Diferencia entre revisiones de «Historia de Cerdeña»
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La '''Historia de [[Cerdeña]]''' es bastante antigua y rica, y comienza desde el [[Paleolítico Inferior]]. El poblamiento inicial de la isla fue el resultado de movimientos humanos que se produjeron hacia el [[6000 adC]], provenientes de la [[península itálica]], de la [[península ibérica]] y de [[África]]. |
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Revisión del 14:34 27 jul 2007
La Historia de Cerdeña es bastante antigua y rica, y comienza desde el Paleolítico Inferior. El poblamiento inicial de la isla fue el resultado de movimientos humanos que se produjeron hacia el 6000 adC, provenientes de la península itálica, de la península ibérica y de África.
Existen al menos tres teorías respecto a los orígenes del nombre de la isla. La primera de ellas, más cercana al mito, señala que el primer nombre fue Ichnusa, un apelativo de raíz griega que significa huella de pie.[1] Este término hace referencia a la forma de la isla. Posteriormente el nombre cambió a Sardon, palabra también de origen griego, que puede traducirse como sandalia, lo que confirmaría la explicación.
Según una segunda teoría, más probable, el nombre se habría originado a partir de un jefe de África del norte (en la actual Libia) llamado "Sardus, presunto hijo de Hércules", quien estableció una colonia en el sur de Cerdeña. Sardus fue venerado, a tal punto que "se levantaron estatuas en su honor en la isla, con la inscripción Sardus Pater"[2]. Una alternativa a esta última hipótesis es que los pueblos del mar Shirdana y Sikala se unieron a los fenicios, y de esos pueblos deriva el nombre de la isla[3]. Más tarde el nombre cambiará de forma con los fenicios (Shardan), que serán los primeros en escribirlo, y después con los romanos (Sardinia).
Prehistoria
Siendo la cultura nurágica una referencia para Cerdeña, podría pensarse que fue la única base para la historia sarda. Sin embargo, se puede constatar la existencia de civilizaciones anteriores presentes desde la prehistoria.
Con el descubrimiento en Perfugas (provincia de Sassari) de cantos rodados tallados por el método de lascado, los arqueólogos pudieron determinar la presencia humana en Cerdeña durante el período del paleolítico inferior (entre 400.000 adC y 150.000 adC). Los datos varían según las fuentes, lo que se explica por el hecho que "por el momento los descubrimientos son insuficientes para proporcionar datos más precisos"[4]. Otras excavaciones en la caverna de Corbeddu revelaron la presencia de los restos humanos más antiguos encontrados en Cerdeña, que datan del paleolítico superior (entre 35.000 adC y 10.000 adC).
Protohistoria
Durante este período puede hablarse definitivamente de la instalación humana en la isla, más que simple presencia. Lo más verosímil es que poblaciones de la península itálica, África y la península ibérica se desplazaron hacia Cerdeña, y por eso puede decirse que en Cerdeña no existió un solo pueblo, sino[5].
La cultura prenurágica
La cultura prenurágica abarca un amplio periodo que comienza hacia 6000 adC, para terminar hacia 1855 adC En este periodo se sucedieron varias civilizaciones, y la aportación de cada una de ellas es lo que permitirá la emergencia de la cultura nurágica.
Los sardos de esta época comenzaron por habitar en cavernas y practicaron desde un principio la recolección, la caza, y la agricultura. La recolección de frutos del lentisco permitiría por ejemplo la producción de aceite. Las técnicas evolucionarían, principalmente gracias a otros pueblos del Mediterráneo occidental, con los que comenzó un paulatino intercambio comercial, cultural y religioso. El comercio exterior giró alrededor de la obsidiana del Monte Arci.
La inhumación de los restos humanos comenzó a realizarse en tumbas circulares (similares a los círculos megalíticos de Gambia y Senegal), pero evolucionaron después con la llegada de divinidades características (las diosas madres), domus de janas cada vez más complejos, y finalmente la aparición de los dólmenes.
A medida que la vida social se desarrolló, los sardos se reagruparon en pequeñas tribus para posteriormente construir los primeros poblados, pequeños núcleos situados en las alturas, constituidos por cabañas circulares de roca. También surgirían evoluciones técnicas, como lo demuestra la calidad de la cerámica y de las herramientas de caza.
Pero no es sino con las últimas civilizaciones de este periodo que aparecen verdaderos sistemas de defensa y el desarrollo de armas de metal. Se crea entonces una nueva clase social dominante, la de los guerreros, testimonio de la necesidad de este pueblo para defenderse.
La cultura nurágica
Aun cuando se ha visto que el pueblo de Cerdeña tiene orígenes anteriores a este período, éste es el pilar de la cultura sarda propiamente dicha. Es precisamente durante esta era que nació una verdadera sociedad.
El término nurágico tiene su origen en la huella más notable de esta sociedad, los nuragos, estructuras que se encuentran dispersas en toda Cerdeña, aún en la actualidad, en un número aproximado de 7.000.
