarrosa.

El Gaucho Matrero simbolizado por el Martín Fierro

Puesto que el Martín Fierro está visto como la «Biblia Gaucha», parece relevante utilizarlo como base principal para nuestro análisis del mito del gaucho matrero.

Este poema de José Hernández fue escrito en 1872 con el título «El Gaucho Martín Fierro» y su continuación «La vuelta de Martín Fierro» salió en 1879. Tiene la particularidad de no estar escrito correctamente en la forma culta de la lengua española, copiando fonéticamente la manera de hablar del gaucho. Gracias a este texto épico y poético, el gaucho dejó de ser una persona antisocial y «fuera de la ley» y ganó su imagen de héroe nacional argentino. Lo más seguro es que este poema sea el libro nacional de los argentinos.

Primeramente, esta obra responde a un contexto histórico muy particular, el del principio de la conquista del desierto. Ya sabemos que muchos gauchos fueron incorporados por la fuerza al ejército nacional. Pues es precisamente lo que le ocurre a Martín Fierro al principio del poema. A través de este texto, el autor consiguió hacerse escuchar y tener eco para sus propuestas a favor de la causa del gaucho. Nos cuenta la historia de un gaucho cuyo carácter heroico y fundamentalmente independiente se lo apropriaron los argentinos como representante de un carácter nacional. Denuncia con una fuerte tonalidad crítica los atropellos de que eran objeto los parias rurales.
Obedeciendo únicamente a su deseo de libertad, nuestro héroe nunca aceptará someterse a sus jefes militares, lo que causará su huida y su amistad con Cruz, un miembro de la policía que se vuelve delincuente al proteger a Fierro contra un ataque injusto por parte de sus compañeros. Por fin se retira del rancho con Cruz y deciden ir a tierras indígenas. Al leer esta obra, nos damos cuenta de algunos elementos característicos de la vida y de las costumbres del gaucho. El gaucho es muy sencillo respecto a sus instrumentos: caballo, facón, poncho, le cubren el problema de transporte, trabajo, defensa y abrigo. Cada uno de los instrumentos parece tener varios usos: el caballo es montura y compañía, y además le sirve en las peleas para protegerse la espalda; el facón instrumento de trabajo y defensa, y el poncho sirve para el frío y la lluvia, para dormir y, enrollado en un brazo, para pelear. Como alimentación, el asado se complementa perfectamente a nivel dietético con el mate, eta yerba amarga que se bebe en infusión dentro de agua caliente. Y, para alegrarse, la guitarra y luego el porrón de ginebra para ayudarse en ”un trance”. En cuanto a la arquitectura gauchesca, era el adusto rancho criollo de adobe con techo a dos aguas de paja, el fogón servía para "matear" , cocinar el asado y calentarse en invierno, el horno redondo de barro servía para hacer el pan y otras preparaciones, por ejemplo empanadas (el asado era hecho por los hombres, las otras comidas por las mujeres); en las cercanías del rancho solía ubicarse un pozo de agua dulce llamado aljibe (en especial si tenía brocal) o "balde" o "jagüel", tampoco faltaban los bebederos para los animales y los palenques para sujetar los caballos .
El gaucho, además de saber ocuparse de su rancho, caballo, ganado, etc. tiene que dominar un arte que tiene algo de ballet y mucho de juego, dónde se juega la vida: el duelo criollo. En el Martín Fierro se describen los duelos, que constituyen una mezcla de técnicas de astucia, de movimientos de danza y de apuesta de coraje.
Puesto que las labores de los gauchos no exigen tareas colectivas, la única comunidad existente no es de trabajo sino de diversión y son los bailes de pulpería el único momento social para una población aislada entre sí. Al principio, el narrador le pide permiso al lector para cantar. La necesidad de un público, un grupo social que sea depositario de lo cantado, es fundamental y en el Martín Fierro aparecen diálogos entre el cantor y el público. El lenguaje simbólico es muy rico y todo el proceso de la narración está referido a un modelo ecológico del ciclo de la naturaleza.
A causa de la ”ley de vagancia” establecida desde Bernardino Rivadavia el gaucho llega a ser una especie de esclavo pues, si no se "conchaba" por comida en alguna estancia cuyo patrón le firma ”la papeleta” (que certificaba que trabaja en su estancia) al detenerlo la policía sin certificado lo envía a las milicias de frontera por el "delito de vagancia". Como, por otra parte, tiene absolutamente negado el acceso a la tierra para trabajarla para sí, lo que pasa es que constituye una masa de mano de obra casi gratuita, a menos que opte por rebelarse ante esta injusticia convirtiéndose en un ’’gaucho matrero”.
El gaucho vive constantemente en un espacio exterior; su único ”adentro” era el ”adentro de su cuerpo”. Su habitat es la llanura pampeana, que, geológicamente,, es una llanura aluvional que se rellenó por sedimentación. Es importante conocer esto puesto que la topografía pampeana es una especie de ”mar-embalsamado”, tan horizontal como una mesa de billar. Debido a la insuficiente precipitación de las lluvias anuales, sólo crece pasto bajo no alcanzando la humedad para la formación de bosques. Como consecuencia de todo esto el gaucho (y antes de él, el indio) es una especie de navegante nómada de un mar verde e infinito (”el desierto” como se lo llamaba en el siglo pasado, pues los árboles existentes fueron luego plantados por el hombre) donde tiene que guiarse por el sol y las estrellas para no perderse.

