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Josemaría Escrivá de Balaguer
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Información personal
Nombre de nacimiento José María Julián Mariano Escrivá Albás Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 9 de enero de 1902
Barbastro, Huesca
Fallecimiento 26 de junio de 1975 (73 años)
Roma, Italia
Causa de muerte Enfermedad Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Iglesia prelaticia de Santa María de la Paz Ver y modificar los datos en Wikidata
Residencia Barbastro, Logroño, Zaragoza y Madrid Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Religión Iglesia católica Ver y modificar los datos en Wikidata
Familia
Padres José Escrivá Corzán Ver y modificar los datos en Wikidata
María de los Dolores Albás Blanc Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educación doctorado y doctorado Ver y modificar los datos en Wikidata
Educado en
Alumno de José Pou de Foxá Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Presbítero católico de rito latino (desde 1925), escritor y abogado Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados
  • Capellán de Academia DYA
  • Presidente de la sociedad sacerdotal de la Santa Cruz (1943-1975) Ver y modificar los datos en Wikidata
Información religiosa
Beatificación 17 de mayo de 1992, Ciudad del Vaticano por el Papa Juan Pablo II
Canonización 6 de octubre de 2002, Ciudad del Vaticano por el Papa Juan Pablo II
Festividad 26 de junio
Venerado en Iglesia Católica
Obras notables Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de
Distinciones

José María Julián Mariano Escrivá de Balaguer y Albás, nacido con el nombre José María Escrivá Albás (Barbastro, Huesca, 9 de enero de 1902Roma, 26 de junio de 1975), sacerdote español fundador en 1928 del Opus Dei y santo de la Iglesia Católica. Es conocido como Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás.

Fue beatificado por Juan Pablo II el 17 de mayo de 1992 y canonizado el 6 de octubre de 2002. Su fiesta se celebra el 26 de junio.

Biografía

Archivo:Stjosemariayounglad.jpg
El joven Josemaría.

Primeros años

José María Escrivá Albás[1]​(futuro Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás) nació en Barbastro (Huesca, España) el 9 de enero de 1902. Sus padres se llamaban José Escrivá y María Dolores Albás Blanc. Fue el segundo de seis hermanos; sus tres hermanas pequeñas murieron siendo niñas. El último nacería muchos años más tarde. Cuando Josemaría cumplió dos años, padeció una enfermedad grave en la que se temió por su vida. Tras su recuperación, sus padres lo llevaron en peregrinación a la ermita de Torreciudad en cumplimiento de una promesa a la Virgen María por su curación. En los años 1960, Escrivá impulsó la construcción de un santuario en Torreciudad, que se terminó a mediados de los '70.

En 1914 quebró el negocio del padre, que era un comercio de tejidos, quedando la familia en la ruina, cosa que afectó al joven Josemaría. Tuvieron que trasladarse a Logroño, donde su padre encontró un trabajo como dependiente. Escrivá continuó estudiando hasta acabar el bachillerato. En las Navidades de 1917-18, al ver las huellas de pasos de un carmelita descalzo en la nieve, quedó impresionado, y decidió hacerse sacerdote, ingresando en el seminario de Logroño como alumno externo en el mes de octubre de 1918.

En septiembre de 1920, se trasladó a Zaragoza. Algunos de sus compañeros del seminario de Zaragoza lo recuerdan como un joven despierto, inteligente y alegre, a la vez que muy piadoso,[2]​ aunque también se conoce un testimonio opuesto, el de un compañero del seminario que lo describe como reservado y de temperamento rígido y distante.[3]

En las navidades de 1922 recibió los grados de ostiario y lector, junto con los de exorcista y acólito. Sus superiores apreciaron sus dotes, al nombrarlo Inspector del Seminario -encargado de mantener la disciplina entre los seminaristas, tanto en clase como en los paseos- siendo un hecho insólito que designaran a un seminarista y no a un sacerdote para este cargo. En 1923, siguiendo el consejo de su padre, comienza los estudios de Derecho en la Universidad Civil de Zaragoza.

Su padre, José Escrivá, muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 y comienza a ejercer el ministerio en varias parroquias rurales (entre ellas en Perdiguera, un pueblo de la comarca de Los Monegros) y luego en Zaragoza, con preferencia en la iglesia de San Pedro Nolasco, regida entonces por sacerdotes jesuitas.

Fundación del Opus Dei

En 1927 se traslada a Madrid, con permiso de su obispo, para iniciar la tesis del doctorado en Derecho. Allí trabaja en una academia dando clases de Derecho romano y canónico para sostener a su familia, y ejerce su ministerio sacerdotal en el Patronato de Enfermos, institución benéfica dirigida por las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús.

El 2 de octubre de 1928, según su propio testimonio, "vio" que Dios le pedía que difundiese en todo el mundo la llamada universal a la santidad, y que abriera un nuevo camino dentro de la Iglesia —el Opus Dei (traducido significa "Obra de Dios")— para transmitir a todos los hombres que se pueden santificar a través del trabajo. Desde ese día, mientras continúa con el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, trabaja en solitario en el desarrollo de la organización. Empieza a contactar con personas de diversas profesiones (artistas, profesores, obreros, sacerdotes, pequeños empresarios...), y a la vez ofrece oración y mortificaciones.[4]

Al principio Escrivá vio usando el término que el empleaba que el Opus Dei estaba previsto sólo para hombres[5]​ pero algunos años después, en 1930, vio también por inspiración de Dios- que también estaba destinado a mujeres, aunque no hubo sección femenina como tal hasta 1940[cita requerida]. En 1930, pide la admisión en el Opus Dei un antiguo compañero de instituto de Escrivá, de origen argentino, Isidoro Zorzano, y en 1932 se unen un sacerdote asturiano, una mujer cordobesa y un joven empresario, aunque en un año fallecerán estos tres, y Josemaría tiene que recomenzar.

El Opus Dei durante la II República

La caída de la monarquía trajo la llegada de la Segunda República en abril de 1931, iniciándose un período de gran tensión entre el nuevo régimen y la Iglesia católica, al aprobarse una nueva constitución laica. Al mismo tiempo, fueron atacadas numerosos conventos e iglesias con la pasividad de las autoridades[cita requerida]. En este contexto, Josemaría Escrivá prosiguió su tarea como capellán del Patronato de enfermos, del Patronato de Santa Isabel y del Opus Dei, manteniéndose al margen de las disputas políticas. [6]

En 1933 cuenta ya con un grupo de estudiantes universitarios, y funda la academia DYA, en la que, además de impartirse clases de derecho y arquitectura, se organizaban charlas de formación cristiana. En 1934 publica un pequeño libro llamado Consideraciones Espirituales, que, ampliado durante los años siguientes, incluso durante la Guerra Civil, será reeditado en 1939 con el título de Camino.

