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El hombre lobo, también conocido como licántropo, es una criatura legendaria presente en muchas culturas independientes a lo largo del mundo. Se ha dicho que este es el más universal de todos los mitos (probablemente junto con el del vampiro), y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de los hombres lobo o de otras clases de «hombres bestia». Realmente no hay que confundir los términos: licántropo es aquel hombre que, debido a algún trastorno psicológico, cree haber asumido el aspecto, voz y comportamiento de un lobo, a pesar de que realmente no haya sufrido ninguna transformación física; lo cual lo lleva a actuar de acuerdo a ello, entiéndase matando y cometiendo actos de canibalismo. Por su parte, el hombre lobo es tradicionalmente un hombre que, por efectos de magia o por propensión natural, posee la habilidad de transformar su aspecto en el de un lobo. Todas las características típicas de aquel animal - como son la ferocidad, la fuerza, la astucia y la rapidez- son en ellos claramente manifiestas, para desgracia de todos aquellos que se cruzan en su camino. Puede permanecer con su aspecto animal únicamente por espacio de unas cuantas horas, o bien permanentemente.[cita requerida]
En el folclore y la mitología, un hombre lobo es una persona que se transforma en lobo, ya sea a propósito o involuntariamente, a causa de una maldición o de otro agente exterior. El cronista medieval Gervase de Tilbury asoció la transformación con la aparición de la luna llena, pero este concepto fue raramente asociado con el hombre lobo hasta que la idea fue tomada por los escritores de ficción moderna. La mayoría de las referencias modernas están de acuerdo en que un hombre lobo puede ser asesinado si se le dispara una bala de plata, aunque esto es producto de la narrativa moderna y no aparece en las leyendas tradicionales. Como dato adicional, en versiones modernas, se agregó la idea que ha existido una fuerte rivalidad entre vampiros y hombres lobo, debido a que pertenecen a una misma raza de criaturas. [cita requerida] Los licántropos, al haber renunciado a los poderes vampíricos para obtener una forma física superior, se ganaron el rencor de sus parientes. [cita requerida]
Nadie sabe con exactitud cuándo se originaron las leyendas sobre hombres lobo. Puede que se trate de una superstición tan antigua como la humanidad misma, originada como explicación de diversas patologías. Así parecen indicarlo algunos casos datados, como, en España, el de Manuel Blanco Romasanta, en cuya vida se basan las películas El bosque del lobo, y Romasanta. La caza de la bestia (2004).
Etimología
La palabra licántropo viene del latín lycanthropus y este a su vez del < griego λύκος, lýkos ['lobo'] ; άνθρωπος, ánthrōpos ['hombre']; o lobizón que viene del portugués lobisomem (lobo + homem), «hombre-lobo».
Características
En algunos países y culturas otros animales desempeñan el papel del hombre lobo. Así, en África aún se cree en hombres hiena u hombres leopardo; en India se pensaba que los tigres enemigos de los hombres eran capaces de convertirse en humanos para atraer a estos y en la Amazonía Colombiana,ecuatoriana, peruana y brasileña se cree que el delfín rosado o bufeo se transforma por la noche en un apuesto varón, para seducir y luego robar a las mujeres, aunque con la intención de reproducirse. Abundan hasta hoy en Latinoamérica las leyendas de los «hombres-tigres», asociados con yaguaretés, jaguares, otorongos o pumas ya que éstas son las fieras más temidas en ese continente. Los dos mitos más importantes son: el runa uturuncu, «indio-tigre» u «hombre-puma» en el quichua del noroeste argentino;[1][2] b) el Yaguareté-Abá o «tigre-capiango» de las leyendas guaraníticas del noreste argentino y Paraguay.[3][4] Estas leyendas aparecen también en la obra póstuma del poeta Leopoldo Lugones.[5]
El mito de los hombres lobo parece originario de Europa, y estaba muy vinculado con otras supersticiones y la magia negra. El mito es esencialmente masculino y, entre las causas de que un ser humano se convirtiera en hombre lobo, las más frecuentes eran las siguientes:
- Ingerir ciertas plantas vinculadas tradicionalmente con los lobos y la magia negra.
