Menorca

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Menorca
Ubicación geográfica
Región Islas Gimnesias
Archipiélago Islas Baleares
Mar Mediterráneo
Coordenadas 39°58′00″N 4°05′00″E / 39.966666666667, 4.0833333333333
Ubicación administrativa
País EspañaBandera de España España
División provincia de Baleares
Características generales
Superficie 701,80
Punto más alto Monte Toro 358 (El Toro)
Población
Capital Mahón
Población 96 467 hab.  (1 de enero de 2022)
Densidad 133,12 hab./km²
Gentilicio menorquín, na
Otros datos
Municipios 8
Parlamento de las Islas Baleares 13 diputados
Senado Juana Francisca Pons Vila
Mapa de localización

Menorca es la isla más oriental y septentrional de las Islas Baleares (España). Es la segunda en extensión y tercera en población del archipiélago mediterráneo. Su nombre proviene del latín Minorica, debido a que los romanos así la denominaron por ser menor que la isla de Mallorca.

Fue declarada Reserva de Biosfera el 8 de octubre de 1993 por la Unesco. Menorca tiene una población de 92.348 habitantes para 2015, por lo que es la tercera isla más poblada de Baleares, tras Mallorca e Ibiza.[1]

Geografía

Ubicación

Menorca, con una extensión de 701 km2, se ubica en medio del Mediterráneo Occidental (entre los paralelos 39° 47' 55'' y 40° 05' 17'' N y entre los meridianos 10° 08' 05'' y 10° 41' 28'' E), casi equidistante de tierras argelinas y francesas, así como de la isla de Cerdeña y de la península Ibérica, siendo la más septentrional y oriental de las Islas Baleares. De hecho, es el territorio español más oriental y el primer lugar donde amanece en España. La isla de Menorca y los islotes que la rodean constituyen un resumen del Mediterráneo Occidental, en el que se pueden encontrar la mayor parte de los ecosistemas característicos de esta región, excepto los fluviales y los de montaña. Pero a la vez, Menorca contiene numerosas especies endémicas o tirrénicas, es decir, exclusivas de esta isla o bien compartidas sólo con otras tierras cercanas como Mallorca, Córcega y Cerdeña. Esta mezcla de generalidades y singularidades hace especialmente atractivo el patrimonio natural de este territorio, a la vez fuertemente humanizado desde hace 4000 años.

Clima

El clima de Menorca es típicamente mediterráneo, con temperaturas medias anuales de 16,7 °C. Las precipitaciones anuales medias son de 600 mm, concentradas principalmente en otoño y con un marcado carácter torrencial. Además, hay una importante variación interanual con largos periodos de sequía repartidos irregularmente a lo largo de los años. Esto hace que en Menorca sólo puedan vivir especies adaptadas a soportar largos veranos secos y calurosos. Un aspecto importante de la climatología de Menorca es el viento, predominantemente de Norte (tramontana), aunque desde abril hasta julio aumenta la importancia de los vientos de componente Sur. Pese a la importancia relativa del viento de tramontana, la isla, como mínimo el Migjorn (el Mediodía, el conjunto de tierras de la isla que vierten aguas a su costa meridional, desde San Clemente al sur de Ciudadela), no es tan ventosa como se podría pensar o como se podría deducir de un paisaje donde abundan los árboles y arbustos de formas abanderadas o pulviniformes (la frecuencia de vientos sostenidos fuertes no es alta, es del 9%, y la frecuencia de picos de viento fuertes tampoco es exagerada, aunque supera el 12% de los días). Así pues, hay que buscar una explicación adicional para explicar el modelado que sufre la vegetación en toda la isla, de orientación hacia el sur, ya que los simples datos de viento no lo justifican suficientemente. La explicación es la salinización eólica de impacto, la gran carga de sales marinas que transporta el aire, sobre todo los vientos fuertes de tramontana (que son los que se originan más lejos, y que en su viaje atraviesan y encrespan más mar). El impacto del aerosol salino sobre las superficies foliares expuestas provoca la muerte de los tejidos por deshidratación y provoca que en un solo día de fuerte viento el 50% de los folíolos expuestos al Norte de un lentisco sucumban. Así es como árboles y arbustos pierden demasiado en su lado norte en relación al sur, y adquieren la forma abanderada. Es un modelado que no necesita fuertes vientos sostenidos, sino golpes de viento de tramontana fuerte o muy fuerte en días puntuales. Los periodos intermedios hay un proceso de recuperación de la forma redondeada, pero que nunca llega a completarse debido a un siguiente episodio de tramontanada.

