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==== Capilla de San Cosme y San Damián ====
==== Capilla de San Cosme y San Damián ====
Entre los retablos que decoran el interior de la capilla, el principal está dedicado a honrar a los santos tutelares de la capilla. Consta de dos cuerpos, el remate y tres entrecalles. Es uno de los retablos catedralicios del siglo XVII en los que se puede afirmar que tiene un acento manierista y como prueba de ellos están las columnas clasicistas estriadas. El retablo fue concebido para albergar pinturas, las cuales exaltan la vida de los santos médicos [[Cosme y Damián (mártires)|Cosme y Damián]] y se deben al pintor Sebastián López Dávalos. Al centro hay un antiguo crucifijo de madera conocido como el Señor de la Salud, que es invocado contra enfermedades y se considera protector de la ciudad en casos de [[epidemia]]s. La última vez que la imagen fue sacada en procesión y trasladada al altar del perdón fue en [[2009]], con ocasión de la [[Brote de gripe A (H1N1) de 2009|epidemia de gripe A (H1N1)]]; la imagen no se sacaba desde 1691, cuando hubo una epidemia de [[viruela]].
Entre los retablos que decoran el interior de la capilla, el principal está dedicado a honrar a los santos tutelares de la capilla. Consta de dos cuerpos, el remate y tres entrecalles. Es uno de los retablos catedralicios del siglo XVII en los que se puede afirmar que tiene un acento manierista y como prueba de ellos están las columnas clasicistas estriadas.
En 2016 fue entronizada una imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos a esta capilla.
El retablo fue concebido para albergar pinturas, las cuales exaltan la vida de los santos médicos [[Cosme y Damián (mártires)|Cosme y Damián]] y se deben al pintor Sebastián López Dávalos. Al centro hay un antiguo crucifijo de madera conocido como el Señor de la Salud, que es invocado contra enfermedades y se considera protector de la ciudad en casos de [[epidemia]]s. La última vez que la imagen fue sacada en procesión y trasladada al altar del perdón fue en [[2009]], con ocasión de la [[Brote de gripe A (H1N1) de 2009|epidemia de gripe A (H1N1)]]; la imagen no se sacaba desde 1691, cuando hubo una epidemia de [[viruela]].


Un pequeño retablo lateral está consagrado al nacimiento de Jesús, y proviene del templo franciscano de [[Zinacantepec]].
Un pequeño retablo lateral está consagrado al nacimiento de Jesús, y proviene del templo franciscano de [[Zinacantepec]].

Revisión del 04:09 20 jul 2016

Catedral de la Asunción de María de México

 Patrimonio de la Humanidad (parte de «Centro Histórico de la Ciudad de México y Xochimilco», n.º ref. 412-001) (1987)

Nombre descrito en la Lista Representativa del PCI.
Monumento histórico
(00206)

Fachada prinicipal y Sagrario Metropolitano
Localización
País México México
División Ciudad de México
Subdivisión Delegación Cuauhtémoc
Dirección Centro histórico de la Ciudad de México
Coordenadas 19°26′04″N 99°07′59″O / 19.4343942, -99.1330824{{#coordinates:}}: no puede tener más de una etiqueta principal por página
Información religiosa
Culto Iglesia Católica
Arquidiócesis Arquidiócesis de México
Propietario Arquidiócesis de México
Acceso Diariamente
Uso Templo religioso
Estatus Catedral
Advocación Asunción de María
Dedicación 2 de febrero de 1656[1]
Historia del edificio
Fundación 1570
Fundador Felipe II de España
Primera piedra 1571
Construcción1571 - 1657, primera etapa de construcción
1657 - 1793, segunda etapa de construcción
1793 - 1813, última etapa de construcción
ArquitectoClaudio de Arciniega
Juan Gómez de Trasmonte
José Damián Ortiz de Castro
Manuel Tolsá
Otro artista Jerónimo de Balbás, Altar de los Reyes
Datos arquitectónicos
Tipo Planta basilical, cinco naves, crucero, cúpula y 16 capillas laterales
EstiloGótico
Plateresco
Barroco
Estípite
Neoclásico
Orientación Norte-sur
Materiales Cantera
Cúpula Cúpula de tambor octagonal
Torres Dos torres, (64 y 67 m de altura)
Campanas Treinta campanas
Longitud 128 metros
Altura 67 metros
Planta del edificio
Planta de la catedral
Planta de la catedral
Sitio web oficial
Centro Histórico de Ciudad de México y Xochimilco

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

La Plaza de la Constitución con la catedral.
Localización
País México México
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios ii, iii, iv, v
Identificación 412-001
Región América Latina y el Caribe
Inscripción 1987 (XI sesión)
Sitio web oficial

La Catedral Metropolitana de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos de Ciudad de México es la sede de la Arquidiócesis Primada de México y se ubica en el lado norte de la Plaza de la Constitución, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en el lugar que ocupaba el Templo Mayor azteca. Las medidas aproximadas de este templo son 59 metros de ancho por 128 de largo y una altura de 60 metros hasta la cúpula, lo que la convierte en la mayor catedral el continente[2]​ y una de las obras más sobresalientes del arte hispanoamericano.[3][4][5]​ Fue construida, según los planos del arquitecto español Claudio de Arciniega que se inspiró en catedrales españolas,[6]​ alrededor de una iglesia que fue erigida en el lugar poco después de la conquista española de Tenochtitlán. Las obras comenzaron en 1573 y concluyeron en 1813.[7]

Tras la conquista española del imperio azteca, y tras el regreso de Hernán Cortés de la exploración de la actual Honduras, los conquistadores decidieron construir una iglesia en el lugar en el que se encontraba el Templo Mayor de la ciudad azteca de Tenochtitlán para, de este modo, consolidar el poder español sobre el territorio recién conquistado. Para ello, utilizaron las piedras del destruido templo del dios Huitzilopochtli, dios de la guerra y deidad principal de los aztecas.[8][9]​ El arquitecto Martín de Sepúlveda fue el primer director del proyecto entre 1524 y 1532, mientras que Juan de Zumárraga fue el primer obispo de la sede episcopal en el Nuevo Mundo. La catedral de Zumárraga se encuentra el la parte noreste de lo la actual catedral. Tenía tres naves separadas por columnas toscanas, el techo central presentaba intrincados grabados realizados por Juan Salcedo Espinosa y dorado por Francisco de Zumaya y Andrés de la Concha. La puerta principal era probablemente de estilo renacentista. El coro tenía 48 sitiales realizados a mano por Adrián Suster y Juan Montaño en madera de ayacahuite. A pesar de todo, este templo pronto fue considerada insuficiente para la creciente importancia de la capital de la Nueva España.

