Diferencia entre revisiones de «José Antonio Primo de Rivera»

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"José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real".<ref> Payne 1997, Pgs. 372-373.</ref>
"José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real".<ref> Payne 1997, Pgs. 372-373.</ref>


"Ojalá Fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades entrañables, la Patria, el Pan y la Justicia"
José Antonio Primo de Rivera
Noviembre de 1936


== Ideología y pensamiento ==
== Ideología y pensamiento ==
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Es también innegable la influencia en él de la [[Generación de 1898|generación del 98]] con su pesimista visión de la sociedad española,<ref>''"España se ha perdido a sí misma; esa es su tragedia. Vive un simulacro de vida que no conduce a ninguna parte. Dos cosas forman una patria: como asiento físico una comunidad humana de existencia; como vínculo espiritual, un destino común. España carece de las dos cosas. Gil Pecharromán 1996. Pg. 382.</ref> y la especial influencia de [[Ortega y Gasset]];<ref>Gibson 2008. Pg. 21.</ref> encontrándose en éste el referente a su ''"Unidad de destino en lo universal"''<ref> ''"¿Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de contornos vagos, de intensidad sumamente clara que se apodera de un pueblo o colectividad y la hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos y colectividades. Mientras éstos anhelan lo contrario: a saber, adscribirse, integrarse, fundirse en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad, de destinos que es una gran nación"''. Ortega y Gasset. Gibson 2008. Pg. 27.</ref> Una constante en su pensamiento fue la añoranza de la España Imperial<ref>''La nostalgia por el imperio era un rasgo común a todos los grupos derechistas en la década de los treinta, pero mucho más acusadamente en la falange, que abiertamente proclamaba que la conquista imperial era una manera de desviar la lucha de clases''. Preston 1986. Pg. 21.</ref> desilusionado por una España que pensaba caminaba hacia la "invasión bárbara", como calificaba al socialismo y especialmente al comunismo.
Es también innegable la influencia en él de la [[Generación de 1898|generación del 98]] con su pesimista visión de la sociedad española,<ref>''"España se ha perdido a sí misma; esa es su tragedia. Vive un simulacro de vida que no conduce a ninguna parte. Dos cosas forman una patria: como asiento físico una comunidad humana de existencia; como vínculo espiritual, un destino común. España carece de las dos cosas. Gil Pecharromán 1996. Pg. 382.</ref> y la especial influencia de [[Ortega y Gasset]];<ref>Gibson 2008. Pg. 21.</ref> encontrándose en éste el referente a su ''"Unidad de destino en lo universal"''<ref> ''"¿Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de contornos vagos, de intensidad sumamente clara que se apodera de un pueblo o colectividad y la hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos y colectividades. Mientras éstos anhelan lo contrario: a saber, adscribirse, integrarse, fundirse en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad, de destinos que es una gran nación"''. Ortega y Gasset. Gibson 2008. Pg. 27.</ref> Una constante en su pensamiento fue la añoranza de la España Imperial<ref>''La nostalgia por el imperio era un rasgo común a todos los grupos derechistas en la década de los treinta, pero mucho más acusadamente en la falange, que abiertamente proclamaba que la conquista imperial era una manera de desviar la lucha de clases''. Preston 1986. Pg. 21.</ref> desilusionado por una España que pensaba caminaba hacia la "invasión bárbara", como calificaba al socialismo y especialmente al comunismo.

===El pensamiento joseantoniano y la ideología fascista===

Para comparar el pensamiento joseantoniano con la ideología fascista, primero debemos hacer algunas consideraciones sobre las características del fascismo. En primer lugar, señalar que no utilizamos el término “fascista” en sentido despectivo[4], sino que pretendemos denotar sus características fundamentales de manera objetiva e imparcial. Sin embargo, caracterizar el fascismo no es tarea fácil. El fascismo genérico es una entidad política etérea, puesto que los diversos movimientos fascistas fueron muy distintos entre ellos. Existen dos “fascismos paradigmáticos”, que son el italiano y el alemán, mas hay fuertes divergencias incluso en la cuestión de si el nacionalsocialismo fue realmente un movimiento fascista. De todas formas, parece ser que hay una serie de comunes denominadores que se dan en todos los movimientos fascistas, los cuales han sido estudiados en profundidad por Renzo de Felice, Ernst Nolte, Stanley Payne y Gentile entre otros. Aun así, el debate no está del todo cerrado, y consideramos que el juicio de Angelo Tasca (juicio muy hegeliano) es muy acertado: “Definir el fascismo es, ante todo, escribir su historia"[5].

Ernst Nolte propuso unos “mínimos fascistas” que consistían en antimarxismo, antiliberalismo, anticonservadurismo, principio del liderazgo, un ejército del partido y el totalitarismo como objetivo. Sin embargo, estos mínimos son demasiado vagos, algunos fueron adoptados por movimientos comunistas (antiliberalismo, anticonservadurismo, el principio del liderazgo y el ejército del partido en la Rúsia de Lenin y, más acentuadamente, en la de Stalin, por poner un ejemplo), y el último “mínimo”, referente al totalitarismo, resulta demasiado ambiguo, puesto que el totalitarismo ha generado un debate aparte que genera tanta divergencia (o más) que el propio debate sobre el fascismo.[6] Así pues, hay que desarrollar esos mínimos para caracterizar de forma correcta el fascismo, así que apelaremos a las autoridades en esta materia para esclarecer la exposición. Paralelamente, iremos sentando las diferencias esenciales entre el fascismo y el pensamiento joseantoniano.

<ref>http://filosofiaehistoricidad.blogspot.com/2009/08/jose-antonio-primo-de-rivera-y-el.html </ref>



=== Antiparlamentarismo ===
=== Antiparlamentarismo ===
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{{cita|Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto llamado [[Jean-Jacques Rousseau|Juan Jacobo Rousseau]], publicó ''[[El contrato social]]'' dejó de ser la verdad política una entidad permanente.[...] Suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese ''yo'' diferente está dotado de infalible, capaz de definir en un instante lo justo y lo injusto, el bien y le mal. [...] De ahí vino el [[sistema democrático]], que es, en primer lugar, el más ruidoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que sustanciar el ochenta o el noventa por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejaciones de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle.|Discurso de la fundación de la Falange Española (Teatro de la Comedia. 29 de octubre de 1934)<ref>''Obras'' (del Río 1974) Pg. 61.</ref>}}
{{cita|Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto llamado [[Jean-Jacques Rousseau|Juan Jacobo Rousseau]], publicó ''[[El contrato social]]'' dejó de ser la verdad política una entidad permanente.[...] Suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese ''yo'' diferente está dotado de infalible, capaz de definir en un instante lo justo y lo injusto, el bien y le mal. [...] De ahí vino el [[sistema democrático]], que es, en primer lugar, el más ruidoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que sustanciar el ochenta o el noventa por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejaciones de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle.|Discurso de la fundación de la Falange Española (Teatro de la Comedia. 29 de octubre de 1934)<ref>''Obras'' (del Río 1974) Pg. 61.</ref>}}


=== El Estado y el Individuo ===

Primo de Rivera preconizaba un Estado autoritario en el que supuestamente el hombre alcanzaría su verdadera libertad; ya que ésta sólo sería verdadera ''si se conjuga en un sistema de autoridad y de orden''.<ref>Discurso de la Comedia. ''Obras'' (del Río 1974). Pg. 67.</ref> Un sistema reminiscente del [[absolutismo ilustrado]]:

{{cita|La patria es una unidad de destino en lo universal. [...] El Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación. [...] La idea de destino, justificador de la existencia de una construcción (Estado o sistema), llenó la época más alta que ha gozado [[Europa]]: el siglo XIII, el siglo de [[Santo Tomás]]. Y nació de mentes de frailes. Los frailes se encararon con el poder de los reyes y les negaron ese poder en tanto no estuviera justificado por el cumplimiento de un gran fin: el bien de sus súbditos.|Conferencia en un curso de FE de las JONS. 28 de marzo de 1935.<ref>''Obras'' (del Río 1974). Pg. 476.</ref>}}

Insistiendo en numerosas ocasiones en esa visión [[paternalismo|paternalista]] del sistema autoritario: ''"Toda la organización, toda la revolución nueva, todo el establecimiento del Estado y toda la organización de la economía, irán encaminados a que se incorporen al disfrute de las ventajas esas masas enormes desarraigadas por la economía liberal y por el conato comunista"''.<ref> Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid. 9 de abril de 1935. ''Obras'' (Del Río 1974). Pg.511</ref>

La autoridad del Estado quedaría justificada por una misión superior a cumplir. España, como nación civilizada, tendría el deber de imponer su cultura y su poder político fuera de sus fronteras.<ref> Defendiendo la invasión de Abisinia (actualmente [[Etiopía]]) por parte de la [[Italia]] de [[Mussolini]], en octubre de 1935, pronunció en [[Parlamento]]: ''"El colonizar es una misión, no ya un derecho, sino un deber de los pueblos cultos.[...] Creo que ya es demasiado tarde para que nos vayamos a escandalizar por una empresa colonial. En colonizar estuvo la gloria de España. En colonizar estuvo la gloria de Inglaterra."'' Pecharromán 1996. Pg. 396.</ref> También, el Estado, y su líder, estarían al servicio de la persona.

Para Primo de Rivera, ''la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles''; considerando que el hombre, únicamente adquiría su calidad humana dedicando su vida a una gran empresa colectiva; el Estado sería esa gran empresa.<ref>''Cada ser humano era "un portador de valores eternos", pero no meramente como individuo; sus derechos y valores sólo podrían ser definidos, expresados y defendidos en una sociedad nacional fuerte y unificada''. Payne 1997. Pg. 248</ref><ref>''"Nosotros consideramos al individuo como unidad fundamental, porque éste es en sentido de España, que siempre ha considerado al hombre como portador de valores eternos. El hombre tiene que ser libre, pero dentro de un orden"''. ''Obras'' (del Río 1974). Pgs. 425-426.</ref>


=== Izquierdas y derechas ===
=== Izquierdas y derechas ===
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=== Economía y sindicato ===
=== Economía y sindicato ===


Contrario a Capitalismo (entendido éste como la concentración de la riqueza y los medios de producción) y al liberalismo económico (critica a [[Adam Smith]]), creía en un sistema económico totalitario, adhiriéndose al [[nacional-sindicalismo]] de [[Ramiro Ledesma Ramos]]. Un sistema más allá del [[corporativismo]] italiano<ref>''"Eso del corporativismo es un [[buñuelo de viento]]. [[Mussolini]] que tiene alguna idea de lo que es un Estado corporativo, cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada""''. ''Obras'' Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid, 9 de abril de 1935. (del Río 1974). Pg. 510.</ref> en el que un sindicato agruparía a todos los empresarios, todos los trabajadores y todos los medios de producción. El fin de este sindicato sería conseguir la justicia social que Primo de Rivera enunciase con: ''"Patria, pan y justicia"''.<ref>''"Por eso la [[FE de las JONS|Falange]] no quiere ni la Patria con hambre ni la hambruna sin Patria; quiere inseparablemente la Patria, el pan y la justicia"''. Mitin en [[Madridejos]] ([[Toledo]]), 29 de julio de 1935. ''Obras'' (del Río 1974). Pg. 626.</ref> José Antonio Primo de Rivera consideraba que "lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales".<ref> ''Ahora'', 16 de febrero de 1934. ''Obras'' (del Río 1976).</ref>
El fascismo siempre se ha jactado de ser anticapitalista. Los fascistas, para corroborar eso, apelan a las mejoras en las condiciones de trabajo que instauraron, al menos formalmente, Mussolini y Hitler. Derecho a paro, vacaciones pagadas, más descansos, pagas extras, etc. Incluso afirma Tannenbaum que, en ocasiones, los sindicatos fascistas consiguieron ciertas ventajas para el obrero respecto al empresario. El fascismo se proponía elevar el nivel de vida del trabajador. Dice Mussolini

“En el terreno económico, el objetivo de nuestra marcha es la realización de una más alta justicia social para el pueblo italiano”
“Nosotros no queremos oprimir al proletariado(...), lo queremos elevar material y espiritualmente...”

El fascismo italiano se constituyó en un sistema corporativo, del que Ernst Nolte dirá que “es el sistema del Estado de partido en el que el proletariado se encuentra a la disposición de su dirigente como una masa que obedece”. El fascismo, pues, instauró una revolución estética, moral y espiritual, pero dejó intacto el modo de producción capitalista, si bien camuflado bajo concesiones a las demandas sociales de la clase trabajadora. Para comprender en profundiad el sistema capitalista, sus fundamentos y por qué es injusto, es necesario leer a Marx.

El capitalismo se basa en el enriquecimiento por unos a costa del trabajo de otros, lo que en economía se traduce en la autovalorización del capital mediante la compra de la fuerza de trabajo del obrero. En efecto, tanto en la Italia fascista como en la Alemania nazi se siguieron dando estas mismas relaciones de producción. Seguía habiendo una masa de trabajadores a los que se les sustraía el valor producido durante su jornada de trabajo, entregándoseles el precio de su fuerza de trabajo en forma de salario, pero nunca retribuyéndoles el valor producido durante su jornada laboral. El fascismo se ganó a una parte de la clase trabajadora y campesina debido a la mejora en las condiciones laborales y, como hemos dicho, a concesiones cedidas a las demandas de los trabajadores. Pero, bajo esa fachada de justicia social, la maquinaria capitalista seguía intacta, y el capital seguía alimentándose de la fuerza de trabajo de los obreros, si bien con dificultades debidas a la fuerte centralización económica intrínseca del fascismo. Conviene recordar las palabras de José Antonio que ya hemos citado más arriba: “Este recurso [el corporativismo] mantiene hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que arrienda su trabajo para vivir”. Esto coincide plenamente con las críticas que han dirigido al fascismo tanto los teóricos marxistas (que, obviamente, no pueden ser imparciales) como con las constataciones de historiadores especializados en materia de fascismo. La política socio-económica del fascismo es, pues, populista. Las reformas pueden ser más o menos significativas, pero para hacer una revolución anticapitalista no basta con modificar las relaciones de producción; hay que cambiarlas. ¿Qué opinaba José Antonio al respecto?

“El que con la economía capitalista, tal como está montada, nos dediquemos a disminuir las horas de trabajo, a aumentar los salarios, a recargar los seguros sociales, vale tanto como querer conservar una máquina y distraerse echándole arena en los cojinetes. Así se arruinarán las industrias y así quedarán sin pan los obreros.

En cambio, con lo que queremos nosotros, que es mucho más profundo, en que el obrero va a participar mucho más, en que el Sindicato obrero va a tener una participación directa en las funciones del Estado, no vamos a hacer avances sociales uno a uno, como quien entrega concesiones en un regateo, sino que estructuraremos la economía de arriba debajo de otra manera distinta, sobre otras bases, y entonces sucederá, señor Gil Robles, que se logrará un orden social mucho más justo”

Queda soberanamente claro que José Antonio era enemigo del populismo y de las migajas que los capitalistas dejan caer de sus mesas para que los trabajadores puedan comer y sobrevivir para tenerlos cada día a las puertas de las fábricas. José Antonio aceptaba la colaboración entre clases sociales que postulaba el fascismo (aunque no es exclusivo de éste, Ortega y Gasset también abogava por tal colaboración en miras al bien común). Ahora bien, hay una diferencia sustancial: el fascismo quiere basar la colaboració de clases en los intereses nacionales entendidos éstos como el enriquecimiento de la nación. La justicia social es un medio para el enriquecimiento de la Patria. Para José Antonio, en cambio, la justicia social no es un medio, sino un fin. Al abolir la propiedad privada en sentido capitalista y al realizar el ideal de “la empresa es de quien la trabaja” asignando la plusvalía al trabajador mismo y no al empresario[25], el capitalismo muere, pues las empresas son propiedad privada comunitaria, de todos los trabajadores. José Antonio no negaba una jerarquía en las empresas, ni diferencias retributivas. Pero negaba la alienación del trabajo. En este aspecto, el pensamiento joseantoniano conecta con el pensamiento de Marx en la crítica al capitalismo, ofreciendo soluciones distintas pero destruyendo igualmente las bases del capitalismo: la propiedad privada capitalista de la empresa y la apropiación de la plusvalía producida por el obrero por parte del empresario.

