República de Ragusa

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Respublica Ragusina
República de Ragusa

Estado tributario del Imperio otomano

Archivo:Flag of Palaeologus Emperor.svg

1358-1808


Escudo
Ubicación de
Ubicación de
Territorios de Ragusa hacia 1808
Capital Ragusa (Dubrovnik)
Idioma principal Serbocroata, dalmático, italiano
Religión Iglesia Católica
Gobierno República
Historia
 • Establecido 1358
 • Disuelto 1808
Ragusa antes del terremoto 1667, Heliografía Kowalczyk 1909
Vista de Ragusa en el siglo XVII

La República de Ragusa fue una república marítima originariamente neolatina, plenamente soberana, ubicada en la costa adriática de la Dalmacia, que existió desde el siglo XIV hasta 1808, en lo que hoy es el extremo sur de Croacia y una parte pequeña de Montenegro. Su lema era Non bene pro toto libertas venditur auro (la libertad no se vende ni por todo el oro del mundo).

Historia

Orígenes

Tras las Cruzadas, la Comunidad Ragusea pasó a estar sometida a la soberanía de la Venecia (12051358), y por el Tratado de Paz de Zara que le dio su completa independencia en 1358 a ser tributaria del Reino de Hungría. La ciudad de Ragusa (actualmente llamada "Dubrovnik") estaba fortificada y tenía dos puertos. La Communitas Ragusina (municipio de Ragusa) fue renombrado como Respublica Ragusina (República de Ragusa) en el siglo XIV.

En algún momento de la primera mitad del siglo VII, ante las invasiones de eslavos y ávaros que asolaban la península Balcánica, los ilirios romanizados que habitaban la ciudad de Epidauro (actualmente conocida como Cavtat o Ragusavecchia) buscaron refugio en un cercano asentamiento que recibía el nombre de Rausium, situado en la isla de Laus (que en griego significa "roca"), frente a la costa del Adriático. Un anónimo geógrafo bizantino de Rávena señala, en 667, como fecha de este acontecimiento el año 614. Esta es la primera mención escrita que se hace de la ciudad de Ragusa, así de acuerdo con un famoso pasaje de Constantino Porfirogenito:

"En la lengua de los romanos, la ciudad no se llamaba Ragusa, se hacía mención a lo que está estaba situado encima de las colinas, en el idioma romano se llama Lau, La roca, de modo que los habitantes se llaman Lausaioi, que significa "aquellos que viven sobre la roca, se corrompe dicho apelativo hasta llegar a "Rausaioi".[1]

Pero el apelativo vulgar, y con el tiempo, el nombre de la ciudad se escribió de varias maneras, todas derivadas de esta raíz: Lausa, Labusa, Raugia, Rausia, Rachusa y finalmente Ragusa (durante el Renacimiento italiano la ciudad era llamada Ragusa di Dalmazia para diferenciarla de una homónima en Sicilia, llamada actualmente Ragusa).

El nombre eslavo Dubrovnik procede de la propia palabra Dubrava, los bosques de robles, y se refiere originariamente a un barrio poblado por eslavos (que era externo a la ciudad de Ragusa) y fundado en el siglo XII cuando llegaron los primeros grupos de eslavos dentro de la ciudad: de hecho, estos árboles cubrían las montañas de San Sergio (en eslavo Brgat), que fue construido en las laderas afuera del centro de la ciudad antigua.

Periodo bizantino

Durante los primeros siglos de su existencia, hasta la toma de Constantinopla en la Cuarta Cruzada el año 1204, Ragusa formaba parte del Imperio bizantino, aunque con notable autonomía. La ciudad estaba poblada por los Dálmatas italianos autóctonos que hablaban el Idioma dalmático, ahora desaparecido: tenía sus propias instituciones y gobierno municipal, era llamada Communitas Ragusina y, de hecho, la debilidad del poder imperial en la zona hizo que el poder de éste en muchas ocasiones fuera solamente nominal. Asimismo, diversas potencias de la zona disputaron la soberanía de la ciudad, ante la debilidad imperial, y ésta reconoció sucesivamente la autoridad de las mismas.

Durante esta época Ragusa comenzó a desarrollar un activo comercio en el Mediterráneo oriental. A partir del siglo XI se erige como una ciudad marítima con un activo tráfico mercante mediterráneo, especialmente en el Adriático. En efecto, la Ragusa de estos dálmatas neolatinos (de los cuales desciende la aristocracia de la sucesiva "República de Ragusa") se sometió a la soberanía de Venecia en el año 1000 y adquirió sus primeros conocimientos mercantiles de los comerciantes venecianos.

El primer contrato comercial conocido data del año 1148, con la ciudad italiana de Molfetta. En años posteriores amplía sus contactos, realizando acuerdos comerciales con otras ciudades, como Pisa, Termoli, Nápoles o los reinos hispánicos. También muy importante es el comercio que efectúa con los estados balcánicos. En un acuerdo firmado en 1189 con el Ban Kuline de Bosnia aparece escrito por primera vez el nombre croata de la ciudad, Dubrovnik. Con Termoli, además firma un contrato de confraternidad y amistad.

Después del acuerdo del año 812 entre Carlomagno y Bizancio, Ragusa hace parte de cinco ciudades de la Dalmacia bizantina, y con el correr del tiempo reconoce la protección sucesiva de los Ban de Zeta (Montenegro), de los reyes de Croacia, a los normandos, Venecia, y a los reyes de Anjou, antes de convertirse en una ciudad libre a partir del siglo XVI, cuando debe pagar un tributo a los Turcos para así conservar su independencia hasta el año 1807 (Napoleón). Para mantener su independencia desde el siglo XI, la ciudad debe firmar numerosos tratados que le permiten preservar su autonomía y asegurarse el libre comercio sobre el Adriático y el mar Mediterráneo: con Pisa, Bizancio, Nápoles, España y sobre todo con los soberanos de los estados balcánicos, como Stjepan Nemanja y el zar Dušan de Serbia, con el Ban Kuline de Bosnia en 1189, tratado escrito en lengua croata y en el cual, por la primera vez, la ciudad lleva su nombre croata de Dubrovnik.