En 1544, las autoridades eclesiásticas de Valladolid ordenaron la construcción de una catedral nueva y más suntuosa. En 1552, se llegó a un acuerdo por el cual el coste de la nueva catedral sería compartido por la corona española, los comendadores y los indios bajo la autoridad directa del arzobispo de Nueva España.[10]​ La catedral comenzó a construirse en 1573 en torno a la iglesia existente que fue derribada cuando las obras avanzaron lo suficiente para albergar las funciones básicas del templo y así, continuar las obras.[9]

La catedral presenta cuatro fachadas en las que se abren portadas flanqueadas por columnas y estatuas. Hay dos torres-campanario que contienen actualmente 25 campanas. En su interior destacan dos grandes altares, la sacristía y el coro. Existen dieciséis capillas dedicadas a diferentes santos, cuya construcción fue patrocinada por diferentes hermandades religiosas. Las capillas están ricamente adornadas con altares, retablos, pinturas, muebles y esculturas. En el coro catedralicio se encuentran dos de los órganos dieciochescos más grandes del continente. Bajo el edificio hay una cripta en la que reposan los restos de algunos arzobispos de México. Junto a la catedral se encuentra el sagrario, en cuyo interior se ubica el baptisterio.

En 1967, un incendio destruyó una parte importante del interior de la catedral. Los trabajos de restauración pusieron al descubierto una serie de documentos y obras de arte importantes que habían sido escondidas con anterioridad. En 1990, dieron comienzo unos trabajos para la estabilización de la catedral, aunque se encontraba construida sobre una base sólida,[10]​ esta se encontraba a su vez sobre un suelo de arcilla blanda que era una amenaza para su integridad estructural, puesto que se hundía con el hundimiento de las capas freáticas inferiores, produciendo un hundimiento de la estructura. Por ello, la catedral fue incluida en la World Monuments Fund como uno de los cien sitios en mayor riesgo. Tras la estabilización y conclusión de los trabajos, la catedral fue eliminada de en 2000.[9]

Construcción

Tras la conquista, Hernán Cortés determinó construir una iglesia en el lugar que ocupaban distintos templos aztecas en la ciudad de Tenochtitlán. Hay constancia de la existencia de un gran templo mayor dedicado al dios Quetzalcóatl, un templo dedicado al dios Huitzilopochtli[11]​ y otras edificaciones menores.[12]​ Esta primera iglesia fue elevada a catedral por el rey Carlos I de España y el papa Clemente VII según bula de 9 de septiembre de 1534[13]​ y, posteriormente, nombrada metropolitana por Paulo III en 1547.[14]​ Años más tarde, la catedral quedó pequeña para su función, por lo que fue derribada en 1552 por mandato del rey Felipe II de España. En 1571, con algo de retraso, el virrey Martín Enríquez de Almansa y el arzobispo Pedro Moya de Contreras colocaron la primera piedra del actual templo.

Las catedrales de Jaén y Valladolid inspiraron la de Ciudad de México.
Vista de la Catedral de Jaén.
Vista de la Catedral de Jaén.  
Exterior del testero plano de la catedral de Jaén.
Exterior del testero plano de la catedral de Jaén.  
Proyecto de la catedral de Valladolid.
Proyecto de la catedral de Valladolid.  

La catedral fue construida en un período de más de dos siglos, entre 1573 y 1813. Su diseño es una mezcla de los tres estilos arquitectónicos que predominaron durante el período colonial, renacentista, barroco y neoclásico. Los planes iniciales par la fundación de la nueva catedral comenzaron en 1562, y la decisión de comenzar las obras de la fachada sur se tomó en 1570. La construcción comenzó con los diseños y modelos creados por Claudio de Arciniega y Juan Miguel de Agüero, inspirados en las catedrales españolas de Jaén y Valladolid.

Vista de la catedral entre 1880 y 1900
Fachada de la catedral, c. 1900.
Casi todas las catedrales americanas de esta primera época renacentista siguen el modelo de la de Jaén, cuya primera piedra se colocó en 1540. De planta rectangular y, a lo sumo con la capilla mayor ochavada, son las catedrales de México, Puebla, ... (...) Se inspiró principalmente en la catedral de Jaén de 1540, de planta rectangular y cabecera plana, aunque es probable que también se dejara seducir por el modelo herreriano de Valladolid, la relación de la catedral vallisoletana, proyectada en 1580, con las catedrales americanas no se ha tenido en cuenta suficientemente.
Extraído de El Arte Hispanoamericano (1988).[15]

El inicio de las obras se encontró con un terreno fangoso e inestable que complicó los trabajos. En 1581, se comenzaron a levantar los muros y en 1585 se iniciaron los trabajos en la primera capilla, de modo que en 1615 los muros alcanzaron la mitad de su altura total. Las obras del interior comenzaron en 1623 por la sacristía, derribándose a su conclusión la primitiva iglesia. El 21 de septiembre de 1629, las obras fueron interrumpidas por la inundación que sufrió la ciudad, en las que el agua alcanzó los dos metros de altura, causando daños en lo que actualmente es la plaza de la Constitución y otras partes de la ciudad. A causa de los daños, se inició un proyecto para construir la nueva catedral en las colinas de Tacubaya, al oeste de la ciudad paro la idea fue descartada y el proyecto continuó en la misma ubicación, bajo la dirección de Luis Gómez de Trasmonte.[16]​ En 1667 el interior fue terminado y la catedral consagrada, careciendo, en ese momento, de campanarios, fachada principal y otros elementos construidos en el siglo XVIII. A la fecha de consagración, el coste de lo construido era equivalente a 1 759 000 pesos. Dicho coste fue cubierto en buena parte por los reyes de España Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II.[14]

