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El Niño (fenómeno)

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Oscilación del Sur El Niño.

El Niño es un fenómeno meteorológico (ver meteorología y climatología), erráticamente cíclico (Strahler habla de ciclos entre tres y ocho años[1]​), que consiste en un cambio en los patrones de movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical provocando, en consecuencia, una superposición de aguas cálidas procedentes de la zona del hemisferio norte inmediatamente al norte del ecuador sobre las aguas de emersión muy frías que caracterizan la corriente de Humboldt; esta situación provoca estragos a escala zonal (en la zona intertropical) debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a América del Sur, tanto en las costas atlánticas como en las del Pacífico, especialmente, en estas últimas.

El nombre de "El Niño" se debe a pescadores del puerto de Paita al norte de Perú que observaron que las aguas del sistema de corrientes del pacífico oriental o corriente de Humboldt, que corre desde la costa central de Chile por el sur hasta el norte frente a las costas septentrionales de Perú, se calentaban algunos años en la época de las fiestas navideñas y los cardúmenes o bancos de peces desaparecían de la superficie oceánica, debido a una corriente caliente procedente del golfo de Guayaquil (Ecuador). A este fenómeno le dieron el nombre de Corriente de El Niño, por su asociación con la época de la Navidad y el Niño Jesús.

El nombre científico del fenómeno es Oscilación del Sur El Niño (El Niño-Southern Oscillation, ENSO, por sus siglas en inglés). Es un fenómeno explicado por el movimiento de rotación terrestre y, en consecuencia, por el desplazamiento de las mareas del hemisferio norte al hemisferio sur, siempre dentro de la zona intertropical.

Günther D. Roth lo define como una irrupción ocasional de aguas superficiales cálidas en el Pacífico junto a las costas de Perú y Ecuador debida a inestabilidades de presión atmosférica entre el Pacífico oriental y occidental cercano al ecuador. Supuesto causante de anomalías climáticas ([2]​)

Desarrollo del Fenómeno

Patrón normal del Pacífico. Vientos ecuatoriales apilan agua más caliente hacia el oeste. El agua fría se va hacia las costas de Sudamérica. (NOAA / PMEL / TAO).

El primer meteorólogo prestigioso en sugerir una explicación razonable del fenómeno de El Niño fue Jacob Bjerknes, cuando dirigió una oficina meteorológica para los pronósticos del tiempo atmosférico anexa al departamento de Física de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). Bjerknes fundó el Departamento de Meteorología en dicha Universidad, ahora transformado en el Departamento de Ciencias Atmosféricas y Oceánicas. Como profesor en esta universidad, fue el primero en relacionar las inusuales altas temperaturas de la superficie oceánica con vientos débiles del este y las intensas lluvias que acompañan esta situación y un resumen de estas ideas lo expresó en forma precisa el Dr. Richard T. Barber cuando señaló que "The ocean is clearly driving the atmosphere." (El océano claramente dirige a la atmósfera) ([3]​), lo cual equivale a decir que el flujo de energía en la atmósfera procede principalmente (aunque no exclusivamente, como resulta obvio) de la hidrosfera (océanos y mares).

Posteriormente, otros investigadores de la meteorología han expresado de maneras diversas la idea del paralelismo entre las altas temperaturas de una zona determinada del océano con el debilitamiento de los vientos en dicha zona: en la discusión número 3 de la Tormenta Tropical Sandy del NHC (National Hurricane Center) el 23 de octubre de 2012 se señala que permanecer de manera casi estacionaria sobre las cálidas aguas de la parte suroccidental del Mar Caribe nunca es una buena señal para esta época del año ([4]​). Este fenómeno está explicado con más detalle en el artículo sobre la diatermancia y en el del Huracán Sandy.

En 1969, Bjerknes ofreció una alternativa de comprensión del fenómeno conocido como la Oscilación meridional de El Niño, al sugerir que un calentamiento inusual en el Pacífico oriental podría debilitar la diferencia de temperatura (de las aguas) entre el este y el oeste, desequilibrando los vientos alisios que son los vientos que empujan las aguas cálidas hacia el oeste. El resultado sería un incremento de aguas cálidas hacia el este, es decir, hacia las costas intertropicales de América del Sur ([5]​).