- Beber en el mismo lugar donde lo hubiera hecho un lobo.
- Cubrirse con la piel de un lobo.
- Dormir desnudo a la luz de la luna llena.
- Usar una prenda hecha de piel de lobo.
- Adquirir la capacidad de transformarse en lobo mediante magia y sortilegios.
- Ser el séptimo hijo varón de una familia y no ser bautizado (ver Lobizón).
- Ser mordido por otro Hombre Lobo. Esta última forma era la más común.
- Tener relaciones sexuales con un hombre lobo.
- Nacer después de mellizos o gemelos siendo hijo varón.
En todos los casos la explicación tradicional del mito parece solapar la violación de alguna norma natural o social. Puede, como el más moderno y literario mito de El hombre y la bestia, resumir las tendencias conscientes y sociales del hombre y sus tendencias pulsionales inconscientes, incluso más que pulsionales: instintivas previas a la socialización del sujeto.
Según la tradición, la mayoría de los hombres lobo no se transforman en tales voluntariamente (sólo los magos y los hombres lobos auténticos, es decir, no malditos, pueden hacerlo); son víctimas de una maldición, y sufren enormemente a la hora de su metamorfosis. Lo que es peor, al transformarse pierden completamente la conciencia humana y se vuelven peligrosos, incluso para sus seres queridos. La única manera de librar a un hombre lobo de su maldición es dándole muerte, lo cual no es nada fácil; debe hacerse con un instrumento de plata, ya sea un bastón, un cuchillo o una bala.
Un hombre lobo es un hombre completamente normal la mayor parte del tiempo, y se comporta de manera natural, aunque un poco velludo, y con los sentidos más desarrollados (especialmente el olfato), además de estar en buen estado de salud y forma física.
No es sino durante la noche de Luna Llena cuando se transforma, pues la luz de este astro es la que controla sus transformaciones. Aunque varía según las versiones, el aspecto de un Hombre Lobo transformado puede ir desde un Lobo auténtico aunque más grande de lo normal, hasta un humanoide peludo y con colmillos que va en busca de carne humana.
Transformación en hombre lobo
Las leyendas históricas describen una gran variedad de métodos para convertirse en hombre lobo. Una de las más sencillas es la de desnudarse y usar un cinturón hecho de piel de lobo, probablemente un sustituto de asumir toda la piel del animal que también es frecuentemente descrita para este proceso. En otros casos el cuerpo se frota con savia mágica. Otras maneras también consideradas para lograr la metamorfosis son el beber agua que esté sobre la huella del animal o beber de ciertas fuentes encantadas. 'Olaus Magnus u Olaus Vormius dijo que los hombres lobo de Livonia fueron iniciados al drenar una copa de cerveza especialmente preparada mientras se repetía una fórmula. Ralston, en sus Canciones sobre la gente rusa da una forma de encantamiento que aún es familiar en Rusia. También se dice que cuando una mujer da luz a seis niñas, nacerá un séptimo varón y será un hombre lobo.
En el folclore gallego, portugués y el de Argentina y Brasil, es el séptimo de los hijos varones. Destaca que esta creencia estuvo tan extendida en Argentina y Paraguay, donde el hombre lobo derivo o se fusiono en la leyenda del ser llamado el lobizón o luisón, en que los séptimos hijos eran abandonados, cedidos en adopción o asesinados. En 1907 el presidente de Argentina hizo el primer padrinazgo oficial, y en 1973 emitió un decreto para legalizar esta costumbre. El Estado ahora les otorga una medalla de oro en su bautismo y una beca escolar hasta la edad de 21 años. Esto logró finalizar con los abandonos de niños, y aún es tradicional que el presidente sea el padrino de los séptimos hijos.
