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El vampiro, por Philip Burne-Jones, 1897

Los vampiros son seres mitológicos o folclóricos que se alimentan de la esencia vital (en general en forma de sangre) de criaturas vivientes, a pesar de ser ellos no-muertos o personas vivientes.[1][2][3][4][5][6]​ En los relatos folclóricos, los vampiros solían visitar seres queridos y causaban daños y muertes en los pueblos que habitaban cuando estaban vivos. Vestían mortajas y se los describía a menudo como hinchados y de semblante moreno o rubicundo. En esto se diferencian de las representaciones modernas de vampiros en la ficción: los demacrados, pálidos vampiros de comienzos del siglo XIX. Si bien hay registros de entidades vampirescas en gran número de culturas y según la especulación del historiador literario Brian Frost que la “creencia en vampiros y demonios chupasangre es tan vieja como el hombre mismo”, y puede remontarse a los “tiempos prehistóricos”,[7]​ el término “vampiro” no se popularizó hasta principios del siglo XVIII, después de un influjo de supersticiones sobre vampiros en Europa Occidental desde áreas donde las leyendas sobre vampiros eran frecuentes, como en los Balcanes y Europa Oriental,[8]​ aunque las variantes locales también fueron conocidos por diferentes nombres, como vampir (вампир) en Serbia y Bulgaria, vrykolakas en Grecia y strigoi en Rumania. Esto aumentó en nivel de superstición sobre vampiros en Europa, lo que llevó a la histeria colectiva y en algunos casos resultó en acusaciones de vampirismo y en gente que terminó siendo clavada en estacas.

El vampiro carismático y sofisticado de la ficción moderna nació en 1819 con la publicación de “El Vampiro” de John Polidori. La historia fue muy exitosa y es probablemente la obra de vampiros más influyente de principios del siglo XIX.[9]​ Sin embargo, es la novela de Bram Stoker escrita en 1897 “Drácula” que es reconocida como la quintaesencia de la novela de vampiros y que proveyó la base de la ficción de vampiros moderna. Drácula hizo uso de tempranas mitologías sobre hombres lobo y similares demonios imaginarios and “fue la voz de las ansiedades de una era” y los “miedos de la patriarquía victoriana”.[10]

El éxito de este libro generó un género distintivo de vampiros, todavía popular en el siglo XXI, con libros, películas videojuegos y programas de televisión. El vampiro es una figura predominante en el género de horror que el historiador literario Susan Sellers coloca al mito contemporáneo del vampiro en la “seguridad comparativa de la fantasía de pesadilla”.[10]

Creencias en el folclore[editar]

La noción de vampirismo ha existido desde hace milenisos; culturas como la mesopotámica, hebreos, antiguos griegos y romanos presentaban historias de espíritus y demonios a los que se considera precursores de los vampiros modernos. Sin embargo, a pesar de la aparición de criaturas similares a vampiros en estas civilizaciones antiguas, el folclore de la entidad conocida hoy como vampiro se originó casi exclusivamente en los Balcanes de principios del siglo XVIII,[8]​ cuando las tradiciones orales de muchos grupos étnicos de la región fueron registrados y publicados. En la mayoría de los casos,los vampiros eran apariciones de seres malignos, suicidas o brujas, pero también podían ser creados por un espíritu malévolo que tomó posesión de un cadáver o al ser mordidos por un vampiro. La creencia en semejantes leyendas se tornaron tan omnipresentes que en algunas áreas causaron histeria colectiva e incluso ejecuciones públicas de personas que se creía que eran vampiros.[11]

Descripción y atributos comunes[editar]

Es difícil hacer una única y definitiva descripción del vampiro folclórico, aunque hay varios elementos comunes a muchas de las leyendas europeas. Normalmente, los vampiros eran reportados como hinchados en apariencia, y rubicundos, purpúreos o morenos en color; estas características eran atribuidas a la reciente ingesta de sangre. En efecto, se solía ver sangre chorreando chorreando de la boca y la nariz cuando se los miraba en su mortaja o ataúd y su ojo izquierdo a menudo estaba abierto.[12]​ Estaría vestido con la mortaja de lino en la que fue enterado, y sus dientes, cabellos y uñas habrían crecido un tanto, aunque en general los colmillos no eran un rasgo distintivo.[13]