Como medio para alcanzar los fines de la institución, Escrivá concibe el llamado "plan de vida" que deben seguir los miembros, que por aquellos años se va perfilando e incluye, entre otras, prácticas como la misa diaria, comunión, rezo del ángelus, visita al sagrario, lectura espiritual, rosario y mortificaciones (uso del cilicio dos horas al día y de las disciplinas semanalmente).[7]

En aquella época (1936) por indicación expresa del fundador, los directores comenzaron a utilizar fichas personales, para apuntar detalladamente los asuntos sobre la vida espiritual, personal, familiar y profesional de cada miembro,[8]​ inclusive las informaciones obtenidas en las charlas. También implantó el fundador el deber de los directores de leer las cartas y correspondencia que reciban de su familia,[9]​ en especial los miembros del Opus Dei que lleven poco tiempo dentro, pudiendo comentar su contenido solo con los demás miembros del gobierno local y sus superiores.[10]

Hacia 1935/36, en la academia DyA (Derecho y Arquitectura) recién fundada en Madrid, los estudiantes comenzaron a practicar algunas de las ideas que el fundador concibió, y comenzaron a aparecer los signos distintivos de la futura Obra, y que serían consideradas en adelante muestra de "buen espíritu", como la corrección fraterna, ayunos y la mortificación corporal (ver citas de su libro Camino), por ejemplo dormir en el suelo, castigarse el cuerpo por medio de un cilicio apretado en el muslo durante dos horas al día y golpearse las nalgas con unas "disciplinas" (latiguillo de cuerda) una vez a la semana. Según Escrivá, la finalidad de estas prácticas era unirse a la cruz de Cristo, domar las pasiones y obtener dones de Dios, castigando el cuerpo y refrenando la voluntad.[11]​ Para servir de ejemplo, Escrivá se entregaba a todas estas mortificaciones, hasta el punto de dejar salpicadas de sangre las paredes cuando se azotaba,[12]​ si bien no recomendó llegar hasta estos extremos a sus seguidores y aconsejaba también otro tipo de mortificaciones, relacionadas con la vida cotidiana.[13]

Por aquella época sus seguidores empezaron a llamar "el Padre" a Escrivá, aunque según críticos como Jesús Ynfante era el propio Escrivá quien deseaba hacerse llamar así. Escrivá rehusó cualquier otro trato, por ejemplo, el de monseñor cuando le fue otorgado dicho título.[14]

Guerra Civil

Al estallar la Guerra Civil Española, en 1936, Josemaría se encuentra en Madrid. La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. Por ejemplo, fue hospitalizado de forma clandestina en una clínica psiquiátrica con la cobertura de estar aquejado fuertemente de reumatismo.[15]​ También fue trasladado al consulado hondureño durante 6 meses, realizando varias tentativas infructuosas para salir con documentación falsa del Madrid leal a la República. Ejerce su ministerio sacerdotal, con riesgo de su vida, clandestinamente, hasta que en 1937, logra salir de Madrid.[16]​ Después de una larga huida con algunos de sus seguidores por los Pirineos, pasando por el sur de Francia, se traslada a la zona sublevada hasta Burgos, donde el ejército Nacional había instalado la capital.

La Guerra Civil y las pruebas que había soportado en ella le habían marcado profundamente. El hecho de que el clero fuera objeto de una venganza especial en algunas regiones defensoras de la República"[17]​ dejó en él un recuerdo particularmente duradero.[18]

Desarrollo del Opus Dei en los primeros años de la época de Franco

Archivo:Stjosemariagettogetherwithwomen.jpg
San Josemaría Escrivá en una conferencia.

Cuando acaba la guerra en 1939, se produce un radical cambio en las estructuras del país y el Estado se proclama como confesional, ligado públicamente al Nacional-sindicalismo falangista y al Tradicionalismo carlista.

Las relaciones de Escrivá y Franco fueron complejas y son motivo de polémica,[19]​ entre otras cosas porque años más tarde, el fundador le escribiría a Franco una carta para agradecerle que, entre los principios del Movimiento Nacional se declare "el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia". Se trata de una carta fechada en Roma el 23 de mayo de 1958, cuya fotocopia, en unión de otras inéditas del mismo autor, se conserva en el archivo de la Fundación Nacional Francisco Franco.[20]​ He aquí su transcripción:

Al Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde, Jefe del Estado Español.

Excelencia,

No quiero dejar de unir a las muchas felicitaciones que habría recibido, con motivo de la promulgación de los Principios Fundamentales, la mía personal más sincera.

La obligada ausencia de la Patria en servicio de Dios y de las almas, lejos de debilitar mi amor a España, ha venido, si cabe, a acrecentarlo. Con la perspectiva que se adquiere en esta Roma Eterna he podido ver mejor que nunca la hermosura de esa hija predilecta de la Iglesia que es mi Patria, de la que el Señor se ha servido en tantas ocasiones como instrumento para la defensa y propagación de la Santa Fe Católica en el mundo.

Aunque apartado de toda actividad política, no he podido por menos de alegrarme, como sacerdote y como español, de que la voz autorizada del Jefe del Estado proclame que "la Nación española considera como timbre de honor el acatamiento a la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única y verdadera y Fe inseparable de la conciencia nacional que inspirará su legislación". En la fidelidad a la tradición católica de nuestro pueblo se encontrará siempre, junto con la bendición divina para las personas constituídas en autoridad, la mejor garantía de acierto en los actos de gobierno, y en la seguridad de una justa y duradera paz en el seno de la comunidad nacional.

Pido a Dios Nuestro Señor que colme a Vuestra Excelencia de toda suerte de venturas y le depare gracia abundante en el desempeño de la alta misión que tiene confiada.

Reciba, Excelencia, el testimonio de mi consideración personal más distinguida con la seguridad de mis oraciones para toda su familia.

De Vuestra Excelencia affmo. in Domino Josemaría Escrivá de Balaguer

Roma, 23 de mayo de 1958.

Aunque también es conocido que, en una ocasión, el obispo de Madrid le pidió que predicara unos ejercicios espirituales a Franco y su familia en el Palacio de El Pardo y que durante aquellos ejercicios se produjeron ciertos malentendidos entre ambas personalidades[cita requerida].

Escrivá regresa a Madrid el 28 de abril de 1939, en un camión militar, junto con las tropas franquistas que ocuparon ese mismo día la ciudad.[21]

En 1940, obtiene el título de doctor en Derecho. Recuperó también el puesto de rector del Real Patronato de Santa Isabel que obtuvo en 1934 por parte del Presidente de la República y le concedieron ese año el cargo de miembro del Consejo Nacional de Educación y el puesto de profesor de Ética y Deontología en la Escuela Oficial de Periodismo.

En los años posteriores a la guerra muchos obispos de toda España le llaman para dirigir ejercicios espirituales a sacerdotes de su diócesis. También predica a religiosos —-entre ellos a los agustinos de la comunidad del Monasterio de El Escorial—- por petición de los respectivos superiores, y a muchos laicos.

Desde 1941 se desarrolla la "Sección femenina" dentro de la Obra, con una estructura permanente similar a la de los hombres, estrictamente separada de la sección masculina.

Escrivá mandó imprimir en marzo de 1947 un folleto de cuatro páginas "para uso interno" donde se precisaban las relaciones que habían de tener entre sí la rama masculina y femenina en el seno del Opus Dei. En éste se señalaba expresamente que "las dos secciones del Opus Dei son en realidad dos institutos completamente independientes, uno de hombres y otro de mujeres" y que "la administración y la residencia administrativa viven como si estuvieran separadas por varios kilómetros: nunca hay relación de ninguna clase entre los que habitan en una y otra casa". También dijo que "a las casas de la sección femenina, y lo mismo a la administración, no van jamás, ni de visita, los varones de nuestro Instituto".[22]​ La administración está compuesta por numerarias y especialmente las numerarias sirvientas o auxiliares, que son mujeres "que se dedican a los trabajos manuales o al servicio doméstico en las casas de la Institución".[23]

Traslado a Roma y expansión

Después de finalizada la II Guerra Mundial, en 1946, Escrivá se traslada a Roma. Es decir: descubrió que las cuestiones de futuro para él y para el Opus Dei no estaban en Madrid sino en Roma. Según otros biógrafos, ese viaje se ha de ver en otra perspectiva: Ya en 1936, tenía proyectado comenzar la labor del Opus Dei en París, pero la Guerra Civil española, primero, y la II Guerra Mundial después habían impedido la expansión del Opus Dei en el extranjero. Su primer viaje a Roma tenía como finalidad inmediata conseguir del Vaticano una aprobación de derecho pontificio que asegurase la secularidad de los miembros del Opus Dei. Pero sus intenciones iban más allá: veía la ciudad de Roma como el enclave necesario para dirigir la expansión del Opus Dei por todo el mundo.[24]​ En Roma recibió en 1947 el título de prelado doméstico de Su Santidad, lo cual le daba derecho al tratamiento de monseñor, y a utilizar sotana ribeteada de rojo y, sobre todo, dejaba claro que el Opus Dei no está relacionado con las órdenes religiosas, pues los miembros de éstas no pueden recibir esos títulos honoríficos.[25]

Por aquellos años se le diagnosticó una fuerte diabetes. Sus crisis de salud fueron muy frecuentes a partir de 1944. Como diabético insulinodependiente, Escrivá sufría constantemente cansancios, trastornos de la vista y se mantenía en pie gracias a las inyecciones y a una dieta estricta.