Escudo de la República de Ragusa.
Mercader Raguseo.

A continuación, un breve esquema de este periodo:

  • Desde su fundación (614 ¿?) y, durante casi cuatro siglos, reconoció la soberanía bizantina.
  • Del año 1000 al 1018 se sometió a la soberanía de Venecia.
  • El año 1081 la ciudad se pone bajo la protección del duque de Apulia, durante cuatro años.
  • Posteriormente, Ragusa se gobernó como territorio independiente, hasta que Bizancio puso fin a esta situación en 1169.
  • En el año 1172 los venecianos imponen un protectorado, pero de corta duración.
  • Poco después, en el año 1180, y hasta 1190 el reino normando de Sicilia pone bajo su protección a Ragusa.
  • Nuevamente vuelve a caer en el año 1194 bajo la órbita de Venecia, hasta el año 1201.

Con la caída de Bizancio en manos de los cruzados acaba este periodo y comienza el de la dominación veneciana.

Periodo veneciano

Tras la desaparición del imperio bizantino de la zona, Venecia impone su gobierno sobre la ciudad de Ragusa, con breves excepciones en la que la ciudad logra liberarse por un tiempo, durante los periodos de 1207 a 1211, más tarde de 1215 a 1217 y un último periodo de 1232 a 1235. Además, durante los años 1230 a 1232 el vecino despotado de Epiro (controlado por Nápoles) impone su soberanía sobre la ciudad.

Aparte de estas excepciones, Venecia controla la ciudad en esta época, aunque la ciudad continúa su expansión. Durante este periodo se establece el Senado (Consilium Maiorum) en el año 1252 y se aprueba la Constitución o ley principal (el 9 de mayo de 1272). Territorialmente, la comuna extiende su dominio a la isla de Mljet/Meleda en el año 1345.

Independencia y época dorada

En 1358, tras una guerra sostenida entre Venecia y Hungría, Ragusa, al igual que otras muchas ciudades de la costa dálmata, pasa a ser tributaria del reino de Hungría (Casa de Habsburgo). Habiendo obtenido un auto-gobierno casi absoluto, debiendo sólo pagar un tributo anual al rey de Hungría y asistirle con su flota, Ragusa comenzó su vida como estado libre. La República de Ragusa alcanzó su cénit en los siglos XV y XVI, cuando llegó a rivalizar con la Serenísima República de Venecia y otras ciudades-estado marítimas de Italia.

Gracias a su riqueza y a su hábil diplomacia, la República alcanzó un notable nivel de desarrollo durante los siglos XV y XVI. Tras la Expulsión de los judíos de España en 1492, la ciudad acogió a un grupo de sefardíes. Sus contactos con otros sefardíes en el Imperio otomano y Europa les sirvieron para poder obtener provechosos acuerdos comerciales.

Marino de Caboga.

En la época de su máximo esplendor (siglo XVI), la flota de Ragusa se componía de doscientos barcos. La expansión prosiguió hasta 1667, cuando en la mañana del 6 de abril, un espantoso terremoto había arruinado, la ciudad de Ragusa; seis mil habitantes quedaron sepultados debajo de sus muros. El palacio, donde se hallaba reunido a deliberar el gran consejo, junto con su Rector Simón de Ghetaldi y derribado por uno de los sacudimientos, sirvió de sepultura a gran parte de la antigua nobleza. Desplomase, en aquel momento, una de las paredes de la cárcel donde se hallaba encerrado el impetuoso joven Marino Caboga (1630-1692), por haber muerto, en el Senado, a su tío. Cundían ya las llamas por todas partes y los ladrones infestaban las calles. Impelido entonces por un heroico denuedo, animó Caboga a los ciudadanos aterrados, reunió los fugitivos, exhortó á todos a salvar la patria, y lo consiguió. Ragusa iba poco a poco restableciéndose de este desastroso accidente. Este terremoto destruyó casi por completo la ciudad, causando la muerte de casi a 5.000 personas (de los 12.000 habitantes). Desde entonces para repoblar Ragusa fueron autorizados muchos miles de eslavos a radicarse en la ciudad, cambiando la composición étnica de Ragusa: sucesivamente los descendientes de los dalmatos neolatinos quedaron representados solamente por la aristocracia (y una pequeña parte de la burgesía) y la gran mayoría de la población de Ragusa pasó a ser eslava desde entonces hasta hoy.

En 1783, el Consejo de Ragusa no respondió a la propuesta presentada por su representante diplomático en París, Francesco Favi, que debían establecer relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Aunque para los estadounidenses se acordó permitir el acceso libre de su flota de barcos a Ragusa y sus puertos, reconociendo la independencia soberana de Estados Unidos.

Los primeros años de la guerra iniciada por Francia, en aquella época fueron tiempos prósperos para Ragusa. La bandera de San Biagio fue neutral, la República se convirtió en una de las compañías principales del Mediterráneo. Ante el bloqueo continental impuesto por Napoleón, se transformó en nuevos aires de vida para Ragusa, y antes de la aparición de Lissa y de las manufacturas de Inglaterra, excluidas de los puertos de Francia, Italia, Holanda y Alemania, encontraron su camino hacia el centro de Europa a través de Salónica y Ragusa. Pero este estado, que había logrado tan hábilmente convivir con los turcos, además que Ragusa había sobrevivido a los imperios griego y serbio, como la República de Venecia, fue incapaz de mantenerse en pie en el concurso terrible de los años venideros. Los republicanos filofránceses ofrecieron fraternizar con todas las otras repúblicas, y veremos que Napoleón, con la corona imperial en la cabeza, no despreciaba la pequeña República de Ragusa como punta estratégica de entrada entre oriente y occidente.

