Usuario:Apoxyomenus/Madonna en la historia de las danza y baile

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Madonna durante el Confessions Tour.

La historia de Madonna con la danza contemporánea —y su relación con diferentes tipos de bailes— se remonta desde su niñez. En su adolescencia tomó diversas clases de ballet en varias academias del estado de Míchigan. En la ciudad de Rochester conoció al instructor Christopher Flynn, quien se convirtió en una de las mayores influencias en su vida y carrera. Su pasión y dedicación a esta disciplina artística la motivó a mudarse a la ciudad de Nueva York a finales de los años 1970 con el fin de establecer una carrera profesional en la danza moderna. Allí asistió a otras instituciones de baile y conoció a los instructores Pearl Lang, Alvin Ailey y Martha Graham.

No obstante, Madonna también quería ser famosa y se dio cuenta que la escena musical podía darle la notoriedad que con la danza no estaba logrando. Ella luego comentó que «su voz fue la que le llamó la atención a la gente». Esto junto a otros factores despertaron su interés en este arte y así formó parte de las bandas Breakfast Club y Emmy. Su debut como solista lo hizo en 1983 con su álbum homónimo. La cantante reconoció que su formación como bailarina le dio ciertas habilidades para comprender y hacer música. De hecho, la crítica coincide en que sus canciones están mayormente influenciadas por el género dance, mismo que está orientado al baile.

Sus movimientos coreográficos en los videoclips y sobretodo en presentaciones en directo han sido generalmente aplaudidos por los críticos y especialistas. De manera unánime los expertos la consideran una «bailarina ágil y atlética». Otros comentaristas se han enfocado en su edad, que gracias a su salud y estado físico la han alabado doblemente. No obstante, más de un crítico considera que es una bailarina «aburrida» y «apenas decente». Algunos bailarines han descrito sus rutinas de ser muy duras y a ella como una jefa estricta, sobre todo por ser muy «perfeccionista». Aun así, distintas generaciones de celebridades y estrellas pop femeninas se han inspirado en ella en el sentido coreográfico.

A lo largo de su vida y carrera ha mantenido relaciones sentimentales y de amistad con bailarines, instructores y coreógrafos. Muchos de ellos alcanzaron la fama gracias a la artista, como los 6 bailarines de la gira Blond Ambition World Tour, quienes inspiraron el documental Strike a Pose (2018); una obra basada en ellos. Niki Haris y Donna De Lory también fueron dos coristas y bailarinas famosas por trabajar con la cantante cerca de 20 años. Sofia Boutella trabajó para ella en dos giras y varios videoclips. Luego incursionó en la gran pantalla y agradeció a Madonna por la fama y el conocimiento que adquirió a su lado. En 2011, la intérprete fue la anfitriona del «Smirnoff Nightlife Exchange Project» de Smirnoff, un proyecto que la empresa realizó para apoyar a bailarines de diversas partes del mundo y donde la cantante escogió como ganador a Lil Buck para que apareciera en su gira MDNA World Tour.

Su legado e impacto en la música de baile es amplio. Llevó a las masas distintos géneros como el trance, techno y la música electrónica. Revitalizó la cultura rave e hizo un revival de la música disco a principios del siglo xxi. Madonna también estableció varias tendencias culturales y comerciales como convertir el vogue en una novedad y baile de moda. Hizo popular las escenas de baile europeos en los Estados Unidos y la de Nueva York en el resto del mundo. En la cultura popular, se le conoce como la «Reina del baile» («Dancing Queen» en inglés). Posee el récord Guinness al mayor número de entradas en el Dance Club Songs con 49 canciones en total. Esto también la convierte en la persona con más número uno en cualquier lista de Billboard. Ha ganado diversos premios relacionados al género, como los International Dance Music Awards otorgados en el Winter Music Conference.

Trasfondo[editar]

Antecedentes[editar]