El ciclo fundacional parecía terminado. La primera fundación, la sección de varones, tuvo lugar entre 1935 y 1936; la segunda fundación, la sección de mujeres, entre 1941 y 1942; la tercera fundación, la sección de sacerdotes, entre 1943 y 1944; la cuarta fundación, la incorporación de supernumerarios, formada en su mayoría por hombres y mujeres casados, además de la admisión de cooperadores (que podían ser no creyentes o de otras religiones), tuvo lugar entre 1947 y 1948. A partir de entonces, la organización iba a presentar su fisonomía definitiva. Hubo, sin embargo, algunos retoques posteriores, como la sustitución de los nombres de oblata y oblatos por los de agregadas y agregados o el de numerarias sirvientas por numerarias auxiliares, en los estatutos de 1982.

Escrivá inició operaciones jurídicas para el reconocimiento del Opus Dei por parte del Vaticano. En 1947 y 1950, obtuvo la aprobación del Opus Dei como Instituto Secular de derecho pontificio, siendo aprobados sus estatutos en 1950,[26]​ en los cuales los laicos hacían, si bien de forma privada los tres votos clásicos de obediencia, castidad y pobreza.

En 1947 tuvo lugar la adquisición en Roma de una amplia casa, con jardín en el número 73 de la calle Bruno Buozzi para la construcción de la casa central de la Obra y sede del Colegio Romano del Opus Dei, que duraría trece años, hasta 1960. A partir de la casa originaria se levantaron ocho edificios. Todo ello dio a la construcción un aire imponente, al ser una estructura compleja e interconectada formada por los ocho edificios, con doce comedores y catorce oratorios, algunos de los cuales eran subterráneos, dando cabida el mayor de los oratorios a más de doscientas personas.

En la Casa de Roma, el sagrario del oratorio de la Trinidad fue el preferido de Escrivá y en donde rezaba con mayor devoción. Allí sus hijos colocaron -siguieron una antigua tradición- una sagrario con forma de Columba, una "paloma eucarística". Se halla colgada del techo encima del altar y es una paloma fabricada de oro y piedras preciosas, en cuyo buche se abre un pequeño sagrario donde se guardan las hostias consagradas para la comunión.[27]

Escrivá también recibió el nombramiento de miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología. Obtiene el doctorado en Teología por la Pontificia Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones vaticanas.

Sigue con atención los preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y busca un trato intenso con muchos de los padres conciliares. No obstante, Escrivá no participó en ninguna de las comisiones o sesiones conciliares, ya que -según algunos- no fue invitado por mucho que lo intentara.[28]​ Sin embargo, el Secretario General del Opus Dei, Álvaro del Portillo, jugó un papel relevante en los preparativos del Concilio.

Últimos años

A causa de la diabetes y de las complicaciones asociadas a ella, la salud de Escrivá se fue deteriorando gravemente. Según críticos como Jesús Ynfante[cita requerida], sus episodios de mal humor y cólera fueron más frecuentes al hacerse mayor, como narra Luis Carandell en una anécdota.[29]​ A pesar del deterioro de su salud, Mons. Escrivá siguió estimulando y guiando en esos años la difusión del Opus Dei por todo el mundo. Con el mismo objeto, a partir de los años setenta Escrivá comienza a recorrer el mundo en lo que él denominaba "correrías apostólicas" y también "campañas de catequesis". Durante el verano de 1974, Escrivá estuvo tres meses en Sudamérica de los cuales permaneció enfermo más de diez días en Perú guardando cama; en Quito, capital del Ecuador, permaneció entre el 1 y el 10 de agosto sin poder ver a nadie ni llevar al cabo plan alguno; el 15 de agosto se trasladó a Venezuela, había llegado todavía enfermo y como su estado físico empeoró en Caracas, decidieron acortar el largo viaje de catequesis del fundador del Opus Dei.

Solicitud y concesión del Marquesado de Peralta

Posiblemente uno de los episodios más controvertidos en la vida de Escrivá sucedió en 1968. Cuando solicita y le es concedido por el gobierno de Franco, en parte -según Jesús Ynfante, autor crítico con el Opus Dei- gracias a la colaboración de un miembro del Opus Dei en el Ministerio de Justicia[30]​ el título de marqués de Peralta, título que retuvo sin usar durante cuatro años, antes de renunciar a él en 1972 en favor de su hermano Santiago. Según la investigación de Ricardo de la Cierva,[31]​ la concesión, aunque con buena intención, fue obtenida de forma irregular.[32]

Muerte y canonización. Reacciones

Archivo:Canonizationstjosemariastpeters.jpg
La Plaza de San Pedro el día de la canonización de Josemaría Escrivá.

Fallece en Roma el 26 de junio de 1975. Tras su muerte, la Santa Sede recibió miles de cartas -entre ellas, las de un tercio del episcopado mundial[33]​ y 41 superiores de órdenes religiosas[34]​- solicitando la apertura del proceso de beatificación y canonización. Finalmente, su causa se introdujo en 1981[35]​ y el 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica[36]​ a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San Pedro, en Roma. «Con sobrenatural intuición», dijo el Papa en su homilía, «el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado». El 6 de octubre de 2002, es canonizado por Juan Pablo II en Roma, apoyado por las cientos de miles de personas que asistieron a los actos.[37]​ Durante la ceremonia de su canonización, Juan Pablo II animó a todos a buscar la santidad en medio del mundo, en el trabajo y la vida ordinaria, tal como lo enseñaba el nuevo santo y siguiendo su ejemplo.

Su rápido[38]​ proceso a los altares no estuvo exento de polémica y oposición. Los detractores critican lo que ven como una canonización relámpago o "turbosantidad" de Escrivá,[39]​ y afirman que el proceso entero estuvo plagado de irregularidades.[40]​ Sin embargo, también obtuvo el apoyo de diversas figuras de la jerarquía eclesiástica.[41]

En la actualidad hay más de ochenta mil miembros del Opus Dei, como se indica en el Anuario Pontificio, que se actualiza periódicamente.[42]

Sobre su ideario

Obediencia

Algunos críticos[cita requerida] creen que Escrivá se imponía a la gente por su énfasis en la obediencia, como ilustran estos párrafos:

617.- Obedeced, como en manos del artista obedece un instrumento -que no se para a considerar por qué hace esto o lo otro-, seguros de que nunca se os mandará cosa que no sea buena y para toda la gloria de Dios.

620.- Si la obediencia no te da paz, es por ser soberbio.

941.- Obedecer..., camino seguro. -Obedecer ciegamente al superior..., camino de santidad. -Obedecer en tu apostolado..., el único camino: porque, en una obra de Dios, el espíritu ha de ser obedecer o marcharse.

Sin embargo, sus defensores[cita requerida] dicen que, como dice el Nuevo Testamento, Jesús, mismo, obedeció a su Padre "hasta la muerte, y muerte de cruz", mostrando de esta manera su amor a los hombres y su unión con Dios Padre hasta las últimas consecuencias, y reparando así la desobediencia de Adán que originó el pecado."[43]

Espíritu de mortificación

En la parte biográfica se ha destacado varias veces su espíritu de mortificación. Según el espíritu del fundador, la mortificación del cuerpo "se produce como medio no sólo de purificación personal, sino además de real y sólido progreso espiritual, según aquellas bien probadas y comprobadas palabras: "tanto avanzarás cuanto te hagas violencia contra ti mismo".[44]

El tema de la moritifación también es tratado por Escrivá en su libro Camino.