Crear un vampiro[editar]

Las causas de generación de vampiros fueron muchas y variadas en el folclore original. En las tradiciones chinas y eslacas, se temía que un cadáver, si le saltaba un animal por encima, particularmente un gato o un perro, se terminara convirtiendo en un no-muerto.[14]​ Un cuerpo con una herida que no hubiera sido tratada con agua hirviendo también sufría ese riesgo. En el folclore ruso, se decía que los vampiros algunas vez habían sido brujas o personas que se habían rebelado contra la Iglesia cuando aún vivían.[15]

A menudo surgieron prácticas culturales destinadas a prevenir que seres queridos recientemente fallecidos se convirtieran en apariciones. Enterrar los cadáveres al revés era una costumbre que se había extendido, al igual que colocar objetos terrenales, como hoces y guadañas,[16]​ cerca de la tumba para satisfacer a los demonios que pudieran intentar entrar al cuerpo o para apaciguar al muerto para que este no intente salir de su ataúd. Este método se asemeja a la práctica de la Antigua Grecia de colocar un óbolo en la boca del cadáver para pagar el peaje para cruzar el río Estigia en el inframundo; se ha argumentado que, en cambio, la intención de colocar la moneda prevenir que algún espíritu maligno entrara al cuerpo, lo cual puede habre influenciado el posterior folclore sobre vampiros. Esta tradición persistió en el folclore de la Grecia moderna a través de la creencia en los vrykolakas; se colocaba sobre el cadáver una cruz de cera y una pieza de cerámica con la inscripción “Jesucristo conquista” para prevenir de que el cuerpo se convirtiera en un vampiro.[17]​ Other methods commonly practised in Europe included severing the tendons at the knees or placing poppy seeds, millet, or sand on the ground at the grave site of a presumed vampire; this was intended to keep the vampire occupied all night by counting the fallen grains.[18]​ Similares narraciones chinas afirman que si un ser vampiresco se encontrara una bolsa de arroz, tendría que contar cada grano; este es un tema que se encuentra tanto en el subcontinente de la India como en los relatos sudamericanos de brujas u otros tipos de espíritus o seres malvados o traviesos.[19]

Identificar vampiros[editar]

Se realizaba muchos rituales elaborados para identificar un vampiro. Un método para descubrir la tumba de un vampiro involucraba llevar un muchacho virgen a través de un cementerio o a los terrenos de una iglesia en un semental virgen—se suponía que el caballo se taimaría en la tumba en cuestión.[15]​ En general se requería de un caballo negro, aunque en Albania debía ser blanco.[20]​ Si se veía huecos en la tierra sobre la tumba, se lo tomaba como una señal de vampirismo.[21]​ Se describía a los cuerpos que se pensaba que eran vampiros como más saludables en aspecto de lo que se esperaba, más gordos y con pocos o ningún signo de descomposición.[22]​ En algunos casos, cuando abrían las tumbas sospechosas, los aldeanos incluso describían al cadáver como teniendo sangre fresca de una víctima por toda su cara..[23]​ Evidencia de que un vampiro estaba activo en una localidad dada incluía muerte del ganado, ovejas, parientes o vecinos. Los vampiros folclóricos podían también hacerse notar asumiendo actividades menores de tipo poltergeist, como arrojar piedras en los techos de las casass o mover objetos domésticossuch as hurling stones on roofs or moving household objects,[24]​ y presionar gente mientras duerme.[25]

Protección[editar]

Apotropaicos—objetos mundanos o sagrados capaces de rechazar apariciones—como ajos[26]​ o agua bendita son comunes en el folclore de vampiros. Los objetos varían de región en región; se decía que una rama de rosa silvestre y de espino podían lastimar a los vampiros; en Europa, se decía que rociar el piso de la casa con mostaza los mantenía alejados..[27]​ Otros apotropaicos incluían objetos sagrados, como crucifijos, rosarios o agua bendita. Se decía que los vampiros eran incapaces de caminar en tierra consagrada, como la de las iglesia o templos, o atravesar corrientes de agua.[28]​Aunque tradicionalmente no se los considera apotropaicos, los espejos han sido utilizados para ahuyentar a los vampiros colocándolos hacia afuera en una puerta (en algunas culturas, los vampiros no producen reflejo y a veces no tienen sombra, quizá una manifestación de la ausencia de alma de estos).[29]​ Este atributo, si bien no es universal This attribute, although not universal (el vrykolakas/tympanios griego producía tanto reflejo como sombra), fue usado por Bram Stoker en Dracula y ha sido popularizado con los subsecuentes autores y cineastas.[30]​ Algunas tradiciones también sostenían que un vampiro no podía entrar a una casa a menos que fuera invitado por su dueño, aunque después de la primera invitación podía entrar y salir a voluntad[29]​ Aunque folclóricamente se creía que los vampiros eran más activos a la noche, en general no eran considerados vulnerables a la luz solar.[30]

