Diferencia entre revisiones de «Existencia de Dios»

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* El argumento de [[parsimonia]] (o aplicación del principio de la [[navaja de Occam]]) sostiene que, dado que teorías naturales (es decir, que no recurren a lo [[sobrenatural]]) explican adecuadamente el desarrollo de la religión y la creencia en los dioses,<ref>[[Pascal BOYER|Pascal Boyer]]: ''Religion Explained: The Evolutionary Origins of Religious Thought''. Basic Books, 2001.</ref> la existencia real de tales agentes sobrenaturales es superflua y puede prescindirse de ella a no ser que se demuestre su necesidad para la explicación del fenómeno religioso.
* El argumento de [[parsimonia]] (o aplicación del principio de la [[navaja de Occam]]) sostiene que, dado que teorías naturales (es decir, que no recurren a lo [[sobrenatural]]) explican adecuadamente el desarrollo de la religión y la creencia en los dioses,<ref>[[Pascal BOYER|Pascal Boyer]]: ''Religion Explained: The Evolutionary Origins of Religious Thought''. Basic Books, 2001.</ref> la existencia real de tales agentes sobrenaturales es superflua y puede prescindirse de ella a no ser que se demuestre su necesidad para la explicación del fenómeno religioso.

==Argumentos del psicoanálisis==: Defendido por Freud. Freud explica que el ser humano, por naturaleza, translada la figura de los padres a la de Dios. Cuando crecemos, poco a poco nos separamos de nuestros padres, que en principio son lo supremo, lo más importante, lo transcendente y acabamos creyendo en Dios al hechar en falta a los padres.

==Argumento materialista de Feuerbach==: Defendido por Feuerbach. Dice que Dios no ha creado al hombre, si no que el hombre ha creado a Dios

==Argumento Psicológico==: Se sostiene sobre el miedo que se tiene a la muerte. Todo lo solucionamos con Dios. Como nos vamos a morir, creemos en Dios, es la única salida moral.

==Argumento existencialista==: Defendido por Sartre: Dice que el hombre es libre, luego Dios no existe. Si existira Dios, el hombre no podría ser libre.


:* Véase también: [[:Categoría:Argumentos ateístas|Argumentos ateístas]]
:* Véase también: [[:Categoría:Argumentos ateístas|Argumentos ateístas]]

Revisión del 00:13 27 jun 2010

La existencia de Dios ha sido objeto de argumentos a favor y en contra propuestos por filósofos, teólogos y otros pensadores. En terminología filosófica, los argumentos sobre la existencia de Dios se refieren a las escuelas de pensamiento sobre la epistemología de la ontología de Dios.

La reflexión sobre la existencia de Dios plantea cuestiones filosóficas fundamentales, e implica un debate entre diferentes posturas, cuya expresión habitualmente no se limita el mundo de la racionalidad, sino que se extiende al de las creencias. El teísmo y el ateísmo son las posturas teóricas favorables o contrarias a la existencia de Dios, respectivamente; mientras que el agnosticismo es la que niega la posibilidad de conocer la existencia de Dios. Se han propuesto muchas denominaciones que matizan o definen con más precisión cada posible posición en este debate (panteísmo, deísmo, apateísmo, etc.)

Un problema básico es que no existe una definición universalmente aceptada de Dios. Algunas definiciones de la existencia de Dios no son tan específicas como para permitir decir que sea cierto que algo que existe se ajusta a la definición; en marcado contraste, hay otras sugerencias que las definiciones son en sí contradictorias.

Los argumentos en favor de la existencia de Dios suelen incluir cuestiones metafísicas, empíricas y subjetivas. Las alegaciones en contra suelen incluir cuestiones empíricas y razonamientos deductivos o inductivos.