Folclore gaucho

Sobre la base económica de la ganadería extensiva se gestó, desde los finales del s. XVII en la Banda Oriental (Uruguay) en una amplia región de la Argentina y en el Río Grande del Sur, una cultura peculiar del área, sustancialmente idéntica aunque en la misma se distinguieran modalidades locales. Esta cultura ganadera y ecuestre tradicional, generó un tipo humano y social similar, el gaucho de Uruguay y Argentina y el gaucho de Río Grande del Sur.

Corrida de sortija, en Mataderos (Buenos Aires)

La vida ecuestre, la alimentación carnívora, la ruda intemperie, los vientos tónicos del océano y de la Pampa, le crían magro, duro y ágil. Unos sujetan la cabellera con la vincha del indio, otros ponen sobre su suelta melena el sombrero panza-burro; todos usaban la bota de potro y el chiripá. El desierto y la soledad le hacen taciturno y silencio. La libertad y la abundancia le hacen altivo, hospitalario y leal. Del conquistador recibe el caballo y la guitarra; del indio el poncho, la vincha, el mate, y las boleadoras. Su lenguaje es mezcla de castellano arcaico, con elementos indígenas, a los que se agregan más tarde voces portuguesas y africanas.

Los gauchos eran y son también grandes jinetes, excelentes en las prácticas ecuestres siendo en lo hípico sus deportes preferidos el pato, las carreras cuadreras, la corrida de sortija, la doma, el juego de cañas, la cogoteada y la captura mediante boleadoras y lazo desde el caballo.

A menudo el caballo de un gaucho constituía todo lo que este poseía en el mundo. Un gaucho sin "flete" (caballo) dejaba de ser gaucho, algo muy difícil ya que en el campo argentino abundan las caballadas.

Sus tareas consistían básicamente en trasladar el ganado vacuno entre los campos de pastoreo, o hasta sitios de mercado como el puerto de Buenos Aires. La yerra consiste en marcar a fuego con el signo del propietario del ganado vacuno. La doma de potros era otra de sus actividades habituales. El de domador era un oficio especialmente apreciado en toda la Argentina y se mantienen vigentes las competencias de doma en festivales.


La principal alimentación del gaucho es el asado de carne vacuna en primer lugar, y de caprino tanto como de ovino en segundo lugar, aunque el verdadero gaucho cocina casi cualquier carne si es menester ya que es un dicho gauchesco "todo bicho que camina va a parar al asador"... (unas de las pocas carnes que tiene en calidad de "tabú" el gaucho son las de sus amigos incondicionales: caballo, el perro e incluso el gato doméstico), asado que prepara a las brasas y muchas veces sin quitarle el cuero a la carne. Principalmente en el noroeste de la Argentina (aunque se encuentra difundido de diversas formas en casi todo el país), forma parte de la dieta el "locro", un guisado a base de maíz (u otro componente vegetal) con carne. La bebida alcohólica que mayormente consumían hasta fines de siglo XIX era la ginebra traída en importantes cantidades, y a precios accesibles entonces, principalmente desde Holanda (más importante región de los Países Bajos).