Los métodos para destruir vampiros variaban, aunque clavarles una estaca es el método más citado, especialmente en las culturas eslavas del sur.[31]​ El fresno era la madera preferida en Rusia y en los Estados bálticos,[32]​ o el espino en Serbia,[33]​ con un registro de roble en Silesia.[34]​ La estaca era clavada en el corazón de los vampiros potenciales en la mayoría de las regiones, pero la boca era el objetivo en Rusia y el norte de Alemania[35][36]​ y el estómago en el noreste de Serbia.[37]​ Agujerear la piel del pecho era un modo de “desinflar” al vampiro hichado; esto es similar al acto de enterrar objetos filosos, como hoces, para que penetraran la piel en caso de que el cuerpo se hinchara en el proceso de transformación en una aparición.[38]​ La decapitación fue el método preferido en las áreas alemanas y eslavas en el oeste, con la cabeza enterrada entre los pies, detrás de las nalgas o lejos del cuerpo.[31]​ Se suponía que este acto apresuraría la partida del alma lo cual, en algunas culturas, se cree que perdura en el cuerpo. También se podía empalar la cabeza, cuerpo o ropa del vampiro y sujetarlos a la tierra para evitar que se levante.[39]​ Los gitanos clavaban agujas de hierro o acero en el corazón del cadáver y colocaban pedazos de acero en la boca, sobre los ojos, oídos y entre los dedos en el momento del entierro. También colocaban espino en los calcetines del cadáver o clavaban una estaca de espino entre las piernas. En un entierro cerca de Venecia, en el siglo XVI, se forzó un ladrillo dentro de la boca del cadáver de una mujer, lo que fue interpretado como un ritual mata vampiros por los arqueólogos que lo descubrieron en 2006.[40]​ Otras medidas incluían rociar agua hirviente sobre la tumba o la completa incineración del cuerpo. En los Balcanes, se podía matar un vampiro disparándole o ahogándolo, repitiendo el servicio del funeral, rociando agua bendita en el cuerpo o bien por exorcismo. En Rumania, se colocaba un ajo en la boca y, hasta tiempos tan recientes como el siglo XIX, se tomaba la precaución de disparar con un arma a través del ataúd. Para los casos resistentes, el cuerpo era descuartizado y las partes eran quemadas, mezcladas con agua y administradas a los miembros de la familia como una cura. En las regiones sajonas de Alemania, se colocaba un limón en la boca de los sospechosos de ser vampiros..[41]

Creencias antiguas[editar]

Lilith (1892), por John Collier

Historias de seres sobrenaturales que se alimentan de la sangre o la carne de los vivos han sido encontradas en casi toda cultura del mundo por muchos siglos.[42]​ Hoy asociaríamos esas entidades con vampiros, pero, en los tiempos antiguos, el término “vampiro” no existía; la ingesta de sangre y actividades similares era atribuida a demonios o a espíritus que comerían carne y beberían sangre; incluso el diablo era considerado sinónimo de vampiro.[43]​ Casi toda nación ha asociado la ingesta de sangre con alguna clase de aparición o demonio, o en algunos casos una deidad. En la India, por ejemplo, las historias de vetalas, criaturas similares a gules que habitan en cadáveres, han sido compiladas en el Baital Pachisi; una prominente historia en el Kathasaritsagara cuenta del rey Vikramāditya y sus búsquedas nocturnas para capturar a un vetala elusivo.[44]Pishacha, los espíritus regresados de malhechores o de aquellos que murieron dementes también portaban atributos vampirescos.[45]​ La diosa Kali de la antigua India, con colmillos y una guirnalda hecha de cadáveres o calaveras, también estaba íntimamente relacionada con el beber sangre.[46]​ En el antiguo Egipto, la diosa Sejmet bebía sangre.[47]