Con esa cifra se puede constatar la importancia de esta cultura, más aún si se toma en cuenta que su número fue superior en otros tiempos. Alrededor de 900 adC esta civilización comienza a declinar lentamente con la llegada de las colonias fenicias, para ver su fin hacia 238 adC, con la llegada de los romanos.
Civilización de Bonnanaro
Esta cultura (entre 1855 adC y 1200 adC) marca el principio de la era nurágica, y es reconocible por vasijas de cerámica con asas en forma de codo[6]. Esta cerámica ha sido hallada en los domus de janas -que fueron reutilizados-, las tumbas de gigantes y los dólmenes de esta época.
Bonnanaro fue una civilización guerrera, como lo demuestran las armas de cobre y bronce, y también los primeros nuragos (proto nuragos) construidos, y se difundió por toda Cerdeña. Sin embargo, la isla se dividió probablemente en territorios autónomos que comerciaban entre sí. También puede pensarse que hubo guerras entre tribus, o en todo caso, altercados entre los reyes pastores. Estos últimos reinaban cada uno sobre una comunidad patriarcal de pastores y agricultores guerreros y vivían en el nurago mientras que el resto de la población se alojaba en cabañas de roca, dispuestas alrededor del nurago.
Más tarde, hacia 1490 adC hacen su aparición los nuragos en forma de tholos y las tumbas de gigantes con fachada, expresando el apogeo de esta civilización. Durante este periodo de la cultura de Bonnanaro se ha comprobado la aparición de armas importadas de Oriente, lo que muestra la importancia de un comercio manifiesto de gran amplitud, que originó una vida económica de buena calidad.
Cultura de la cerámica con peines y protogeométrica
Las vasijas de este período muestran una ornamentación con círculos y medios círculos trazados con peines. El desarrollo del culto al agua, que sin duda existía desde tiempos anteriores, hizo que se erigieran los llamados pozos sagrados, que eran auténticos templos dedicados a ese elemento donde no eran raras las ofrendas de objetos preciosos. Al parecer estos templos eran un punto de reunión entre las diferentes tribus, lo que revela la homogeneidad de ese pueblo a pesar de las diversas coaliciones.
La sociedad nurágica se volvió relativamente compleja con el paso del tiempo. En la actualidad, en ciertos núcleos de población nurágicos existen dos estructuras importantes que dan testimonio de ello. La primera es la sala del consejo (por ejemplo en el pueblo nurágico de Barumini), que servía para reunir a los jefes de las familias con el objetivo de solucionar los problemas de la comunidad. La otra estructura es la sala del consejo federal, que tenía como función el tratar los asuntos que concernían al conjunto del pueblo nurágico mediante la reunión de los jefes de las tribus.
Historia
Hacia el año 600 adC, es introducida la escritura en Cerdeña a través de la intermediación de los fenicios. Esta aportación hace que la cultura de la isla pase de la época protohistórica a la histórica.
Antigüedad
La antigüedad en Cerdeña comienza por el período de dominación fenicia. Durante este tiempo, los sardos iniciarían la producción de aceite de oliva, la práctica de la apicultura, y el cuajado de la leche de oveja[7].
Dominación fenicia
Los fenicios, pueblo comerciante, conocían bien la isla, pues desde 100 años antes de iniciar un dominio sobre ella, los navegantes acostaban con regularidad sus barcos para pasar la noche allí, o bien cuando era necesario realizar alguna reparación en las embarcaciones. Cerdeña tenía una posición estratégica en las rutas comerciales fenicias con Europa, en particular con la de Gran Bretaña, además de que contaba con numerosos puertos y amplias zonas de pastos cercanas a la costa[8]. De modo paulatino, los fenicios comenzaron a establecer poblaciones permanentes en la costa, sobre todo en el sur y el occidente de la isla, con el aval de las tribus locales, que de esa manera lograron aprovechar el comercio. A partir de 900 adC, fecha aproximada del inicio de la dominación fenicia, los intercambios comerciales se habían multiplicado y se había desarrollado el trabajo de los metales. Hacia esta época aparecen los pequeños bronces. Serían los fenicios y no los sardos los que aprovecharían los beneficios de la explotación marina, como la pesca del atún y de la sardina (nombre derivado de Cerdeña).
Mientras los comerciantes fenicios permanecieron en el litoral, la cohabitación entre éstos y los indígenas fue buena, pero los fenicios comenzaron a interesarse en los recursos del interior y consideraron la conquista de toda la isla. Más tarde, otras colonias procedentes de Libia, dirigidas por Sardus, tomaron el control de Cerdeña[9]. Este jefe fenicio probablemente dio el nombre a la isla, como sería nombrada por primera vez por los fenicios, Shardan. Pero el pueblo nurágico opuso tal resistencia que los fenicios tuvieron que solicitar la ayuda de Cartago. La relación que mantuvieron los fenicios con Cerdeña es particular en la historia de ese pueblo comerciante que, en la mayoría de las ocasiones, se interesaba poco en el interior de las tierras colonizadas y prefería la seguridad del mar. Así, Cerdeña representa una excepción y aparecieron fortificaciones fenicias en toda la isla.