  Parámetros climáticos promedio de Mahón - Aeropuerto de Menorca 91m (1981-2010) 
Mes Ene. Feb. Mar. Abr. May. Jun. Jul. Ago. Sep. Oct. Nov. Dic. Anual
Temp. máx. media (°C) 14.1 14.2 15.9 18.0 21.6 25.8 28.9 29.2 26.2 22.7 18.1 15.2 20.8
Temp. media (°C) 10.8 10.8 12.3 14.3 17.8 21.8 24.9 25.4 22.6 19.4 14.9 12.1 17.2
Temp. mín. media (°C) 7.5 7.4 8.6 10.6 13.9 17.8 20.8 21.5 18.9 16.1 11.6 9.0 13.6
Precipitación total (mm) 52 54 38 45 37 14 3 20 61 78 88 61 546
Días de precipitaciones (≥ 1 mm) 7 7 6 6 4 2 1 2 5 7 8 9 64
Horas de sol 144 146 202 222 270 311 347 312 225 183 142 130 2632
Fuente: Agencia Estatal de Meteorología[2]

Formación geológica

A finales del Oligoceno y principios del Mioceno la isla sufrió un proceso de distensión tectónica. El resultado fue la formación de pequeñas fosas en el norte y el hundimiento de toda la parte meridional, que quedó por debajo de la mar durante un periodo de casi 12 millones de años. Ocasionalmente el norte también se vio invadido por aguas marinas durante periodos mucho más cortos, de manera que Menorca en estos periodos debió estar cubierta totalmente por las aguas marinas. Esto se sabe porque según recientes campañas y, a pesar de la exhaustividad de las prospecciones, cada vez es más claro que en Menorca no se encuentran verdaderos troglobios terrestres, y por tanto, no hay ningún vestigio viviente de una fauna arcaica. Estos datos bioespeleológicos actualmente disponibles hacen concluir que Menorca habría quedado sumergida durante las transgresiones marinas del Tortoniense. De esta manera, el origen de la fauna cavernícola (y de la fauna en general) de Menorca habría interpretarlo sobre la base de forestaciones sucedidas entre el Tortoniense y el Mesiniense, a partir de stocks faunísticos procedentes fundamentalmente del SE ibérico, ya que entre los dos pisos mencionados se dieron conexiones de tierra firme entre Iberia y Baleares (véase, por ejemplo, Rotglá y Steininger, 1983).

Durante la inmersión del sur de la isla se desarrollaron arrecifes de coral. Estos ecosistemas generan grandes cantidades de sedimentos calcáreos que se van acumulando para dar lugar finalmente a rocas calcáreas. Esto es lo que ocurrió en Menorca, de manera que la mayoría de la roca que hay en la región de Migjorn deriva de aquellos antiguos arrecifes coralinos. Son terrenos terciarios similares a los que podemos encontrar en las otras islas del archipiélago. Pero la mitad norte que quedó emergida son terrenos primarios y secundarios, mucho menos frecuentes en las islas (e incluso hay pizarras del Carbonífero que no se encuentran en ningún otro lugar).

Esto da una personalidad propia en la isla, tanto desde el punto de vista paisajístico, como biológico. La historia geológica de esta isla ha sido muy movida, pero se podría decir que desde mediados de la era terciaria (el Mioceno medio, hace unos 15 millones de años) la isla es similar a como la encontramos ahora.

Historia

Prehistoria y Edad Antigua

Bandera de Menorca
Escudo de Menorca

Desde las primeras civilizaciones presentes en la isla, numerosos pueblos se han ido turnando en la ocupación de su territorio.