La madre de Madonna murió cuando ella apenas tenía cinco años de edad. Se crió bajo un estricto ambiente católico en Pontiac, un suburbio de Detroit, Míchigan.[1]​ A medida que crecía, tuvo que asumir muchas de las responsabilidades domésticas de su mamá.[2]​ Su padre, Silvio «Tony» Ciccone, obligó a sus hijos a tomar clases de música, pintura o cualquier disciplina relacionada con las artes. A ella le tocó practicar piano. Sin embargo, era algo que no le atraía y lo que realmente le interesaba era la danza.[3]​ De pequeña se paraba encima de las mesas para danzar y cantar.[1]​ Eventualmente la familia Ciccone se mudó a Rochester, Míchigan. Allí estudió en la Rochester Adams High School, donde destacó en sus estudios y como animadora.[1]​ Persuadió a su padre para que le dejase estudiar ballet y debido a que tenía buenas calificaciones escolares, él aceptó.[3]​ De esta manera se graduó temprano de la secundaria.[2]​ Tras culminar la secundaria, una amiga le recomendó estudiar en la academia de baile a la que asistía, la Rochester School of Ballet. Le presentó a Christopher Flynn, un hombre abiertamente homosexual quién aparte de ser su instructor de danza, llegaría a ser una de sus más grandes influencias en su vida y carrera.[4][5]

Muchos biógrafos e investigadores han comentado que el baile y la danza se convirtieron en su forma de escape y principal medio de expresión tras la muerte de su madre y su estricta crianza.[2][1][6]​ Su comportamiento y dedicación a la disciplina artística de la danza, es palpable en los testimonios de las personas cercanas de esta época de su vida. Por ejemplo, su ex-novio de secundaria, Wyn Cooper, comentó que ella «se tomaba a sí misma más en serio de lo que la mayoría de los jóvenes a esa edad». Describió sobre una ocasión: «Lo que destaca es su capacidad para bailar. Todos se apartaron y la miraron. Combinó The Temptations con pequeñas rutinas sincopadas, un cruce entre eso y la danza moderna y el musical de Broadway. Lo suyo era un desastre, pero funcionó».[6]

Mark Dolengowski, quien se unió a las clases de Flynn por un tiempo y eventualmente se convirtió en su novio en Ann Arbor, comentó: «Ella era muy dedicada y disciplinada con su baile. Era muy centrada».[7]​ Karen Craven, la entrenadora del equipo de animadoras al que perteneció la cantante también mencionó que «ella trabajó muy duro para ser bailarina [y] estaba dispuesta a practicar mucho».[1]​ La biógrafa Michelle Morgan sugiere que el hecho que rara vez se molestaba en maquillarse o afeitarse las piernas y axilas, demostró que «estuvo más preocupada con sus lecciones de baile que con cualquier cosa que los chicos pudieron ofrecerle».[7]

Beca de estudio[editar]

En 1976, gracias a su disciplina y esfuerzos ganó una beca para estudiar danza en la Universidad de Míchigan,[8]​ donde se integró a facultades como la Art Worlds Institue of Creative Arts de Ann Arbor.[3][8]​ Durante este tiempo no dejó de asistir en su totalidad a las clases de Flynn en Detroit. Según escribió el biógrafo Francesco Falconi, ella estuvo tan entusiasmada con el método de enseñanza del profesor que persuadió a su hermano Christopher Ciccone a que tomara sus clases.[9]

En su segundo año universitario, en 1977, convivió en un apartamento con dos chicos y una chica llamada Whitley Setrakian. Ambas consiguieron un trabajo en una heladería para pagar sus lecciones de baile más otros gastos económicos.[7]​ La diversión para ella era el baile, ya fuera en las clases o en clubes. Además de Whitley, salía a bailar en compañía de otra amiga llamada Janice Galloway y con Linda Alaniz, quien hizo su primer portafolio fotográfico profesional antes de convertirse en famosa. Mark Dolengowski, su novio de ese entonces, también haría lo mismo, solo que de forma más amateur.[7]

En un breve viaje a principios de 1977, Mark y Madonna viajaron hasta la ciudad de Nueva York con el propósito de que ella consiguiera una beca en la Alvin Ailey American Dance Theater. Partieron un viernes y regresaron el domingo para que no se perdiera sus clases universitarias del lunes. La aspirante a bailarina ganó la beca y pasó el verano de ese año con varios amigos en el Upper East Side, de Manhattan. Preocupado por su seguridad, Mark la visitó en varias ocasiones, ya que en ese tiempo había un asesino en serie en la ciudad llamado «Son of Sam», identificado más tarde como David Berkowitz.[7]​ Esta experiencia fue casi tan intimidante como estimulante para ella. Por primera vez en su vida, se había mezclado con jóvenes bailarines que eran volubles, agresivos y ambiciosos como ella. Más tarde, en una entrevista con Rolling Stone, dijo: «Pensé que estaba en una producción de Fame [...] Todos querían ser una estrella».[7]