Dominación cartaginesa
Los fenicios fueron la cultura madre de la civilización cartaginesa, cuya capital, Cartago, se erigió como una ciudad muy poderosa. En el año 545 adC el general cartaginés Malco intentó desembarcar en Cerdeña pero fue violentamente rechazado por el pueblo nurágico, acontecimiento que marcaría el comienzo de varios años de guerra. Cartago empezó por crear alianzas con los fenicios establecidos en la costa sarda[10], a quienes los cartagineses llamaron los Shardana. Fue necesario esperar 10 años para que se pudiera hablar de un auténtico inicio de una dominación cartaginesa, y en 523 adC puede hablarse de una ocupación casi completa. Únicamente la región montañosa oriental mantuvo la resistencia. Desde entonces, los puertos fenicios se desarrollaron en auténticas ciudades portuarias. Además, los cartagineses desarrollaron la agricultura cerealista en las tierras fértiles de Cerdeña, utilizando como esclavos a una parte de las poblaciones locales y cobrando impuestos a otras.
Las fuerzas púnicas se esforzaron en mantener al pueblo nurágico resistente aislado en las regiones montañosas, áreas que eran demasiado inaccesibles para ser anexadas. De esa manera pudieron hacer de Cerdeña una verdadera base militar, estrátegica en el mantenimiento de las rutas comerciales marítimas. Cartago logró negociar un tratado con los romanos en el que se establecía que estos últimos tenían prohibido atracar en la isla salvo en casos donde fueran forzados a hacerlo, como por una batalla o debido a una tormenta[11].
Se construyó una red de caminos carreteros y se fundaron las ciudades de Karalis (Cagliari) y Sulci (Sant'Antioco), pero se destruyeron numerosos monumentos del período nurágico. En 259 adC y 258 adC, los romanos comenzaron a enfrentarse a las guarniciones cartaginesas y lograron saquear Córcega y Cerdeña. En 249 adC, Cerdeña fue saqueada nuevamente, y los romanos manifestarían un interés cada vez mayor por las dos islas[12].
Los romanos, con el pretexto de una supuesta preparación de los cartagineses para invadir el Lacio enviaron tropas hacia Cerdeña. De hecho, Roma aprovechó la debilidad cartaginesa tras la derrota en la Primera Guerra Púnica y la grave situación que enfrentaba el ejército cartaginés ante la sublevación de los mercenarios sardos. Cartago tuvo que ceder toda la isla a Roma y pagar mil doscientos talentos bajo la amenaza de una invasión[13]. En 238 adC se concretó la cesión a la República romana.
Dominación romana
Las legiones romanas penetraron rápidamente en todas las regiones sardas, incluida la de Barbaria, que dio nombre a la actual región de Barbagia. El último reducto de la civilación nurágica se extinguió, lo que sin embargo no representó una sumisión total de los sardos. Numerosas revueltas estallaron durante la ocupación romana, pero todas serían fuertemente reprimidas.
La rebelión más importante fue sin duda la de 215 adC, en la que sardos y cartagineses se unieron para expulsar a los romanos de la isla. Sin embargo, el día de la batalla, los cartagineses sufrieron una tempestad y llegaron tarde, y los romanos, superiores en número, lograron triunfar sobre esta insurrección. Todos los tentativas de rebelión posteriores fueron seguidas por sangrientas venganzas de los romanos. Puede hablarse del fin de las rebeliones hacia el año 31 adC, ya en la época imperial. La región de Barbaria se mantuvo sin embargo siempre en resistencia.
Roma desarrolló una red de carreteras organizada que facilitaba el desplazamiento de las tropas y de los comerciantes. Esa red sirvió como base al sistema actual de carreteras. Los romanos aprovecharon abundantemente los recursos de Cerdeña, que llegó a ser un granero del imperio debido a sus abundantes cosechas de trigo de alta calidad[14]. Se construyeron anfiteatros, y posteriormente la religión cristiana se difundió en Cerdeña debido a la llegada de judíos y cristianos exiliados, disidentes del imperio. En 227 Córcega formó parte de la provincia romana de Córcega y Cerdeña. Cuando el imperio se debilitó, la presencia de tropas romanas comenzó a declinar.
Dominación vándala
Los vándalos eran un pueblo de origen germánico que había migrado hacia el sur de sus tierras originales durante todo el siglo V. Invadieron sucesivamente la Galia, Hispania, y finalmente el norte de África, donde se establecieron, tomando Cartago en 439. El reino vándalo mantuvo un conflicto permanente con el Imperio Romano por el control del Mediterráneo. Pero el imperio se encontraba en una fase decadente y en 442 se estableció un tratado en el que el territorio de las antiguas provincias romanas de África se dividiría entre romanos y vándalos»[15]. Con la fuerza que había cobrado, el reino vándalo pudo desembarcar y ocupar Cerdeña en 459 gracias al desarrollo de una flota de guerra que pudo realizar ataques rápidos y constantes a las posiciones romanas de la isla. Los romanos finalmente dejaron la isla desamparada. Así, Cerdeña pasó a ser un botín de capitanes vándalos que reinaron como gobernantes absolutos. Los romanos intentaron recuperar este territorio estratégico en varias ocasiones y para ello «trataron de impulsar una rebelión sarda[16]».