A una primera etapa de civilización primitiva, que se le supone venida de la península, siguió otra muy brillante durante la Edad del Bronce, conocida como talayótica, caracterizada por construcciones megalíticas similares a las de Mallorca, Cerdeña o Malta, si bien con algunos elementos originales como son las taulas.

A las visitas de fenicios a la que llamaban Nura (Tierra de Fuego) y griegos focenses quienes la llamaban Meloussa (lugar de ganado), de forma pacífica para establecer vínculos comerciales siguió la de los cartagineses con distinta actitud. Desembarcaron a las órdenes de Magón, hermano de Aníbal y reclutaron a la fuerza a los hábiles honderos baleares, que fueron protagonistas destacados durante las Guerras Púnicas. Los cartagineses fundaron, en el siglo VII a. C. los enclaves de Jamma (actual Ciudadela, y Magon, Mahón). La cultura talayótica perduraría en Menorca más allá de que Quinto Cecilio Metelo (que recibiría más tarde el sobrenombre de Balearicus), conquistase la isla para la República romana en el año 123 a. C. (junto con el resto de las Baleares).

En el año 427 la isla vivió la conquista de los vándalos. Es de suponer que Menorca se convirtió en territorio bizantino a la caída del reino vándalo, conquistada por Belisario. En cualquier caso, siguen siglos de oscuridad y aislamiento, en los que la isla fue atacada por normandos y árabes.

Menorca islámica

Los musulmanes se asentaron definitivamente en Menorca sobre el año 903, cuando la isla fue conquistada y unida al Califato de Córdoba. La islamización de la isla fue intensa puesto que bajo el nombre de Al-manurqa, Menorca estuvo bajo dominio árabe casi 400 años (siglos X, XI, XII y XIII). En 1232, tres años después de la conquista de Mallorca por Jaime I el Conquistador, la Menorca musulmana se hizo tributaria de la Corona de Aragón, permaneciendo con una importante autonomía medio siglo más. No fue hasta 1287 cuando Menorca dejó oficialmente se ser islámica.

Reconquista cristiana

La isla fue conquistada por Alfonso III de Aragón el 17 de enero de 1287, festividad de San Antón, (ésta es la razón de que el 17 de enero sea el día de Menorca o "Diada"), el cual, según Ramón Muntaner, procedió a la deportación y venta como esclavos de la población musulmana que residía en la isla y su posible repoblación con colonos catalanes.[3]​ Sin embargo, otros reputados historiadores, como Dª Mª Luisa Serra afirman que esta repoblación no fue tal, ya que el número de colonos que se instalaron en la isla, procedentes de toda la Corona de Aragón, fueron muy inferiores en número a la población que permaneció y que, en todo caso, fueron reabsorbidos por la misma.[4]​ Su sucesor Jaime II el Justo se la cede a Jaime II de Mallorca tras el tratado de Anagni (1295), pasando a formar parte del Reino de Mallorca. En 1343, Pedro el Ceremonioso arrebata Menorca al rey de Mallorca, Jaime III (paso previo a la propia desaparición del reino, anexionado a la Corona de Aragón).

Cala Turqueta (Ciudadela)

La Menorca de la corona de Aragón se benefició del esplendor marítimo y comercial de dicha corona, pero a partir de finales del siglo XIV, la isla experimenta un drástico proceso de despoblación y decadencia económica. Este proceso alcanzó cotas alarmantes en los siglos XV y XVI, debido a una pluralidad de motivos. Fundamentalmente las luchas sociales entre el campesinado y la aristocracia, similares y coetáneas a las Germanías del reino de Valencia y de Mallorca o a las de la revuelta catalana contra Juan II. También influyeron los ataques otomanos, que saquearon y destruyeron Maó (1535, por el corsario otomano Aruj, gobernador de Argel para la Sublime Puerta así como hermano del que fue el almirante otomano Jeireddín Barbarroja y la entonces capital Ciudadela (1558, por el corsario otomano Piali, lo que amenazó con la despoblación casi absoluta de la isla.