De vuelta en Ann Arbor y en una noche tras regresar de sus estudios universitarios, concurrió el club de moda del lugar llamado The Blue Frogge, donde conoció a Stephen Bray. Tuvieron una conexión instantánea y al poco tiempo comenzaron una relación. Bray había formado su propia banda local, a la que Madonna junto a sus amigas habituales, asistían a bailar en los ensayos y conciertos.[7]​ Con el fin de ganar dinero adicional, pues el pago que recibía en la heladería era muy poco, comenzó a realizar desnudos artísticos para artistas, dibujantes y fotógrafos de la universidad. En aquella época no era un método poco común utilizado por las bailarinas, como Madonna o Whitley Setrakian.[7]

Madonna siempre fue puntual para llegar a las clases, y su energía parecía nunca acabar, como mencionan sus biógrafos, pues su ritmo y estilo de vida frecuentando los clubes muy de noche y siendo la primera en los ensayos de las clases, sin perder ni una sola, era algo que no podían seguir sus amigas. Además, en casa practicaba las rutinas sin importar lo tarde que era.[7]​ Al igual que los otros estudiantes, tenía un horario agotador, pero incluso en este ambiente, el biógrafo Andrew Morton detalló que ella destacó no solo por su habilidades como bailarina, sino también por su compromiso e inteligencia.[7]

Gay Delanghe, jefa del departamento de danza de la universidad notó que la estudiante era capaz de aprender rápido los movimientos y hacer que parecieran algo. En la universidad aprendió danza africana y el Mujaji, una danza de la lluvia.[7]​ Si bien su padre pudo haber albergado la esperanza de que su hija se dedicara a una carrera más práctica, Morton escribió que «no había duda de que estaba orgulloso de su éxito».[10]​ No obstante, al poco tiempo Madonna abandonó todas estas clases, pues sentía que no iba a progresar y llegar lejos.[1]​ A finales de 1977, comenzó a sentir un deseo cada vez mayor de llegar mucho más lejos y fantaseaba con la idea de convertirse en famosa.[7]

Traslado a Nueva York[editar]

En 1978, se mudó a la ciudad de Nueva York con el fin de establecer una carrera en la danza moderna y convertirse en famosa.[1][7]​ Antes de hacerlo, tuvo una serie de discusiones con su padre que no apoyaba tal idea, por el hecho que abandonaría una beca de estudio y advirtiéndole que los riesgos podían ser tan grandes como la recompensa. En cambio, le sugirió terminar primero sus estudios. Todos sus profesores universitarios también expresaron su preocupación, argumentando que su desarrollo artístico sería mejor si se quedara en la universidad.[9][7]

Madonna sabía de los riesgos de perder su beca. No obstante, la biógrafa Carol Gnojewski apuntó que a pesar de haber dado ese paso, la artista no tomó este riesgo sin preparación, pues según varios amigos de la universidad, ella trabajaba de noche y los fines de semana para ahorrar dinero con el fin de mudarse.[11]​ Además, fue persuadida y recibió el apoyo de Christopher Flynn,[3][9]​ a quién lo veía como un padre.[7]​ En las propias palabras de Flynn: «Le dije que se largara, la danza clásica es importante pero tiene sus límites. Madonna era mucho más grande que eso. Tenía tantas cosas para explorar... que sólo podía hallarlas en Nueva York».[7]​ El biógrafo Morton, sugiere que el primer viaje que hizo a Nueva York en 1977 con su novio, «había despertado su apetito por la Gran Manzana y la oportunidad de cumplir sus propias ambiciones allí».[7]

En su primer año en la ciudad, asistió a la Universidad de Durham en Carolina del Norte, para un breve curso de baile de seis semanas.[12]​ En esta corta estadía participó en el American Dance Festival (ADF) de la Universidad Duke. Allí conoció a Pearl Lang, quien fue la coreógrafa invitada de la facultad.[11]​ En este evento probablemente recibió su primera cobertura en prensa escrita antes de ser famosa, con el diario The Charlotte de la mano del redactor Richard Maschal. El periodista describió el rigor del evento como «bastante agotador y exigente» y destacó la participación de la joven, de 19 años de edad en ese entonces, al decir: «[ella es] de lo que se trata el American Dance Festival».[13]

Pear Lang le otorgó a Madonna una beca de parte del festival para que se uniese a su compañía de baile.[11]​ Allí participó como protagonista en la pieza I Never Saw Another Butterfly, obra basada en el Holocausto. Lang incluso le ordenó bajar unos 10 kilos de peso. También protagonizó La Rosa en Flores. Fue en este tiempo que empezó a interesarse por su imagen.[10]​ Años después confesó: «Las chicas que acudían a mis clases de ballet eran auténticas mocosas, que se miraban al espejo durante todo el santo día y no sabían nada de música ni de arte. Me corté el pelo, rompí mis mallas, me coloqué imperdibles... cualquier cosa con tal de decirles: "No soy como ustedes».[14]