Aunque no se suele citar a este autor, la mayoría de los autores posteriores se basan en las ideas de Bjerknes y las llevan a extremos increíbles en diagramas que relacionan las altas temperaturas en el suroeste asiático, que originan la formación de un bucle convectivo (ver figura), con descenso en las costas occidentales de América del Sur, unos 16.000 km al este, idea completamente exagerada y alejada de la realidad por dos razones principales:

  • Las diferencias de temperatura, presión atmosférica y lluvias entre las costas sudamericanas y las asiáticas del océano Pacífico no se deben a un cambio en los patrones de dirección de los vientos, sino a la dirección este - oeste de las corrientes marinas en la zona intertropical. Ello significa que no son los alisios los que ocasionan el apilamiento de aguas cálidas en el Pacífico occidental, sino las aguas cálidas de la corriente ecuatorial, que transportan una enorme cantidad de energía hacia el oeste, las que ocasionan el calentamiento de la atmósfera en las zonas ya próximas al continente asiático, como se puede comprobar por los fenómenos de meteorología extrema (trombas marinas, tormentas tropicales de gran intensidad, tifones, etc.) que se producen muy cerca de la línea ecuatorial (donde el agua tiene una temperatura bastante elevada), como sucedió con el huracán o tifón de grado 5 Bopha en 2013, que se originó apenas a unos 5º al norte del ecuador. El propio Bjerknes, como ya se ha indicado, señaló el motivo subyacente de esta situación. Así, es la temperatura elevada de las aguas oceánicas la causante de que los vientos alisios se debiliten, es decir, disminuyan de velocidad, disminución que se debe al ascenso del aire en contacto con las aguas muy cálidas y, a su vez, ese ascenso produce las intensas lluvias que acompañan el fenómeno. En el artículo sobre el Huracán Sandy se indica la formación de trombas marinas en el Golfo de Venezuela, frente a Punto Fijo en la Península de Paraguaná, el día 21 de octubre, dos días antes del desarrollo de la tormenta tropical Sandy ([6]​).
Efecto de las mareas en las cuencas oceánicas, mostrando las líneas cotidales en color blanco, donde las mareas se producen a la misma hora (las líneas difieren entre sí en una hora del reloj) y los puntos anfidrómicos (pequeños círculos blancos en zonas azules), donde el nivel de las mareas varía muy poco a lo largo del tiempo. Puede verse que las mareas tienen un gran desarrollo al oeste del istmo de Panamá, en el océano Pacífico, mientras que en las costas peruanas, la diferencia en el efecto de las mareas sobre el nivel del mar es relativamente escaso y ello genera una especie de "desbordamiento" de las aguas del hemisferio norte al hemisferio sur, junto a la costa occidental sudamericana.
  • Lo anterior explica la situación en el Pacífico occidental, pero no en las costas sudamericanas, que es donde se produce el fenómeno de El Niño. En este caso, la explicación es más sencilla y no tenemos que buscar el motivo a 16.000 km de distancia. En dicha explicación intervienen tres factores: la rotación y traslación terrestres, la configuración de las costas sudamericanas, y las corrientes de marea:
    • El fenómeno del Niño se produce a fines de diciembre (de ahí el nombre) por ser el momento del solsticio de verano en el hemisferio sur. En ese momento se produce un mayor calentamiento de los océanos al sur del ecuador pero además, ocurre una alteración de las corrientes de marea pasando un gran volumen de agua del hemisferio norte al hemisferio sur (dentro de la zona intertropical) que se ha medido cuidadosamente y que incluso se ha considerado como una causa importante en la disminución de la velocidad de rotación y de la traslación terrestres. Es el mismo caso que ocurre en la marcha de un automóvil: cuando las ruedas no están bien balanceadas, la excentricidad de su movimiento genera una disminución considerable en la velocidad del vehículo.