Menorca bajo dominio británico (siglo XVIII)

Invadida por los británicos en 1708 durante la Guerra de Sucesión Española y reconocida oficialmente como territorio bajo soberanía británica a raíz del Tratado de Utrecht (1713) fue durante más de setenta años una dependencia británica (y el puerto de Mahón una base naval británica en el Mediterráneo) en el siglo XVIII. La presencia británica especialmente durante el mandato de Richard Kane [1] impulsó la economía de la isla y la ciudad de Mahón se convirtió en un centro comercial y de contrabando de primer orden en el Mediterráneo, amén de desplazar a Ciudadela de la capitalidad que ostentó hasta entonces, hecho que sigue perpetuando entrado el siglo XXI una rivalidad entre ambas ciudades. La influencia británica se puede apreciar en la arquitectura local, en la gente, en algunos linajes como Victory, propios de la isla y de Gran Bretaña, también la influencia anglosajona se puede notar en el idioma y el campo, que cambió radicalmente después de la llegada de los británicos a la isla.

Durante la Guerra de los Siete Años, Menorca fue tomada por Francia (1756). Sin embargo, por el Tratado de París (1763) Gran Bretaña ganó el control de la isla. Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, que también involucró a Francia y a España, fuerzas franco-españolas derrotaron a las fuerzas británicas y recuperaron la isla el 5 de enero de 1782. Como expresión de júbilo, Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales, gobernadores y comandantes militares que, en la fiesta de la Epifanía, reuniesen a las guarniciones y notificasen en su nombre a jefes y oficiales de los ejércitos su felicitación en la llamada Pascua Militar. Fue otra vez invadida por los británicos en 1798, durante las guerras contra la Francia revolucionaria. Fue entregada a España, final y permanentemente, en virtud del Tratado de Amiens en 1802. La pujanza marítima de Mahón se prolongó durante los primeros años del siglo XIX, aún después de revertir a dominio español.

Guerra Civil Española (1936-1939)

Durante la Guerra Civil Española, Menorca permaneció fiel al gobierno de la República, manteniendo la postura hasta la rendición de la isla en febrero de 1939, cuando una vez caída Cataluña, no quedó más remedio que abandonar este territorio, ya que Mallorca se había unido al bando sublevado desde el principio de la contienda. El brigada republicano Pedro Marqués, tras conseguir que el general Bosch rindiera el mando de la isla, se erigió en la máxima autoridad militar de Menorca y fue el responsable de los fusilamientos realizados durante el 2 y 3 de agosto de 1936 en la fortaleza de la Mola de Mahón, en los que se ejecutó al jefe de esa penintenciaría militar, el teniente coronel Rafael Perelló Cerdó y a una decena más de mandos militares, apresados los primeros días de la sublevación. También durante su mandato fueron ejecutados otros muchos civiles y clérigos afectos al bando sublevado, entre ellos el sacerdote Joan Huguet. Esta situación pudo ser controlada, en septiembre de 1936, con el nombramiento por el gobierno republicano del teniente coronel de Artillería José Brandaris de la Cuesta como Gobernador Militar de Menorca. El brigada Marqués sería fusilado por los sublevados tras la toma de la isla.

Durante el conflicto, además de los bombardeos, también hubo un intento de desembarco en 1937 del crucero Baleares y de su flotilla. El ejército republicano tenía defensas previstas a lo largo de toda la costa de la isla con artillería considerada moderna en esa época, los famosos cañones Vickers de procedencia británica, en toda España sólo existían 8 piezas de artillería como ésta, 6 de los cuales se ubicaban en Menorca. Los republicanos tenían previsto el casi seguro desembarco en la playa de Sa Mesquida, haciendo fuertes fortificaciones subterráneas por todo el peñal que cubre la playa, pero para su sorpresa, avistaron que la flota de combate de los sublevados estaba dirigiéndose hacia el puerto de Mahón (capital de la isla). La famosa fortaleza de La Mola, equipada con dos Vickers, hizo solo dos disparos, uno por cañón. Inmediatamente la flota de combate sublevada se batió en retirada, debido al gran alcance de la artillería y la potencia de fuego. No hubo más intentos de desembarco, sufriéndose en cambio fuertes bombardeos italianos.