172.- "Si no eres mortificado nunca serás alma de oración".

175.- "Ningún ideal se hace realidad sin sacrificio. -Niégate. -¡Es tan hermoso ser víctima!"

178.- "Cuando veas una pobre cruz de palo, sola [...], no olvides que esa Cruz es tu Cruz [...]".

208.- "Bendito sea el dolor. -Amado sea el dolor. Santificado sea el dolor... ¡Glorificado sea el dolor!"

226.- "Trata a tu cuerpo con caridad, pero no con más caridad que la que se emplea con un enemigo traidor."

227.- "Si sabes que tu cuerpo es tu enemigo, y enemigo de la gloria de Dios, al serlo de tu santificación, ¿por qué lo tratas con tanta blandura?"

229.- "Contigo, Jesús, ¡qué placentero es el dolor y qué luminosa la oscuridad!"

232.- "¿Motivos para la penitencia?: Desagravio, reparación, petición, hacimiento de gracias: medio para ir adelante...: por ti, por mí, por los demás, por tu familia, por tu país, por la Iglesia... Y por mil motivos más".

234.- "¡Cómo ennoblece el dolor, poniéndolo en el lugar que le corresponde (expiación) en la economía del espíritu!".

Ha habido quienes han criticado esta visión del dolor, mientras que otros señalan que es común a todos los santos.[45]

Actitud hacia la mujer

En "Camino" afirma: "Más recia la mujer que el hombre, y más fiel, a la hora del dolor. —¡María de Magdala y María Cleofás y Salomé! Con un grupo de mujeres valientes, como ésas, bien unidas a la Virgen Dolorosa, ¡qué labor de almas se haría en el mundo!" (982).

Y en los años sesenta, dirá: "La mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la Iglesia, algo característico, que le es propio y que sólo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda y sencilla, su tenacidad...".[46]

Ahora bien, el fundador del Opus Dei manifestó algunas opiniones sobre la mujer y lo femenino que han sido objeto de polémica:

946.- Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes que sabios -ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas- habéis de ser espirituales, muy unidas al Señor por la oración: habéis de llevar un manto invisible que cubra todos y cada uno de vuestros sentidos y potencias: orar, orar y orar; expiar, expiar y expiar.

50.- Eres curioso y preguntón, oliscón y ventanero: ¿no te da vergüenza ser, hasta en los defectos, tan poco masculino? -Sé varón: y esos deseos de saber de los demás trócalos en deseos y realidades de propio conocimiento.

Otros elementos polémicos, se basan en la mayor dureza de las normas para las numeriarias respecto a las de los numerarios. De hecho, a la hora de elegir la cabeza de la “Obra” (el prelado) el voto de las mujeres es meramente consultivo, mientras que el voto de los hombres es vinculante.[47]​ El fundador estableció que las numerarias (excepto las numerarias auxiliares) durmiesen habitualmente en camas sin colchón, sobre una tabla,[48]​ mientras que los numerarios varones pueden dormir habitualmente sobre colchón. Escrivá prohibió también a las mujeres de la obra, ponerse bikini y fumar. También estableció condiciones más estrictas a los sacerdotes, para la confesión[49]​ y asistencia espiritual de mujeres.[50]

En el Opus Dei, son exclusivamente mujeres las que se dedican a las labores domésticas de los centros, tanto en los de mujeres como en los de varones. A este trabajo profesional se lo denomina internamente como "administración". El fundador dejó establecido, entre otras cosas, que las numerarias que trabajan en la administración atienden siempre sin hablar, no conocen el nombre de los residentes ni tienen contacto con éstos.[51]

La oración que Escrivá ordenó para cerrar todas las reuniones formales de la sección de varones del Opus Dei es una invocación a la Virgen María:

"Santa María, esperanza nuestra, asiento de la sabiduría, ruega por nosotros."

La oración designada para las mujeres en circunstancias similares es ligeramente distinta:

"Santa María, esperanza nuestra, esclava del Señor, ruega por nosotras."

La invocación Sedes sapientiae, Trono de la Sabiduría, está tomada de las letanías lauretanas que presentan a María como portadora de la Sabiduría de Dios, Jesucristo. En cambio, la fórmula utilizada por las mujeres recoge las palabras de María, quien según el Nuevo Testamento, en la Anunciación se designó a sí misma como "esclava del Señor".[52]​ En cualquier caso, hombres y mujeres del Opus Dei utilizan ambas advocaciones, en las letanías tras el Rosario y en el Ángelus.

También fue criticado, tras su canonización, su supuesto mal carácter, en especial con algunas de las mujeres que colaboraron con él, como María del Carmen Tapia[cita requerida].

De otra parte, Elizabeth Fox-Genovese, una feminista estadounidense conservadora convertida al catolicismo, y portavoz del movimiento conservador femenino, dijo que el Opus Dei tiene un record envidiable de ayudar a muchas mujeres. Algunos obispos han dicho que el Opus Dei ha elevado el nivel de las mujeres al declarar que la familia y las labores domésticas son un camino hacia la santidad[cita requerida].

Proselitismo

Se critica también el proselitismo, generalmente con menores de edad, es decir, los métodos de captación de nuevos miembros, a los que el Fundador del Opus Dei animaba.[53][54][55]​ Según los críticos, estaría orientado a aumentar la influencia en las leyes y la sociedad, mientras que, según Escrivá, no es sino concreción del mandato de Jesús: "La mies es mucha y pocos los operarios. —"Rogate ergo!" —Rogad, pues, al Señor de la mies que envíe operarios a su campo.", se dice en "Camino".[56]

Rigor en la doctrina

Otros puntos discutidos de Camino son los siguientes:

387.- El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza.

397.- Sé intransigente en la doctrina y en la conducta. -Pero sé blando en la forma. -Maza de acero poderosa, envuelta en funda acolchada. -Sé intransigente, pero no seas cerril.

398.- La intransigencia no es intransigencia a secas: es "la santa intransigencia". No olvidemos que también hay "santa coacción".

399.- Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción -la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?

Los detractores [cita requerida] de Escrivá ven en estos puntos una muestra clara de intolerancia, mientras que sus partidarios [cita requerida] defienden que estos puntos versan sobre el dogma de la doctrina, y no sobre cosas opinables o terrenales, como insistió el mismo Escrivá. En cualquier caso, hay que tener en cuenta el género literario del libro, una colección de aforismos, género que vive de la expresión corta, un punto sorprendente, sin matizaciones excesivas.

Predicó Escrivá que toda la creación fue santificada por el Verbo hecho carne, y por eso, los juegos, las películas, las reuniones o la política son puntos de encuentro con el Padre Dios que está cerca. Las cosas materiales son buenas, dice Escrivá, y lo que se necesita es "desprendimiento."

Honores y distinciones

Pintura de Godofredo Zapanta, Jr.

A lo largo de su vida le fueron otorgados honores y reconocimientos. Algunos critican que los aceptara[cita requerida], ya que él mismo consideraba los títulos y distinciones como elementos de soberbia.[57]

Sus partidarios, en cambio, sostienen que aceptó estas distinciones para dar muestra de la secularidad del Opus Dei, y que nunca hizo ostentación de ellas.

Los títulos concedidos fueron:

Influencia

Oratorio de Santa Maria de la Paz en las oficinas centrales del Opus Dei, donde están los restos mortales de Escrivá.

Es autor de libros de espiritualidad difundidos en los cinco continentes. El más conocido y popular es Camino, que cuenta con cerca de cuatro millones y medio de ejemplares en 43 idiomas.