Cerdeña permaneció como una tierra de exilio en esta época. Por ejemplo, Fulgencio fue exiliado en la isla en 523 por haber escrito sus Cartas ascéticas y morales. En 534 el Imperio Bizantino se apoderó del reino vándalo gracias a las exitosas campañas de Belisario.
Edad Media
En la Europa medieval, Cerdeña fue durante un largo tiempo una excepción al feudalismo y su sociedad se rigió por un gobierno de señoríos[17]. Esta fase de la historia de la isla comienza en 476 con la caída del último emperador romano, Rómulo Augústulo.
Dominación bizantina e invasiones sarracenas
En 533, después de haber asegurado sus fronteras, el Imperio Bizantino se anexó los territorios del reino vándalo. Así, en 534, el imperio, intentando recuperar sus antiguas fronteras occidentales, ocupó Cerdeña. Este hecho le permitiría a Bizancio iniciar la reconquista de Italia desde 535.
El dato más relevante de la dominación bizantina es la conversión completa de los sardos al cristianismo. Sólo los habitantes de Barbaria conservaron las antiguas creencias y costumbres. Mientras tanto, en todo el territorio se observó la construcción de templos basada en el modelo de Santa Sofía en Constantinopla. De este modo, se introducen en la isla los ritos litúrgicos bizantinos.
Por otro lado, aún en la actualidad se realiza en Sedilo la cabalgata llamada de s'Ardia, que evoca las carreras de los hipódromos de Bizancio. Poco a poco, la cultura bizantina ejerció su influencia en la cultura y en particular, en el arte insular.
Cerdeña formó parte de la prefectura de África. En Cagliari residía un jefe civil, y un jefe militar vivía en el Fordongianus, un puesto fortificado con muralla que desde tiempos de los romanos servía para contener a los habitantes de la Barbaria. A lo largo de esta frontera se encuentran fortalezas como las de Austis, Samugheo, Nuragus y Armungia. La población sarda fue sometida a una pesada carga fiscal, y a los impuestos tradicionales se añadieron los suffragia, contribuciones adicionales con las cuales los oficiales intentaban recuperar las sumas gastadas en obtener su puesto.
Durante el período iconoclasta de la historia bizantina, a lo largo del siglo VIII, el imperio entró en crisis y los árabes tomaron paulatinamente el control del Mediterráneo. Como Cerdeña ya no contó con la protección de Bizancio, sus habitantes se vieron obligados a organizar por sí solos la defensa contra los invasores árabes, el 27 de octubre de 710[18]. Aunque permanecieron durante casi 70 años en posición de dominación, los árabes tuvieron que enfrentar en 778 una rebelión popular que los expulsó rápidamente de la isla[19]. Una nueva y última intentona de conquista árabe fracasó en 821.
Los Giudicati
No se conoce con precisión la fecha de creación de los giudicati, que fueron cuatro regiones autónomas, pero su existencia se halla plenamente comprobada en el año 851, aunque es posible que su nacimiento sea anterior a esa fecha. Cada giudicato (Logudoro, Gallura, Arborea y Calaris) fueron gobernados por reyes o Giudici (jueces en la traducción literal), que eran elegidos por el parlamento sardo llamado Corona de Logu. El origen de los giudicati se encuentra en el dominio local de diferentes dinastías indígenas[20].
Los giudicati se encontraban compuestos de un territorio o logu, dividido en varios curatorie dirigidos por los curatore (autoridades, principalmente judiciales), y se constituían de numerosos poblados llamados ville. Los curatore eran los encargados de designar al maiore (alcalde) o jefe del pueblo. Los giudicati se encontraban divididos en distritos administrativos, electorales y jurisdiccionales llamados curadorias o curatorias (curadurías) dirigidos por un curatore cuyo nombramiento tenía que ser aprobado por el giudici. El curatore era un funcionario del giudicato, y su mandato tenía un límite fijo de tiempo; tenía autoridad sobre las percepciones fiscales, sobre la acción judicial penal y civil, sobre los órganos de policía y sobre el reclutamiento militar.
El tamaño de los distritos se hallaba definido por la población que habitaba en ellos, que tenía que ser aproximadamente igual que la de los demás distritos. Por consiguiente hubo movimientos limítrofes debido al cambio en las tasas de crecimiento demográfico. Los hombres libres de cada curatoria se reunían periódicamente en asamblea para elegir a su representante en la Corona de Logu. Los pequeños núcleos de población o aldeas, las sa biddas sumaban 900 e incluso hasta 1300, pero su número se redujo a unos 380 debido a la peste, la guerra y la represión aragonesa tras la conquista de la isla. El de Cerdeña era un sistema administrativo muy arraigado y extremadamente eficaz para gobernar el territorio, pero desapareció paulatinamente durante el siglo XIV y sobre todo durante el siglo XV por la imposición del sistema feudal aragonés. Durante el período de los Giudicati se desarrolló la lengua sarda, que se constituyó como el idioma más hablado en la isla. La Iglesia Bizantina Ortodoxa fue reemplazada por el catolicismo mediante la intervención del Papa Gregorio I. Esta religión se extendió en toda la isla con excepción de la mayor parte de Barbagia.