En otros casos la transformación se logra supuestamente mediante agentes satánicos a los que se somete voluntariamente, y eso se hace con los fines más desagradables, en particular por la gratificación del anhelo de la carne humana (la carne humana que el licántropo puede anhelar puede entenderse como tal -es decir, una antropofagia relacionada con casos de psicosis- o, puede entenderse figuradamente como el deseo sexual sin censura alguna. Richard Verstegan escribió:
«Los hombres-lobo, son ciertos hechiceros, que al untar sus cuerpos con un ungüento que ellos elaboran con el instinto del diablo, y lo ponen en cierta faja encantada, no sólo a la vista de otros lucen como Lobos, sino que su propio pensamiento tiene la forma y naturaleza de lobos, tan pronto como estos visten la faja mencionada. Y disponen de sí mismos como Lobos, al mordisquear y matar, en especial a criaturas humanas»Richard Verstegan Restitution of Decayed Intelligence, 1628
Tales eran los puntos de vista acerca de la licantropía a través de Europa Continental cuando Verstegan escribió: «Los ungüentos y las savias en cuestión pueden contener agentes alucinógenos (en particular los derivados de la belladona)».
Hay teorías que dicen que a los licántropos, cuando no están convertidos en lobos, el pelo de lobo les crece hacia adentro, y cuando es lobo, le crece la piel hacia adentro; así que cuando se transformase, le daría vuelta a su propia piel.
También existen varios métodos para eliminar la forma bestial. El más simple era el acto de desencantar (funcionando en sí mismo o en una víctima), y otro era el retiro del cinturón o piel del animal. Otros métodos de posibles curas son: arrodillarse en un punto durante cien años, ser reprochado por ser un hombre lobo, ser saludado con el signo de la cruz, ser llamado tres veces por el nombre bautismal, ser golpeado tres veces en la nuca con un cuchillo, o al menos derramar tres gotas de sangre. Muchos cuentos folclóricos europeos incluyen lanzar un objeto de hierro sobre o hacia el hombre lobo, para que éste revele su forma humana.
El hombre lobo fue el mito más original que se ha visto en la actualidad desde los tiempos antiguos hasta las actuales épocas.
Como diferenciar a un hombre lobo de otro
A diferencia de los auténticos hombres lobo, las víctimas de la licantropía tienen únicamente dos aspectos: el humano y el animal o el humano y el de bestia humana. Cuando no se encuentra bajo la apariencia de un ser humano, la víctima de licantropía posee la mente de un animal; no sabe lo que hace y tampoco puede controlar sus acciones. Sin embargo, los hombres lobos auténticos, también llamados purasangres, saben lo que hacen y controlan sus transformaciones. Se cree que los brujos y chamanes pueden crear un vínculo muy cercano con sus animales, lo que les da una serie de ventajas respecto a los hombres lobo malditos que ellos saben aprovechar. El brujo deja su forma humana por un tiempo determinado, para adquirir la de un animal elegido. Existen varias versiones de cómo se logra esta metamorfosis:
- Se dice que se «fragmenta», para lo cual se desprende, de modo deliberado, de parte de su cuerpo (los ojos, las piernas, un brazo o, incluso, los intestinos), de este modo si se quiere acabar con un Nahual, el mejor método es seguirle y observar donde realiza su transformación, robarle la parte del cuerpo de la que se desprendió ya que de este modo le será imposible volver a su forma original y al amanecer morirá.
- Otra más afirma que el cuerpo dormido del brujo permanece en su casa, mientras su espíritu vaga en la figura de animal. En este caso, para evitar que alguien toque su cuerpo dormido, el Nahual debe dar siete volteretas.
Las tradiciones de hombres lobos han existido en todo el mundo desde épocas prehistóricas. El que los brujos puedan transformarse en animales es uno de los secretos más peligrosos de su magia. Para volver a la normalidad, bastaba que comieran los brotes del zarzal o el rosal, que besasen el atrio de un santuario, que recibiesen tres cuchilladas en la frente o que perdieran tres gotas de sangre. Estos licántropos adquirían habilidades ocultas al transformarse, tales como una acelerada regeneración o el control de otros animales (caballos, liebres, etc.), entre otros.
Historia
Muchos países y culturas europeas tienen historias sobre hombres lobo, incluyendo España, Grecia (lycanthropos), Bulgaria (varkolak, vulkodlak), Serbia (vukodlak), Rusia (volkodlak), Polonia (wilkolak), Rumania (vârcolac), Inglaterra (werewolf), Alemania (Werwolf), Suecia (Varulv), Francia (loup-garou), Galicia (lobishome, lobo de xente), Portugal, Brasil y Paraguay (Luisón o Lobizón, lobisomem), Argentina (Lobizón) México (nahual), Lituania (vilkolakis y vilkatlakis) y Estonia (libahunt).