Algunos rasgos carasterísticos de Escrivá fueron su profunda adhesión al Papa y a la Iglesia; repetidas veces afirmaba "El Opus Dei (que es "una parte de la Iglesia") está para servir a la Iglesia como ella quiere ser servida".

Mientras, los seguidores y otras personalidades de la Iglesia consideran a Josemaría Escrivá como precursor del Concilio Vaticano II[cita requerida] por su predicación sobre la santidad en medio del mundo, afirmando que las personas de cualquier condición y desde cualquier oficio honesto puede llegar a ser santos, sin necesidad de ser sacerdotes o religiosos.

Palabras de los Papas sobre Josemaría Escrivá

Con sobrenatural intuición, el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado. Cristo convoca a todos a santificarse en la realidad de la vida cotidiana; por ello, el trabajo es también medio de santificación personal y de apostolado cuando se vive en unión con Jesucristo, pues el Hijo de Dios, al encarnarse, se ha unido en cierto modo a toda la realidad del hombre y a toda la creación (cf. Dominum et vivificantem, 50). En una sociedad en la que el afán desenfrenado de poseer cosas materiales las convierte en un ídolo y motivo de alejamiento de Dios, el nuevo beato nos recuerda que estas mismas realidades, criaturas de Dios y del ingenio humano, si se usan rectamente para gloria del Creador y al servicio de los hermanos, pueden ser camino para el encuentro de los hombres con Cristo.
Juan Pablo II, Ceremonia de beatificación de Josemaría Escrivá, (17-V-1992).
Escrivá de Balaguer, con el Evangelio, decía continuamente: "Cristo no nos pide un poco de bondad, sino mucha bondad. Pero quiere que lleguemos a ella no a través de acciones extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo de ejecutar tales acciones no debe ser común". Allí "nel bel mezzo della strada", en la oficina, en la fábrica, nos hacemos santos a poco que hagamos el propio deber con competencia, por amor de Dios, y alegremente, de manera que el trabajo cotidiano se convierta no en una "tragedia cotidiana", sino en la "sonrisa cotidiana".
Juan Pablo I, Artículo en Il Gazzettino, Venecia, (25-VII-1978).
En sus palabras hemos advertido la vibración del espíritu encendido y generoso de toda la Institución, nacida en este tiempo nuestro como expresión de la perenne juventud de la Iglesia (...). Consideramos con paterna satisfacción cuanto el Opus Dei ha realizado y realiza por el Reino de Dios; el deseo de hacer el bien, que lo guía; el amor encendido a la Iglesia y a su Cabeza visible, que lo distingue; el celo ardiente por las almas, que lo empuja hacia los arduos y difíciles caminos del apostolado de presencia y de testimonio en todos los sectores de la vida contemporánea.
Pablo VI en su carta manuscrita —quirógrafo— a mons. Josemaría Escrivá de Balaguer (1-X-1964).

Publicaciones

Algunos libros fueron publicados en vida; otros son póstumos. El libro más conocido es "Camino", una colección de 999 aforismos, que ha tenido una importante recepción. Póstumamente, se publicaron otras dos colecciones de aformismos: "Surco" y "Forja".

La Abadesa de las Huelgas es un estudio teológico-jurídico, a partir de las fuentes y documentos originales, sobre el caso extraordinario de jurisdicción cuasiepiscopal por parte de la abadesa del famoso monasterio burgalés. La primera edición se publicó en 1944.

Amar a la Iglesia reúne tres homilías del fundador del Opus Dei: Lealtad a la Iglesia, El fin sobrenatural de la Iglesia y Sacerdote para la eternidad. El volumen incluye además, dos artículos de Mons. Álvaro del Portillo en torno a la figura del fundador del Opus Dei.

Discursos sobre la Universidad es un volumen elaborado por la Universidad de Navarra con motivo de la beatificación de su Fundador y Primer Gran Canciller, donde se recogen los diversos discursos académicos pronunciados por él ante la corporación universitaria, la homilía pronunciada en el campus de la Universidad de Navarra en octubre de 1967 y algunas otras declaraciones públicas suyas sobre temas universitarios.

Además, se publicaron dos colecciones de homilías, "Es Cristo que pasa", dedicado a los grandes momentos del año litúrgico, y "Amigos de Dios", en que glosa una serie de virtudes. "Santo Rosario" y "Via Crucis" (obra póstuma) están dedicados a estas dos formas tradicionales de la piedad católica. Finalmente, "Conversaciones con monseñor Escrivá de Balaguer" reúne en un volumen entrevistas concedidas a diversos medios de comunicación.