A partir de los alrededores de 1100, se observó el segundo impulso del arte cristiano en la isla (después del bizantino) caracterizado por numerosas construcciones religiosas. A partir de entonces también se puso fin al aislamiento que había conocido Cerdeña hasta ese momento y se impuso una nueva mentalidad feudal importada del continente. El aislamiento de Cerdeña la había protegido hasta entonces de la llegada de señores relativamente ricos y poderosos ansiosos de obtener poder. Los castillos y otras fortalezas hicieron su aparición por obra de señores feudales llegados del continente, como los Malaspina y los Doria en particular[21].
Es a partir de este período que Cerdeña juega un papel importante en la política europea como lo muestran los múltiples contactos entre las monarquías europeas y, particularmente, el Giudicato de Arborea; este último fue el más influyente y el que sobrevivió por más tiempo: hasta el 29 de marzo de 1410, fecha de su capitulación. Un documento de este período, escrito por Mieszko I de Polonia dirigido al papa Juan XV, demuestra que los giudicati eran conocidos por la «lejana Polonia y que debían tener un papel de gran prestigio en la Europa medieval»[22].
Leonor de Arborea, a la cabeza del Giudicato de Arborea, pondría en funcionamiento el primer código civil en su tipo en Europa, la Carta de Logu (carta del lugar). La fecha de promulgación de esta ley es incierta, pero seguramente data de antes de 1392[23] y permaneció vigente hasta 1827. Esta acta haría de Leonor de Arborea una de las principales personalidades de la política sarda de su época.
Dominación pisana y genovesa
En 1015, el pirata sarraceno Museto se había apoderado de Cerdeña, pero tuvo que abandonar la conquista frente a la llegada de una poderosa flota procedente de las repúblicas marítimas de Pisa y Génova que a solicitud del Papa tenía como intención expulsar a los árabes[24].
Las dos ciudades italianas que habían liberado a Cerdeña se interesaron en el territorio insular y comenzaron a interferir en su gobierno. Durante este tiempo, Pisa incrementó su poder al convertirse en el puerto principal del Mar Tirreno y en un importante centro comercial debido, entre otros factores, al emplazamiento ideal de Cerdeña.
La injerencia política de Pisa y Génova en las actividades de los Giudici duró desde el siglo XI hasta el siglo XIV, transformándose lentamente los Giudicati en protectorados para terminar en colonias. Estas dos potencias marítimas se confrontarían permanentemente por el control total de la isla y por ello Cerdeña permanecería constantemente dividida. Los Papas mantuvieron siempre la confrontación pisano-genovesa, apoyando siempre a la parte más débil[25]. Las familias más poderosas de ambas ciudades italianas se disputaron los territorios de los antiguos Giudicati. En 1258, desapareció el Giudicato de Cagliari, tomado por los pisanos. En 1265, Mariano de Serra era el único sardo con una investidura gubernamental, mientras que casi toda la isla se hallaba entregada al poder extranjero[26].
El Reino de Arborea, el más fuerte y mejor organizado de los giudicati, permaneció independiente. Defendió con fuerza su independencia y en 1323 se alió con Jaime II de Aragón en una campaña militar contra Pisa y Génova que tenía por objetivo la creción del Reino de Cerdeña.
Dominación aragonesa y española
Con la conquista pisana de los Giudicati de Cagliari y de Gallura, el Papa Bonifacio VIII creó el 4 de abril de 1297 el Reino de Cerdeña y de Córcega, con el fin de pacificar los conflictos de Sicilia entre la Corona de Aragón y la Casa de Anjou. La Paz de Caltabellotta entre ambas casas reales se firmó el 19 de agosto de 1302. Con el apoyo del Papa, las fuerzas aragonesas comenzaron las operaciones militares contra los pisanos de Cagliari y de Gallura, el 18 de abril de 1323 en la campaña de Santa Catalina, entre Villanovaforru y Sanluri. El 20 de julio de 1324, con la toma del Castillo de Cáller o de Cagliari por las tropas de Jaime II de Aragón, se instauró definitivamente el Reino de Cerdeña y Córcega. Entonces Sassari se rebeló contra el nuevo poder de ocupación, el 21 de julio de 1325, y lograría permanecer independiente durante un año. El 26 de septiembre de 1326 estalló una nueva insurrección, que sería violentamente reprimida.
En 1354, la localidad de Alguer se convirtió en una posición aragonesa, y todavía en la actualidad permanece vigente la lengua catalana. Entre febrero y abril de 1355 se reunió la primera Corte, lo que condujo en julio a la paz de Sanluri entre Aragón y Arborea. La derrota de los otros Giudicati y la retirada parcial del rey de Aragón permitió al aún autónomo Giudicato de Arborea conocer una importante expansión que logró reunir a casi toda Cerdeña. Sin embargo, en 1383 los sardos asesinaron al tiránico Hugo III de Arborea.