Según la leyenda, el primer hombre lobo reconocido fue Licaón, rey de Arcadia, Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad.
Al enterarse, el dios Zeus quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que le sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo suyo).
Zeus se dio cuenta, por supuesto, y, encolerizado, condeno a Licaón a convertirse en lobo, y a que todos sus descendientes serían también hombres lobo. Hoy se conoce como licaón al perro salvaje africano, un pariente de los lobos.
La historia de Licaón provee uno de los primeros ejemplos de la leyenda del hombre lobo. De acuerdo a la historia de Licaón, este se transformaba en un lobo como resultado de comer carne humana; un testigo que estuvo presente en un sacrificio periódico en el Monte Licaón dijo sufrir un destino similar. Plinio el Viejo, dijo citando a Euanthes (Historia Naturalis viii. 22/34. 81): que un hombre de la familia de Anthus fue seleccionado por Lot y fue llevado a un lago en Arcadia, donde colocó su ropa en un árbol y nadó a través del lago. Esto dio como resultado su transformación en un lobo, y vagó en esta forma durante nueve años. Entonces, si durante este tiempo él no atacaba a ningún ser humano, tendría la libertad de nadar de regreso y volver a su forma original.
Probablemente las dos historias son idénticas, aunque no se haya mencionado del sacrificio de Licaón por los descendientes de Anteo. Heródoto (iv. 105) menciona que la tribu Neuri, un pueblo que él ubica al noroeste de Escitia, se transformaban anualmente durante algunos días. Virgilio también estuvo familiarizado con la transformación de seres humanos en lobos (véase Eglogas viii. 98). En la novela Satyricon, escrita por Gayo Petronio cerca del año 60, uno de los personajes recita una historia sobre un hombre que se convierte en lobo.
A partir de ese momento los hombres lobo parecen haberse multiplicado, al llegar la Edad Media, los cuentos de hombres que se transformaban en lobo eran comunes y la gente tenía tanta fe en ellos que ni siquiera se atrevía a salir de noche al bosque. Hay que recordar que en aquellos tiempos los lobos auténticos eran comunes y no era raro que atacaran a las personas. Más tarde los lobos fueron cazados y exterminados en gran parte de su área de distribución, pero el temor a los hombres bestia siguió igual de fuerte que antes.
Según las creencias armenias, hay mujeres que a consecuencia de pecados mortales están condenadas a pasar siete años bajo la forma de un lobo. Un espíritu llega a tales mujeres y les da la piel de lobo. Éste les ordena ponérsela, y tan pronto como lo hacen aparecen marcas de lobo en su mano derecha. Una vez que su naturaleza es conquistada, se come a sus propios hijos, uno por uno, después devora a los hijos de sus parientes de acuerdo a la cercanía genealógica, y finalmente ataca a los niños ajenos a su familia. Pasa a vagar entonces solamente durante la noche, y las cerraduras y puertas se abren en su aproximación. Cuando está cerca la mañana, vuelve a su forma humana y se quita la piel de lobo. En estos casos la transformación es involuntaria. Pero junto a esta creencia sobre metamorfosis involuntaria, se encuentran las creencias de que los seres humanos pueden transmutar en animales a voluntad y después reasumir su forma original.
En particular, Francia parece haber sido infestada con hombres lobo durante el siglo XVI, por lo que fueron numerosos los consecuentes juicios. En algunos casos, por ejemplo, los de la familia de Gandillon en el Jura, el sastre de Chalons y de Roulet, todo ocurriendo en el año 1598, había clara evidencia en contra del acusado de asesinatos y canibalismo, pero ninguno asociado con lobos; en otros casos, como el de Gilles Garnier en Dole, 1573, hubo clara evidencia de existencia de algún lobo, pero ninguna en contra del acusado; en todos los casos, con muy pocas excepciones, había una predisposición del acusado en confesar e incluso en detallar las circunstancias de la metamorfosis, la cual es una de los temas recurrentes de brujería medieval. Aun cuando esta fiebre de licantropía (de ambos, acusadores y sospechosos) llegó a su cenit, se decidió en el caso de Jean Grenier en 1603, en Burdeos, que la licantropía no era más que una ilusión enfermiza. Desde entonces el loup-garou dejó de ser considerado como un herético peligroso, y regresó a su posición pre-cristiana como una simple amenaza «lobo-hombre». Las mujeres-lobo (lubins o lupins) fueron consideradas en Francia, no obstante, como hembras tímidas e inofensivas, en contraste con los temidos loup-garou.
