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María de Maeztu

Artículo destacado
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Para la clase de navíos remolcadores nombrados en su honor, véase Clase María de Maeztu.
María de Maeztu
Información personal
Nombre de nacimiento María de Maeztu y Whitney Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 18 de julio de 1881 Ver y modificar los datos en Wikidata
Vitoria (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 7 de enero de 1948 Ver y modificar los datos en Wikidata (66 años)
Mar del Plata (Argentina) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Padres Manuel de Maeztu Rodríguez Ver y modificar los datos en Wikidata
Juana Whitney Ver y modificar los datos en Wikidata
Familiares Ramiro de Maeztu (hermano)
Gustavo de Maeztu (hermano)
Educación
Educada en
Información profesional
Ocupación Pedagoga, política, humanista y feminista Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Pedagogía Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados Miembro de la Asamblea Nacional Consultiva (1927-1930) Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Miembro de
Firma
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María de Maeztu y Whitney (Vitoria, 18 de julio de 1881-Mar del Plata, 7 de enero de 1948) fue una pedagoga, hispanista, humanista y conferenciante española. Su labor educativa y cultural contribuyó al impulso de la participación de las mujeres en la educación superior, así como en la vida social y política de España durante la primera mitad del siglo XX.[1]​

Su formación se desarrolló en un entorno liberal y cosmopolita, influido por los principios de la Institución Libre de Enseñanza, lo que le permitió acceder a una educación excepcional para una mujer de su época.[2]​

Fue una de las primeras mujeres en acceder a la Universidad de Salamanca y amplió su formación académica gracias a varios pensionados de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, que le permitió estudiar en instituciones de Europa, Estados Unidos e Iberoamérica.[3]​ En este contexto, participó en la creación de la Juventud Universitaria Femenina (JUF), cuyo objetivo era fomentar el acceso de las mujeres a los estudios superiores y prepararlas para que alcanzaran relevancia en la vida pública.[4]​

Considerada la primera pedagoga española,[5]​ realizó contribuciones significativas al desarrollo de la pedagogía social en España, aunque su figura fue poco reconocida en su tiempo.[6]​[7]​ Su pensamiento y obra se enmarcan en la Edad de Plata de la cultura española,[8]​ y se integran en la denominada generación de 1914, caracterizada por su rigor intelectual y su interés por lo racional, lo estético y lo social.[9]​

Se declaraba feminista y orientó gran parte de su actividad a la educación de las mujeres, promoviendo su emancipación social y económica.[4]​ Impulsó la creación y dirigió la Residencia de Señoritas (1915-1936), institución pionera en la formación de las mujeres.[10]​ Asimismo, participó en la junta directiva del Instituto-Escuela[11]​ y cofundó y presidió el Lyceum Club Femenino (1926-1936).[12]​ Fue la única mujer en el Patronato de la Junta para Ampliación de Estudios.[3]​ Fue miembro de la Asamblea Nacional Consultiva, vocal del Consejo de Instrucción Pública, máximo órgano consultivo en materia de enseñanza, miembro del Consejo Nacional de Cultura y profesora de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Central.[13]​

Tras el inicio de la guerra civil española, adoptó una postura espiritualista de corte católico conservador, aunque se mantuvo ideológicamente distante del régimen franquista.[14]​

Durante su exilio en Argentina, continuó vinculada a la cultura española y ejerció como docente en la Universidad de Buenos Aires, donde enseñó pedagogía progresista.[15]​

Biografía

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Familia y primeros años

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Nació el 18 de julio de 1881 en Vitoria, en el seno de una familia acomodada de marcado carácter cosmopolita y liberal. Su madre era Juana Whitney y Doné, de ascendencia escocesa y católica, hija de un diplomático cónsul de Gran Bretaña primero en Niza y luego en París.[16]​ Su padre, Manuel de Maeztu y Rodríguez, hacendado cubano de ascendencia navarra nacido en Cienfuegos, era hijo del último intendente general de Cuba —cuando la isla era aún territorio español— que viajó desde su Logroño natal al Caribe donde consiguió una alta posición social a partir de su actividad empresarial.[17]​

Los padres de María, que nunca llegaron a casarse, se conocieron en París cuando Juana tenía dieciséis años. En 1873 viajaron a España para conocer la tierra de los antepasados de Maeztu, la villa navarra de Marañón.[18]​ La tercera guerra carlista hizo que se detuvieran en Vitoria, donde vivía un hermano de Manuel, más tiempo del inicialmente previsto y allí nació su primer hijo. Aquello les ligó definitivamente a esa ciudad.[19]​[20]​

María de Maeztu, la primera por la derecha, junto a sus hermanos Miguel, Ramiro, Ángela y Gustavo. Sentada, su madre Juana Whitney. 1920

La pareja tuvo cinco hijos: Ramiro (1874), Ángela (1877), Miguel (1880), María y Gustavo (1887). Todos fueron inscritos como hijos naturales.[21]​ María nació en el número 51 de la calle de la Estación, posteriormente número 37 de la calle Dato.[20]​ Su condición de hija natural le ocasionó algún problema en el inicio de su trayectoria profesional:, como cuando quiso tomar posesión de su primer trabajo y tuvo que pedir al Ministerio una prórroga, hasta que pudo regularizar su inscripción en el Registro Civil.[21]​

La familia de los Maeztu-Whitney, descrita por Ramón Gómez de la Serna como «prestigiosa y dura»,[22]​ disfrutó de una desahogada posición económica hasta que el padre tuvo que trasladarse a Cuba debido al hundimiento de sus ingenios azucareros. Esta quiebra de los negocios familiares en la isla caribeña, la repentina muerte de Manuel en Santa Clara en 1898 y los problemas administrativos en torno a su herencia, dejaron a la familia en una situación muy precaria, por lo que abandonaron su lujosa casa en Vitoria y se trasladaron a Bilbao, una ciudad más poblada e industrial y, en opinión de la madre, con más posibilidades laborales.[23]​[24]​

En la capital vizcaína, Juana Whitney comenzó a dar clases de inglés a domicilio para poder mantener a sus cinco hijos. Sus amistades le aconsejaron que abriera un colegio y montó la «Academia Anglo-Francesa. Colegio de Señoritas» en la calle Ledesma. En ella se enseñaban idiomas y cultura general y a sus clases acudían hijas de intelectuales y políticos progresistas, como las de Indalecio Prieto, el político socialista que ocupó después importantes cargos durante la Segunda República. Esta escuela tuvo más adelante otras sucursales en Bilbao (más tarde se llamó «Academia Maeztu»).[16]​[25]​[26]​[27]​