Notas y referencias

  1. En la partida de nacimiento, figura el apellido Escriba, por lo que algunos han supuesto que ése era su apellido originario. En realidad se trata de una equivocación al escribir el nombre, puesto que el estudio de su árbol genealógico demuestra que el apellido familiar era Escrivá (ver Vázquez de Prada, A., El fundador del Opus Dei, Madrid, Rialp, 1999, obra que se remite a las fuentes; o Rodríquez, P., Camino. Edición Crítico-histórica, Madrid, Rialp, 2004).
  2. Herrando, Ramón (2002): Los años del Seminario de Josemaría Escrivá en Zaragoza (1920-1925), Madrid, Rialp. Incluye un apéndice con testimonios autografiados de 22 personas ajenas al Opus Dei (compañeros del seminario y de la Universidad, parientes cercanos, amigos de infancia, etc.)
  3. Se trata de Manuel Mindán Manero, que también se hizo sacerdote, y le califica de "hombre oscuro, introvertido y con notable falta de agudeza".
  4. La práctica de la mortificación, como medio de unirse a la cruz de Cristo y de dominar las pasiones del cuerpo, viene de lejos en la tradición cristiana (ayunos, uso del cilicio y de las disciplinas, noches en vela ante el Santísimo Sacramento como medios para recibir la ayuda de Dios). (ver Allen, J. L., cap. 8 de Opus Dei. Una visión objetiva de la realidad y los mitos de la fuerza más polémica dentro de la Iglesia católica, Barcelona, Planeta, 2005).
  5. Messori, Vitorio, "La Obra que Escrivá no quería", Corriere della Sera, 6 de octubre de 2007.
  6. Don Josemaría escribe a Isidoro Zorzano el 5 de mayo de 1931: «No te dé frío ni calor el cambio político: que sólo te importe que no ofendan a Dios» (p. 126), en José Miguel Pero-Sanz, "Isidoro Zorzano, Ingeniero Industrial (Buenos Aires, 1902 - Madrid 1943)", 4ª ed., Palabra, Madrid 1997. "En aquellos tiempos ser católico equivalía a ser de derechas", reconoce uno de los primeros estudiantes seguidores de Escrivá, años después de abandonar la institución, "porque las continuas provocaciones de la izquierda abrieron un foso imposible de cerrar entre los creyentes y los defensores del progresismo social" (Fisac, Miguel, Testimonio, en Moncada, Alberto, "Historia oral del Opus Dei", Plaza & Janés, Barcelona, 1987, p. 60; para una crítica detallada de este libro véase la pág[1]). Según esta cita de Fisac, sería imposible en aquellos años ser católico y no alinearse en una postura política definida. Sin embargo, existen fuentes que apuntan en una dirección distinta, según la cual, Escrivá habría evitado cuidadosamente tomar partido en el debate político: "Escrivá no participaba en estos debates. Desde los días del seminario, le repelía el clericalismo que caracterizaba a muchos en la Iglesia española y se convenció de que los sacerdotes debían respetar el derecho de los laicos a formar su propia opinión política y a pertenecer al partido que desearan. Aunque sentía un vivo interés por los acontecimientos del momento, tomó como inflexible norma de conducta personal, que mantuvo toda su vida, no expresar nunca sus opiniones políticas" (Coverlade, J. F., La fundación del Opus Dei, Barcelona, Ariel, 2002, p. 78). Salvador Bernal recoge muchos testimonios en el mismo sentido: "Al comienzo de los años treinta hubo en España una fuerte presión para unir a los católicos en la vida publica, y poder defender los derechos de la Iglesia. Muchos llegaron a creer que seguir aquella línea era una auténtica obligación de conciencia, aunque el episcopado no se pronunció colectivamente (sólo lo haría ya iniciada la contienda civil). En aquel contexto, la actitud del Fundador del Opus Dei en defensa de la legítima libertad de los cristianos, acentuando el necesario y único denominador común, no resultaba eficaz a corto plazo. El planteamiento ‑según sintetiza ahora José Antonio Palacios sus vivencias de 1932‑ no era "nada atractivo, en principio, para gente como nosotros, de pocos años, que considerábamos la situación de España como un gran problema religioso, y con una amenaza de persecución religiosa creciente, pero que no veíamos otra solución que la política, y por ese estábamos metidos de lleno en un activismo orientado a la solución violenta de todo". Don Josemaría (...) acudió a la cárcel, para visitar a algunos jóvenes amigos suyos, detenidos tras el fracaso de la sublevación del 10 de agosto de 1932. (...) En estas visitas, charlaba sacerdotalmente con cada uno de sus amigos; a veces, lo hacía en grupo. Ante las rejas del locutorio de presos políticos ‑una galería muy larga‑ llevaba la conversación a temas espirituales: devoción a la Virgen, filiación divina, amor a la Iglesia y al Papa, frecuencia de sacramentos. Les animaba a aprovechar el tiempo en la cárcel, a dar un enfoque sobrenatural a su estudio y a su trabajo. De aquellos doce meses que pasó en la cárcel, José Antonio Palacios narra una anécdota simpática y expresiva. Fueron detenidos los anarcosindicalistas que participaron en la rebelión de Casas Viejas, y los ingresaron también en la Cárcel Modelo de Madrid. Cuando hacía buen tiempo, los presos eran conducidos a los diversos patios de la prisión para hacer un poco de ejercicio. Algunos jugaban al fútbol. Palacios se llevó una gran sorpresa al advertir que los anarcosindicalistas bajaban al mismo patio al que solían llevarlos a ellos. Aprovechó una visita de don Josemaría a la cárcel, para pedirle consejo sobre cómo convivir con aquellos hombres, tan opuestos a la religión. El Fundador del Opus Dei le hizo ver que tenían una ocasión espléndida de tratarlos con cariño (...). Luego les dio un consejo práctico: jugar mezclados unos con otros, formando en el mismo equipo con los anarcosindicalistas. También fue detenido en agosto de 1932 Vicente Hernando Bocos. En aquel tiempo de dura lucha política, él era partidario ‑según reconoce‑ de usar la violencia. No se dejó convencer por don Josemaría, que le animaba a defender sus sentimientos con tenacidad y constancia, pero sin herir a nadie. Él prefería más el "estacazo y tentetieso". Los consejos del Padre eran sacerdotales, no políticos: "Nunca don Josemaría ‑afirma expresamente Vicente Hernando‑ discriminó a nadie por motivo de sus opiniones políticas, sociales, etc., respetaba la libertad personal en todas las cuestiones" (Salvador Bernal: "Josemaría Escrivá de Balaguer. Apuntes sobre la vida del Fundador del Opus Dei", cap. 8).
  7. Vázquez de Prada, El fundador del Opus Dei, tomo I, Rialp, Madrid; Ynfante, Jesús, El santo fundador del Opus Dei Cap. IV.
  8. "Fichas. Muchas veces os he insistido en la conveniencia y, en ocasiones, en la necesidad de que las hagáis: de asuntos espirituales; de circunstancias personales de quienes con vosotros residen, para concretar y precisar lo que de una manera más o menos clara se nota y se observa".(...) "Las fichas que yo os pido son más íntimas. Así los Directores no se olvidarán de dar a conocer lo que deba ser conocido por la Comisión"; (...) "Se anota, cada vez que surja algo que merezca la pena hacerlo consignar —hay que poner la fecha siempre—, y después de alguna charla con el interesado. Conviene repasar, con una determinada frecuencia, esas fichas personales, para reparar cualquier omisión; anotad también en esas fichas las circunstancias familiares, profesionales, talento, aptitudes, aficiones, etc. Así podréis informar, cuando sea oportuno, a la Comisión Regional". Instrucción para los directores, pags. 69 y 70 (31-V-1936)
  9. "Los hijos míos que llevan poco tiempo en el Opus Dei agradecerán que los Directores de la casa, a la que estén adscritos, se preocupen con cariño —como un medio más de formación— de leer las cartas que ellos reciban".
  10. Además hay que tener en cuenta que los Directores nunca comentarán con otros el contenido de las cartas que han llegado, y que ellos han tenido el deber de leer: pueden, en cambio, y en muchos casos deberán hacerlo, cambiar impresiones con los que forman el gobierno local. Instrucción para los directores, pag. 76 (31-V-1936)
  11. Las prácticas penitenciales ya se incluyen en el artículo 260 de la Constitución del Opus Dei de 1950: "La piadosa costumbre de castigar el cuerpo y reducirlo a servidumbre llevando un pequeño cilicio durante al menos dos horas al día, disciplinándose al menos una vez a la semana y durmiendo en el suelo, se mantendrá fielmente, teniendo solamente en cuenta la salud de la persona".
  12. "En su cuarto guardaba el Padre, en una caja, el cilicio y las disciplinas. Impresionaba ese instrumento de flagelación, de cuyos cabos pendían cabos de herradura y cuchillas de afeitar. Andrés Vázquez de Prada "El Fundador del Opus Dei" p. 161.