Después de su participación en el ADF, regresó a Nueva York y compartió apartamento con Eric Tyrone Smith en West Village, un amigo que conoció en el evento.[13]​ Eventualmente asistió a otras academias de baile como la Alvin Ailey American Dance Theater y tomó clases con las instructoras Martha Graham y Pauline Koner.[8][3][13]​ Durante esta época tuvo serios problemas económicos y trabajos muy poco remunerados. Llegó a laborar como mesera, posando desnuda como modelo de fotografías o como bailarina para poder subsistir y comprar comida.[1]​ La artista sabía que su cuerpo necesitaba de proteínas, carbohidratos y vitaminas para reponerse de los largos ensayos de baile, así que compraba yogur, maní, a veces solo gaseosas y jugos de frutas con el fin de sostenerse.[8][2]​ También incluyó en su dieta las palomitas de maíz al ser de bajo costo y porque le calmaban el hambre.[9]​ Pear Lang le consiguió un trabajo de medio tiempo en el Russian Tea Room para que también pagase sus estudios de baile.[10]

Transición: Bailarina a cantante-bailarina[editar]

Madonna también quería convertirse en la principal bailarina solista de la compañía, la artista estrella. Estaba impaciente por la fama y no quería pasar años como bailarina secundaria en una gran compañía antes de ser reconocida.[15]

La llegada a Nueva York influyó bastante en su vida y en el cambio que hizo más adelante por la danza a la música. En los primeros años asistió con frecuencia a diferentes discotecas como Dancentería y Funhouse, donde más allá de ser simples clubes para bailar, eran lugares de encuentros sociales interclacistas donde se reunían variedad de intelectuales de la ciudad así como personalidades de diferentes áreas artísticas que se relacionan entre sí.[16][11]​ Si bien su pasión principal era la danza de vanguardia, se familiarizó con distintos bailes como la salsa y el merengue.[16]​ Su llegada a la ciudad también coincidió con el éxito masivo de Fiebre del sábado noche, obra distintiva en la música disco, el género que marcó gran parte de la cultura popular a mitad de los años de 1970 y principios de los 1980.[11]​ Aunque sus gustos musicales por aquella época se centraba más en el new wave.[16]​ Además, ella luego se percata que la gente se cansa de la Fiebre del sábado noche y de las lentejuelas.[9]

En 1979, tras cautivar a los productores del cantante Patrick Hernández en la audición que abrieron para escoger a la bailarina que aparecería en la próxima gira del músico, fue seleccionada entre las más de 1 500 aspirantes.[11]​ En ese momento Patrick estaba teniendo éxito con su sencillo de música disco, «Born to Be Alive» de 1978.[11]​ También apareció en uno que otro videoclip del intérprete, que representaron su primera aparición pública en televisión.[17]​ Los productores vieron mucho potencial en la bailarina, por lo que decidieron llevarla a Francia (país de origen de Patrick) para convertirla en una estrella del baile y de la música disco. Le pagaron clases convencionales de francés, canto y baile. Incluso se compuso una canción para ella llamada «She's a Real Disco Queen».[11]​ No obstante, la artista regresó a Nueva York porque solo quería bailar y estaba insatisfecha con la dirección que estaba tomando su carrera con la música disco.[11]​ Años más tarde, Hernández dijo: «Querían que se viera como Donna Summer y, Madonna quería otra cosa».[16]

Tras regresar de Europa el mismo año, en 1979, Madonna se fue a vivir con Dan Gilroy a quién había conocido meses antes de partir a Francia y con quién tuvo un breve romance. De alguna manera esta relación la empuja a la transformación de bailarina a bailarina-cantante.[9]​ Dan la motivó a estudiar música y le enseñó a componer canciones y tocar la guitarra. Ambos crearon junto a Ed Gilroy (hermano de Dan) la banda Breakfast Club. Si bien la artista siguió bailando, la mayor parte del tiempo lo dedicó a la banda y sus ensayos. Un año más tarde abandonó el grupo.[11]