Temperaturas superficiales del Océano Pacífico en las costas ecuatoriales y subtropicales correspondientes al 16 de septiembre de 2013.
    • La configuración de las costas sudamericanas resulta crucial para explicar la meteorología y climatología tan distintas entre las costas orientales del Atlántico y las occidentales frente al océano Pacífico: mientras que en el Atlántico la mayor parte de la corriente ecuatorial se desplaza hacia el noroeste debido a las costas brasileñas que ocasionan dicha desviación al norte del cabo de San Roque, en el Pacífico no sucede lo mismo (al menos, no en el mismo grado) porque la corriente ecuatorial en dicho océano se origina en las costas del Ecuador en un punto donde se forma un doble golfo al norte y al sur de la línea ecuatorial. Pero el estudio de las mareas es mucho más complejo de lo que generalmente se cree ([7]​) y deben analizarse muy detenidamente las líneas cotidales y los puntos anfidrómicos de las mareas. Un mapa inserto en el artículo citado hace referencia a las corrientes de marea en la costa sudamericana del Pacífico, en el que se puede ver cómo esas corrientes tienen sentido horario en torno al punto anfidrómico y la parte oriental del sistema anfidrómico respectivo desciende en latitud junto a la costa y, lo más importante para lo que se ha expresado antes, cruza la línea ecuatorial, pudiendo llegar hasta las latitudes en las que la corriente del Perú se aleja de la costa hacia el noroeste, es decir, hacia dicha línea ecuatorial. ([8]​).
    • Las corrientes de marea se explican en el mapa de las líneas cotidales (líneas horarias del avance de las mareas) en el que se ve la formación de una zona de mareas muy importantes en el golfo de Panamá, que puede suministrar el agua caliente necesaria para una corriente de marea que avance junto a las costas del Pacífico en Colombia y Ecuador hasta atravesar la línea ecuatorial, tal como se expresa en el mapa de la cita anterior. Como esta corriente de marea es una corriente superficial y es de agua caliente (menos densa que el agua de la corriente de Humboldt o del Perú) se superpone a las aguas frías de la costa peruana y cubre en gran parte a esas aguas frías. No es que la surgencia de aguas frías en la costa del Perú deje de producirse (ello sería imposible porque es consecuencia del movimiento de rotación terrestre que es invariable) sino que las aguas cálidas transforman por completo la meteorología (no la climatología; ver el artículo meteorología y climatología) de dicha región costera. Las mareas pueden ser explicadas con los conocimientos astronómicos únicamente pero sus efectos en la superficie oceánica requieren de un comprensión más completa y compleja que involucra aspectos como las masas continentales, la rotación terrestre, la geometría de las cuencas oceánicas y la propia variabilidad de la meteorología. Conociendo el historial de todos los aspectos involucrados se puede correlacionar con el desarrollo de las distintas épocas en las que se produce el fenómeno de El Niño y establecer así, un ciclo en el tiempo que identifique un determinado patrón explicativo. Se han estudiado algunos de esos patrones cíclicos para otras partes de nuestro planeta, pero no para esta zona de las costas sudamericanas.