La Batalla de Austerlitz, y el Tratado de Presburgo consiguiente, después de haber obligado a Austria a entregar Dalmacia a Francia, Ragusa fue puesta en un dilema de una novela. Kotor/Cattaro en poder de los venecianos contra los turcos, siempre fue accesible a Venecia, que era una potencia naval. Pero mientras que Francia celebró por las conquistas en tierra, Inglaterra y Rusia celebraban las de mar, y mientras que Francia estaba en marcha, sus tropas de Austerlitz en dirección a Dalmacia, once barcos de Rusia de su flota entraron en la bahía de Kotor / Bocca de Cattaro, y desembarcaron 6.000 hombres. Por su parte 5000 franceses desembarcaron al mando del mariscal Gabriel Jean Joseph Molitor, y marcharon hacia el sur, este tomó posesión del Pacífico, uno tras otro, de las fortalezas de Dalmacia, por su parte los rusos presionaron a los senadores de Ragusa para ocupar su ciudad, ya que era una fortaleza importante, -- anticipándose así a Francia, este podría bloquear el desarrollo de Cattaro, ya que no hay manera de entrar a Dalmacia y a Cattaro sino a través de Ragusa. Mariscal Gabriel Molitor les señalo a los Raguseos e hizo solemnes promesas de respetar la integridad de la República, en su paso a Cattaro. Ragusa se sentía sin el poder de perder su calidad neutral en este conflicto; largos y ansiosos fueron los debates que tuvieron en la dirigencia ragusea.

Biagio de Caboga Traditur.
Queridos, esta es mi tierra y es todo para mi —dijo el conde de Biagio de Caboga— refiriéndose a su querida República, consagrada como lo es, nuestro afecto y virtud por sus antiguas venerables instituciones, sus sabias leyes, y el recuerdo de los ilustres antepasados, a partir de ahora deja de merecer el nombre de la patria , si su independencia es abolida. Con nuestra amplia flota de buques mercantes, vamos a iniciar con nuestras esposas y nuestros hijos, nuestros tesoros estatales y nuestras leyes, y pedir al sultán Turco una isla en el archipiélago, que puede convertirse en un nuevo Epidauro, y la santuario de nuestras instituciones ha llegado a su hora.

Grave como el dilema era, los senadores no estaban preparados para poner remedio a tan desesperada situación. Una gran mayoría era predispuesta en abrir las puertas a Rusia, pero los ecos de Austerlitz apenas se habían desvanecido, y ese acto tendría a la vez expuestos a la venganza de Napoleón, a continuación, en el cenit de su ambición sin ley y el poder militar. Así que la ocupación de la ciudad fue asignado a los franceses al mando del general Jacques Lauriston. Tan pronto como este lugar que la fuerza de Rusia se trasladó al sitio de la ciudad, y desgraciadamente para Ragusa una horda bárbara e indisciplinada de Montenegrinos, acompañada de las tropas regulares de Rusia, y una escena de horror, que no se había visto desde los hunos y los ávaros cuando asoló Aquileya. Los alrededores estaban densamente salpicada de chalés, los resultados de una larga prosperidad, y las escenas inhumanas de rapiñas, con la que las guerras de la Montenegrinos, con los turcos fueron acompañados fueron trasladados a estas moradas de comodidad y lujo. Acostumbrados a la pobreza de sus propias montañas, estos invasores apenas podía creer que sus propios ojos cuando, al pasar Cavtat / Ragusavecchia, las villas sonriente y bien lleno de tiendas en Breno Ombla y Pila desencadenaron su codicia, y el asedio de Ragusa iniciado por la quema y el saqueo de las villas, con la pérdida irremediable de más de medio millón de libras esterlinas.

La ciudad se estrechó al máximo, el general Gabriel Molitor, que había avanzado en marcha de unos días de Ragusa, hizo un llamamiento a los dálmatas a subir y expulsar a los rusos y montenegrinos, que se reunió con una respuesta débil, que solo trescientos los hombres se unió a su nivel, sino una estratagema compensó su deficiencia de los números. Una carta, aparentemente confidencial, fue enviado al general Lauriston en Ragusa, anunciando su próxima llegada a levantar el sitio con tal fuerza de dálmatas que deben sobrepasar los rusos y Montenegrinos; que la carta era, según lo previsto por Molitor, interceptado y creído por el asedio rusos. Con su fuerza dispersas, para hacer un espectáculo, Molitor avanzó hacia Ragusa, y retirándose los Montenegrinos al valle, amenazaba con rodear a los rusos que ocupaban la cima de la colina entre él y la ciudad, pero al ver el riesgo de esto, los rusos se retiraron hacia el Cattaro, y la ciudad se sintió aliviada.

Abolición de la República

Decreto de Napoleón, aboliendo la República de Ragusa.

El 8 de febrero de 1808, un decreto napoleónico puso fin a la antigua República de Ragusa, que fue incorporada en 1808 al Reino de Italia de Napoleón.[2]

La lengua oficial fue la italiana, mientras que la francesa era usada en medios diplomáticos.

En 1810 Ragusa fue unida a las Provincias Iliricas, sin perjuicio de la gran oposición seguida por el patriciado local (que quería mantener la unión al Reino de Italia), integrados por los caudillos Lucas de Bona, los hermanos Carlos y Jeronimo de Natali, quienes mantenían la resistencia en Cavtat y en las islas cercanas.