En sus ratos libres era y es frecuente que los gauchos bebieran y beban la infusión típica llamada mate que tradicionalmente consumen en una calabaza ahuecada sorbiendo la infusión mediante una bombilla, el agua para el mate se calienta (sin hervir) sobre fogones en un recipiente llamado pava o caldera (los dos nombres corresponden al mismo recipiente que recuerda a una tetera).

Solían reunirse en las pulperías, lugar de aprovisionamiento para el medio rural, donde se realizaban intercambios y se sociabilizaba. Allí se reunían los vecinos del pago y los viajeros de paso. Tomaban bebidas alcohólicas (caña quemada,ginebra, vino, aloja ), jugaban a la taba y a las cartas (por ejemplo el truco), o entraban en diversos tipos de duelos incruentos como el malambo (originalmente competencia de zapateo entre hombres) y payadas al son de guitarras o carreras a caballo llamadas cuadreras, o "jineteadas" de destreza ecuestre (ya referidos: sortija], doma, pato etc), ocasionalmente y por diversos motivos (los más usuales eran los "por polleras", es decir la rivalidad por el amor de las mujeres) se producían duelos criollos a faconazos, para esta eventualidad casi todos los gauchos frecuentemente se entrenaban utilizando, en lugar de facones, palos con la punta carbonizada; tal entrenamiento es también un juego llamado muchas veces "ojeo" ya que los contendientes tienen que predecir rápidamente, principalmente con la mirada, cómo atacará el adversario.

Además de expertos jinetes, arrieros, reseros y domadores (hasta inicios de siglo XIX era frecuente que los varones gauchos comenzaran a montar a caballo desde la temprana infancia), muchos gauchos se destacaron y destacan por el conocimiento del territorio y sus condiciones climáticas, a tal capacidad se le da el nombre (procedente de los marineros del s XVI) de "baquía" y se llama "baquianos" o "baqueanos" a los gauchos más expertos en "baquía", otra capacidad próxima a la baquía es la de "rastreador", un rastreador es aquel que puede seguir la huella o rastro de otro ser humano o de un animal por varias leguas, ambas cualidades han sido recordadas laudatoriamente por alguien que se declaraba enemigo de los gauchos: Domingo Faustino Sarmiento (quien era hijo de un arriero).

Muchos gauchos, en su mayoría categorizados por las autoridades de su época como "bandidos rurales", han pasado a recibir la devoción popular:(Véase:Gauchos considerados milagrosos (en Argentina)). Pero el ultimo decendiente mas buscado por los italianos se encuentra en la ciudad de aysen-Chile

Las pilchas y los avíos

Toda indumentaria de gaucho usualmente es llamada pilcha (tal palabra de origen indígena luego ha pasado a ser parte del lunfardo): la vestimenta típica del gaucho tiene la impronta de la de los jinetes andaluces a la que suma un poncho (gran capa talar o capote tipo manta con un tajo en el centro para pasar la cabeza), un facón (cuchillo de gran tamaño), un rebenque o talero y pantalones amplios llamados bombachos, sostenidos con un cinturón con una faja de lana tejida y un ancho cinturón de cuero adornado a veces con monedas (llamado tirador) (véase más adelante rastra), y un "chiripá", lienzo atado a la cintura como un pañal, una de cuyas funciones era proteger del frío (el frío fue llamado muchas veces con la palabra quechua del mismo significado: "chiri"). El poncho, como el hábito de tomar mate, fueron tomados del "indio"; por ejemplo, de los aborígenes het tomó el gaucho una de sus más singulares armas: la boleadora; así como el caballo, el "chambergo" (sombrero alar), la guitarra eran herencia de los conquistadores españoles. El gaucho solía montar con las llamadas "botas de potro", que no tenían tacones y eran abiertas en las puntas, de modo que los dedos de los pies quedaban descubiertos. Otro elemento típico de la indumentaria del gaucho son sus cinturones, los más conspicuos son llamados rastras y consisten en cinturones anchos de cuero blanco graneado, trabajado con alumbre. En los siglos XVII y XIX complementaban estas vestimentas cubriédose la entrepierna con una lienzo a modo de pantalón recogido en la cintura llamado chiripá, al parecer originario del litoral argentino, que era sostenido con la rastra que se prendía con presillas diversas, a veces de metal de plata. De acuerdo con su condición económica o laboral, este adorno solía tener características lujosas, incluso con incrustaciones de monedas o figuras de plata y oro. Se cubrían el torso con el poncho , prenda originaria del norte argentino, muy común también en otras zonas de América, solían apreciarse los ponchos de vicuña muy abrigados al tiempo que livianos, los "ponchos pampas" (tejidos por los indígenas pampas practicamente impermebales a la lluvia), los "ponchos calamacos" tejidos principalmente en Santiago del Estero, los rojos ponchos salteños, los ponchos marrones muchas veces tejidos con pelo de panza de chulengo (cría de guanaco) etc, al poncho de uso habitual y desgastado se le llamaba en ciertas zonas "poncho soró". Las posteriores botas de cuero curtido y con tacones (botas fuertes) era un bien relativamente caro, aunque la mayoría de los gauchos ahorraba dinero para obtenerlas y lucirlas en las festividades patronales, fiestas patrias y en las danzas. A fines del siglo XIX las botas solían ser llamadas "botines patrios" ya que eran las mismas que usaban los soldados. Las botas del gaucho argentino norteño solían y suelen tener pliegues que recuerdan a un fuelle, es decir con la pierna de cuero "acordoneada", como manera de defensa del monte y de la eventual mordedura de serpientes. Tales botas se acompañan con espuelas, destacándose las grandes espuelas de plata llamadas "nazarenas" (así llamadas porque sus grandes aguijones recuerdan remotamente a la corona de espinas con la que, según los Evangelios, fue torturado Jesús quien procedía de Nazaret). Los adornos con apliques de metal (virolas), frecuentemente eran facturados con monedas de plata (patacones y rastras). Los ponchos y nazarenas suelen ser hasta el día de hoy verdaderas obras de arte, aunque en los trajines cotidianos el gaucho suele usar a modo de cinturón una faja de lana artísticamente tejida.

