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En ese momento de la guerra, ambas fuerzas aéreas estaban agotadas y habían sufrido una desgaste considerable. Estigarribia conservó sus pocos aviones que funcionaban para proporcionar reconocimiento estratégico aunque volaron varios aviones en ataques de bombardeo durante los primeros seis meses de 1935.
En ese momento de la guerra, ambas fuerzas aéreas estaban agotadas y habían sufrido una desgaste considerable. Estigarribia conservó sus pocos aviones que funcionaban para proporcionar reconocimiento estratégico aunque volaron varios aviones en ataques de bombardeo durante los primeros seis meses de 1935.


Los paraguayos mantuvieron la presión sobre los bolivianos y cruzaron el [[río Parapetí]], un curso de agua que era reclamado por Paraguay como uno de sus límites -aunque estaba bien adentro de la zona de control boliviano antes de la guerra-, en abril de 1935. En una serie de contraataques intensos, los bolivianos obligaron a los paraguayos a regresar al otro lado de ese río. De ahi en adelante el ejercito boliviano replego exitosamente, cambiando el curso de la guerra, ante estos hechos una argentina asustada que habia dado apoyo desde el principio de la guerra a Paraguay, obligo a una Bolivia a aceptar el [[12 de junio]] de [[1935]] un [[armisticio]], dando fin a la guerra
Los paraguayos mantuvieron la presión sobre los bolivianos y cruzaron el [[río Parapetí]], un curso de agua que era reclamado por Paraguay como uno de sus límites -aunque estaba bien adentro de la zona de control boliviano antes de la guerra-, en abril de 1935. En una serie de contraataques intensos, los bolivianos obligaron a los paraguayos a regresar al otro lado de ese río.
Una Bolivia cansada tuvo que aceptar el [[12 de junio]] de [[1935]] un [[armisticio]], dando fin a la guerra


Durante la Guerra del Chaco, los bolivianos movilizaron 250.000 hombres aproximadamente. De éstos, aproximadamente 55000 murieron, y 12250 fueron hechos prisioneros.
Durante la Guerra del Chaco, los bolivianos movilizaron 250.000 hombres aproximadamente. De éstos, aproximadamente 55000 murieron, y 12250 fueron hechos prisioneros.

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Guerra del Chaco
Parte de período de entreguerras

Territorios del Chaco Boreal en conflicto entre Bolivia y Paraguay durante la Guerra del Chaco.
Fecha 1932–1935
Lugar Chaco Boreal en Sudamérica
Coordenadas 21°19′38″S 59°44′12″O / -21.32722222, -59.73666667
Casus belli Ataque al Fortín paraguayo Carlos A. López por tropas bolivianas.
Conflicto Disputa territorial boliviano-paraguaya
Resultado Victoria paraguaya, con reconocimiento de la mayor parte de los territorios en conflicto como paraguayos por parte de Bolivia.
Beligerantes
Bandera de Bolivia
República de Bolivia
Bandera de Paraguay
República del Paraguay
Comandantes
Bandera de Bolivia Hans Kundt
Bandera de Bolivia José David Toro Ruilova
Bandera de Bolivia Enrique Peñaranda Castillo
Bandera de Bolivia Germán Busch Becerra
Bandera de Bolivia Gualberto Villarroel
Bandera de Bolivia Víctor Paz Estenssoro
Bandera de BoliviaManuel Marzana
Bandera de Bolivia Rafael Pabón
Bandera de Paraguay José Félix Estigarribia
Bandera de Paraguay Trifón Benítez Vera
Bandera de Paraguay Ramón Avalos Sánchez
Fuerzas en combate
Ejército de Bolivia 200.000-250.000 Soldados Bandera de Paraguay Ejército de Paraguay 150.000 Soldados
Bajas
57.000 entre desaparecidos y muertos
14.000-25.000 prisioneros
43.000 entre desaparecidos y muertos
2.500 prisioneros

La Guerra del Chaco se libró desde 1932 hasta 1935 entre Bolivia y Paraguay por el control de la región del Chaco Boreal; pese a su aridez y escasa población, el control de la misma motivó la contienda por el valor estratégico del Río Paraguay, que la limita al oriente. El dominio del río abriría la puerta al océano Atlántico al país que dispusiese de él, una ventaja crucial para los únicos dos países no costeros de Sudamérica y una cuestión nacional para Bolivia, que había perdido el acceso al océano Pacífico en la llamada Guerra del Pacífico de 1879. Al final de la guerra, ambos países quedaron con acceso al mar por esta vía.

La guerra del Chaco fue la más grande y más sangrienta que se libró en América durante el siglo XX. El enorme despliegue de material bélico y municiones no tiene comparación con ningún otro conflicto americano a lo largo de ese siglo. Durante tres años, 250000 soldados bolivianos y 150000 paraguayos se enfrentaron en los cañadones chaqueños.

La malaria y otras enfermedades, al igual que la falta de agua diezmaron a los ejércitos tanto como las operaciones de combate. Durante tres años, de 1932 a 1935, Bolivia y Paraguay pelearon una guerra salvaje en la que hubo gran cantidad de bajas (55000 bolivianos y 40000 paraguayos). En lo económico la guerra fue un desastre para ambos países. Años después se descubrió que no existían más yacimientos petrolíferos aparte de los que ya se habían descubierto en la precordillera boliviana del Chaco.

Guerra del Chaco

Antecedentes de la Guerra del Chaco que duro 3 años

La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide de norte a sur en tres regiones: Chaco Boreal, el cual se extiende al norte del río Pilcomayo, el Chaco Central entre el río antes citado y el río Bermejo, y el Chaco Austral, por su parte históricamente se ha considerado como una sola unidad geográfica al Chaco Austral y al Central reunidos bajo el nombre de Gran Chaco Gualamba, mientras que el Chaco Boreal incluye partes de la Chiquitania y del Gran Pantanal. El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondía exclusivamente al Chaco Boreal.

El área que fue disputada entre Bolivia y Paraguay en el Chaco Boreal poseía una extensión de aproximadamente 598.000 km²; la misma hasta fines de la década de los 1930s había permanecido en su mayoría casi despoblada y sin explorar. Está rodeada por el río Pilcomayo y la Argentina al sur, y por el río Paraguay y la región fértil del centro de Paraguay al este. En el oeste, el Chaco está rodeado por la tierra baja de los Andes de Bolivia y al norte por las regiones selváticas del Brasil y Bolivia.-

La región está cubierta por matorrales copiosos y árboles como el quebracho, y el potencial para la agricultura tradicional era pobre. La mayor parte del año el clima es caliente y seco y es sede de una impresionante variedad de serpientes venenosas e insectos portadores de enfermedades. El agua dulce es sumamente escasa en las zonas centrales del Chaco Boreal y los pocos pozos y lagos en la región adoptaron una importancia central estratégica en las campañas de la guerra.

Durante el invierno hay una temporada de lluvia de corta duración en la que los pocos caminos, que son senderos polvorientos durante la mayor parte del año, se convierten en ciénagas intransitables. Es una de las regiones más inhóspitas del mundo para librar una guerra intensa, de hecho fue una de las guerras más duras sufridas en la historia.

Controversias limítrofes

Las controversias sobre la soberanía del Chaco Boreal comenzaron con la ambigüedad con la que España trazaba los límites administrativos en su imperio colonial. Esto tendría sus consecuencias desde la independencia del Paraguay de la Corona Española en 1811; casi de inmediato se hicieron sentir las presiones portuguesas por anexarse el territorio de la nueva república. A raíz de esto, el nuevo gobierno paraguayo comenzó de inmediato la construcción de fortalezas sobre el río Paraguay para contener el avance de los bandeirantes, mercenarios al servicio de la corona de Portugal. Una en particular fundada ya a fines de la colonia española y administrada desde Asunción (Fuerte Borbón, hoy Fuerte Olimpo) fue construida en el alto Chaco Boreal, donde desde entonces se asentaron las tropas paraguayas, efímero fue el fuerte de Itapacú ubicado en la "huella" o pista que iba desde Fuerte Olimpo hasta Santa Cruz de la Sierra pasando por la reducción de San Ignacio de Zamucos (también efímera y de jurisdicción muy imprecisa entre la Real Audiencia de Charcas y el Cabildo de Asunción).

Bolivia, desde su independencia en 1825 intentó hacer valer su derecho a partir del criterio del uti possidetis iure de 2009 (el correspondiente al statu quo que encontró el primer movimiento emancipador exitoso en Hispanoamérica: la Revolución de Mayo) y al independizarse Bolivia, reclamó el territorio de la Real Audiencia de Charcas, que comprendía el Chaco Boreal, entre otros territorios. Sin embargo España también había otorgado en tiempos coloniales jurisdicción al cabildo de Asunción del Paraguay en la región hasta los ríos Parapití y Yaurú, por lo que evidentemente se traslapaban los reclamos bolivianos y paraguayos en la región.

Causas de la guerra del chaco

Ambos beligerantes tuvieron una serie de conflictos que perdieron, éstos dejaron tocado el patriotismo e hicieron de la Guerra del Chaco una vía para expulsar lo que contuvieron durante años.

Los conflictos con su breve descripción son:

  • Guerra de la Triple Alianza.

Hasta finalizada la Guerra de la Triple Alianza en 1890, Paraguay reclamaba como límite noroccidental en el Chaco Boreal el del Yaurú (llamado Jauru en Brasil) o, en el caso mínimo, al río Negro que desembocaba aguas arriba de la Bahía Negra, estos límites exigidos al Brasil habían sido los del Virreinato del Río de la Plata con el Brasil Portugués a inicios del siglo XIX.

El referido río Negro, por otra parte, es el tramo inferior de un sistema fluvial que incluye a los bañados de Otuquis y al llamado, según sus tramos inferior, medio y superior, Bambural, río Tucava o río Tucavaca; éstos eran los límites nororientales que Paraguay le reclamaba a Bolivia.

Paraguay había perdido un tercio del territorio que reclamaba como propio en la Guerra de la Alianza Triple (1865–1870) cuando Paraguay tuvo que enfrentarse a las fuerzas aliadas de Brasil, Argentina y Uruguay. Después de años de ardua batalla, los paraguayos habían establecido una reputación por su valentía y también perdieron el 80 por ciento de su población adulta masculina, quienes murieron en una guerra desastrosa para el país.

Finalizada la guerra de la Triple Alianza en 1870, Paraguay y Argentina acordaron someter la disputa del territorio chaqueño boreal a arbitraje, con propósito de evitar un reinicio de las hostilidades. Fue elegido árbitro el entonces presidente de los Estados Unidos Rutherford B. Hayes, quien el 23 de noviembre de 1878 falló a favor de Paraguay. Los derechos de Paraguay sobre la región parecieron así confirmarse. Sin embargo, de inmediato Bolivia anunció su desacuerdo con el fallo, iniciándose así una larga batalla diplomática.

  • Guerra del Pacífico.

Otro antecedente de la guerra puede buscarse en la pérdida de Bolivia de su litoral y el acceso al océano Pacífico durante la Guerra del Pacífico con Chile (1879–1883). Después de ceder el territorio a Chile, Bolivia buscó un acceso al océano. El río Paraguay, que linda con el Chaco al este, es un río profundo y accesible a barcos que navegan el océano. Bolivia deseaba tener un puerto de mar en el río Paraguay y para obtener completo acceso al mismo necesitaba apoderarse del Chaco. El único problema era que los paraguayos habían llegado primero. Lo poco de ocupación y explotación que se había logrado en el Chaco fue llevada a cabo por Paraguay durante la década de los años veinte. Hacia esas fechas llegó a Asunción un grupo de inmigrantes menonitas a los que el gobierno paraguayo otorgó en 1928 territorios para colonizar en plena región chaqueña; la ocupación civil de parte paraguaya también daba inicio. Además, los paraguayos administraban algunas operaciones de tala de árboles quebracho, ricos en taninos para curtir pieles, y habían construido locomotoras de trocha angosta (en muchos casos sistema Decauville) hasta áreas centrales del Chaco Boreal para enviar los troncos al río Paraguay.