Así pues, mientras que el fascismo se quedaba en un populismo encarnado en reformas sociales más o menos notables pero nunca radicales, José Antonio logra comprender la esencia del capitalismo (probablemente gracias a la lectura de El Capital, tarea que muchos marxistas se han dispensado) y propone soluciones fecundas y auténticamente revolucionarias. En el libro de Mussolini “El espíritu de la revolución fascista”, libro clave de la ideología fascista, no hay ninguna referencia a la plusvalía, ni a la propiedad privada capitalista (ni, por supuesto, la necesidad de abolir ambas). Más bien dice cosas como que “ahora comienza la verdadera historia del capitalismo, pues éste no es tan sólo, como decís, un sistema de opresión, sino también una selección de valores, una coordenación de jerarquías y un sentido más amplio de la responsabilidad personal”[27]. Mussolini también dice:
“(...)hay un límite para el capital y un límite para el trabajo. El capital, de no ir al suicidio, no puede pasar más allá de una cifra en el dato trabajo, y éste no puede ir más allá de un cierto signo con respecto al capital”
Y, teniendo en cuenta la diferenciación entre capital y trabajo:
“(...)sólo en la unión armoniosa y sistemática de todas las fuerzas productivas encontrarán alivio las condiciones materiales de vida de todas las clases...”
La ideología fascista, pues, presenta la propiedad privada del capital como algo que puede conciliarse con el bienestar material de la clase trabajadora. Y aunque es cierto que con una sabia política socio-económica podría conseguirse, no menos cierto es que eso no sería justicia social, porque en tal caso, por muchas mejoras laborales y por mucho nivel adquisitivo que ganaran los trabajadores, el sistema seguiría siendo injusto: unos se enriquecerían a costa del trabajo de otros. Por eso el fascismo no es anticapitalista, porque el capitalismo vive en su seno mismo, ya que no cambia las relaciones de trabajo. ¿Qué piensa José Antonio de la armonización entre capital y trabajo?
“¿Qué es esto de armonizar el capital y el trabajo? El trabajo es una fución humana, como es un atributo humano la propiedad. Pero la propiedad no es el capital: el capital es un instrumento económico, y como instrumento, debe ponerse al servicio de la totalidad económica, no del bienestar personal de nadie. Los embalses de capital han de ser como los embalses de agua; no se hicieron para que unos cuantos organicen regatas en la superficie, sino para regularizar el curso de los ríos y mover las turbinas en los saltos de agua. <ref>http://filosofiaehistoricidad.blogspot.com/2009/08/jose-antonio-primo-de-rivera-y-el.html </ref>




Al sindicato le atribuye la especial misión de articular la Nación, compartiría esa misión con a la familia y el municipio.
Al sindicato le atribuye la especial misión de articular la Nación, compartiría esa misión con a la familia y el municipio.
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José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a [[Alemania]] para procurarse el apoyo del [[Tercer Reich]]. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por ''la nueva Alemania'' y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler; aun que la entrevista y el viaje resultó para él desalentador ya que fue organizado por un miembro secundario de partido nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en [[Berlín]] y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria.<ref>Gil Pecharromán 1996. Pgs. 265-267.</ref>
José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a [[Alemania]] para procurarse el apoyo del [[Tercer Reich]]. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por ''la nueva Alemania'' y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler; aun que la entrevista y el viaje resultó para él desalentador ya que fue organizado por un miembro secundario de partido nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en [[Berlín]] y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria.<ref>Gil Pecharromán 1996. Pgs. 265-267.</ref>

“[Los fascismos] reclamaban el monopolio del poder político y el control total de las masas, envolviendo a la sociedad en las espiras de un régimen totalitario que subordinaba individuo y colectividad al partido único en nombre de mitos nacionalistas y racistas, de potencia y de expansión”

En efecto, el fascismo aspiraba a la dominación total del Estado, que es lo que se dio a conocer con el nombre de “totalitarismo”. Sin embargo, existen, como ya hemos dicho, divergencias en torno a este término, por ejemplo, Gentile y la mayoría de historiadores no dudan en calificar la Italia fascista de régimen totalitario, pero Hanna Arendt y Payne no consideran que el régimen de Mussolini fuera totalitario, lo cual ha sido corroborado por el estudio de Tannenbaum del régimen fascista italiano en su obra “La experiencia fascista”. Pero existe un acuerdo más o menos consensual en afirmar que el fascismo es, esencialmente, totalitario (y, por lo tanto, todo régimen fascista es totalitario o potencialmente totalitario). José Antonio, no puede negarse, utilizó el término “totalitario” para exponer la doctrina del Estado nacional-sindicalista. Ahora bien, ¿se refería a lo mismo que se referían Mussolini o Hitler?

Para Mussolini y Hitler, el Estado debía ser el máximo guía de la nación. Defendían un panestatismo absoluto y una sumisión total de los ciudadanos a la maquinaria estatal, única garante del bienestar así como fin último del pueblo (en el nazismo, la perpetuación de la raza aria). En el fascismo, la nación se identifica totalmente con el Estado, y éste rige la vida del pueblo, el cual no tiene que decidir nada, puesto que el Estado decide por él. Ya hemos visto cómo José Antonio criticaba la absorción del individuo por parte del Estado en el fascismo. Como veremos, José Antonio afirmaba la libertad invididual y el respeto al hombre, portador de valores eternos. Más adelante veremos cómo reconcilia la individualidad con la colectividad eludiendo el panteísmo estatal. En el nazismo, en cambio, el Estado es el conservador de la raza aria, única heredera legítima de la soberanía mundial. El Estado nazi, pues, ejerce un control absoluto sobre los ciudadanos y los reduce a una colectividad homogénea cuyo único destino es afianzar el dominio ario. No hace falta señalar nada en este caso: José Antonio concebía España como una unión de pueblos diferenciados entre sí, y no la consideraba una unidad lingüística ni racial, sino una unidad de destino. De hecho, llegó a expresar su repulsa hacia el racismo.

Vayamos ahora con la concepción de José Antonio del Estado y lo que para él era el totalitarismo. Ya en los 27 Puntos programáticos de Falange surge este término:

“ Nuestro Estado será un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria. Todos los españoles participarán en él a través de su función familiar, municipal y sindical (...).” (la cursiva es nuestra)
Para José Antonio, el totalitarismo no significaba el control total del Estado sobre los ciudadanos, sino la participación total de la totalidad de los ciudadanos en el Estado. Los ciudadanos no son sólo el cuerpo del Estado, sino que son su espíritu. Ellos deben formar parte, a través de las organizaciones familiares, municipales y sindicales, del Estado nacional-sindicalista, y participar en él mediante dichas organizaciones, y no a través de los partidos políticos. Ahora bien, eso no significa que José Antonio abogara por un Estado relativista y que aceptara cualquier decisión. Afirmaba la existencia de verdades eternas y de unos mínimos establecidos que no eran sujetos de discusión: el respeto por el hombre y la unidad de España:

“La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles.
Pero sólo es de veras libre quien forme parte de una nación fuerte y libre.
A nadie le será lícito usar su libertad contra la unión, la fortaleza y la libertad de la Patria. Una disciplina rigurosa impedirá todo intento dirigido a envenenar, a desunir a los españoles o a moverlos contra el destino de la Patria”
José Antonio, pues, postulaba un sagrado respeto por el individuo[13], y reconciliaba la colectividad de individuos que conforman la nación en la idea de España como unidad de destino. Cuando dice que España está por encima de todos los individuos no se refiere a una abstracción vaga de reminiscencias mitológico-románticas como hace el fascismo, sino que tiene en mente la idea metafísica concreta de España como unidad de destino. Unidad de pueblos y, por tanto, de individuos. Unidad que debe establecerse espiritualmente a través del bienestar material de los hombres y una profunda justicia social. Y esto es importante. La Patria es un fin en sí mismo, y lo es en tanto que es la unidad de las personas en un mismo destino colectivo. No es que el Estado o la Nación (entendiendo ésta de manera abstracta) estén por encima del pueblo (como en el fascismo), sino que la colectividad está por encima del individuo, pero dicha colectividad no puede ser feliz si no lo son todos y cada uno de sus individuos.
En el fascismo, Italia como Estado está por encima de los ciudadanos; en el falangismo, España como unidad de individuos está por encima de los individuos. Cuando José Antonio dice que la Patria es una entidad metafísica superior aun al conjunto de todos los individuos tiene en mente una entidad metafísica que incluye implícitamente a los individuos, porque una unidad (unidad de destino en lo universal) es unidad de pueblos, y los pueblos están constituídos por individuos. Es una exaltación a la fraternidad y a la hermandad entre los españoles, unidos por el transcurso de la Historia. Para José Antonio, la unidad de España no se reivindica porque sí (como hace la derecha), sino porque en ella es como puede erigirse un sistema justo y solidario. Hay, pues, una reciprocidad entre interés individual e interés común. Pero el interés común prevalece sobre el privado. Por eso José Antonio es anticapitalista y antiliberal. Más adelante nos ocuparemos de su anticapitalismo. Esta simbiosis entre bienestar colectivo-bienestar individual sólo puede darse en el Estado, el cual debe defender con determinación los principios básicos del modelo nacionalsindicalista de respeto al hombre, unidad de la Patria y justicia social (anticapitalismo), pero no debe ser el intérprete de las necesidades individuales ni el administrador de la vida y bienes de los ciudadanos:

“Y el Estado español puede ceñirse al cumplimiento de las funciones esenciales del Poder descargando no ya el arbitraje, sino la regulación completa, en muchos aspectos económicos, a entidades de gran abolengo tradicional: a los Sindicatos, que no serán ya arquitecturas parasitarias, según el actual planteamiento de la relación de trabajo, sino integridades verticales de cuantos cooperan a realizar cada rama de producción”

Vemos pues, que, en el pensamiento joseantoniano, el Estado tiene una función y una esencia completamente distinta del Estado fascista. No es el “intérprete de las necesidades del pueblo”. Es un conciliador de la colectividad con la individualidad, un firme defensor de la unidad nacional y un pilar que mantenga las relaciones laborales con justicia, es decir, un muro inquebrantable que impida que el capitalismo pervierta las relaciones de producción. No puede negarse que hay un autoritarismo intrínseco en José Antonio, muy marcado durante los años 1933-34, pero que a finales del 34 va evolucionando hacia la concepción que acabamos de exponer, más cercana a la democracia orgánica que a un régimen autoritario, si bien sigue siéndolo respecto a lo que él considera las verdades eternas. Curiosamente, en su pensamiento político puede rastrearse un cierto rousseaunismo (pese a la poca estima en que tenía a Rousseau) en las cuestiones de participación ciudadana al margen de los partidos políticos y en la defensa de la individualidad y la libertad del pueblo, pero dentro de unos límites marcados por verdades indiscutibles[16]. Obviamente, no puede clasificarse a José Antonio como un seguidor de Rousseau (¡ni mucho menos!). Estas similitudes, al examinarlas atentamente, son sutiles y tienen matices. Pero ahí están. Curiosamente, José Antonio jamás abogó explícitamente por la pena de muerte, como sí hizo el demócrata Rousseau.

Sea como sea, nada tiene que ver el humanismo pro-individualista (a la vez que colectivista) joseantoniano con el afán dominador y antiindividualista del fascismo:
“Históricamente, sólo el fascismo, de entre los regímenes de partido único del siglo XX, se autodefinió como Estado totalitario, refiriéndose con esto a su concepción de la política y a su régimen de tipo nuevo, fundado en la concentración del poder en las manos del partido y del Duce, y en la organización capilar de las masas, con el propósito de “fascistizar” la sociedad a través del control del partido en todos los aspectos de la vida individual y colectiva, con el fin de crear una nueva raza de conquistadores y de dominadores”
<ref>http://filosofiaehistoricidad.blogspot.com/2009/08/jose-antonio-primo-de-rivera-y-el.html</ref>



== José Antonio Primo de Rivera y la violencia ==
== José Antonio Primo de Rivera y la violencia ==
Primo de Rivera, en lo personal, protagonizó numerosos actos de violencia. De carácter agradable y de trato cortes, caía en accesos de violencia cuando se sentía contrariado. En sus tiempos de estudiante, acabó a puñetazos numerosas discusiones y, más tarde, esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los cafés.<ref> ''Detrás de la apariencia amable y educada de Primo de Rivera, subyacía una violencia apenas controlable que en ocasiones le convirtió en un simple alborotador''. Preston 1986. Pg. 104.</ref><ref>''Poseía una personalidad atractiva y encantadora que sólo en casos extremos cedía paso a accesos de furia y ataques físicos''. Payne 1997. Pg. 153.</ref><ref> Gibson (2008. Pg. 180) referencia dos peleas; una en el Colegio de Abogados contra el político conservador Rodríguez de Viguri y otra en un café con el general Hurguete.</ref> En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al [[Gonzalo Queipo de Llano|General Queipo de Llano]]. Queipo de Llano no se privaba de hablar despectivamente sobre el [[Miguel Primo de Rivera|dictador Primo de Rivera]] (padre de José Antonio). Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe con una llave inglesa. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio Primo de Rivera, que era alférez de complemento, fue expulsado del ejército por un tribunal militar.<ref>Gibson 2008. Pgs. 181-182.</ref>


En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones, agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las criticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante. Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto, tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: ''"Tan chulo como su padre"'', a lo que Primo de Rivera respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por éste lanzándole un tintero que le alcanzó la frente. En la [[cárcel Modelo de Madrid]], cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que a su líder le estaban sometiendo a malos tratos, protagonizaron un conato de motín.<Ref>Gil Pecharromán 1996.</ref>
Otra de las caracteríticas del fascismo es la evaluación positiva y glorificación de la violencia. Aunque esto no sea exclusivo del fascismo (Marx consideraba la violencia como la partera de la Historia), lo cierto es que en él se da de una forma más acentuada que en otros movimientos, aunque hay que decir que ha habido regímenes comunistas mucho más salvajes y despiadados que la Italia de Mussolini. Como dice Payne:“Lo exclusivo del fascismo, en relación con la violencia, fue su evaluación teórica por muchos movimientos fascistas, para los cuales la violencia poseía por sí misma y en sí misma un cierto valor positivo y terapéutico, y que estimaban necesaria cierta dosis de lucha violenta y continua., a la manera soreliana y del darwinismo social extremo, para la salud de la sociedad nacional”[31]

Suele achacársele a la Falange y a José Antonio una actitud extremadamente violenta. Para ello se recuerda una y otra vez lo de “la dialéctica de los puños y las pistolas”. Esta frase, sacada de contexto, no fue pronunciada como una apología de la violencia desenfrenada contra los adversarios, sino como un alegato a la opción de la violencia como último recurso, porque “bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria”[32]. Leída la frase entera y contextualizada (el clima de violencia en esa época estaba generalizado) y, sobretodo, comparada con otras declaraciones de anarquistas, comunistas y socialistas (en especial, Largo Caballero), se ve que la violencia de José Antonio no sobrepasaba a la violencia reivindicada (y practicada) por otros. Cabe señalar, además, que José Antonio siempre fue reticente respecto de la violencia mortal. La primera represalia que mandó tomar contra los socialistas era una respuesta a la undécima víctima falangista (Juan Cuéllar) a manos de los socialistas. Después de tomar la decisión, muy difícil para él, le dijo a Ernesto Giménez Caballero: “yo no he nacido para esto, Ernesto. Yo he nacido para matemático del siglo XVII”. O, como le dijo a Indalecio Prieto en el parlamento:

“Yo no pensé ni por un instante que estas cosas se tuvieran que mantener por la violencia, y la prueba es que mis primeras actuaciones fueron pacíficas(...), se iniciaron contra nosotros agresiones cada vez más cruentas, y por manos movidas, seguramente con intención tan limpia como la de mis amigos, tal vez movidos después a represalias. Pero estas represalias vinieron mucho después, tanto después que (...) incluso en periódicos conservadores nos afeaban que no nos entregásemos al asesinato [...]
Yo no me hubiese dedicado para nada, no a usar la violencia, sino ni siquiera a disculpar la violencia, si la violencia no hubiera venido a buscarnos a nosotros”[33]

José Antonio no era especialmente violento. Consideraba la violencia, más que nada, como un instrumento para defenderse en caso de agresión o para utilizarla en casos excepcionales y justificados. Nunca abogó por la lucha física sistemática contra sus adversarios políticos, a muchos de los cuales consideraba equivocados con buena fe e, incluso, movido po ideales justos. No en vano definió el comunismo como “una versión infernal del afán hacia un mundo mejor”. Por eso estaba abierto al diálogo con sus adversarios políticos, y por eso muchos de los que le conocieron, pese a ser adversarios políticos, le recuerdan como una buena persona. En efecto, hay testimonios de socialistas y anarquistas como Prieto, Zugazagoitia, Teodomiro Menéndez o Abad de Santillán que remarcan el humanismo de José Antonio, su voluntad de diálogo e, incluso, las grandes coincidencias ideológicas. Payne, que no duda en calificar a José Antonio como líder fascista, dice de él que “fue el que más repulsión sentía por la brutalidad y la violencia relacionadas con el quehacer fascista”[34]. En efecto, en los puntos iniciales de la Falange leemos:
“La violencia puede ser lícita cuando se emplee por un ideal que la justifique.

