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Diferencia entre revisiones de «Fibromialgia»

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Froriep
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La fibromialgia es considerado un diagnóstico controvertido, algunos autores alegando que no es una enfermedad, debido en parte a la falta de anormalidades en el examen físico, exámenes de laboratorio objetivos o estudios de imágenes médicas para confirmar el [[diagnóstico]].<ref name=p7880118>{{cite journal |author=Goldenberg DL |title=Fibromyalgia: why such controversy? |journal=Ann. Rheum. Dis. |volume=54 |issue=1 |pages=3–5 |year=1995 |month=January |pmid=7880118 |pmc=1005499 |doi= |url=http://www.pubmedcentral.nih.gov/articlerender.fcgi?tool=pmcentrez&artid=1005499}}</ref> Aunque históricamente ha sido considerada un trastorno musculoesquelético y neuropsiquiátrico, las evidencias de investigaciones realizadas en las últimas tres [[década]]s ha puesto de manifiesto alteraciones en el [[sistema nervioso central]] que afectan a regiones del [[cerebro]] que pueden estar vinculados tanto a los síntomas clínicos y a fenómenos descubiertos durante investigaciones clínicas.<ref name=p18270311 >{{cite journal |author=Schweinhardt P, Sauro KM, Bushnell MC. |title=Fibromyalgia: a disorder of the brain? |journal=Neuroscientist. |volume=14 |issue=5 |pages=415–21 |month=October |year=2008 |pmid=18270311 }}</ref> Aunque todavía no existe una cura universalmente aceptada para la fibromialgia, hay tratamientos que han demostrado durante ensayos clínicos controlados ser eficaces en la reducción de los síntomas, incluyendo ciertos [[fármaco]]s, la educación del paciente, el ejercicio, y las terapias conductuales.<ref name=Goldenberg2008>{{cite journal |author=Goldenberg DL |title=Multidisciplinary modalities in the treatment of fibromyalgia |journal=J Clin Psychiatry |volume=69 |suppl=2 |pages=30–4 |year=2008 |pmid=18537461 }}</ref>
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== Historia ==
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A partir de ese momento, de manera infructuosa los investigadores han realizado intentos de controlar esta enfermedad, a la cual siempre se le ha denominado con nombres rimbombantes y hasta seductores como por ejemplo: Gowers (1904) utiliza el término fibrositis; 5 años más tarde (Osler, 1909) la denomina fibrofasciopatía; Stockman (1909) encuentra nódulos con biopsias positivas; Hench (1936) niega la afirmación anterior, comenzándose a partir de ese momento a estudiar la posible psicologización de la enfermedad. Lewis y Kellgren (1936) definen los Trigger point o puntos de gatillo e introducen el concepto de dolor referido; Hallyday (1937) y Ellman (1950) se refieren al reumatismo psicógeno y posteriormente las escuelas psico-reumáticas (1963) hacen referencia al dolor por autoalimentación, en donde una especial personalidad provoca una tensión mantenida que da entrada a un espasmo muscular y este al dolor, completándose de esta manera el circulo estrés-espasmo-dolor.10,11


== Epidemiología ==
== Epidemiología ==
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== Historia ==
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== Etiología ==
== Etiología ==

Revisión del 21:10 4 jul 2009

Fibromialgia
Sinónimos
Fibrositis

La fibromialgia (FM) es un término acuñado en 1976 (del latín fibra=fibra, refiriendos al tejido conjuntivo,[1]​ del griego mio=músculo[2]​ y algia=dolor[3]​) que se refiere a un grupo de síntomas y trastornos músculoesqueléticos poco entendidos, caracterizados fundamentalmente por dolor persistente, fatiga extrema, rigidez de intensidad variable de los músculos, tendones y tejido blando circundante, y un amplio rango de otros síntomas incluyendo psicológicos que suelen impedir el funcionamiento rutinario del sujeto.[4]​ Es un trastorno no contagioso presente en el 3% y el 6% de mujeres jóvenes, comúnmente entre 20 y 50 años de edad.[5]