  • Guerra del Acre.

Tras la Guerra del Acre, Bolivia firmó con Brasil el Tratado de Petrópolis (1903). En tal tratado Bolivia cedía el territorio del Acre al Brasil y éste reconocía que el Chaco Boreal era una posesión boliviana.

El territorio del Acre pasó al dominio brasileño a cambio del pago de dos millones de libras esterlinas, y de la construcción del ferrocarril Madeira-Mamoré. Sin embargo es de notar que las «compensaciones territoriales» de Brasil a Bolivia eran por territorios que no habían estado sujetos a su administración ya que (1°) Brasil le reconocía a Bolivia territorios supuestamente en el Mato Grosso que siempre —desde la colonia española— estuvieron fuera de toda jurisdicción portuguesa o brasileña; y (2°) Brasil reconocía como boliviano a todo el Chaco Boreal aunque el Chaco Boreal nunca había sido (ni siquiera en los papeles y pretensiones) un territorio brasileño (paradójicamente en 1925 y años posteriores, "rectificaciones" limítrofes entre Brasil y Bolivia fijaban los actuales límites geodésicos boliviano-brasileños hacia el sector norte de Chaco Boreal en el paralelo 18° 02' S y el meridiano 60° 05' O por lo cual Bolivia perdía los antiguos límites del alto río Iténez (o alto Guaporé), alto río Paraguay al norte del paralelo 18°S y el río Yaurú (la piedra miliar del Jauru/Yaurú establecida entre las posesiones hispanoamericanas y las brasileñas fijada en 1754 quedó desde entonces íntegramente en poder de Brasil junto con un territorio de más de 15.600 km²) recién con estas nuevas concesiones bolivianas Brasil obtuvo territorios chaqueños.

Negociaciones fallidas

Desde principios del siglo XX se firmaron varios tratados entre Paraguay y Bolivia, en los que la mediación de otros países limítrofes buscó evitar el conflicto armado; ninguno de ellos, sin embargo, obró efectos duraderos, ya que no lograron armonizar los intereses de ambos firmantes. Bolivia resucitó unas antiguas reclamaciones de tierras que datan de la época colonial española y que colocaron al Chaco bajo la soberanía del Virreinato del Perú y heredado por Bolivia. Paraguay podía hacer reclamos sobre el Chaco con base a reales cédulas del siglo XVI cuando Paraguay formaba parte del Virreinato del Río de la Plata.

Paralelamente a las conversaciones diplomáticas, Bolivia comenzó en 1905 a asentar pequeños destacamentos, llamados "fortines", en la zona disputada del Chaco, siguiendo la margen norte del río Pilcomayo, y por otro lado hacia el río Paraguay, buscando control de las escasas fuentes de agua dulce del Chaco. Debido a que las napas freáticas menos profundas y la mayoría de las escasas surgentes del Chaco contienen sal y otros minerales (especialmente arsénico) en proporciones que la hacen no potable, el dominio sobre las surgentes potables suponía el control efectivo del territorio.

La reacción paraguaya se hizo esperar, entre otras razones, por la inestable situación del país. Sujeto desde 1904 a una sucesión de golpes de estado, revoluciones y guerras civiles; las cuestiones territoriales ocuparon un segundo plano respecto al ordenamiento institucional.

Las negociaciones entre Bolivia y Paraguay duraron muchos años con Paraguay ofreciéndole a Bolivia un puerto libre en el río Paraguay pero rehusándose a ceder su reclamo u ocupación actual de gran parte del Chaco Boreal. Bolivia no se conformó con nada menos que la propiedad total de toda la región. Para Bolivia, adueñarse del Chaco era motivo de orgullo nacional y necesidad económica.

Para Paraguay la situación era diferente. A Paraguay le había tomado dos generaciones recuperarse de la devastación de la Guerra de la Triple Alianza. Perder otro trozo grande de su territorio reduciría a Paraguay a tan sólo un tercio del territorio que había pretendido cuando logró la independencia de España en 1811. Durante la década de los años 1920, Bolivia y Paraguay fortificaron sus fuerzas armadas para la guerra.

Petróleo

Entre 1927 y 1928, técnicos de la compañía estadounidense Standard Oil, con sede central en Nueva Jersey, descubrieron petróleo en la zona occidental del Chaco, en las estribaciones andinas. Comenzó a sospecharse que los yacimientos se extendían hacia el este, ya en territorio paraguayo (donde los derechos de exploración eran propiedad de la Royal Dutch Shell, (anglo-holandesa).

Y además, volvió a cobrar importancia el tema de la salida al mar de Bolivia, dado que, de no contar con ella, la única manera de exportar el crudo sería a través de la Argentina. Aquí está la razón principal de los alineamientos en el conflicto: si Bolivia contaba con una salida (aún indirecta) al Atlántico, el control de la exportación del petróleo quedaba en sus manos (y en las estadounidenses) en detrimento de los intereses británicos y de sus aliados en el establecimiento argentino.

La posibilidad de que el Chaco flotase sobre un mar de petróleo hizo que el presidente paraguayo José P. Guggiari adoptara una postura intransigente, negándose a negociar. La crisis se agravó el 6 de diciembre de 1928, cuando hubo un enfrentamiento entre patrullas de los ejércitos de ambos países. Una mediación de la Sociedad de Naciones no logró grandes resultados.

En 1931, en Bolivia resultó electo Daniel Salamanca, partidario de un nacionalismo orgulloso y agresivo, ansioso de sepultar en el olvido el poco brillante pasado militar de su patria.

En Paraguay, el presidente Eusebio Ayala (1932–1936) tuvo que adoptar una posición firme por presión de sus mandos militares. En 1930, Bolivia contaba con una población de tres millones, en comparación con una población de un millón de Paraguay, y la economía boliviana, apoyada por sus ricas minas de plata y estaño, era tres veces más grande que la economía paraguaya que se basaba en la ganadería, aceite de palma y cultivo de algodón.

Hacia fines de 1931 empezó una carrera armamentística entre los dos países. Ya en la década de los años 1920 ambos países modernizaron su armamento, sobre todo Bolivia que poseía en aquellos momentos una de las mejores fuerzas aéreas del continente. Eventualmente el ejército paraguayo comenzó a tomar posesión del territorio al oeste del río Paraguay, estableciendo pequeños fortines y tratando de encontrar y controlar las fuentes de agua dulce. Bolivia inició el mismo proceso. La situación era propicia para que, tras el encuentro de las fuerzas, se iniciaran abiertamente las hostilidades.

En 1928, tropas paraguayas tomaron el fortín boliviano Vanguardia, matando a seis soldados, mediante violenta acción de caballería, y después de incendiar el fortín se retiraron. La reacción boliviana no se dejó esperar, tomándose el fortín paraguayo Boquerón, en represalia. La Sociedad de Naciones declaró a Paraguay «país agresor», obligándole a reconstruir el fortín boliviano, a cambio del abandono de Boquerón por la parte boliviana.

Los ejércitos contrarios

Ejército de Paraguay

A inicios del siglo XX, Paraguay acostumbraba enviar sus mejores oficiales a Chile y a Argentina para recibir adiestramiento. Antes de la Primera Guerra Mundial, una misión militar alemana había estado capacitando activamente al Ejército Paraguayo. Después de la Primera Guerra Mundial, los franceses proporcionaron la mayor influencia extranjera con una misión militar francesa numerosa que llegó en 1926. En las reformas que se dieron después de la revolución de 1922, Paraguay planificó crear un ejército permanente de 4000 efectivos que aumentaría a 24000 en tiempos de movilización.

A mediados de la década de los años veinte, Paraguay propasó su presupuesto nacional para equipar nuevamente sus fuerzas. A España se le compró más de 10000 fusiles Mauser. A Dinamarca, Paraguay le compró ametralladoras ligeras Madsen y a Estados Unidos, 32 ametralladoras pesadas Browning M2. Paraguay le compró a Francia ocho obuses de montaña Schneider Modelo 1927 de 105 mm y 24 cañones de montaña de 75 mm. Después de un enfrentamiento con los bolivianos en el Chaco en 1928, Paraguay compró más armamento y continuó aumentando su ejército. Se compraron 7000 fusiles Mauser adicionales, al igual que doscientas ametralladoras Madsen y 24 morteros Stokes-Brand de 81 mm.

El plan de estudios de la academia de oficiales se revisó. Se creó una academia para suboficiales al igual que una academia de estado mayor general. Paulatinamente, Paraguay intensificó su ejército y armada, al igual que su arma aérea y, para 1931, contaba con alrededor de cuatro mil efectivos con la capacidad de movilizar hasta aproximadamente dieciséis mil más. La economía nacional durante la década de los años 1920s fue extendida a sus límites en compras de armamento y equipo para la defensa de sus posiciones en el Chaco Boreal.

Una de las compras más grandes de armamento hecha por Paraguay, que tendría un impacto importante en la conducción de la guerra, fue la compra a Italia en 1930 de dos poderosos cañoneros fluviales blindados. Los dos cañoneros, el “Humaitá” y el “Paraguay”, eran de 845 toneladas y estaban en servicio en el río Paraguay. Cada uno contaba con dos cañones principales de 4.7 y estaban equipados con cañones antiaéreos (tres cañones antiaéreos de tres pulgadas (76,2 mm) y dos cañones automáticos de 40 mm). Esos barcos podían transportar tropas y equipo por el río Paraguay hasta el teatro de guerra en el Chaco Boreal.

La Armada paraguaya y la guerra

La Armada paraguaya debió cumplir un importante papel logístico, ya que las líneas estaban muy extendidas y el territorio no tenía muchos caminos y la única vía férrea era la de Puerto Casado. No hubo acciones navales más que un ataque de la aviación boliviana, pero los buques fueron usados como componentes logísticos por Paraguay de manera decisiva. Las cañoneras ARP Paraguay y ARP Humaitá adquiridas a Italia poco antes del conflicto demostraron ser oponentes formidables a la aviación boliviana.

Ya en 1926, el Estado Mayor Paraguayo aconsejó al gobierno en 1927 la compra de dos barcos de guerra para asegurar el dominio de las arterias fluviales, por lo que se resolvió la adquisición de dos cañoneras por Decreto PE Nº 26.603 del 21.11.1927. Las mismas fueron construidas por SA Cantieri Navali Odero, de Génova, Italia; completados en 1930 y entregados en mayo de 1931 en Buenos Aires. Se bautizaron Paraguay (C1) y Humaitá (C2), con un desplazamiento de 636 t (865 a plena carga).