Un nuevo tratado de paz -la paz sarda- se firmó entre aragoneses y arborenses en 1388, tras la muerte el año anterior de Pedro IV de Aragón[27]. Sin embargo, esta paz fue corta, y el 30 de junio de 1409 el Giudicato de Arborea fue derrotado estrepitosamente en Sanluri por las tropas de Martín I de Aragón, lo que implicaría la capitulación de Guillermo III de Arborea en 1420 y la unificación total de Cerdeña bajo la égida del monarca aragonés Alfonso V. Paradójicamente, el Reino de Cerdeña y Córcega, como fue ideado por el papa, sólo consistiría del territorio de Cerdeña, pues aunque Aragón planeó la conquista de la isla de Córcega, sus propósitos nunca alcanzaron una conclusión favorable. Los monarcas aragoneses utilizaron por lo tanto solamente el título de rey de Cerdeña y durante un tiempo el de rey títular de Córcega.
Cerdeña tuvo un estatus especial dentro de la Corona aragonesa, pues dependía directamente del rey, lo que le confirió cierta autonomía. La isla se organizó políticamente bajo la forma de un parlamento, las Cortes, donde tenían representación los poderes eclesiástico, militar y real[28]. Este último poder correspondía a los representantes de las ciudades.
Tras la unión dinástica de la Corona de Aragón y la Corona de Castilla mediante el matrimonio de los reyes Católicos, Fernando II de Aragón, y por lo tanto rey de Cerdeña, reorganizó la administración y Cerdeña pasó a depender del Consejo de Aragón y del virrey. El descubrimiento de América provocó que la isla viviera una fase de decadencia, ya que la navegación y el comercio en el Mediterráneo declinó en favor del Atlántico y de la recién descubierta América. Mientras que en Europa se producían grandes cambios culturales y económicos, en Cerdeña permaneció anquilosado el sistema feudal, uno de los rasgos más caracterísiticos de la dominación española. El dominio de la isla estaba en manos de la nobleza aragonesa, catalana y valenciana. Los efectos fueron particularmente nefastos para las zonas agrícolas, donde desaparecieron los antiguos propietarios mientras que la población más humilde, encargada de labrar el campo, vio agudizarse su miseria. A la extrema pobreza se añadieron epidemias de peste y cólera, que junto a la malaria que azotaba anualmente la isla resultaron en una disminución de la población. Una tentativa de indepedencia sarda fue iniciada en 1470 por el noble Leonardo de Alagón, que pretendía recuperar las viejas glorias del Giudicato de Arborea. Aunque pudieron derrotar a las fuerzas españolas en Uras en 1470, los rebeldes fueron derrotados definitivamente en la batalla de Macomer, en 1478.
En el contexto de la guerra del emperador Carlos V contra los musulmanes, Cerdeña se ubicó en el límite de las posesiones españolas y por ello fue provista de un sistema de defensa cuya columna vertebral se hallaba entre Cagliari, Alguer y Castellaragonese (hoy Castelsardo). De Cagliari zarparon grandes flotas españolas contra Túnez y Argel; no obstante, la costa sarda fue asaltada y saqueda en varias ocasiones en el siglo XVI por turcos otomanos, franceses y piratas bereberes. A partir de 1572 se inició la construcción de torres de vigilancia en toda la costa, que a finales del siglo sumaban 82.
La larga presencia catalano-aragonesa influyó fuertemente en las costumbres sardas. El idioma catalán fue la lengua oficial de Cerdeña y dejó una evidente huella en el idioma sardo[29]. En la actualidad el catalán se mantiene como lengua hablada en la ciudad de Alguer, en el noroeste de la isla. Se han encontrado también varios documentos en castellano, que han permitido enterarse de algunas costumbres de la época final del dominio español en Cerdeña, como por ejemplo un documento de 1678 que relata un proceso para «hechos de hechicería y mala moralidad»»[30]. Entre los casos juzgados por la Inquisición Española es de recordar el de Sigismondo Arquer, quien acusado de luteranismo fue enviado a la hoguera en Toledo, en 1571.
Época moderna y contemporánea
La Guerra de Sucesión Española provocó que Cerdeña fuese ocupada por un ejército anglo-holandés en 1708 y pasara en 1713 al dominio de la Austria mediante el Tratado de Utrecht. Aunque la isla fue rápidamente recuperada en 1717 por Felipe V de España, al año siguiente éste tuvo que regresarla tras la derrota de España ante la Cuádruple Alianza.
Durante la época moderna, el destino de Cerdeña se uniría definitivamente al de Italia. Cerdeña mantendría sin embargo una preponderancia en la política italiana y europea, pues tendría también destacadas relaciones internacionales, particularmente con Francia, y jugaría un papel relevante en la unificación de Italia.