  13. Dijo en una homilía: "Penitencia es el cumplimiento exacto del horario que te has fijado (...). Penitencia es levantarse a la hora. Y también, no dejar para más tarde, sin un motivo justificado, esa tarea que te resulta más difícil o costosa. La penitencia está en saber compaginar tus obligaciones con Dios, con los demás y contigo mismo, exigiéndote de modo que logres encontrar el tiempo que cada cosa necesita. (...) Penitencia es tratar siempre con la máxima caridad a los otros, empezando por los tuyos. Es atender con la mayor delicadeza a los que sufren, a los enfermos, a los que padecen. Es contestar con paciencia a los cargantes e inoportunos. (...) La penitencia consiste en soportar con buen humor las mil pequeñas contrariedades de la jornada; en no abandonar la ocupación, aunque de momento se te haya pasado la ilusión con que la comenzaste; en comer con agradecimiento lo que nos sirven, sin importunar con caprichos. (...)" (Homilía "Tras los pasos del Señor", en "Amigos de Dios", Madrid, 1977, n. 138).
  14. Solía repetir "soy un fundador sin fundamento" (Messori, Vitorio, "La Obra que Escrivá no quería", Ob. cit.).
  15. Peter Berglar (2002). El Opus Dei: vida y obra del fundador Josemaría Escrivá de Balaguer. Ediciones Rialp. ISBN 9788432134203. 
  16. Salvador Bernal (1980). Mons. Josemaría Escrivá de Balaguer: apuntes sobre la vida del fundador del Opus Dei. Ediciones Rialp. ISBN 9788432118852. 
  17. Antonio Montero Moreno identificó a un total de 6.832 víctimas religiosas asesinadas en el territorio republicano. Los sublevados también ejecutaron sacerdotes en la "zona nacional". Al menos siete fueron fusilados en el País Vasco.
  18. Según Daniel Artigues, un decenio más tarde todavía declaraba con frecuencia ante diferentes interlocutores que en el caso de reanudarse la persecución de sacerdotes en España no podría permanecer pasivo y prefería salir a la calle con una metralleta [Artigues, Daniel, "El Opus Dei en España", Ruedo Ibérico, París, 1971, p.42.]. Esta afirmación contrasta con el testimonio de aquellos que le oyeron decir que lo único que se podía hacer frente a esos atropellos era rezar, mortificarse y perdonar de todo corazón.
  19. Puede verse al respecto el artículo La relación del Opus Dei con Franco).
  20. La Fundación Nacional Francisco Franco tiene su domicilio en la c./ Marqués de Urquijo, número 10, de Madrid (código postal 28.008), y permanece abierto a los investigadores.
  21. [Hay quien sostiene que los siguientes puntos de Camino reflejan el ambiente de preguerra civil y mundial:
    "Tras la guerra viene la paz. ¿Y qué es la paz ? La paz es algo muy relacionado con la guerra. La paz es consecuencia de la victoria!"
    "¡La guerra! -La guerra tiene una finalidad sobrenatural- me dices desconocida para el mundo: La guerra ha sido para nosotros... -La guerra es el obstáculo máximo del camino fácil- Pero tendremos, al final, que amarla, como el religioso debe amar sus disciplinas. "(Camino, máxima 311).
    "¿Adocenarte? ¿¡Tú... del montón! ¡Si has nacido para caudillo! ". (Camino, máxima 16)
    "¡Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo (...)". (Camino, máxima 833)
    "Si sientes impulsos de ser caudillo, tu aspiración será: con tus hermanos, el último; con los demás, el primero". (Camino, máxima 365)]
  22. Ynfante, Jesús, Opus Dei, Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996, pp. 152 y 153, y con funciones particulares, en el caso de las numerarias auxiliares (antes llamadas sirvientas).
  23. Constituciones de 1950, norma 440, sección 1, punto 2).
  24. Así lo indican, sobre la base de numerosos documentos y testimonios, biógrafos del Fundador del Opus Dei como Vázquez de Prada, Dolz, Urbano, Berglar (que escribió su biografía sin ser aún del Opus Dei, pidiendo la admisión años más tarde), etc., e investigadores independientes como Allen y Messori.
  25. Por deseo de Josemaría Escrivá, desde 1956, comenzó a ser obligatorio dentro del Opus Dei, como saludo al Padre, besarle la mano con la rodilla izquierda en el suelo.
  26. Los estatutos de 1950 tienen 479 normas escritas en latín, la norma 194 prohibía expresamente traducirlo a otras lenguas y divulgarlas: "Estas Constituciones, las instrucciones publicadas y las que puedan en lo futuro publicarse, así como los demás documentos, no han de divulgarse; más aún, sin licencia del Padre [Escrivá], aquellos de dichos documentos que estuvieren escritos en lengua latina ni siquiera han de traducirse a las lenguas vulgares." Sin embargo, los estatutos del Opus Dei fueron publicados de forma extraoficial en 1970 en París como apéndice en un libro de Jesus Ynfante titulado "La prodigiosa aventura del Opus Dei: génesis y desarrollo de la Santa Mafia", bajo la denominación de "constituciones secretas".
  27. Para la columba eucarística en relación con el arte paleocristiano, véase el artículo "La exposición del Santísimo" en "Alfa y Omega" núm. 144 de 19-XII-1998.
  28. Domenico Roy Palmer. Araldo del Vangelo. Studi sull'episcopato e sull'archivio di Giacomo Lercaro a Bologna (1952-1968). Bologna: Il Mulino, 2004, pp. 286-287.
  29. Cuenta Luis Carandell en su biografía sobre Escrivá, que el fundador del Opus Dei fue a inaugurar un centro de la Sección Femenina dedicado a escuela de hogar. Aquel día, la decoración del local a cuya inauguración asistía no le debió gustar y comenzó a ponerse de mal humor. Escrivá se fue poniendo cada vez más nervioso y llegó un momento en que se acercó a una puerta y dijo: "Esta moldura es una porquería." Y tomando un extremo de la moldura, tiró de ella y la arrancó de cuajo. Luego hizo lo mismo con otras molduras de la misma puerta y con las de las ventanas más próximas. [Carandell, Luis, "Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer", Deriva, Madrid, 1992, pp. 153-154]. Ahora bien, el historiador católico conservador Ricardo de la Cierva, que mostró la supuesta falsedad en la obtención del Marquesado de Peralta por parte del fundador del Opus Dei, concede muy poco valor a la biografía de Carandell, hasta el punto de tacharla de "jocosa y estúpida" en el capítulo 9 de su libro Las Puertas del Infierno
  30. En Madrid, una de las personas que intervino en la obtención del título nobiliario fue Alfredo López, miembro supernumerario del Opus Dei, que se encargó como subsecretario del Ministerio de justicia de gestionar directamente la concesión del marquesado de Peralta; para más detalles véase Jesús Ynfante: "El santo fundador del Opus Dei", Cap. 9
  31. Véase
  32. Ver el controvertido artículo de Ricardo de la CiervaFalsificación del marquesado de Peralta Libro: Los años mentidos. Cap. X (páginas 143 a 158) Autor: Ricardo de la Cierva. Editorial Fénix. Donde se exponen los datos de su investigación. Por otra parte según, el hermano del Fundador, Santiago Escrivá de Balaguer, "fue una decisión heroica, porque sabía muy bien que de aquella decisión él sólo recibiría críticas y daría ocasión a calumnias y difamaciones; pero Josemaría era profundamente justo y no quería privarnos, sólo por esa razón, de ese derecho. Hizo siempre lo que pensaba en conciencia que debía hacer: obraba cara a Dios, y nos enseñó, ante la maledicencia, a perdonar y a olvidar... Actuó de forma solidaria conmigo y, pasado el tiempo oportuno, sin haber usado nunca el título -jamás tuvo la intención de utilizarlo- me lo cedió." [2]
  33. Véase la"Breve semblanza"en la página web del Vaticano.
  34. Josemaría Escrivá de Balaguer. Itinerario de la causa de canonización, Madrid, Palabra, 1991, p. 23. De los 69 cardenales, 241 arzobispos y 987 obispos que se mostraron favorables a Josemaría, 128 (menos de un 10% del total) lo habían conocido personalmente, un número que, considerado en sí mismo, no deja de ser elevado. Entre ellos, Mons. García Lahiguera, que fue arzobispo de Valencia, y que lo trató durante más de 40 años.
  35. Dudas y textos Josemaría Escrivá, Un Sembrador de Paz, por José Miguel Cejas
  36. En la misma ceremonia es beatificada la religiosa canosiana sudanesa Josefina Bakhita)
  37. Artículos de El País yEl Mundo sobre la canonización.
  38. Opus Dei - Blog no oficial: septiembre de 2001
  39. Es interesante señalar que Josefina Bakhita, beatificada a la vez que Josemaría Escrivá, será canonizada antes que él