  • Medidas: 70 × 10,7 × 1,7 m
  • Armamento original: 4 cañones de 4,7 pulgadas (120 mm), 3 de 3 pulgadas (76 mm) antiaéreos, 2 de 40 mm y 2 de 20 mm Pueden llevar 6 minas
  • Armamento actual
    • Paraguay: 2×120 mm, 3×76 mm y 2 × 40mm
    • Humaitá: 2 × 120 mm; 2×76 mm; 1×40 mm y dos Oerlikon 20 mm
  • Bindaje: 1/2" en el casco, 1/3" en la cubierta; 3/4" en la sala de control
  • Turbinas Parsons y calderas alimentadas por petróleo, dos ejes
  • Potencia: 3800 hp a 18 nudos
  • Combustible: 170 t
  • Alcance: 1700 mi. a 16 nudos

Tripulación: 86 personas, pero en algunos pasajes del conflicto llegaron a transportar hasta 2000 hombres por viaje.

Adquisiciones paraguayas

Durante la campaña de Boquerón, Paraguay pasó a un estado de movilización total. La prioridad principal para el Arma Aérea era comprar más bombarderos livianos Potez 25, ya que éste había comprobado ser muy competente durante las operaciones en el Chaco. Para fines de 1932, Paraguay compró ocho Potez 25 adicionales, de la versión TOE. En cuanto a los aviones de combate Wibault 73, se necesitaba un avión de reemplazo urgentemente. Paraguay sólo tenía seis Wibault funcionando al inicio de la guerra y dos habían sido destruidos en accidentes en las etapas iniciales de la primera campaña.

El problema principal con los Wibault era la inestabilidad de su motor Lorraine-Dietrich, enfriado por agua, en las condiciones del Chaco. Cinco aviones biplanos de combate Fiat CR 20bis fueron ordenados de Italia para reemplazar a los Wibault. Los aviones de combate Fiat eran aviones competentes pero en su mayoría eran calificados como inferiores al avión de combate Curtiss “Hawk” de los bolivianos.

Ejército de Bolivia

Bolivia, con una población mucho más grande que la de Paraguay y un ingreso fijo de sus minas de plata y estaño, pudo comprar una cantidad considerable de armamento moderno en la década antes de la guerra. En 1926, Bolivia concertó un contrato con Vickers para 36000 fusiles, 250 ametralladoras pesadas y 500 ametralladoras livianas, 196 piezas de artillería y grandes cantidades de municiones. El comienzo de la depresión en 1929 disminuyó el contrato con Vickers pero, cuando la guerra estalló en 1932, Bolivia tenía a la mano un armamento impresionante de 39.000 rifles Mauser modernos, 750 ametralladoras, 64 piezas de artillería modernas y cinco tanques británicos para dotar su ejército permanente de 6.000 hombres.

A Bolivia llegaron antes de la guerra misiones militares europeas, sobre todo alemanas, que servían para el adiestramiento y asesoramiento de sus tropas, aunque en 1934 solicitó a Checoslovaquia una misión militar.

Los gastos militares bolivianos fueron muy bien administrados ya que gracias a ello pudo formar un ejército capaz con una de las mejores fuerzas aéreas de América.

Cabe destacar también, que el ejército boliviano era el único que poseía tanques.

Adquisiciones bolivianas para la aviación

Los bolivianos ordenaron 20 Curtiss-Wright C14R “Osprey”, biplanos de reconocimiento y bombarderos livianos de dos plazas, de Estados Unidos y el primer avión llegó en enero de 1933. El Osprey tenía dos ametralladoras, una frontal y otra trasera, calibre .30 y podía transportar hasta 260 libras de bombas en diferentes configuraciones. Era maniobrable y su velocidad máxima era de 163 mph. Era un avión de ataque terrestre muy capaz para su época y los bolivianos lo utilizaron como bombardero de combate durante la guerra. El Osprey se convertiría en el avión principal del inventario boliviano.

También se ordenaron a la Curtiss-Wright varios modelos de aviones de combate “Hawk” II Modelo 35A y el “Sea Hawk” Modelo 65A. En 1932 se entregaron cuatro, dos en 1933 y tres en 1934. El avión de combate monoplaza se encontraba entre los mejores aviones de combate de su tiempo y, con su armamento de dos ametralladoras frontales y una carga de bombas de 220 libras, generalmente se utilizaba como avión de combate. Era el avión de combate favorito del Cuerpo Aéreo Boliviano. Otra adición importante al poderío aéreo boliviano fue la compra de tres aviones de transporte trimotor alemanes Junkers JU 52. Este avión de combate sumamente competente podía volar en las condiciones más escabrosas y transportar una carga de tres toneladas. El primero de estos aviones fue entregado en octubre de 1932 y otros dos en 1933. Se convertirían en el elemento principal del servicio de transporte aéreo boliviano.

Las fuerzas aéreas contrarias

Ninguno de los dos países se dedicaba a fabricar armamento o aviones, de manera que ambos agotaron sus economías al máximo para crear grandes ejércitos y equiparlos con el mejor armamento que pudieron comprar en el mercado mundial. Las fuerzas armadas de ambos países habían sido capacitadas por oficiales europeos, y habían entendido el papel importante que el poderío aéreo desempeñó en la Guerra Mundial. Por lo tanto, Bolivia y Paraguay se empeñaron en proporcionarse a sí mismos con las fuerzas aéreas más modernas que pudiesen sufragar.

Fuerza aérea boliviana

Archivo:Breguet 19.jpg
Bombardero Berguet XIX, similar a los usados por Bolivia.

El comandante del Cuerpo Aéreo Boliviano durante la mayor parte de esa época fue el mayor Bilbao Rioja, un piloto y oficial sumamente capaz que pasaba su tiempo estudiando la aviación europea y la estadounidense. Por cuenta propia, tradujo y publicó varios manuales técnicos y de artillería aérea para su pequeña fuerza aérea. Bilbao Rioja ejercía una influencia considerable sobre las compras de equipo, organización y doctrina para el hasta entonces inexperto cuerpo aéreo boliviano .

En 1927, Bolivia ordenó nueve aviones de combate Vickers Vespa producidos en el Reino Unido, se trataba de aviones de caza livianos muy capaces y ágiles para su época. En 1926/27, Bolivia aceptó la entrega de seis bombarderos Breguet XIX de Francia, aviones muy capaces y fuertes. En 1929, Bolivia compró otros cuatro modelos mejorados del Breguet XIX.

Para el inicio de la Guerra del Chaco, Bolivia contaba con un cuerpo aéreo muy capaz según los estándares sudamericanos. Durante los meses antes del conflicto, los bolivianos desplazaron un grupo aéreo de tres aviones de combate Vickers Vespa, tres bombarderos Breguet XIX, de cinco a seis aviones de combate Vickers “Scout” Type 143 y dos Fokker CV a Villa Montes, en la frontera del Chaco y las tierras bajas de Bolivia.

Uno de los mayores representantes de la aviación boliviana fue también Rafael Pabón quien derribó varios aviones paraguayos, y después llevando flores a las tumbas de sus adversarios, muriendo en combate. En esta época Bolivia poseía una de las mejores fuerzas aéreas del continente [cita requerida].


Arma Aérea Paraguaya

Al estallar la Guerra del Chaco, los paraguayos poseían una pequeña fuerza aérea de aproximadamente veinticinco pilotos y unas cuantas docenas de mecánicos y ajustadores, la mayoría veteranos de la Guerra Civil de 1922, donde ambos combatientes, los rebeldes y el gobierno, usaron aviones como arma de guerra. Otros fueron formados por la Misión Militar Francesa en la Escuela de Aviación Militar. Algunos observadores habían sido capacitados y el Arma Aérea estaba organizada en pequeñas escuadrillas de aviones de combate que constaban de aviones caza Wibault 73 C.1 y una escuadrilla de aviones bombarderos/de reconocimiento Potez 25 A.2.

Los paraguayos también contaban con una pequeña cantidad de aviones de transporte y de uso ligero al igual que aviones entrenadores acantonados en Asunción en el Aeródromo Ñu-Guazú. Los bombarderos Potez 25 estaban a punto de ser obsoletos en 1932, pero durante los años veinte este avión resistente, seguro, maniobrable y versátil había sido uno de los aviones más populares de las fuerzas armadas francesas durante las difíciles campañas coloniales. A pesar de eso, fue el único tipo de aeronave que comenzó y terminó la guerra. De los 14; 4 sobrevivieron el conflicto chaqueño y estuvieron en servicio hasta 1942.

El Wibault 73 C.1, un avión caza monoplano de ala alta, también estaba en servicio con algunas escuadrillas francesas de aviones de combate en aquel entonces, y estaba reconocido como un buen avión de combate. Sin embargo, el motor Lorraine-Dietrich enfriado por agua, de 450 caballos de potencia, que accionaba al Wibault tenía la tendencia de sobrecalentarse en las condiciones del Chaco y su servicio en la guerra fue deficiente a causa de los problemas constantes en los motores. El comandante de la Aviación Militar Paraguaya era un argentino, el mayor (luego teniente coronel) Vicente Almonacid, que había volado con los franceses en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial. Fue luego reemplazado por el capitán de fragata José Bozzano.

Tanto Bolivia como Paraguay habían hecho grandes esfuerzos por organizar fuerzas aéreas eficaces para la guerra que se avecinaba. Al estallar la guerra, los bolivianos poseían una fuerza aérea pequeña, pero capaz, de aproximadamente cuarenta aviones, que incluía aviones entrenadores y de transporte. Paraguay podía colocar en campaña alrededor de diez aviones de combate y contaba con aproximadamente veinte aviones entrenadores y de transporte. Una vez que comenzó la guerra, ambos países intentarían desesperadamente evadir restricciones establecidas por los países neutrales en cuanto a la venta de armamento a los combatientes y le daría gran prioridad a la compra de aviones.

Los comandantes contrarios

Comandantes de Bolivia

Bolivia tuvo dos comandantes en jefe debido a que Hans Kundt fue destituido de sus cargos en 1933 por el retroceso sufrido por Bolivia. Los comandantes fueron:

  • Hans Kundt. Fue la principal figura militar en Bolivia durante las dos décadas antes de la Guerra del Chaco. Su primera estancia en Bolivia fue de 1921 a 1930 cuando fue exiliado por colaborar con el presidente Siles, quien fue derrocado en un golpe de estado. Gozaba de excelentes cualidades como administrador e instructor dedicado y tenía inquietud por el bienestar de sus soldados, una característica poco común en la tradición militar suramericana. En 1932 fue llamado de vuelta para dirigir a los bolivianos en el Chaco, pero tras el retroceso sufrido fue destituido por Salamanca en 1933 dejando el país.
  • Enrique Peñaranda Castillo. Elegido tras la partida de Kundt como Comandante en Jefe, fue un general muy capaz que de haberse elegido al principio posiblemente el resultado de la guerra hubiera sido distinto. Esto no sucedió porque los bolivianos se decantaban por los alemanes, debido a sus famosas victorias históricas (entre otras cosas) y experiencia en la Gran Guerra, además Kundt se ganó el afecto de los oficiales y soldados bolivianos, etc. Peñaranda era muy buen organizador y estratega, prueba de ello fue la defensa de Villa Montes y también era muy buen instructor. Este oficial llegó a ser Presidente de Bolivia.
  • Bernardino Bilbao Rioja, comandante de la FAB. Brillante militar e instructor de la fuerza aérea, escribía manuales de pilotaje, combate, etc. (muchos de ellos eran traducidos por él mismo) y asesoraba sobre la compra de aeronaves. Gracias a su administración y asesoramiento la FAB llegó a ser una de las más modernas y mejores fuerzas aéreas de América.