La razón, la justicia y la Patria serán defendidas por la violencia cuando por la violencia –o por la insidia– se las ataque.
Pero Falange Española nunca empleará la violencia como instrumento de opresión.
Mienten quienes anuncian –por ejemplo– a los obreros una tiranía fascista.

Todo lo que es HAZ o FALANGE es unión, cooperación animosa y fraterna, amor.”[35]
Podría pensarse que todo esto es habladuría y creer lo que dice la izquierda actual, a saber, que José Antonio era un fascista violento, un monstruo sanguinario y despiadado que no dudaba en pegar tiros a los que se oponían a él. Curiosamente, los izquierdistas que dicen esto son todos actuales. Hemos apuntado ya que varios socialistas y anarquistas de su época, que le conocieron, no corroboran estos juicios, antes al contrario, le respetaban y apreciaban. ¿Y por qué? Pues porque José Antonio sabía ver detrás de todo socialista, de todo comunista y de todo anarquista a un ser humano que, si bien estaba equivocado, se movía por aspiraciones sociales justas.

Respecto a los historiadores, ya hemos visto cómo Payne recalca la reticencia de José Antonio hacia la violencia fascista. Ian Gibson, que hace una afirmación tan gratuita como: “Con Hitler y Mussolini, José Antonio cree que la violencia utilizada contra los enemigos del fascismo es legítima”[36], dedica un capítulo entero a la violencia de José Antonio, [37] narrando sus episodios de “cólera bíblica” en los que se valió de los puños. En la biografía de José Antonio no existen episodios de violencia mortal ni de ensañamiento contra sus adversarios. No tenía más voluntad de violencia que de diálogo.

José Antonio no renunciaba a la violencia. La consideraba justa y necesaria en ciertas ocasiones. Mas no puede decirse que su propensión a la violencia era la misma que sentían los fascistas. José Antonio no era más violento que cualquier político revolucionario de los años 30, y aun podríamos decir que guardaba un respeto y una consideración para la vida humana que no se daban en muchos otros. Ante las demandas furibundas de los falangistas más extremistas de responder con violencia dura los asesinatos de sus camaradas, José Antonio alegó que la vida es milicia y que no hay que caer en una espiral de violencia con los compatriotas, sino que hay que aceptar que, en aras de una España mejor, habrá que llorar a varios camaradas. En esto se parecía mucho al anarquista Melchor Rodríguez, llamado “el ángel rojo” por salvar a derechistas y falangistas de las checas durante la guerra civil, el cual pronunció las palabras “se puede morir por un ideal, pero nunca matar”. José Antonio empezó con esa misma mentalidad y, pese a que no pudo sustraerse a la espiral de violencia (que, por cierto, él no empezó) de la época, su horror hacia el inicio de la guerra civil le hizo reflexionar y luchar como pudo, desde la cárcel, por una reconciliación entre ambos bandos, proponiendo un gobierno de reconciliación en el que figuraban ministros de todas las tendencias, excepto comunistas y (¡ojo al canto!) falangistas. Un gesto de sincera voluntad de reconciliación y de suavización del extremismo. Un gesto que le honra.

Otra de las caracteríticas del fascismo es la evaluación positiva y glorificación de la violencia. Aunque esto no sea exclusivo del fascismo (Marx consideraba la violencia como la partera de la Historia), lo cierto es que en él se da de una forma más acentuada que en otros movimientos, aunque hay que decir que ha habido regímenes comunistas mucho más salvajes y despiadados que la Italia de Mussolini.

Como dice Payne:

“Lo exclusivo del fascismo, en relación con la violencia, fue su evaluación teórica por muchos movimientos fascistas, para los cuales la violencia poseía por sí misma y en sí misma un cierto valor positivo y terapéutico, y que estimaban necesaria cierta dosis de lucha violenta y continua., a la manera soreliana y del darwinismo social extremo, para la salud de la sociedad nacional”[31]
Suele achacársele a la Falange y a José Antonio una actitud extremadamente violenta. Para ello se recuerda una y otra vez lo de “la dialéctica de los puños y las pistolas”. Esta frase, sacada de contexto, no fue pronunciada como una apología de la violencia desenfrenada contra los adversarios, sino como un alegato a la opción de la violencia como último recurso, porque “bien está, sí, la dialéctica como primer instrumento de comunicación. Pero no hay más dialéctica admisible que la dialéctica de los puños y de las pistolas cuando se ofende a la justicia o a la Patria”[32]. Leída la frase entera y contextualizada (el clima de violencia en esa época estaba generalizado) y, sobretodo, comparada con otras declaraciones de anarquistas, comunistas y socialistas (en especial, Largo Caballero), se ve que la violencia de José Antonio no sobrepasaba a la violencia reivindicada (y practicada) por otros. Cabe señalar, además, que José Antonio siempre fue reticente respecto de la violencia mortal. La primera represalia que mandó tomar contra los socialistas era una respuesta a la undécima víctima falangista (Juan Cuéllar) a manos de los socialistas. Después de tomar la decisión, muy difícil para él, le dijo a Ernesto Giménez Caballero: “yo no he nacido para esto, Ernesto. Yo he nacido para matemático del siglo XVII”. O, como le dijo a Indalecio Prieto en el parlamento:
“Yo no pensé ni por un instante que estas cosas se tuvieran que mantener por la violencia, y la prueba es que mis primeras actuaciones fueron pacíficas(...), se iniciaron contra nosotros agresiones cada vez más cruentas, y por manos movidas, seguramente con intención tan limpia como la de mis amigos, tal vez movidos después a represalias. Pero estas represalias vinieron mucho después, tanto después que (...) incluso en periódicos conservadores nos afeaban que no nos entregásemos al asesinato [...]
Yo no me hubiese dedicado para nada, no a usar la violencia, sino ni siquiera a disculpar la violencia, si la violencia no hubiera venido a buscarnos a nosotros”

José Antonio no era especialmente violento. Consideraba la violencia, más que nada, como un instrumento para defenderse en caso de agresión o para utilizarla en casos excepcionales y justificados. Nunca abogó por la lucha física sistemática contra sus adversarios políticos, a muchos de los cuales consideraba equivocados con buena fe e, incluso, movido po ideales justos. No en vano definió el comunismo como “una versión infernal del afán hacia un mundo mejor”. Por eso estaba abierto al diálogo con sus adversarios políticos, y por eso muchos de los que le conocieron, pese a ser adversarios políticos, le recuerdan como una buena persona. En efecto, hay testimonios de socialistas y anarquistas como Prieto, Zugazagoitia, Teodomiro Menéndez o Abad de Santillán que remarcan el humanismo de José Antonio, su voluntad de diálogo e, incluso, las grandes coincidencias ideológicas. Payne, que no duda en calificar a José Antonio como líder fascista, dice de él que “fue el que más repulsión sentía por la brutalidad y la violencia relacionadas con el quehacer fascista”[34]. En efecto, en los puntos iniciales de la Falange leemos:
“La violencia puede ser lícita cuando se emplee por un ideal que la justifique.
La razón, la justicia y la Patria serán defendidas por la violencia cuando por la violencia –o por la insidia– se las ataque.
Pero Falange Española nunca empleará la violencia como instrumento de opresión.
Mienten quienes anuncian –por ejemplo– a los obreros una tiranía fascista.
Todo lo que es HAZ o FALANGE es unión, cooperación animosa y fraterna, amor.”


Primo de Rivera admitía la violencia como algo normal en las relaciones sociales y políticas. Se educó en un ambiente militarista y vivió una época en la que la violencia formaba parte de la actividad política.<ref> ''A pesar de que la violencia sería corriente en la política española de los años treinta, ningún político la incorporó tan líricamente como elemento de su retórica''. Preston 1986. Pg. 135.</ref> Estuvo influenciado por la obra de [[Georges Sorel]] ''reflexiones sobre la violencia'', referente de la extrema derecha europea de aquella época, y era admirador de [[Mussolini]] y sus métodos para combatir a la izquierda y acceder al poder mediante acciones violentas.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 273-274</ref>
Podría pensarse que todo esto es habladuría y creer lo que dice la izquierda actual, a saber, que José Antonio era un fascista violento, un monstruo sanguinario y despiadado que no dudaba en pegar tiros a los que se oponían a él. Curiosamente, los izquierdistas que dicen esto son todos actuales. Hemos apuntado ya que varios socialistas y anarquistas de su época, que le conocieron, no corroboran estos juicios, antes al contrario, le respetaban y apreciaban. ¿Y por qué? Pues porque José Antonio sabía ver detrás de todo socialista, de todo comunista y de todo anarquista a un ser humano que, si bien estaba equivocado, se movía por aspiraciones sociales justas.
Respecto a los historiadores, ya hemos visto cómo Payne recalca la reticencia de José Antonio hacia la violencia fascista. Ian Gibson, que hace una afirmación tan gratuita como: “Con Hitler y Mussolini, José Antonio cree que la violencia utilizada contra los enemigos del fascismo es legítima”[36], dedica un capítulo entero a la violencia de José Antonio, [37] narrando sus episodios de “cólera bíblica” en los que se valió de los puños. En la biografía de José Antonio no existen episodios de violencia mortal ni de ensañamiento contra sus adversarios. No tenía más voluntad de violencia que de diálogo.


Primo de Rivera sufrió varios atentados contra su vida. Está documentado uno en el que, el 10 de abril de 1934, tirotearon su coche y el conductor y su acompañante salieron detrás de los terroristas, manteniendo con ellos un tiroteo. El atentado contra un parlamentario era un hecho infrecuente y tuvo una gran repercusión. También, en otra ocasión, confundieron un coche con el suyo y le arrojaron un petardo.<ref> Gil Pecharromán 1996. Pgs. 271-272</ref>
José Antonio no renunciaba a la violencia. La consideraba justa y necesaria en ciertas ocasiones. Mas no puede decirse que su propensión a la violencia era la misma que sentían los fascistas. José Antonio no era más violento que cualquier político revolucionario de los años 30, y aun podríamos decir que guardaba un respeto y una consideración para la vida humana que no se daban en muchos otros. Ante las demandas furibundas de los falangistas más extremistas de responder con violencia dura los asesinatos de sus camaradas, José Antonio alegó que la vida es milicia y que no hay que caer en una espiral de violencia con los compatriotas, sino que hay que aceptar que, en aras de una España mejor, habrá que llorar a varios camaradas. En esto se parecía mucho al anarquista Melchor Rodríguez, llamado “el ángel rojo” por salvar a derechistas y falangistas de las checas durante la guerra civil, el cual pronunció las palabras “se puede morir por un ideal, pero nunca matar”. José Antonio empezó con esa misma mentalidad y, pese a que no pudo sustraerse a la espiral de violencia (que, por cierto, él no empezó) de la época, su horror hacia el inicio de la guerra civil le hizo reflexionar y luchar como pudo, desde la cárcel, por una reconciliación entre ambos bandos, proponiendo un gobierno de reconciliación en el que figuraban ministros de todas las tendencias, excepto comunistas y (¡ojo al canto!) falangistas. Un gesto de sincera voluntad de reconciliación y de suavización del extremismo. Un gesto que le honra.


Fundó [[Falange Española de las JONS|Falange Española]], partido político de corte [[Fascismo|fascista]] que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo.<ref> ''Con el desarrollo de una organización específica, la Primera Línea o la Falange de la Sangre, que bajo la dirección práctica de José Antonio Ansaldo habría de dedicarse a una dinámica muy próxima al pistolerismo que se había denunciado, y que tendría su expresión más turbadora en el asesinato de la excursionista de las Juventudes Socialistas Juanita Rico, tiroteada el 10 de junio desde un automóvil, como represaría por el asesinato de un joven falangista de quince años, Juan Cuellar. Los enfrentamientos armados, tiroteos a fachadas de los locales y actos de intimidación se multiplicaron a partir de ese momento, siguiendo una verdadera estrategia de terror sobre el adversario del que habían carecido los incidentes aislados producidos anteriormente''. Ferran Gallego. Pgs. 246-247.</ref> No obstante, entre los líderes fascistas españoles, fue el menos proclive a la práctica sistemática de la violencia y el asesinato. Para Primo de Rivera el uso de la violencia era lícito si se ejercía para conseguir un fin superior. El acceso al poder de Falange para instaurar un [[régimen totalitario]] que garantizara la unidad de una España que él veía amenazada, era ese fin superior que justificaba la violencia: ''"Teníamos que demostrar que no éramos una banda de mercenarios dedicados a eliminar a sus adversarios. Yo hablé en el Teatro de la Comedia de la dialéctica de de los puños y las pistolas sin pensar en las emboscadas en las que murieron los mejores muchachos de la primera hora, sino pensando en la conquista del Estado y en la defensa de la [[Patria]]"''.<ref name=autogenerated1> Discurso en las Cortes el 3 de Julio de 1934. En Aguinaga 2003. Pg.74</ref> Ésta sería una violencia que no entraría en conflicto con sus convicciones religiosas ya que ''"la violencia no es censurable sistemáticamente. Lo es cuando se emplea contra la justicia. Pero hasta [[Santo Tomás]], en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano"''.<ref>Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. ''Obras'' (del Río 1974). Pg. 49.</ref> Aceptando sus propias palabras, para asumir la violencia que llegó a ejercer la Falange, habría tenido que vencer su convicción religiosa: ''"Cuando se derramó la sangre de estos jóvenes comprendí que era necesario defendernos. Mis escrúpulos morales y religiosos se hicieron retortijones y, tras una larga lucha interior, la fe en nuestro ideal venció a toda desilusión y a todo remordimiento"''.<ref name=autogenerated1 />
<ref>http://filosofiaehistoricidad.blogspot.com/2009/08/jose-antonio-primo-de-rivera-y-el.html </ref>


Se mostró indeciso en el momento que Falange se planteó el paso de las razzias en la calle y la Universidad al uso sistemático de la violencia para amedrentar a la izquierda; pero, al fin dio ese paso. Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que Falange protagonizó después de que el [[Frente Popular (España)|Frente Popular]] ganara las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices; sin embargo, en abril de 1936, enterado del plan para atentar contra [[Largo Caballero]], lo desautorizó.<ref>''Al igual que en la extrema izquierda, en la Falange de aquellos días imperaba la creencia de que en nombre de los principios era lícito decidir sobre la vida o la muerte de los adversarios. […] Desde su celda, José Antonio actuaba a veces como elemento moderador para evitar actos de consecuencias imprevisibles''. Gil Pecharromán 1996. Pg. 467.</ref> Podría concluirse que no aceptaba la violencia por la violencia; pero ''"si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo"''.<ref>Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. Obras (Del Río 1974). Pg. 49.</ref>


== Títulos ==
== Títulos ==
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* [http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/2/REP_212_283.pdf Evocación filosófica y política del pensamiento de José Antonio]
* [http://www.cepc.es/rap/Publicaciones/Revistas/2/REP_212_283.pdf Evocación filosófica y política del pensamiento de José Antonio]
* [http://www.ramiroledesma.com/nrevolucion/sobre31.pdf Antecedentes filosóficos del pensamiento de José Antonio Primo de Rivera]
* [http://www.ramiroledesma.com/nrevolucion/sobre31.pdf Antecedentes filosóficos del pensamiento de José Antonio Primo de Rivera]

* [http://filosofiaehistoricidad.blogspot.com/2009/08/jose-antonio-primo-de-rivera-y-el.html]


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Revisión del 17:11 17 dic 2009

José Antonio Primo de Rivera

Archivo:True flag of falange.svg
1.er Jefe Nacional de FE de las JONS
6 de octubre de 1934-20 de noviembre de 1936
Sucesor Manuel Hedilla Larrey


Diputado a Cortes Generales
por Cádiz
30 de noviembre de 1933-7 de enero de 1936

Información personal
Nombre de nacimiento José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 24 de abril de 1903 Ver y modificar los datos en Wikidata
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 20 de noviembre de 1936 Ver y modificar los datos en Wikidata (33 años)
Alicante (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Causa de muerte Herida por arma de fuego Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio de San Isidro Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Religión Católico
Características físicas
Ojos Marrón oscuro Ver y modificar los datos en Wikidata
Cabello Cabello negro Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres Miguel Primo de Rivera y Orbaneja Ver y modificar los datos en Wikidata
Casilda Sáenz de Heredia Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad Central Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Abogado y político
Partido político Falange Española de las JONS
Firma

José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, III Marqués de Estella (Madrid, 24 de abril de 1903Alicante, 20 de noviembre de 1936) fue un abogado y político español, hijo primogénito del dictador Miguel Primo de Rivera y fundador y líder del partido Falange Española. Fue condenado y ejecutado por conspiración y rebelión militar durante los primeros meses de la Guerra Civil Española.