El Reino de Cerdeña
Con la firma del Tratado de Londres en 1718, el duque Víctor Amadeo II de Saboya intercambió con Austria la isla de Sicilia por la de Cerdeña. Este acuerdo tuvo efecto a partir de 1720, y con esta fecha puede hablarse del nacimiento del Reino de Cerdeña, que incluía los estados de Saboya, Piamonte, Niza, y Cerdeña propiamente dicha. Si bien la isla daba su nombre al nuevo estado y los súbditos del rey fueron llamados colectivamente "sardos", en realidad Cerdeña permaneció a la zaga en la política del reino, cuyo centro de gravedad se estableció en Piamonte, en la parte continental.
En 1793 tuvo lugar un intento de invasión de Cerdeña por los franceses, que conocían la importancia militar estratégica de la isla. La invasión fue rechazada por la movilización casi espontánea de la población sarda. Poco después, la clase dirigente de la isla, en gran parte anclada en una mentalidad feudal y costumbres españolas, conspiró para realizar una rebelión contra el rey, debido al rechazo de Víctor Amadeo III de tomar en consideración las proposiciones estatutarias de los estados generales sardos (los Statimenti).
El 28 de abril de 1794 estalló una rebelión republicana dirigida por Giovanni Maria Angioy, cuya primera consecuencia fue la expulsión de los piamonteses de la isla. La llegada de tropas francesas a Piamonte en 1796 provocó la aparición de una rebelión republicana piamontesa, y al mismo tiempo, la sublevación sarda llegó a su fin, con la derrota de los insurgentes en las inmediaciones de Oristano.
Los franceses rechazaron apoyar a Angioy, quien tuvo que exiliarse a París[31]. Con el armisticio de Cherasco el 26 de abril del mismo año, la Casa de Saboya recuperó en pocos meses el control de la isla, y reprimió duramente a la población.
Con la creción de la república piamontesa el 3 de marzo de 1799, el rey Carlos Manuel IV llegó a Cagliari, donde estableció la sede de su gobierno. El 4 de junio de 1802, cedió el trono a Víctor Manuel I; el 11 de septiembre, Piamonte fue incorporado formalmente a Francia[32], y la isla de Cerdeña fue la única posesión del reino de Cerdeña que permaneció independiente. Con el decreto del 30 de noviembre de 1847, se declaró la unión y la asimilación de Cerdeña con los estados continentales[33] (Piamonte, Saboya y Liguria), y las instancias gubernmentales se desplazaron al Palacio Real de Turín. De esta manera comenzó la guerra de independencia prevista por el rey de Cerdeña, con el objetivo de la unificación de toda Italia, el risorgimento. En esta perspectiva los sardos participaron en la Guerra de Crimea en 1855.
Con la Casa de Saboya se iniciaron ciertas obras de infraestructura, que sin embargo fueron insuficientes: una carretera entre Cagliari y Sassari, que aún en la actualidad conserva el nombre del rey Carlos Félix, su fundador, y en 1883, el funcionamiento de la primera línea de ferrocarril entre esas dos ciudades. También en Cagliari y Sassari se trabajó para mejorar la calidad de la educación universitaria, y se fomentó la inmigración de gente de Córcega, de Malta y de Liguria para suplir la carencia de población en la isla. La tierra permaneció en manos de un puñado de nobles y clérigos, mientras que la pobreza y el bandolerismo fueron un problema constante.
El Reino de Italia
La creciente miseria en Cerdeña debida la guerra del risorgimento hizo que la idea de la unificación italiana fuese bien recibida por la población sarda, quienes pensaban que de esa manera se mejoraría la grave situación económica. Después del Tratado de Turín (1860) inciado por Camilo Cavour, y la expedición de los mil de Giuseppe Garibaldi, fue en 1861 que el Reino de Italia fue proclamado por el rey de Cerdeña. A partir de entonces la isla ocupará un segundo plano del escenario político internacional. Mientras que la situación económica de Cerdeña pasaba por fuertes dificultades, hubo ciertas mejoras (explotación minera, red de transporte) que tuvieron sin embargo efectos muy limitados. Además, los diferentes gobiernos que se sucedieron desde la unificación italiana se confrontaron con situciones explosivas en el Mezzogiorno, mientras que en el norte progresaba la industrialización. Por lo tanto, la unificación dejó en un principio una serie de problemas no resueltos, como la profunda desigualdad social y la fracturación de las mentalidades y las economías entre el norte y el sur italianos[34].
Al inicio de la Primera Guerra Mundial el reino de Italia se mantuvo neutral, pero el 23 de mayo de 1915 se inmiscuyó en el conflicto. Desde esta fecha, hubo numerosos soldados sardos en combate, siendo el símbolo la Brigada Sassari. Se han contado 13.602 víctimas sardas de la Primera Guerra Mundial[35]. Al fin de la guerra, Italia se anexó territorios austríacos y la población sarda, como el resto de los italianos, se decepcionaron de este pequeño beneficio de la victoria en comparación con las pérdidas humanas.