Comandante de Paraguay

En contraste con los Generales Kundt y Peñaranda de Bolivia, se encontraba el comandante paraguayo de la Guerra del Chaco José Félix Estigarribia. De origen humilde, asistió a una facultad de agronomía. Sin embargo, después de obtener su diploma, Estigarribia cambió su carrera y en 1910 se alistó en el ejército y fue designado con el cargo de Teniente de Infantería. De 1911 a 1913, Estigarribia asistió a la Escuela Militar del Libertador Bernardo O´Higgins Riquelme en Santiago, Chile. Esto se debe a que en aquel entonces el Ejército de Chile estaba considerado como uno de los mejores en América del Sur. Estigarribia mostró grandes aptitudes y en 1917 fue ascendido a Capitán. Desempeñó un papel importante en la revolución de 1922 en Paraguay y luego fue promovido a Mayor y seleccionado para asistir al curso de estado mayor del Ejército Francés en la École Supérieure de Guerre. En 1927, culminó el curso de tres años de duración y en 1928 fue nombrado jefe de estado mayor del ejército. A menos de un año de haber sido nombrado fue despedido del cargo a causa de desacuerdos con el gobierno con relación a la estrategia para defender el Chaco. Sin embargo, a medida que la guerra se avecinaba, el gobierno decidió que Estigarribia era el hombre que ellos necesitaban en el teatro de guerra y, en 1931, lo nombraron comandante en el Chaco con la misión de organizar una división de campaña para defender la región. Estigarribia gozaba de una reputación sólida en el ejército como un verdadero estudiante de la guerra moderna. También contaba con una amplia biblioteca militar y hablaba francés con fluidez y algo de inglés. Era conocido como un hombre tranquilo pero intenso y era popular entre las tropas. Así mismo estaba el coronel Rafael Franco, quien en el terreno real de operaciones era quien dirigía y maniobraba eficazmente el ejército paraguayo, manteniendo la presión al extremo sobre el ejército boliviano, con maniobras envolventes, de gran disciplina y de mayor decisión en el campo a raíz de esto las misiones más peligrosas eran destinadas a él.

Las estrategias de los ejércitos enfrentados

El primer error estratégico importante de los bolivianos fue que creyeron que unos cuantos miles de tropas bolivianas podrían sencillamente intimidar a los paraguayos y adueñarse del Chaco Boreal con poca resistencia. Esto se creía porque Bolivia superaba en recursos al Paraguay, subestimando a ese pequeño país. Eso convirtio a Bolivia en el país con menor potencia militar de Suramérica.

La estrategia boliviana había sido planificada bajo el General Kundt en la década de los años veinte, y en ella se dio por sentado que Paraguay no podía o no quería luchar contra Bolivia e hizo un llamado para una entrada triunfal de las fuerzas bolivianas al río Paraguay. No obstante, el problema estratégico principal para Bolivia fue su larga y tenue línea de abastecimiento hacia el frente de batalla en el Chaco. Las tropas bolivianas fueron movilizadas en el centro y oriente de Bolivia y transportadas por ferrocarril gran parte del camino hacia la principal base boliviana, la ciudad de Villa Montes en las tierras bajas bolivianas. Para los occidentales, que no fueron habituados al clima, la llegada al Chaco fue complicada, cosa totalmente contraria para los orientales.

Desde Villa Montes, los soldados bolivianos tuvieron que enfrentar una marcha de 322 a 483 km (aprox.) a través del polvo y del calor sofocante del Chaco Boreal, hasta que llegaron a las líneas del frente. El calor y la falta de forraje significaba que los caballos no sobrevivirían en el Chaco por mucho tiempo. De hecho, las unidades de caballería de ambos ejércitos fueron desmontadas al poco tiempo. Esto significaba que el medio básico de transporte en el Chaco era el camión, y éstos escaseaban en ambos ejércitos (menos por parte boliviana debido a sus compras). En vista de que sólo había suficientes camiones para los pertrechos, los soldados tenían que marchar durante semanas para llegar a la línea del frente y a menudo llegaban extenuados y desnutridos.

Paraguay

Los paraguayos pudieron trasladar sus tropas desde Asunción y el centro de Paraguay por barcos de vapor por el río Paraguay hasta la base en Puerto Casado. Desde ahí había una locomotora de vía estrecha que iba hacia el Chaco y la isla Poí, la principal base paraguaya en el Chaco, yacía a sólo 29 km al final de la línea de la locomotora. Las tropas y los pertrechos tuvieron que enfrentar una marcha relativamente corta hacia el frente.

Durante gran parte de la guerra, los factores de logística y de transporte trabajaron a favor de Paraguay e impidieron, en gran medida, la tremenda ventaja boliviana en cuanto a personal y material. Esto también significaba que, desde el inicio de la guerra, el transporte aéreo sería muy importante para las fuerzas bolivianas.

Paraguay, al tener su capital cerca del Chaco, tenía una posición muy ventajosa y la movilización de sus tropas no era tan extenuante como para Bolivia.

Paraguay también contó con indígenas locales, muchos de idioma guaraní, que ayudaron en muchas ocasiones a sus tropas como guías. A muchos por ese servicio se les prometió una buena vida en la capital, muchos vivieron en los suburbios.

La Guerra

Comienzo de las hostilidades

Sellos de ambos países reclamando el Chaco.

En julio de 1932, un destacamento del Ejército boliviano capturó un puesto de avanzada paraguayo, el fuerte Carlos Antonio López próximo a la laguna Pitiantuta para los paraguayos o "laguna Chuquisaca" como fue bautizada por los bolivianos.

En julio, las tropas paraguayas volvieron a apoderarse del fuerte después de una pequeña refriega y el Ejército Boliviano en el Chaco respondió atacando y apoderándose de los fortines militares de Corrales y Toledo el 27 y 28 de julio. Al mismo tiempo, el regimiento Campero de doscientos hombres atacó el fuerte paraguayo en Boquerón, que fue capturado fácilmente, ante la desbandada paraguaya.

Con la batalla de Boquerón, una serie de refriegas incruentas se habían convertido en una guerra. Formalmente, la guerra se inició más tarde, con la declaración de guerra paraguaya del 10 de mayo de 1933.

En las primeras semanas de la guerra, el ejército boliviano fue penetrando lentamente en el Chaco, sin poder establecer contacto con su enemigo que dejaba terreno libre. Tal vez por las presiones del impaciente gobierno de La Paz, el general Kundt siempre intentó ocupar el territorio que su enemigo le cedía sin tener en cuenta las desventajas logísticas. Sin embargo, el general paraguayo Estigarribia decía que había que defender el Chaco Boreal abandonándolo.

El conflicto en el Chaco Boreal se intensificó rápidamente durante el mes de agosto. Al inicio de la guerra, los bolivianos contaban con cuatro mil efectivos organizados en lo que se conocía como el Primer Cuerpo del Ejército en la parte sudoeste del Chaco. Dos mil hombres, organizados en dos divisiones, estaban acantonados al noroeste del Chaco. Para el mes de agosto de 6000 refuerzos más avanzaban desde Bolivia.

Durante el mes de agosto de 1932, los paraguayos bajo el mando de Estigarribia formaron una fuerza de 8000 efectivos y los organizó en un Cuerpo del Ejército en el pueblo de Isla Poí. Mil quinientos hombres más fueron atrincherados en Nanawa al sudeste del Chaco y la Tercera División, con 3000 efectivos y ocho piezas Schneider de artillería móvil, estaba acantonada en el Alto río Paraguay. Otros 3000 efectivos más fueron enviados desde Asunción. Durante los meses de julio y agosto, los paraguayos construyeron una pista de aterrizaje en su base de avanzada en Isla Poí y desplazaron una pequeña fuerza de aviones de combate, prácticamente todo lo que Paraguay poseía en términos de poderío aéreo, a la zona de batalla.

Primera fase (junio de 1932 a julio de 1933)

Laguna Pitiantuta o Chuquisaca

Desde un avión militar, el mayor boliviano Oscar Moscoso descubrió una laguna en el centro del Chaco. Días después, el comando de la 4° División del Ejército Boliviano envío una tropa de 3 oficiales y 25 soldados a ocuparla.

Partiendo de fortín Camacho, la tropa boliviana llegó a la laguna tras 20 días de marcha. Llegaron el 15 de junio de 1932, pero ésta ya estaba ocupada por algunos soldados paraguayos que huyeron. El Mayor Moscoso la bautizó como “Laguna Chuquisaca”.

Fue el comienzo de la guerra. Porque los paraguayos reconquistaron la laguna con unos 400 soldados, que expulsaron a la pequeña tropa boliviana tras un breve combate. Dicha laguna había sido descubierta un año antes por exploradores paraguayos, que la bautizaron como Pitiantuta.

Teniente Coronel Manuel Marzana y Boquerón

Después de la batalla de Laguna Chuquisaca o Pitiantuta, la Cuarta División boliviana respondió enviando un contingente militar de alrededor de 300 hombres al mando del Tte. Cnel. Luis Emilio Aguirre a tomar los fortines, Corrales, Toledo y Boquerón, las posiciones paraguayas más avanzadas en el Chaco. Los dos primeros fueron capturados con suma facilidad, y después de un combate de dos horas el último. El Tte. Cnel. Luis Emilio Aguirre falleció durante la captura de fortín, dejando el mando de la tropa a su segundo, el Tte. Manuel Marzana.

Nacido en Tarabuco, se convirtió en comandante de los 500 oficiales y soldados que, cercados en Boquerón, resistieron los embates del grueso del ejército paraguayo de 7500 efectivos, desde el 9 al 29 de septiembre de 1932, hasta que agotadas las municiones, no pudieron impedir la caída del fortín.

A inicios de septiembre, Estigarribia había concentrado su Primer Cuerpo y lo había enviado a Boquerón para rodear y embestir la guarnición boliviana de varios cientos de hombres. Las fuerzas aéreas de ambos países comenzaron el patrullaje y reconocimiento agresivo para detectar los movimientos de las tropas enemigas.

Los bolivianos, que contaban con una fuerza aérea más grande, obviamente tenían la ventaja en el aire. El 8 de septiembre, dos aviones de combate bolivianos Vickers Vespa detectaron al Segundo Regimiento de Infantería paraguayo en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando grandes bajas entre los hombres y los caballos. Muchos de los soldados paraguayos, la mayoría de los cuales nunca habían visto aviones, se atemorizaron y desaparecieron entre los arbustos. Sus oficiales tuvieron que pasar el resto del día reuniendo la unidad.

A pesar de este retraso, la avanzada continuó y los paraguayos atacaron a Boquerón el 9 de septiembre. Cuando el ataque inicial no tuvo éxito, las fuerzas paraguayas se colocaron alrededor del fuerte para asediarlo. En la mañana del 9, una columna completa de camiones pertenecientes al Decimocuarto Regimiento de Infantería tropezó con una emboscada paraguaya y fueron liquidados, no sin antes rescatar la figura del Tte. boliviano Rosendo Villa, que con arma blanca liquidó de igual manera a un nido de ametralladoras paraguayo.

La artillería paraguaya era uno de los blancos principales de las patrullas aéreas bolivianas, pero era difícil encontrar las ametralladoras que estaban camufladas y bien atrincheradas. Los ataques iniciales del 8 de septiembre les enseñó a los paraguayos algunas lecciones valiosas acerca del poderío aéreo y ellos aprendían rápido. Los paraguayos aprendieron a utilizar los matorrales del Chaco para camuflar sus movimientos y rebasar el flanco de los bolivianos.