Se convirtió durante la guerra civil española y la dictadura franquista en un icono y un mártir al servicio de los intereses del instaurado "Movimiento Nacional" y su aparato de propaganda. Su muerte fue silenciada en el bando rebelde durante dos años, recibiendo el apelativo de El Ausente. Terminada la guerra su nombre encabezó todas las listas de fallecidos del bando autodenominado Nacional, llegándose a poner la inscripción "José Antonio ¡Presente!" en la gran mayoría de las iglesias españolas, pasando así a ser el único líder político de su período al que se conoce exclusivamente por su nombre de pila.

Biografía

Infancia y educación

Hijo primogénito del que fue presidente del Directorio entre 1923 y 1930, el general Miguel Primo de Rivera. Huérfano de madre a los 5 años, fue educado, junto a sus cuatro hermanos, por su tía "Ma", la hermana de su padre. Recibió una educación basada en los valores castrenses de su padre y los católicos de su madre y de sus tías. Cursó los estudios de bachillerato de forma no oficial, desde su casa, instruido por profesores particulares e incluyendo en su formación el dominio de los idiomas inglés y francés. Tras ser desanimado por su padre a seguir la carrera militar, al final estudió Derecho en Madrid, siguiendo algunos antecedentes familiares (uno de sus abuelos fue magistrado) e influido por el hijo mayor del médico de los Primo de Rivera, Raimundo Fernández-Cuesta, que acababa de licenciarse en Derecho.

El primer año de universidad lo cursó, al igual que el bachillerato, desde su propia casa asistido por profesores particulares y con resultados irregulares. El segundo año se incorpora a la vida de la universidad, allí trabó amistad con Ramón Serrano Súñer que junto a Raimundo Fernández Cuesta se convertirán en sus albaceas testamentarios.

Tras el decreto de autonomía universitaria de 1919 que permitía las asociaciones de estudiantes, forma parte de la dirección de la recién creada Asociación de Estudiantes de Derecho, dirigida por su amigo Serrano Súñer, antagónica de la Asociación de Estudiantes Católicos, dirigida por José María Gil-Robles.[1][2]

En 1922 termina la licenciatura brillantemente.[3]​ Posteriormente realiza el servicio militar en los Dragones de Santiago. En junio de 1925 se cruzó de santiaguista, cumpliendo con empeño todos los deberes de la orden religiosa y militar.[4]​ Siendo universitario escoge la modalidad de "voluntario de un año",[5]​ y termina el servicio con el grado de alférez de complemento. José Antonio Primo de Rivera vive muy de cerca el golpe de Estado que colocó a su padre al frente del gobierno. Terminado el servicio militar aún pasará varios meses ampliando sus estudios de derecho y, en abril de 1925, se da de alta en el Colegio de Abogados de Madrid y abre su propio bufete.

La dictadura y su vocación política

En 1930 participó en el proyecto político de la Unión Monárquica Nacional. El 2 de mayo de ese año aceptó el cargo de vicesecretario general del partido, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre, atacada tanto a la caída de su Dictadura, al final de la monarquía, como durante la Segunda República (1931). En este periodo, colabora en el periódico La Nación (copropietario del mismo por herencia familiar) con artículos de carácter político, principalmente reivindicando la dictadura de su padre. En diciembre de 1931, en el prólogo del libro La Dictadura de Primo de Rivera juzgada en el extranjero (un duro ataque contra los intelectuales en los que se advierte "el predominio de la masa", considerándolos "pseudointelectuales incalificados, incalificables y descalificados"), podía leerse:

¡Si los intelectuales hubieran entendido a aquel hombre! Quizá no vuelva a pasar España en mucho tiempo por coyuntura más favorable. Los intelectuales pudieron alegar todo lo que saben y todo lo que piensan. A buen seguro los hubiera entendido el Dictador, cuyo talento natural era una verdadera generosidad de la Providencia. Los intelectuales hubieran podido organizar aquel magnífico alumbramiento de entusiasmos alrededor de lo que faltó a la Dictadura: una gran idea central, una doctrina elegante y fuerte. [...] ¡Qué le vamos a hacer ya! Dejaron pasar el instante. No percibieron su decisiva profundidad. Empezaron a hacer remilgos por si la Dictadura menospreciaba tales o cuales pequeñeces rituarias. [...] Tal fue, salvo excepciones la actitud de los intelectuales españoles ante el hecho revolucionario de la Dictadura.[6]

Primo de Rivera fracasó en su intento de obtener un escaño de diputado por Madrid en las elecciones de 1931, siendo derrotado por Bartolomé Cossío. Este fracaso le hizo siempre desconfiar de los métodos democráticos. Fue detenido en 1932 bajo la sospecha de haber colaborado con la sublevación organizada por el general Sanjurjo, hecho que él siempre negó, saliendo finalmente de la cárcel sin cargos. En 1933, en pleno auge de los movimientos fascista en Italia y nazi en Alemania, colabora en la salida de la revista El Fascio publicando un artículo titulado «Orientaciones hacia un nuevo Estado», un ataque al liberalismo político que comienza: "El Estado liberal no cree en nada, ni siquiera en sí mismo. El Estado liberal permite que todo se ponga en duda, incluso la conveniencia de que él mismo exista"; y en el que también se puede leer: "La libertad no puede vivir sin el amparo de un principio fuerte, permanente. Cuando los principios cambian con los vaivenes de la opinión, sólo hay libertad para los acordes con la mayoría. Las minorías están llamadas a sufrir y callar."[7]

Podríamos decir que nuestro personaje inició su vida política en las filas de la derecha monárquica reaccionaria y contrarrevolucionaria –en la Unión Monárquica Nacional- que agrupaba a muchos de los hombres de la que había sido el régimen de su padre, la dictadura de Primo de Rivera. Una derecha reaccionaria y contrarrevolucionaria que en términos generales le acompañaría y arroparía en su proceso de fascistización hasta la fundación misma de Falange Española en octubre de 1933 y los primeros pasos de la formación.
Ismael Saz Campos, Fascismo y Franquismo.[8]

La Falange y su actividad política

Creó junto a Julio Ruiz de Alda el Movimiento Español Sindicalista, embrión de la futura Falange Española, movimiento político de carácter fascista que, como tal, nace desconfiando de los métodos democráticos e intenta imponer un Nuevo Estado de carácter totalitario y corporativo (expresado en la consigna del sindicalismo vertical). En sus puntos iniciales ya están presentes los conceptos que Primo de Rivera manejará a lo largo de su corta vida política: una España unida por un destino universal que supere la lucha de clases y los nacionalismos, la concepción de un hombre nuevo portador de valores eternos y una justicia social que proporcione al hombre una vida digna y humana; todo esto, con un sentido de catolicidad. Falange Española fue fundada en el Teatro de la Comedia de Madrid, el 29 de octubre de 1933. Dicho acto comenzó con las palabras de Primo de Rivera «Camaradas, nada de un párrafo de gracias. Escuetamente gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo»; pasando a posicionarse contra el estado liberar parlamentario a través de la crítica a Rousseau:

Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto, que se llamaba Juan Jacobo Rousseau, publicó El contrato social, dejó de ser la verdad política una entidad permanente. Antes, en otras épocas más profundas, los Estados, que eran ejecutores de misiones históricas, tenían inscritas sobre sus frentes, y aun sobre los astros, la justicia y la verdad. Juan Jacobo Rousseau vino a decirnos que la justicia y la verdad no eran categorías permanentes de razón, sino que eran, en cada instante, decisiones de voluntad.[...] Como el Estado liberal fue un servidor de esa doctrina, vino a constituirse no ya en el ejecutor resuelto de los destinos patrios, sino en el espectador de las luchas electorales. Para el Estado liberal sólo era lo importante que en las mesas de votación hubiera sentado un determinado número de señores; que las elecciones empezaran a las ocho y acabaran a las cuatro; que no se rompieran las urnas. Cuando el ser rotas es el más noble destino de todas las urnas. Después, a respetar tranquilamente lo que de las urnas saliera, como si a él no le importase nada.
Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933.[9]

Y legitimar el ejercicio de la violencia, «la dialéctica de los puños y las pistolas», para propiciar un Estado autoritario:

La Patria es una síntesis trascendente, una síntesis indivisible, con fines propios que cumplir; y nosotros lo que queremos es que el movimiento de este día, y el Estado que cree, sea el instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, de esa unidad permanente, de esa unidad irrevocable que se llama Patria.
Discurso del Teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933.[10]

En las elecciones de noviembre de 1933 obtuvo su escaño en las Cortes, integrado en una coalición conservadora monárquica, por la circunscripción de Cádiz, donde su familia disponía de gran influencia. En 1934 fusionó Falange Española con las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista, de Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma Ramos, dando lugar a FE de las JONS, incorporando a Falange el nacional-sindicalismo de las JONS. En un primer momento, para la dirección del partido se formó un triunvirato formado por el propio José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y Julio Ruiz de Alda. Un año después, y tras una ajustada votación, Primo de Rivera acabó siendo proclamado jefe único del partido. A partir de este momento, la figura de José Antonio Primo de Rivera pasará a ser el icono oficial del partido.

Primo de Rivera, en la primera andadura de Falange, no se desvinculó de los círculos monárquicos. Siendo Falange un grupo marginal, con escasos recursos económicos, Primo de Rivera encontró financiación en estos grupos que la consideraban una fuerza de choque para combatir a las organizaciones de izquierda y desestabilizar a la II República. Más adelante, buscaría el apoyo de la Italia fascista, consiguiendo en el verano de 1935 una subvención mensual del gobierno italiano de 50.000 liras mensuales.[11][12]

En 1935 Primo de Rivera se dedica a realizar viajes por España dando mítines, que serán comentados en las páginas del semanario falangista Arriba, y en Haz, órgano del SEU. En este año Ledesma fue expulsado de Falange.

Falange tardará en emprender el camino hacia el empleo sistemático de la violencia, pero Falange fue uno de los principales partidos que la practicó durante el segundo bienio. Desde un principio empleó un lenguaje violento que resultó provocativo porque existía ya en España la imagen de lo que estaba sucediendo en otras latitudes y una táctica de confrontación callejera contra el adversario de izquierdas que podía llegar al asesinato. Los primeros muertos entre los lectores y repartidores de prensa falangista se produjeron en enero de 1934.[13]​ Una vez producidas las primeras muertes en las filas de la Falange, Primo de Rivera fue el líder falangista que más reticente se mostró ante la expectativa de emplear la violencia de modo sistemático.[14][15]​ La primera víctima falangista de la violencia fue el estudiante Matías Montero. A éste siguieron otros asesinatos en Valladolid, Gijón y Madrid. Asesinando, los falangistas, al ex director general de Seguridad y fundador del Comité Nacional de Acción Republicana, Manuel Andrés Casaus, uno de los impulsores de la proclamación de la República en Éibar; también al periodista santanderino Luciano Malumbres. La primera asesinada en las filas de las juventudes de izquierda fue la costurera de las Juventudes Socialistas Juanita Rico, como represalia por la muerte del falangista Juan Cuellar, sus asesinos la acusaron de haber tomado parte en la reyerta y haberse orinado sobre el cuerpo del todavía moribundo falangista.[16]

En las elecciones de 1936, la izquierda y la derecha acudieron agrupadas en el Frente Popular y Frente Nacional, respectivamente, y La Falange, que no alcanzó acuerdos, concurrió en solitario. Primo de Rivera, al margen de su deseo de conservar el acta parlamentaria, pensaba que no sería entendido que la Falange acudiera a las elecciones desvinculada del Frente Nacional, siendo partidario de alcanzar un acuerdo; pero pesó más la presión de la dirección de la Falange contraria al principio de acuerdo ya alcanzado, bien porque consideraron escasos los escaños garantizados, bien por reticencias a llegar a acuerdos electorales con otras fuerzas.[17][18]​ Estas elecciones pusieron de manifiesto los escasos apoyos con los que contaba la Falange, obteniendo 44.000 votos en todo el territorio nacional, lo que significó el 0,7% de los votos útiles.[19]

En aquel mismo año el gobierno del Frente Popular declaró ilegal a la Falange (aunque después los tribunales revocaran esta medida) como «responsable de desórdenes públicos». Entre estos, el atentado contra el catedrático de Derecho Jiménez de Asúa, en el que resultó muerto su escolta. Jiménez de Asúa fue tiroteado por dos jóvenes falangistas en represalia por el asesinado del estudiante falangista Juan José Olano. Al destacado jurista y político republicano, los falangistas lo responsabilizaban de aquel asesinato.[20]​ También fue condenado a cinco meses de arresto por tenencia ilícita de armas y tenía causa pendiente por amenazas al tribunal. Primo de Rivera fue encarcelado primero en la Cárcel Modelo de Madrid, siendo posteriormente trasladado a la cárcel de Alicante el 5 de junio de 1936.

Conspiraciones contra la II República

Desde sus comienzos, la II república estuvo amenazada por tramas insurreccionales tanto de izquierda como de derecha. En agosto de 1932 fracasó el primer intento de derrocar la República. Desde entonces subyacían dos corrientes insurreccionales en la derecha: Una de carácter civil alentada principalmente por los partidos Renovación Española y Comunión Tradicionalista, con apoyos dentro del ejército, que pretendía la restauración de la monarquía. Y otra, más puramente militar que pretendía, mediante un golpe militar, restaurar el orden social supuestamente deteriorado con la promulgación de la República.[21]​ A estas tramas, en 1934 vendría a sumarse Falange Española que nace con un carácter marcadamente insurreccional.[22]​ Pero a diferencia de estas tramas que veían la posibilidad de un gobierno fuerte como el medio para restablecer el orden perdido, Falange Española ve en ese gobierno fuerte un fin en sí mismo, propone un orden nuevo de carácter totalitario.

Primo de Rivera aspiraba a que la Falange fuese el motor de la insurrección.[23]​ En varias ocasiones, mantuvo contactos con militares para que apoyaran una insurrección dirigida por la Falange. En el informe secreto sobre la situación política española que José Antonio Primo de Rivera redactó e hizo llegar al gobierno italiano en el verano de 1935, se lamentaba de que en el momento en el que se produjo la revolución de Asturias de octubre de 1934, Falange no dispusiera de fuerzas suficientes para haber respondido con una contrarrevolución; y, sobrevalorando la capacidad de Falange, informaba que "si los acontecimiento se precipitasen, la Falange podría tal vez intentar pronto la conquista del poder, por muy inverosímil que ello suene ahora"; que de darse unas circunstancias parecidas, estaba preparada para iniciar la sublevación. En todo caso, "por el momento, la tarea de los organizadores de la Falange es trabajar sin descanso por fortalecer todos los órganos: será en el mes de octubre cuando se pueda hablar de un plan integral y calcular los elementos de los que se deba disponer para cumplirlo".[24]

A finales de 1934 o principios de 1935, Primo de Rivera redactó la composición del posible gobierno que saldría de la insurrección. Formado principalmente por falangistas, también figuraban Franco, Mola y Serrano Súñer como ministros de la Defensa Nacional, Gobernación y Justicia respectivamente. Primo de Rivera se autonombraría jefe de aquel gobierno.[25]​ En 1935 elaboró varios planes. En junio, la cúpula falangista se reunió con los jefes territoriales en el parador de Gredos para preparar una insurrección que tendría su origen en Fuentes de Oñoro, pueblo de la provincia de Salamanca, cercano a la frontera de Portugal para posibilitar la incorporación del general Sanjurjo (por entonces exiliado en Portugal) y, también, facilitar huida en caso de fracaso.[26]​ Y en noviembre, otro plan preveía que la insurrección comenzara en Toledo, con la colaboración del general Moscardó. Ninguno de estos planes encontró los apoyos suficientes. Más adelante, recurriría directamente a Franco, entonces jefe del Estado Mayor, para que apoyara una insurrección. Franco se limitó a desviar la conversación.[27]

Con la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936, las tramas para derrocar a la Republica se fortalecieron. Durante varios días el país vivió el riesgo de una intervención castrense para anular los comicios.[28]​ A partir de entonces se sucedieron las reuniones de generales para propiciar un pronunciamiento. El 8 de marzo, en una de esas reuniones celebrada en el domicilio de un miembro de la CEDA, se concretó un plan para dar un golpe de Estado el 20 de abril del que saldría una junta militar presidida por el general Sanjurjo, todavía en el exilio.[29]​ Las tramas insurrecciónales iban confluyendo y la Falange era ignorada, quedando al margen de ellas.