Los persas fueron una de las primeras civilizaciones en tener cuentos sobre demonios bebedores de sangre: fueron encontradas representaciones de criaturas intentando beber la sangre de hombres en fragmentos de alfarería.[48]​ En la antigua Babilonia existían historias de la mítica Lilit#Lilit en la mitología mesopotámica#Lilitu, sinónimo y origen de Lilit y sus hijos los lilim de la demonología hebrea. Lilitu era considerada una demonio, a menudo representaba como bebedora de sangre y comedora de bebés. Sin embargo, se decía de su contraparte judía que se daba banquetes tanto con hombres como con mujeres, así como con recién nacidos..[49]

Las mitologías griega y romana describían a las Empusas,[50]​ la Lamia,[51]​ y las Estirges. Con el tiempo, los dos primeros términos se convirtieron en términos generales para describir brujas y demonios, respectivamente. Empusa era la hija de la diosa Hécate y era descrita como una criatura demoníaca con pies de bronce Se alimentaba con sangre, para lo cual se convertía en una joven mujer y seducía a los hombres, bebiendo su sangre mientras dormían.[50]​ La Lamia se alimentaba de niños pequeños en sus camas durante la noche, como hacía Gello o las gelloudes.[51]​ Al igual que la Lamia, las estirges se alimentaban con niños, pero también de jóvenes. Se los describía con cuerpos de cuervos o aves en general, y luego fueron incorporados en la mitología romana como strix, un tipo de ave nocturna que se alimentaba de carne y sangre humanas.[52]

Folclore europeo medieval y posterior[editar]

Muchos de los mitos relacionados con vampiros se originaron durante la Edad Media. Los historiadores y cronistas del siglo XII Walter Map y William of Newburgh registraron historias de apariciones,[11][53]​ aunque los registros de seres vampirescos después de esta fecha son escasos.[54]​ Estas historias son similares a las del folclore posterior ampliamente reportadas en Europa del este y fueron la base de las leyendas de vampiros que entraron luego en Alemania e Inglaterra, que luego fueron subsecuentemente adornadas y popularizadas.

Durante el siglo XVIII, hubó un frenesí de avistamientos de vampiros en Europa del Este, con frecuentes estacados y excavaciones de tumbas para identificar y matar a los sospechosos; incluso oficiales del gobierno se sumaron a cazar y estacar vampiros.[55]​ A pesar de llamarse la Ilustración, durante la cual la mayoría de las leyendas folclóricas fueron acalladas, la creencia en vampiros aumentó dramáticamente, resultando en histeria colectiva en la mayor parte de Europa.[11]​ El pánico comenzó con el brotes de ataques de presuntos vampiros en Prusia Oriental en 1721 y en la Monarquía de Habsburgo de 1725 a 1734, que se expandió a otras localidades. Dos casos famosos de vampiros, los primeros en ser registrados oficialmente, involucraron los cadáveres de Peter Plogojowitz y Arnold Paole de Serbia. Plogojowitz se reportó muerto a la edad de 62, pero presuntamente regresó después de su muerte a pedirle comida a su hijo. El hijo se negó, y fue encontrado muerto al día siguiente. Plogojowitz supuestamente regresó y atacó a algunos vecinos que murieron por pérdida de sangre.[55]​ En el segundo caso, Paole, un ex soldado que se volvió granjero quien fue presuntamente por un vampiro años atrás murió, mientras hacía heno. Luego de su muerte, la gente de los alrededores comenzó a morir y se era muy difundida la creencia de que Paole había vuelto a cazar a sus vecinos.[56]​ Otra famosa leyenda serbia que involucraba vampiros trataba de cierto Sava Savanović que vivía en un molino hidráulico y mataba y bebía la sangre de los molineros. El personaje fue usado luego en una historia escrita por el escritor serbio Milovan Glišić y en la película de terror Leptirica de 1972, inspirada en la historia.

Referencias[editar]

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  9. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas SU378
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  11. a b c Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; no se ha definido el contenido de las referencias llamadas Cohen
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