Los caminos se hacían por debajo de los árboles y se evitan las líneas rectas. Los paraguayos aprendieron a entretejer las ramas de los árboles sobre un camino para minimizar su identificación desde el aire. Con Boquerón bajo ataque, los bolivianos utilizaron toda su fuerza de aviones bombarderos y de caza para lanzar municiones, alimentos y medicinas para los defensores. Los paraguayos contrarrestaron atacando a Boquerón con ametralladoras y el fuego antiaéreo obligó a los bolivianos a lanzar sus abastos desde grandes altitudes.

Los lanzamientos no eran precisos y la mayoría de los pertrechos cayeron detrás de las líneas paraguayas. Sin embargo, el alto mando boliviano no tenía idea que el reabastecimiento aéreo de Boquerón había fracasado y actuó lentamente para organizar una ofensiva y socorrer al fuerte. El 17 de septiembre, el Alto Mando boliviano le mandó un mensaje a la guarnición hambrienta ordenándolos que soportaran por diez días más hasta que se organizase un contraataque. Fue un tremendo shock para el Alto mando de Bolivia cuando la guarnición de Boquerón cayó dos días más tarde, después de una defensiva desesperante y valiente. La defensa de Boquerón es recordada con heroísmo en Bolivia.

El resultado de la batalla: más de siete mil bajas paraguayas ante ciento cincuenta bajas bolivianas. Esta batalla enfrentó a 12500 paraguayos contra 819 bolivianos que demostraron enorme coraje y tuvieron que sufrir hambre, sed y, sobre todo, el agotamiento completo de las municiones.

Un diario de Buenos Aires escribió: “En Boquerón están escribiendo unos pocos soldados bolivianos la más bella página del heroísmo americano, contados centenares de hombre luchan desde hace 15 días no solamente contra enemigos mucho más numerosos, sino contra el hambre y sed que les han impuesto los sitiadores. Antes que rendirse prefieren la muerte”.

Cuando Marzana y su brava hueste, trasladados al Paraguay, ingresaron a pie en Asunción, ante la silenciosa mirada de una inmensa multitud.

En tal ocasión el presidente del Paraguay, Eusebio Ayala, tributó un noble homenaje a los vencidos expresando: “los oficiales y soldados bolivianos que se batieron en Boquerón y ahora son nuestros prisioneros. Se comportaron con tal bravura y coraje, que merecen todo nuestro respeto”.

Contraataque paraguayo y retirada boliviana

Después de la batalla de Boquerón, el ejército paraguayo toma la iniciativa, y con un efectivo de 15000 hombres inició el contraataque contra las posiciones bolivianas, que fueron abandonadas sin oponer resistencia.

El Coronel Estigarribia planeó que una división atacase frontalmente el camino Yujra-Arce mientras que una segunda se desbordaba por la derecha para ganar la espalda del enemigo, la tercera quedaba como reserva esperando que la conquista de Arce, el fortín boliviano más avanzado en el Chaco, fuera más difícil que la de Boquerón, una fracción de los bolivianos rodeada por los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales se rindió, ante la presión paraguaya, los bolivianos abandonaron los fortines Ramírez, Yujra y Castillo, colocándose a 11 km de Arce, los paraguayos atacaron frontalmente con fusiles, ametralladoras y morteros, el regimiento boliviano 16° de infantería recibió la presión más intensa, pero pudo mantener sus posiciones con el apoyo de la batería Rivera, el ataque se trasladó al ala izquierda defendida por los regimiento Loa y Campero comandadas por el mayor Germán Jordán, las unidades mantuvieron sus posiciones.

El 21 de octubre se reinició la batalla al amanecer, al mediodía los regimientos paraguayos 2 de mayo y Corrales lograron flanquear la línea boliviana y salir a su retaguardia, en las cocinas de la Batería Rivera, Los regimientos Pérez, 15, 20, y 35 abandonaron sus posiciones completamente desmoralizados, solo los combatientes del Loa, Campero, Lanza y 16° permanecieron en sus puestos hasta que el Coronel Peñaranda ordeno la retirada a Arce.

Y solo bastó la caída de unos cuantos proyectiles de artillería para que los ánimos se alarmaran y se perdiera la moral y disciplina.
Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana

Las fuerzas paraguayas, con un total de 15000 soldados, atacaron el Fortín Arce, encontrándolo vacío y en ruinas, los 4000 efectivos que la defendían se retiraron a Alihuatá, siendo cubiertos por los regimientos Loa, Campero, y Lanza, replegándose de allí también poco después.

Y las tropas defeccionadas no pararon hasta Alihuatá. Algunos se perdieron en el tupido bosque, otras cayeron presas de los enemigos y todos sufrieron enormemente, iban llegando a Alihuatá aisladamente, en completo desorden, El terror los impulsaba a seguir hasta Muñoz, había que tomar una resolución en el acto
Tte. Coronel Enrique Peñaranda, Comandante de la Cuarta División Boliviana

Con las pocas tropas bolivianas disponibles, se decidió resistir el ataque enemigo a 7 km de Fortín Saavedra, al borde un largo y ancho pajonal que los paraguayos debían atravesar si querían avanzar. Allí se posicionó la 4° división al mando del Tte. Cnel. Bernardino Bilbao Rioja, reemplazando al Tte. Cnel. Enrique Peñaranda que fue dado de baja por enfermedad, y el que estableció la consigna de ¡No pasarán! Y no pasaron.

Sucesivos y violentos ataques paraguayos fueron rechazados por los defensores con grandes pérdidas para los atacantes.

El 30 de noviembre de 1932, desde las trincheras se observó al Capitán de la aviación boliviana Rafael Pabón enfrentándose al Tte. Benítez Vera de la aviación paraguaya que llevaba de observador a un oficial del Estado Mayor paraguayo en el primer combate aéreo con bajas confirmadas de la Guerra, siendo la victoria para el primero.

El ejército boliviano toma la iniciativa

A partir de este momento el ejército boliviano contraatacó, gracias a la oportuna llegada de los refuerzos traídos del interior de La Paz (unos 75.000 hombres),[1]​pudiendo rearmar su ejército con la construcción de una nueva división, dejando en desventaja numérica el coronel paraguayo Estigarribia quien creyó poder acabar la guerra en 4 meses, ahora se encontraba en actitud defensiva, y mientras se preparaba un nuevo contraataque de parte del general boliviano-alemán Hans Kundt, ambas naciones rearmaron sus fuerzas aéreas.

Contraataque boliviano

El Gral. Hans Kundt llegó a la La Paz el 5 de diciembre de 1932, mientras se continuaba combatiendo en las trincheras de Kilómetro 7, rápidamente él solo toma el mando del ejército, al cual le había impartido desde hace 4 gestiones, la disciplina y los estrictos rigores del militarismo prusiano, asegurándole al presidente Boliviano lograr la victoria en el Chaco.

Si hay justicia divina y todavía hay justicia humana, la victoria será nuestra, solo necesito 25000 hombres
Palabras del Gral. Hans Kundt al Presidente Boliviano Daniel Salamanca

La llegada de Kundt como salvador de la nación para llevar al ejército a la victoria en el Chaco, levantó la moral y el ánimo de los ciudadanos bolivianos que pedían a gritos su vuelta a Bolivia después del desastre de Boquerón, cosa que molestó de sobremanera a los oficiales y comandantes bolivianos quienes se veían su pericia, habilidad y orgullo heridos ante la presencia alemana.

Kundt tomo para sí el mando del Primer Cuerpo, la 7ª División, planeando una ofensiva, destinada a capturar el fortín Nanawa uno de los principales puestos paraguayos en el chaco. El puerto, importante porque era la puerta de entrada hacia Isla Poí el centro de operaciones de Estigarribia en el Chaco. Una ofensiva que arrasase Nanawa y capturara Isla Poí abriría a Kundt, las puertas hacia el río Paraguay y a Concepción, la primera ciudad importante de Paraguay.

Se ordenó la captura de los fortines Corrales, Toledo y Fernández al Segundo Cuerpo formado por la 8ª y 3ª División del ejército boliviano, y la captura del Fortín Nanawa, a cargo del Primer Cuerpo o la 7ma División formado por las fuerzas bolivianas de retaguardia que defendían las regiones de Agua rica, Murguía y Cuatro vientos reforzadas por algunos regimientos de la 4ª División. Se libró la primera batalla de Nanawa, donde los bolivianos fallaron en su misión de capturar el fortín, formando un semicírculo de ataque delante de él.

El Segundo Cuerpo envió a la 3ª División compuesta por los regimientos Warnes, Ingavi, Pari, Chorolque y la Batería Sossa, a capturar el fortín Corrales, mediante un rodeo los regimientos bolivianos Warnes e Ingavi para atacar el oeste, mientras que el Pari y el Chorolque presionarían el flanco norte, en la maniobra murió el comandante del regimiento Warnes Guillermo Sánchez sorprendido por una patrulla paraguaya que dispara una ráfaga de ametralladoras, los paraguayos después de un breve combate abandonaron el fortín, durante la retirada, los bolivianos capturaron los documentos del regimiento San Martín que defendía Corrales, descubriendo que la unidad estaba compuesta por voluntarios argentinos, más tarde cuando los argentinos se retiraban abandonando los vehículos que estaban siendo ametrallados por los bolivianos y continuaron a pie, chocaron con una unidad paraguaya que venía a reforzarles siendo confundidos como bolivianos y masacrados por sus propios camaradas.

Mientras la 8ª División captura fácilmente el fortín Platanillos, y avanza confiadamente a capturar Fernández chocando con la fuerte defensa siendo vencido con fuertes bajas, entre ellas la del regimiento colorados, que tuvo que ser disuelto en el resto de sus unidades, transfiriendo su famoso nombre al regimiento 41.

Kundt no quiere perder la iniciativa y mueve a la 8ª División estacionada en el fortín Platanillos la cual fue reforzando paulatinamente el accionar del resto del Segundo Cuerpo, enfrentándose a los paraguayos en la batalla de Toledo, en la cual los bolivianos intentan con mucho esfuerzo capturar el fortín de dicho nombre, el 25 de febrero de 1933, pese a lo cual no lograron rendir a los paraguayos, formando una línea de defensa a 15 km de Corrales.

La Reconquista de Alihuatá y la Batalla de Campo Jordán

El plan ofensivo del Gral. Kundt había quedado paralizado en sus extremos operantes, la 7ª División delante de Nanawa, y la Tercera División cerca de Toledo. Las otras dos divisiones, que accionaron en el apoyo de aquellas, tampoco progresaron en sus esfuerzos. La cuarta división seguía en Kilómetro Siete y la octava y tercera divisiones, que formaban el 2do Cuerpo y actuaban en el ala izquierda, existía solución de continuidad de más de 50 km . Kundt planeó una maniobra por este sector, a fin de no perder la iniciativa.

Primeramente debía definir la situación de la Cuarta División que continuaba combatiendo en Kilómetro 7, siguiendo algunos consejos de oficiales del Primer Cuerpo, ejecuta una maniobra de penetración por el flanco paraguayo Kundt recaptura el fortín Alihuatá con la ayuda de una división privada que se había estado formando y estaba a sus órdenes, se hicieron los aprestos con el mayor secreto, se trabajó en las noches la apertura de un camino de aproximación a fin de que la aviación paraguaya no descubriese la labor de los zapadores.

El regimiento boliviano Lanza encabezó la marcha seguido por el Campos, Chacaltaya, Illimani, parte del 36 y la batería Mendivil, mientras el regimiento 36, el lanza y el campos protegían los flancos, el Chacaltaya y el Illimani se lanzaron al asalto, los 250 paraguayos que lo defendían retrocedieron hasta Arce, el regimiento Chacaltaya ocupo el 13 de febrero Alihuatá, encontrando dentro sino 40 mulos, 12 cabezas vacunas, un camión de víveres, pocos pertrechos bélicos y algún material sanitario.