Durante la guerra, se desarrollaron combates en la isla como los previos a la a rendición de Menorca en 1939 y un bombardeo a cargo de la aviación italiana. Al final de la guerra en 1939, la marina británica supervisó una transferencia pacífica de poder en Menorca y procedió a la evacuación de algunos refugiados políticos.

Idiomas

En Menorca las lenguas oficiales son el castellano y el catalán. Como en el resto de las Islas Baleares, el catalán se habla como herencia de la conquista de la isla en 1287 por Alfonso III de Aragón. Concretamente, se habla una variedad dialectal del catalán denominada menorquín. Es parecido al mallorquín y más similar al ibicenco. Destacan como diferencias que del mismo modo que en Cataluña neutralizan la o átona en u, o que no se hace uso de los artículos "salados" neutros so y sos, y sí en cambio del "sa" y "es" (artículos 'la' y 'el'). Debido a la conquista británica se conservan un gran número de anglicismos como por ejemplo "xoc" ('tiza', en inglés chalk; en catalán estándar "guix"). Así también Menorca posee determinadas palabras y expresiones que provienen del francés, debido a que también ocuparon la isla durante más de siete años. Por ejemplo, en Ciudadela y en Ferreries a la bicicleta se le llama "vélo", como en el idioma Francés, y a Mahón y Alayor se les abrevia su nombre en menorquín diciendo "Mô" y "Lô" respectivamente.

Economía

Ciudadela de Menorca

A diferencia de las otras islas del archipiélago, Menorca se empezó a dedicar al turismo más tarde, pues la economía que había en aquel momento en Menorca (calzado, industria agrícola) podía mantener la isla sin necesidad de que hubiera turismo. Este hecho ha tenido como consecuencia que las playas y los paisajes naturales estén mucho mejor conservados. El principal mercado de turistas que acude a Menorca son el británico, que viene desde la colonización de la isla, y el mercado nacional, aunque últimamente los mercados alemán, italiano, holandés, escandinavo, polaco y francés están ganando mucha fuerza.

Son también de vital importancia para la economía de la isla la ganadería y la fabricación de queso con denominación de origen "Mahón/Menorca" (Queso de Mahón), la industria y artesanía del calzado, marroquinería y piel en general, la bisutería, la pastelería, la charcutería y otras pequeñas industrias conforman el segundo pilar de la economía, que es mucho más notable que en otras islas y una alternativa al turismo.

Monumentos

Existen en la isla gran cantidad de monumentos megalíticos (navetas, talayotes y taulas), pero junto con ellos se encuentran también galerías, salas hipóstilas, recintos cubiertos, cuevas, etc. Se han encontrado importantes yacimientos arqueológicos en los poblados prehistóricos de Trepucó y Talatí, la naveta des Tudons, lugar de enterramiento que data de la transición del Pretalayótico al Talayótico inicial, entre Ciudadela y Ferrerías. También existe una basílica paleo-cristiana en la proximidad de la playa de Son Bou (Basílica paleocristiana de Son Bou) y los escombros de una fortaleza en el monte de Santa Águeda, el último punto de resistencia de los musulmanes antes de su conquista por Alfonso III en 1287.

En el Monte Toro, en el centro de la isla se encuentra el Santuario de la Virgen del Monte Toro (patrona de Menorca). En Ciudadela de Menorca destaca la Catedral-Basílica de Santa María de Ciudadela, construida entre 1300 y 1365, que combina estilos góticos y neoclásicos.

La isla está circunvalada por un antiguo sendero, el Camí de Cavalls (GR-223) que tiene una longitud en torno a los 210 Km.

Platos típicos

Queso D.O. Mahón-Menorca, Sobrasada, Carnixua, Camot o Cuixot, Oliaigua, Caldereta de langosta, Coca bamba, Pastissets, Formatjades, Carquiñols, Amargos, Crespells, Ensaimadas, Arroz con patas de centollo y Pomada.