Pese a que existe un estilo de vestimenta gaucha que trasciende al tiempo (ya que es ropa de jinete preparada para duros trajines rurales), se puede decir que han existido modas durante los siglos: hasta aproximadamente los 1860 el gaucho usaba casi siempre la bota de potro, "calzoncillos" o leones (especie de pantalones que solían tener bordados rústicos llamados crivados en la parte del tobillo), sobre los "calzoncillos" el chiripá, una camisa holgada, una pañoleta que además del cuello cubría también la cabeza y sobre la pañoleta un estrecho sombrero de cuero llamado panza de burro, en las partes septentrionales (NOA, NEA, Paraguay, Río Grande del Sur fue más común el uso de chambergos de grandes "alas" para cubrir mejor la cabeza ante el Sol), hacia los referidos años 1860 se produce un gran cambio: como resagos de la Guerra de Crimea llegaron al área rioplatense gran cantidad de pantalones bombachos que habían sido tejidos en gran cantidad en las fábricas de Europa para los regimientos de zuavos (los zuavos llamaban a estos pantalones "seruel") que participaron en dicha guerra, vendidos a muy bajo precio pasaron a ser indumentaria común de los gauchos (estos pantalones pese a su tela delgada crean una buena aislación térmica y se pliegan fácilmente cuando se marcha por terrenos accidentados o cubiertos de altas hierbas), un tipo de pantalón bombacho de tela rústica por su color grisaceo algo moteado pasó a ser llamado "bataraz". La fuerte inmigración vasca ocurrida en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX difundió el uso de la boina y las alpargatas entre los gauchos (particularmente en la zona de la Pampa Húmeda), en el siglo XX y a principios de siglo XXI es frecuente el uso de un chambergo oscuro de alas medianas, semejante al sombrero de los huasos.

Entre los "avíos" o equipos básicos del gaucho han estado y están las sillas de montar de diversas formas; estas sillas son usadas principalmente en zonas montañosas existiendo variaciones regionales de las mismas acorde al terreno y clima, en los suelos relativamente llanos las sillas de montar gauchas eran de arzones bajos; los arzones practicamente desaparecieron en los 1870s quedando expuesto el par de chorizos que unidos con lonjas ed cuero se ajustan al lomo del caballo, también para ese entonces surge el recado de bastos y bastos de sogas, en las zonas llanas como la pampeana es más frecuente el apero que en lugar de una silla propiamente dicha consta de diversos cobertores plegados y sobrepuestos encima del lomo de la cabalgadura, de arriba hacia abajo, son: el cinchón o sobrecincha o pegual, el sobrepuesto, el cojinillo, la cincha ancha con encimera y correones de los que cuelgan los estribos largos, los bastos o pomillos, grandes caronas lisas, la jerga o matra, la sudadera o bajera , cuando el gaucho se pone a dormir de noche a la intemperie parte de esos cobertores le sirve de rústica colchoneta y parte de cobija. Los arreos, riendas, cabezadas y tiradores, con que monta su caballo suelen ser de cuero preferentemente de yeguarizo trenzado con algunos adornos o partes necesariamente metálicas -como el freno para tascar al caballo- (en lo posible de plata), los estribos también varían aunque suelen ser elaborados con maderas duras labradas: unos son circulares, otros recuerdan las puntas de zuecos, más modernamente se utilizan estribos de metal.