En 1787, el arquitecto José Damián Ortiz de Castro fue designado, tras un concurso en el que se impuso a los proyectos de José Joaquín de Torres e Isidro Vicente de Balbás, a dirigir las obras de construcción de los campanarios, la fachada principal y la cúpula hasta su fallecimiento en 1793. Momento en el que fue sustituido por Manuel Tolsá, quien finalizó la cúpula y añadió al edificio el remate de la fachada principal y las balaustradas. Con ello, la catedral quedó definitivamente terminada en 1813 con las obras de Tolsá.[17]

Incendio de 1967

La Virgen del Perdón, obra de Pereyns destruida en el incendio.

El 17 de enero de 1967, un cortocircuito generó un importante incendio en la catedral. En el altar del perdón, se perdió parte de la estructura y decoración, así como las pinturas La Santa Faz de Alonso López de Herrera, El Martirio de San Sebastián de Francisco de Zumaya y La Virgen del Perdón de Simon Pereyns. En el coro se perdieron 75 de sus 99 asientos, una pintura de Juan Correa y muchos libros que se encontraban en el mismo. Los dos órganos de la catedral fueron fueron muy dañados al fundirse parcialmente sus tubos. En otras partes de la catedral se dañaron destacadas pinturas de Rafael Ximeno y Planes, Juan Correa y Juan Rodríguez Juárez. Cuatro años después del incendio, en 1972, se iniciaron las obras de restauración de la catedral, para devolverle su aspecto original.[10]

Los altares del perdón y de los reyes fueron limpiados y restaurados. En el Altar del Perdón, se añadieron varias pinturas que sustituyeron a las quemadas, La huida de Egipto, El Divino Rostro y El martirio de San Sebastián, todas obras de Pereyns. Además, se encontraron 51 pinturas, obras de Nicolás y Juan Rodríguez Juárez, Miguel Cabrera y José de Ibarra, ocultas tras el altar. Los órganos fueron desmantelados y enviados a los Países Bajos donde fueron reparados en un proceso que se prolongó hasta 1977. En el interior de uno de los órganos se encontró una copia de 1529 del nombramiento de Hernán Cortés como gobernador de Nueva España. El coro fue reconstruido en 1979. En el exterior, algunas de las estatuas fueron reparadas o sustituidas por réplicas debido a los daños que presentaban por la contaminación. En la pared del arco central de la catedral fue encontrado sepulcro de Miguel Barragán, gobernador de Veracruz.[10]

Restauración

Bases y otros objetos encontrados en la excavación del templo.

La construcción de la catedral en suelo inestable conllevó problemas desde el inicio de las obras. La catedral, junto con el resto de la ciudad, se hunde en el lecho del lago desde el inicio de su construcción. Este proceso se aceleró a raíz de la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos por parte de la enorme población que habita en el lugar. Este hecho provocaba el hundimiento a ritmos diferentes en distintas secciones de la catedral, así, los campanarios, presentaban una peligrosa inclinación en la década de 1970. Entre 1993 y 1998 se realizaron trabajos que ayudaron a la estabilización del edificio. Bajo la catedral se excavaron pozos y se colocaron ejes de hormigón que propiciaron un base más sólida al edificio. Con ello no se detuvo el hundimiento pero si asegura que sea uniforme, además, se corrigió la inclinación de las torres.[18]

Exterior

Portadas

La fachada principal de la catedral presenta orientación sur. En ella se abren tres puertas, siendo la central de mayor tamaño que las laterales. La puerta central está flanqueada por unas parejas de columnas separadas por hornacinas en las que se encuentras las esculturas de san Pedro y san Pablo. Sobre la puerta se encuentra un altorrelieve en mármol de la Asunción de la Virgen María, inspirado en una obra del pintor flamenco Peter Paul Rubens, al igual que el resto de relieves de las fachadas; flanqueada igualmente por parejas de columnas, estás salomónicas, en cuyas hornacinas se encuentras las esculturas de san Andrés y san Mateo. Por encima, se encuentra el escudo de México, con el águila con las alas extendidas. El conjunto lo culmina la torre del reloj, sobre el cual se encuentran las esculturas que representan la Fe, la Esperanza y la Caridad, obras del escultor Manuel Tolsá.[19][10]

Portada central de la fachada principal.
Portada central de la fachada principal.  
Fe, Esperanza y Caridad.
Fe, Esperanza y Caridad.  

La fachada oeste fue construida en 1688 y reconstruida en 1804. Presenta una portada dividida en tres secciones con imágenes de los cuatro evangelistas. Presenta un gran relieve que representa a Jesús entregando las llaves del cielo a san Pedro. Por su parte, la portada este es similar a la anterior, con cuatro apóstoles ocupando las hornacinas, con san Pedro a la cabeza, y un relieve de la nave de la Iglesia navegando por los mares de la eternidad. La fachada norte fue construida en el siglo XVI en estilo herreriano, es la parte más antigua de la catedral y la de menor altura.[19][10]

Tres relieves en mármol blanco. El central representa la Asunción de la Virgen María. El que se tiene del lado izquierdo muestra la entrega de las llaves del Cielo a San Pedro; el que se tiene a mano derecha, la Barca de la Iglesia. Sobre el reloj se encuentran tres figuras representativas de las virtudes teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad. La Fe sostiene una cruz, la Esperanza un ancla y la Caridad sujeta a dos niños. El reloj y las esculturas se deben a Tolsá, así como las balaustradas y florones que coronan todo el conjunto.[20]

Campanarios

Campanario de la catedral.
Campanario de la Catedral en la Ciudad de México.