De acuerdo con los obispos Olaus Magnus y Majolus, en las provincias de Prusia, Livonia y Lituania, los hombres lobo del siglo XVI eran más destructivos que los «auténticos lobos», y su heterodoxia surge de la aserción de los obispos católicos de que ellos formaron una «escuela maldita» de aquellos «deseosos de las innovaciones contrarias a la ley divina».
Sin embargo, al principio del siglo XVII en Inglaterra, los castigos por brujería eran aun perseguidos celosamente por James I de Inglaterra, para entonces el lobo ya estaba extinto hace largo tiempo, por lo que este piadoso monarca estaba libre (Demonologie, lib. iii.) de acusar a los ware wolfes como víctimas de una ilusión inducidas por una «superabundancia de melancolía natural». Solamente las criaturas pequeñas tales como el gato, las liebres y la comadreja permanecían como vehículos para que el hechicero malo se transformase en ellos.
Los hombres lobo de la dispensación cristiana no eran todos considerados como herejes o viciosamente dispuestos en contra de la humanidad. De acuerdo con Baronius, en el año 617, se presentó un grupo de lobos en un monasterio, y destrozaron a varios frailes quienes mantenían opiniones sobre herejía. Los lobos mandados por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos de la armada de Francesco Maria, duque de Urbino, quien había llegado para saquear el tesoro de la Santa Casa de Loreto. Un lobo vigiló y defendió a San Edmundo Mártir, rey de Inglaterra ante las bestias salvajes. San Odo, Abad de Cluny, asolado por una manada de zorros, fue liberado y escoltado por un lobo (A. de Gubernatis, Zoological Mythology, 1872, vol. ii. p. 145). Gran parte de los hombres-lobo eran personas inocentes y temerosas de Dios, que sufrían a través de embrujos de otros, o simplemente estaban destinados a un destino infeliz, y quienes en forma de lobo se comportaban de una manera admirable, honrando y protegiendo a sus benefactores. El Bisclaveret en el poema William y el Hombre-lobo de Marie de France (c. 1200), el héroe perteneció a esta clase y los numerosos príncipes y princesas, damas y caballeros, quienes aparecieron temporalmente en forma de bestias en los cuentos de hadas alemanes (o Märchen). Véase Blanca Nieves y la Rosa Roja, donde el oso feroz es realmente un príncipe encantado.
De hecho, el poder de transformar a otros en bestias salvajes no sólo fue atribuido a hechiceros malignos, sino también a santos cristianos. Omnes angeli, boni et mali, ex virtute naturali habent potestatem transmutandi corpora nostra (Todos los Ángeles, buenos y malos, tienen el poder de transmutar nuestros cuerpos) fue la sentencia de Santo Tomás de Aquino. San Patricio transformó a Vereticus, un rey de Gales, en un lobo; y San Natalio maldijo a una ilustre familia irlandesa con el resultado de que cada miembro de ella estaba condenado a ser un lobo por siete años. En otras historias la voluntad divina es más directa, en Rusia, se supone que los hombres se convierten en hombres lobo al incurrir en la cólera del diablo.
Ciertas creencias sobre el hombre lobo se basan en acontecimientos documentados. La Bestia de Gévaudan era una criatura que aterrorizó el área general de la provincia de Gévaudan, en el actual Departamento de Lozère, en las Montañas de Margeride al sur de Francia, en el lapso de 1764 a 1767. La bestia fue descrita frecuentemente como un lobo gigante, atacando al ganado y a seres humanos sin distinción. Fue abatida, según los relatos, por Jean Chastel con una bala de plata, de allí el mito de que los hombres lobo solo pueden matarse con este artilugio.