Esta empresa de carácter educativo proporcionó a María un primer contacto con la docencia cuando aún no tenía edad para opositar. Mientras tanto, acudió a una escuela primaria en compañía de su hermano pequeño Gustavo.[21]​[28]​

La influencia de su madre y muy especialmente la de su hermano Ramiro resultó decisiva en su trayectoria intelectual y profesional. Su temprana incorporación al mundo de la enseñanza y sus métodos innovadores hicieron que alcanzara reconocimiento no solo dentro del mundo de la docencia sino también entre las élites intelectuales.[3]​[29]​[30]​

Magisterio y ampliación de estudios

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Antes de cumplir los catorce años, María de Maeztu se matriculó como alumna libre en la Escuela Normal Superior de Maestras de Vitoria, donde obtuvo excelentes calificaciones y una nota final de sobresaliente.[31]​[32]​ Solicitó un permiso especial para acceder a la oposición de maestros nacionales en Valladolid (porque aún no había cumplido 21 años) y así poder ejercer en propiedad su trabajo. Aprobó la oposición en 1902 y consiguió una plaza de maestra en una escuela pública de Santander. Poco después, se trasladó a una plaza de maestra en Bilbao, para al mismo tiempo poder ayudar a su madre en su Academia.[31]​[32]​

Maestra en Las Cortes

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Antigua escuela de Las Cortes, Bilbao, en 2024

Su destino en Bilbao fue la escuela de párvulos del 4.º distrito de Las Cortes, donde tomó posesión de su puesto, en noviembre de 1902. Nadie había solicitado aquella vacante por estar ubicada en el barrio de San Francisco, una zona marginal y pobre de la ciudad, pero ella la aceptó y, en poco tiempo, modernizó y dotó al centro de servicios esenciales como las cantinas y la organización de colonias escolares.[25]​[33]​ En aquella escuela enseñó poniendo en práctica los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza, basados en el aprendizaje activo y sin memorizar, el contacto con el medio y la implantación de clases al aire libre, el acercamiento al entorno familiar del alumnado y la sustitución de las medidas correctivas y disciplinarias por pautas de convivencia más flexibles.[2]​

En Las Cortes trabajó para cerca de trescientos estudiantes de familias con escasos recursos solo con la ayuda de dos maestras mayores que ella. Su hermano Gustavo decoró las paredes del centro con dibujos y Ramón de Basterra con poemas. La escuela estuvo instalada inicialmente en las ruinas de un antiguo teatro, y a partir de 1903 en un edificio de nueva planta. Mensualmente, destinaba una cantidad de su sueldo para adquirir piezas de tela con las que confeccionaba blusas y delantales y pastillas de jabón que regalaba al alumnado cuyos padres alegaban pobreza para justificar su desaseo.[34]​ En 1903, cuando ya era directora de la escuela de Las Cortes, pidió una prórroga de una pensión para realizar estudios en el extranjero.[35]​

La Dirección de las escuelas de Berástegui (que se encontraban junto al domicilio de Maeztu) le ofreció una plaza[34]​ pero ella no la aceptó para no tener que separarse de su alumnado de los barrios pobres de la zona alta bilbaína. Llegaron a quererla y respetarla tanto, que se decía que durante las horas de clase, las casas de lenocinio cercanas suspendían su actividad para no incomodarla en su labor docente.[2]​[36]​

Acto de entrega del cuarto de baño a la Escuela de Las Cortes, 1911

Tras su estancia en Londres en 1909, y como aplicación práctica de sus aprendizajes sobre la pedagogía en las escuelas de párvulos del Reino Unido, presentó dos instancias al Ayuntamiento de Bilbao. La primera, para instalar un cuarto de baño en su escuela (que incluía los planos del proyecto); la segunda, para crear un jardín en el patio de la escuela y adquirir plantas para las clases. Existe un expediente tramitado por dicho Ayuntamiento,[37]​ sobre la implantación paulatina del servicio de baños en todas las escuelas públicas de la villa, y la designación de un médico para el reconocimiento facultativo de las criaturas que habían de bañarse.[38]​

El 31 de julio de 1912 fue nombrada profesora numeraria en la Sección de Letras de la Escuela Normal Superior de Maestras de Cádiz, destino al que no se llegó a incorporar en ese momento, y cesó en su cargo en la escuela del barrio de Las Cortes.[2]​ De su experiencia como maestra, obtuvo aprendizajes como el expresado en la Universidad de Oviedo en 1909, recogido por Federico de Onís:[39]​

Es verdadero el dicho antiguo de que la letra con sangre entra, pero no ha de ser con la del niño, sino con la del maestro.[40]​
María de Maeztu

Ampliación de estudios

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Alcanzó el grado de bachiller en septiembre de 1907, con la calificación de sobresaliente y premio extraordinario en la Sección de Letras.[41]​ Al reconocer la necesidad de ampliar su formación para ejercer como educadora, el mismo año se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Salamanca como alumna no oficial, aunque únicamente cursó allí los dos primeros años, mientras compaginaba los estudios con su trabajo en Bilbao. Fue una de las primeras mujeres españolas en acceder a estudios superiores, antes de la aprobación de la Real Orden del 8 de marzo de 1910, que estableció la igualdad entre hombres y mujeres en cuanto al derecho a la educación.[28]​ En la capital salmantina, orientada por su hermano Ramiro,[3]​ conoció al rector Miguel de Unamuno, con el que entabló amistad. Debido a la falta de alojamiento en la residencia de Unamuno, se hospedó en la casa de un bedel, aunque realizaba las comidas en la casa rectoral y recibía clases particulares del filósofo.[42]​

Entre octubre de 1909 y junio de 1912 cursó, como alumna oficial, los estudios de la Sección de Letras de la recién creada Escuela de Estudios Superiores del Magisterio. En marzo de 1912 hizo las prácticas correspondientes al tercer curso como agregada en el Museo Pedagógico Nacional, dirigido por Manuel B. Cossío.[28]​ En la Escuela de Magisterio encabezó siempre su promoción y tuvo como profesor a José Ortega y Gasset.[3]​ Terminó la especialidad de Filosofía en la Universidad Central, en 1915, con premio extraordinario.[43]​

Ficha de la JAE correspondiente a María de Maeztu (1907-1913)