El 14 de marzo, Primo de Rivera ingresó preso en la cárcel Modelo de Madrid por posesión ilícita de armas y posteriormente, el 5 de junio, fue trasladado a la cárcel de Alicante. Desde la cárcel, favorecido por un relajado régimen de visitas, dirigió a la Falange tratando de llevar la iniciativa en la insurrección. A finales de abril redactó una carta dirigida a los oficiales del ejército que se distribuyó el 4 de mayo. En ella se hacía un llamamiento a la sublevación:

España puede dejar de existir. Sencillamente: si por una adhesión a lo formulario del deber permanecéis neutrales en el pugilato de estas horas, podréis encontraros de la noche a la mañana con que lo sustantivo, lo permanente de España que servíais, ha desaparecido. [...] Cuando lo permanente mismo peligra, ya no tenéis derecho a ser neutrales. Entonces ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales, sin los que es vano simulacro la disciplina. Y siempre ha sido así: la última partida es siempre la partida de las armas. A última hora –ha dicho Spengler-, siempre ha sido un pelotón de soldados el que ha salvado la civilización.
Carta a los militares de España.[30]

A partir de mayo de 1936, mantiene correspondencia con el general Mola.[31]​ En una carta que Primo de Rivera le hizo llegar a Pamplona, no le prestaba su apoyo total y hablaba de condiciones, ofertándole 4.000 falangistas disponibles desde el primer día del alzamiento.[32]​ La conspiración seguía su marcha y Primo de Rivera no lograba que Falange fuese su movimiento político inspirador. Los militares estaban también en contacto con los monárquicos, miembros de la CEDA y los carlistas; y desde el Bloque Nacional, Calvo Sotelo parecía querer arrebatar a Falange el marchamo de fascista.[33]​ El 24 de junio envía una circular a todas las Jefaturas Territoriales para que no se sumen a proyectos en los que la Falange no es considerada como un cuerpo total de doctrina, ni como una fuerza en camino de asumir por entero la dirección del Estado sino que la consideran como un mero elemento auxiliar de choque.[34][35]

Sólo cinco días después, el 29 de junio, Primo de Rivera envía nuevas circulares, ahora sí, apoyando la insurrección. Una, destinada a la primera línea de Madrid, hace un llamamiento al adiestramiento para estar preparados ante el instante decisivo: "Vuestro entusiasmo prefiere el combate a la preparación; pero lo que se acerca es demasiado grande para que lo arrostremos sin prepararlo".[36]​ Y otra, destinada a La Jefaturas Territoriales, para que se pongan a disposición de los mandos militares en la sublevación. "Cada jefe territorial se entenderá exclusivamente con el jefe superior del movimiento militar en el territorio o provincia"’, interviniendo los falangistas en sus propias unidades con sus propios jefes y sus propios uniformes.[37]​ A juicio de Gil-Robles, este cambio pudo estar relacionado con el viaje del carlista Rodezno a Alicante o deberse a una conversación de su hermano Fernando (su enlace con los conspiradores) con el general Mola, donde, este último, se mostró enfadado por el tono de la anterior circular del día 24.[38]

El 13 de julio manda otra carta a Mola en la que le pedía acelerar la sublevación. "Tiene el carácter de apelación suprema. Estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el Gobierno". Ésta se cruza con la comunicación que Mola le envió, por medio de un oficial, informándole del día del alzamiento. José Antonio Primo de Rivera, el 17 de julio, redactó un manifiesto en el que expresaba la participación sin reservas de la Falange en la rebelión:[39]

Un grupo de españoles, soldados unos y otros hombres civiles, no quieren asistir a la total disolución de la Patria. Se alza hoy contra el Gobierno traidor, inepto, cruel e injusto que la conduce a la ruina. […] Trabajadores, labradores, intelectuales, soldados, marinos, guardianes de la patria: sacudid la resignación ante el cuadro de su hundimiento y venid con nosotros por España una, grande y libre. ¡Que Dios nos ayude! ¡Arriba España!
José Antonio Primo de Rivera. 17 de julio de 1936.[40]

Fusilamiento y repercusión

Cuando el 18 de julio de 1936 se produjo la insurrección, José Antonio Primo de Rivera seguía preso en la cárcel de Alicante. El día anterior, él y su hermano habían estado recogiendo sus pertenencias, lo que permite pensar que daban por hecho su salida de Alicante. Con anterioridad a esa fecha existieron diversos planes para posibilitar su fuga. Entre ellos uno que lo llevaría en una avioneta a la ciudad de Orán, Argelia, y otro a Mallorca en una embarcación. Todos fracasaron antes de iniciarse. También existió un ofrecimiento, muy cercano al día 18, de un grupo de oficiales alicantinos que utilizarían un camión de la Guardia de Asalto para alejarlo de Alicante; ofrecimiento que fue rechazado por Primo de rivera.[41]

El 13 de julio trasmitió una orden para concertar la acción de falangistas y militares simpatizantes en Valencia, Alicante, Alcoy y Cartagena. Varios militares estuvieron reunidos en el hotel Victoria de Alicante donde se alojaban su hermana Pilar y su cuñada. El 17, su hermana y su cuñada se dirigieron a Alcoy para pedir a los falangistas que se acuartelaran con los militares; a su regreso fueron detenidas con la orden de permanecer bajo arresto en su propio hotel (el 1 de agosto serían encarceladas en el Reformatorio de Adultos de Alicante). El levantamiento fracasó en Valencia y Alicante y esto frustró el intento de su liberación. Grupos de falangistas salieron el día 19 de diversos pueblos de la región levantina en dirección a Alicante. Uno de los grupos, el más numeroso, fue detenido a tiros por la Guardia de Asalto. Enterados de este hecho, los otros grupos desistieron.[42]

En los cuatro meses que mediaron hasta su muerte, Primo de Rivera suavizó su discurso. Unos meses antes había expresado su opinión sobre la guerra: "Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria!"[43]​ En estos meses hablaría del fin de las hostilidades y de reconciliación.[44][45]La aparente transformación experimentada por José Antonio a lo largo de los siguientes cuatro meses daría pie a la idea, posteriormente muy extendida, de que podría haber sido la gran oportunidad perdida para reconciliar ambos bandos en la guerra civil española.[46]​ En agosto propuso un plan para poner fin a la contienda. El día 14, José Antonio diría a Martín Echeverría (Secretario de la Junta Delegada para Levante): "España se deshace. El triunfo absoluto de un bando, no supervisado por nadie, puede traer de nuevo las guerras carlistas: un retroceso donde perecerán todas las conquistas de orden social, político y económico, la entrada en un periodo de tinieblas y torpeza".[47]Diego Martínez Barrio, que acompaño a Echeverría, narra así la entrevista:

Supe que el señor Primo de Rivera había propuesto al señor Martín Echeverría, para que éste, a su vez, lo trasladara al Gobierno, que se le permitiera salir de prisión, donde se reintegraría al cabo de cierto tiempo, para lo cual daba su palabra de honor, con el fin de realizar una gestión en el campo rebelde orientada a la terminación de la guerra civil y al sometimiento de los militares y civiles rebeldes contra la República, al gobierno legítimo. Hablaba también de unas soluciones intermedias que podrían ser base de esa negociación; pero recalcaba, insistía, en la necesidad de que se pusiera término a la contienda que se había iniciado, porque creía él, como español, que la contienda sumiría en el caos y en la ruina a la patria.
Conferencia pronunciada por Martínez Barrio en México en 1941.[48]

Redactó un guión que ocupaba una hoja por ambas caras en el que se analizaba la situación política y se definían una serie da acuerdos para acabar con la contienda; en otra hoja aparte se encontraba la lista de nombres que formarían el gobierno de reconciliación. El plan contemplaba el acatamiento a la legalidad de la República y una amnistía para los sublevados. El gobierno de reconciliación estaba formado, principalmente, por republicanos moderados y no figuraba ningún militar.[49]​ El plan no fue tenido en cuenta por el Gobierno, según opinión de Martínez Barrio, los rebeldes no habrían depuesto las armas ante tal propuesta y, también, "no había posibilidad de arrancar a la acción de la justicia la persona del jefe de Falange Española".[50]

Su situación en la cárcel vino a agravarse cuando tras las protestas de otros reclusos por los privilegios de que disfrutaban los hermanos, y una vez cambiado el director de la cárcel, se descubrieron en su celda dos pistolas y cien cartuchos. Desde entonces permanecieron incomunicados con el exterior, prohibiendo que recibieran correo, prensa y escucharan la radio, como había ocurrido hasta entonces.[51]

Desde el bando nacional existieron diversos intentos de liberación. El Gobierno de la República recibió varias ofertas de los rebeldes para canjearlo. Quizá, la que más posibilidades tuvo de llegar a un acuerdo sería la que proponía el intercambio del hijo de Largo Caballero (entonces Presidente del Gobierno). Se reunió el Consejo de Gobierno, Largo Caballero se abstuvo de intervenir y, finalmente, el Consejo lo desestimo. Fracasados los intentos de canje, se desarrollaron varias operaciones tipo comando con el conocimiento y la aprobación de Franco. Dos de estas operaciones se realizaron con la colaboración del Tercer Reich alemán, se contaba con el apoyo de la legación diplomática alemana en Alicante, se disponía de dinero para sobornar a quienes lo custodiaban e intervinieron torpederos alemanes para acercarlos al puesto de Alicante. Estas operaciones fracasaron como también fracasaría una tercera en la que intervenía un buque de la naviera Ybarra.[52]

El 3 de octubre se inició el sumario contra los dos hermanos, la cuñada (Margarita Larios, mujer de Miguel) y varios carceleros. La acusación era la de conspiración y rebelión militar, lo que conllevaba la pena de muerte. El Tribunal Supremo nombró a un magistrado de la Audiencia de Madrid para llevar la causa y el 11 de octubre se iniciaron los interrogatorios de acusados y testigos. José Antonio Primo de Rivera compareció por primera vez ante el tribunal el 3 de noviembre, negando todos los cargos. La vista oral tuvo lugar los días 16 y 17 de noviembre. Primo de Rivera contestó con evasivas a las preguntas del fiscal. Negó haber tenido contactos con elementos contrarios a la República, negó haber contribuido a la preparación de la insurrección y negó haber intervenido en el levantamiento de la Falange en Alicante, alegando que estaba incomunicado en su celda, algo que se contradecía con el flexible régimen de visitas que disfrutaba en aquellos días.[53][54]​ El jurado se retiró a deliberar y tras cuatro horas, a las dos y media de la madrugada, salieron con el veredicto de culpabilidad. José Antonio Primo de Rivera fue condenado a muerte por conspiración, su hermano Miguel a cadena perpetua por el mismo delito y Margarita Larios a seis años y un día como colaboradora. En el mismo juicio se absolvió a los tres carceleros que estaban acusados de complicidad.[55]

La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema. El comunista Jesús Monzón, Gobernador Civil de Alicante, trató de retrasar la ejecución,[53]​ pero el comité de Orden Público local ordenó la ejecución de la sentencia para la mañana del día 20. La sentencia se cumplió, según versiones, sin esperar el enterado del Gobierno.[56]​ Primo de Rivera murió con dignidad, siendo su ejecución un acto sobrio exento del dramatismo romántico que sus seguidores incluyeron en su leyenda.[57]​ En su testamento dejó constancia de su deseo: «Que sea la mía la última sangre española vertida en discordias civiles». Otra de sus frases más conocidas es: «Que todos los pueblos de España, por diversos que sean, se sientan armonizados en una irrevocable unidad de destino». La noticia de su muerte llegó pronto a la zona nacional y fue silenciada durante los dos años siguientes, llegándosele a conocer como "el ausente". La figura del mártir, ampliamente explotada en los años siguientes, resultaría quizá más útil y menos incómoda que la del líder político. Además, mientras Primo de Rivera permaneciera vivo pero «ausente», los líderes de Falange no intentarían dotarse de un nuevo líder, siendo así más manejables por la voluntad de Franco de concentrar todo el poder en sus manos. Después de su ejecución se convirtió en un mártir simbólico, y el cumplimiento de sus supuestos planes para España dotaron de una falsa justificación prácticamente cada acto del Caudillo.[58]

Se ha especulado sobre si desde el bando sublevado se hizo o no lo suficiente para preservar su vida.[59]​ Las relaciones de Primo de Rivera y Franco nunca fueron buenas. Primo de Rivera, en las elecciones por Cuenca se negó a que Franco figurara junto a él en la lista de candidatos; y Franco, posiblemente, no le perdonase esa actitud. Lo cierto es que la muerte de Primo de Rivera facilitó a Franco la posterior utilización de la Falange.[60]Ramón Serrano Suñer relata en sus memorias: "Respecto al mismo José Antonio no será gran sorpresa, para los bien informados, decir que Franco no le tenía simpatía. Había en ello reciprocidad pues tampoco José Antonio sentía estimación por Franco y más de una vez me había yo –como amigo de ambos- sentido mortificado por la crudeza de sus críticas".[61]

El fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera eliminó del bando rebelde al único líder con carisma que podía hacer sombra a los militares, dejando el camino expedito para la conversión de la Falange en partido único del régimen, unificada con los tradicionalistas, pasó a llamarse FET de las JONS con Francisco Franco como jefe nacional.

Tras el final de la guerra, el cuerpo fue exhumado y llevado a hombros desde Alicante hasta el Escorial. Y una vez terminada la basílica del Valle de los Caídos, Francisco Franco ordenó que su cadáver fuera trasladado y sepultado allí.

"José Antonio Primo de Rivera no llegó a alcanzar una significativa influencia política mientras vivió; sólo contribuyó negativamente a acelerar y aumentar el desastre español. Su fama y apoteosis sólo llegaron de modo póstumo y probablemente no lo hubieran hecho nunca de otro modo. [...] Sin embargo, muerto llegó a ser objeto del más extraordinario culto al mártir de toda Europa contemporánea, lo que, a la larga, le ha garantizado una posición, un estatus, y un papel que nunca podría haber consumado en la vida real".[62]

Ideología y pensamiento

La influencia fundamental de Primo de Rivera podemos encontrarla en su padre. José Antonio Primo de Rivera comenzó su carrera política para defender su memoria política y consideró su dictadura una oportunidad perdida: "Quizá no vuelva a pasar España en mucho tiempo por coyuntura más favorable". Una oportunidad perdida por "pequeñeces":"Dejaron pasar el instante. No percibieron su decisiva profundidad. Empezaron a hacer remilgos por si la Dictadura menospreciaba tales o cuales pequeñeces rituarias".[63]​ En su trayectoria al frente de la Falange lo veremos, en varias ocasiones, conspirando contra el régimen parlamentario de la II Republica para propiciar un gobierno totalitario; y en sus escritos son frecuentes las referencias a un sistema jerarquizado y totalitario:

Ninguna revolución produce resultados estables si no alumbra a su César. Sólo él es capaz de adivinar el curso soterrado bajo el clamor efímero de la masa.

El jefe no obedece al pueblo: debe servirlo pues es otra cosa bien distinta; servirlo es ordenar el ejercicio del mando hacia el bien del pueblo, procurando el bien del pueblo regido, aunque el mismo pueblo desconozca cuál es su bien.