La fibromialgia es considerado un diagnóstico controvertido, algunos autores alegando que no es una enfermedad, debido en parte a la falta de anormalidades en el examen físico, exámenes de laboratorio objetivos o estudios de imágenes médicas para confirmar el diagnóstico.[6]​ Aunque históricamente ha sido considerada un trastorno musculoesquelético y neuropsiquiátrico, las evidencias de investigaciones realizadas en las últimas tres décadas ha puesto de manifiesto alteraciones en el sistema nervioso central que afectan a regiones del cerebro que pueden estar vinculados tanto a los síntomas clínicos y a fenómenos descubiertos durante investigaciones clínicas.[7]​ Aunque todavía no existe una cura universalmente aceptada para la fibromialgia, hay tratamientos que han demostrado durante ensayos clínicos controlados ser eficaces en la reducción de los síntomas, incluyendo ciertos fármacos, la educación del paciente, el ejercicio, y las terapias conductuales.[8]

Historia

La primera descripción parece haber sido la del británico sir Richard Manningham en su publicación de febrícula o fiebre baja y fatiga,[9]​ citando descripciones similares a las hechas por Hipócrates.[10]​ En 1869 el médico estadounidense George M. Beard escribió un libro llamado «American Nervousness»[11]​ utilizando el termino de neurastenia,[12]​ aplicado a las personas que presentaban perdida de fortaleza, fatiga o cansancio de manera crónica.[13]​ En 1843 el anatomista Robert R. Froriep describió una asociación entre reumatismo y puntos dolorosos de músculos rígidos: Musckelschwiele.[14][15]​ A partir de ese momento, de manera infructuosa los investigadores han realizado intentos de controlar esta enfermedad, a la cual siempre se le ha denominado con nombres rimbombantes y hasta seductores como por ejemplo: Gowers (1904) utiliza el término fibrositis; 5 años más tarde (Osler, 1909) la denomina fibrofasciopatía; Stockman (1909) encuentra nódulos con biopsias positivas; Hench (1936) niega la afirmación anterior, comenzándose a partir de ese momento a estudiar la posible psicologización de la enfermedad. Lewis y Kellgren (1936) definen los Trigger point o puntos de gatillo e introducen el concepto de dolor referido; Hallyday (1937) y Ellman (1950) se refieren al reumatismo psicógeno y posteriormente las escuelas psico-reumáticas (1963) hacen referencia al dolor por autoalimentación, en donde una especial personalidad provoca una tensión mantenida que da entrada a un espasmo muscular y este al dolor, completándose de esta manera el circulo estrés-espasmo-dolor.10,11

Epidemiología

Se sabe que esta enfermedad afecta más a mujeres que a hombres en una proporción de 9~10:1,[16]​ y que podría afectar a un 3-6% de la población general.[4]​ Se observa mayoritariamente entre los 20 y los 50 años de edad, aunque existen casos de niños y ancianos aquejados de esta enfermedad.[16]​ Afecta a un 4,5% de las mujeres adultas de la población general española.[17]​ Entre 10 y 20% de los ingresos a clínicas especializadas en reumatología reciben el diagnóstico de fibromialgia,[18]​ sin embargo se estima que alrededor del 90% de los enfermos con fibromialgia permanecen sin diagnóstico, ya sea por desconocimiento de los profesionales de salud acerca de la enfermedad o porque muchos profesionales no la han querido reconocer como tal.[10]

Etiología

Aunque las causas aún no han sido bien aclaradas, se piensa que puede estar causada o agravada por estrés físico o mental, traumatismo físico, exposición excesiva a humedad o frío, sueño deficiente o padecer una enfermedad reumática.

Algunas teorías apuntan hacia una predisposición genética, destacando especialmente las investigaciones sobre el gen COMT y genes relacionados con la serotonina y la sustancia P. En muchos casos, los pacientes con fibromialgia presentan bajos niveles de serotonina y triptófano (neurotransmisores encargados de la regulación del impulso nervioso), así como de elevados niveles de la sustancia P en el líquido cefalorraquídeo. También se ha hallado un bajo nivel de flujo sanguíneo a nivel de la región del tálamo del cerebro, y anormalidades en la función de las citocinas. Otros estudios han encontrado elevados niveles de anticuerpos antipolímero en pacientes con fibromialgia, lo que podría indicar que se trata de una enfermedad autoinmune.

Muchos de los casos empiezan después de hechos puntuales, como infecciones víricas o bacterianas, accidentes de automóvil, etc.