  40. Kenneth Woodward, periodista de la revista Newsweek, que escribió el libro La fabricación de los santos subtitulado "Cómo la iglesia católica determina quién se convierte en santo, quién no, y porqué" (1990), dice que el oponente oficial, fue puenteado y que importantes testigos críticos con el opus no fueron llamados. Según él, no es cierto que oyeron a once críticos de la canonización de Escrivá, sino que solamente había uno. Rechazando de entrada miembros cercanos al fundador, entre ellos: Maria del Carmen Tapia, Miguel Fisac, el padre Vladimir Feltzman y John Roche. A este respecto hay que decir que los nombres de los testigos contrarios fueron introducidos por la Postulación del Opus Dei en la propuesta de testigos para la Causa. Sin embargo, fueron rechazados por el Tribunal. El Opus Dei también incluyó en la documentación las publicaciones contrarias a Escrivá publicadas hasta entonces (cfr. Josemaría Escrivá de Balaguer. Itinerario de la causa de canonización, Madrid, Palabra, 1991). Woodward también afirma que los consultores eran principalmente italianos y miembros del Opus Dei. Sin embargo, a pesar de que, según la praxis vigente en la Congregación para las Causas de los Santos, los nombres de los consultores no se pueden hacer públicos (ni, por tanto, su procedencia), en el proceso se hizo constar explícitamente que ninguno de ellos pertenecía al Opus Dei. Además, Woodward incide en que la abundancia de recursos económicos del Opus Dei fue utilizada para presionar financieramente sobre centenares de obispos, especialmente del tercer mundo, para enviar informes favorables a los que llevaban el proceso de canonización en Roma. Sin embargo, para el juez del proceso (el padre Rafael Pérez, agustino que durante años fue Abogado del Diablo mientras existió esta figura), esta acusación es insostenible: "No se hace caso de ningún tipo de presiones. Sería casi imposible e ineficaz que las hubiera, porque en cada uno de los distintos pasos intervienen muchas personas", dijo en una entrevista aparecida en el periódico Heraldo de Aragón el 1 de diciembre de 1991. Woodward alega que 1300 obispos se mostraron favorables a Josemaría, pero que de todos ellos, solamente 128 habían conocido personalmente a Escrivá. Número éste que, a pesar de la valoración de Woodward, no deja de ser elevado. La revista Newsweek averiguó también que dos de los jueces, Mons. Luigi De Magistris, y Mons. Justo Fernández Alonso, rector de la iglesia nacional española en Roma, no aprobaron la causa. De hecho, uno de los disidentes escribió según su informe, que la beatificación de Escrivá podía causar grave escándalo público en la iglesia.
  41. El arzobispo de París, en 1979 afirmó que si “la Iglesia reconociese la santidad de Monseñor Escrivá (…), el mundo entero obtendría un gran beneficio”, o el del Cardenal Frantisek (arzobispo de Praga), que dijo pocos meses después de su fallecimiento: “su muerte ha sellado una ejemplar vida cristiana y sacerdotal, modelo para la Iglesia”. Mons. García Lahiguera, arzobispo de Valencia, que trató a Escrivá durante más de 40 años, dijo que “contemplando su vida” se podía decir que “Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás era un santo”, y el Cardenal Ángel Suquía afirmó en la clausura del Proceso de Virtudes (paso previo a la canonización) que tenía la “segura esperanza” de que su canonización serviría “para despertar y promover deseos y propósitos de santidad” (éstos y otros testimonios en Josemaría Escrivá de Balaguer. Itinerario de la Causa de Canonización, Op. cit., pp. 77-91).
  42. A partir de 1982, después de conseguir el estatuto de prelatura personal, el número de miembros del Opus Dei debía ser comunicado a las autoridades eclesiásticas. Para cumplir con el requisito, la guía oficial de la Iglesia, el Anuario Pontificio, reconoce en el año 1986, en el apartado de prelatura personal, como miembros, a 1.217 sacerdotes, 56 nuevos sacerdotes y 352 seminaristas mayores; y tres años más tarde en el Anuario Pontificio de 1989, aparecía la cifra de 74.401 laicos, que si se añaden a los sacerdotes y seminaristas citados anteriormente suman alrededor de 76.000 miembros. Con esta cifra de más de setenta mil miembros se siguieron manteniendo hasta finales del siglo XX
  43. En cualquier caso, según sus partidarios el uso del término "obediencia ciega" podría entenderse como una hipérbole literaria, lo cual quedaría apoyado por estas palabras de Escrivá: "No concibo que pueda haber obediencia verdaderamente cristiana, si esa obediencia no es voluntaria y responsable. Los hijos de Dios no son piedras o cadáveres: son seres inteligentes y libres, y elevados todos al orden sobrenatural, como la persona que manda. "Espontaneidad y pluralismo en el pueblo de Dios". Entrevista publicada en la revista Palabra, octubre de 1967, y aparecida en el libro Conversaciones con Mons. Escrivá de Balaguer, Madrid, Rialp, 1968, n. 2
  44. Estatutos del Opus Dei art. 83
  45. Allen, John, Jr. (2006): Opus Dei. Una visión objetiva de la realidad y los mitos de la fuerza más polémica dentro de la Iglesia católica. Barcelona, Planeta.
  46. "La mujer en la vida del mundo y de la Iglesia", en "Conversaciones con Mons. Escivá de Balaguer", n. 87
  47. BBC Mundo | Opus Dei: radiografía
  48. "Aparte de las loables costumbres de la prelatura, las fieles simplemente numerarias, pero no auxiliares, retengan la siguiente: a saber, la de dormir en lecho de tablas, a no ser que en atención a su mal estado de salud otra cosa dispusiere la directora de la casa" (norma 447 de las Constituciones de 1950)
  49. A una mujer que, sin guardar cama, tiene algún impedimento físico para acudir al confesonario, se le puede atender excepcionalmente en la sacristía o en una sala de visitas. En ese caso, se utiliza siempre una rejilla portátil y, desde luego, la puerta de la habitación se deja completamente abierta". Vademecum de sacerdotes, pags.45 y 58
  50. "Siempre se ha vivido, hasta en el detalle más pequeño, esa distancia —cincuenta mil kilómetros— entre los varones y las mujeres de la Obra, sin consentir nunca, por ningún motivo, la más pequeña excepción a este principio tan claro del espíritu del Opus Dei; y esto se aplica, con más rigor si cabe, a los sacerdotes. Nuestro Padre comentó alguna vez que prefería que sus hijas murieran sin los últimos sacramentos —porque estaba cierto de que aun así morirían como unas santas—, a que los sacerdotes fueran sin necesidad a los Centros de mujeres". Vademecum de sacerdotes, pag. 59
  51. "Las que sirven la mesa, lo hacen con el mayor silencio. Si el Director hace alguna indicación, se limitan a atenderla sin hablar. (...) Las Numerarias llevan una bata blanca mientras hacen los trabajos de la Administración. Las demás llevan siempre una bata modesta, para hacer los trabajos de la Administración; y visten de uniforme, también modesto, cuando atienden la portería y el comedor. El peinado recogido es parte del uniforme. (...) Los residentes no hablan para nada con las personas de la Administración, ni saben sus nombres. No las ven nunca, excepto a las que sirven la mesa; la comunicación entre las dos casas tiene dos cerraduras distintas, una a cada lado de la puerta; o incluso dos puertas, cada una con distinta cerradura". Regulae internae pro Administrationibus, Roma, 1950.
  52. Véase el Evangelio según Lucas 1,38.
  53. "Ninguno de mis hijos puede descansar satisfecho si no ha traído cuatro o cinco vocaciones fieles cada año". Josemaría Escrivá en Crónica, VII, 1968
  54. "Salid a las carreteras y caminos y empujad a los que encontréis para que vengan y llenen mi casa; empujadlos ... nosotros debemos estar un poco locos ... vosotros debéis mataros por el proselitismo"... [El Fundador, Crónica. IV , 1971].
  55. "Id a por los mejores... sin tener miedo de interferir en las vidas de los otros" [El Fundador, Crónica, IV, 1964].
  56. Número 800.
  57. Así lo expresa en el punto número 677 de su libro “Camino”, que dice: «Honores, distinciones, títulos... cosas de aire, hinchazones de soberbia, mentiras, nada.»
  58. Según Luis Carandell, cuando el gobierno español le concedió la Gran Cruz de Carlos III, sus seguidores en España mandaron labrar en oro la condecoración que debía imponérsele. El fundador la devolvió con cajas destempladas exigiendo que la Gran Cruz fuese de brillantes. [Carandell, Luis, "Vida y milagros de monseñor Escrivá de Balaguer", Deriva, Madrid, 1992, p. 97]. Sobre la fiabilidad de esta biografía véase el comentario de Ricardo de la Cierva recogido más arriba. No hay otro testimonio para este episodio.

Bibliografía sobre Josemaría Escrivá y el Opus Dei

Biografías

Véase también

Enlaces externos