Las torres fueron construidas entre 1787 y 1791, a pesar de que entre 1642 y 1672 se construyó la base y primer cuerpo de la torre oriental. Las obras estuvieron a cargo del arquitecto José Damián Ortiz de Castro. Las torres de la catedral presentan una altura de entre 64 y 67 metros cuyo acceso interior se realiza mediante unas escaleras elipsoidales construidas en madera. El remate de las torres presenta forma de campana, construida con roca tezontle procedente de Chiluca. Ambas torres, están coronadas por una cruz de metal sobre una esfera también de metal. La esfera de la torre oriental fue utilizada como capsula del tiempo, en 2007, durante los trabajos restauración de la catedral, fue abierta y se descubrió en su interior una caja de plomo con medallas religiosas, monedas de la época, un relicario, una cruz de palma, diversas imágenes de santos y oraciones y testimonios autorizados por el cabildo de la catedralicio. Bajo la esfera, en la parte más alta de la torre, se encontró la inscripción «14 de mayo de 1791. Tibursio Cano» tallada en la piedra.[21]

Cada torre tiene ocho esculturas representativas de santos protectores de la ciudad, siendo cuatro de doctores de la Iglesia occidental y las otras cuatro de doctores de la Iglesia en España. Las esculturas de la torre occidental son obra de José Zacarías Cora y representan a Gregorio Magno, Agustín de Hipona, Leandro de Sevilla, Fulgencio de Cartagena, san Francisco Javier y a santa Bárbara. Por su parte, las de la torre oriental fueron esculpidas por Santiago Cristóbal de Sandoval y representan a san Ambrosio, san Jerónimo, santa Rosa de Lima, santa María, san Felipe de Jesús, san Hipólito y san Isidro Labrador.

Las dos torres cuentan con espacio para albergar 56 campanas, aunque, a día de hoy existen 35, ubicándose 25 en la torre occidental y 10 en la oriental. La campana de mayor tamaño de todas tiene el nombre de «Santa María de Guadalupe», fue fundida por Salvador de la Vega en 1791 y colocada en 1793, pesa alrededor de trece toneladas. La campana más antigua se fundió en 1578, y es conocida como «Santa María de la Asunción» o «Doña María», tiene un peso aproximado de 7 toneladas y fue colocada en 1653, al igual que «La Ronca», conocida así por su tono grave. La más moderna es del año 2002, fue colocada con motivo de la canonización de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y fue bendecida por el papa Juan Pablo II.

Las campanas de la catedral han repicado en momentos importantes en la historia de México, así, convocaron al pueblo al recate de El Parián en 1682, repicaron en la coronación del emperador Agustín de Iturbide y en su fallecimiento y entierro, convocaron al pueblo a las defensa de la ciudad ante la invasión estadounidense el 14 de septiembre de 1847 y marcaron el inicio de las festividades del centenario de la Independencia nacional el 15 de septiembre de 1910. Repican en su totalidad todos los años en la fiesta de Corpus Chisti, en la noche del 15 de septiembre, en la noche de Navidad, en la misa de Año Nuevo y en la misa de Pascua de resurrección.

La cúpula de catedral sostenida sobre un cimborrio octagonal.

Cúpula

Se terminó con adaptaciones al proyecto de Ortiz de Castro. En el interior también se representó la Asunción de la Virgen (Rafael Ximeno y Planes, 1810). La cúpula que existe hoy en día, es obra de Manuel Tolsá, y de tambor octogonal, levantada al centro del crucero, sobre cuatro columnas y rematada por una linternilla. Las actuales ventanas son de Matías Goeritz. En el incendio de 1967, ocasionado por un corto circuito en el Altar del Perdón la pintura de la Asunción se consumió.

Interior

Altar Mayor

Vista del altar Mayor.

Éste desapareció en los años cuarenta del siglo xx. Con motivo del Jubileo del año 2000, se realizó una nueva mesa del altar mayor para sustituir a la anterior. Esta fue construida en estilo modernista por el arquitecto Ernesto Gómez Gallardo.

Altar de los Reyes

Vista del altar de los Reyes.

El Altar de los Reyes se encuentra en el ábside del templo, detrás del Altar Mayor. Es obra del insigne Jerónimo de Balbás, autor del Altar del Perdón de esta misma catedral, y del desaparecido Altar Mayor de la Capilla del Sagrario de la Catedral de Sevilla, entre otras.

Este bello altar, que se puede considerar un monumento dentro de otro monumento, es la obra cumbre del estilo churrigueresco español o barroco estípite, y se considera la obra maestra de su destacado autor. Mide 25 metros de altura, 13 de ancho, y 7 metros de fondo; se eleva al fondo de Catedral ocupando el ábside.

Es una talla formada por tres calles verticales, dos laterales y una al centro, adornada con los cuadros La Asunción de la Virgen, y La Adoración de los Reyes, del pintor Juan Rodríguez Juárez. Éste último, es el que da nombre al altar, además de una serie de esculturas de bulto de reyes y reinas canonizados (santificados), que posan a lo largo y ancho del altar.

Fue realizado en maderas preciosas policromados, en una exuberante composición de pilastras y columnas, follaje, guirnaldas y querubines. El conjunto está estofado, revestido con hoja o lámina de oro, lo cual le confiere majestuosidad a la obra. Está cerrado por una doble bóveda, y en lo más alto del conjunto, se haya una representación de Dios Padre, presidiendo el magno conjunto.

Coro

La sillería del coro está fabricada en una excelente talla de tapincerán. Tiene dos niveles de sitiales: el alto para canónigos y el bajo para seises y sochantres. En la parte superior, tiene figuras talladas en medio relieve, de obispos y santos. La sillería del coro es fruto del arte de Juan de Rojas (1695). También fue dañada en el incendio de 1967.