Los efectos

En América del Sur

Las consecuencias de este fenómeno climático lleva a regiones aleatorias de América del Sur a:

En América Central

Guatemala

Uno de los eventos climáticos de mayor impacto en Guatemala es el fenómeno de El Niño, con importantes implicaciones en el clima, que se ha reflejado en la variación de los regímenes de lluvia. Bajo eventos severos se ha registrado una disminución importante en los acumulados de lluvia el inicio de la época lluviosa, con implicaciones de menor disponibilidad de agua, incendios, etc.

El fenómeno se ha asociado a mayor incidencia de frentes fríos, aumento del número de huracanes en el Pacífico mientras que disminuyen en el Atlántico, Caribe y golfo de México, tal como se ha venido observando en los últimos años.

Estas condiciones atmosféricas causan inundaciones importantes en las cuencas de los ríos, principalmente los correspondientes a la vertiente del Pacífico las cuales se ven agravadas por la alta vulnerabilidad de muchas zonas pobladas establecidas en áreas de alto riesgo como márgenes de ríos y laderas propensas a deslizamientos.

Costa Rica

Al igual que en el resto de Centroamérica, el fenómeno de El Niño provoca una variación inusitada en las condiciones atmosféricas. Se ha analizado por parte del Instituto Meteorológico Nacional de Costa Rica que una de estas variaciones está relacionada con la cantidad de huracanes que se forman en la cuenca del Atlántico: Cuando el fenómeno de El Niño es muy intenso, la probabilidad de formación de huracanes en el Mar Caribe disminuye.[9]​ Por tanto, se da una disminución de la cantidad de lluvia acumulada en especial, en la Vertiente del Pacífico.

Lo anterior se traduce en una serie de afectaciones en las actividades económicas del país, en especial, del cultivo del arroz y la actividad ganadera en la Provincia de Guanacaste debido a las sequías prolongadas que se presentan en estas zonas.

En el sureste de Asia

En determinadas regiones aleatorias (desconocidas) del sudeste asiático provoca:

  • Lluvias escasas.
  • Enfriamiento del océano.
  • Baja formación de nubes.
  • Periodos muy secos.
  • Alta presión atmosférica.
  • Escasez de alimentos marinos.
  • Cultivos arruinados.
  • Escasez de agua en los ríos.


Consecuencias globales

  • Cambio de circulación atmosférica.
  • Cambio de la temperatura oceánica.
  • Pérdida económica en actividades primarias.
  • Pérdidas de hogares.

Los Niños prehispánicos

Resumiendo las conclusiones de quienes han estudiado las huellas dejadas desde hace algunos milenios por eventos climáticos excepcionales en varias zonas situadas entre la desembocadura del río Piura, al norte y la de la Quebrada de los Burros cerca de Tacna, al extremo sur de Perú.[10]

No se sabe bien cuáles eran las condiciones climáticas que reinaban en la costa Peruana antes de la era interglacial actual, llamada holoceno (que se estableció desde hace 10 a 15 milenios). El nivel del mar era de 80 a 120 m más bajo y la línea de la orilla más alejada, hasta varios kilómetros. Los autores están de acuerdo en pensar que las condiciones climáticas sobre la costa peruana ya eran desérticas o al menos áridas. Algunos investigadores afirman que los eventos de El Niño existen desde hace por lo menos 40.000 años.

En la parte norte de Perú, se observa un evento de El Niño que provoca inundaciones cada 5 ó 10 años. En el Sur estos eventos son escasos, pero pueden sobrevenir y son a menudo devastadores.

Las huellas dejadas por los diferentes Niño varían según las regiones. Las cronologías pueden ser diferentes. Se puede constatar que, de norte a sur de la costa peruana sobrevienen cada 200, 300 ó 500 años, una catástrofe climática mayor que probablemente ha provocado a menudo o facilitado la desaparición violenta de varias civilizaciones como la cultura Chavín, la dinastía Naylamp o la cultura Lambayeque. Esta ciudad fue destruida en 1585 por un evento de lluvias torrenciales, asociadas a un fenómeno El Niño fuerte. En la época se atribuyó la culpa de la destrucción de la ciudad al gobernador, que habría sido castigado por haber cambiado de lugar la estatua del fundador de la ciudad.[11]

En los años 1460, una serie asociada de El Niño-La Niña provocaron hambrunas y pestes que seguramente influyeron en una profunda crisis del imperio Inca.[12]

Los Niños históricos

Diversos investigadores han concordado en una cronología completa de los eventos del Niño a partir de los elementos históricos.

Los eventos calificados de muy fuertes, que se podrían comparar con los eventos de 1982-83 y de 1997-98 han sobrevenido en 1578, 1728, 1790-93, 1828, 1876-78, 1891 y 1925-26, es decir 9 eventos muy fuertes en 475 años, es decir aproximadamente cada 50 años.

Otros 10 eventos son calificados entre Fuerte y Muy Fuerte (F+) y otros 21 de Fuertes. Por lo tanto, ha habido 40 eventos Fuertes y Muy Fuertes en 475 años, es decir uno cada 9 años.