Se acercó al reformismo educativo de la Institución Libre de Enseñanza a través de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, que le procuró una amplia formación europea. Fue de las primeras personas que solicitaron pensión en 1907.[3]​ Su trabajo desarrolló «La formación del carácter por la educación en las escuelas de Inglaterra». En el verano de 1908 formó parte de una delegación nombrada por la Junta y fue pensionada durante dos meses para estudiar en la Sección de Pedagogía de la Exposición Franco-Británica con sede en Londres.[44]​ Realizó «Estudios sobre las nuevas corrientes de filosofía pedagógica, en especial sobre los trabajos experimentales de la psicología infantil». Se ocupó principalmente de los primeros grados de la enseñanza, visitó varias escuelas y asistió también a las sesiones del Congreso de Educación Moral. Fruto de esa estancia en Inglaterra fue su estudio «La pedagogía en Londres y las escuelas de párvulos», memoria publicada en 1909 en el primer tomo de los Anales de la Junta.[44]​ En mayo de 1909 dio una conferencia en la bilbaína sociedad El Sitio, en la que observó que:[45]​

El progreso de Inglaterra se debe, no a las peculiares condiciones de la raza y el clima, sino a los elementos predominantes en la dirección de aquel país, singularmente a la acción social de la escuela.
María de Maeztu

Cuando el secretario de la Sociedad El Sitio procedió a abonarle sus honorarios, Maeztu renunció a ellos y pidió que fueran destinados a mejorar las instalaciones de los servicios higiénicos de su escuela de Las Cortes.[2]​

María de Maeztu en 1909 con veintiocho años

En 1909 le concedieron una pensión para analizar durante 1910 los «Problemas actuales de la educación estudiados en las orientaciones de algunos de los principales países europeos».[44]​ Visitó escuelas de diversos grados y características, principalmente primarias y también algunas femeninas, en Inglaterra, Francia, Italia (Turín y Milán), Alemania, Suecia y Noruega.[46]​ Asistió en Amberes al III Congreso Internacional de Educación Familiar.[3]​

Gracias a una recomendación de Ortega y Gasset,[47]​ en octubre de 1912, y nuevamente con una pensión de la Junta, viajó a Alemania para realizar estudios de Pedagogía, y conocer el movimiento neokantiano alemán.[48]​ Como en sus viajes anteriores, visitó diversos centros escolares, y permaneció dos semestres en la Universidad de Marburgo. Allí estudió Propedéutica filosófica con Paul Natorp, Historia de la filosofía antigua con Nicolai Hartmann y Psicología con Erich Haenisch. De Natorp tradujo al español las obras Religión y humanidad (1894) y Pedagogía Social (1899).[48]​[47]​ [49]​ La estancia en Alemania contribuyó a completar su preparación filosófica y pedagógica y le permitió entrar en contacto con uno de los sistemas educativos más desarrollados del momento, tanto en lo que se refiere a los primeros grados de la enseñanza como a la Universidad.[30]​

Profesora, pedagoga y formadora de mujeres

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A pesar de los primeros intentos de reforma de los ilustrados del siglo XVIII, hasta el XIX fueron pocos los avances logrados en la educación femenina. Aunque fueron varias la leyes que se sucedieron a lo largo del siglo XIX sobre la educación femenina, las mejoras introducidas por estas no fueron suficientes y a principios del siglo XX continuaba el debate sobre el derecho que la mujer tenía de recibir educación o no. En la consecución de las mejoras tuvo mucho que ver la Institución Libre de Enseñanza, proyecto pedagógico encabezado por Giner de los Ríos iniciado en 1876. Con el referente de la Institución, las mujeres empezaron una lucha que les fue abriendo camino en el mundo de la educación. Poco a poco se fue aceptando con naturalidad que la titulación universitaria de las mujeres pudiera implicar el ejercicio de una profesión.[50]​

María de Maeztu, 1919 Honorary degree of Law, LL.D

Tras su regreso de Alemania en noviembre de 1913, Maeztu se incorporó a la Sección 9.ª del Centro de Estudios Históricos, dirigida por Ortega y Gasset y dedicada a la filosofía contemporánea, donde permaneció hasta la interrupción de sus actividades en el verano de 1916.[3]​

Entre 1913 y 1915 fue profesora en el Instituto Internacional, donde desarrolló su labor en un entorno educativo de influencia estadounidense y colaboró estrechamente con Susan Huntington Vernon. Esta institución utilizaba una metodología didáctica innovadora basada en la convivencia, la tolerancia y la integración de las ciencias y las artes.[51]​ Durante el curso 1914-1915 ejerció como profesora numeraria interina en la Escuela Normal de Maestras de Cádiz, en comisión de servicios desde la Escuela de Estudios Superiores del Magisterio, centro en el que se había formado. En este periodo destacó como conferenciante y fue invitada a diversos foros.[52]​

En la primavera de 1919 visitó el Smith College, universidad privada femenina situada en Northampton (Massachusetts). Durante esta visita recibió el título honorario (Honorary degree of law, LL.D”) en la ceremonia de graduación celebrada el 17 de junio de 1919. Estas credenciales académicas en Estados Unidos le permitieron establecer colaboraciones con diversas universidades norteamericanas.[53]​ En 1920, junto a Elisa Soriano Fischer, Concepción Alexandre, Clara Campoamor y otras, fundó la Juventud Universitaria Femenina (JUF), una asociación intergeneracional integrada por mujeres de reconocido prestigio.[4]​

La Residencia de Señoritas

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Nombramiento de María de Maeztu como directora de la Residencia de Señoritas, Gaceta de Madrid, 1916

El éxito que supuso la creación de la Residencia de Estudiantes en 1910 pronto propició su ampliación para integrar a las mujeres universitarias. Así, la JAE creó bajo su tutela un grupo femenino y encomendó su dirección a María de Maeztu.[3]​ En 1915, la JAE fundó la nueva Residencia Internacional de Señoritas y encargó a Maeztu su dirección, organización e instalación en el edificio de la calle de Fortuny de Madrid, que había quedado vacante tras el traslado de la Residencia de Estudiantes a una nueva sede. La Residencia de Señoritas inaugurada en octubre de 1915.[54]​ Su nombramiento oficial como directora se publicó en la Gaceta de Madrid el 11 de febrero de 1916 y desempeñó el cargo hasta 1936.[10]​[55]​