En el centro del coro, entre la reja y la sillería, está un facistol de caoba, adornado con figuras de marfil, una de las cuales, es un crucifijo que corona toda la obra. Se usa para sostener los libros de canto, y está conformado por tres cuerpos.

La portada del coro y la crujía (el corredor cerrado que va desde el coro hasta el presbiterio) fueron hechas según el diseño del pintor Nicolás Rodríguez Juárez bajo la supervisión del sangley Quiauló. La bella reja del coro es de tumbaga y calain, y fueron estrenadas en 1730. Se fabricó en la ciudad de Macao, China,[22]​ y sustituyó a una anterior de madera.

Vista de la reja del coro.
Vista de la reja del coro.  
Vista de muro lateral del coro.
Vista de muro lateral del coro.  
Vista del órgano español.
Vista del órgano español.  
Vista del órgano mexicano.
Vista del órgano mexicano.  

Órganos

Los dos órganos actuales de la catedral fueron construidos por el español trabajando en México Joseph Nassarre de 1734 a 1736. En el órgano de la Epístola, Nassarre reutilizó elementos del órgano anterior construido por Jorge de Sesma en Madrid de 1689 a 1690.[23]

Altar del Perdón

Altar del perdón.

Se ubica en el trascoro, en la parte delantera de la nave central. El retablo fue realizado por el arquitecto español Jerónimo de Balbás en 1735, siendo una de sus obras más importantes. Es barroco, acabado en pan de oro, representa el primer uso del estípite en las Américas, en el cual, las columnas representan el cuerpo humano. A principios de 1967 hubo un incendio en la catedral que dañó el altar. Gracias a la restauración practicada, se puede admirar el día de hoy una gran obra de arte virreinal.[19]

Se llama así porque se encuentra detrás de la puerta del mismo nombre. Aunque hay otras dos leyendas sobre el origen del nombre, la primera establece que los condenados por la Inquisición eran llevados al altar para pedir perdón antes de su ejecución. La segunda, se refiere al pintor Simon Pereyns, autor de muchas obras en la catedral, que al parecer fue acusado de blasfemia y condenado a prisión, mientras estaba en la cárcel, pintó una bella imagen de la Virgen María, por lo que su crimen fue perdonado.[24]

Capillas

Capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Granada
Capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Granada.

La capilla sirve de asiento a la torre más antigua del templo, fue techada entre los años 1624 y 1627, y se utilizó originalmente como sacristía. La capilla presenta un estilo medieval, con la bóveda acanalada y dos retablos simples. En su retablo lateral derecho cuenta con una pintura ovalada del siglo XVI, obra del pintor flamenco Martín de Vos, San Rafael, arcángel y el joven Tobías. En la parte superior de este retablo se encuentra una pintura de la Virgen del Carmen y por encima de esta otra pintura de la Última cena. El retablo frontal que preside la capilla, es de estilo churrigueresco, y esta presidido por una pintura de la Virgen de las Angustias de Granada.

En el siglo XIX se perdió el banco original del retablo lateral por lo que en 1964 le fue colocado otro elaborado por Miguel Ángel Soto, por encargo de la Comisión Diocesana de Orden y Decoro. El retablo principal fue mutilado en el siglo XX. Una escultura que albergaba de san Felipe de Jesús se encuentra ahora en Tepotzotlán y un lienzo de san Nicolás de Bari se integró a la colección pictórica que se ubicó en el sagrario y que fue posteriormente desmantelada.

Capilla de San Isidro

Conocida también como capilla del Santo Cristo Negro, El Señor del Veneno. También terminada entre 1624 y 1627, comunica internamente a la Catedral con el Sagrario, debido a que el Cabildo decidió abrir un acceso que la convirtió en “simple pasadizo”. Cuenta con una portada barroca en cantera gris, obra de Lorenzo Rodríguez (de fines de 1767 y principios de 1768) que hoy día se encuentra gravemente fracturada, debido a una severa grieta que apareció en la nave procesional oriente y que partió a toda la capilla. El parentesco de esta portada “va más con los marcos de las ventanas que... con las portadas exteriores del edificio”, debido a la composición del coronamientos de los marcos.

Capilla de la Inmaculada Concepción

Retablo principal de la capilla de la Inmaculada Concepción.

Terminada su bóveda durante el período constructivo de 1624-1648, contó originalmente en su testero con un “retablo reticulado, con soportes salomónicos datable en el último tercio del siglo XVII” dedicado a Santa Ana y con 6 tablas de Juan Sánchez Salmerón. Tan sólo se conservan en la iglesia dos pinturas colocadas en la capilla de la Divina Providencia: la Anunciación a Santa Ana y Los desposorios de la Virgen. Las telas dedicadas a La Purísima con San Joaquín y Santa Ana, La aparición del Arcángel a San Joaquín y El nacimiento de la Virgen se localizan ahora en el Museo del Virreinato.

El 21 de julio de 1752 el canónigo Joaquín Zorrilla regaló a la capilla una importante lámpara de plata que fue fundida en 1847. El sacristán mayor, bachiller Ventura López, no se quedó atrás y también donó un “nicho de vidrios azogados, dentro del cual había dos ceras de Agnus y algunas reliquias; más un Santo Niño recostado en una cruz de madera, con dos chapetas de plata sobredorada”, además de esmeraldas y perlas finas. No se sabe el destino de estas piezas.

El arzobispo michoacano Labastida y Dávalos –quien decidió su nueva advocación- ordenó la primera remodelación de la capilla, colocando un altar neoclásico de alabastro proveniente de la Hacienda de los Negros en Guadalajara, y que fue compartido con la Capilla de San José. Finalmente reconstruido fue enviado al templo de la Asunción en la colonia Industrial, donde desapareció en 1985.