Los jefes pueden equivocarse porque son humanos; por la misma razón pueden equivocarse los llamados a obedecer cuando juzgan que los jefes se equivocan. Con la diferencia de que, en este caso, al error personal, tan posible como en el jefe y mucho más probable, se añade el desorden que representa la negativa o la resistencia a obedecer.[64]
Ya es hora de acabar con la idolatría electoral. Las muchedumbres son falibles como los individuos, y generalmente yerran más. La verdad es la verdad (aunque tenga cien votos). Lo que hace falta es buscar con ahínco la verdad, creer en ella e imponerla, contra los menos o contra los más.
Arriba, 4 de Julio de 1935.[65]

No obstante la defensa que hiciera del "hecho revolucionario de la Dictadura", le encontró la falta de sustrato ideológico que la mantuviera: "¡Si los intelectuales hubieran entendido a aquel hombre! [...] Los intelectuales hubieran podido organizar aquel magnífico alumbramiento de entusiasmos alrededor de lo que faltó a la Dictadura: una gran idea central, una doctrina elegante y fuerte".[63]​ Toda su carrera política estuvo determinada por el hecho de que un nacionalismo autoritario efectivo tendría que ser mucho más programático e ideológico y estar más organizado que el sencillo sistema de su padre..[66]

Fue en 1933 cuando Primo de Rivera, animado por el éxito de Hitler, se acercó al fascismo.[67][68]​ Primo de Rivera creyó encontrar en el fascismo el soporte ideológico que buscaba:

Los que, refiriéndose a Italia, creen que el fascismo está ligado a la vida de Mussolini, no saben lo que es fascismo ni se han molestado en averiguar lo que supone la organización corporativa. El Estado fascista, que debe tanto a la firme voluntad del Duce, sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inconmovible y robusta. Lo que pasó en la Dictadura española es que ella misma limitó constantemente su vida y apareció siempre, por propia voluntad, como un Gobierno de temporal cauterio. No hay pues, que creer, no hay siquiera que pensar que nosotros perseguimos la implantación de un nuevo ensayo dictatorial, pese a las excelencias del que conocimos. Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años, sino para siempre. [...] Nosotros no propugnamos una dictadura que logre el calafateo del barco que se hunde, que remedie el mal de una temporada y que suponga sólo una solución de continuidad en los sistemas y en las prácticas del ruinoso liberalismo. Vamos, por el contrario, a una organización nacional permanente; a un Estado fuerte, reciamente español, con un Poder ejecutivo que gobierne y una Cámara corporativa que encarne las verdaderas realidades nacionales. Que no abogamos por la transitoriedad de una dictadura, sino por el establecimiento y la permanencia de un sistema.
El Fascio, 16 de marzo de 1933[69]

Es también innegable la influencia en él de la generación del 98 con su pesimista visión de la sociedad española,[70]​ y la especial influencia de Ortega y Gasset;[71]​ encontrándose en éste el referente a su "Unidad de destino en lo universal"[72]​ Una constante en su pensamiento fue la añoranza de la España Imperial[73]​ desilusionado por una España que pensaba caminaba hacia la "invasión bárbara", como calificaba al socialismo y especialmente al comunismo.

Antiparlamentarismo

En repetidas ocasiones, José Antonio Primo de Rivera se refirió al Parlamento en tono despectivo, lo definió como una atmósfera turbia, ya cansada, como de taberna al final de una noche crapulosa;[74]​ despreciándolo principalmente por los siguientes motivos:

  • No creía que las derechas en su ejercicio parlamentario lograran frenar una inevitable revolución socialista:
Las derechas están en su parlamento como niños con juguete nuevo...Encerrados en su parlamento se creen en posesión de los hijos de España. Pero fuera hay una España que ha despreciado el juguete. [...] Esa España mal entendida desencadenó una revolución. Una revolución es siempre, en principio, una cosa anticlásica. Toda revolución rompe al paso, por justa que sea, muchas unidades armónicas. Pero una revolución puesta en marcha sólo tiene dos salidas: o lo anega todo o se la encauza. Lo que no se puede hacer es eludirla; hacer como si se la ignorase.
F.E. Nº1, 7 de diciembre de 1933.[75]
  • Consideraba competentes a los ciudadanos para decidir sobre tareas municipales y administrativas,[76]​ pero incultos[77]​ para decidir sobre los destinos de la nación:
Evidentemente, para adueñarse de la voluntad de las masas hay que poner en circulación ideas muy toscas y asequibles; porque las ideas difíciles no llegan a la muchedumbre; y como entonces va a ocurrir que los hombres mejor dotados no van a tener ganas de irse por las calles estrechando la mano del honrado elector y diciéndole majaderías, acabarán por triunfar aquellos a quienes las majaderías les salen como cosa natural y peculiar
Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid el 9 de abril de 1935.[78]
No confío en el voto de la mujer. Mas no confío tampoco en el voto del hombre. La ineptitud para el sufragio es igual para ella que para él. Y es que el sufragio universal es inútil y perjudicial a los pueblos que quieren decidir de su política y de su historia con el voto. No creo, por ejemplo, que en la conveniencia o inconveniencia de una alianza internacional o saber la política marítima a seguir pueda tener la masa opinión, ni a lo sumo, más que muy pocos de sus representantes.
Entrevista sobre el voto femenino en La voz, 14 de febrero de 1936.[79]
  • Tampoco admitía que una mayoría pudiera decidir sobre lo que consideraba verdades absolutas o valores eternos, ni discutir el liderazgo del jefe:
Cuando, en marzo de 1762, un hombre nefasto llamado Juan Jacobo Rousseau, publicó El contrato social dejó de ser la verdad política una entidad permanente.[...] Suponía que el conjunto de los que vivimos en un pueblo tiene un alma superior, de jerarquía diferente a cada una de nuestras almas, y que ese yo diferente está dotado de infalible, capaz de definir en un instante lo justo y lo injusto, el bien y le mal. [...] De ahí vino el sistema democrático, que es, en primer lugar, el más ruidoso sistema de derroche de energías. Un hombre dotado para la altísima función de gobernar, que es tal vez la más noble de las funciones humanas, tenía que sustanciar el ochenta o el noventa por ciento de su energía a sustanciar reclamaciones formularias, a hacer propaganda electoral, a dormitar en los escaños del Congreso, a adular a los electores, a aguantar sus impertinencias, porque de los electores iba a recibir el Poder; a soportar humillaciones y vejaciones de los que, precisamente por la función casi divina de gobernar, estaban llamados a obedecerle.
Discurso de la fundación de la Falange Española (Teatro de la Comedia. 29 de octubre de 1934)[80]

El Estado y el Individuo

Primo de Rivera preconizaba un Estado autoritario en el que supuestamente el hombre alcanzaría su verdadera libertad; ya que ésta sólo sería verdadera si se conjuga en un sistema de autoridad y de orden.[81]​ Un sistema reminiscente del absolutismo ilustrado:

La patria es una unidad de destino en lo universal. [...] El Estado no puede ser traidor a su tarea, ni el individuo puede dejar de colaborar con la suya en el orden perfecto de la vida de su nación. [...] La idea de destino, justificador de la existencia de una construcción (Estado o sistema), llenó la época más alta que ha gozado Europa: el siglo XIII, el siglo de Santo Tomás. Y nació de mentes de frailes. Los frailes se encararon con el poder de los reyes y les negaron ese poder en tanto no estuviera justificado por el cumplimiento de un gran fin: el bien de sus súbditos.
Conferencia en un curso de FE de las JONS. 28 de marzo de 1935.[82]

Insistiendo en numerosas ocasiones en esa visión paternalista del sistema autoritario: "Toda la organización, toda la revolución nueva, todo el establecimiento del Estado y toda la organización de la economía, irán encaminados a que se incorporen al disfrute de las ventajas esas masas enormes desarraigadas por la economía liberal y por el conato comunista".[83]

La autoridad del Estado quedaría justificada por una misión superior a cumplir. España, como nación civilizada, tendría el deber de imponer su cultura y su poder político fuera de sus fronteras.[84]​ También, el Estado, y su líder, estarían al servicio de la persona.

Para Primo de Rivera, la dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles; considerando que el hombre, únicamente adquiría su calidad humana dedicando su vida a una gran empresa colectiva; el Estado sería esa gran empresa.[85][86]

Izquierdas y derechas

Para Primo de Rivera, el principal peligro al que se enfrentaba España era la revolución socialista y en sus escritos y en la acción violenta de la Falange, las izquierdas fueron los enemigos declarados. En cuanto a la derecha la consideraba falta de fe y de empuje.[87]​ A finales de 1935, ante la inminencia de unas elecciones en las que la izquierda ya mostraba posibilidades de ganarlas, acusó a la derecha de dormirse en una indolencia mortal, incapaces de borrar la memoria del enemigo (Manuel Azaña) con una obra honda y fuerte.[88]​ a su juicio: "El derechismo, los partidos de derechas, quieren conservar la Patria, quieren conservar la autoridad; pero se desentienden de esta angustia del hombre, del individuo, del semejante que no tiene para comer".[89]

La posición de Primo de Rivera frente a los partidos políticos coincide con el tercerposicionismo y el transversalismo un sistema totalitario que supera la división de izquierdas y derechas.[90]

España y el catolicismo

"Muchas veces habréis visto propagandistas de diversos partidos; todos os dirán que tienen razón frente a los otros, pero ninguno os habla de la que tiene razón por encima de todos: España".[91]​ España es el concepto que más repetidamente aparece en los discursos de José Antonio Primo de Rivera. Quizá, la frase más repetida en sus discursos fuera: "España, unidad de destino en lo universal". Ese destino sería el que posibilitaría acabar con la lucha de clases y el que evitaría la acción disgregadora de los nacionalismos. España tenía un destino imperial que cumplir y este destino lograría unir a todos los españoles en esa empresa común.

España no se justifica por tener una lengua, ni por ser una raza, ni por ser un acervo de costumbres, sino que España se justifica por su vocación imperial para unir lenguas, para unir razas, para unir pueblos y para unir costumbres en un destino universal; que España es mucho más que una raza y mucho más que una lengua, porque es algo que se expresa de un modo del que estoy cada vez mas satisfecho, porque es una unidad de destino en lo universal.
Discurso en el parlamento, 30 de noviembre de 1934.[92]

El catolicismo está presente en los conceptos más utilizados por Primo de Rivera. En los Puntos Iniciales de F.E. puede leerse: "La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero es además, históricamente la Española;[93]​ uniendo en esta frase religión y tradición. También está presente en su concepto de universalidad de España: "¿A qué puede conducir la exaltación de lo genuino nacional sino a encontrar las constantes católicas de nuestra misión en el mundo?[94]​ En su concepto de vida militante y de sacrificio, mezcla su sentido militar y católico; y es indudable su influencia en su sentido de la justicia social y su paternalismo político. De tal modo que mantuvo que toda construcción de España ha de tener un sentido católico.[95]

Primo de Rivera contempla una concepción espiritual de la Historia y del Hombre dentro de una cosmovisión católica, opuesta a la interpretación materialista del marxismo, pretendiendo fusionar tradición y revolución. La recuperación de la tradición católica de España en sus aspectos fundamentales combinado con un afán revolucionario que rivalice con al socialismo marxista en aquellos situaciones donde la intolerable injusticia parecen hacer justificable al socialismo. El politólogo Arnaud Imatz le considera un tradicionalista revolucionario y entre algunos pensadores carlistas como Francisco Elías de Tejada le incluyen como pensador tradicionalista. En cambio Rafael Gambra Ciudad le tacha de imitador de la tradición.[96]

Economía y sindicato

Contrario a Capitalismo (entendido éste como la concentración de la riqueza y los medios de producción) y al liberalismo económico (critica a Adam Smith), creía en un sistema económico totalitario, adhiriéndose al nacional-sindicalismo de Ramiro Ledesma Ramos. Un sistema más allá del corporativismo italiano[97]​ en el que un sindicato agruparía a todos los empresarios, todos los trabajadores y todos los medios de producción. El fin de este sindicato sería conseguir la justicia social que Primo de Rivera enunciase con: "Patria, pan y justicia".[98]​ José Antonio Primo de Rivera consideraba que "lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales".[99]

Al sindicato le atribuye la especial misión de articular la Nación, compartiría esa misión con a la familia y el municipio.

José Antonio Primo de Rivera y el fascismo

Primo de Rivera comienza a interesarse por las ideas fascistas a principios de 1933.[100]​ Defensor de la dictadura de su padre, consideraba que ésta fracasó por carecer de una base ideológica. Cree encontrar en el fascismo la base ideológica sobre la que sustentar un sistema parecido a la dictadura de su padre.[101]

En octubre de 1933, diez días antes de fundar oficialmente Falange Española en el teatro de la Comedia, viaja a Italia y se entrevista con Mussolini.[102]​ Los motivos del viaje, según expresó a las autoridades italianas eran: "Obtener material informativo sobre el Fascismo italiano y sobre las realizaciones del Régimen", así como "consejos para la organización de un movimiento análogo en España".[103]​ En Italia visitó diferentes sedes del Partido Nazionale Fascista. Momentos antes de su visita a Mussolini contaría al periodista que le acompañaba: "Soy como el discípulo que va a ver al maestro".[104]​ A su regreso a España escribiría: "Yo he visto de cerca a Mussolini, una tarde de octubre de 1933, en el Palacio de Venecia, en Roma. Aquella entrevista me hizo entrever mejor el fascismo de Italia que la lectura de muchos libros".[105]​ Musolini le regaló una foto dedicada de gran tamaño que José Antonio Primo de Rivera colgó en su despacho junto al retrato de su padre.[106]​ Abrazó "un fascismo pleno, basado en la concepción mística de la revolución regeneradora, populista y ultranacionalista, orientada a la construcción de un estado totalitario como base y cimiento de una comunidad nacional ordenada y entusiasta, jerárquica y conquistadora. Este es el mínimo común denominador de todos los fascismos, y el de Primo de Rivera lo cubría más que suficientemente".[107]

Durante los meses que siguieron a la fundación de la Falange, las declaraciones a favor del fascismo se suceden. En febrero de 1934 su adhesión al fascismo puede considerarse total, considerándolo "una manera nueva de concebir todos los fenómenos de nuestra época e interpretarlos con sentido propio".[108]​ Primo de Rivera encuentra en el fascismo los conceptos más utilizados en sus discursos:

El fascismo no es sólo un movimiento italiano: es un total, universal, sentido de la vida. Italia fue la primera en aplicarlo. Pero ¿no vale fuera de Italia la concepción del Estado como instrumento al servicio de una misión histórica permanente? ¿Ni la visión del trabajo y el capital como piezas integrantes del empeño nacional de la producción? ¿Ni la voluntad de disciplina y de imperio? ¿Ni la superación de las discordias de partido en una apretada, fervorosa, unanimidad nacional? ¿Quién puede decir que esas aspiraciones sólo tienen interés para los italianos?
La Nación, 23 de octubre de 1933.[109]

Incluida su visión sobre el hombre, el héroe: "El hombre es el sistema, y ésta es una de las profundas verdades humanas que ha vuelto a poner en valor el fascismo. [...] desde el origen del mundo, es el único aparato capaz de dirigir hombres: el hombre. Es decir, el jefe. El héroe".[110]

Falange Española se ha creado hace cuatro meses cuando se fusiona con las JONS. A juicio de Payne, los 27 puntos del programa apenas se diferencian del ideario fascista genérico. Primo de Rivera piensa que la experiencia italiana es exportable a España. Extrae del fascismo o coincide con él en su visón nacionalista y su visón de la justicia social:

–Está bastante extendida la convicción de que el fascismo no podrá arraigar en España. ¿Que tiene usted que oponer a esta convicción?

–Yo creo que sí arraigará. España ha realizado obras de disciplina maravillosas. Lo que pasa es que esta necesidad nos coge 'después de un siglo de decadencia. En este momento, nuestras virtudes de disciplina y de organización tal vez estén muy enervadas, pero nadie nos dice que no vamos a ser capaces de encontrar el medio de despertarlas. El fascismo es una actitud universal de vuelta hacia uno mismo. Nos dicen que imitamos a Italia. Sí, lo hacemos en lo de buscar nuestra íntima razón de ser en las entrañas propias. Pero esa actitud, copiada, si se quiere, aunque sea eterna, da los resultados más auténticos. Italia se ha encontrado a Italia. Nosotros, volviéndonos hacia nosotros, encontraremos a España.

–El fascismo es esencialmente nacionalista. ¿En qué radica el nacionalismo que ustedes quieren estimular?

–La Patria es una misión. Si situamos la idea de Patria en una preocupación territorial o étnica, nos exponemos a sentirnos perdidos en un particularismo o regionalismo infecundo. La Patria tiene que ser una misión. No hay continentes ya por conquistar, es cierto, y no puede haber ilusiones de conquista. Pero va caducando ya en lo internacional la idea democrática que brindó la Sociedad de las Naciones. El mundo tiende otra vez a ser dirigido por tres o cuatro entidades raciales. España puede ser una de estas tres o cuatro. Está situada en una clave geográfica importantísima, y tiene un contenido espiritual que le puede hacer aspirar a uno de esos puestos de mando. Y eso es lo que puede propugnarse. No ser un país medianía; porque o se es un país inmenso que cumple una misión universal, o se es un pueblo degradado y sin sentido. A España hay que devolverle la ambición de ser un país director del mundo.

–No todos los ciudadanos son capaces de concebir los grandes ideales nacionalistas. Al hombre sencillo del pueblo, ¿qué puede llevarle al fascismo?