La ansiedad y la depresión producidas por alteraciones emocionales (separación matrimonial, problemas con los hijos, pérdida de empleo, fracaso profesional, etc.) y la tristeza que se producen como reacción al malestar continuado que provoca la enfermedad también podrían ser factores desencadenantes de este problema de salud. En un 62% de los pacientes en un estudio con diagnóstico de fibromialgia demostraron tener trastornos psíquicos relevantes que requerían tratamiento profesional, mientras que entre los pacientes con el diagnóstico de artritis reumatoidea, tenían una prevalencia de trastornos psíquicos de un 28,6%.[18]

En ocasiones aparece después de tener enfermedades que debilitan el organismo, tales como artritis reumatoide, lupus, aunque todo esto no parece que sea la causa propiamente dicha, sino una circunstancia que despierta una anomalía oculta en la regulación de la capacidad de respuesta del organismo ante determinados estímulos dolorosos.

También se puede producir debido a una reacción alérgica a metales, bien sea por una restauración dental, prótesis metálicas, cosméticos, tatuajes, joyas y piercings o vacunas y tratamientos con sales metálicas. Existen estudios realizados en pacientes con alergias a metales quienes, al eliminar la fuente de metal, han mejorado e incluso otros en los que la enfermedad desaparece.

Dentro de las teorías actuales sobre la patogénesis de esta enfermedad se encuentran las alteraciones en la arquitectura del sueño (una polisomnografía caracterizada por sueño fragmentado, disminución de las fases profundas del sueño no MOR, entre otras), alteraciones en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo (disautonomía) y fenómenos de procesamiento anormal del dolor (sensibilización al dolor). Además, se han encontrado alteraciones ultraestructurales en biopsias de músculo, estudiadas al microscopio electrónico, en dichos pacientes.

Han podido integrarse, así, teorías que abarcan las diferentes y complejas relaciones entre los mecanismos de sueño-vigilia (alteraciones del ritmo circadiano), el eje hipotalámico-hipofisario-adrenal, los centros de procesamiento de las vías del dolor (fenómenos de sensibilización central y periférica del dolor) y el sistema nervioso autónomo (alteraciones en el tono autonómico o simpático-vagal: hiperreactividad simpática sostenida con hiporreactividad simpática ante el estrés). Así pues, este padecimiento es considerado, en un modelo integral, una enfermedad del sistema psiconeuroinmunoendócrino.

Existen descripciones de casos de fibromialgia en los que las manifestaciones clínicas coinciden con las de una infección viral o bacteriana (por ejemplo, la enfermedad de Lyme), una afección reumática e incluso con algún trastorno psicológico. Sin embargo, aún no se ha podido establecer una correlación bien definida entre los síntomas y alguno de estos problemas de salud.

En mayo de 2005, nuevas investigaciones han comenzado a estudiar distintas áreas del cerebro con técnicas avanzadas de imagen y neurocirugía. Una hipótesis fuertemente apoyada por la comunidad científica sugiere que la fibromialgia está causada por un defecto interpretativo del sistema nervioso central que percibe de forma anormal las señales para el dolor.

Patogenia

Durante mucho tiempo se ha asignado erróneamenta a la fibromialgia el carácter de enfermedad psicológica o psicosomática a tal punto que se le denominaba reumatismo psicogénico.[4]​ Sin embargo, estudios de resonancia magnética realizados en pacientes con este problemas de salud han permitido comprobar que los dolores se expresan como estimulaciones de baja intensidad—a diferencia de las personas sanas—de las áreas del cerebro responsables del dolor, como la corteza somatosensorial primaria y secundaria somatosensorial, la corteza prefrontal, el lóbulo parietal inferior, la corteza cingular anterior, la Ínsula, los ganglios basales, el putamen y el cerebelo.[17]

De todos modos continúa el debate respecto a si la fibromialgia es una enfermedad en sí misma o si es, en realidad, un conjunto de síntomas (es decir, un síndrome) correspondiente a enfermedades reumatológicas, neurológicas o inmunológicas, de difícil y costoso diagnóstico. Como muchos de los síntomas son comunes de otros trastornos, los pacientes con fibromialgia que no reciben un diagnóstico correcto y quienes no son informados con detalle sobre su enfermedad suele provocarseles un incómodo y costoso peregrinaje por distintos sistemas y servicios de salud con la consecuente propuesta de una lista de pruebas paraclínicas y terapias no específicas, a veces agresivas y con efectos iatrogénicos que empeora el pronóstico de la enfermedad y vuelve incierto el futuro del paciente.[19]

No se han detectado alteraciones físicas en los puntos que el paciente afirma dolorosos, razón por la cual las hipótesis más actuales al respecto de su causa se dirigen hacia la neurociencia en busca de fenómenos de sensibilización a nivel del sistema nervioso central y mantenimiento del dolor por alteraciones en las respuestas de los neuromediadores.[19]​ Aunque el resultado del examen físico general casi siempre es normal y las personas tienen un aspecto saludable, un examen cuidadoso de los músculos de las personas con fibromialgia revela zonas sensibles al tacto en lugares específicos, llamados puntos hipersensibles. Estos son áreas del cuerpo que resultan dolorosas cuando se ejerce presión sobre ellas. La presencia y el patrón de estos puntos característicamente hipersensibles diferencian la fibromialgia de otras afecciones.