Aunque hace tiempo, buena parte del mundo académico occidental veía la cuestión de la existencia de Dios como un tema intocable o un pseudoproblema, esta cuestión ha vuelto a suscitar debates vivos en filosofía. Se ha llegado a escribir: «En el mundo académico, Dios no está muerto [en referencia a la muerte de Dios descrita por Nietzsche]: volvió a la vida a finales de los años sesenta».[1]

También es un tema álgido en la cultura popular.[2]

Aspectos filosóficos y religiosos

Definición de Dios

En la cultura occidental, el término «dios» normalmente se ha referido al concepto teísta de un ser supremo personal, diferente de cualquier otro ser. El teísmo clásico afirma que Dios posee toda posible perfección, incluyendo cualidades tales como la omnisciencia, la omnipotencia y la total benevolencia, y que es providente con su creación.

Sin embargo, esta definición no es la única posible definición de Dios. Otros enfoques filosóficos, lógicamente, toman una simple definición de Dios como «motor inmóvil» o «causa incausada»,[3]​ o «el creador definitivo»[4]​ o «un ser superior sobre el cual nada puede ser concebido»[5]​ a partir de lo cual se pueden deducir sus propiedades clásicas.[6]​ Por el contrario, el panteísmo no cree en un Dios personal. Por ejemplo, Spinoza y sus seguidores filosóficos (por ejemplo, Einstein) utilizan el término «Dios» en un sentido filosófico particular, para significar, aproximadamente, la sustancia o principios esenciales de la naturaleza.[7]

En la rama del hinduismo denominada advaita vedanta, la realidad se considera en última instancia un único ser, ajeno a la cualidades y al cambio, llamado nirguna Brahman (‘Bráhman sin cualidades’), que se supone más allá de la comprensión humana ordinaria; siendo el mundo que normalmente percibimos, compuesto de pluralidad de objetos, provocado por las consecuencias de nuestras acciones. La filosofía advaita introduce el concepto de saguna Brahman (‘Bráhman con cualidades’) o Ishvará como una manera de referirse a ese Brahman ante el pueblo.[8]​ A este Ishvará sí se le atribuyen cualidades tales como la omnisciencia, la omnipotencia y la benevolencia.

Las religiones politeístas utilizan la palabra «dios» para múltiples seres con diversos grados de poder y habilidades, que en relatos como los de la mitología grecorromana (Homero, Hesíodo, Virgilio, Ovidio) aparecen antropomorfizados, con vicios y virtudes humanas (luchando, engañando, discutiendo, etc.).

¿Se puede demostrar la existencia de Dios?

Posturas a favor de la demostrabilidad racional de Dios

Siguiendo la fe cristiana, los filósofos y teólogos distinguen dos formas de conocer a Dios:

  • Doctrinas procedentes de la Revelación general, es decir exclusivamente de la razón obteniendo conclusiones basadas en observaciones relativamente obvias del mundo y de uno mismo.
  • Doctrinas procedentes de la Revelación especial que surgen fundamentalmente de la fe en la revelación inspirada por Dios, incluyendo la vida de Cristo, pero que no pueden ser probadas ni previstas sólo por la razón, tales como la doctrina de la Trinidad y de la Encarnación.


  • Desde la Revelación general

Dentro de las posturas Teístas a favor de ello, el Catecismo de la Iglesia Católica, siguiendo la tradición tomista y la definición dogmática del Primer Concilio Vaticano, postulan que en la doctrina de la Iglesia Católica, la existencia de Dios ya ha sido racionalmente demostrada; indicando que las pruebas de la existencia de Dios estarían presentes en las Cinco Vías de santo Tomás de Aquino.

Muchas otras confesiones cristianas comparten el punto de vista de que la existencia de Dios puede ser demostrada sin recurrir a la revelación. Los católicos sostienen que el argumento puede ser conocido por todos, incluso sin ninguna revelación divina, ya que es anterior a la cristiandad. San Pablo utilizó este argumento al insistir en que los paganos no tenían excusa, argumentando que "desde la creación del mundo, la invisible naturaleza de Dios —es decir, su poder eterno y divinidad— se han percibido claramente en las cosas que han sido hechas". (Citado de la biblia; Romanos 1:20).