–Para el que no sea asequible el gran ideal nacional, queda el motor del ideal social. Indudablemente, el contenido próximo del movimiento está en la justicia social, en una elevación del tipo de vida. El fascismo aspira a la grandeza nacional; pero uno de los escalones de esta grandeza es el mejoramiento material del pueblo. Lo social es una aspiración interesante aun para mentalidades elementales; pero, además, lo nacional es asequible a mucha más gente de lo que se cree. Todo socialista español lleva dentro un nacionalista.
Ahora, 16 de febrero de 1934.[111]

En los meses siguientes la Falange fue criticada considerándola una imitación del fascismo: "Nos dicen que somos imitadores. […] Después de todo, en el fascismo como en los movimientos de todas las épocas, hay por debajo de las características locales, unas constantes, que son patrimonio de todo espíritu humano y que en todas partes son las mismas".[112]​ Ante estas críticas, (Según Payne, influenciado por Ramiro Ledesma), públicamente, se desmarcó del fascismo. En diciembre de 1934 declaró: "La Falange Española de las J.O.N.S. no es un movimiento fascista, tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de volar universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas."[113]​ A partir de 1935 no vuelve a relacionar públicamente a la Falange con el fascismo. No obstante, en el informe secreto que envió al gobierno italiano, en el verano de 1935, sobre la situación de la política española, puede leerse: "La Falange Española de las JONS ha logrado convertirse en el único movimiento fascista en España, lo cual era difícil, habida cuenta del carácter individualista del pueblo".;[114]​ y en febrero de 1936, el retrato la foto que le dedicara Mussolini todavía se encuentra presente en su despacho.[115]

El único concepto que Primo de Rivera modificó durante el periodo de su actividad política fue el corporativismo, de su primera adhesión plena pasó a una adhesión con matices: "Esto del Estado corporativo es otro buñuelo de viento. Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo, cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada"".[116]​ En abril contestaría a Miguel Maura en estos términos:

Si Miguel Maura hubiera tenido la amabilidad de leer algunos de mis discursos –desde el de la Comedia, el 29 de octubre de 1933, hasta el del domingo anterior a las últimas elecciones–; si hubiera leído los trabajos publicados en Arriba, humildemente anónimos las más de las veces, por mis camaradas de más clara cabeza, notaría que nuestro Movimiento es el único Movimiento político español donde se ha cuidado intransigentemente de empezar las cosas por el principio. Hemos empezado por preguntamos qué es España. […] Jamás se ha llamado fascismo [la Falange] en el olvidado párrafo del menos importante documento oficial ni en la más humilde hoja de propaganda.[117]

La Internacional Fascista

Primo de Rivera tuvo una estrecha relación con el fascismo italiano y con los proyectos de la Internacional Fascista. En 1933 se crearon los Comitati d’Azione per l’Universalitá di Roma (CAUR), oficinas, en teoría de carácter cultural, abiertas en numerosas ciudades del mundo y dependientes de una central en Roma. Primo de Rivera fue miembro fundador de la sección española.[118]​ La CAUR organizó diversos encuentros. El primero en Montreux, en diciembre de 1934. A este congreso no asistió José Antonio; aunque parece que asistió (no hay prueba documental) uno de los primeros ideólogos del fascismo español, Ernesto Giménez Caballero, entonces encuadrado en la Falange. La prensa italiana informó de que acudía en representación de Primo de Rivera, algo que éste desmintió: "El jefe de la Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente la invitación por entender que el genuino carácter nacional del movimiento que acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional".[119]

En septiembre de 1935 la CAUR organizaría un segundo encuentro al que sí asistió José Antonio Primo de Rivera. Falange no estaba adherida al movimiento y en su discurso ofreció las razones:

España no está preparada todavía para unirse, por mi mediación, a un movimiento de carácter no ya internacional, sino supranacional, universal. Y esto no sólo porque el carácter español es demasiado individualista, sino también porque España porque ha sufrido mucho por las Internacionales. […] Si apareciésemos ante la opinión pública española como unidos a otro movimiento, y esto sin una preparación lenta, profunda y difícil, la conciencia pública española, protestaría. Es preciso pues preparar a los espíritus en vista de estos trabajos supranacionales. […] Yo prometo a todos vosotros hacer lo que pueda en ese sentido y despertar una conciencia nacional.
Discurso de José Antonio Primo de Rivera en el 2º congreso de la CAUR en Montreux.[120]

En abril de 1935, Primo de Rivera viaja a Italia y, como resultado de este viaje, consigue una subvención del gobierno italiano de 50.000 liras mensuales. Subvención que permaneció en secreto incluso entre las filas de la Falange y que el propio Primo de Rivera se encargaba de recoger, viajando cada dos meses a la embajada italiana en París.[11]​ En el verano de 1935, quizá como contrapartida de esta subvención, a requerimiento del gobierno italiano, Primo de Rivera le hace llegar un informe secreto sobre la situación política de España.[121]

José Antonio Primo de Rivera también viajó, en mayo de 1934, a Alemania para procurarse el apoyo del Tercer Reich. En la petición al embajador alemán se hace constar su interés por la nueva Alemania y especialmente por la organización de las SA y las SS. En este viaje visita a Hitler; aun que la entrevista y el viaje resultó para él desalentador ya que fue organizado por un miembro secundario de partido nazi. No se le dio la mínima relevancia a su estancia en Berlín y la visita a Hitler fue simplemente protocolaria.[122]

José Antonio Primo de Rivera y la violencia

Primo de Rivera, en lo personal, protagonizó numerosos actos de violencia. De carácter agradable y de trato cortes, caía en accesos de violencia cuando se sentía contrariado. En sus tiempos de estudiante, acabó a puñetazos numerosas discusiones y, más tarde, esa violencia la llevó a las Cortes, al Colegio de Abogados y a los cafés.[123][124][125]​ En 1931 protagonizó un grave incidente al agredir al General Queipo de Llano. Queipo de Llano no se privaba de hablar despectivamente sobre el dictador Primo de Rivera (padre de José Antonio). Enterado José Antonio de alguno de esos comentarios, se presentó en compañía de uno de sus hermanos y de sus amigos en el café donde Queipo de Llano frecuentaba una tertulia, llamó su atención y sin darle tiempo a reaccionar, estando Queipo de Llano sentado, le propinó un golpe con una llave inglesa. Queipo de Llano sufrió una herida en la frente que le dejó marcado y José Antonio Primo de Rivera, que era alférez de complemento, fue expulsado del ejército por un tribunal militar.[126]

En su actividad parlamentaria, en dos ocasiones, agredió a puñetazos a dos diputados. En uno de los casos, las criticas del diputado a la dictadura de su padre sirvieron de detonante. Cuando fue juzgado por tenencia de armas, en el momento que se leyó la sentencia que lo condenaba a cinco meses de arresto, tuvo un acceso de cólera, insultó y amenazó a los magistrados; actuaba como su propio defensor y se rasgó la toga y arrojó al suelo el birrete. Un oficial del juzgado comentó: "Tan chulo como su padre", a lo que Primo de Rivera respondió propinándole un puñetazo que fue respondido por éste lanzándole un tintero que le alcanzó la frente. En la cárcel Modelo de Madrid, cuando se le comunicó su traslado a la de Alicante, estando encerrado en su celda, se encolerizó hasta tal punto que otros falangistas se alarmaron y, creyendo que a su líder le estaban sometiendo a malos tratos, protagonizaron un conato de motín.[127]

Primo de Rivera admitía la violencia como algo normal en las relaciones sociales y políticas. Se educó en un ambiente militarista y vivió una época en la que la violencia formaba parte de la actividad política.[128]​ Estuvo influenciado por la obra de Georges Sorel reflexiones sobre la violencia, referente de la extrema derecha europea de aquella época, y era admirador de Mussolini y sus métodos para combatir a la izquierda y acceder al poder mediante acciones violentas.[129]

Primo de Rivera sufrió varios atentados contra su vida. Está documentado uno en el que, el 10 de abril de 1934, tirotearon su coche y el conductor y su acompañante salieron detrás de los terroristas, manteniendo con ellos un tiroteo. El atentado contra un parlamentario era un hecho infrecuente y tuvo una gran repercusión. También, en otra ocasión, confundieron un coche con el suyo y le arrojaron un petardo.[130]

Fundó Falange Española, partido político de corte fascista que, como tal, contemplaba el acceso al poder por métodos violentos; y la práctica de la Falange corroboró estos métodos llegando al pistolerismo.[131]​ No obstante, entre los líderes fascistas españoles, fue el menos proclive a la práctica sistemática de la violencia y el asesinato. Para Primo de Rivera el uso de la violencia era lícito si se ejercía para conseguir un fin superior. El acceso al poder de Falange para instaurar un régimen totalitario que garantizara la unidad de una España que él veía amenazada, era ese fin superior que justificaba la violencia: "Teníamos que demostrar que no éramos una banda de mercenarios dedicados a eliminar a sus adversarios. Yo hablé en el Teatro de la Comedia de la dialéctica de de los puños y las pistolas sin pensar en las emboscadas en las que murieron los mejores muchachos de la primera hora, sino pensando en la conquista del Estado y en la defensa de la Patria".[132]​ Ésta sería una violencia que no entraría en conflicto con sus convicciones religiosas ya que "la violencia no es censurable sistemáticamente. Lo es cuando se emplea contra la justicia. Pero hasta Santo Tomás, en casos extremos, admitía la rebelión contra el tirano".[133]​ Aceptando sus propias palabras, para asumir la violencia que llegó a ejercer la Falange, habría tenido que vencer su convicción religiosa: "Cuando se derramó la sangre de estos jóvenes comprendí que era necesario defendernos. Mis escrúpulos morales y religiosos se hicieron retortijones y, tras una larga lucha interior, la fe en nuestro ideal venció a toda desilusión y a todo remordimiento".[132]

Se mostró indeciso en el momento que Falange se planteó el paso de las razzias en la calle y la Universidad al uso sistemático de la violencia para amedrentar a la izquierda; pero, al fin dio ese paso. Es indudable que los numerosos disturbios y asesinatos que Falange protagonizó después de que el Frente Popular ganara las elecciones, lo fueron con su conocimiento y bajo sus directrices; sin embargo, en abril de 1936, enterado del plan para atentar contra Largo Caballero, lo desautorizó.[134]​ Podría concluirse que no aceptaba la violencia por la violencia; pero "si no hubiera otro medio que la violencia, ¿qué importa? Todo sistema se ha implantado violentamente, incluso el blando liberalismo".[135]

Títulos

Dos veces Grande de España (una por concesión en 1921 al marquesado de Estella y otra póstumamente al serle concedido el ducado), III marqués de Estella y a título póstumo en 1948 el ducado de Primo de Rivera. Gentilhombre de Cámara con ejercicio y servidumbre, Caballero de la Orden de Santiago y Alférez de complemento del arma de caballería del ejército español.