Al poco tiempo y por un brevísimo período formó la banda Madonna and the Sky y otras como Millionaries y Modern Dance.[9][14]​ Después formó la banda Emmy junto a su viejo amigo Stephen Bray y Sam Gilroy, a quién conoció en la gira con Hernández y que se convirtió en su amante.[11]​ En esos momentos su meta era convertirse en una bailarina/actriz.[11]​ Así apareció en el filme A Certain Sacrifice de 1979 y audicionó para otros proyectos cinemáticos en los próximos tres años antes de convertirse en solista. No obstante, la música se convirtió para ella en una herramienta de baile,[16]​ y pronto se dio cuenta que podía darle la notoriedad que con la danza no estaba logrando.[8][11]​ Hernández también cree que su fama motivó a Madonna ya que él y sus amigos la persuadieron de que podría convertirse en una gran estrella discográfica.[11]​ En una entrevista con Harry Dean Stanton, la cantante mencionó que una vez que agarró confianza a través del baile, incursionó en el mundo de la música. Así empezó a escribir muchas canciones y destacó el hecho de ser bailarina, pues fue algo que le ayudó a aprender a tocar instrumentos y a comprender mejor la música, los ritmos y la coordinación.[18]

Además, varios biógrafos como Carol Gnojewski explican que Madonna se sintió sofocada en la atmósfera competitiva del circuito profesional de baile de Nueva York, donde «el progreso dentro de una compañía a menudo es lento e incierto».[11]​ El periodista Joaquín Luqui sugiere que también se quedó frustrada al ver las pocas salidas que había para las bailarinas profesionales aunado al hecho de sus dificultades económicas, por lo que empezó a ver las cosas de otra manera.[14]​ En este contexto de incertidumbre en la vida de la entonces bailarina, el escritor Francesco Falconi siente que la violación que sufrió en su primer año en Nueva York marcó su conducta pero encendió en ella el deseo de cambiar.[9]

En una posterior entrevista con Larry King, ella confesó que le tocó trabajar por años en muchas compañías de baile tras su llegada a Nueva York, pero se dio cuenta que iba a vivir solo para satisfacer las necesidades inmediatas y no para cumplir su sueño de ser famosa.[1]​ En una ocasión, la artista confrontó a su mentora Pear Lang al decirle que se dedicaría a la música rock, en vez del baile. Años más luego la instructora dijo: «El problema con ella desde el principio fue que nunca estuvo dispuesta a disciplinarse hasta el final».[11]​ A pesar de haberle dicho esto a Lang, la intérprete aún se consideraba una bailarina.[11]​ De hecho, en la entrevista con King, recalcó que si bien trató de seguir con su carrera como bailarina, fue su voz lo que realmente llamó la atención a la gente: «[...] Me escuchaban cantar y decían: 'Oye tu voz no es mala. Y yo decía: '¿En serio?'. Quiero decir, nunca tuve un entrenamiento. Nunca quise ser cantante».[2][1]​ En 2007, su ex-compañero de cuarto, Eric Tyrone Smith contó una anécdota al respecto: «Ella llegó al apartamento un día alardeando de que había estado en el Washington Square Park cantando con unos jóvenes negros, quienes le dijeron que ella cantaba muy bien. Le dije que no debía creer en todo lo que le decían por la calle... Claro, ¡el resto es historia!».[13]

Las influencias de los clubes que frecuentaba en Nueva York y las personas que conoció, especialmente a diversos e influyentes DJs de la época, fueron esenciales en los inicios de su carrera como cantante.[16]Mark Kamins, era uno de ellos, a quien Madonna persuadió para que tocara los cuatro demos en Dancenteria que había grabado junto a Stephen Bray. Al ver el entusiasmo de la gente, Kamins quedó impresionado e hizo llegar las maquetas a través de un contacto a Seymour Stein, el co-fundador de Sire Records.[16]​ El magnate musical la contrató para trabajar en la compañía discográfica. El primer lanzamiento comercial del acuerdo era publicar el tema «Everybody», que pronto se convirtió en un éxito instantáneo en los clubes.[1]​ El tema fue interpretado en directo por primera vez en 1982, en el club Dancenteria.[17]

Su primer álbum musical, incluyó varios de los demos que grabó junto a Bray. Se trata de un disco influenciado principalmente por la música dance, que se adaptaba a la cultura de la época: «Las personas desean bailar y divertirse sin pensar demasiado» según las palabras de Falconi.[9]​ En este período sus habilidades de baile y canto ya habían mejorado notablemente.[9]​ Los videoclips también jugaron un papel importante al permitirle fusionar su entrenamiento de baile con sus habilidades musicales.[11]

Uso de la danza y bailes en su carrera como solista[editar]

En su obra ha dado a conocer bailes tradicionales y sociales a las masas como el de los Derviches giradores sufíes que usó en el clip de «Bedtime Story».