Al mariscal Marmont, Napoleón le nombró Duque de Ragusa, esto en doble término, para deshonrar a los miembros de las familias arístocratas y gobernantes de la antigua República y abolir la misma, luego se convirtió en el gobernador de las Provincias Ilirias (1809-1813) bajo control de Francia.

El Gran Concilio se reúne por última vez el 29 de agosto de 1814, en la Villa de Sabino Giorgi en la localidad de Mokošica, los siguientes fueron los senadores que participaron, para obtener un documento de protesta internacional para el restablecimiento de la antigua República ante las potencias vencedoras:

Orsato Savino, conte di Ragnina; Niccolo Matteo di Gradi; Niccolo Niccolo di Pozza, Clemente, conte di Menze, Marino Domenico, conte di Zlatarich, Wladislao, conte di Sorgo; M. Conte di Cerva, Niccolo conte di Saracca; Pietro Ignazio di Sorgo-Cerva; Paolo Wladislao, conte di Gozze; Nicollo Gio, conte di Sorgo, Matteo Nicollo di Ghetaldi; Savino conte di Giorgi; Pietro Giovanni conte di Sorgo; Marino Nicollo conte di Sorgo, Sebastiano di Gradi; Matteo Niccolo di Pozza; Segismondo di Ghetaldi; Niccolo Luigi conte di Pozza; Wladislao Paolo conte di Gozze, Marino di Bona; Marco Niccolo conte di Pozza; Giovanni conti di Gozze, Francesco conte di Zamagna; Matteo Niccolo conte di Sorgo; Carlo conte di Natali, Orsato conte di Cerva, Matteo Conte di Cerva, , Niccolo conte di Giorgi; Segismondo conte di Sorgo; Biagio M. Di Caboga; Conte Giovani di Menze; Niccolo Matteo di Sorgo; B.D di Ghetaldi; Gio Biagio, conte di Caboga; Marino Matteo di Pozza, conte di Sagorio, Luca Antonio conte di Sorgo; conte di Giorgi Bona; Giovanni conte di Sorgo; Giovanni conte di Natali, Antonio Luca conte di Sorgo, Rafaelle Giovanni conte di Gozze; Natale Paolo conte di Saraca; Natale Conte di Ghetaldi.

En 1815, en el Congreso de Viena, son constituidos el Reino de Illyria y el Reino de Dalmacia, como parte del Imperio Austríaco con las provincias ilíricas restituidas a Austria por Francia. Se envió como embajador plenipotenciario al marqués Lucas de Bona, a quien no se le permitió acceder al Congreso, estaba sellada la vida de la milenaria república, ya que no fue apoyada por Rusia en su supervivencia, se dice que Pedro II, le quitó el apoyo, por que años antes, a Catalina de Rusia, no se le concedió la autorización para instalar una Iglesia Ortodoxa en la ciudad.

Gobierno

El gobierno de la ciudad estaba en manos de una aristocracia, y el matrimonio entre miembros de distintas clases sociales estaba estrictamente prohibido. Nominalmente, el Jefe de Estado era el Duca (Duque), durante la dominación veneciana el Rettore (Rector). No obstante, el poder efectivo se hallaba en manos de dos Consejos (Vijeće) controlados por la nobleza. El cuerpo en el que descansaba finalmente la soberanía era el Gran Consejo, que estaba compuesto por hombres de más de dieciocho años pertenecientes a las familias confirmadas nobles en el registro conocido como Libro de Oro, la única república que mantiene hasta hoy una composición muy parecida a la ragusea es la República de San Marino, quien sobrevivió a Napoleón.-

Composición y funciones del consejo

Bandera Ragusea con el lema "Libertas".

El Consejo delegaba sus poderes ejecutivos en un Senado de cuarenta y cinco miembros que se reunía cuatro veces a la semana y en momentos de emergencia; y éstos a su vez delegaban su poder en un Consejo de Siete (once hasta el terremoto --de 1667, hasta cuatro maremotos--) que ejercía el poder judicial y realizaba todas las funciones diplomáticas; en un Consejo de Tres, que actuaba como tribunal de la ley constitucional; y en un Consejo de Seis, que administraba el erario. Había otros cuerpos ejecutivos, per ésta era grosso modo la anatomía de la República. Piénsese que estas clases estaban rigurosamente separadas unas de las otras, como las castas hindúes. Ningún miembro de una clase podía casarse con uno de las otras dos; de hacerlo, perdía su posición en su propia clase y sus hijos tenían que adoptar el rango del progenitor inferior. Las relaciones sociales entre clases eran impensables.

Resulta interesante que este sistema sobreviviera cuando las diferencias reales en la calidad de las clases habían quedado anuladas por la prosperidad general, cuando quizás algunos plebeyos e incluso trabajadores fueran tan cultos y ricos como cualquier noble. Es curioso que sobrevivieran incluso cuando las clases estuvieron divididas por disputas internas.

Cuando Marmont llegó a Ragusa en 1808, se encontró con que la nobleza estaba escindida en dos bloques, los “salamanquinos” y los “sorboneses”. Estos nombres aludían a cierta controversia surgida de las guerras entre Carlos V de España y Francisco I de Francia, acaecidas apenas doscientos cincuenta años atrás.

Resultó que en el terremoto de 1667 una gran parte de la clase noble fue aniquilada, incluso el Rector Simón Ghetaldi falleció junto a su familia, siendo necesario devolverle su fuerza con la inclusión de ciertos plebeyos. A éstos los salamanquinos, partidarios del absolutismo español, no los trataban como iguales; pero los sorboneses, francófilos e inclinados a un cierto liberalismo, los aceptaban sin reservas. Otro factor que pudo intervenir en dicha conducta es que los sorboneses habían quedado muy mermados por el terremoto y no querían perder efectivos.