  • Desde la Revelación especial

En ningún lugar la Biblia trata de demostrar la existencia de Dios mediante pruebas metódicas o convencionales. Se asume la existencia de Dios como evidente, como creencia natural para el hombre. Pues la fe aunque puede apoyarse en los datos de la razón, no surge necesariamente de un proceso demostrativo. Al respecto afirma A.B. Davidson[9]​:

La idea de que el hombre llega a conocer a Dios , o alcanza comunión con él mediante sus propios esfuerzos es completamente extraña al Antiguo Testamento. Dios habla, aparece; el hombre escucha y contempla. Dios se acerca al hombre; acuerda un pacto o inicia relaciones especiales con el hombre; le da mandamientos. El hombre lo recibe cuando se acerca a Dios, acepta su voluntad y obedece sus preceptos. Jamás se presenta a Moisés o a los profetas en actitud pensante, reflexionando sobre el Invisible y llegando a conclusiones con respecto a él, o ascendiendo a concepciones elevadas de la divinidad. El Invisible se manifiesta a sí mismo ante ellos, y ellos lo saben.

Posturas en contra de la demostrabilidad racional de Dios

En el tema de la existencia de Dios, se presenta la carga de la prueba, la cual corresponde a quienes la afirman; ya que la exigencia contraria (pedir probar la inexistencia de dios), sería una imposibilidad lógica, que en terminología jurídica se denominan prueba diabólica. Querer pedir o demostrar la inexistencia de Dios tiene tan poco sentido como querer probar la inexistencia de cualquier otra cosa. La inexistencia, sin más, no se puede probar; por lo que decir que no existe pruebas de su inexistencia, no sería prueba de su existencia.

