Fernando I del Sacro Imperio Romano Germánico

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Fernando I de Habsburgo
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rey de Hungría y Bohemia
Infante de España
Archiduque de Austria
Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
12 de marzo de 1558[1][2]​ – 25 de julio de 1564
Predecesor Carlos V
Sucesor Maximiliano II
Información personal
Nacimiento 10 de marzo de 1503
Alcalá de Henares, España
Fallecimiento 27 de julio de 1564
Viena, Austria
Familia
Casa real Casa de Habsburgo
Padre Felipe el Hermoso
Madre Juana I de Castilla
Consorte Ana de Bohemia y Hungría
Hijos Véase Matrimonio e hijos
Fernando, de adolescente aún y recién llegado de España.

Fernando I de Habsburgo (Alcalá de Henares, 10 de marzo de 1503Viena, 27 de julio de 1564) fue infante de España, archiduque de Austria, rey de Hungría y Bohemia y, a partir de 1558, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Era hijo de Felipe el Hermoso y de Juana I de Castilla y, por lo tanto, hermano de Carlos I de España.

El lema de Fernando fue «Fiat justitia et pereat mundus» ('Que se haga justicia, aunque perezca el mundo').

Primeros años de vida

Nació en el palacio arzobispal de Alcalá de Henares el 10 de marzo de 1503. Era el nieto preferido de Fernando el Católico, y fue educado a la española por su abuelo; en un principio fue investido como regente, en un testamento dado en 1512, hasta la llegada de Carlos a España, pero el anciano rey lo revocó antes de morir favoreciendo a su hermano Carlos, educado en Borgoña.

Hasta la muerte de su abuelo, el emperador Maximiliano I, estuvo relegado políticamente. En 1518 fue enviado a Flandes por los consejeros de Carlos I, con el ánimo de alejarlo de sus numerosos partidarios, que lo consideraban, por su educación española, como el auténtico príncipe nacional.[cita requerida] Tras la muerte de Maximiliano, Carlos le concedió en 1520 el título de archiduque de Austria y, en el tratado de Worms de 1521, la posesión de la herencia austriaca de los Habsburgo: la Alta y Baja Austria, Estiria, Carintia y Carniola. Posteriormente, en 1522, a consecuencia de las conversaciones de Bruselas, obtuvo el Tirol, la Alta Alsacia y el ducado de Wurtemberg.

Rey Fernando I de Hungría

Su abuelo paterno preparó el matrimonio con Ana de Bohemia y Hungría, hija de Vladislao II de Bohemia y Hungría y de Ana de Foix-Candale, y hermana de Luis II de Hungría, efectuado en 1521.

En 1520 Solimán el Magnífico, hijó único de Selim I, se convirtió tras la muerte de su padre en en el nuevo sultán del Imperio otomano e inició una ofensiva en los Balcanes y en el mar Mediterráneo. En 1521 saqueó y quemó la ciudad de Belgrado y en los años siguientes continuó avanzando hacia el Reino de Hungría. Las fuerzas húngaras comandadas por el noble Pablo Tomori libraron numerosas batallas, logrando contener los primeros avances. Sin embargo, Solimán planeó una ofensiva militar a gran escala y decidió enfrentar finalmente a los húngaros. El 29 de agosto de 1526 Solimán venció a Luis II de Hungría en la Batalla de Mohács, tras la cual casi toda la alta aristocracia del reino pereció en dicho conflicto, incluyendo el propio monarca.

Tras la muerte de Luis II de Hungría en la Batalla de Mohács sin descendencia, Fernando reclamó a través de su esposa los tronos de Bohemia y Hungría. Los bohemios le eligieron rey dos meses después y fue coronado a principios de 1527. En Hungría fue elegido rey por una Dieta rival en diciembre de 1526, frente al otro rey coronado, el conde Juan Szapolyai, voivoda de Transilvania. Fernando de Habsburgo reclamó sus derechos sobre el trono húngaro y fue coronado, pero entonces surgió la incómoda situación de que había dos reyes, lo que desencadenó enfrentamientos armados entre las dos partes con los otomanos en el medio.

La nobleza húngara se hallaba en una posición difícil, pues se vio obligada a escoger uno de los dos bandos sabiendo que, si el vencedor era el otro, perdería su favor político y sus propiedades. El noble Tomás Nádasdy, tras haber servido a Luis II en sus últimos años, fue uno de los más leales a Fernando. Pronto consiguió el apoyo otros miembros de la aristocracia húngara, entre los que destacaban Pedro Perényi, guardia de la corona real, y Valentín Török de Enying, quien, en la década de 1530, cambiaría su lealtad al partido de Juan I de Hungría, recibiendo como recompensa el título de conde.

Tomás Nádasdy llevó a cabo un gran servicio a Fernando al obtener para él las joyas de la corona real húngara. Juan Bornemisza, el guardia de la Santa Corona Húngara,[3]​ se encerró el el castillo de Bratislava, la ciudad húngara más importante del noroeste del reino, y no estaba dispuesto a entregarla a nadie, ni siquiera a la reina viuda María de Habsburgo, reina consorte de Hungría, con la cual había escapado a dicha fortaleza tras enterarse de la derrota en la batalla de Mohács.