La sorpresiva aparición de una división boliviana en el centro de su dispositivo, fue un duro golpe para Estigarribia, no esperaba una penetración tan audaz, al día siguiente el regimiento Campos llegó al camino Alihuatá-Saavedra, cortando la ruta de aprovisionamiento de la Primera División Paraguaya que combatía en Kilómetro 7, 12 y Campo Jordán, una vez recibida la información de que la ruta de aprovisionamiento de la Primera División paraguaya hacia sido cortada por la Novena División del Gral. Kundt, los 3000 hombres de la Cuarta División Boliviana contraatacó con más presión a los paraguayos, La Batalla de Campo Jordán se hizo más fuerte para los paraguayos, quien al no contar con una ruta de suministros se vieron obligados a abandonar silenciosamente sus trincheras durante las noches, por un camino de aproximación construido en secretó que atravesaba el pajonal de Campo Vía, dejando a la Cuarta División como la ganadora de la Batalla que se había iniciado hace 4 meses en las trincheras de Kilómetro 7 y Kilómetro 12.

Luego de la Batalla de Alihuatá, los bolivianos intentan retomar el Fortín Arce, el cual luego de su captura 4 meses antes se había convertido en el centro de operaciones del Primer Cuerpo Paraguayo, pero fueron rechazados a 15 km del fortín por una fuerte línea defensiva, Kundt decide centrar su ofensiva nuevamente en Fernández, para atacar con más libertad Arce pero es nuevamente rechazado por las fuerzas paraguayas del inexpugnable Fortín, más tarde desvió su atención hacia Gondra, con los esfuerzos de la Cuarta División pero no logró nada significativo, manteniendo a la Cuarta División en el lugar estableciendo un nuevo frente.

Frente a Gondra

Después de la victoria boliviana en Campo Jordán, los paraguayos pertenecientes a la Primera División Paraguaya retrocedieron atrincherándose en el Fortín Gondra, siendo perseguidos por la Cuarta División Boliviana, que por orden de Kundt lanza un ataque frontal contra el fortín, fracasando en ello debido a la vegetación tupida y el terreno espinoso estableciendo una línea de trincheras frente al mismo,

Gondra es una síntesis de la lucha en todos los frentes: lucha contra el enemigo y la naturaleza. Gondra es la boca maldita de un espeso y espinoso bosque, en Gondra no hay grandes encuentros, sino combate permanente, ataque de trincheras, duelos de artillería, robo de centinelas, patrullas en retaguardia enemiga, sorpresas nocturnas, son los incidentes de cada jornada. Asaltos, golpes de mano, reconocimientos, maniobras locales y contramaniobras suceden sin cesar. Prácticamente no se duerme, es un infernal trajín diario.
Relatos del Escritor Justo Pastor Benítez y el Tte paraguyo Agustín Ávila sobre la Batalla de Gondra

Pero los combates en Gondra, no tenían mayor importancia, pues Kundt tenía en mente una nueva y potente ofensiva para definir la situación en Nanawa que desde enero se mantenía a la espera.

Desangre Boliviano en Nanawa

En febrero, Kundt ordenó otra serie de ataques sobre las posiciones paraguayas en Toledo. El Cuerpo Aéreo Boliviano nuevamente ametralló y bombardeó a los defensores paraguayos atrincherados con pocos resultados y una vez más los bolivianos fueron rechazados con grandes bajas.

Los ataques hacia Fernández, Arce y Gondra, no eran más que mera distracción, para que se prepararan las fuerzas suficientes para atacar Nanawa, prosiguiendo con el Plan General de Kundt.

En diciembre, Kundt le ordenó a sus fuerzas que llevaran a cabo una serie de ataques frontales costosos e ineficaces en contra de las defensas paraguayas en la Batalla de Nanawa.

En julio de 1933, Kundt reunió gran parte de su ejército para tomar las posiciones paraguayas en Nanawa mediante un ataque frontal. Contando con superioridad aérea, un fuerte apoyo de artillería y cinco tanques Vickers, Kundt envió sus tropas a las posiciones paraguayas que habían sido fortalecidas desde la última batalla. Al Cuerpo Aéreo Boliviano se le encomendó la misión de encontrar y destruir la artillería paraguaya. Sin embargó, fracasó en esa misión porque era casi imposible detectar las posiciones de fuego paraguayas que habían sido bien camufladas en los densos matorrales de la región.

Nido de ametralladoras paraguayo.

Las líneas de defensa paraguayas habían sido bien planificadas por ex oficiales bielorrusos, veteranos de la Primera Guerra Mundial, que se habían establecido en Paraguay y ahora fungían en calidad de oficiales paraguayos. Aunque los bolivianos emplearon su fuerza aérea en el papel de apoyo aéreo cercano y contaban con el apoyo fuerte de la artillería, los métodos de ataque frontal del General Kundt no fueron tan exitosos como lo fueron los mismos ataques durante la Gran Guerra.

Los bolivianos lograron conquistar algunas líneas de la defensa y penetrar dentro del fortín llegando a poner en peligro la estabilidad de fortín, siendo rechazados por un contraataque paraguayo, en un punto de la campaña, los defensores paraguayos sufrieron una severa escasez de municiones a medida que las fuertes lluvias tornaban los caminos en intransitables.

Estigarribia movilizó todos sus aviones, bombarderos, de combate y de transporte, para transportar municiones hacia una pista de aterrizaje escabrosa en Nanawa, el transporte aéreo improvisado fue suficiente como para permitir que los paraguayos mantuvieran sus posiciones.

El ataque boliviano fue un fracaso sangriento con más de dos mil bolivianos en comparación con las 159 bajas y 400 heridos paraguayos. Nanawa fue nombrado adecuadamente el “Verdún del Chaco”.

Segunda fase (agosto de 1933 - junio de 1935)

Los cercos de Campo Grande y de Pozo Favorito

Tras el fracaso en la campaña de Nanawa, los paraguayos tomaron la iniciativa nuevamente, las necesidades de la Batalla de Alihuatá indujeron al comando a debilitar el sector de Alihuatá, donde sólo quedaron tres unidades separadas: el regimiento Ballivían en Campo Grande, a la izquierda de Alihuatá, el regimiento Chacaltaya, en el centro del camino Alihuatá-Arce, y una compañía del regimiento Junin, en Pozo Favorito, en ellas Estigarribia vio tentadoras presas para simples maniobras de copamiento. Los paraguayos movieron toda su Séptima con 3000 hombres contra el regimiento Ballivían encerrándolo en un anillo de fuego y hierro. Hizo lo propio, con otras unidades menores contra el regimiento Chacaltaya y la compañía del regimiento Junín.

La Batalla de Campo Grande duro varías días. Las unidades bolivianas encerradas hicieron desesperados esfuerzos para salir de sus cercos, los regimientos bolivianos Loa y Ayacucho que se encontraban en Nanawa fueron en su ayuda, pero el Loa fue copado y el Ayacucho no pudo alterar la situación.

Tres días de sufrimiento por la falta de agua y el hostigamiento de los infantes paraguayos obligaron a los regimientos Ballivían y Loa a capitular, un total de 509 soldados, con 2 jefes, 11 oficiales, 3 médicos y 10 suboficiales se rindieron, en el otro extremo del pobre sistema defensivo de Alihuatá, la compañía del regimiento Junín apostada allí también fue rodeada y rendida luego de sucesivos combates, en el centro el regimiento Chacaltaya iba a correr la misma suerte, pero la aparición oportuna de los regimientos Lanza y Campero lograron que llegaron para socorrer a los cercados, después de duros combates, abrieron un brecha por donde pudieron estos zafarse.

Estas tres maniobras contra los regimientos que defendían el sector de Alihuatá era el primer paso para reconquista paraguaya del fortín.

La Batalla de Alihuatá cambia el curso de la guerra

No puedo evitar ocultar a usted el angustioso dolor que me causa el pensar en el derramamiento de sangre en el Chaco. Confío en que usted sepa economizar nuestro cruel desgaste en cuanto sea posible sin comprender el éxito final de la campaña
Mensaje del Presidente Daniel Salamanca al General Hans Kundt

En otras palabras el mandatario recomendaba que no se repitieran intentos costosos en vidas como el de Nanawa, prefería una táctica defensiva, al menor costo posible de vidas y materiales, que desgastase al enemigo hasta obligarlo a llegar a un tratado de paz transaccional

Mientras el presidente de Bolivia reprochaba en parte el fracaso del que iba a ser el salvador de su país, el presidente paraguayo Eusebio Ayala viajó desde Asunción hasta el puesto de comando del Tte. Cnel. Estigarribia en Isla Poi para ascenderlo al rango de Brigadier General, por sus logros recientes, y le autorizó poner en marcha su plan contra Alihuatá ofreciéndole enviar todos los refuerzos disponibles desde Asunción, los de retaguardia y las tropas que no fuesen estrictamente necesarias en Nanawa.

El ahora Gral. Estigarribia quería volver a quitarle al ejército Boliviano la iniciativa, y la reconquista de Alihuatá era la lógica secuela de los triunfos paraguayos en campo grande y pozo favorito, una ofensiva paraguaya era inminente, el día 23 de octubre, los paraguayos iniciaron una serie de ataques frontales contra el fortín, sin muchos resultados dada la fuerte defensa de los ocupantes, entonces cambio su táctica.

Amarrando las posiciones de los defensores bolivianos de Alihuatá, decidió rodear el flanco izquierdo de estos, la maniobra estuvo a cargo de la Séptima División Paraguaya, el 3 de diciembre de 1933 la vanguardia del brazo operativo llego hasta los bordes del Campo 31, donde se le abría el paso al camino al camino Saavedra-Alihuatá, si lo cortaba, la Novena División Boliviana que operaba en Alihuatá estaría en peligro de ser copada, al ver la ruta hacia Saavedra cortada, la novena división decidió que era mejor replegarse por el camino Alihuatá-Pozo Encanto-Pozo Esperanza, la única ruta que todavía quedaba libre, el fortín Alihuatá fue evacuado, y los 7000 hombres que componían la Novena División Boliviana se replegaron de sus posiciones en Alihuatá hacia un costado, para reunirse con la Cuarta División que combatía en Gondra.

Lo que el Coronel Carlos Banzer, comandante de la Novena División, desconocía, era que el frente de la Cuarta División que combatía en Gondra había sido roto días antes, obligando a la Cuarta División a replegarse en dirección a Alihuatá con la intención de reunirse con la Novena División.

Estos dos hechos aislados, fueron el preludio de la batalla más recordada de la guerra del Chaco, y quizás, de la historia bélica de América.

Campo Vía

La Novena y Cuarta División Boliviana se encontraron en Campo vía a unos kilómetros al costado. En octubre y noviembre de 1933, las patrullas aéreas y terrestres paraguayas detectaron algunas brechas importantes en las líneas bolivianas en Campo Vía. Estigarribia silenciosamente concentró sus fuerzas y el 3 de diciembre desencadenó una maniobra envolvente doble que rodeó rápidamente las Cuarta y Novena División Bolivianas, la ruptura del frente de la Cuarta División en Gondra y el avance de las tropas paraguayas de la Primera División ayudaron a cerrar el cerco, dejando encerradas a nada menos que dos Divisiones Bolivianas, el grueso de su ejército en el Chaco, el 10 de diciembre se completó el cerco. El ataque paraguayo fue una sorpresa y la defensa boliviana estaba muy mal organizada ya que el General Kundt reaccionó lentamente a la crisis que se desarrollaba. Sus pilotos de reconocimiento habían provisto numerosos informes precisos acerca de la fortaleza y ubicación de los movimientos de las tropas paraguayas pero Kundt rechazó los informes de sus pilotos catalogándolos de alarmistas e incorrectos. Kundt estaba convencido de que el ejército paraguayo no estaba preparado para llevar a cabo operaciones en un frente ancho.