Referencias

Notas

  1. Aunque educado en la práctica devota del catolicismo, Primo de Rivera creía que había que distinguir entre actividades religiosas y las seculares de la vida civil y se opuso vigorosamente a su rival, la Asociación de Estudiantes Católicos. Payne 1997. Pg. 152.
  2. 'En el desempeño de su representación estudiantil tuvo ocasión de vérselas con la fuerza de lo que, años después, calificaría de "mafia blanca", es decir, el clericalismo organizado. Gil Pecharromán 1996. Pg.53
  3. Obtuvo numerosas matriculas de honor a lo largo de la carrera, aunque nunca completaría la tesis doctoral.
  4. Pemartín Sanjuán, Julián, "Valores humanos de José Antonio", en José Antonio. Actualidad de su doctrina, prólogo de José Solís Ruiz, Delegación Nacional de Organizaciones del Movimiento, Madrid, 1961, p. 12.
  5. Esta modalidad, creada en 1919 para jóvenes con formación universitaria, tenía las ventajas de acortar el servicio militar de tres años, que era lo normal, a un año; podía escogerse destino, con lo que se evitaba el que pudieran enviarle a las guerras en Marruecos; y, mediante un curso, podía acceder a la Escala Especial de Oficiales de Complemento. La familia también se habría podido permitir, mediante el pago de dos mil pesetas, declararlo "soldado de cuota", evitando así que hiciera la mili. Pecharromán 1986. Pg. 61
  6. Obras (del Río 1974) Pgs. 12-13
  7. Nº1 de El Fascio, 16 de marzo de 1933. Obras (del Río 1974). Pgs. 37-42.
  8. Capítulo José Antonio Primo de Rivera y el Fascismo Español. P. 67.
  9. José Antonio Primo de Rivera. Escritos y Discursos. Obras Completas (1922-1936)-Agustín del Río Cisneros. Ed. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1976.[1]
  10. Obras (del Río 1974). Pg. 66.
  11. a b Esta subvención pasó a ser de 25.000 liras después de los escasos resultados de las elecciones de febrero de 1936, subvención que Primo de Rivera se encargaba de cobrar personalmente en la embajada italiana de París, no pudieron ser recogidas una vez ingresa en la cárcel. Gil Pecharromán 1996. Pg. 372.
  12. Payne, Sranley G. La primera democracia española. La II República. 1931-1936, Ediciones Paidós, Barcelona 1995. ISBN 84-493-0128-9. Pg. 206/ Gibson 2008
  13. Tussel 1999. Cap. El fascismo en España.
  14. Payne 1997, Cap. La erupción de la violencia.
  15. José Antonio no proponía ninguno de esos programas horrendos de tipo nazi de liquidación masiva, pero tampoco lo hicieron la mayor parte de los líderes fascistas. Su actitud más restringida, menos asesina si se la compara con el hitlerismo... Payne 1997, Pg.371.
  16. Gil Pecharromán 1996. Pg. 280.
  17. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 411-420.
  18. El hispanista británico Paul Preston, sostienen que tras visitar por tres veces a Gil-Robles, líder de la CEDA, no se llegó a un acuerdo entre ambos debido a que Primo de Rivera «quería más escaños seguros que los que el exiguo apoyo electoral con que contaba podía justificar». Paul Preston 1998, (pp. 125–126)
  19. El fascismo, Stanley G. Payne, Alianza Editorial, p. 94. «En las últimas elecciones, las de 1936, la Falange no obtuvo más de 44.000 votos en toda España, aproximadamente el 0,7% del total, lo cual revelaba que el fascismo era más débil en España que en cualquiera de los demás grandes países del continente europeo».
  20. El Madrid de la Falange, José Luís Jerez Riesco, Editorial Actas, S.L., 2006, (p. 191 y ss.)
  21. Pecharromán 1996. Pgs. 468-469.
  22. "No saldrá de ahí nuestra España [de las elecciones de 1933], ni es ese nuestro marco. Es una atmósfera turbia, ya cansada, como la taberna al final de una noche crapulosa. [...] Nosotros no vamos a ir a disputar a los habituales los restos desabridos de un banquete sucio. Nuestro sitio está fuera, aunque tal vez transitemos, de paso, por el otro. Nuestro sitio está al aire libre, bajo la noche clara, arma al hombro, y en lo alto, las estrellas". Primo de Rivera, Discurso del teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933. Obras (del Río 1974). Pg. 69.
  23. intentó convertir a FE, a principios de otoño de 1934, en una fuerza insurreccional autónoma respecto a las iniciativas que amparaban los monárquicos. La milicia falangista debería ser capaz de acabar con la República mediante la acción armada, en colaboración con un sector de la oficialidad del Ejército que apoyaría luego, desde una posición subordinada, la construcción del Estado nacionalsindicalista. Pecharromán 1996. Pg. 469.
  24. Del informe secreto sobre la política española redactado por José Antonio Primo de Rivera para el gobierno italiano. Gibson 2008. Pg. 286
  25. Payne 1997. Pg. 277.
  26. Payne 1997. Pg 277
  27. Payne 1997. Pgs. 280,281
  28. Pecharromán 1996. Pg. 469.
  29. El golpe de Estado quedó parado en el intento, el Gobierno sospechando la conspiración alejó a los generales más cercanos a la intentona de los centros de poder. Pecharromán 1996.Pg. 470.
  30. Obras (del Río 1974). Pg. 927.
  31. Jackson. Pg. 208.
  32. Thomas. Pg. 207.
  33. "El madrugador [Calvo Sotelo] saldrá diciendo: "Pero si lo que piensa la Falange es lo que yo pienso. ¡Si yo también quiero un Estado corporativo y totalitario! Incluso no tengo inconveniente en proclamarme fascista.". José Antonio Primo de Rivera en el Nº 3 de No Importa, 20 de junio de 1936. Pecharromán 1996. Pgs. 479-483.
  34. A todas las Jefaturas Territoriales y Provinciales, 24 de junio de 1936. Obras (del Río 1974). Pgs. 941-943
  35. Pecharromán 1996. Pgs. 483-484
  36. Obras (del Río 1974) Pgs. 945-946.
  37. Obras (del Río 1974) Pgs. 947-948.
  38. Gil Pecharromán 1996. Pg. 485.
  39. Preston 1986. Pg. 132
  40. Obras (del Río 1974). Pgs. 951-952.
  41. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 494-495.
  42. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 496-497.
  43. "La Guerra -dijo inflexiblemente- es inalienable al hombre. De ella no se evade ni se evadirá. Existe desde que el mundo es mundo y existirá. Es un elemento de progreso. ¡Es absolutamente necesaria! […] Los hombres necesitan la guerra. Si usted la cree un mal, porqué necesitan el mal. De la batalla eterna contra el mal sale el triunfo del bien dice San Francisco. La siente el hombre como un imperio intuitivo, atávico, y será en el porvenir lo que ha sido en el pasado". La voz, 14 de febrero de 1936. Obras (del Río 1974) Pg. 888.
  44. Existen más que indicios de que, una vez hubo comprobado los efectos desastrosos de la guerra, intentó contribuir a su pronta resolución. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 502-503.
  45. Nos parece imposible que José Antonio, incomunicado en su celda y sabiendo que difícilmente podría sustraerse a la muerte, no pasara por momentos atormentados al meditar sobre su conducta en relación con la violencia. Gibson 2008. Pg. 232.
  46. Preston 1986. Pg. 133.
  47. Pecharromán 1996. Pg. 503
  48. Gibson 2008. Pg. 233.
  49. Gibson 2008. Pgs. 235-238.
  50. En Gibson 2008. Pg. 233.
  51. Gil Pecharromán 1996. Pg. 506.
  52. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 506-510.
  53. a b Preston 1986. Pg. 137.
  54. El caso contra José Antonio había sido razonablemente claro aunque parcialmente basado en pruebas circunstanciales: durante parte de 1935 y de marzo a julio del año en curso, José Antonio predicó una política de guerra civil y trabajo activamente en la preparación de una insurrección armada. La pena de muerte es una sentencia bastante común en tiempos de guerra por haber ayudado a fomentar una insurrección de gran importancia para derrocar el Estado. Payne 1997. Pg. 566.
  55. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 515-518.
  56. Otra versión mantiene lo contrario. La sentencia y la apelación de Primo de Rivera habría llegado a Largo Caballero. ''José María Mancisidor, que editó y publicó el texto del juicio de José Antonio, indicó más tarde, que Largo Caballero personalmente añadió al informe las palabras: "Conforme con todo lo que se propone y procédase a la ejecución". Largo caballero negó en sus memorias que el Gobierno diera la aprobación, exponiendo que ante las numerosas ejecuciones que se daban en aquellos días, estableció un procedimiento para revisar estas ejecuciones, procedimiento que en el caso de José Antonio Primo de Rivera no se aplicó. Payne 1997. Pg 367.
  57. No fue una escena de dramatismo romántico sino sólo de lacónica dignidad, común a muchos miles de muertos en España en aquel año. Payne 1997. Pg. 369.
  58. Preston 1986. Pg. 101.
  59. Una mayoría de los investigadores serios que han estudiado el tema de los varios intentos realizados por los nacionalistas en ese sentido, parecen opinar que no. Alguna ayuda sí prestó Franco antes de ser designado "Jefe del Gobierno" (29 de septiembre de 1936) y de proclamarse a sí mismo "Jefe del Estado" dos días después. Pero a partir de entonces la evidencia sugiere que el "Caudillo por la gracia de Dios" se fue convenciendo cada vez más de que no le interesaba para nada la vuelta de José Antonio a la zona nacional. Gibson 2008. Pg. 219.
  60. La ejecución de José Antonio Primo de Rivera fue una contribución significativa a la seguridad política de Franco. Si Primo de Rivera hubiese llegado a Salamanca después de la experiencia traumática de su juicio, es posible que hubiera hecho lo posible para detener la matanza. Los meses en prisión, las conversaciones con sus carceleros, el derramamiento de sangre de la guerra y la sombra amenazadora de su propia ejecución habían suavizado la violenta figura de tan sólo cuatro meses antes. [...] Sin embargo, es suponer demasiado creer que Franco no se habría deshecho de Primo de Rivera del modo en que se deshizo de tantos rivales. Preston 1986. Pgs. 138-139.
  61. Gibson 2008. Pg. 223.
  62. Payne 1997, Pgs. 372-373.
  63. a b Prólogo de La dictadura de Primo de Rivera, juzgada en el extranjero. 1931. En Obras (del Río 1974). Pg. 9-13.
  64. En Payne 1997. Pg. 247.
  65. Obras (del Río 1974) Pg.610.
  66. Payne 1997. Pg. 252.
  67. Preston 1998. Pg. 110.
  68. "...Si nosotros nos atuviéramos en todo a los textos de Hitler es cuando nos dirían que nuestro movimiento, de entraña genuinamente española, era un movimiento importado. Pero, aparte de que mi jefe directo, a pesar de contar con toda mi admiración, no es el canciller Hitler,..." Discurso pronunciado en el parlamento el 20 de febrero de 1934. Obras. Pg 167
  69. Obras (del Río 1974). Pg. 42.
  70. "España se ha perdido a sí misma; esa es su tragedia. Vive un simulacro de vida que no conduce a ninguna parte. Dos cosas forman una patria: como asiento físico una comunidad humana de existencia; como vínculo espiritual, un destino común. España carece de las dos cosas. Gil Pecharromán 1996. Pg. 382.
  71. Gibson 2008. Pg. 21.
  72. "¿Qué es el nacionalismo particularista? Es un sentimiento de contornos vagos, de intensidad sumamente clara que se apodera de un pueblo o colectividad y la hace desear ardientemente vivir aparte de los demás pueblos y colectividades. Mientras éstos anhelan lo contrario: a saber, adscribirse, integrarse, fundirse en una gran unidad histórica, en esa radical comunidad, de destinos que es una gran nación". Ortega y Gasset. Gibson 2008. Pg. 27.
  73. La nostalgia por el imperio era un rasgo común a todos los grupos derechistas en la década de los treinta, pero mucho más acusadamente en la falange, que abiertamente proclamaba que la conquista imperial era una manera de desviar la lucha de clases. Preston 1986. Pg. 21.
  74. Discurso del teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933. Obras (del Río 1974). Pg. 69.
  75. Obras (del Río 1974). Pg. 96.
  76. Obras (del Río 1974). Pg. 887.
  77. "La incultura de la masa de los electores no es menos que la de la masa de elegidos en materia de política. Ahí están las listas de candidatos llenas de nombres desconocidos. Obras (del Río 1974). Pg. 886.
  78. Obras (del Río 1974). Pgs. 503-504.
  79. Obras (del Río 1974). Pg. 886.
  80. Obras (del Río 1974) Pg. 61.
  81. Discurso de la Comedia. Obras (del Río 1974). Pg. 67.
  82. Obras (del Río 1974). Pg. 476.
  83. Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid. 9 de abril de 1935. Obras (Del Río 1974). Pg.511
  84. Defendiendo la invasión de Abisinia (actualmente Etiopía) por parte de la Italia de Mussolini, en octubre de 1935, pronunció en Parlamento: "El colonizar es una misión, no ya un derecho, sino un deber de los pueblos cultos.[...] Creo que ya es demasiado tarde para que nos vayamos a escandalizar por una empresa colonial. En colonizar estuvo la gloria de España. En colonizar estuvo la gloria de Inglaterra." Pecharromán 1996. Pg. 396.
  85. Cada ser humano era "un portador de valores eternos", pero no meramente como individuo; sus derechos y valores sólo podrían ser definidos, expresados y defendidos en una sociedad nacional fuerte y unificada. Payne 1997. Pg. 248
  86. "Nosotros consideramos al individuo como unidad fundamental, porque éste es en sentido de España, que siempre ha considerado al hombre como portador de valores eternos. El hombre tiene que ser libre, pero dentro de un orden". Obras (del Río 1974). Pgs. 425-426.
  87. Libertad, 27 de agosto de 1934. Obras (del Río 1974). Pg. 295.
  88. Arriba, Nº 17, 31 de octubre de 1935. Obras (del Río 1974). Pgs. 671-672.
  89. Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid, 9 de abril de 1935. Obras (del Río 1974). Pg. 508.
  90. "Venimos a luchar por que un Estado totalitario alcance con sus bienes lo mismo a los poderosos que a los humildes". Discurso fundacional del teatro de la Comedia, 29 de octubre de 1933. "Así como el Ejército es nacional, integrador y superclasista, [...] la España que el Ejército defienda ha de buscar desde el principio un destino integrador, totalitario y nacional". Carta al militar español, noviembre de 1934. "Mi posición es la manifestada en el discurso de la Comedia el 29 de octubre de 1933. Poner mi energía al servicio de ese Estado totalitario nacional y social que se considere instrumento del destino total de España, como unidad en lo universal, no de la clase o del partido más fuerte". Entrevista a la revista Blanco y Negro, 11 de noviembre de 1934. (en sus obras recopiladas por del Río)
  91. Mitin en Fuensalida (Toledo). 20 de mayo de 1934. Obras (del Río 1974). Pg. 233.
  92. Obras (Del Río 1974). Pg. 384
  93. Obras (Del Río 1974). Pg. 92
  94. Carta a un camarada. Obras (del Río 1974). Pg. 51.
  95. Puntos Iniciales de F.E. Obras (del Río 1974). Pg. 92.
  96. Tradición o mimetismo: la encrucijada política del presente, Rafael Gambra, Instituto de Estudios Políticos, Madrid 1976 ISBN 84-259-0586-9
  97. "Eso del corporativismo es un buñuelo de viento. Mussolini que tiene alguna idea de lo que es un Estado corporativo, cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no es un punto de llegada"". Obras Conferencia en el Círculo Mercantil de Madrid, 9 de abril de 1935. (del Río 1974). Pg. 510.
  98. "Por eso la Falange no quiere ni la Patria con hambre ni la hambruna sin Patria; quiere inseparablemente la Patria, el pan y la justicia". Mitin en Madridejos (Toledo), 29 de julio de 1935. Obras (del Río 1974). Pg. 626.
  99. Ahora, 16 de febrero de 1934. Obras (del Río 1976).
  100. en ese tiempo Ramiro Ledesma ya ha fundado las JONS y lleva cerca de dos años difundiendo las ideas fascistas.
  101. "El Estado fascista, que debe tanto a la firme voluntad del Duce, sobrevivirá a su inspirador, porque constituye una organización inamovible y robusta. […] Lo que buscamos nosotros es la conquista plena y definitiva del Estado, no para unos años sino para siempre". El Fascio, 16 de marzo de 1933. Obras (del Río 1974). Pg. 41.
  102. Conoció a Mussolini con anterioridad, cuando en 1923 acompañó a su padre el general Primo de Rivera y al rey Alfonso XIII en la visita oficial que realizaron a Italia.
  103. Gil Pecharromán 1996. Pg. 195.
  104. Según testimonio del periodista que le acompañaba, Manlio Barelli. Gil Pecharromán 1996. Pg. 194.
  105. Prólogo a El Fascismo, de Mussolini. Octubre de 1933. Obras (Del Río 1974). Pg. 53.
  106. Existen fotos donde puede apreciarse, en la chimenea, el retrato de su padre y el de Mussolini. Existe constancia, por los comentarios de la periodista que le hizo una entrevista, que en febrero de 1936 conservaba el retrato expuesto en su despacho. Gil Pecharromán 1996. Pg. 194,
  107. Ismael Saz Campos, 2004, p. 69.
  108. Discurso pronunciado en el Parlamento el 1 de febrero de 1934. Obras (del Río) 1974.
  109. Obras (del Río 1976).
  110. Prólogo a El Fascismo, de Mussolini. Octubre de 1933. Obras (del Río 1974). Pg. 53.
  111. Obras (del Río 1976).
  112. Discurso de proclamación de Falange Española de las J.O.N.S. pronunciado en el teatro Calderón de Valladolid, el día 4 de marzo de 1934. Obras (del Río 1974). Pgs. 189-197.
  113. Nota publicada en la prensa española el 19 de diciembre de 1934, redactada por José Antonio Primo de Rivera. Obras (del Río 1976).
  114. Gibson 2008. Pg. 283.
  115. La periodista que le hizo la entrevista: "Miró en torno nuestro. Un gran retrato de Mussolini, dedicado afectuosamente, preside desde la librería. La cabeza redonda, lisa, y el gesto obstinado de la faz..." Entrevista sobre el voto femenino, La Voz, de Madrid, 14 de febrero de 1936. Obras (del Río 1974) Pg. 885.
  116. Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil de Madrid, el día 9 de abril de 1935. Obras (del Río 1974). Pg. 510.
  117. Artículo en Informaciones en abril de 1936 que fue prohibido por la censura y que apareció en Baleares el 6 de enero de 1940. Obras (del Río 1976)
  118. José Antonio, quien rellenó inmediatamente la tarjeta de adhesión a loa CAUR y recibió a cambio la insignia y el carné que le acreditaban como laborante por el fascismo universal. Gil Pecharromán 1996. Pg. 369.
  119. Gil Pecharromán 1996. Pg. 369.
  120. Gil Pecharromán 1996. Pg. 371.
  121. En En busca de José Antonio de Gibson, se recoge el texto completo del informe.
  122. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 265-267.
  123. Detrás de la apariencia amable y educada de Primo de Rivera, subyacía una violencia apenas controlable que en ocasiones le convirtió en un simple alborotador. Preston 1986. Pg. 104.
  124. Poseía una personalidad atractiva y encantadora que sólo en casos extremos cedía paso a accesos de furia y ataques físicos. Payne 1997. Pg. 153.
  125. Gibson (2008. Pg. 180) referencia dos peleas; una en el Colegio de Abogados contra el político conservador Rodríguez de Viguri y otra en un café con el general Hurguete.
  126. Gibson 2008. Pgs. 181-182.
  127. Gil Pecharromán 1996.
  128. A pesar de que la violencia sería corriente en la política española de los años treinta, ningún político la incorporó tan líricamente como elemento de su retórica. Preston 1986. Pg. 135.
  129. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 273-274
  130. Gil Pecharromán 1996. Pgs. 271-272
  131. Con el desarrollo de una organización específica, la Primera Línea o la Falange de la Sangre, que bajo la dirección práctica de José Antonio Ansaldo habría de dedicarse a una dinámica muy próxima al pistolerismo que se había denunciado, y que tendría su expresión más turbadora en el asesinato de la excursionista de las Juventudes Socialistas Juanita Rico, tiroteada el 10 de junio desde un automóvil, como represaría por el asesinato de un joven falangista de quince años, Juan Cuellar. Los enfrentamientos armados, tiroteos a fachadas de los locales y actos de intimidación se multiplicaron a partir de ese momento, siguiendo una verdadera estrategia de terror sobre el adversario del que habían carecido los incidentes aislados producidos anteriormente. Ferran Gallego. Pgs. 246-247.
  132. a b Discurso en las Cortes el 3 de Julio de 1934. En Aguinaga 2003. Pg.74
  133. Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. Obras (del Río 1974). Pg. 49.
  134. Al igual que en la extrema izquierda, en la Falange de aquellos días imperaba la creencia de que en nombre de los principios era lícito decidir sobre la vida o la muerte de los adversarios. […] Desde su celda, José Antonio actuaba a veces como elemento moderador para evitar actos de consecuencias imprevisibles. Gil Pecharromán 1996. Pg. 467.
  135. Carta al camarada Julián Pemartín, 2 de abril de 1933. Obras (Del Río 1974). Pg. 49.

Bibliografía

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  • Payne, Stanley G. (1997). Franco y José Antonio. El extraño caso del fascismo español. Planeta. ISBN 84-08-02286-5. 
  • Gibson, Ian (2008). En busca de José Antonio. Editorial Aguilar. ISBN 978-84-03-09900-5. 
  • Gil Pecharromán, Julio (1996). José Antonio Primo de Rivera. Retrato de un visionario. Ediciones Temas de Hoy. ISBN 84-7880-692-X. 
  • Del Río Cisneros, Agustín (Recopilación de) (1974). Obras completas de José Antonio Primo de Rivera. Editorial Almena. ISBN 84-7014-132-5. 
  • Del Río Cisneros, Agustín (Recopilación de) (1976). José Antonio Primo de Rivera. Obras completas (1922-1936). Editado por Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1976. 
  • Ferran Gallego (2005). Ramiro Ledesma Ramos y el fascismo español. Editorial Síntesis. ISBN 84-9756-313-1. 
  • Payne, Sranley G. La primera democracia española. La II República. 1931-1936, Ediciones Paidós, Barcelona 1995. ISBN 84-493-0128-9
  • Preston, Paul (1988). Las tres Españas del 36. Plaza & Janés. ISBN 84-01-53026-1. 
  • Preston, Paul (1986). Las derechas españolas en el siglo XX: autoritarismo, fascismo y golpismo. Editorial Sistema. ISBN 84-86497-01-9. 
  • Ismael Saz Campos, Fascismo y Franquismo, Publicaciones de la Universitat de València, 2004, ISBN 84-370-5910-0 Vista parcial en Libros Google

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