La situación económica de Cerdeña no mejoró tras la guerra[36]. Ante la crisis, se abrió camino la idea autonomista entre los políticos sardos y durante el período de entreguerras se creó el Partido Sardo de Acción para hacer valer los intereses en pro de la autonomía, contando con el apoyo de la brigada Sassari.
La precaria situación económica de Cerdeña no mejoró con el ascenso al poder de los fascistas. En un período marcado por el fortalecimiento del comunismo (Antonio Gramsci, nacido en Ales, fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano en los años veinte) y la decepción de la Primera Guerra Mundial, Benito Mussolini fundó el partido fascista en 1919, que tendría un importante peso político desde la década de 1920. Mussolini accedió al poder en 1922, después de la Marcha sobre Roma, y decidió echar a andar un exitoso programa agrícola en las inmediaciones de Oristano, así como el desarrollo de la explotación minera de Cerdeña (fundación de Carbonia). Aunque lo logró, la explotación intensiva de las minas resultó también en una explotación aún más intensa de la población sarda.
Aunque Cerdeña se encontraba relativamente a resguardo de los daños de la Segunda Guerra Mundial, Cagliari y otras poblaciones sufrieron los bombardeos de los Aliados[37] en 1943[38], que tenían como objetivo el desmantelamiento de las guarniciones nazis en la isla. La posguerra será, como en el resto de Europa, un período de reconstrucción económica.
La República italiana y la autonomía sarda
El estado especial de Cerdeña se dio al mismo tiempo que el nacimiento de la República italiana en 1948. En total, en Italia se crearían cinco regiones del mismo tipo con el objetivo de evitar separacionismos[39]. La debilidad italiana tras la guerra mundial hizo necesaria la conservación de la unidad nacional.
La ley constitucional número 3 del 26 de febrero de 1948 permitió una transferencia del poder nacional al regional pero que se integraba en la unidad de la nación. Cerdeña, con sus islas menores, se constituyó en una región autónoma, que permaneció en la unidad política de la República italiana. Desde 1948, la región se organizó en tres provincias (Cagliari, Nuoro y Sassari, y posteriormente se agregaría Oristano) y tres órganos de los poderes regionales. El poder ejecutivo es administrado por la Junta Regional, el poder legislativo por el Consejo Regional, y finalmente el Alto Comisario (poco después renombrado como presidente de la Junta o Comisión regional) elegido por el Consejo para ser el representante de la región sarda. En 2004 el presidente de la Junta fue renombrado a Presidente de la Región.
El derecho de legislar se limita a dominios concernientes exclusivamente a la región (por ejemplo la organización de las administraciones locales), o bien a cuestiones mayores, pero que deben respetar los principios establecidos por la ley del Estado[40] (por ejemplo la asistencia social). En 2001, la ley regional número 9 agregó cuatro nuevas provincias a las otras cuatro pre-existentes. Las provincias de Olbia-Tempio, Ogliastra, Carbonia-Iglesias y Medio Campidano se constituyeron oficialmente en mayo de 2005.
La ley inicial italiana de 1948 sería revisada en varias ocasiones. En 1972[41] se establece que el Consejo Regional se elegirá por cinco años en vez de cuatro. En 1983[42] se editan cambios en las reglas para la coordinación de las finanzas regionales. En 1986[43] se otorga un número a los consejeros regionales. En 1989[44] se determina la duración de la instalación de los consejos regionales. En 1993[45] se hacen ciertas integraciones a los estados especiales, y en 2001[46] se promulgan disposiciones relacionadas con la elección directa del Presidente de la Región.
Así, la región de Cerdeña intenta unir su identidad propia, el mantenimiento de su cultura y el legado de su larga historia, así como su permanencia en la nación italiana, a la que se siente unida. No puede decirse que los sardos desean una independencia total, como sería el caso de muchos corsos; sin embargo, se hallan muy unidos con respecto a su autonomía actual, que les permite mantener su identidad. Una manera de medir el apego a la autonomía es la importante presencia de la lengua (o mejor dicho lenguas) sarda. La isla está poblada con un 81,2 % de personas de etnia sarda, pero alrededor de 85 % de los habitantes entienden el sardo, de los cuales un 8 ó 9 % no habla el italiano.
La relación de Cerdeña con el resto de Italia se inscribe en una problemática más general: en la escisión entre el norte y el sur del país. Este último, más pobre, es al que pertenece Cerdeña, y es con frecuencia desatendido por las regiones más ricas. La Liga Norte ha defendido una posición política que pretende evitar que las regiones septentrionales otorguen apoyos económicos a las sureñas. Cerdeña ha enfrentado problemas en la creación de empleos, en parte debido a los elevados costos de transporte. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, declinó seriamente la producción de carbón, y en contraparte aumentó el sector turístico, que se ha desarrollado de manera importante en las zonas costeras, más accesibles que el interior de la isla. El actual gobierno regional de centro-izquierda, encabezado por el empresario Renato Soru y su fuerza política Proyecto Cerdeña, intenta la revitalización de la economía sarda con la entrada de inversiones exteriores.
Bibliografía
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