En pleno siglo XX la capilla obtuvo nuevamente un retablo barroco de la modalidad anástila (sin columnas), el del Altar de San José localizado primeramente en el muro oriente de la portada norte. Este altar contiene obras de Simón Pereyns, Baltasar de Echave Orio y José de Ibarra.

Desaparecieron de la capilla un medio punto del siglo XVII que representaba a Jesús en gloria y una pintura de la Asunción de la Virgen de José Ibarra, además de las esculturas representativas de Santa Ana, San Joaquín, San Antonio de Padua, San Lorenzo, San Nicolás Tolentino y dos santos niños.

Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe

Capilla de Nuestra Señora de Guadalupe.

Fue techada en la tercera etapa de cerramiento del edificio, entre 1653 y 1660, y utilizada antes de la segunda consagración catedralicia, primero como bautisterio y después como sala de juntas de la archicofradía del Santísimo Sacramento y de la Caridad.

Contó con retablos del siglo XVII ensamblados entre 1670 y 1675, que fueron renovados en 1754 mediante un contrato entre la archicofradía y José Joaquín de Sáyago, incluyendo el retablo de Guadalupe y los costados dedicados a San Juan Bautista y lienzos de Cristo Nuestro Señor. En 1807 se decide intervenir nuevamente estos retablos en virtud de que “ya están muy antiguos, están notablemente deteriorados e indecentes por lo que no corresponde al decoro de la misma Santa Iglesia ni al esplendor de un cuerpo tan ilustre y distinguido como la Archicofradía”. La obra es realizada entre 1807 y 1809 (conforme al dictamen de la Real Academia de San Carlos), por José Martínez de los Ríos, con la colaboración, para diecisiete esculturas, de Clemente Terrazas.

Fueron trabajados tres altares: el central continuó dedicado a la Guadalupana, flanqueada por San Joaquín y Santa Ana; el izquierdo dedicado a San Juan Bautista, con sus padres San Zacarías y Santa Isabel; y el derecho que cambió de advocación en 1809, antes con lienzos de Cristo vinculado al Santísimo Sacramento y después dedicado a los jesuitas San Luis Gonzaga, San Estanislao Kostka y San Juan Francisco Regis.

Capilla de Nuestra Señora de La Antigua

La Virgen de la Antigua. Abajo, el Niño Cautivo.

Está consagrada a la advocación mariana del mismo nombre, y en el retablo principal, neoclásico, obra de Juan de Rojas (1718), hay una copia de la imagen de la Virgen de la Antigua cuyo original se encuentra en la Catedral de Sevilla. Esta imagen de influencia bizantina era muy venerada por la población española de la ciudad de México durante el período colonial.

Bajo la imagen de la virgen hay una magnífica escultura sevillana del Niño Jesús, original de la primera mitad del siglo XVII y atribuida a Juan Martínez Montañés. Es conocida popularmente como El niño cautivo, debido a que permaneció en Argel junto a Francisco Sandoval de Zapata, racionero de la catedral, quien fue hecho prisionero por piratas del norte de África en 1622, cuando llevaba la escultura hacia México.

Capilla de San Pedro

La capilla de San Pedro custodia otros dos retablos. El primero y principal está dedicado a honrar la vida del santo apóstol y fue edificado hacia 1670. En él se observan ya los lineamientos del barroco temprano en los que aún se observan elementos manieristas como los relieves de lacería, las ménsulas y los pinjantes.

El retablo está formado por tres cuerpos, el último de los cuales se integra al espacio arquitectónico dejando al centro el vano de la ventana. El retablo se merece una mención especial por su decoración general en la que sobresalen los variados motivos vegetales e inanimados propios del barroco. En cuanto a las pinturas de este retablo, no se ha podido saber a ciencia cierta quiénes fueron los autores, se trata de obras cuyo tema es la vida de San Pedro, y en un pasaje se recuerda el martirio del apóstol que pidió ser crucificado de cabeza “por no ser digno de morir como su maestro”.

Capilla del Santo Cristo y de las Reliquias

Retablo principal de la capilla de las reliquias, con el Cristo de los Conquistadores y el Santo Entierro.

Se construyó entre 1610 y 1615 dedicada al Santo Cristo de los Conquistadores. También recibe el nombre de Capilla de reliquias por las reliquias insignes guardadas en los retablos barrocos. Según algunos historiadores la imagen de Cristo crucificado conocida como el "Santo Cristo de los Conquistadores" (S. XVI O XVII) fue un regalo de Carlos V, otros sostienen que se trata de una obra realizada en estas tierras, lo cierto es que ya en la primera catedral recibía gran veneración.

Las pinturas y esculturas escenifican momentos de la pasión de Cristo uniendo a este tema la pasión o tormento de los santos y santas màrtires. La escultura del "Santo Entierro" es utilizado todos los años en la procesión del Viernes Santo. El retablo de la derecha tiene al centro una Virgen de Guadalupe, de José de Ibarra, ante la que se juró a Santa María de Guadalupe como la Patrona General y Universal de todos los reinos de la Nueva España el 4 de diciembre de 1746, y que conserva una reliquia del ayate de Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Las reliquias de esta capilla se exponen anualmente el día de todos los santos y el día de los fieles difuntos (1 y 2 de noviembre). De acuerdo a la tradición, en esta capilla se custodian reliquias de, entre otros, San Vicente de Zaragoza, San Vito, Santa Úrsula, San Gelasio, San Vital de Milán, así como una astilla de la Vera Cruz y una espina de la corona de Jesús.

Capilla de San Felipe de Jesús

Exhibición de los restos de Agustín de Iturbide en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia Mexicana 2010 en la capillas San Felipe de Jesús.