Al cabo de dos años, la sede inicial se había quedado pequeña y Maeztu llegó a un acuerdo con una institución vecina, el Instituto Internacional de Madrid, dirigido por Susan Huntington, para ocupar su edificio en la misma calle. Comenzó así una estrecha colaboración entre españolas y norteamericanas, que enriqueció a ambas instituciones mediante el uso compartido de dependencias y recursos, así como el intercambio de alumnas y profesoras a ambos lados del Atlántico.[56]​ Maeztu realizó varios viajes a Estados Unidos y logró establecer el primer programa de estudios en el extranjero para mujeres españolas.[57]​ En 1923 se firmó un convenio bilateral de colaboración que contemplaba cuatro tipos de iniciativas: intercambio de alumnas, lectorados en el extranjero, becas de investigación e intercambio de material científico y bibliográfico.[10]​[58]​

Residencia de Señoritas

En sus veintiún años de existencia hasta el comienzo de la guerra civil, siempre bajo la tutela de Maeztu, la Residencia pasó de ocupar el pequeño edificio en el que se inauguró en la calle de Fortuny, con capacidad para treinta estudiantes, a tener varios edificios con cabida para cerca de trescientas alumnas.[56]​ La Residencia admitía a mujeres mayores de diecisiete años que cursaran estudios en Madrid o prepararan su ingreso en facultades universitarias, la Escuela Superior de Magisterio, la Escuela Normal, la Escuela Hogar o ampliaran su formación científica de forma privada. También se admitían alumnas extranjeras y externas. Se les ofrecía, además de alojamiento y comida, conferencias, conciertos, veladas poéticas, representaciones teatrales y formación, como las clases complementarias de Pedagogía y Filosofía, impartidas por la propia Maeztu.[59]​

Para Maeztu era muy importante que el mayor número de familias de provincias pudieran enviar a sus hijas a estudiar, por lo que en la Residencia se ajustaban los precios, se ofrecían becas y se daban facilidades a las alumnas con menos recursos. Para sufragar parte de sus gastos, las residentes podían realizar distintos trabajos en la casa, en la biblioteca o en tareas administrativas.[60]​

La Residencia se convirtió en un espacio de encuentro para mujeres que alcanzó gran notoriedad en el Madrid de los años veinte y durante la Segunda República.[61]​ Maeztu logró reunir y formar a un gran número de mujeres, promoviendo su participación social, económica, intelectual y política, y contribuyendo así a que se convirtieran en agentes activas del cambio político en el primer tercio del siglo XX en España.[62]​ Entre las más destacadas, la poeta Concha Méndez, las abogadas Victoria Kent y Matilde Huici, la diputada republicana Francisca Bohigas, las periodistas María Luz Morales y Josefina Carabias, la física Felisa Martín Bravo, la artista Maruja Mallo y las médicas Cecilia García de Cosa y Elisa Soriano.[63]​

María de Maeztu en la Residencia de Señoritas

Una de las figuras más relevantes que visitaron la Residencia fue Gabriela Mistral, quien se alojó allí en diciembre de 1924. A partir de ese encuentro, Maeztu y Mistral mantuvieron una amistad que perduró hasta la muerte de Maeztu. Compartían la idea de Iberoamérica, el interés por la pedagogía y una profunda fe cristiana.[64]​ Mistral le dedicó su poema «Salutación», leído en un acto del Club Pen Español y publicado en el periódico El Sol el 17 de diciembre de 1924.[65]​

En 1928 se celebró en Madrid el XII Congreso Internacional de Mujeres Universitarias, y numerosas delegadas se alojaron en la Residencia. España estuvo representada por María de Maeztu, Matilde Huici, Jimena Quirós, Matilde Ruiz y Clara Campoamor.[53]​ En 1931 Marie Curie se alojó también durante su estancia en Madrid. Ese mismo año, en octubre, Victoria Ocampo, directora de la revista argentina Sur, pronunció una conferencia sobre Harlem y, en 1935, dio otra con el título «Supremacía del alma y de la sangre». María Montessori también residió allí cuando estuvo en Madrid y dio conferencias sobre su método en 1934.[66]​

Como la mayor parte de las residentes, en julio de 1936 María de Maeztu se encontraba de vacaciones fuera de Madrid, a donde regresó de inmediato tras producirse el golpe de Estado. En septiembre de 1936 dejó la dirección de la Residencia.[66]​

En la Residencia de Señoritas se forjaron dos importantes asociaciones femeninas: la Asociación de Mujeres Universitarias, que formó parte de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias, y el Lyceum Club.[67]​

El Instituto-Escuela

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Sección Preparatoria del Instituto-Escuela, actual IES Ramiro de Maeztu

Compatibilizó su labor en la Residencia de Señoritas con la dirección de la Sección Preparatoria del Instituto-Escuela, creado por la JAE en 1918, donde amplió sus propuestas pedagógicas.[68]​ El Instituto se concibió como un centro oficial de segunda enseñanza que atendía a su alumnado desde la infancia hasta su ingreso en la universidad y estaba destinado a experimentar planes de estudio y métodos educativos para su posterior implantación en toda España. Además, funcionó como centro de formación y ensayo pedagógico para el profesorado.[69]​

Maeztu definió al Instituto-Escuela como «la primera escuela activa oficial de España». La primera de carácter privado había sido la Institución Libre de Enseñanza.[70]​ Consideraba fundamental que el alumnado infantil reflexionara, constatara y ejecutara, más allá de aprender y repetir. Por ello, todas las enseñanzas de Maeztu partían de hechos y de la observación de fenómenos. Rechazaba el uso de libros de texto y fomentaba que el alumnado tomara sus propios apuntes desde el inicio de sus estudios, para favorecer la interpretación de lo escuchado. Permaneció en el Instituto-Escuela desde su fundación hasta el 20 de septiembre de 1934 cuando presentó la dimisión para centrarse en sus clases de Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras y en la dirección de la Residencia de Señoritas, .[59]​[71]​

Lyceum Club Femenino

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En noviembre de 1926 se inauguró el Lyceum Club Femenino, del que Maeztu fue cofundadora y primera presidenta, creado a semejanza de los ya existentes en Europa y en América.[72]​ La idea de asociarse en un club femenino surgió entre el grupo de mujeres que se movían alrededor de la Residencia de Señoritas dirigida por Maeztu desde hacía once años.[73]​ Aunque las cofundadoras defendieron la creación de un club mixto, finalmente se estableció como un espacio exclusivo para mujeres. La participación masculina se limitaba a la asistencia a conferencias y al acceso al salón de té.[74]​