Teorías de su origen
Se ha propuesto una teoría reciente para explicar los episodios de hombres lobo en Europa durante los siglos XVIII y XIX. El cornezuelo, cuya ingestión causa envenenamiento, es un hongo que crece en los lugares donde se cultiva centeno en temporadas húmedas, después de inviernos muy fríos. El envenenamiento por cornezuelo normalmente afecta pueblos completos o por lo menos las áreas pobres de los pueblos, provocando alucinaciones, histeria colectiva y paranoia, así también como convulsiones y en algunas ocasiones la muerte (el LSD se deriva del cornezuelo). El envenenamiento por consumo de cornezuelo se ha propuesto como causa de los individuos que creían ser un hombre lobo, o de todo un pueblo que creyó haber visto a un hombre lobo.
Como la mayoría de los intentos de usar la ciencia moderna para explicar creencias religiosas y folklore, esta teoría es controvertida e insatisfactoria. Por ejemplo, no explica por qué los brotes de histeria sobre brujería y las leyendas de transformaciones en animales que existen alrededor del mundo, incluyendo en lugares donde no hay cornezuelo del centeno. La histeria y la superstición han existido a través del mundo por toda la historia registrada, y, generalmente hablando, el envenenamiento por consumo de hongos no es la razón de todos estos acontecimientos.
Similarmente, algunos investigadores modernos han intentado utilizar condiciones tales como rabia, hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo sobre el cuerpo entero) o porphyria (un desorden enzimático con síntomas que incluyen alucinaciones y paranoia) como explicación para la creencia del hombre lobo, aunque los síntomas de esas dolencias no emparejan completamente con el folclore o la evidencia de los episodios de histeria colectiva.
También existe un raro desorden mental llamado Licantropía clínica, en la que la persona afectada tiene una ilusoria creencia de que él o ella se está transformando en otro animal, aunque no siempre es un lobo o un hombre-lobo.
Otros creen que las leyendas de hombre-lobo nacieron como parte del chamanismo y tótems, animales en las culturas primitivas basadas en la naturaleza. El término «teriantropía» ha sido adoptado para describir un concepto espiritual en el que el individuo cree que él o ella tienen el espíritu o alma, en su totalidad o en parte, de un animal no-humano.
Bíblicamente hablando, no se conocen referencias.
Hombres lobo en la ficción moderna
El proceso de transmutación es descrito como doloroso en muchos filmes y obras de literatura. El lobo que resulta es típicamente astuto pero sin piedad, y propenso a devorar y a la matanza de gente sin remordimiento, sin importar el carácter moral de la persona cuando este es humano. La forma que asume el hombre lobo no es siempre de un lobo ordinario, sino que a menudo son antropomorfas o pueden ser de otra manera más grandes y poderosas que un lobo ordinario. Muchos hombres lobos modernos son también supuestamente inmunes al daño causado por armas ordinarias, siendo solo vulnerables ante objetos de plata (generalmente una bala o un cuchillo). Esta reacción negativa a la plata es a veces tan fuerte que tan solo el tacto con el metal en la piel de un hombre lobo causará quemaduras. La ficción actual sobre el hombre lobo implica casi exclusivamente la licantropía como una condición hereditaria o siendo transmitida como una enfermedad por la mordedura de otro hombre lobo.
Recientemente, la descripción de los hombres lobo ha tomado un giro más comprensivo en algunos círculos. Con la llegada del medioambientalismo y otros ideales de retorno a la naturaleza, el hombre lobo se ve como la representación de la humanidad aliada con la naturaleza. Un ejemplo típico de esta perspectiva se puede considerar en el juego de rol Werewolf: The Apocalypse, en el cual los jugadores toman el papel de un hombre lobo que trabaja en nombre de Gaia, en contra del espíritu destructivo sobrenatural llamado Wyrm, que representa las fuerzas destructivas de industrialización y contaminación.