Argumentos sobre su existencia

Argumentos en favor de la existencia de Dios

  • El argumento cosmológico sostiene que hubo una «primera causa», o «motor» que es identificado como Dios.
  • El argumento de Aristóteles es el Primer motor inmóvil. Es debido a que todo móvil, a su vez debe ser movido por un motor y este a su vez, debe ser movido por otro motor, que la cadena de móviles necesita de un primer motor que no sea movido a su vez por otro. Sobre este Primer motor inmóvil, Aristóteles dirá que debe ser acto puro, forma pura, pues si no estuviese en acto sería imposible que pueda ser motor de algo. El libro central donde Aristóteles habla de él es Metafísica XII, paradigma central de la cultura mediterranea, pues, después este mismo pasaje será reinterpretado por buena parte de la filosofía mediterranea (desde Santo Tomás de Aquino hasta Kant, desde San Alberto Magno hasta Hegel). Así, el Primer motor funge como el orden último de la cosmología aristotélica. Él mueve directamente a los astros del primer cielo, éstos tratan de imitarlo dando vueltas en círculo. El círculo responde al acto más perfecto según la ideología griega, pues no tiene comienzo ni fin, es continúo. Además Aristóteles define al Primer Motor como "gnoesis gnoeseos" (conocimiento de conocimiento), así el Primer Motor vuelve sobre sí, conociendo sólo lo más perfecto: él mismo, y esto responde al porqué de la estructura esférica del universo según Aristóteles. Por otra parte, este motor no es de modo alguno Dios bajo la jerga cristiana, como sugiere Santo Tomás de Aquino. A diferencia de un Dios cristiano, el Primer Motor aristotélico no conoce el mundo sublunar (la Tierra), sino sólo realiza la actividad más perfecta: pensar, conocer. Y sólo puede conocer lo más perfecto que es él mismo. De esta manera no hay lugar para los hombres o el universo en el pensar del Primer Motor, es más al Primer Motor no le interesa conocer algo que no sea él. De aquí se siguen dos rasgos importantes, que el Primer Motor no es providente y tampoco nos conoce. Además no es de algún modo infinito, recordemos que los griegos repudiaban la idea del infinito (cfr. Metafísica II,2). Esto último responde a que el conocimiento es finito (conocer es justo poner límites a la realidad) y el conocimiento de algo ilimitado, al no poder ser fijado, acaba por no ser conocimiento.
  • Las cinco vías de Santo Tomás de Aquino, que aprovecha argumentaciones de Aristóteles y Platón, algunas tan compartidas como la quinta, sobre el orden en el mundo, que llega hasta Voltaire, a su modo: «Hay Dios, porque no hay reloj sin relojero».
  • El argumento teleológico sostiene que el orden del universo y su complejidad se explican mejor por referencia a un Dios Creador (argumento similar al del creacionismo o el diseño inteligente contra el evolucionismo darwinista).[10]
  • El argumento ontológico, a diferencia de los demás, es apriorístico, es decir, se trata de una demostración en la que no interviene ningún factor de la realidad. Se basa en argumentos acerca de un «ser mayor que el cual no puede ser pensado». Fue enunciado por primera vez por Avicena y San Anselmo: "Todos, incluso aquellos que niegan la existencia de Dios, tienen en su mente la noción de Dios; en efecto, si no la tuvieran, no entenderían lo que dicen cuando afirman que no existe. Ahora bien, esa noción es la del ser más alla del cual no cabe ni siquiera concebir algo más perfecto. Pues bien, ése ser perfectísimo ha de existir necesariamente, pues, de no ser así, cualquier cosa que existiera sería más perfecta que Él y eso sería contradictorio. Por lo tanto, es necesario que Dios exista." Rechazado por Tomás de Aquino, Roger Bacon, Hume y Kant, entre otros, pero admitido por Descartes, Gödel y Hegel, entre otros. Kant demostró que definir algo incluso como un ser necesario (Dios), no implica su existencia. Alvin Plantinga formula este argumento para demostrar que, si es lógicamente posible para Dios (un ser necesario) existir, Dios existe, pero es incapaz de refutar a Kant y demostrar que sea lógicamente necesario que exista un ser definido como necesario. [11]
  • El problema cuerpo-mente sugiere que la relación de la conciencia con la materia se entiende mejor en términos de la existencia de Dios.
  • Los argumentos que sostienen que alguna cualidad física observada en el universo es de una importancia fundamental y no un epifenómeno (como la justicia, la belleza, el amor o la experiencia religiosa) defienden el teísmo frente al materialismo.
  • El argumento antrópico sugiere que un hecho básico, como nuestra propia existencia, se explica mejor por la existencia de Dios.
  • El argumento moral sostiene que la existencia objetiva de la moralidad depende de la existencia de Dios.
  • El argumento trascendental sugiere que lógica, ciencia, ética, y otras cosas que son tomadas en serio, dejarían de ser tomadas en serio o perderían sentido en ausencia de Dios; y que en última instancia, los argumentos ateos deben refutarse a sí mismos si se insiste con rigurosa coherencia.
  • La doctrina de la voluntad de creer del filósofo pragmático William James es un intento de demostrar a Dios, mostrando que la aprobación del teísmo como una hipótesis «funciona» en la vida de un creyente. Esta doctrina depende en gran medida de la teoría pragmática de la verdad de James, donde las creencias son probadas por la forma en que funcionan después de que son adoptadas, en vez de por pruebas anteriores a la conversión (una forma del método hipotético deductivo).
  • Argumentos basados en la reivindicación de milagros específicos atribuidos a Dios asociados con acontecimientos o personajes históricos.
  • El argumento del consenso universal: la creencia en Dios o en el mundo sobrenatural arranca del paleolítico (suelen interpretarse de ese modo distintas manifestaciones espirituales de la cultura material, desde los rituales de enterramiento hasta el arte paleolítico) y llega hasta hoy mismo (se han calculado cifras de más del 80% de la población mundial como creyente en alguna religión).