En la evolución de su trayectoria profesional, mezcló y usó diversos bailes y movimientos coreográficos de muchas culturas a través de sus videoclips o presentaciones en directo. Lyndsey Winship, escritora de The Guardian notó esta relación y analizó el tema en un artículo. Escribió que la artista «siempre se ha expresado a través de los movimientos» y que la danza, «desde el arte serio hasta las tendencias de clubes, sigue siendo el corazón de sus presentaciones».[19]​ Podemos ver ejemplos del flamenco, danza folclórica vasca, tango, baile en barra y parkour.[19]

Con el fin de involucrarse por completo y manejar las agotadoras rutinas de baile, comenzó a asistir a clases de aeróbicos en el centro de salud de Hollywood The Sports Connection durante el Who's That Girl World Tour.

Madonna aprendió el krumping con sesiones de hasta trece horas por día. Este baile se caracteriza según algunos expertos, por requerir de movimientos difíciles de seguir para alguien que no tenga el estado atlético de un corredor de maratones, la elasticidad de una bailarina clásica y la agilidad de un joven.[3]

La propia cantante recordó que nunca se ha alejado de sus raíces de los clubes de Nueva York al decir: «Cualquier posibilidad de estar en una pista de baile en Nueva York con música fabulosa y bailarines increíbles sigue siendo mi idea de una noche perfecta».[20]​ En otra ocasión dijo:

Los clubes estadounidenses eran perfectos [...] un mundo ideal donde las divisiones raciales, sexuales y sociales se disolvieron en la pista de baile. La euforia colectiva y la solidaridad emocional que experimenté mientras bailaba en los clubes parecía un un posible modelo para una sociedad futura.[11]

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Según el escritor Francesco Falconi, la cantante absorbe cada fuente de inspiración y así imita a las estrellas del cine y de la danza.[9]

"Se dice que las pistas de 'Confessions On A Dance Floor' (2005) se les entregaron a diversos dj’s para que las pinchasen en los clubes neoyorquinos y ver cómo respondía el público. En el álbum, todos los cortes iban hilados sin silencios, como si se tratase de una sesión y todo estaba plagado de homenajes a la cultura de baile neoyorquina en donde se forjó Madonna." [17]

Música de baile[editar]

El primer sencillo de Madonna es «Everybody», una melodía orientada al baile. Según la biógrafa Poret «el título define el plan para las futuras canciones de Madonna, con su voz directa y cariñosa al ritmo», además describe que «es como si estuviera en la pista de baile, consciente de todos los que están en la sala: quién quiere bailar, quién no quiere, quién está a punto de hacerlo, quién es tímido y quién no».[21]​ Igualmente su primer álbum, con maquetas que presentó en Dancenteria era según ella, su deseo de grabar un disco «que yo quisiera bailar y que los míos también quisieran bailarlo».[14]

Apoyo y actividades[editar]

[[Archivo:Madonna à Nice 31.jpg|thumb|Madonna y [[Brahim Zaibat]] en el MDNA World Tour. Como pareja asistieron al evento «Smirnoff Nightlife Exchange Project» en 2011.]]

Madonna ha apoyado de distintas maneras y promovido el arte de bailar a lo largo de su carrera. En 2010, fundó la empresa DanceOn junto a su mánager Guy Oseary, Amanda Taylor y el inversionista de Machinima, Inc., Allen DeBevoise con el fin de promover y hacer virales las tendencias de baile. Sus campañas de difusión y dinámica de desafíos generados por los usuarios de la plataforma, hizo posible alimentar las tendencias de bailes virales vinculadas a éxitos como «Trap Queen», «Watch Me (Whip/Nae Nae)» y «Hit the Quan».[22][23]​ Según un reportaje de Forbes del 2015, la compañía se convirtió en la red de entretenimiento más grande para contenido relacionado con la danza en cualquier plataforma digital del mundo.[22]

En 2011, fue la anfitriona del evento «Smirnoff Nightlife Exchange Project» organizado por Smirnoff, Diageo y Live Nation. Se celebró simultáneamente en 50 países con el objetivo de compartir cómo es la vida nocturna en diferentes partes del mundo y para apoyar los talentos de disciplinas artísticas como el baile. Simon Burch, director de Smirnoff, mencionó sobre la elección que hicieron con la artista: «¿Quién mejor para decidir lo mejor en la categoría de baile que la propia Madonna?». Por su parte, la cantante recalcó que lo que le atrajo del proyecto es la combinación de participar en la celebración de la vida nocturna en todo el mundo y por la oportunidad de descubrir a los mejores bailarines desconocidos. De esta manera mencionó que «los mejores bailarines siempre están en los clubes».[24]