El autor Whitley Strieber exploró previamente estos temas en sus novelas The Wild (en las cuales se retrata al hombre lobo como medio con el que se trae de vuelta a la naturaleza la inteligencia y espíritu humano) y The Wolfen (en el que los hombres lobo se retratan como depredadores de la humanidad, actuando como control «natural» en su población ahora que han sobrepasado los límites tradicionales de la naturaleza).
La escritora J. K. Rowling incluye en sus libros de Harry Potter a un licántropo llamado Remus Lupin, el cual en los períodos de luna llena se toma una poción para lograr tener su forma lobuna pero con una mentalidad humana. También se menciona a otro licántropo llamado Fenrir Greyback que, a diferencia de Lupin, le encanta ser hombre lobo y muerde a las personas aunque no haya luna llena.
La novela Howling Mad, de Peter David, toma el argumento inusual de ofrecer un lobo que ha sido mordido por un hombre lobo, y como resultado se convierte en un «lobo-hombre». El lobo-hombre provee al lector con una perspectiva única sobre la civilización humana. Con el mismo argumento existe un relato de Boris Vian, en el que Denis, un lobo que habita en el Bois des Fausses-Reposes, es mordido por un hombre lobo, y cada plenilunio, convertido en hombre, vive como tal las noches de París. En la década de 1980 este relato fue llevado a canción por el grupo musical español La Unión con el tema Lobo Hombre en París. También se utiliza esta idea en el libro infantil La leyenda de Tsobu, de Juan José Plans, publicada en Alfaguay, donde un hombre es convertido en hombre lobo y, posteriormente, muerde a un lobo, con lo que éste último se dedica a controlar las acciones del primero mientras está transformado.
The Talisman, novela de Stephen King y Peter Straub, retrata a los hombres lobo como protectores del Mundo de los Territorios. Un hombre lobo en particular (llamado Lobo) ayuda al joven Jack Sawyer en su aventura para localizar un artículo antiguo de poder. Aunque aun continúan los retratos de hombres lobos malignos en la cultura popular.
Garou: La Espada del Santo, novela de Axel Muñoz Rivas, explora de un modo sencillo y cercano la proximidad del hombre lobo a la sociedad actual, introduciendo a sus personajes (y con ellos al lector) en un mundo que normalmente se prefiere ignorar por las connotaciones terroríficas que este trae consigo.
Las obras sobre Tierra Media de J. R. R. Tolkien también ofrecen hombres lobos. Los hombres lobos de Tolkien son no forma-cambiantes, sino espíritus malvados en forma de lobo.
En el plano de los videojuegos la historia de los hombres lobo ha sido muy difundida y agotada, aunque si bien de entre ellos no es el elemento más vendido, si es usado y gastado al menos en simples referencias y transformaciones de los mitos originales. En el videojuego Sonic Unleashed, Sonic, el famoso erizo de la compañía nipona Sega, sufre una maldición en el juego y adquiere la capacidad de transformarse en licántropo, o en este caso, en un erizo-lobo.
También existe un juego llamado Wolf, en el cual el jugador toma el rol de un lobo.
Hombres lobo en el cine
En el cine los hombres lobo han sido muy representados, formando parte de los espantajos más célebres de todos los tiempos (junto a los vampiros, los zombis, el monstruo de Frankenstein y las momias). Los hombres lobos se han utilizado en muchas películas, historias cortas y novelas, con diferentes grados de éxito. La primera película que utilizó un hombre-lobo antropomorfo fue Werewolf of London de 1935 ( no confundirse con la película de 1981 de título similar), con lo que estableció el canon de que el hombre lobo siempre mata a lo que él mas ama. El hombre -lobo de esta película era un apuesto científico londinense que conservó algo de su estilo y la mayoría de sus características humanas después de su transformación. El género también fue popularizado por la clásica película de los estudios Universal The Wolf Man (1941), compuesta por Lon Chaney Jr. como el hombre lobo Larry Talbot. Esta película contiene la ahora famosa rima: Even a man who is pure in heart / And says his prayers at night / May become a wolf when the wolf-bane blooms / And the autumn moon is bright. (Incluso un hombre que es puro en corazón / y dice sus rezos en la noche / Puede convertirse en un lobo cuando la belladona (o «azote de lobos») florece / Y la luna de otoño brille). Esta película se acredita a menudo como la que originó varios aspectos de la leyenda que se diferencian del folclore tradicional (incluyendo invulnerabilidad a armas que no son de plata, el contagio, y la asociación con la luna).