Con todas las reservas del caso se puede decir que cada 500 ó 1.000 años el Perú ha sido golpeado por una catástrofe mayor (Mega Niño), capaz de remodelar paisajes y desorganizar o provocar la desaparición de sociedades.

Niños Muy Fuertes como los de 1925, 1983 ó 1997 sobrevendrán aproximadamente cada 50 años, en media.

Niños normales o canónicos sobrevendrán en promedio cada 3 ó 4 años. Estos tienen a menudo efectos benéficos sobre las culturas y la generación de los recursos en agua, pero provocan una sobre dos o tres veces (en promedio cada diez años) daños apreciables.

Finalmente, hay que recordar que en el Perú, las inundaciones no siempre son provocadas por el Fenómeno El Niño. Los huaicos a menudo catastróficos son muchas veces vinculados por deslizamientos de terreno, (provocados por temblores, accidentes glaciares o exceso de lluvias relacionadas con el Niño o no). Las investigaciones del Síndrome El Niño puede poner orden en el contexto de las posibilidades del cambio climático. El hallazgo de un cierto ciclaje en la reaparición del Niño puede hipotetizar acerca de no cambios climáticos globales. Hay expertos en disidencia en pensar en la hipótesis de un no recalentamiento global del clima del planeta, por los antiguos mega «Niños Muy Fuertes», y que en la actualidad sean menos frecuentes.

Meteorología de 1997-1998 (Invierno en el hemisferio boreal)

En noviembre de 1997 se realizó un foro para predecir los impactos de El Niño. "¿Cuánto va a llover en la región?" o "¿Cuánto se intensificarán los vientos para los huracanes?" fueron dos de las de cientos de preguntas que se realizaron en el foro. Las consecuencias del fenómeno El Niño, en 1997, fueron muy fuertes, no solamente afectaron las costas de Sudamérica, sino que también afectó Centroamérica, el Pacífico mexicano y la corriente de California, ocasionando intensas lluvias desde el estado de Baja California, en México, afectando a varias ciudades como Ensenada, Rosarito, San Diego, Tijuana entre otras, hasta el sur del Perú y norte de Chile respectivamente. Provocó, aparte de epidemias, gran erosión en las costas, incendios forestales, pérdida pesquera y agrícola. Incluso el 13 de diciembre de 1997, invierno boreal, se dio un frente frío junto con las intensas lluvias del fenómeno que produjeron una nevada en el norte y centro del estado de Jalisco. Esto trajo consigo un descenso en la temperatura de −7 °C, después de 116 años que no se presentaba a este nivel. En este mismo día se presentaron nevadas en ciudades donde no nieva anualmente como Guadalajara, San Luis Potosí, León y Aguascalientes, provocó también la suspensión de actividades en los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas en México.

Dicho período de 116 años, comparándolo con el clima relativamente cálido que viene prevaleciendo en la Era Postglacial desde el último período glacial (Würm) equivaldría a 1 minuto de tiempo.

Influencia en Ecuador, Perú, Colombia y Chile

El fenómeno del Niño afectó en 1997-98 gran parte del Ecuador, Perú, Colombia y Chile, en este último se vio reflejado en los temporales de Chile central en 1997, concentrándose sus efectos entre noviembre de 1997 y abril de 1998. Las lluvias promedio mensuales alcanzaron 701 mm en Tumbes, 623 202 mm en Chiclayo, superando ampliamente los niveles normales.[13]​ Pero puede afectar a otros países.

Los departamentos más afectados del país fueron los de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, e Ica.

Los ríos que desembocan en el Pacífico alcanzaron caudales muy importantes, algunos de los cuales fueron:


Los daños causados se concentraron en la infraestructura vial, agricultura e infraestructura urbana eléctrica. Se estimaron 880 km de carreteras destruidas donde 115 km corresponden a carreteras asfaltadas, 394 km a afirmadas y 334 km a vías sin afirmar y trochas. Igualmente han sido afectados 845 km de carreteras asfaltadas, 4.640 km de carreteras afirmadas y 1.060 km de vías sin afirmar aproximadamente. Se tienen 58 puentes dañados totalmente y 28 puentes afectados con una longitud total de 4395 m.[13]​ Igualmente las vías de ferrocarril central, del sur y del sur-oriente han sufrido el embate de más de 150 huaicos.