Los objetivos del Lyceum eran defender los intereses de las mujeres, facilitarles un lugar de encuentro y promover su desarrollo educativo, cultural y profesional, así como organizar obras de carácter social.[75]​ Siguiendo el modelo internacional, contaba con secciones de literatura, ciencias, artes plásticas e industriales, social, música e internacional.[12]​ Maeztu organizaba cursillos, conferencias, conciertos y exposiciones a cargo de destacadas personalidades del ámbito intelectual, científico y artístico, tanto nacionales como extranjeras.[10]​[76]​ Con el final de la Guerra civil el Lyceum se desmanteló y pasó a ser el "Club Medina", regido por la Sección Femenina.[73]​

Instituciones Culturales Españolas en el Cono Sur

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Encargó a su secretaria Eulalia Lapresta la responsabilidad de la gestión de la Residencia,[77]​ y recorrió buena parte del Cono Sur, de junio a agosto de 1926, gracias a la cátedra de la Institución Cultural Española de Buenos Aires. Los honorarios de 8000 pesetas le cubrieron sus gastos de viaje y de trabajo. Durante ese tiempo trabajó sobre «Problemas actuales de la educación», impartió clases[78]​ y ofreció varias conferencias en Córdoba (invitada por el Consejo de Educación), en Mendoza y en Montevideo (invitada por la Institución Cultural Española de Uruguay),[79]​ a raíz de las que obtuvo un notable éxito. Maeztu escribió a su secretaria desde Montevideo:[80]​

Me dicen que después de Ramón Franco ha sido el mío el mayor acontecimiento del siglo. De veras el éxito ha sido como el de un torero en España cuando le dan la oreja. Las personas que iban a oirme me acompañaban y seguían hasta el coche aplaudiendo y vitoreando.
María de Maeztu

En diciembre de 1928 asumió la cátedra de la Institución Hispano-Cubana de Cultura.[81]​ En enero de 1929, fue nombrada profesora honoraria en México. Allí dio conferencias sobre las metodologías pedagógicas de Pestalozzi y Herbart, ámbitos en los que poseía un profundo conocimiento derivado de sus investigaciones y de su labor al frente de la Residencia.[82]​ Asimismo, Maeztu desempeñó un papel relevante en la fundación del Instituto de las Españas, un organismo en pro del hispanismo radicado en la Universidad de Columbia, y de la Hispanic Society of America en Nueva York.[62]​[83]​

Participación en política y docencia universitaria

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Dictadura de Primo de Rivera

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Durante la dictadura de Primo de Rivera, y con el respaldo de su hermano Ramiro, aceptó formar parte de la Asamblea Nacional,[13]​ como miembro de la sección dedicada a la educación, junto con otras doce mujeres. Aceptó el puesto porque lo consideraba un primer paso en la consecución de los derechos políticos de la mujer española, que aún no tenía derecho a voto.[84]​[85]​[86]​ Entre 1926 y 1929 realizó varios viajes a Argentina,[87]​[88]​ Uruguay y México, donde impartió cursos sobre educación, psicología pedagógica, psicología de la infancia y de la adolescencia, así como conferencias sobre la cultura española. Representó a España como delegada en varios congresos de educación celebrados en Europa, Estados Unidos y América Latina.[59]​

Entre marzo de 1928 y marzo de 1930, fue vocal de la JAE siendo la única mujer que ocupó este cargo antes de 1936. Desde la constitución de la comisión encargada de las relaciones culturales con América, en noviembre de 1928, formó parte de la misma.[3]​ En 1930 fue nombrada vocal del Consejo de Instrucción Pública y, en 1934, miembro del Consejo Nacional de Cultura. En 1932 accedió a la docencia universitaria en la recién creada Sección de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central, cargo que desempeñó hasta 1936.[89]​

Segunda República

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Al inicio de la Segunda República, Maeztu dominaba cuatro idiomas (español, inglés, francés y alemán), había impulsado destacadas iniciativas culturales y realizaba giras como conferenciante por Europa, Estados Unidos e Iberoamérica.[90]​

Las Misiones Pedagógicas constituyeron uno de los primeros proyectos impulsados por la Segunda República, con el objetivo de llevar la enseñanza gratuita y la cultura a las zonas más desfavorecidas de España, así como mejorar las condiciones salariales del profesorado. La profunda renovación social promovida por la República era un ideal compartido por Maeztu. En este contexto, la separación ideológica con su hermano Ramiro se hizo evidente.[91]​[92]​ Las instituciones republicanas reconocieron su labor y su contribución a la mejora de la formación de las mujeres, así como del profesorado en general.[90]​

En las Cortes estará representada la mujer porque parece ser elegible y yo supongo que al hacerse la nueva Constitución se le dará el voto de modo que en las primeras cortes ordinarias que sucedan a las Constituyentes, la mujer tendrá voto y podrá elegir sus representantes. Espero mucho del voto femenino.[93]​
María de Maeztu

En 1931 la hispanista norteamericana Caroline B. Bourland recogió en una carta sus impresiones sobre una cena en la que participaron Victoria Kent, Victoria Ocampo y María de Maeztu, a quienes describió como intelectuales out-radical the radicals (en español, «más radicales que los radicales»).[94]​ Con la llegada de la Segunda República, perdió el contacto con algunas de sus amistades, ya fuera por diferencias ideológicas o por la distancia, y llegó a manifestar que, de no ser por la dedicación a su trabajo, se sentiría triste.[95]​ No obstante, su labor se amplió y recibió el respaldo de las autoridades.[96]​

Me han dado una subvención para la Residencia, la primera en 17 años, y luego se dirá que debíamos algo a la Monarquía. Ahora, en cambio, lo primero que han hecho es enviarme un comunicado ponderando mi labor y otorgándome una subvención. Se lo digo, María, para darle idea de lo bien que se presentan las cosas.[97]​
María de Maeztu

El 3 de febrero de 1933, recibió la visita del presidente Niceto Alcalá Zamora en el Instituto-Escuela y en la Residencia de Señoritas.[98]​[90]​ Hasta el 27 de junio de 1936, cuando María de Maeztu fue nombrada catedrática, únicamente Emilia Pardo Bazán en 1916 había alcanzado ese puesto. Sin embargo, nunca llegó a tomar posesión de su nuevo nombramiento.[89]​ A los pocos meses de estallar la guerra civil, en septiembre de 1936, dejó la dirección de la Residencia de Señoritas.[99]​ No está claro si su destitución se debió a que algunas residentes la consideraban contraria a la República o a una decisión personal de Largo Caballero, motivada por la situación de su hermano Ramiro, que se encontraba en prisión.[100]​ Sin embargo, la Orden Ministerial del 22 de septiembre de 1936 indica que la dimisión fue presentada por la propia Maeztu:[101]​