En cualquier caso, ambos bandos tenían el mismo estatus y se sentaban juntos en el Consejo, pero no mantenían relaciones sociales y ni siquiera se saludaban por la calle; un casamiento inconveniente entre miembros de los dos grupos era de tan graves consecuencias como si se daba entre miembros de clases distintas. Esta escisión social se reflejaba también en las capas inferiores: "Los plebeyos, a su vez, estaban escindidos en las cofradías de San Antonio y San Lázaro, que eran tan rencorosas en sus relaciones como salamanquinos y sorboneses". Estaba en la esencia de la República, que siempre debió defenderse de imperios vecinos --"primero Hungría, luego Venecia, después Turquía"-- y que se estructuró para un reducido número de gente, en torno a las 33 familias nobles y neolatinas originarias del siglo XIV. Pero es curioso que este ultraconservador gobierno aristocrático desarrollara una tendencia que a menudo constituye un vicio de la democracia. Ragusa temía por encima de todo el surgimiento de personalidades dominantes. Las disposiciones por las que este miedo queda expresado en la constitución son lo que más la distingue de su modelo veneciano. El Senado era elegido con carácter vitalicio, y de ahí el pequeño grupo de diplomáticos hereditarios. Pero cada nombramiento debía ser confirmado anualmente, y se tomaban infinitas precauciones para que los senadores no pudieran tener tentaciones dictatoriales en virtud de un excesivo poder.

El Rector

El Rector (Knez o Rettore) vestía una suntuosa toga de seda roja con una estola de terciopelo negro sobre el hombro izquierdo, y en sus apariciones era precedido por músicos y por veinte guardias de palacio; pero su mandato duraba sólo un mes, y podía ser reelegido únicamente tras un intervalo de dos años; la brevedad de esta permanencia en el cargo era resultado de una afanosa revisión, pues el plazo había sido originalmente de tres meses, luego de dos y finalmente quedó reducido a un solo mes.Por ende estaba confinado en palacio mientras duraban sus funciones y sólo podía abandonarlo por razones de estado, como su solemne y obligada visita a la catedral.

Cargos inferiores

Los cargos inferiores también estaban sujetos a restricciones. El Consejo de Siete, judicatura y diplomacia, era renovado cada año; el Consejo de Tres, que entendía de cuestiones de ley constitucional, también era elegido sólo por un año; el Consejo de Seis, que administraba las finanzas del estado, era elegido por tres años. Existían también ciertas normas para impedir que dominaran personas de determinada edad. El Consejo de Siete podía ser de cualquier edad adulta, aunque el más joven debía actuar como ministro de Exteriores; pero en el Consejo de Tres todos debían tener más de cincuenta años.

El éxito justificaba plenamente estos artificios. Sólo una vez, y esto en los inicios de la historia de Dubrovnik, intentó un noble convertirse en dictador; pero no recibió el menor apoyo salvo de los nulamente representados trabajadores, y eso le llevó al suicidio. Posteriormente, en el siglo XVII, el duque de Saboya persuadió a varios nobles para que conspirasen para hacerse con el poder, pero fueron arrestados en un baile de máscaras el último día de Carnaval, y ejecutados con el consenso de toda la comunidad.

Es de gran vivacidad esa descripción del gobierno de la república, que concluía con una aparente paradoja: la ragusina era una "sociedad aristocrática que parece ser lo contrario". Entre sus rasgos de modernidad, y en un mundo en el que la trata de mano de obra era una cruel normalidad más, en Ragusa tenían desde 1417 una legislación antiesclavista, pionera en Europa, así como un estricto derecho de asilo que siempre defendieron con fuerza. También se encuentran no pocos paralelismos entre la sociedad clásica ragusina y la sociedad burguesa de la época victoriana.

Religión

La República era enormemente devota, hacía en todo alarde de cristianismo, y en su Libro de Oro hay una oración para los magistrados que dice así: «Oh, Señor, Padre Todopoderoso, que has elegido a esta República como tu servidora, elige, te suplicamos, a nuestros gobernantes según tu voluntad y nuestras necesidades; que, temerosos de ti y cumpliendo los Santos Mandamientos, puedan dirigirnos y cuidarnos con verdadera caridad. Amén»

Nunca hubo una ciudad tan llena de iglesias y capillas, nunca hubo un pueblo que se sometiera con mayor lealtad a la disciplina de la Iglesia. Pero eso chocaba un poco con la política exterior de la República. Ragusa derecho a pasar por una orgullosa y estricta potencia católica considerando sus relaciones con el Imperio otomano, enemigo de la cristiandad. Las otras ciudades dálmatas eran menos complacientes que Venecia en su postura hacia Turquía, la República lo era mucho más.

Lengua

Ivan Gundulić, poeta y exponente máximo de la literatura ragusea.

La lengua oficial de la República era el latín. La originaria lengua vulgar de los Raguséos en la edad media era el dalmático meridional, una lengua romance oriental sin relación directa con el véneto o el toscano, aunque históricamene influida por ellos. Además a partir del siglo XIII se hablaba el illirio (fuertemente impregnado por el dialecto Štokavo (estocavo) con matices del hablado en la costa dálmata Čakavo (Chacavo). La creciente influencia de las variantes italianas centroorientales y galorrománicas desplazó el uso de la lengua romance autóctona, desde inicios de la Edad Moderna se dio un proceso de sustitución lingüística por el cual las variedades italorromances acabarían predominando. Era usual que se hablara el italiano hasta la entrada de Dalmacia al Reino de Yugoslavia en 1918, puesto que estos eran bilingües; luego comenzó la eslavización de las escuelas (durante las guerras de independencia italianas durante el siglo XIX, la política austriaca estuvo dirigida a eliminar y contrarrestar el componente italiano, apoyando a los croatas históricos desde Zagreb, fieles a la corona, proporcionando el soporte a su pretensión eslava de la costa dálmata, la cuál históricamente nunca estuvo ligada ha aquella. La política austriaca Divide et impera creo la visión rupturista nacionalista de distinguir a croatas con la religión católica y a serbios con la ortodoxa, distinción nunca antes vista en la región, así siguió luego de la entrada de está al Reino de los Serbios Croatas y Eslovenos). La cultura de la ciudad en la epoca yugoslava fue cambiada con la prohibición de la enseñanza del italiano en las escuelas; más tarde con Josip Broz Tito se produjo el éxodo masivo de la población latina por la denominada Masacre de las foibe. Actualmente existen en Dalmacia muchos descendientes latinos eslavizados, pero con recuerdo patente de sus raíces.