Bornemisza únicamente se la entregaría a aquel que estuviese coronado legítimamente como rey húngaro. Sin embargo, pronto murió, en 1527, y la corona terminó en manos de Fernando. Tomás Nádasdy recibió parte de las propiedades de Bornemisza por mantener el castillo de Bratislava bajo el control de Fernando y por proteger los tesoros reales, que fueron entregados al monarca tras su coronación.[4]

En mayo de 1527 inició una campaña militar contra Szapolyai conducida por Tomás Nádasdy, y ocupó varios territorios húngaros dirigiéndose a la capital Buda. Juan I abandonó la ciudad el 15 de agosto de 1527 sin haber sido asediada, y se retiró hasta Tokaj, donde un par de miles de soldados lansquenetes del emperador le dieron alcance y lo derrotaron. Tras esto, Szapolyai escapó a sus dominios en Transilvania.

Después de que Francisco I de Francia, el rey de Polonia, el papa y muchos otros rehusaran ayudar a Szapolyai, éste acudió ante el sultán turco Solimán y firmó un tratado con él el 27 de enero de 1528. A comienzos de 1529 el ejército otomano invadió el reino húngaro y barrió a las tropas imperiales que había dejado Carlos V. La ciudad de Buda fue tomada y entregada a Szapolyai.

Perdiendo a muchos de sus fieles servidores, entre ellos Tomás Nádasdy que había sido arrestado y pronto se cambió al bando del rey Juan I de Hungría, y tras haber superado el Sitio de Viena, Fernando pronto se vio forzado a firmar la paz en 1532. Puesto que consideraba inseguro residir en Hungría, Fernando fijó su corte en Viena, desde donde continuaba reinando frente a Juan I. Durante los siguientes años la tensión continuó entre las dos partes, hasta que en 1538 firmaron un tratado en secreto en Nagyvárad. Puesto que Juan I no tenía hijos herederos, Fernando se convertiría en rey tras la muerte del conde húngaro. Pero pocos días antes de que Juan I muriese, su esposa Isabela Jagellón de Hungría dio a luz a Juan Segismundo Szapolyai, a quien hicieron coronar inmediatamente faltando al pacto con Fernando.[5]

Tras la muerte de Juan I, Fernando avanzó hacia Hungría reclamando el trono, pero no contaba con que Solimán se había enterado del pacto secreto entre los dos monarcas y muy molesto envió al ejército otomano. La ciudad de Buda fue ocupada por los turcos y el reino húngaro dividido en tres partes: Una occidental que quedó bajo el control de los Habsburgo, una central bajo dominio otomano y una oriental en la forma del Principado de Transilvania, que bajo tutela otomana será un principado semiautónomo que se enfrentará al poder germánico para reunificar Hungría. Juan Segismundo Szapolyai será el primer Príncipe de Transilvania, y tras su muerte se sucederá una monarquía electiva, donde la alta nobleza húngara accederá al control de este Estado hasta su disolución en 1699, cuando el emperador Leopoldo I de Habsburgo reunificó el reino húngaro.

El imperio otomano amenazó Europa casi continuamente durante el reinado de Fernando. Los turcos fracasaron en ocupar Viena en 1529, pero amenazaron Austria otra vez en 1532 y 1541, mientras habían extendido sus influencias sobre casi todo el reino húngaro. Fernando se vio obligado a firmar una tregua en 1545, a cambio de la entrega anual de un tributo al sultán y del reconocimiento en Transilvania de la dinastía rival de los Szapolyai. Finalmente hubo una tregua en 1562 que otorgó a Fernando soberanía sobre una pequeña parte de Hungría, por la que se vio obligado a pagar tributos a los turcos. También convirtió las coronas electivas de Bohemia y Hungría en posesiones hereditarias de la casa de Habsburgo.

El conflicto con el trono húngaro se resolverá en 1568, luego de que el emperador Maximiliano II de Habsburgo, hijo de Fernando I, firmase la Paz de Adrianópolis con el sultán Selim II. Ambos suscribieron un acuerdo de no agresión y una serie de impuestos. Por otra parte en 1570 Maximiliano II firmó el acuerdo de Espira con Juan Segismundo Szapolyai, donde el emperador renunciaba a sus aspiraciones sobre la región de Transilvania y el húngaro a la corona de Hungría. De inmediato Szapolyai fue coronado como Príncipe de Transilvania y surgió el Estado como una institución independiente, vasalla de los turcos otomanos.

Rey de Romanos y Emperador electo

Fernando de Habsburgo, Rey de Romanos (1531).

Su hermano Carlos se sirvió de Fernando como representante y defensor de su política en sus largos periodos de ausencia del imperio. A partir de la coronación de Carlos V como emperador del Sacro Imperio y la elección de Fernando como Rey de Romanos (condición previa para ser nombrado emperador) en 1531, éste adquirió cada vez más importancia en el imperio.