Este Ministerio ha tenido a bien disponer se admita la dimisión que doña María Maeztu Withney ha presentado de su cargo de Directora de la Residencia de Señoritas, de Madrid, debiendo prestar en lo sucesivo los servicios que se le encomienden como Profesora perteneciente al Escalafón de Escuelas normales.
Wenceslao Roces

Exilio

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María de Maeztu en su visita a Bahía Blanca para dar conferencias durante su exilio en Argentina

El fusilamiento de su hermano Ramiro el 29 de octubre de 1936 representó un duro golpe para ella.[3]​ Camino del exilio, salió de España por Biarritz y llegó a Nueva York a finales de marzo de 1937 con la intención de tomar posesión de la cátedra de Literatura Española en el Barnard College de la Universidad de Columbia creada expresamente para ella por Federico de Onís.[102]​[103]​

A finales de mayo de 1937, recibió la invitación para asistir a un congreso de Historia en Buenos Aires, donde impartió un ciclo de conferencias. Aceptó la propuesta, animada por su amiga Victoria Ocampo, organizadora del evento, quien deseaba colaborar con Maeztu desde hacía tiempo.[104]​ Mientras recibía noticias desfavorables sobre la situación en España y su familia, Maeztu cosechaba éxitos con sus conferencias en Buenos Aires. Permaneció en Argentina durante los meses de julio y agosto, con la intención inicial de regresar en septiembre al Barnard College. Sin embargo, ante la propuesta del presidente de la República Argentina de fundar una Residencia en el país, decidió permanecer en Buenos Aires. A su amiga Margarita de Mayo le escribió:[105]​

(...) me dejé llevar por la emoción y me he metido en un callejón sin salida. Defiéndame ante Onís y explíquele lo que me ha pasado, ha podido parecerle ingratitud o informalidad mi conducta. Nada de eso. Les echo mucho de menos y estoy triste al ver que tengo que recorrer sola y... ya en la vejez el camino que de joven y bien acompañada recorrí hace 25 años.
María de Maeztu

Aunque estableció su residencia en la capital argentina, finalmente el proyecto de Residencia prometido no pudo llevarse a cabo por falta de presupuesto.[15]​ En Buenos Aires desarrolló una intensa actividad profesional, impartiendo conferencias, cursos y escribiendo artículos y libros. Además, enviaba periódicamente ayuda económica a su madre. En una carta a Ortega y Gasset, le decía:[106]​

Y como la generosidad de Victoria (Ocampo) al tenerme en su casa es infinita, todo lo que gano puede ser para mi familia que han quedado todos en el mayor abandono.
María de Maeztu

En agosto de 1937, ofreció una conferencia sobre la vida y la obra de Miguel de Unamuno en el Museo Provincial de Bellas Artes bajo los auspicios de la Comisión Provincial de Bellas Artes. La prensa de la época destacó su agudo sentido crítico, su vasta cultura y su reconocida labor internacional en favor de la superación intelectual de la mujer, así como el interés que despertó su presencia entre los círculos artísticos e intelectuales de entonces.[107]​[108]​ A finales de ese mismo año, ante la continuidad de la guerra en España, alquiló una vivienda en el centro de Buenos Aires, en la calle Viamonte, 550.[106]​ En la Universidad de Buenos Aires, desde su cátedra de Historia de la Educación que ocupó hasta su fallecimiento, enseñó los principios de la pedagogía progresista.[15]​[109]​

Regreso a España

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María de Maeztu en el acto inaugural de la cátedra Ramiro de Maeztu, 1947

A finales de 1944 regresó a Estella para reunirse con su madre y su familia. En Madrid reguló su situación administrativa y fue declarada depurada sin sanción, confirmándose sus derechos.[110]​ En mayo de 1945 fue nombrada, con carácter provisional, profesora numeraria de Pedagogía en la Escuela Normal de Magisterio Primario de Ávila. No pudo recuperar su puesto como directora de la Residencia, ya que para el régimen franquista su pasado se consideraba dudoso, a pesar de su evolución ideológica y de ser hermana de Ramiro de Maeztu.[111]​ Con pesar por dejar a su madre, ya mayor y enferma, regresó a América Latina en comisión de servicio en el Servicio Cultural de la Embajada de España en Chile, cargo honorífico que también ostentó como Agregada de Cultura en la Embajada de Buenos Aires. De este modo, pudo mantener su condición de funcionaria en activo sin necesidad de regresar a España.[112]​ Viajó en varias ocasiones a España, como en 1945 con ocasión de la muerte de su madre, y planeaba un regreso definitivo para el que durante las navidades de 1946 adquirió y amuebló un piso en Madrid, ubicado en la calle Núñez de Balboa. El 29 de enero de 1947 pronunció un discurso con motivo de la inauguración de la Cátedra Ramiro de Maeztu en la Universidad de Madrid.[113]​ El 9 de febrero falleció su hermano Gustavo en Estella. En cumplimiento de sus deseos, Maeztu donó al Ayuntamiento de Estella todos los bienes que él conservaba en su estudio. En febrero de 1947 regresó a Buenos Aires para continuar con su labor docente.[114]​

Esquela de María de Maeztu en Hoja del Lunes

Últimos años y fallecimiento

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El 7 de enero de 1948, Maeztu murió repentinamente en Mar del Plata, a causa de una embolia. Su fallecimiento fue ampliamente recogido por la prensa tanto española como argentina. Las esquelas publicadas en los diarios Ya y ABC incluyeron una dedicatoria a la Sección Preparatoria del Instituto-Escuela, institución entonces prohibida en España.[115]​ Asimismo, en la esquela aparecida en la Hoja del Lunes, se la mencionaba como fundadora de la Residencia de Señoritas.[116]​ Estas referencias, al Instituto-Escuela y a la Residencia, podrían interpretarse como un reconocimiento a la evolución ideológica de Maeztu hacia posiciones más cercanas a las defendidas por su hermano Ramiro.[117]​

Capilla municipal del cementerio de Estella

El 10 de enero, el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín-Artajo, asistió al funeral organizado por la familia en la iglesia de la Concepción de Madrid. El 16 de enero, sus discípulos de Madrid le dedicaron un acto religioso en la iglesia de San Fermín de los Navarros.[118]​ Posteriormente, el 21 de enero, se ofició un funeral en la capilla del Colegio Mayor Santa Teresa de Jesús, institución que había sustituido a la Residencia de Señoritas.[117]​