Cuadro clínico

La fibromialgia ocasiona dolor musculoesquelético generalizado, debilitamiento intenso (adinamia) y hasta incapacitante (astenia), trastornos del sueño, alteraciones del ritmo intestinal, rigidez en las extremidades superiores o inferiores, y muy frecuentemente episodios depresivos acompañados de crisis de ansiedad.

Los sitios frecuentes en los cuales se presentan los síntomas de fibromialgia incluyen la región lumbar (espalda baja), cuello, tórax y muslos. La alteración de los músculos se refiere a un calambre doloroso y localizado que en ocasiones se asocia con otros problemas (embarazo, por ejemplo). En algunos casos se observa espasmo muscular localizado.

Los trastornos del sueño son muy frecuentes en pacientes con dicha patología. Estos trastornos consisten básicamente en abundantes pesadillas, sueño no reparador, que puede ser el causante de un trastorno conocido como hipersomnio diurno, y gran cantidad de descargas dolorosas en los músculos durante el sueño.

Otros síntomas adicionales pueden incluir incontinencia urinaria, dolor de cabeza, migrañas, movimientos periódicos anormales de las extremidades (movimientos paroxísticos), en especial de las piernas (síndrome de pierna de gatillo), dificultad de concentración y dificultad para recordar cosas (mala memoria); también es frecuente un aumento de la sensibilidad táctil, escozor generalizado, resequedad de ojos y boca, zumbidos y campanilleos en los oídos (acúfenos), alteraciones de la visión (fosfenos) y algunos síntomas neurológicos de incoordinación motora. Se ha asociado a la enfermedad de Raynaud como una manifestación clínica de rara presentación durante el curso de esta enfermedad.

Cansancio y fatiga

La fatiga en grado extremo está presente en todas las actividades que realizan las personas con fibromialgia, por lo que sus tareas cotidianas se ven inevitablemente dificultadas. Dependiendo de la gravedad y de la variación del grado, este cansancio puede ser desde soportable hasta una discapacidad casi infranqueable que limita sus tareas tanto en el ámbito familiar como en el profesional.

Aceptar estas importantes limitaciones es difícil, sobre todo en los inicios de la enfermedad, y muchos pacientes tardan en aceptarlo, empeñándose en realizar tareas de la misma forma que antes de su enfermedad. Esto es un error que lleva a empeorar cada vez más su salud. Lo cierto es que algunas tareas tendrán que dejar de realizarse, mientras que otras habrán que llevarse a cabo de una manera adaptada y menos perjudicial para su salud, si quieren mejorar.

Aunada inseparablemente a este cansancio, como causa que lo aumenta y agrava, está la mala calidad del dormir, que impide a quienes tienen este padecimiento tener un sueño reparador y, por consiguiente, impedirá el descanso y dificultará el alivio del dolor.

Ahora bien, aunque en algunas ocasiones el cansancio puede ser extenuante y los síntomas parecidos a los de la fatiga crónica, hay que saber que esta enfermedad, entre sus características, incluye cansancio y fatiga a un nivel mucho más profundo y discapacitante. En todo caso, es el especialista correspondiente quien tiene que diagnosticar una u otra enfermedades o, en todo caso, las dos, pues también es posible que se padezcan conjuntamente.

Diagnóstico

Los nueve pares de círculos rojos son reconocidos como puntos sensibles comunes asociados con la fibromialgia.[20]

Para diagnosticar la fibromialgia, el médico reumatólogo debe valorar la historia clínica del enfermo, así como los síntomas, estudios y análisis. El diagnóstico es diferencial, y deberán descartarse otros padecimientos con síntomas similares a los de la fibromialgia, como enfermedades reumatológicas (artrosis, artritis reumatoide, espondiloartropatías, lupus) y enfermedades neurológicas (mielitis transversa, esclerosis múltiple, polineuropatías periféricas).