En el año 1981 se estrenaron dos películas con hombres lobo como protagonistas: An American Werewolf in London (Hombre Lobo Americano en Londres), dirigida por John Landis, y The Howling (conocida en países de habla hispana como El Aullido o Aullidos) dirigida por Joe Dante. Ambas fueron influyentes tanto en el uso de los efectos especiales como en la revitalización del mito.
También se puede ver a un hombre convertirse en lobo al ser mordido por este animal en la película del año 1994 Wolf, protagonizada por Jack Nicholson y Michelle Pfeiffer.
En 2010 se estrenará un remake, protagonizada por Benicio del Toro. Para el aspecto de la bestia se tomará como base el que tenía en la original, pero más realista y actualizado gracias a los avances de la informática y el maquillaje.[6]
El español Paul Naschy, que creó al hombre lobo Waldemar Daninsky, es el actor que más veces ha interpretado a un licántropo en la pantalla. También en España se produjo la película de Pedro Olea, El bosque del lobo, donde se da un tratamiento más naturalista y realista al fenómeno de la licantropía.
La película canadiense Ginger Snaps (estrenada en el año 2000, generando una secuela y una precuela) hace uso de la licantropía como una analogía de la pubertad.
En las películas de Underworld, se muestran a los hombres lobo en una batalla de siglos contra los vampiros. Además, se presenta otra raza, los licántropos controlan a voluntad su metamorfosis y pueden convertir a otros mordiéndolos. Estos nuevos se transformaran al llegar la luna llena, luego de una transformación involuntaria, se vuelven licántropos . Según la historia, los hombres lobo (y luego los licántropos ) eran sirvientes o perros guardianes para los vampiros, hasta que un licántropo los condujo a una rebelión por su libertad y vengar la muerte de su amada.
En la película Van Helsing, los hombres lobo son diabólicos involuntarios, sufriendo en la transformación, cambiando de piel cada transformación y la luna llena sólo los controla los primeros días de su licantropía, luego la maldición los consume hasta que llegan a ser lobos por siempre.
En compañía de lobos, de Neil Jordan, es una interpretación moderna del cuento de Caperucita Roja, en la cual el lobo feroz es realmente un hombre lobo.
Entre otros licántropos representados están los de Harry Potter y el prisionero de Azkaban, dirigida por Alfonso Cuarón y los de la versión fílmica de Crepúsculo, dirigida por Catherine Hardwicke. Curiosamente, estos dos directores prefirieron presentar a sus licántropos no como humanoides de enorme fuerza, sino como criaturas más esbeltas y ágiles con más parecido con un lobo que con un ser humano monstruoso. En la película: Wallace & Gromit: The Curse of the Were-Rabbit, aparece una parodia del monstruo llamada «conejo-lobo».(wererabbit, el «hombre-conejo»).
También cabe citar la serie japonesa de Wolf's rain en donde los protagonistas son en realidad lobos (en toda su forma animal) pero que pueden tomar apariencia humanas ante otras personas.
Véase también
- Lobizón
- Lobo hechizado
- Bestia de Gévaudan
- Bala de plata
- Damarco
- Rougarou
- Cadejo
- Hombre tigre
- Hipertricosis
- Anexo:Ficción sobre el hombre lobo
Referencias
- ↑ Facundo Quiroga, El Tigre de los Llanos y la leyenda del «runa uturuncu».
- ↑ Las leyendas de los runa uturuncu y la mitología de la guerrilla latinoamericana.
- ↑ El mito guaraní sobre el origen del lenguaje humano.
- ↑ J.B. Ambrosetti (1976). Fantasmas de la selva misionera. Editorial Convergencia: Buenos Aires.
- ↑ L. Lugones (1939). Romances del Río Seco; Prólogo de J.L. Borges, ilustraciones de C. Alonso. Alción Editora: Córdoba (Argentina), 1984.
- ↑ Benicio del Toro es 'El hombre lobo'