Se entiende que el éxodo latino de la costa de la Dalmacia es la primera gran limpieza étnica de la historia. Y actualmente hay un tentativo en curso tendiente a cancelar también los nombres neolatinos (y sustituirlo por eslavos) de personajes históricos de Dalmacia[3]

Esta es una tabla de comparación de algunas palabras que se utilizan en el dialecto de la antigua Ragusa, que tienen por cierto su origen latino como se pasa a ver:

Español Raguseo Croata Italiano Véneto
padre pape tata padre pare
contramaestre noštromo vođa palube nostromo nostromo
zapato crevlja cipela scarpa scarpa
vaso žmuo čaša bicchiere goto
adiós adio zbogom addio adio
saludos sluga vam se klanjam se saluti saluti
ventana funjestra prozor finestra finestra
ensuciarse šporkati uprljati sporcarsi sporcarse
inmediatamente súbito odmah súbito súbito
marco kvada okvir cornice soaza
fresa fragola jagoda fragola fragola
reloj orlođo sat orologio relogio
tendedero tiramola sušilo stendibiancheria
ropa bjankarija bijela roba biancheria biancheria
reunión apuntamenat sastanak appuntamento apuntamento
ir hodit ići andare andar
tenedor pantaruo vilica forchetta piron
cigarros španjulet cigara sigaretta spagnoleto
bufanda faculet rubac sciarpa siarpa
helado đelato sladoled gelato gelato
colonia kolona kolonija colonia colona
  • Serbios ó Eslavos del Danubio
  • Lengua serbia (serbska)
  • a. Dialecto serbio propiamente dicho (lengua escrita y cultivada).

' Antiguo eslavo, lengua de la iglesia rusa, casi idéntica al serbio.

  • b. Dialecto bosniaco.
  • c. raguseo ó dálmata (italianizado).
  • d. montenegrino.
  • e. uscoco, mixto de turco.
  • f. eslavo, purísimo.
  • g. búlgaro-eslavo, etc
  • Croatas ó Girábalas ó Eslavos niñeas
  • Lengua croata
  • a. Dialecto croata ó chrobata, es decir de las montañas.
  • b. esloveno, que se habla en el Occidente de la Baja Hungría (dialecto escrito).
  • c. —••— tullido, que se habla por los Windoi meridionales, pueblo mixto, a) Windo de Carniola, con los idiomas de los Karstes, Tziiskes Poykes, etc. f) Windoúc Estiria y de Carintia.
  • d. Dialectos de los Podlusakos en Moravia, y tal vez de los Carviatas.
  • B. flama central y occidental. (Dombrowski).
Mariscal de Campo Frano de Gondola Gundulić (1683) hijo del famoso poeta Ivan Gundulic.

Se ha querido mostrar esta tabla lingüística, de los variados dialectos eslavos, hablados desde épocas posteriores a Atila, para determinar la diferencia de filiación lingüística en lo que hoy denominados Croacia con la zona Dalmatina de Ragusa y la costa adriatica, los croatas montañeses podían en antaño, antes de la estandarización del idioma, entenderse con relativa facilidad con un morlaco o un bohemio de la orbita húngara que con un dalmatino raguseo, en cambio los dalmatinos podían entenderse con facilidad incluso con los moscovistas de Rusia, ahí tenemos la historia del Mariscal de Campo Francesco Gondola (1633-1700) (Gundulic), que en su viaje a Moscú y su encuentro con el zar Alexis I de Rusia en 1655, siendo capitán de dragones del Emperador Leopoldo I (del Sacro Imperio Romano), según cuentan sus memorias, se entendió directamente en su dialecto eslavo, lo que trajo al zar una gran alegría por dicho intercambio diplomático, sin necesidad de utilizar traductores, llamándolo "od slovinskoga iesika", descendiente eslavo.

Pertenencia étnica y cultural de la República

Se ha discutido desde el siglo XIX hasta nuestros días la pertenencia étnica de los habitantes de la antigua República, pero desde la perspectiva moderna de lo que se entiende por este concepto. Italianos, serbios y croatas han argüido en este sentido. Se ha manifestado en forma clara que durante la vigencia de Ragusa como estado, estos parámetros son improcedentes, los resurgimientos nacionalistas de la segunda mitad del siglo XIX no tienen asidero histórico en pos de determinar la pertenencia étnica y cultural. Ragusa fue siempre un estado neolatino, pero multicultural, con amplias raíces itálicas; su cultura se basaba y provenía en gran medida de las relaciones que mantenía con los estados italianos.- Se puede manifestar en este sentido que a grandes rasgos los fundamentos de todas esas partes para basar la reivindicación cultural de Ragusa por los distintos estados nacionales actuales, son las siguientes:

  • Reivindicación cultural italiana

Señala en términos generales que Ragusa, debe ser considerada la V República Marítima del Adriático, ya que en términos culturales, esta fue siempre una ciudad-estado latina, desde su fundación luego de la caída del Imperio Romano, pasando por la soberanía de la República de Venecia, tomando de esta última el modelo político empleado en sus instituciones, la lengua hablada en la antigua República, en sus textos oficiales, y el origen de las familias nobles que gobernaban el pequeño estado, de extracción itálica-latina (dálmatas autóctonos). El italiano toscano se habló siempre en la ciudad, unido al antiguo idioma extinto hoy en día, el dalmático-raguseo.