Su cadáver se trasladó a la Embajada de España en Buenos Aires, desde donde partió hacia Barcelona. El 8 de febrero de 1948, sus restos llegaron a Vitoria y, envueltos en la bandera nacional, se trasladaron en el Ferrocarril Vasco-Navarro a Estella. Tras un solemne funeral, recibió sepultura en el panteón familiar, situado en la capilla municipal del cementerio de Estella.[118]​

Consciente de que padecía insuficiencia cardiaca,[119]​ el 2 de diciembre de 1947 redactó su último testamento, que fue entregado al cónsul general de España en Argentina. En él estableció:[117]​

Deseo morir en la religión católica en la que he nacido y por la que mi hermano Ramiro dio su vida. Deseo que mi cuerpo, si muero lejos de mi patria, sea envuelto en la bandera española con las insignias de la Monarquía, que es a mi leal entender, el régimen de gobierno mejor para el pueblo español.

Creo en la comunión de los santos y en virtud de esa comunión, cuando alcance la Bienaventuranza eterna haré que se reinstaure la monarquía en España.

Pido a mis alumnas de la Residencia de Señoritas y a mis discípulos del Instituto-Escuela, una oración por mi alma, ya que a todos ellos entregué lo mejor de mi vida. No considero como enemigos de España y enemigos míos más que a los que impidieron y estorbaron el que yo volviera a ocupar mi puesto en España. A todos les perdono y pido a Dios les perdone el mal que a España hacen fomentando la incultura y el mal irreparable que a mí me hicieron impidiendo la prosecución de mi obra educativa.
María de Maeztu

Ideario

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Construcción de una nueva España

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Formó parte de la élite intelectual del 98, de los regeneracionistas e institucionistas, a cuyos miembros admiraba y con los que compartía una profunda amistad e ideales comunes orientados a la modernización de España, especialmente en el ámbito educativo.[120]​ Se dedicó a viajar, estudiar y sentar las nuevas bases de un sistema educativo inspirado en los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Su labor estuvo orientada a promover una formación integral de la persona, con especial énfasis en la educación de las mujeres, a quienes consideraba fundamentales en la transformación social y cultural.[1]​

Labor pedagógica

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Durante sus estancias en el extranjero como pensionada por la JAE, desarrolló diversos proyectos centrados en la observación y análisis de sistemas educativos europeos. De manera particular, destacó su admiración por el modelo educativo británico, del cual valoró el principio de la economía mental, el uso de metodologías activas —como el juego y el contacto directo con la naturaleza—, y la figura docente como eje fundamental del proceso educativo. En España, impulsó la pedagogía social y defendió la denominada «pedagogía del esfuerzo», basada en la regulación y la norma, es decir, en la primacía de lo racional frente a lo espontáneo.[59]​ Ortega y Gasset afirmaba en 1918 en la revista Plus Ultra de Nueva York:[5]​

sin incurrir en hipérbole puede asegurarse que María de Maeztu es la primera pedagoga española.
José Ortega y Gasset

En 1920 fue la segunda mujer —tras Adelina Méndez de la Torre en 1918—[121]​[122]​ en participar en el II Congreso de Estudios Vascos, donde presentó una conferencia general sobre la educación primaria.[123]​ Su experiencia internacional y el contacto con pedagogas y profesoras de otros países le permitieron constatar que los avances en la educación femenina estaban estrechamente vinculados al desarrollo de una conciencia política y social entre las mujeres.[124]​ Sentó las bases de una educación de carácter internacional, fundamentada en alianzas educativas orientadas al intercambio de conocimientos, la enseñanza colaborativa, el aprendizaje mutuo y el desarrollo personal, profesional e institucional. A lo largo de más de tres décadas, Maeztu construyó una sólida red de mujeres, conformando una comunidad educativa íntegramente femenina que desempeñó un papel decisivo en la transformación del panorama educativo y social en España.[62]​

Emancipación de las mujeres

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De carácter sobrio y austero, supo transmitir a sus discípulas valores como la responsabilidad, la disciplina y el compromiso, considerándolos esenciales para que, a través del ejercicio profesional, pudieran contribuir al avance y mejora de la situación de las mujeres en la sociedad.[62]​ Dedicó su vida a la educación de sus alumnas, ofreciéndoles una formación intelectual rigurosa que fomentara su participación civil, igualitaria e integral en la construcción de la sociedad y la cultura de la España de su tiempo.[125]​ Su compromiso con la promoción de las mujeres, especialmente de las universitarias, se manifestó también en el ámbito del pensamiento y la escritura. Su preocupación feminista quedó reflejada en numerosos artículos publicados en la prensa local, así como en su correspondencia con figuras intelectuales de la época, entre ellas Miguel de Unamuno, a quien dirigió cartas en las que abordaba cuestiones relativas a la educación y la emancipación femenina.[126]​ En 1930 publicó en la revista La mujer moderna un artículo titulado «Lo único que pedimos» en el que expuso su postura respecto a la liberación de la mujer:[127]​

Soy feminista; me avergonzaría no serlo, porque creo que toda mujer que piensa debe sentir el deseo de colaborar como persona, en la obra total de la cultura humana.
María de Maeztu

Consideraba que la finalidad última de la educación era la emancipación social y económica de las mujeres. Rechazaba firmemente la concepción tradicional que limitaba la formación femenina al ámbito doméstico, defendiendo en cambio una educación orientada a la participación activa en la sociedad, en igualdad con el hombre. A su juicio, la ignorancia de la mujer constituía una de las principales causas de la barbarie, mientras que su instrucción garantizaba el progreso de los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.[128]​ En relación con el matrimonio, sostenía que las mujeres debían acceder a él en condiciones de igualdad de derechos y deberes con respecto al varón. Defendía la legitimidad del divorcio como una solución necesaria cuando los cónyuges no lograban alcanzar una identificación mutua, considerándolo el único camino posible en tales circunstancias.[128]​[129]​ Militó en agrupaciones feministas que reivindicaban el sufragio y la igualdad de derechos civiles. Así, fue de las primeras inscritas en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), fundada en 1918 por María Espinosa de los Monteros e Isabel Oyarzábal, en la que también militaron Victoria Kent y Clara Campoamor.[28]​

Obra y legado

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Traducciones

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Historia de la pedagogía, Paul Monroe (1905) traducido por María de Maeztu (1918)