Argumentos en contra de la creencia en Dios

Cada uno de los siguientes argumentos tiene por objeto mostrar que las características que describen y/o definen a Dios (o dioses), posiblemente no existen (al carecer intrínsecamente de sentido, ser contradictorio, o estar en contradicción con hechos científicos o históricos conocidos), o que no hay suficientes razones para creer en él o ellos. No obstante, algunos de estos razonamientos se refieren a una definición específica de Dios; ya que no todas las religiones definen a Dios de igual forma.

Argumentos empíricos

Los argumentos empíricos dependen de datos empíricos para demostrar sus conclusiones.

  • El argumento de la inconsistencia de las revelaciones se opone a la existencia de la deidad llamada de Dios, tal como se describe en los libros sagrados (tales como el Tanaj judío, la Biblia cristiana o el Corán islámico) mediante la identificación de contradicciones aparentes entre las distintas escrituras, dentro de una misma escritura, o entre la escritura y los hechos conocidos. Para ser eficaz, este argumento requiere el de la inerrancia bíblica o la confrontación el registro de la escritura con el Dios que esta describe.
  • El argumento del incrédulo se opone a la existencia de un Dios omnipotente que quiera que los seres humanos crean en él, ya que la simple existencia de seres humanos que no lo hacen, demuestra su incapacidad de lograrlo. Esta es la aplicación empírica (dado que la existencia de incrédulos es un hecho observable) de una paradoja lógica denominada Paradoja de Russell o del barbero, que puede expresarse también en términos aparentemente teológicos: «Si el Dios omnipotente existe, ¿podría crear un peso tan pesado que ni él pudiera levantar? Tanto si puede como si no puede, no existiría un Dios omnipotente». Realmente, Bertrand Russell no buscaba ninguna trascendencia teológica o atea a su paradoja, sino que la usó como ejemplo de contradicción o reducción al absurdo de la teoría de conjuntos de Cantor y Frege.[12]
  • El argumento de parsimonia (o aplicación del principio de la navaja de Occam) sostiene que, dado que teorías naturales (es decir, que no recurren a lo sobrenatural) explican adecuadamente el desarrollo de la religión y la creencia en los dioses,[13]​ la existencia real de tales agentes sobrenaturales es superflua y puede prescindirse de ella a no ser que se demuestre su necesidad para la explicación del fenómeno religioso.

Enlaces externos

Referencias (en inglés)

Notas

  1. La cita original es: «God is not 'dead' in academia; he returned to life in the late 1960s», citado por Quentin Smith en The Rationality of Theism. Habla del cambio experimentado desde la hostilidad hacia el teísmo en la Encyclopedia of Philosophy de Paul Edwards (1967) hacia una mayor simpatía hacia el teísmo en la Routledge Encyclopedia of Philosophy, más reciente.
  2. Considerando el éxito de ventas y la repercusión pública de muchos libros recientes a favor y en contra del teísmo, como The God Delusion de Richard Dawkins y The Language of God de Francis Collins
  3. Tomás de Aquino, véase Cinco vías.
  4. Una reexposición moderna, véase [1]
  5. Según el argumento ontológico de San Anselmo
  6. Véase Richard Swinburne Does God Exist?, o John Polkinghorne.
  7. Ver los artículos sobre estos autores, y sobre todo el artículo de Einstein de 1940 en la revista Nature.
  8. htm «El Upanishad Principal». Consultado el 12-01-2007.  Parámetro desconocido |última= ignorado (ayuda); Parámetro desconocido |primera= ignorado (ayuda)
  9. p.23 Pearlman, Myer. Teología Bíblica y Sistemática. Editorial Vida 1992.ISBN 0-8297-1372-7
  10. Richard Dawkins El relojero ciego
  11. Plantinga lo atribuye a Charles Hartshorne. Alvin PLANTINGA (1998): «Arguments for the existence of God». En E. Craig (ed.): Routledge Encyclopedia of Philosophy. Londres: Routledge. Consultado en marzo de 2007, en Routledge.com.
  12. Paradojas de Russell
  13. Pascal Boyer: Religion Explained: The Evolutionary Origins of Religious Thought. Basic Books, 2001.