  • Reivindicación cultural serbia

Señala en términos genéricos que Ragusa habría sido serbia-católica desde tiempos ancestrales, esto debido a la situación lingüística en la cual se encontraba, la población ragusea hablaba después del siglo XIII como lengua franca, un dialecto herzegovino, Ŝtokavo, con peculiaridades propias, "italianizado" (tal como se señaló a propósito de la lengua), a su vez, en la zona de la Dalmacia, como lo señaló el filólogo y ragusoloista Milan Rešetar, la zona lingüística clara de influencia serbia, llegaba hasta las fronteras de Ragusa, debido a que, en el resto de la región se hablaba el otro dialecto "Ĉakavian", el cual se le designaba como la variante propiamente croata. Otra fundamentación histórica, es que en la literatura ragusea, nunca se autodefinieron como croatas, es más Giunio Palmotta, en el siglo XVII, en su obra Bisernica, escribe sobre los caballeros croatas, como aquéllos que residen en la corte del rey de Hungría, ya que por situación geográfica, Ragusa nunca estuvo ligada a la Croacia histórica.

  • Reivindicación cultural croata

Señala en términos generales que Ragusa habría sido siempre un estado croata, en términos de atribuir la identificación religiosa como base para determinar la pertenencia cultural a la Croacia de estilo occidental, esto es el catolicismo, a contrario sensu de la determinación étnica serbia, fundamentaba en la ortodoxia cristiana, derivada derechamente en la tradición oriental, sin conexión alguna con el mundo occidental que se vivió en Ragusa desde su fundación.

Tributos y sobornos

Ragusa nunca combatió a los turcos. Les pagó tributo y otra vez tributo. Dos enviados partían cada año de la ciudad rumbo a Constantinopla con su cargamento de ducados de oro, que ascendió, tras varios aumentos, a quince mil. Llevaban un traje especial conocido como el uniforme del diván (o sea del Consejo), y se dejaban crecer mucho la barba. Después de cuidar que sus asuntos quedaran bien atendidos, se despedían de sus familias, asistían a misa en la catedral y finalmente el regidor les deseaba buen viaje bajo los arcos de su palacio. Con el cajero, el barbero, numerosos secretarios e intérpretes, una tropa de guardias armados y un sacerdote con un altar portátil, iniciaban el viaje de quince días hasta el Bósforo. No era un trayecto muy peligroso, pues se había convertido con el paso del tiempo en la ruta comercial de las caravana. Pero los enviados no podían volver hasta doce meses después, cuando dos nuevos enviados fueran a ocupar su puesto; por lo demás, negociar delicados asuntos con tiranos de una raza extraña e indescifrable, estando físicamente a su merced, era tarea peligrosa que solía llevarse a cabo con heroísmo y gran eficacia.

No era ésta, sin embargo, la única transacción efectuada por los enviados de la República. También tenían que emplearse numerosos sobornos, puesto que había una escala móvil de propinas que cubría a todos los funcionarios de la Puerta, al margen de su importancia. Esta carga iba aumentando de año en año a medida que el Imperio turco prosperaba hasta el punto de ser difícil de manejar, y los funcionarios locales adquirían cada vez mayor categoría. Andando el tiempo se hizo casi tan necesario comprar al sandjakbeg de Herzegovina y al pachá de Bosnia, comparsas incluidos, como lo era efectuar los debidos pagos a la Sublime Puerta. Esta era, espléndidamente evocada, la peculiaridad de la Ragusa clásica, una de las claves de esa Europa como posible "unidad de información" como previa a la Europa de la cultura y de la ciencia. Que no dejaba de tener sus ventajas materiales también, pues con ello Ragusa se ganaba también un importante privilegio económico: "la República se ganó el derecho a pagar solamente el dos o a veces el uno y medio por ciento de sus importaciones y exportaciones de y al Imperio otomano, mientras que el resto del mundo pagaba el cinco por ciento".

El cristianismo ragusino es esencialmente católico-romano, y tal vez ahí puede captarse la sensibilidad británica de la autora, un posible punto de vista atinado y sutil: Esta disposición a contemporizar con los turcos es especialmente desagradable en una potencia que proclama ser tan ferviente y quisquillosa en su cristianismo que no podía permitir que la Iglesia ortodoxa pusiera el pie en sus dominios. En teoría, la República defendía la tolerancia religiosa. Pero en la práctica la trataba como una flor tanto más admirable cuanto más lejos creciera, mejor aún en otro país. Aunque en Dubrovnik había muchos visitantes ortodoxos, e incluso algunos nativos eran miembros de esta Iglesia, no se les permitía disponer de un lugar de culto dentro de las fronteras. Sucedió que en el siglo XVIII dicha situación originó graves dificultades con Catalina la Grande, cuando su flota llegó al Mediterráneo al objeto de acabar con los restos del poderío naval turco.

Mandaba la flota el almirante Orlov, amante de Catalina, quien ofreció a la República un pacto de neutralidad que incluía la exigencia de que hubiera un templo ortodoxo de uso público en Dubrovnik, y la creación de un consulado ruso en la ciudad a fin de proteger no sólo a los rusos sino a cualquier miembro de la Iglesia ortodoxa. La segunda petición fue concedida, la primera rechazada.

Francesco Giuseppe Gondola.

