La obra denominada «Itinerario de Brujas» es una recopilación de rutas en Europa, norte de África y Oriente Próximo que fue escrita, probablemente, en la ciudad de Brujas sobre el año 1380.[1] Con el título de Via prima quae est diversorum locorum mundi distantia demonstrativa, fue uno de los primeros itinerarios europeos en publicarse tras las obras de época romana como el Itinerario de Antonino o el Anónimo de Rávena.[2] Se considera que, en su tiempo, era la descripción de caminos más amplia y completa que existía.[3]
El ejemplar más antiguo que se conserva se encuentra, junto a otros itinerarios, en un códice existente en la universidad de Gante.[1] Este fue recopilado, a finales del siglo XV, por Raphael de Marcatello, hijo bastardo de Felipe III de Borgoña y a la sazón, abad de la San Bavón en Gante.[1]
Parece ser que, con anterioridad a 1800, apareció una edición con el título «Explication du grand voyage des pèlerins de la Terre Sainte partant de Bruxelles en Belgique à Saint Jacques de Compostelle en Espagne, de Saint Jacques à Rome et de Rome à Jérusalem».[1]
La primera edición contemporánea se debe a Joachim Lelewel, quién la publicó en 1857, con texto original en latín y traducción al francés. Otra edición —también en francés— preparada por E.T. Hamy, formó parte de una reedición en 1908 de «Le Livre de la description des Pays» escrita por Gilles Le Bouvier en el 1451 .[4] Ya en el siglo XXI fue incluido en la extensa obra Europäische Reiseberichte des späten Mittelalters (Crónicas europeas sobre viajes en la Baja Edad Media), editada por Werner Paravacini, dentro de su volumen tercero dedicado a los viajeros de los Países Bajos.
Se estima que fue elaborado a partir de diversas fuentes.[3] Contiene la descripción de un total de 29 rutas de las que, buena parte de ellas, toman a la ciudad de Brujas como punto de partida.[5] Son caminos incluidos en función de su importancia como rutas comerciales o de peregrinación.[5]
Mas enfocados al aspecto económico, aparecen otros que conectaban lugares con ferias importantes así como con destacadas ciudades y puertos comerciales.[7] Se distinguen varios grupos principales: los que discurrían por el ámbito de la Liga Hanseática y enlazaban poblaciones como Bremen, Hamburgo y Lubeca; los que unían el área alrededor de París y el norte europeo con la costa mediterránea a través del valle del Ródano; así como los que utilizaban el del Rin para llegar a la llanura Padana, donde se ubicaban Milán o Venecia.[7]
A pesar de su amplitud, la obra no incluye varias rutas bien conocidas en la época, algunas, de gran importancia.[7] Tampoco describe ninguna dentro de las islas británicas, el reino de Portugal o el de Granada. Sin embargo, detalla itinerarios de larga distancia hasta lugares tan apartados como Moscú, Trondheim, Trípoli o Constantinopla.
Dentro de la península ibérica se incluyen varios: uno que recorre la costa mediterránea, continúa por el interior hasta Sevilla y llega a los puertos donde se embarcaba para el norte africano (rutas n.º 13, 14 y 15); el clásico Camino de Santiago —incluyendo el desvío por Oviedo— (ruta n.º 23) así como otro para conectar este —desde Astorga— con Sevilla (ruta n.º 25).
Utiliza varios tipos de medida para indicar las distancias: leguas de tierra o de mar; millas alemanas o lombardas e, incluso, jornadas de marcha.[8]
Por otro lado, mayoritariamente, indica las entidades políticas a las que pertenecían las poblaciones por las que pasaba cada ruta. Esto lo convierte en una valiosa fuente para el estudio de sus extensiones, en esa época. Así por ejemplo, asigna dentro del reino de Navarra (ruta n.º 23) a: La Gorette (Garris); Osteruaus (Ostabat); San Juan Pie de Puerto; Cheval Blanc; Roncesvalles; Burguete; Pamplona; Puente la Reina; Estella; Los Arcos y Viana.