Aquí se encuentran los restos de Agustín de Iturbide. Asimismo, aquí se conserva el corazón de Anastasio Bustamante. En esta capilla se encuentra una escultura alusiva al primer santo mexicano: San Felipe de Jesús. Esta obra, a modo de ver de muchos críticos de arte, es la escultura estofada, tallada y policromada mejor elaborada de Iberoamérica.[cita requerida]

Capilla de Nuestra Señora de los Dolores

Es de las más antiguas de la Catedral. Terminada hacia 1600 estuvo dedicada a la archicofradía del Santísimo Sacramento, que la decoró suntuosamente. Fue dedicada a la Virgen de los Dolores cuando se colocó en el altar central la escultura, obra de Clemente Terrazas. Esta imagen estuvo en la capilla de palacio en la época de Maximiliano I de México.

Capilla del Señor del Buen Despacho

Señor del Buen Despacho.

Se estrenó el 8 de diciembre de 1648 estuvo dedicada al gremio de los plateros que colocaron en ella dos imágenes de plata maciza, una de la purísima concepción y otra de San Eligio o Eloy.

La decoración de toda la capilla es estilo neoclásico pertenece la primera mitad del siglo XIX.

Capilla de Nuestra Señora de la Soledad

La capilla dedicada a la Virgen de la Soledad fue abierta al culto en la segunda mitad del siglo XVII. Ella protege a los albañiles y obreros que participaron en la construcción de la catedral. El retablo principal está formado por dos cuerpos y un remate, en él se aprecian las columnas salomónicas de capitel corintio que separan las entrecalles. Es una virgen de la Soledad copia de una imagen española. El retablo puede ser ubicado en la década de 1670-1680 gracias a las pinturas con el tema de la Pasión de Cristo hechas por el pintor Pedro Ramírez.

Capilla de San José

El Señor del cacao.

Su retablo principal es barroco, procedente de la antigua Iglesia de Nuestra Señora de Montserrat y tiene en el centro la imagen de San José con el Niño, rodeado de santos, entre los que destaca Santa Brígida de Suecia. El retablo lateral es una composición de pinturas barrocas, que consiste en El triunfo de la Fe, La transfiguración, La circuncisión y La asunción.

Hay un antiguo Ecce homo sedente, llamado popularmente el Señor del cacao. Es una escultura mexicana de caña de maíz procedente de la primera catedral, y muy venerada por los indígenas durante la colonia, quienes a falta de monedas depositaban como ofrenda semillas de cacao, que en época prehispánica se consideraban valiosas piezas de cambio. En la actualidad es común que los niños depositen ofrendas en forma de caramelos.

Capilla de San Cosme y San Damián

Entre los retablos que decoran el interior de la capilla, el principal está dedicado a honrar a los santos tutelares de la capilla. Consta de dos cuerpos, el remate y tres entrecalles. Es uno de los retablos catedralicios del siglo XVII en los que se puede afirmar que tiene un acento manierista y como prueba de ellos están las columnas clasicistas estriadas.

En 2016 fue entronizada una imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos a esta capilla.

El retablo fue concebido para albergar pinturas, las cuales exaltan la vida de los santos médicos Cosme y Damián y se deben al pintor Sebastián López Dávalos. Al centro hay un antiguo crucifijo de madera conocido como el Señor de la Salud, que es invocado contra enfermedades y se considera protector de la ciudad en casos de epidemias. La última vez que la imagen fue sacada en procesión y trasladada al altar del perdón fue en 2009, con ocasión de la epidemia de gripe A (H1N1); la imagen no se sacaba desde 1691, cuando hubo una epidemia de viruela.

Un pequeño retablo lateral está consagrado al nacimiento de Jesús, y proviene del templo franciscano de Zinacantepec.

Capilla de los Ángeles

Sirve de basamento a lo torre occidental, y fue concluida entre 1653 y 1660. Esta primera capilla fue destruida por un incendio en 1711, por lo que fue inmediatamente sustituida por la actual, finalizada en 1713. Cuenta con unos fastuosos retablos barrocos con esculturas estofadas y policromadas, obras de Manuel de Nava, que representan a los siete arcángeles.

Capilla de las Ánimas

Ubicada fuera de la catedral, vecina al ábside el nor-poniente del mismo, esta capilla del siglo XVII desentona con el resto del edificio por su magra construcción. Su sencilla portada, un arco de medio punto, flanqueado por pilastras tableradas; su segundo cuerpo- remate, a su vez flanqueado por un par de ventanas ovaladas. De ningún mérito artístico, esta capilla sirve hoy día, para los bautizos que se llevan a cabo en la Catedral Primada de México.

Sacristía

Vista interior de la sacristía.
Vista interior de la puerta de acceso.
Vista de la techumbre.

Es el espacio más antiguo de la catedral. En 1626, al ordenar el virrey Rodrigo Pacheco y Osorio, Marqués de Cerralvo (1624-1635) la demolición del antiguo templo, la Sacristía funcionó (hasta 1641) como el lugar donde se celebraban los oficios. Lógicamente ahí fue colocado el altar mayor y según el inventario de 1632, éste contaba con dos atriles, uno de hierro dorado y el otro de plata hecho por el maestro Pedro Ceballos.

En el interior de la sacristía se pueden admirar enormes cuadros de los pintores novohispanos Cristóbal de Villalpando y Juan Correa. Los títulos de los cuadros son: El Triunfo De La Iglesia, La aparición de San Miguel, La Mujer del Apocalipsis (Villalpando); El Tránsito De La Virgen y La Entrada De Cristo A Jerusalén (Correa). Asimismo, hay una pintura atribuida al pintor español Bartolomé Esteban Murillo.

No se cuenta aún con la suficiente documentación para darnos una idea de la decoración interior que presentaba entre 1641 y 1684, pero en cambio si se registran abundantes ornamentos y orfebrería en los inventarios de 1632, 1649, 1654 y 1669, dándonos pistas sobre lo que había.

Los muebles que hoy alberga son del último tercio del siglo XVIII: armarios y cajoneras en madera de bálsamo “que se apegan fielmente a los preceptos que al respecto formuló San Carlos Borromeo”, cardenal y arzobispo de Milán, en sus Instrucciones de la fábrica y del ajuar eclesiásticos de 1577.