El 10 de diciembre, los bolivianos finalmente llevaron a cabo un contraataque para intentar salvar algunas de las fuerzas en la zona aislada pero el apoyo aéreo para el ataque fue coordinado deficientemente y muchas de las bombas del Cuerpo Aéreo Boliviano fueron lanzadas sobre sus propias unidades terrestres, solo el regimiento Lanza que en una lucha feroz logro romper el cerco y otras unidades que salieron por la misma brecha lograron escapar. El 11 de diciembre, dos divisiones bolivianas se rindieron.

Era el desastre militar más grande de Bolivia, 2600 soldados murieron y aproximadamente 7500 cayeron prisioneros. De un solo golpe, la mayoría de las fuerzas de combate bolivianas fueron destruidas. Sólo 1500 hombres escaparon de la zona aislada. Kundt fue destituido como comandante en jefe de las fuerzas de Bolivia y el Coronel Peñaranda fue promovido a General de Brigada y comandante en el Chaco, debido a sus recientes acciones al ayudar a escapar a otras unidades bolivianas cercadas en retaguardia y otras zonas de conflicto.

El Ejército Boliviano sin pensarlo se retiró. La victoria de Campo Vía le proporcionó a los paraguayos 8000 fusiles, 536 ametralladoras, 25 morteros y 20 piezas de artillería, al igual que una gran cantidad de municiones. Para un país pobre y pequeño como Paraguay, el botín de la guerra fue lluvia del cielo y permitió que Estigarribia y sus fuerzas mantuvieran la ofensiva.

El armisticio

Con la derrota sufrida en Alihuatá, y el desastre de Campo vía, al Ejército boliviano no le quedaba sino su Séptima División, apostada delante de Nanawa, tuvieron que retirarse hacia Saavedra. El Gobierno de Eusebio Ayala creyó que había ganado la guerra y que Bolivia no tenía otra opción que capitular y solicitar la paz a las condiciones que el paraguayo impusiese, para dar tiempo a la diplomacia, propuso un armisticio, el gobierno boliviano lo aceptó de inmediato.

El armisticio solo tuvo una duración de 20 días desde el 19 de diciembre de 1933 al 6 de enero de 1934.

Repliegue y Reorganización del Ejército Boliviano

Bolivia acepta el armisticio, pero no para rendirse, sino para formar un nuevo ejército que prosiguiese la lucha. En el primer año, Bolivia había movilizado a la juventud de 20 a 30 años, llamó bajo las banderas a los de 30 a 40 años que al ser casados y tener familia a la cual dejaban en condiciones precarias para ir a la guerra, hacia que su sacrificio fuese mayor, durante el primer año y medio de la guerra, los reservistas de los años 20 a 30 también fueron llamados, Bolivia había movilizado 77000 hombres de los cuales solo quedaban 7000 en el Chaco (La Séptima División). del resto, 16000 habían muerto, 32000 fueron evacuados por heridas o por enfermedades como la malaria, 10000 cayeron prisioneros, y 6000 habían desertado.

Estigarribia queda sorprendido, Bolivia que después de sufrir derrotas aplastantes, recobraba su vitalidad y seguía peleando con exasperante tenacidad, el país todavía tenía los recursos necesarios para ello, algo que el Paraguay carecía y compensaba con un hirviente patriotismo que inundaba los puntos de reclutamiento proporcionándole alguno que otro contingente nuevo desde Asunción.

Para cuando el armisticio caducó, el Ejército boliviano había recuperado su vitalidad, contaba nuevamente con dos Cuerpos del Ejército, formados por dos divisiones cada una, cada división compuesta de tres regimientos, un grupo de artillería y un grupo de morteros, el Primer Cuerpo con los regimientos Pérez, Sucre y Murguía, formando de nuevo la Cuarta División, y el Campero, Florida y colorados constituyendo la Séptima División, con el regimiento Castrillo de reserva. El Segundo Cuerpo contaba con la Tercera División compuesta por los regimientos Jordán, Loa y Santa Cruz, y la Octava División formada por los regimientos Campos, Ayacucho y Chorolque con el Ingavi como reserva, los regimientos Abaroa, Aroma y el heroico Lanza constituían la reserva inmediata a las órdenes del Comando Superior, el regimiento Montes resguarnecía la región de Carandaíti, un total de 18 regimientos con un total de efectivos que doblaba la cifra de las fuerzas que Kundt comandó un año antes, el único inconveniente fue el cuadro de oficiales, que al estar tan raleado, obligó a los comandos a ceder el mando de la mayoría de los regimientos a simples capitanes y mayores con poca experiencia en comandos.

Se reanuda la lucha

Mientras el Ejército paraguayo avanzaba por el Chaco abandonado, capturando los fortines bolivianos Platanillos, Loa, Esteros, Jayucubás y Muñoz, el ejército boliviano pasa de una estrategia ofensiva a una defensiva, formando líneas de contención para detener el avance paraguayo.

Los bolivianos trataron de contener la ofensiva paraguaya en la Línea Margariños-La china pero fueron vencidos, tuvieron que retroceder y formar una nueva línea defensiva en Campo Jurado. Se organizó nuevamente a la Novena División, pero los paraguayos del Tercer Cuerpo a cargo del Tte. Cnel. Rafael Franco les infringieron una dura derrota en la Cañada Tarija, obligando al ejército boliviano a retroceder nuevamente formando una nueva línea a pocos kilómetros del Fortín Ballivían.

Batalla de Cañada Strongest

La nueva línea defensiva tenía una gran debilidad, y era el espacio abierto de los dos cuerpos del ejército que defendían Ballivían. El comando paraguayo constató esa brecha y decidió realizar una maniobra penetrante por él hasta el río Pilcomayo, para obligar a rendirse al Primer Cuerpo que defendía Ballivían. Pero la aviación boliviana descubrió la picada oculta en el bosque y la que se trabajaba por las noches.

El comando superior, más concretamente el coronel Ángel Rodríguez, Jefe de la Sección de Operaciones, resolvió que los paraguayos avanzaran hasta cierto límite, para encerrarlos mediante una maniobra concéntrica que juntase en sus espaldas a regimientos del Primer y Segundo Cuerpo, salidos de sus respectivos sectores.

A medida que las líneas de logística paraguayas se extendían, su avanzada se retrasó y llegó a un alto a medida que los bolivianos pudieron organizar una línea de defensiva en Ballivián y en el centro del Chaco. En mayo de 1934, el Coronel Bilbao Rioja, quien había tomado el mando de un cuerpo y le había cedido el Cuerpo Aéreo al Tte. Cnel. Jorge Jordán, inició una trampa para la Segunda División Paraguaya y rodeó la unidad en Cañada Strongest, en el centro del Chaco.

Los 9 regimientos y la artillería que componían el Primer Cuerpo paraguayo, avanzaron por el claro sin saber que les esperaba una contramaniobra. El regimiento Lanza, que encabezaba el accionar de la Novena División, tropezó en su avance con un batallón de 200 hombres del regimiento paraguayo Mariscal Lopéz y se detuvo a combatir con él hasta rendirlo, cosa que consiguió solo después de varios días. Los regimientos Jordán y Loa del Segundo Cuerpo, sufrieron demoras por la espesura del bosque que atravesaban.

Los regimientos paraguayos al sentir movimientos adversarios en retaguardia, buscaron su liberación, Algunas unidades lograron salir por sendas aún no contraladas por las fuerzas bolivianas, otras se abrieron paso a la fuerza. Esta fue la llamada Batalla de Cañada Strongest, aunque la localización del cerco que hicieron los bolivianos se ubicaba en Cañada Esperanza, a unos pocos kilómetros de la primera Cañada ya mencionada.

El combate tuvo lugar desde el 18 al 25 de mayo de 1934. Su resultado fue una victoria parcial el ejército boliviano, que logró tomar como prisioneros a 67 oficiales y 1389 soldados de los regimientos Sauce, Capitán Bado y Mariscal López, los bolivianos inflingieron 600 bajas entre muertos y heridos y capturó una buena cantidad de fusiles, ametralladoras, tres morteros y diez camiones.

Si bien la batalla de Cañada Strongest no tuvo el completo buen éxito que se buscaba con la derrota de todo un cuerpo del ejército enemigo, su resultado parcial tonificó la moral del comando y los combatientes bolivianos, así como la de la población del interior del país.

La campaña de Karanda'yty y el avance a la zona petrolífera Boliviana

El comando paraguayo insistió en sus intentos de vencer a los defensores de Ballivían, a cuya defensa los bolivianos le habían dado gran importancia, siendo su caída otro golpe más para la frágil moral de los combatientes bolivianos.

Ejecuta dos nuevas maniobras de penetración del río Pilcomayo, más al norte de aquel fortín. No lo consiguió, entonces para distraer la atención del enemigo, movilizó fuerzas al Sector de Carandaíti, aproximándose al río Parapetí y a la zona petrolífera de Bolivia. Esto causo una consternación en la república. El presidente boliviano Daniel Salamanca viajó al Chaco e instó a los jefes a buscar la manera de conjurar este peligro.

Se organizó un llamado Cuerpo de Caballería (aunque con pocos elementos montados), integrado por los mejores regimientos, cuyo comando se encomendó al Cnel. David Toro. El Cuerpo de Caballería maniobró contra la Sexta División paraguaya movilizada a ese sector. Intentó coparla tres veces, sin conseguirlo, en las acciones de Carandaíti, Algodonal y La Rosa, en las cuales los paraguayos consiguieron esquivar el cerco boliviano abriéndose paso combatiendo, perdiendo cientos de elementos humanos, prisioneros, muertos y heridos, más camiones y armamento.

Lo más efectivo de la lucha en ese sector del mes de septiembre de 1934 fue el avance del Cuerpo de Caballería hasta el Fortín Picuiba, que quedaba a espaldas de las fuerzas paraguayas que accionaban contra el Primer Cuerpo boliviano. El Ejército paraguayo hizo una tercera maniobra para llegar al Pilcomayo, todavía más al norte de sus intentos anteriores. En noviembre, rodeó a una división boliviana que se encontraba defendiendo el lugar denominado El Cármen, con tres divisiones que actuaron una atacando frontalmente y las otras dos avanzando por los costados de su presa, hasta unirse en su retaguardia, aumentaron su victoria derrotando a otra división boliviana que vino en socorro de la primera.

Los 4800 hombres quedaron rodeados el 16 de noviembre de 1934 y acosados por la presión enemiga, el calor y la sed, comenzaron a rendirse. Algunos grupos lograron escapar internándose en el bosque. La acción le costó al ejército boliviano 4000 hombres, de los cuales una mitad cayó prisionera y la otra sucumbió a la sed y a la metralla.