Para ello, es imprescindible realizar tomografía, resonancia magnética, estudio eléctrico en los miembros (velocidad de conducción y electromiograma), potenciales evocados, análisis de sangre (VCR, PCR, factor reumatoideo, anticuerpos). Luego de descartadas otras enfermedades, se comprueba la existencia de los denominados tender points, que no es lo mismo que los puntos gatillo o trigger points del síndrome miofascial. Existen un total de 18 puntos. Se considera que puede haber una fibromialgia cuando, al aplicar una presión de cuatro kilogramos sobre dichos puntos, el paciente reporta dolor en 11 o más de ellos. Esta técnica fue desarrollada por el American College of Rheumatology.[21]

Estos puntos se encuentran repartidos por todo el cuerpo: rodillas, hombros, cuello, glúteos, codos, cadera, etc. En todo caso, este criterio fue inicialmente adoptado como forma de "definición de caso", razón por la cual el diagnóstico requiere de una evaluación minuciosa por parte de un médico especializado en enfermedades reumáticas (reumatólogo).

No existen pruebas de laboratorio disponibles para realizar el diagnóstico de la fibromialgia. El diagnóstico es clínico y se establece por exclusión de otras patologías y por la presencia de síntomas y signos característicos.

La fibromialgia se confunde frecuentemente con otros padecimientos reumáticos diferentes, como el lupus eritematoso, el síndrome de fatiga crónica, la deficiencia de vitamina D o de vitamina B12, la polimialgia reumática o el síndrome de Sjögren. Por consiguiente, el diagnóstico diferencial resulta fundamental para el futuro del paciente, pues tanto el enfoque diagnóstico como pronóstico e incluso terapéutico son diferentes para cada padecimiento.

Se ha de tener en cuenta que mucha gente afectada por esta enfermedad ha estado parte de su vida yendo de un médico a otro sin saber qué le pasaba. La educación sanitaria, la información y la comunicación con otras personas afectadas son una forma importante de terapia. Su médico puede personalizar su plan de tratamiento para que se adapte a sus necesidades individuales. Algunas personas que padecen fibromialgia presentan síntomas leves y necesitan muy poco tratamiento una vez que comprenden la dolencia que padecen y lo que la empeora. Otras personas, sin embargo, necesitan un programa de cuidado completo, que incluirá medicamentos, ejercicio y entrenamiento acerca de las técnicas para el manejo del dolor.

Entre las opciones para el tratamiento de la fibromialgia se incluyen:

  • medicamentos para disminuir el dolor y mejorar el sueño;
  • programas de ejercicios para estirar los músculos y mejorar la capacidad cardiovascular;
  • técnicas de relajación para aliviar la tensión muscular y la ansiedad;
  • programas educativos que le ayuden a comprender y a controlar la fibromialgia.

Tratamiento

Tratamiento farmacológico

Medicamentos

Los medicamentos antiinflamatorios que se utilizan para tratar muchas afecciones reumáticas no son útiles para las personas con fibromialgia. Sin embargo, dosis moderadas de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) o de analgésicos pueden aliviar parte del dolor.

Una subcategoría de los AINEs, principalmente los selectivos en la inhibición de la COX-2, también puede proporcionar alivio del dolor, causando menos efectos secundarios sobre el estómago e intestino que los AINEs tradicionales. La mayoría de los médicos no suele recetar calmantes de tipo narcótico ni tranquilizantes, excepto en los casos más severos de fibromialgia.

Los medicamentos que facilitan el sueño profundo y relajan los músculos ayudan a descansar a muchas personas que sufren fibromialgia. Los médicos también recetan medicamentos, conocidos comúnmente como antidepresivos, para tratar la fibromialgia. Estos fármacos funcionan elevando el nivel activo de serotonina, de noradrenalina o de ambos en el cerebro. Los niveles bajos de serotonina no están vinculados únicamente con la depresión clínica, sino también con los trastornos del sueño asociados con la fibromialgia. En dosis más bajas que las recetadas para tratar la depresión profunda, los antidepresivos parecen aliviar el dolor en las personas con fibromialgia y aumentar, de esta manera, las posibilidades de lograr una noche de descanso.