El ganador del evento también tendría la oportunidad de formar parte del elenco de bailarines para la siguiente gira mundial de Madonna, conocida luego como MDNA World Tour.[24]​ El ganador resultó ser Charles Riley, conocido artísticamente como Lil Buck. Ella lo eligió entre once finalistas. En el evento, la cantante asistió con su entonces novio y también bailarín, Brahim Zaibat. Para finalizar, bailó con todos los finalistas y dijo: «Vaya muestra impresionante de talento procedente de todo el mundo».[25]

En 2017, utilizó su plataforma de DanceOn para contratar su propio coreógrafo-bailarín personal a través de un concurso en línea. A los solicitantes se les pidió subir un vídeo en redes sociales de al menos 60 segundos de duración, donde tenían que incluir un entrenamiento de baile y físico con las etiquetas #MadonnaChallenge y #DanceOn. Los finalistas, que serían elegidos por la comunidad de 100 millones de usuarios de la empresa, tenían que viajar a Nueva York para entrenar directamente con Madonna, quien finalmente elegiría al ganador.[26]

Relaciones personales[editar]

En su vida, Madonna entabló amistades y relaciones sentimentales con diversos coreográfos, bailarines e instructores de danza.

El primer contacto que tuvo con el mundo de la danza fue con Christopher Flynn, en su estado natal de Míchigan, cuando apenas era una adolescente. Flynn se convirtió rápidamente en una de sus mayores influencias para su vida y carrera.[4]​ La biógrafa Laurent Poret comentó que la vida de la cantante «cambió» al conocerlo.[6]​ Ambos asistían a diversos eventos artísticos y clubes gais de Rochester, del Metro Detroit. Aunque debido a esta cercanía, existieron muchos rumores en la escuela secundaria de que mantenían una relación. Además, su aparente «enamoramiento» hacia un hombre gay que era literalmente tan mayor como su padre, era otro motivo de preocupación, y por el hecho de haber alentado a su hermano menor Christopher a unirse a sus clases de baile.[10]

Madonna pronto se convirtió en el centro de atención en las localidades que asistió junto al instructor por su extrovertida personalidad y como bailarina. El mundo homosexual que le presentó el Flynn también jugó un papel importante. Le permitió desenvolverse en sus movimientos, al estar rodeada de hombres homosexuales y ser de las pocas chicas, pues así esto le dio libertad y enfoque en lugar de realizar un ritual de cortejo, que normalmente es asociado con el baile.[10]​ Además, en este entorno a diferencia de su escuela y en su hogar, la entonces bailarina se sentía comprendida y querida.[6]

Muchos investigadores y biógrafos consideran que Pearl Lang fue su primera mentora de ballet y danza moderna, a quién conoció al rededor del año 1978. Lang elogió a la cantante como una bella artista con la «espalda más hermosa». Además, utilizó sus influencias personales para conseguirle un empleo en el Russian Tea Room cuando estaba pasando dificultades económicas.[11]

Brad Jeffries es el primer coreográfo con quien trabajó tras debutar como solista. Trabajaron en la gira The Virgin Tour y algunos videoclips como «Open Your Heart» de su siguiente álbum True Blue. En ambas obras de referencia el coreográfo recibió premios y nominaciones a la mejor coreografía en los MTV Video Music Awards. Antes de conocerla, Brad comentó que vio su presentación en primera fila de los premios MTV de 1984. Luego, ella lo invitó a cenar para proponerle trabajar en la coreografía de la que sería su primera gira musical. En los próximos meses y años compartieron vecindario para poder ensayar juntos.[21]​ En sus propias palabras, esta etapa en la que trabajaron juntos marcó el comienzo de su carrera. Aunque él admite que a diferencia con otros artistas con los que ha trabajado, no se han visto o hablado desde entonces.[21]

Su gira Blond Ambition World Tour acompañada de la película documental En la cama con Madonna marcó un antes y después. Creó una cultura de relación entre bailarín-Madonna.