Su dominio de varios idiomas le permitió desarrollar una labor como traductora de varias obras, entre ellas: Religión y humanidad: la religión dentro de los límites de la humanidad: contribución a la fundación de la pedagogía social (1914, traducido del original de 1894 en alemán),[130]​ Pedagogía social (Paul Natorp, 1899) con el título Curso de pedagogía (1915)[131]​ o la Historia de la pedagogía (1918),[132]​ del inglés Paul Monroe (tomo I 1905,[133]​ tomo II 1924).[134]​

Publicaciones

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Sus publicaciones reflejan una evolución ideológica que va desde un europeísmo inicial, vinculado a su relación con la JAE, hacia una postura más cercana a la de su hermano Ramiro, de orientación tradicionalista, católica e hispanista.[3]​ El libro El problema de la ética, la enseñanza de la moral, escrito durante su exilio en 1938, compendia un pensamiento pedagógico que colocaba a la religión como eje de la educación. En él, establece la conexión entre moral y religión, a través de la cadena lineal moral-deber-regla-obligación-disciplina-autoridad-admiración-religión. Esta idea la había ya planteado en 1925 en el ensayo que había escrito sobre la educación en el Instituto-Escuela. Para ella «la obediencia que la disciplina exige no significa negación de la voluntad propia; consiste simplemente en someterse a la voluntad del guía porque es el mejor que conoce el camino».[135]​

De su obra humanista y pedagógica cabe destacar «La Pedagogía en Londres y las escuelas de párvulos» en Anales de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (1909),[136]​ y «El trabajo de la mujer: nuevas perspectivas», conferencia pronunciada el 8 de abril de 1933.[137]​

Sus publicaciones más importantes corresponden a la última etapa de su vida. Su intención principal fue recopilar y divulgar la obra y el pensamiento de los últimos años de su hermano Ramiro, no sólo por admiración y afecto fraternal, sino por convicción ideológica, aunque no llegó a publicarse.[138]​

La obra El problema de la ética. La enseñanza de la moral, publicada en 1938, buscó dos objetivos: en primer lugar estudiar el problema de la ética y enumerar algunas de las causas que, desde su punto de vista, habían motivado la crisis que vivía el mundo; y en segundo lugar, proponer algunas normas para la enseñanza de la moral en las escuelas.[138]​

En 1941 publicó Historia de la cultura europea, una recopilación de un curso de historia que escribió como reflexión tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió quedarse en Argentina.[139]​ La obra la editó Biblioteca de la Esfinge, especialista en libros para la mujer, bajo la dirección de Gregorio Martínez Sierra (pseudónimo de María Lejárraga).

En 1943 publicó su obra más conocida, Antología-siglo xx. Prosistas españoles. Semblanzas y comentarios, una selección con intención didáctica preferentemente destinada al profesorado de bachillerato, que ha tenido una importante y prolongada difusión en la Colección Austral de Espasa-Calpe.[139]​ En el libro se ocupó de escritores a los que había tratado y con los que compartió tareas intelectuales: Miguel de Unamuno, su hermano Ramiro, Ortega y Gasset, Ramón Menéndez Pidal, Federico de Onís, Valle Inclán, Pío Baroja, Gabriel Miró, Pérez de Ayala, Eugenio D’Ors y Azorín a quien dedica el libro.[21]​

Colegio Estudio

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El ideario pedagógico que inculcó a su alumnado resurgió cuando tres exalumnas del Instituto-Escuela (que Maeztu dirigió durante más de veinte años), empezaron a reunirse clandestinamente a principios de los años 1940 para continuar con este proyecto educativo. Jimena Menéndez Pidal,[140]​ Ángeles Gasset y Carmen García del Diestro fundaron el Colegio Estudio. Instalaron su sede en los edificios del Instituto Internacional, donde Maeztu había tenido sus proyectos educativos, y recuperaron y consolidaron los mismos principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza.[15]​

Premios y reconocimientos

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Fue nombrada doctora honoris causa en varios centros universitarios del mundo, entre ellos Smith College en 1919. También fue reconocida como profesora honoraria en la Universidad de México y como profesora extraordinaria en la Universidad de Columbia.[9]​[76]​

Un grupo de antiguas estudiantes alojadas en la Residencia de señoritas que estaban en Madrid decidió instituir un premio en su memoria. Este galardón se otorgaría anualmente a la alumna de la sección de Pedagogía que obtuviera las mejores calificaciones al finalizar sus estudios, siendo su concesión determinada mediante un examen. La comisión organizadora del premio recaudó 51 000 pesetas, que se entregaron en 1949 a la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid en títulos de deuda perpetua interior al 4%, para que, con su renta, se otorgase anualmente el premio.[141]​ En 1950 se formalizó, por resolución ministerial, una Fundación particular benéfico-docente denominada Premio «María de Maeztu», fundadora de la Residencia de Señoritas.[142]​

En 1988 se constituyó en el País Vasco el Fórum Feminista «María de Maeztu», en honor a su figura.[143]​ Desde 1996 el Área de Igualdad del Ayuntamiento de Estella y la Asamblea de Mujeres de Estella-Lizarra organizan el Certamen Literario Premio María de Maeztu.[144]​[145]​ En 2007 nombraron Clase María de Maeztu a siete buques de salvamento remolcador de altura de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.[146]​ La Universidad de Salamanca estableció en 2008 el Premio «María de Maeztu» de la Universidad de Salamanca a la excelencia Científica.[147]​[148]​ En 2016 el Gobierno de España estableció la distinción Unidad de Excelencia «María de Maeztu», para reconocer a aquellas «unidades públicas de investigación, en cualquier área científica, que demuestran impacto y liderazgo científico a nivel internacional y que colaboran activamente con su entorno social y empresarial».[149]​

En la temporada emitida en 2018 de la serie televisiva La otra mirada, María de Maeztu era la protagonista del capítulo 7; en él, su personaje reivindicaba el desarrollo individual de las personas, la educación, los derechos de las mujeres y defendía el divorcio.[150]​[151]​ El 28 de febrero de 2023, Correos emitió un sello de un euro en conmemoración del 75 aniversario de su fallecimiento.[152]​ Ese mismo año, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda en su honor, que fue presentada el 8 de marzo en la Residencia de Señoritas.[153]​

En numerosas localidades españolas hay calles que llevan su nombre: Albacete, Avilés, Barakaldo, Elche, Estella, Estepona, Galapagar, Granada, Madrid, Málaga, Puertollano, Valencia, Zaragoza.[154]​

Referencias

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Bibliografía

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Enlaces externos

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