Se han afectado poblaciones urbanas o rurales de Tumbes, Piura, Ica, Oxapampa, Villarrica, Pozuzo, Junín, y Trujillo, comprometiéndose sus obras de saneamiento de agua y desagüe.

La amplitud excepcional de este fenómeno obliga a modificar el razonamiento técnico tradicional y proponer medidas y tipos de obras diferentes de los recomendados en el pasado.

En Ecuador, El Niño afectó a casi todo el país pero principalmente a las provincias de la zona costera: Esmeraldas, Manabí, Los Ríos, Guayas y El Oro. Algunas provincias serranas de la región andina también resultaron afectadas.

El Síndrome El Niño es un conjunto de eventos climático-hidrológicos, cuya naturaleza, aparición e intensidad, no están aún claramente definidas, como tampoco su magnitud, los lugares afectados, la frecuencia y extremos están sujetos a incertidumbres en razón del corto período de registro de la muestra estadística.

El ENSO y el calentamiento global

  • A comienzos del siglo XXI, la asignación de cambios recientes en el ENSO, o predicciones hacia cambios futuros de clima, no han logrado correlaciones consistentes.[14]
  • Más resultados de 2005[15]​ tienden a sugerir que los relativamente proyectados calentamientos, podrían seguir a cambios en los patrones espaciales El Niño, sin necesariamente alterar la variabilidad natural de este patrón, mientras el ciclo ENSO podría acortarse mínimamente.[16]

En un análisis hecho por la NASA de la ola de frío tan intensa que ha vivido en los primeros meses de 2014 en el hemisferio norte (Europa y América del Norte) se señala que debemos ser muy cautos a la hora de especular sobre la relación entre meteorología y climatología ya que las dos ciencias operan en escalas de tiempo distintas. ([4]). En dicho análisis se señala que:

In the United States, the cold spell generated public debate about whether such events disprove global warming or if, in fact, they are exacerbated or caused by it. However, most climate scientists and meteorologists are wary of drawing such connections between climate and weather, which operate on different time scale.
En los Estados Unidos, la ola de frío (como ya se ha señalado, se refiere a la de comienzos del año 2014) ha generado un debate público sobre el tiempo meteorológico y sobre si esos eventos meteorológicos de intenso frío echan por tierra la idea del calentamiento global o si, en efecto, la han exacerbado o incluso causado por dichos eventos. Sin embargo, la mayoría de científicos del clima y meteorólogos son muy cuidadosos al inferir esas conexiones entre tiempo y clima, las cuales operan en distintas escalas temporales.
Del comentario a los mapas elaborados por la NASA en el artículo ya citado


El Niño y las guerras climáticas

Según el Instituto para la Tierra de la Universidad de Columbia el fenómeno climático El Niño sería el causante de numerosos conflictos surgidos tras la Segunda Guerra Mundial. Según los investigadores del Instituto para la Tierra los episodios más duros de El Niño habrían precedido al 30 % de las guerras civiles en un centenar de países. El riesgo de un conflicto se doblaría respecto a los periodos de La Niña. Globalmente la aparición de excesivas temperaturas y grandes sequías estarían relacionadas con el 21 % de los 234 conflictos que el Instituto para la Tierra ha analizado desde 1950 a 2004.[17][18]