Juan de Viera comenta que en las cabeceras de la Sacristía había “dos mesas de caoba de China, negras como azabache, donde se ponen los cálices preparados para el sacrificio, siendo sus tableros de una pieza de dos varas de ancho y dos y medio de largo”. Y continúa señalando que la “caxonera” es de maderas “exquisitíssimas de palo de Saongolica y otros, con sus cerrajes dorados y repartidos a proporción, alacenas con puertas de la misma madera... y en la circunferencia... junto a los caxones distantes dos varas, sillas de brazos de la misma caoba”. Dichas cajoneras fueron alteradas en fecha reciente debido, al parecer, a problemas de funcionamiento.

Todavía el libro de Toussaint de 1948 registra fotográficamente el ajuar de sillas con patas de cabriola y una credenza con cajones de faldones abombados, patas de cabriola y garra, además de relieves fitomorfos.

El armario para cálices, originalmente ubicado en el muro poniente bajo la Virgen del Apocalipsis de Cristóbal de Villalpando, albergaba gran número de “cálices de oro y vasos del mismo metal guarnecidos de finísimas piedras y otras vasijas y vasos sagrados, candeleros, pedestales, acheros de plata sobre dorada y cruceros... es mucha su riqueza. Solo de custodias de oro y diamantes tiene cinco, sin una nueva que ha costado 116,000 pesos”. El inventario de 1662 da cuenta de los aguamaniles, uno de ellos obra del platero Ena.

En 1957 se cambiaron el piso y la tarima perimetrales de madera por otro pétreo escalonado; se colocó una reja gemela a la de la sala Capitular (adaptada por el arquitecto Antonio G. Muñoz) para vestibular el espacio creándose una antesacristía. También el maestro Soto alteró las proporciones originales de algunas cajoneras: fue cortada la cajonera corrida del muro testero y se colocó al centro un oratorio de caoba “de gusto híbrido”.

Por último, el lienzo de la Virgen de Guadalupe con donante, obra de Francisco Martínez realizada en 1747 que permaneció largo tiempo en el sótano, ahora preside la sala Guadalupana del antiguo edificio de la Curia de la virgen de guadalupe

Criptas

Cripta de los arzobispos, ubicada de bajo del altar de los reyes
Cripta de los arzobispos, con el monumento a fray Juan de Zumárraga en primer plano. En la parte inferior del altar se aprecia una piedra prehispánica.

La catedral cuenta con criptas para los fieles que deseen adquirir, aunque actualmente se encuentra todavía en proceso de reparación y por lo tanto para ingresar, es necesario ser poseedor o visitante de un nicho en específico.

Debajo del Altar de los Reyes se encuentra la cripta principal que alberga los restos de los arzobispos que han sido titulares de la Arquidiócesis, desde Fray Juan de Zumárraga hasta el Cardenal Ernesto Corripio y Ahumada, cuyos restos fueron depositados en abril de 2008. En el centro de la cripta de los arzobispos hay un cenotafio con la figura de Zumárraga y todos los demás arzobispos están colocados en nichos en las paredes. Debajo del monumento de Zumárraga hay una escultura azteca que representa una calavera. Otra escultura prehispánica geométrica fue incorporada en la parte inferior del altar. La entrada a las criptas es una adición moderna, realizada por el arquitecto Ernesto Gómez Gallardo.

Sagrario metropolitano

El sagrario es el lugar en los templos donde se contiene reservada la Eucaristía.

En la mayoría de las iglesias novohispanas, el Sagrario constituye un recinto anexo al templo, y en el caso de la Catedral, se trata de un fabuloso edificio de estilo barroco estípite en su exterior, y neoclásico al interior.

Diseñado por Lorenzo Rodríguez, su fachada labrada en cantera gris se yergue orgullosa sobre muros de tezontle rojo, pues rojo es el vaso en que brilla la veladora que ilumina todos los sagrarios cristianos (pues al echar polvo de oro en el vidrio fundido, este se vuelve rojo al solidificarse). Tiene dos portadas, una al sur y otra al oriente. Es de planta de cruz griega, y es la parroquia de la Catedral Metropolitana, anexa a ésta.

Fachada del Sagrario.
Fachada del Sagrario.  
Vista interior del Sagrario.
Vista interior del Sagrario.  
Pila bautismal.
Pila bautismal.  

Maestros de capilla de la Catedral durante el virreinato

Durante todo el periodo virreinal la catedral contó con una intensa y brillante actividad musical organizada por sus correspondientes maestros de capilla. Estos tenían la obligación no sólo de organizar la vida musical eclesiástica de la catedral para todas las festividades mayores, sino también la de instruir a los músicos correspondientes, componer las obras musicales necesarias y organizar los archivos musicales. Resultado de esta constante actividad es un riquísimo archivo musical que compite en América con el espléndido archivo musical de la Catedral de Puebla, el de la Basílica de Guadalupe o los archivos musicales conservados en Cuzco o en Chuquisaca. Ninguno de todos estos archivos musicales ha sido estudiado exhaustivamente y la mayor parte de esa música se mantiene inédita. Lamentablemente no existe un intento contemporáneo de continuar con la tradición musical de las catedrales hispanoamericanas tocando el acervo conservado o contratando a compositores que escriban nuevas obras. Los maestros de capilla de la catedral de México de los cuales en su mayoría se conservan obras en el archivo catedralicio fueron:

El archivo musical de la catedral de México es uno de los mayores de América; posee un acervo de más de 5000 obras, que abarca desde los siglo XVI al XX, en variados formatos como Libros de coro, música religiosa, profana y tratados musicales.

Véase también

Referencias

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Bibliografía

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  • Tovar de Teresa, Guillermo (2008). La portada principal de la primitiva Catedral de México (12). Boletín de monumentos históricos: Tercera época. 

Enlaces externos


Predecesor:
Templo de Santo Domingo
Edificio más alto de México
1813 - 1905
Sucesor:
Museo Universitario del Chopo