Es de notar que la forma de andar a caballo típicamente gaucha reune elementos del montar a la jineta procedentes de Noráfrica y montar a la brida que tiene procedencias centroasiáticas y centroeuropeas, el freno corresponde al modo brida, el estribo largo, el caballo es dirigido como en el modo jineta con ambas riendas sin embargo como en la brida predomina la mano más baja.

En las zonas donde abundan las plantas espinosas (por ejemplo zonas del Chaco y del Noroeste) los gauchos añaden a las sillas de montar grandes cueros que les resguardan las piernas cuando galopan, tales cueros se llaman "guardamontes"; en zonas húmedas donde puedan asechar serpientes utilizan unas especies de polainas, o mejor dicho, grebas de cuero grueso que cubren gran parte de las piernas (esto se observa mucho en la provincia de Corrientes y en Paraguay).

Danzas gauchas

Las danzas típicas son la zamba, lenta y melancólica y otras alegre, que se baila en parejas y agitando ligeramente un pañuelo haciéndole el varón un meneo y zapateo especial a la mujer, este movimiento se llama "florio"; el gato y la chacarera, más vivaces y muy extendidos en Santiago del Estero , en Cuyo la danza emparentada con la zamba es la cueca. Todas las anteriormente citadas son danzas de pareja (varón y mujer), y son instrumentadas con guitarra española, bombo, y eventualmente con violín y piano. El malambo es una danza gimnástica rápida y esplendorosa únicamente de varones(aunque en la actualidad se es mas tolerante en cuanto a la participacion de algunas mujeres,pero respetando una vestimente grupal que tenga colores similares), que consiste en un zapateo vigoroso e improvisación de figuras con los pies y las piernas, el malambo es una suerte de duelo coreográfico donde gana quien demuestra más habilidad. En algunos lugares de la Argentina se expresa con expectacularidad mediante el uso en el baile de destrezas con lanzas y boleadoras. Algunas corrientes interpretativas sugieren que el malambo emula el bellaqueo del potro indómito cuando es sujetado o montado por el hombre. A las danzas reseñadas se añaden otras, entre las cuales se destacan la vidala, las coplas norteñas, la milonga surera o campera, y el virtuoso chamamé en "el Litoral" argentino así como en Tarija y Santa Cruz (Bolivia), Paraguay, gran parte de Río Grande del Sur, oeste de Santa Catarina, sur del estado de Paraná, Mato Grosso do Sul (estados de Brasil).

Con la guitarra (llamada hasta mediados del siglo XIX arcaicamente "vigüela" y luego "viola" -aunque se trate de una guitarra y no de los instrumentos vihuela y viola propiamente dichos), se llevaban a cabo las conocidas payadas en las pulperías, diálogos en versos; auténticas competencias de ingenio entre dos trovadores, actualmente existen certámenes instituidos de payadas. Desde el siglo XX, las payadas ya no tienen como ámbito principal las pulperías sino eventos específicos, verdaderos certámenes entre ellos las peñas. Las payadas suelen versar sobre temas cotidianos, pero también sobre grandes temas universales, y la habilidad del payador consistía en improvisar una o más cuartetas en versos octosilábicos sobre el asunto que proponía su rival.


*: una letra de una de las miles de anónimas zambas comienza con este enunciado: "Desde el Norte traigo e'nel alma / la alegre zamba que canto aquí/ y que bailan los tucumanos con entusiasmo propio de allí".

Véase también

Referencias

  1. http://www.scribd.com/doc/17421008/DICCIONARIO-QUICHUA Diccionario Quechua-Español
  • Terra, Mano. A influência do gaúcho na cultura de três países. Edição eletrônica. Artigo para a FAO. (en portugués)

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