Hay tres clases principales de antidepresivos: antidepresivos tricíclicos, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y duales (recaptan varios neurotransmisores). En ocasiones, también se receta un fármaco llamado ciclobenzaprina (Flexeril, Yurelax), clasificado como relajante muscular pero similar a los antidepresivos tricíclicos. En los últimos meses se están llevando a la práctica programas para verificar la utilidad del tratamiento con antidepresivos ISRN, es decir, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina.

Aunque muchas personas duermen mejor y se sienten más cómodas al tomar antidepresivos, la mejoría observada varía ampliamente de una persona a otra. Estos medicamentos pueden tener efectos secundarios tales como somnolencia diurna, estreñimiento, sequedad de la boca y aumento del apetito. Algunos ISRS o ISRN pueden dificultar el sueño. Estos efectos secundarios raramente son graves, pero pueden resultar molestos. Algunos estudios han sugerido que, al combinar los antidepresivos tricíclicos con ISRS, pueden aumentar los beneficios de cada fármaco, al tiempo que los efectos secundarios de ambos fármacos se anulan mutuamente.

Recientemente se han realizado estudios para la utilización con éxito de anticonvulsivos o antiepilépticos; la pregabalina (Lyrica) y la gabapentina (Neurotin) se emplean con éxito en el tratamiento del dolor agudo en enfermedades neurológicas como el síndrome de Guillain-Barré, las polineuropatías periféricas y la esclerosis múltiple. Estos medicamentos no provocan efectos secundarios adversos sobre el sistema digestivo (estómago, intestino, hígado). Su principal efecto secundario es el aumento de peso.

La hierba de San Juan o hipérico es un suplemento que puede funcionar como los medicamentos antidepresivos, pero con menos efectos secundarios. La hierba de San Juan, que procede de la flor de una hierba del mismo nombre, se suele recetar en Europa. Se sabe poco sobre los efectos a largo plazo producidos por diversas marcas de la hierba de San Juan. No se debe utilizar jamás la hierba de San Juan si se está tomando otro antidepresivo y se debe consultar siempre con un especialista, dado que presenta innumerables incompatibilidades con medicamentos y alimentos.

No se ha de olvidar que el tratamiento de la fibromialgia se sustenta en un taburete de tres patas (ejercicio, psicoterapia y fármacos) y que, si se rompe o desequilibra alguna de estas patas, el tratamiento se hace inefectivo. En la actualidad se considera que el tratamiento que debe llevarse a cabo es multidisciplinario, en el que colaboran varias especialidades médicas. Existen grupos de investigación sobre esta enfermedad en España (Barcelona y Granada, principalmente) y también en México y en otros países de América Latina.

Tratamientos no farmacológicos

Algunas de las opciones son masajes, ejercicios aeróbicos y ejercicios de estiramiento (yoga), acupuntura, masoterapia clínica, terapia ocupacional, terapia cognitiva y magterapia o soporte mag. Así también, suplementos alimenticios que aporten nutrientes celulares y liberen radicales libres del organismo pueden ayudar en gran manera con los dolores y combatir la enfermedad. Un suplemento alimenticio muy utilizado es el magnesio.

Algunos enfermos consumen marihuana para combatir el dolor con buenos resultados. Un estudio relaciona los canabinoides con la fibromialgia.[22]

Ejercicio aeróbicos y de estiramiento

Dos formas de tratar la fibromialgia son estirar y ejercitar los músculos y aumentar la capacidad cardiovascular (aeróbica). Existen estudios[23]​ que muestran que ciertos programas de ejercicio aeróbico proporcionan una sensación de bienestar, una mayor resistencia y una disminución del dolor. Los ejercicios aeróbicos de bajo o ningún impacto, como caminar, montar bicicleta, ejercicios aeróbicos acuáticos o natación, suelen ser las mejores maneras de empezar un programa de este tipo. El yoga y el taichi, practicados dos veces por semana, son de gran ayuda en el alivio del dolor y la rigidez.

Pronóstico (complicaciones y secuelas)

Muy frecuentemente la enfermedad puede tomar un aspecto de cronicidad o recurrir en intervalos de intensidad variable. No hay pruebas de que esta enfermedad aumente el índice de mortalidad poblacional[24]

Referencias

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  2. http://es.wiktionary.org/wiki/mio- significado de mio
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  23. http://www.bmj.com/cgi/content/full/325/7357/185 "Prescribed exercise in people with fibromyalgia: Parallel group randomised controlled trial"
  24. http://www.sossfc.com/MonogSpanish.pdf Fibromialgia: Síntomas, diagnóstico, tratamientos e investigación

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