Por más de tres décadas fue diputado de Carlos en los asuntos alemanes, representándolo en las Dietas imperiales y sirviendo como presidente del consejo de gobierno imperial (Reichsregiment). Al principio siguió la política de Carlos casi incondicionalmente. Hostil hacia el protestantismo, cargó con alguna responsabilidad por la secesión luterana de la Dieta de Espira en 1529, y después de perder Wurtemberg ante el landgrave luterano Felipe el Magnánimo de Hesse en 1534, ayudó al emperador en la derrota de la Liga Protestante de Esmalcalda en 1546–1547.

Él presidía casi todas las Dietas; sin embargo, la política religiosa y el plan de Carlos de dejar en herencia a su hijo Felipe la corona imperial, así como su negativa de reintegrarle Wurtemberg, distanciaron a ambos hermanos. Desempeñó el papel de intermediario entre los príncipes y Carlos V, y contribuyó al arreglo del conflicto mediante un encuentro con Mauricio de Sajonia, en abril de 1552 en Linz, y la negociación de la tregua de Passau en junio y julio de 1552. Fernando empezó a tomar una posición más independiente. No se calmó hasta que finalmente Carlos aceptó en 1553 excluir a Felipe de la sucesión alemana, la cual pasó entonces al hijo de Fernando, el futuro Maximiliano II.

La paz religiosa de Augsburgo de 1555 fue también en gran parte obra suya. Los acuerdos tomados en ella establecieron una base firme de entendimiento para los siguientes sesenta años. Después de la abdicación en 1556 de su hermano Carlos V, quien lo designó en su lugar, fue ratificado definitivamente como emperador electo el 12 de marzo[1][2]​ de 1558, y coronado dos días después como emperador electo en Fráncfort,[6][7]​ meses antes de fallecer su hermano.

Ya nombrado emperador, se mostró más conciliador que su hermano e impulsó la vigencia de la paz de Augsburgo. A su muerte fue enterrado en la Catedral de San Vito de Praga junto con su esposa y su hijo. Murió el 25 de julio de 1564 en Viena, según otras fuentes. Aunque siempre eclipsado por su hermano Carlos V, Fernando ha venido a ser uno de los gobernantes Habsburgo más afortunados del siglo XVI, aumentando significativamente las posesiones hereditarias de los Habsburgo austriacos y restaurando la paz del imperio después de décadas de guerras religiosas.

Política interior

En lo referente a la política interior, en especial a la lucha contra los protestantes, adecuó sus intereses a los del emperador, si bien, durante su estancia en Flandes, mantuvo frente a ellos una relativa tolerancia por influjo del erasmismo y de los humanistas. Fernando, que en los asuntos políticos era más práctico que Carlos, se convenció pronto de la imposibilidad de acabar con el luteranismo por la fuerza y buscó la solución del conflicto religioso mediante el diálogo. Con este espíritu participó en la asamblea de Ratisbona de 1524, que decidió una primera reforma católica en Alemania (disminución de las fiestas de precepto, entrega a los príncipes laicos del quinto de las rentas eclesiásticas); constituyó con los cinco primitivos cantones católicos de Suiza una Unión Cristiana en 1529 para combatir la herejía protestante; firmó con la liga de Esmalcalda la paz de Kadan, que prohibía al Reichkammergericht proceder, en materia religiosa, contra sus propios miembros en 1534; finalmente, sofocó una revuelta de señores checos en Bohemia en 1547, que se oponían a que se llevasen a cabo varias reformas eclesiásticas; intentó conseguir que Roma permitiese la comunión bajo las dos especies en 1554 y se esforzó en atenuar el conflicto religioso al negociar la paz de Augsburgo en 1555.

En la Declaratio Ferdinandea garantizó a sus súbditos la libertad religiosa, y en la reapertura del Concilio de Trento en 1562 defendió la libertad de conciencia y luchó personalmente por que fueran otorgadas amplias concesiones a los protestantes. Posteriormente, Fernando trató de reunir a católicos y protestantes, pero falló porque insistió en que los obispos conservaran su autoridad secular. Llamó a los jesuitas, con lo que creó las bases de la Contrarreforma en su heredad patrimonial.

Entre otros aspectos de su política interior cabe citar la reforma del sistema monetario, la reorganización del consejo áulico y la elección para la sucesión imperial de su hijo Maximiliano II. Fernando se esforzó al mismo tiempo por crear una autoridad central que asegurara la consistencia interna de sus territorios y centralizara la administración. Para ello, en 1522, creó un Consejo de Corte y en 1556 un Consejo de Guerra. En poco tiempo consiguió limitar de nuevo la autonomía de sus Estados, que a la muerte de Maximiliano I había aumentado considerablemente. También pudo superar pronto la resistencia ofrecida en un principio contra sus consejeros extranjeros.

Matrimonio e hijos

De la unión con Ana Jagellón de Hungría y Bohemia, el emperador tuvo quince hijos:

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