Municipios

Municipios de Menorca.

Los municipios principales son Mahón (Maó) y Ciudadela de Menorca. La isla se divide, administrativamente, en los siguientes municipios:

  • Mahón (Maó), capital menorquina, centro administrativo y aeroportuario;
  • Ciudadela de Menorca, sede episcopal y antigua capital de la isla;
  • Alayor (Alaior), ciudad industrial y universitaria (UIB);
  • Villacarlos (Es Castell); fundada por los ingleses durante su segunda dominación insular.
  • San Luis (Sant Lluís), fundada por los franceses durante el septenio de su dominio insular.
  • Ferrerías (Ferreries); importante industria del calzado.
  • Mercadal (Es Mercadal), en cuyo municipio se encuentra también Fornells;
  • Es Migjorn Gran; municipio más joven de la isla, segregado de Mercadal en 1989.

Flora

Hay que destacar que no hay árboles de hoja caduca autóctonos, y actualmente se puede observar un retroceso de varias especies domésticas como el algarrobo, el almendro, las higueras y el olivo. El más común en la isla, es el "ullastrar". Para obtener madera tradicionalmente se recurría al acebuche y la encina, perfectamente adaptados al clima, y algunas variedades de pino están ganando terreno a estos en los bosques del centro y norte de la isla. Cerca de las playas encontramos sabinas y bastantes calas rodeadas de pinos.

Pequeños acantilados en la costa menorquina

En un nivel de vegetación más bajo, vemos el alentisco, el aladierno, madroños, brezo, mirto, retama, enebro, adelfas, zarzas y menos abundantes liliáceas como por ejemplo el espárrago silvestre, aráceas, y algunas orquídeas. En zonas de dunas hay azucenas, en zonas deforestadas tenemos la estepa en sus variedades blanca y negra, carrizo en los humedales. Los líquenes tapizan el roquedal, y en el litoral sometido a vientos hay comunidades de unos matorrales espinosos denominados localmente socarrells.

Fauna

La fauna animal terrestre la componen pequeños mamíferos, reptiles, insectos y numerosas aves. Entre los primeros podemos encontrar martas, hurones, comadrejas, conejos, murciélagos, ratones de campo y erizos. Entre los reptiles la tortuga mediterránea, lagartijas, algunas serpientes pequeñas y no venenosas. Las aves es el grupo con mayor presencia en la isla, presentes en todos los biotopos, en los barrancos encontramos tórtolas, torcaces, palomas salvajes y mirlos. En los acantilados, puertos y zonas costeras hay gaviotas, paíños, pardelas y cormoranes. En bosques y sembrados chochas, reyezuelos, chotacabras, papamoscas, perdices y codornices. En los espacios abiertos alondras, cogujadas, trigueros, abubillas y cuervos. Vigilando los distintos espacios hay una gran cantidad de aves rapaces y carroñeras fácilmente avistables como halcones, cernícalos, gavilanes, alimoches y aguiluchos laguneros, y otros menos visibles por la diminución de especímenes debido a la redución de lugares de cría como el águila pescadora, el águila calzada, y el milano real. Otros son difíciles de observar por sus hábitos nocturnos como los autillo y las lechuzas.

En invierno acuden los petirrojos, currucas, zorzales y estorninos pues muchas aves que migran hacen escala en Menorca.

En verano procedentes del Sáhara: golondrinas, vencejos, aviones, abejarucos, etc. Para hacerse una idea de la importancia ornitológica de algunas zonas podemos poner decir que se han llegado a anular proyectos urbanísticos por esta razón, cuyo mejor ejemplo lo tenemos en la Albufera de Es Grau, en la que hay una gran población sedentaria de aves a la que se le unen multitud de otras especies que acuden a criar.

Respecto a las lagartijas, cabe destacar la existencia de 30 subespecies diferentes, cada una en un islote diferente. Todas estas subespecies son únicas en el mundo.

Véase también

Referencias

Bibliografía

  • La Guerra Civil en Menorca. Mahón, 1994. Deseado Mercadal.

Enlaces externos