A pesar de la derrota boliviana en El Cármen, el Cnel. David Toro hubiera querido que el Cuerpo de Ejército a sus órdenes (Primera y Segunda Divisiones), prosiguiese su avance triunfal después de salvar Carandaíti, y el fortín 27 de Noviembre en Algodonal, La Rosa y recapturado Picuiba, deseaba seguir su progresión sobre la retirada de las fuerzas paraguayas que habían tomado El Cármen, y buscaban el río Pilcomayo y Villamontes. A su juicio se estaba “en situación de copar el grueso del ejército Paraguayo, aislándolo de sus principales bases, obligándolo, cuando menos, a efectuar una desordenada retirada hacia el sudeste, que le ocasionaría las más graves consecuencias".

La posición del Cuerpo de Caballería, delante de Picuiba, era expuesta en grado extremo. Las fuerzas bolivianas ubicadas en Picuiba estaban a merced de un ataque paraguayo, el Cnel. Rafael Franco encomendó a sus tres divisiones el copo de las dos divisiones del Cnel. Toro, una debía presionar frontalmente, otra avanzar por el costado derecho y la tercera por el costado izquierdo del frente enemigo. Las tropas que ingresaron por el flanco izquierdo boliviano, en una audaz marcha de 62 km, capturaron los pozos del fortín Irindagüe que abastecían de agua al cuerpo de Caballería de Toro. La retirada se hizo inevitable, los regimientos Lanza, Castrillo, Abaroa, Chichas, Cochabamba e Ingavi abandonaron sus trincheras, incendiaron Picuiba y retrocedieron hasta el punto denominado El Cruce, a 30 km .

En el curso del 9 de diciembre, los soldados y oficiales que el día anterior habían cubierto la distancia hasta su destino con grandes dificultades, prosiguieron su avance hasta el fortín 27 de Noviembre, sin haber descansado y ni bebido nada, muriendo muchos de ellos de sed durante el trayecto. Una lluvia torrencial que cayó luego de haber llegado a 27 de Noviembre, salva la vida de los rezagados, quienes al volver a su patria contaron a los medios toda la agonía que pasaron durante el camino. La gente se horrorizó con el holocausto.

El derrocamiento de Salamanca

Ninguna acción de la guerra tuvo tanta repercusión moral en Bolivia como la retirada de Picuiba, de los 5000 hombres que conformaban la Primera y Segunda División, quedaron en el camino para siempre, alrededor de 1600, las pérdidas en El Cármen, fueron mucho mayores.

La retirada de Picuiba y el desastre del Cármen obligaron al ejército a abandonar Ballivián (a cuya defensa se había dado tanta importancia), atrincherándose a pocos kilómetros de Villamontes, corazón de la actividad bélica en el Chaco. El presidente boliviano Daniel Salamanca bebió hasta las heces del cáliz de amargura que era su ración diaria desde la iniciación de la guerra. Con Ballivían abandonado y las fuerzas paraguayas acercándose a Villamontes, decidió viajar en persona al Chaco para destituir al Gral. Peñaranda y reemplazarlo por el Gral. José L. Lanza al mando de la campaña.

Las fuerzas bolivianas, las cuales le eran totalmente leales a Peñaranda, el cual tuvo también apoyo de los comandantes y oficiales allegados a su mando, resistieron la orden presidencial, sacando algunas tropas del frente, rodearon el alojamiento en Villamontes donde el presidente se hospedaba, emplazando ametralladoras en los macizos cercanos para evitar cualquier fuga, arrestaron al presidente y lo obligaron a renunciar a su cargo, pidiéndole al vicepresidente Tejada Sorzano que asumiera la primera magistratura.

Daniel Salamanca, retornó por vía aérea a su hogar en Cochabamba. Una muy pesada cruz había sido retirada de sus espaldas, ya no era suya la responsabilidad que tanto temiera desde hace un año: verse en la necesidad de firmar la paz con el Paraguay en las condiciones de inferioridad en que los errores militares tenían colocada a la república boliviana. Ahora esa era tarea de Tejada, Elío y sus correligionarios liberales o del militarismo que iniciaba su marcha de regreso al palacio de gobierno. Los jefes del ejército se habían condenado a sí mismos ante el juicio de posteridad cometiendo un crimen de lesa patria, sin paralelo en la historia boliviana.

Las batallas finales

A inicios de 1935, el Ejército Boliviano se había retirado de casi todo el Chaco y había regresado a su base principal en Villa Montes. Ahora la situación logística funcionó a favor de Bolivia ya que los paraguayos tenían que depender del transporte por camión a través de todo el Chaco.

En ese momento de la guerra, ambas fuerzas aéreas estaban agotadas y habían sufrido una desgaste considerable. Estigarribia conservó sus pocos aviones que funcionaban para proporcionar reconocimiento estratégico aunque volaron varios aviones en ataques de bombardeo durante los primeros seis meses de 1935.

Los paraguayos mantuvieron la presión sobre los bolivianos y cruzaron el río Parapetí, un curso de agua que era reclamado por Paraguay como uno de sus límites -aunque estaba bien adentro de la zona de control boliviano antes de la guerra-, en abril de 1935. En una serie de contraataques intensos, los bolivianos obligaron a los paraguayos a regresar al otro lado de ese río.

Una Bolivia cansada tuvo que aceptar el 12 de junio de 1935 un armisticio, dando fin a la guerra

Durante la Guerra del Chaco, los bolivianos movilizaron 250.000 hombres aproximadamente. De éstos, aproximadamente 55000 murieron, y 12250 fueron hechos prisioneros.

Paraguay movilizó 150000 hombres, perdió 40000 entre desaparecidos y muertos, más 2500 prisioneros. Según los cálculos, fue una guerra sangrienta. Sin embargo, cuando se percata del número pequeño de la población de los países —Bolivia tres millones, Paraguay un millón— puede darse una idea de la verdadera escala del conflicto.

Las Operaciones Aéreas

El Desastre

"Contará Augusto Céspedes, del lado boliviano, la patética epopeya. Un pelotón de soldados empieza a excavar un pozo, a pico y pala en busca de agua. Ya se había evaporado por lo poco que llovió y no había nada de agua por donde se mire o se ande". "A los doce metros, los perseguidores del agua encuentran barro líquido. Pero después, a los treinta metros, a los cuarenta y cinco, la polea sube baldes de arena cada vez más seca. Los soldados continúan excavando, día tras día, atados al pozo, pozo adentro, boca de arena cada vez más honda, cada vez más muda; y cuando los paraguayos, también acosados por la sed, se lanzan al asalto, los bolivianos mueren defendiendo el pozo, como si tuviera agua" (Eduardo Galeano, "Memoria del Fuego, cap. 3: El Siglo del Viento").

La guerra fue tan desastrosa que poco antes de que ésta concluyera, debido a la escasez de hombres, Paraguay comenzó a enviar gente muy joven al campo de batalla, casi niños que empuñaban el fusil casi sin ningún entrenamiento para reemplazar a los soldados caídos en combate.

Peñaranda, desmoralizado por la falta de apoyo de sus propios mandos y las condiciones de la zona de guerra, se vio obligado a impartir la orden de retirada general. En enero de 1935, lo que quedaba de su ejército abandonó el Chaco y se replegó a Bolivia. Estigarribia supuso que los bolivianos estaban al cabo de sus fuerzas y, en abril, cruzó el río Parapetí, entrando en territorio indiscutidamente boliviano. A fines de ese mes, como efecto de una reacción por demás demorada de los mandos bolivianos (y que además costo miles de vidas al ejército boliviano), comenzaban recién a llegar fuerzas militares bolivianas de magnitud considerable y hubo un contraataque que salvó una parte del Chaco Occidental para Bolivia, pero eso fue lo postrero. Ninguno de los dos ejércitos estaba en condiciones de continuar batiéndose debido a las distancias que tenían que librar para realizar sus abastecimientos (principalmente de agua).

Fin de la guerra

E. Martínez Thedy (Uruguay), Luis A. Riart (Paraguay), Tomás M. Elío (Bolivia) y Carlos Saavedra Lamas (Argentina) negocian la Paz del Chaco.

Después de largas negociaciones, el tratado para terminar la guerra fue firmado en Argentina el 21 de julio de 1938. El canciller argentino Carlos Saavedra Lamas, había convocado a una Conferencia de Paz de Buenos Aires. Había obtenido el Premio Nobel de la Paz de 1936, por su labor en pro de la paz en general, y en particular por haber inspirado el Pacto antibélico Saavedra Lamas, firmado por 21 naciones y convertido en un instrumento jurídico internacional. Tuvo un papel importante, aunque también polémico, como mediador para finalizar la guerra del Chaco.

Archivo:Parag.629.Chaco Peace.jpeg
Sello conmemorativo por la paz en el Chaco.
Archivo:Parag.644.Chaco soldier.jpeg
Sello conmemorando la paz y homenajeando a los soldados paraguayos.

Paraguay resultó el mayor beneficiado del acuerdo de paz, al retener las 3/4 partes del Chaco Boreal estableciéndose para ello los actuales límites internacionales geodésicos. Bolivia recibió una pequeña área a orillas el río Paraguay, donde se encuentra hoy día Puerto Busch.

Consecuencias políticas

En 1936, el gobierno del presidente paraguayo Ayala fue depuesto por un golpe militar dirigido por oficiales jóvenes, escandalizados por lo que suponían términos extremadamente benignos para Bolivia. Que elevo al poder al coronel Rafael Franco, cuestión de que en el ejército paraguayo este era más apreciado que Estigarribia, eso condujo a la caída del Partido Liberal del poder acusados estos de "entreguistas del Chaco" el 17 de febrero de 1936. Paraguay sucumbió ante los efectos de una severa crisis económica y una sucesión de golpes de estado y dictaduras, que culminaron en la dictadura de Alfredo Stroessner de 1954 a 1989.

En Bolivia, Salamanca tuvo que ceder el gobierno a su vicepresidente José Luis Tejada Sorzano ya a fines de 1934, quien a su vez fue derrocado en mayo de 1936 por el coronel José David Toro, uno de los responsables del fracaso militar. Faltaban menos de dos semanas para unas nuevas elecciones presidenciales.

La Guerra del Chaco tuvo un impacto muy profundo en Bolivia y el Paraguay, quedando ambos países seriamente afectados en sus economías.

Acuerdo limítrofe

El 27 de abril de 2009, 74 años después de finalizado el enfrentamiento bélico, los presidentes Evo Morales de Bolivia y Fernando Lugo de Paraguay firmaron en Buenos Aires el acuerdo definitivo de límites territoriales del Chaco Boreal. El acto se realizó en la Casa Rosada en presencia de la presidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner, previa aceptación por parte de sus respectivos cancilleres del “Acta de cumplimiento y ejecución” del Tratado de paz, amistad y límites entre Bolivia y Paraguay de 1938.

Ese día, la comisión mixta demarcadora de límites, integrada por Bolivia y Paraguay y presidida por la República Argentina en representación de los países garantes –Argentina, Chile, Brasil, Estados Unidos, Perú y Uruguay– y que comenzó su labor en 1938 a partir de la conferencia de paz de Buenos Aires, entregó a los primeros mandatarios de Bolivia y Paraguay, a través de la presidenta anfitriona, la memoria final de la demarcación de la frontera entre ambos países, dando por cumplido el tratado de paz.

El informe sobre la labor técnica, finalizada en 2007, fue realizado por el delegado argentino y presidente de la comisión demarcadora, general retirado Luis María Miró.[2][3]

Bibliografía

  • Historia de Bolivia, editorial Gisbert (cuarta edición).
  • Bolivia, nuestro gran país, edición de 2000.
  • Masamaclay, historia de la guerra del Chaco, Según edición

Referencias

Enlaces