La influencia jesuita, y el propio Papa, ilustraban una vez más la inexorable disposición de la Iglesia católica a combatir a la Iglesia ortodoxa con una vehemencia que no habría sido sobrepasada si el enemigo hubiera representado el paganismo y no el cisma, por más sufrimientos que esta campaña pudiera acarrear a los desdichados pueblos de la península Balcánica. Esa intolerancia religiosa la relaciona, finalmente, con el fin de la independencia de Ragusa, aunque hubiera sido una parte importante de su seguridad y capacidad de maniobra en su época clásica por excelencia.

Fue esta intolerancia la que condujo finalmente a la extinción de la República. El zar Alejandro pudo haberla salvado en el Congreso de Viena, y la causa de aquel pequeño e indefenso estado bien podría haber seducido a su liberalismo místico; pero el zar recordó que la República había ultrajado repetidas veces a su abuela, y eso a fin de perseguir a la religión ortodoxa, lo que le hizo retirar su protección. Pero sería un error suponer que en la defensa del papado la República actuaba por fidelidad a sus principios religiosos y por desprecio a sus intereses terrenales. Dubrovnik vio --y en esto llevó a cabo una gesta de economía que ha acarreado a sus prototipos ingleses más de un reproche, que sirviendo a lo uno servía a lo otro. Cuando el comisario austríaco tomó posesión de Dubrovnik tras la retirada de los franceses, comentó a uno de los nobles locales que le sorprendía el número de establecimientos religiosos que había en la ciudad. La respuesta fue: No hay de qué sorprenderse. Todos ellos nos fueron tan útiles como una plataforma giratoria para locomotoras>. Y era cierto. El fervor de la Iglesia católica por un estado situado en la frontera misma del territorio ortodoxo le garantizaba la protección de dos grandes potencias, España y el papado. Esto sigue oliento a todo menos a rosas.

Los debates historiográficos más interesantes de su época, el que relacionaba el surgimiento de una economía capitalista con la ética protestante en general y la calvinista en particular, con las que pudieran considerarse "virtudes burguesas". He aquí un texto final, con el que se cierra el primer capítulo dedicado a Dubrovnik o Ragusa (pp.273-292), del que hemos extraído los textos anteriores para construir una pequeña unidad informativa que anime al interesado en estos asuntos al abordaje de este amplio texto maestro en su historicidad misma: La pretensión de que el protestantismo ha sentido un cariño especial por el capitalista reformista tiene cierta excusa, ya que las condiciones geográficas, más que psicológicas, han hecho que éste sea una figura conspicua en los países del norte que se opusieron a la Contrarreforma. Pero aquí en Dubrovnik, en la República de Ragusa, tenemos todo un capítulo de la historia, con su principio y su final, donde queda claro que ese capitalista reformista puede surgir en un terreno totalmente libre de contaminación protestante, y que puede disfrutar siglo tras siglo de la aprobación indondicional de Roma.

Familias nobles de Ragusa

Escudos de las familias patricias raguseas

Familia Originales:

Familias que fueron aceptadas después del terremoto de 1667:

Notables raguseos

Ruđer Bošković, jesuita, físico, astrónomo máximo exponente raguseo de las ciencias.

Siglo XIV

Siglo XV

Siglo XVI

  • Savino de Bobali (Savko Bobaljević) (1530-1585) - escritor
  • Nikola Nalješković(Nicolaus de Nale) (1505-1587) - poeta, escritor y científico
  • Marin Držić (Marino Darsa) (1508-1567) - escritor, poeta
  • Cvijeta Zuzorić (Fiore Zuzori) (1555-c.1600) - poetisa, noble
  • Marin Getaldić (Marino Ghetaldi) (1568-1626), científico, matemático y físico
  • Ivan Bunić Vučić (Giovanni Serafino Bona) (1591-1658) - político y poeta
  • Dominko (Dinko) Zlatarić (Domenico Slatarich) (1558-1613) - poeta y traductor
  • Maria Gondola Gozze (Marija Gundulić Gučetić), poetisa, noble
  • Nicolò Vito di Gozze (Nikola Vitov Gučetić) (1549-1610) - hombre de estado, filósofo, científico
  • Ivan Gundulić (Giovanni Gondola) (1589-1638) - escritor, poeta, noble, hombre de estado
  • Dinko Ranjina (Domenico Ragnina) (1536–1607) - poeta
  • Trojan Gundulić - mercader, pintor
  • Mavro Orbini (Mauro Orbini) (siglo XVI -1614) - escritor, ideólogo e historiador
  • Luciano Ghetaldi - escritor
  • Natale Tudisi -escritor
  • Marino Costa - escritor
  • Niccolò Primi - escritor
  • Luca Sorgo - escritor
  • Giulia Bona - poetisa
  • Michele Monadi - escritor

Siglo XVII

Siglo XVIII

Referencias

  1. El paso es citado in Robin Harris, Storia e vita di Ragusa. Dubrovnik, la piccola Repubblica adriatica, Santi Quaranta, Treviso 2008, p. 21.
  2. Mapa del Reino de Italia en 1808, incluyendo Ragusa
  3. Falsificación de nombres neolatinos en Dalmacia (en Italiano)

Bibliografía

  • Francis F. Carter, Dubrovnik (Ragusa): A Classical City-state, Seminar Press, Londra-New York 1972
  • Robin Harris, Storia e vita di Ragusa. Dubrovnik, la piccola Repubblica adriatica, Santi Quaranta, Treviso 2008
  • Giacomo Scotti, Ragusa, la quinta repubblica marinara, LINT Editoriale, Trieste 2006 ISBN 88-8190-231-1
  • Luigi Tomaz, Il confine d'Italia in Istria e Dalmazia. Duemila anni di storia, Presentazione di Arnaldo Mauri, Think ADV, Conselve 2007

Referencias en internet

Enlaces externos