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  • El coreógrafo Jamie King, es el responsable de la dirección de varios de sus videoclips como «Human Nature» y «Hung Up». También trabajó para la gira Rebel Heart Tour.[19]

Comentarios[editar]

Madonna en su gira debut The Virgin Tour al lado de sus dos bailarines de respaldo. Ella pidió que fueran hombres citando que mis «movimientos provocadores que hago en el escenario funcionan mejor con los hombres a mi lado».[27]

En sus primeras obras musicales (videos y presentaciones en directo), la biógrafa Gnojewski apuntó que «sus movimientos de baile eran sugerentes y agresivos», con movimientos pélvicos que mostraban su torso desnudo y giros sensuales marcados por giros coquetos de la cabeza.[11]

Carolina de Pedro Pascual, experta en danza y autora del portal DanzaBallet.com, destacó que su formación en danza clásica y contemporánea «la convierten en una bailarina versátil y ecléctica».[3]

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Lyndsey Winship del periódico The Guardian señaló que la cantante frecuentar reinventar su música y sonidos y hace lo mismo, pero posiblemente con más éxito, con el baile al buscar tendencias callejeras y de clubes para llevarlos a la cultura popular.[19]​ Para el coreógrafo Richmond Talauega, quien con su hermano Anthony (conocidos como Rich + Tone) han trabajado para ella, el hecho de que comenzó como bailarina la separa de los demás. «Ella tiene el gusto y ese ojo que sabe lo que es bueno», destacó.[19]

Madonna está fuertemente asociada con la música dance, género destinado principalmente, para bailar. Varias de ellas han llegado a la cima de las lista de éxitos musicales. La redactora uruguaya, Natalia Mardero, destacó a «Into the Groove» como su canción favorita y dijo: «Es de esos temas que pueden cambiarte el humor de inmediato, inyectándote un deseo profundo de bailar y ser completamente libre, aunque seas una incapacitada total para el baile».[8]

Impacto[editar]

Varios medios la han nombrado como la «Reina del Baile», o en inglés, «Dancing Queen».[3]​ También se la ha llamado «Reina de la pista de baile» y «Reina de las discotecas». En Estados Unidos, es el músico con mayor números uno en la lista principal de música dance, el Dance Club Songs, con 47 en total hasta el 2019. Su disco You Can Dance es el álbum de remezclas más vendido por una mujer de todos los tiempos, superada únicamente por Blood on the Dance Floor: HIStory in the Mix de Michael Jackson.

Referencias en la cultura popular[editar]


[editar]

Ella es muy impresionante. Está en todos los detalles. Sabe quién eres y qué haces. Realmente te está mirando a los ojos e intenta 'atraparte'. Siempre está analizando mucho.
—El bailarín francés Sébastien Ramirez, hablando sobre cómo es trabajar con Madonna.[19]
A pesar del calibre de talento que contrata, no te sorprenderá saber quién está a cargo en última instancia. "Muchos artistas dejarán que los coreógrafos se encarguen de todo, pero no Madonna dirige todas las reuniones [...] Los coreógrafos que trabajan con ella deben poder poner sus propios egos a un lado [...] Es muy colaborativa, pero al final del día, ella dice «sí o no»
—El bailarín Tone Talauega.[19]

En general, Madonna se encarga de la contratación directa, algo que la prensa ha destacado y diferenciándola del resto de sus compañeros artistas. El pago a sus bailarines, son altas sumas de dinero y es una tarifa plana. Generalmente no está permitido grabar, tomar fotos y lo que se le da es el crédito.[19]

Para la gira Rebel Heart Tour, convocó un concurso internacional donde compitieron más de 5 000 bailarines de partes como París, Nueva York y Los Ángeles.[19]

Muchos de los bailarines que han trabajado con ella, han destacado su perfeccionismo, dirección artística, minimalismo etc. Honji Wang, del duo Wang Ramirez, reveló tras trabajar con ella en esa gira, que la cantante tiene un presupuesto para pasar tres meses desarrollando un programa, a diferencia de otras estrellas del pop que podrían pasar solo tres semanas. Quedó impresionado por el ritmo de trabajo y destacó que es «una maquinaria diferente» pues señaló que se «intercambian ideas cada cinco minutos».[19]

El bailarín Tone Talauega, destacó que en el proceso, la coreografía para cada número comienza con Madonna explicando la emoción de la canción y lo que quiere transmitir. Esto para él, es una de las principales razones por las que ella difiere tanto de otros artistas, ya que no es solo poner movimientos de baile, mientras dijo que ella es «muy sensible al contar historias con movimientos».[19]

Infografía[editar]


Véase también[editar]

Referencias[editar]

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Bibliografía consultada[editar]

Refs[editar]