Véase también

Referencias

  1. Arthur N. Strahler. Geografía física. Barcelona: Ediciones Omega, 2005, tercera edición, séptima reimpresión
  2. Günter D. Roth Meteorología. Formaciones nubosas y otros fenómenos meteorológicos. Situaciones meteorológicas generales. Pronósticos del tiempo. Barcelona: Ediciones Omega, 2003, p. 300 (edición original alemana: Munich, 2002)
  3. Jacob Bjerknes. The Synthesizer [1]
  4. NHC noted that remaining nearly stationary over the warm waters of southwestern Caribbean Sea is never a good sign for this time of year - Stacy Stewart. Tropical Storm Sandy Discussion Number 3, National Hurricane Center 2012-10-23 [2]
  5. Nova (1998). «1969». Public Broadcasting Service. Consultado el 24 de julio de 2009. 
  6. Trombas marinas en el Golfo de Venezuela [3]
  7. http://journals.hil.unb.ca/index.php/ag/article/view/729/1081
  8. http://journals.hil.unb.ca/journalimages/AGEO/2004/Vol_40/No_01/ageo40_1art01_fig9.jpg
  9. Instituto Meteorológico Nacional (2010) El Fenómeno ENOS y sus efectos en Costa Rica: Consultado en julio 6, 2013 en http://www.imn.ac.cr/educacion/enos/eno_efcr11.html
  10. Estudio Hidrológico - Meteorológico en la Vertiente del Pacífico de Perú evaluación y pronóstico del fenómeno El Niño para prevención y mitigación de desastres. Comité Ejecutivo de Reconstrucción. MEF - Lima, noviembre del 1999. Vol.I. Pág. 16-17.
  11. Hurtado, Lorenzo. Diluvios andinos. Editora de la PUC (Pontificia Universidad Católica de Perú) Lima.2001.
  12. Gascón Margarita, Vientos, terremotos, tsunamis y otras catástrofes naturales - Historia y casos latinoamericanos. Editorial Biblos. Buenos Aires. 2005. 159p. Capítulo Actores y palabras. Pag.19. ISBN 950 786 498 9
  13. a b Estudio Hidrológico - Meteorológico en la Vertiente del Pacífico del Perú con Fines de Evaluación y Pronóstico del Fenómeno El Niño para Prevención y Mitigación de Desastres. Lima. 1999. Vol.I. Pág. 83-88.
  14. «9.3.5.2 Interannual variability ENSO». Climate change 2001. Intergovernmental Panel on Climate Change. 2001. Consultado el 30 de diciembre de 2006. 
  15. Collins et al., 2005, El Niño- or La Niña-like climate change?, Climate Dynamics, 24, 89-104
  16. Merryfield, 2006, Changes to ENSO under CO2 Doubling in a Multimodel Ensemble, Journal of Climate, 19, 4009-4027
  17. Con 'El Niño' llega la guerra. Una quinta parte de los conflictos mundiales están relacionados con este fenómeno climático, 25/8/2011 - Público (España)
  18. El Niño in a changing climate. Sang-Wook Yeh1, Jong-Seong Kug1, Boris Dewitte, Min-Ho Kwon, Ben P. Kirtman & Fei-Fei Jin, Nature 461, 511-514 (24 September 2009), doi:10.1038/nature08316; Received 29 December 2008; Accepted 21 July 2009

Bibliografía

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  • Fagan, Brian M. 1999. Inundaciones, Hambrunas, y Emperadores: El Niño y el Destino de las Civilizaciones (texto básico), ISBN 0-7126-6478-5
  • Michael H. Glantz. 2001. Currents of change, ISBN 0-521-78672-X
  • Mike de Historia Natural. 77: 371-409, 2004.
  • Glantz, M.H. (convenor), "A Systems Approach to ENSO: Atmospheric, Oceanic, Societal, Environmental, and Policy Perspectives", Report of Colloquium held on July 1 in Boulder, Colorado. Boulder: Environmental and Societal Impacts Group, National Center for Atmospheric Research, 1997. Website: http://www.dir.ucar.edu/esig/enso.
  • Glantz, M.H., "Currents of Change: El Niño´s Impact on Climate and Society, Cambridge Press, 1996.
  • Arntz, Wolf E., Fhrbach, E., "El Niño: Experimento Climático de la Naturaleza", Impresora y Encuadernadora Progreso S.A. de C.V. (IEPSA), Calzada de San Lorenzo, 244, 09830 México, D.F., 1996.
  • Ronald Woodman Pollitt. El Fenómeno El Niño y el Clima en el Perú - Instituto Geofísico del Perú - http://www.igp.gob.pe/fenomenonino.pdf

Enlaces externos